Jean Mairet, La Sylvie

La Silvia





Texto utilizado para esta edición digital:
Mairet, Jean. La Silvia. [La Sylvie.] Traducción de Ángeles García Calderón y Miguel Ángel García Peinado, para la Biblioteca Digital EMOTHE. Valencia: ARTELOPE / EMOTHE Universitat de València, 2021.
Codificación del texto digital para EMOTHE:
  • Bodía García, Alba

LA SILVIA DEL SEÑOR MAIRET

Tragicomedia pastoral.

Dedicada a Monseñor de Montmorency.

Paris: François Targa. 1630


A MONSEÑOR DE MONTMORENCY

DUQUE, PAR, Y GRAN ALMIRANTE DE FRANCE, etc.
MONSEÑOR,
Si no tuviera el honor de perteneceros, como os pertenezco, y que la ofrenda que os hice de mi persona desde el día que mi cariño y mi alegría me vincularon a vuestro servicio, no habría renunciado a la libertad de disponer de mis acciones; no conozco a ningún Señor en Francia a quien con más justicia que a vos pueda yo presentar, como lo hago, los primeros frutos de mi estudio. Si estuviera seguro de su bondad, no tendría duda alguna de que os complacería, y no importunaría a vuestra grandeza rogándole que las recibiera, por la facilidad que habéis tenido siempre en practicar las buenas acciones, lo cual es una marca infalible de vuestra inclinación por amarlas. Me atreveré a decir, MONSEÑOR, sin intención alguna de halagaros, que vos sois quizás el único de vuestra condición en quien se aprecia hoy en día más perfecciones y menos defectos, y de quien la gente honesta ha tenido siempre más motivos para alabar. Dejo de lado las acciones de coraje, que solo se pueden ensalzar mejor comparándolas con las de vuestros antepasados. ¿Dónde encontraremos a un Señor después de vos, que en plena corrupción del siglo haya conservado el amor por la buena literatura hasta el punto de concederles pensiones a costa de buena parte de sus rentas? Toda Francia es testigo de lo que habéis hecho por una de sus mejores mentes, a quien vuestra única protección dio lugar a probar su inocencia. Le faltó a él la vida más que la gratitud: y estoy seguro de que la pena más grande que aún tiene en la tumba es la de no haber dejado en sus escritos nada que frene la calumnia
de aquellos que querrían acusarlo de ingratitud hacia vos. En cuanto a mí, que venero absolutamente su memoria, antes que soportar que se lo eclipse con una mancha tan negra, uniré su interés con el mío y me esforzaré con todas mis facultades en saldar una deuda común, que la muerte no le permitió a él pagaros. Sin embargo, recibid, os lo ruego, estas primicias de mi juventud: es todo lo que puedo compensar hoy a Vuestra Grandeza, como reconocimiento a tantas gracias como he recibido de ella, desde hace dos años que tengo el honor ser,
MONSEÑOR,
Vuestro muy humilde, obediente, y reconocido servidor,
MAIRET




ARGUMENTO DE LA SILVIA

Florestán, príncipe de Candía (Creta) se enamora de la princesa Melifila después de ver su retrato en una tablilla que Tirsis, caballero errante, había traído. Se embarca secretamente con la intención de ir a buscarla a Sicilia, donde Thélame, hermano de la Princesa Melifila, se viste todos los días con ropas de pastor para vivir más libremente con la pastora Silvia, cuya mente lo maravilla tanto como su belleza. Ella está contrariada por los atosigamientos de Fileno, quien al ver que sus largos servicios nunca la complacerán mientras que esté enamorada de este príncipe, tras advertir a su padre, el viejo Damón, que la reprende, se sirve del engaño de un mosquito para hacer creer a Silvia que Thélame la traiciona; para llevar a cabo su ardid recurre a la simplicidad de Dorisa, pastora que lo amaba tanto como él la despreciaba. Sin embargo, el Rey de Sicilia, informado de los amores de su hijo, decide casarlo con la Infanta de Chipre: le propone este matrimonio al joven Príncipe, y se lo transmite por medio de Timaphère, hombre persuasivo y capitán de su guardia, quien no obstante, no logra convencerlo. El Rey, enterado de que la aversión que su hijo tenía por el matrimonio era a causa de la pasión que tenía por Silvia, decide que la maten; su Canciller le expone las desgracias que podrían derivarse de este crimen, cambiando el Rey finalmente su plan y castigando a los dos enamorados con un encantamiento. Algún tiempo después, Florestán llega a Sicilia por un naufragio, y por Fileno y Dorisa se entera de la intriga; dado que el Rey, arrepentido de su crueldad, había prometido solemnamente a su hija en matrimonio a cualquiera que resolviera el encantamiento, que solo podía ser roto por un caballero extremadamente valiente, intenta la aventura, expulsa a los demonios, rompe el espejo encantado y libera a los dos enamorados, que se casan por mandato del Oráculo, con el consentimiento del Rey; Florestán se casa con Melifila; Fileno, sin esperanzas de poseer a Silvia, reconoce la fidelidad de su Dorisa, tomándola en matrimonio.


ADVERTENCIA PARA EL LECTOR

Amigo lector, encontrarás dos clases de errores en este libro, que la curiosidad de mis amigos revela a mi pesar, no habiendo tenido nunca la intención de hacer pública mi ignorancia: unas son del impresor y las otras se deben a mí; estas últimas las someto, de buen grado, a tu censura; las otras te ruego las perdones, remitiendo el castigo a una edición posterior.



AL SEÑOR MAIRET


Mairet, esta preciosa Silvia
que tanto apreció el teatro,
te dará aún ya muerto
el bien de vida eterna.
L.T.N.


PERSONAJES

SILVIA, pastora
THÉLAME, Príncipe de Sicilia
FILENO, pastor
FLORESTÁN, Príncipe de Creta
TIRSIS, caballero errante
MELIFILA, hermana de Thélame
DORISA, pastora
DAMÓN, padre de Silvia, pastor
MACEA, madre de Silvia
AGATOCLES, Rey de Sicilia
EL CANCILLER
TIMAPHÈRE, capitán
PAJE

ACTO I

ESCENA I

FLORESTÁN: príncipe de Creta, TIRSIS: caballero errante, PAJE

FLORESTÁN
1
Tú al que un noble anhelo de probar tu coraje
2
en todos los percances de la marcial tormenta,
3
mucho tiempo estuviste ausente de esta Corte,
4
a la que hace poco acabas de volver,
5
en la diversidad de tierras extranjeras,
6
donde el honor condujo tus armas pasajeras,
7
Tirsis, dejando aparte cualquier otro suceso,
8
dime, ¿acaso no viste alguna beldad rara?
9
Ya sabes que nuestro ánimo, acorde a nuestra edad,
10
por encima de todo ama los bellos rostros.

TIRSIS
11
Concededme tan solo un poco más de tiempo,
12
y yo haré posible vuestro joven anhelo,
13
cuidando vuestros ojos antes que los oídos.
Le habla al paje al oído
14
Paje, volved temprano. Veréis maravillas,
15
que verdaderamente os harán confesar
16
que no podríamos verlas ni loarlas suficiente.

FLORESTÁN
17
¡Cuánto me urge el deseo de ver este milagro!
18
Pero es que este paje es muy perezoso,
19
tarda mucho en llegar.

TIRSIS
No os atormentéis;
20
aquí está de vuelta, viniendo a grandes pasos:
21
vais a presenciar bajo esta apariencia
22
un combate del Arte con la Naturaleza,
23
todo lo más hermoso que hubo en el Universo
24
está a vuestra vista dentro de esta tablilla.

FLORESTÁN
25
Esta obra es el efecto de una diestra ilustrada
26
en lugar del retrato de una belleza viva,
27
del pintor que lo ha hecho la laboriosa mano
28
jamás sacarla pudo de un modelo humano:
29
o si es la imagen de una beldad no ideada,
30
es porque está pintada con exceso de gracia.

TIRSIS
31
Igual que si se pinta el sol con carboncillo.

FLORESTÁN
32
Sois un chacotero.

TIRSIS
Estoy hablando en serio,
33
no es que me lo hayan dicho, es algo que yo he visto.

FLORESTÁN
34
¿Qué hará el original si su imagen ya mata?
35
No has exagerado, Tirsis, estoy vencido,
36
he hallado algún hechizo en esta aciaga efigie,
37
siento que este retrato cada vez más me inspira
38
ciertos fuegos violentos que expresar no se pueden.
39
¡Ay de mí! Da a mi herida un primer lenitivo,
40
muéstrame el clima donde luce este bello Sol,
41
dime ya sobre todo su nombre y su linaje,
42
y tendré una duda de gratitud contigo.

TIRSIS
43
Sicilia es la agradable y afortunada estancia
44
en la que este bello Astro abre y respira el día,
45
los que saben su nombre la llaman Melifila,
46
única hija del Rey de la misma Sicilia.

FLORESTÁN
47
Ahora ya suspiro con enorme alegría,
48
al saber que el bien tengo de amar tan altamente,
49
y que ella es como yo de un linaje real,
50
el honor de servirla fuertemente me obliga:
51
Pero ¿crees que los dioses me querrán conceder
52
el deleite de verla y de poseerla?

TIRSIS
53
En el menor intento podréis conseguirla.

FLORESTÁN
54
Esta delegación sólo a mí se permite,
55
tácitamente un Dios me obliga a partir,
56
en vano los mortales querrán entretenerme
57
con esta nueva meta.

TIRSIS
Señor, si es posible
58
cuidaos de emprender un viaje afanoso
59
y mucho más expuesto de lo que vos creéis.

FLORESTÁN
60
En amor los peligros me sirven de acicate:
61
un tímido guerrero que extraña la pelea
62
raramente ennegrece su frente con corona.

TIRSIS
63
Mas, pase lo que pase, esta marcha amorosa
64
no será muy pronto.

FLORESTÁN
En dos días lo más tarde,
65
quisiera solamente partir ahora mismo.

TIRSIS
66
¡Raro efecto de amor, extrema impaciencia!
67
Si no amarais tanto temeríais más
68
la pérfida cuestión del flujo y del reflujo,
69
donde hasta en plena paz las naos están en guerra
70
con las rocas, los vientos, el aire y la tierra.

FLORESTÁN
71
La mar del mundo entero do van los marineros
72
no tiene olas bastantes para apagar mi fuego,
73
el agua no me altera; si entregar debo el alma
74
en algún elemento, será en el del fuego.
75
Adios, voy yo mismo al puerto a ver los barcos,
76
y elegir el más propio para surcar las aguas.

ESCENA II

SILVIA

SILVIA
77
Tras muchos contratiempos por fin llega el momento
78
en que sin que mi amor se sospeche o conozca
79
yo pueda mantener en estas rocas próximas
80
los placeres ingenuos que me da el Amor.
81
Amor, ¡cuánto este término tiernamente me afecta,
82
cuánto place a mi mente, cuán dulce es a mi boca,
83
y cuán feliz fui yo mientras que disparó
84
esta saeta de oro que a mi pecho alcanzó,
85
cayendo el mismo impacto a la vez en Thélame
86
con parecido ardor al ardor que me inflama.
87
¡Cuán lentos desde entonces han pasado mis días,
88
cuántos placeres se han mezclado a mis suspiros,
89
y cuánto he saboreado sin envidia y sin crimen
90
los frutos más amables de la vida amorosa!
91
Una simple pastora sojuzgar a su ley
92
a quien puede mandar en calidad de Rey:
93
con la sola amargura de una gracia tan rara
94
mi mente de asombro y de placer se pierde,
95
doy forma a pensamientos que a confusión me llevan,
96
y creo que mi dicha tan sólo es ilusión.
97
Mas entre este discurso del que se jacta mi alma
98
la faz del día que nace visiblemente estalla,
99
y los pequeños pájaros de los bosques y campos
100
con clara luz del día renuevan sus gorjeos;
101
bosque que de mi dicha fue la causa primera
102
pronto será forzado por los rayos de luz:
103
si en verdad mi pastor de venir se olvidara
104
perderíamos un día precioso en conversar;
105
del miedo que yo tengo mi espíritu se aflige.
106
Por cierto, la costumbre y el deber me obligan
107
a hacerle un ramillete, antes de que el calor
108
de sus ardientes besos haga ajarse las flores;
109
debo apresurarme, porque ya el aliento
110
de los potros del Sol atufa la llanura:
111
allí, en una vega, donde dos arroyuelos
112
circulan en un prado bordeado de arbustos,
113
Natura con frecuencia produce flores nuevas;
114
allí es do podré elegir las más bellas:
115
¡Dioses buenos! El bello esmalte, esta vez
116
mis ojos perderán la libertad de optar.
117
Diosa de primavera, Flora a quien la Natura
118
de jardines y prados ha dado la pintura,
119
por favor haz surgir de tu humilde seno
120
alguna nueva flor que esté hecha adrede,
121
cuya tez se parezca a la tez de mi amado,
122
do su nombre y el mío puedan leerse juntos,
123
o incluso si es posible donde esté encarnado
124
el inviolable voto de mi fidelidad.
125
Así suspira siempre por tu belleza Céfiro,
126
así nunca el invierno deshace tu imperio,
127
y nunca los calores. Pero ¿No veo a lo lejos
128
a alguien en la maleza que aquí guía sus pasos?
129
Desde que un día un lobo me quiso ultrajar,
130
las cosas más seguras me suelen dar la sombra,
131
puede que sea un pastor, ciertamente lo es,
132
de todos el más rudo y el más inoportuno:
133
viene para abordarme, que me sea permitido
134
escapar, o al menos volverme invisible.

ESCENA III

FILENO, SILVIA

FILENO
135
Es ella, la veo que hace un manojo de flores
136
de este prado regado de siempre con mis lágrimas:
137
solamente al principio de este feroz espíritu
138
las palabras me mueren ahogadas en la boca,
139
tiemblo, me pongo pálido: pero es perder el tiempo,
140
la ocasión se le escapa al que no sabe usarla.
DIÁLOGO
141
Bello asunto de mi alma y de mis infortunios,
142
te sea mejor el día y más feliz que a mí.

SILVIA
143
Injurioso pastor que siempre me importunas,
144
tus deseos te devuelvo: de ti no quiero nada.

FILENO
145
Igual que con el tiempo todo puede cambiar,
146
lo mismo tu rigor un día se ablandará.

SILVIA
147
Ocurrirá eso cuando por un extraño giro
148
este arroyo rebelde vaya contra su fuente.

FILENO
149
Más bien ocurrirá ya cuando tu conciencia
150
de un crimen te acuse al oírme suspirar.

SILVIA
151
Tus discursos requieren demasiada paciencia,
152
adiós, el tiempo me urge, tengo que retirarme.

FILENO
153
Mi Sol, quédate, ¡cómo! ¿Es que mi larga búsqueda
154
no me servirá para poder hablar contigo?

SILVIA
155
En vano es que quieras interrumpir mi huida;
156
si yo soy un Sol tengo que desplazarme.

FILENO
157
El Sol detiene a veces su curso vagabundo
158
por ver bajo las aguas los ojos de su alarma.

SILVIA
159
Y yo también si viera bajo el agua a Fileno
160
por ver morir su ardor lo haría de igual modo.

FILENO
161
¡Justo Dios! ¿Es posible que una pastora sufra
162
que su amado a sus pies se consuma de amor?

SILVIA
163
Mas bien, ¿cómo es posible que tu furor te dure
164
sabiendo que no puedo y que no quiero amarte?

FILENO
165
¿Cuál es tu estado de ánimo?, dímelo, por favor,
166
para que al fin reclame la muerte o tu piedad.

SILVIA
167
Tú debes bien saberlo, mi corazón es hielo,
168
y mi alma insensible a las señas de apego.

FILENO
169
Si no amases nada, este bosque atroz, lúgubre
170
no te retendría en su seno todo el día.

SILVIA
171
Es verdad que lo amo, porque siempre su sombra
172
preserva mi frialdad contra ardores de amor.

FILENO
173
Si tu rigor, mi todo, no me presta atención,
174
mi confianza, quizá, tenga que superarlo.

SILVIA
175
De lo que no tenemos todavía una parte
176
estamos muy lejos de ser dueños de todo.

FILENO
177
Enséñame entonces un nombre que te guste
178
y con el que yo pueda llamarte desde ahora.

SILVIA
179
Llámame entonces Silvia, o llámame perversa,
180
mas con nombres de amor nunca a mí te dirijas.

FILENO
181
¡Qué bien inestimable me haría el Cielo,
182
si en roca convirtiérame para ser insensible!

SILVIA
183
Fileno en ese estado me sería más grato,
184
pues mejor lo amaría de roca que de carne.

FILENO
185
¡Dioses! Pegado al puerto encuentro más tormentas
186
y más obcecación al lado de mi antorcha.

SILVIA
187
¿Por qué, incauto, entonces me sigues por más tiempo,
188
si sabes que mis ojos te emplazan en la tumba?

FILENO
189
Así quiere el destino, ingrato, que yo te ame,
190
por mis ojos forzándome a indagar mi muerte.

SILVIA
191
Luego de tu desdicha cúlpate a ti mismo,
192
u ordena a tus ojos que acusen al destino.

FILENO
193
Es cierto que los dos me tornan miserable,
194
mas de la muerte el golpe me viene de tu encanto.

SILVIA
195
Así los imprudentes hacen al Sol culpable,
196
que con su claridad les causa su ceguera.

FILENO
197
Finalmente compruebo que tendré que morir,
198
sin otro testimonio que el de tu crueldad.

SILVIA
199
Quien espera la muerte presto debe morir,
200
y retrasar el golpe, es una cobardía.

FILENO
201
¡Cómo! ¿No te apiadas de la perseverancia
202
de un pobre corazón que muere por tu amor?

SILVIA
203
Si muere es justamente, cumple la penitencia
204
del crimen cometido de haber mucho emprendido.

FILENO
205
¿Te importaría al menos antes de que me muera
206
aplacar mi dolor con un beso tan solo?

SILVIA
207
Sin perder mientras tanto una u otra natura,
208
el hielo y el fuego no se pueden besar.

FILENO
209
¡Oh, alma mía, mas roca expuesta a la tormenta,
210
donde mi amor se pierde por colmo de rigor!

SILVIA
211
Se acaricia la roca donde uno naufraga,
212
pero jamás tu amor me rozó el corazón.

FILENO
213
Para ser más exactos en algo tan extraño,
214
si no es una roca, es que es un diamante.

SILVIA
215
No te sorprendas pues, si mi parco rigor
216
debido a su precio lo guarda arduamente.

FILENO
217
Al menos que este ramo de tus manos divinas
218
en ausencia de besos recompense mi fe.

SILVIA
219
De él esperar puedes tan solo las espinas,
220
pues las flores las guardo, no para ti, para otro.

FILENO
221
¡Oh, Dioses! Sed testigos de que sufro un martirio
222
que hace agrietar el tronco de este roble robusto.

SILVIA
223
Más bien hay que creer que ríe a carcajadas
224
oyendo los discursos tontos que haces aquí.

FILENO
225
Así pues, te vas Silvia, ¡oh Silvia! ¡Alma mía!
226
¿Es ese el estipendio que merece mi amor?
227
Vuelve, hermosa, vuelve, no para socorrerme,
228
mas por oírme quejarme, para verme morir.
229
Orgullosa pastora, ingrata fugitiva,
230
ya que tu crueldad no quiere que yo viva,
231
no quiero contrariarla, pero espera un poco,
232
solo empujar ya debo un sorbito de amor.
233
Pero es construir en vano un discurso desnudo,
234
ella está ya tan lejos que la pierdo de vista,
235
y como si sus pies su desdén aprobaran
236
la inhumana se escapa más ligera que un gamo.
237
Rocas, arroyos, árboles, soledad, bellas flores,
238
que veis mi constancia y su ingratitud,
239
¿qué espíritu hoy sometido al amor
240
obtiene menos premio y más daño que yo?
241
Hemos visto dos siegas desde la hora primera
242
que ella puso en sus hierros mi alma prisionera,
243
no cesé desde entonces de hacerle la corte
244
con lisonjas, halagos de respeto y de amor:
245
repelido he cien veces al lobo de su pasto,
246
procurado he cien veces buscarle una sombra,
247
siendo ejemplo una choza tapizada de verde,
248
construida con mis manos para que esté cubierta;
249
incluso, últimamente le hice un pequeño huerto
250
en un paseo seguro donde ensancha el arroyo.
251
Mas ¿para qué contar estas tareas privadas,
252
dado que su crueldad no hace que bien me sienta?
253
Al contrario, parece que su rigor aumenta
254
cuando mi arrebato se vuelve más vehemente.
255
No importa, si es preciso morir en el intento,
256
más aún si no puedo sacarla de mi pecho:
257
creo que la alegría premiará mi esperanza,
258
que ella se apiadará de mi perseverancia;
259
veré, de cualquier modo, firme en mi tormento
260
hasta donde conduce la desgracia a un amante.

ESCENA IV

MELIFILA, THÉLAME

MELIFILA
261
Es la hora más o menos en que en ropa de bosque
262
mi hermano pasar debe por esta plantación,
263
y la curiosidad me urge enormemente
264
por saber el motivo de esta ropa ridícula:
265
su humor desde hace poco busca estar en el campo,
266
sin querer, sin embargo, que nadie lo acompañe,
267
y contra su costumbre se queda ensimismado.
268
Lo veo que se acerca con ropa de pastor.
269
Tan solo os señalo, el estado en que os hallo,
270
de vuestras intenciones me es una clara prueba;
271
la mente menos viva tendría ya bien claro
272
el deseo amoroso que os trae aquí;
273
no hay que ruborizarse por cosas semejantes,
274
Amor lleva a menudo a otras metamorfosis,
275
mucho antes ante vos nos dicen que los dioses
276
con hábitos prestados bajaron de los Cielos.
277
No, no, no me da miedo ilustrar un misterio
278
a quien cómo hacer sabe hablar y callar luego.

THÉLAME
279
Ya que el mal se permite sin poder impedirlo,
280
preciso es descubrirlo si tapar no se puede.

MELIFILA
281
Puede que mi franqueza demasiado curiosa
282
en la privacidad os resulte injuriosa.

THÉLAME
283
¡Qué va! Ni mucho menos, pues mi mayor pesar
284
fue haberos ocultado mi enigma tanto tiempo.

MELIFILA
285
Si me hacéis partícipe de esta confidencia,
286
creed que seguramente mi cuidado y prudencia
287
en eso ayudarán, a más que descargándoos
288
de un secreto importante se alivia la mente.

THÉLAME
289
Sabed, pues, cara hermana, que este pecho insensible,
290
corazón que ha sido mucho tiempo invencible,
291
que tantos bellos cuerpos que engalanan la Corte
292
no han podido aún someterlo al amor,
293
de libre do allí estaba suspira sin cesar,
294
convertido en esclavo del amoroso imperio.

MELIFILA
295
No debió ser hoy cuando tuve que sospechar
296
del tema del discurso que acabo de escuchar:
297
viendo la agitación de vuestra inquietud,
298
y el modo en que vuestro ánimo la soledad buscaba,
299
era bastante fácil emitir un dictamen
300
acorde a la razón de vuestra variación.
301
Mas ¿cuál es la belleza que ostenta la gloria
302
de alcanzar sobre vos una victoria así?

THÉLAME
303
Una que no podrías siquiera imaginar,
304
a no ser que en el arte de adivinar seas sabia.

MELIFILA
305
No lo soy, pero al menos creo que conozco a una
306
digna de vuestro amor y de vuestra fortuna.

THÉLAME
307
Claro.

MELIFILA
Me refiero a una que pertenezca al rango
308
y condición patente de vuestra noble sangre.

THÉLAME
309
No me prestaré más a este equilibrio,
310
en esto mi pasión implora tu silencio,
311
aquí yo te suplico apelando al cariño
312
que esta confidencia te sea tan querida
313
que tu propio interés, o que tu propia vida.
314
¡Dioses! ¡Sin desmayarme puedo nombrar a Silvia!
315
Ella es la que me ata con ligaduras de oro,
316
que incluso por un Dios ser debían honradas:
317
los dones de alma y cuerpo de que está bien provista
318
al mismo tiempo hechizan espíritu y vista,
319
su rostro, en el que nunca se aplicó el maquillaje
320
ignora los encantos que se sacan del arte;
321
en él blanquear no vemos la cerusa y el yeso
322
como en esos que hoy nuestra Corte idolatra:
323
ni Diana en los bosques, ni Aretusa en el agua,
324
tuvieron la tez nunca más fresca ni más bella,
325
es el alma más noble, el carácter más dócil,
326
y la mente más lúcida que haya en Sicilia;
327
por lo demás, si hay algún bien soberano,
328
solo debe buscarse en su conversación.

MELIFILA
329
Las bellas cualidades que la hacen adorable
330
hacen que en la elección no seáis censurable;
331
es cierto que ella tiene muy dulces encantos
332
para quitarle el juicio a otro que no seáis vos:
333
pero creer que un Príncipe amara a una pastora,
334
a no ser de un amor fingido o pasajero,
335
es algo que se aleja tanto de mi razón
336
que no me atrevería ni siquiera a pensarlo.

THÉLAME
337
Hermana, si tu pecho albergara una chispa
338
de este nuevo fuego que en el interior guardo,
339
en vez de censurar mis inocentes planes,
340
se te vería pronto sentimientos más sanos;
341
sabrías que el lazo de un cariño perfecto
342
ensambla igualmente el cetro y el cayado,
343
pues objetos mortales gimen luego los dioses,
344
en resumen, sabrías que el Amor no tiene ojos.

MELIFILA
345
Es cierto, mas también debéis ser cauteloso
346
de que con su ceguera vuestro honor corra riesgos,
347
y que insensiblemente os va ella preparando
348
la triste circunstancia de un peligro aparente.
349
Vos conocéis del Rey la cólera implacable,
350
quiere que todo el mundo se ocupe en complacerlo;
351
creedme, vuestros planes serían preferibles
352
si, a mi parecer, los cambiáis a otra parte.

THÉLAME
353
¡Oh, Cielos! ¡Puedo oír sin vengarme este ultraje!
354
Hermana despiadada, ¿así es como me amas?
355
Consejera importuna, ¿en lugar de curarme
356
acaso te has propuesto ayudar a que muera?

MELIFILA
357
No me asombra ya el que vuestra mente se aflija:
358
más vuestro bien queremos, y más os contrariamos.

THÉLAME
359
Guarda el bien para ti, ¿es que puede ocurrirme
360
un bien más grande del que tu me quieres privar?
361
Me estás aconsejando que apague una llama
362
a la que quiero más mil veces que mi alma,
363
quieres tu arratrarme a una traición,
364
quieres en fin hacerme que me trague veneno:
365
¿ese es acaso el medio de aportarme un remedio?
366
No, no, mejor prefiero que nadie me ayude.

MELIFILA
367
Según eso tendría que dejaros morir.

THÉLAME
368
La que me ha herido sabrá cómo sanarme,
369
sus bellos ojos bastan para traerme la vida,
370
y para deleitarla cuando quieran hacerlo;
371
no tengáis inquietud, tan sólo permitid
372
que con su ardiente faz me queme en adelante.

MELIFILA
373
Dado que esta cólera es un mal necesario,
374
creo que lo mejor es no intervenir;
375
no obstante, tratad de llevar por buen camino
376
de vuestro amor el curso, que no se sepa nada:
377
ya sabéis que los reyes tienen buenos oídos.

THÉLAME
378
Dado que velas por nuestra seguridad,
379
y que tu simpatía nos asiste en su caso,
380
no tendremos en esto ni censor ni testigo.

MELIFILA
381
Seguro de mi fe sin reserva ni dudas,
382
podéis osadamente continuar vuestra ruta:
383
nada afecta tan fuerte a un deseo amoroso,
384
que el querer retrasarle los frutos de su gozo;
385
no tenéis nada más que poder comprobarlo.

THÉLAME
386
Mi corazón, es cierto, con toda la impaciencia,
387
sabiendo que sin falta mi pastora me espera,
388
suspira por el bien que su creencia le acerca.
389
Adiós, soy el imán que me atrae junto a ella,
390
acuérdate de amarme y también serme fiel.
391
No muy lejos de aquí descubro el lugar
392
que cada día me alza a la gloria de un Dios,
393
do en un sitio poco hondo que cubre el follaje
394
rarezas puedo ver que no se ven en el Louvre.
395
Mas ¿cómo es que Silvia aún no ha llegado?
396
¿Qué obstáculo la puede retener tanto tiempo?
397
Mi suspicaz talante quisiera hacerme creer
398
que ella escasea hoy de amor o de memoria;
399
no obstante, me retracto, soy con su fe injusto,
400
si yo ardo por ella, ella arde por mí.

ESCENA V

SILVIA, THÉLAME

SILVIA
401
saliendo de detrás de un matorral
Puedes muy bien jurarlo sin cometer perjurio.

THÉLAME
402
Perdona, ángel mío, veo que te he injuriado.

SILVIA
403
Ved que si me complazco en nutrir vuesta pena,
404
en vez de castigaros, lo que hago es premiaros.

THÉLAME
405
Y yo que conservo las espinas en el alma,
406
te doy de recompensa un beso todo fuego.

SILVIA
407
Si mi amante idealista transido y solitario
408
viera las privaciones que por vos aquí sufro,
409
habiendo ya motivo como lo hay de quejarse,
410
sería bueno para darle el golpe de gracia.

THÉLAME
411
¿Cómo? ¿Es que alguien, Silvia se atreve a desear
412
un bien al que yo solo tengo derecho a ansiar?

SILVIA
413
Hace poco, estando yo sola en la pradera
414
dejando entre las flores vagar mi fantasía,
415
Fileno, que me culpa de todos sus tormentos,
416
casi me acogota con todos sus cumplidos.

THÉLAME
417
Creo que este rival en su acoso infructuoso
418
nada te ha convencido.

SILVIA
No te inquietes por eso,
419
quien no sea Thélame se propondría en vano
420
el conquistar a Silvia.

THÉLAME
¡Un Dios no lo osaría!
421
Estimo demasiado el bien que yo poseo,
422
antes pierdo la luz que renunciar a ella:
423
cerciórate, alma mía de que verás un día
424
obras maravillosas del fruto de mi amor.

SILVIA
425
Señor, vuestro cariño me tiene confundida,
426
temo que la imprudencia me haga abusar de él,
427
creo que no lo merezco.

THÉLAME
Ataja mi inquietud,
428
si quieres complacerme no hables ya más así.

SILVIA
429
Quiera Dios que viéseis mi alma al desnudo
430
para juzgar su amor.

THÉLAME
La conozco muy bien,
431
preferiría verte al desnudo de cuerpo.

SILVIA
432
Os creía, en verdad, algo más comedido,
433
pero por lo que veo...

THÉLAME
Tengo mucha inocencia
434
para el amor que guardo.

SILVIA
Más bien, mucha licencia.

THÉLAME
435
Bien veo cómo es la cosa, tu rigor es preciso
436
que sin parar disfrute de verme melancólico:
437
mas ya el Sol bien alto sobre el hemisferio
438
de su visita tiene que hacer la mitad solo;
439
este boscaje próximo nos invita, por cierto,
440
a la comodidad del fresco y del reposo;
441
en las flores echémonos, la hierba y la hoja verde
442
se ofrecen a servirnos de lecho y envoltorio:
443
propiamente parece que el bello mirto verde
444
a los pobres amantes tiende su abierto brazo;
445
es el mismo lugar de amor y de franqueza
446
en que Venus antaño abrazaba a su Anquises;
447
aquí es donde el Dios que preside los combates
448
del harnés despojado viene a arrullarse;
449
aquí el menor motivo nos invita al placer,
450
aquí los enemigos del dulzor de la vida
451
no vienen a turbar de un amante el reposo.

SILVIA
452
Cierto es que este sitio es el más agradable
453
que se pueda encontrar.

THÉLAME
Obviando la lisonja,
454
creo que su dulzura viene de tu presencia,
455
que son solo tus ojos los que lo hacen alegre,
456
que es por tu belleza que me gusta la suya,
457
que este bosque conserva su oscuro escenario
458
con la intención de hacerte con su sombra un presente,
459
que el fondo verdecido de esta fronda florida
460
no extrae su brillo sino de tus sonrisas;
461
incluso que los céfiros del monte y la llanura
462
con el fin de escucharte contienen su aliento;
463
que para complacerte entre estos alisos
464
pequeños ruiseñores adiestran sus gargantas;
465
en resumen, seguro es que todo este paisaje
466
está hermoseado por tu bello semblante.

SILVIA
467
Di lo que se te ocurra con el fin de alabarme,
468
ya me guardaré bien de querer refutarte,
469
no habiendo virtud alguna que no te sea común:
470
o bien, si lo deseas, yo soy como una Luna,
471
si brillo no es de un fuego que no sea el tuyo.

THÉLAME
472
Por favor satisfáceme, dejemos esta charla,
473
y tráele la cura a mi mente enferma;
474
te ruego que me mires con mirada amorosa,
475
échame solamente una mirada cálida
476
con la que ilumines todos los corazones:
477
sufre sin murmurar que mi boca idólatra
478
grabe sus besos sobre tu seno de alabastro.
479
¡Oh transportes, placeres del crimen separados!
480
¿Dónde exaltar queréis a mi mente extraviada,
481
Alma mía, mi Sol, mi Ángel tutelar?
482
Tu dulzura me mata a fuerza de atraerme,
483
mis sentidos, exánimes de gozo me abandonan,
484
si no te haces cargo tú de resucitarme.

SILVIA
485
Sé que soy indulgente en cuestión amorosa,
486
mejor te serviría siendo más rigurosa;
487
si murieras durante el gozoso transporte,
488
sin duda yo sería culpable de tu muerte.
489
Y tengo tanto miedo de que alguien nos vea,
490
que siento disminuir a la mitad mi gozo.
491
Creo que estas rocas no son bastante sordas
492
como para no oír nuestra alegre charla:
493
que este riachuelo resuene expresamente,
494
que grabe nuestros besos en la frente de su agua;
495
en fin, que estas hojas y estas flores que veo
496
lleguen a descubrirnos tantas voces como ojos.

THÉLAME
497
¿Qué temes? El Amor es nuestro entendimiento,
498
nos cuida a los dos con enorme atención,
499
es él quien tiene adrede las ramas enredadas
500
para evitar que el Sol nos vea abrazados.
501
¡Pero cómo! ¿Ya quieres dejarme, Diosa mía?
502
Espera un poco más, corazón, no hay prisa,
503
no expongas tu semblante a los calores del día.

SILVIA
504
No podría quedarme aquí ya por más tiempo,
505
debo llevar de nuevo mis rebaños al pueblo.

THÉLAME
506
¿Dónde los has dejado?

SILVIA
A lo largo del río,
507
bajo la protección segura de un mastín;
508
sólo temo el haberme quedado mucho tiempo,
509
eso me inquieta mucho, y hace que me preocupe
510
de que al llegar a casa me echen un rapapolvo.

THÉLAME
511
Al menos tardarás dos horas en volver.

SILVIA
512
No dejaré de hacerlo.

THÉLAME
Por tanto, adiós.

SILVIA
Adiós.


ACTO II

ESCENA I

DAMÓN, MACEA

DAMÓN
513
Preciso es que te diga aquí sin más demora
514
lo que a mi pesar acabó de escuchar:
515
es asunto importante, y fundamentalmente
516
en lo que nos afecta y urge además,
517
que se acerca tormenta que turba nuestra calma,
518
que un naufragio seguro nos amenaza en puerto.
519
¡Oh, hija sin cabeza, que a tus pobres padres
520
tus deseos trastornados desvelos traerán!

MACEA
521
¡Dioses! ¿De qué habla él? Apostaré mi vida
522
que en términos ocultos hablando está de Silvia;
523
Damón, ya no me tengas por más tiempo en ascuas,
524
pues siento en mi pecho vagar miles de sierpes,
525
y la aprehensión que me turba y asombra
526
de un momento a otro en mi alma se acrecienta;
527
mi alma ante la sospecha de la desgracia próxima
528
me dice que nuestra hija ha manchado su honor,
529
¿es verdad esposo mío?

DAMÓN
Yo nada sé, mujer.

MACEA
530
Veo que es sincero: ¡oh Dioses, qué infamia!
531
Y ahora nuestra casa estará en adelante
532
envuelta en la vergüenza de un eterno reproche.
533
¡Haz, Cielo, que la muerte nos lleve a los tres juntos.

DAMÓN
534
Te atormentas, Macea, y creo que demasiado,
535
aún no es necesario estar ya siempre triste,
536
tan sólo me dijeron...

MACEA
¿Qué es lo que te han dicho?

DAMÓN
537
Que el brillo dañino del encanto de Silvia
538
había sojuzgado al hijo del Monarca,
539
que el Príncipe, prendado, buscaba estar con ella,
540
le hablaba aisladamente, y que ella lo escuchaba;
541
considerando el tiempo, lugar y personaje,
542
todo eso nada vale para las de su edad,
543
y creo que este Señor sólo se digna a verla
544
para pasar el tiempo y para defraudarla:
545
a mí eso me molesta y me turba hondamente.

MACEA
546
Realmente me habéis dicho una extraña noticia,
547
pero de hecho, ¿quién sabe si su funesto autor
548
no es también, él mismo, su propio inventor?
549
Dice eso quizá con tal de disgustarnos.

DAMÓN
550
Es un hombre de bien, y testigo ocular,
551
ha estado en el parque y ha visto varias veces
552
a Silvia con Thélame de pastor disfrazado.

MACEA
553
Siquiera entre el derecho que otorga el poder
554
no los vio tomarse demasiadas licencias,
555
pues me atrevo a afimar que este joven señor
556
regula sus pasiones de acuerdo al honor,
557
y que su idiosincrasia, costumbres ni coraje
558
conducir no podrían con creces a un ultraje;
559
es lo que me consuela.

DAMÓN
¡Oh! Por lo que escucho,
560
no conoces muy bien las maldades de la época;
561
te informo que los grandes son en el siglo nuestro
562
en materia de amor como los otros hombres,
563
y que nuestros pastores no son sólo los únicos
564
en ser disimulados, seductores y frívolos.
565
Dime, ¿si es verdad que esta mente inconstante
566
siguiendo los impulsos y deseos de la edad,
567
y contra la grandeza de su condición,
568
busca a nuestra hija con ardor y pasión,
569
cuál será el resultado de este amor insensato?
570
¿Cuál crees que es el fin que tiene en su mente?
571
A la sinceridad de la unión conyugal,
572
la opción me parece que es muy desigual;
573
eso es lo que el buen juicio nos prohíbe pretender,
574
como pastor yo quiero un pastor como yerno.

MACEA
575
Sabemos que no es hombre para ser su marido,
576
tiene el alma muy buena para que abusen de él.

DAMÓN
577
En un percance así, es no tener sapiencia,
578
el querer apoyarse detrás de la conciencia.

MACEA
579
¿De qué otro objetivo se le insta entonces?

DAMÓN
580
De el de atentar contra su castidad,
581
y el de deshonrar a nuestra pobre familia.

MACEA
582
La confianza que tengo en el honor de mi hija,
583
y que el alma de un Príncipe rara vez es falaz,
584
me exime de la culpa así como del miedo;
585
si se me deja, incluso, lanzar algún presagio,
586
sueños que idea Morfeo mientras que nos dormimos,
587
sostengo el que sigue que quiero exponer,
588
que esta atracción podrá beneficiarnos,
589
ya que al haber sido ella, concebida inocente
590
bien finalizará si no me decepciona.
591
Estad pues bien atentos si queréis oír
592
algo cuyo final debería alegrarnos.

DAMÓN
593
El placer que procede de un sueño es bien vano.

MACEA
594
Todavía hallamos un cebo en la mentira,
595
y fundamentalmente mientras que va adulando
596
a un alma temerosa de su desdicha ondeante.
597
Esta noche hasta el punto que por crispar la sombra
598
el Cielo despedía múltiples fogonazos,
599
y las frías ababas del brujo, nuestro mal,
600
mitigan los sentidos de todo el ganado,
601
me ha parecido ver en una gran llanura
602
a nuestra hija en medio de su grey de lana;
603
ese día, a mi juicio, era el más hermoso
604
que alguna vez formara la antorcha celestial,
605
el Cielo uniforme, sin arrugas ni nubes
606
con un brillo azul mostraba su faz bella,
607
cuando ocurrió de pronto que un aire triste e incómodo,
608
en una nube negra enmascaró el Sol;
609
los boscajes cubiertos de horror y de tinieblas
610
de plácidos que estaban se trocaron en fúnebres;
611
entre la oscuridad de esta espesa noche
612
un torbellino súbito con un enorme ruido,
613
después de haberme en vano golpeado dos, tres veces,
614
con un brío violento se llevó a mi hija:
615
por más que yo miraba, todo estaba tan negro,
616
que de mí a cuatro pasos no la hubiera visto;
617
a falta de la vista mi oído atento
618
recibía a menudo su voz débil, quejosa,
619
que llegaba hasta mí con lamentable acento,
620
como la de un espíritu al que la muerte acucia.
621
Entonces, realmente, el miedo natural
622
dejó sitio al amor que por ella tenía,
623
a cualquier precipicio al que correr pudiera,
624
hice todo lo humano para ir a socorrerla.
625
Ya le había fijado mi ayuda al momento,
626
cuando de pronto me hallo pesada y fatigada,
627
que para liberarla de una muerte segura
628
no podría haber dado un solo paso hacia ella:
629
parecía, a veces, rodar por el cristal,
630
y otras veces mis pies se pegaban al suelo;
631
incluso en vez de ir do su voz me llamaba,
632
un viento impetuoso me reculaba a veces.
633
En las extremidades do sin cambiar de sitio
634
mi frente estaba envuelta en un sudor helado,
635
se iluminó el Cielo con fuego claro y súbito,
636
y el rayo siguió de inmediato al relámpago,
637
un diluvio de lluvia y granizo pequeño
638
siguió después de eso y reventó la nube:
639
es cierto que entonces el ver tantos horrores
640
afectaron mi espíritu de miedo y de terror.

DAMÓN
641
¿Es ese bello sueño en el que tu esperanza
642
ha puesto sus cimientos con tanta confianza?
643
¡Y por qué! ¿No percibes que todos los matices
644
tan sólo nos señalan inquietud y dolor?

MACEA
645
Hasta ahora, lo confieso, es un poco funesto,
646
pero daos el tiempo de escuchar el resto:
647
estaba en estos miedos cuando un rayo de luz
648
pasando por el medio de la alejada niebla,
649
y mezclando entre el aire su claridad argentada,
650
devolvió los objetos a su forma inicial.
651
¡Buen Dios, cuántos placeres, en todos los lugares
652
todo se me mostraba agradable a mis ojos!
653
Las hierbas y las flores no estaban abatidas,
654
como si el torbellino no hubiera allí pasado;
655
del prodigioso efecto de la previa tormenta
656
hasta la menor marca se había borrado:
657
allí donde temía encontrame a Silvia
658
muerta, o cuando menos temiendo por su vida,
659
yo la vi, sin embargo, vestida en otros hábitos,
660
sentada al pie de un árbol junto a sus ovejas;
661
frente a ella un pastor que la acariciaba,
662
como un joven amante haría con su amada;
663
ella, mientras, pasándole los dedos por el pelo
664
mostraba que su anhelo y deseo concordaban: 
665
en esto, acercándome quedé muy asombrada
666
al verla en todas partes de pompa rodeada,
667
su ropa irradiando un resplandor suntuoso
668
era toda a la vez augusta y majestuosa;
669
nunca tanta belleza estalló en mis ojos,
670
ni nunca tanto tiempo mi mirada detúvose;
671
madre mía, me dijo, rodeándome muy fuerte,
672
no temamos los vientos, estamos en el puerto:
673
ved a este pastor, es quien me ha sacado
674
del horror de una muerte que habían preparado;
675
él es el quien me ha dado estos ricos vestidos,
676
y también sólo es él el único al que amo.
677
Sonriendo a sus palabras, apenas acababa
678
cuando una multitud emergió en el llano,
679
pastoras y pastores cantando en modo abstruso
680
acordes que, no obstante, se oían sin esfuerzo,
681
revueltos como estaban, con cara respetuosa
682
ellos nos saludaron de un modo amistoso;
683
luego, tras dividirse, los hombres reunidos
684
rindieron al pastor honores infinitos;
685
las mozas, por su parte, yendo hacia la nuestra
686
a imitación de las costumbres más antiguas,
687
igual que los pastores doblaron las rodillas,
688
todas al mismo tiempo ante nos inclinándose;
689
por fin una avanzó, muy hermosa y muy alta,
690
poniendo una guirnalda en la frente de Silvia.
691
En eso nuestro gallo al retorno del Sol
692
con su molesto canto acabó con mi sueño.

DAMÓN
693
Insolente, cual soy, apenas ratifico
694
estos tontos errores que rozan lo vulgar;
695
las supersticiones no involucran mi fé,
696
mi juicio las ignora y las pone en su sitio.

MACEA
697
Creo como tú, Damón, que de modo habitual
698
el presagio de un sueño menos es que imaginario;
699
mas hay que admitir que se han hecho algunos
700
cuyas predicciones han de pleno acertado;
701
conozco una mujer de nuestra vecindad
702
que me dirá muy pronto si es cierto mi presagio.

ESCENA II

DAMÓN, MACEA, FILENO, SILVIA

DAMÓN
703
Vamos ya, sea lo que sea, se lo dejo a los dioses
704
que reglan nuestro sino, y por nuestro bien lo hacen:
705
inventemos, no obstante, algún ardid secreto
706
para así entretener estos locos romances;
707
creo que lo mejor es decidir casarla,
708
y encontrar a alguien con quien emparejarla.

MACEA
709
Gracias a Pan, tenemos, con tal de que nos guste,
710
los bienes suficientes para ponerla holgada.

DAMÓN
711
Fileno, en esta aldea, pastor muy opulento,
712
siempre tuvo por ella un deseo violento;
713
cien veces me ha rogado que se la dé por cónyuge;
714
si guarda este cariño todavía en el alma,
715
hay que concedérsela, y sin más dilación.

MACEA
716
Es cierto que Fileno es muy buen muchacho,
717
y muy hogareño; pero temo que Silvia
718
por la misma persona no tenga igual deseo.

DAMÓN
719
Quiera o no, el deseo de nuestro subalterno
720
tiene que obedecernos: callémonos no obstante,
721
pues veo a un pastor que se acerca a nosotros
722
con el gesto de alguien que algo está rumiando.

MACEA
723
No aparenta tan sólo como si nos mirara,
724
¿lo hace a propósito?

DAMÓN
¡Qué va, ni mucho menos!
725
¿No ves que su mirada adherida a la hierba
726
descubre alguna espina en su alma escondida?
727
Vamos a arrancarlo de este hondo pensamiento,
728
cuya hiel en su pecho cada vez más lo funde.
729
-Pastor, la afección me obliga a distraeros
730
con un talante opuesto al de vuestra edad;
731
qué vergüenza, hijo mío, que yo que soy tan viejo
732
tenga que esforzarme en alejar vuestra angustia,
733
vos que libre de penas que la larga edad deja,
734
debíais con vuestro ejemplo salvad a la vejez;
735
no queráis escondérmelo, decidme francamente
736
quien causa este cambio en vuestro estado de ánimo,
737
¿puede haber algún lobo dentro de vuestro aprisco
738
que marcó con sus dientes el horror de su ira?

FILENO
739
Un mortal basilisco sorprendido de súbito
740
su veneno inyectóme por la vista en el alma.

DAMÓN
741
¡Buen Dios, un basilisco! Sin embargo, me asombro
742
que una serpiente así se halle en este país.

MACEA
743
Ánimo hijo mío, conozco una raíz
744
que puede en ese mal curar vuestra dolencia.

DAMÓN
745
Y yo también conozco ciertos gusanos raros
746
que sirven como antídoto a venenos agudos.

FILENO
747
Vuestras raíces, gusanos, ni vuestras vanas ciencias
748
jamás arrancarán esta hiel de mis venas,
749
que además me atormenta con un placer tan grande,
750
que aun pudiendo curarme no querría hacerlo.

DAMÓN
751
¿Entiendes la razón de esta enfermedad?

MACEA
752
Podría entenderla siempre que la dijera
753
en términos más lógicos, y cuya razón clara
754
no se ampare en ficciones ni la encubran las sombras.

DAMÓN
755
Conozco el veneno que perturba su mente,
756
todo esto no es si si no un misterio amoroso:
757
vete a buscar a Silvia.

MACEA
Trata entonces mientras
758
de tenerlo distraído.

DAMÓN
Haz lo que yo te digo;
Ella sale
759
aunque, pobre pastor, la funesta mirada
760
de un feroz basilisco os ha hecho enfermar:
761
¿no creéis, acaso, que se os puede ayudar?

FILENO
762
Mi creencia más firme es que voy a morir.

DAMÓN
763
No, no vais a morir; Silvia venid, venid.

FILENO
764
¡Dioses! ¿Por qué ponéis este anzuelo en mi vida?
765
Son esos mismos ojos que de encantos movidos
766
con un filtro amoroso me envenenan el juicio;
767
a su menor mirada me abraso y estremezco.

SILVIA
768
Habla mejor, mi vista no ha hecho daño a nadie:
769
pastor que vive aún se queja por error.

FILENO
770
Es cierto, si Fileno se cuenta como muerto.

DAMÓN
771
Calla, calla no seamos aquí más lenguaraces;
772
un pastor que por ti su vida languidece
773
merece que desde ahora se le tenga en cuenta,
774
e igualmente mi gusto así te lo ordena.

FILENO
775
Ya que en este momento, tranquilo y sin obstáculos
776
debo romper el dique acerca de mis quejas,
777
pastora escúchalos, eres tú el objeto,
778
y vuestra crueldad me convirtió en sujeto.

SILVIA
779
No os comprendo nada.

FILENO
Tenéis pues los oídos
780
o bien la inteligencia similar a vuestra alma.

MACEA
781
Damón, solos dejémoslos, nuestra presencia aquí
782
sólo sirve de obstáculo a que hablen claramente.

FILENO
783
¿Hasta cuándo, a la postre, pastora inexorable,
784
tendréis desazonado a un amante afligido?
785
Vos sabéis los tormentos que mi alma ha sufrido
786
desde hace ya dos años que está en vuestros grillos;
787
conocéis el fuego en que se ha consumido,
788
fuego que no mantiene más llama que la vuestra,
789
y quien por un asunto más ingrato o más bello
790
no logra que sus restos reposen en la tumba.

SILVIA
791
Quiero yo desde ahora, para así complaceros,
792
creer que vos me amáis con amor ejemplar,
793
y que a mi pesar lleváis en el pecho
794
un mal que nunca allí causarlo pretendí;
795
por el contrario, el Cielo testigo es de que trato
796
con la huida y desdén curar vuestra amargura.

FILENO
797
¡Qué modo de sanar aumentando mil veces
798
la crueldad del mal!

SILVIA
Necesario, no obstante.

FILENO
799
Necesario, es verdad, si es que tenéis ganas
800
de acabar la aflicción de mi expirante vida,
801
si para liberaros de un miserable amante
802
queréis muy pronto verlo echado en la tumba.
803
Bien, bien, ya que Fileno en vida os aflige,
804
al menos que al morir pueda satisfaceros.

SILVIA
805
Quizás te equivoques.

FILENO
¿Por qué?

SILVIA
Pues porque, pastor,
806
puede que aunque murierais no me satisficierais.

DAMÓN
807
Bueno, ¿no la encuentras ahora más tratable?

FILENO
808
La veo igual que antes, aun más indomable.

DAMÓN
809
¡Cómo! Con todo el tiempo que hace que estás aquí,
810
aún no has ablandado su ímpetu en nada:
811
¿la sigues encontrando con la misma dureza?

FILENO
812
Sigue ella siendo Silvia, y yo siendo Fileno.

DAMÓN
813
En verdad, hijo mío, tu sencillo cariño
814
me arranca, o poco falta, lágrimas de piedad;
815
debemos disculparla, es joven aún e ingenua,
816
cree amar a un tirano que ella moldea a su gusto;
817
mas tendrá con el tiempo un juicio más maduro,
818
y el yugo calmará su genio libertino.
819
No obstante, buen pastor, no pierdas nunca el ánimo,
820
tendremos larga calma tras una gran tormenta;
821
mientras, en mi hogar, acapara el mando
822
que en la casa del padre un yerno tener puede,
823
seguro estoy que en poco obviamente cambiada
824
a mi disposición volverá a ponerse.

FILENO
825
¡Oráculo agraciado! Pero no espero nada,
826
que me augure, ¡ay!, dicha y bienestar,
827
padre mío no sé qué favor devolveros.

DAMÓN
828
Adios hijo.

FILENO
Adios.

DAMÓN
Vivid dichoso, yerno.

ESCENA III

DAMÓN, SILVIA, MACEA

DAMÓN
829
Me da pena la suerte de este pobre muchacho,
830
si es preciso a Silvia darle una lección.
831
¡Hija!

SILVIA
¿Qué se os ofrece?

DAMÓN
Tonta mal educada
832
te ríes y este asunto no es para hacer chanza;
833
ya sabes lo que pienso, estoy decidido
834
a que mi voluntad se imponga a la tuya,
835
y que domesticando tu talante rebelde
836
propicies a Fileno un encuentro más fácil.

SILVIA
837
Cumpliré, si es que puedo, todos vuestros deseos.

DAMÓN
838
Eso es lo que hay que hacer, y tal como yo entiendo.

SILVIA
839
Mas sabed que no tengo edad aún, ni humor
840
para ya soportar tan pronto el matrimonio.

DAMÓN
841
La divertida excusa inventada al momento,
842
tu madre, hija mía, decía otro tanto:
843
cuando era como tú simulaba muy mal
844
el no gustarle un yugo estando ella tan cómoda.

MACEA
845
Calla, calla, hablador, deja las nimiedades,
846
te refieres a un tiempo que ya no volverá.

DAMÓN
847
Es cierto, sin embargo seguro es que el recuerdo
848
te sigue siendo dulce.

MACEA
No tanto cual se piensa:
849
mi inocencia entonces perdió su libertad.

DAMÓN
850
Hija mía no creas lo que dice tu madre,
851
madura solamente los frutos de mi espera:
852
esposando a un pastor que te tendrá contenta,
853
la juventud en esto tu deseo excitando
854
te enseñará que Amor él mismo es un infante.

SILVIA
855
¡Ay! ¿Por qué tan pronto hacerme desdichada?
856
Tanto como las sierpes detesto el himeneo.

DAMÓN
857
Simple, te gustará ya en la primera noche
858
cuando saborear te haga lo dulce de su fruto.

SILVIA
859
Mi madre, mi refugio, y solo en quien confío,
860
¡Ay!, con este propósito distraed a mi padre.

MACEA
861
Nuestra hija, Damón, no se decidirá;
862
antes elegirá, dice ella, la muerte.

DAMÓN
863
Al fin me enfadarás, ¿la primogenitura
864
acaso no la obliga al agradecimiento?
865
Fuera de que es su bien y mi felicidad.

MACEA
866
Aún se necesita que dé su asentimiento,
867
su deseo se debe expresar con palabras,
868
el interés del caso la afecta por completo.

DAMÓN
869
No me habléis ya más de eso, será lo que yo he dicho,
870
y según mi deseo acaecerá el asunto.

SILVIA
871
Antes me permitid que consagre a Diana
872
el resto de mis días.

DAMÓN
Tu eres muy profana,
873
y Diana no recibe a gente como tú;
874
mi deseo es que tengas por esposo a Fileno:
875
pastora no aspires al lecho de un Príncipe,
876
piensa con el propósito que agarro esta cuerda.
877
Y tú, que sin razón la suya pervertiste,
878
tú, que tan libremente nutres sus apetitos,
879
si la pierdes, entérate que por tu imprudencia
880
pones en evidencia su vergüenza y la nuestra.

MACEA
881
Damón aplácate, hablemos sin pasión,
882
¿cuántas veces ocurre que en la aversión
883
de la unión conyugal se halla un mal matrimonio?
884
No se ve otra cosa en nuestra vecindad:
885
ciertamente yo creo que para un buen comienzo
886
habría que tratarla algo más dulcemente.


ACTO III

ESCENA I

FILENO, DORISA

FILENO
887
¡Ay¡ Fileno cegado, la pasión te engaña,
888
tu salvación ahora sólo estriba en la astucia:
889
ves como la orgullosa tiene mucha ambición
890
para alabar la suerte de tu condición,
891
y seducida, ¡ay!, con creencia que la engaña,
892
espera la grandeza de una pompa real.
893
Pobre chica frustrada, que no se imagina
894
que en su honor se despliegan estos encantos fúnebres;
895
hazle ver los errores de este mortal enredo
896
al que lo ata el exceso de un ardor desigual,
897
salva la castidad de un paso tan expuesto
898
por un mental esfuerzo sutil y generoso;
899
puedes hacerlo fácil, pues por poco que crea
900
que en otra parte emplea sus mimos este Príncipe,
901
con tan sangrante afrenta su gran alma ofendida
902
por despecho ahogará este insensato incendio:
903
así, discretamente, y sin mucho dolor
904
harás que tu amor sustituya a su odio.
905
¡Dioses, como a mis ojos la ocasión se presenta!
906
Una chica que me ama, y a la que yo no amo,
907
viene directo aquí, por lo que yo supongo,
908
para hablarme del fuego que a ella la consume;
909
cuídate en este asunto de querer acosarla,
910
ya que sabrá cambiar tu ardid a su favor.

DORISA
911
¡Ay! Día favorable que me hace ver de nuevo
912
la belleza homicida del pastor a quien quiero;
913
helo ahí, solo, abstraído, tanto que ni me ve,
914
acércate a él si puedes, paso a paso:
915
pastor, no pienses más, Amor me ha deparado
916
que interrumpa el curso de tu vago pensar,
917
¡Dioses! ¿Quién lo sabrá?

FILENO
Te juro, a fe mía,
918
sin fingir ni mentir que pensaba en ti.

DORISA
919
En mí, Fileno, en mí, pensabas en lo viable
920
de hacerme morir de una muerte sensible,
921
y creo, que en este caso, tu dices la verdad.

FILENO
922
No, no, he relajado mi inflexibilidad,
923
ya no soy veleidoso, y mucho menos falso,
924
pretendo en adelante valorar tu gran mérito.

DORISA
925
No me halagues en vano con lenguaje burlón.

FILENO
926
Mi boca es en esto la imagen de mi alma,
927
un verdadero amor se premia a sí mismo.

DORISA
928
Se ve que bien conoces que es verdad que te quiero.

FILENO
929
Estoy convencido de tener tu cariño,
930
mas para asegurarme de su fidelidad,
931
¿querrías ahora mismo hacerme un gran favor?

DORISA
932
¿Qué puedo hacer por ti, mi alma que no hiciera?
933
Dispón de mi destino, ordena solamente,
934
¿quieres que de rodillas muera ante ti?

FILENO
Ni loco,
935
falta haría que el Cielo me hiciera nacer bárbaro
936
para así matar un cariño tan raro;
937
nada quiero, salvo que sin que lo aparentes,
938
cerca del bosque cuando reunas tus rebaños,
939
con cuidado observes el paso de un pastor
940
extranjero y joven, de una complexión alta,
941
cabello rubio y crespo, bellos ojos, frente amplia,
942
y muy bien vestido con un traje de lino
943
que envidiar nada tiene al lirio o a la nieve.

DORISA
944
¿Y cuando lo haya visto, qué quieres que yo haga?

FILENO
945
Trata de abordarlo, muéstrate muy amable,
946
finge que un mosquito te ha entrado en el ojo,
947
rogándole soplarte unas dos o tres veces:
948
recuerda, sobre todo, muy bien aleccionada,
949
echarte a un lado, de repente avalando
950
que a causa del viento tu mal va en aumento:
951
de ahí voy a sacar la prueba indudable
952
de si tu cariño es fingido o verdadero.

DORISA
953
Si ese pastor juzgara mi ruego con desprecio...

FILENO
954
No ocurrirá así, está bien educado.

DORISA
955
No te burles de mí

FILENO
¡Claro que no!, lo juro.

DORISA
956
Preciso es que todo esto constituya un reto.

FILENO
957
Justamente, y ya nuestro reto está presto.

DORISA
958
Cuéntame la materia.

FILENO
Te enterarás después,
959
tan sólo haz tu parte; adiós, llega el instante.

DORISA
960
Si yo fallo en algo, me lo reprocharás.

FILENO
961
Valor, todo va bien, gracias a Pan hasta ahora,
962
según mis intenciones el asunto se gana:
963
voy a ver a Silvia, y en su fantasía
964
elaborar los rasgos para un plan de celos.

Sale

DORISA
965
Amor que sabiamente en ti bosquejearon
966
los que cuerpo y espíritu de un niño te dieron;
967
pocas cosas te irritan, y también pocas cosas
968
logran que al mismo tiempo se ablande tu valor:
969
desde hace mucho tiempo que mi ardor encendiste,
970
en vano yo hube siempre tu bondad reclamado,
971
y ahora estás conmovido debido a mi hastío,
972
cual mi amante, además del dolor que yo siento:
973
igual que en el trabajo unes la recompensa,
974
y que haces el bien cuando menos se piensa.
975
Ánimo ahora, este es el sitio en que estar debo
976
para así descubrir al que pronto vendrá:
977
fácil operación como lo es peligrosa,
978
¡Ay!, de ti depende mi fortuna amorosa.

ESCENA II

SILVIA, PHILÈNE,

SILVIA
979
Adoro, lo confieso, a un pastor extranjero
980
con un amor que nunca perderá su vigencia,
981
por eso el tiempo pierdes siendo atento conmigo,
982
en vano es que de amor me apremie tu pasión,
983
y que quieras aquí avalar que su fe
984
se implica cada día con otra y no conmigo:
985
tu celosa malicia es muy cobarde y vana
986
para alterar mi mente, y para inquietarme.

FILENO
987
Os digo la verdad.

SILVIA
No creo nada, a menos
988
que sean de su crimen mis dos ojos testigos.

FILENO
989
Pues bien, yo os prometo que no veréis nada,
990
o no cuestionaréis ya más su inconstancia.

SILVIA
991
Si tu no pones fin a lo que tu prometes,
992
disponte de inmediato a no verme jamás;
993
piensa más de una vez en una empresa tal.

FILENO
994
¡Qué así muera el ardor del que presa está mi alma,
995
si no os hago ver su infidelidad,
996
y si yo no convenzo vuestra incredulidad!
997
Escondeos tan solo en esta arboleda,
998
donde mente y cuerpo encontrarán penumbra.

SILVIA
999
Donde pronto veremos una mente asombrada.

FILENO
1000
Pero también veremos otra muy trahicionada.

ESCENA III

THÉLAME, DORISA, SILVIA, FILENO

THÉLAME
1001
Por fin ya he dejado a esta turba importuna
1002
que arrastra entre los reyes esperanza y fortuna;
1003
me he alejado de un montón de cortesanos,
1004
cuya charla maligna no puedo soportar;
1005
la misma soledad ocurre con mi equipo,
1006
del que no me ha quedado ni servidor ni paje;
1007
en este breve plan en que la prisa es mala
1008
mi amor me acompaña y mi sombra me sigue.
1009
Sigo aún pensando que mi tren falla en números,
1010
al regreso habrá que eliminar mi sombra,
1011
porque ya el Sol bajo el horizonte echado
1012
declina poco a poco hacia olas del ocaso.
1013
Mss ¿qué querrá de mí esta joven pastora?

DORISA
1014
Perdóname pastor, el dolor me sugiere
1015
requerir tu ayuda y tener que molestarte,
1016
por un rápido alivio que puedes procurarme,
1017
premiándote tu acción con una bella rosa.

THÉLAME
1018
¿Y qué quieres, pastora?

DORISA
¡Ay!, pues muy poca cosa:
1019
un pequeño mosquito que volaba muy rápido
1020
no sé ni de qué modo me ha entrado en el ojo,
1021
haciéndome sufrir un dolor engorroso;
1022
me gustaría pedirte que me prestes ayuda.

THÉLAME
1023
Te ayudaré con gusto, tan solo abre el ojo.

DORISA
1024
Otra cosa, pastor, sopla, mas no muy fuerte.

THÉLAME
1025
¿Notas que el dolor te sigue molestando?

DORISA
1026
Siento que se apacigua, que va disminuyendo.

SILVIA
1027
¡Oh, Príncipe desleal! ¡Qué tu brutalidad
1028
triunfe cobardemente sobre mi lealtad!

DORISA
1029
Ven de nuevo a soplarme en esta calma cumbre,
1030
donde el frío viento será menos nocivo.

FILENO
1031
Ahora podréis ver si algo he progresado
1032
frente a la verdad de lo que ha pasado;
1033
experta a vuestra cuenta por este aprendizaje,
1034
podréis en adelante aún ser más experta,
1035
eligiendo a un amante idéntico a Fileno.

SILVIA
1036
El percance ocurrido servirá de advertencia.

FILENO
1037
Adiós, quizá un día me trataréis mejor.

SILVIA
1038
¡Qué espanto a mi vista, vete en mala hora!

FILENO
1039
¡Dioses! Cuán feliz soy, la treta ha prosperado,
1040
y todo ha transcurrido tal como lo esperaba,
1041
el tiempo acabar debe el resto del trabajo.

SILVIA
1042
¡Desgracia provechosa naufragio salvador!
1043
¡Ay! ¡Cuánto mi juicio te alabará de a bordo,
1044
porque sobre tus restos se salva en el puerto!
1045
¡Dioses buenos! ¡Qué extrañas maravillas ha mi hado!
1046
Este mal contagioso, que entrando por los oídos
1047
me habría herido el alma con veneno amoroso,
1048
ahora por los ojos recibe sanación;
1049
así me ha perdido uno y el otro me ha salvado,
1050
y de estos dos sentidos la fuerza he comprobado.
1051
¡Ah!, helo aquí que llega con un aire que prueba
1052
la gran perversidad de su reciente crimen:
1053
¡oh, Príncipe desleal, alma doble y profana,
1054
y todo lo que un término expresa: cortesana!

THÉLAME
1055
Un pequeño mosquito me entretuvo por tiempo,
1056
la divina beldad por quien había venido,
1057
con justicia acusando a mi amor de pereza
1058
me acogerá tal vez con no muchas caricias:
1059
aquí llega, impaciente sin duda esperándome
1060
al pie de esta roca montuosa en la llanura;
1061
Amor, vuela delante, y cual fiel mensajero,
1062
por llegar retrasado excúsame con ella;
1063
mas, no obstante no vayas, pues estoy seguro
1064
que enseguida junto a ella querrías ya quedarte;
1065
y luego, si la pérfida está de buen humor,
1066
cuando yo vaya a verla ella podrá decirme
1067
que soy un embustero, un amante de Corte,
1068
y que iba a verla, en suma, sin amor.
1069
Necesito, con maña, prevenir su reproche:
1070
¡oh, Ángel mío, sal de debajo de esta roca,
1071
tu corazón que tiene demasiada dureza
1072
podría fácilmente retomar su nobleza;
1073
podías endurecerte, por aventura incluso
1074
habiendo ya perdido tu esencia primera.
1075
No me respondes nada, creo ingenuamente
1076
que ya no tienes voz ni tienes movimiento:
1077
si es verdad que te has en roca convertido,
1078
dime, como un eco, dos palabras de réplica.
1079
Bien veo que es así, necesito acercarme
1080
y mil veces besar esta afectuosa roca.

SILVIA
1081
No, no, vos no debéis esperar de mí nada
1082
más que lo que una súbdita rendir debe a su Príncipe;
1083
sujeta por vos mismo a fines del deber,
1084
ya no tengo este amor que solía tener;
1085
¡amor, funesto amor neciamente forjado
1086
en el crédulo espíritu de una joven frustrada!

THÉLAME
1087
Adorable belleza, ¿quién no te amaría,
1088
ya que tus crueldades tienen incluso encanto?

SILVIA
1089
Ya no me alimento de estas bellas palabras
1090
que el artificio enseña en sus negras escuelas.

THÉLAME
1091
Alma mía, si quieres empujarme a la tumba
1092
solo abatirme debes con tan mala acogida;
1093
¿por qué esta frialdad?

SILVIA
Vos debéis saberlo,
1094
falaz, pues fuisteis vos quien hizo que afloraran.

THÉLAME
1095
Me muero en el acto si mi ofuscado juicio
1096
comprende alguna cosa de lo que tu me dices.

SILVIA
1097
Conociendo muy bien el tema de mi queja,
1098
en vano es que al delito agreguéis fingimiento.

THÉLAME
1099
Todos estos discursos en lugar de informarme
1100
me vuelven más confuso de lo que lo estaba antes.

SILVIA
1101
Decid que mi amor pleno de honrada aquiescencia
1102
por el vuestro, inexperto, sentía inocencia,
1103
decid que precisabais una mente resuelta
1104
que ardiera cual la vuestra con llama disoluta:
1105
vivid, vivid contento, seguro de que Silvia
1106
va a retomar el tren de su vida primera.

THÉLAME
1107
¡Oh, Dioses! Todo es bueno, la inhumana se esfuma,
1108
¡Ay de mí!, ¿en qué estado me encuento limitado?
1109
¿En qué extremo me pone este nuevo incidente?
1110
¡Cuán sujeta al cambio está nuestra ventura!
1111
Sobre todo cómo de la mañana a la noche
1112
pronto se ve cambiar un destino amoroso.
1113
Hace poco en un goce solo por mí medible,
1114
tan solo con que el Cielo lo hiciera duradero,
1115
bebía en largos tragos placeres inauditos,
1116
que igual que el vapor se han desvanecido;
1117
todo ahora me es dañino donde propicio me era,
1118
en un momento caigo de la cumbre al abismo,
1119
y del más venturoso de los enamorados
1120
soy el menos culpable y el más desgraciado.
1121
Bellos árboles, flores, y tú clara fontana,
1122
que como mi mal vienes de una fuente insegura,
1123
solas y únicas pruebas de mi cautividad,
1124
que mi amor contemplasteis en su natividad,
1125
a vosotras recurro, me dirijo a vosotras
1126
para recuperar a mi enamorada;
1127
pues en verdad la muerte no tiene aguijones
1128
que yo tema a la par que sus malas miradas.
1129
Decidle que erróneamente su rigor me enemista,
1130
que mi corazón no arde por nadie, sino ella,
1131
que el bien de complacerla es mi más dulce afán,
1132
y que se equivoca con tratarme así.
1133
Árboles, os suplico en vuestra dura costra
1134
como si fuera en bronce grabad lo que yo sufro;
1135
flores, por mi cariño pintaos de colores
1136
de los cuales la muerte trae a mi frente dolores;
1137
y tú, líquido espejo, para un poco tu hielo,
1138
que allí halla mi imagen un honesto lugar,
1139
para que ella conozca, hasta en lo hondo del agua,
1140
de un ardiente amante el cuadro portentoso;
1141
así nunca los años evaporen tu fuente,
1142
nunca, salvo el amor, interrumpa tu curso,
1143
que el traje de las flores que colorea tu orilla
1144
no cambie en adelante ni de color ni brillo,
1145
además que la Náyade que causa tu martirio
1146
de tu palacio argento jamás ya se retire,
1147
que siempre sus cabellos seque sobre tus bordes,
1148
y que siempre tus olas su bello cuerpo estrechen.
1149
Mas la sombra que abajo de los montes se arroja
1150
con regreso importuno a mí se encomiende;
1151
¿debo acaso alejarme tan pronto con el día?
1152
¿De qué desear me sirve por más tiempo aplazarlo?
1153
La Corte, aunque no quiera, y por más que consulte,
1154
de un reposo apacible me remite al tumulto.
1155
Bellos sitios, debéis con razón perdonar
1156
la falta que cometo al, de aquí, desertar;
1157
bien reconoceréis en mi pálido rostro
1158
que arrancarme de aquí es huir de mí mismo.
1159
Y tú que en estos bosques, y entre estos matorrales
1160
prolongas noche y día tus lúgubres canciones,
1161
ruiseñol ve a buscar a la amante de Céfalo,
1162
y dile de mi parte que mañana desplieguele
1163
los colores más bellos que ella pueda encontrar,
1164
ya que debe tener al despertarse un Príncipe.

ESCENA IV

SILVIA, DORISA

SILVIA
1165
Quiméricos discursos, amorosas sentencias,
1166
no me reavivéis estas llamas absurdas,
1167
no me mantengáis viva en el pasado estado,
1168
y no tracéis de nuevo un retrato borrado,
1169
sobre el que ya desde ahora quiero empezar de cero
1170
y del que su recuerdo será menos que un sueño.
1171
Fementido Thélame, impostor desleal,
1172
cuán mal haces quedar el coraje real,
1173
y que en esta acción de un glorioso linaje
1174
tú das un testimonio cobarde y vergonzoso;
1175
cuán grande es el demonio que te ha solicitado
1176
que venzas de este modo mi naturalidad:
1177
¿por una tan famosa y tan bella victoria,
1178
preciso es que tu nombre halle sitio en la historia?
1179
¡Príncipe, indigno objeto de un amor virtuoso,
1180
esclavo corrompido de la Corte y sus vicios,
1181
alma en la indolencia y en el fraude impregnada,
1182
cuán bien, ay, cuán bien tú me has engañado!
1183
Mas, pensares ingratos, tanto como superfluos,
1184
os había rogado que no me hablarais más
1185
de este pérfido amante que buscaba mi mal,
1186
¿por qué venís entonces a tornarme su imagen?
1187
¿Queréis hoy, hijos desnaturalizados,
1188
por un común acuerdo traicionarme como él?
1189
No, no, si es que queréis mi reposo y mi gloria,
1190
debéis enteramente perder de él memoria,
1191
no decirme ni bien ni mal en adelante,
1192
en suma, que de él jamás debéis hablarme.
1193
Ahora llega alguien, es hora de callarse.

DORISA
1194
¿Qué hacéis, pastora, en este sitio aislado?
1195
¿No queréis seguir la senda de la aldea?
1196
Todos nuestros pastores al son del caramillo
1197
dejan por todas partes el monte y la campiña,
1198
vamos, hermana mía, vamos que os acompaño;
1199
al veros aquí sola, incluso a la hora que es,
1200
algo creo que os perturba y que os contraría.
1201
Contadme el asunto de vuestra pesadumbre.

SILVIA
1202
Una oveja a la que siempre he querido más,
1203
contra lo acostumbrado ha dejado el rebaño,
1204
mientras que yo tomaba el fresco en la cumbre.

DORISA
1205
¿La habéis buscado bien?

SILVIA
No hay monte ni valle
1206
en este pastizal al que yo no haya ido.

DORISA
1207
Siendo así habría que dolerse mucho menos,
1208
ya que infaliblemente algún joven pastor,
1209
como a menudo ocurre, te la habrá recogido
1210
para darse el placer después de devolvértela,
1211
obligándote así luego a recompensarlo
1212
al menos con favores, como puedes pensar.

SILVIA
1213
Si alguno me hubiera engañado, te juro
1214
que en lugar de cumplidos le diría injurias;
1215
semejante confianza no me obligaría
1216
hacia quien costó tanto en inquietud y en pasos.

DORISA
1217
La astucia en el amor no debe censurarse
1218
con quién solo la usa para hacerse el amable;
1219
podemos hacer uso de sus supercherías
1220
para bien descubrir sus planes e intenciones.
1221
Pero en tocante a amor y a ardides sutiles,
1222
en los que los pastores a veces son prolíficos,
1223
para que te distraigas mientras vas de camino
1224
te contaré un cuento bastante gracioso
1225
de un pastor que no es de nuestro vecindario,
1226
a quien representar hice un papel muy bueno,
1227
y de otro que se pone frente a ti cada día,
1228
y por quien, sin mentir, yo suspiro de amor,
1229
por uno cuyas rentas en lana, cien rebaños,
1230
enriquecen su casa, en resumen: Fileno.
1231
Es tarde, comencemos a tomarlo con calma,
1232
te diré yo el final y el comienzo de todo,
1233
siempre y cuando luego no digas nada al respecto,
1234
porque mi situación podría ser peor.

SILVIA
1235
Este discurso lioso me tiene preocupada,
1236
¿no podría Fileno sacar aquí y mostrar
1237
rasgos de su malicia y de sus locos celos?
1238
Ya el miedo se apodera de mi alma por completo.


ACTO IV

ESCENA I

EL REY
1239
Ya que por un dictamen igualmente fatal
1240
vamos hacia la tumba desde que ya nacemos,
1241
que el poder absoluto de quien vivir nos hace
1242
nos obliga a embestidas de que el nicho nos libra,
1243
incluso por conducto de leyes naturales
1244
lleva la muerte el dardo al cuello de los reyes,
1245
yo que veo que siguiendo el curso de Natura
1246
debo pronto pasar dentro, a la sepultura,
1247
mi mente disipada, pesada y ya fría
1248
no actúa ya en mí como antaño solía;
1249
antes de que mis días la cadena me acorte,
1250
quiero dejar a mi hijo en brazos de himeneo,
1251
y volverme inmortal en mi posteridad,
1252
al menos si soy digno de este bien con los Dioses.

EL CANCILLER
1253
Señor, vuestros vasallos tras este bien suspiran,
1254
y en verdad el demonio que rige vuestro imperio
1255
no podía inspirar en vuestro sacro seno
1256
un más considerable y más justo proyecto,
1257
pues fuera del deseo que sin duda os afecta
1258
de ver hijos salir de vuestra ascendencia,
1259
está el interés de un vecino aliado,
1260
hacéis vuestro Estado más firme y más unido;
1261
a menudo entre reyes un correcto himeneo
1262
mantiene una corona con la otra encadenada,
1263
disipa los proyectos que fragua el extranjero
1264
y rompe los que dentro puede el reacio forjar.
1265
Haced con esta dicha a Sicilia contenta
1266
y no la aflijáis con una larga espera,
1267
tantos ricos países a los que rodea Tetis
1268
nos proveeran de muchos partidos ventajosos:
1269
entre otros tenemos a Chipre, que de siempre
1270
por sus embajadores nos brinda a su Princesa,
1271
y es, en mi opinión, de todos los partidos
1272
el más considerable y el que más conviene.

EL REY
1273
Es donde mi deseo se refuerza aún más.

EL CANCILLER
1274
Señor, cuando se vea de una fuerte cadena
1275
dos cetros tan potentes estrechamente unidos,
1276
se podrá ver entonces nuestra infinita dicha.

EL REY
1277
Un espinoso escrúpulo queda aún en mi alma:
1278
le ofrecí hace poco la idea a Thélame,
1279
lo he incitado sobre este asunto en varias formas,
1280
mas su lenta frialdad no me ha contentado;
1281
temo, y con razón, que un amor furtivo
1282
entretenga su mente con ánimo rebelde,
1283
y que la libertad de un amor desigual
1284
no le cause aversión por la unión conjugal;
1285
no obstante, por el sabio Timaphère sabremos
1286
si quiere complacerme en este último asunto,
1287
ya está aquí de vuelta: pues bien, ¿lo ha acatado?
1288
¿Ve ahora con buenos ojos el hipotético himen?

THIMAPHÈRE
1289
No veo en absoluto su voluntad propensa;
1290
está, por el contrario, muy alejado de ello;
1291
he hecho lo que he podido para bien resolverlo,
1292
mas todo ha sido inútil.

EL REY
¿Qué quiere, a fin de cuentas?

THIMAPHÈRE
1293
Que Vuestra Majestad lo aguante con anuencia
1294
uno o dos años más vivir irresponsable
1295
y seguir los placeres a los cuales los jóvenes
1296
sin miedo y sin exceso se entregan complacientes.

EL REY
1297
Sí, tanto que el querría conforme a su capricho,
1298
que mi juicio adaptárase, y que yo transigiera.
1299
Seguro que el asunto iría de otro modo,
1300
no digo nada más: ya se arrepentirá;
1301
antes de que el Sol su claridad nos traiga
1302
le haré conocer su falta y mi aversión.

EL CANCILLER
1303
Señor, estoy seguro que por su cuna el Príncipe
1304
ante cualquier obstáculo que lo haga desviarse,
1305
si sabe que el asunto atañe a Sicilia,
1306
él lo solventará con gran facilidad.

EL REY
1307
Para vos este caos es un misterio oculto,
1308
solo yo sé el asunto que me lo ha envilecido:
1309
no, no, quiero explorar el mal en su raíz,
1310
y donde esté el veneno echar la medicina.
1311
Thimaphère, escuchad: tan lejos de mi parque
1312
como el equivalente a dos o tres tiros de arco,
1313
debéis encontraros con la pastora Silvia;
1314
traedla, advirtiéndola de riesgo por su vida,
1315
que su secreto os quede tan claro como el día.

THIMAPHÈRE
1316
Señor, muy de mañana estaré de regreso.

EL REY
1317
Te enseñaré, indócil, que tengo autoridad
1318
para pronto o tarde penar tu desacato,
1319
que por tu insania tengo un vivo resquemor,
1320
y que yo le preparo una nueva expiación.

EL CANCILLER
1321
Si Vuestra Majestad siguiendo la violencia
1322
esta falta del Príncipe como mucho sopesa
1323
en calidad de juez, se sentirá ofendida;
1324
mas si juzga cual padre ella se aplacará,
1325
y además de su error la juventud es cómplice.

EL REY
1326
Eso es excusar no el suplicio, la falta;
1327
es por su mocedad autorizar su crimen,
1328
y también fomentar así su rebelión.
1329
¿Aquel que sin relámpago o el ruido de un trueno
1330
encendía un fuego tan grande cual la tierra,
1331
por muy joven que fuera dejaba él por eso
1332
de sentir el rigor del fuego que le ardió?

EL CANCILLER
1333
Amor es un torrente en un ánimo joven
1334
que los impedimentos hacen que se infle más;
1335
quien el final ver quiera debe verlo pasar.

EL REY
1336
¿Así, brazos cruzados, sin querer ayudarlo,
1337
hay que ver los peligros donde este amor lo lleva?

EL CANCILLER
1338
No, mas sacarlo de él de un modo más suave,
1339
la fuerza nada puede en un alma altruista.

EL REY
1340
Si tal fuera la suya estaría prendado
1341
de un tema en absoluto presentable a su rango,
1342
que al menos haría su falta soportable;
1343
mas por ser tan medroso, cogido está en un vínculo
1344
que empaña el esplendor del nombre siciliano:
1345
en vez de una Princesa ama a una pastora,
1346
una moza del campo.

EL CANCILLER
Este amor pasajero
1347
al no ser por esencia de larga duración
1348
concluirá por muy poco que quieran mantenerlo.

EL REY
1349
¡Mantener!, mi bondad mucho ya lo ha sufrido,
1350
es lo que temo más: mi vergüenza y mi daño;
1351
debí haber ahogado a este monstruo en su cuna
1352
y secar este río cuando era un arroyo.
1353
Decidme si sabemos a qué punto de insania
1354
puede llevarlo un día esta melancolía;
1355
hoy, si yo fallezco, posible es que mañana
1356
esta hermosa bruja tenga el cetro en su mano,
1357
y Europa vería a una insolente joven
1358
en las alas de Amor subida a mi trono.

EL CANCILLER
1359
No veremos jamás un cambio tan enorme.

EL REY
1360
No, pues yo sabré como llegar a impedirlo,
1361
enviándola a pasear sobre la orilla lánguida.

EL CANCILLER
1362
¡Señor!

EL REY
Con ella acaba el Estado y yo mismo,
1363
si el Estado no la hace perecer a ella misma.

EL CANCILLER
1364
Eso es empeorar el mal y no sanarlo,
1365
si el Príncipe por ella siente tanto cariño,
1366
¿qué no podrá hacer cuando la vea muerta?

EL REY
1367
Junto con la esperanza perderá el amor.

EL CANCILLER
1368
Perderá aún más, pues perderá el día.

EL REY
1369
Muerto el fin, la inquietud apenas ya labora.

EL CANCILLER
1370
Eso es verdad si se ama del modo más común;
1371
pero cuando uno arde con antorcha violenta,
1372
extinguido el objeto el fuego no es más lento;
1373
el resto de la tumba lo conserva y aumenta
1374
por la persona amada en la persona que ama.
1375
Mas no se llegará nunca a esos extremos,
1376
esos cuyas acciones imitáis aquí,
1377
los Dioses os enseñan que es por la clemencia
1378
como empieza el primer grado de su renombre.

EL REY
1379
Mas bien ahí es donde debe acabar la mía:
1380
mi gloria y la de ellos se halla en bien castigarlos,
1381
en hacerles sentir una pena ejemplar
1382
que los reintegre luego al fin de complacerme.
1383
¿Cómo acabará mi bien plantada mente?
1384
Si ordeno que la maten, su muerte adelantada
1385
podrá llevar a mi hijo a un trágico final,
1386
será mejor servirse de mágicos remedios;
1387
no morirá esta bella pareja enamorada,
1388
mas lo que él sufrir debe es peor que la muerte,
1389
pues la pena ajustando a la falta asociada
1390
soportará la mente la parte destacada.

ESCENA II

THÉLAME, SILVIA

THÉLAME
1391
Si te hubiera encontrado aún esta mañana
1392
con tu usual mal humor, mi destino acababa;
1393
y no es del poder de las Parcas que surge,
1394
en ti solo comienza, en ti solo se acaba:
1395
¡Buenos Dioses! Oyéndote hablar tan fríamente,
1396
cuando vi mi amor tratado rudamente,
1397
de un montón de colores vi mi cara pintada.

SILVIA
1398
¿No sospechaste acaso que era un ardid?

THÉLAME
1399
No, porque lo creí, ya que era ajeno
1400
del tema por el cual tu me importunabas:
1401
mas prestando atención a rasgos de tu rostro,
1402
me asaltaron los miedos de un siniestro presagio;
1403
sobre todo bien supe que todo estaba bien
1404
cuando tu te abatiste en el pequeño valle;
1405
entonces, en efecto, estuviste insegura
1406
de la fidelidad que te había jurado.

SILVIA
1407
Cierto es que estaba errada, pero, ¿no te lo dije
1408
de que fue por los ojos que se perdió mi juicio,
1409
cuándo y de qué mano el fraude fue tramado?
1410
En resumen, bien sabes cómo me defraudé.

THÉLAME
1411
Después de todo, muero si el ardid no es sutil,
1412
y si el autor no tiene un espíritu afable.

SILVIA
1413
Creo que este discurso mucho tiempo ha durado,
1414
desde el amanecer en el que estamos juntos,
1415
habiendo continuado hasta el día de hoy:
1416
dejémoslo, alma mía.

THÉLAME
Lo deseo, mi temor.

SILVIA
1417
Príncipe mío soñáis, hay algo que os enoja,
1418
si me amáis todavía hacédmelo saber,
1419
y que yo participe en vuestra aflicción.

THÉLAME
1420
Mi tristeza procede de aprehensión,
1421
temo que nuestra suerte importune al destino
1422
y que tras el buen tiempo no nos llegue la lluvia;
1423
la propuesta que yo del rey he recibido
1424
y su rostro inquietante me producen pavor.

SILVIA
1425
¿Qué quiere el rey de vos?

THÉLAME
Lo que debe esperar,
1426
pero que mi carácter me prohíbe entregarle.

SILVIA
1427
El quiere que os caséis

THÉLAME
El quiere lo que nunca
1428
obtendrá de Thélame, y yo te lo prometo,
1429
Silvia: antes de que me llegue esta desgracia,
1430
antes de que otro asunto de tu beldad me prive,
1431
estas monstruosas tumbas que vemos allí abajo,
1432
do yacen los autores de estas famosas luchas
1433
que hasta en los Cielos elevaron la audacia,
1434
en lugar del incendio del que solo habrá hielo.
1435
Cree que la pasión que por tu beldad tengo
1436
está lejos del dolo y de la novedad,
1437
y que no soy de esos que citando por prueba
1438
de su cariño, solo presentan el lenguaje,
1439
cortesanos procaces, hipócritas, farsantes,
1440
cuyo amor solo estriba en lisonjeros términos;
1441
el mío, no hay duda, es de otra Natura:
1442
si el tiempo todo come, para él es alimento.

SILVIA
1443
La autoridad del rey influirá mucho en vos.

THÉLAME
1444
Siento gran simpatía por las piedras pequeñas,
1445
refuljo mucho más cuanto más me golpean.

SILVIA
1446
Y el bien del Estado...

THÉLAME
Es de lo que me burlo,
1447
mucho estimo a mis súbditos, todo haría por ellos;
1448
mas por razón de Estado volverme desgraciado,
1449
es el último efecto de una imprudencia extrema
1450
que ni incluso tú misma me aconsejarías:
1451
¿crees tú que por verse en un trono dorado
1452
por una masa idólatra a sus pies adorado,
1453
nadamos para eso en ríos de alegría,
1454
abierto a las corrientes que el dolor envía?
1455
No, no, muy poco a veces los sólidos placeres
1456
se basan en el brillo de los bienes y honores;
1457
las verdaderas dichas ligadas a personas
1458
solo siguen de lejos el boato de coronas;
1459
én cuanto a mí, si hoy yo me viera cambiar
1460
mi condición de Príncipe por la de un pastor,
1461
con tal de que contigo yo pasara la vida,
1462
los Reyes más felices todos me envidiarían.
1463
Por ello, cuando vieran a uno y otro Sol
1464
echar en mis países su siesta y despertar,
1465
sin ti, que eres todo en mi buena fortuna,
1466
esta vana grandeza me sería molesta.

SILVIA
1467
Cuidad que el cariño que sentís hacia mí
1468
no vaya a atraeros la cólera del Rey.

THÉLAME
1469
Os acepto el consejo, no podré desistir,
1470
espero que los Dioses lo solucionen bien:
1471
el calor es muy fuerte, elijamos deprisa
1472
alguna sombra donde hablemos placenteros.

SILVIA
1473
Ahí este viejo olmo nos presenta la suya,
1474
como la más secreta y la más primitiva.

THÉLAME
1475
¿De qué me sirven estos lugares de frescor,
1476
¡ay!, si doquiera esté me quemo por igual?
1477
¿Ves como este agua se mueve sutilmente?,
1478
vDe la misma manera nuestra edad transcurre,
1479
así es como el tiempo vuela con pie ligero,
1480
si no nos ocupamos de bien dosificarlo;
1481
estas son las lecciones que enseñarnos debieran.

SILVIA
1482
Malicioso, comprendo lo que queréis decir,
1483
mas tomaros el tiempo de escuchar un discurso
1484
que tratará tan solo de cuestiones de amor:
1485
en tiempo en que Natura recubre la espesura,
1486
un pastor forastero llegó a nuestros pastos;
1487
del país la belleza y de un clima tan suave
1488
lo apremió de inmediato a vivir entre nosotros;
1489
el rumor de su honra y de su trato afable
1490
pronto conocer le hizo a toda la vecindad;
1491
todos lo apreciaban, bienes en abundancia
1492
a toda hora en oleadas inundaban su casa;
1493
un día en que celebraban una alegre fiesta,
1494
en que con bellas flores adornaban su testa,
1495
en que sin preocuparse de corderos ni ovejas,
1496
vestido todo el mundo con sus mejores ropas,
1497
Amor le hizo posar los ojos en un rostro
1498
que de la libertad le hizo perder el hábito.

THÉLAME
1499
Por cierto, ¿no has tratado de retener sus nombres
1500
cuidadosamente dentro de tu memoria.

SILVIA
1501
El pastor tenía nombre, el pudiente Nicandro,
1502
y la muchacha Delia. Ahora acabad de oír.
1503
El nuevo enamorado se retira alcanzado
1504
por la peor saeta que Amor jamás lanzara:
1505
así es que de atender deja a su rebaño,
1506
la vigilancia olvida en todo su redil,
1507
los rebaños y el amo empeoran poco a poco,
1508
él arde día y noche con un fuego invisible,
1509
si bebe es con pesar e igualmente si come,
1510
no se sabe este cambio extraño a qué se debe;
1511
en resumen, estando sin sueño ni reposo,
1512
una noche encontróse por cierto a su pastora,
1513
el mal que lo acuciaba lo apremió a decirle
1514
con temblorosa voz de su martirio el colmo,
1515
de rodillas rogándole que de él se apiadara,
1516
a no ser que la muerte curara su hastío;
1517
su persuasión, en suma, hizo que la pastora
1518
admitiera en el acto su eventual amor;
1519
ahuyenta toda pena, y trata con esmero
1520
al ganado, que es cierto que lo necesitaba;
1521
este amor estalló tan fuerte al nacer
1522
que casi todo el mundo se enteró de él;
1523
sus corderos, llevados a remotos lugares,
1524
como sus pensamientos siempre estaban revueltos:
1525
se veía grabado mucho en corteza de árboles
1526
solo el nombre de Delia y el nombre de Nicandro.
1527
Entre esta intimidad sucedió que un día
1528
Nicandro ejercitado en el ardor de su amor
1529
urgió tan vivamente la prez de su pastora
1530
con todos los discursos que el engaño sugiere;
1531
ella que no tenía una mente muy fuerte
1532
se rindió finalmente a tan largos esfuerzos;
1533
desde ese día el fuego tan feroz del pastor
1534
perdióse por momentos y se hacía más lento,
1535
tanto que en poco tiempo y debido a la desgana
1536
dejó el desleal artero de amarla por completo.
1537
Os dejo que penséis si la melancolía
1538
sacó de sus casillas a la imprudente Delia:
1539
ella pierde el juicio y se abate en el delirio
1540
del vivo resquemor que tiene de su error;
1541
al fin el desespero tan fuerte la acorrala
1542
que desde lo alto de una roca se precipita;
1543
el funesto accidente que la privó del día
1544
llenó de tal horror los lugares cercanos,
1545
que sufrir que se diga la roca puede apenas
1546
que ella sirvió de teatro para esta tragedia:
1547
Eco se retiró a otra roca mejor,
1548
para que no pudieran reprocharle este crimen;
1549
así el amor costóle el honor y la vida.

THÉLAME
1550
¡Oh, es que ella no era tan sagaz como Silvia
1551
cuando era necesario! Muy cerca de nosotros
1552
oigo un instrumento de un sonido muy dulce.

SILVIA
1553
Es el falaz de ayer, que se distrae sin duda
1554
cantando su amor sobre su cornamusa.

THÉLAME
1555
Parece que se acerca.

SILVIA
También me lo parece.

THÉLAME
1556
De ningún modo quiero que me encuentre aquí,
1557
por eso voy a dar un ligero paseo
1558
por entre los limones, naranjas y granadas.

SILVIA
1559
Y yo lo esperaré para de él burlarme,
1560
y para hoy librarme de él completamente.

THÉLAME
1561
Por favor échalo lo más pronto que puedas,
1562
al menos si no quieres que de languidez muera.

ESCENA III

FILENO, SILVIA, TIMAPHÈRE, THÉLAME, DORISA

FILENO
1563
¿No veo en este prado a quien causa mis lágrimas?
1564
Huye de esta serpiente oculta entre las flores,
1565
miserable pastor, su veneno te arrasa,
1566
y quieres sin embargo acercarte a ella:
1567
pero por alejarme no voy a curarme,
1568
aunque fuera a esconderme bajo otro horizonte,
1569
sus ojos me han herido con un funesto ataque,
1570
tienen igual poder que el dardo de Céfalo:
1571
preciso es cual altruista y resuelto barquero
1572
morir en alta mar antes que amainar.
1573
Belleza que me quema y no es sino hielo,
1574
única en quien la gracia no encuentra su lugar,
1575
quiero estar, finalmente, seguro de mi suerte;
1576
preciso es que me abráis el sepulcro o el puerto,
1577
espero arrodillado mi última sentencia.

SILVIA
1578
Para una interrupción de tanta importancia,
1579
siempre se necesita tiempo para pensarlo.

FILENO
1580
¿Para qué prolongar la red de mis desgracias?
1581
Con solo una palabra formáis un oráculo
1582
y apuntar los lugares de un visible milagro,
1583
dándome de inmediato la vida o la muerte.

SILVIA
1584
Este discurso oscuro no me contenta nada:
1585
no habléis desde ahora, o hablad de otra cosa.

FILENO
1586
Luego, ¿de que cedáis no hay esperanza alguna?

SILVIA
1587
Me podréis doblegar una vez que pasemos
1588
los calores de estío sin que haya ya mosquitos.

FILENO
1589
Reíd, reíd, malvada.

SILVIA
No puedo contenerme,
1590
¿quién no se reiría de vuestra fullería?
1591
Ya lo veis, pastor, el que tima es timado;
1592
los que atrapar querían al fin son atrapados,
1593
no sigáis hasta el fin, se ha descubierto el truco.

FILENO
1594
¡Cielos!, bajo mis pasos se me abre la tierra,
1595
todo me daña y pierde.

SILVIA
No podréis negar
1596
la innoble acción que hicisteis ayer.

FILENO
1597
Es verdad que fallé, pero aceptad que diga
1598
que vos misma en esta perfidia os implicasteis,
1599
buscar habiéndome hecho con mucha sutileza
1600
lo que tenía ganado por mi fidelidad;
1601
y si hay que pelearse, la razón nos ordena
1602
aprobar un efecto cuya causa es buena.

SILVIA
1603
Debíais al menos simular esta pulla
1604
algo más finamente de lo que lo habéis hecho.

FILENO
1605
La treta no podía haber sido aireada,
1606
dado que fue un niño quien la había ideado.

SILVIA
1607
Por ser la vez primera, tratandoos con fineza,
1608
solo seréis penado con la deportación.

FILENO
1609
Amor es quien me ata a vuestra compañía,
1610
apelo ante él de esta tiranía;
1611
ingrata, deberíais retener igualmente
1612
el arte de premiar como el de castigar.

SILVIA
1613
Bien veo cómo es la cosa, tengo que abandonaros.

THIMAPHÈRE Y SUS GUARDIAS
1614
Pastora espéranos, no vamos tan deprisa.

SILVIA
1615
¿Qué queréis, señores?

THIMAPHÈRE
Solo saber tu nombre.

SILVIA
1616
Mi nombre es el de Silvia, y mi padre Damón.

THIMAPHÈRE
1617
Eres a quien buscamos, ven, pues yo te conmino
1618
a seguirme, de parte del Rey que te requiere.

FILENO
1619
Y por favor, señores, ¿podríamos saber
1620
el tema por el cual el rey desea verla?

1621
Eso nos supondría un poco más de alivio.

UN GUARDIA
1622
Amigo, ese asunto no es de tu incumbencia:
1623
los actos de los Reyes se deben comparar
1624
con los de grandes Dioses, y no son censurables.

SILVIA
1625
Pastor, ya que estoy en tal grado de drama,
1626
preciso es que te haga un añadido más:
1627
ve e informa a mis padres del lío en que me hallo
1628
y asume el cuidado de mi extraviado hato.

FILENO
1629
Dorisa, que está cerca, se encargará de eso;
1630
yo estoy resuelto a ir allí donde te lleven.

THÉLAME
1631
Espera un poco más, ese rival molesto
1632
estar allí podría: mas no importa es solo uno;
1633
que allí lo encuentre o no, mi impaciente amor
1634
soportar no podría una espera más larga;
1635
veo que el olmo apartado en el verde follaje
1636
la honra de poner tiene un Astro a cubierto;
1637
¿qué he dicho, a cubierto?, sin duda me equivoco,
1638
la malvada de ella ha cogido otra ruta.
1639
¡Silvia! ¿Dónde hace falta que vaya a buscarte?
1640
¿Es para huir de mí que vas a ocultarte?
1641
Languidezco de amor en este alegre plan,
1642
¿por qué ajusticiar al que te idolatra?
1643
Pero no veo a nadie, y mi boca se funde;
1644
con el pequeño ruido que los céfiros hacen.
1645
¡Dioses!, de un frío miedo siento envuelta mi alma,
1646
¿de dónde venir pueden estos flujos de miedo?
1647
Ánimo, infórmate sobre esta que llega;
1648
pastora, si de ayer aún os acordais,
1649
decime por favor dónde puede estar Silvia.

DORISA
1650
No podréis impedir que sea detenida,
1651
ella está en manos de cuatro o cinco arqueros,
1652
más sordos a las súplicas que lo son estas rocas,
1653
quienes de los deseos del Rey ministros llámanse;
1654
llevaré a los suyos estas siniestras nuevas.

THÉLAME
1655
Padre antinatural, tirano inhumano,
1656
este rayo me llega de tu bárbara mano;
1657
viejo iluso impotente, tus molestas maldades
1658
perturban a destiempo nuestros ingenuos gozos;
1659
tosco hombre que no sabe que los impedimentos
1660
para amantes perfectos son añadir estímulos:
1661
si se llega a dañar mi púdica belleza,
1662
verás que ocurren muchos trágicos accidentes.
1663
Pero ¿por qué dormirse en lo alto de su pena?
1664
Más bien corre a arrancar tu alma a esos ladrones
1665
y hazlos arrepentirse de su insensata empresa,
1666
haciéndoles soltar una presa tan bella.


ACTO V

ESCENA I

FLORESTÁN, DORISA, FILENO

FLORESTÁN PRÍNCIPE DE CRETA
1667
¡Cuán suave es este clima y hermoso este país,
1668
en su diversidad me deja boquiabierto!
1669
Ahora cuando las olas me han puesto en la orilla,
1670
pensé que me encontraba en una isla salvaje,
1671
donde el hambre al hacerme perder mi energía
1672
sobre mí ejerciera su dureza mortal.
1673
Mas por lo que yo veo esta tierra fecunda
1674
debe en fertilidad no tener otra igual;
1675
los eriazos parecen decir a cerros próximos:
1676
mirad nuestras espigas, mostradnos vuestras uvas.
1677
¡Cuánto place a los ojos ver los largos macizos
1678
que sirven de corona a estos hermosos campos!
1679
Hallar me gustaría a alguien que me informase
1680
del estado y del nombre de este nuevo clima;
1681
oigo muy bien un ruido en el bosque cercano,
1682
y veo a un campesino allí en la llanura;
1683
pero el mar me ha dejado tan débil y cansado
1684
que apenas, sin mentir, dar puedo un solo paso.
1685
Esperando que llegue alguien a este boscaje,
1686
soñaré, en el murmullo, de este venero vivo;
1687
si debemos confiar en el juicio de los ojos,
1688
creo que este es el hogar de los Dioses,
1689
pues no puedo pensar que un paisaje tan bello
1690
jamás fuese pintado para uso de mortales.
1691
Pese a ello, el frescor de este lugar sin par
1692
y el sonido de esta agua me invitan al reposo.

DORISA
1693
En medio del tormento, en medio de la lumbre
1694
tu me ahogas la voz y quieres que me calle:
1695
malvado, ¿a quién quieres que dirija mis lágrimas
1696
sino a ti, el único que frenas mis dolores?
1697
¿Prohibir el lamento y brindar la tortura,
1698
no es acaso violar derechos de Natura?
1699
¡Ah! Fileno, Fileno, insensible pastor,
1700
el Cielo es imparcial, Él me podrá vengar.

FILENO
1701
Tu insistente cariño me conmueve hondamente;
1702
no sería así si yo fuera insensible,
1703
querría de buen grado, tener con qué Dorisa
1704
poder recompensarte sin quebrantar mi fe:
1705
mas sabes que mi alma trabada en otra parte
1706
jamás soportaría un amor compartido.

DORISA
1707
Acabemos desde ahora con discursos así,
1708
la muerte en poco tiempo se apiadará de mí;
1709
este hierro enrojece por tu ingratitud,
1710
y acabará mi vida y mi sometimiento.
1711
Testigo solitario de mis hastíos últimos,
1712
Eco que estuvo antaño en el estado mío,
1713
que supo el desespero en que cae una pobre alma
1714
de quien un pecho helado la llama ha rechazado,
1715
cuando tu fuiste objeto de tus deseos estériles
1716
de un cazador en quien el agua inflamó en fuegos,
1717
a favor del destino que urde nuestras desgracias
1718
como nuestros amores iguales y comunes;
1719
si alguien alguna vez te inquiere por mi suerte,
1720
di que el desleal Fileno es causa de mi muerte,
1721
di que tras mi franqueza y mi razón raptada,
1722
su severidad hoy me ha hecho perder la vida.

FILENO
1723
¡Dioses! ¿Qué vas a hacer?

DORISA
Obstáculo injurioso,
1724
entregando mi vida a este golpe furioso,
1725
¿por que no quieres tú que me corte las venas?
1726
¿Por qué no quieres tú que acabe con mis penas,
1727
viendo al final del hierro que tu me has arrancado
1728
lo que en tu cariño vanamente he buscado?
1729
No, no combatas más la influencia obstinada
1730
de la infeliz estrella que forjó mi destino,
1731
solo por el provecho de mi inclinación
1732
deja que libremente elija mi final:
1733
soy digna de la muerte por no haberte agradado.

FILENO
1734
Guardo para tu empeño un galardón distinto.

DORISA
1735
Días lejanos vislúmbranse allá en el horizonte,
1736
los frutos más tardíos por fin tienen su tiempo:
1737
cada año la cosecha, cada año la vendimia
1738
llenan en su estación bodegas y graneros;
1739
mas frutos que a Dorisa de repente prometes,
1740
frutos de un campo ingrato, no maduran jamás.

FILENO
1741
¡Cuán rara es esta moza con su perseverancia!
1742
En todo caso debe con su fe conformarse.
1743
Ven, que te mostraré que soy amigo tuyo
1744
y que de tus reveses la mitad siento míos;
1745
así, tan pronto como tengamos más noticias
1746
que hayan abolido de mi malvada el hado,
1747
si, ingrata como es, persiste en irritarme,
1748
prometo a ti adoptarte y a ella abandonarla;
1749
ya que en más complacerte tendré que concienciarme,
1750
ten, mientras eso ocurre, un poco de paciencia.

DORISA
1751
Que los Dioses accedan a que este encantamiento
1752
termine en poco tiempo para mi gran contento.

FILENO
1753
Dorisa es mediodía.

DORISA
¿Cómo te preocupa eso?

FILENO
1754
El sol que nos contempla cae ahora de plomo;
1755
cubrámonos de él en esta fresca arboleda,
1756
que Dios nunca horadó con una de sus saetas:
1757
¡Dioses!, veo a un guerrero soberbio en apariencia
1758
junto a esta fuente tendido en la hierba.

DORISA
1759
Veámoslo más de cerca, es un joven guerrero
1760
que se sienta temprano a la sombra del laurel.

FILENO
1761
Es de esos caballeros que por toda la tierra
1762
buscan nuevas hazañas de amor y de guerra:
1763
quedémonos a un lado hasta que se despierte.

FLORESTÁN
1764
¡Oh, querida visión! ¡Oh, sueño agradable
1765
que halagas mis sentidos con tan grata mentira!
1766
¿Por qué no has alargado por más tiempo este sueño?
1767
Yo mismo te habría, por tan dulce abuso,
1768
alzado los altares de este césped herboso.
1769
Princesa de bellezas, Melifila adorable,
1770
¡qué acogida tan grata me has perpetrado en sueños!
1771
¿Veo a alguien con vos en este espeso soto?
1772
No vengo yo aquí a turbar vuestra paz,
1773
amigo, no temáis que os vaya a ofender:
1774
yo soy un extranjero que el vigor del naufragio
1775
ha lanzado esta noche sobre esta ignota orilla.

FILENO
1776
Seréis entre nosotros mejor que bienvenido,
1777
en este país la gente es cortés y accesible.

FLORESTÁN
1778
¿Qué nombre el lugar tiene?

DORISA
Lo llamamos Sicilia.

FLORESTÁN
1779
¡Cómo! Esto es Sicilia, ¡ah!, no puedo crérmelo,
1780
aquí la desconfianza se une con la razón;
1781
por tres días enteros la nao sin capitán
1782
a merced de los vientos que regían las aguas,
1783
durante el largo tiempo que duró la tormenta
1784
jamás pudo tener un camino seguro:
1785
pero, para que os diga mi plan en dos palabras,
1786
os diré que partí de la isla de Creta
1787
para fondear adrede en este grato país,
1788
donde decís, pastor, que estoy en este instante;
1789
así que yo no sé de qué modo el destino
1790
traerme a puerto ha querido a pesar de Neptuno;
1791
y vuestra hermosa Infanta, en quien Cielos amigos
1792
los más bellos adornos de su tesoro han puesto,
1793
ese asombro de gracia y de mortal belleza,
1794
Melifila, en resumen, ¿qué tal se encuentra ella?

DORISA
1795
Muy bien, en un castillo no lejos de nosotros:
1796
el sino del hermano le dará o no esposo.

FLORESTÁN
1797
No entiendo nada de eso.

DORISA
Es que el Rey, su padre,
1798
molesto porque su hijo amaba a una pastora,
1799
para a ambos castigarlos ha hecho que los encanten
1800
de la misma manera que voy a contarlo.
1801
Este hechizo maldito está hecho de tal modo
1802
que el Príncipe a veces cree muerta a su pastora;
1803
y en esta creencia se angustia con tormentos
1804
que solo bien conocen los amantes perfectos;
1805
y otras veces también la quejumbrosa Silvia
1806
piensa que entre sus brazos ha perdido él la vida:
1807
ella llora, ella grita y construye alegatos
1808
que el alma ablandarían de los tigres y osos.

FLORESTÁN
1809
¿Y este Rey despiadado, este bárbaro padre,
1810
no se conmueve ante un amor tan insólito?

DORISA
1811
Tras siete u ocho días de haber sido embrujados,
1812
se mostró arrepentido por su severidad,
1813
quiso restituirlos a su común estado,
1814
pero el mago no pudo jamás llevarlo a cabo:
1815
nada puede sacarlos de esta fatal desgracia
1816
excepto un caballero de gran valor dotado,
1817
y a ese, precisamente, debe ser entregada
1818
la Infanta, por las leyes de un célebre himeneo;
1819
ya muchos caballeros han intentado en vano
1820
corregir este encanto con un final feliz.

FLORESTÁN
1821
¡Dioses! Cuánto me alegro de que esta aventura
1822
provea la materia a mi gloria futura:
1823
pastor, ya desde ahora no perdamos más tiempo,
1824
quiero que hoy estas almas puedan estar contentas;
1825
infuso como estoy de un vigoroso ingenio,
1826
yo los liberaré de esta tiranía;
1827
decidme, ¿acaso estamos muy lejos del castillo?

FILENO
1828
Está a doscientos pasos detrás de esta colina;
1829
os llevaré allí, y si el hambre os acucia,
1830
como puede pensarse, nuestro camino pasa
1831
por un pequeño pueblo en el que os trataremos
1832
muy generosamente con lo que dispongamos.

ESCENA II

EL REY, PAJE, THÉLAME, FLORESTÁN, SILVIA, MELIFILA

EL REY
1833
Vosotros, Celestiales cuya profunda ciencia
1834
preside totalmente los asuntos del mundo,
1835
árbitros de mi suerte, abrid bien vuestros ojos
1836
sobre el Rey más triste que haya en el universo.
1837
Mas, ¿cómo esperar que los Dioses ayuden
1838
a aquel que no lo ha hecho con su sangre y su raza?
1839
No, no, hay que sufrir, y los Dioses vejados
1840
deben agriar mis males si bien no lo soporto.
1841
Autor abominable de un suplicio espantoso,
1842
artífice odioso de un castigo increíble,
1843
asesino de tu hijo, preciso es que el tormento
1844
de tus atrocidades te haga morir mil veces,
1845
y que tu evocación exprese en todo instante
1846
la maldad de tu crimen a tu aterrado juicio.
1847
¡Cuán desgraciado soy! ¿Qué diablo me cegó,
1848
qué rabia infernal desquició mi razón,
1849
cuando para vengarme sin razón del candor
1850
quise utilizar el máximo vigor?
1851
Ese es el motivo de que yo sea odioso
1852
al común sentimiento de los hombres y Dioses;
1853
mi pueblo está irritado por una acción tan vil,
1854
de vergüenza y tristeza tengo que esconderme,
1855
y temo nada menos que una sedición,
1856
que previsiblemente sea mi perdición;
1857
solo espero el momento en que esta turba vil,
1858
siguiendo la tendencia de una furia civil,
1859
venga como un tirano a mi lecho a degollarme
1860
y le ofrezca después mi cetro al extranjero.
1861
Desde este momento presento mi cabeza
1862
a los golpes sangrientos que el hado me prepara;
1863
el tiempo y la razón bastante han aprendido
1864
la ciencia de tener desprecio por la muerte:
1865
no obstante, si antes de perder lucidez
1866
viera de nuevo a mi hijo en su anterior estado,
1867
después de que el valor de un valiente guerrero
1868
atajara el esfuerzo de este encanto injurioso,
1869
en esta entera dicha, seguro que mi alma
1870
dejaría sin pena su caduca morada.

PAJE
1871
Señor, los dos amantes en su mal riguroso
1872
pronto comenzarán su pesar doloroso;
1873
un gran viento ha apagado la fogata sagrada,
1874
signo premonitorio de su queja ordinaria.

EL REY
1875
Estoy decidido a escucharlo hoy,
1876
aunque solo sea para aumentar mi hastío,
1877
pues los tristes acentos de la voz de Thélame
1878
son igual que puñales que el alma me atraviesan,
1879
son igual que los buitres y serpientes que muerden,
1880
que me hacen soportar males miles por dentro:
1881
únicamente viendo su postura doliente
1882
padezco los accesos de un final violento.

THÉLAME
1883
Vamos, no duermas más, ¿no quieres despertarte?
1884
¿Acaso un Sol de Oriente tiene que reposar?
1885
Dormilona despierta, de esta pereza huyamos
1886
y de este duro sueño que tu párpado apremia.
1887
¿No me respondes nada? Férreo Dios del Amor,
1888
creo que ella ha perdido la lucidez del día:
1889
¡Alma mía, mi Silvia! La muerte la hace sorda,
1890
está bajo mi mano fría, quieta e inmóvil,
1891
el color de la muerte pintado en su rostro
1892
ha hecho disiparse las rosas de su tez,
1893
comparable a la flor que se queda tendida
1894
seca en un surco donde la reja la ha alcanzado.
1895
Mi pérdida es real, no cabe duda alguna:
1896
¡Ay! ¿Qué Dios vendrá para resucitármela?
1897
La muerte es la que pone el silencio en su boca,
1898
y de su cuerpo ha hecho solo un tronco sin vida.
1899
¡Dioses! ¿Por qué pusisteis en este gentil cuerpo
1900
los adornos más bellos de vuestra virtud etérea?
1901
¿Por qué lo acicalasteis con tantos signos bellos,
1902
si pronto lo dejasteis a merced de las Parcas?
1903
Y tú, pérfido Amor,¿por qué no has desviado
1904
el golpe que acabó el curso de sus años?
1905
¡Si al menos mis suspiros de un lugar a otro errantes
1906
en este bello cuerpo que ya es solo hielo,
1907
con todo lo que tienen de fuerza y de calor,
1908
hacer volver pudieran el alma y el color!
1909
Mas esta débil prédica por el dolor dictada
1910
no repondrá la vida a mi pastora muerta:
1911
Vosotros, que regís el destino de los hombres,
1912
que tenéis su vida y su muerte en las manos,
1913
Vosotros, grandes Dioses, podéis devolvérmela
1914
bella como era cuando la muerte osó llevársela;
1915
¡vamos! ¿Quién de vosotros vendrá a resucitármela?
1916
¿Es necesario ahora el que os lo solicite?
1917
¡Cómo! ¿Acaso no veis vuestra obra más bella
1918
a la que ha hecho la muerte un insolente ultraje?
1919
Mostrad vuestro poder haciéndola vivir,
1920
como antes hicisteis haciéndola nacer.
1921
Inmortales, en vano trato de doblegaros,
1922
sin embargo, descubro una sangrienta herida
1923
que un puñal homicida ha abierto en su pecho.
1924
¡Oh, cruel desenlace de un furioso objetivo!
1925
¿Qué inhumana mano, qué mente tan punible
1926
puede haber emprendido este execrable crimen?
1927
Pero estoy muy seguro, la ira paternal
1928
le ha hecho ejecutar este acto criminal,
1929
lo ha llevado a matar a esta pobre víctima
1930
cuyo único crimen fue el amor conmigo.
1931
Tirano sanguinario, alma de acero o bronce,
1932
mil veces más cruel que un león carnicero,
1933
padre que de tu hijo desgarras las entrañas;
1934
puesto que te complaces en contemplar exequias,
1935
yo quiero contentarte: tigre, ven a embriagarte
1936
de mi sangre vertida que tu verás fluir.
1937
¿No encontraré acaso una espada benigna
1938
que del poder me aparte de un hado tan aciago?
1939
¿Con el deseo que tengo de dejarme morir
1940
no encontraré yo algo que pueda ayudarme?
1941
Muerte, haz que yo sienta si tu mano es pesada:
1942
este infeliz Príncipe te ofrece un botín,
1943
no lo rechaces, pues más pronto o más tarde
1944
lo verás caer bajo la fuerza de tu dardo.
1945
Pero reclamo en vano su inigualable furia,
1946
para mí la inhumana no tiene ojos ni oídos;
1947
poco accedemos a ella para poder gritarle,
1948
nada para injuriarla y menos para rogarle.
1949
Así, ya que mi pena ha turbado a la Parca,
1950
y que ella ha volcado su rabia solo en mí,
1951
regaré esta obra maestra del Cielo con mis lágrimas,
1952
mientras todo mi ánimo se escapa por mis ojos
1953
y mi cansado cuerpo de lasitud expira
1954
sobre los pocos restos del amoroso imperio.
1955
Alma casta que antaño con fuego claro ardiste
1956
allí do Amor formó su pequeño aposento,
1957
retiro inmune donde nuestras almas heridas
1958
dejaban confiados comunes pensamientos,
1959
corazón que estimaba la virtud cual sagrada,
1960
¡Ay!, de qué manera te veo masacrada,
1961
que el volumen completo de mi cuerpo no puede
1962
en esta gran herida tener su cementerio;
1963
mi carne con la tuya así se fundiría,
1964
y mi amorosa sangre mezclada con la tuya.
1965
Cada vez que yo veo esta amplia abertura
1966
no puedo comprender semejante ocurrencia,
1967
ya que siendo hasta ahora los dos una sola alma,
1968
muerta una, debió la otra dejar ya de vivir;
1969
no obstante, ella está muerta, y tú, ruin Thélame,
1970
sobre su frío cuerpo no has entregado el alma:
1971
espérame pastora, espérame, te sigo
1972
entre la oscuridad de las noches eternas,
1973
el horror de la tumba me asalta por doquier;
1974
se acabó, me muero, las fuerzas se me van.

EL REY
1975
Pero estas acciones de amor y de piedad
1976
un día partirán por la mitad mi pecho:
1977
¡cuánto estos gemidos y fúnebres lamentos
1978
producen en mi mente sensibles agresiones.
1979
¡Dioses!: parad el flujo de mis amargos años,
1980
o pronto terminad este hado doloroso.

PAJE
1981
Señor, hay un valiente guerrero que desea
1982
intentar la aventura.

EL REY
Pues bien, id a decirle
1983
que puede intentarla a la hora que quiera.
1984
¿Cuándo por fin el Cielo ya se decidirá
1985
a enviarme a aquel cuya ayuda oportuna
1986
se encargue del asunto de mi buena fortuna?
1987
Caballero, no es bueno que del rumor común
1988
de mi desolación estéis informado,
1989
ya que de mi desgracia la triste nombradía
1990
está en toda la tierra igualmente extendida:
1991
ya sabéis la ganancia prometida en público
1992
a quien ponga el final de este encantamiento;
1993
por lo demás la hazaña al ser muy peligrosa,
1994
requiere de un alma fuerte y generosa.

FLORESTÁN
1995
Creemos, favor de Dioses, tener lo que es preciso
1996
para alzar nuestro vuelo dos veces aún más alto:
1997
Señor, yo os prometo que con esta efigie
1998
no temo a visión, a fantasma ni a magia;
1999
envuelto en este escudo osaría jactarme
2000
y ni todo el Infierno podría asustarme;
2001
no querría si no oír las fantasías
2002
que estos amantes dicen cuando su furia es grande.

EL REY
2003
De acabar viene mi hijo sus penas y las mías;
2004
la pastora en breve comenzará las suyas:
2005
no hagamos mucho ruido, se está despertando.

FLORESTÁN
2006
Preciso es ver que fin tendrá esta maravilla.

SILVIA
2007
¿Qué es esto, es más bien la postura de un muerto
2008
la de mi Thélame, que la de un hombre que duerme?
2009
¡Oh, Thélame, eh Dioses! Es como un tronco de árbol,
2010
sin voz, sin movimientos, y más frío que el mármol;
2011
sus ojos turbios, vueltos, casi del todo ocluidos
2012
prueban bien que está muerto, y que no está dormido.
2013
¿Quién habría pensado que con tanta insolencia
2014
la muerte hubiera empleado sobre tu edad violencia,
2015
y que un Sol tan bello por un triste accidente
2016
en su obvio mediodía hallara su Occidente?
2017
¡Esta Isla con tu muerte sufre una gran pérdida,
2018
pues pronto la veremos infértil y desierta,
2019
nuestro campo ante todo, que por sus privilegios
2020
los hacías frecuentar, quedarán muy desiertos!
2021
Los amorosos pájaros de un lamento común
2022
no hablarán en su trinos más que de tu infortunio,
2023
los sotos florecidos como en el pleno invierno
2024
renunciarán, de pena, a sus verdes vestimentas;
2025
incluso nuestra amena y devota fontana
2026
al conocer el duelo estará en la llanura,
2027
también atestiguando la pena de su rango
2028
nada vertera salvo, o bien tinta o sangre,
2029
y ese dulce sonido que alegra los oídos
2030
se volverá afligido y los dejará heridos;
2031
las hierbas y las flores que rozarán las olas
2032
de la raíz a la copa pronto se secarán;
2033
y yo, para mostrarte ser incondicional,
2034
y que mi lealtad de ninguna es modelo,
2035
pretendo con mi vida zanjar mi languidez
2036
y dotar a mis lágrimas de mi propio vigor:
2037
te ruego que me esperes en la orilla sombría,
2038
mi alma en un momento se unirá a tu sombra,
2039
nos cruzará Caronte a los dos al mismo tiempo
2040
a esos campos felices do vivamos contentos;
2041
allí, estoy seguro que las almas más bellas
2042
conmovidos por nuestra desgracia nos querrán;
2043
y que a los más amantes y leales espíritus
2044
en constancia y amor ganaremos el premio.
2045
Quizás, querido amante, sin prestar atención
2046
tu tránsito fatal se demore bastante:
2047
muerte el tiempo me apremia, termina de matarme,
2048
y haz lo que mi brazo no puede realizar;
2049
tu compasivo dardo me hiere suavemente,
2050
Thélame yo me muero de amor y de flaqueza.

EL REY
2051
Caballero, ¿los ayes de este espíritu amante
2052
no enternecerían a pechos de diamantes?
2053
¿Es un tema adecuado para vuestros blasones,
2054
armonizar el mármol al uso de las lágrimas?
2055
Emplead, por favor, todo vuestro valor
2056
para que hoy termine mi miseria y la suya.

FLORESTÁN
2057
Señor, me comprometo a que antes de una hora
2058
mejorará mi prueba de los dos su fortuna:
2059
estoy decidido a morir en el intento,
2060
si yo no pongo fin a este destino mágico;
2061
me voy de inmediato a atender la tarea.

EL REY
2062
¡Que en esta acción el Cielo os favorezca!
2063
Y yo ya me retiro a este cercano altar
2064
a fin de reclamar la ayuda inmortal.

FLORESTÁN
2065
Florestán, en esta obra tienes la ocasión
2066
de llevar hasta el fin tu coraje en la prueba.
2067
Suplicio de mi alma, delicias de mis ojos,
2068
retrato más querido que es el de los Dioses,
2069
en esta pelea incierta do la gloria me llama
2070
inspira a mi ánimo un vigor renovado,
2071
haz que por tu recurso mi frente victoriosa
2072
sea pronto coronada con un laurel glorioso:
2073
vamos, no temo nada yendo bajo tu auspicio,
2074
a tu favor los Dioses me serán muy propicios.
2075
¡Horripilante objeto, espantosa visión!
2076
Ánimo, todo esto tan solo es ilusión.
2077
¿Qué quieren estos muchos monstruosos fantasmas
2078
que entre nosotros vuelan como si fueran átomos?
2079
Quiméricos espíritus, duendes, fantasmas negros,
2080
¿por qué no retornáis a vuestras negras casas?
2081
¡Oh, Dioses! Socorredme, este enorme trueno
2082
de un grado tercero me ha tirado al suelo;
2083
no importa, si es preciso sin embargo alzarse,
2084
la determinación domar debe el peligro;
2085
una lluvia de golpes cae sobre mi cabeza,
2086
de alabardas y dardos gran cantidad me frenan:
2087
pero, ¿por qué distraerse con falaces objetos
2088
que producen tan solo ingrávidos temores?
2089
Hay que romper a ultranza todos estos obstáculos,
2090
sin turbarse por ver estos amorfos cuadros.
2091
Demonios, de este golpe por fuerza o voluntad
2092
me veréis recobrarme hasta el grado más alto.
2093
Horror de los humanos, larvas, fúnebres sombras,
2094
idos y retiraos al palacio oscuro;
2095
confusos alaridos, golpes que son vacíos
2096
en la etapa en que estoy ya no me asustáis.

LA VOZ
2097
Caballero, si quieres acabar esta empresa
2098
no tengas miedo alguno, sube más alto y rompe
2099
este cristal que ves unido a la bóveda,
2100
allí es únicamente do se oculta el hechizo.

FLORESTÁN
2101
Esta sombra ante mí como un confín plantado
2102
me impide acercarme al hielo encantado.
2103
¿Pero, soportarás que sombras ilusorias
2104
te arranquen la victoria ahora de tus manos?
2105
No, no, esta vez haz que abandonen el sitio,
2106
y rompe a pesar de ellos el hielo abominable.
2107
Si no estoy defraudado el encanto se acaba;
2108
el gran ruido que súbito se ha elevado en el aire,
2109
estos terribles gritos, estas derruidas bóvedas,
2110
y esta oscura noche, desentrañan mi duda:
2111
la claridad retorna con estupefacción,
2112
que me asegurará de todo el evento.

EL REY
2113
Caballero, ayudadme, caballero, os lo ruego,
2114
¡Ay!, no puedo más.

FLORESTÁN
Oigo al Rey que grita,
2115
tengo que darme prisa en ir a socorrerlo.

EL REY
2116
Debió placerme el Cielo con dejarme morir.

FLORESTÁN
2117
¿Que tenéis, Majestad, que os veo tan pálido?

EL REY
2118
El bullicio que forma esta banda infernal,
2119
y sobre todo el último que acabamos de oír,
2120
con repentino horror me ha hecho desmayarme.

FLORESTÁN
2121
Señor, desde ahora el trabajo que os queda
2122
es el de olvidar todo lo horripilante,
2123
el Cielo y el destino vuestra angustia zanjaron.

EL REY
2124
No me volcaré ahora en haceros cumplidos,
2125
veamos a los amantes, porque ya me parece
2126
que los hemos oído suspirando a los dos.

THÉLAME
2127
¡Oh, Silvia!

SILVIA
¡Oh, Thélame!

THÉLAME
¿Eres tú, Astro mío,
2128
quién de claridad llenas esta mansión del sueño?
2129
De no estar yo seguro del estado en que estamos,
2130
pensaría hallarme aún entre los hombres.
2131
¿Pero acaso no es éste el Reino de los muertos?
2132
¿No han abandonado nuestras almas sus cuerpos?

SILVIA
2133
El estado en el cual me veo me confunde,
2134
y por falsos asuntos, si mi vista no yerra,
2135
estamos reducidos ahora en una estancia
2136
donde se ve, se habla, y se respira el día;
2137
no veo aquí a Caronte ni tampoco el Cocito.

THÉLAME
2138
Piensa, Ángel mío, que un muerto no revive,
2139
el Infierno es un istmo del que nunca se sale.

EL REY
2140
Aquí hay algún resto de su destino inicuo,
2141
voy a retirarlo de esta extravagancia.

THÉLAME
2142
¿Qué es esta vieja mente cuya vana arrogancia
2143
lo mantiene insolente parado ante nosotros?

EL REY
2144
Hijo mío, apearos del error en que estábais.

THÉLAME
2145
Oh padre despiadado, ¿tu alma criminal
2146
viene aquí a librarnos una guerra eterna?
2147
¿No estás satisfecho de las tareas sufridas,
2148
sin que a inquietarnos vengas aún en los Infiernos?
2149
Ve, déjanos en paz en este reino próspero,
2150
yo no te reconozco a título de padre.

FLORESTÁN
2151
Señor, vos no estáis en la fila de los muertos,
2152
la claridad, el ruido bastante os lo hacen ver,
2153
tenemos cuerpos reales de vibración capaces,
2154
huesos, nervios unidos, visibles y palpables.

THÉLAME
2155
No son estas visiones más que engañosos sueños.

SILVIA
2156
En verdad, por mí misma creo que estamos vivos.

EL REY
2157
Hijo mío, ya dura mucho esta fantasía,
2158
la fuente de tus males desde ahora está seca:
2159
este largo hechizo que daba a tus sentidos
2160
apremiantes tormentos por una falsa muerte,
2161
pese a mil demonios vio rodar sus encantos
2162
bajo el invicto brío de las gloriosas armas
2163
de este bravo guerrero, de quien recibir puedes
2164
toda la alegría del bien que ahora tienes.

LA VOZ
2165
Thélame te anuncio que ni tú ni tu Silvia
2166
habíais perdido el uso de la vida,
2167
reemplaza la bajeza y la desigualdad
2168
de su limitación por su fidelidad,
2169
y a su virtud concede de una corona el premio;
2170
así es como lo ordena el deseo de los Dioses.

SILVIA
2171
Gran Príncipe, habéis oído claramente
2172
el imprevisto oráculo que la Voz ha emitido;
2173
¿queréis persistir en esta fantasía,
2174
o, por mejor decirlo, en este frenesí?
2175
Por lo que a mí respecta, yo sé bien que estoy viva.

THÉLAME
2176
Pues yo no lo sé, porque estoy arrebatado,
2177
sin embargo, bajemos.

EL REY
Hijo mío, te ruego
2178
que al hablar controles cualquier tipo de ofensa:
2179
confieso que te he hecho percibir, sin razón,
2180
un mal del que muy pronto me he arrepentido.

THÉLAME
2181
No hablemos de las olas, la tormenta ha pasado,
2182
mas Señor, por deciros brevemente qué pienso,
2183
si no se nos permite un matrimonio rápido,
2184
devolvednos al tiempo en el que nos pusisteis.

EL REY
2185
Consiento de buen grado: igual que los oráculos
2186
de este lecho nupcial os prometen milagros,
2187
este espejo de empeño es bastante virtuoso
2188
para bien compensar su destino virtuoso.

SILVIA
2189
Señor, tomadme como vuestra humilde sierva.

EL REY
2190
Hija mía, levantaos. Que llamen a la Infanta.

THÉLAME
2191
Sostén de dos amantes, que para socorreros
2192
contra un maldito hechizo que nos hacía morir,
2193
no temisteis a tantas horripilantes hordas,
2194
a las que Infierno había abierto negros pórticos:
2195
esta pastora y yo desde ahora os tendremos
2196
nutrido con los bienes que tengamos por siempre.

FLORESTÁN
2197
Gran Príncipe, sabéis que el honor nos obliga
2198
a socorrer a aquellos a que el destino aflige;
2199
yo solo he cumplido las leyes del deber,
2200
por lo tanto, no debo recibir fruto alguno.

EL REY
2201
Esta es la recompensa, sumamente pequeña,
2202
que vuestro raro mérito de mí recibirá.

FLORESTÁN
2203
Señor, en realidad, me encuentro sorprendido
2204
de tener tan gran premio, que es incalculable.

EL REY
2205
Hija mía, desde ahora pon todo tu interés,
2206
si ennegrecer no quieres por tu ingratitud,
2207
tratando dignamente a este bravo guerrero;
2208
gracias a él se acaba mi desdichada suerte,
2209
el será, si le place, vuestro esposo legítimo.

FLORESTÁN
2210
Princesa a quien sirvió mi corazón de víctima desde el primer instante en que este retrato aciago
2211
de libertad privóme en mi país natal,
2212
sabed que no hay más plan que homenaje rendiros,
2213
como rendí homenaje cien veces a la imagen,
2214
que me hizo exponerme a la furia de un mar,
2215
en el que vi a mi nao y mis gentes naufragar.
2216
Ahora, para aclararos todo sobre mi ser,
2217
de sangre real los Dioses hicieron que naciera,
2218
hijo del rey de Creta y único heredero
2219
sin ningún contratiempo para heredar el cetro.

MELIFILA
2220
Príncipe cuyo origen testimonian los hechos,
2221
aunque no provinierais de un linaje real,
2222
vuestra virtud que nunca se irá a la tumba
2223
os servirá por siempre de cetro y de emblema.

ESCENA III

FILENO, DORISA, TIMAPHÈRE, EL REY

FILENO
2224
Ya el rumor, Señor, corre por la llanura
2225
de que un joven guerrero sacado os ha de apuros;
2226
es el deseo de ver un cambio tan benigno
2227
y tan fuerte anhelado el que ante vos nos trae,
2228
más contentos de ver las dos almas curadas
2229
que si en nuestros apriscos creciera una de ellas.

THÉLAME
2230
Cree, pastor, mi amigo lejos de la ficción,
2231
que sé de tu cariño de modo espontáneo:
2232
por lo demás, aquella que siempre te afligía
2233
tendrá, antes de dos días, el rango de Princesa.

SILVIA
2234
Fileno, ahora debes perder la esperanza
2235
que pudiera tener tu alma de poseerme:
2236
si tu declaración mi palabra autoriza,
2237
esposa de buen grado a la pastora Dorisa;
2238
su amor por ti conoces con bastante evidencia.

THÉLAME
2239
Por mi parte te haré todo el bien que pueda.

FILENO
2240
Por ti y por mi Príncipe, ¿no lo haría yo todo?

DORISA
2241
¡Ay! ¿Cómo os pagaré un acuerdo tan bueno?
2242
Que el dolor no perturbe nunca vuestos placeres,
2243
que vuestras alegrías a los deseos superen,
2244
en fin que a cada instante el Cielo os envíe
2245
con los nuevos placeres nuevos temas de dicha.

SILVIA
2246
Adiós, vivid felices, que no os preocupe nada,
2247
el Principe os aprecia y os beneficiará.

UN GUARDIA
2248
Dentro del patio bajo una confusa tropa
2249
que murmura por qué no les dejan entrar:
2250
dicen que su deseo es ver a Monseñor.

EL REY
2251
Hay motivos para que compartan esta dicha:
2252
vamos, queridos hijos, todas las ceremonias
2253
desde ahora entre nosotros del todo están prohibidas.

FIN DE LA SILVIA