MIRTILO.
Pues escucha; que esto sabes,
Y yo de ignorarlo muero.
¿Quién es un cielo de fuego
Donde está mi perdición,
1575
Una hermosa exhalación
Que deslumbra y huye luego,
Una gloria sin sosiego,
De ángel vestida una fiera,
Una divina quimera,
1580
Un pesar como placer,
Un cielo como mujer,
A quien vi desta manera?
Esa pequeña provincia
Que yace en la opuesta márgen
1585
De Alfeo, y el mar y Alfeo
La ciñen por ambas partes,
Fuerte regular de flores
Cuyos rebellines bate
Líquido ingeniero el rio
1590
Con pólvora siempre errante,
Es Elide, patria mia,
Mas no patria de mis males,
Que estos nacieron despues;
Mas con tal maña y tal arte,
1595
Que vinieron extranjeros
Y se han hecho naturales.
Allí ignorada y oculta
La dura ciencia de Marte,
En la caza y en la pesca
1600
Se imita, si no se sabe.
En esto mis verdes años
Pasaba; y porque es desaire
De un corazon bien nacido
No vestirse de pesares,
1605
De una pastora los ojos
Hicieron que me aliñase
De unos cuidados al uso,
Que los padece el semblante
Sin saber el alma dellos;
1610
Que solo sirven de traje.
Pasaba pues deste modo,
Afectando con el arte
Una esclavitud compuesta
De interiores libertades;
1615
Cuando (pasando en silencio
Lo que al intento no hace
Del asunto de mi vida,
Y aquellos frívolos lances
Que sirvieron de episodio
1620
Al poema de mis males)
Volviendo en mi barca un dia
Lleno de triunfos errantes
De escamosos prisioneros,
Al trasmontar de la tarde,
1625
Por donde mas dilatado
De Elide y Arcadia se hace
Garganta undosa el Alfeo
Que escupe en el mar cristales;
Dando á la arena las redes
1630
Y soltando por el márgen
Los palpitantes cautivos
(Libertad que no les vale),
Doy cabo al barco; y apénas
En breves seguridades
1635
Fio el barco de la cuerda
Y encargo la cuerda á un sauce,
Cuando en repetido estruendo
De armas y voces distante,
Quejas oigo, ya remisas,
1640
Y golpes que suenan tarde.
Atiendo mas, y el oído,
Que es árbitro deste exámen,
Averigua que el rumor
Dentro de las ondas nace.
1645
Curioso valor me alienta,
Desato el barquillo frágil,
Y porque ya de las sombras
Se estaba vistiendo el aire,
Rústica antorcha de tea,
1650
Prevencion que el barco trae,
De sus parajes incierto,
Me enciende centella fácil,
Que á tres preguntas de golpes
Responde en dos pedernales.
1655
Hágome al agua resuelto,
Pulsa el remo sus cristales,
Y al rumor, norte elocuente,
Sigo el rumbo del viaje.
Mas y mas me acerco al ruido,
1660
Y mas y mas formidable,
Ya crece, ya se percibe,
Ya se alcanza, ya se sabe:
Combate no numeroso,
Si bien sangriento combate,
1665
Ya cuerpos, ya sangre arroja
Al mar, de un breve patache,
Que en un escaso bajío
Surto y encallado yace.
Poco á poco la contienda
1670
Va sonando ménos que ántes,
Va reduciéndose á ménos
Y desmayando el coraje,
Y ya apurado el ruido,
Veo que llega á estrecharse
1675
La lid solo á dos que restan
De tanta vertida sangre.
Subo al patache, resuelto
A dividir el combate,
Y en su plaza de armas breve
1680
Veo anhelar por matarse
Dos obstinados mancebos.
Quita la espada á un cadáver;
Y cuando á golpes les pido
Con la espada á un cadáver;
1685
Y cuando á golpes les pido
Con la espada que se aparten,
Oigo voces de mujer,
Que nueva piedad me hacen.
Acudo pisando horrores
1690
Sobre mil huellas mortales;
Llego atrevido á la popa,
De donde las voces salen;
Hallo cerrada la puerta,
A mi ardor materia frágil
1695
(Que á dos impulsos del pié
No fue menester la llave);
Y al entrar, una mujer
Llorosa á mis piés se abate;
Y ántes de escuchar sus penas,
1700
Antes que las pronunciase,
La vista embarga al oído,
Que mirando hacia otra parte,
Vió un cielo, un sol con eclipse
Que desta manera yace.
1705
Desmandado el cabello en ley incierta,
Al corazon la sangre retraida,
Desmayada con garbo de dormida,
Y dormida con aire de despierta;
Poco cierto el vivir, la beldad cierta,
1710
El alma sin obrar, en sí encogida,
Para poder matar como con vida,
Y para no sentirlo como muerta;
La vi; y al irla á hablar, dije advertido:
«Si lo hermosa de ingrata es argumento,
1715
Demayada y beldad, no tendrá oído:
Luego en vano es decirla lo que siento;
Que mal podrá sentirlo sin sentido,
Si aun con él no tuviera sentimiento.»
–Suspenso á tanta hermosura
1720
Quedé en absortas piedades,
Como si naciendo ciego
Un hombre, vista cobrase,
Y viento el sol de repente
Tan superior, tan distante
1725
De la idea que habia hecho,
Dijera mudo y cobarde:
«¡Qué diferente es el sol
De lo que en la idea cabe!
¡Qué otro era el sol que veia
1730
Allá en mis obscuridades».
Así en un instante, docto
De amor, probé en un instante
La experiencia de las penas,
El saber de los pesares;
1735
Que aquí entraron padecidas,
Y solo nombradas ántes.
Dudosamente suspenso
De tan equívoco trance,
Ya faltaba á su remedio,
1740
De que recuerdo me hace
La otra mujer que me dijo:
«Mancebo, pues tus piedades
Se indician de tu valor,
Y casi difuntos yacen
1745
Los dos que ya inútilmente
Por esa beldad combaten,
Sácanos destos horrores
A aquesa vecina márgen.»
Y yo asistiendo á su arbitrio,
1750
Con justas temeridades
Cogí en mis brazos el cielo:
¡Muérase de envidia Atlante!
Reclinó el cuello en mis hombros;
Y como sentí abrasarme,
1755
El rostro volví, creyendo
Que eran llamas materiales;
Y no era sino el cabello,
Que en dulces actividades,
Peinado elemento, ardia
1760
Con incendios mas suaves.
En esto vi que su rostro
Del mio empezó a apartarse
Con unos como desdenes,
Que sin eleccion se hacen;
1765
Y yo enamorado y loco,
Quise ver…