129
Ya, Don Alonso, sabéis
130
cuán rendido prisionero
131
de la coyuntura de amor,
132
el carro tiré de Venus,
133
tan fácil vitoria suya
134
que no sé cuál fue primero,
135
querer vencer o vencerme,
136
que un tiempo sobró a otro tiempo.
137
Ya sabéis que la disculpa
138
de tan noble rendimiento
139
fue la beldad soberana,
140
fue el soberano sujeto
141
de Doña Leonor Enríquez,
142
hija del noble Don Pedro
143
Enríquez de quien mi padre
144
amigo fue muy estrecho.
145
Este, pues, milagro hermoso;
146
este, pues, prodigio bello
147
es la dicha que conquisto,
148
es la gloria que deseo.
149
No os digo que venturoso
150
amante, ¡ay de mí!, merezco
151
favores suyos, que fuera
152
descortés atrevimiento
153
que los merezco decir;
154
que aunque es verdad que los tengo,
155
tenerlos es una cosa
156
y otra cosa es merecerlos;
157
y así, que los tengo, digo
158
que los merezco, no puedo,
159
que es conseguir lo imposible
160
dicha, y no merecimiento.
161
Con este engaño, llevado
162
en las alas del deseo,
163
lisonjeado de la noche,
164
aplaudido del silencio,
165
festejado de las sombras,
166
a quien más favores debo
167
que al sol, que a la luz, que al día,
168
vivo de saber que muero,
169
hasta que más declarado
170
pueda a rostro descubierto
171
pedirla a su noble padre,
172
de quien no dudo ni temo
173
que me la dé, porque iguales
174
haciendas y nacimientos,
175
no hay que esperar donde amor
176
tiene derechos los conciertos.
177
La causa de no pedirla
178
y casarme desde luego
179
con ella, es (aquí entra ahora
180
la pensión deste contento,
181
el subsidio desta dicha,
182
y el azar de aqueste encuentro)
183
tener Leonor una hermana
184
mayor, y como no es cuerdo
185
discurso querer que case
186
a la segunda primero,
187
no me declaro con él,
188
porque si a pedirle llego
189
alguna de sus dos hijas
190
(que claro está que no tengo
191
de decir a la que adoro)
192
por ser la mayor, es cierto
193
que me ha de dar a Beatriz;
194
y si digo que no quiero
195
sino a Leonor, es hacer
196
sospechoso mi deseo,
197
dispertando la malicia
198
que hoy yace en profundo sueño,
199
y quizá perder la entrada
200
que ahora en su casa tengo,
201
si no es ya que está perdida
202
con el más triste suceso
203
de amor, que me paso anoche...
204
Pues la pena con que vengo
205
buscándoos... Oídme, que aquí
206
os he menester atento.
207
Beatriz, de Leonor hermana,
208
es el más raro sujeto
209
que vio Madrid, porque en él,
210
siendo bellísima, y siendo
211
entendida, están echados
212
a perder, por los extremos
213
de una extraña condición,
214
belleza y entendimiento.
215
Es Doña Beatriz tan vana
216
de su persona, que creo
217
que jamás a ningún hombre
218
miró a la cara, teniendo
219
por cierto que allí no hay más
220
de verle a ella y caerse muerto.
221
De su ingenio es tan amante,
222
que por galantear su ingenio,
223
estudio latinidad
224
y hizo castellanos versos.
225
Tan afectada en vestirse
226
que en todos los usos nuevos
227
entra, y de ninguno sale.
228
Cada día por lo menos
229
se riza dos o tres veces,
230
y ninguna a su contento.
231
Los melindres de Belisa,
232
que fingió con tanto acierto
233
Lope de Vega, con ella
234
son melindres muy pequeños;
235
y con ser tan enfadosa
236
en estas cosas, no es esto
237
lo peor, sino el hablar
238
con tan estudiado afecto
239
que, crítica impertinente,
240
varios poetas leyendo,
241
no habla palabra jamás
242
sin frases y sin rodeos,
243
tanto que ninguno puede
244
entenderla sin comento.
245
La lisonja y el aplauso
246
que la dan algunos necios,
247
tan soberbia, tan ufana
248
la tienen, que en un desprecio
249
de la deidad del amor
250
comunera es de su imperio.
251
Esta tema a todas horas,
252
este enfado a todos tiempos,
253
aborrecible la hacen
254
tanto, que no hay dos opuestos
255
tan contrarios como son
256
las dos hermanas, haciendo
257
por instantes el estrado
258
la campaña de su duelo.
259
Ha dado, pues (yo no sé
260
si es necia envidia o si celo)
261
en asistir a Leonor
262
de suerte que no hay momento
263
que no ande en alcance suyo,
264
sus acciones inquiriendo
265
tanto que al sol de sus ojos
266
es la sombra de su cuerpo.
267
Anoche, pues, en su calle
268
entre embozado y secreto,
269
y haciendo al balcón la seña,
270
donde hablar con Leonor suelo,
271
la ventana abrió Leonor,
272
y yo a la ocasión atento
273
llegué a hablarla; pero apenas
274
la voz explicó el concepto
275
que estudiado y no sabido
276
no me cabía en el pecho,
277
cuando tras ella Beatriz
278
salió, y con notable estruendo
279
la quitó de la ventana,
280
dos mil locuras diciendo,
281
que si yo entendí el estilo
282
con que las dijo, sospecho
283
que fueron que ella a su padre
284
diría el atrevimiento.
285
No sé si me conoció,
286
y así, cuidadoso temo
287
el saber o no saber
288
en qué ha parado el suceso
289
por cuya causa no voy
290
a visitarla, temiendo
291
su enojo; pero tampoco
292
a dejar de ir me resuelvo,
293
porque si acaso ha llegado
294
a su noticia mi intento,
295
la vida del dueño mío
296
no dudo que corra riesgo;
297
y así, porque en ir o estarme
298
hay peligro, elijo un medio
299
que es enviar este papel
300
disimulado y secreto,
301
que aun no va de letra mía,
302
para cuyo efecto quiero
303
a Moscatel que le lleve
304
valiéndose de su ingenio
305
y se le dé a Inés, criada
306
de Leonor, porque no siendo
307
conocido por criado
308
mío, no hay que tener miedo.
309
Y así, que le deis licencia,
310
Don Alonso, es lo que os ruego,
311
y que conmigo en la calle
312
os halléis, porque si llego
313
a saber que está Leonor
314
en peligro, estoy resuelto
315
a sacarla de su casa
316
aunque todo el mundo entero
317
lo estorbe; y para esta acción
318
he elegido el valor vuestro.
319
Mi amigo sois, Don Alonso,
320
y bien conocido tengo
321
que las burlas del buen gusto
322
son las veras del acero.