Jean Mairet, Le Roland furieux, tragicomedie

Orlando furioso





Texto utilizado para esta edición digital:
Mairet, Jean. Orlando furioso [Orlando furieux]. Traducción de Ángeles García Calderón y Miguel Ángel García Peinado, para la Biblioteca Digital EMOTHE. Valencia: ARTELOPE / EMOTHE Universitat de València, 2021.
Codificación del texto digital para EMOTHE:
  • Tronch Pérez, Jesús

AL SEÑOR DE BELIN


SEÑOR,
Un momento de paciencia y lectura os mostrará que este poema contiene pormenores más allá de los propios del decoro y la gratitud, que exigen que os elija a vos antes que a cualquier otro para ser el tema de su Epístola. Pero si la voluntad constituye una buena parte del mérito de la acción, estad seguro de que la mía en esto no debe exigiros mucho, ya que es a mi pesar, y por la necesidad de las obligaciones más penosas, que así lo he decidido. Tras esta declaración, y con esa franqueza natural que los Príncipes más autoritarios del mundo siempre han dejado por privilegio a los de mi Nación, no temeré deciros que la muy especial estima que tengo de vuestra virtud no hubiese obligado a mi pluma a restituiros una prueba pública de ello en este trabajo, si aquel por quien lo hice no estuviera en condiciones de recibirlo; de tal forma, Señor, es por vuestra ausencia, y a mi pesar que os la dirijo. No tengo duda alguna de que en primer lugar la libertad de este discurso no os mantiene sin embargo tan razonable y generoso como para no tener dificultad en ocupar el lugar de la persona de quien os hablo, cuando sepáis que ella ha poseído todas las ventajas de alma y de cuerpo que pueden hacer que un hombre de ilustre nacimiento sea considerable en vida, y penoso después de la muerte. Con la sola vista de su rostro se podía conocer fácilmente, y sin miedo a engañarse, la disposición natural de su corazón a las cosas buenas y elevadas. Era rico y admirable sin ostentación, inteligente y delicado sin petulancia, hacía el bien y era caritativo sin vanidad, de conversación fácil y seductora, discreto y agradable en sus bromas, igual y casi inimitable en sus modales, apasionado y leal en sus amistades, fiel y puntual en sus promesas. En fin, además de tener todas las excelentes cualidades que deben entrar en la composición de un verdadero Caballero, era además un devoto enamorado de la virtud con cualquier ropaje que esta estuviera revestida. Aunque la mía sea bastante mediocre, debo sin embargo el honor de su conocimiento a esa generosa inclinación que tenía siempre por las buenas cosas en general, y por la Poesía en particular. Se deleitó mimando a las Musas en mi persona, y los encantos que yo descubrí en la suya me ligaron tan fuertemente a él por las únicas trabazones de la estima y la amistad, siendo este el único obstáculo que ha sido capaz de separarme de él, después de seis años de apego. Creo, Señor, que estas últimas líneas os deben dar a conocer en esta hoja el retrato del difunto Monseñor vuestro padre, cuya memoria y acciones me serán eternamente aconsejables. Si las alabanzas que yo le dedico fueran verdades menos esplendorosas de lo que lo son, sería fácil para mí iluminarlas con el testimonio de tres o cuatro Provincias, y particularmente la de Maine, donde todas las gentes honradas de uno y otro sexo, aún no se han consolado por la pérdida de un hombre tan grande, ni por la de su incomparable amigo el ilustre y magnífico Carlos de Beaumanoir, último Obispo de Mans: por lo demás, no se puede decir con razón que sus favores o sus cargos fuesen la causa ni el sostén de su crédito cerca del pueblo y de la nobleza. Era considerable consigo mismo, y propiamente en su vida tenemos ocasión de observar la vieja disputa entre Mérito y Fortuna, quien no habiendo podido soportar que haya vivido en el ejercicio de los grandes cargos, no supo al menos impedir que muriera con la reputación de haberlos merecido. Es cierto que las aguas y las rocas de Milly, las Landas, los Parterres y las grandes Allées du Plessis, l’Hermitage, le Parc, y el agradable Désert del pequeño Orgery su vecino, unido a la profunda soledad de los vastos bosques que lo rodean, y las otras casas de este generoso Señor, han sido los diversos Parnasos en los que he compuesto en diferentes épocas, le Duc d’Ossonne, la Virginie, la Sophonisbe, la Cléopâtre, le Solyman, le Corsaire Illustre y le Roland: pero este último tiene además, que fue por él propiamente, y por amor a él, que lo hice; la simpatía que sentía por este argumento, que me parece ser una de las invenciones más ricas del Ariosto, contribuyó enormemente a hacérmelo más amable, y el cuidado que siempre he tenido por complacerlo, me lo hizo adaptarlo al Teatro, tanto como su naturaleza pudo soportarlo. Tras una circunstancia de tan gran trascendencia para la Obra, y de tan fuerte consideración para el Autor, ¿a quién podría dirigirse este con más justicia y corrección que a vos, Señor?, cuyos loables hábitos nos hacen esperar razonablemente que pronto os mostraréis como un digno Hijo de vuestro Padre, así como creer que no habéis solo heredado sus bienes y su nobleza, sino también sus amigos y su coraje. Si el vuestro, por ser, os rogaría que lo añadierais al triste recuerdo de esta hermosa vida, que fue fuente de la vuestra, la agradable lectura de la de vuestro antepasado paterno, antaño Gobernador de París, y luego Caballero de las Dos Órdenes de nuestros últimos Reyes, de los que se vio honrado por la misma mano, contra la cual había armado la suya por la defensa de los Altares, en el trágico tiempo de desorden y de división, en el que el mal genio de Francia tenía en dos partidos contrarios las voluntades de todos sus pueblos: pero sabiendo bien cuán activa es vuestra Virtud por sí misma, os suplicaría más bien que la contuvierais y la moderarais, al menos esa parte que se ha contado siempre como la primera entre las mejores cualidades que hacen la gloria de un noble.(1) El destino del generoso Aisne, al que un desgraciado combate nos arrebató desde hace dos años por un final precipitado, ¿no basta para enseñaros que no es menos peligroso seguir en todo momento los impetuosos movimientos de un valor inmoderado, que seguir a menudo por la pendiente de los precipicios, bajo la guía de un ciego, o de un loco? Es necesario, Señor, que pongáis límites a la desgracia de vuestra Casa, y gocéis de una vida más larga que la de ese bravo Hermano, que deis también una carrera más larga y extensa a vuestro mérito. Es la esperanza y el deseo de
SEÑOR
Vuestro más humilde y fiel servidor,
MAIRET


(1) Un homme d’épée: en el “Ancien Régime”, hombre de la nobleza por derecho de nacimiento.

________________________________________________________



PERSONAJES

Orlando
Medoro
Zerbino
Rodomonte
Aronte, confidente de Rodomonte
Emisario de Agramante
Astolfo
Beltrán, huesped de Angélica
Eremita
Tres campesinos
Angélica
Isabel
Berenice, esposa de Beltrán
Pastores
[Paje de Rodomonte]

Acto I

ESCENA PRIMERAN
X
Nota del traductor

La escena se desarrolla en el bosque, en el campo; “en Forêt” designa la región de Francia que representa el lugar pastoral por excelencia desde la aparición de L’Astrée de Honoré d’Urfé (1607-1628).

ORLANDO, solo tras haber abandonado París para ir a buscar a Angélica
ESTANCIAS

1
Dame razón sin poder
2
tú que hablas de mi deber,
3
tu censura me importuna;
4
veo con mucho dolor
5
el riesgo de gran desgracia
6
que amenaza a Carlomagno:
7
y que aquí la común causa
8
precisa de mi valor.
9
Se de este príncipe triste
10
sitiado por todas partes
11
por todos los pueblos de África;
12
mas, previo a ser atrapado,
13
el amor que hay en mi pecho
14
me fuerza a seguir a Angélica,
15
y no quiere que me afane
16
en bien defender París.
17
Tras todo, a bien disertar,
18
a mí ayudarme debieran,
19
y para ir a la batalla;
20
Carlomagno y su corte
21
solo tienen sarracenos a su alrededor
22
de sus fuertes y murallas;
23
yo tengo el amor el amor en las entrañas
24
que me devora noche y día.
25
Tiene París guardias por doquier
26
que lo defenderán hasta el fin,
27
de cualquier poder que la rodee:
28
espera además todos los días
29
ver desde la cima de sus torres
30
venir a Escocia y a Inglaterra,
31
a las que Reinaldo, rayo de guerra,
32
debe guiar a su socorro.
33
Mas mi pecho de amor encendido,
34
cual fuerte destruido y arrasado,
35
es muy débil para defenderse:
36
no es más grande ni es más alto,
37
toda esperanza le falla,
38
y el invicto que supo apresarlo
39
no lo reduce a cenizas menos
40
que plaza tomada por asalto.
41
Al final muy lejos en mi hastío
42
por poder al prójimo socorrer,
43
busco socorro para mí mismo,
44
y el amor, dueño de mi destino,
45
me hace sufrir con tanto esfuerzo,
46
que su extrema impaciencia,
47
si no encuentro lo que amo,
48
pronto hallar me hará la muerte.
49
¡Perfecta obra de los Cielos!
50
Angélica, cuyos bellos ojos
51
hacen todo posible al amor;
52
mira el estado en que estoy,
53
y al juzgar por mis largos hastíos
54
cuán sensible me es tu pérdida:
55
¡Bello Ángel! Hazte visible,
56
o creeré que huyes de mí.
57
¡Ay! Cuánta realidad tiene este pensamiento,
58
y buen motivo tengo de tener esta opinión,
59
afligido estoy al haber abandonado
60
de amor este milagro, que me había Él dado:
61
quizá esta ofensa hecha inocentemente
62
hace que esta rara persona amada hoy me desprecie,
63
y que buscando un pecho que no me considere,
64
mis sufrimientos son vanos y mi empeño superfluo.
65
Cuando pienso, en efecto, en algo tan hermoso
66
un afán mereciera más intenso y más fiel:
67
aunque mi soberano pudiera ordenarme,
68
era yo solamente quien debía guardarlo:
69
fui necio con el Duque de Nimes devolviendo
70
la alhaja que mis ojos debían conservar;
71
pues era de mi amor, y no el de mi rey
72
del que hubo que seguir el consejo y la ley:
73
mi tonta obediencia y mi eximio infortunio
74
me privaron de un bien del que no era digno,
75
ya que amor me obligaba a perderme en vez de
76
tener que poner en peligro a tan rica custodia:
77
sí, debí renunciar a mi príncipe antes
78
que abandonar un bien que debía tener;
79
quizás es que él mismo a mis deseos atento,
80
en lugar de quitármelo me lo hubiera donado,
81
en el peor de los casos el vigor de mi llama,
82
de otro poder la audacia habría atrapado.
83
Ni Carlos ni Reinaldo, ni todos los demás
84
me hubieran usurpado este tierno tesoro:
85
antes de que a esta perla me la hubieran raptado,
86
vendido caro hubiera su conquista y mi vida:
87
saciado habría a la muerte de infinita masacre
88
(¿Pues, que no puede amor unido la bravura?),
89
pero yo no concibo que un alma equitativa
90
su pensamiento guíe hasta esta violencia:
91
no es a Orlando a quien vincularse quisiera
92
para robarle un bien que estima tan querido:
93
aún más perdonable sería mi error,
94
si en el recinto al menos de un sitio inexpugnable
95
hubiera este arsenal perdido por mi culpa,
96
en manos fieles que me lo habrían devuelto:
97
mas haberlo dejado como una cosa vil
98
bajo el toldo y cuidado de un viejo poco hábil,
99
que quizás me traiciona, y la ha hecho irse de allí,
100
por eso mi dolor no puede consolarse:
101
pero otra desgracia que sigue a esta aventura
102
surge ante mi mente poniéndola en suplicio,
103
nuestro celoso humor concebir no sabría
104
que un indigno encelado la tenga en su poder;
105
¡Oh Dios! Cómo perturba mi ilusión esta duda,
106
este miedo mortal que sobrecoge mi alma
107
hace que yo crea verla en los brazos de un bárbaro,
108
que le endosa un discurso fatal para su honor,
109
la trata indignamente, y con un beso laico
110
ensucia a esta belleza más casta que Diana,
111
y que quizás aún se esfuerce en arrancar
112
esta flor que yo nunca he querido tocar;
113
flor cuya esperanza tantas vidas costó,
114
y por quien tantos reyes concibieron anhelos,
115
esta flor cuyo precio velará que envejezca
116
la gloria del rendido que la pueda coger;
117
sufriente como estoy, si este temor es cierto,
118
mi alma para salir no desea otra herida:
119
sin ayuda, este lance, del fuego ni veneno,
120
no será suficiente para huir de prisión.
121
¡Cielo justo y clemente! Antes que esta pérdida,
122
gustoso acepto otra pena que se me imponga:
123
mas por librar el pecho de este tedio pensar
124
observa la belleza de estos gratos lugares;
125
realmente esta pradera es un precioso teatro
126
que Flora y el Céfiro para retozar crearon,
127
y este pequeño arroyo es cual cristal fundido,
128
que a través de este esmalte natura ha expandido,
129
para así conservar sobre sus blandos bordes
130
una sombra constante de alisos y de sauces;
131
este árbol tiene nombres grabados en su entorno,
132
con doble nudo atados y cifras de amor,
133
leamos; Medoro el bello y la bella Angélica:
134
¡estoy embaucado por algo imaginado,
135
veamos la otra corteza, oh cielos! Hallo allí
136
como en cualquier lugar, a Angélica y Medoro.
137
Son juegos de pastores y jóvenes pastoras,
138
nombres que están escritos en letras extranjeras:
139
este carácter árabe no común de pastores,
140
prueba con certeza que no es juego de pastores:
141
Dios en la frente arqueada de esta oscura gruta
142
recibe a los pastores y rebaños en sombra,
143
algún nuevo escrito se puede aún ver
144
con lápiz negro escrito en negra impresión:
145
Que tan solo la muerte desunirá un día
146
a Angélica y Medoro
¡Cielosl! Me tiembla el pecho,
147
cuanto más veo estas letras, más de cerca las leo,
148
más allí veo a Angélica, su mano y sus rasgos:
149
mas ¿por qué preocuparme?, tal vez de esta manera,
150
cuida ella de ocultar el amor que me profesa,
151
y por ser mesurado este excelente espíritu
152
con nombre de Medoro, quiere hablar de Orlando.
153
Este modo de amar no me es desagradable:
154
pero otra escritura se presenta a mis ojos.
Estanzas de Medoro
155
¡Oh bella orilla, oh vivas flores!
156
Bellos Astros de tantos colores,
157
hierbas, plantas, fuente, y tú rústica gruta
158
do yo, pobre Medoro en los brazos de Angélica,
159
dulcemente atenuando el fuego de sus ojos
160
al húmedo frescor de tu sombra,
161
degusté placeres infinitos
162
que no se saborean en las mesas de Dioses.
163
¡Dulces testigos de mis placeres!
164
No puedo más que con los deseos,
165
oraciones, anhelos, versos y alabanzas,
166
devolveros las gracias y raros beneficios
167
que obtuve de vosotros por manos del Amor:
168
deseo por tanto que Céfiro
169
siempre esté con vosotros,
170
y que la única Ninfa tenga aquí su morada.
171
¡Oh funesta escritura! ¡Oh vista desgraciada!
172
¡Oh curiosidad que me hiere y me mata!
173
Siento con gran temblor como una fría mano
174
me oprime el corazón y me congela el pecho:
175
no obstante, un rival que difama a mi dama,
176
o arroja pestilencia y veneno en el alma,
177
podría haber urdido esta perversidad:
178
pero quien lo ha hecho ha imitado tan bien
179
la mano de Angélica, su modo de escribir,
180
que yo que la conozco nada hallo que decir.
181
Aquí hay campesinos que bien me aclararán
182
la sombra de esta duda, que quizá no sea nada;
183
hola a la buena gente:

ESCENA II

ORLANDO, BELTRÁN, BERENICE

BERENICE
Nos saluda un guerrero,
184
Beltrán,

BELTRÁN
Con él vayamos.

ORLANDO
Mi firmeza vacila,
185
deseo a la vez, y no oso preguntarme
186
de un mal cuya sospecha ya me está matando.

BERENICE
187
Señor, ¿qué deseáis?

BELTRÁN
¿Podríais informarme
188
quién antaño grabó en esta tierna corteza
189
el nombre de Medoro, que aquí podemos ver,
190
tenéis aquí pastores que se llamen así?

BELTRÁN
191
No, Señor, es el nombre del Hidalgo del Orbe
192
en el que más ventura y más gloria abunda,
193
es el nombre de un joven de sin igual belleza,
194
que cruzando a este sitio por el ardor del Sol,
195
puso junto a su nombre el nombre de su esposa.

ORLANDO
196
¡Oh, Dioses!, qué suplicio tiene mi alma celosa:
197
¿acaso está casado?

BELTRÁN
Su himen se cumplió
198
en mi propia morada y en mi propio lecho:
199
es un simple soldado, por lo que él afirma;
200
mas su esposa en CatayN
X
Nota del traductor

nombre que se dio en los relatos de Marco Polo en la región asiática que comprendía los territorios situados en las cuencas de los ríos Yangtsé y Amarillo, en la actualidad, parte de China. Deriva del nombre de los khitan o Kitán, grupo que dominaba el norte de China durante la época en la que, Marco Polo habría visitado el país. Actualmente, es considerado como nombre arcaico y literario de China.

le guarda una tiara,
201
ellas es hija del Rey, ¿cómo lo denominan?
202
Berenice, ayúdame:

BERENICE
Es el Rey Galafrón.

BELTRÁN
203
Precisamente, el mismo.

ORLANDO
¡Oh rabia insoportable!

BELTRÁN
204
Y para demostraros de que la verdad digo,
(hablando con su mujer)
205
muéstrale la pulsera que a falta de otro bien
206
ella sacó del brazo y la puso en el tuyoN
X
Nota del traductor

Pulsera de oro que Orlando había regalado a Angélica, y que esta ofreciera a Medoro.

.

BERENICE
207
Lleva la vista al cielo y se le cambia el rostro.

ORLANDO
208
¡Oh furor!

BERENICE
Guardaos bien de decir nada más:

BELTRÁN
209
Bueno, tendré cuidado.

ORLANDO
¿Y estos nuevos esposos
210
aún están aquí? ¿Están en vuestra casa?

BELTRÁN
211
La mencionada Angélica y celestial rareza
212
tomó hace seis días la ruta de Marsella,
213
fue cuando nos dejó cuando nos regaló
214
esta rica pulsera y tan bien trabajada.

BERENICE
215
Él es bastante hábil.

BELTRÁN
Mas, Señor, os lo ruego
216
que aceptéis comer en nuestra alquería,
217
mientras que mi mujer o bien mi hijo pequeño
218
lleva vuestro caballo a pacer en el seto,
219
y lo hará venir por entre la ataguíaN
X
Nota del traductor

Quizá del ár. hisp. attaqíyya, y este del ár. clás. taqiyyah 'prevención'.
1. f. Macizo de tierra arcillosa u otro material impermeable, para atajar el paso del agua durante la construcción de una obra hidráulica (RAE).

220
pasando por el agua que vos habéis pasado;
221
nuestros prados en flor están cual ver podéis
222
al lado del camino cerrado y con acequias,
223
salvando así los pastos tanto como podemos,
224
y hacerlo a los viandantes lo menos accesible;
225
sin eso los caballos de errantes caballeros
226
nos causarían siempre perjuicios muy grandes,
227
y no encontrarían dentro de nuestras cuadras
228
lo que bien conservamos cerrando nuestros prados.

BERENICE
229
Su mente está ausente.

BELTRÁN
Señor, ¿os gustaría
230
dejar en mi morada esta marca de honor?

ORLANDO
231
Estoy obligado por vuestra cortesía;
232
pero una gran pena turba mi pensamiento,
233
que rechaza el reposo tanto como el sustento,
234
voy donde el destino llevar quiera mis pasos;
235
Adiós: hasta que muera este bosque será
236
mi oscuro anfitrión y mi triste morada.

(Entra en el bosque)

ESCENA III

BELTRÁN, BERENICE

BERENICE
237
Este hombre sin duda se va desesperado,
238
se leen los celos en sus ojos extraviados:
239
y habéis hecho bien, notando su tristeza,
240
inventando la marcha de nuestra bella huésped,
241
tiene tantos amantes, que este sin duda es uno:
242
mas que vuestro discurso me pareció importuno,
243
cuando le presentasteis la casa por refugio.

BELTRÁN
244
Le hice a propósito esta eficaz oferta,
245
para que mi franqueza fuese más convincente,
246
pensó que los amantes no vivían en casa:
247
si me hubiese creído...

BERENICE
¡Me moriría de miedo!

BELTRÁN
248
Te iba a enviar con otra añagaza:
249
rogar a los amantes que estuvieran ocultos
250
en la sombra del verde follaje protegidos,
251
y parando esta noche en casa de mi hermano,
252
que por nuestro cariño bien de comer les dieraN
X
Nota del traductor

La palabra "chère" proviene del francés antiguo "chiere", que a su vez lo hace del latín "cara". Posteriormente el término adquirió el sentido de "air". La expresión “faire bonne chère” quería decir "avoir l'air aimable, être accueillant". El sentido actual de "bien manger" apareció en el siglo XVII, sin duda a causa del homónimo "chair", que representaba la carne.

;
253
así evitaría el jaleo o el mal
254
que hubiera hecho a Medoro este osado rival.

BERENICE
255
De hecho, a decir verdad, Medoro es seductor,
256
mas no pienso que sea apto para las armas,
257
al menos eso creo.

BELTRÁN
También me lo parece,
258
es por lo que debemos advertirle de esto;
259
regresarán muy pronto, la claridad declina,
260
encárgate, no obstante, de cuidar la cocina:
261
ve por este camino, ten la cena dispuesta,
262
y yo acarrearé desde el borde del bosque
263
la rama verde chica y el pincho florecido,
264
que son mi cazoleta y mi revestimientoN
X
Nota del traductor

Beltrán anuncia que recogerá ramas y flores de espino blanco para perfumar y decorar la casa, sustituyendo a un tapiz.

.

ESCENA IV

MEDORO ANGÉLICA

MEDORO
265
Reina mía, al amparo de esta sombra fresca,
266
podemos regresar a nuestro pequeño alcázar,
267
de donde sin halagos me parece morir,
268
que vengo solamente de salir a esa hora,
269
tanto de día o noche, en todo sitio y tiempo,
270
son de duración corta para amantes felices:
271
para mí, junto a vos, que sois mi alegría,
272
nada me es irritante con tal que yo os vea;
273
en el gozo en que estoy viendo vuestros encantos,
274
la noche llega sin que mis ojos lo perciban.
275
En este embeleso las jornadas más largas
276
parecen a mis éxtasis efímeras mañanas,
277
y me quejo del tiempo que dedica a mi amor,
278
de los deseos tan largos y los soles tan cortos.

ANGÉLICA
279
¡Dioses, Medoro mío, cuán feliz que sería,
280
si tuvierais siempre este ardor amoroso!
281
Pero ¡ay!, cómo temo que el exceso de gozo
282
reduzca en vuestro pecho la cumbre del deseo,
283
y que un cierto hastío que sigue al deleite,
284
junto al desdén del bien que aporta la abundancia,
285
os haga odiar el tiempo del que ahora hablamos,
286
de haber hecho sus soles y mis deseos muy largos.

MEDORO
287
Eso puede ocurrir cuando apenas se ama,
288
o aquello que uno ama tiene encantos vulgares;
289
mas cuando se está loco por un ser adorable,
290
el hecho de poseer te hace ser amante:
(Los indios orientales)
291
los ojos de los súbditos disfrutan comúnmente
292
de las más grandes luces, de un gran alumbrado,
293
y al ver todos los días esta soberbia antorcha,
294
no la hallan menos clara, tampoco menos bella;
295
su idólatra ardor por el Dios que dormitaN
X
Nota del traductor

Alusión de la adoración al Sol por los indios orientales, en el país de Angélica.

,
296
se reaviva con él y con él se despierta,
297
corriendo por los montes para allí cortejarlo,
298
mostrándole su amor debido a su impaciencia.
299
Si bien los otros fuegos lumínicos comunes,
300
cual los fuegos ardientes, las estrellas, la luna,
301
al ser para los ojos un débil esplendor,
302
solo se los desea con un vulgar ardor;
303
soy yo, pobre Medoro, quien por muchos motivos
304
debería entender el vaivén de las cosas,
305
yo, a quien vuestras bondades de la nada han sacado,
306
y de enano de sino, de mí gigante han hecho.

ANGÉLICA
307
Medoro, aunque el Sol por un raro desorden
308
su trayecto acabara en la orilla del Ganges,
309
o aun cuando los alciones encima de las olas
310
disfruten de los nublos, la tormenta y los vientos;
311
en fin, aun cuando veáis cambiar contra natura
312
de la tierra y del cielo la admirable estructura,
313
aunque yo sea de un sexo inconstante y ligero,
314
no creáis aún, que yo pueda cambiar,
315
no habiéndoos elegido para gobernar mi alma,
316
ni por buena fortuna, ni por carácter de hembra;
317
vuestras raras virtudes que causan mis amores,
318
sin variación alguna, los causarán por siempre.

MEDORO
319
¡Dioses! ¿Cómo exculpar esta extrema gracia?

ANGÉLICA
320
Amadme solo tanto como yo a vos os amo,
321
así vuestro ardor semejante al mío
322
será mi recompensa y mi bien soberano:
323
por ello fácilmente podéis compensar
324
en el bien que os deseo, y que quiero pasaros:
325
del fuego de mi amor vuestro pecho prendado,
326
es de todas mis gracias la toma inestimable;
327
él ya retribuyó bajo un techo de paja
328
el don que nuestro himen os hizo de un reino,
329
y este raro tesoro que una vez solo tómase,
330
que fue en vano objeto de deseo en tantos Reyes.
331
Esta preciosa prenda de la que os he hecho dueño,
332
a despecho de Orlando que arde aún por serlo,
333
y que en su defensa ha hecho tantos lances,
334
deben aseguraros de que soy toda vuestra,
335
y de que no tendré el reposo que espero
336
hasta que ocupéis el trono de mi padre:
337
ahí donde ese brillo que sigue a la realeza
338
redoblar debe en vos el brillo de la belleza,
339
que estas dulces miradas, esta risa, esta gracia
340
irán acompañadas de la audacia adecuada.
341
¡Cuán bello será ver los ojos y cabellos!
342
De ahí salen tantos brillos, penden tantos deseos:
343
estos por el color que les otorga natura,
344
harán palidecer de vuestra tiara el oro,
345
y aquellos por el fuego que Amor les ha prestado,
346
ganar en vuestros brillos el precio de la luz.
347
Si bien entre las flores de nuestra soledad,
348
siempre tengo esta espina y esta inquietud,
349
que por respeto a vos me va solicitando
350
que ponga nuestro amor en un trono flameante;
351
de ahí viene que ahora mi fortuna presente,
352
desde hace dos, tres días menos grata parézcame,
353
y que aquí solo habiendo huéspedes, viandantes,
354
me canse de vivir aquí con los pastores:
355
el celo por el cetro que a la marcha me invita,
356
trastorna duramente de mi vida el reposo,
357
y me hace esta estadía menos hermosa que antes
358
por alguien más querido que me atrae en Levante;
359
en Catay más que en Francia se encuentran fontanas,
360
se encuentran peñascos, llanuras y montañas,
361
flores y alamedasN
X
Nota del editor

El original “promenoirs”: A. − Synon. vieilli de promenade (v. ce mot B 1). On l'a vu au promenoir, au bal, en voyage, à l'église, on lui a jeté un regard (Borel, Champavert, 1833, p. 123). L'Institution Sainte-Mechtilde était sur le promenoir, belle allée plantée de quatre rangs de marronniers et de platanes (Daniel-Rops, Mort, 1934, p. 53). CNRTL : Centre National de Ressources textuelles et Lexicales, version 2012. UMR ATILF (CNRS-Nancy Université). Site internet : http ://www.cnrtl.fr/. http ://www.atilf.fr/dmf.

, colinas, vallecillos,
362
prados mucho más verdes que los que ahora hollamos;
363
cada año el invierno los cubre aquí de hielo,
364
allí solo un nublado apenas los suprime;
365
reina un aire tan bueno, tan calmo, tan benigno,
366
y en toda su pureza tan contrario al veneno,
367
que de este nombre odioso de púrpura y de peste,
368
se conoce tan poco como su aciago efecto;
369
se come a todas horas toda clase de frutos
370
confiando en el Sol que con calor los sazona:
371
de igual modo las aguas se beben todo puras,
372
y las aguas y frutos que bebemos, comemos,
373
no sientan nunca mal, salvo en caso de exceso
374
al más débil estómago del animal más débil;
375
así que casi siempre gran cantidad de años,
376
igual que en un sueño cierra nuestros destinos.

MEDORO
377
Afirmo que este clima es mil veces más feliz
378
porque está sometido para honrar vuestras leyes,
379
y también porque el cielo por insignes caricias
380
lo ha hecho el caro objeto de todas sus larguezas:
381
pero esperando el tiempo que el favor de los Dioses
382
nos permita vivir en estos gratos sitios,
383
de los placeres que estos nos brindan bien gocemos
384
en vínculos sagrados que unen nuestras almas,
385
y por la verde ruta cuyo rodeo conozco,
386
bien repleguémonos con el Astro del día.

FIN DEL PRIMER ACTO

Acto II

ESCENA PRIMERA

ANGÉLICA, MEDORO

ANGÉLICA
387
Tal como nuestro huésped describe el semblante,
388
el color del cabello, la altura del cuerpo,N
X
Nota del traductor

Corsage: Mairet utiliza un término ya anticuado; en el siglo XVI corsage designaba al cuerpo del hombre o de la mujer (Huguet). Furetière nota que el término es popular y significa “la taille”.

389
la abertura del ojo de reluciente audacia,
390
tiene que ser el Conde Orlando este guerrero:
391
en cambio dos razones me impiden que lo crea;
392
sus armas (eso dijo) que son de color negro,
393
y el extremo apremio que de él tiene su PríncipeN
X
Nota del traductor

Carlomagno.

394
en el mísero estado en que se halla hoy:
395
pues aun cuando este héroe contra todo auspicio,
396
perdido haya el cuidado del rescate de Francia,
397
y el asalto a los muros en los que él gobierna,
398
él habrá conservado el celo de su honor;
399
la gloria de Orlando antes comprometida
400
en le protección de su ciudad sitiada,
401
no le permitiría a su Rey abandonar,
402
su alcurnia y sus aras para ir tras de mí:
403
por lo que mi espíritu que se agita en la duda,
404
no puede aún tener más que una ruta incierta:
405
pero ya sea Reinaldo, Orlando o Sacripante,N
X
Nota del traductor

Personaje literario de la poesía épica-caballeresca, que aparece en el Orlando enamorado de Boiardo, y posteriormente en el Orlando Furioso de Ludovico Ariosto. Su figura es la de un rey sarraceno de Circasia, un guerrero muy fuerte. Como otros personajes masculinos del poema de Ariosto (cristianos y sarracenos) está enamorado de la bella Angélica; convencido de que, mientras estuvo momentáneamente en Oriente, Orlando se llevó a la mujer que amaba, en defensa de Angélica realiza hazañas extraordinarias, pero nunca logra conquistar su amor.

406
el lleva en el seno la negra y fría sierpe
407
que hiela un pecho en celo en el que se ha hecho maestro
408
para que allí muera el amor que engendráralo;
409
así cogéis vos solo tanto más dulce un fruto
410
cuanto que para dároslo se lo hurto a todos:
411
así en nuestro himen saboreáis delicias
412
que para los rivales son tema de torturas,
413
y el rumor de favores con que os he colmado,
414
de aquel del que yo hablo tiene la paz turbada:
415
de ahí que temiera con miedo enamorado,
416
que en el cierto dolor que alcanza a su alma,
417
vomite sobre vos que andáis desalmado
418
toda la hiel del odio de la que está lleno,
419
pasando en la pasión que sigue a los celos
420
los lindes del honor y de la cortesía.

MEDORO
421
Señora, estad segura, junto a vuestras bellezas,
422
Vuestros amantes más crueles y temidos
423
no tendrán el poder ni quizás el deseo,
424
o de trastornarN
X
Nota del traductor

Étonner: frapper d’une violente commotion (Furetière).

mi alma o de dañar mi vida,
425
si siento una mirada vuestra enamorada,
426
ni Orlando, ni Reinaldo, ni los más peligrosos,
427
estando defendidos por brío del encanto,
428
tendrán valor alguno que ceda a mis armas;
429
si él os recordara que me habéis encontrado
430
igual que un soldado por la sangre afectado,
431
¿tendríais todavía tras este testimonio
432
el miedo injurioso de que un rival me ultraje?
433
No, no, como el Amor, tengo el alma segura,
434
y vuestros arrumacos que semidiós me han hecho
435
me inspiran una audacia sin parangón alguno,
436
que me hace despreciar los peligros del mundo.

ANGÉLICA
437
Medoro, si vuestra alma que me es muy conocida
438
se ofende del discurso que os he dirigido,
439
que excuse al amor como un niño miedoso
440
que da un paso en falso cuando el miedo lo guía.

MEDORO
441
Mi Reina, ante esta ofensa y este miedo próximo,
442
vamos bajo esta gruta y estas sombras frescas
443
a oír de ruiseñores la música inocente
444
que caldea a su regreso la luz ya incipiente,
445
y graba en la roca y en los árboles verdes
446
diálogos de amor, con números y versos,
447
para que los viandantes lean nuestra aventura,
448
en la blanda corteza, y en la piedra dura:
449
mas con rápido paso regreso a la aldea.

ANGÉLICA
450
¿Por qué?

MEDORO
Porque no llevo ni punzón ni cuchillo,
451
al venir, con la funda se cayó del bolsillo.

ANGÉLICA
452
Corred, yo os espero al pie de esta roca.

MEDORO
453
Pero ¿puedo dejaros en esta orilla aislada?

ANGÉLICA
454
Sí, Medoro, este anillo me mantiene a salvo,
455
desde el dedo a la boca me mantiene invisible,
456
y desvía de mí contingencias dañinas.

MEDORO
457
Por lo tanto…

ANGÉLICA
Acordaos que de amor languidezco,
458
y por esta razón acelerad la vuelta.

MEDORO
459
Esta razón de amor con vos me es frecuente,
460
junto a vos todo es grato sin diferencia alguna,
461
pero lejos de vos los momentos más breves
462
me parecen tan largos cual los más tristes días.
463
Adiós, pero que un beso de la boca y del alma
464
hasta que yo regrese nutra viva mi llama.
(La besa)
465
¡Oh, boca que besáis con tan grande pudor!
466
boca do la violeta exhala su olor,
467
boca que avergonzáis lo rojo de las rosas,
468
que al besaros piensa uno en agradables cosas;
469
otro más, y me muero.

ANGÉLICA
Basta para la marcha,
470
preciso es que la vuelta tenga también su parte;
471
y aún os guardaré, si no tardáis apenas,
472
algunos otros besos que no son habituales.

MEDORO
473
¡Oh, Dioses! Ya que el precio es conforme a mi deseo,
474
creo que tardaré poco.

ANGÉLICA
Me haréis feliz:
475
pues va con ligereza, y corre con encanto,
476
y todo bien le sienta en cualquier cosa que haga.
477
Pero veo venir a través del este arbusto
478
a una joven belleza de excelentes modales,
479
toma por el camino que atraviesa la fuente;
480
sepamos, si es posible, qué asunto aquí la trae.

ESCENA IIN
X
Nota del traductor

En esta escena, Mairet condensa varios episodios del poema original, conservando fielmente los caracteres de los dos personajes, Isabel y Angélica. En el poema original no llegan a encontrarse.

ISABEL, ANGÉLICA

ISABEL
481
(al ver a Angélica)
¡Oh, Dioses! ¿Qué Diana huésped de este entorno,
482
o que Ángel más bien descendió de los cielos
483
para atraerme en la tierra la vista y el espíritu?

ANGÉLICA
484
Veo que los atributos de que me provee el Cielo
485
la sorprenden de entrada, y yo que por mi parte
486
no puedo evitar admirar su belleza;
487
y dado que la cara es espejo del alma,
488
en verdad he hallado el prodigio del mundo.
489
De ello la prueba puede con un cumplido hacerse.
(Ellas se acercan)
490
El destino o el Sol me obligan en extremo,
491
respecto a que su ardor os ha a vos llevado
492
a tomar, como yo, esta ruta apartada;
493
vos por poner a salvo vuestra extrema blancura,
494
y yo tan solo por el placer de la frescura,
495
no habiendo hermosuras que estén disfrutando
496
de aire y Sol de los sitios en los que yo me encuentro.

ISABEL
497
Señora, vuestras gracias nada de mortal tienen,
498
pienso que en efecto su privilegio es tal,
499
que lo que en la Tierra pelea contra las bellas
500
les transmite respeto, o no puede contra ellas:
501
en cuanto a mí, mi mente tan débil como virgen,
502
sin ayuda del credo en el que se apoya,
503
se perdía pensando, tan profano cual falso,
504
que vos erais Venus, Proserpina, o Diana:
505
mas, para no salirme de mis lógicos límites,
506
creo ver un bello Ángel en tanto que os veo.

ANGÉLICA
507
Decir esto es loarme, ya que sois cristiana,
508
y que vuestra doctrina es contraria a la mía;
509
máxime si creéis (cosa que yo no creo)
510
que en mí brillar se ven encantos celestiales,
511
conociendo muy bien todas mis deficiencias
512
para alejar de mí esta falsa opinión:
513
mas, por favor, dejemos este amable discurso,
514
del que mi modestia comprende ya el rumbo,
515
y decidme más bien qué azar os conduce
516
al borde de esta clara y fluida fontana;
517
luego, del mismo modo,N
X
Nota del traductor

En el original, “à la pareille”: Expression ancienne qui n’a pas survécu, de même que “rendre la pareille à quelqu’un” (Traiter de la même manière qu’on a été traité dans une circonstance comparable).

antes de irme de aquí
518
sabréis el asunto que me conduce aquí.

ISABEL
519
No estoy en este sitio por ningún otro azar
520
más que el que ahora mismo habéis adivinado;
521
estoy por evitar los ardores del Sol,
522
mientras que un Caballero de virtud sin igual
523
busca nuestros caballos con gran dificultad
524
que se han adentrado en el bosque cercano
525
siguiendo a una yegua que por aquí pasaba,
526
mientras que disfrutamos del reposo y del fresco.

ANGÉLICA
527
¿Es Orlando quizás?

ISABEL
No, Señora, no es él,
528
sino uno que lo quiere al igual que su alma,
529
ya que este caballero que me ama más que a sí,
530
por su valor grandioso goza aún de mí;
531
el valiente Zerbino (así a él lo llaman)
532
debe al brazo de Orlando la gloria de Isabel.

ANGÉLICA
533
Lo que diré prueba que sabía vuestros nombres,
534
tanto como el lugar de donde habéis venido:
535
vuestra sangre es real.

ISABEL
Tenemos esa gloria,
536
al menos hasta ahora nos lo han hecho creer;
537
Escocia do nuestro himen tanto bien me promete,
538
obedece a su padre, y Galicia al mío.
539
Pero ¿si no encontráis mi franqueza incorrecta,
540
dadme a conocer cuál es vuestra historia?

ANGÉLICA
541
Yo creo que lo Dioses quieren que los humanos
542
divulguen las mercedes que obtienen de sus manos,
543
y que el más feliz de ellos nunca lo es del todo,
544
ni perfectos sus gozos mientras no las difunden.
545
Yo voy a contaros con total libertad
546
mi fortuna, mi gloria, y mi felicidad.
547
Sabed pues, muy amable y prudente extranjera,
548
que bajo estos vestidos de ninfa y de pastora
549
hallo en este aislamiento de inocentes placeres,
550
a los que solo acceden las almas placenteras;
551
el rostro que amo tiene las bellezas de un Ángel,
552
y es tanta mi pasión, por cuanto es asombrosa,
553
que siendo hija de rey, elegí por amante
554
a un simple trotamundos de la horda de AgramanteN
X
Nota del traductor

Veamos la curiosa reflexión de Caballero Bonald, respecto del nombre: "Agramante - Campo de Agramante: Que yo sepa, en el Quijote hay seis referencias a Agramante: tres como personaje del Orlando furioso y otras tres en la expresión “campo de Agramante”. Quiero recordar que fue ahí donde conocí el estricto significado de “discordia” aplicado a esa locución. Como bien se sabe, el Orlando es una epopeya culta, de tradición cortesana, y su protagonista, loco de amor por los desdenes de Angélica la Bella, tenía que ser muy del agrado de don Quijote. Y del mío, claro. A mí me sedujo Agramante, el caudillo sarraceno, porque me servía para definir lo que ese otro personaje del Orlando había bautizado con su nombre: un lugar donde reina el desorden y la confusión. Así que Campo de Agramante no sólo es el título de una novela mía de esa índole, sino que remite a otros trastornos más generales (José Manuel Caballero Bonald)."

;
555
yo, que sin halagarme o sin ser fantasiosa,
556
cual Reina reinar bien pude sobre cuatro MonarcasN
X
Nota del traductor

Reinaldo, Orlando, Agramante y Ferragús.

:
557
mas Amor que se ríe de la desigualdad
558
los bienes de fortuna, y de la calidad,
559
me hace parecer siempre en el ardor que me abrasa,
560
un respeto tan vano cual débil y ridículo;
561
lo que me aoja me iguala, y el objeto del gozo
562
atrae solamente mi deseo amoroso:
563
en fin, según el alma del Dios que me gobierna,
564
para ser dichosa amo, y no para ser grande.
565
Sé que mi nombre cuando lo hayáis aprendido,
566
os hará condenar el plan que he estudiado;
567
y todo el Universo al descubrir mi historia,
568
dirá que mi amor ha dañado a mi gloria,
569
que soy una ingrata, sin fe y sin corazón,
570
por hacer a un amante de mí tan poco digno,
571
despreciando el esfuerzo de tantos hombres bravos,
572
los más grandes del Orbe y del siglo en que estamos;
573
todos me culparán, pero en cuanto veamos
574
la gracia y la belleza que adornan a mi ángel
575
sobre otros, cuando por su gloria nos enteremos
576
del asunto del cual ha nacido mi llama,
577
los más duros censores de amorosos encantos,
578
si mi elección no aprueban, no la condenarán:
579
pero ya está llegando con suma diligencia.

ISABEL
580
¿Quién, vuestro caro amante?

ANGÉLICA
Sí, Señora, él mismo,
581
que os hará ver mejor, estando de aquí cerca,
582
la razón de mi falta, como también su excusa.

MEDORO
583
(que regresa)
¿De do viene esta ignota y afable maravilla?

ANGÉLICA
584
En fin, no digáis más que soy inigualable,
585
ahora estáis viendo un astro de belleza,
586
ante la cual la mía fuego es sin claridad.

MEDORO
587
Cierto es que la Señora es por supuesto hermosa,
588
mas mis ojos tan solo os ven a vos, no a ella.

ANGÉLICA
589
Hay, pues, que castigarlos, o tratarlos al menos
590
de jueces enviciados y testigos perversos,
591
condenando con ellos el amor que los usa,
592
para así resarcirme de este juicio injusto.

ISABEL
593
Declaro por mi honor que él se ha exculpado
594
para cumplir las leyes que la equidad prescribe,
595
y que mi confesión confirma su sentencia.

ANGÉLICA
596
Ordeno, sin embargo, que como penitencia
597
al haberla emitido un tanto libremente,
598
él cuente su dilema tan solo en tres palabras,
599
y que en mi descargo él conocer os haga
600
nuestra dicha común, y lo que nacer la hizo.

ISABEL
601
Aprenderé gustoso amores tan hermosos.

MEDORO
602
Yo, vergüenza en la frente, comienzo un discurso
603
en que forzosamente tengo que alabarme
604
por una vanidad que mi alma desaprueba;
605
entre los miles de héroes que la muerte segó
606
en la última lucha que nos opuso a Carlos,
607
el bravo Dardinel al cumplir los veinte años
608
cual digno hijo de AlmonteN
X
Nota del traductor

Dardinel de Almonte, como buena parte de los personajes de Orlando furioso, aparece también en El Quijote; veamos el pasaje del capítulo XXI en la edición del cervantista y crítico literario argentino Juan Bautista de Avalle-Arce, al referirse a la ganancia del ‘yelmo de Mambrino’: “El yelmo de Mambrino es consustancial a la literatura orlandiana: en Boiardo, Orlando innamorato, I, IV, Reinaldos de Montalbán mata al rey moro Mambrino y gana su yelmo encantado; en Ariosto, Orlando furioso, XVIII, el yelmo encantado había sido conquistado del rey moro Mambrino por Dardinel de Almonte (no Sacripante, como creyó recordar DQ), y lo gana Reinaldos de Montalbán al quitar la vida a Dardinel”. Véase también la nota en la edición de Francisco Rico, disponible en https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte1/cap21/default.htm 

acaba su destino,
609
yo no os contaré las maravillas que hizo,
610
el número y el nombre de los que derrotó;
611
es bastante, si digo que no perdió la vida
612
más que después de habérsela quitado a otros cien,
613
el celo de sacar el cuerpo ya sin alma
614
de un amo al que yo amaba, y por el que fui amado,
615
hizo que sin jactancia emprendiera un trabajo
616
que podía sorprender al valor más constante;
617
por un fiel y altruista amigo ayudado,
618
en el campo enemigo entro sin que me vean,
619
donde cerca de fuegos extintos en el suelo
620
reposaba el cristiano por la guerra extenuado;
621
allí más de cien almas al Infierno empujadas,
622
se muestran a los manes del Príncipe en ofrenda;
623
hecho eso cruzamos la llanura espantosa,
624
do largo tiempo husmeamos ese penoso cuerpo
625
entre unos mil montones de muertos y de heridos,
626
entre ríos de sangre en caos apilados,
627
además del obstáculo del desorden y número,
628
un nube molesta la noche oscura hacía,
629
y hasta en el día haría inútiles y vanos
630
la obra de nuestros ojos, y la de nuestras manos.
631
Sin esperanza alguna de reconocer nunca
632
el cuerpo frío, en sangre, de nuestro joven amo,
633
pudimos percibir en el fugaz fulgor
634
que bajó sobre él de la alejada nube:
635
pues fuera por milagro, o por pura fortuna,
636
el Cielo felizmente nos descubrió la Luna.
637
Tras haber expresado sobre él nuestras penas,
638
y lavado su cara y las nuestras de lágrimas,
639
compartimos el peso de esta amada carga,
640
para llevarla donde campaba nuestro ejército.
641
Mas, como caminábamos sin descanso y sin ruido,
642
(¡Oh, Dioses! Ahora es cuando la luz nos perjudica)
643
a los primeros rasgos que nos muestra la Aurora,
644
un escuadrón cristiano viene a nuestro encuentro;
645
mi compañero entonces al verlo acercarse,
646
me dijo: camarada, si el día es propicio,
647
busquemos buen refugio en el bosque cercano,
648
y esta carga dejemos que esforzados llevamos,
649
pensad que nos obliga, y nos confundiríamos
650
al perder a dos vivos por conservar a un muerto.

ISABEL
651
Hablaba sabiamente.

MEDORO
Al acabar de hablar
652
deja caer el peso que cargaba en sus hombros,
653
ataja por un corto sendero en el bosque,
654
y me deja, huyendo, la carga por entero.

ISABEL
655
¡Oh, amigo infiel! ¡Maldita sea, lo culpo,
656
maldita sea, lo odio!

MEDORO
Perdonadlo, Señora,
657
su error causa su culpa, cree que yo lo sigo,
658
y que corro sin peso tan veloz como él;
659
no obstante, el enemigo avanza su llegada,
660
con mi amo a cuestas, esquivo entre las rocas,
661
entre agudos caminos árboles, matorrales,
662
engaño largo tiempo a los perseguidores:
663
mi caro Cloridán, al oír sus amenazas,
664
simulando su muerte a quien seguía huellas,
665
en lugar de salvarse por cualquier recoveco,
666
vuelve a socorrerme por una última vez:
667
oculto en un arbusto el dispara tres flechas,
668
que en tres Caballeros son tres mortales brechas;
669
los impactos lanzados por brazo justo y fuerte,
670
causan al mismo tiempo mi herida y su muerte:
671
su Jefe ve al arquero y manda que lo maten,
672
y su disposición se cumple al momento;
673
luego viene hasta mí que reculaba en vano,
674
y entre mi cabello enrollando su mano,
675
iba a inmolarme ante su justa ira,
676
cuando calmé las olas con esta oración:
677
“yo no deseo en, el estado en que estoy,
678
prolongar más mi vida junto con mis tormentos,
679
la de mi caro amigo, a quien se la has quitado,
680
con razón excesiva a otros pasos me invitan:
681
mas sufre solamente que devuelva a mi rey
682
el fúnebre deber que él de mí exige,
683
u ordena tú mismo, antes de que termine,
684
que este este triste servicio den al hijo de Almonte.
685
Mi voz y lozanía a este as conmovieron,
686
pues me trataba ya con mucho menos rigor,
687
bajando la espada lista para atacar,
688
y alejando su mano de mis bucles del pelo.

ISABEL
689
Cuando un brutal soldado, tras haberse alejado,
690
sin respeto a su jefe, que os había absuelto,
691
se arrojó sobre vos con tanta insolencia,
692
que al chocar el caballo con la lanza de ataque
693
caísteis medio muerto y de dolor pasmado.

MEDORO
694
¡Oh, dichosa caída, y dichosa desgracia!
695
¿Pero quién os ha hablado de esta circunstancia?

ISABEL
696
Un milagro de honor, de amor y de constancia,
697
el valiente Zerbino, que os habría salvado,
698
de quien vuestro asesino probado habría el gladio,
699
de no haberlo evitado por una feliz fuga,
700
y la cólera justa, y la ardiente caza.

MEDORO
701
Así siempre le pasa, todo según desea.

ISABEL
702
Bien, pero no dejéis vuestra historia incompleta.

MEDORO
703
Mi Reina, si le place, completará el resto.

ANGÉLICA
704
Por este hábil silencio, por más que sea molesto,
705
queréis a propósito en mi voz ocultaros
706
tal cual vuestra belleza me somete a sus leyes;
707
no importa, estoy dispuesta a daros esa gloria;
708
he aquí en dos palabras el fin de nuestra historia:
709
Fortuna y el Amor, este invisible Arquero,
710
al que entonces mi orgullo empezaba a enojar,
711
dirigieron mis pasos a la sangrienta vía
712
donde el seductor tema de mi futuro gozo
713
se ahogaba sin ayuda bajo un árbol tendido
714
en un río de sangre que había derramado;
715
como una bella flor que yace en la tierra,
716
por el rigor del frío o el corte del aradoN
X
Nota del traductor

En el verso original: “Quand la rigueur du froid ou le soc l’a touchée”, el término soc significa: “bout pointu de toutes sortes de choses, dont le soc de la charrue”. Una definición más precisa hallamos en CNRTL: Centre National de Ressources textuelles et Lexicales, version 2012. UMR ATILF (CNRS-Nancy Université). http://www.cnrtl.fr/. http://www.atilf.fr/dmf: SOC, subst. masc.: AGRIC. Pièce travaillante de la charrue, faite en acier (autrefois en bois), de forme pointue, s'élargissant vers sa partie postérieure, qui pénètre profondément dans la terre et la fait glisser sur le versoir.

;
717
su desgracia me ablanda, me asombra su hermosura,
718
y utilizando el arte que nos mostró Quirón,
719
que ejercieron los Reyes hasta donde nací,
720
cojo una humilde plantaN
X
Nota del traductor

“Un simple chaud”: planta medicinal cuya acción restablecía el calor en los cuerpos; ya desde la Antigüedad los simples curaban restaurando el equilibrio de los temperamentos. Véase a este respecto la obra: Le Livre des simples médecines. Traduction française du "Liber de simplici medicina dictus Circa instans" de Platearius tiré d’un manuscrit di XIIIe siècle et publié pour la première fois par le Dr Paul Dorveaux Bibliothecaire en chef à l’École superieure de Pharmacie de l’Université de Paris. Paris: Société française d’histoire de la médecine, 1913.

que yo ya conocía,
721
que recupera la fuerza y calma el dolor,
722
reanimando en el pecho el moribundo ardor;
723
tenía de su angustia un dolor verdadero:
724
mas cuando me contó la causa de su herida,
725
este triste relato aumentó mi piedad,
726
y mi misericordia provocó mi amor;
727
su caro hermano y Príncipe llevado a la tumba
728
con la ayuda de un rústico que por suerte pasaba,
729
la yegua del pastor nos sirvió en el apuro,
730
llevándolo a su casa que no quedaba lejos;
731
como allí, sus dolores y flaquezas cesaron,
732
y en mi sufrido pecho las mías comenzaron;
733
su fiebre se apagó, la mía se encendió
734
en mi amorosa sangre que su ardor consumó,
735
hasta que llegó a ser mi dolor tan intenso
736
que forzó mi pudor a romper el silencio,
737
en fin, no fue tan cruel este buen campeón
738
para no arder por mí en un incendio mutuo;
739
el himen después de eso, que todo legitima,
740
nos permitió probar placeres sin delito.

MEDORO
741
Por medio de este azar y feliz choque amoroso
742
muy pronto emplazaba a mi santa desdicha,
743
y mi piedad estaba así recompensada
744
por un bien cuyo exceso excede a mi pensar.

ISABEL
745
Fue una acción que el Cielo ciertamente no habría
746
recompensar podido con menor beneficio,
747
y excuso a una gran alma mientras que se consume
748
en los fuegos legítimos que enciende un hombre honesto,
749
en quien natura ha unido por amables acuerdos
750
la bondad del valor a la belleza del cuerpo:
751
mas no cometeremos un error tan pequeño,
752
pues los enamorados aman la soledad,
753
si nuestra compañía mucho tiempo impidiera
754
los secretos encuentros de las mentes alegres.

ANGÉLICA
755
¡Sois vos por ventura, oh discreta Princesa,
756
que vais para soñar por esta vía secreta,
757
nosotros caeríamos en gran descortesía
758
si vuestro regocijo por más tiempo impidiéramos,
759
por eso ya nos vamos por distinta pradera,
760
regresando al camino de nuestra alquería.

MEDORO
761
Os dejamos soñar.

ISABEL
Muy bien, si así os place;
762
pero nosotros tres sabemos lo que ocurre.

ANGÉLICA
763
Adiós, y os dejamos de dueña del lugar.

ISABEL
764
Siquiera amantes tiernos, concededme esta gracia,
765
si sé vuestros amores, también sepa los nombres.

ANGÉLICA
766
La atención de guardar el bien de que gozamos,
767
en algunos aspectos nos obliga a callarlos
768
durante nuestra estancia en este sitio aislado;
769
los sabréis, sin embargo, mas con la condición
770
de guardar ocho días la total discreción,
771
que mediante vosotros ninguno de los hombres
772
incluyendo a Zerbino, conozca quienes somos:
773
¿Así lo prometéis?

ISABEL
Así os lo prometo,
774
e incluso, si os parece, no hablar nunca de eso.

ANGÉLICA
775
No, no, antes prefiero que deis a conocer
776
la gloria de Medoro, y el amor de Angélica:
777
adiós Señora.

ISABEL
Adiós, venturosos amantes.
778
¡Oh, Cielos, cuánto altera mi opinión este encuentro!
779
¿será acaso esta extraordinaria joven
780
cuyo nombre a menudo ha zumbado en mis oídos,
781
de quienes los Reinaldos, Ferragús y Orlandos,
782
y los Reyes más dignos han sido pretendientes?
783
Ella y su belleza, que hechizada me tienen,
784
Sirven al gran rumor que propicia su fama;
785
por lo demás, quiere ella que sus otros amantes
786
sepan de sus desgracias por sus satisfacciones;
787
pero también busca ella forzándome al silencio,
788
una moderación contra su ensañamiento;
789
siendo de presumir que en estos ocho días
790
ella quiera ocultar sus oscuros amoresN
X
Nota del traductor

Angélica, princesa oriental, está enamorada de un simple infante cristiano.

:
791
pero veo a Zerbino, es preciso que salga,
792
y aún mejor obrando, que vaya a su encuentro.

ESCENA IV

ZERBINO, ISABEL

ISABEL
793
Vaya, ¿y los caballos, acaso se han perdido?

ZERBINO
794
Aún están los dos en los bosques, muy lejos,
795
donde no pude verlos, ni seguirles la pista:
796
pero otro contratiempo me entristece aún más.

ISABEL
797
¿Cómo?

ZERBINO
Allí me encontré, en un cercano arbusto,
798
un corcel que pastaba, la brida en el arzón
799
con un hermoso arnés bordado en oro y seda.

ISABEL
800
Sin duda es un caballo que nos envía el Cielo,
801
¿y no os lo llevasteis?

ZERBINO
Lo cogí, por supuesto:
802
mas la suerte de Orlando me tiene muy inquieto.

ISABEL
803
¿Y qué de común tiene con este incidente?

ZERBINO
804
Todo, pues me equivoco si no es su montura;
805
aunque aún no quiero del todo asegurarlo.

ISABEL
806
Desde luego, Zerbino, si es Brida de Oro,
807
deberemos dudar de la salvación de su amo,
808
lo mató MandricardoN
X
Nota del traductor

En el Orlando furioso de Ludovico Ariosto, Isabella es hija del rey sarraceno de Galicia, hecha prisionera por una banda de merodeadores. Estos luego serán vencidos por Orlando, quien liberará a la joven. Posteriormente Isabella es secuestrada nuevamente, esta vez por el príncipe escocés Zerbino, que se enamora de ella, la cual poco a poco le corresponde. Herido de muerte por el rey tártaro Mandricardo (Rodomonte en la adaptación de Mairet) en un duelo, Zerbino será vigilado en agonía por la propia Isabella. En medio del dolor por la muerte de su amado, la princesa se convierte a la fe cristiana, proponiendo incluso abrazar la vida religiosa, momento en que Rodomonte, el violento gobernante moro de Argel, la presiona para conquistarla. Sintiendo su pureza amenazada, Isabella decide unirse a Zerbino en la tumba; ella finge obedecer, pero antes de que Rodomonte pueda abusar de ella, pone en marcha un ingenioso plan con el que logrará que el rey africano la mate sin saberlo. De hecho, Isabella le da a entender que se ha bebido una poción mágica que garantiza su inmunidad ante cualquier arma, invitándolo a probarla. Tras causar su muerte, Rodomonte le construirá un monumento funerario cerca del río Ródano.

.

ZERBINO
Uno y otro quizás
809
con su muerte acabaron este famoso duelo,
810
cuyo comienzo fue tan cruel en otro tiempo;
811
también puede que nuestro miedo sea todo en vano,
812
y que la evidencia nos hurtará la pena.

ISABEL
813
Veamos ese caballo.

ZERBINO
¿Lo reconoceréis?

ISABEL
814
Tan indudable como al vuestro o al mío.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

Acto III

ESCENA PRIMERA

ORLANDO, solo, saliendo del bosque
ESTANCIASN
X
Nota del traductor

Probablemente, las estancias irían acompañadas por uno o varios instrumentos musicales.

815
En muchos de estos bosques taciturnos y oscuros
816
turbé yo con mis gritos el silencio y las sombras,
817
hora es de que las flores,
818
los ecos de los valles, las hierbas de los llanos,
819
escuchen a su vez la historia de mis penas,
820
y reciban mis lágrimas.
821
Desde que en este páramo lamento mi infortunio,
822
se ha visto por tres veces al Sol y a la Luna
823
partir el horizonte;
824
el dolor, sin embargo, del que siento amargura,
825
lejos de disminuir, crece contrario al hábito,
826
y contra la razón.
827
De mi cuerpo abatido la fuerza disminuye,
828
y en mi triste espíritu el pesar continúa
829
por esfuerzos tan fuertes,
830
que si ellos no provocan de mi vida la pérdida,
831
la de mi placidez pronto irá seguida
832
de la de mis sentidos.
833
Feliz, si los vapores del que es humor más negro
834
junto con la razón se llevan mi memoria,
835
o me privan del día;
836
y más feliz aún, si el Cielo favorable
837
al hierro abandonándome, me hiciera invulnerable
838
a embates del amor.
839
Amor, cruel Arquero, cuya invisible flecha
840
en mi pecho abierto solo ha hecho una brecha,
841
serpiente envenenada,
842
que escondes bajo flores la aguja que nos hiere,
843
dime, ¿por qué milagro sin cesar arde un alma,
844
y nada se consume?
845
¿Por qué descubrimiento o fuerza de los encantos
846
de mi cabeza has hecho una fuente de lágrimas,
847
que ya nunca se seca?
848
Dime, ¿por qué secreto vivo sin alimento,
849
y por qué arte en fin tu salvas la natura
850
mientras que ella perece?
851
Pero no es necesario que a través de mil trabas
852
busque yo en mi destino asuntos de milagros
853
nuevos e innecesarios;
854
No, no, aunque quizás a Orlando me parezca,
855
es mucho más patente y verdad, todo unido,
856
que Orlando ya no vive.
857
La inconstancia y la mano de la ingrata Angélica
858
lo han llevado a la tumba, sin la trágica ayuda
859
del veneno o del hierro;
860
yo solo soy su huella errante y desgraciada,
861
que sufre en el rigor de mi pena enamorada
862
todas las del infierno.
863
Así es como mi suerte enseña a todo el mundo
864
que aquellos cuyo amor se basa en la esperanza
865
errarán a menudo:
866
y que tras un ardor en cualquier cosa extremo,
867
no se retirarán ni serán ellos mismos
868
más que sombra y viento.
869
Pero insensiblemente volver me hace mi azar
870
a esta detestable y maldita fontana,
871
do mi alma por mis ojos bebió el primer tósigo
872
del cual la desazón infectó mi razón;
873
este áspid venenoso más frío que el hielo
874
se deslizó en mi pecho en este mismo sitio,
875
y de nuevo recaigo sobre los mismos pasos
876
donde se pronunció de mi muerte el fallo:
877
al saber por el viejo y su joven esposa
878
la huida de Angélica, y su infame amor;
879
este es el brazalete de esmaltado azul pálido,
880
tan rico de materia y tan bien trabajado,
881
que yo mismo anudé al brazo de la infiel,
882
en ese gentil tiempo en que creía todo de ella,
883
tras los cien latigazos que el Amor me asestó,
884
siendo al fin la daga con que me asesinó:
885
¡Oh, joya desgraciada, cuya vista fatal
886
encendió en mi pecho el furor que me mata!
887
¿Por qué extraño efecto del amor y la suerte
888
te conviertes ahora en el útil de mi muerte?
889
¿Serás autor entonces de mis suplicios últimos,
890
tú, que fuiste antaño testigo de mis gozos?
891
¡Oh, triste remembranza, oh, nexo fastidioso
892
de mi gloria pasada a mi estado presente!
893
¡Ah, engañosa, pérfida y renegada indiaN
X
Nota del traductor

Angélica era hermana del príncipe Argalia e hija del emperador de Catay, cuyo trono heredó. Utilizamos el término “indio” con características geográficas, mientras que el término “hindú” se aplica a las religiosas.

,
894
de la infidelidad fuiste fiel centinela!
895
¿Tan pronto incumpliste, u olvidaste tan pronto
896
las promesas que unían tu corazón al mío?
897
Alma ingrata al margen de toda ingratitud,
898
mi invencible amor, mi larga servidumbre,
899
tras todos los ataques por ti a cabo llevados,
900
me merecía acaso esta falta de fe?
901
Yo cuyas epopeyas han paseado tu gloria
902
desde aguas del Mar Rojo, a aguas del Mar Negro,
903
y cómo tu belleza dio a conocer tu nombre
904
del Bósforo de Tracia, a la orilla bretona;
905
yo que la fe cuidando que te había dado,
906
de Levante a Poniente do te traje de vuelta,
907
protegí tu honor asignado a mi guarda,
908
en tiempos y lugares do todo hacer podía:
909
estúpida prudencia, moderación nociva,
910
muy bien observada, muy mal reconocida;
911
habré dosificado este tierno tesoro
912
a fin de enriquecer a tu ilustre Medoro;
913
la roca en que tu mano tu perjurio ha grabado,
914
por miedo a que el secreto no reduzca mi injuria,
915
y este árbol do tu nombre está dentro del suyo,
916
serán como un trofeo alzado a mi vergüenza.
917
¡Oh, Cielos! Al pensarlo mi tristeza se agranda,
918
la furia me domina, y mi juicio se turba;
919
sí, el ultraje es grande, y debo por lo menos,
920
a falta de autores, perder a los testigos,
921
y mantener este árbol por mi fuerza talado
922
no nutre mi deshonra más que con su corteza;
923
que estos nombres odiosos que el hierro ha dibujado,
924
sean también por el hierro y mi brazo borrados:
925
vamosN
X
Nota del traductor

Sus: interjection dont on se sert pour exhorter, pour exciter. Sus mes amis, sus donc, levez-vous. Or sus dites-nous. Style familier (Dictionnaire de l'Académie française, 4ème édition).

, golpea Orlando, lo que otro no podría,
926
haz sentir tu venganza a insensibles súbditos;
(En ese momento corta los árboles)
927
que jamás esta sombra otrora tan hermosa
928
sirva como retiro a pastor o rebaño:
929
que de miles guijarros esta fuente cubierta
930
busca un nuevo paso para su agua enturbiada;
931
corta la hierba y flores de estos bordes hediondos
932
que hollaron tantas veces los amantes odiados:
933
sobre todo, estas rocas en medio de los cómplices,
934
afuera los testigos de sus sucias delicias;
935
este arco en que la mano de un indigno rival
936
pintó un epigrama tan vano cual brutal:
937
esta odiosa gruta cortada en mil fragmentos,
938
gime bajo el peso de golpes de tu espada.
939
Tras este largo esfuerzo, de calor ardo y muero,
(En este momento se enfurece)
940
si la fuerza me aumenta, el aliento me falta:
941
pero arroja esta espada y estas pesadas armas,
942
con tus manos te basta para obrar tus hazañas,
943
ve a buscar en el llano un remedio a tu hambre,
944
por perder a Medoro pierde al género humano.

ESCENA II

ZERBINO, ISABEL

ZERBINO
945
Igual que el leñador lo firma y lo relata,
946
ya no hay que dudar de que sea el Conde,
947
y el Conde afligido, ya que su triste voz
948
turba ya hace tres días el silencio del bosque;
949
temo que Mandricardo, cuyo orgulloso anhelo
950
es poseer Durandal, o bien perder la vida,
951
no tuvo casualmente ventaja sobre él,
952
y que este incidente causado haya su hastío.

ISABEL
953
Como Isabel, Orlando, pudo conocer cosas
954
que son de su dolor las verdaderas causas,
955
un día las sabréis.

ZERBINO
Pues bien, decídmelas.

ISABEL
956
Es lo que hacer no puedo sin que viole mi fe;
957
sabed, tan solamente, que su duelo procede
958
de lo que él desea, y que otro posee.

ZERBINO
959
Que me lo digáis hoy o mañana tanto vale.

ISABEL
960
Yo no os lo diré, me presionáis en vano.

ZERBINO
961
Todos saben que Angélica es el ser que el adora,
962
igual que Sacripante, Reinaldo y Ferragús,
963
por tan bellas hazañas por las que son famosos,
964
buscando como él ser amados por ella:
965
mas Reinaldo, al que amó, ya no está en su mente,
966
siempre por Ferragús su alma estuvo helada,
967
así pues Sacripante es el rival dichoso:
968
solo él tiene la clave del tesoro amoroso;
969
y este es el secreto que queréis ocultarme.

ISABEL
970
Habéis en efecto desvelado el misterio,
971
mas no en el penetrado; ya que está él seguro
972
de que ninguno de estos tres es el poseedor.

ZERBINO
973
¿Quién, pues?

ISABEL
Quien más feliz es, y que el propio Zerbino,
974
ha puesto en este estado de fortuna suprema.

ZERBINO
975
¡Cuán feliz hice a alguien a expensas de Orlando!
976
Yo que sé los ardores de su fuego violento,
977
que la vida le debo y el honor de Isabel,
978
es tratarme de ingrato, de cobarde e infiel.

ISABEL
979
Sabréis en siete días que esa es la verdad,
980
y que lo habéis hecho por grandeza de alma:
981
no, no, aseguraos de que no es culpa vuestra.

ZERBINO
982
Me seguís arrojando de un laberinto a otro:
983
pero creo que en esto queréis inventar,
984
para así divertiros y preocuparme a mí,
985
acabemos, no obstante, nuestro amoroso viaje,
986
y el descanso busquemos al fresco de esta sombra,
987
donde el eremita prometió encontrarnos,
988
para algo, eso dijo, que debe sucedernos,
989
y que de Dios el Ánima le puede hacer saber;
990
por mí, sea lo que sea, o lo que pueda ser,
991
tengo el alma dispuesta para cualquier percance
992
que pueda afectarme de dentro y de fuera.

ISABEL
993
¡Dios! Si mi alma fuera menos fuerte o sana,
994
un sueño que he tenido dolor me causaría,
995
no lo referiré, aunque venga a cuento,
996
sin embargo ha turbado mi sueño y mi reposo.

ZERBINO
997
Es un monstruo engendrado por vapores del bazo;
998
pero observo un lugar en el que algo estalla,
999
veámoslo más de cerca. Es un peto brillante,
1000
y muy bien repujado; ¡Dios mío, cuánto pesa!
1001
El que lo haya llevado es de complexión fuerte;
1002
muy cerca está el almeteN
X
Nota del traductor

Pieza de la armadura antigua que cubría la cabeza (RAE). El “armet” del verso original, junto con la “salade”, eran un especie de cascos; veamos sus definiciones en un mismo diccionario: armet, s. m. Casque, armûre de tête. Il n'est en usage qu'en parlant des Chevaliers errans de nos vieux romans; salade, s.f. 1°. Sorte de casque. On ne le dit plus qu’en parlant des guerres et des siècles de la Chevalerie. (Jean-François Féraud: Dictionnaire critique de la langue française, Marseille: Mossy 1787-1788).

, más lejos en los sauces
1003
grebasN
X
Nota del traductor

Una greba es una “pieza de la armadura antigua que cubría la pierna desde la rodilla hasta el pie” (RAE).

y guardabrazos, el atuendo completo,
1004
allá cota de mallas, aquí el guantelete,
1005
y descubro por fin la coraza y la espada.

ISABEL
1006
¡Ah, Dios! Es Durandal, o estoy equivocada;
1007
mas mucho la conozco para poder dudarlo:
1008
¡Oh, tú de quien el brazo la ha hecho tan temida,
1009
invencible Orlando, ¿por qué entre la hierba
1010
dejaste abandonadas tus soberbias reliquias?
1011
¿Es para distinguir esta innoble estancia,
1012
o por embellecer el triunfo del Amor?
1013
Sí, Zerbino, veréis que es a causa de celos
1014
que con negros vapores turban su fantasía,
1015
lo que crea en su ánimo esfuerzos tan intensos,
1016
que al fin la extravagancia venció al buen sentido:
1017
recojamos, no obstante, lavemos con las lágrimas
1018
estas reliquias de honra, estas preciosas armas.

ZERBINO
1019
Colguémoslas ahora en las ramas del pino,
1020
para hacer un trofeo al bravo paladín:
(Las cuelgan)
1021
pero un gran Caballero baja por la colina,
1022
evitemos su ataque en la gruta vecina,
1023
y el creciente calor del mediodía tórrido;
1024
¡oh, Conde desdichado, lamento tu desdicha!

ISABEL
1025
Zerbino, este hidalgo viene recto a la fuente,
1026
sin que nos vea, entremos en la cueva cercana.

ZERBINO
1027
¡Dios! Do viene este daño atroz para los ojos,
1028
¿qué hombre o diablo hostil a los bellos lugares,
1029
ha cortado estas rocas y dañado estas costas?

(Entran en la gruta)

ISABEL
1030
Orlando enfurecido habrá hecho estos daños.

ESCENA III

RODOMONTEN
X
Nota del traductor

Rodomont: Son nom signifie “ronge-montagne”. Ce roi d'Alger, brave mais altier et bruyant, rejoint sur les scènes comiques la famille des capitans italiens, insolents, fanfarons et toujours prêts à se targuer d'exploits imaginaires. De là, l'utilisation du terme de rodomontades pour caractériser le comportement de ces guerroyeurs forts en parole et prompts à prendre peur. (Nicole Quentin-Maurer: secrétaire de rédaction de la Nouvelle Revue Française).

1031
No me arrepiento nada de haberme desviado,
1032
para ver un paisaje de belleza perfecta,
1033
ni me ofende ya que los de la comarca
1034
solamente permitan a los hombres la entrada,
1035
y que un foso tan ancho y de tanto trabajo
1036
impida a nuestros jacos estropear este esmalte;
1037
feliz si la dulzura de esta soledad
1038
me arrancaba el recuerdo de tu ingratitud,
1039
infame DoraliceN
X
Nota del traductor

Hija del rey de Granada, es la prometida de Rodomonte, el ardoroso guerrero sarraceno de quien ya en el Orlando enamorado se dice que llevaba en su bandera la efigie de aquélla domando a un león. Estando en camino para reunirse con su padre y su prometido en Francia, Doralice cae en manos de Mandricardo, que da muerte o ahuyenta a su escolta y, sin demasiada resistencia, logra convertirse en amante de aquélla. De ahí nace la rivalidad entre los dos más poderosos y soberbios guerreros sarracenos, así como una serie de aventuras, persecuciones y duelos, que dan nuevo pábulo a la acción constantemente móvil y variada del poema, hasta que finalmente los dos rivales aceptan la propuesta del rey Agramante, quien para aplacar las discordias nacidas en su campo, quiere que sea Doralice quien decida con cuál de sus dos pretendientes quiere casarse.

, inconstante belleza,
1040
la infidelidad amas y la deslealtad:
1041
pero aún más feliz si tus actos infames
1042
me hacían odioso al resto de las mozas,
1043
sí, mi pecho indignado odia y es por tu causa,
1044
sexo en que la natura puso tan poco honor,
1045
sexo al que la belleza sirve de amena máscara
1046
para encubrir su fraude y su humor caprichoso;
1047
sexo del que la mente es arena movediza
1048
que siempre va a merced de la mar y del viento,
1049
al fin: ¿mas luego cuando quizá llegada aquí
1050
la moda del trofeo desconocida en Francia?
1051
Soltemos esta espada, ¡Dioses, cuanto me gusta,
1052
veamos si el filo es tal como parece,
(Corta el pino)
1053
fácil es observar a expensas de este árbol
1054
que podría cortar las columnas de mármol!

ZERBINO
1055
(saliendo de la gruta)
Hay que ver de do viene este ruido y estrépito:
1056
¡Dioses! Eh aquí el trofeo y las armas abajo,
1057
quedaos a cubierto en esta gruta oscura,
1058
y dejadme el cuidado de vengar esta injuria.

ISABEL
1059
¡Oh, Cielos, asístenos!

ESCENA IV

ZERBINO, RODOMONTE

ZERBINO
Caballero insolente
1060
o alza de rodillas las armas de Orlando,
1061
o disponte al momento a defender las tuyas,
1062
ya seas africano, o de tropas cristianas.

RODOMONTE
1063
No podrías hablar ni peor ni más alto,
1064
aunque fueras Orlando, Mandricardo, o Reinaldo,
1065
de estos tres, sin embargo, ninguno te parece;
1066
mas, si solo pudieras lo que ellos pueden juntos,
1067
sabrás que Rodomonte, en París tan loado,
1068
nunca ha conocido a quien lo haya asustado;
1069
piensa pues que tu muerte reparará el ultraje
1070
que tu estúpida arenga causó a mi coraje,
1071
o al arrepentirte, al perdón obligándome,
1072
de mí recibe el hierro y la testa cual don.

ZERBINO
1073
Guarda para los niños las amenazas vanas,
1074
no se me impresiona con tan solo palabras,
1075
y por toda respuesta a este lenguaje vano,
1076
vuelvo a coger la espada, y respondo con la mano.

RODOMONTE
1077
Por el ardor cansado de un brazo que te humilla,
1078
tú te arrepentirás de tu loca empresa.

ZERBINO
1079
Coloso temerario, fanfarrón malcriado,
1080
mira si esta estocada es digna de desprecio.

(Combaten mucho tiempo)

RODOMONTE
1081
Y tú, con este golpe aplicado a distanciaN
X
Nota del traductor

El original, mesure; en el contexto actual es un término de esgrima: “Distance la plus grande à laquelle un tireur peut atteindre son adversaire en effectuant un développement”.

,
1082
que en materia de golpes yo pago con usura.

ZERBINO
1083
¡Cielos! No puedo más, ya me fallan las fuerzas.

RODOMONTE
1084
Cae, se ha acabado, está muerto o casi;
1085
se lleva, sin embargo, esta excelente espada,
1086
que de su defensor ha cortado la trama:
1087
el tártaro orgullosoN
X
Nota del traductor

Mandricardo.

que arde por tenerla
1088
no sabrá, sin embargo, que está en tu poder,
1089
y cómo su conquista es fatal a su vida,
1090
porque con la esperanza el perderá la vida.

ISABEL
1091
Deben haber pospuesto o acabado su duelo,
1092
ya no oigo ruido alguno; ¡oh, cruel espectáculo!
1093
Veo aún de pie al hidalgo soberbio
1094
que deja a mi esposo tendido en la hierba,
1095
corramos en su ayuda; ¡oh, pronto, triste efecto,
1096
negra aclaración del sueño que he tenido!
1097
El vuelve hacia mí su expirante pupila,
1098
¿me reconoce aún?

ZERBINO
¡Ah, querida Isabel!
1099
Mi vida con mi sangre presta está a abandonarme,
1100
y vuestro celo en vano las podrían parar,
1101
dejadme, pues, en paz acabar mi destino.

ISABEL
1102
¡Oh Fortuna, oh Fortuna, a mi obstinada pérdida!

ZERBINO
1103
Escuchad a la luz de nuestros castos amores,
1104
mis últimos suspiros, mis últimos sermones:
1105
el dolor de la muerte, por muy duro que sea
1106
no se puede igualar a lo que yo soporto,
1107
por no haber defendido con mucha más ventura
1108
las armas de aquel que os salvó el honor:
1109
pero siento de nuevo un ataque más vivo
1110
al ver que está mi luz muy cerca de apagarse,
1111
y que este mismo honor que Orlando socorrió
1112
posible es que aún corra los riesgos que corrió;
1113
ahí está la espada do la herida invisible
1114
me causa una muerte más rápida y tranquila;
1115
espera, sin embargo, y creo por mi reposo
1116
que Dios, el mismo Dios que os sacó de las aguas,
1117
del traidor OdoricoN
X
Nota del traductor

Odorico de Vizcaya, hombre experto en combates terrestres y navales y a quien Zerbino consideraba como su amigo más leal.

detuvo la insolencia
1118
antes que vuestro honor hubiera violentado,
1119
y por quien de Orlando las formidables manos
1120
os libraron entonces de los crueles bandidos;
1121
Dios cuyas bondades son amplias para nosotros
1122
no os abandonará mientras que yo no lo haga;
1123
vivid pues, os lo ruego, tanto como le plazca,
1124
así nunca Zerbino morirá con nosotros,
1125
así vivirá siempre la mitad de yo mismo,
1126
si me seguís amando tanto como yo os amo,
1127
en fin, si vuestra gracia y el título de esposo
1128
alguna vez me dieron sobre vos algún mando,
1129
y los duros asaltos que os propicia el dolor
1130
os sigo ordenando que me améis y viváis.

ISABEL
1131
¡Ay! ¡Cómo amarte y conservar el día!
1132
Ley, severa ley, adversa a mi amor,
1133
y que visiblemente se destruye ella misma
1134
ya que morir yo debo si es verdad que te amo;
1135
mi Señor de la boca, o solo de la vista
1136
enmienda a mi favor este duro mandato
1137
que prohíbe la muerte a tu amada Isabel,
1138
en tiempo en que la vida para ella es un infierno:
1139
¡Cielos! Dirijo en vano a aquel que ya no está
1140
discursos dolorosos tanto como superfluos,
1141
la muerte le ha causado tan poca agresión
1142
que el gesto de sus labios es de afable silencio,
1143
y en sus ojos cerrados un apacible sueño;
1144
mas Dios, sin fin es uno, sin avivar el otro,
1145
¡diferencia mortal! ¡Horrible circunstancia!
1146
que me priva a la vez de esperanza y constancia:
1147
vamos, pues, si al morir el aciago Zerbino
1148
cual Señor me defiende de acortar mi destino,
1149
y que la ley expresa del Dios que yo adoro
1150
con mucho más rigor aún me lo defiende:
1151
¡Oh, rabia, oh desespero, oh trágicos transportes,
1152
verdugos de mi espíritu, sedlos ya de mi cuerpo,
1153
evitadle a mi mano un crimen ilegítimo,
1154
que muera sin crimen al morir de vuestros golpes!
1155
Al dolor los puñales no les serán bastante
1156
para darme al momento una inocente muerte;
1157
habiendo ya perdido la mitad de mi vida,
1158
la otra con poco esfuerzo me será suprimida.

ESCENA V

EREMITA, ISABEL, BELTRÁN

EREMITA
1159
Démonos prisa, y creed que es el Alma de Dios,
1160
que por un gran evento nos trae a este lugar
1161
do vuestra caridad nos será necesaria.

ISABEL
1162
¡Ah, dolor tan cruel y tan lento adversario!
1163
¿Quieres por tu rigor que tarde en matarme
1164
o prolongar mi pena, o quizá perpetuarla?
1165
No, no, aquí hay algo con que huir en la tumba
1166
de los males en que mi constancia sucumbe,
1167
y el Cielo, si le place, cuando yo pierda el día,
1168
excusará mi rabia, y Zerbino mi amor.

EREMITA
1169
acudiendo
¡Detened, hija mía, esa mano homicida,
1170
pensad donde os conduce el furor que os guía,
1171
que de un golpe matáis el alma y el cuerpo,
1172
y os hacéis el tránsito a inmortales muertos!

ISABEL
1173
Es verdad, Padre mío; mas pase lo que pase
1174
ya que Zerbino ha muerto preciso es que lo siga.

EREMITA
1175
Habláis de seguirlo, y os adelantáis.
1176
¿Es que acaso no veis que aún está vivo,
1177
que sus ojos que temen y que buscan la luz
1178
abren y cierran rápidos sus párpados pesados?

BELTRÁN
1179
Un poco de agua fresca despertará su mente.

ISABEL
1180
¿Zerbino, alma amada, eres sordo a mis gritos?

EREMITA
1181
Es por falta de sangre que este guerrero expira,
1182
como una antorcha muere al faltarle la cera.

BELTRÁN
1183
Vamos donde mi hermano, en el bosque a cien pasos.

EREMITA
1184
Muy bien, compartamos la carga entre los tres,
1185
mis brazos y los vuestros le harán de litera,
1186
y su triste mitad que por detrás lo aguante.

FIN DEL TERCER ACTO

Acto IV

ESCENA PRIMERA

ANGÉLICA, buscando a Medoro
ESTANCIAS

1187
¡Oh!, tú Revolución, en amor sin igual,
1188
al nombre de Medoro tantas veces citados
1189
hasta las sordas rocas responden a mi voz,
1190
y aquel al que yo llamo hace oídos sordos;
1191
¡cuánta insensatez por un nuevo amante!
1192
Salir desde que el día ha encendido su antorcha,
1193
y para aumentar mi padecimiento
1194
dejar de regresar a la hora acostumbrada.
1195
Ya tu procedimiento era muy riguroso
1196
al dejarme en el lecho en los brazos del sueño,
1197
y luego abandonarme al despertar más arduo
1198
que pueda abrir los ojos de una hembra enamorada:
1199
¡Ah!, querido enemigo de mi felicidad,
1200
que sabe el sumo ardor en que yo me consumo,
1201
al menos después de este incumplimiento,
1202
había que volver a la hora acostumbrada.
1203
Y no es que en efecto yo no fuese culpable
1204
de querer noche y día alabar tu belleza,
1205
yo sé bien que el himen quiere la libertad,
1206
y que la libertad hace el himen más grato,
1207
tomar puede o buscar el entretenimiento
1208
por fuera, y no en el seno de la persona amada:
1209
mas no debe un momento
1210
dejar de regresar a la hora acostumbrada.
1211
Este astro de belleza, el milagro de graciaN
X
Nota del traductor

Mairet alude en este pasaje al mito de Adonis: en la mitología griega se supone que Adonis es hijo de Cíniras, rey de Chipre, y de su hija Mirra o Esmirna. Dado que Mirra no adoraba a Afrodita, diosa del amor, ésta la castigó haciendo que se enamorase de su padre. Mirra consiguió dormir con Cíniras varias veces sin que él se diese cuenta de que estaba haciendo el amor con su hija. Cuando finalmente descubrió que había cometido incesto, sacó su espada, indignado, con el propósito de matarla, pero Mirra, ya embarazada, escapó y los dioses la convirtieron en una planta, el arrayán. Finalmente, el arbusto se partió, naciendo de él Adonis, cuya belleza sorprendió desde su nacimiento.

,
1212
bello rostro, Amor, que tu madre amó tanto,
1213
por muy mortal que fuera renunció sin embargo
1214
para seguir a veces los gozos de la caza:
1215
pero al margen de que nunca en este aislamiento
1216
el no dejó a Venus el párpado cerrado;
1217
todos los días este encantador objeto
1218
iba y regresada a la hora acostumbrada.
1219
Al final, sin embargo, cansado bajo el rostro
1220
del animal más fiero de los bosques cercanos,
1221
faltó a su deber con la madre del AmorN
X
Nota del traductor

En un fragmento del Banquete, Platón presenta a Sócrates recordando una conversación mantenida con Diotima de Mantinea en la que ésta lo instruye acerca del amor y le propone un mito acerca del nacimiento de Eros, que no es ni mortal ni inmortal, ni bello ni feo, ni sabio ni ignorante, sino que tiene una posición intermedia entre ambos extremos. Diotima presenta a Eros como un “daimon”, como un ser semi-divino que representa una entidad metafísica intermediaria entre dioses y hombres. Eros (amor) fue concebido en una fiesta en honor del nacimiento de Afrodita (la belleza). Es hijo de Penía (la pobreza) y de Poro (el recurso).

,
1222
quien llantos mezclara con la sangre de su herida;
1223
¡ah, Medoro, cuán temo a un jabalí rabioso,
1224
o de un áspid mortal su diente venenoso,
1225
no sea causa esto de que tú casualmente
1226
volver no hayas podido a la hora acostumbrada!
1227
¡Cuánta inquietud en la mente de una enamorada!
1228
Me turba este pensar, y que por mi desgracia
1229
un sueño matutino y de triste color
1230
en todos sus percances lo confirma y aumenta;
1231
mas temo mucho más, y aparentemente
1232
que una Ninfa encantada con tus dulces miradas
1233
no te haya tratado de manera tan dulce
1234
como para faltar a la hora acostumbrada.
1235
Que si de este amor, cuyo temor me abruma,
1236
descubro esta noche el verdadero efecto,
1237
un conato de gozo que Medoro haya hecho,
1238
tengo yo más encantos que los de esta amante;
1239
mi legítimo ardor tendrá tanto atractivo
1240
que si de una natura al vicio consagrada
1241
no ama mucho el cambio,
1242
ya no faltará más a la hora acostumbrada.
1243
Mas veo a Berenice, viene derecha aquí,
1244
quizá su testimonio me quite la inquietud.

ESCENA II

BERENICE, ANGÉLICA

BERENICE
1245
Señora, Dios os guarde.

ANGÉLICA
Y a vos, cara anfitriona,
1246
y os quite para siempre toda idea de tristeza.

BERENICE
1247
Este raro deseo detrás de un gran suspiro
1248
muestra que vuestro pecho alberga algún disgusto,
1249
no me lo ocultéis, ¿hay algo que os perturba?

ANGÉLICA
1250
Verdad es que estoy triste, y Medoro es la causa.

BERENICE
1251
¿Cómo?

ANGÉLICA
Él se marchó desde el amanecer.

BERENICE
1252
Lo sé, ¿mas, desde entonces?

ANGÉLICA
Desde entonces no ha vuelto;
1253
¿no lo habéis visto en el bosque cercano?

BERENICE
1254
No, pero he oído gran ruido en la llanura,
1255
lo que me ha hecho pensar sin inquietarme mucho
1256
que eran nuestros pastores que ahuyentaban al lobo.

ANGÉLICA
1257
Por fin tras un lugar del que ahora estoy cerca,
1258
lejos de nuestra fuente, lejos de nuestra roca,
1259
no sé de más lugares donde poder buscarlo,
1260
veamos este rincón tan grato y tan preciado.

BERENICE
1261
En efecto, agotado por la acción de la caza
1262
no podría elegir un lugar más hermoso
1263
para bien descansar, refrescarse y dormir:
1264
¡mas, Dioses, jamás vi un desorden así!
1265
Árboles por la espada echados en el suelo,
1266
y la roca barrida por efecto del trueno
1267
muestran con gran horror en estos gratos sitios
1268
las cóleras reunidas de la Tierra y los Cielos.

ANGÉLICA
1269
¡Gran Dios! Es Durandal ese rayo de guerra
1270
solo ella ha desprendido estos bloques de piedra,
1271
ella fue la que antaño arrasó tantos árboles,
1272
y el brazo de un celoso golpea con gran fuerza:
1273
¡Ah, Orlando! ¡Ah, Medoro!, tiemblo y de miedo muero
1274
de que no te alcanzara con un golpe mortal,
1275
y que por los recelos y el odio animado
1276
no haya hecho cien trozos de tu querido cuerpo.

BERENICE
1277
Señora, venga a ver, también hallo en la hierba
1278
las armas que llevaba el glorioso Caballero,
1279
que se quedó tan triste y tan estupefacto
1280
cuando vio el presente que vos me habíais dado.

ANGÉLICA
1281
Pero estas no son esas gloriosas armas
1282
que por todo el Oriente tanta angustia causaron,
1283
en fin, no está entre ellas ese soberbio casco
1284
que fue del gran Almonte orgulloso ornamento,
1285
el Conde, sin embargo, quizá las ha cogido
1286
por ser menos proclive a ser reconocido,
1287
e hizo que les dieran este oscuro color
1288
por ser el propio para expresar su dolor:
1289
mas ocurrir debió una horrible contienda,
1290
todo en torno al lugar está en sangre, hollado;
1291
¡Ay!, ¿viendo esta sangre recién derramada,
1292
qué puede imaginarse mi mente abatida?
1293
Si Orlando ha encontrado la mitad de mi vida,
1294
duda no hay de que me la haya arrebatado:
1295
¡Ah, Medoro!, mi amor te habrá hecho morir,
1296
y tu inusual belleza no ha podido ayudarte.

BERENICE
1297
Me parece, Señora, con vuestra anuencia
1298
que este asunto de miedo tiene poca apariencia,
1299
por ver sangre en el suelo, aún no es necesario
1300
inferir la herida o muerte de Medoro,
1301
sois demasiado crédula en lo que os atormenta;
1302
pero hay que exculpar a una nueva amante.

ANGÉLICA
1303
¡Ay!, si vos supierais cuán peligroso es
1304
hallar un rival tan fuerte como prendado,
1305
a quien la desconfianza inspire la venganza,
1306
diríais que yo temo con bastante certeza;
1307
pues si el desespero de este molesto amante
1308
causa tantos estragos en sitio tan hermoso,
1309
por un odio al amor tan justo como fuerte
1310
que yo tengo a Medoro, y que a mí él me tiene,
1311
si, en fin, su bello nombre grabado en mil lugares
1312
ha, por toda su espada, el filo comprobado;
1313
¿qué actos de injusticia y de extremo furor
1314
sobre el no ejercería idéntica persona,
1315
así cuando mi vista se posa en su sangre,
1316
bella sangre que es viable saliera de su flanco,
1317
siento que todo el mío se turba y se remueve.

BERENICE
1318
Señora, si queréis volver atrás la vista,
1319
veréis que Medoro se presenta adrede
1320
para tranquilizaros el cuerpo y la mente.

ESCENA III

MEDORO, ANGÉLICA, BERENICE

ANGÉLICA
1321
¡Ah! Alma mía venid, avanzad y acercaos;
1322
mas antes que yo pase a amorosos reproches,
1323
que al menos un beso tan largo cual deseado
1324
sea en beneficio del tiempo que perdimos.

BERENICE
1325
Su violento ardor creo que sigue creciendo;
1326
mas teniendo a la vez juventud y amor juntos,
1327
no me asombraré si descubren placeres
1328
cuyos deseos me prohíben la edad de un marido.

MEDORO
1329
Pues bien, Beltrán: ¿os besáis de este modo?
1330
No, vuestra era y la suya en nada se parecen,
1331
de ahí que sus besos medio entumecidos
1332
se den con frialdad, y así son reintegrados.

BERENICE
1333
Vos tenéis lo que amáisN
X
Nota del traductor

Avoir son compte: Acquérir, avoir ce qui est de droit; expresión francesa que existe desde los siglos XVI-XVII significando “avoir son dû, ce que l’on désire, être enfin heureux”. A la mitad del siglo XVII este sentido parece desaparecer, siendo reemplazado por otro más irónico : “subir un malheur ou un quelconque inconvénient”. Así, el término “compte” pasaría a significar “ce que l’on mérite de désagréable”, siendo sinónimo de “être maltraité et malmené”. Según otras interpretaciones, avoir son compte podía significar “être ivre”.

, y yo estoy conforme
1334
con quien me hallo y colma toda mi esperanza;
1335
me basta mi placer, si lo sé limitar
1336
a las fuerzas de aquel que me lo puede dar,
1337
si más tener pudiera, querría aún más.

MEDORO
1338
¿Por qué no os casáis con alguien de vuestra edad?

ANGÉLICA
1339
Mas vos, ¿por qué tan tarde habéis regresado?
1340
¿Y qué impedimento tanto os ha retenido?

MEDORO
1341
Una cierva herida es en parte la causa,
1342
que de en medio del bosque salió a la llanura,
1343
y luego desde el campo volvió de nuevo al bosque
1344
con largas intentonas de hasta cinco o seis veces;
1345
así, tras de mis perros que nunca la dejaron,
1346
tomé por un atajo, cuya ruta apartada
1347
me alejó de la bestia y mis perdidos perros
1348
con mi juicio y mis pasos en uno confundidos;
1349
al final mi alegría tomar me hizo una vía
1350
do el azar me acarreó una nueva captura,
1351
era un cervatillo herido por saetas
1352
con mi errancia acabando, y me ha recompensado;
1353
recuperé entonces con enorme esfuerzo
1354
la ruta conocida que lleva a la llanura,
1355
donde dos campesinos vinieron hacia mí
1356
pálidos, sin aliento, y medio muertos de miedo:
1357
¡Ah! Señor, me dijeron, por favor defendednos
1358
de la crueldad de un monstruo que viene persiguiéndonos,
1359
y lanza en nuestros campos su violento furor
1360
tanto sobre los bueyes como en el labrador,
1361
ya nos ha fulminado a diez o doce animales,
1362
y con el cuerpo de uno mata a los demás,
1363
todo esto me contaban con temblorosa voz
1364
cuando, al ver al monstruo llegaron hasta el bosque;
1365
vi venir hasta mí por el lado del pueblo
1366
a un joven que espumaba de furor y de rabia,
1367
delante del que huían dos o tres desgraciados
1368
pareciendo rogarme que luchara por ellos;
1369
al momento con mano y con el alma firme
1370
le disparo una flecha bastante afilada
1371
para no despuntar contra un cuerpo inerme
1372
que al menos por el hierro al menos por el hierro;
1373
no obstante este flechazo, ni otros tres que siguieron
1374
pudieron impedir su mortal cacería:
1375
atrapa a un pastor que destroza a mi vista,
1376
luego hacia mí volviéndose con mirada furiosa,
1377
un bastón en la izquierda, y en la otra una flecha,
1378
(la misma que en él no hubo abierto brecha)
1379
iba a inmolarme a su brutalidad,
1380
si mi astucia no hubiera previsto mi defensa;
1381
pues al reconocer su fuerza gigantesca,
1382
y que tenía el cuerpo al hierro impenetrable,
1383
tan pronto se acercó le volví la espalda:
1384
mas no por ser muy fuerte, no es menos eficaz,
1385
de inmediato me sigue se me acerca e intimida,
1386
tanto que por correr con más velocidad
1387
no pude hacer más en el riesgo en que estaba
1388
que liberarme del cervatoN
X
Nota del traductor

En el original, Fan>: “Le petit d'une biche. On écrivait autrefois faon. On appelle aussi fan, le petit d'un élephant. Ce mot vient du Latin infans” (Antoine Furetière: Dictionnaire universel, contenant généralement tous les mots français tant vieux que modernes et les termes de toutes les sciences et des arts, 3 tomes, à La Haye et à Rotterdam: chez A. et R. Leers, 1690).

que llevaba;
1389
el pequeño animal fue como una barrera
1390
para este tigre hambriento que se quedó atrás
1391
para poder comérselo todo sangriento y crudo
1392
ante el estupor de mis ojos que lo vieron;
1393
así llegué al bosque, así debo la vida
1394
a este mismo animal a quien se la quité.

BERENICE
1395
¡Oh Dios!

ANGÉLICA
Soñado había que os picaba una sierpe,
1396
y este es el incidente que mi sueño marcaba;
1397
enteraos, sin embargo, que este terrible loco
1398
es el Conde Orlando.

MEDORO
¿Sería eso viable?

ANGÉLICA
1399
Él mismo, y sus iras os deben advertir
1400
que para irnos indemnes es hora de marcharnos.

BERENICE
1401
Señora, tiene el hombro entero ensangrentado.

ANGÉLICA
1402
¡Ah, Medoro!

MEDORO
Calmad vuestra asustada alma,
1403
es cierto que al huir, este ilustre insensato
1404
me ha herido el hombro y con mi propia flecha,
1405
la herida, sin embargo, no es muy peligrosa.

ANGÉLICA
1406
¡Oh funesta jornada, oh caza desgraciada!
1407
¡Ay! ¿Es una desgracia, preciso es sin parar
1408
que moje mis manos en la sangre de mi amante?
1409
Y que de vez en cuando algún raro incidente,
1410
por practicar mi arteN
X
Nota del traductor

Se refiere al arte de curar gracias a las plantas más humildes. Angélica había aprendido medicina y artes mágicas junto al centauro Quirón, vv. 718-722.

, le cause una herida.

BERENICE
1411
Po lo que se deduce el golpe es ligero,
1412
e igual que indoloro, no encerrará peligro,
1413
por lo demás, no debe su sangre asustaros,
1414
gran parte proviene de una pequeña herida.

ANGÉLICA
1415
Es cierto que el acero solo habiendo rozado
1416
hay menos motivos de quejarse y llorar;
1417
mas todavía temblamos del miedo que persiste
1418
de que ocurra a Medoro desgracia más aciaga:
1419
por eso sin demora, quiero a toda costa
1420
bregar desde esta noche en nuestra retiradaN
X
Nota del traductor

Partement: s. m. v. Acheminement d'un lieu à un autre. Le jour de son partement. il est sur son partement. Il est vieux. En parlant de Feux d' artifice, on appelle Fusées de partement, Plusieurs fusées qui partent ensemble (Dictionnaire de L'Académie française, 1ère édition, 1694, T. 2).

;
1421
Medoro es el momento, nos apremia el peligro,
1422
en fin, así será si yo soy la amante.

MEDORO
1423
Sí, lo sois, Señora, y yo estoy dispuesto
1424
a acatar, como esclavo, todo lo que queráis.

ANGÉLICA
1425
Preciso es que os curéis vuestro hombro herido.

BERENICE
1426
Mi marido se acerca con aspecto de prisa,
1427
tiene alguna noticia que quiere que sepamos.

ESCENA IV

BELTRÁN, ANGÉLICA, MEDORO, BERENICE

BELTRÁN
1428
¡Oh Dios! Si supierais lo que acabo de ver:
1429
los vecinos armados de dos o tres aldeas
1430
querían de un colérico detener los estragos,
1431
y ya todo el mundo en buen orden situado
1432
listos para el combate contra este energúmeno,
1433
ya suena la campana y la tropa camina,
1434
cuando un guerrero altivo, en las armas y aspecto
1435
sobre un volador corcel en cuyo lomo monta,
1436
nos para simplemente diciendo estas palabras:
1437
hijos míos, nos expone, vuestro Rey Carlomagno
1438
es el tío de este que destruye el campo,
1439
es el Conde Orlando, cuya mente está huida,
1440
pero que en pocos días le será restituida;
1441
por eso respetad a testa tan venerada,
1442
con toda vuestra fuerza aliviad su desdicha,
1443
y si algún insolente abre algo contra él,
1444
me responderéis todos de la falta del otro.
1445
Dicho eso su GrifoN
X
Nota del traductor

Animal fabuloso, de medio cuerpo arriba águila, y de medio abajo león (RAE).

se eleva a la nube,
1446
y lo lleva en el aire por un camino ignoto;
1447
cada uno de nosotros pasmado por la escena,
1448
tanto como de lo que nos había advertido,
1449
se va, bien a su burgo, o a su alquería,
1450
decidido a evitar al Conde y su furia.

BERENICE
1451
¡Ay! Viendo las armas aún en este prado,
1452
sobre todo al ver que está lleno de sangre,
1453
no hay ninguna duda de que algún miserable
1454
haya muerto a manos de este loco terrible.

BELTRÁN
1455
No, no es de eso de donde viene esta sangre;
1456
esa es otra desgracia que vos desconocéis,
1457
es otro contratiempo más digno de las lágrimas
1458
que provocado haya antes la suerte de las armas,
1459
espero que el relato os ocasione lágrimas.

ANGÉLICA
1460
¡Grandes Dioses, cuán fértil es el día en lágrimas!

BELTRÁN
1461
Vamos a nuestra casa, donde mi mente tímida
1462
de Orlando tema menos la furia homicida.

ANGÉLICA
1463
Hay pues que recoger las armas que hay aquí,
(De inmediato recogen las armas de Orlando)
1464
las reliquias de honor y también de valor,
1465
que es posible cayeran en manos de profanos.

MEDORO
1466
Sí, mejor las llevamos dentro de nuestra choza,
1467
Beltrán por el camino nos contará, si quiere,
1468
el asunto de sangre.

BELTRÁN
Vamos, estoy listo.

ESCENA V

RODOMONTE, ARONTE

ARONTE
1469
Mas, Señor, que yo sepa, con vuestra aquiescencia,
1470
¿de dónde germinó este nuevo ardor?
1471
Purgado el pecho a veces de un veneno amoroso
1472
vos bien aborrecíais al sexo femenino,
1473
difundíais sus faltas, sus fraudes, sus malicias,
1474
todas las hembrasN
X
Nota del traductor

El sustantivo “hembra” aparece con frecuencia en la traducción, en lugar de “mujer”; la explicación es obvia para cualquier traductor de poesía, ya que propicia la sinalefa y acorta el verso; y además, no olvidemos que “hembra” proviene del latín femĭna.

eran para vos Doralices,
1475
en fin, vos concitasteis sobre este sexo odioso
1476
el odio y el desprecio de hombres y de Dioses:
1477
no obstante vuestro genio, por un prodigio extraño
1478
en menos de doce horas se contradice y cambia,
1479
y este pérfido Amor, tan a menudo odiado,
1480
triunfa una vez más sobre vuestro albedrío.

RODOMONTE
1481
Es verdad que soporto con enorme vergüenza
1482
los recientes ardores de un amor tan presto,
1483
y que habiendo jurado nunca a nadie amar,
1484
veo que mi perjurio es contrario a mi bien:
1485
mas desde que yo he visto a la triste y bella Dama
1486
del Hidalgo cristiano cuya trama he cortado,
1487
mientras ella apoyaba y seguía llorando
1488
su desgraciado esposo muriéndose en sus brazos,
1489
desde que los destinos pusieron a mi vista
1490
a esta joven beldad dotada de gran brillo,
1491
Amor, como a mis ojos, me cegó los sentidos,
1492
y mis primeros planes se han desvanecido,
1493
hemos a Doralice y su falta olvidado,
1494
una nueva cadena tiene nuestra alma atada,
1495
y mantener no pude que al viento se perdieran
1496
las promesas que mi odio tan a menudo hiciera.

ARONTE
1497
La bella está muy cerca, y esta noche, quizá,
1498
ella abandonará este albergue rural.

RODOMONTE
1499
Temo eso, caro Aronte, y por esta razón
1500
ve, y levanta mi tienda próxima a su casa,
1501
y que por todos lados la choza extendida
1502
los ojos de mi gente observen su salida,
1503
dedico esta noche a sus justos dolores;
1504
mas mañana que el tiempo secado haya sus lágrimas,
1505
iré a presentarle mi entrañable servicio;
1506
y para no hacer de ella una actual Doralice,
1507
sé que resueltamente la fuerza o la dulzura
1508
sea cual sea el final me hará poseedor de ella.

ARONTE
1509
Así se debe actuar.

RODOMONTE
Aronte, te lo ruego
1510
vete, déjame solo con mi mente vagando,
1511
y haz que en una hora de comer me preparen.

ARONTE
1512
Señor, sus oficiales de descargar acaban
1513
dos cubasN
X
Nota del traductor

Deux poinçons: MÉTROL.”Tonneau qui tient à peu près les deux tiers d'un muid”` (Émile Littré: Dictionnaire de la langue française, Paris: Hachette, 1863-1872; 2e édition revue et augmentée 1873-1877: Il exploitait cent arpents de vignes, qui, dans les années plantureuses, lui donnaient sept à huit cents poinçons de vin (Balzac, E. Grandet, 1834, p. 13). Gaspard, qui amenait souvent un poinçon de blanc ou une feuillette de rouge, connaissait les aîtres (Pourrat, Gaspard, 1930, p. 265). Se trataba de una medida de líquidos, equivalente a entre 180 y 280 litros según las regiones.

del mejor moscatel de la tierra,
1514
que pillaron (afirman) en la pequeña guerraN
X
Nota del traductor

La “petite guerre” consistía en las carreras que hacían entre los soldados del mismo ejército cuando iban “en maraudant”, es decir a robar frutas y verduras en los campos.

,
1515
y al no ser nuestra ley la que nos prohíbe el vino
1516
haré que os quedéis brebaje tan divino.

RODOMONTE
1517
De mi ley no creyendo más que lo que hay que creer,
1518
máxime si se trata de comer y beber,
1519
si es tal como tú dices lo tomaré con creces.

ARONTE
1520
Y Vuestra Majestad hará muy sabiamente.

RODOMONTE
1521
¿Qué quiere este emisario que trae uno de mis hombres?

PAJE DE RODOMONTE
1522
Adiós, vos lo veréis.

EMISARIO
(al paje)
Gracias por la molestia:
(Dirigiéndose a Rodomonte)
1523
en nombre de Agramante, de quien soy mensajero,
1524
le traigo esta carta al bravo Rey de Argel,
1525
con cien besamanos de los jefes del ejército,
1526
donde todos reclaman su pronta concurrencia.

RODOMONTE
1527
¿En nombre de Agramante, decís?

EMISARIO
Sí, mi Señor.

RODOMONTE
1528
Su Majestad realmente me hace un gran honor;
1529
mas el paquete abramos.

EMISARIO
¡Oh! Cielos en su rostro
1530
del rencor de su pecho da claro testimonio,
1531
mi respuesta está escrita en los ojos en que veo
1532
un desprecio orgulloso de los ruegos del Rey.

RODOMONTE
1533
El Monarca africano muestra debilidad
1534
mi socorro implorando en el riesgo que lo urge
1535
después de la violencia y la pública afrenta,
1536
que por su sensatez me hizo sonrojarme;
1537
¿no le recuerda ya que por su injusticia
1538
apoyando cobarde la lid de Doralice,
1539
a favor de un rival que ella a mí prefería,
1540
claramente habiéndose contra mí declarado?
1541
Yo, que solo evité por un salto increíble
1542
la boca del Infierno, esa fosa espantosa,
1543
do diez mil hombres míos dispuestos al asalto
1544
fueron hasta el último por el fuego tragados:
1545
yo que entré en París hasta en las entrañas,
1546
causando tantas lágrimas y tantos funerales,
1547
y la incendié tan bien de un extremo a otro
1548
que la sangre y el fuego corrieron por doquier;
1549
con mano allí que quema, y con otra que abrasa,
1550
hice muy grandes males en la calle más amplia,
1551
que al no encontrar ya nada que se opusiera a mí
1552
extendí mi furor al Palacio del Rey,
1553
do la mortal tormenta de flechas y de tejas,
1554
las pesadas viguetas, ni el aceite hirviendo
1555
pudieron impedir que con pies y con manos,
1556
imitando el arieteN
X
Nota del traductor

Le bélier: los arietes romanos eran un arma eficaz para abatir los muros enemigos.

de griegos y romanos,
1557
gran agujero hiciera en la puerta atacada
1558
por el que contemplaba a la masa desolada,
1559
que viendo mi semblante y miradas ardientes
1560
pensó que yo pasaba adentro con la muerte,
1561
los mozos más osados por miedo se escondieron,
1562
en el lugar cien hembras, prematuras, parieron,
1563
y sin que Carlomagno, a su vez implicado,
1564
acudiese en ayuda de su pueblo asediado,
1565
mi brazo al que la Parca tanta masa ofrecía
1566
hiciera de su Alcázar un cruento cementerio:
1567
después cuando este ingrato que me ha contradicho,
1568
de asediador que era fue asediado él mismo,
1569
tras de la memorable y última salida
1570
que lo mejor deshizo de todo el campamento,
1571
mas no fue Rodomonte, según juicio de todos,
1572
quien para liberarlo dio los golpes más grandes,
1573
y el que devolviéndole las llaves del terreno,
1574
encerró por segunda vez al gran Carlomagno;
1575
sin embargo, es verdad que este indigno Rey
1576
sabiendo el contraste entre el tártaro y yo,
1577
en lugar de culparlo del alto a Doralice,
1578
en vez de devolvérmela con toda probidad,
1579
en lugar de vengarme de un afrenta tan cruel
1580
de nuevo me prohibió el empleo del duelo;
1581
tuve que obedecer, estaba en su ejército
1582
do mi pronta asistencia en vano es reclamada,
1583
guardando desde entonces la fuerza de mi brazo
1584
más bien para golpear que servir a ingratos.

EMISARIO
1585
Así de los cristianos se trocaría en presa.

RODOMONTE
1586
Me instruiré en sus desgracias con enorme alegría.

EMISARIO
1587
Mas las almas altruistas perdonan fácilmente.

RODOMONTE
1588
Mas las almas comunes guardan resentimiento.

EMISARIO
1589
(de rodillas)
Sire, a más de Agramante el campamento os ruega
1590
que olvidéis esta injuria.

RODOMONTE
¡Oh, Cielos, que la olvide!
1591
Olvidaría antes que soy Rodomonte,
1592
y que antes el Céfiro se llevara este monte:
1593
¿qué quiere este pastor tan vencido y pálido?

ESCENA VI

UN PASTOR, ORLANDO, RODOMONTE, EMISARIO

PASTOR
1594
¡Ah, Señor! Daos prisa en obstaculizar
1595
de un furioso el ataque, contra quien nada puede
1596
la fuerza de los hombres.

RODOMONTE
Lo retendré al momento,
1597
y ya que el furor va unido a su locura,
1598
por el descanso público, preciso es que lo ate.

PASTOR
1599
¡Dios mío!, socorredme, helo aquí, se me acerca.

RODOMONTE
1600
Alto, Señor demente, quedaos ahí sin más,
1601
o cien golpes de vara serán vuestro eléboro.

ORLANDO
1602
¿Cómo, a mí dirigiéndote me sigues ultrajando?
1603
Venceré a tu pesar a este amante ridículo.

EMISARIO
1604
Dioses, cual jabalí espumeante de furia
1605
pasa, y con un esfuerzo tan veloz como el rayo
1606
deja al Rey de SarzaN
X
Nota del traductor

Le Roy de Sarce: el rey de Sarza, en Argel, es Rodomonte (o Rodamonte), jefe del ejército sarraceno que asedia a Carlomagno en París. Está enamorado de Doralice, princesa de Granada, pero ella se escapa con su rival Mandricardo. Al no conseguir conquistar a Doralice, trata de seducir Isabel, pero por error la mata. Los remordimientos lo llevan a construir en su memoria un puente, obligando a todo el que lo cruza a homenajear a Isabel. Cuando el "desnudo y loco" Orlando llega al puente, Rodomonte lo echa río abajo. Finalmente Rodomonte aparece en el casamiento de Bradamante y Rugeiro acusándolo de traición al convertirse al cristianismo. Los dos luchan en duelo y Rodamonte muere.

tendido sobre el polvo.

(Rodomonte levantándose)

RODOMONTE
1607
Esto es algo que nunca me había pasado,
1608
mas me ha pillado el bruto talmente de improviso,
1609
y derribado a tierra con hábil molinillo.

EMISARIO
1610
Para halagarlo debo exculpar su caída:
1611
sí, Señor, lo he visto, os habéis resbalado,
1612
y en ello no pensabais cuando os ha empujado.

RODOMONTE
1613
Me sorprendió realmente; mas vamos a mi tienda
1614
donde sin aburriros con una larga espera
1615
responderé veloz a la de Agramante,
1616
mientras que vos tomáis algo que os refresque.

FIN DEL ACTO CUARTO

Acto V

ESCENA PRIMERA

ISABEL, EREMITA

ISABEL
1617
Podéis ver claramente cuál es mi infortunio,
1618
cual es del sarraceno la inoportuna búsqueda,
1619
y juzgad bien también que sus sucios amores
1620
nunca terminarán más que cuando yo muera;
1621
ved que en cualquier lugar tengo gente siguiéndome
1622
que me hurta el medio y la fe en la fuga,
1623
y estoy obligada a un destino tan triste
1624
para salvar mi honor en brazos de la muerte.
1625
Eso es por el momento, mientras me ha perseguido
1626
lo que mi decisión ha siempre retenido,
1627
Y fue por realizar este plan generoso
1628
que quise engañar a este cruel amante,
1629
sentando bien las bases de la sangrienta astucia
1630
de la que por mi alivio, preciso es que lo engañe;
1631
siento sus malos tratos y sus sufridos besos,
1632
padeciendo con ellos las penas del infierno;
1633
como la vanidad hace crédula a un alma
1634
finjo apasionarme del ardor que lo abrasa,
1635
simulo admirar su valor y su fuerza,
1636
aunque uno y la otra hayan causado mi desgracia;
1637
y además prometí a este feroz espíritu
1638
que hoy, si quería, entraría en su lecho.
1639
Así, habiendo loado su esperanza de gozo,
1640
no tiene otra inquietud más que el deleitarse,
1641
y ahogarse en el vino que bebe en abundancia:
1642
lo que de juicio tiene, de razón y cordura,
1643
tanto que en apariencia cuando esté borracho
1644
se irá con la bebida, o bien me perderá.

EREMITA
1645
Creed que en esta lucha es Dios quien os inspira
1646
para conseguir hoy el premio del martirio,
1647
para salvar vuestra honra podéis utilizar
1648
la mano del violento que os la quiere arrancar,
1649
obligando al mismo a quitaros la vida
1650
en lugar de saciar su impúdico deseo;
1651
mil ejemplos famosos, en la Iglesia admitidos,
1652
mientras os fortalecen os permiten seguirlos:
1653
¿qué cantidad de mártires han por la misma causa
1654
creado el mismo efecto y hecho la misma cosa?
1655
Hija mía, acabad este virtuoso plan
1656
ya que el Divino Espíritu lo puso en vuestro seno,
1657
y que desde la muerte de vuestro amante fiel
1658
un voto de pureza, cuya observancia es bella,
1659
cual un don hecho al Cielo que abolir no se puede,
1660
os obliga a morir antes que a él faltar.

ISABEL
1661
De él es que yo espero la fuerza y la constancia
1662
que requiere una acción de tan alta importancia:
1663
mas, Padre mío, iros de este lugar funesto,
1664
por miedo a que el ruin que a ningún Dios teme,
1665
al verme en el puerto por un feliz naufragioN
X
Nota del traductor

Acertada metáfora que explica cómo Isabel espera la muerte como una liberación y una conclusión a sus tormentos.

1666
dirija contra vos sus arrebatos de ira.

EREMITA
1667
Yo quiero con mi ayuda si procede auxiliaros.

ISABEL
1668
No, no tengáis por mí este altruista interés,
1669
aquel que me ha dado este celestial flujo
1670
por su gloria y mi bien completará el resto;
1671
adiós, ya retiraos, aquí llega el tirano.

EREMITA
1672
Adiós pues, ya que en fin así vos lo queréis:
1673
¡Cielos, que tu poder opere maravillas!

ESCENA II

RODOMONTE, ISABEL

RODOMONTE
1674
(hablando a sus oficiales)
Poned a refrescar las últimas botellas,
1675
y otra vez esta noche me monten un banquete
1676
que sea al menos tan grande como el de la mañana.

ISABEL
1677
De engañar acabemos a este Príncipe impío,
1678
cuya alma y juicio están por el vino dormidos,
1679
con su gran turbación hará lo que yo quiero.

RODOMONTE
1680
En fin, no puedo más, de mi ardor bello objeto,
1681
vos con ojos en lágrimas habéis mi alma abrasado.
1682
aunque hubiera resuelto no amar mujer alguna,
1683
me siento tan urgido por el amor y el tiempo
1684
que si de vos non obtengo el bien que yo espero,
1685
si no me mantenéis la palabra otorgada,
1686
hoy se verá brillar mi última jornada.

ISABEL
1687
En mi adversidad encuentro yo la dicha
1688
de verme prisionera con tanta dignidad,
1689
que el Marte de África, Demonio de las armas
1690
con amorosa mano me enjuga las lágrimas:
1691
Señor, os compadezco; pero mi fiel amante
1692
al que vuestro brazo ha puesto un monumento,
1693
hallaría extraño y de muy poca gracia
1694
que al día de morir ocuparais su plaza;
1695
que si por un exceso de generosidad
1696
vos queréis devolverme la plena libertad,
1697
y me hacéis la promesa de dejar en sosiego
1698
a este cuerpo afligido que no puede ampararse,
1699
doy fe de la llegada de Espíritus benignos,
1700
y que os guardo un presente de precio inestimable
1701
por el probado efecto de un secreto admirable
1702
haré que vuestro cuerpo sea al hierro invulnerable.

RODOMONTE
1703
¿Cómo? ¿Gladios ni flechas no me podrán matar,
1704
acaso no os burláis?

ISABEL
La prueba dará fe:
1705
pero tiene el acto dos leyes enojosas,
1706
pues debe repetirse siempre cada tres Lunas,
1707
y que el encantamiento, por muy fuerte que sea,
1708
solo cubra la testa y el tronco por completo,
1709
no es tan protector como era el de Aquiles.

RODOMONTE
1710
No importa, sigue siendo extremamente útil;
1711
pero ¿por qué no fue probado con Zerbino?
1712
¿Es que fue tras su muerte que lo habéis descubierto?
1713
¿O si por vanidad este valor osado
1714
no hubiese combatido con esta preeminencia?

ISABEL
1715
En realidad no es que él no quisiera usarlo,
1716
pero la Religión le hizo rechazarlo,
1717
al creer que nuestro Dios, que odia los hechizos,
1718
lo apoyaría por la fuerza de las armas.

RODOMONTE
1719
Podéis ver, sin embargo, cómo lo ha mantenido.

ISABEL
1720
Nada habléis de un Dios que os es desconocido.

RODOMONTE
1721
Sea débil el que quiera, por mi os aseguro
1722
que para protegerme de la menor herida
1723
el Infierno no tiene azar que yo más quiera
1724
que el respeto del Cielo que podría enojarse.

ISABEL
1725
¡Oh, descarado ateo!

RODOMONTE
Pero que no os preocupe
1726
que vuestra voluntad no encaje con la mía,
1727
si podéis hacerme invulnerable al hierro:
1728
lo juro por el Dios del Cielo y del Infierno
1729
que no usaré violencia ninguna contra vos,
1730
ni os ofenderé con ninguna insolencia,
1731
así pues, me abandono al poder de vuestra ciencia.

ISABEL
1732
Tras esta gran promesa manteneos alejado,
1733
las rodillas colgando y la cabeza vuelta
1734
del lado que la Aurora anuncie la jornada,
1735
yo invocaré por vos y diré lo necesario
1736
para la ejecución de un misterio tan alto,
1737
que sin hierbas ni flores consta de tres palabras
1738
que hasta la menos firme movería los polos,
1739
solo entra en el hechizo un árbol siempre verde,
1740
que por casualidad se descubrió aquí cerca,
1741
que hay que empapar tres veces en agua limpia y clara
1742
con la que es necesario seguir, aún rociándola,
1743
en fin yo sé el hechizo, no faltará de nada,
1744
veréis el efecto, vamos.

RODOMONTE
Bien hechizadme,
1745
me retiro a un lado en esta oscura gruta.

ISABEL
1746
(de rodillas)
¡Oh, dichoso Zerbino, bella alma, cara sombra!
1747
Consígueme del Cielo un coraje tan fuerte
1748
para sufrir por siempre y no desear la muerte,
1749
por este deseo ofrece, si todavía me amas,
1750
nuestros rezos al Dios verdadero que adoro.
(Oración de Isabel)
1751
Tú, a quien el Universo en su rotundidad,
1752
ni el mar en su profundidad,
1753
ni el Cielo en su giro inmenso y extenso
1754
pueden abarcar la gloria y la grandeza,
1755
Dios, por quien los suspiros de una persona casta
1756
tienen raro perfume y de tan buen olor,
1757
recibe los que yo con tanto ardor te ofrezco:
1758
basta, el Divino Espíritu del que estoy inspirada
1759
sin miedo correr me hace a la muerte deseada:
1760
Señor, podéis volver, el hechizo está hecho.

RODOMONTE
1761
(saliendo de la gruta)
Todo hay que prometerle, y no ocultarle nada;
1762
mas me asombra el gran día y el Cielo me parece
1763
bajar muy suavemente y unirse con la Tierra,
1764
todo gira, este prado bajo mis pies se mece.

ISABEL
1765
Es fruto del hechizo que no durará mucho:
(Sentimiento oculto)
1766
el vino lo confunde; no hay que hacer nada más
1767
sino remojaros con este agua limpia y clara;
1768
ya está.

RODOMONTE
¿Y por qué vos os mojáis también?

ISABEL
1769
Porque tengo intención de hechizarme también;
1770
ahora lo que queda es hacer la experiencia
1771
del milagro evidente que ha creado mi ciencia.

RODOMONTE
1772
¿En quién?

ISABEL
En vos.

RODOMONTE
¿En mí? Mi cuerpo es muy sensible
1773
para que aguantar pueda esta arriesgada prueba,
1774
hacédsela a otro.

ISABEL
Me doy por vencida.
1775
Realizaré la prueba en mi propia persona;
1776
no, no temáis nada, empuñad la espada,
1777
golpead con vigor, no tengáis miramientos.

RODOMONTE
1778
No me atrevo.

ISABEL
¿Pensáis que sea cruel conmigo
1779
y quiero recibir una agresión mortal?

RODOMONTE
1780
En verdad, razón tiene, ánimo aguantad
1781
voy a golpearos; temo...

ISABEL
No temáis nada,
1782
empujad a mi voz:
(Él empuja)
¡oh Dios, a Vos os pido,
1783
mi honor salvado habiendo, salvad también mi alma.
1784
Y tú que me has forzado a agenciarme la muerte,
1785
para así prevenir tu impúdico ardor,
1786
acuérdate, si puedes, que Isabel es feliz
1787
de engañar tu lujuria a costa de su vida.

(Ella muere)

RODOMONTE
1788
Creo que está muerta, está muerta en efecto,
1789
¿qué creí, imprudente? Crédulo, ¿qué he hecho?
1790
He perdido mi gloria con total alegría;
1791
¡tú, mi ingenuidad, qué cara te has vendido!
1792
Casto brazo mío, ¿qué crimen has cometido?
1793
¿Y tú culpable Cielo, por qué lo has permitido?
1794
Tan celoso de altares que la raza mortal
1795
habría erigido al primor de Isabel,
1796
querías por la muerte para ti retirarla,
1797
¿por qué no te serviste de otro en vez de mí?
1798
Mas Cielo, mi enemigo, ya no estoy preocupado
1799
por saber el motivo del que procede tu odio,
1800
no podrías evitar el que deje de odiarla
1801
la estirpe de NembrothN
X
Nota del traductor

Les neveux de Nembroth: “NEVEUX, au plurier, se dit de tous les hommes qui viendront aprés nous, de la posterité. Il faudra laisser à nos neveux ce que nos majeurs nous ont laissé” (Antoine Furetière: Dictionnaire universel, contenant généralement tous les mots français tant vieux que modernes et les termes de toutes les sciences et des arts, 3 tomes, à La Haye et à Rotterdam: chez A. et R. Leers, 1690).  Nembroth: también conocido como Mambroth y Naimbroth: Demonio al cual consultaban los magos.

que pensó invadirte:
1802
pero en el recuerdo de este ilustre ataque,
1803
si despiertan tu odio despiertan tu temor
1804
por mí, yo que no soy menos fuerte ni fiero,
1805
ni menos atrevido que fue mi antecesor,
1806
quiero actualizar esta antigua guerra,
1807
del pico de una torre más alto que la suya,
1808
que veinte mil obreros obrando noche y día
1809
me levantarán pronto, por fuerza o por amo;
1810
lo alto me elevará en la Estrellada Bóveda,
1811
me servirá el bajo de vasto Mausoleo
1812
para meter en féretro dos cuerpos piadosos
1813
cuya trama he roto aunque no la amistad;
1814
así, cara belleza, calmaré a tus ManesN
X
Nota del traductor

Los Manes, emparentados con los espíritus, los Lares, los Penates (en la Roma antigua, dioses que protegían el hogar, sobre todo del hambre y del frío), y a veces, confundidos con ellos, eran, en la religión romana, deidades ctónicas (las deidades griegas ctónicas o telúricas eran deidades antiguas que contribuyeron a la formación del Panteón griego; se les denominaba “chthonian” o "telúrico" porque se referían a la tierra, al mundo bajo tierra o en el inframundo, a diferencia de las divinidades celestiales, llamadas "ouranian" o "viento"), a veces consideradas como representaciones de las almas de seres fallecidos. Los Lares y los Penates eran en la civilización romana los dioses encargados de la protección del hogar. Los Lares eran hijos de la Ninfa Lara y son dioses de los lugares, especialmente de las encrucijadas; los Penates eran deidades domésticas, se los vinculaba a energías intermediarias como los ángeles; los Manes eran las almas de los difuntos y se los consideraba energías protectoras de los antepasados a las que se ofrecía leche y flores.

1815
que se ofenden aún por mis besos profanos,
1816
así algunos defectos que Doralice tuvo,
1817
el sagrado recuerdo de tus raras virtudes,
1818
tu espíritu, constancia, y tu muerte honorable,
1819
me harán tu bello sexo para siempre adorable.
1820
¡Dios! Qué este episodio y mi resentimiento
1821
pronto hayan disipado este aturdimiento,
1822
que mi razón turbando por mi embriaguez
1823
consentir me ha dejado en esta salvajada:
1824
¡Oh, maldito licor que brotas de la uva,
1825
con razón prohibido al pueblo sarraceno,
1826
por ti fue que creí, por ti hice yo el resto,
1827
tu eres quien me ha turbado, a ti es a quien detesto:
1828
mas llevemos al toldo, al lado de su amante
1829
a este hermoso cuerpo que aún es adorable.

ESCENA III

ORLANDO, LOS PASTORES

FLORENCIO
1830
(pastor)
No huyo más, me pase lo que deba pasarme,
1831
y haré esta prueba de mi fuerza a la suya.

RAIMUNDO
1832
(segundo pastor)
Florencio perderás, créeme, haz como nosotros.

FLORENCIO
1833
No, habla mal de mí si con estas dos piedras
1834
no paro secamente su mortal cacería.

ARDILAN
1835
(tercer pastor)
Aquí está, ya vuelve, salvémonos huyendo.

ORLANDO
1836
(apareciendo)
¡Qué, villano, no ufano con haberme esperado,
1837
me golpeas de nuevo!

FLORENCIO
¡Oh Dios, estoy perdido!

ORLANDO
1838
(arrojándolo sobre la montaña)
Vete a la región de donde vienen los truenos
1839
y enseña a tus iguales a arrojarme piedras,
1840
a fuerza de buscar, a fuerza de correr,
1841
atraparé a tantos, haré morir a tantos,
1842
que Medoro al final se hallará entre ellos:
(En este momento el SueñoN
X
Nota del traductor

Personificación.

sale de su gruta)
1843
¡mas del húmedo seno de esta oscura gruta
1844
sale un Monstruo emplumado, que con paso inseguro
1845
va otra vez a probar la fuerza de Orlando!
1846
Viene abiertos los brazos, vamos a él de igual modo,
1847
vamos Monstruo, abrázame ¡Dios, su fuerza es intensa!
1848
Por más que me esfuerzo, no se altera nada,
1849
si, no obstante, es preciso que lo haga caer,
1850
con mis propios esfuerzos yo mismo me derrumbo,
1851
siento que desfallezco, me tambaleo, caigo.

(Orlando cae dormido)

ESCENA ÚLTIMA

ASTOLFO, ORLANDO

ASTOLFO
1852
Deja tu Hipogrifo pegado a esta roca,
1853
y ve de tu pariente, echado en estos árboles,
1854
a curar su pasión y su extrema furia,
1855
siguiendo ley del Cielo, que el mismo Cielo aprueba:
1856
¡Dios!, cuán cambiado está del que yo conocía,
1857
cuando de fuerza e ingenio estaba bien dotado,
1858
era de los franceses el Néstor y el Aquiles;
1859
pero esta reflexión para su mal inútil
1860
no debe demorar asuntos más que humanos
1861
del celestial presente que yo tengo en mis manos,
1862
devuélveselo presto, mientras que el descansa,
1863
su primera razón en este cristal aislado,
1864
por miedo a que el Sueño que aquí lo detuvo,
1865
y quien por complacer el mandato de Dios,
1866
tomó para el combate una forma visible,
1867
con frías adormideras ni tú mismo te duermes;
1868
siguiendo la sacra orden que ordenara el Apóstol
1869
precisa por la oreja entonar su espíritu;
1870
hecho esto la Ampolla vacía está, y pronto,
1871
confirmo que se vean los frutos de la cura:
1872
pero del ruido de tu Cuerno alejando al Sueño,
1873
de este cercano arbusto su despertar observa.

ORLANDO
1874
¿Por qué mi mente ahora ya no está inquieta?
1875
¿Y por qué ya mi cuerpo tiene tanto cansancio?
1876
¿Tantos esfuerzos hice, tanto he trabajado?
1877
¿De dónde es esta sangre que unta todo mi cuerpo?
1878
¿Por qué medio, ante todo, sorpresas o hechizos,
1879
con mi evocación, he perdido mis armas?
1880
¿Qué hombre o qué demonio, tras haberme quitado el
1881
hierro que noche y día estaba a mi costado,
1882
me ha dado este bastón con indigno intercambio?
1883
¡Pérdida inestimable, extraña predicción,
1884
extraños infortunios próximos a ocurrir
1885
con los que el Cielo airado se dispone a afligirme!

ASTOLFO
1886
Tenemos que mostrarnos, y ayudarle en su angustia.
1887
No, Conde, cercioraos, vuestro miedo es en vano.

ORLANDO
1888
¿De dónde salir puede la voz que me ha hablado?

ASTOLFO
1889
De alguien que está aquí solo por consolaros,
1890
de vuestro caro Astolfo altruista en vuestros males,
1891
en la suerte más triste y en la más deplorable,
1892
que una persona ilustre haya jamás probado.

ORLANDO
1893
Bien veo en el estado en que me habéis hallado,
1894
una desgracia insólita y llena de ignominia,
1895
por un golpe que ignoro a mi empañada gloria;
1896
he perdido mi espada y mis armas también,
1897
merma que me tendrá aún más preocupado
1898
que traza para mí los funestos presagios
1899
de la ira ardiente de las Potencias Celestiales.

ASTOLFO
1900
Aún seguís sin saber cómo todo ha advenido,
1901
ni siquiera pensado, ni siquiera inferido;
1902
y soy prudente para relataros la historia
1903
de un famoso percance para vuestra vergüenza;
1904
si Dios que nos demanda justo arrepentimiento
1905
no me hubiera encargado que yo os advirtiera,
1906
al haber preferido el amor de una pagana
1907
a la gloria de Francia y de la fe cristiana;
1908
por desprecio al deber habéis descendido
1909
a perder la razón que yo os he devuelto.

ORLANDO
1910
¡Oh, Dios!

ASTOLFO
Entre los bosques y entre las praderas,
1911
los pastores, rebaños, burgos y alquerías,
1912
y el bosque al completo, casi todo desierto,
1913
muestran bien el furor en el que habéis estado,
1914
y de calor las luchas que aún os durarían,
1915
si no hubiese traído el celestial eléboro
1916
que acabo de usar en vuestra curación
1917
reavivando en vos de la razón la llama,
1918
devolviéndoos el juicio que un amor no común
1919
me hizo ir a buscar al Cielo de la LunaN
X
Nota del traductor

“Le Ciel de la Lune” donde Astolfo ha ido a buscar el frasco que contiene el juicio de Orlando, es la cima del monte que él cree que apenas está alejada del “círculo de la Luna”.

,
1920
donde todo (hasta el tiempo que se pierde aquí)
1921
se encuentra desplegado por orden y compás:
1922
en un lugar allí la mano del Apóstol
1923
entre juicios perdidos puesto había el vuestro,
1924
yo cogí este frasco, mejor este tesoro,
1925
do vuestro nombre brilla en gruesas letras de oro,
1926
pronto conoceréis los más grandes prodigios
1927
que jamás asombraran los ojos u oídos;
1928
aprended no obstante que Dios nos pone de nuevo
1929
aptos para marchar contra vuestros rivales,
1930
no teniendo en el alma, ni en la fantasía
1931
las iras del amor ni de las inquietudes.

ORLANDO
1932
¡Qué buen discurso, Cielos, a mi alterado juicio,
1933
y cuán bueno sois si es que me perdonáis!
1934
Sí, los ojos en lágrimas, las rodillas en tierra,
1935
mi pecado, lo admito, digno es del estruendo,
1936
y os debo mucho más por romper mis grilletes,
1937
que de haber acortado los males que he sufrido,
1938
ya que al no seguir a este infiel espíritu,
1939
sin resistencia iré do la virtud me llame.

ASTOLFO
1940
Id, pues, a socorrer al pueblo y los altares
1941
del Dios que os hizo el más fuerte de los mortales,
1942
y por un privilegio por siempre memorable
1943
dotar os ha querido de un cuerpo invulnerable;
1944
vamos ante París con sangre de sarracenos,
1945
que el Sena y ríos próximos crezcan de tanta sangre.

ORLANDO
1946
¡Ay, mi fiel espada perdida indignamente!
1947
¿Que no haría yo si me fueras restituida?
1948
¿Tú, amada Brida de Oro, tan buena y conocida,
1949
qué dueño tienes ahora, y en qué te has convertido?

ASTOLFO
1950
Primo, no debe esta inquietud afligiros
1951
ya que por los sermones del Santo Evangelista
1952
supe que en poco tiempo un célebre combate
(Se trata del combate que Orlando mantuvo contra el Rey Agramante)
1953
os loará a uno y otro con un gran esplendor,
1954
utilizad, no obstante, una espada corriente,
1955
y dejadme el cuidado de encontraros una,
1956
subamos a esta roca de do alzaremos vuelo
1957
en el caballo de Atlas, bueno cual Brida de Oro.

ORLANDO
1958
Adiós odiosa tierra, adiós teatro infame
1959
sobre el que enrojezco de haber representado
1960
un personaje indigno, y tan digno de culpa,
1961
como tú fue testigo de mi cautividad,
1962
como tú fue testigo de la aflicción de mi alma,
1963
se el de mi descanso y de mi libertad.
1964
Mas por vos, caro deudo, ¿qué debo yo hacer,
1965
qué servicios prestados, o qué acción de gracias
1966
me pueden liberar de lo que yo os debo?

ASTOLFO
1967
Lo que he hecho por vos, lo haríais vos por mí
1968
si un día llegara en que por una pagana
1969
un incidente así me alterara el cerebro.

ORLANDO
1970
Bien, igual obraré.

ASTOLFO
Vamos, igual actuando;
1971
saltad vos a la grupa y agarraos de talones,
1972
en cuanto a mí, me subo como si fuera el guía,
1973
que más que vos domino su trote y su brida.

ORLANDO
1974
Sea como gustéis, me pongo en vuestras manos.

(Suben los dos sobre el Hipogrifo)

ASTOLFO
1975
¿Estáis bien sentado?

ORLANDO
Sí.

ASTOLFO
Apretad las rodillas,
1976
entro en un gran camino do las botas más bellas
1977
pueden impunemente burlarse de los lodos,
1978
y si no han cerrado de los aires el tránsito
1979
hoy podremos ver a Carlomagno y sus Pares.

FIN de ORLANDO FURIOSO

BIBLIOGRAFÍA

EDICIONES DE LA OBRA
-Le Orlando Furieux, tragicomedie de Mairet. Paris: Augustin Courbé, 1640.
-Mairet, Jean: Théâtre complet, Tome IV: Le Orlando furieux, L'Athénaïs, La Sidonie. Édition critique sous la direction de Georges Forestier. Textes établis et commentés par Anne Surgers, Marianne Béthery et Hélène Baby. Paris: Honoré Champion, 2019.

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