ESCENA PRIMERA
(Entra EL OBISPO GORDO.)
obispo gordo
241Sé que mi pluma le saca la sangre a la Casa Negra. En cuanto sale un libro mío sangra
su causa. Ya han perdido buena parte de su reputación desde que me pasé a este lado.
Hinco la pluma y dejo la herida abierta a mi paso. Pero, y mientras, ¿cuándo llega
el encumbramiento que tanto espero? Desearía algún cargo redondo, alguna dignidad
corpulenta que comporte amplitud y envergadura en su concesión. Estoy convencido de
que, si se le pusiera a prueba, este cuerpo llenaría el más grande sillón eclesial.
Ser nombrado regente de un hospital o rector de esos caballeros pobres portadores
de insignias no es sino una especie de honor enfermo y decrépito. En todo el Reino
Blanco no hay más que dos prebendas perezosas e indigentes y las dos las tengo yo.
Se me empieza a empachar el espíritu por falta de otros títulos.
(Entra EL CABALLERO NEGRO.)
caballero negro
242(Aparte.) ¡Ah! Ahí anda su corpulenta santidad. Vamos con la artimaña que le hundirá para toda
la eternidad, ni más ni menos, y dejará seriamente ahorcado en el infierno al que
me gastó la broma de la soga.
obispo gordo
243(Aparte.) ¡El Caballero Negro! Tendré que jugar con cuidado.
caballero negro
244Traigo amistosos saludos para vuestra reverenda virtud de parte del Cardenal Paulo,
vuestro más eximio pariente.
(Le entrega una carta.)
obispo gordo
245¿Nuestro eximio pariente? Los aceptamos. Os ruego que permanezcáis en vuestro bando
guardando la distancia. Debo ser precavido con mi episcopal persona. Conozco demasiado
bien el movimiento del Caballero. Si salta por encima de mí, ¿dónde iré a parar?
caballero negro
246(Aparte.) Allí donde vas a estar muy pronto si no fallan mis artes.
obispo gordo
247
(Lee.) “Muy reverendo y noble” —esto va por nos—, “que, aunque emparentado por la sangre,
os habéis enajenado nuestro afecto, sabed que vuestro desabrido apartamiento de la
causa madre es al presente la única causa de vuestra desgracia. Mi actual elección
para la dignidad papal os habría puesto en situación óptima para acceder a mi sede vacante,” —¿de veras?— “lo que, a mi muerte, os habría dejado a un paso de la supremacía.”
Leyendo esta carta se me sube a la cara toda la sangre del cuerpo.
caballero negro
248(Aparte.) La píldora le está haciendo efecto.
obispo gordo
249
(Lee.) “Pensáoslo seriamente. Aún no es demasiado tarde, si reconocéis sumisamente vuestra
desobediencia, para que seáis recibido con amor en el seno fraternal del cónclave.”
– (Aparte.) Ésa era la poltrona a la que siempre aspiré. Voy a hacer en seguida una hoguera con
mis libros. Todos los que quedan contra ese bando los sacrificaré. Enfardaré mis bienes
y mi vajilla de plata y por la noche me escabulliré por el portillo que da al río.
Entonces, a redactar otra retractación y a inventar unos cuantos libros mordaces contra
la Casa Blanca y estaré en el otro bando tan firme como antes, tan gordo y tan próspero...
– ¡Caballero Negro! Podéis esperar un milagro para dentro de poco. Pronto me veréis
como uno más de la Casa Negra.
caballero negro
250Vuestra santidad es favorable al mensajero. Demasiado bueno para ser cierto. Habéis
dicho lo que debe ser si la natural compunción os ha afectado verdaderamente. ¡Oh!
Le habéis sacado la sangre, sangre de vida, sangre de honor, a vuestro corazón más
querido, al corazón de vuestra madre primigenia. Vuestras acerbas invectivas las ha
sentido como puntas de lanza en su tierno costado. Las crueles heridas que hace un
hijo, especialmente un hijo reverendo, se enconan diez veces más que las del adversario.
Creedme, señor. Vuestra reverenda rebeldía asestó el golpe más temible al amor que
haya sufrido nuestra causa y conmocionó a las mismas estatuas, las tumbas y las cenizas
de los santos durmientes.
obispo gordo
251No sigáis o me derretiré aquí mismo y tendréis ante vos a un obispo gordo en jarabe
triste. Baste con que sea de los vuestros cuando ellos menos lo sospechen. Me atraen
el pasto de la ambición, el mando y las riquezas. El poder es para mí como un puñado
de heno que me lleva de un lado para otro en el ancho campo del mundo.
(Sale.)
caballero negro
252¡Vaya panza la suya! ¡Como para prodigarle nuestra confianza! Como una capilla cimentada
sobre una ciénaga. Ahora ya puedo contarle entre mis jugadas menores sin desdoro de
ellas. Pero permitidme solazar mis designios con el recuerdo de otros, todos ellos
magníficos, y así podré albergar esperanzas en la realización de los proyectos, cuyo
curso por fuerza será incierto hasta que la magna obra, a la que llaman posesión del
mundo, sea nuestra. ¿No fui yo quien consiguió del Reino Blanco una valiosa salvaguardia
para proteger nuestras costas del pirata infiel, so pretexto de expedición más necesaria?
¿Quién hizo que se abrieran sin milagro alguno las puertas de las cárceles y salieran
de ellas las langostas, esas peligrosas moscas que tienen la facultad de agostar las
mieses con sólo tocarlas? Los graneros heréticos lo sienten todavía. Y ahora que se
han metido en los cultivos se pegan tanto a las espigas convertidas que no se los
sacudirá ni la tormenta más violenta que pueda desencadenar la autoridad. Tienen sus
guaridas en lechos de damas; allí hay marismas y arboledas seguras. Y si son rastreados
y hallados le untan la mano al persevante más insobornable. ¿Quién tuvo la idea de
ponerles bozal a esos lenguaces labradores de la época? ¿Quién hizo sufrir, con esa
política represiva, a retratos que ya estaban bien mudos? Mi liviano bazo brinca y
me agita las costillas de pensarlo. Mientras nuestros planes no estaban sometidos
a otra censura que la del pensamiento, en el más afortunado rincón del mundo investigaban
un silbo o un susurro. La corte ha tenido agarrada a la ciudad por los cuernos mientras
yo la ordeñaba. Además, no me han faltado buenas dádivas de damas provinciales por
los beneficios facilitados ni de otras que se han quedado esperando ciertos encumbramientos,
ciertas dignidades quiméricas. Sólo debería vivir para este mel aerium, este maná de gozos.
(Entra su PEÓN.)
¡Mi Peón! ¿Qué ocurre? ¿Qué noticias hay?
peón del caballero negro
253No esperéis de mí ninguna agradable, señor. Sólo traigo tristeza.
caballero negro
254Tu conciencia tiene últimamente las pezuñas muy blandas y todos los clavos le pinchan.
peón del caballero negro
255Lo que voy a contaros os pinchará seguramente la vuestra si hay carne en una vara
de ella.
caballero negro
256¿La mía? Para llegar a mi carne el estrago tendrá que valerse de un clavo bien largo
y meterlo con más fuerza de la que usa cualquier Maquiavelo engordado por reinos intrigantes.
Te lo ruego, remordimiento aguijoneado, quítale el vendaje a esa dolorosa herida.
peón del caballero negro
257Señor, han descubierto vuestra intriga.
caballero negro
258¿Cuál de las veinte mil novecientas ochenta y cinco? ¿Eh?
peón del caballero negro
259¡Santo cielo! ¿Tantas? ¿Cómo es que los campesinos pobres no tienen más que un mal
prado para su vaca y, sin embargo, andan en pleitos por ello? Seguramente no las conoceréis
a todas por su nombre, señor.
caballero negro
260Pues sí, aunque se triplicara su número. ¿Has visto el globo que tengo en la mesa
de mi gabinete?
peón del caballero negro
261¿Una cosa llena de países y palabras difíciles?
caballero negro
262Cierto, con trazos tropicales y oblicuos.
peón del caballero negro
263Apenas sé leer; me crie en la ceguera.
caballero negro
264Pues si me abrieran el cráneo mi cerebro se asemejaría a un globo.
peón del caballero negro
265¿A un globo de países?
caballero negro
266Sí, y algunos maestros de la política con vista de lince se acercarían a buscar mis
maquinaciones y los ambientes sobre los que se ciernen. Se quedarían pasmados.
peón del caballero negro
267No me cabe duda, señor.
caballero negro
268Verían que se apiñan en algunas naciones y tendrían que ponerse antiparras. Pero volviendo
contigo... ¿Qué intriga me han descubierto?
peón del caballero negro
269Vuestra última criatura, señor, engendrada entre el Obispo Negro y vos mismo. Lo de
las cartas antedatadas del jesuita.
caballero negro
270¿Cómo la han descubierto?
peón del caballero negro
271A lo que parece, los planes del Caballero Blanco han aventajado a los vuestros, asistido
por el consejo de su Duque. El Peón del Obispo Blanco emprendió la jornada y, según
dicen, salió disparado como una flecha. Yo le dejé listo y ligero para el negocio.
caballero negro
272Un Peón indecente que se ha quitado de en medio. Bastantes hay en todos lados.
(Entra EL OBISPO NEGRO y las dos Casas.)
obispo negro
273¿Así que ya estáis enterado?
caballero negro
274El asombro ya lo dejé atrás, pero algunos caerán por ello.
caballero blanco
275Liberad a esa virtuosa figura de todos sus agravios. Que comparezca con honra ante
su malvado adversario.
(Sale un PEÓN BLANCO.)
caballero negro
276¡Excelente!
rey blanco
277¡Noble y casto Caballero! El príncipe más grande de la tierra puede tener sin estorbo
la excelencia de su valor comprendida en un título de tal pureza. La virtud registrará
esta noble liberación en el libro blanco de la defensa de las vírgenes, en que la
excelsa fama de todos los caballeros defensores está consagrada a la memoria imperecedera.
Y hacemos partícipe de ese honor a este digno Duque, cerebro de la empresa, que siempre
contará con nuestro respeto.
duque blanco
278Serenísimo Rey, entronizado con todas las virtudes de la realeza: toda buena obra
devuelve su premio al corazón de su autor, pero que os declaréis y seáis a la vez
Rey munífico e íntegro añade gloria a la recompensa.
rey blanco
279Tus méritos, celo y lealtad, lo exigen. Muéstrate, belleza de verdad e inocencia,
la mejor joya de la paciencia; tú, cuyos padecimientos aspiran a la gloria.
(Entra EL PEÓN BLANCO con EL PEÓN DE LA REINA BLANCA.)
caballero negro
280(Aparte.) Me haré el sordo... – ¿Qué hace ésta aquí? ¿Cómo se atreve a aparecer impune en esta asamblea, con las
mejillas tan frescas como su falsedad, en las que la coerción no ha dejado la pálida
huella de su zozobra? – (Aparte.) Dejadme hacer. El pecado debe ser audaz; es la única virtud que le adorna.
caballero blanco
281¿Qué es esto?
rey blanco
282¡Estoy asombrado!
peón de la reina blanca
283Dios me asista o volverán a encerrarme.
caballero negro
284(Aparte.) Al menos los he confundido y, además, he dispersado esa seguridad en su inocencia,
a semejanza de los brulotes que disgregaron a la flota en el ochenta y ocho. Vamos
con ello; la desvergüenza es patrimonio del estrago... – ¿Esto es justicia? ¿No se endereza la dignidad agraviada con más rigor? Siempre
tuve por justo al monarca que, como la ecuánime divinidad, se guía más por los hechos
que por las formas en que se envuelven.
rey blanco
285Ese Caballero Negro nunca se da por enterado. Sería una proeza hacerle ver que obra
torcidamente cuando en su lúcido entendimiento sabe que no hace otra cosa. Mostradle
la prueba, confirmada por hombres rectos, de que ese inmundo profanador no llegó hasta
esta mañana al lugar desde el que fechaba sus cartas falsificadas en diez días antes.
caballero negro
286¡Cómo! ¿No puede ser que la corrupción se oculte en ello por alguna connivencia, como
nos habéis dado a entender en vuestra confianza tan precipitada?
duque blanco
287Juro que ese Caballero enseñará a mentir al mismísimo diablo.
caballero blanco
288Si la prudencia del pecado sólo llegase a la mitad de su desvergüenza ella no tendría
que buscar otro abogado.
(Entra EL PEÓN DE LA REINA NEGRA.)
peón de la reina negra
289(Aparte.) Y ahora la perfidia hablará con lengua de ángel. Puesto que ya está fuera yo volveré
a meterlo todo dentro milagrosamente... – ¿Dónde está la castidad agraviada, la bondad cuyo precio no puede igualar ninguna
moneda perecedera? ¿Dónde, esta roca de virtud constante e invencible, que restó furia
al temporal del pecado?
reina negra
290¡Cómo! ¿Se ha vuelto loca?
caballero negro
291yo diría más bien que el redoble de este tambor anuncia alguna bellaquería magistral.
peón de la reina negra
292Dejad que me postre con reverencia ante este bendito altar.
reina negra
293Esto es una locura.
caballero negro
294Entonces atended al desenlace. Yo siempre apoyo la bellaquería y no voy a cambiar
de bando.
peón de la reina negra
295Me reprenderán por esto, pero no me importa lo que piense de mí la Casa Negra.
reina negra
296¿Qué decís ahora?
caballero negro
297Mi ánimo no ha variado.
peón de la reina negra
298Por mucho que me censuren yo honro a la santidad. Ése es mi fin y no aspiro a ningún
otro. Yo vi a esta gloriosa y valerosa virtud librar la más noble batalla contra el
demonio.
caballero negro
299Y si los dos Obispos hubieran estado allí de ayudantes habría sido un duelo total.
rey blanco
300Así que estabas enterada de la violencia que se fraguaba.
peón de la reina negra
301Es una verdad que me complace confirmar. Yo hice de agente, señor, del lado de la
virtud y fui quien provocó aquel alboroto que frustró el atentado y la dejó en libertad.
peón de la reina blanca
302Señor, la historia que acaba de contar no puede ser más verdadera. Mi vida y mi honra
están íntimamente vinculadas a su bondad y veracidad.
rey blanco
303¿Sigue pareciéndoos más claro que el agua?
caballero negro
304¡Pardiez! ¡Yo lo creí mucho antes de que se hiciera!
rey negro
305¡Degenerada!
obispo negro
307¡Y pérfida!
duque negro
308¡Y traidora!
peón de la reina negra
309¡Cómo! ¿Habéis perdido todos el juicio?
caballero negro
310Yo, no. Recordadlo, Peón.
peón de la reina negra
311Que la más temible esterilidad se cierna sobre mis deseos y mis esperanzas si mi compasión
no acarrea su ruina, si no fue una trampa para su más segura perdición.
caballero negro
312¿A que he ganado? ¿No decía yo que todo era intriga y maquinación? He estado oliendo
la maniobra todo el rato aunque el manjar estuviera tapado. Estoy tan acostumbrado...
rey negro
313¡Cómo me gustaría echarle mano a esa Reina!
caballero negro
314Estáis demasiado ardiente, señor. Si la capturásemos la partida sería nuestra en seguida.
A quien yo apunto es a ese Caballero Blanco. Atrapadlo a él y el Duque caerá también.
obispo negro
315¡Ojalá estuviera en mi diócesis ese Obispo! ¡Qué pronto le mudaría su blancura!
caballero negro
316Señor, podría capturaros un Peón; sé por dónde va mi juego.
rey negro
317Hacedlo ya. En este juego no hay que dejar escapar la menor ventaja.
caballero negro
318
(Apresa al PEÓN DEL REY BLANCO.) Peón, eres nuestro.
caballero blanco
319Lo han capturado por su abandono, por su obstinada negligencia. Proteged a las santas
personas. Cuidado con nuestro Obispo Blanco, que ese Peón protegió a él y a la Reina
en el tercer puesto.
caballero negro
320¡Mirad en qué fiel servidor depositáis vuestra confianza! A este Peón le hice nuestro
corrompiéndolo en cuanto el honor a él conferido le hizo vuestro. Su blancura no es
más que la lepra de la más pura simulación. Vedle ahora: su corazón y sus propósitos
son de nuestro mismo color.
(Despojado de su vestido exterior, aparece negro por debajo.)
caballero blanco
321¡Peligrosísimo hipócrita!
reina blanca
322¡Vuelto contra nosotros!
duque blanco
323¡Su lealtad del color del adversario!
rey blanco
324Así que mi bondad, clemencia, amor y gracioso favor te elevaron desde tu condición
de menestral común, te hurtaron a los mudables azares de la fortuna y a sus más veleidosos
reveses y te injertaron en una rama honorable, y ahora la podredumbre de tu corrupción
te arroja desde lo alto, como un fruto harto madurado por los rayos del favor. Tu
carga sea tu recompensa; me he olvidado de ti. Estimo en tanto una vida íntegra que
si hallara falsedad o delito manifiesto aun en los más favorecidos por nuestra gracia,
me los arrancaría del corazón.
obispo blanco
325Ha hablado como representante del cielo.
rey blanco
326Vuestro es; nosotros podemos prescindir de él. Su vergüenza alertará a los demás en
su juego.
caballero negro
327Juguéis como juguéis, os emularemos y hasta os daremos jaque mate.
obispo gordo
328¿Por qué os asombráis tanto por uno que sólo es medio negro? A lo mejor tiene remedio.
¿Cómo se asombrará entonces esta Casa si doy un paso al frente y le muestro uno entero,
le revelo uno que es negro del todo y que ya no tiene remedio?
rey blanco
329Entonces tu corazón confirmará tus escritos. Anhelo esa revelación.
obispo gordo
330Pues no sigáis buscando. Sea toda la Casa testigo. Yo soy ese hombre y me paso libremente
a la Casa Negra. Ahora soy de este bando.
caballero blanco
331¡No hay monstruo que le iguale!
rey blanco
332Esta noble obra es vuestra, Caballero.
caballero negro
333(Aparte.) Y ahora, a ahorcarle.
obispo gordo
334Las primeras noticias que tendréis serán libros míos contra vuestra Casa impresos
en Douai, Bruselas o Spalato.
rey blanco
335¡Que le confisquen sus bienes!
obispo gordo
336¡Vaya! Anoche se los llevaron en barca a casa de un sastre amigo de la causa negra.
caballero blanco
337¡Qué hipócrita tan precavido!
duque blanco
338¡Renegado calculador!
(Salen, del lado de la Casa Blanca, EL REY, LA REINA, EL OBISPO, EL CABALLERO y EL
DUQUE.)
obispo gordo
339Sí, seguid atacando. Ya os alcanzaré yo con mis escritos cuando me haya ido.
caballero negro
340Aduladle con honores hasta que le encomendemos algún servicio peligroso y entonces
le quemaremos.
rey negro
341Esto sí que ha sido inesperado.
duque negro
342¡Cuánto nos alegramos de veros!
obispo gordo
343Ahora os daré a conocer la Casa Blanca.
duque negro
344¡De veras! Eso os reconciliará y elevará.
(Salen, del lado de la Casa Negra, EL REY, LA REINA, EL OBISPO, EL DUQUE y EL OBISPO
GORDO.)
peón del rey blanco
345Caballero, mi encumbramiento está ahora en vuestras manos.
caballero negro
346¡Ah! ¿El báculo, el fuerte báculo que sostiene y el capelo a la medida de la testa
culpable? Adonde te toca ir es al saco, que está vacío. Peón perdido no puede ser
revivido.
peón del rey blanco
347¡Cómo!
caballero negro
348No haya réplicas, que ya me conocéis. Seguramente tendréis compañía bien pronto.
(Mete en el saco al PEÓN DEL REY BLANCO.) El saco es bastante grande; cabremos todos.
(Salen EL CABALLERO NEGRO y EL PEÓN DEL CABALLERO NEGRO.)
peón de la reina blanca
349¡Te lo suplico, sé de los nuestros! Deja que mi amor te gane. Hoy has obrado con lealtad
y ayer prestaste a mi honra un noble servicio. El mejor Peón de nuestra Casa no podría
superarlo.
peón de la reina negra
350Mi compasión se encendió de fervor, sobre todo cuando preví vuestro matrimonio. Fue
entonces cuando se inflamó.
peón de la reina blanca
351¡Cómo! ¿Matrimonio?
peón de la reina negra
352Aquel acto corruptor habría malogrado vuestra dicha. ¡Una violación! ¡Dios bendito!
peón de la reina blanca
353¡Estás hablando de matrimonio!
peón de la reina negra
354Sí, sí. Os casaréis. He visto al hombre.
peón de la reina blanca
355¡Al hombre!
peón de la reina negra
356Un apuesto caballero, un caballero de pies a cabeza. Lo diréis vos misma cuando le
veáis. Heredero de tres capelos, sin contar las esperanzas que ofrece la Casa Negra.
peón de la reina blanca
357Sin duda os equivocáis con lo de este hombre. He prometido vida célibe a todos mis
sentimientos.
peón de la reina negra
358Prometamos lo que prometamos, vos, yo o todos nosotros, hay un destino que rige y
nos gobierna.
peón de la reina blanca
359¿Y cómo es que visteis o supisteis de este misterio?
peón de la reina negra
360Un espejo mágico que le compré a una egiptana, cuyo cristal tiene poderes adivinatorios,
me mostró al hombre. Vuestro nombre le trae siempre que lo uso y nunca me canso de
mirarle. Su persona y sus ademanes son tan gratos...
peón de la reina blanca
361¡Es prodigioso! Las facultades del alma siguen siendo las mismas y no me siento llevada
por ese camino.
peón de la reina negra
362No siempre sentimos la fe que nos mueve ni vemos nuestro crecimiento y, sin embargo,
ambos apuntan hacia arriba.
peón de la reina blanca
363Decís bien. Pero, ¿puedo verle yo también?
peón de la reina negra
364Claro que podéis, sin duda ni temor, si seguís la regla en la que yo fui instruida:
sin volver la vista atrás ni interrogar al espectro.
peón de la reina blanca
365No es ardua la regla. Confiad en mí. ¿Me dejaréis? Anhelo ver a ese hombre.
peón de la reina negra
366Seguidme, os lo ruego, y seréis aliviada.
(Salen.)