Jean Mairet, La Silvanire

La Silvanira





Texto utilizado para esta edición digital:
Mairet, Jean. La Silvanira. Traducción versificada y notas de Á. García Calderón & M. Á. García Peinado, para la Biblioteca Digital EMOTHE. Valencia: ARTELOPE - EMOTHE Universitat de València, 2023.
Codificación del texto digital para EMOTHE:
  • Tronch Valls, Carme

Nota a esta edición digital

Esta publicación de La Silvanira de Jean Mairet, traducción versificada y notas a cargo de Ángeles García Calderón y Miguel Ángel García Peinado (Universidad de Córdoba) es parte del proyecto I+D+i «Teatro español y europeo de los siglos XVI y XVII: patrimonio y bases de datos», referencia PID2019-104045GB-C54 (acrónimo EMOTHE), financiado por MICIN/AEI/10.13039/501100011033.


LA SILVANIRA O LA MUERTA VIVA

TRAGICOMEDIA PASTORAL


A LA MUY EMINENTE Y PODEROSA DAMA, LA SEÑORA MARIE FÉLICE DES URSINS, DUQUESA DE MONTMORENCY Y DE AMPUILLE, BARONA DE CHATEAUBRIAND, ETC.

Señora,
Desde el mismo instante en que imaginé el plan de esta, concebí el de dedicárselo a Vuestra Grandeza. Siempre he considerado a mi Silvanira como una belleza que construi para que algún día apareciera ante los ojos de una de las damas más virtuosas y perfectas del mundo. Como resultado de esta consideración no estudié tanto para embellecerla, como para olvidarme hacerla honesta, para que de alguna manera fuese digna de presentarse ante vos. En estas circunstancias, Señora, os es fácil juzgar que, conociendo vuestra virtud como yo debería conocerla, y no habiendo tenido nunca una pasión más fuerte y más justa que la de complaceros hasta en las cosas más pequeñas, habré tenido buen cuidado para mantener este poema en tal pureza de acciones y de palabras, como para que vuestro pudor no pueda entender la representación, ni rechazar la lectura. En resumen, Señora, esta es La muerta viva, que, desde el parque sombrío de vuestra magnífica residencia de Chantilly, se ve hoy obligada a pasar a la claridad de la Corte, en la que vos sabéis que es importante hacer hacer su entrada con dignidad. Ella supo por la voz del pueblo cuántas caricias y alegrías recibió en el pasado su pastora mayor, Silvia, bajo la protección de Monseñor; ella no augura menos de la vuestra, si le hacéis el honor de recompensarla, como os lo suplica muy humildemente. El deseo de triunfar en la Corte no es lo que le produce más inquietud, ya que le consta que bajo vuestros auspicios solo podrá ser muy bien recibida. Quizá la parte más compleja que la perturba sea la de agradar primero a Vuestra Grandeza, comprometiéndo con ello vuestra reputación a la defensa de la suya. No dudo que de las dos partes necesarias para que os guste, el decoro y la belleza, encontréis la primera; en cuanto a la segunda, temo en extremo por ella y por mí que halléis muchas cosas que no os satisfazgan del todo. No se trata de que al considerar cuidadosamente las diligencias que aporté para embellecer su rostro no pueda convencerme (y quizá sin vanidad) de que no pasará por fea a ojos de la mayor parte del mundo. Pero cuando llego a representarme, Señora, la extraordinaria bondad de vuestra mente, unida a esa viva claridad de juicio que aparece tanto en vuestras acciones como en vuestras palabras, especialmente cuando recuerdo que os vi descubrir a veces en diversas cuestiones de poesía gracias y defectos que solo son percibidos por los más clarividentes de la profesión, ¿no tengo motivos para temer que descubráis en mi pastora algunos de los que nadie salvo vos habría visto hasta tarde? Toda Francia está de acuerdo en que Italia no le dio nunca nada tan bello o precioso como la Reina Madre, y vos, compartís tanto sus incomparables virtudes como el esplendor de su raza; y sin embargo, o no conozco de todo punto la lengua en la que os escribo, o la habláis precisamente como yo tendría que escribirlo para que los cortesanos creyeran que en mí es auténtica. Mi intención aquí no es la de alabaros, quisiera Dios, Señora, que me estuviera permitido hacerlo, por muy mal orador que yo pueda ser, no creo que en un asunto tan hermoso, mi cariño por serviros no me hiciera decir cosas muy bonitas; y no dudaría de que las almas cobardes a las que las alabanzas del mérito ajeno les resultan insoportables, sufrieran sin murmurar la pureza de las vuestras, lejos de cuestionarme la verdad. Pero cuanto más honor es, como es mi caso, de estar especialmente ligado a Vuestra Grandeza, también hago profesión de rendiros una excepcional obediencia: no iré más allá de los límites que vuestra modestia ha prescrito sobre este asunto, en esta exposición; no obstante, me atengo a ella con una desgana indecible. Pues además de la coacción a la que me veo obligado, es algo inequívoco que mi silencio será siempre sospechoso de ingratitud, más que justificado por la consideración del respeto que me impone, y la posteridad, que sabrá algún día por boca de la fama que habéis sido la maravilla de vuestro sexo y la admiración del nuestro, no me perdonará fácilmente la falta que cometo de dejar escapar una oportunidad tan excelente para garantizarme la fama por mis escritos. Con todo esto, Señora, prefiero estar seguro de que todo el mundo me culpe, antes que correr el riesgo de enfadaros. Sé muy bien que una virtud pura y noble como la vuestra se contenta con merecer elogios, sin preocuparse mucho por recibirlos. Me adaptaré, por tanto, a la modestia de vuestro carácter, con la condición, Señora, de que como recompensa reconozcáis por favor a esta pastora como vuestra, y sin acordaros de que provenís de la muy floreciente e ilustre Casa de los Ursinos, que es casi tan antigua como la nueva Roma, a la que todavía hoy embellece con esplendor, y dio tan dignos sucesores a San Pedro y tan grandes capitanes a Europa; que sin recordar, digo, la altura de vuestro nacimiento, o la bajeza del suyo, Vuestra Grandeza concederá dos o tres horas de vuestro ocio al deseo que tiene de entretenerlo con sus aventuras. Es cierto que son amorosas, pero también os he ya manifestado que ese legítimo afecto con el que ella responde al de su pastor, está más o menos en la naturaleza de lo que el matrimonio os permite tener por uno de los hombres más gloriosos de la tierra, y que uno de los hombres más gloriosos de la tierra tiene recíprocamente por vos. Eso me asegura, Señora, de que vos no la escucharéis con menos gusto, y de que la recibiréis con la misma bondad de carácter que os hace que seáis querida por todo el mundo. Si por casualidad ocurriera que la encontrarais hermosa, mi satisfacción se cumpliría, y me consideraría muy recompensado por el esfuerzo que me tomé de componerla así. Os juro, Señora (y lo digo sin adulación), que la mera estima que tengáis de mi obra determinará para mí la buena o mala opinión que debo formarme de ella, con tanta o más certeza que si Malherbe o Virgilio revivieran para decirme la verdad. Siempre hemos constatado que vuestra mente, que no está limitada por tipo alguno de materia, está además sostenida por una fuerza de juicio que no debe nada a la de esas personas sagaces a las que nuestro siglo respeta tanto como para no juzgar el precio de las cosas sino por la estima que a ellos les merece. Pero quizás este abusando impertinentemente de vuestra paciencia: terminaré, pues, después de rogaros que recibáis gratamente este testimonio de mi deber, que os hago llegar tan gustosamente, como me considero,

Señora de Vuestra Grandeza
el más humilde y obediente servidor
mairet


La escena se desarrolla en ForezN

X
Nota del traductor
Le Forez es una región natural e histórica francesa situada en la parte central del actual “Départament de la Loire” (région Auvergne-Rhône-Alpes). Sus habitantes son “Foréziens”. Al oeste y al sudoeste se hablaba occitano. Comarca famosa en la literatura francesa por ser el escenario de uno de sus libros más representativos:L'Astrée de Honoré d'Urfé.
.


ARGUMENTO DE LA SILVANIRA

Menandro, uno de los pastores más ricos de Forez, que solo tiene una preciosa hija bella y sensata, llamada Silvanira, decide casarla lo más ventajosamente posible. Para ello, pone sus ojos en Théante, pastor tan bien dotado de los bienes de la fortuna como desprovisto de los de la mente y del cuerpo. Silvanira, que desde edad muy temprana había sido atendida por el gentil Aglante, al que solo le faltaban las riquezas del otro para ser feliz, valora morir antes que consentir en ese matrimonio. No es que ella nunca hubiera descubierto su cariño por Aglante, al contrario, dado que ella era sumamente prudente y comedida, en cuanto ambos fueron cumpliendo años ella lo privó de los privilegios de su infancia, comportándose con indiferencia respecto de él; tanto más al deducir que la avaricia de su padre y la pobreza de Aglante nunca se conciliarían, era muy discreta como para dar vanas esperanzas al pastor; de ahí que se viera obligada a parecer insensible a su amor, y de disimular con gran dificultad la intensidad de su amor por él. La noticia de la decisión de Menandro llega a oídos de Tirinte, un joven pastor enamorado apasionadamente de Silvanira, pero cuyo carácter era mucho más violento que el de Aglante, se deja llevar por la desesperación, y totalmente furioso quiere subir sobre la cima de una roca para arrojarse al vacío. Alcirón, pastor sensato y amigo suyo, trata de apartarlo de este plan; finalmente, al darse cuenta de que su herida era muy honda para curarse con palabras, le da un espejo, mediante el cual le promete convertirlo en poseedor absoluto de su amada. Tirinte le da el espejo a Silvanira, y la apremia tanto para que se mire en él que al final ella lo hace; pero el resultado es tan extraño, y tan opuesto al que él mismo había presagiado, que pocas horas después le llegan noticias de su muerte, en lugar de las que esperaba de su amor. Enseguida sospecha que era un efecto del regalo de su amigo; de modo que, llevado por el amor y el furor, lo persigue a muerte como si fuera su más mortal enemigo. Alcirón, huido de sus manos, encuentra un barco de pesca en la orilla del Lignon, gracias al cual se explica tan bien al desesperado Tirinte, que van los dos juntos al monumento en el que había sido colocada Silvanira, siguiendo la costumbre del país, que requería que las jóvenes sobre todo fuesen enterradas con sus ropas, como mayor testimonio de honestidad. Tirinte la reanima, e intenta en vano conquistarla con dulzura; finalmente, recordando el consejo de Alcirón, quiere llevarla a la fuerza a una cueva, donde lejos de testigos pueda convencerla para que lo acepte como esposo. Mientras tanto aparece Aglante, y muchos otros pastores con él que atrapan al secuestrador; Fosinda busca la muerte de Tirinte, de quien estaba apasionadamente enamorada; se lo condena a ser arrojado desde la ‘Roca Infortunada’; Fosinda urde un plan para salvarlo; él, que nunca la había amado, está feliz por casarse con ella. Mientras que, por otra parte, Menandro tras muchas dificultades accede finalmente al matrimonio de Aglante y Silvanira.

Este tema se trata con más detalle en la tercera parte de L'Astrée, donde el Señor d'Urfé construye una historia continua (1). El mismo autor la ha convertido en una pastoral en verso sin rima, a la manera de los italianos. Ahí es donde se puede provocar la curiosidad del lector.

(1) Es decir, un episodio propio titulado “Histoire de Silvanire”, intercalado en el relato general y que no es interrumpido por otros episodios.



AL SEÑOR MAIRET, A PROPÓSITO DE SU SILVANIRA


I

Joven Apolo de nuestra Corte,
Mairet cuya fecunda vena
produce obras todos los días
que saben seducir a todos,
sin creer que nos fatiguemos
de la dulce armonía de tus canciones,
sigue componiéndonos nuevas:
tus versos tan claros y dulces,
y tus creaciones tan hermosas,
son placenteras para todos.

MARTIN


AL SEÑOR MAIRET


EPIGRAMA

Mairet rodeas de tanto encanto
a tu pastora Silvanira,
que el censor allí no sabría
hallar nada que difamar:
es un ente de castidad,
es la imagen de una belleza
que arde con una santa llama;
haces bien viendo en este cuadro
la gentileza de tu alma,
y cuán hermosa es tu mente.

VILLENEUVE


AL SEÑOR MAIRET


SILVIA A SILVANIRA

Estancias

Querida hermana, no me avergüenzo
de que tu belleza me supere
y en adelante me haga objeto de desprecio:
vengo con mis trofeos a aumentar tu victoria,
y a entregarte toda la gloria
cual un adorno de tu precio.

Mis ojos llenos de suave llama
para abrasar el alma de un Thélame
sirvieron otro tiempo de antorchas al Amor:
¡Mas ay! Que creo que es pequeña mi conquista
cuando conozco tu mérito,
que encantar debe a la Corte.

El que tu belleza esté contra mí,
no tendría por qué desagradarme,
a pesar de mi apego me gusta la dulzura,
sin pena esperaré a que aumente tu gloria,
y para que tu padre viva
que hagas que fallezca tu hermana.

Una vez fui la maravilla,
y realmente era insuperable,
si ante tu nacimiento terminara su suerte:
mas por más que esta dicha fuera digna de envidia,
prefiero perderla con tu vida
que conservarla por su muerte.

Si no quieres pronto seguirme
cuidate de que viva mucho,
aún las compondrá más hermosas que tú:
pues por alguna gloria que loen tu nacimiento,
¿tiene menos poder contigo
que el que ejerce conmigo?

No, tu serás siempre magnífica,
aunque presuma de poder,
el mundo nunca vio brillar un solo Sol:
luego, no tengas miedo de hallar tu sustituta,
pues al traerte al mundo
tu padre igual no tiene.

Así nuestra ciudad dorada
por ver tu grandeza adorada
te levanta en los montes magníficos altares,
y sus bellezas jóvenes con las que ella se anima
darán a tu renombre
lo que se da a los inmortales.

Tu la haces mucho más gloriosa
que esta tropa atrevida,
que viene a hallar la muerte incluso en las manos,
ni que este gran peñasco que le hace de muralla,
y abrió su dura entraña
para dar paso a los romanos.

Acepta pues esta corona
y este laurel que la rodea,
marca de tu victoria y prueba de mi fe,
no temas de que un día puedan arrebatártela,
y cree que superando a Silvia
tienes ya a todas las otras.

FRANÇOIS DE LISOLA
Besançonnais.


AL MISMO SOBRE SU SILVANIRA

EPIGRAMA

Mentiroso agradable, tu astucia nos inspira
un tan dulce error, que al tomar Silvanira
por un objeto vivo,
feliz con tanto encanto que reverencio en ella,
yo te aconsejaría que seas su rastreador,
si su padre no fueras.

D'AL. EV. D'ALB.


AL SEÑOR MAIRET

SONETO

Joven Cisne extranjero que del borde del DouxN

X
Nota del traductor
Doux: Río francés afluente del Ródano por su margen derecha.

a atraer vienes con cantos a los pueblos del Sena,
arroyo que se quiebra en pequeños guijarros
fluye menos despacio que lo hacen tus venas.

Y cuando de tu Héroe tan célebre entre nos
tu cantas los combates con un aliento fuerte,
vemos que por un cambio inimitable a todos
corren en un torrente que asola la llanura.

Mas al ver como vemos la bondad de tus hábitos,
y de un joven obrero las obras tan maduras,
esto es lo que aún más sorprende a nuestro siglo.

Porque tras tantos muestras que ha creado tu pluma,
¿quién no dice que das fruto en Primavera
que las más grandes mentes hayan dado en Otoño?

de L. M.


AL SEÑOR MAIRET

SONETO

Estos divinos pasmos de una amorosa llama
tienen suaves encantos que hechizan nuestras mentes,
caro Mairet, mi mente está embelesada
por el santo furor que anida en tu alma.

Apolo, al que todos con constancia reclaman
ya no debe escuchar nuestras voces ni gritos,
ya que solo tu ganas el premio desde ahora
por inspirate en él sin incurrir en culpa.

Ya no admiro nada en este Universo
cuyo son sea tan dulce como el de tus versos:
o que tu Silvanira por él esté cautiva.

Pues pese al destino que la puso en la tumba
ella sigue gozando de la más feliz llama,
y te vuelve inmortal al la vida volviéndola.

BURNEL


ALL’ SIGR MAIRET POETA GALLICO


Mairet, che per l'eccelse e verdi cime,
Di'Pindo, oue ben rari Apollo ha scorto,
Ten vai trà'l sacro choro hor à diporto,
Et mi chiami in di à cantar versi e rime.

Me, cui dal camin destro erto e sublime
Sinistro fato in vie diverse hà torto;
In drizza col tuo stil soave e scorto
Dietro le belle tue vestigia prime.

Che di quell'altra, che con tai fatiche
Acquista sti in poggiar grado si degno,
Forse questa non fia minor corona.

Udir, Mairet hà cosi le Muse amiche,
Che puote aprir à tal (ch'e' forse in degno)
I varchi di Parnaso, & d'Helicona.

GI0. BATTISTA ROSA
Napolitano


PERSONAJES

AMOR HONESTO, Prólogo
AGLANTE, pastor
HYLAS, pastor
TIRINTE, pastor
ALCIRÓN, pastor
SILVANIRA, pastora
FOSINDA, pastora
MENANDRO, padre de Silvanira
LERICIA, madre de Silvanira
MENSAJERO
DRUIDA
CORO DE PASTORES
CORO DE PASTORAS

AMOR HONESTO

PRÓLOGO

1
Si por llevar al dorso diferente plumaje,
2
arco en la mano izquierda y fuego en la derecha,
3
y toda la tramolla asociada a mi imagen,
4
a alguno con razón le choca que una banda
5
ciña también mi testa,
6
soy yo el Amor honesto,
7
de quien los movimientos no son desordenados,
8
ni los ojos cegados.
9
Soy ese mismo espíritu de origen celestial
10
que hizo caer como víctimas a las crueles Parcas
11
al milagro del Himen, a la excelente Alcestis,
12
al precio de salvar a su cara mitad,N
X
Nota del traductor

Alcestis, hija menor de Pelias, rey de Yolco, que al casarse con Admeto olvidó realizar un sacrificio a Artemisa; al enfadarse ésta, llenó la habitación nupcial de serpientes, aceptando morir ella en lugar de su marido.

13
y que hizo que Artemisia
14
su promesa acatara
15
con Mausolo y sus restos, con una tumba honrado
16
la más bella del mundo.N
X
Nota del editor

Artemisia, hija de Hecatomno, fundador de la dinastía hecatómnida, que se casó con su hermano Mausolo, sátrapa desde la muerte del padre de los dos. Famosa por el gran dolor que provocó en ella la muerte de su marido, a quien mandó levantarle un gran monumento sepulcral de su marido, llamado Mausoleo, que fue considerado como una de las siete maravillas del mundo antiguo.

17
El fuego en su reposo, el Planeta más claro,
18
y el Astro más bello de todo el firmamento,
19
no brillan todavía con tan nítida llama
20
como la que en mí arde de un amante virtuoso;
21
así nunca la tierra
22
ha sentido el trueno
23
por acto cuyo crimen con justificación
24
pueda serme imputado.
25
Si Paris de su huésped tiene la capa impura,
26
si BiblisN
X
Nota del traductor

Ovidio narraría con detalle la historia de Biblis (Metamorfosis, IX, 450 ss.): Biblis, sentía por su hermano un gran amor, que más que el amor de hermanos era un amor incestuoso.
Empezó a reprimir sus sentimientos hacía él, pues pensaba que no eran correctos; se preguntaba porque no podían casarse al igual que hacían los dioses.
Decidió escribir una carta a su hermano, declarando su amor por él. Cauno, horrorizado por las pretensiones de su hermana, decide huir de su tierra y acaba fundando una ciudad en el exilio. Biblis, desesperada por la huida de su hermano se volvió loca de pena y lo buscó por toda Asia, sin encontrarlo. Abandonada a las lágrimas, muere, transformándose en fuente.

concibió deseos insensatos,
27
o si Fedra abrasóse con ardor disoluto,
28
y de su casto hijo avanzó días bellos;
29
estos fuegos adúlteros
30
lo mismo que sus crímenes
31
son de un cierto demonio que se viste insolente
32
detentando mi nombre.
33
Yo sé que un falso Amor de terrenal origen,
34
cuya virtud jamás regula los deseos,
35
y que violentamente como ave de rapiña
36
se nutre de deleites y de sucios placeres,
37
profana mis misterios,
38
cae en mil adulterios
39
y ciego imprudente, ciega a los mortales
40
que le alzan altares.
41
Llevamos uno y otro una antorcha y flechas,
42
los dos hacemos uso de dulzura y encantos,
43
los golpes en el pecho abren las mismas brechas,
44
mas los mismos efectos no se siguen tras ellos,
45
y muchos de los hombres
46
(tan semejantes somos)
47
piensan que, como yo, este impostor sea Dios
48
huido del mismo sitio.
49
No obstante mantenemos cada uno sus costumbres,
50
mi juego mal comienza para bien acabarse,
51
y el suyo a contrapelo acaba en amargura,
52
y al contrario que el mío comienza en dulzura;
53
avivo yo mis llamas
54
solo en las bellas almas,
55
donde este buitre tímido merodea a las mentes
56
que están poco ocupadas.
57
Se complace en la Corte, mansión de la licencia,
58
y fecunda materia para actos ruines:
59
en mí, que soy amigo de la pura inocencia
60
no quiero abandonar la morada campestre,
61
mientras que los destinos
62
y el curso de los años
63
por asunto romano me obliguen cada día
64
a estar en la Corte.
65
Del Cielo que yo vengo la suerte saber me hizo
66
que en los bordes del Tíber hoy tan poderoso,
67
de la sangres de Ursinos saldrá una beldad
68
que a las otras supere en raras cualidades;
69
que bajo un rey más justo
70
y más feliz que Augusto,
71
sus virtudes harán que los franceses se asombren
72
en su propio país.
73
Entonces en su seno como dentro de un Templo
74
podré yo alojarme con total garantía,
75
sin temer que la Corte, que seguirá su ejemplo,
76
asegure mis leyes dentro de su pureza:
77
mas deseando que llegue
78
esta estación tardía
79
no abandonaré a los pastores de Forez,
80
ni sus antros secretos.
81
Me promete hoy Fortuna del todo complacerme,
82
y concebir conmigo prodigios amorosos,
83
en consecuencia el Sol brilla tan fuertemente,
84
que redoblar parece la claridad del día,
85
nunca, aunque se diga
86
de pastores de Arcadia,
87
puse en sus corazones tan dulces sentimientos,
88
ni hecho tan bellos cuerpos.
89
Ya hace cuatro o cinco años que Aglante y Silvanira
90
encienden mis altares con suspiros de amor,
91
por fin he decidido acabar su martirio
92
con un empujoncito que se geste por ellos,
93
les concedo el premio
94
cuando menos se espera,
95
y desde luego pocos me han servido algún tiempo
96
sin quedarse contentos.


ARGUMENTO DEL PRIMER ACTO

Aglante le cuenta el motivo de su tristeza a su amigo Hylas, quien trata en vano de abstraerlo de su amor. Mientras hablan, aparecen Menandro y Lerice; Aglante, que se acercaba, se había escondido tras una roca para no ser visto por Menandro, se entera por sus palabras de que buscaba a su hija para ordenarla que se casara con Théante. Después de algunos lamentos le suplica a Hylas que hable con Silvanira en su favor. Lo que el pastor hace al salir de allí; pero aparentemente sin resultado.

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

HYLAS, AGLANTE

HYLAS
97
Aglante, confieso ahora que me van penetrando
98
los seguros presagios de lo tiempos convulsos;
99
¿quien no lo hubiese dicho viendo los nubarrones
100
en todo el horizonte que ya se prolongaban,
101
que hoy el ojo del cielo vertiera tantas lágrimas,
102
que hasta Flora llorara el daño a sus flores?
103
A pesar de ello vemos contra toda esperanza
104
una hermosa apariencia de un precioso día:
105
¿los tronos de los reyes son algo similares
106
al resplandor brillante del origen del Sol?
107
Y por más vanidad que se dé a su poder,
108
¿tienen este esplendor que brilla al nacer?
109
Su “lever” tan afable como nunca lo fuera
110
promete al mediodía primavera y verano;
111
y si atención prestas a esta gran luminaria,
112
tiene un no sé qué mayor a lo habitual;
113
yo creo ciertamente que el Cielo acomete
114
o medita llevar a cabo hoy algo grande,
115
parece que se entiende con la Naturaleza,
116
que espera él de ella algún extraño evento;
117
y nunca sin violar las leyes del Universo
118
no ha sacado a la luz más tesoros diversos;
119
pues todas las bellezas que en la estación reciente
120
optan por adornarse los reciben de ella.
121
De modo, caro amigo, que todo con razón
122
nos invita a gozar de los frutos de estación;
123
a mí, de inquietud libre, cualquier cosa que vea
124
trae insensiblemente el gozo a mi mente.

AGLANTE
125
¡Oh! ¡Si me permitir¡eran poder decir lo mismo,
126
Hylas, querido Hylas, cuán contento estaría!
127
Pero este ya es el cuarto o quinto año
128
que mi alma condenada a las penas de amor
129
está aún buscando un momento de asueto
130
para probar un día un estable placer.
131
La Natura provista de boato y de belleza
132
mil veces más aún de lo que nunca vimos
133
mis sentidos tentara con todos sus encantos,
134
que mi alma del placer no se desasiría.

HYLAS
135
¡Qué ingenio, o más bien cuánta melancolía!

AGLANTE
136
Tal que decir pudiéramos una extrema locura.

HYLAS
137
Ya que tu mal conoces, ¿por qué no te esfuerzas
138
de detener su curso por tu propia virtud?

AGLANTE
139
Con toda mi virtud trato de resistirle,
140
y toda mi virtud reside en mi constancia.

HYLAS
141
He aquí que mis ingenios tontamente constantes
142
son siempre despreciados, y siempre desdichados;
143
veamos, por hablar solo de este territorio,
144
que bien se lo ha tomado cual servidor de Astrea.
145
La constancia es un sueño, y este tipo de amantes
146
tan solo se encuentran dentro de las novelas;
147
yo, siguiendo la ley, de la propia natura,
148
solo amar podría a una beldad que me ame.

AGLANTE
149
Tu parecer tan libre y tan bien expresado
150
muestra muy claramente que tú no has amado.

HYLAS
151
Yo mismo he amado más de lo que aman todos
152
los mozos de Lignon.

AGLANTE
Me parece, no obstante
153
que es imposible amar, llamándose Hylas.

HYLAS
154
Olvida esa opinión, Aglante, si la tienes;
155
Criseida, Alexis, Floriante, Madonte,
156
y otros tantos que al fin ya no llevo la cuenta,
157
muestran que en todo caso más que tú he amado.

AGLANTE
158
Si dices más frecuente, y no mejor, lo creo.

HYLAS
159
Si entre los combatientes hacen mejor la guerra
160
los que menos se esfuerzan y caen más a tierra,
161
mejor el amor hacen los que trabajan menos
162
y siempre son premiados como los más valientes:
163
Aglante ama a la antigua, Hylas ama a la moda,
164
y el modo de amar nunca es desagradable,
165
donde el perder el tiempo, el llanto y la desgana
166
los días y las noches a la tuya acompañan.
167
Admito que un pastor que quiere hacer fortuna
168
servir pueda fielmente a lo sumo una luna,
169
y que en ese tiempo su mente esté dispuesta
170
a hacerse agradable al blanco elegido.
171
Luego si por simpleza o bien por presunción
172
el ingrato no tiene bondad con él ni aprecio,
173
que pronto su deseo va hacia la novedad,
174
y ofrece sus promesas a otra beldad cualquiera,
175
que de ojos más clementes verá sus sacrificios.
176
De modo, pobre amante, será preciso que obres,
177
sin querer obcecarte en este enorme orgullo
178
que devora tu edad y a un ataúd te manda.
179
Soñador, solitario, derrotado y pálido,
180
estás ya empezando a no ser ni tú mismo.

AGLANTE
181
Te agradezco, Hylas, tus sensatos consejos,
182
que alguien que no sea Aglante tal vez seguido hubiera;
183
¡Pero cómo! ¿Es que puedo luchar contra el Destino,
184
terco en perjudicarme desde mi nacimiento?

HYLAS
185
“Un corazón cobarde se forja en la desgracia
186
trocando su escaso ánimo en una obligación.”

AGLANTE
187
Ya sea el Destino, o mi propia flaqueza,
188
solo curarme puede la mano que me hiere.

HYLAS
189
Bien lo ha ella demostrado, al menos hasta ahora,
190
que por tu amparo tiene un desvelo magnífico;
191
“fuera está de lugar que de un jardín ajeno
192
esperemos las flores que crecen en el nuestro”.

AGLANTE
193
¡Cuán fácil es, oh Dioses, en la tranquilidad,
194
retribuir el consejo y la moralidad;
195
mas si te hubiera dicho el tema que me ocupa,
196
cambiarías muy pronto de sentir y lenguaje;
197
verías que Amor consigue con los ojos
198
un culto más omnímodo que el de los propios Dioses,
199
que un alma de su imperio una vez sojuzgada
200
de él salir no puede sino al dejar la vida,
201
y midiendo mi fuerza en mi actual estado,
202
verías que quejarme es todo lo que hacer puedo.

HYLAS
203
¿No conozco yo acaso este raro prodigio?

AGLANTE
204
Sí, desde que su nombre resuene en tus oídos.

HYLAS
205
Tan solo espero eso.

AGLANTE
¿Qué, sin oír su nombre
206
no sabes de quién hablo?

HYLAS
Puedes estar seguro;
207
¿es tema tan famoso como el agua y la tierra,
208
para que todo el mundo pueda bien conocerlo,
209
o es que debo tener el don de adivinar?

AGLANTE
210
No, pero no es difícil el poder sospecharlo
211
para aquel que conozca de que es la obra más rara
212
con que el cielo se adorna y la tierra se engalana,
213
honor de nuestros bosques, gloria de nuestros días,
214
y el objeto más digno de los amores leales
215
que concebir podrían los reyes más dichosos.

HYLAS
216
Creo que la conozco con sellos tan hermosos,
217
es sin duda la Aurora o la hermana del Sol.

AGLANTE
218
¡Tiene, como la Aurora, la tez fresca y bermeja,
219
porte, aspecto y ojos, que son nada mundanos,
220
y mucha más dureza que se atribuye a Diana!
221
En fin, por complacerte, y complacerme a mí,
222
pastor, es la arrogante y bella... Mas he aquí
223
a Menandro y Lericia; antes de que se acerquen,
224
por favor, escondámonos detrás de esta roca.

ESCENA II

MENANDRO, LERICIA

MENANDRO
225
Vagamente paseamos nuestra mirada y pasos;
226
seguro estoy que hoy ya no vamos a verla,
227
sé muy bien que ella elude encontrarme;
228
si preciso es que ella por la noche aparezca,
229
y el día que la oculte tendrá poco poder
230
ni obviará que la noche me la muestre otra vez.
231
Pese a este rigor, suyo tan poco loable,
232
creo que ella estará con Théante en tres días,
233
como continuamente se lo he solicitado.

LERICIA
234
El plazo me parece que es muy precipitado,
235
ya que además el hecho por sí mismo requiere
236
reflexión más profunda, la chica ya es mayor;
237
además, evitemos pillarla de improviso;
238
dicen que nunca es tarde si la dicha es buena.

MENANDRO
239
Hablas como mujer, y no tienes en cuenta
240
que se alejan las nupcias mientras se las retrasa,
241
y que difícilmente un similar partido
242
viniera a buscarnos una vez alejado:
243
nos concierne el asunto con tanta conveniencia,
244
que sería estúpido pensarlo por más tiempo.

LERICIA
245
Mas aun así, Menandro, justo es, a fin de cuentas,
246
que él esté de acuerdo.

MENANDRO
Lograré resolverlo;
247
yo se bien el poder que me da sobre ella
248
el derecho inviolable de la ley natural;
249
deberá ceder ella por fuerza o de buen grado.

LERICIA
250
De estas dos la última siempre es la más segura,
251
ya que sin adularla, en la vecindad pocas
252
tienen para su edad un juicio tan sereno,
253
que vencer no tendrá más que tu decisión.

MENANDRO
254
Si tú no la confundes con tu benevolencia,
255
como suelen hacer casi todas las madres,
256
cuyas mentes malsanas imaginan quimeras;
257
la haces creerse tan sabia, a pesar de que ves,
258
su mínimo interés en tenerme contento:
259
si Théante la aborda se marcha del lugar,
260
o le pone una cara tan fría como el hielo.

LERICIA
261
¿Debemos sorprendernos? Le asusta este pastor
262
que le sigue mostrando un rostro indiferente;
263
cuando converse a solas con ella y la apacigue
264
en unos quince días lo verá como amigo.

MENANDRO
265
No creo que sean bastantes para verlos casados.

LERICIA
266
Es muy juiciosa como para a ti contrariarte.
267
Mas vamos a buscarla, es posible que haya ido
268
a cazar con Fosinda en el bosque del valle.

ESCENA III

AGLANTE, HYLAS

AGLANTE
269
¡Oh funesta noticia, oh Dioses! ¡Qué he oído,
270
mi mal no tiene cura! ¡Hylas, estoy perdido!
271
¡Ay, Menandro, Menandro!

HYLAS
Pues, ¿qué quieres decir?

AGLANTE
272
Que me muero de amor, que es por Silvanira,
273
y que el sangriento afán del viejo y del destino
274
en favor de Théante han dispuesto mi muerte.

HYLAS
275
Conozco a la pastora, es realmente muy bella;
276
pero sabiendo en cambio cuán rebelde es contigo,
277
pienso yo que los dioses han hundido a propósito
278
este amorío para dejarte sosegado,
279
“pues la ilusión perdiendo se pierde el deseo.”

AGLANTE
280
Di que al perder la fe debo perder la vida,
281
sin que tenga sobre ella ningún otro derecho
282
más que el de complacerme por mi propio cariño;
283
mi amor no desea que otro la posea,
284
pero mi razón quiere que yo a todos la ceda.

HYLAS
285
¿No esperas nada entonces?

AGLANTE
Nada más que la muerte,
286
nada, en absoluto.

HYLAS
Te quejas sin razón:
287
“quien deja de esperar deja de tener miedo,
288
y si a nada se teme no hay razón en quejarse.”

AGLANTE
289
Aglante en verdad no tiene miedo ni espera,
290
y este es el momento por el cual él se queja,
291
pues si alguna esperanza brillaba en su alma,
292
algún impedimento que combate su llama,
293
pensaría en vencerla a fuerza de sufrir,
294
y tendría paciencia en vez de murmurar.

HYLAS
295
O que se cierre toda esperanza a tu amor,
296
(cosa a la que no obstante se opone la razón),
297
siendo, en mi opinión, más fácil de prever
298
un otoño infructuoso que amor sin esperanza;
299
si tu alma ama bien, digas tú lo que digas,
300
incapaz de esperar, debe ella desear.

AGLANTE
301
Es verdad, lo deseo, y moriré satisfecho,
302
con tal de que mi anhelo obtenga su efecto;
303
¿sus riquezas quizás? ¿O bien como tu piensas,
304
sus suspiros, sus besos, y dignas recompensas?
305
No, ya que este honor siempre caro para ella
306
me prohíbe desear lo que enfadarla pueda.

HYLAS
307
¿Y qué, pues?

AGLANTE
Que mi fe siempre inmutable
308
viva en su memoria, y le sea agradable;
309
así mi mal presente, así mi mal pasado...

HYLAS
310
¡E incluso el futuro!

AGLANTE
Será recompensado;
311
a más rico estipendio no aspira mi espera.

HYLAS
312
“Más rico es aquel que con poco se contenta;”
313
mas quien me redujera a tan sobrio deseo,
314
sin duda Amor en mí sería una dicha.

AGLANTE
315
Hylas ama a su modo, Aglante ama al suyo.

HYLAS
316
Con razón; por ello es que lo que está bien se deja.

ESCENA IV

AGLANTE, HYLAS, SILVANIRA

AGLANTE
317
¡Dioses! Aquí llega ella hermosa como el día,
318
y trayendo consigo el desdén y el amor;
319
¿notas como la gracia va con ella a su paso?
320
¿Y bien, Hylas?

HYLAS
¡Me muero! Tiene muy buen aspecto,
321
y excepto su rigor nada puede igualarla.

AGLANTE
322
Pero verla no es todo, hay que oírla hablar:
323
si el ojo que la ve cree que es un milagro,
324
el oído que la oye la toma por oráculo.

SILVANIRA
325
Pastores, por fortuna os encuentro aquí,
326
con tal que me saquéis de una inquietud penosa:
327
desde hace una hora o dos vago por estos campos,
328
con la intención de unirme a mis queridas amigas;
329
por favor complacedme en querer enseñarme
330
el lugar en que pronto podría encontrarlas.

AGLANTE
331
Pastora, ornamento de nuestros ricos prados,
332
si supiera do se hallan las queridas amigas,
333
yo no preguntaría para así enseñároslo
334
sino por la alegría de a vos acompañaros.

SILVANIRA
335
¡Oh Destino! ¿Acaso, por mucho que me esfuerce,
336
tendré que perder hoy el placer de la caza?

HYLAS
337
Sin tener que ir de caza, ni vagar por el bosque,
338
puedes ver ahora mismo a un siervo atormentado.

SILVANIRA
339
Tiene Diana razones de estar con vos en deuda,
340
burlaros de este modo de su afligida Ninfa:
341
¡que el Cielo os preserve de su severidad!

HYLAS
342
Aglante es testigo de que digo verdad.

AGLANTE
343
Dice Hylas la verdad. Escuchad, Silvanira,
344
soy yo el ciervo, y no otro, del que habla este pastor,
345
ciervo herido del dardo que irradian vuestros ojos,
346
y tristes pensamientos que por dentro me afligen,
347
mueren a vuestros pies, si pronto vuestra mano
348
no trata de aplicar el bálsamo a mi herida.

SILVANIRA
349
¿Cuándo veré acabar estas pesadas prédicas?

AGLANTE
350
Cuando vos o la muerte me hayáis socorrido.

SILVANIRA
351
Adiós, si por más tiempo me paro en estos sitios
352
llegaré muy tarde a la muerte de la bestia.

ESCENA V

AGLANTE, HYLAS

AGLANTE
353
La inhumana se marcha sin querer escucharme,
354
como si el quererla fuera desagradarla;
355
mi mal, cuyo relato conmoviera a un tronco,
356
en lugar de ablandarla la irrita y la asusta.

HYLAS
357
La caridad me obliga tanto como el cariño
358
a tener que ayudarte, tu suerte me da pena,
359
más vale antes que tarde retar a quien nos reta;
360
y en libertad vivir que morir como esclavo;
361
cesa, cesa de amar a esta roca animada
362
que te odia, si es posible, por mucho haberla amado;
363
¿esta razón que un Dios destila en nuestras almas
364
será inútil para las penas del espíritu?

AGLANTE
365
¡Tu remedio es peor que la enfermedad!

(Hylas recita los dos versos siguientes vuelto hacia los espectadores)

HYLAS
366
En verdad este Aglante es animal cobarde,
367
y en él la constancia es un extraño brío.
368
Ánimo, ¿cómo quieres que te ayude tu amigo?

AGLANTE
369
Si quisieras hablarle defendiendo mi causa,
370
contarle mi dolor, hablarle de mi fe;
371
y como tu ingenio no carece de acierto,
372
confirmarle que ya me urge el desespero;
373
describirme, en resumen, cual ababol curvado
374
al que el rigor del frío o el arado ha tocado;
375
podrías ablandarme a esta alma despiadada,
376
complaciendo a un amigo con pasmoso servicio,
377
y salvar a un amante de una muerte segura.

HYLAS
378
Me bastan tus palabras, voy allí de inmediato.

AGLANTE
379
¿A suplicar por mí?

HYLAS
Por ti, te lo prometo,
380
y creer lo contrario es querer injuriarme.

AGLANTE
381
Ve, me lo has prometido.

HYLAS
Te lo juro otra vez
382
por de año nuevo el muérdago, y por la sierpe de oro.
383
¡Cuán grande debe ser el crimen de constancia
384
que carga a su autor con tanta penitencia!
385
Deidad sin poder, misterio fabuloso,
386
del que cree aprovecharnos un sexo engañoso,
387
virtud de amantes necios que con razón detesto,
388
¿no eres a la mente lo que la peste a los cuerpos?
389
Mas llega Silvanira, pero a favor del prójimo
390
tengo que ensalzar hoy a este ídolo.

ESCENA VI

SILVANIRA, FOSINDA, HYLAS

SILVANIRA
391
Cuánto lamento, hermana, no haber podido ir
392
contigo esta mañana.

FOSINDA
Te he estado esperando
393
al menos una hora en el siguiente cruce,
394
donde la asamblea ha preparado el día,
395
nos ha forzado el ciervo a hacer mucho ejercicio,
396
pues desde el comienzo de la batida ha aguantado,
397
hasta que una flecha le ha herido el hombro
398
y ha ido por el río, donde lo hemos cogido.
399
Filis fue la primera que disparó al venado,
400
se trajo la cabeza en señal de victoria.
401
Por lo demás, el galgo que la muchacha Dafne
402
había últimamente traído a la caza,
403
cogió por las orejas, valiente a un jabalí...

SILVANIRA
404
Lo que oigo, ¿es cierto?

FOSINDA
Fue muy valiente y hábil,
405
nunca lebrel alguno fue así ni lo será;
406
Diana seguramente no tiene mejor perro;
407
corre, o mejor dicho, no corre, sino vuela.

SILVANIRA
408
Dafne lo querrá mucho.

FOSINDA
Está loca con él;
409
Celia, de finas manos, dice en tono de broma
410
que es mejor ser su perro antes que ser su amante.

SILVANIRA
411
¡Oh caza! El placer mejor de los placeres.

FOSINDA
412
Si no acarreara un cansancio tan grande.

HYLAS
413
Muy bien habla Fosinda, y muy sabiamente
414
mostrando en sus palabras que tiene muy buen juicio;
415
¿en el amable oriente de la edad en que estáis
416
es que hay que divertirse persiguiendo animales?
417
Mal placer es sudar rastreando los bosques
418
llevando el peso inútil del carcaj y las redes;
419
este duro oficio requiere fuerza de hombres.

SILVANIRA
420
¿Que podemos hacer en nuestro actual estado?

HYLAS
421
Cazar.

SILVANIRA
Tu lo defiendes.

HYLAS
No, si lo corazones
422
son la presa y premio de vuestros ojos triunfantes,
423
y mientras no se abuse del dolor del trofeo.

SILVANIRA
424
Que la aprecie quien quiera, para mí la desprecio;
425
prefiero antes las astas de un ciervo o un gamo,
426
que vuestros corazones.

FOSINDA
Con menos menosprecio
427
me haría más amable un corazón que conozco
428
que los ciervos del mundo, y sin ser censurable.

HYLAS
429
Cruel, ¿sabes acaso que un miserable amante
430
al que de dejar vengo, se consume de hastío,
431
los ojos anegados, el pecho abrasado,
432
y dispuesto a abrírselo con impetuosa mano,
433
relata a estas rocas más sensibles que tú
434
tu extremo rigor, y su extrema fe?
435
¡Ay! Si pudieras verlo el estado que sufre,
436
aunque fuese tu pecho de un temple más duro,
437
ante este triste asunto el cariño total
438
dotaría a tus ojos de lágrimas piadosas;
439
es cierto que parece una figura pálida
440
cuya apariencia y trato inspiran mal agüero;
441
es un fantasma irreal que anda bruscamente,
442
y que sigue soñando como sueñan sin cuerpo
443
desdichados amantes cuya tropa infinita
444
pronto por tus desprecios añadirá otra sombra.

SILVANIRA
445
Ni tus palabras, Hylas, ni su consternación
446
provocan en mi mente mucha más impresión
447
que las penas que Amor harían en cien años
448
a los mozos de Arcadia, o del otro hemisferio.
449
Y no es que a un buen carácter lo afecte el hastío
450
de la sencilla historia de la pena del prójimo,
451
al no ser de desdicha, fingida o verdadera,
452
de la que exigir pueda el tributo de la queja;
453
¿mas sin ser inhumana, con mi inocente pecho
454
puedo sanarle el mal que tu dices que siente?

HYLAS
455
Pastora, en ese caso tendrá que perecer.

SILVANIRA
456
Son la razón o el tiempo los que deben curarlo.

HYLAS
457
Contra la actividad de un mal tan violento
458
“la razón es muy débil, y el tiempo es muy lento.”

FOSINDA
459
Lo que dice es verdad, y a mí la experiencia
460
me hizo conocerlo con bastante sapiencia.

SILVANIRA
461
Vámonos ya, Fosinda.

FOSINDA
Vamos.

SILVANIRA
Adiós pastor,
462
adiós, mejor amigo que buen intermediario.

HYLAS
463
Adiós joven altiva, adiós irresponsable,
464
despreciando a todos, por todos despreciada;
465
cuando la edad borre esas delicadas facciones,
466
y destiña ese cutis a los ojos tan bello,
467
entonces en tu espejo, o en alguna fontana,
468
al ver de tu hermosura la ruina asegurada,
469
romperás el espejo, o enturbiarás el agua,
470
y odiarás al pintor con motivo del cuadro.
471
Esta es la manera con que Amor favorece
472
a quien sigue la ley que Sylvandro autoriza,
473
quien legislador tonto no puede ser penado
474
por su tonta doctrina a menos que lo expulsen.

CORO
475
Viendo nuestras pequeñas cumbres
476
copiosas en semillas verdes,
477
y nuestras campiñas cubiertas
478
de pastores y de rebaños,
479
pareciera que nuestra vida
480
llena estuviera de placeres,
481
y que de aquella edad de oro
482
en la que nuestros padres vieron plácidas cosas,
483
solo aún nuestra tierra
484
conserva hoy algunos vestigios aún visibles.
485
¿De hecho quien no sabe
486
que esta es la comarca
487
donde la huida Astrea
488
trazara su paso último,
489
cuando el mal de los hombres
490
menos falaces aún
491
y taimados que ahora,
492
al desterrar la fe que la había retenido,
493
volvía ella a los Cielos
494
con el mismo ropaje con que venido había?
495
No obstante a cada paso
496
una fatal desgracia
497
como una ira nativa
498
turba nuestro reposo;
499
un monstruo en nuestros bordes
500
causa estragos a diario
501
que nos arrancan lágrimas;
502
otra sierpe del Nilo, que come a quien la adora,
503
se oculta en las flores,
504
y agosta a su presa antes de devorarla.
505
Si hubiera en nuestras ciénagas
506
una hidra espantosa,
507
o un jabalí salvaje
508
cazara a nuestros bueyes,
509
o que en nuestras praderas
510
un lobo en los apriscos
511
dador de muerte fuera,
512
bien nos consolaríamos de mermas tan ligeras;
513
pero este monstruo ardiente
514
molesto con los mozos guerrea con las pastoras.
515
Rival de nuestra paz
516
(ya que debo nombrarte),
517
amor que en mortal pecho
518
cual buitre te alimento,
519
tú causas nuestras pérdidas,
520
en nuestros llanos yermos,
521
y suspirar nos haces.
522
Pues entre tantos bienes de que Forez abunda,
523
¿qué desear podríamos?,
524
sin ti, fuente fecunda de todos nuestros males.
525
Antaño en nuestros campos
526
todo era a todos próvido,
527
la cuerda, el precipicio
528
solo para los viles;
529
mas desde que en mala hora
530
allí Amor su hogar hizo,
531
nos quitó toda dicha,
532
cien cándidos pastores la razón han perdido,
533
cien se han arrojado,
534
y cien bajo el ronzal han entregado su alma.
535
¿En vez de con nosotros,
536
que somos almas viles,
537
no vas a las ciudades
538
a alardear de tus golpes?
539
Allí tu gloria entera
540
como en causa más digna
541
más dignamente vierase.
542
Ve, pues, entre los reyes a establecer tu reino,
543
tras tu distanciamiento
544
tu hermana hará brotar nuestras chozas de paja.
545
Mas, ¡oh libertad necia
546
de insensatas palabras!,
547
¡oh Dioses!, a qué ideas
548
se ha guiado nuestro pecho;
549
imprudentes que somos
550
más allá de los hombres,
551
por osar calumniar
552
a un Dios que sobre todos extiende sus prebendas,
553
que podría en el acto
554
clavar al paladar sus sacrílegas lenguas.
555
Si fuera así, de hecho
556
que lo hemos trazado nosotros,
557
pudiendo castigar nuestras blasfemias,
558
¿no lo habría ya hecho?
559
Es él por quien la luz
560
abriendo la masa primera
561
hizo el hermoso día tal cual es,
562
que de todo el orbe solo hizo una provincia,
563
y que hace cuanto queire
564
en el cuerpo de un mozo lucir alma de un príncipe.
565
Hace, ¡ensueño amoroso!,
566
cortesano a un bárbaro,
567
liberal a un avaro,
568
y a un ruin dadivoso;
569
sus hechos por otros ejemplos
570
dignos del honor de los templos
571
bastante están justificados;
572
la culpa es de los amantes que con poca actitud
573
muy pronto desconfían
574
del bien que con frecuencia escolta a la constancia.


ARGUMENTO DEL SEGUNDO ACTO

Silvanira, conmovida por las palabras que le acaba de decir Hylas a favor de Aglante, se deshace de su compañera Fosinda, para poder quejarse con libertad. Se duerme vencida por el desánimo y el cansancio, y le cuenta al pastor Tirinte lo que ha soñado mientras dormía. Él le habla de su amor, y Silvanira le cuenta lo que la pastora Fosinda sentía por él. Tirinte se desespera; es consolado por Alcirón, que le promete proporcionarle un espejo, por medio del cual le asegurará la posesión de su enamorada.

ACTO II

ESCENA PRIMERA

SILVANIRA, sola

SILVANIRA
575
Justos Dioses, sabéis con qué conminación
576
abro el pecho a mi boca y mi boca a mi queja,
577
si es verdad, como dicen, que con la claridad
578
dais a nuestra alma aún más libertad,
579
¿por qué todos los días la injusticia del hombre
580
hollando impunemente la flaqueza en que estamos,
581
nos quita este tesoro que habemos de vosotros,
582
y que vuestra largueza hace común a todos?
583
Mas lo que más nos marca es que estos mismos padres
584
que establecer debieran nustras fortunas prósperas,
585
nos han arrebatado un derecho tiránico,
586
igual que hoy el mío lo ejerce en mi lugar,
587
anciano autoritario al que una vil codicia
588
dar hace a Silvanira por esposa a Théante,
589
servil padre tirano, desnaturalizado,
590
de nuestras alegrías conjurado enemigo,
591
y sobre quien, no obstante, una extraña costumbre
592
quiere que mal que bien se ordene nuestro sino,
593
¡y que al inmolarnos nuestro deber sea tal
594
que adorar debamos al cura y al altar!
595
¡Ay! ¿Voy a ser el deplorable ejemplo
596
de la severidad de un padre inexorable,
597
si se puede, no obstante, dar un nombre tan bello
598
a quien vende a su hija y la lleva a la tumba?
599
¡Imprudente Natura, justamente punible,
600
si no pusiste en mí algo de adorable
601
más que para entregarme al poder de un marido
602
en quien no hiciste nada digno de ser amado,
603
de un idiota y mal hecho, que por todo provecho
604
sabría bien jactarse de un rico patrimonio,
605
y quien por toda charla que alguna vez tuviera
606
no pudo departirme más que de sus ingresos!
607
Mi padre, sin embargo, lo cree como un oráculo,
608
y siempre que habla de él es como de un milagro:
609
hija mía, me dijo, hablándome de él,
610
es el más primoroso de los pastores de hoy;
611
cien rebaños a diario trashuman en sus prados
612
siendo el rico ornamento de tantas alquerías;
613
¡Tu dicha será grande si quieres escucharme,
614
y dulce tu destino si sabes saborearlo!
615
Confiesa, luego de esto, que no eres pudiente
616
por un favor así del que me eres deudora.
617
Así el avaro aún pretende complacerme
618
sacrificándome a los bienes de este pastor,
619
“como si en la vergüenza una ajorca brillante
620
al ser de oro puro fuese menos pesada.”
621
Pero hagan lo que hagan, trabajan sin provecho,
622
pues lo que hacen entre ellos, lo destruye mi ingenio;
623
y si me obligan a ello con absoluta fuerza,
624
sabrán que anida en mí un alma muy resuelta;
625
padres, por una muerte detenida hace tiempo
626
os devuelvo el día que los dos me prestasteis;
627
así es como engañando vuestro extremo rigor
628
me exculpo ante vosotros y asumo mi deber.
629
Es cierto que pensando en el miedo a la muerte,
630
lo que provoca en mi alma un más sensible esfuerzo,
631
no es tanto el padecer un final tan violento,
632
sino morir infiel contigo (caro Aglante),
633
si la persona al menos es ingrata, de hecho,
634
que solo en deseo puede cumplir con un buen acto;
635
pues al fin lo confieso en este sitio aislado,
636
en que Natura enseña a todo a callar,
637
que tus raras virtudes y tu amoroso empeño
638
merecer deberían un más dichoso éxito.
639
Pero el que me mata tras hacer que naciera
640
no me posibilita poder reconocerlo,
641
y el Cielo que se ríe de todas nuestras ansias
642
te impide conocer el bien que te deseo.
643
Si te fuera visible cual la frente este pecho,
644
pecho que injustamente tu llamas insensible,
645
viendo en mi frialdad y ardientes suspiros
646
la Escitia por fuera y África por dentro,
647
dirías que el Honor y el Amor me han situado
648
bajo la zona tórrida, bajo la zona helada.
649
Serían, pues, Aglante, tus ojos lo testigos
650
que por callar su pena no se la siente menos.
651
Pero este sitio calmo y estas costas floridas
652
excitan fuertemente mis mohínos ensueños;
653
así, al dejar pasar el calor excesivo,
654
soñemos con la idea de mi desgracia próxima.
655
¡Ay pastor que te quejas de mi ingratitud,
656
si tu me encontraras en esta soledad,
657
cuán difícilmente prodrías suponer
658
cuál es la ocasión que me la hace amar!

(En este momento, se duerme de cansancio y desánimo)

ESCENA II

TIRINTE, SILVANIRA

TIRINTE
659
Dulce amiga de amantes, mocedad de este año,
660
primavera que trae el día más hermoso
661
que jamás ascendiera a nuestro horizonte,
662
bello esplendor, ¿mi mal no tiene acaso cura,
663
para participar como hacen los demás
664
en placeres ligados a la estación de rosas?
665
Si como tu partida me dejó de amor libre,
666
hoy libre de amor me hallaba tu regreso,
667
ver me complacería la agradable pintura
668
que se ve en nuestros campos remozar la Natura,
669
y a los corderillos con saltos redoblados
670
celebrar balitando el nacer de los trigos,
671
do la Madre de flores con mano liberal
672
en vano a mis miradas sus riquezas despliega;
673
todo ese nuevo encanto que ella va mostrando
674
no atraería a la vista en un alma infeliz.
675
Mas vamos adelante, veamos quien puede ser
676
aquella que reposa a la sombra de esta haya.
677
¡Oh dicha vanamente deseada tantas veces!
678
¡Ver sola a Silvanira en este sitio aislado,
679
prisionera del sueño y de la lasitud,
680
la misma que mantiene al Amor en servidumbre!
681
Vamos, sin miedo, alma, veamos a nuestros émulos;
682
estamos bien seguros puesto que están dormidos.
683
¡Ah!, verdaderamente creo yo que sus párpados
684
en favor de mis ojos ocultaron sus luces,
685
o mejor que dos soles tan ardientes y claros,
686
que sus menores rayos son potentes relámpagos;
687
la nieve que desciende sobre el desnudo campo,
688
pura como era cuando emergió de la nube,
689
la rosa en lo más bello de su nueva estación,
690
de su tez fresca y blanca hacen el parangón;
691
su hermoso pelo áureo con el que juega el viento,
692
y que con neglicencia sombrean su mejilla,
693
¿qué es en realidad sino un rico vellón
694
que hallaría apurado a un digno Jasón?
695
En mente de un amante su boca entrecerrada
696
es un viviente ataúd de coral y de rosa,
697
bello ataúd que exhala un perfumado céfiro,
698
que impregna a todo el aire dejándole su aroma.
699
De entrada al verla el ojo confuso creer pudiera
700
que se halla ante una estatua de mármol o marfil,
701
si no fuera por ver su trenza errante al viento,
702
y su cuello de lirio moviéndose en cadencia.
703
Pero no pienso nunca mientras que yo contemplo
704
a esta deidad de la que mi pecho es el templo
705
a la que besar puedo su boca y sus senos;
706
¿osaría acabar con este hermoso proyecto?
707
Lejos pudor, respeto, vuestras leyes estrictas
708
más de la mitad encarnan las penas amorosas;
709
no podréis reunir bastante persuasión
710
para privarne del fruto de esta ocasión.
711
Tierno hechicero de los males de cuerpo y alma,
712
frío opresor nocturno, sueño que yo reclamo,
713
fortalece tus lazos, y echa sobre sus ojos
714
lo mejor de tu magia y que mejor hechice.
715
Ya que de tu bondad aguardo este provecho,
716
tú de mi gratitud espera un sacrificio:
717
dos haces de amapolas, dos pesados lirones
718
llenarán tu altar una vez cada año.
719
¡Ay!, pérfido sueño de mi gozo envidioso,
720
ya está despertándose antes de que la bese,
721
y no llevando a cabo lo que me he propuesto
722
solo tendré el honor de haber mucho arriesgado.

SILVANIRA
723
¿Ese no es Tirinte?

TIRINTE
Sí, bella Silvanira,
724
Tirinte quien por vos suspira asiduamente
725
con tan poco provecho.

SILVANIRA
Si supieras, pastor,
726
la extraña visión que acabo de soñar,
727
nunca de uno tan malo ni de tan triste ensueño
728
fue seguido un sueño.

TIRINTE
Ni de tantas mentiras.

SILVANIRA
729
Cuando te haya contado este oscuro misterio
730
quedarás asombrado si una vez lo estuviste.

TIRINTE
731
Por favor, complacedme con esta cortesía.

SILVANIRA
732
De tantos que han turbado mi alma y fantasía,
733
tendré yo suficiente con referirte uno,
734
el más negro de todos y el más inoportuno.
735
Habiendo encontrado en este oscuro soto
736
una hierba tan suave y el frescor de la sombra,
737
me he parado aquí, y huyendo del sol
738
casi sin planearlo me quedé bien dormida;
739
para no alargarme, me pareció, Tirinte,
740
que estábamos los dos dentro de un laberinto
741
entre sus pasadizos y caminos perdidos
742
junto con nuestro juicio y pasos confundidos;
743
habiendo ya pasado buena parte del día
744
para buscar los medios de una feliz salida,
745
hallamos un sepulcro sombreado de cipreses
746
bordeando un bello estanque que dormitaba cerca;
747
a la vista de esta agua que se hubiera estimado
748
como el solo placer de una boca alterada,
749
me dijiste, acércate, Silvanira, a ver ven
750
a quien sobre Tirinte tiene el más gran poder.
751
Allí, a mi pesar, mirando sobre el agua,
752
divisé los objetos más horribles del mundo,
753
numerosas serpientes y peces gigantescos,
754
(de este pérfido estanque monstruosos alimentos)
755
saltaron de las aguas, y con la boca abierta
756
me echaron el veneno de una ballena fétida;
757
mi pecho al pronto late, me dan escalofríos
758
seguidos de dolor de cabeza y vómitos;
759
de la mente y el cuerpo el dolor inaudito
760
tanto me oprime hasta que caigo desmayada;
761
y algún tiempo después (pasados ya mis síncopes)
762
me encuentro viva al lado de los ya fallecidos;
763
tú me habías bajado a la tumba, del modo
764
que allí se baja el cuerpo de una persona muerta.
765
Esta es mi visión.

TIRINTE
Extraño, a fe mía,
766
cuyo presagio solo me afecta a mí,
767
pues preciso es trocar estas negras visiones,
768
y en sentido contrario explicar sus figuras.
769
No temáis, cambiaré con solo dos palabras
770
por mi propia desgracia vuestro sueño ilustrado.
771
El amor que os tengo no tiene parangón,
772
estrictamente hablando, ¿no es un Laberinto
773
que dentro en sus errores, como en cualquier prisión,
774
mi libertad retiene, mi edad y mi razón?
775
Este agua tan en calma y tan apetecible
776
es de vuestra belleza la imagen verdadera;
777
por fin vuestros rigores son, para bien decirlo,
778
los venenosos monstruos que harán que yo muera,
779
puesto que mi fin es demasiado evidente.

SILVANIRA
780
Tu interpretación, que me es indiferente,
781
no me quita el fastidio que me produjo el sueño.

TIRINTE
782
Vuestro mal es un sueño, el mío algo cierto.

SILVANIRA
783
“Así, de este modo, la carga que lleva otro
784
con placer nos parece más leve que la nuestra.”

(Estos versos tienen doble sentido, se refieren a Aglante y Tirinte cree que van dirigidos a él)

TIRINTE
785
¡Ay!, pastora cruel, ¿habéis comenzado
786
a curar mi herida con vuestra indiferencia?
787
Ya que vuestras crueldades me la hacen mortal,
788
vos que me la habéis hecho, creedla al menos tal.

SILVANIRA
789
Tal como tu prefieras, pero en haberte herido,
790
es justo en lo único en lo que no pensé.

TIRINTE
791
No, porque rechazáis guiar allí la mente,
792
y eso es lo que más ofende a mi alma.
793
¡Ay!, tan solo viendo el peso de mis golpes
794
pronto juzgar se puede que proceden de vos;
795
la causa de mi mal es demasiado obvia.

SILVANIRA
796
Transportas en tu seno un ardiente incendio,
797
si como tu discurso tu pecho está inflamado.
798
Pero ¿de qué te quejas?

TIRINTE
De que no soy amado.

SILVANIRA
799
Ya que ese es el punto en que basas tu queja,
800
arranca de tu pecho ese hondo dolor,
801
júzgate el más feliz de los mozos de Lignon,
802
y cree que tu dicha no tiene parangón.

TIRINTE
803
Adorable belleza por quien amor suspira,
804
primor de nuestros días, ¿qué acabáis de decir?

SILVANIRA
805
Que si Tirinte me ama, lo aman aún más.

TIRINTE
806
Palabras que me dejan paralizado el juicio,
807
amar más no es posible. Mas, divina pastora,
808
¡Pobre de mí!, ¿no estáis mintiendo en mi perjuicio?

SILVANIRA
809
Ya que la honestidad me prohíbe jurar,
810
las intrínsecas pruebas poco te ayudarán.

TIRINTE
811
Detened, pues, el curso de este alegre torrente,
812
do mi razón se pierde y mi alma se ahoga.

(Los dos versos siguientes los recita [Silvanira] vuelta hacia los espectadores)

SILVANIRA
813
“¡El alma de un amante, aun siendo blanda y débil,
814
fácilmente imagina y cree lo que le agrada!”
815
Habrá muchos pastores que tendrán gran envidia
816
de la dicha que veo que sigue a tu fortuna,
817
cuando tú tener puedas el tesoro precioso
818
que contentar podría a los más ambiciosos,
819
Fosinda, la dulzura y la sabiduría.

TIRINTE
820
¿Fosinda me decís?

SILVANIRA
Sí, Fosinda que te ama,
821
y que bien se merece que tú la ames también.

TIRINTE
822
Solvanira, ¿por qué me tratáis así?
823
Sufro mucho al ver mi amor despreciado,
824
sin que vos de él hagáis un tema de irrisión:
825
“¿dónde veis a un bravo y altruista campeón
826
que aflija al vencido con lenguaje burlón?”

SILVANIRA
827
Fosinda, la más bella y hasta la más perfecta...

TIRINTE
828
¡Silvanira, dejémoslo!, por favor os lo pido,
829
mejor habladme de las bellezas de la muerte.

SILVANIRA
830
Mirad al desdeñoso, que se siente agraviado:
831
si alguna vez se cree la compañera fiel,
832
te hará tan feliz como tú la hagas a ella.

ESCENA III

TIRINTE, solo

TIRINTE
833
Ve, ve a aconsejarla, pero tu no harás nada,
834
no estarías contenta de hacerme tanto bien:
835
vete, vete ingrata, inhumana tigresa,
836
que mi dolor transformas en un tema de gozo,
837
áspid sorda y cruel que te anegas en lágrimas,
838
y escondes tu veneno en la beldad de las flores;
839
bien sé que finalmente no tengo esperanzas
840
de vencerte algún día por la perseverancia.
841
La Parca es ahora mi único soporte,
842
y adentro del féretro debo encontrar el puerto;
843
estos montes que alzándose por entre las tormentas
844
llevan dentro del cielo sus orgullosas testas,
845
y de los que la raíz en los negros abismos
846
del mundo hacen los límites, y oscuras mansiones,
847
abren por todos lados bastantes precipicios
848
que pronto harán que todo para mí sea propicio.

ESCENA IV

ALCIRÓN, TIRINTE

ALCIRÓN
849
Tirinte, es en vano que por disimular
850
creas esconder un mal que ocultar no se puede;
851
no veo nada en ti que no me asegure
852
de que efectivamente tu mente está enferma:
853
ya no te gusta el juego, pierdes la robustez,
854
huyes de tus amigos, no te gusta hablar,
855
y al perder día a día tus buenas tradiciones
856
te dejas cautivar por mil preocupaciones;
857
tus rebaños que he visto tan gordos, tan brillantes,
858
son los peores de todos y los más desnutridos;
859
están bajo el cuidado solo de la natura,
860
y en la fe de un perro vagan siempre al albur.
861
Tus acciones, en fin, llevan a suponer
862
que un cambio tan grande solo se debe a amar;
863
no todos piensan eso, pero yo que te veo
864
cual si otro yo fueras, verdad es, me preocupo;
865
tu enfermedad conozco, y para bien tratarla
866
solo debo saber el motivo que la causa;
867
“la peste cuanto más se esconde más infecta;
868
se hace el amor más fuerte cuanto más se lo apresa.”

TIRINTE
869
¡Oh!, cuán agradecido por mí se muestra el Cielo
870
por la atención que prestas a una mente afligida;
871
Alcirón, tu lo has dicho, Amor es quien me mina;
872
en vez de la razón me oprime este tirano,
873
mi alma está encendida, y si saberlo quieres,
874
los botafuegos son los ojos de Silvanira.
875
Esta es, caro Alcirón, la fuente verdadera
876
de donde mis suspiros incoaron su carrera,
877
y la digna materia de mi enfermedad.

ALCIRÓN
878
No debes tu culparte por esta elección,
879
puesto que el buen juicio de acuerdo está con ella;
880
pues además de que la chica es muy bella,
881
un mérito extremo se suma a su belleza.

TIRINTE
882
Si tu también supieras cómo es la crueldad,
883
dirías que el honor de estar bajo su imperio
884
de todos los destinos es el más noble y peor.

ALCIRÓN
885
¿Seguro que sabe ella que te abrasas de amor?

TIRINTE
886
Eso debe tenerlo tan claro como el día.

ALCIRÓN
887
Está, pues, conmovida.

TIRINTE
Tan poco como este árbol;
888
no tiene corazón, si lo tiene es de mármol,
889
insensible al Amor.

ALCIRÓN
Pudiera ella tenerlo
890
y tardarías tiempo en darte cuenta de ello.
891
“La mujer ama pronto, mas sabes que el pudor
892
hace que en descubrirse no sea ella tan presta,
893
y luego al no poder nada hacer por tu alivio,
894
viviendo como vive, lo hace sabiamente.”
895
Théante anda a la caza, y dicen que Menandro
896
en tres o cuatro días hará que sea su yerno.

TIRINTE
897
¿Théante anda a la caza, y la ingrata lo quiere?

ALCIRÓN
898
Respetar a su padre es todo lo que puede,
899
por lo que la razón por mí te aconseje
900
a asumir en la pérdida un dolor similar
901
que en la merma de un bien no se puede lograr.

TIRINTE
902
Yo sabré encontrar el modo de sanar:
903
“En los cruentos embates que nos da el infortunio
904
cuando la fe está muerta preciso es no vivir;
905
y en verdad mal encaja a las mentes altruistas
906
el querer subsistir cuando son desgraciadas.”
907
Incluso con tal de grabar en mi sepulcro
908
de mi dolor la prédica y mi muerte futura,
909
creo que expresamente los Dioses se han cuidado
910
de traerte aquí para que lo observaras.

ALCIRÓN
911
Deja esa idea, Tirinte, piensa por el contrario
912
que el Cielo allí me lleve con el fin de distraerte;
913
“Amor ama la vida, y nunca en tu pecho
914
su antorcha alumbró esta trágica meta.”

TIRINTE
915
“A quien de fe carece la muerte es deseable.”
916
Si más espero, amigo, soy más miserable.

ALCIRÓN
917
Espera un poco más, ya no lo serás más,
918
el amor como el mar tiene flujo y reflujo;
919
verás, me gustaría que tu alma curada
920
no sufriera pasiones ni descontrol alguno,
921
mas como tu energía está aletargada
922
yo no olvidaré como amigo ayudarte.
923
Con tal de que Tirinte solamente me crea
924
el sabrá lo que vale una dicha perfecta:
925
yo te juro, pastor, ponértela en la mano.

TIRINTE
926
¿A quién?

ALCIRÓN
Tu Silvanira, antes de que amanezca.

TIRINTE
927
¿Ponérmela en la mano?

ALCIRÓN
Sugiero en tu poder,
928
para pasar si quieres a gozar del placer.

TIRINTE
929
Piensa, piensa, Alcirón, en lo que tu prometes.

ALCIRÓN
930
Si yo no lo resuelvo nunca más me respetes,
931
siempre que, por tu parte, tu me quieras creer,
932
usando bien acerca de tu victoria el fruto.

TIRINTE
933
¡Oh, ya no eres mi amigo, sino mi salvador,
934
si puedes complacerme con un favor así!

ALCIRÓN
935
Nunca te he prometido nada que no hiciera.

TIRINTE
936
¿Pero cómo aceptar una gracia tan grande?

ALCIRÓN
937
Solo en tu amistad he basado mi rédito,
938
feliz de que por ti pueda estar ocupado.

ESCENA V

FOSINDA, SILVANIRA

FOSINDA
939
¡Ay!, bien sospechaba que esta alma altanera
940
tu mediación haría vana como mi búsqueda.

SILVANIRA
941
Es el pastor más fatuo y el más inhumano
942
que nunca haya tenido el cayado en la mano;
943
reconocí el exceso de su impertinencia
944
menos por su discurso que por su apariencia;
945
cuando te he nombrado una sonrisa altiva
946
claramente ha mostrado su orgullo pretencioso;
947
te juro, hermana mía, que sentía vergüenza,
948
y no te jactes de que yo sea mentirosa,
949
lo reconocerás.

FOSINDA
¡Ay!, realmente te creo,
950
mas ¡Dioses!, cara hermana, ¡qué dirás tú de mí,
951
de mí, pobrecita, ay!, ¡yo que te aseguré
952
de amor que con razón creerías insolente!
953
Sobre todo porque esta ceguera, Silvanira,
954
no provoque en ti desaliento alguno;
955
cree que moriré si debe mi locura
956
soltar o abrir el nudo del amor que nos une:
957
de tu Fosinda apiádate, y ámala por favor,
958
por muy desesperada e imprudente que sea.
959
Así aún el Cielo capte vuestra conducta,
960
y en que me veo excluida.
961
¡Ay, cruel, ay, cruel!

SILVANIRA
Modera tu hartazgo,
962
en nada se merece que tu pienses en él;
963
este ingrato arrogante, cuyo altivo desdén
964
a tu ética deja más baja que la hierba,
965
“rechazando un mérito do se une la belleza,
966
por el mismo rechazo muestra que no lo tiene,
967
a no ser que a otra parte su honestidad plegada
968
a otra amistad cualquiera le haga perder el ansia.”
969
Para ver tu descanso realmente repuesto
970
utiliza el desdén, o al menos el olvido,
971
si tu no quieres ser un nuevo Prometeo
972
sobre una misma roca día y noche inmóvil.
973
Si el amor como a ti me hubiera cautivado,
974
lo sufriría todo excepto el desprecio.
975
Pero a quien me arrojara un rayo similar,
976
no tendría yo hierros que no se los hundiera.

FOSINDA
977
Por ahí es por donde mi mal debe calmarse,
978
“mas quien no tiene alma no tiene voluntad.”

CORO
979
De tantas flores de las que se compone
980
la corona de una beldad,
981
es verdad que la honestidad
982
proporciona la mejor rosa;
983
¡mas Dioses!, cuánto hay que aguantar
984
a quien desee adornarse con ella.
985
¿Qué dolores de cuerpo y alma
986
no se mitigan con razón
987
a los dolores sin comparación
988
que sufre la mente de una mujer
989
a la cual el honor le hace esconder
990
el fuego que la seca?
991
Eolo, aquellos a los que gobiernas,
992
los vientos siempre impetuosos,
993
son mucho menos tumultuosos
994
en la prisión de tus cavernas,
995
de lo que es Amor en su corazón
996
al que trata cual fatuo vencedor.
997
Es imperioso y atrevido,
998
cualquier opresión le disgusta,
999
y de tan libre y amo que es
1000
no quiere trocarse en esclavo;
1001
se convierte en tizón,
1002
y reduce a cenizas su prisión.
1003
Aglante, solo se puede compadecerte
1004
por no conocer tu felicidad,
1005
si tu vieras cómo el honor
1006
fuerza a Silvanira a fingir,
1007
y la obliga a arder,
1008
a callarse y a disimular.
1009
Me aseguro, oh fiel pastor,
1010
que a la vista de tal amistad
1011
ella se apiadaría de ti,
1012
y las lágrimas que quieres de ella;
1013
pero aún no ha llegado el tiempo
1014
de que conozcas este secreto.


ARGUMENTO DEL TERCER ACTO

Hylas viene informar de su encargo a Aglante, y por su estado de ánimo se burla de él por la poca consideración que ha tenido Silvanira de su amistad. Mientras están hablando llega ella con Fosinda. Hylas aconseja a su amigo que le hable él mismo; lo que el hace, pero aparentemente con tan poco éxito, que se separa de ella desesperado. Hylas lo sigue. Algún tiempo más tarde, Tirinte muestra su espejo a Silvanira, del cual se desencadenan los maravillosos efectos de los dos últimos actos.

ACTO III

ESCENA PRIMERA

HYLAS, AGLANTE

HYLAS
1015
Pastor, ¿si yo te digo que tu bella amada
1016
sufre un mal semejante al que a ti te oprime,
1017
que ante el nombre de Aglante se le fue un suspiro
1018
mostrando que su pecho está muy afectado,
1019
e incluso que sus ojos ya del todo llorosos
1020
a punto casi estaban de soltar perlas líquidas,
1021
sin que su bella mano que llevaba un pañuelo
1022
bastante a escondidas les impidiera caer?

AGLANTE
1023
¡Ay, dichoso pastor!, ¡oh, dichosa noticia!

HYLAS
1024
Mirad cómo el amor le trastorna el cerebro.
1025
Además, si te digo que tengo pelo suyo,
1026
que ella misma te manda, ¿tienes lo que tu quieres?

AGLANTE
1027
¿Dónde están los cabellos?

HYLAS
¡Gran Dios, cuánto es su júbilo!

AGLANTE
1028
Acércate, muéstramelos, déjame que los bese,
1029
son totalmente cómplices de las penas que sufro.

HYLAS
1030
¿Loco estás pobre Aglante? ¿Has perdido el juicio?
1031
“Eres el vivo ejemplo de que es verdad el aserto
1032
de que la gente cree en lo que quiere creer.”

AGLANTE
1033
¡Oh, amigo tan cruel!

HYLAS
Ten paciencia, pastor,
1034
“erramos a menudo cuando creemos tan rápido:”
1035
lo que voy a decirte es algo verdadero,
1036
y lo que yo te dije es solo pura fábula.
1037
Es cierto que he visto esos ojos tan bellos
1038
a los que tu les diste tus soles y tus Dioses;
1039
hice lo que de hecho tenía que hacer
1040
prestándote este oficio cual compasivo amigo;
1041
jamás fue hombre alguno en discurso tan fecundo
1042
doblegando un orgullo que no tiene igual.
1043
“Mas como en pleno invierno una soberbia roca,
1044
terrible objeto del barquero que se acerca,
1045
riéndose de las olas que piensan sacudirla,
1046
las echa muy lejos y hace retroceder:”
1047
tal y más orgullosa ella ha reculado
1048
respecto a tu cariño y a mi larga súplica.

AGLANTE
1049
¡Oh, muerte!, ¿por qué tardas en venir a buscarme?
1050
Ya en vano no esperemos, Aglante, hay que morir;
1051
los males bajo los que tu constancia sucumbe
1052
a pesar del destino pararán en la tumba:
1053
feliz si en tus huesos ella deja caer flores,
1054
no osando esperar a que derrame allí lágrimas.

HYLAS
1055
“Cuando se apremia al Cielo de ridícula muerte,
1056
en lugar de avanzar a veces la retrasa;
1057
muerte que a fin de cuentas no se puede evitar
1058
y llegará muy pronto sin tener que llamarla.
1059
Dejemos que los Dioses planeen la hora suprema.”
1060
Mas llega tu inhumana, abórdala tú mismo.
1061
Háblale osadamente, tal vez cuando te vea
1062
la piedad o el amor puede que la conmuevan.

ESCENA II

SILVANIRA, FOSINDA, AGLANTE, HYLAS

SILVANIRA
1063
Las dos, hermana, huyamos, huyamos por favor.

FOSINDA
1064
¿Y por qué huiríamos, si nada nos asusta?
1065
En mi opinión Aglante no es tan peligroso.

AGLANTE
1066
¡Ay! Fosinda, ella teme de un infausto el asalto,
1067
comparable al ladrón que huye con pie cohibido
1068
el reencuentro del cuerpo del que fue homicida.
1069
No, no tengáis miedo de que en mi esfuerzo último
1070
me vengue yo de vos que me dais la muerte.
1071
Los rasgos de mi alma conservan caracteres
1072
tal que si vuestros ojos fueran los sagitarios.
1073
Por ellos yo agonizo, los Dioses sean loados,
1074
mi suerte es muy hermosa si me lo admitís.
1075
Mas ¿por qué ocultarme estos fuertes planetas,
1076
de do caen tantos fuegos y tan nítidas llamas?
1077
Voldedlos hacia mí, para que los vea un poco,
1078
a estos soles que adoro y que me han incendiado.
1079
¿Por qué huis de mí?, yo que toda mi vida
1080
con mente y corazón os he seguido siempre?
1081
¿En qué falta incurrí enojando a esos ojos?
1082
¿O qué dejé de hacer para que amigos fueran?
1083
A fondo analizándome desde mi tierna infancia,
1084
¿dije o hice algo que a vos os ofendiera?
1085
Del tiempo que mi amor aún era pequeño
1086
vos a andar lo ayudasteis, vos le disteis la mano,
1087
y desde que fue grande vos le hicisteis la guerra,
1088
igual que con los hijos de la Tierra hizo Júpiter.
1089
Pero esos, Silvanira, eran presuntuosos,
1090
donde el mío es prudente y respetuoso.
1091
¡Cuán desgraciado soy predicando a una estatua,
1092
a un ídolo de mármol vestido de pastora!

FOSINDA
1093
Aglante, por mi alma, es digno de piedad,
1094
realmente quiere bien.

HYLAS
Más que le corresponde,
1095
y de ahí viene que ella, desleal de él abuse.

AGLANTE
1096
Vuestro rigor, pastora, es el de la Medusa,
1097
como vos Silvanira que transformada en roca,
1098
os volvéis sorda y muda a quejas del amante.

SILVANIRA
1099
El honor, no el rigor, me vuelven sorda y muda
1100
ante las persuasiones de un amor indiscreto,
1101
que basa con frecuencia en nuestro deshonor
1102
su más rica conquista y su más grande dicha.

AGLANTE
1103
Juro yo por Hésus, por la antorcha celeste,
1104
por la Tierra y Cielo, y el Amor que acredito,
1105
en fin por las promesas que un mortal puede hacer,
1106
sobre el más adorable y más santo altar,
1107
que yo ardo por vos con una llama tan pura
1108
que fuego ser pudiera en vez de su natura.
1109
El amor que os consagro es tan nítido y claro
1110
como para dejar mancha en vuestra honradez.

SILVANIRA
1111
Di todo lo que quieras, la más santa amistad
1112
salvarme del mal puede, pero no del espanto.
1113
“Honor es un espejo tan frágil y tan caro,
1114
que no debe tocarlo ni la menor sospecha.”

HYLAS
1115
“Pastoras, este honor es demonio dañino,
1116
de visibles angustias artesano invisible,
1117
de vuestra edad un tirano, rival de los placeres,
1118
que el Amor como frutos presenta a vuestro anhelo.
1119
Es una creación de vuestras astutas madres,
1120
que secas cual ceniza, y de vejez ajadas,
1121
por los nombres augures de Honor y de Virtud,
1122
os prohíben un bien que ellas mismas tuvieron,
1123
cuando ellas más finas que vos lo conocieron.”

FOSINDA
1124
En fin siemppre Hylas, Hylas que se presenta.

SILVANIRA
1125
Quiero que este honor que sé que tu no apruebas
1126
sea de mis acciones la regla y el compás;
1127
“y si es un error que cunde en nuestro sexo
1128
seguir quiero el error de la mitad del mundo”.

AGLANTE
1129
No, no, morir prefiero antes que ofender
1130
ni ver que se ofendiera vuestro casto pensar;
1131
pero el Cielo que os hizo de su largueza objeto
1132
os ha querido dar esta rara prudencia
1133
a fin de ayudar a vuestra rara belleza,
1134
y así no confundirla con la inhumanidad;
1135
parecer implacable a mi justa demanda,
1136
no es acción alguna que el honor os encargue.

SILVANIRA
1137
No importa, la franqueza es un bien tan perfecto
1138
que odio del amor el nombre y el efecto.

FOSINDA
1139
Cuántos pechos altivos cayeron bajo flechas
1140
que horadados de impactos y atestados de brechas,
1141
muestran no poder nada contra un Dios poderoso.

SILVANIRA
1142
Su caída me vale para de pie quedarme,
1143
y contra este tirano que me sirve de huida,
1144
seguiré engañando su ciego acosamiento;
1145
y por mucha dureza de que culparme puedan,
1146
no será mi marido ni tampoco mi amante.

AGLANTE
1147
¡Oh injusticia! ¡Oh Dioses, horrenda ingratitud!
1148
¡Oh, de tantos trabajos indigna recompensa!
1149
¡Así pues vendrá otro amado por los astros
1150
que cosechará el fruto de lo que yo he sembrado,
1151
otro hará de mi fe que no es muy común
1152
un motivo de triunfo para su buena suerte!
1153
si solo quieres que con impunidad
1154
reine la ingratitud y la inhumanidad,
1155
concede a mi valor esta vana lealtad,
1156
que un ofendido espíritu extraiga la venganza;
1157
mas por todo castigo entiendo que vengarme
1158
sea conmoverle el alma y hacerla cambiar.

HYLAS
1159
Lo invade el desaliento. ¡Oh, pastora insensible,
1160
todo esto lo causó su constancia invencible.
1161
pero si yo no estoy, su mente extraviada
1162
intentar bien podría un golpe irremediable!

SILVANIRA
1163
“¡Ay, cómo compruebo que no hay peor martirio
1164
que el de bien amar, y no osar decirlo!”
1165
Mas Dioses, es mi padre quien llega, simulemos;
1166
ahora que me ve no puedo echarme atrás.

ESCENA III

MENANDRO, LERICIA, SILVANIRA, FOSINDA

MENANDRO
1167
Por fin, Lericia, hallamos a nuestra corredora;
1168
bien nos hemos ganado este feliz encuentro
1169
desde hace tanto tiempo que estamos dando vueltas.

LERICIA
1170
Aún así, gracias a que la hemos encontrado.

MENANDRO
1171
Silvanira, ¿en qué sitio te habías escondido,
1172
que desde esta mañana te estamos buscando?

SILVANIRA
1173
Preguntad, padre mío, a quien está conmigo,
1174
mi hermana y yo estábamos a menos de mil pasos,
1175
en este valle donde vamos de caza a veces.

FOSINDA
1176
Realmente no del todo.

MENANDRO
Mas vamos, olvida eso;
1177
no queremos meternos en qué pasáis el tiempo,
1178
con tal de que, en cambio, nos tengáis contentos;
1179
siempre habéis mostrado la obediencia ciega
1180
que de los bien nacidos requiere el nacimiento.
1181
Silvanira mi hija y mi último apoyo,
1182
que sepas que hacer puedes que hoy ocurra un milagro,
1183
que rejuvenecer puedes esta cara arrugada
1184
sin recurrir a artes a que lo hacía Medea,
1185
por esposo aceptando a un pastor a tus anchas
1186
que de entre los mejores te he querido elegir:
1187
es el gentil Théante, a quien le caen en suerte
1188
florecientes rebaños y una rica herencia;
1189
él te quiere y te busca para hacerte su esposa,
1190
y no es un partido que deba rechazarse.
1191
¿Pero al bajar los ojos y en un silencio lúgubre
1192
Parece que tu alma se viera violentada?

LERICIA
1193
Cuando tu padre te habla te convendría más
1194
no quedarte en silencio y levantar los ojos.

SILVANIRA
1195
El cariño y amor que a los dos os profeso
1196
no me posibilitan portarme de otro modo,
1197
sabiendo que entregarme al poder de un esposo
1198
es someterme a él y aislarme de vosotros.

FOSINDA
1199
Tiene razón, el Hymen es un Dios muy tiránico.

MENANDRO
1200
Aleja de tu mente este terror y pánico,
1201
tu madre y yo, lo sabes, te amamos demasiado
1202
y nunca admitiremos que de nosotros te aislen.

LERICIA
1203
No, no, querida hija, ten por cosa segura
1204
que no estarás por ello de nosotros aislada;
1205
cuando la muerte que ya nos pisa los talones
1206
quiera cortar el hilo de nuestros largos días,
1207
serás tú la que cierres nuestros pesados párpados,
1208
y dirás de nosotros las últimas palabras.
1209
Hija mía, salvo eso, no va a diferir mucho
1210
nuestra satisfacción y tu bien aparente.

SILVANIRA
1211
Para a ambos complaceros no habrá tormenta alguna
1212
a la que no expondría con placer mi cabeza;
1213
pero lo que queréis de mi justo deber,
1214
aunque esté en mi deseo no está en mi poder.

MENANDRO
1215
¿Por qué?

SILVANIRA
Vos bien sabéis la poca simpatía
1216
de los juegos de Venus junto con los de Cintia.

MENANDRO
1217
¿Qué quiere decir eso?

SILVANIRA
Es que un voto solemne
1218
me obliga a prestarle un servicio eterno,
1219
a fin de que siguiendo el fuego que me guía
1220
seré, si ello os complace, una Vestal o Druida;
1221
o si lo preferís seguiré en los bosques
1222
(como otras muchas hacen), el rigor de sus leyes.

MENANDRO
1223
No obstante seguirás a pesar de los riesgos
1224
esas que la natura te impone por mi mano.
1225
Bonita invención es esa de hacer votos,
1226
para no obedecer las cosas que yo quiero;
1227
Diana urge con urgencia de un seguidor así.

SILVANIRA
1228
Me daré por conterta con ser su servidora.

MENANDRO
1229
Tu me satisfarás de grado o por fuerza,
1230
mi poder comprobando hasta el último grado.

FOSINDA
1231
¿Querrías arrancarla de las aras de Diana,
1232
para prostituirla al dinero de un profano?

MENANDRO
1233
Cerciórate, Fosinda, de que soy harto agudo
1234
para ver de su plan el principio y final.
1235
Cubrir de golpe quieres con el velo de druida
1236
tu insubordinación y mantenerme a raya;
1237
Leo en tu corazón...

SILVANIRA
¡Quiera Dios!

MENANDRO
El proyecto
1238
que tu mente pequeña se hace de este tema:
1239
piensas retroceder, o romper este trato,
1240
pero será tu esposo, hagas tu lo que hagas,
1241
y si tu lo amaras…

FOSINDA
“No hay fuerza ni ley
1242
que obligue a una mente a amar a su pesar;
1243
la voluntad que influye en el amor y el odio
1244
solo forzar se deja por el ser que la arrastra.”

MENANDRO
1245
¡Cuánta moralidad! ¿Quién te ha enseñado tanto?
1246
¡Ved un poco el orgullo de estas jóvenes mentes!
1247
Esto es el fruto de las lecciones de Silvandro;
1248
les cuenta el charlatán sin parar mil patrañas.
1249
Lo quiero, a fin de cuentas, debes así aceptarlo;
1250
ven aquí que te vea.

LERICIA
Acaba de marcharse.

MENANDRO
1251
¡Juventud atolondrada, indiscreta e imprudente,
1252
que de tus propios males haces tu aprendizaje!

ESCENA IV

MENANDRO, LERICIA, FOSINDA

MENANDRO
1253
¡Dloses! ¿Vivir yo debo en esta edad execrable
1254
do más que la virtud lo que impera es el vicio,
1255
donde las mentes jóvenes como si gentil fuera
1256
desprecian los consejos de la sabia vejez?
1257
¿Dentro de esta ceguera acaso hay que asombrarse
1258
si la hija obedecer ya no quiere a los padres?
1259
¿Lericia tú que dices?

LERICIA
No estoy ya a favor de ella.

MENANDRO
1260
No la apoyes más o tendremos querella.

LERICIA
1261
Bien me ha engañado; nunca habría creído
1262
su mala condición, si no la hubiese visto.

FOSINDA
1263
Creo yo, por el contrario, que Menandro y Lericia
1264
son más culpables que ella debido a su avaricia;
1265
¿por rehusar a Tirinte se la puede culpar?
1266
¿Debe ella casarse con quien no puede amar?
1267
“Obligarla a eso es unir boca a boca
1268
a los vivos y muertos todos en mismo lecho,”
1269
suplicio que utilizan la mayoría de padres
1270
si por desgracia nuestra se vuelven dictadores.

MENANDRO
1271
¿Y si tu padre Alcás eligiera un yerno?

FOSINDA
1272
¿Y si mi padre Alcás fuera como Menandro?

MENANDRO
1273
¿Así que elegir quieres por ti misma a tu esposo?

FOSINDA
1274
Mi padre ciertamente no estaría afligido.

MENANDRO
1275
No lo sé, pero al menos debería estarlo,
1276
si bien te conociera cual debe conocerte.

FOSINDA
1277
También le gustaría el que yo no quisiera.
1278
“Quien come a gusto de otro hace malas comidas.”

LERICIA
1279
¿Cómo debiera ser para que te gustara?

FOSINDA
1280
¿Cómo? Honesto de mente y bello de figura.

MENANDRO
1281
Así lo es cualquiera que posea muchos bienes.

FOSINDA
1282
Esa es vuestra opinión, pero no es la mía:
1283
en la felicidad se halla riqueza.

MENANDRO
1284
¡Oh!, hijas insensatas, juventud inconsciente,
1285
cuando para maridos elegís bellos hijos,
1286
optáis solo por besos en manjar confitados;
1287
pero si la pobreza participa en el juego,
1288
hasta la más cruel Venus muy pronto se suaviza;
1289
vuestra primavera huye, se van las diversiones,
1290
y de tantos placeres se deshacen los hierros,
1291
mientras que Amor a veces abandona a Himeneo,
1292
triste, y ahogando en lágrimas su infortunado lecho.

ESCENA V

TIRINTE, ALCIRÓN

TIRINTE
1293
Que contra los tormentos con que me martirizan
1294
encuentro en este espejo un remedio seguro,
1295
es algo a mi razón defícil de entender,
1296
y nada salvo el fruto me lo puede enseñar.

ALCIRÓN
1297
Incrédulo pastor, ¿no estás satisfecho
1298
si tu amada ya es tuya?

TIRINTE
Yo soy, en efecto.

ALCIRÓN
1299
Espera, pues, tranquilo y lleno de confianza
1300
de este espejo el efecto, de la experiencia extraña;
1301
con tal que Silvanira pueda mirarse en él,
1302
no tengas duda alguna de que la poseerás.
1303
Cuida bien sobre todo que otro en él se mire;
1304
y si lo hubieras hecho tú mismo por error,
1305
no seas perezoso en venir a buscarme
1306
para evitar el daño que pudiera ocurrir;
1307
rómpelo, en resumen, antes que lo vea nadie
1308
excepto la belleza por la que te lo doy.
1309
Prefiero privarme de él por mucho que valga,
1310
que de él no privarme y fallar nuestro golpe.
1311
En fin, todo irá bien siempre y cuando me creas;
1312
pero no te sorprendas veas tú lo que veas.

TIRINTE
1313
Como Atlas bajo el Cielo, del que lleva la carga,
1314
caigo yo bajo el peso de los bienes que me haces.

ESCENA VI

TIRINTE
1315
(sosteniendo el espejo)
Del Amor maravilla que a mi alma deleita,
1316
en mis manos yo llevo el precio de mi vida;
1317
todas esas rarezas que nos venden en Grecia,
1318
todo el oro que el ansia del Levante ha sacado,
1319
en fin, todos los cetros de los amos del mundo,
1320
no me son tan queridos como este amado espejo,
1321
pues por medio de él adquiero un tesoro
1322
mil veces más valioso que las perlas y el oro.
1323
Mas, oh, esperanza frágil, la más vana del mundo,
1324
que en un poco de hielo y vidrio se derrite:
1325
“¿la forma del Amor, Amor que es solo ardor,
1326
vive en este hielo do reina la frialdad?
1327
y que el propio hielo sobre sí mismo impele,
1328
si alguna vez su afín a otro afín no ahuyenta?”
1329
Pero este argumento largo de la mitad
1330
ofende al mismo tiempo al Amor y a Amistad,
1331
la Amistad que se ofende en Alcirón que me quiere,
1332
y Amor en el Amor, cuyo poder extremo
1333
nos prohíbe indagar como filosofar
1334
sobre los medios múltiples que tiene de triunfar.
1335
Antes del elemento la masa confundida,
1336
y la propia Natura en sí mismo perdida,
1337
fue él quien la salvó de esta obcecación,
1338
y quien fundó la paz entre cada elemento.
1339
Que si supo sacar la luz de las tinieblas,
1340
y hacer tantas proezas en el mundo tan célebres,
1341
creo que lo puede todo, y para él es poco
1342
el incendiar el hielo y congelar el fuego.

ESCENA VII

SILVANIRA, FOSINDA, TIRINTE

SILVANIRA
1343
¡Cuán desgraciada soy! ¡Dondequiera que vaya,
1344
siempre algún imprudente me sigue y mortifica!
1345
¡Dioses! ¿Qué habré hecho para que el resquemor
1346
os lleve a castigarme con tan duro castigo?

FOSINDA
1347
¡Ay! Llamas a esto castigo y suplicio
1348
lo que otros, hermana, llamarían delicia.
1349
Vamos, vergüenza aparte, esforcémonos hoy
1350
por hacerlo sensible al mal que por él tengo.
1351
Así que, ¿oh pastor despiadado,
1352
mi firme y constante amistad
1353
no te hará nunca doblegarte
1354
a los tardíos flujos de una justa piedad?

TIRINTE
1355
(à Silvanira)
Así que, ¿oh pastora despiadada,
1356
mi firme y constante amistad
1357
no te hará nunca doblegarte
1358
a los tardíos flujos de una justa piedad?

SILVANIRA
1359
Pretendes algo imposible
1360
al querer mi corazón cautivar;
1361
es una roca inaccesible,
1362
al que tu afecto no podría llegar.

TIRINTE
1363
(à Fosinda)
Pretendes algo imposible
1364
al querer mi corazón cautivar;
1365
es una roca inaccesible,
1366
al que tu afecto no podría llegar.

FOSINDA
1367
Tantas lágrimas derramadas,
1368
tantos deseos y abatimientos,
1369
que en vez de ser recompensados
1370
de triunfo servirán a tus fieros rigores.

TIRINTE
1371
(à Silvanira)
Tantas lágrimas derramadas,
1372
tantos deseos y abatimientos,
1373
que en vez de ser recompensados
1374
de triunfo servirán a tus fieros rigores.

SILVANIRA
1375
¿Qué quieres que haga al respecto?
1376
¿Si el destino quiere afligirte
1377
con esta amorosa desgracia,
1378
está en mi poder el poderlo cambiar?

TIRINTE
1379
(à Fosinda)
¿Qué quieres que haga al respecto?
1380
¿Si el destino quiere afligirte
1381
con esta amorosa desgracia,
1382
está en mi poder el poderlo cambiar?

FOSINDA
1383
¡Oh!, desgraciada amante.

TIRINTE
Preciso es consolarse;
1384
pero es a Silvanira a quien debo hablar.
1385
Ya que por mi desgracia, de la que clamar debo,
1386
vuestra gracia es un bien que alcanzar yo no puedo,
1387
por toda renta al menos no vayáis rechazando
1388
este fiel espejo que os doy como regalo;
1389
en él podréis ver vuestra propia imagen
1390
la Diosa inhumana a quien rindo homenaje.
1391
¿Cómo, lo rechazáis?

SILVANIRA
Me plantea problemas
1392
tomar algo de ti sin haberlo consultado:
1393
“el don del enemigo es propenso a sospecha.”

TIRINTE
1394
“Es que el ojo no aprecia lo que el alma desprecia.”

SILVANIRA
1395
Desde la razón lo hago y no desde el desprecio;
1396
“son falaces las dádivas: aceptarlas te atrapa:”
1397
mas para contentarte me permito cogerlo,
1398
con tal de que más tarde pueda yo devolvértelo,
1399
ya que mi intención no es la de quedármelo.

TIRINTE
1400
Cogedlo solamente para veros en él.
1401
¡Oh, bendito espejo, ya que en ti se refleja
1402
el sol de las bellezas do la virtud se admira!
1403
¡Demonio claro y vivo, muestra lo que tu puedes,
1404
haciendo obrar tu espejo a favor de mis fuegos,
1405
mientras que Amor, venciendo a esta altiva enemiga,
1406
haga fortalecer mi esperanza y su gloria!

SILVANIRA
1407
Tiene las cualidades de un verdadero amante,
1408
pues además de limpio y bello pulcramente,
1409
está aún dotado de una dulzura fiel,
1410
que su maestro creo...

TIRINTE
¡No terminéis, cruel!

SILVANIRA
1411
Mas ¿de dónde me viene este aturdimiento?
1412
Me siento conmovida.

TIRINTE
Sí, es un buen comienzo,
1413
este admirable espejo visiblemente opera.
1414
Acaba, Amor, acaba, este milagro avanza.

FOSINDA
1415
Puede ser que a mi vez lo pueda yo tocar

TIRINTE
1416
Romperlo prefiriera, y si fuera más caro.

FOSINDA
1417
Lo veré, sin embargo, antes de que lo rompas,
1418
si quieres después rómpelo.

TIRINTE
En eso te equivocas.

SILVANIRA
1419
Pastor, toma tu espejo, tan fuera estoy de mí,
1420
que no entiendo nada de las cosas que veo.

FOSINDA
1421
Al menos que su vuelta, si no es por mi mérito,
1422
haga que lo obtenga.

TIRINTE
Tu súplica me irrita;
1423
roto pieza a pieza, y pedazo a pedazo,
1424
péscalo, si es que puedes, del fondo de este arroyo,
1425
necesitas espejos, y aún más Tirinte.

FOSINDA
1426
Ve procaz vencedor, ve tigre a quien te adora,
1427
y por quien te desprecia no solo como hombre,
1428
sino hombre con los ojos y el pecho de un amante.
1429
“Mostrémonos los dos, dulces con quien nos veja,
1430
que Amor junto al pecho nos quita el coraje.”

CORO
1431
No nos sorprenda ver tan poco golpeado
1432
el penoso camino que lleva a la virtud,
1433
en esta edad ignorante do la avaricia abunda;
1434
sino más razonablemente
1435
asombrémonos doblemente
1436
al ver que un virtuoso se halla en el mundo aún.
1437
Los ignobles regalos que nos hace el Levante
1438
de riqueza y honor colman muy a menudo
1439
las arcas y los días de su avaro amante,
1440
do la virtud por fruto
1441
no aporta al que la sigue,
1442
sino el placer de ir tras una beldad tan rara.
1443
Este mueble precioso, este bien verdadero,
1444
no ha gracia sin el otro, y para nada cuenta;
1445
y seamos Apolos, o bien seamos Hércules,
1446
más aún, si es posible,
1447
si quiere la fortuna,
1448
junto a nuestros laureles ridículos seremos.
1449
Claro que si el valor del más rico tesoro
1450
radica en la rareza de la perla o del oro,
1451
de la tierra excremento, y de olas de Neptuno,
1452
¿cómo es que solo en el desprecio
1453
la virtud no tiene precio,
1454
ella que don del Cielo es mucho menos común?
1455
¿De qué sirve al pastor revestirse con ella,
1456
dado que la pobreza que lo tiene abatido
1457
le impide obtener la palma que demanda?
1458
Siglo injusto y maldito,
1459
no de hierro que dícese,
1460
realmente siglo de oro, pues en él manda el oro.
1461
Esperemos, no obstante, que de un cambio aparente
1462
Amor en su favor, declarándose Amor,
1463
como es omnipotente, rompa cualquier obstáculo,
1464
el plazo es corto, mas su mano
1465
puede de la noche al día
1466
por un menor asunto hacer un gran milagro.


ARGUMENTO DEL ACTO CUARTO

Aglante, Hylas y Tirinte se enteran todos a la vez de la repentina y mortal enfermedad de Silvanira. Tirinte imagina enseguida que es un efecto del espejo de Alcirón, y va a buscarlo con la intención de vengarse. Menandro y Lericia llevan a su hija al cercano templo de Esculapio, en reconocimiento por la salud que parece haber recuperado. En el camino se encuentran con Aglante desmayado en los brazos de Hylas; Silvanira, conmovida por tan lamentable espectáculo, lo hace volver en sí al oír el tono de su voz. Su dolor se recrudece, y creyéndose estar cerca de la muerte, pide a sus padres que le permitan morir como mujer de Aglante: lo que ambos le conceden.

ACTO IV

ESCENA PRIMERA

MENSAJERO, AGLANTE, HYLAS, TIRINTE

MENSAJERO
1467
¡Qué dolor, oh Dioses! ¡Qué conmiseración!
1468
¡Oh, trágica aventura, oh, dura aflicción!
1469
¿Qué crimen cometimos, para que el Cielo acuerde
1470
arrancarle a la tierra una cosa tan bella?

AGLANTE
1471
Veamos de donde viene esta voz quejumbrosa.

MENSAJERO
1472
¡Compañeras de Diana, huéspedes de estos bosques,
1473
acudid en su ayuda con alguna raíz
1474
que rompa la violencia del mal que la asesina!
1475
Viendo como están de afligidos los padres,
1476
realizar las acciones de total constricción,
1477
y esta pobre chica que yace en sus brazos,
1478
¿qué alma compasiva no se conmovería?
1479
¡Infelices espíritus, por los tres siento lástima!

AGLANTE
1480
¡Oh, hados alejad la desgracia que temo!
1481
Hylas, pregúntale de su queja el motivo.

TIRINTE
1482
Siento mi pecho helado por un miedo mortal.

HYLAS
1483
Pastor, ¿por qué estos gritos que salen de tu boca,
1484
que hemos escuchado desde el cercano arbusto?

MENSAJERO
1485
Si para lamentarme tuviera tantas bocas
1486
como flores los prados y los bosques tocones,
1487
mis quejas no podrían igualar mi desgracia,
1488
o la nuestra a nosotros, diciéndolo mejor,
1489
ya que de una pastora en maravillas única
1490
se comunica a todos la irreparable pérdida.
1491
ya no está Silvanira.

AGLANTE, HYLAS, TIRINTE
¿Que nos decís, gran Dios?

MENSAJERO
1492
Lo que acabo de ver con estos tristes ojos.

AGLANTE
1493
¡Oh, muerte inhumana y tan precipitada!

MENSAJERO
1494
Aún estaba viva cuando yo la dejé;
1495
mas creo firmemente que desde mi partida
1496
de la ley de la luz no ha formado ella parte,
1497
pues ya el velo negro y triste de la muerte
1498
cegó sus bellos ojos, inmóviles estrellas,
1499
y ya en su semblante las rosas y los lirios
1500
en el frío del óbito estaban sepultados;
1501
tan solo el jadeo de su garganta moviéndose
1502
mostraba que la pobre aún estaba viva.

TIRINTE
1503
¿No se sabe de dónde este mal le ha venido?

MENSAJERO
1504
Realmente nadie cree haberlo conocido,
1505
y no es que en la aldea todo el mundo diga
1506
que el veneno ha terciado en su enfermedad.

AGLANTE
1507
¡Oh, miserable Aglante, ¿en verdad cobarde eres,
1508
o es que mucho dolor te vuelve insensible?
1509
¿Qué esperas de la muerte, ya que te ha quitado
1510
del mundo a la única que nutría tu vida?

MENSAJERO
1511
Ayudadlo, pastores, se cae desmayado.
1512
¡Oh!, de gran amistad testimonio inaudito:
1513
amaba a Silvanira, y quiere aún seguirla
1514
a este fatal Imperio donde no vive el cuerpo.
1515
¿Es en un día tan bello, y a la vez tan fatídico,
1516
que en nuestros campos triunfe sobre el Amor la muerte?
1517
No la dejéis mientras que de una carrera
1518
voy a sacar agua del manantial cercano.

TIRINTE
1519
¡Pero escucha, pastor!

HYLAS
Oye, deja que vaya.

TIRINTE
1520
¡Ay!, traidor que me pierdes haciéndola morir,
1521
preciso es que mi cólera se abreve de tu sangre,
1522
y que al menos yo dé esta prueba fiel
1523
de que no soy culpable de la infidelidad
1524
que te ha hecho abusar de mi credulidad.

ESCENA II

HYLAS, AGLANTE desvanecido

HYLAS
1525
“¡Oh, con cuanta justicia declamo contra ti,
1526
peste que envenena la llama del Amor,
1527
bruja de quien el nombre me hace temblar de horror,
1528
constancia que es tan solo un constante error,
1529
y solo falsa llama que brilla por dañar
1530
a las mentes perdidas que allí se dejan ir!
1531
Amor, por su natura, es un niño benigno,
1532
que aunque se enfade, nunca tiene veneno;
1533
de dolor y placer su servidumbre está llena,
1534
mas allí el placer supera a la pena,
1535
cuyo mal todavía se ciñe a la lógica,
1536
que hace el bien más dulce por su comparación;
1537
pero esta locura obstinada y constante
1538
que en todos los amantes debiera abolirse,
1539
esta falsa virtud de constancia y de fe
1540
hace que un justo rey parezca un tirano.
1541
Por ella un corazón cobarde persevera
1542
sufriendo los desprecios de una beldad severa,
1543
que su desasosiego convierte en barahúnda,
1544
y hasta el final lo trata ingratamente,
1545
de este infeliz testigo al que el dolor inmola
1546
a altares inhumanos de este ídolo vano.”

ESCENA III

MENANDRO, LERICIA, SILVANIRA, HYLAS, AGLANTE, MENSAJERO

MENANDRO
1547
Ánimo Silvanira, Esculapio en su caso
1548
nunca nos fallará, su templo no está lejos,
1549
vayamos, hija mía, tratemos de llegar.

SILVANIRA
1550
¡Padre mío, me muero !

LERICIA
Ayúdala Menandro,
1551
me rompe ella los brazos.

MENANDRO
¡Ay!, soy el apoyo
1552
de la que debería ser más bien el mío.
1553
¡Dura metamorfosis!

MENSAJERO
¡Por fin la he encontrado!
1554
¿Pero no he llegado ya demasiado tarde?

SILVANIRA
1555
¡Dioses! ¿Qué es lo que veo? Es Aglante, sin duda.

HYLAS
1556
¡Alto!, pastor, detente, no la derrames toda,
1557
“tan solo ha comenzado, es preciso cuidarla.”

SILVANIRA
1558
¡Ay! ¿Qué le han hecho a este pobre pastor,
1559
que está la muerte escrita en su pálido rostro?
1560
¿Quién lo ha llevado a esto?

HYLAS
¡Eres tú!

SILVANIRA
¡Yo!

HYLAS
Tú misma,
1561
el rumor de tu muerte lo ha puesto en este estado.
1562
Mas probemos de nuevo la ayuda de la voz:
1563
Aglante, Aglante, Aglante, Aglante, se valiente.

SILVANIRA
1564
Se acabó, está muerto.

LERICIA
Sería una gran pena.

SILVANIRA
1565
Lo llamaré; quizá cuando oiga mi voz
1566
los espíritus vuelvan a su cuerpo expirante.

HYLAS
1567
¡Oh, ternura de Amor que no tiene igual!
1568
Con la excusa de unir su boca al oído,
1569
ella va y lo besa.

SILVANIRA
Respóndeme, Aglante,
1570
escucha a quien te llama, abre los ojos, ve
1571
a Silvanira que es la más sana del mundo,
1572
con tal de que tan solo Aglante le responda.

HYLAS
1573
Oh milagro de Amor, hélo aquí revivido
1574
por la sola virtud de este amado nombre.

AGLANTE
1575
Cruel, seas quien seas, cuya injuriosa ayuda
1576
retiene en ataduras a mi alma furiosa,
1577
rival caritativo, ¿en qué te he ofendido
1578
para turbar mi paz apenas comenzada,
1579
frenándome a llegar a la muerte a que aspiro?
1580
Mas, ¡Dioses! ¿No veo acaso a la bella Silvanira?

MENANDRO
1581
He aquí el enemigo caritativo y cruel,
1582
que te volvió a la vida, más de media perdida.

AGLANTE
1583
Vos de quien la belleza preside como reina
1584
sobre mi vida y muerte de que sois soberana,
1585
¿qué es lo que no haríais con todos los esfuerzos
1586
si vuestra sola voz resucita a los muertos?

MENSAJERO
1587
Una persona muerta y otra que resucita;
1588
¡Oh, de Amor maravilla, digna de ser cantada
1589
y que el tiempo nunca la haga olvidar!
1590
Por mi parte, todo esto yo lo divulgaré.

HYLAS
1591
Y no haré yo menos; en un misterio tal
1592
hablar es lo correcto, y un crimen es callar.

ESCENA IV

AGLANTE, SILVANIRA, MENANDRO, LERICIA

AGLANTE
1593
¿Debo daros las gracias tras este accidente
1594
por haberme alejado de una muerte obvia,
1595
o quejarme de vos por quien se ha prolongado
1596
el curso de los tedios do mi alma está sumida?

SILVANIRA
1597
Tan solo vive Aglante, firme que en cualquier caso
1598
si tus desgracias son grandes no durarán.

MENANDRO
1599
Vamos a dar las gracias por tu salud repuesta.

SILVANIRA
1600
Es justo, padre mío ¡Dioses!, estoy perdida,
1601
me muero, mis dolores me asaltan de nuevo,
1602
de repente me alcanzan el pecho y el cerebro.

LERICIA
1603
¡Ay! ¿Qué mal es este, que a veces retrocede,
1604
vuelve también a veces, y siempre empeora?
1605
Socórrela Menandro; ayúdanos Aglante;
1606
ella no tiene fuerzas, y ya no tiene pulso.

AGLANTE
1607
¡Oh, mi bien que te apagas con tanta rapidez!

LERICIA
1608
¡Oh, madre ya sin hija, pero no sin tristeza!

MENANDRO
1609
¡Ah!, viejo ya vencido por tedio, no por años,
1610
¡desgraciado tan solo por mucho haber vivido!
1611
Una muerte precoz me hubiese hecho el favor
1612
de no sobrevivir al desastre de mi raza,
1613
y de mis días frenando el pesado transcurso
1614
me hubiera evitado caer en languidez.

AGLANTE
1615
¡Y yo, pobre de mí, cuya aventura es tal
1616
que otrora presionado por angustia mortal,
1617
el destino me ha hecho el día casi expoliado
1618
a fin de ver morir a aquella por quien vivo,
1619
experimentado ahora en este infortunio
1620
mil tormentos por uno, y mil muertes por una!

LERICIA
1621
Tristes, fatuas Hermanas, cuya aguda tijera
1622
derriba en nuestros días el hilo y el husillo,
1623
dejad la descendencia, o coged la ascendencia
1624
lista para caer, y que ya se retira,
1625
devolved fruto al árbol, oh Hijas de la Noche,
1626
o coged por piedad el fruto y el árbol.

AGLANTE
1627
Si la Parca olvidando su rigor habitual
1628
quisiera devolverle la luz a mi antorcha,
1629
¡oh, cuán rápidamente, tesoro de recato,
1630
con mi sangre al completo serías redimido!
1631
Con cuanta vanidad se loaría mi sombra,
1632
mientras se acordaba en su oscura morada
1633
que fue sobre la tierra dichosa hasta el punto
1634
de haber sido el precio de lo que no lo tiene.
1635
Mas la que tiene el ojo y el oído cerrados
1636
por miedo a que le afecten nuestras quejas y penas
1637
venga al botín soltar que ella se apropió,
1638
no se decidirá devolverla a este precio,
1639
además de que incluyan a mi vida en la suya,
1640
como un bien adquirido que su orgullo desprecia.

MENANDRO
1641
Si mis justos deseos y suspiros se cumplen,
1642
que al menos ella vuelva para bien despedirse.
1643
De mi vejez promesa, honor de mi familia,
1644
Silvanira que fue y ya no es mi hija,
1645
¿contra el orden del tiempo de mí tendrás al menos
1646
las lágrimas y adioses que de ti esperaba?

AGLANTE
1647
Ánimo, volverá.

MENANDRO
Poderoso Esculapio
1648
completa tu trabajo, y déjala escapar,
1649
seguro que cada año y con solemnidad
1650
pagaremos el gallo a tu divinidad.

LERICIA
1651
Hija mía esfuérzate, ve el amargo dolor
1652
que sufren por tu causa tu padre y tu madre:
1653
levanta hasta nosotros tus embotados ojos,
1654
verás en riachuelos los nuestros convertidos.

AGLANTE
1655
Escucha, escucha a Aglante, Aglante que te ruega
1656
que vuelvas otra vez al grito de su voz.

SILVANIRA
1657
¡Oh!, tú que con tus lágrimas de agua inundas mi rostro,
1658
y con vanos lamentos acompañas mi pérdida,
1659
sé menos cruel conmigo, y con tu edad discúlpate;
1660
creed, queridos padres, que vuestro duelo ultrájame,
1661
injuria asaz el mal que ahora soporto,
1662
sin que la vuestra aún la haga más pesada.
1663
Cierto, me rindo, y me siento bien con mis penas
1664
pues de la muerte el ánimo se adentra en mis venas;
1665
pero es la orden del Cielo, y como bien todo hace,
1666
debemos someter nuestro deso al suyo.

AGLANTE
1667
Cielo, a tu voluntad someto yo la mía,
1668
tú que tan parcialmente me privas de la vida:
1669
mi corazón, al que mi amor mentir impide,
1670
dice en muy alta voz que no puede consentirlo.

MENANDRO
1671
Lo mismo dice el mío.

SILVANIRA
Cesaz, os lo suplico,
1672
esta rebelión tan llena de blasfemias;
1673
“¿queréis irritar a los Poderes de arriba?
1674
¿Saltar contra el Cielo, o tomarlo al asalto?”
1675
Si no es suficiente con llamarlo injusto,
1676
podríais tacharlo de ciego y tiránico,
1677
y de un sinfín de insultos saturar vuestra cólera,
1678
aunque no dejará por ello de rodar.
1679
Os suplico de nuevo que calméis vuestros golpes
1680
que un fuerte dolor excita en vuestro ánimo;
1681
por mí, dejando aparte desidia y fingimiento,
1682
prefiero que mi fuego se apague antes que tarde;
1683
tan solo de dos cosas temería la crítica
1684
y esas son los cuchillos secretos de mi alma:
1685
una es la de dejaros y de verme extasiada
1686
el tiempo y los medios para siempre serviros;
1687
la otra, (al ser yo misma muy poco atrevida,
1688
la muerte abre mi boca y quiere que la diga)
1689
que si de tan molesta y fastidiosa carga
1690
mi barco aligerar puedo cuando me vaya,
1691
¡Oh, con que suavidad partiré sobre la ola
1692
que repondrá mi vida a los bordes de todos!

MENANDRO
1693
Un secreto engorroso le ahoga el corazón;
1694
cuéntalo, y nada temas.

LERICIA
Habla, querida niña.

SILVANIRA
1695
Con vuestro beneplácito resolveré decirlo;
1696
¡acaso mejor fuera elegir escribirlo!
1697
Ved a este pastor, cuyos llantos y esmeros
1698
son los tristes testigos de un amor perfecto.
1699
Nuestro trigo ha sentido cuatro veces la hoz
1700
desde que a amar se digna a vuestra expirante hija,
1701
mas con ardor tan casto, así como perfecto,
1702
que si se ama en el Cielo se debe amar así.
1703
“Nunca un candil de Amor por tanto tiempo ardió
1704
ni lanzó tanta llama y tan poca humareda.”
1705
Mas juro por Estigia y el Juez infernal
1706
que ya me solicita ante su tribunal
1707
(él mismo bien lo sabe), que en este largo plazo
1708
capaz de quebrantar un pudor menos firme,
1709
nunca dije ni hice heroicidad alguna
1710
para que perdurara en esta devoción,
1711
y si quiere admitirlo, por dolor que me diera,
1712
el nunca ha sabido que la reconociera;
1713
“honor, cuyo perfume es de tan buen olor,
1714
me ordenaba vivir con este desamor,”
1715
“incluso no ignorando que hija de buena cuna
1716
es solo un retrato de Amor y de Himeneo,”
1717
y que el fin de un marido no era mi elección,
1718
carámbanos mostraba del fuego que escondía,
1719
a quien tan solamente prohibía brillar,
1720
no pudiendo evitarle el quemarse y dañarse.
1721
Tú, cuyo fatal brazo sobre mi testa se alza,
1722
¡oh, muerte!, no termines hasta que yo lo haga;
1723
ahora que los Dioses de mi próxima boda
1724
y mis jóvenes años romperán la cadena,
1725
mi mente bien quisiera poder desahogarse
1726
de toda ingratitud antes de retirarse,
1727
siempre que de los dos tuviera la licencia.

MENANDRO
1728
Te damos, hija mía, un máximo poder.

SILVANIRA
1729
¡Ay!, no puedo más: acércate Aglante,
1730
coge mi mano fría cual muestra de mi fe;
1731
este dulce pensar consolará mi alma,
1732
que vivas como esposo y yo muera cual tu cónyuge:
1733
pastor, ¿accedes a ello?

AGLANTE
¡Dioses! ¿Qué estás diciendo?

SILVANIRA
1734
¿Y mis amados padres?

MENANDRO
Sí, los dos lo queremos,
1735
esta gracia inútil, que nos importa poco
1736
nos contenta lo mismo que una persona muerta.

SILVANIRA
1737
Adiós triste comarca, donde la Muerte hoy
1738
al Amor triunfar hace, y luego a Él lo vence,
1739
tú que la luz me diste, adiós, muero contenta,
1740
porque tengo la dicha de morir tuya, Aglante.

AGLANTE
1741
¡Oh Dioses, ella muere! ¡Oh Parcas irritadas!

MENANDRO
1742
¡Ay!, en este momento ella nos ha dejado,
1743
y tras de tantos miedos, tantas falsas alarmas
1744
debemos dedicarle lágrimas verdaderas.

LERICIA
1745
Su cuerpo, ya privado de espíritu y calor
1746
solo es materia vana de palidez mortal.

AGLANTE
1747
Dejadme recoger de sus labios agónicos
1748
de un alma tan divina las reliquias errantes,
1749
y que así con mis besos al calentar sus miembros
1750
recuerde de inmediato a mi esposa, vuestra hija.
1751
¡De haber yo bien pegado mi boca a la suya,
1752
su bella alma tan pronto no habría exhalado,
1753
o su postrer suspiro a mí habría pasado
1754
que Céfiro en el aire ya ha recolectado,
1755
para perfumar todo el Imperio de Flora!
1756
Amor, si es que amor queda aún alguno,
1757
¿es por tu sutileza, o por la del destino,
1758
que tus rasgos se cambian por rasgos de la muerte?
1759
¿O bien soportarás que tu ahogada gloria
1760
sea por su insolencia materia de trofeo?

MENANDRO
1761
Luego que tantas lágrimas nuestros rostros ahogaron,
1762
tantos gritos agudos a los astros enviados,
1763
apartar no han podido las nubes invisibles
1764
de las que tanto mal cae sobre nuestras testas.

LERICIA
1765
El corazón le late, pero muy débilmente.

MENANDRO
1766
No el alma, los espíritus causan esta corriente,
1767
cual se ve en el Lignon cuando su ola irritada
1768
mucho tiempo después del temporal se agita.
1769
¡Ay! Lericia, ¡ay!, bien podemos llorar,

AGLANTE
1770
Oh, hermoso atardecer al que yo reverencio,
1771
prepara que tu aurora resucite a cuatro,
1772
los cuatro en su destino, que está tan vinculado,
1773
de ti tan solo esperan el naufragio o el puerto.

MENANDRO
1774
Llevémosla a casa por si ella regresa
1775
(lo que no creo yo que mi dolor consiga),
1776
Mucho mejor podremos recordar su vigor,
1777
o bajar mi alegría con ella a la tumba.

ESCENA V

TIRINTE, FOSINDA

TIRINTE
1778
Si estuviera en el centro del globo de la Luna,
1779
si ya hubiera ascendido al globo de Neptuno,
1780
o hubiese descendido al amargo abismo
1781
de su más tormentoso y más profundo mar,
1782
en resumen, ya sea en la tierra o en sus entrañas,
1783
el puñal que sostengo hará su funeral.
1784
Inhumano, desleal, ¿qué puedo haberte hecho
1785
para de mi servirte en tan cobarde crimen?
1786
Aquí viene Fosinda, ella podrá informarme
1787
de lo que saber debo y que no quiero oír.
1788
¡Traidor, traidor amigo!

FOSINDA
¡Qué extraño destino
1789
une sin mediodía la noche a su mañana!

TIRINTE
1790
Fosinda, ¿de qué hablas?

FOSINDA
Que Silvanira ha muerto.

TIRINTE
1791
Pero ¿muerta sin duda?

FOSINDA
Como tal, se la llevan;
1792
todo el mundo en la aldea de su muerte advertido
1793
saldrá a su encuentro si ya no ha salido.
1794
Aglante con Menandro transportan a la bella,
1795
y Lericia los sigue, los tres muertos como ella.

TIRINTE
1796
¡Oh, funesta noticia, y funesta por siempre
1797
la boca que lo dijo.

FOSINDA
Así fuera, no obstante,
1798
¿volar no dejarías a tu imaginación?

TIRINTE
1799
Sí, sí, y que su muerte acabe con tus celos.

FOSINDA
1800
¿Debo soportar siempre que tengas mal carácter?
1801
Se va, ojos angustiados y la mente agitada;
1802
se percibe en su rostro el amor y la ira,
1803
pero de esto último el fuego brilla más.
1804
¡Ay! Pobre Silvanira, ¡ay, cómo tu desgracia
1805
dejará entre nosotros un dolor duradero!
1806
¡Dioses! ¿La muerte debe extender sus rapiñas
1807
en un cuerpo do brilla una virtud tan grande?
1808
¿Y que lo majestuoso de un rostro tan bello
1809
se pierda para siempre en la noche del túmulo?
1810
Si bien, si la belleza que te han arrebatado
1811
los Dioses por no haberla debidamente usado,
1812
fuese algún tesoro que heredar se pudiera,
1813
otros que tu mejores buen uso harían de ella.
1814
En vano siempre amable, pero jamás amante,
1815
te creerás hermosa a ojos de Radamantis,
1816
“pues de tantos encantos que hacen amar un cuerpo,
1817
nadie sigue su sombra al reino de los muertos.”

CORO
1818
¿Por qué de un bello anhelo llevado a la gloria
1819
no usamos sabiamente la poca claridad
1820
que de la noche al alba arrebatar nos pueden?
1821
Nuestros más bellos días se van y ya no vuelven,
1822
mil y miles caminos conducen a la muerte,
1823
pero ninguno en cambio nos trae a la vida.
1824
El que de los mortales quiere liberarse
1825
al poder de la muerte no puede doblegarse,
1826
sería una empresa ridícula y vana;
1827
ni rezos ni deseos jamás podrán lograrla,
1828
y nunca su rigor pudo disminuir
1829
la bravura de Aquiles, o la beldad de Helena.
1830
En ella sin respeto por la suerte o la sangre
1831
el pastor y el príncipe tienen el mismo rango.
1832
¿Qué es del justo Minos? ¿Qué es del bravo Alejandro?
1833
Y tantos otros héroes tan grandes y famosos,
1834
en el hueco del túmulo que los tomó desnudos,
1835
¿qué es de ellos hoy sino polvo y cenizas?
1836
Los árboles cada año tras los rudos inviernos
1837
dejan caer su vida en sus ramajes verdes,
1838
cada noche el océano ve la luz que se apaga;
1839
de un orden sin embargo que jamás se transforma,
1840
el Sol obtiene siempre su incipiente Oriente,
1841
y el cedro siempre obtiene su juventud primera.
1842
Mas con suerte contraria todo lo que ve el día
1843
se va a la tumba sin esperanza de vuelta;
1844
tan solo permanece la virtud inmortal,
1845
y a pesar del destino su privilegio es tal,
1846
que sembrando de ella un renombre inmortal,
1847
hace que de nosotros la memoria no muera.
1848
Es la única belleza que verdaderamente
1849
del olvido del túmulo exime a su amante;
1850
por haberla tratado y haberla seguido
1851
con más de mil trabajos ha merecido Alcides
1852
este clamor tan raro en la posteridad,
1853
que se puede llamar una segunda vida.
1854
Es el potente encanto de esta rama dorada,
1855
que tierna en todas partes es por doquier amada,
1856
franquea cualquier obstáculo a quien sea que lo lleve;
1857
en apoyo de ella el famoso troyano
1858
triunfó sobre Cerbero, y encontró la manera
1859
de salir del Infierno, del que guarda la puerta.
1860
De un generoso anhelo llevado a la gloria
1861
usemos sabiamente la poca claridad
1862
que de la noche al alba arrebatar nos pueden.
1863
Nuestros más bellos días se van y ya no vuelven,
1864
mil y miles caminos conducen a la muerte,
1865
pero ninguno en cambio nos trae a la vida.


ARGUMENTO DEL ACTO QUINTO

Aglante, tras gemir toda la noche en los bosques, se encuentra por fin, sin pensarlo, cerca de la tumba de su amada. Este funesto objeto lo sume en nuevos dolores, y le hace quejarse de nuevo, al final de lo cual decide deliberadamente sacrificarse a los Manes de su pastora; para llevar a cabo este trágico plan corre furiosamente a su cabaña para conseguir un cuchillo. Tirinte, sin embargo, persigue a Alcirón a muerte, quien, por fortuna, habiendo encontrado un esquife de pescador en la orilla, se arroja a él; y con el río entre ellos, se explica tan bien a Tirinte, que le obliga a arrojar su puñal al agua; hecho esto, ambos se dirigen a la tumba de Silvanira, a la que Alcirón deja medio resucitada en brazos de su amigo, para que la utilice a discreción. Tirinte, al ver que Silvanira no respondía a su amor, le pierde el respeto y quiere llevársela por la fuerza. Llega Aglante y se lo impide, seguido inmediatamente por los pastores y pastoras que han acudido a los gritos de Silvanira. Menandro quiere romper el matrimonio entre ella y Aglante, en contra de su promesa. Presentan sus quejas al druida, que falla a favor de los dos amantes. Tirinte, acusado por Fosinda, es condenado, según la ley del país, a ser arrojado desde la Roca Infortunada. Fosinda le salva la vida en virtud de otra ley; y Tirinte, para satisfacer tantas obligaciones, la recibe como esposa, para alegría de todo Forez.

ACTO V

ESCENA PRIMERA

AGLANTE
1866
(solo)
¿No cambiarán, oh, bosques, por mí vuestros tocones
1867
en gladios afilados, o en bestias feroces?
1868
¿No se convertirán vuestros ciervos en tigres,
1869
bebiendo sus malditos apetitos en mí?
1870
Si más busco la muerte, menos yo me la encuentro,
1871
si mi dolor la llama, ella menos se muestra;
1872
su hermano, por su parte se presenta ante mí
1873
y va solicitándome en vano que repose;
1874
no es que mis sentimientos fácilmente permitan
1875
que mis hundidos ojos por fin puedan dormirse,
1876
con tal que el sueño de ellos fuese un sueño de hierro
1877
como el que construye los sueños del Infierno.
1878
Pero, ¡oh desvarío de mi alma aturdida!
1879
Reclamo yo la muerte de mis gritos ahogados;
1880
inútiles clamores, ya que para hablar bien
1881
al no vivir ya más no podría morir.
1882
Pues si dicen que un cuerpo privado está de vida
1883
cuando ha arrasado su alma la mano de la Parca,
1884
es del todo forzoso concederme este punto:
1885
o que yo ya no vivo, o se vive sin alma,
1886
o vivo como un cuerpo cuya masa se rige
1887
por el infausto arte que enseña la magia,
1888
en quien toda la vida es esa agitación,
1889
que supliendo al alma de ella hace la función.
1890
No es la suya mi cuerpo, y la única tristeza
1891
de ella es la despiadada y mortal anfitriona,
1892
anfitriona que pronto para mi desahogo
1893
derribará por fin su triste alojamiento.
1894
Pero esperar del tiempo y su mano tardía
1895
el remedio que exige un dolor tan agudo,
1896
“a estas cobardes almas a quien la fe en curar
1897
persuade mucho más que el ardor de morir.”
1898
La ruina de Aglante y el amor de Silvanira
1899
exigen un final más rápido y sangriento;
1900
esta muerte que a veces yo reclamaba en vano
1901
sin buscarla tan lejos se halla en mi mano;
1902
“se ofrece a los que el miedo palidecer les hace,
1903
y los que son más fuertes se la dan así mismos.”
1904
pero cierto objeto divisado en la noche
1905
tiene un rostro de tumba, si mi ojo no me engaña;
1906
veámoslo más de cerca ¡Oh vista, oh conciencia!
1907
¡Oh tumba de mi gloria y de mi esperanza!
1908
¡Triste y mortal objeto que el odio de los Cielos
1909
para agrandar mi pena presenta ante mis ojos!
1910
¡Oh Dioses! ¿Es preciso que mi menor ventura
1911
siempre esté por encima o contra la natura?
1912
Se dice que a menudo de los muertos las ánimas
1913
aparecen en sitios do reposan sus cuerpos;
1914
y la mía al contrario (cosa maravillosa)
1915
erra en torno al sepulcro donde su alma reposa,
1916
tumba de los amores que ya frío y blanco
1917
pronto estará muy roja y caliente con mi sangre.
1918
Pero por lo que veo esta tumba que toco
1919
será el desgraciado tálamo conyugal
1920
de donde los suspiros, lágrimas y quejidos
1921
se deben engendrar de nuestros besos y abrazos;
1922
e incluso donde, por la forma usual de la boda
1923
permite que la novia entre al lecho primero,
1924
mi pastora me espera, a quien la muerte empero
1925
habrá hecho dormir mientras que me aguarda.
1926
¡Oh monstruoso himen, oh lecho malhadado,
1927
donde el único fruto del amor es la muerte!
1928
Ay, cuando mi espíritu ya se va encarnando
1929
un medio cuarto de hora es casi un momento
1930
que vio aflorar el día de nuestro matrimonio,
1931
e iniciarse la noche de mi triste viudez,
1932
me parece que soy el único al que el Cielo
1933
nunca dio sus bondades sino con mucha hiel:
1934
pues este ingrato al menos incapaz de que piense
1935
dejar mis largas faenas sin recompensa alguna,
1936
salvo que siendo injusto se hubiera equivocado,
1937
me envió este bien por manos de la Muerte,
1938
¡manos tan impregnadas de crimen y rapiña
1939
que quitaron las rosas dejándome espinas,
1940
cien veces más infausto de lo que hubiera sido
1941
si yo hubiera tenido el bien que me quitaron!
1942
El abatido Orfeo rescató de este modo
1943
del rey de los Muertos a su Eurídice muerta,
1944
con un pacto no obstante en exceso importuno,
1945
pues perderla y tenerla fue casi todo uno;
1946
estando aún de acuerdo que perdió por su culpa
1947
la honra medio ganada de un galardón tan alto,
1948
y que ella era de él de haber tenido fuerza
1949
de abstenerse un instante del placer de tenerla.
1950
Una falta tan noble era muy perdonable
1951
para un juez más clemente o menos imprudente;
1952
mas ¿qué pude haberle hecho al caprichoso Cielo
1953
que hasta sus favores me resultan dañinos?
1954
Nueva Estrella del Cielo, Silvanira alma mía,
1955
a quien llamar no oso con este dulce nombre,
1956
fuego de amor que afrenta a los fuegos del cielo,
1957
ve los ahogos mortales que padece tu amante;
1958
Bello Sol cuya muerte de una rabia absurda
1959
adelanta al eclipse en el signo de Virgo
1960
a través del grosor de la banda nocturna,
1961
mira que para ti yo estoy en Acuario
1962
hasta que yo diluya en lágrimas tan vanas
1963
el sangrante licor que hierve en mis venas.
1964
Este es el altar do mi suerte inhumana
1965
quiere que al fin me inmole y con mi propia mano,
1966
y que así renueve el uso ilegítimo
1967
por el que un hombre a otro ofrece como víctima,
1968
solo en este misterio yo ejerzo a la vez
1969
de sacrificador y víctima también.
1970
Muere infeliz Aglante, y con mano atrevida
1971
cierra el acto sangrante para esta tragedia;
1972
tu pastora en esto ya quiso advertirte,
1973
y como no pudieron tus penas retenerla,
1974
concédete al menos el placer de seguirla,
1975
deja de morir cuando termines de vivir.
1976
“Muestra que la adustez de la muerte despiadada
1977
someten al amante, pero no a la amistad.”
1978
La muerte en el pasado era horripilante,
1979
pero ¿ahora a quién no le es deseable,
1980
si el amor solo es muerte, y la muerte es amor,
1981
desde que su bella alma de morada ha cambiado?
1982
Para evitar incluso el afán que natura
1983
pide a cada mortal con respecto a su tumba,
1984
parece que este caro y funesto sepulcro,
1985
rico con el tesoro más hermoso del mundo,
1986
es realmente un sepulcro de mineral precioso,
1987
y me presenta adrede su lecho oficioso;
1988
por tanto aunque contenga un ingreso apropiado,
1989
si ahí no estoy yo aún no está bien ocupado.
1990
Mas, ya que a mi pesar el dolor no me mata
1991
busquemos una espada que ejecute mi rabia.

ESCENA II

ALCIRÓN, TIRINTE

ALCIRÓN
1992
Huyamos, que la huida es nuestra garantía:
1993
no es bueno esperar a un amante irritado.

TIRINTE
1994
¡Vil envenenador, homicida infiel,
1995
aunque fueras más leve que una golondrina,
1996
muy pronto sentirás mi aliento a tu espalda!
(Cae)
1997
¡Oh Cielo que es peor y más traidor que él,
1998
pues con los asesinos eres muy comprensivo!
1999
¿Por qué razón retrasas de mi venganza el fruto,
2000
mi pie haciendo fallar casi cuando mi mano
2001
iba a enterrar la espada en su pecho inhumano.

ALCIRÓN
2002
¡Dios!, estoy sin aliento, y no libre de miedo;
2003
como ha perdido el juicio, su ira no es fingida.
2004
Prefiero estar solo y advertirlo de frente
2005
que esperar el retorno de un similar acoso;
2006
no sabe donde estoy, pero por si llegara
2007
un esquife pesquero que veo en la orilla
2008
me capacitará para decepcionarlo,
2009
sin temer el esfuerzo que pudiera emplear.
2010
Helo aquí que sin ruido por detrás se me acerca,
2011
no creyendo encontrar una barrera así.

TIRINTE
2012
¡Te tengo esta vez, de mi bien enemigo!

ALCIRÓN
2013
Creo que no me harás nada en esta ocasión;
2014
Lignon, cuya corriente se opone a tu furia
2015
me da seguridad.

TIRINTE
¡Dioses, qué insolencia!
2016
¿Cómo, villano, crees que el Dios de esta agua
2017
soporta impunemente tu crimen y tu barca?
2018
¡Como hay muy poca agua para lavar tu ofensa,
2019
tiene gran rectitud para bien defenderte!
2020
Deja que nuestras costas tu vileza atestiguen,
2021
y vete al océano a bufar tu crueldad.
2022
Por mucha variedad de bestias tan salvajes
2023
que de África y Asia infectan las orillas,
2024
y en fin algún monstruo que en casa tenga Tetis,
2025
ella no encontrará monstruo peor que tú,
2026
ni cuyo enfrentamiento y furia sea peor.

ALCIRÓN
2027
Amigo infiel, ¿no tienes nada más que decir?

TIRINTE
2028
No, mas mucho que hacer teniendo que vengarme
2029
de una furia infernal en ropa de un pastor,
2030
de un tigre y la serpiente del mundo más mortífera,
2031
que me pierde en la tierra y se salva en el agua.

ALCIRÓN
2032
Me insultas, pastor, y me acusas falsamente;
2033
mas quiero a mis amigos con todos sus defectos
2034
y, notando bastante que la supuesta muerte
2035
de la que hasta la tumba yo mismo he bajado,
2036
la cólera aviva que tanto te enajena,
2037
Yo perdono tu error y también lo comprendo;
2038
en vez de perseguirme con esta negra cólera,
2039
Tirinte, deberías calmarte y creerme.

TIRINTE
2040
Te he creído mucho, envenenador pérfido,
2041
menos credulidad más feliz me hubiera hecho;
2042
por haberme halagado con esperanzas frívolas,
2043
deseo de un traidor la sangre, y no palabras.
2044
¿Qué discurso, incluso por boca de los Dioses,
2045
desmentir la fe puede que a los ojos debemos?
2046
Cruel, ¿cómo no he visto el verdadero efecto
2047
de tu espejo asesino, en su fin lamentable?
2048
Veo yo que su muerte pone a todos de luto,
2049
salvo tú, únicamente que la has puesto en la tumba.
2050
Sin embargo, ¡tal es, impostor, tu insolencia,
2051
que dices que aún vive!

ALCIRÓN
Así es, realmente.

TIRINTE
2052
¡Oh, espíritu malvado!

ALCIRÓN
Bien, ¿sin que te emociones
2053
quieres que al instante te lo pueda probar?
2054
Hasta ahora mi miedo, unido a tu impaciencia
2055
no nos han permitido el experimentarlo,
2056
y no voy a poner un pie fuera del barco
2057
si antes tu cuchillo no veo en Lignon;
2058
luego creerás que soy el más malo del mundo
2059
si el hecho no transcurre tal como te he dicho.

TIRINTE
2060
¿Y cuál es ese hecho?

ALCIRÓN
Tan solo te deshaces
2061
de la espada que tienes y te enterarás;
2062
tiempo es de que contigo, por tu bien, me sincere.

TIRINTE
2063
¿Posible es que Tirinte un vez más confíe
2064
en lo que Alcirón diga luego de lo que ha visto,
2065
sin estar desprovisto de memoria y de mente?
2066
“Pero ¿de qué errores no es capaz un amante?”
2067
Ven sin miedo a bordo si no eres culpable;
2068
Lignon que se ha hundido mi cuchillo en el pecho
2069
ha desviado el efecto de mi primer propósito.

ALCIRÓN
2070
Nunca hubiera creído, si es que debo culparte,
2071
que tanta desconfianza se alojara en tu alma;
(Sale de la barca)
2072
mi enorme amistad hubiera merecido
2073
menos ingratitud, o más autoridad:
2074
mas como normalmente en asuntos idénticos
2075
se cree más en los ojos que creemos en los oídos,
2076
quiero hacerte ver, y sin hechizo alguno,
2077
que cuando me persigues obras injustamente.
2078
Y ahora para que entiendas por completo un asunto
2079
que es tan singular, al tiempo que elevado,
2080
que sepas que el espejo que te ha dado Alcirón
2081
es, como tu bien crees, un vidrio envenenado.

TIRINTE
2082
¡Vaya, envenenador!

ALCIRÓN
Permite que me explique:
2083
este vidrio está hecho de mefítica piedra,
2084
junto al potente extracto del famoso pescado
2085
que sorprendió al cebo del anzuelo mortal
2086
hace fluir un veneno en la línea enemiga
2087
que del pescador triste adormece la mano;
2088
tanto que los reflejos que hacerse pueden de ella
2089
producen admirables frutos a nuestros ojos,
2090
sedando los sentidos de aquellos que los ven
2091
por el contagio de los espíritus que envían.
2092
Además, saber debes que este sueño profundo
2093
bajo un rostro aparece tan afín a la muerte,
2094
que los más decididos frustrados por la imagen
2095
notar allí no pueden ninguna diferencia.
2096
Así, igual que tú, todo un pueblo engañado
2097
por la ingeniosidad que hemos utilizado
2098
cree muerta a Silvanira, y que aun a esta hora
2099
como tal en la aldea todo el mundo la llora.

TIRINTE
2100
¿Qué me dijisteis, Dioses?, o más bien, ¡oh pastor!
2101
¿Qué me has ocultado? ¿No eres un mentiroso?

ALCIRÓN
2102
En absoluto.

TIRINTE
¡Pasmo apenas concevible!
2103
Mas aunque lo que dices sería bien plausible,
2104
no veo cómo ella puede que sea mía,
2105
ni cómo conseguir que ella volviera en sí.

ALCIRÓN
2106
Climante, el impostor más grande de la tierra
2107
(ese es el nombre del que me dio el espejo),
2108
decirte cómo fue, y cuál fue el motivo,
2109
sería un discurso muy largo en esta etapa,
2110
baste con que este Dédalo o este otro Arquímedes
2111
al enseñarme el mal me enseñó el remedio,
2112
destilando ante mí en este frasco de peltre
2113
de este incierto veneno el seguro antídoto.
2114
Es un agua inodora, clara como el rocío,
2115
que con varias materias el mismo ha compuesto.

TIRINTE
2116
¿Y sabes bien su efecto?

ALCIRÓN
Sí, realmente lo sé,
2117
al ver hacer con ella una notable prueba;
2118
este misterio en suma al no saberlo nadie,
2119
tu Silvanira es tuya, Alcirón te la da;
2120
juzga ahora amigo, hombre de poca fe,
2121
si no tengo motivos para de ti quejarme.

TIRINTE
2122
¡Oh, de amigos perfectos impecable modelo,
2123
siempre tan ingenioso como siempre tan fiel!
2124
¡Grande será mi dicha, qué perfecta será
2125
si haces que al lenguaje le suceda el efecto!

ALCIRÓN
2126
¡Este espíritu incrédulo no me cree aún!
2127
Pero ya los colores de la cercana aurora
2128
anuncian el retorno del sol que la prosigue;
2129
en el desorden de las antorchas de la noche,
2130
veo el sepulcro donde sé que fue colocada,
2131
ya que nada se hizo salvo mi mediación.
2132
Con urgencia abrámoslo, no nos es necesario
2133
para este misterio ni día ni testigo.

TIRINTE
2134
¡Oh, precioso sepulcro, que dentro de tu estancia
2135
guardas como en depósito el honor de Natura,
2136
devoto centinela de la gloria de Amor!

ALCIRÓN
2137
Tirinte, apresurémonos antes de que amanezca,
2138
necesito tu mano, no preciso tu lengua;
2139
deja tu perorata para otra ocasión.
2140
Sería muy nocivo que aquí nos sorprendieran
2141
antes de que el asunto se haya solucionado.
2142
Usemos bien los medios que el tiempo nos presenta:
2143
venga, alcemos la piedra.

TIRINTE
¡Oh, Dioses!, cómo pesa,
2144
y me da mucho miedo que carga tan pesada
2145
no lo aplaste todo en lo hondo de esta tumba.

ALCIRÓN
2146
Lo que estás diciendo podría ser sin duda
2147
si las que hay debajo no sostuvieran todo;
2148
tras levantar la losa quitémosle el sudario.
2149
Ayúdame si quieres, ¿supones que yo solo
2150
puedo hacerlo todo?

TIRINTE
¡Dioses!, me tiembla el pecho,
2151
¡Ah, traidor! Está muerta.

ALCIRÓN
Te lo parece, al menos;
2152
di más bien que ella duerme.

TIRINTE
¡Ah, malvado! ¡Embustero!

ALCIRÓN
2153
Como es inofensiva, no debes tener miedo:
2154
aquí tengo el agua que debe despertarla;
2155
sostenla únicamente, y verás el prodigio.

TIRINTE
2156
¡Dioses!, ella respira, y ha abierto los ojos.

ALCIRÓN
2157
Ya habrá otra vez en que tú más me creas,
2158
no obstante, caro amigo, por si hay algún percance,
2159
dejo en tus manos a tu hemosa MUERTA VIVA.
2160
Adiós, yo me retiro, ella es tuya en esencia;
2161
utliliza la suerte y el tiempo como debes,
2162
utiliza tus cartas igual que yo lo hice,
2163
y sobre todo cuídate de que no venga alguien.

ESCENA III

SILVANIRA, TIRINTE

SILVANIRA
2164
¡Oh Dioses, qué aventura y que nuevo país
2165
asombra mis sentidos y deslumbra mis ojos!
2166
¡Qué destello de luz, real o engañosa,
2167
me sorprende y conmueve! ¿Estoy viva o muerta?
2168
Viva no es posible, ¿acaso no recuerdo
2169
que ayer yo sentí los dolores de la muerte?
2170
Muerta no, pues los muertos son menos que los ídolos,
2171
como no tienen boca, no articulan palabras
2172
y, privados del cuerpo en el que yo me siento,
2173
no tienen como yo el uso de los sentidos.
2174
Argumentos aparte, si es preciso, eso creo,
2175
que esté viva o muerta, o ambas cosas juntas.
2176
Claro que esta es la sábana que cubriera mi cuerpo,
2177
y este mi monumento que aún está abierto;
2178
todo esto señala mi fin precipitado,
2179
mas no demuestra cómo yo he resucitado.
2180
Porque al final yo creo que no hay retorno
2181
del oscuro Infierno a la claridad del día;
2182
nuestras almas por siempre vagan sobre la arena
2183
del río que la Parca ha hecho que más no vuelva.
2184
¡Dioses!, ¿no veo ahí a Tirinte el pastor,
2185
Tirinte que antaño fuera mi servidor,
2186
si al menos su amor no era una mentira.

TIRINTE
2187
Es el mismo pastor, muy amable pastora,
2188
al que con gran rigor solíais tratar.

SILVANIRA
2189
¿En qué país estoy?

TIRINTE
Estáis dentro de mi alma,
2190
estáis en Forez como antaño estuvisteis.

SILVANIRA
2191
Mas si morí ayer.

TIRINTE
Es verdad, que moristeis.

SILVANIRA
2192
¿Cómo hoy asistimos a mi resurrección?

TIRINTE
2193
Lo hacemos por el gran poder de mi cariño.

SILVANIRA
2194
¿Cómo, tu devoción ha sido, pues, tan fuerte
2195
que ha devuelto la vida a Silvanira muerta?

TIRINTE
2196
Es verdad, mi amor ha vencido a la muerte.

SILVANIRA
2197
Si el amor de alguien (cosa que yo no creo)
2198
retirarme ha podido del mortal laberinto,
2199
ese es el de Aglante, y no el de Tirinte.

TIRINTE
2200
¡Cuán injusta que sois al condenar mi fe!
2201
¿Creeríais que otro tuviera más ardor?
2202
Juzgar mejor mi amor, oh bella Silvanira,
2203
y tened por seguro lo que voy a deciros:
2204
ni todos los amantes del mundo en uno unidos,
2205
los que están por venir, o los que ya se han ido,
2206
ni toda la Natura y hasta todo el Amor
2207
amaros más podrían que os ama Tirinte.

SILVANIRA
2208
Te lo ruego, rompámosla, y enséñame cómo
2209
quebrar hoy he podido la ley del monumento.

TIRINTE
2210
Este Dios que me dio el alma para hacer
2211
el forcejeo ingenioso que vais a aprender,
2212
Amor, el mismo Amor me priva esta vez
2213
de alma para decíroslo tanto como de voz;
2214
lo diré sin embargo, romperé el silencio
2215
del que sufrir no debo la injusta violencia.
2216
¿Recordáis que ayer yo rompí el espejo
2217
que contra vuestro genio os insté a que vierais,
2218
y que muy fijamente vos en él os mirasteis
2219
durante el poco tiempo que vos me lo guardasteis?
2220
¿Os acordais de eso?

SILVANIRA
Tengo que recordarlo,
2221
pues desde ese momento la salud no me ha vuelto.

TIRINTE
2222
Estate pues atenta al relato de una historia
2223
que es tan digna de crédito cual difícil de creer,
2224
escuchad un proyecto de lo más arriesgado
2225
que alguna vez brotara de una mente amorosa.
2226
Después de haber probado cualquier medio posible
2227
con tal de superar tu rigor invencible,
2228
y hecho lo que un mortal humanamente puede
2229
para agradar a un alma, y todo es en vano,
2230
máxime no queriendo que al desdén de mi amor
2231
tuviera el placer Théante de teneros por cónyuge,
2232
(perdonad, Silvanira, el cariño que os tengo)
2233
por fin me decidí a usar la inventiva;
2234
me serví de este espejo, que sin ser nada mágico
2235
os durmió los sentidos con un sueño letárgico,
2236
suma en sus efectos tan perennes y fuertes
2237
que con razón se dice que es el de la muerte;
2238
así fue como fuisteis llevada al ataúd.

SILVANIRA
2239
¿Y qué ambicionabas con mi aparente muerte?

TIRINTE
2240
Pensé que al estar muerta en el juicio de todos
2241
me sería muy fácil el llevaros conmigo.

SILVANIRA
2242
¿Y luego?

TIRINTE
Y después llevaros a un lugar
2243
donde el cirio del himen brille para alumbrarnos.

SILVANIRA
2244
¿Así que sin estar acorde a mi deseo
2245
estabas planeando este acto insolente,
2246
que te servirá solo como acto de vergüenza?

TIRINTE
2247
“Un amor impecable supera cualquier cosa;”
2248
y de él yo espero que un venturoso éxito
2249
corone mi propósito, pues él me lo insinuó.

SILVANIRA
2250
Solo a ti mismo prestas tu pérfida malicia;
2251
el amor nunca fue el autor ni el cómplice;
2252
y para hacerte ver que no es partidario
2253
de una maldad de la que tú fuiste el artífice,
2254
él mismo trabajando con resortes ocultos
2255
destruye claramente todo lo que consultas,
2256
y haciendo que el crimen recaiga en el autor
2257
muestra con suficiencia que nunca fue el motor.
2258
Tu malicia, pastor, ha obrado lo contrario
2259
de lo que tu pensabas.

TIRINTE
¿Y qué pudo hacer?

SILVANIRA
2260
En mi muerte ella obró un milagro tan dulce,
2261
que conforme a mis padres Aglante es mi marido.
2262
Tu feliz artificio posible ha hecho esta boda,
2263
no me preguntes, pues tu la has posibilitado;
2264
ya no hagas más planes sobre el bien de los otros;
2265
Aglante es mi mundo, para él yo soy todo.
2266
Como es por la muerte que este bien poseo,
2267
por la muerte también deberé yo cederlo.

TIRINTE
2268
¡Oh Cielo, injusto Cielo!, ¿por lo que voy sabiendo
2269
otro obtendrá el fruto de las penas que paso?
2270
No, no, no hay negativa ni promesa que valga,
2271
“la recompensa es para el que la trabaja.”
2272
Fijaos en que el Cielo por una eternidad
2273
unió nuestros destinos con tanta afinidad
2274
que al ser el Muerto en vida, y vos la Muerta viva,
2275
preciso es que entre nos se cumpla el matrimonio.
2276
Y el momento se esfuma mientras que platicamos,
2277
y la noche con él; vamos, pastora, vamos.

SILVANIRA
2278
¡Dios! ¿Dónde debo ir?

TIRINTE
Donde seáis atendida
2279
con una tal ternura que quedéis encantada.

SILVANIRA
2280
Tu ya me has encantado, secuestrador pérfido,
2281
pero es con la violencia, y no con la ternura.
2282
No, antes morir prefiero.

TIRINTE
Vamos, vamos malvada,
2283
y cállate tan solo.

SILVANIRA
¡Ladrón, que yo me calle!
2284
Oh, Cielos, que nos ven.

TIRINTE
Y la tierra y los cielos
2285
han cerrado los ojos a este crimen de amor.

SILVANIRA
2286
Así pues Amor llamas a una fuerza insolente.

TIRINTE
2287
Amor o fuerza, al fin.

SILVANIRA
Socorro, mi Aglante.

TIRINTE
2288
Llama a tu Aglante tanto como tu quieras,
2289
y a Plutón si quieres: sin embargo, vendrás.

ESCENA IV

AGLANTE, SILVANIRA, TIRINTE

AGLANTE
2290
No debatamos más, muramos en su tumba,
2291
un amante inmolado vale más que un desastre.

SILVANIRA
2292
A la fuerza, oh pastores, oh Dioses, socorredme.

AGLANTE
2293
¿Qué es lo que oigo, y qué es lo que veo?
2294
Esta es su misma voz, este es su mismo gesto,
2295
y sus mismos vestidos, no dudemos del resto,
2296
ciertamente es ella.

TIRINTE
Este inútil esfuerzo
2297
no logrará salvarte, yo seré el más fuerte.

AGLANTE
2298
Ah, traidor, mi ayuda estropeará tu empresa,
2299
y este hierro, al menos, te hará soltar la presa.

ESCENA V

CORO DE PASTORES, SILVANIRA, AGLANTE, TIRINTE

CORO
2300
¿Qué tumulto, qué ruido, qué gritos tan agudos,
2301
incluso en esta hora truenan en nuestros campos?

SILVANIRA
2302
Cuán necesario era, hallarte, compañero
2303
para salvar mi honra con este aventurero.

AGLANTE
2304
¡Ah!, pérfido Tirinte.

TIRINTE
¡Oh Dioses, morir quiero!

SILVANIRA
2305
Muere, si de otro modo no deseas curarte.

CORO
2306
Sepamos de do viene el ruido que escuchamos.
2307
Pero Dioses! ¿No es esa la hija de Menandro
2308
a quien muerta creíamos, y negarse no puede
2309
muerta estar de verdad?

SILVANIRA
Es cierto que ayer
2310
fui llevada a la tumba por el ardid penible
2311
de un acto de insolencia imaginable apenas,
2312
del que veis aquí al detestable autor.

TIRINTE
2313
¡Oh, ingrato corazón!

SILVANIRA
¡Oh, malvado impostor!

CORO
2314
“¡Oh, divinas bondades, qué encanto tiene el vicio,
2315
y qué dañino es juzgar por apariencias!”
2316
¿Quién pensar pudiera que a un pastor tan buen mozo
2317
pudiera ocurrírsele un acto tan cobarde?
2318
pese a ello, habría que advertir al padre,
2319
a quien la pena tiene en justo desespero.
2320
Para comunicárselo sería apropiado
2321
nombrar a Cloridón, como el más idóneo.

ESCENA VI

HYLAS, FOSINDA, SILVANIRA, AGLANTE, TIRINTE, CORO

HYLAS
2322
Veamos que ocurre, vamos pronto, corramos,
2323
por aquí hay pastores que nos lo contarán,
2324
esa es Silvanira.

FOSINDA
¡Dios, ante este prodigio
2325
la sangre del espanto se me hiela en las venas!

SILVANIRA
2326
Acércate Fosinda, no tengas ningún miedo,
2327
¿ya no somos amigas?

FOSINDA
Vete, espectro engañoso,
2328
guarda tu afecto gélido para con tus iguales,
2329
no quiero yo cariños con los que han fallecido.
2330
Dios!

SILVANIRA
Huyes de mí, pues.

FOSINDA
¿Quién de ti no huiría?
2331
Fijaos cómo habla y anda a grandes pasos.

HYLAS
2332
Era así su figura, y era así su voz
2333
antes de abandonar su sustancia mortal,
2334
y como si esta sombra tuviera un cuerpo humano
2335
Aglante la acaricia y le besa la mano,
2336
efecto extremo y vano de su extremo amor.

ESCENA VII

MENANDRO, LERICIA, SILVANIRA, TIRINTE, CORO, AGLANTE, FOSINDA, HYLAS

MENANDRO
2337
Ya sea un fantasma, o nuestro propio hija,
2338
quiero verla ¡Oh, Cielo! ¡Cielo Omnipotente!
2339
¡Milagro de grandeza superior a los otros!
2340
Hija mía abrázame, hija mía querida.

LERICIA
2341
¡Dioses! Es Silvanira, o está mi vista aojada.

SILVANIRA
2342
Padre mío aseguraos, y vos madre también,
2343
de que no hay abuso ni hechizo en esto:
2344
este pastor que tanto de los demás se aleja,
2345
tan desleal como es, sabrá bien explicároslo.

TIRINTE
2346
Lo explicaré, cruel, para tu confusión:
2347
para morir usando tan hermosa ocasión,
2348
yo no ocultaré la audacia aventurera
2349
do me llevó el exceso de mi furia amorosa.

CORO
2350
Amor no tiene exceso que te pueda excusar
2351
por la fuerza y el ímpetu que querías usar.

MENANDRO
2352
¿Por la fuerza?

TIRINTE
Es cierto.

LERICIA
¿Por la fuerza a mi hija?
2353
¿Haber puesto en peligro el honor de mi familia?
2354
Pastores: si en vuestra alma anida algún derecho,
2355
¿podríais dejar a este malvado impune?
2356
Vos que fuisteis testigos de sus malas acciones,
2357
si a mí no me vengáis de él complices sois.

CORO
2358
Solo los jueces tienen derecho a castigarlo,
2359
el nuestro es apresarlo y luego retenerlo.

FOSINDA
2360
Amarradlo tan bien que bajo vuestro mando
2361
salvarse vanamente lo intente en la huida.

TIRINTE
2362
Ya me atéis, pastores, o bien no me atéis,
2363
de la muerte el camino sin pesar seguiré.

HYLAS
2364
A este infeliz sigamos para ver qué sentencia
2365
aplican las leyes en casos de esa importancia.

FOSINDA
2366
Por fin el día llega tanto tiempo esperado,
2367
en que queda atrapado en la red que había echado,
2368
y mi apego hacia él tantas veces vejado
2369
será al mismo tiempo satisfecho y vengado.
2370
Que aumente, si es que puede, su soberbio desprecio,
2371
yo estaré en lo cierto: lo tengo, está cogido.
2372
Pero voy a seguirlo do lo lleve la tropa,
2373
y así estar presente cuando dicten sentencia.

ESCENA VIII

AGLANTE, MENANDRO, SILVANIRA, LERICIA

AGLANTE
2374
Ahora que el Cielo al que nuestro llanto turba
2375
nos ha devuelto el bien que nos había ocultado,
2376
¿os complace, Menandro, y a vos, sabia Lericia,
2377
que sin más dilación se cumpla nuestro enlace?
2378
“Matrimonio aplazado está medio deshecho.”

MENANDRO
2379
“Sí, mas nuevo consejo se amolda a nuevos hechos.”

AGLANTE
2380
¿Qué deducís de eso, Menandro?

MENANDRO
¿Qué deduzco?
2381
Que quiero disponer de ella como padre,
2382
y darle a Tirinte a título de esposo.

AGLANTE
2383
Me la disteis antes, ella ya no es vuestra.

MENANDRO
2384
¿Qué ella ya no es mía?

AGLANTE
No, o vuestra palabra
2385
no tendrá más valor que la pluma que vuela.

MENANDRO
2386
Si lo tomas así, mi palabra y mi fe
2387
se las di a Tirinte mucho antes que a ti;
2388
olvídala Aglante, y busca otra mujer.

AGLANTE
2389
¡Oh pérjuro, oh falaz, Dioses, a Vos reclamo,
2390
que visteis el acuerdo concluido entre nosotros,
2391
¿no vais a tronar ante su deslealtad?
2392
Mas con todo, Menandro no hay acuerdo que aguante;
2393
reclamo a Silvanira, ella debe ser mía:
2394
y como tu rigor no quiere consentirlo,
2395
iré con mis razones a prevenir al druida,
2396
El me dará justicia, o bie el Juez Supremo
2397
de mi brazo sirviéndose me la dará él mismo.

SILVANIRA
2398
¡Oh pastor, compadezco tu desgracia y la mía!

MENANDRO
2399
Por más que amenace, no hará acción alguna
2400
con fuerza suficiente que me haga desistir.
2401
Mas tú, cuya imprudencia trae este desorden,
2402
¿no quieres completar el fallo cometido
2403
cuando tu mente enferma aceptó a este yerno?
2404
Ciega, ¿para vergüenza tuya también nuestra
2405
prefieres su belleza a las riquezas de otro?
2406
Que si lo hubieras hecho, un día a tu antojo
2407
tus ojos maldicieras por haberlo elegido,
2408
elección que será siempre una prueba cierta
2409
que al punto que lo hiciste muy cuerda no estabas.
2410
¿Adónde vas? Regresa. Se va, sin hacer caso;
2411
ve, ve, sigue al tipo de tus locos amores,
2412
y haz el ridículo ante todo el vecindario.

LERICIA
2413
Hay que ser repetuosos por la edad que tiene.

ESCENA IX

MENANDRO, LERICIA

MENANDRO
2414
Siendo tú permisiva con sus deseos jóvenes
2415
pretendes que se deje llevar por sus placeres,
2416
y haciendo oídos sordos al consejo del padre,
2417
atraiga un vituperio común sobre nosotros.
2418
Pero los dos podrían retirarse de acuerdo
2419
con el docto druida, y mostrarme mi error;
2420
yo voy, por mi parte, a argüir mis razones,
2421
y ver el bello enlace destruirse en dos palabras.

LERICIA
2422
Oh, padre despiadado, tu ruin hambre de oro
2423
acarreará que al fin la perdamos de nuevo.
2424
Quieran los justos Cielos acabar este asunto
2425
que en cuanto a nuestro bien será muy necesario.

ESCENA X

AGLANTE, SILVANIRA

AGLANTE
2426
Deja ya de pensar, Aglante, en tu bobreza,
2427
que cree que el mal siempre estará de tu lado;
2428
mas sin deber confiar en la justicia humana
2429
apela a tu coraje que a tu dolor rescate:
2430
Silvanira es tu vida, y de ahí tu deduces
2431
que ella debe ser tuya, o no quieres vivir.
2432
Su muerte me la dio, luego me la ha quitado,
2433
y la sigo perdiendo al estar ahora viva.
2434
¿Cómo detener puedo la dicha que se escapa,
2435
si la muerte y la vida por igual me hacen daño?
2436
Mas ya llega. Oh beldad que no tienes igual,
2437
¿podría yo perderte y seguir en el mundo?

SILVANIRA
2438
Consuélate, pastor, si alguna vez me amaste;
2439
te busco por consejo del sabio Adamás
2440
a quien de forma breve le conté nuestro asunto,
2441
y puedo asegurarte que me oyó cortésmente:
2442
Hylas que prometióme obrar para nosotros
2443
me vio cuando lloraba besando sus rodillas,
2444
cuando mi padre entró, y entró de tal manera
2445
que un hombre dominado por el ardor y furia,
2446
tembloroso, atónito, los ojos más ardientes
2447
que esos fuegos de noche que dan miedo a fisgones,
2448
así que comprendiendo su presencia y su ira
2449
salí con evasivas.

AGLANTE
¡Ay!, mi Silvanira
2450
(si por ‘nuestro’, no obstante podemos emplazarnos,
2451
un bien que nos disputan y que quieren robarnos),
2452
qué difícil será combatir la tormenta
2453
que se alza ante nosotros.

SILVANIRA
Ten valor, pastor mío:
2454
¿el Cielo que bendice nuestro futuro enlace,
2455
dejaría así su obra incompleta?
2456
¿No tenemos un juez actualmente invencible,
2457
con la única equidad de todo tiempo afable,
2458
y cuya alma es aún igual que era antes
2459
un puerto de justicia a salvo de los vientos?
2460
Pero como el rigor de nuestra actual desgracia
2461
somete nuestra suerte al juicio de los hombres,
2462
“hombres que a menudo el error favorecen,
2463
por ignorar la ley, o bien por despreciarla,”
2464
quiero yo asegurarte, ocurra lo que ocurra,
2465
que hasta la sepultura seguiré siendo tuya;
2466
y recibe este beso por muestra de mi fe.

AGLANTE
2467
¡Parcas, en adelante debatid sobre mí,
2468
y no murmuréis más, vos tristes pensamientos,
2469
Silvanira este día os ha recompensado!
2470
Mas ¿qué agradecimiento, o bien qué movimiento
2471
(si no tenéis nada en cuenta mi cariño),
2472
hará cualquier deber que yo os agradezca,
2473
y que ingrato no muera por tan grande favor?

SILVANIRA
2474
Ningún favor, Aglante, preciso es que a mi vez
2475
delibere contigo sobre amor y constancia.

AGLANTE
2476
Bien, admitir debemos que el amor es constante
2477
al hacerte abrazar las miserias de Aglante,
2478
Aglante que no tiene nada que sea estimable
2479
salvo un buen corazón y que bien sabe amar.

SILVANIRA
2480
Con estas cualidades no hay Cetro del Imperio,
2481
al que con sensatez el cayado no aspire:
2482
por grato que sea el bien, ¿te imaginarías
2483
que pueda conmoverme a costa de tu virtud?

ESCENA XI

SILVANIRA, HYLAS, AGLANTE

SILVANIRA
2484
Pero ya está de vuelta nuestro fiel abogado.

AGLANTE
2485
¡Dioses, estoy temblando!

SILVANIRA
¿Y qué noticias hay?

HYLAS
2486
Tal cual que en tanto soy yo vuestro servidor
2487
yo mismo he querido de ellas ser portador.
2488
Vamos, pues, los placeres que os envía el Cielo
2489
logren en vuestros pechos un camino común,
2490
vuestros amores tienen el premio merecido.

AGLANTE y SILVANIRA juntos

[AGLANTE, SILVANIRA]
2491
¡Oh, Dioses! ¿Qué nos dices?

HYLAS
La rotunda verdad.

AGLANTE
2492
Al menos es verdad que deberé morir
2493
antes que Silvanira vaya a otro lugar.

HYLAS
2494
No, no, no es el momento para desesperarse,
2495
nada más que la muerte puede ya separaros;
2496
y no es porque Menandro no haya abierto la boca,
2497
ni haya utilizado todos los argumentos,
2498
interponiendo a veces, poniendo por delante
2499
el poder paternal que a menudo alegaba,
2500
y a veces su promesa a Tirinte otorgada,
2501
que no puede (decía) compartirse entre dos;
2502
en fin, en esta acción basaba su poder
2503
avalando el derecho que creía tener.
2504
Como además también yo me hice oír
2505
en todas las razones que excusarte podían,
2506
tanto que el druida, justo como él es,
2507
a favor de los dos emitió su sentencia.
2508
Luego clamando en alto, y con pálida ira,
2509
quiso desmelenarse, si la propia Lericia
2510
y el afable Alcás no lo hubieran parado.
2511
Igual que si en eso Théante que aparece
2512
restituye al anciano de su palabra dada,
2513
dejando a la asistencia por el rasgo asombrada;
2514
el himeneo, dijo, es libre por sí mismo,
2515
vuestra hija puede ser de cualquiera, no mía:
2516
“Quien con un cuerpo casa a pesar de su alma
2517
cásase, o poco falta, con la mitad de una hembra.”
2518
Menandro, ahí, confuso tras esta oscilación
2519
de repente cambió su determinación:
2520
pues bien, dijo solemne, retiro mi palabra,
2521
será, pues, para Aglante, tendrá a Silvanira.

SILVANIRA
2522
¡Dioses! Es el momento en que somos felices.

AGLANTE
2523
Alma mía, por Dios no perdamos el tiempo,
2524
no sea que con él se vaya nuestro bien:
2525
busquemos a Menandro.

HYLAS
Id, y dad mi palabra;
2526
pues yo, por un camino divergente del vuestro
2527
veré si a Tirinte ya lo han condenado.

AGLANTE
2528
¿Así morir veremos al infeliz Tirinte,
2529
y junto a nuestra dicha tragarnos esta absenta?

HYLAS
2530
Del resto (asunto duro que me sorprende mucho)
2531
es que incluso Fosinda le procure la muerte.

SILVANIRA
2532
“Así es como amor gravemente ofendido
2533
se convierte a menudo en furia sin sentido.”

ESCENA XII

ADAMÁS, TIRINTE, FOSINDA, CORO DE PASTORES, ALCIRÓN

ADAMÁS
2534
Si pudiera, hijo mío, de la muerte eximirte,
2535
los Dioses son testigos de que no morirías.
2536
Tu culpa, por la edad que es el cómplice ciego,
2537
te hace digno de lástima cuanto que del suplicio.
2538
Mas aun cuando Temis ha puesto en nuestras manos
2539
la espada que castiga los crímenes humanos,
2540
seguirás sus dictámenes, víctima destinada
2541
al altar de la muerte por la ley ordenada:
2542
no es que por el espejo se te prive del día,
2543
(todo ardid se permite en el cetro de Amor)
2544
el tema que sin más te consagra a la Parca,
2545
es la fuerza que Amor como el Amor censura.

TIRINTE
2546
La muerte es desde ahora para mí una gracia,
2547
con tal que me la otorguen, el por qué nada importa;
2548
aunque el rigor de ley eximiera mi vida,
2549
se trata de que sea mi paz arrebatada.
2550
“Un desgraciado siempre demasiado ha vivido,
2551
y el día solo es de los que están contentos.”

CORO DE PASTORES
2552
¡Dioses! ¿Cómo la idea de una falta tan negra
2553
puede haberse infiltrado en un alma tan noble?

FOSINDA
2554
Pero este es el estado, corazón inhumano,
2555
en que desde hace tiempo te había deseado.

TIRINTE
2556
Pues bien, ahí es donde Tirinte está gozoso en
2557
complacer a Fosinda.

FOSINDA
¡Ay! Dios no lo quiera.
(Se pone de rodillas)
2558
Padre, os solicito que este triste pastor,
2559
que será mi marido, fuera esté de peligro;
2560
vos sabéis que la ley de este modo lo admite.

ADAMÁS
2561
Consiento de buen grado, si la ley lo permite.

TIRINTE
2562
Pues yo, no lo consiento de ninguna manera.

CORO
2563
¡Oh, respuesta insensata! ¡Oh infeliz muchacho!

FOSINDA
2564
¡Cómo! Tirinte, ¿así es que insensible a tu pérdida
2565
rechazas la tabla que se brinda a tu naufragio,
2566
y aceptar nada quieres de mi muestra de afecto
2567
por miedo a contraer una deuda conmigo?

TIRINTE
2568
Que una condición tan engorrosa y dura
2569
me salve de la muerte que habré de soportar,
2570
prefiero antes cien muertes, en vez de elegir una,
2571
que tener que vivir con deseo tan cobarde:
2572
no, no, que me conduzcan a la cima más alta
2573
de ‘Roca Infortunada’ do mi crimen me llama,
2574
afligida para otros, y para mí dichosa,
2575
ya que allí acaba mi suerte rigurosa.

FOSINDA
2576
Que te baste al menos ser desleal con quien te ama,
2577
sin ser de nuevo ingrato y cruel contigo mismo.

TIRINTE
2578
No insistas, morir quiero, es algo decidido.

FOSINDA
2579
¿Quieres morir, Tirinte, y así yo habré sido
2580
el aciago instrumento de tu fin desdichado?
2581
¿Se podría pensar que la amante Fosinda
2582
perdió al desleal Tirinte con el fin de vengarse?
2583
Mas puedo complacerte a la vez que me purgo;
2584
pierde, cuando tu quieras el fulgor celestial,
2585
para instruirte en morir yo moriré primero.

ADAMÁS
2586
Pastores, impedid su trágico propósito,
2587
ella quiere esconder un cuchillo en su pecho.

FOSINDA
2588
Déjame, déjame, curarme en este instante;
2589
¿si vos me impedís que morir hoy pueda
2590
arrancando la daga y la muerte de mi mano,
2591
podréis evitar que mañana ocurriera?

ALCIRÓN
2592
Amigo, si obstinado te niegas a vivir,
2593
vayamos a la muerte, quiero seguirte allí.

ADAMÁS
2594
¿No crees, pastor, que cuando dejes estos lugares
2595
delante de los Dioses parecerás culpable
2596
del rapto de una moza, y del crimen de otra?
2597
Evita, hijo mío, su justicia y la nuestra,
2598
acepta de buen grado, por tu casta mitad,
2599
este perfecto objeto de amor y de piedad,
2600
y si el ansia de vida innata en el humano
2601
no se mostrara en ti, que se muestre en ella.
2602
Responde, ¿qué opinas?

FOSINDA
Responderé por él:
2603
“quien se pierde a sí mismo, no preserva a los otros.”

TIRINTE
2604
¿Do no llega un amor de tanta amplitud?
2605
Tu ardor, oh Fosinda, mi hielo ha derretido,
2606
y mi rigor vencido después de tantas luchas
2607
se rinde a tu constancia y baja ya los brazos.
2608
“Vivamos, que la muerte nos roba el poderío
2609
de pasar del buen acto al reconocimiento,”
2610
y que por contentar lo que yo te adeudo,
2611
es muy conveniente que viva para ti.

ADAMÁS
2612
“Cielos, que por bondad más que por tradición
2613
de nuestras aflicciones suavizas la amargura,
2614
y de nuestros disgustos haces nuestro contento,”
2615
haz tu prodigio por el bien de estos amantes.

CORO
2616
¡Oh próspero Lignon! ¡Oh tierra afortunada
2617
en tu espontaneidad,
2618
do Amor habría muerto si la muerte amorosa
2619
no lo hubiera animado!
2620
Que este hermoso día sea siempre renombrado
2621
en que Amor y la Muerte
2622
de ser siempre enemigos, en pro de Himeneo
2623
llegaron a un acuerdo.

ADAMÁS
2624
En vez de consumirse en discursos estériles
2625
el tiempo que hay que usar en efectos más útiles,
2626
id todos a buscar al buen pastor Alcás,
2627
cuyo consentimiento falta hace en este caso;
2628
yo me adelantaré al templo a esperaros,
2629
donde también vendrá el grupo de Menandro.

CORO
2630
¡Oh próspero Lignon! ¡Oh tierra afortunada
2631
en tu espontaneidad,
2632
do Amor habría muerto si la muerte amorosa
2633
no lo hubiera animado!
2634
Que este hermoso día sea siempre renombrado
2635
en que Amor y la Muerte
2636
de ser siempre enemigos, en pro de Himeneo
2637
llegaron a un acuerdo.

ESCENA XIII

MENANDRO, LERICIA, SILVANIRA, AGLANTE, HYLAS

MENANDRO
2638
Hijos míos (por tales os tengo sin gravamen)
2639
desterrad de vuestra alma la sospecha y el miedo,
2640
y que el simple recuerdo de lo que ha pasado
2641
sea de nuestra memoria para siempre borrado.
2642
Muy lejos de guardaros un poso de rencor,
2643
o sentirme afectado por aversión alguna,
2644
mi mano os mostrará como efecto contrario
2645
que mi alma se arrepiente del mal que os ha causado.
2646
Sé que mis buenos actos y vuestro buen enlace
2647
atraerán la atención de todo el vecindario.
2648
Pero, a fin de cuentas, el pobre virtuoso
2649
es preferible al rico de mente defectuosa.

LERICIA
2650
Cierto es que la riqueza siempre transformar puede
2651
en rico a un virtuoso, pero no al revés:
2652
prueba es Damón el simple, Tirsis el avezado,
2653
de los que uno ha ganado más que el otro ha perdido.

MENANDRO
2654
Creo que Aglante también guardará el recuerdo
2655
de nuestra afección.

AGLANTE
Podéis bien creerlo.

SILVANIRA
2656
Sabiendo la virtud del pastor que he aquí,
2657
apreciad, padre mío, y vos, madre también,
2658
recibir de nosotros devociones perfectas,
2659
y atenciones parejas al bien que nos hacéis.

AGLANTE
2660
Perdería el esfuerzo y el tiempo en el crédito
2661
si responder quisiera tras lo que ella ha dicho,
2662
pues gobernando mi alma, viviendo solo en ella,
2663
su boca es fiel intérprete de este mi corazón.

SILVANIRA
2664
Aquí llega Hylas, téstigo y mensajero
2665
de la desgracia de Tirinte.

MENANDRO
¡Pobre pastor!
2666
Aunque nos salió cara su audacia insolente,
2667
hay que compadecerlo por su final violento.

LERICIA
2668
Parece muy feliz por tan triste accidente.

HYLAS
2669
¿Por qué, sabios ancianos, vais entreteniendo
2670
el fruto en dos amores que no tienen igual,
2671
por quien Cielos amigos hacen puros milagros?
2672
¿Por qué no vais al templo a donde todos corren?

MENANDRO
2673
Hambre que espera hartura no es hambre ninguna,
2674
pero la ley no quiere que un himen se consuma
2675
cuando un miserable es llevado al suplicio.

HYLAS
2676
Los Dioses hacen que este daño no nos retrase.

MENANDRO
2677
¿Y Tirinte?

HYLAS
Tirinte libre está de la muerte.

LERICIA
2678
¿Y cómo se libera?

AGLANTE
Fugándose, sin duda.

HYLAS
2679
No: por un accidente digno de escucharse;
2680
mas puesto que os buscan y que es importante
2681
ir rápido al altar donde espera el druida,
2682
para evitar a todos la mitad de la angustia,
2683
sigamos por la senda que conduce hasta el llano;
2684
así podremos verlos vengan de donde vengan,
2685
pudiendo permitirnos hablar por el camino.

ESCENA XIV

CORO DE PASTORAS, con los nombres de CELIA y de DIANA

CELIA
2686
Cuidaos, rebaños nuestros, id a la aventura
2687
siguiendo vuestro instinto buscad vuestro alimento:
2688
os dejamos los perros, defendeos de los lobos,
2689
pero en todo el día no esperéis ayuda.
2690
Otra ocupación más amable y hermosa
2691
por la voz del Amor a otro sitio nos llama:
2692
el ver a los amantes de mirto coronados,
2693
cuyo duelo y gozo asombra nuestros campos.

DIANA
2694
En lugar de tomar una ruta incierta
2695
nos hallamos aquí en el paso de la fuente,
2696
donde para ir al templo todos deben pasar,
2697
pudiendo unirnos a ellos para recoger flores.

CELIA
2698
Está muy bien pensado, dejemos los cayados,
2699
hagamos sombreros de telas de violetas,
2700
y muchos más esmaltes cuyo vivo frescor
2701
no cae aquí abajo en mano del segador,
2702
para que en la pompa a que nos preparamos
2703
cada uno de nosotros tenga uno en la cabeza.

DIANA
2704
Una variedad tal se presenta a la vez
2705
que mis ojos se fuerzan a aplazar la elección;
2706
no obstante pongamos una hora entera
2707
antes de que el arte iguale a la materia,
2708
y si hay que apresurarse, con la brújula hagámoslo.

CELIA
2709
La boda en adelante no nos sorprenderá.

DIANA
2710
Exacto, pues el Eco de estas rocas secretas,
2711
que responde con calma al ruido de las gaitas,
2712
indica que la tropa ya está cerca de aquí.

CELIA
2713
Es verdad que se acerca; ¡ah, ya están aquí!

CANTO NUPCIAL DE LAS PASTORAS

[CELIA, DIANA]
2714
Hermana y esposa del Dios que lanza el trueno,
2715
Gran Diosa cuyo nombre
2716
responde desde el Cielo al centro de la Tierra,
2717
ven aquí Diosa Juno.
2718
No como en otro tiempo cuando te convocaron
2719
a la boda de Peleo,
2720
pero lleva contigo
2721
la Concordia y la Fe,
2722
no olvidando ante todo a la fértil Lucina
2723
que repara el mundo,
2724
pues sin ella, en efecto
2725
el himen no es perfecto.

ÚLTIMA ESCENA

TIRINTE, AGLANTE, SILVANIRA, FOSINDA, ALCIRÓN, MENANDRO, LERICIA, CORO DE PASTORES, CORO DE PASTORAS

TIRINTE
2726
¿Me perdonáis entonces, dichosa Silvanira?

SILVANIRA
2727
Sí, Tirinte, con gozo, y me atrevo a decir
2728
que mi pastor y yo casi estamos forzados
2729
a imputarte los bienes que nos han sucedido.

TIRINTE
2730
Y tú, leal Aglante, perdona mi audacia
2731
y todo mi cariño.

AGLANTE
Tendría mala gracia
2732
el que no excusara u odiara al que
2733
me ha causado la gloria en la que hoy estoy.

ALCIRÓN
2734
¿Y el autor del espejo? Es muy razonable
2735
que el fruto conseguido lo haga excusable;
2736
confieso ingenuamente que yo lo había hecho.

LERICIA
2737
Nada es más excusable do todo es perdonado.

MENANDRO
2738
Vamos, vamos al templo a concluir la alegría,
2739
y dar gracias al cielo del bien que nos envía.

SILVANIRA
2740
Vamos cara Fosinda, al culmen de la dicha
2741
donde el Amor nos lleva de mano del honor.

FOSINDA
2742
¡Oh hermana mía, que la parte que me has dado
2743
vestida en tu cariño me hará afortunada!
2744
¡Los Dioses son propicios, y por amor a ti
2745
me han dado y me dan un trato tan sensible!

CANTO NUPCIAL DE LAS PASTORAS

[CELIA, DIANA]
2746
Hermana y esposa del Dios que lanza el trueno,
2747
Gran Diosa cuyo nombre
2748
responde desde el Cielo al centro de la Tierra,
2749
ven aquí Diosa Juno.
2750
No como en otro tiempo cuando te convocaron
2751
a la boda de Peleo,
2752
pero lleva contigo
2753
la Concordia y la Fe,
2754
no olvidando ante todo a la fértil Lucina
2755
que repara el mundo,
2756
pues sin ella, en efecto
2757
el himen no es perfecto.

CANTO DE ALEGRÍA DE LOS PASTORES

2758
¡Oh próspero Lignon! ¡Oh tierra afortunada
2759
en tu espontaneidad,
2760
do Amor habría muerto si la muerte amorosa
2761
no lo hubiera animado!
2762
Que este hermoso día sea siempre renombrado
2763
en que Amor y la Muerte
2764
de ser siempre enemigos, en pro de Himeneo
2765
llegaron a un acuerdo.

HYLAS
2766
Milagro en Forez nunca antes ocurrido,
2767
y que no solo es digno de ser grabado
2768
en la corteza de árbol,
2769
en el metal o el mármol,
2770
sino en la áurea frente del más duro diamante,
2771
de manos de un Amor, o al menos de un amante.

CORO
2772
Amor que de buen grado tiene extraños rigores,
2773
sobre leyes muy duras ha fundado su Imperio.
2774
Si a él se inmola un alma tiene extremos desánimos,
2775
durante mucho tiempo se gime, se suspira;
2776
y para bien gozar de un descanso seguro
2777
debes haber llorado.
2778
Entre la breña se hallan sus flores más hermosas,
2779
su dulzura es el precio de una larga amargura;
2780
para cosechar risas, exige siembra en lágrimas,
2781
y tal es la fatal costumbre de este Dios,
2782
que para que este próvido hay que perseverar,
2783
y mucho soportar.
2784
Exige de los suyos un servicio continuo,
2785
un celo infatigable, una larga esperanza
2786
para coger un fruto que se cree perdido
2787
y que por fin concede a la perseverancia,
2788
sendero habitual que conduce a la cima
2789
del bien que nos promete.
2790
Cuando el labrador con enorme esperanza
2791
arroja en los surcos la semilla que brota,
2792
la recibe el otoño, y devuélvela el estío;
2793
mas de Amor la cosecha requiere un mayor plazo;
2794
madurarla a menudo lo suficiente apenas
2795
cuesta cinco o seis años.
2796
Oh tú que como yo suspiras bajo el peso
2797
de las penas que aguantas de un alma despiadada,
2798
(si alguien sin embargo que como yo amando,
2799
sufre del mismo modo un castigo increíble),
2800
La razón es preciso que hoy te consuele
2801
por el ejemplo ajeno.
2802
Los amantes que el Cielo ha colmado de gozos,
2803
después de mil tormentos sufridos con paciencia,
2804
al final tienen todo conforme a sus deseos:
2805
bendicen sus males que les sirven de experiencia
2806
pues la felicidad mejor se saborea
2807
cuando mucho ha costado.
2808
Así el marinero al que el tifón acucia
2809
halla en el océano el campo más hermoso;
2810
así el triste invierno punzante de carámbanos,
2811
añade algo de gracia a la nueva estación:
2812
y así la noche vuelve la celestial antorcha
2813
más amable y más bella.
2814
¡Ay! Si la ley de Amor ordena justamente
2815
que cuanto más dolor soporta un pobre amante,
2816
más gozo al final tiene su corazón,
2817
después de tanto tiempo y de tantos esfuerzos,
2818
¿seré yo algún día el hombre más dichoso
2819
de todos los amantes?

FIN