Jean de Rotrou, Don Lope de Cardone, tragicomédie

Don Lope de Cardona, tragicomedia





Texto utilizado para esta edición digital:
Rotrou, Hean. Don Lope de Cardona. Traducción versificada y notas de Ángeles García Calderón y Miguel Ángel García Peinado, para la Biblioteca Digital EMOTHE. Valencia: ARTELOPE - EMOTHE Universitat de València, 2023.
Codificación del texto digital para EMOTHE:
  • Tronch Valls, Carme

Nota a esta edición digital

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EDICIONES DE LA OBRA

Tres son las ediciones que podemos consultar de la obra:
-Dom Lope de Cardone: Tragi-comédie et dernier ouvrage de Mr de Rotrou. Paris: Cuez Antoine de Sommaville, M.C. LII. (Única edición publicada en el XVII, dos años después de la muerte del autor).

-Œuvres de Jean Rotrou. Éditées par Emmanuel Louis Nicolas Viollet-le-Duc. Tome cinquième. Paris: Chez Th. Desoer, 1820, pp. 493-495. (Slatkine Reprints, 1967).

-Jean de Rotrou: Théàtre complet 13: Don Bernard de Cabrère, Don Lope de Cardone, Poésies. Textes établis et présentés par Perry Gethner et Jean-Yves Vialleton. Paris: Société des Textes Français Modernes, diffusion-distribution: Classiques Garnier, 2019. (La preparación, presentación y anotación de Don Lope de Cardone corresponde a Perry Gethner).


NOTICIA HISTÓRICA Y LITERARIA

NOTICIA HISTÓRICA Y LITERARIA SOBRE DON LOPE DE CARDONA

Elisa, hermana de don Lope de Cardona es amada por don Pedro, hijo de Felipe, rey de Aragón; pero ella sólo responde a este amor con la aversión más manifiesta, no pudiendo olvidar que este príncipe ha matado en duelo a su amante don Luis. Mientras que don Pedro se entrega a la desesperación que le causan los rigores de Elisa, don Lope de Cardona y don Sancho de Moncada, amigos y generales de los ejércitos de Felipe, regresan victoriosos, atribuyéndose mutuamente la superioridad que han obtenido sobre el enemigo. Deseoso de recompensar su valía, el Rey se compromete a concederles la primera petición que le hagan. Ambos están enamorados de la Infanta, hermana de don Pedro; pero no se atreven a confesar su amor, y el Rey encarga a su hija que averigüe por sí misma qué es lo que más halagará sus deseos. El motivo que les impidió hablar ante el Rey no los deja explicarse en presencia de la Princesa; pero su vergüenza les aclara sus mutuos sentimientos, y como rivales, aunque todavía amigos, se sienten obligados a matarse mutuamente. Sin embargo, siguiendo muy sabios consejos, acceden a interrogar a la Infanta y respetar la preferencia que ella de a uno de ellos. Ella ama en secreto a don Lope de Cardona; pero don Pedro, con la esperanza de obtener la mano de Elisa haciéndose acreedor a ella por haber decidido a su hermana a favor de don Lope, ruega a la Infanta que oculte sus sentimientos: siendo equívoca su respuesta, los rivales ponen en ejecución su lucha; don Sancho resulta gravemente herido. La princesa, sabiendo que el Rey, informado de su plan, les había prohibido combatir sos pena de sus vidas, no puede evitar manifestar el sentimiento que experimenta por Cardona; y Felipe, para satisfacer todos sus deberes, concede la mano de su hija a don Lope de Cardona, pero le anuncia que luego llevará su cabeza al patíbulo. El Rey, que veía con pesar el amor de don Pedro por Elisa, había prometido al Príncipe concederle una gracia si superaba esta fatal pasión. Don Pedro llega a anunciar a su padre que renuncia a Elisa, y le suplica por la vida de Cardona. Elisa, conmovida por esta muestra de generosidad, acepta casarse con don Pedro, y este doble himeneo pone fin a la tragedia.
Aunque inferior a las dos obras precedentes de Rotrou, ésta no carece del interés romántico que contaba con tantos seguidores en la época; sin embargo, la doble trama que contiene debe necesariamente hacerle perder interés. El estilo de esta obra es digno de su autor, tras cuya muerte se imprimió.


PERSONAJES

DON FELIPE, Rey de Aragón
DON PEDRO, hijo de don Felipe
DON LOPE DE CARDONA, general del ejército
DON SANCHO DE MONCADA, general del ejército
DON FERNANDO DE MONCADA, padre de don Sancho
TEODORA, Infanta de Aragón
CINTIA, dama de honor de Teodora
ELISA DE CARDONA, hermana de don Lope
LUCIA, sirvienta de Elisa de Cardona
OCTAVIO, gentilhombre de don Pedro
Guardias

La escena se desarrolla en Zaragoza


Como bien afirma Christophe Couderc la nota 12 de un documentado trabajo:

La crítica suele considerar que, como en el caso de La Belle Alphrède, Rotrou copia solamente el título de la comedia de Lope. Birkemeier considera en cambio que es una “contaminación” (combinación) de varias fuentes y propone la lista de una serie de coincidencias de detalles y, sobre todo, explica que es una especie de remake de tres de sus piezas anteriores, todas con fuentes españolas (“Lope de Vega y el teatro francés del siglo XVII”, Anuario Lope de Vega. Texto, literatura, cultura, XXIII (2017), pp.78-103. p.83, nota 12).

No obstante, el propio Birkemeier (citado por Christophe Couderc) aunque defienda la contaminación, no excluye la opinión de gran parte de la crítica:

En lisant la critique littéraire concernant Rotrou et ses imitations du théâtre espagnol, on peut facilement en venir à la conclusion que Don Lope de Cardone (1649) de Rotrou n’a rien à voir avec Don Lope de Cardona de Lope de Vega. Dans sa dissertation, Steffens affirme que les deux pièces n’ont, à part leur titre, rien en commun. Federico del Valle Abad se limite à rappeler brièvement le contenu des deux pièces, sans les comparer, et à rapporter l’opinion d’autres critiques comme Martinenche qui ne voit pas d’influence de la pièce de Lope sur celle de Rotrou. Selon Schüler, Rotrou emprunte seulement le titre de Don Lope de Cardona, et c’est pourquoi la pièce de Rotrou n’a pas de place dans son étude (Sven Birkemeier Jean Rotrou adaptateur de la comedia espagnole. Tesis Doctoral de la University of Amsterdam, UvA-DARE (Digital Academic Repository), 2017, p. 70).


ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

ELISA, LUCÍA

ELISA
1
Lo repito, Lucía, tras este alegato,
2
nunca más me hables de ello, no tengas la imprudencia;
3
no te intereses más por cómo elijo amantes,
4
deja que mi pasión se mueva libremente;
5
en esta alma ultrajada no prometas espacio,
6
no combatas su odio ni enajenes su gracia;
7
ese que tu describes con tantos atractivos,
8
antes colocaría un puñal que sus dardos;
9
y mientras que mis días se sigan sucediendo,
10
la muerte de don Luis desangrará mi alma.

LUCÍA
11
Veis mal en mi alma cuando vos me achacáis
12
el que a vuestros galanes vuestra gracia adjudico;
13
y por la cobardía de un acto tan vil,
14
se precisa un alma muy baja y servil;
15
no pude ver los males que sufría el Príncipe
16
por vuestras crueldades, llorando sus cadenas;
17
solo por mí se atreve a abriros su mente,
18
y estos son los motivos que a mí me han guiado.
19
Vuestra inhumanidad no puede aprobarlos:
20
vos me imponéis silencio, y hay que respetarlo;
21
pero no apruebo nada vuestra extrema dureza,
22
cuya obstinación os cuesta una Diadema.

ELISA
23
Aunque a mis pies pusiera todo el Universo,
24
el no quebrantaría mi gran obstinación.
25
Quiero, cual rival dura y generosa amante,
26
presentarle a mi siglo a una chica tenaz,
27
y, por una virtud que dañar no se pueda,
28
honrar a nuestro sexo y marcar su poder.
29
Tu destreza, Lucía, es una astucia inútil,
30
supone un vano esfuerzo contra un alma inmutable.
31
Si su brazo no hubiera dentro de la figura
32
tanto amor encerrado como mi enamorado,
33
si en los desasosiegos de una nueva pasión
34
mi pena acceso libre dejado hubiera en mi alma,
35
no sabe cómo hacer para desearle el bien,
36
y por su propio amor es indigno del mío.
37
Mantengo un alma grande, o, si quieres, altiva,
38
que detesta ver nada que sea bajo o vulgar;
39
estas viles deshonras, estas cobardes penas,
40
y estos afeminados y serviles deberes,
41
perciben su alma baja y su espíritu enfermo,
42
y nada hay que me afecte o persuadirme pueda.
43
El cetro que el espera, su rango y dignidades,
44
no pueden deslumbrarme entre estas ruindades.
45
Un altruista despecho, una ira magnánima,
46
una noble violencia ganarían mi estima;
47
y quien puede sufrirme tras de tanto rigor,
48
no puede mucho amarme con poco corazón.
49
Sufre en la pena mía, con que me has distraído,
50
en esta soledad un momento de abrigo,
51
ve si el enviado que en casa del Rey aguardan
52
sabe si mi hermano, llega y algo me ha enviado.
(Lucía sale)
53
Vuelve, caro sustento de mi triste memoria,
54
a apoyar mi constancia y a aguantar mi gloria:
55
todo muerto sangriento vuelve a mi corazón,
56
oh, mi caro don Luis, combate a tu campeón.
57
El lleva al combate armas muy peligrosas;
58
de la fe de un Imperio esgrime los encantos.
59
Camina rodeado de todo el esplendor
60
que de un fuerte Monarca despliega la grandeza:
61
y tú, entre la noche eternamente oscura,
62
solo oponerle puedes un fantasma, una sombra.
63
mas esta sombra borra en mi pecho su orgullo;
64
no puedo preferir su trono a tu ataúd,
65
y sacrificaré, de un plan noble y firme,
66
todo el fuego de mi alma a las cenizas que aísla.
67
Su fasto desea en vano seducir mis dolores;
68
nada gusta a mis ojos a través de mis lágrimas;
69
tu fuiste mi gran gloria, y mi triste aventura,
70
encierra mis deseos dentro de tu sepulcro.
71
¡Mas, Dioses! ¡Es el Príncipe! ¿Qué sombríos lugares
72
podrán bajo estos árboles ocultarme a sus ojos?

(Ella sale)

ESCENA II

EL PRÍNCIPE, OCTAVIO

EL PRÍNCIPE
73
No, no, padre incongruente, este amor frenético
74
nada que ver tendrá con vuestra ley política:
75
para hablar de ello vuestra opinión llega tarde;
76
el Amor y el Estado tienen agentes propios;
77
contra lo que prescriben vuestras reglas son vanas,
78
y la creencia en reinar no me quita mis cadenas.

OCTAVIO
79
Este empeño proviene de un poderoso hechizo.
80
Ya veis que hastío siente vuestro padre por ello;
81
y que, para curaros y expulsar de vuestra alma,
82
tras tantas languideces, esta pasión fatal,
83
os da a elegir incluso sus Estados.

EL PRÍNCIPE
84
Cuando el alma no es de uno, no disponemos de ella.
85
Un hastío me abruma, un fuego me consume,
86
y apenas me han dejado sentimientos de hombre,
87
y no retengo nada de este ciego amor,
88
de la honra de la sangre de la que yo nací.
89
¿Era este el corazón, esclavo de una moza,
90
que tanto desafiara a las fuerzas de Castilla?
91
¿Fue el mismo que me hizo afrontar el peligro
92
incluso intramuros de Túnez y de Alger,
93
llevando el terror del ocaso a la aurora,
94
en la orilla griega y en la orilla mora?
95
¿Son esos los avances por rivales temidos,
96
y el buen futuro que el Cielo me ha prometido?
97
Os creéis autores de los bienes humanos,
98
Astros, os engañáis, vanas vuestras promesas:
99
ni uno de los curiosos que las han acatado
100
tanto desdén notara en mis días futuros;
101
nadie me amenazó con tan indigna carga;
102
¡me hicieron esperar la honra de las almas!
103
¿Qué homenajes, ¡ay!, procurarme debierais,
104
si incluso con grilletes no pueden soportarme;
105
si de tanto desprecio mi servicio es el blanco;
106
si, sometido, lánguido y siervo, me rechazan?

OCTAVIO
107
¡Y aún me hacéis halagar vuestro afecto!
108
¡Un remedio ofreceros, para vos un tormento!
109
No me atrevo a hablaros, nada os predispone.
110
¡Quién curarse no quiere es que está muy enfermo!
111
Si vos me permitierais hablaros libremente,
112
os diría: ‘se ríen, padecéis de ceguera’;
113
y que toda la Corte permite en secreto,
114
tras de tanto desdén, la aversión de Elisa.
115
Por mí, que no procedo de sangre cual la vuestra,
116
que presumir no puedo de ilustres cualidades,
117
que no tengo esperanza en común con la vuestra,
118
y cuya única dicha es estar a vuestras órdenes,
119
todo lo que Natura tuviera de agradable,
120
no me obligaría a amar ingratamente,
121
y al segundo revés volvería mi franqueza.

EL PRÍNCIPE
122
¿Tú hablas sin temblar cuando hablas de Elisa?

OCTAVIO
123
¿Tanto es el ruido de los delitos que comete?
124
Solo vos gemís de los corazones que atrapa,
125
y no encuentro a nadie...

EL PRÍNCIPE
¡Temerario! ¡Insolente!

OCTAVIO
126
Siempre tenéis razón cuando os enojais.
127
Pero si no es lícito replicaros en nada,
128
si depender de vos solo es para halagaros,
129
si de la evidencia prohibís que se hable,
130
vos y yo interpretamos a un mal personaje.
131
Reyes y amantes tienen este común defecto:
132
si no los lisonjeas les resultas incómodo;
133
y si en su estima uno un lugar reclama,
134
el mentir lo propicia, la franqueza lo ahuyenta.
135
Debe un horrible hechizo ocupar vuestras mentes:
136
me sonrojé mil veces por vos de sus desprecios.

EL PRÍNCIPE
137
Tu salvación, pérfido, como mordaz respuesta,
138
depende...

OCTAVIO
¿De halagaros?

EL PRÍNCIPE
De una huida rápida,
139
y sin deliberar, o...

OCTAVIO
Os abandono ¡Oh Cielos!
140
¿Quién puede gobernar a esta mente iracunda?

(Se va)

EL PRÍNCIPE
141
(solo)
¡Extraña tiranía, y rigor sin igual,
142
la de aceptar consejos, leyes de los demás!
143
¡Del deber a mi padre, al Estado, a la Corte,
144
y hasta a mis gentes, del móvil de mi amor!
145
¡De no poder quejarme de un injusto poder,
146
y de no soportar el Imperio con licencia!
147
¡Que padezcan mi herida y la dejen sangra!
148
El mayor de mis males es verlo rechazado.
149
Bien poco es que una moza insolente me rete,
150
mi palabra es esclava, mis miradas forzadas;
151
mis juicios se entorpecen ¿Que crimen cometí,
152
que por amar yo deba tener tantos rivales?
153
Yo no invado su celo, sus trabajos, ni insomnios;
154
la historia de mis males no aturde sus oídos,
155
inútilmente adoro insensibles encantos:
156
pero, ¿por qué se quejan, si no me quejo yo?
157
Solo a vosotros quéjome, amigos solitarios,
158
Arboles, fuentes, ríos, fieles confidentes,
159
únicos cuyas voces halagan mi inquietud,
160
testigos verdaderos de todos mis pesares,
161
con los que en libertad mi corazón murmura
162
el yugo insoportable de un Imperio tan cruel,
163
únicos cuya vista agrada a mi inquietud.
164
¿Quién te manda, Lucía? ¿Elisa está aquí?

ESCENA III

LUCÍA, EL PRÍNCIPE

LUCÍA
165
Sí, mas si vuestro amor no me deja halagarla,
166
no la veáis, Príncipe, evitad a esta ingrata.
167
¡Quiera Dios que supiérais con qué indignidad
168
en el mismo momento, os ha vuelto a tratar!
169
Haríais un esfuerzo en este extremo aprieto;
170
más amor por vos mismo a lograr llegaríais,
171
y os liberaríais de las leyes indignas
172
por las que la belleza sometiera a los Reyes.
173
Bien sé que esta inquietud pesa al Rey, vuestro padre;
174
y es verdad que lamento con él vuestra desdicha,
175
y es estar muy ciego, y no apreciarse mucho...

EL PRÍNCIPE
176
Admito tus consejos, mas no puedo seguirlos.
177
Toda la crueldad de que es capaz Elisa,
178
no puede alzarme contra un yugo que me agobia.
179
Llama a esta constancia fuerza, o cobardía,
180
mas, más que sus desprecios temo mi libertad.
181
Todo lo que hay de justo en el juicio de amigos,
182
de razón en mi padre, y el Estado de máximas,
183
todo mi corazón, mi fuerza y mis palabras,
184
a mis deseos no pueden alterarle el curso,
185
y reavivan mi fuego en lugar de apagarlo.

LUCÍA
186
¡Vuestra desdicha es grande, y sois digno de lástima!
187
¿Mancillar deberíais días tan preciosos,
188
en quien todo Aragón tiene puesto hoy sus ojos?
189
Don Luis a vuestros fuegos la hizo insensible;
190
y este rival vencido la hace más invencible.
191
Su sangre más ha agriado vuestro hado que atenuado;
192
él es vuestro rival aún después de muerto,
193
y, aunque frío y pálido, ocupa el lugar
194
del que ardiendo en amor insensible os expulsa.
195
¿Debo deciros todo? Su cólera excito
196
ante el menor deseo de hablarle de vos.
197
Se ha forjado en su mente mil frívolas sospechas;
198
y en su opinión yo os vendo mi discurso.
199
Un infame interés pone precio a mi crédito;
200
y en fin vuestro nombre me está tan prohibido,
201
que, cualquiera que sea mi verdadero afán,
202
jamás debo nombraros, o separarme de ella.
203
Estas son las victorias que mi inquietud os producen.
204
¿Tenéis buenos motivos de esperar grandes frutos?
205
Adiós; juzgad, Señor, lo que mi imprudencia
206
le hará presumir de nuestra confidencia,
207
y del celo inocente que mi piedad os propicia,
208
si en este encuentro su vuelta nos sorprende.
209
Dejadme.

EL PRÍNCIPE
(reteniéndola)
Aunque tu celo darme igual debiera,
210
trata de conseguirme al menos que me escuche.
211
No deseo...

LUCÍA
Aquí está, retiraos ¡Oh Cielos!

EL PRÍNCIPE
212
Voy a esperarla; avanzo y me oculto a sus ojos.

(Entra en un cenador, y las escucha)

ESCENA IV

ELISA, LUCÍA, EL PRÍNCIPE

ELISA
213
¿Has visto el correo?

LUCÍA
De eso vengo.

ELISA
Dámelo.

LUCÍA
214
Tened.

ELISA
215
(leyendo)
«A la Condesa Elisa de Cardona.
216
Mañana, amada hermana, sabréis por mi boca
217
donde vencimos a los enemigos del Rey;
218
y que, sobrepasando todo lo que le afecta,
219
ejecutamos más que habíamos prometido:
-->
220
dejad que confíe el hijo,
221
cuando hago triunfar al padre;
222
no enturbieis a mi regreso
223
con humor triste y severo
224
mi victoria ni su amor.
225
Don Lope de Cardone.»

EL PRÍNCIPE
226
(en voz baja)
¡De una ingrata hermana, al altruista y noble hermano,
227
que condena su odio y me da esperanzas!

ELISA
228
¡Juicio débil y tímido de un generoso hermano,
229
yo, ver a este asesino con ojos menos duros!
230
¡Yo, darle esperanzas a un amor que me ofende!
231
¡Hacer en la memoria un esfuerzo tan bárbaro,
232
y recibir la mano que le causó la muerte!
233
¡Mano que aún estaba exudando su sangre!
234
¡Oh frívolo consejo y ridícula esperanza!
235
¡Ah, más bien, caro objeto de un tan sensible hastío,
236
¡Antes contigo un féretro, que un trono con él!

LUCÍA
237
No oso deciros nada, y vuestra violencia
238
retiene lo que pienso bajo ley de silencio;
239
¡pero pluguiera al Cielo que vieseis como yo
240
el prodigioso efecto del mal que vos causáis!
241
Para ver impasible una amistad tan rara,
242
la insensibilidad no es algo inhumano;
243
pese a vuestros desprecios, nunca en un amante
244
reinó Princesa alguna tan soberanamente,
245
y nunca un desespero tan grande y tan funesto
246
causó tanto respeto aun siendo tan modesto.
247
¿El fuero de la sangre, que atrae a los Príncipes
248
tantos aduladores, siervos y adoradores,
249
y la banda real que aguarda a augusta frente,
250
que prende en tantos pechos un imperio tan justo,
251
tienen tan poco encanto?

ELISA
Su sangre, rango, acervo,
252
a un pecho como el tuyo podrían conmoverlo.
253
Mal se defendería; mas donde el mío mora,
254
para agitarlo hace falta un medio más sólido;
255
hay que hacerle que vea en mis ojos deslumbrados
256
la injusta condena de la muerte de don Luis;
257
y que el mismo día de nuestro matrimonio,
258
aún no terminó el curso de sus días.
259
Pero yo vi el hierro que atravesó su flanco,
260
del asesino el brazo aún teñido de sangre,
261
yo vi entre el boato de una pompa fúnebre
262
cambiar los planes de un día tan señalado,
263
a la tumba siguiendo, golpeado mortalmente,
264
a aquel que preveía en el altar nuestra boda.
265
¡Tu quieres que execrando su búsqueda importuna,
266
Por más que lo deteste, ensalce su fortuna!
267
¡No creas que un cetro es una oferta trivial,
268
y soportarlo debo porque debe reinar!
269
¡Cobarde sentimiento de un bajo nacimiento!
270
¡O de un amor prefecto negro conocimiento!
271
Amar no tiene precio, y cuando bien se ama,
272
ni los cetros, ni Estados, nada se iene en cuenta:
273
lejos de deslumbrarme, su brillantez me irrita.

LUCÍA
274
Pues bien, de su amor sopesad el provecho:
275
don Luis con honor murió en un combate
276
que arriesgaba la sangre más pura del Estado;
277
la muerte de uno de ellos fue por vuestra belleza:
278
tuvo ventaja el Príncipe, y ese es todo su crimen.
279
Otros coronarían delitos similares.

ELISA
280
¿No te tengo prohibido que me hables de ello?
281
¿Sabes con que poder de amor y pasión
282
el Conde de Benasque ha reinado en mi alma?
283
Tan solo yo lo sé, y quién me lo quitó,
284
sea cual sea su linaje, no me sojuzgará,
285
cobarde, a mis rigores, se sacrifica en vano;
286
solo golpea una roca acerada a sus gritos.
287
Todo lo que me ofrece excita mi furor,
288
su nombre, rango, anhelos. Todo lo aborrezco.

EL PRÍNCIPE
289
(entrando en escena furioso)
Pues bien, Señora, tanto mal en vuestra estima
290
preciso es que provoque un horror comprensible.
291
Ya que me ven tan bárbaro, debo serlo a mi vez,
292
y merecerme el odio a falta del amor.
293
Debo, lleno de horror, tan negro y tan terrible,
294
sin ternura ni honor tratar a una insensible,
295
transformar su odio en justo, y a la fuerza lograr
296
lo que uno por sí mismo nunca puede comprar.

ELISA
297
Príncipe, yo desciendo...

EL PRÍNCIPE
Podríais descender
298
de la sangre de César o de la de Alejandro,
299
que no os permitiría sufrir la vanidad
300
de tratarme tan cruel con toda impunidad.
301
Quise, por cualquier medio que hubiera en mi mano,
302
de dicha y gloria henchiros a vos y a vuestro hermano;
303
para hacerlo famoso y destacar su nombre,
304
las armas de Aragón puse entre sus manos;
305
y, para ver a todos, plegarse a su obediencia,
306
hasta yo renuncié a mi propio poder.
307
Si, sin rubor pudiera, con ajustada ira,
308
recordar y mostraros lo que hice por vos,
309
y que habéis pagado con un trato tan duro,
310
haría que enrojeciérais por vuestra ingratitud.
311
Vi, para bien serviros, cien medios extranjeros,
312
atravesé cien mares, franquée cien peligros
313
que cualquier otro habría creído inevitables,
314
y que no han intentado los héroes de las fábulas.
315
El ardor de agradar a este pecho inhumano
316
me puso ya al nacer las armas en la mano.
317
En todas las victorias con que llené la Historia,
318
colmé, aun sin verse, tan solo vuestra gloria;
319
serví solo al Estado por esa ambición
320
de crecer o aumentar vuestra posesión.
321
De reforzar por vos la autoridad suprema,
322
uniendo otros brillantes a vuestra Diadema.
323
Por vos España vio el terror en sus dos mares;
324
estos brazos triunfantes por vos estaban presos:
325
por vos vencí a todos, sois vos sola invencible
326
quien a mi amor opone un pecho inaccesible.
327
Mas al no ser bastante vencer ni conquistar,
328
pues vos aborrecéis de pretendiente a un Príncipe,
329
y que aun respetandoos no podré complaceros,
330
mi iracundo amor sabrá satisfacerse:
331
para justificar el horror que os produzco,
332
pasará sin respeto de la queja a los hechos.

ELISA
333
¡Cómo, ese gran Rey que esta región espera,
334
que tiene, como vos, sentimientos de Príncipe!
335
¡De real linaje y quien nace para el Estado,
336
cómo pensar podéis en tan vil atentado!

EL PRÍNCIPE
337
Vuestro desprecio...

ELISA
¡Acaso, tras esta amenaza,
338
aún vos pretendéis la parte de mi gracia!
339
¡Y vos esperaréis un trato más gentil!
340
Tendría sentimientos tan ruines cual los vuestros,
341
y bien merecería ser vuestra compañera,
342
si todo lo olvidara y a amaros llegara.
343
Cerrad, cerrad los ojos a los santos respetos;
344
construid en el aire vuestros infames planes,
345
y creed que podéis todo con toda anuencia,
346
mi honor bien sabrá cuidar de su defensa;
347
tendré, tendré memoria del momento y lugar,
348
o...

EL PRÍNCIPE
Señora, un instante.

ELISA
Adiós, dejadme, Príncipe.

EL PRÍNCIPE
349
Dejadme un corazón, del que vuestra tiranía
350
de hablarle con franqueza tiene el juicio perdido.
351
Un tímido que os sigue a pesar de vuestra ira,
352
y que ser no podría de no poder ser vuestro.
353
Si en mi furor confiara contra vuestra injusticia,
354
de un espíritu huido perdonad el capricho.
355
Todo vuestro rigor ni todo mi desespero
356
podrían alejarme del deber y sus leyes;
357
y he rechazado este pensar tan insensato,
358
este monstruoso hijo de una cólera ciega,
359
que contra vuestro honor se atrevía a rogarme,
360
y un exceso de amor me permitió escuchar.
361
Ofrezco aún mi vida, cien veces la he ofrecido,
362
si de mi rival debo repararos la pérdida.
(desenvainando la espada)
363
Mi sangre por la suya, os doy, ¿es digno precio?
364
Me hiere el hierro menos que vuestro gran desprecio.

LUCÍA
365
(deteniéndolo)
Señor...

EL PRÍNCIPE
Deja, Lucía, acabar una vida
366
yendo siempre tras de los ultrajes del destino;
367
déjame escapar de unas leyes tan duras,
368
satisfacer su odio, y una vez complacerla.

ELISA
369
(yéndose)
La ofensa recibida no puede repararse,
370
Príncipe; no muráis en la fe de halagarme;
371
sería una fe vana; vivid, y únicamente
372
aliviad vuestro espíritu de un frívolo tormento.

EL PRÍNCIPE
373
(solo)
¡Sensible expreiencia de un corazón cruel!
374
¡A qué prueba, oh Cielo, sometes mi paciencia!
375
¡Que un espantoso hechizo obnubile mi mente!
376
¡Cuánta virtud es precisa contra tanto desprecio!

FIN DEL PRIMER ACTO

ACTO SEGUNDO

ESCENA PRIMERA

TEODORA, CINTIA, EL PRÍNCIPE

TEODORA
377
¿Conocéis acaso el rango que ostentáis?
378
¿Sabéis de qué sangre viene nuestro linaje,
379
Príncipe, y que Aragón y cien climas diversos
380
sobre vos para guiarlos os vigilan de cerca?
381
¿Basta con una mente y un alma común
382
para la noble carga que espera vuestro hado?
383
¿Basta para llevar el cetro de Aragón,
384
que tengáis de un Príncipe la sangre y el nombre?
385
Un soberano debe tener otra entereza
386
que los hombres comunes y las almas vulgares.
387
De continuo el Estado, vigilando sus actos,
388
registra todo de sus mínimos pensamientos;
389
ver quiere a qué instintos lo inclina el nacimiento,
390
y hasta su corazón examina sin venia.
391
¿Qué esperanza, hermano mío, qué impresión
392
se formará el Estado al saber vuestra pasión,
393
cuyo imperio inmoral os domina y os reta,
394
y os hace rebajaros a tareas de esclavo?
395
¿La flaqueza de amar entre tanto desprecio
396
tiene que perdonarse en las mentes más cobardes?
397
Elisa vale mucho, mas ¿tiene encantos para
398
que en vuestros ojos corran lágrimas tan indignas,
399
sacar de vuestro pecho tan frecuentes sollozos,
400
y no dejaros ni un momento de reposo;
401
para alejaros de las tareas de la guerra,
402
tras llevarla a los dos extremos de la Tierra,
403
después de haberos visto, con diversas proezas,
404
cerca de hacer que todo el orbe sea español?

EL PRÍNCIPE
405
Tanto cual vos condeno este extremo cambio,
406
todos los días me lo reprocho a mí mismo;
407
detesto el ardor con el que me consumo;
408
hermana, estoy confuso, ¿mas vos habéis amado?

TEODORA
409
Mi sexo no me aparta del imperio amoroso;
410
el Amor es omnímodo en todo lo que respira;
411
pero amando, querría mantener el recuerdo
412
del rango en que nací y que mantener debo.

EL PRÍNCIPE
413
El amor no es amor cuando es tan intenso,
414
y nos quita el dominio sobre nosotros mismos:
415
pudiendo declinarle vasallajes muy bajos,
416
serías libre, hermana, a amar no llegarías.
417
Cuando al ardor culpáis del que me oís quejarme,
418
¿dudáis del esfuerzo que hice para apagarlo,
419
cuánto he combatido, cuánto he resistido?
420
Mis luchas más sangrientas no me costaron tanto.
421
Destruí de tres Reyes el Imperio tiránico,
422
Granada sometí y temblar hice África,
423
con mucho menos ímpetu del que emplear debí
424
para arrancar del pecho este espantoso estigma.
425
Mas no hay vergüenza, orgullo, ni ley que destruya
426
tan solo un recuerdo, o pensamiento de Elisa;
427
y en esta flaqueza nada me rememora
428
que Cetros para mí deba haber ni Estados.

TEODORA
429
Vuestro hastío en mi pecho halla tanta ternura,
430
que me pone al límite de mi desenvoltura,
431
y me hace lamentar el amor que he censurado:
432
si hay que amar así, yo nunca he amado.
433
Hermano, lo confieso, y soy bastante frívola
434
al jurar al amor un odio invencible.
435
Viene el Rey, revivid en el pecho abatido,
436
en su presencia al menos, de virtud un momento.

ESCENA II

EL REY, Guardias, EL PRÍNCIPE, TEODORA, CINTIA

EL REY
437
Pues bien, ¿vuestra razón os ha asesorado,
438
Príncipe, y esta furia un poco se ha aplacado?
439
emplead la ciencia que me habíais prometido;
440
sois más fuerte que todos vuestros enemigos,
441
y de vuestro valor, que a sí mismo se opone,
442
la victoria al principo parecerá difícil.
443
¿Pero sabéis la estima en la que habéis vivido?
444
Cuando vencer se quiere ya casi se ha vencido.
445
Constituis el proyecto de una gran victoria;
446
de su acaecimiento os prometo la gloria,
447
y, como advendrán vuestras grandes hazañas,
448
os he ya prometido la elección de su precio.
449
Sí, hijo mío, e incluso la fe que en vos tengo
450
de esta opción no excluye ni Cetro ni Corona.
451
Probad esta ternura que la sangre me ordena,
452
olvidad a una ingrata, y pedídmelo todo.

EL PRÍNCIPE
453
Soy un hijo cobarde del padre más altruista
454
al que la Tierra ampara y el Sol ilumina,
455
aunque este esfuerzo me costara la vida,
456
no buscaré vengar este exceso de amor:
457
sí, cuidaré, Señor, el tiempo y a mí mismo,
458
con corazón y armas para esta lucha extrema;
459
a permitirme un éxito fácil yo no me atrevo,
460
pero ya he vencido mis arranques más fieros;
461
condenando mi ardor, quejándome, azorándome,
462
hay alguna esperanza de poder apagarlo:
463
pero si de este amor puedo forzar las leyes,
464
acordaos del precio que al elegir ponéis;
465
yo no abusaré de la prueba que obliga
466
por la fuerza de sangre para mí indulgente,
467
y mi ambición no aumenta nada más este premio
468
más allá del respeto de un súbdito y de un hijo.

EL REY
469
No me reservo nada, y dejo a mi promesa
470
toda su magnitud y todo mi cariño;
471
mas, para liberaros de tan dura zozobra,
472
y obtener este premio, no excluyáis nada;
473
luchad con esa alma que violenta murallas,
474
que somete a los Reyes y que gana batallas,
475
que me da en Europa un rango tan famoso,
476
y mostrar no dejéis flaqueza en mi sangre.
477
Hijo, sé que Elisa, propicia tus anhelos,
478
es un ser adorable, y quizá venerable;
479
pero Elisa temiendo a don Pedro por esposo,
480
Elis, desdeñosa, es indigna de vos;
481
la muerte de un rival del que ella os acusa,
482
de su ingratitud es una indigna excusa.

ESCENA III

OCTAVIO, EL REY, Séquito, EL PRÍNCIPE, TEODORA, CINTIA

OCTAVIO
483
Señor, los generales, con el boato más digno
484
con el que triunfo alguno el sol iluminara,
485
bajo una espesa sombra de enseñas de Valencia,
486
donde el pueglo con ahogo forzó la afluencia,
487
para venir, postrado a vuestros pies gloriosos,
488
a descargar de lauros sus brazos victoriosos.

EL REY
489
Vamos a recibirlos; Príncipe, esta victoria
490
sin vuestro indigno amor os debiera su gloria.
491
Pero aquí están.

ESCENA IV

DON LOPE, DON FERNANDO, DON SANCHO, EL REY, EL PRÍNCIPE, TEODORA, OCTAVIO, Séquito

EL REY
Venid, magnánimos rivales,
492
a extremos de la tierra a ampliar vuestras proezas;
493
ilustres compañeros de bellas aventuras,
494
por quienes vuestros nombres pasarán al futuro,
495
venid, mezclad conmigo vuestros invictos brazos,
496
famosos por la sangre y por tantas batallas.
(A don Fernando)
497
Y estos grises cabellos, que aún venera África,
498
de este hijo generoso, padre digno y virtuoso,
499
don Fernando, uníos con todo Aragón,
500
a los triunfos en los que el guía fue su brazo.

DON FERNANDO
501
Gran Rey, si sus proezas tienen mérito alguno,
502
mi mano vuestro amparo os paga con la suya,
503
y bendecir celebro el dichoso momento,
504
en que, para a vos dároslo, me lo diera el Cielo.

EL REY
505
Como por su valor el Cielo me es tan próspero,
506
por su suerte también obraré como padre;
507
por ellos esforzándome, su renombre elevando
508
tan alto como han puesto la gloria de Aragón.

DON SANCHO
509
Exhibir no podíamos un valor ordinario,
510
guiados por vuestros lábaros y por vuestra fortuna.

DON LOPE
511
Guiaba ella nuestros brazos, regía nuestros golpes:
512
es combatir seguro el hacerlo por vos.

EL PRÍNCIPE
513
(en voz baja)
¡De qué triunfo, Amor, me has robado la gloria!

TEODORA
514
(en voz baja)
¡Cuán bello es un campeón laureado de victoria!

EL REY
515
¿Pero, los castellanos tan mal han defendido
516
el derecho que Alfonso sobre Valencia ansiaba,
517
que un mar alevoso acota aún mi Imperio?

DON LOPE
518
Señor, con vuestras leyes su costa aún subsiste;
519
bajo vuestro estandarte apenas desplegado
520
de la Hidra que nacían cien testas han doblado:
521
primero Alba, Oropesa, Alicante, Orihuela,
522
apoyar no quisieron al partido rebelde,
523
y nos pareció, viendo afluir a los pueblos,
524
visitar vuestros reinos más que adueñarse de ellos.
525
Nuestro avance no hizo ningún cuadro sangriento,
526
cuando Alfach de su ruta comenzó el trayecto,
527
donde, sin ser celoso, no puedo olvidar
528
lo que la nombradía ha debido anunciaros,
529
que don Sancho, Señor, por su alta iniciativa,
530
casi solo y sin nos conquistó esta isla,
531
descendió el primero, y, por ganar la costa,
532
se lanza a ella cubriendo el campo con los muertos,
533
lluvia de flechas sufre, y de esta comarca
534
con sangre derramada pudo allanar la entrada,
535
que el horror levantado en la hueste enemiga
536
con esta única hazaña somete a casi todos:
537
pero de su destreza y de su gran valor
538
Valencia más que Alfach se lo reconoció;
539
lo que este gran hombre hizo en esta gran proeza
540
solo puede lograrse por ojos de la fe.

DON SANCHO
541
Paraos menos, amigo, en estos temas frívolos,
542
y para hablar de vos dejad que yo lo haga.

DON LOPE
543
No me sé yo expresar como vos merecéis,
544
mas sin pompa y sin arte, digo yo las verdades.
545
En Alfach victoriosos, pensamos que en Valencia
546
sin demora debíamos atacar la insolencia.
547
Ante este noble plan ninguno vaciló;
548
zanjamos el asedio y todos avanzamos.
549
Mas Guzmán de Girón, guardián de sus murallas,
550
prefiriendo arriesgar la suerte de la lucha,
551
reúne lo que había de sus mejores tropas,
552
sale y va hacia nosotros por cortarnos el paso:
553
de su acampada próxima nos deleita el sonido;
554
los menos decididos de gozo se extasían;
555
ya con un noble orgullo todos se creen triunfantes,
556
las frentes arrogantes anuncian su valor,
557
y en ambos campamentos usando bien los brazos,
558
con dureza disputan la victoria y la plaza.
559
No os describiré la imagen del horror
560
que con sangre trazaron la Muerte y el Furor;
561
basta para trazar una guerra encendida,
562
que españoles había en uno y otro ejército;
563
y que empujando a veces, siendo otras rechazados,
564
no se rompieron filas durante mucho tiempo:
565
al fin, ya sin poder dudar de la victoria,
566
y algunos que cedían temiendo nuestra ruina,
567
el gran hombre, inspirado por un noble consejo,
568
cambia con un soldado sus armas y sus ropas,
569
y, cogiendo a cien suyos para que lo siguieran,
570
en el campo enemigo finge cobarde huida;
571
tapa con una infamia una alta virtud,
572
finge, dramatizando, su valor abatido,
573
y, pidiendo cuartel, insta a que los lleven
574
a los pies victoriosos del que manda la tropa:
575
llegados a su carro, a don Guzmán enteran
576
del éxito dudoso de Aragón y su ejército,
577
nacidos castellanos, en hado más propicio,
578
acuden a su amo a ofrecer sus servicios:
579
su exiguo equipamiento y sencillos modales
580
no arrojaron sospechas ante el general;
581
como cautela única su grupo desalmado
582
llevan a retaguardia en el bando atacado,
583
donde, al no ser vistos por enemigo alguno,
584
sacando largos hierros ocultos en sus ropas,
585
antes que nadie hacia ellos piense en volver la cara,
586
causan una matanza tan rápida y sangrienta,
587
que viendo a los muertos con que cubren el campo
588
un gran horror se extiende por todo el campamento.
589
Sobre pilas de cuerpos, a los que hurtan sus armas,
590
sus gritos que resuenan provocan gran alarma,
591
y el rival, sorprendido por tan rápido choque,
592
y obligado a luchar por detrás y de frente,
593
huye, se acucia, corre, y, contra nuestro augurio,
594
caer deja en nuestras manos la indecisa victoria.
595
Don Sancho en esta lucha siempre en primera fila,
596
envuelto en el sudor, el polvo y la sangre,
597
busca al lider, Guzmán, se abre paso, allí vuela,
598
y le corta la vida junto con la palabra:
599
su muerte es la última, y el golpe que lo abate
600
nos deja la ventaja y el campo de combate.

EL REY
601
(al Príncipe)
¡Oh Dioses! ¿Cuál merece de los dos más estima,
602
o el valor que alaba, o la voz que lo expresa?
603
Conde, para exculparme de como ha combatido,
604
¿qué precio le pondremos a esta insigne virtud?

DON LOPE
605
Cuando Alfach fuese suya, y...

DON SANCHO
Mis servicios, Señor,
606
tienen por fin un precio mayor que vuestro Imperio.
607
No limitéis lo que pretendéis por ellos,
608
que su continuidad no cerque vuestros Estados,
609
y, en lo que don Lope por modestia ha callado,
610
oíd la mejor parte de estos avances nuestros:
611
Valencia en esta lucha, cuyo informe se hace,
612
de su levantamiento no detiene el esfuerzo;
613
para sí aún tiene el refugio de un muro,
614
y quiere que se intente un asedio tras la lucha.
615
La defensa, en efecto, no la debilitó,
616
y había tras sus muros aún buenos soldados.
617
Las flechas que lanzaban al avanzar las tropas,
618
cual horrible granizo defendieron el cerco,
619
donde, avanzar dejando a algunos audaces,
620
los hacen ir ocultos con la ayuda del Cielo,
621
cuando por fin un tiempo la tormenta se calma.
622
Que el Señor de Cartago, Anibal, aquí calle,
623
y en los siglos futuros sea tan solo don Lope
624
quien excite la estima tanto como el asombro.
625
Gran alma, puede todo lo que ose emprender,
626
convirtiendo en verdades de Alejandro las fábulas;
627
y, por una acción que empaña nuestros actos,
628
ha logrado una gloria que nunca morirá.
629
Inquieto como está por la fe de los rebeldes,
630
ordena el asalto, manda poner escalas;
631
y al ver a nuestra gente argüir durante un tiempo,
632
obviando los peligros que debía salvar,
633
sube hasta las almenas, las ocupa y resiste,
634
dentro de los rivales les infunde terror,
635
recibe en su escudo ataques por doquier,
636
y de los más seguros espanta sus miradas.
637
De esta lluvia de flechas que atraviesa su escolta,
638
las primeras escalan tropiezan y se abaten;
639
y, solo ante los ojos de un pueblo y bando atónito,
640
igual que en un desierto parece abandonado.

EL REY
641
¡Generosos rivales, que con justa fortuna
642
comparte sus anhelos y os es tan natural!

DON SANCHO
643
Momnto en que con gritos tan tiernos como vanos
644
nosotros lo llamamos tendiéndole la mano;
645
al llenarse las fosas de miles funerales,
646
él se precipitó dentro de las murallas,
647
inseguro de allí morir y hallar su tumba
648
a manos de un soldado o la de un verdugo,
649
ya que sin mucha suerte esta atroz caída
650
podía darlo vivo a la villa enemiga;
651
mas por una gran suerte, mientras se despeñaba,
652
caer pudo de pie y se quedó luchando.
653
Por fin entre cien muertos cuyo lugar cubría,
654
un dardo, por un fallo en la unión de su cota,
655
lo alcanzó con un golpe violento en el costado,
656
doblando la rodilla, sangriento, frío y pálido,
657
no pudiendo arrancarse el arma que lo hería,
658
sin fuerza y como muerto su dolor lo derriba.
659
El soldado, animado con razón por el golpe,
660
ufano por el éxito, corre a desarmarlo,
661
descuida la defensa, se acerca confiado,
662
viéndolo en un estado que no exige cautela;
663
mas apenas su mano se aproxima al herido,
664
este Marte expirante reuniendo esfuerzos,
665
logra recuperar con su mano la espada,
666
clavándola en el flanco que halla desprotegido.
667
Mientras, por un lugar, por error mal guardado,
668
pudimos penetrar mediante un nuevo asalto,
669
causando, sin perjuicio de sexo o edad,
670
en la asustada villa una horrible matanza,
671
acudiendo al rescate de este héroe moribundo,
672
llevándonoslo frío y casi agonizante:
673
en fin, por la fortuna propia a vuestra Corona,
674
contra nuestra esperanza, nos lo devuelve el Cielo,
675
no pudiendo privaros de un brillante fulgor,
676
y con él devolviendoos la calma del Estado.

EL REY
677
(abrazando a don Lope)
¡Oh glorioso vasallo, ¿qué reconocimiento
678
puede aquí liberarme del fallo de impotencia?
679
¿Puedo ofrecer un premio parejo a la virtud?
680
Don Sancho, en este punto vuestro consejo espero.

DON SANCHO
681
Señor, para igualar este premio a su mérito,
682
poseéis muy poco, España es muy pequeña;
683
mas la gloria que se halla en cumplir el deber
684
precio es del trabajo que no se puede tener.

EL REY
685
Dos almas de un valor tal, tan poco común,
686
los más caros regalos que la suerte me ha dado;
687
con vuestra ayuda puedo conquistarlo yo todo,
688
y dar mucho no puedo a quien todo me ofrece:
689
sea lo que sea que os guste, sea lo que yo arriesgue,
690
solamente deseadlo, el fin a mí concierne.

DON LOPE
691
Oso a aspirar más lejos de lo que esperar puedo;
692
mas, Señor, mis deseos pueden ser moderados,
693
o por otros efectos y por otras conquistas,
694
mi brazo por mi boca os hará os hará peticiones.

DON SANCHO
695
Yo haré que otras obras puedan hablar por mí.

TEODORA
696
(al margen)
¿Qué gloria tuvo un día rivales más loables?

EL REY
697
Sospecho a qué precio uno y otro aspiran;
698
Princesa, aprended de ellos lo que no osan decirme:
699
a vos se os abrirán mucho más fácilmente,
700
y nos, resolveremos sobre vuestro informe.
701
Vámonos, Príncipe; vos, dejadlo que se exprese,
702
Fernando.

EL PRÍNCIPE
Vos, Señor, no podéis limitar su esperanza:
703
trabajos semejantes no pueden ser pagados,
704
y ni el reino entero podría adquirirlos.

ESCENA V

TEODORA, DON LOPE, DON SANCHO

TEODORA
705
Bien, nobles vengadores de la honra de Castilla,
706
¿tenéis miedo de hablar a la vista de una chica,
707
o es que la discreción que acalla vuestro plan
708
por fin se atreverá a ponerlo en mi pecho?
709
Proyectáis destinos que nada abatir pueda,
710
y sabéis triunfar tanto como luchar.
711
¡Cómo! ¿Tan generosos cuando lleváis a cabo,
712
no osáis desear siendo incluso invitados?

DON SANCHO
713
Don Lope exigir puede los frutos del triunfo.

DON LOPE
714
Don Sancho pretenderlos con bastante más gloria.

DON SANCHO
715
El éxito del sitio debióse a su valor.

DON LOPE
716
Sin él en el combate perdido estaba el campo.

DON SANCHO
717
Su sangre derramóse.

DON LOPE
La suya lista estaba.

DON SANCHO
718
Temo atreverme mucho.

DON LOPE
Y yo pretender mucho.

DON SANCHO
719
El Estado no tiene por él precio muy alto.

DON LOPE
720
Yo podré explicarme cuando hayáis hablado.

TEODORA
721
¡Cómo! ¡Condes, tembláis, y yo impongo silencio a
722
dos Cides de Aragón, invictos en Valencia!

DON SANCHO
723
(yéndose, y saludando a don Lope)
A solas os diré cual es mi voluntad.

DON LOPE
724
(yéndose)
Haré lo mismo, usando mucho mejor mi tiempo.

TEODORA
725
(sola)
Mucho estoy aprendiendo sobre los planes de ambos;
726
me dicen mucho al no osar decirme nada.
727
Los une el valor, la dicha y las hazañas,
728
pero un alma implicada no puede dividirse.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

ACTO TERCERO

ESCENA PRIMERA

DON SANCHO solo, tras los muros del palacio, sosteniendo dos espadas, una descubierta y la otra en la vaina

DON SANCHO
729
Tirano, te obedezco, por complacerte espero
730
en el campo de honor a mi amable adversario.
731
Consejero inhumano, Monarca sin piedad,
732
amor, autor del odio, rival de la amistad,
733
que no puedes saciarte con sangre y homicidios,
734
y quiere reinar solo allí donde presides;
735
pues bien, buscar debemos, por tu fatal decreto,
736
dentro de mi amigo la sangre de mi rival.
737
Aquí está ¡Qué lucha en esta extrema desgracia
738
antes de ir a las manos juzgo contra mí mismo,
739
excitándonos poco sin odio y sin ira!

ESCENA II

DON LOPE, DON SANCHO

DON LOPE
740
¡Que el Cielo os favorezca!

DON SANCHO
¡La suerte os sea propicia!

DON LOPE
741
¿Llego a tiempo donde vuestra orden me llama?

DON SANCHO
742
Pronto para causarme una pena mortal,
743
del que este error os debe ser un signo aparente.

DON LOPE
744
¿Y por qué este error? ¿Tenemos diferencias?

DON SANCHO
745
Sí, Conde, las tenemos.

DON LOPE
¿Por qué?

DON SANCHO
Por los celos.

DON LOPE
746
Señor, es un gran mal, si el alma es presa de ellos,
747
y vos no habéis llegado a esta conclusión,
748
sin un firme propósito largamente dispuesto.

DON SANCHO
749
Asaz para perderlo en palabras vacías.

DON LOPE
750
Así pues, no estudiemos con frívolas palabras,
751
el tema que nos lleva a utilizar las armas.

DON SANCHO
752
(dándole una espada descubierta)
Os mostrará este hierro si puede abrir mi pecho.
753
¿No lo reconocéis?

DON LOPE
(mirando la espada)
Sí, Conde, esta espada,
754
siempre ha sido con éxito por mi brazo ocupada,
755
donde la hice brillar supo expandir el miedo;
756
ella ha dado alcurnia y títulos al Rey;
757
me ha forjado un nombre bastante importante,
758
que tan solo al vuestro puede ser comparable:
759
de ella una desgracia me privó, ya veréis;
760
me instruye sobre vos poniéndoos a mi alcance;
761
viene ella a colación, mostrándome mi ofensa,
762
para justificaros e iniciar mi defensa.

DON SANCHO
763
Por mucho que me hieran, me afligiré lo justo,
764
mi sangre vale poco para quejarse mucho;
765
pero quiso quitarme algo más que la vida,
766
y la mía no puede soportar este anhelo;
767
y no que el alto crédito do os ha puesto este hierro
768
me deba...

DON LOPE
Por favor, dejad a los amigos,
769
ya que este combate no despierta mi odio,
770
y no va a lograr romper nuestra amistad;
771
al menos por mi parte de corazón os digo
772
que este no os odiará, vencedor o vencido.

DON SANCHO
773
Los mismos sentimientos hacen que desespere
774
viendo mi brazo armado contra alguien tan querido.
775
Pero soy de mi hado el fallo inevitable.

DON LOPE
776
No divaguemos más, obviemos el afecto.

ESCENA III

DON FERNANDO, DON LOPE, DON SANCHO

DON FERNANDO
777
(en medio de ellos)
Tregua, ilustres guerreros ¿Qué leyes rigurosas
778
provocan discordias en vuestras altruistas almas?
779
¿Qué diferencias, crueles, suscitando esta lucha,
780
divide entre ellas a las fuerzas del Estado,
781
y hace a amigos queridos mortales adversarios,
782
o hace partes opuestas los dos brazos de un cuerpo?
783
¿Mojaréis con sangre este triunfo famoso
784
que un solo y mismo puesto os procura a los dos?
785
¡Cómo! ¡Conde!, hijo mío, estas espadas célebres,
786
en igual coyuntura tantas veces unidas,
787
cuyo esfuerzo común y espadas confluyeron
788
en una misma herida causada al unísono,
789
y que el mismo valor, y similar fortuna
790
en dos brazos distintos convergieron en una,
791
fortunas cuya furia y esfuerzos unidos,
792
liberaron Granada y repoblaron Túnez;
793
del Estado estos muros, las móviles murallas,
794
los nobles instrumentos de tantos funerales,
795
que han expuesto a menudo de su celo indomable
796
una prueba fiel a la infidelidad;
797
¿desuniendo su suerte, se ha roto la alianza
798
en la que Aragón basaba su confianza?
799
¿Se esfuerzan en hurtar en una misma ofensa,
800
al Rey dos favoritos, dos brazos al Estado?
801
¿Sin delito podéis escuchar la violencia
802
que quiere de sus bases privar a vuestra Patria?
803
¿Y, por muchas razones que pudierais argüir,
804
verter la mejor sangre que la pueda animar?
805
¿Tiene ella algo que ver en vuestra querella,
806
y debéis combatir y morir solo por ella?
807
Si mi sangre me augura el respeto de un hijo,
808
vuestra juventud se la debe, Conde, a mis canas.
809
Si rechazáis entonces servir a vuestro Príncipe,
810
al amor del país, los deseos de la Provincia,
811
que por algún respeto de vos aprender pueda
812
de mi miedo el objeto y el de vuestra ira.
813
Si es una disputa por amor o la gloria,
814
puedo yo ser el árbitro y debéis creerme;
815
de este niño ciego he sentido las leyes,
816
y no he envejecido en el arnés sin fruto:
817
si en este combate el honor os preocupa
818
soy quien a él os lleva, quien a él os empuja,
819
ligandoos a la estima en que siempre he vivido
820
de asistir al que triunfa y dolerme del vencido,
821
y de nunca mezclar los derechos de Natura
822
entre vuestra victoria o vuestra sepultura.

DON SANCHO
823
Antes de armar mi brazo traté de evitarlo
824
con todos los esfuerzos de mi débil virtud,
825
y es testigo el Cielo de que por una conquista
826
que con guirnalda real ornaría mi testa,
827
no habría concebido el funesto designio
828
que ahora nos lleva al uso de las armas.
829
Más quiero a mi enemigo que a un trono o que a un Imperio,
830
daría yo por él la vida que respiro,
831
y solo el competir por cuitas amorosas,
832
podía originar litigio entre nosotros:
833
si me atrevo a explicarlo, creeréis difícilmente
834
a qué precio mi orgullo valora mi victoria,
835
y vos condenaréis el ambicioso plan
836
que el amor ha engendrado en el alma de un súbdito,
837
temblaréis al nombre del objeto que adoro:
838
Teodora, padre mío...

DON FERNANDO
¡Oh Dios! Te...

DON SANCHO
Teodora,
839
hechizo de cien Reyes y milagro amoroso
840
(las palabras no bastan), deseo es de mis anhelos.
841
¡Esta presunción sorprende vuestra espera!

DON FERNANDO
842
Hay motivos para ello. ¡Teodora! ¡La Infanta!

DON SANCHO
843
Siendo vos tan curtido, habéis olvidado
844
lo que sobremanera su padre ha divulgado;
845
airado del rechazo que Alfonso de Castilla
846
como aval de paz hiciera de su hija,
847
haría oídos sordos a otros potentados,
848
y sellaría alianza en sus propios Estados:
849
si es así, ¿qué sangre más nobleza atesora
850
que la de los Moncada, o la de los Cardona?
851
¿Qué brazos más merecen ser el sostén del Rey
852
que el brazo de don Lope, o el vuestro y el mío?
853
Dejemos el Imperio, y hablemos de la Infanta;
854
mi inquietud consagré a esta noble espera:
855
la gracia de sus ojos, mucho más que su rango,
856
me han hecho que por ella toda mi sangre exponga;
857
así, por falsa fe mi vanidad halagada
858
no duda llegar donde mis deseos la han llevado.
859
Hallo, por un destino fatal a esta esperanza,
860
en mi más caro amigo a mi rival más molesto.
861
Ayer, tras una noche, sin luna y sin estrellas,
862
el Sol celado hubiera en sus velos más negros,
863
bajo el balcón pasando do este astro de amor
864
puede de negras noches brindar un nuevo día,
865
un hombre por azar hallé en su ventana,
866
que en esta oscuridad reconocer no pude,
867
me chocó al alejarse sin querer, es posible;
868
al momento, muy rápido, con la espada en la mano,
869
e, imprudentemente parando su huida,
870
con un golpe en el brazo pagué mi ardor osado.
871
Tras alguna defensa a que viose obligado,
872
oí caer de sus manos el hierro que me hirió,
873
y buscándolo en vano en noche tan oscura,
874
me evita, se aleja, y se pierde en la sombra.
875
Retirándome al fin, bajo mis pies hallando
876
este hierro mojado de sangre de mi brazo,
877
me lo llevo, y en casa reconozco la espada
878
que en tantas ocasiones tanta sangre empapara,
879
y que, tan gloriosa en su último puesto,
880
tan bien ha mantenido la gloria de su Rey.
881
Por fin, ya no dudando tras esta aventura
882
de lo que ya sabía por propia conjetura,
883
y ante el esfuerzo por este ilustre amor,
884
de excluir a un rival o verme sin mañana,
885
causé este combate, creí que la victoria
886
guiaría nuestra estima a su más alta gloria;
887
que lo que nuestros brazos más glorioso han logrado
888
no igualaba el honor de vencer uno al otro.

DON LOPE
889
Para que en dos palabras leáis el fondo de mi alma,
890
y no ocultaros nada de una tan bella llama,
891
raro honor de Moncada, y gloria de Aragón,
892
y vos, digno heredero de la sangre y del nombre,
893
aunque divinos ojos cuyo ardor me consume
894
sean objetos muy altos a miradas mortales,
895
que fuera muy osado ahora deliberar,
896
si adorarlos podemos sin llegar a agraviar,
897
y tiemblo finalmente al nombre de Teodora,
898
inocente o culpable, verdad es que la adoro.
899
Ayer, este amor ciego osando guiar mis pasos,
900
hacia el invicto imán que es para mí su encanto,
901
y al haber oído ruido en su ventana,
902
pues en la oscuridad no pude reconoceros;
903
me alejó mi respeto, mas fue un respeto vano,
904
litigamos, cayó la espada de mi mano,
905
y el miedo de ver mi pasión descubierta,
906
me hizo preferir su pérdida a rastrearla:
907
finalmente, esta espada, por un azar fatal,
908
al haber revelado a uno y otro el rival,
909
pese a nuestra amistad que nada arreglar pudo,
910
nos trajo aquí mismo, para dilucidarlo,
911
si es que algo se resuelve en sitios donde el honor
912
nombra árbitros de todo a la pericia y la dicha.

DON FERNANDO
913
Si tenéis como meta sus adorables gracias,
914
un interés tan noble digno es de vuestras armas:
915
pero ¿qué confianza osáis concebir,
916
para que las permitan y sufra vuestra fe?
917
Y si esta es en vano, ¿qué ciega vehemencia
918
sin interés os hace arriesgar vuestras vidas?
919
Pero quizá la Infanta abierta a vuestras ansias,
920
por uno de vosotros sufra, o por los dos:
921
pudiendo uno y otro esperar seducirla,
922
¿por qué debéis privarla de la elección que haga?
923
O, si es que ya uno de hecho la seduce,
924
¿la privaríais de la elección que ha hecho?
925
Si esto entre vosotros causa alguna discordia,
926
del que sea más feliz admitid la elección;
927
o si en su amor su tibio corazón
928
os deja entre vosotros saldar las discrepancias,
929
tentad la suerte entonces, y utilizad para ello
930
todos vuestros recursos de destreza y coraje.
931
Mi sangre, aunque helada, guía a mi corazón
932
para ver vuestra lucha y servir al vencedor,
933
para ser vuestro juez en este ardor común,
934
y tomar el partido que elija la Fortuna.

DON LOPE
935
Voy donde don Sancho y el honor me han enviado,
936
debo acatar en todo su modo de obrar:
937
si él le debe respeto al afecto de un padre,
938
si él se someto a eso, lo acepto, me someto,
939
o si ahora mismo hay que saldar las diferencias,
940
mi corazón se esfuerza, pero el brazo está listo,
941
y toda su destreza avalando el ultraje
942
de un alma en que Teodora ha grabado su imagen.

DON SANCHO
943
Vamos, padre, y vos, generoso rival,
944
a ver en esta lucha el milagro de amor,
945
si nuestro amor seduce o es inoportuno,
946
y consultemos nuestra buena o mala fortuna:
947
ya que el Rey lo ordena, ante él presentémonos
948
confesando lo que ella exige de nosotros;
949
y si por parte de ella vemos indiferencia,
950
que saldar nos permita el uso de las armas,
951
sin más deliberar, sin piedad inmolemos
952
la razón amorosa a la de nuestra amistad.

DON FERNANDO
953
Entonces mis obstáculos ya no se interpondrán.

DON LOPE
954
Vamos, caro enemigo, a consultar nuestro oráculo,
955
y saber qué sentencia decide nuestro sino.
956
Pero nos busca el Príncipe, evitemos su acceso.

(Se marchan)

ESCENA IV

EL PRÍNCIPE viniendo por un lado; ELISA y LUCÍA por el otro

ELISA
957
¡Mi hermano tiene un pleito, y Don Sancho lo llama!
958
Ay, ¿por quién sabes esta triste noticia?

LUCÍA
959
De ella toda la Corte habla, y las dos partes
960
la anuncian muy alto, ¿tan tarde os enterasteis?
961
Ved con qué miramientos su odio se ha ocultado,
962
mas si no están luchando el asunto está muerto;
963
y si aún el rumor no ha llegado hasta vos,
964
es...

EL PRÍNCIPE
Señora, ¿dónde es el lugar de la cita?

ELISA
965
No lo he sabido; pero, Señor, este dolor
966
no debe afectaros, pues sería en vano:
967
sin causas justas y sin designios importantes,
968
dos almas generosas no llegan a las manos;
969
y por cualquier obstáculo que vuestro celo ponga
970
si su disputa es justa, deben ponerle fin.

EL PRÍNCIPE
971
Me juzgáis indigno, insensible belleza,
972
un servicio en mis manos pierde esa cualidad;
973
de un brazo que no os gusta teméis la asistencia,
974
y cuando odiamos, quien nos sirve nos ofende:
975
mi ayuda eludes para quitarme la esperanza;
976
rechazas mis cuidados, para nada deberme,
977
y veo que una desgracia tan larga cual mi vida
978
será el fruto único por haberos servido.

ELISA
979
Para hacerla que pare castigarme debierais,
980
y desterrar su objeto de vuestra remembranza.

EL PRÍNCIPE
981
Pese a vos vuestra gracia conserva vuestro Imperio,
982
y ni vuestra rudeza podría destruirlo.

ELISA
983
Lo destruyo bastante al no querer usarlo.

EL PRÍNCIPE
984
Por la fe de un grande deberíais hacerlo.

ELISA
985
Un cetro para mí no es gran privilegio,
986
vuestra esperanza es vana si no tiene otro cebo,
987
y vos desprestigiáis los títulos omnímodos
988
que vuestro amor me ofrece expuesto a mi rechazo;
989
pues, si debéis hablar abriendo vuestra alma,
990
nada hay que me compense de un amante la pérdida,
991
y mientras que transcurra el curso de mis días
992
sanarán sus heridas siempre en mi corazón:
993
no presumáis, Príncipe, una enorme fortuna,
994
ejerce un gran éxito en un alma común;
995
mas, y de esta aserción aprovechaos desde ahora,
996
la mía es de una fuerza que nunca se doblega:
997
podríais ofrecerme todas las diademas,
998
que haya en el universo de potencias supremas,
999
que todo ese poder y esa autoridad
1000
nunca influirían sobre mi libertad.
1001
No os alimentéis con vanas esperanzas,
1002
nada esperéis del tiempo, ni de vuestros cumplidos,
1003
nada de los desprecios que podáis sufrir,
1004
nada de las promesas que podáis hacerme;
1005
solo os producirían una esperanza inútil,
1006
y una aversión más fuerte y constante;
1007
o sois insensible, o bien condescendiendo,
1008
debéis olvidar de mí hasta mi nombre.

(Se marcha con soberbia)

ESCENA V

TEODORA, CINTIA, EL PRÍNCIPE

TEODORA
1009
O esta chica, hermano, tiene mucha retranca,
1010
o veo vuestra esperanza aún muy retrasada,
1011
y por lo que parecen triunfar vuestros afanes,
1012
si están muy avanzados, los dos fingís muy bien.

EL PRÍNCIPE
1013
Ya veis qué resultados consigue mi flaqueza,
1014
me costará la vida su extremada dureza;
1015
mi pensamiento en vano se arma contra mi fe;
1016
por más que reflexiono, por más que al Rey prometo,
1017
por más que me prometo, cara hermana a mí mismo,
1018
cuento más quiero odiarla, más siento que la amo:
1019
cualquier esfuerzo que haga, no sirve para nada,
1020
y domeñar no puedo ni mi alma ni la suya.

TEODORA
1021
Estas pasiones son propias de almas vulgares.

EL PRÍNCIPE
1022
Reflexiono bastante, mas ejecuto apenas;
1023
mas mientras el ardor de una generosa ira
1024
intente este esfuerzo, os pido a vos uno:
1025
que si, como el destino tan alto os ha situado,
1026
si alzar osa don Lope sus ojos a los vuestros,
1027
tratéis su amor con la misma dulzura
1028
que mi ardiente pasión por su hermana es tratada.

TEODORA
1029
¡Cómo! Creéis, Principe...

EL PRÍNCIPE
¿Dudáis que vuestro encanto
1030
no sea el motivo y causa de sus blasones?
1031
¿Y el Rey en su corte buscandoos un esposo,
1032
puede elegir a alguien que sea de vos más digno?

TEODORA
1033
Sé cuanto ha servido don Lope a la Corona;
1034
pero ¿puedo odiarlo si el Rey me lo otorga?

EL PRÍNCIPE
1035
No, mas alguna muestra de fingido rigor
1036
hará que mi favor necesite ante vos;
1037
y fingir por don Sancho algo más de ternura;
1038
vuestro sexo en este arte tiene desenvoltura.

TEODORA
1039
No puedo ocultaros que me incomodáis;
1040
pero me lo ordenáis, hermano, y eso basta.

EL PRÍNCIPE
1041
Adiós, que os requieren.

(Se marcha)

ESCENA VI

DON SANCHO, DON LOPE, TEODORA, CINTIA

DON SANCHO
Señora.

DON LOPE
Mi Princesa...

DON SANCHO
1042
¿Quién la voz os oprime?

DON LOPE
Mi respeto hacia vos.

DON SANCHO
1043
El debido respeto ha de ser atendido.

DON LOPE
1044
Vos habéis comenzado, os toca acabar.

DON SANCHO
1045
Aún otros respetos me obligan al silencio.

DON LOPE
1046
Y sobre mí ejercen la misma imposición.

DON SANCHO
1047
Señora, obligadlo...

DON LOPE
Señora, ordenadle...

TEORORA
1048
¡Cómo! ¿Siempre tan bravos y hoy los dos temblando?
1049
¿Tengo, acaso, en los ojos rasgos tan espantosos
1050
que infunden el temor en las almas indómitas?

DON SANCHO
1051
Sí, Señora, y la guerra en sus mayores riesgos
1052
es menos de temer que una mirada vuestra;
1053
así que confesamos que el trueno jamás
1054
por un mayor orgullo nos aterrara tanto
1055
como la orden del Rey, que a confesar nos fuerza
1056
nuestro amor temblorosos, ante vos arrojándonos.
1057
La meta de nuestra obra y de vuestra bravura,
1058
no era, Gran Princesa, Alba, Alfach ni Valencia:
1059
una creencia más noble nos había animado,
1060
por vuestros bellos ojos estábamos armados;
1061
era por vuestra gloria y por vuestra conquista
1062
que este pecho y brazos exponían la testa;
1063
y por el mismo empeño don Lope superó
1064
lo que viera su siglo y que lo precedió.
1065
Ayer, en negra sombra bajo vuestra ventana,
1066
nuestro común ardor comenzó a aparecer,
1067
y, osando disputar un tan rico tesoro,
1068
perdí sangre de la que aún sangra este brazo;
1069
y en vías de zanjar ya por fin la querella,
1070
por un trágico efecto de una causa tan bella,
1071
vimos nuestro deber por vuestra decisión
1072
poner ya fin a algo tan querido y tan noble,
1073
y, siguiendo el consejo que debemos seguir,
1074
ejecutar el plan de morir o vivir.
1075
¡Ah, Conde, a qué esfuerzo me habéis obligado!

CINTIA
1076
Su elección no engañó, el Rey bien la juzgó.

TEODORA
1077
Tras el consentimiento y aserto de mi padre,
1078
el que recibo ahora no puede disgustarme;
1079
dar cuenta puedo ahora sin vejar mi deber,
1080
y no me desagrada mantener la fe en vos:
1081
mas sin otra aserción mi amor no osa emerger,
1082
mi alma pronunciarse, ni mi elección mostraros;
1083
mi imperio al ser libre instaurará sus leyes,
1084
mas para elegir libre dejaré que hable el Rey.
1085
Sin embargo lamento, Conde, que una aventura
1086
que tanto me interesa os cueste una herida.
(Le da un cabestrillo a don Sancho)
1087
Un cabestrillo es bueno para apoyar el brazo
1088
de quien en los combates su sangre derramara.
1089
Tened, don Sancho.

DON SANCHO
¡Oh Cielos! ¿Qué sangre, Gran Princesa,
1090
puede uno a este precio verter sin alegría?

DON LOPE
1091
(aparte)
¡Oh gracia! ¡Oh presente fatal para mi mente!
1092
¡La infiel ante mis ojos halagando al rival,
1093
habiéndome alentado con una vana espera!
1094
¡Oh, sexo peligroso y Princesa inconstante!

TEODORA
1095
Don Lope, acompañadme. Conde, adiós.

DON LOPE
¡Alma mía!
1096
Dejo de zaherir después de esta gracia.
1097
Me lamenté muy pronto; su mano con usura
1098
dándome este regalo me repara la injuria.

(Se marchan)

DON SANCHO
1099
(solo)
Temo que me utilicen, y que mi vanidad
1100
del honor de su anhelo me haya loado muy pronto.
1101
¿Qué extraño destino logra en una misma hora,
1102
casi en el mismo instante, que una fe nazca y muera?
1103
De un pañuelo el regalo por error me hizo vano,
1104
y mucho más promete cuando extiende la mano.
1105
En fin cuanto más te oigo, oh razón importuna,
1106
menos oso esperar de mi buena fortuna.
1107
En un plan tan hermoso al no vencer morimos,
1108
y el Amor debe abrirme su alma o la tumba.

FIN DEL TERCER ACTO

ACTO CUARTO

ESCENA PRIMERA

DON LOPE, ELISA, LUCÍA

ELISA
1109
No, no, yo no desprecio el brillo de una corona,
1110
mas no transijo con quien me la proporciona;
1111
basó todo mi anhelo en la notabilidad,
1112
cuando aún gotea la sangre de mi amante;
1113
y lo que Europa tiene de poderes supremos,
1114
y todo el esplendor que tienen las diademas,
1115
nunca tendrán, hermano, para mí mucho brillo,
1116
para enjugar, secar las lágrimas que le debo.

DON LOPE
1117
Pero, hermana, esas lágrimas destruyen la esperanza
1118
que me aproxima al trono y me promete la Infanta.
1119
Solo vuestro rigor la decisión retrasa:
1120
si al Príncipe no amáis, amad mi interés.

ELISA
1121
Deberes imperiosos do se mezcla la sangre,
1122
en esta ocasión perdonad mi flaqueza;
1123
por vos lo haría todo hasta perder la vida,
1124
salvo el ir a rogar y soportar su amor.
1125
Sin gozo os vería o regir la Provincia, o
1126
gozar de las bondades que os daría el Príncipe.
1127
Este temible brazo con el que habéis servido,
1128
esta alma hace tres años sometida a la Infanta,
1129
la sangre tantas veces vertida por su lucha,
1130
¿nada han hecho por vos tanto haciendo por ella?
1131
Y si el Rey le busca un esposo en su Corte,
1132
¿alzar los ojos puede por encima de vos?
1133
Yo sé que la Infanta con agrado os escucha,
1134
que entre vos y don Sancho no alberga duda alguna,
1135
y que la elección hecha por sus encantos,
1136
se alarga en explicarse, pero no titubea.
1137
Servicial con su hermano, hace que lo temáis;
1138
mas creed que en su alma fingir cuesta trabajo,
1139
que contra sus deseos hace esfuerzos superfluos,
1140
y no me obliguéis a deciros ya más.

DON LOPE
1141
No es vuestro corazón, grande lo que deduzco
1142
al ver que en vuestro seno el Príncipe no lo halla;
1143
y si entrar no hacéis dentro de vuestra estirpe,
1144
por un gran casamiento, el Cetro de Aragón.

ELISA
1145
Pruebo mejor mi alma despreciando a un Príncipe,
1146
de lo que vos lo hicisteis ganando una Provincia:
1147
no veáis entre nosotros tanta desigualdad,
1148
y no peleemos sobre la generosidad.
1149
Sois de mi corazón una muy digna prueba,
1150
que nunca en mi seno el Príncipe encuentra,
1151
y no concertará dentro de nuestra estirpe
1152
una unión que repruebo con toda la razón.

DON LOPE
1153
¡Muchacha, indigna sangre de gloriosos ancestros
1154
cuya raza a España diera tantos señores!

ELISA
1155
¿La guerra y sus furores acaso os enseñaron
1156
a tratar a una hermana con tanto menosprecio?

DON LOPE
1157
¿La Corte y sus finezas acaso os instruyeron
1158
en ingratos rigores de tan larga secuela?

ELISA
1159
Conde, insensiblemente enervo vuestra cólera.
1160
Adiós, luchar no puedo con alguien como vos,
1161
que, aún encendido por una gran victoria,
1162
combatiendo a una hermana debe hallar poca gloria.

(Se marcha con Lucía)

DON LOPE
1163
(a solas)
¿De quién puedes, mi ardor, implorar tú la gracia?
1164
Si intento sin éxito la ayuda de una hermana,
1165
y si de una respuesta tan desnuda y tan franca
1166
ella rechazar puede... Mas, ¿qué quiere don Sancho?
1167
El ceño no revela una mente contenta.

ESCENA II

DON SANCHO, DON LOPE

DON SANCHO
1168
¿Aceptasteis bien la recepción que nos hizo?
1169
Conde, ¿el fin elegido para abrirnos su alma
1170
acaso es compatible con vuestra pasión?
1171
¿Podemos encontrar en este tratamiento
1172
para nuestros deseos alguna aclaración?

DON LOPE
1173
Bastante es, caro amigo, que en asunto tan raro
1174
en pro de nuestro anhelo la bondad se declare,
1175
y deje los Reyes de Europa envidiosos
1176
de la felicidad de uno de nosotros:
1177
pero en su corazón nada aún ve mi amor,
1178
su acogida a los dos divide aún mi duda,
1179
y no puedo basar un juicio infalible
1180
en el regalo de un pañuelo o de su mano.
1181
De esta opción el motivo frente al de ser árbitro,
1182
es que el fin seríais con mucha más razón;
1183
de vuestro afán la Infanta no podría exculparse,
1184
pero Cupido es ciego y se puede engañar.

DON SANCHO
1185
Él os preferiría si os hiciera justicia;
1186
mas como no ve nada siempre obra por capricho,
1187
y, en la oscuridad que deja a nuestra esperanza,
1188
en esta común duda regresé para veros:
1189
ese es el requisito, Conde, de nuestra tregua,
1190
que la duda que queda se acabe en nuestra lucha.
1191
El alma de Teodora, aún indiferente,
1192
nos deja en libertad de saldar esta disputa.
1193
Esta boda precisa una víctima noble,
1194
y mejor no podemos merecer su estima,
1195
ni asegurarnos su alma menos dudosamente,
1196
salvo que de los dos quede uno vencedor.

DON LOPE
1197
La espera es incongruente, y el ardor me apremia.

DON SANCHO
1198
Veamos.

DON LOPE
Mas del Rey la negativa es clara:
1199
se digna por su hija a cumplir sus deseos,
1200
la esperanza dejándonos a los dos de sufrir,
1201
sabéis...

DON SANCHO
Sí, lo sé desterrará a aquel
1202
cuyo brazo resulte vencedor en la lucha;
1203
encarga a la Infanta saldar esta disputa,
1204
y de un Imperio tácito nos prohíbe el combate.
1205
Pero...

DON LOPE
Pero ¿ignoramos, en este febril gusto,
1206
el rigor con el que procede su justicia?
1207
¿Para quién obró siempre tan rectamente,
1208
y nunca amenazó ni prometido en vano?
1209
¿Debemos, por ardor con que ardor nos incite,
1210
exponer nuestro amor junto con nuestra vida?
1211
¿Cuál será la victoria que nuestro amor reclame,
1212
si al terminar la lucha nos espera el cadalso?
1213
Su defensa...

DON SANCHO
Donde el Honor y Amor centran el interés,
1214
cualquier ley, deferencia o proscripciones cesan.
1215
¿Cuándo del Rey la ira debe hacernos temer,
1216
que lo que deseamos pueda salirnos caro?
1217
¿Y no es preferible que nuestro amor se exprese
1218
en una bella lucha y en un hermoso crimen,
1219
que todo el ardor muestre de nuestros sentimientos,
1220
más que por fervor tímido que desprenda frialdad?
1221
Mas en lo que los Reyes hacen para dar miedo,
1222
estos vetos a veces ansían ser violados,
1223
y, por razón de Estado, contra tales combates
1224
ordenan a menudo lo que ellos no respaldan.
1225
Cuando al fin cien razones de su justicia hicieran
1226
resolver el suplicio de este exceso de amor,
1227
sus propios intereses forzarían su ira;
1228
la Princesa, el Estado, todo nos beneficia;
1229
trabajos muy recientes dejan en su memoria
1230
vuestro último trofeo y mi última gloria,
1231
para que ahora inmolemos al rigor de sus leyes
1232
la sangre tantas veces por su servicio expuesta:
1233
él sabe los ardores, conoce el fulgor;
1234
y si es preciso, en fin, descubriros mi alma,
1235
la mano que, dejándome, cedéis a mis ojos,
1236
ha hecho que mi amor sea bastante caprichoso
1237
para no decaer entre su esperanza,
1238
y el temor que tiene de vuestra preferencia:
1239
hice yo lo que pude para de un mal curarme
1240
del que la sanación os quitó un rival;
1241
pero más me posee cuanto más lo combato,
1242
este amable tormento crece con su remedio,
1243
y sé que es preciso, tras estas vanas luchas,
1244
a mi pesar sufrirlo para no aumentarlo.

DON LOPE
1245
Si tres años de tedio, de amorosos martirios,
1246
de peligros, trabajos, respetos y servicios,
1247
de una meta tan alta y tan bien establecida,
1248
pudieran permitirme olvidar su belleza,
1249
nuestra amistad me habría la idea ya quitado
1250
de tan querido objeto tantto tiempo guardado;
1251
mas solo con pensarlo mi ánimo abatido
1252
se inquieta, se confunde, sin violar la virtud,
1253
y aspiraría contra mí mismo a mi mano,
1254
antes que hacer pudiera este esfuerzo extremo:
1255
de la vuestra, don Sancho, probemos el esfuerzo,
1256
matar solo ella puede con una buena muerte;
1257
se ha hecho ella respetar en tantas aventuras,
1258
que sus golpes me harán honorables heridas.

DON SANCHO
1259
Por la sangre que ya la vuestra me ha sacado,
1260
debe augurarse un éxito opuesto;
1261
mas el amor y el hado zanjarán el final.
1262
Salgamos, llega el Príncipe; evitemos su vista.
1263
Vayamos con su hermana a su poder decirle,
1264
y de un noble peligro sacar noble esperanza.

(Se marchan)

ESCENA III

EL PRÍNCIPE, OCTAVIO

EL PRÍNCIPE
1265
Ves, que los actos de mi excesivo amor
1266
apremia mi desdicha a obrar contra mí mismo,
1267
que toda ayuda es vana, y que ya no hay momento
1268
de coordinar mi mente junto con mi razón;
1269
que debo ser de Amor la víctima fatal,
1270
y sufrir del destino la sentencia ilegítima.
1271
Ve que insensiblemente, sin fe de fruto alguno,
1272
me dejo conducir donde mi ardor me lleva.
1273
Esta es su puerta; llama, y llévate a Lucía.

OCTAVIO
1274
(en voz baja)
¡Qué error, si pretende ver a Elisa ablandada!
1275
Pero no diré nada que me haga sospechoso.

EL PRÍNCIPE
1276
Llama sin tanto ruido.

OCTAVIO
(en voz baja)
¡Oh, el cobarde respeto!

ESCENA IV

LUCÍA, EL PRÍNCIPE, OCTAVIO

LUCÍA
1277
¿Qué pasa, Señor? ¡Cielos!, ¿qué pena os aflige?

EL PRÍNCIPE
1278
Consígueme, Lucía, que tu ama me hable.

LUCÍA
1279
Conocéis su carácter, y sabéis...

EL PRÍNCIPE
Ve, rápido,
1280
no te disculpes más, solo quiero que me oiga.
(Lucía vuelve a entrar)
1281
¡Qué estúpido miedo me ata a su puerta!
1282
¡Debemos admitirlo, un amante es cobarde!
1283
¡Para amar bien se exige un corazón hundido,
1284
yo obro en este recato con demente virtud!
1285
Y...

LUCÍA
(que vuelve)
Ya me preveía esta ingrata respuesta,
1286
con enorme disgusto, Señor, os comunico:
1287
la insensible, con aire frívolo y altivo,
1288
se excusa por no veros por dolor de costado,
1289
que, si puedo opinar, apenas la incomoda.

EL PRÍNCIPE
1290
La causa que me trae es la de su hermano;
1291
hagamos otro intento en aras de ese amor,
1292
cuya fatal pasión me costará la vida;
1293
haz que tanto rigor se calme un instante,
1294
no hablaré de nada que le disguste a ella;
1295
solo quiero ayudarle al lado de mi hermana,
1296
por cariño al Conde, mis deseos y mi alma.

LUCÍA
1297
(entra de nuevo)
Vuelvo a tantear su indócil humor,
1298
aunque en nada espero verla más asequible.

EL PRÍNCIPE
1299
Justos resentimientos a punto de irritarme,
1300
brotes que aceleran que estalle mi furia,
1301
pero antes probaré todo el mimo posible,
1302
sufriendo hasta el final a esta alma invencible.
1303
Tal esfuerzo, en que a veces no se promete nada,
1304
tiene éxitos felices, y somete enemigos.
(Lucía vuelve)
1305
¿Y bien?

LUCÍA
Abordar antes a una roca, a un tronco,
1306
antes que esperar de su boca algo bueno;
1307
por toda cortesía ella me ha replicado
1308
que no se encuentra bien y don Lope está fuera:
1309
es un desprecio extraño, y debéis quejaros.

EL PRÍNCIPE
1310
¡Ah! ¡Es mucha flaqueza, y mucho imponerme!
1311
Desdeño a esta ingrata tras ya tantos desprecios,
1312
y aprecia, sangre mía, el seno do te traje.

ESCENA V

ELISA en la puerta, EL PRÍNCIPE, OCTAVIO, LUCÍA

EL PRÍNCIPE
1313
Bien, altiva, debemos recuperar un alma,
1314
sobre la que ejercéis un imperio de llamas,
1315
vos que al hado debéis más que a vuestra belleza,
1316
y que os pertenecía solo por mi bajeza;
1317
debo volver al rango al que el Cielo me trajo,
1318
de vuestro esclavo debo convertirme en vuestro Amo,
1319
y, acatando sólo las leyes de la razón,
1320
del mal que simuláis lograr mi curación.
1321
Contra el ascendiente bajo el que nacisteis,
1322
quise echar una mano ante vuestro destino,
1323
y, para elevaros, a un rango glorioso
1324
tratar de doblegar la influencia de los Cielos;
1325
mas, bien veo que en vano mi esfuerzo se obstina
1326
en viciar el instinto al que inclina el origen,
1327
su fuerza nos arrastra, no podemos frenarla;
1328
para reptar nacidos, a subir somos reacios.
1329
Forjaos un gran triunfo, y devenid ilustre
1330
por despreciar promesas de las que no sois digna:
1331
¡este procaz desprecio os llevará muy alto,
1332
y tendréis motivos para jactaros de ello!
1333
Domarán vuestro ojos muchas otras Provincias,
1334
a diario a vuestros pies abatirán a Príncipes;
1335
los Reyes y Estados son su menor pillaje,
1336
y de toda Europa guiarán los destinos.
1337
¡Ridículo orgullo, frívola vanidad!
1338
A menudo se es ídolo de sí mismo e idólatra;
1339
y esos osan loarse con la fe de un gran bien,
1340
imaginando tanto, que no realizan nada.

ELISA
1341
Actuáis cual cobarde e indigno personaje,
1342
dejad el fragor, Príncipe. Creed en vuestros méritos.
1343
En esta justa ira hallad vuestro reposo,
1344
y no perdáis el tiempo con palabras inútiles.

(Vuelve a entrar, cerrando la puerta con violencia)

LUCÍA
1345
(yéndose)
¡Dios!

EL PRÍNCIPE
No son vanas, aunque puedan desagradaros;
1346
la razón me las dicta, pero nunca la ira,
1347
y todas vuestras gracias ya no acercarían
1348
a esta alma que rehuye a vuestro frágil encanto.
1349
Cometí ruindades, vos os enaltecisteis,
1350
y me habéis prohibido hasta vuestro recuerdo;
1351
no tengo má deberes ya que sacrificaros,
1352
os respetaré hasta que pueda olvidaros,
1353
hasta no padeceros ni a vos ni a vuestro hermano,
1354
más que para dañarlo y a vos contraveniros,
1355
más que para odiaros, y con todas mis fuerzas
1356
enfrentar vuestros días a los golpes del hado.
1357
Don Lope es solamente lo que yo hice que fuera;
1358
los medios surgirán, o yo haré que surjan,
1359
para poder bajarlo tanto como lo alcé,
1360
y destruir un destino que yo iba a culminar.

OCTAVIO
1361
Apenas puedo creeros, y el donjuán que amenaza
1362
a la vez que injuria presto está a indultar;
1363
el tiempo...

EL PRÍNCIPE
Yo sería de mi linaje indigno,
1364
si alguna vez me vieras someterme a su ley.

OCTAVIO
1365
Vos os liberaríais de una triste aventura.

EL PRÍNCIPE
1366
Mantendré mi palabra hasta la sepultura,
1367
y si yo no cumpliera lo que ahora te prometo,
1368
si Elisa alguna vez irrumpe en mi recuerdo,
1369
si veo más a Elisa, si alguna vez Elisa
1370
con todo su orgullo logra mi lealtad,
1371
tras de tantos desprecios ruinmente sufridos,
1372
que una infame mano me libre de sus hierros,
1373
y, que sobre un cadalso deje caer mi cabeza,
1374
para su vanagloria hurtando mi conquista.
1375
Si quieren complacerme, que en todo Aragón
1376
se suprima de Elisa la imagen y el nombre;
1377
que nadie me la nombre, ni a incluirme se atrevan
1378
en la ringlera de los pretendientes de Elisa:
1379
Élisa, ese objeto mi vencedor antaño,
1380
tanto hiere mis ojos cual antes mi alma hiriera,
1381
odiaría a Elisa sumisa a mis deseos;
1382
¡que el Cielo en su bondad me preserve de Elisa!

OCTAVIO
1383
¡Tanto nombrar a Elisa y detestar su amor!

EL PRÍNCIPE
1384
Por este medio excluyo a Elisa de mi vida,
1385
la expulso de un lugar sin justicia adquirido,
1386
y ya de mi memoria borro del todo a Elisa:
1387
renuncio a los Estados que debo heredar,
1388
si de ella me acordara no siendo para odiarla.

OCTAVIO
1389
¡Bendito seas, oh Cielo, porque esta Provincia,
1390
en el hijo de su Rey halle al fin a su Príncipe!
1391
En efecto, esta ingrata encantos atesora
1392
que merecen que un Príncice...

EL PRÍNCIPE
Espera, no termines.
1393
Aunque cualidades tan dignas de mi odio
1394
me hagan con razón odiar a esta inhumana,
1395
y que muchos motivos de ella me hacen vengarme,
1396
reservo para mí el derecho a ultrajarla;
1397
y no debo ni puedo, por cualquier otra boca
1398
sufrir sin cobardía la injuria que la ataca.

ESCENA VI

TEODORA, CINTIA, EL PRÍNCIPE, OCTAVIO

TEODORA
1399
Pues bien, en este amor que os inquietaba tanto,
1400
hermano, ¿habéis hecho un avance importante,
1401
y lo resolveréis con vos o con Elisa?

EL PRÍNCIPE
1402
Desde ahora os manifiesto cuánto es mi desprecio,
1403
ya que el premio, hermana, que pretendo del Rey,
1404
en esta feliz lucha que me gano a mí mismo,
1405
es la deportación de Elisa y de su hermano.

TEODORA
1406
¡Cielos!

EL PRÍNCIPE
Y al momento, si quiere complacerme.
1407
¿Acaso os inquietáis? Ese es el avance.

TEODORA
1408
Quien mucho aprieta a veces tiene remordimientos,
1409
pensadlo un poco más.

EL PRÍNCIPE
(marchándose)
El tema está zanjado.

ESCENA VII

TEODORA, CINTIA

TEODORA
1410
Luego mi muerte, Cintia, queda incluso resuelta.

CINTIA
1411
¿Cómo?

TEODORA
Si de la Corte destierran a don Lope,
1412
¿no es quitarme el alma y prohibirme la vida?
1413
¡Ay!

CINTIA
En verdad noté en vos cierta estima
1414
y algunas anuencias hacia esa alma magnánima;
1415
mas de eso a creer que Amor os tuviera en sus redes...

TEODORA
1416
¿Y qué es el Amor en el rango que ocupo?
1417
¿Con qué vocablos quieres que nuestra alma se exprese,
1418
sino por los de encanto, alabanza y estima?
1419
¿Quieres que por deseos y por degradaciones
1420
una hija de Rey se explique a sus amantes?
1421
¿En mi sexo y mi rango osamos decir te amo?
1422
¿El corazón, la boca hablan el mismo idioma?
1423
¡Qué desde hace tres años a esta alma generosa
1424
mi sincero ardor permita fe dudosa!
1425
¡Este fuego que nutro y que yo disimulo,
1426
por estar muy oculto casi llega a quemarme!
1427
Sí, yo lo amo, Cintia; lo amo y mi lealtad
1428
sólo ha pedido tiempo para ilustrar al Rey,
1429
para poder servir a mi hermano con Elisa,
1430
y para desviar por la segunda vez
1431
a estos ávidos pechos, rivales generosos,
1432
que hervían aún con la fe de mis deseos;
1433
pues tu sabes que el Rey, temiendo que su lucha...

ESCENA VII

DON LOPE desordenadamente, TEODORA, CINTIA

DON LOPE
1434
Dueña, don Sancho ha muerto.

TEODORA
¡Oh funesta noticia!
1435
¡Don Sancho muerto, cruel! ¡Y sin resentimiento
1436
te atreves a anunciarme de un amante la pérdida!
1437
¡Y el golpe en estos sitios soporta tu presencia!

DON LOPE
1438
Y además no he podido la venganza evitaros,
1439
y como por la pena vuestra opción es clara,
(Sacando su espada)
1440
este hierro...

TEODORA
Espera, juzgas mal mi secreto.
1441
El amante que lloro con intenso dolor,
1442
el amante que lloro, bárbaro, eres tú mismo.
1443
¿No sabes...

DON LOPE
Sí, lo sé la defensa del Rey,
1444
que un vocablo en su boca es inmutable ley;
1445
y de haberla infringido me juego la cabeza:
1446
pero muero feliz después de conquistaros.
1447
Por muy grande peligro que en este lugar corra,
1448
compensar no puedo esta confesión gloriosa.

TEODORA
1449
¿Por qué dejar al hado de esta lucha funesta
1450
la conquista de un alma que se disputa en vano?
1451
¿Y desde hace tres años mis ojos y suspiros
1452
cuántas veces debieron explicar mis deseos?
1453
Pero no es el momento de que yo te entretenga.
1454
Vete, salva mi vida conservando la tuya.
1455
Vete, y no te expongas a los primeros actos
1456
que el Rey permitir pueda a sus resentimientos.
1457
Entre los elegidos quiere que su poder
1458
reciba el respeto y el acatamiento:
1459
tu cabeza a su lado no tiene garantías,
1460
conozco su justicia y su severidad;
1461
espera a que su furia se haya amortiguado.
1462
Ve, el tiempo y mis lágrimas...

ESCENA VIII

EL REY, Guardias, DON LOPE, TEODORA

EL REY
Conde, entregad la espada.

DON LOPE
1463
Obedezco.

TEODORA
¡Oh combate, funesto a mis deseos!

EL REY
1464
Guardias, conducidlo a la Torre del Palacio.

DON LOPE
1465
Vanamente, Gran Rey, combatí la anuencia
1466
que nos ha hecho luchar contra vuestro mandato,
1467
mi obediencia intentó esfuerzos baladíes;
1468
don Sancho a la fuerza...

EL REY
Ya no os escucho.
1469
Idos, y solamente colocad la cabeza
1470
según el modo en que mi justicia dispone.

TEODORA
1471
Señor

EL REY
Y vos, por quien cien Reyes suspiraron,
1472
elegid un amante que pueda respetarme,
1473
y mantened su amor y su fe inseguros,
1474
si no sabe acatarme y si no me respeta.

(Se marcha)

TEODORA
1475
¡Ay! Si esta elección malogra mi deseo,
1476
ya no tengo ni amor ni amante que elegir.

FIN DEL CUARTO ACTO

ACTO QUINTO

ESCENA PRIMERA

DON LOPE en la habitación en que es arrestado, ELISA

DON LOPE
1477
¿Habréis satisfecho vuestro deseo del todo,
1478
cuando hayáis destruido mi fortuna y mi vida?
1479
Ambas, hermana, están a punto de expirar,
1480
sólo en vos confiaba, no tengo en qué confiar;
1481
ni una ni otra valen una palabra, un rezo,
1482
violentaríais vuestro carácter altanero,
1483
y para compeleros a este sensible esfuerzo,
1484
precisáis un asunto más vital que mi muerte.

ELISA
1485
Cuando me reprocháis la sangre que me anima
1486
siento mucho la fuerza e incentivo la estima,
1487
ya no os imagino en este ilustre rango,
1488
do tan alto llevabais la honra de misma sangre:
1489
y al ver que os hallaba de vos mismo oponente,
1490
en mi hermano ahora no conozco a mi hermano.
1491
¿Un guerrero tan bravo como vos habéis sido,
1492
puede desear algo por una cobardía?
1493
¿Un hermano tan noble, de la estirpe Cardona,
1494
puede aceptar algo que honor no le aporte?
1495
¿Y queréis agarraros a la Infanta y la vida
1496
con cobarde flaqueza y vergonzoso amor?
1497
Me llamáis ingrata, orgullosa, inhumana,
1498
si yo no me someto al objeto de mi odio,
1499
y a sus deseos no inmolo todo el resentimiento
1500
que me dejan la muerte y el amor de un amante.
1501
La muerte abrazaría con más satisfacción
1502
antes que cometer esta indigna flaqueza.
1503
Todo lo debo y puedo al nudo que nos une,
1504
pero por cobardías no me interpeléis:
1505
no siempre se ejecuta igual que se amenaza;
1506
a veces se condena para luego indultar:
1507
al Rey vuestros servicios harán flaquear su ira;
1508
los rebeldes vencidos abogarán por vos.
1509
Él debe conservaros si destruirse no quiere,
1510
o hacer temblar su Imperio con una ruda ofensa.
1511
Si el Príncipe me tiene por objeto de horror,
1512
si es cierto que me odia agriaré su furor;
1513
si me ama, pensar debe donde este amor lo lleva,
1514
y ocuparse de vos sin que haya que pedírselo.
1515
Perdería así solo un cuidado impreciso,
1516
ya que le rogaría sin fruto o sin aprieto.

DON LOPE
1517
Bien, dejadme morir, confiad en vuestro ánimo.

ELISA
1518
Muriendo, os seguiré; ya no puedo hacer más.
1519
Aquel cuyo amor fue infructuoso en mi alma,
1520
y que ver no he podido sumiso ni abatido,
1521
sin una aversión contra él tan violenta,
1522
no me verá jamás implorante a sus pies:
1523
y yo conservaré este noble amor propio,
1524
que no le permitió el poder gobernarme:
1525
forzad esta flaqueza, ella os sería vana.

ESCENA II

EL REY, Guardias, DON LOPE, ELISA

DON LOPE
1526
¿Señor, qué gentileza os trae a este lugar?
1527
¡Vos, viendo a un criminal !Vos, dentro de mi cárcel!

EL REY
1528
Siento vuestro infortunio, Conde, y tengo razón,
1529
sólo ante vuestro nombre toda Europa se asusta;
1530
más por el Estado hizo que todo el propio Estado.
1531
Por vos España es paz, y actualmente el moro
1532
respeta a un Soberano del que vos sois apoyo:
1533
la prueba de valor que habéis demostrado,
1534
redujo una urbe rebatiendo a la vista:
1535
por lo que este brazo hizo en este célebre uso,
1536
el oído más crédulo apenas tiene fe;
1537
me devolvéis Valencia, y por esta conquista
1538
mi agitada Corona sigue en mi cabeza;
1539
de ello os debo el premio, vos lo habéis demandado:
1540
es mi sangre, es mi hija, os está concedido;
1541
sí, Teodora es vuestra, y mi agradecimiento
1542
contra esta boda no ha excusa ni defensa,
1543
y quiero que al instante unáis vuestras manos.

DON LOPE
1544
¡Yo, Señor!

ELISA
¡Oh Monarca, honor de los Señores!

EL REY
1545
Sí, vos; mas de este premio pagando vuestro triunfo,
1546
aún a mi justicia debéis vuestra cabeza.
1547
Y seguro que vos no habéis olvidado,
1548
que igual que en pagar soy justo en castigar.
1549
Conocéis mi palabra; vuestras desobediencias
1550
sin tenerla en cuenta violaron mis mandatos;
1551
las tareas y deberes hechos a mis Estados,
1552
no os eximen del respeto de mis leyes.
1553
Sé que vuestra caída sacude mi Corona,
1554
y que pierdo al perderos mi más firme puntal:
1555
me privo de un yerno, pierdo en él la esperanza
1556
de ver donde me ignoran extender mi poder;
1557
más parte que vos tengo en vuestro sufrimiento;
1558
mas debe un Rey justicia contra su propia sangre.
1559
Cuando la Infanta fue a solventar vuestra lid,
1560
contra mi orden expresa entabláis combate;
1561
creéis que basta para despreciar a un Príncipe
1562
su gloria haber ampliado y salvado su Provincia:
1563
no, no, yo soy Rey, Conde, y este fatal combate
1564
mi poder atacaba más que vuestro rival.
1565
No puedo titubear en el castigo de un crimen
1566
donde mi autoridad ve herida su estima;
1567
y mi reino es injusto, a él renunciar debo
1568
si no sé castigar tanto como premiar:
1569
entraría don Sancho en el crimen y castigo,
1570
de no haberlo apartado su muerte a mi justicia;
1571
así de mi sentencia el rigor evitando
1572
la derrota es más dulce al que pierde que al que gana.

DON LOPE
1573
Si del honor las leyes, Sire, en este caso
1574
no tienen preferencia sobre las del Estado,
1575
si el gesto de don Sancho y sus celeridades,
1576
en fin, si de celosos y nobles movimientos
1577
por el más digno objeto que estima el Universo,
1578
no son dignos de gracia y no excusan mi crimen,
1579
espero con respeto el juicio que emitáis,
1580
y pondré mi cabeza donde vos lo ordenéis.

EL REY
1581
Encima de un patíbulo, Conde, os lo preparan.

ELISA
1582
¡Oh severa justicia, virtud en exceso cruel!
1583
Los días tan gloriosos que quieres arrancarnos
1584
enfriarán, Señor, el ardor de serviros.
1585
¡El día de un enlace, el que en su victoria
1586
precisamos patíbulos de triunfo y de gloria,
1587
todo regio de pompa donde lo alza el destino,
1588
un verdugo a vuestra orden para su muerte uno alza,
1589
y de su vengador priva a vuestra Provincia!

EL REY
1590
No he condenado vuestros rigores por el Príncipe;
1591
creído he que podíais al reo de un amante
1592
sin injusticia hacer tan duro tratamiento.
1593
La equidad permitidme que valoro do la hallo,
1594
y que contra mi sangre en vos misma apruebo:
1595
quien aquí, tan amado y no me ha respetado,
1596
y no se encomienda a mi autoridad,
1597
de mi vista alejado ha, metido en su victoria,
1598
más que en mi interés reparado en su gloria;
1599
el que, tan sólo súbdito, pudo no obedecerme,
1600
yerno un día podría decidir traicionarme;
1601
y usando el rango ilustre logrado en mi familia
1602
aspirar a mi trono tanto como a mi hija;
1603
protejo al Estado contra su defensor,
1604
y dentro de su apoyo temo a su raptor.

DON LOPE
1605
Si de este atentado mi Rey me cree capaz,
1606
que a la muerte me lleven, guardias, yo soy culpable;
1607
conservo mucho tiempo la sangre que le debo,
1608
todo debe un buen súbdito al recreo de su Rey,
1609
a esta sospecha entrego mi testa como ofrenda:
1610
¿hará mi propio brazo, gran Príncipe, el trabajo?
1611
¿Caer hará a pies de vuestra Majestad
1612
a esta víctima por vuestra seguridad?
1613
Por un uso frecuente debido a sus trabajos,
1614
sabe bien derribar las testas que os dañan;
1615
nada habéis odiado que él no haya apartado,
1616
él no perdona cuando es preciso vengaros.

(Teodora, Cintia y Lucía, entran)

ESCENA III

TEODORA, EL REY, Guardias, DON LOPE, ELISA, CINTIA, LUCÍA

DON LOPE
1617
(continúa hablando, a Teodora)
Adiós, de mi destino muy digna soberana,
1618
de mi temeridad soportaré la pena;
1619
sufrir no la he podido, Señora, y mi orgullo
1620
me hace merecer menos vuestro lecho que un féretro;
1621
para perderme es vano indagar otro crimen,
1622
cuando mi ambición hace legítima mi muerte;
1623
y yo fui criminal tan pronto como os vi,
1624
mis días al momento os fueron sojuzgados;
1625
desde este aciago instante claudiqué indefenso
1626
al fuego que me abrasa y establece mi ofensa;
1627
concebí pensamientos que rechazar debía,
1628
y sin otro pretexto me habrían castigado:
1629
apruebo que mi sangre de este crimen me limpie,
1630
mas permitidme al menos morir de esclavo vuestro;
1631
si cien Reyes pudieran reclamar esta dote,
1632
ninguno os serviría con tanta lealtad,
1633
y nunca hubo pasión que con tanto silencio
1634
tanto poder tuviera y tanta violencia.

TEODORA
1635
Hasta ahora esta gran alma fluida de vuestra sangre
1636
satisfizo mi sexo y sostuvo mi rango,
1637
y contra los deberes que el amor exige
1638
puso todo el ardor a que uno y otro obligan;
1639
no es que fuera insensible, ay, ella ardía,
1640
concebía deseos, pero nada decía;
1641
y, por un noble orgullo, largo tiempo pospuso
1642
esta declaración que me permitís ahora:
1643
pero hoy, Señor, hoy que puedo ver
1644
que la muerte es el precio de quien por mí combate,
1645
me va mal este orgullo, y soy una ingrata
1646
si mi alma no se expresa y mi amor no estalla;
1647
yo puedo confesarlo, me lo habéis permitido,
1648
don Lope me venció con vuestros enemigos;
1649
la sangre que vertía encendía mi llama,
1650
cada impulso suyo lo acercaba a mi alma;
1651
mi estima en secreto premiaba sus combates,
1652
mis deseos aumentaba al ampliar vuestro Reino;
1653
¡y en su último triunfo al concluir mi conquista,
1654
al brazo de un verdugo destináis su cabeza!
1655
¿Qué equidad, Señor, debe a vuestra ira
1656
el día de mi enlace inmolar a mi esposo?
1657
¿A qué crimen se debe, y debido a qué justicia,
1658
que el día del triunfo un conquistador muera?
1659
Él no razonó ante la cita de un rival
1660
de un violado respeto el suceso fatal:
1661
no supo de un combate ver la prohibición;
1662
y todo lo que ha hecho por esta ofensa expira:
1663
¡Señor, este arrebato dañará vuestro Reino!
1664
¡Cuántos brazos caerán a la vez que su testa!
1665
¡Su muerte hará sangrar a las almas más grandes!
1666
¡Apagará las llamas de aquellos que os sirven,
1667
si su ardor solo implica tan dudosa esperanza,
1668
la sombra de una ofensa tan vergonzosa muerte!

EL REY
1669
Dispenso donde debo el premio y el castigo;
1670
uno nunca es dudoso, el otro es siempre cierto.
1671
El supremo arte de los Reyes y los Gobiernos
1672
marchar debe basándose en estos dos fundamentos,
1673
yo camino sobre ambos con la misma justicia,
1674
y para que la renta preceda al servicio,
1675
y pagar los deberes cumplidos a mi Reino,
1676
quiero que vuestra unión preceda a su muerte;
1677
aunque en el mismo instante de este triste enlace,
1678
la espada que lo espera siegue su destino.
1679
Recibidlo en la mano, y con un noble esfuerzo...

TEODORA
1680
(cogiéndole la mano)
Sí, la recibiré para morir con él,
1681
para abrazar con él la suerte que le espera,
1682
y llevar al verdugo mi testa con la suya,
1683
juntando a una inocente a este amado asesino,
1684
y cumplir en la tumba nuestra unión eterna.
1685
Sí, la recibo, Sire, y si vuestra justicia...

ESCENA IV

Los mismos, DON FERNANDO

DON FERNANDO
1686
De don Lope, Gran Rey, aplazad el suplicio:
1687
mi hijo, agujereado, a punto de morir,
1688
para justificarlo hace un último intento,
1689
y morir no podría cometiendo la infamia
1690
de cortar sin delito una testa enemiga.

DON LOPE
1691
Debe el Pueblo vengarlo, y pierde con su muerte
1692
su espada más ilustre y su brazo más digno.

EL REY
1693
Fatal autoridad por los dos infringida,
1694
que ante su crimen, ay, ¿no te he extorsionado?
1695
¿El brillo y la equidad que debes conservar
1696
de apoyos tan queridos deben verse privados?
1697
¿O para conservarlos, si no te han perdonado,
1698
con toda impunidad serás menospreciada?

DON FERNANDO
1699
Gran Príncipe, indultad a brazos invencibles
1700
que los siglos futuros no os engendrarán:
1701
si su irreverencia vejó a vuestras leyes,
1702
más os las mantendrán que lo que os las dañaron;
1703
si deseo que mi hijo viva algún tiempo más,
1704
es por verlo morir entre vuestros rivales;
1705
y con las mismas leyes que apoyan su defensa,
1706
con una bella muerte reparar su ofensa.

EL REY
1707
Mantente inamovible, oh constante equidad,
1708
por quien mi nombre es tan temido como amado;
1709
no permitas deshonra, y deja en mis Provincias
1710
de tan hondo respeto a la ley de sus Príncipes,
1711
que mientras su poder establezca sus leyes,
1712
el ejemplo de ahora sólo una vez suceda.

ESCENA IV

EL PRÍNCIPE, OCTAVIO, EL REY, TEODORA, ELISA, DON LOPE, DON FERNANDO, CINTIA, LUCÍA, Guardias

LUCÍA
1713
(viendo venir al Príncipe)
Ah, Señora, el Príncipe, en su ira razonable
1714
viene a pedir la muerte al Rey de vuestro hermano,
1715
y pudiendo vengarse de él con brillantez...

EL PRÍNCIPE
1716
Por fin salgo triunfante de un combate tan duro:
1717
Sire, un esfuerzo ilustre que mi honradez reintegra,
1718
ha destruido en mi alma el yugo de Elisa;
1719
con desdén generoso vencí sus menosprecios,
1720
y de su tiranía mi mente he liberado;
1721
vengo a recordaros la promesa que me hicisteis:
1722
lo consigo a la larga por tan ruin servidumbre;
1723
me debéis el premio, vos me lo prometisteis.

EL REY
1724
Los Reyes velar deben sus promesas con todos;
1725
os la mantengo, Príncipe, y mi propia Corona
1726
se incluye en la elección que os di con mi palabra;
1727
de mi vejez el curso aún inmolaría,
1728
por calma tan amada como el de vuestros días.

EL PRÍNCIPE
1729
Mi deseo es más justo: quiero sólo por pago
1730
de olvidar a la hermana la testa del hermano.

EL REY
1731
Sí, su muerte es justa; sí, guardias, de inmediato...

EL PRÍNCIPE
1732
Exijo su cabeza, y no su defunción;
1733
solicito, Señor, su cabeza triunfante
1734
con un feliz enlace y besos de la Infanta,
1735
en quien vuestra Corona tenga un ilustre apoyo,
1736
y además vuestra gracia para don Sancho y él.

DON LOPE
1737
¡Oh generosidad que nunca tuvo igual!

DON FERNANDO
1738
¡Oh la prueba más grande del alma de un gran Príncipe!

EL REY
1739
Afloja, virtud mía, de un poder riguroso
1740
a favor de un hijo, y un hijo generoso.
1741
El rango de asesinos para ti es dulce cebo;
1742
muy severa equidad suspende aquí tu fuerza,
1743
y deja que se incline una vez tu balanza
1744
más hacia la bondad que al rigor de las leyes.
1745
Sí, Príncipe ayudo a dos almas invencibles,
1746
que no puedo apartar sin dolores sensibles,
1747
y confirmo el fallo del vínculo eterno
1748
que une a mi familia a un criminal tan amado.
1749
A mi clemencia ayudas, y pese a mi amenaza,
1750
soy feliz, hijo mío, de deberte su gracia,
1751
y este amado perdón no osando liberarse,
1752
a mi alma con placer se la ve avivarse;
1753
ya que si un grato éxito pone fin a estos trances,
1754
que a don Sancho custodien y cuiden sus heridas;
1755
de su valor, Fernando, conservadme el apoyo,
1756
y velará mi celo por vos como por él.

DON FERNANDO
1757
Si de un tan gran peligro lo libra su fortuna,
1758
tratará de vivir para morir por vos,
1759
y pagar con un brazo que sólo rindió Lope
1760
la gracia que yo obtengo de Vuestra Majestad.

EL PRÍNCIPE
1761
(a Elisa)
Pues bien, inexorable, ¿estáis satisfecha
1762
por la importunidad con que os he derrotado?
1763
¿Y el cruel esfuerzo que exigí a mi alma
1764
está relacionado con vuestra intransigencia?
1765
Sí, sólo así podía complaceros esta alma,
1766
ved con gran alegría una tan cara pérdida;
1767
mas sobre mí ejerciendo este severo esfuerzo,
1768
he renunciado, cruel, a más que a vuestras ansias,
1769
de un final desgraciado me libra mi arrebato,
1770
pero no he prometido callarme y vivir,
1771
pero no he prometido subsistir a un amor,
1772
sin el cual odio el brillo del trono y del sol:
1773
desleal, para probaros un tan bello arrebato,
1774
quisiera perder más que la sangre y el alma:
1775
por muy firme propósito que formarme pudiera,
1776
nada puede obligarme a vivir sin amarla.

ELISA
1777
Cesa, viejo recuerdo que un agravio me causas;
1778
sombra de don Luis, perdona mi flaqueza,
1779
deja pasar un alma muy firme y orgullosa
1780
del nicho que te encierra al seno de tu reo:
1781
resistí mucho tiempo contra un amor tan raro,
1782
contra tanta bondad el tesón es inhumano;
1783
vivid, Príncipe bajo un destino más grato,
1784
no muráis por mí que por vos vivir quiero:
1785
si el Rey, si el Estado a nuestro afán no se opone,
1786
lograréis a la hermana conservando al hermano,
1787
y ganáis un alma que vuestra autoridad
1788
con todo su fulgor nunca habría domado.

EL PRÍNCIPE
1789
¡Vos, mi Princesa, vos, a mis deseos clemente!
1790
¿La fortuna ahora ya me es favorable?
(Al Rey)
1791
De don Lope en mi sangre expiad el delito,
1792
ya no puedo morir, Señor, sino contento.

EL REY
1793
No, Príncipe, vivid; vuestro amor tiene encantos
1794
que fuerzan cualquier traba y me dejan sin razones.
1795
Daré a vuestros deseos el precio que es debido,
1796
y suscribo el dictamen que habéis emitido.
1797
Perder sangre tan noble como la de Cardona
1798
debilitar sería con dolor mi Corona.
(À don Lope)
1799
Teodora es vuestra; y dadme descendientes
1800
dignos de una unión y de un día tan célebre.

DON LOPE
1801
Gran Rey, ¿a qué peligros puedo exponer mi vida
1802
cuando mi dicha de ahora no sea digna de envidia?
1803
Vos, Príncipe, qué sangre, tras de tantas bondades,
1804
puede...

EL PRÍNCIPE
He hecho menos de lo que os merecéis.

EL REY
1805
¡Cielo, cuyos decretos regulan nuestros hados,
1806
concede un feliz éxito a estos dos matrimonios!

FIN DE DON LOPE DE CARDONA