George Etherege, The Man of Mode, or Sir Fopling Flutter

El hombre a la moda, o don Lindín Aleada





Texto utilizado para esta edición digital:
Etherege, George. El hombre a la moda, o don Lindín Aleada. [The Man of Mode, or Sir Fopling Flutter]. Traducido por Juan José Calvo García de Leonardo, para EMOTHE. Valencia: ARTELOPE-EMOTHE Universitat de València, 2020.
Adaptación digital para EMOTHE:

    ELENCO

    Maese DORIMANTE, hidalgo
    Maese MISTURA, hidalgo
    El VIEJO BELLAIR, hidalgo
    El JOVEN BELLAIR, hidalgo
    DON LINDÍN ALEADA, hidalgo
    MADAMA VILLAVEGA, hidalga
    EMILIA, hidalga
    Doña LENCANTA, hidalga
    BELINDA, hidalga
    MADAMA VILASILVA, hidalga
    ENRIQUETA, su hija, hidalga
    SOLETA, azafata
    AFANOSA, azafata
    Un zapatero
    Una naranjera
    Tres bravoneles desastrados
    Dos silleteros
    Maese RISICAS, un reverendo
    MAÑOSO, un camarero
    Pajes
    Lacayos

    LA ESCENA —LONDRES


    A SU ALTEZA REAL, LA DUQUESA

    SEÑORA,

    Los poetas —aunque, por lo demás, puedan ser modestos— siempre tienen una opinión demasiado buena de lo que escriben. El mundo, cuando vea esta comedia dedicada a Vuestra Alteza Real, concluirá que he tenido más de esa vanidad de la que me toca. Pero, espero que el honor que me cabe por perteneceros excusará mi presunción. Es la primera cosa que he producido a vuestro servicio y mi deber me obliga a lo que mi elección no habría podido ni aspirar.

    Soy muy consciente, Señora, de cuanto se debe a vuestra indulgencia el éxito que ha tenido la obra; y vuestra protección no será menos feliz en la imprenta; pues todos ambicionan tanto haceros la corte, que ninguno podrá ser severo con lo que os place favorecer.


    Esta sumisión y respeto universales se deben a la grandeza de vuestro rango y cuna; pero tenéis otras cualidades ilustres que son mucho más atrayentes. Aquellas sólo deslumbrarían si no fuera porque estas cautivan los ojos y el entendimiento de todos aquellos que tiene la dicha de acercarse a vos.

    Los autores, en estas ocasiones, nunca dejarán de publicar algún detalle de las virtudes y perfecciones de sus patronos; pero las de Vuestra Alteza Real son tan eminentemente conocidas que, de seguir sus ejemplos, solo pintaría aquí esas maravillas de las cuales todos y cada uno ya tiene una idea en su mente. Además, no estimo adecuado apuntar, en prosa, a lo que resulta tema tan glorioso en verso; en cuyo arte habré de mostrar, de ahora en adelante, si he mayor celo. No penaré mucho por ello, ya que con menor pasión deseo el ser estimado como poeta que el ser considerado,
    Señora,

    De Vuestra Alteza Real
    El más humilde, más obediente
    y más leal criado,
    GEORGE ETHEREGE.



    ACTO I

    ESCENA I

    Un vestidor. Una mesa cubierta con un pañito, ropas listas.
    Entra DORIMANTE en bata y chinelas con una nota redactada en la mano, repitiendo versos.

    Dorimante
    1
    Siglos ya brillaba, del orgullo hispano
    el sol, en medio mundo, en vano.
    [Mirando a la nota
    [Para Doña Lencanta.] ¡Qué cosa más torpe e insípida es un billet-doux, escrito a sangre fría, pasado el calor del negocio! Es una tasa sobre la buena natura que he estado esforzándome en pagar; y lo he hecho con el mismo remordimiento que jamás haya tenido el fanático al pagar los pechos o los diezmos de la Iglesia. Y tendrá la misma suerte, lo sé, que la de todas sus notas últimamente: no será estimada lo suficientemente amable. A fe que las mujeres tienen razón cuando examinan celosamente nuestras cartas, pues en ellas siempre descubrimos, por vez primera, la decadencia de nuestra pasión. ¡Hola! ¿Quién atiende?

    Entra MAÑOSO.

    Mañoso
    2Señor—

    Dorimante
    3Llama a un lacayo.

    Mañoso
    4Ninguno de ellos ha venido todavía.

    Dorimante
    5¡Perros! ¿Van a estar roncando hasta el mediodía?

    Mañoso
    6Lo mismo da, señor. Una vez en pie, os mostráis tan indulgente con ellos que se dedican, la mañana entera, a la caza furtiva de putas.

    Dorimante
    7De ahora en adelante, apunta quien falta a su deber y, en la próxima purgación que tenga, se pudrirá como ejemplo. ¿Qué chusma está parloteando fuera?

    Mañoso
    8Ani Botija, la naranjera y Tomás el blasfemo, el zapatero.

    Dorimante
    9Ve; dile a esa jamelga que entre con su cestilla de tripas por delante; la fruta es refrescante por las mañanas.
    [Sale MAÑOSO.
    No os amo con menor agrado
    Que a vuestros pies postrado.
    Entra la NARANJERA con MAÑOSO.
    ¡Saludos, Tripa Doble! ¿Qué nuevas traéis?

    Naranjera
    10¡Nuevas! He aquí la mejor fruta que ha llegado a la Villa este año. ¡Dios! Estaba en pie antes de las cuatro esta mañana y he comprado lo más selecto del mercado.

    Dorimante
    11Los desechos purulentos de vuestra tienda.

    Naranjera
    12No tenéis por qué tenerle aprensión; os aseguro que todo es producto escogido.

    Dorimante
    13Los ciudadanos compran mejor en días feriados, de camino a Tottenham.

    Naranjera
    14Bueno o malo, da lo mismo. Nunca supe que elogiarais nada. ¡Señor! Si las señoras hubieran oído lo que decíais dellas, como yo lo he oído. Vamos, decidle a vuestro criado que me dé una moneda de oro.

    [Posa la fruta.

    Dorimante
    15Devuélvele su fruta a la alcahueta.

    Naranjera
    16¡Hola! Por mi conciencia, que nunca hubo uno como vos. ¡Vida de Dios! Se me olvidaba deciros que una joven señora, llegada no ha mucho a la Villa con su madre, está ¡tan prendada de vos!

    Dorimante
    17¿Tiene partes?

    Naranjera
    18¡Por Dios! que no hay mujeres de mejores prendas, os lo aseguro; y, según dicen, una inmensa fortuna. Vamos, comed este melocotón; es de primera calidad: mejor que cualquiera de Newington que hayáis probado

    Dorimante
    19Esta mujer gallarda, apostaré mi vida en ello, [cogiendo el melocotón] es algún malcompuesto y torpe sapo del campo que, no habiendo más de cuatro docenas de pelos negros en la cabeza, se ha adornado la calvicie con un enorme rizo blanco para que pueda parecer a la moda, frente al palco del Rey, en una comedia vieja.

    Naranjera
    20Por Dios que cambiaríais de nota rápidamente con tan sólo verla.

    Dorimante
    21¿Cómo llegó a conocerme?

    Naranjera
    22Os vio ayer en la Lonja. Me dijo que llegasteis y burlasteis con la mujer de la tienda de al lado.

    Dorimante
    23Cierto, recuerdo que había una máscara observándome. ¿Burlar, dijo?

    Naranjera
    24Sí. Voto a que también me dijo veinte cosas que dijisteis, agitando la cabeza y el cuerpo muy como vos.

    Entra MISTURA.

    Mistura
    25Dorimante, mi vida, mi gozo, mi caro pecado, ¿cómo estás?

    Naranjera
    26¡Dios! ¡Qué sucias invenciones la de estos hombres, besándose los unos a los otros!

    [Escupe.

    Mistura
    27¿Cómo sufrís que esta carretada de escándalos se os acerque y que haga que vuestros vecinos os crean tan desproveído como para necesitar de una alcahueta?

    Naranjera
    28¡Bien, ahora la vamos a tener! Solamente queríais que él os ayudara; vamos, pagadme por la fruta.

    Mistura
    29Haz que nos sintamos agradecidos por ello, mujercilla. Las alcahuetas están tan anticuadas como los ujieres de saleta: solamente las viejas damas formales usan de los unos, y solamente los viejos pisaverdes emplean a las otras. — Marchaos: no sois sino una insignificante botella de aguardiente.

    Dorimante
    30No, que en ello le hacéis agravio: tres cuartas de canario es su oficio.

    Naranjera
    31Lo que os plazca, hidalgos.

    Dorimante
    32¡Vamos, a él! Dadle tanto bueno como trae.

    Naranjera
    33Que lo cuelguen, no hay mayor pagano en la Villa; eso sí: salvo el zapatero de afuera.

    Mistura
    34Os veré levantar la mano ante el estrado, en la próxima sesión ordinaria, para responder por asesinato, mujercilla. Ese zapatero puede jurar que estáis a sueldo del físico para vender fruta verde a la nobleza y que, crudas, les engendren enfermedades.

    Naranjera
    35Os ruego que me deis mis dineros.

    Dorimante
    36Ni un penique; cuando traigáis aquí a la hidalga de la que hablabais, se os pagará.

    Naranjera
    37¡La hidalga! ¡Por lo que yo sé, la señora puede ser igual de honrada que las hermanas de vuestras mercedes. Por favor, pagadme, Maese Dorimante y no me tratéis tan mal; yo tengo un modo de vida más honrado, vos lo sabéis.

    Mistura
    38¿Hubo jamás alcahueta tan terca?

    Dorimante
    39Algunos trucos de jamelga sí que tiene, pero los enmienda cuando está de buen humor. Vamos, decidme el nombre de la dama y Mañoso os pagará.

    Naranjera
    40No puedo: ella me lo prohibió.

    Dorimante
    41Señal segura de que os quería tener.

    Mistura
    42¿Dónde vive?

    Naranjera
    43Se alojan en mi casa.

    Mistura
    44Pues entonces, está en un modo esperanzado.

    Naranjera
    45Buen Maese Mistura, decid lo que os plazca de mí, pero cuidaos de afrontar mi casa. ¡Así Dios me salve: “está en un modo esperanzado”!

    Dorimante
    46¡Silencio, te lo ruego! ¿Qué clase de mujer es la madre?

    Naranjera
    47Una buena y grave señora. ¡Señor! ¡Cómo pone a los jóvenes salvajes de la Villa! En cuanto a la parte que os toca, os tiene por un demonio encarnado. Por mi conciencia que, si os viera, miraría a ver si tenéis una pezuña hendida.

    Dorimante
    48¿Me conoce?

    Naranjera
    49Tan solo de oídas; mil horrendas historias le han contado de vos y se las cree todas.

    Mistura
    50Por la semblanza se debe tratar de la famosa Madama Vilasilva y su hija Enriqueta.

    Naranjera
    51Se me antoja que el diablo habita en él y le da el don de adivinanza.

    Dorimante
    52¿Las conocéis?

    Mistura
    53Muy bien a ambas; la madre es una gran admiradora de las formas y la civilidad de la época anterior.

    Dorimante
    54A una anticuada belleza se le puede tolerar que no tenga humor para las libertades presentes. Es una buena referencia de la madre. Y, decidme, ¿qué tal la hija?

    Mistura
    55Pues, primero, que es una heredera vastamente rica.

    Dorimante
    56¿Y de partes?

    Mistura
    57Desconozco qué alteraciones doce meses pueden haber obrado en ella, pero, hace un año, era la más bella criatura que jamás he visto; una forma espléndida, fácil, limpia; cabello castaño claro en abundancia; sus rasgos regulares; su complexión clara y vivaz; ojos descocados; pero, sobre todo, una boca que me ha hecho besarla mil veces en mi imaginación: dientes blancos e iguales y bonitos labios carnosos, con algo de humedad colgando siempre dellos, como la rosa de la Provenza en el rosal, antes de que el sol de la mañana haya absorbido completamente el rocío.

    Dorimante
    58¡Rapto, mero rapto!

    Naranjera
    59No, por Dios que os dice la verdad; esa una delicada criatura.

    Dorimante
    60¿Seso tiene?

    Mistura
    61Más de lo ordinario en su sexo y otro tanto de malicia. Luego es tan salvaje como desearíais que fuera y tiene un recato en su persona que lo hace muy sorprendente.

    Dorimante
    62Carne y huesos no pueden escuchar esto y no desear conocerla.

    Mistura
    63Me espanta qué es lo que ha instado a su madre a traerla a la Villa; un viejo y senil protector de doncellas no puede ser más celoso de su amante.

    Naranjera
    64Ella me hizo reír ayer. Había venido a visitarlas un juez y el viejo, según me dijo ella, se la quedó mirando muy fijamente y, cuando la saludó, ¡con qué gusto restalló los labios! ¿Quien lo habría pensado de ellos?

    Mistura
    65¡Dios nos valga, un juez!

    Dorimante
    66Bien merecido le está, los hidalgos togados no han logrado, con un buen ejemplo, enfrentarse al vocinglero pecado de la nación.

    Mistura
    67Vamos, terminad de vestiros; es más tarde de lo que imagináis.

    Dorimante
    68Llama al zapatero, Mañoso.

    Naranjera
    69Buen Maese Dorimante, pagadme. ¡Dios! Preferiría daros mi fruta a quedarme y que ese bribón malhablado me insulte. Lo que los hidalgos decís poco importa; pero un sucio individuo como él es desgracia mayor para una.

    Dorimante
    70Dale diez chelines, y cercioraos de decirle a la joven hidalga que he de trabar su conocimiento.

    Naranjera
    71Ahora estáis deseando tentar a esta linda criatura. Bueno, ¡que el Cielo os enmiende!

    Mistura
    72¡Adiós, aguaza! [Salen NARANJERA y MAÑOSO.] Dorimante, ¿cuándo habéis visto a vuestra pis-aller, como llamáis a Doña Lencanta, por última vez?

    Dorimante
    73No desde hace dos días.

    Mistura
    74Y ¿como están los asuntos entre ambos?

    Dorimante
    75Ha habido mucho parche últimamente, mucho quehacer; nos esforzamos por seguir juntos.

    Mistura
    76Me espanta cómo su poderoso espíritu lo soporta.

    Dorimante
    77Harto estoy, en plena conciencia. Nunca conocí criatura tan violenta.

    Mistura
    78Ella es la más apasionada en el amor y la más extravagante en los celos que cualquier mujer de la que yo haya oído. ¿Qué nota es esa?

    Dorimante
    79Una excusa que voy a enviarle por el abandono del que soy culpable.

    Mistura
    80Leedla, os lo ruego.

    Dorimante
    81No. Pero, si queréis tomaros la molestia, podéis hacerlo vos.

    Mistura
    82 [Lee.] “Nunca tuve afición por el negocio, pero ahora tengo justo motivo para odiarlo, puesto que me ha tenido sin veros estos dos días. Tengo intención de visitaros por la tarde y, en el placer de vuestra conversación, olvidar todo lo que he sufrido durante esta tediosa ausencia.” Este negocio vuestro, Dorimante, ha sido con una máscara en el corral de comedias; no os he perdido de vista. Si alguna persona maliciosa os delatara, esta amable nota apenas lograría que hicierais las paces con ella.

    Dorimante
    83No deseo nada mejor.

    Mistura
    84¿Cómo? ¿Acaso el que ella lo supiera os obligaría a vos?

    Dorimante
    85Del modo más infinito. Junto a lo que supone el conocimiento de una nueva amante, amo la riña con una vieja amante. Pero debe ser cosa del Diablo, pues ha habido una calma tal en mis asuntos últimamente que no he tenido el placer de que una mujer siquiera rompiera su abanico, se mostrara mohína o faltara a sus juramentos en estos últimos tres días.

    Mistura
    86Una gran desdicha. Veamos: amo la picardía lo bastante como para promover este asunto yo mismo y lo haré al punto; y aunque sé que la verdad de lo que habéis hecho va a volverla furiosa, yo lo aumentaré en algo con invención, la dejaré con una ataque de la madre y estaré de vuelta aquí antes de que estéis listo.

    Dorimante
    87Quedaos, os lo ruego; podéis ahorraros la labor; el negocio ya lo ha emprendido alguien con la misma destreza y, según creo, con algo más de malicia que vos.

    Mistura
    88¿Y quien, en el nombre del Diablo, puede ser?

    Dorimante
    89Pues la máscara —esa misma máscara con quien me visteis.

    Mistura
    90¿Ama la picardía tanto como para delatarse a si misma para zaherir a otra?

    Dorimante
    91No, claramente, Mistura: os haré comprender el misterio. Para mayor confirmación de lo que le he estado jurando estos dos días atrás, ayer, en el corral de comedias, me hizo que le prometiera, ante su cara, que rompería del todo con Lencanta y, puesto que ha cura de mi reputación y no me permitiría hacer cosa bárbara, ha urdido una manera para ofrecerme una espléndida ocasión.

    Mistura
    92Muy bien.

    Dorimante
    93Ella tiene pensado hacerle esta tarde una visita a Lencanta, sobre una hora antes que yo y (disfrutando del privilegio por razón de una amistad profesa entre ellas) hablar de sus preocupaciones.

    Mistura
    94¿Es una amiga?

    Dorimante
    95¡Oh, una íntima amiga!

    Mistura
    96Mejor y mejor. Continuad, os lo ruego.

    Dorimante
    97Ella pretende, como sin quererlo, insinuar una charla sobre mí y, artificialmente, suscitar sus celos a tal altura que, transportada con los primeros movimientos de pasión, se arroje contra mí con toda la furia imaginable en el momento en que yo entre. Habiendo comenzado la riña de modo tan dichoso, yo he de representar mi papel, confesar y justificar mi villanía, jurar que su impertinencia y mal humor la hace intolerable, asociarla con el primer pisaverde que me venga a la cabeza; y, de mal humor, marcharme, ignorarla y dejársela a quienquiera crea que le merece su tiempo postrarse ante ella.

    Mistura
    98Esta máscara está al día y posee un ingenio que la hace digna de vos, Dorimante.

    Entra MAÑOSO, Zapatero y Lacayo.

    Dorimante
    99Bribón, que os escabullís como un perro que ha derribado un plato; si no enmendáis vuestros servicios os despojaré de la librea , y os soltaré a la rueda de la fortuna. Mañoso, séllalo y que salga corriendo con él enseguida.

    [Salen MAÑOSO y Lacayo.

    Mistura
    100Puesto que os habéis decidido por la riña, ¿por qué le enviáis esta amable nota?

    Dorimante
    101Para que se quede en casa: por el buen orden del negocio. [Al Zapatero] ¿Y bien, necio borracho?

    Zapatero
    102¡Cuerpo de! No habéis motivo para hablar. No he tenido una botella de vuestro blanco seco en las tripas en estos quince días.

    Mistura
    103La naranjera dice que vuestros vecinos tienen noticia de lo pagano que sois y tienen pensando informar al obispo y que os quemen por ateo.

    Zapatero
    104¡Maldita sea, la pila de estiércol! Si su marido no la aparta, apesta de tal modo que la parroquia tiene pensado llevarlo a juicio por molestia pública.

    Mistura
    105Os aviso como amigo, reformad vuestra vida: os habéis atraído la envidia del mundo por vivir por encima de vuestras posibilidades. Putear y blasfemar son vicios demasiado hidalgos para un zapatero

    Zapatero
    106¡Cuerpo de! Creo que vuesas mercedes, los hombres de calidad, se volverán tan irrazonables como las mujeres, estancaríais los pecados de la nación . Los pobres, en cuanto empiezan a ser malvados, son reprendidos por sus superiores.

    Dorimante
    107Bribón, haré que os pongan en la picota por este libelo.

    Zapatero
    108Algunos lo merecen, estoy seguro. Hay tantos dellos que nuestros jornaleros, en vez de inofensivas baladas, solamente cantan vuestras malditas diatribas

    Dorimante
    109¿Nuestras diatribas, bribón?

    Zapatero
    110Vamos, mi buen señor, ¿por qué no habríais de escribir vuestros propios comentarios al igual que César?

    Mistura
    111El pícaro ha leído, según veo.

    Zapatero
    112Ya sabéis el viejo proverbio: “cerveza e historia”.

    Dorimante
    113Ponedme los zapatos, bribón.

    Zapatero
    114He aquí un zapato.

    Dorimante
    115Se asienta con más arrugas que el ceño de un bravonel airado.

    Zapatero
    116¡Cuerpo de! Tan suave como la piel de vuestra amante en ella misma; meted el pie a fondo. ¡Cuerpo de! Si alguna vez un monsieur de todos ellos hace algo más a la moda, aceptaré con gusto que me rebanen las orejas con mi propia lezna.

    Mistura
    117Y que lo sirvan de colación en ragout, en vez de currutacos a una compañía de zapateros franceses.

    Zapatero
    118¡Alto, alto! ¡Malditos extorsionistas, orugas! ¡Que se alimenten de coles! Vamos, señor, esta mañana vuestra salud me es próxima al corazón.

    Dorimante
    119Id, marchad a casa y gobernad mejor vuestra familia, no permitáis que vuestra esposa os acompañe a la cervecería, golpee a vuestra puta y os conduzca a casa en triunfo.

    Zapatero
    120¡Cuerpo de! No hay nadie en la Villa que viva más como un hidalgo con su esposa que yo. Nunca me interesan sus movimientos, ella nunca inquiere acerca de los míos, hablamos civilmente entre nosotros, nos odiamos de todo corazón y, puesto que es vulgar yacer y sudar juntos, tenemos yacijas separadas.

    Dorimante
    121Dale media corona.

    Mistura
    122No, a menos que prometa emborracharse como un príncipe de sangre.

    Zapatero
    123Borrachez es el vocablo a la vista del mundo, por el honor de mi señor, mozo.

    Dorimante
    124No pervirtáis a mis criados, bribón.

    Zapatero
    125Le hago un mero guiño; él distingue una cervecería de una choza.

    [Sale el Zapatero.

    Dorimante
    126Mis ropas, pronto.

    Mistura
    127¿Dónde comeremos hoy?

    Entra BELLAIR.

    Dorimante
    128Donde queráis; aquí llega un buen tercer hombre.

    Bellair
    129Servidor de vuestras mercedes.

    Mistura
    130Noble señor, ¿como responderéis desta visita ante vuestra honorable señora? No es de su interés que os juntéis en compañía de hombres de seso que hablarán con cordura.

    Bellair
    131No temo por su perdón, concededme el vuestro por mi descuido reciente.

    Mistura
    132Aunque nos habéis sumido en la tristeza por falta de vuestra buena compañía, para demostraros que estoy libre de resentimiento: que la hermosa causa de vuestra desdicha os dé todas las albricias que los felices amantes han compartido desde que el mundo es mundo.

    Bellair
    133Deseáis que esté en el Cielo, pero me creéis camino del Infierno.

    Mistura
    134Tenéis un fe sólida y buena y eso puede contribuir mucho a vuestra salvación. Yo confieso ser de constitución recalcitrante, tiendo a las dudas y escrúpulos y, en el amor, no son mayor distracción que en la religión. Si yo estuviera tan próximo a un matrimonio, no haría sino gritar en mi coche como con un ataque ¡Cornudo, cornudo!, con furia no inferior a la del fanático loco cuando entona su Gloria en el manicomio de Belén.

    Bellair
    135Porque la religión vuelve locos de atar a algunos ¿he de vivir como un ateo?

    Mistura
    136¿No es gran indiscreción para un hombre de crédito, que puede obtener bastante dinero bajo palabra, el ir y cerrar un trato con judíos, que, por una pequeña suma, hacen que los hombres contraigan obligaciones y cedan bienes?

    Bellair
    137No sigas predicando sobre este pasaje; estoy determinado y no hay esperanza de mi conversión.

    Dorimante
    138 [a MAÑOSO, que revolotea su alrededor] Basta de tu innecesario revoloteo; una avispa zumbando junto a la nariz de un hombre en la comida no es más molesta que tú.

    Mañoso
    139Os encanta que vuestra ropa os cuelgue ajustada, señor.

    Dorimante
    140Amo ir bien vestido, señor; y no lo tengo por escándalo para mi entendimiento.

    Mañoso
    141¿Usaréis perfumes o agua de azahar?

    Dorimante
    142Oleré como huelo hoy: no es ofensa para las narices de las damas.

    Mañoso
    143Como gustéis, señor.

    Dorimante
    144¡Que la excelencia de un hombre resida en atarse con galanura una cinta o una corbata! Con qué cuidado natura provee al mundo de los necesarios currutacos.

    Bellair
    145Un traje muy bonito el vuestro, Dorimante.

    Dorimante
    146Me alegra de que cuente con vuestra aprobación.

    Bellair
    147Nadie en toda la Villa tiene mejor arbitrio en el vestir que vos.

    Dorimante
    148Me haréis tener mi genio en estima.

    Mistura
    149Según he oído, hay un gran crítico en estos asuntos, llegado a borbollones desde París

    Bellair
    150Os referís a Don Lindín Aleada.

    Mistura
    151El mismo.

    Bellair
    152Él se tiene por el patrón de la galantería moderna.

    Dorimante
    153Desde luego es el patrón de los pisaverdes modernos.

    Mistura
    154Estuvo ayer en la comedia con un par de guantes que le llegaban a los codos y una peluca con rizos más perfectos que la cabeza de una dama recién vestida para ir al baile.

    Bellair
    155¡Qué ceceo tan lindo tiene!

    Dorimante
    156¡Ja! Eso es porque lo afecta, en imitación de las gentes de calidad de Francia.

    Mistura
    157Su cabeza suele reclinarse hacia un lado y su mirada es más lánguida que la de una dama cuando se recuesta un tanto en su coche o reclina la cabeza, descuidada, en la partición de una cazuela en la comedia.

    Dorimante
    158Ciertamente es una persona de muchas locuras adquiridas.

    Mistura
    159Él es como muchos otros: se debe a su crianza que sea un currutaco tan eminente. Más de un necio se habría perdido para el mundo si sus indulgentes padres no los hubieran dotado de instrucción o de buena crianza.

    Bellair
    160Él ya ha estado, como se dice en barbilindo, “brioso con las damas”. Estuvo ayer en casa de mi tía Villavega y le dio a Doña Lencanta un catálogo de todas las buenas cualidades que convienen al hidalgo cumplido, el cual, de acuerdo con Don Lindín, deberá: vestir bien, bailar bien, tirar bien de espada, tener agudeza para las cartas de amor, una voz agradable para una cámara, ser muy amoroso, algo discreto, pero no demasiado constante.

    Mistura
    161Lindos ingredientes para una persona cumplida.

    Dorimante
    162Me alegra que se fijara en Lencanta.

    Bellair
    163¿Por qué?

    Dorimante
    164Yo quería cargarle en cuenta un pisaverde y este viene pintiparado.

    Bellair
    165Seguro estoy de que ella no ama a nadie sino a vos.

    Dorimante
    166La buena fortuna sería suficiente para hacerme vanidoso, pero soy modesto de natura.

    Bellair
    167Escuchad, Dorimante. Con la venia, Maese Mistura; es un secreto relacionado solamente con una hermosa dama.

    Mistura
    168Vuestra buena crianza, señor, os da demasiados problemas; podríais haberlo murmurado sin toda esta ceremonia.

    Bellair
    169 [a DORIMANTE] ¿Cómo se encuentran vuestros negocios con Belinda últimamente?

    Dorimante
    170Es una falsa bagasilla.

    Bellair
    171Vaya, yo la creo lo suficientemente falsa, pero para vuestros propósitos no es peor; estuvo con vos ayer, bajo disfraz, en la comedia.

    Dorimante
    172Allí reñimos y resolvimos no volver a hablarnos.

    Bellair
    173¿La ocasión?

    Dorimante
    174Falta de valor para encontrarse conmigo en el lugar designado. Estas jóvenes aprehenden el amar casi como los jóvenes conciben el luchar al principio; pero, una vez iniciadas, al igual que ellos, al punto se vuelven bravoneles.

    Entra MAÑOSO.

    Mañoso
    175 [a BELLAIR] Señor, afuera vuestro criado desea hablar con vos.

    Bellair
    176Hidalgos, vuelvo enseguida.

    [Sale BELLAIR.

    Mistura
    177Muy lindo individuo éste.

    Dorimante
    178Es apuesto, educado y, con mucho, el más tolerable de los jóvenes que no están sobrados de seso.

    Mistura
    179Siempre bien vestido, siempre complaciente y rara vez impertinente. Vos y él os habéis vuelto muy íntimos, según veo.

    Dorimante
    180Es nuestro mutuo interés el serlo: hace que las mujeres piensen mejor de su seso y juzguen más favorablemente mi reputación. Pasa por ser una persona de muy buen sentido para algunos y yo por una muy civil para otros.

    Mistura
    181¿Qué murmuración es esa?

    Dorimante
    182Una cosa que él habría deseado saber, pero no creía adecuado decirle; podía haberle hecho rehuir sus honorables intenciones de desposarse.

    Mistura
    183Emilia, en su favor hay que decirlo, tiene la mejor reputación de una joven en toda la Villa; y belleza suficiente como para provocar la murmuración. Su compostura carece de afectación, su hablar es modesto: ni censor ni pretencioso como las falsificaciones del siglo.

    Dorimante
    184Es una doncella discreta y creo que nada podrá corromperla salvo un marido.

    Mistura
    185¿Un marido?

    Dorimante
    186Sí, un marido; he conocido a muchas mujeres que estorban la pérdida de su doncellez y, después, no estorban en absoluto hacer cornudos.

    Mistura
    187Esa prudente consideración me lleva a pensar que os ha hecho confirmar al pobre Bellair en la desesperada resolución que ha tomado.

    Dorimante
    188A fe que la poca esperanza que yo encontraba en ella, el estado en que se encontraba ella, han hecho que, por consejo mío, él contribuyera en algo al cambio en la condición della. Entra BELLAIR. Querido Bellair, por los Cielos que creí que te habíamos perdido; los hombres enamorados nunca son dignos de confianza cuando queremos formar compañía

    Bellair
    189Dorimante, estoy perdido; mi criado me ha traído las nuevas más sorprendentes del mundo.

    Dorimante
    190Alguna desdicha peregrina ha caído sobre vuestro amor.

    Bellair
    191Mi padre vino a la Villa anoche y se aloja en la misma casa que Emilia.

    Mistura
    192¿Sabe que es della de quien estáis enamorado?

    Bellair
    193Sabe que estoy enamorado; pero no sabe de quien, salvo que algún necio impertinente me haya traicionado.

    Dorimante
    194Vuestra tía Villavega es vuestra confidente y favorece el negocio.

    Bellair
    195Della no apercibo malos oficios, en absoluto. He recibido una carta en la cual mi padre me ordena que nos encontremos en casa de mi tía esta tarde. Además me informa de que me ha buscado esposa y me insta a decidirme a ser obediente a su voluntad o esperar verme desheredado.

    Mistura
    196Ha llegado vuestro momento, Bellair; nunca se le había ofrecido, a un amante, tal oportunidad de presentar pruebas generosas de su pasión.

    Bellair
    197¿Y cómo es eso, por favor?

    Mistura
    198¡Hola! ¡Que cuelguen la hacienda! Casaos con Emilia sin más y retad a vuestro padre a cumplir sus amenazas; es tan simple como despreciar un coche, humillaros ante un par de chapines, estar descompuesto en compañía de vuestros amigos, ser señalado y compadecido vayáis donde vayáis por todos lo pisaverdes amorosos que conozco … y vuestra fama será inmortal.

    Bellair
    199En mi corazón podría hallar la resolución de no casarme en absoluto.

    Dorimante
    200¡Vergüenza, vergüenza! Eso echaría a perder una buena burla y estafaría a los bienhumorados de la Villa de una ocasión para reírse de vos.

    Bellair
    201La tormenta que he estado esperando tanto tiempo se cierne sobre mi cabeza y empieza a descargar sobre mí; estoy en el potro de la tortura y no puedo hallar descanso hasta que me satisfaga de lo que temo. ¿Dónde vais a comer?

    Dorimante
    202En Long’s o en Locket’s.

    Mistura
    203Que sea en Long’s.

    Bellair
    204Corro a ver a Emilia, e informarme de cómo están los asuntos. Si mis desdichas no son tan grandes como para hacerme inepto como compañía, me uniré a vuestras mercedes.

    [Sale BELLAIR.
    Entra un Lacayo con una carta.

    Lacayo
    205 [a DORIMANTE] Una carta, señor.

    Dorimante
    206El destinatario es correcto: Para Maese Dorimante.

    Mistura
    207Veamos: el garabateo mismo y la letra de una puta de casta.

    Dorimante
    208Conozco la letra; el estilo es admirable, os lo aseguro.

    Mistura
    209Léedla, os lo ruego.

    Dorimante
    210 [Lee.] “Os dije que no me hamabais, que si no, mabriais bisitao denantes. No tengo dineros y estoy muy maláncolica; por favor me mandéis una guinea para ir a ber las operis. Criada buestra, Marica.”

    Mistura
    211Por favor, que la puta reciba un respuesta favorable, para que pueda lucirla en una caja y honrar su profesión.

    Dorimante
    212Así lo hará y galleará con la cabeza erguida. ¿Se encuentra el coche en el portal?

    Mañoso
    213No me pedisteis que mandara venir uno.

    Dorimante
    214¡Lerdo eterno! [MAÑOSO hace por salir.] ¡Eh, zote!

    Mañoso
    215¿Me llamabais, señor?

    Dorimante
    216¿Espero que no tendréis justa objeción al nombre, señor?

    Mañoso
    217Tengo sentido, señor.

    Dorimante
    218No más que una mosca en invierno. —¿Cómo habéis venido, Mistura?

    Mistura
    219En una silla.

    Lacayo
    220Podéis tener un coche de alquiler, señor.

    Dorimante
    221Puedo cabalgar el elefante si me place, señor. Llamad a otra silla y que mi coche nos siga hasta Long’s.

    [Salen cantando «Habed calma, oh antepasados», etc.

    ACTO II

    ESCENA I

    Entran MADAMA VILLAVEGA y EMILIA.

    Madama Villavega
    222Temí, Emilia, que se hubiera descubierto todo.

    Emilia
    223Tiemblo con esa aprensión todavía.

    Madama Villavega
    224¡Que mi hermano fuera a alojarse en la misma casa en la que vos estáis!

    Emilia
    225Suerte hubo de disponer de tiempo suficiente para avisar a la gente que mantuviera el secreto; parece ser un viejo de bastante buen humor.

    Madama Villavega
    226Siempre tuvo una notable inclinación por la risa.

    Emilia
    227Me llama “bribona”, dice que no me puede soportar y no hace sino darme palmadas.

    Madama Villavega
    228Entonces, palabra de que gozáis muy de su favor.

    Emilia
    229Ha estado muy inquisitivo, según me dicen, sobre mi familia, mi reputación y mi fortuna.

    Madama Villavega
    230Cierta estoy de que no sospecha la más mínimo que sois la mujer de la que su hijo está enamorado.

    Emilia
    231Entonces ¿por qué habría de informarse sobre mí con tantos particulares?

    Madama Villavega
    232Él mismo siempre fue de temperamento muy amoroso. Puede que esté sufriendo un ataque de mimo, ¿quién sabe?

    Emilia
    233No puede ser.

    Entra el JOVEN BELLAIR.

    Madama Villavega
    234Aquí viene mi sobrino. ¿Dónde dejasteis a vuestro padre?

    Joven Bellair
    235Escribiendo una nota, dentro. Emilia, esta temprana visita hace parecer que algún tipo de celos no os deja descansar en casa.

    Emilia
    236El conocimiento que he de mi rival me da algún motivillo para temer por vuestra constancia.

    Joven Bellair
    237¡Mi constancia! Juro—

    Emilia
    238No juréis. — Nuestro amor es frágil como nuestra vida, y tan poco en nuestro poder. ¿Estáis seguro de sobrevivir a este día?

    Joven Bellair
    239No lo estoy; pero cuando nos hallamos en perfecta salud sería ocioso asustarnos con pensamientos de muertes repentinas.

    Madama Villavega
    240Decidme, os lo ruego, ¿qué ha pasado entre vos y vuestro padre en el jardín?

    Joven Bellair
    241Está firme en su resolución y me dice que he de desposar a Doña Enriqueta o jura que se desposará el mismo y me desheredará. Cuando vi que no podía persuadirle para que fuera más indulgente, fingí obediencia a su voluntad, lo que ha domado sus pasiones y nos dará tiempo —y espero que la oportunidad— para burlarle.

    Entra el VIEJO BELLAIR con una nota en la mano.

    Madama Villavega
    242Silencio, aquí llega.

    Viejo Bellair
    243Quique toma esto y que tu criado lo lleve en mi nombre al gabinete de Maese Truffa, mi abogado, en el Temple. [Sale JOVEN BELLAIR. [a EMILIA] Vecina, por Dios que me alegra verte aquí. Tenla en mucha estima, hermana; es una de las mejores entre vuestras conocidas. Me gusta su porte y su conducta; tiene una modestia que no es común en este siglo. Por Dios, que la tiene.

    Madama Villavega
    244Conozco su valor, hermano; y la estimo en consecuencia.

    Viejo Bellair
    245Recomendadle que luzca más alegría en el rostro. ¡Por Dios, es demasiado seria!

    Madama Villavega
    246Falta muy excusable en una mujer joven.

    Viejo Bellair
    247¡No, por Dios! No me gusta menos por ello. Una belleza melancólica tiene sus encantos; amo una linda tristeza en un rostro que varía de tanto en tanto, como los colores mudables, y se troca en sonrisa.

    Madama Villavega
    248Se me antoja que habláis con mucho sentimiento, hermano.

    Viejo Bellair
    249Sabéis, no tengo sino cincuenta y cinco años, hermana, ¡una edad no del todo insensible! [a EMILIA] Ánimo, corazón: tengo un secreto que contarte que, quizás, te alegre. Nosotros tres haremos una colación pronto y, mientras tanto, silencio: no puedo soportaros, marchaos, no puedo soportaros. Entra el JOVEN BELLAIR. ¡Quique, venid! Tenéis que ir conmigo a casa de Madama Vilasilva. Le voy a soltar el muchacho a una amante.

    Joven Bellair
    250Una esposa, señor, querréis decir.

    Viejo Bellair
    251No hay por qué estar tan mohíno, señor: una esposa no es una maldición si aporta las bendiciones de una buena hacienda. Pero una casquilucia ociosa de ciudad, con un rostro pintado, una reputación podrida y una fortuna cascada, ¡por Dios!, eso es el demonio y toda su parentela; y, según me dicen, es con una de esas con la que estáis coaligado.

    Joven Bellair
    252No puedo evitar las murmuraciones, señor.

    Viejo Bellair
    253¡Nada! ¡Malhayan sus calzones! Hay suficientes necios protectores para tales presuntuosas bagasas y aún son demasiado buenos para ellas. [a EMILIA] Acuérdate de esta noche. Marchaos, sois una bribona, sois una bribona. Id con Dios, id con Dios; vamos, vamos, vámonos, señor.

    [Salen el VIEJO y el JOVEN BELLAIR.

    Madama Villavega
    254A fe que el viejo avanza a buen paso; apostaré mi vida a que está malparado.

    Emilia
    255No es sino el placer de su humor.

    Madama Villavega
    256Yo lo conozco mejor que vos. Dejad que obre, puede ser afortunado.

    Entra un Paje.

    Paje
    257Señora, Maese Mistura me ha enviado para averiguar si una visita no sería un estorbo esta tarde.

    Madama Villavega
    258Decidle, de parte mía, que sus visitas nunca lo son.

    [Sale el Paje.

    Emilia
    259Es un hombre muy agradable.

    Madama Villavega
    260Es un hombre muy necesario entre nosotras las mujeres; nada escandaloso, perpetuamente pendiente de juntar buena compañía y siempre dispuesto a llenar un hueco en el juego del hombre. Por lo demás, se sabe todos los chismes de la Villa.

    Emilia
    261Me encanta escucharle hablar de las intrigas. Por muy aburridas que puedan ser, él las hará placenteras con su modo de relatarlas.

    Madama Villavega
    262Pero mejora las cosas tanto que una no puede fiar la verdad de él. Maese Dorimante jura que una mosca o un gusano no se vuelve más monstruoso con una lente de aumento de lo que se vuelve una historia cuando la cuenta él.

    Emilia
    263¡Silencio! Aquí viene.

    Entra MISTURA.

    Madama Villavega
    264Maese Mistura.

    Mistura
    265Servidor de vuesa merced, señora.

    Madama Villavega
    266Os habéis convertido en un extraño últimamente.

    Emilia
    267Creo que tuvisteis una hartura del juego del hombre la última vez que estuvisteis aquí.

    Mistura
    268A fe que acabé con un hartazgo de esa arpía Madama Mano. Nunca vi jugador más insaciable a las cartas, un viejo jugador de glic nunca se ha sentado a la mesa con mayor gusto que ella. He jugado con ella al menos una docena de veces hasta agotar su fina complexión y que su postizo en media luna se negara a seguir rizado.

    Madama Villavega
    269No la culpéis, pobre mujer; no hay nada que ame más que un as negro.

    Mistura
    270¡El placer que he visto en ella cuando tiene esperanza de sacar un matador!

    Emilia
    271Es una diversión tan linda para ella, como para vos el persuadir a las máscaras que se las quiten para hacer descubrimientos.

    Madama Villavega
    272Decidme, os lo ruego, ¿dónde está vuestro amigo, Maese Dorimante?

    Mistura
    273Atendiendo a sus negocios. Es hombre de enorme empleo: tiene más amantes ahora dependiendo de él que causas el más eminente de los abogados de Inglaterra.

    Emilia
    274Aquí ha estado Doña Lencanta, tan desasosegada y malhumorada estos dos últimos días.

    Madama Villavega
    275¡El amor y los celos bullen de modo peregrino en esa pobre mujer!

    Mistura
    276No podía haber escogido, en toda la tierra, un demonio más apto para atormentarla; ya le ha hecho romper una docena o dos de abanicos, hacer trizas una decena de encajes y destruir cintas y lazos sinnúmero.

    Madama Villavega
    277Dicen que le ofreció una agradable serenata la otra noche

    Mistura
    278Una serenata danesa, con timbales y trompetas.

    Emilia
    279¡Oh, qué barbaridad!

    Mistura
    280¡¿Cómo?! ¿Os contáis entre el número de damas cuyos oídos se han vuelto tan delicados a partir de nuestras óperas que nada os encanta sino flutes douces y oboes franceses?

    Emilia
    281No burléis y decidnos si ha surgido algún nuevo ingenio, canciones o novelas.

    Mistura
    282Una pieza de galantería muy bonita de un eminente autor, titulada Las diversiones de Bruselas, de lectura muy necesaria para todas las viejas damas que desean mejorar en preguntas y órdenes, la gallina ciega y otros tales recreos de moda.

    Emilia
    283¡Oh, qué ridículo!

    Mistura
    284Luego está El arte de la afectación, escrito por una antigua belleza de calidad, enseñándoos como subir los pechos, estirar el cuello, proyectar el justillo, jugar con la cabeza, levantar la nariz, morderos los labios, girar los ojos, hablar en un tono necio y suave de voz y usar todas la necias palabras francesas que, infaliblemente, tornarán vuestra conversación en algo cautivador; con una breve apología, al final, a favor de las jóvenes damas con la mala fama de lavarse y pintarse aunque tengan, de natural, buenas complexiones.

    Emilia
    285¡Cuántas cosas nos contáis!

    Mistura
    286Las que se permite la Villa, señora. Los rusos, sabiendo del gran respeto que tenemos por la danza extranjera, enviaron hace poco algunos de su mejores bailarines: se encuentran ahora practicando un famoso ballet que, en nada, se verá en el Jardín de los Osos.

    Madama Villavega
    287Por favor, dispensadnos de estas historias ociosas y dadnos una relación del estado actual del amor.

    Mistura
    288En verdad, ha habido algunas revoluciones en esos asuntos, mucho negociar y traficar entre los viejos —y algunos nuevos— amantes, a quienes la malicia, indiscreción o mala suerte han metido, afortunadamente, en el juego.

    Madama Villavega
    289¿Qué os parece si pasamos a la siguiente pieza y nos sentamos antes de que deis comienzo a este negocio?

    Mistura
    290Estoy a vuestro servicio, y espero (aunque las mujeres no suelen ser razonables) que, con la cantidad de chismes que os descubriré, os daré gran contento, señoras.

    [Salen.

    ESCENA II

    Entran DOÑA LENCANTA y SOLETA. DOÑA LENCANTA, levantando una carta, luego sacando su lente de bolsillo y mirándola.

    Lencanta
    291Soleta.

    Soleta
    292Señora.

    Lencanta
    293Me detesto a mi misma. Tengo tan mal aspecto hoy.

    Soleta
    294Detestad la malvada causa dello: ese hombre vil, Maese Dorimante, que hace que os atormentéis e irritéis continuamente.

    Lencanta
    295A fe que él tiene la culpa.

    Soleta
    296¡Culpa de estar dos días sin enviar recado, escribir o acercarse a vos, en contra de su juramento y Alianza!. ¿Qué sentido tuvo hacerle jurar? No hay un solo artículo que no haya violado: ha hablado con las máscaras en el patio de mosqueteros, ha acompañado a las damas desde las cazuelas hasta sus coches, ha ido tras el tablado y adulado a esas pobres insignificante criaturas, las actrices. Segura estoy de que es imposible sufrir un hombre de temperamento inconstante como el suyo.

    Lencanta
    297Sé que es un demonio, pero todavía tiene algo del ángel sin borrar de su rostro, lo que lo hace tan cautivador y agradable que he de amarle por muy malvado que sea.

    Soleta
    298Que poco se me antojaba, señora, ver vuestro espíritu domesticado hasta tal grado; vos, que desterrasteis al pobre Maese Sinelseso por sólo recoger el abanico de otra dama en vuestra presencia.

    Lencanta
    299Mi conocimiento de tales necios odiosos contribuye a que ame más a Dorimante.

    Soleta
    300Vuestro conocimiento de Maese Dorimante, según yo lo veo, debería más bien hacer que odiarais a toda la humanidad.

    Lencanta
    301Y así es, aparte de él mismo.

    Soleta
    302Decidme, por favor, ¿qué excusa da en su carta?

    Lencanta
    303Ha tenido negocios.

    Soleta
    304“Negocios”, en término generales, no habría servido de excusa corriente en otro. Un hombre a la moda siempre está muy ocupado cuando persigue una nueva amante.

    Lencanta
    305Algún pisaverde os ha sobornado para que lo vilipendies. Él tenía negocios, yo le creeré y le perdonaré.

    Soleta
    306Vos podéis perdonarle lo que sea; pero yo nunca le perdonaré que me haga objeto de ridículo como, según he oído, hace.

    Lencanta
    307Percibo que os encontráis entre el número de las necias a las que su ingenio ha vuelto sus enemigas.

    Soleta
    308Yo me encuentro entre aquellas que él se complace en vilipendiar, señora; y, de creer a Maese Menealabanico y Maese Vayacabriolas, a veces, él hace burla de vos entre las risas de sus compañeros.

    Lencanta
    309Los lerdos son tan maliciosos para los hombres de ingenio como las mujeres feas para las hermosas. Es su interés y hacen de difamarlos su negocio.

    Soleta
    310Desearía que Maese Dorimante no hiciera del difamaros su negocio.

    Lencanta
    311Y si lo hiciera preferiría ser infame por él que deberle mi reputación a la torpe discreción de esos pisaverdes de los que habláis. Entra BELINDA. ¡Belinda!

    [Corriendo hacia ella.

    Belinda
    312Querida.

    Lencanta
    313Habéis estado desagradable últimamente.

    Belinda
    314¡No digáis desagradable, decid desdichada!

    Lencanta
    315Podría reprenderos. ¿Dónde habéis estado estos dos últimos días?

    Belinda
    316Compadecedme más bien, querida; pues he estado tan cansada con dos o tres hidalgas campestres, cuya conversación ha sido más insufrible que un violín campestre.

    Lencanta
    317¿Son parientes?

    Belinda
    318No, galesas que conocí cuando estuve el año pasado en Saint Winfred. Me han hecho mil preguntas sobre las modas y las intrigas de la Villa y yo les he dicho otras tantas cosas, a modo de nuevas, que apenas si lo eran cuando sus batas estaban de moda.

    Lencanta
    319Criaturas provocadoras, ¿cómo pudisteis sufrirlas?

    Belinda
    320[aparte] Ahora, a proseguir con mi trama. Nada sino el amor podría hacerme capaz de tanta falsedad. Es hora de empezar porque, si no, vendrá Dorimante antes de que, a ella, los celos le hayan picado. [Ríe y luego habla.] Estuve ayer en una comedia con ellas, donde me esforcé por enseñarles los vivos, al igual que el hombre de Westminster enseña los muertos: esa es Doña Fulana, admirada por su belleza; este es Maese Fulano, que las lenguas proclaman agudo; ese es el barbilindo Maese Fulano, protector de la reverenda Doña Fulana; y allí se sienta la hermosa Doña Fulana, que fue abandonada, recientemente, por Lord Fulano.

    Lencanta
    321¿Visteis a Dorimante allí?

    Belinda
    322Sí; y me imagino que estabais vos con él, aunque no tengo pruebas de ello.

    Lencanta
    323¿Qué os hace pensarlo?

    Belinda
    324Una dama enmascarada en un lindo déshabillé, con quien Dorimante conversó con mayor respeto de lo corriente entre galanes y una máscara común.

    Lencanta
    325[aparte] Dorimante en una comedia, conversando con una máscara ¡oh, cielos!

    Belinda
    326[aparte] Bien.

    Lencanta
    327¿Permaneció allí todo el rato?

    Belinda
    328Hasta que acabó la comedia; y luego la condujo afuera, lo que me confirma que erais vos.

    Lencanta
    329¡Traidor!

    Soleta
    330Ahora podéis creer que tenía negocios y podéis perdonarle también.

    Lencanta
    331¡Desagradecido, perjuro!

    Belinda
    332Muy preocupada parecéis, querida. Me temo que os dicho, sin querer, lo que mejor debería haber ocultado por vuestro sosiego.

    Lencanta
    333¿Qué formas tenía?

    Belinda
    334Alta y delgada, muy gentil de movimientos; cierto que ha de ser persona de condición.

    Lencanta
    335¡Que la vergüenza y la confusión permanezcan en su rostro cuando lo muestre!

    Belinda
    336Yo culparía a vuestra discreción por amar ese salvaje, querida; pero dicen que tiene unas maneras tan hechizadoras que pocas de quienes le conocen pueden defender su corazón de él.

    Lencanta
    337Lo arrancaré de mi corazón o moriré en el intento.

    Belinda
    338Sed más moderada.

    Lencanta
    339¡Ojala tuviera puñales, dardos o flechas envenenadas en el pecho tan solo para poder apartar los pensamientos que de él albergo!

    Belinda
    340¡Vergüenza, vergüenza! Vuestros transportamientos son violentos en demasía, querida. Puede que no se trate sino de galantería accidental y, probablemente, terminó en su coche.

    Soleta
    341Si no se detuviera ahí, confortaos pensando que la conducta, que Maese Dorimante afecta, hará que pronto conozcáis a vuestra rival. Diez a uno que os permitirá verla arruinada y su reputación expuesta a la Villa; una dicha que nadie le envidiará sino vos, señora.

    Lencanta
    342¡Quienquiera que sea, todo el daño que le deseo es que le ame como yo y que le dé las mismas causas para odiarlo que a mí!

    Soleta
    343Nunca dudéis del final de vuestra maldición, señora.

    Lencanta
    344¡Que todas las pasiones suscitadas por amor desdeñado, celos, indignación, rencor y sed de venganza ardan en su alma eternamente, como lo hacen ahora en la mía!

    [Camina arriba y abajo con aspecto trastornado.
    Entra un Paje.

    Paje
    345Señora, Maese Dorimante.

    Lencanta
    346No he de verle.

    Paje
    347Le dije que os encontrabais en casa, señora.

    Lencanta
    348Decid que mentisteis, decid que estoy ocupada, cerrad la puerta, decid lo que sea.

    Paje
    349Helo aquí, señora

    Entra DORIMANTE.

    Dorimante
    350
    Prueba la muerte quien al Cielo arriba,
    Mas nosotros abordamos este paraíso en vida.
    [a LENCANTA] ¡Hola!, ¿bailando, el caballito galopante sin violín? [Hace ademán de cogerla por la mano, ella le aparta de golpe y sigue caminando.] Este desasosiego del cuerpo me infunde temor, señora, [persiguiéndola] de que proceda de una falta de sosiego de la mente. ¿Qué desgraciado accidente os malhumora: un punto mal lavado, nudos echados a perder a la hora de componerlos, cabello mal tintado o alguna otra pequeña equivocación a la hora de aderezaros?

    Soleta
    351Una fruslería, en mi opinión, señor; mucho más inconsiderable que cualquiera de las que mencionáis.

    Dorimante
    352¡Oh, Doña Soleta! Nunca os supe lo suficientemente mohína como para permanecer callada; vamos, informadme del negocio.

    Soleta
    353El negocio, señor, es el negocio que os ha acaparado estos dos últimos días. ¡Cómo os he visto reíros de los hombres de negocios y ahora vos mismo os habéis vuelto un hombre de negocios!

    Dorimante
    354No somos dueños de nuestros propios afectos; nuestras inclinaciones cambian de día en día. Ahora amamos el placer y al punto adoraremos el negocio: la flaqueza humana así lo quiere y ¿quien puede evitarlo?

    Lencanta
    355¡Infiel, inhumano, bárbaro!

    Dorimante
    356Bien, ahora suena la alarma.

    Lencanta
    357Sin sentido del amor, del honor o de la gratitud, decidme —pues habré de saberlo- ¿con qué demonio, enmascarada que iba, estuvisteis en la comedia ayer?

    Dorimante
    358A fe que estaba tan resuelto a saberlo como vos, pero el demonio era obstinado y no quiso decírmelo.

    Lencanta
    359¡Falso en esto como en vuestros juramentos para conmigo! Vos lo sabéis.

    Dorimante
    360La verdad es que hice todo lo posible por saberlo.

    Lencanta
    361¿Y os atrevéis a admitirlo a mi cara? ¡Furias e infierno!

    [Hace pedazos su abanico.

    Dorimante
    362Perdonad a vuestro abanico, señora: os estáis acalorando y os hará falta para refrescaros.

    Lencanta
    363¡Que el horror y la locura se apoderen de vos, que la pena y el remordimiento reconcoman vuestra alma y castiguen todos vuestras perjurios para conmigo!

    [Solloza.

    Dorimante
    364
    Cual el trueno nubes hiende
    y, a la lluvia, el paso tiende.
    [Volviéndose a BELINDA. Belinda, vos sois el demonio que ha suscitado esta tormenta. Vos estuvisteis en la comedia ayer y habéis estado haciéndole descubrimientos a vuestra querida amiga.

    Belinda
    365Sois el hombre más equivocado del mundo.

    Dorimante
    366Así ha de ser y aquí juro venganza. Resuelvo seguiros y perseguiros con mayor impertinencia de la que jamás amoroso pisaverde lo hiciera con su amante; os daré caza en el Parque, seguiré vuestro rastro en el prado del Mall, os seguiré el rastro a las visitas, me apareceré ante vos, como un fantasma, en las comedias y en el gabinete privado, colgaré mi nariz de vuestro cuello y hablaré con vos, lo queráis o no; y os miraré siempre con ojos mortecinos, hasta que vuestras amistades tengan celos de mí, os expulsen de la Villa y hagan que el mundo sospeche de vuestra reputación. [En voz más baja. De aquí saldremos a casa de Madama Villavega.

    [Mira amablemente a BELINDA.

    Belinda
    367Me encontraré con vos allí.

    Dorimante
    368Basta.

    Lencanta
    369Apartaos, no habréis de fijar vuestra mirada en ella así.

    [Apartando a DORIMANTE de un empujón.

    Dorimante
    370¡Bien! Ya hay una celosa.

    Lencanta
    371¿Es esta la constancia que jurasteis?

    Dorimante
    372¡Constancia a mis años! No es virtud de esta temporada; igual os daría esperar a que la fruta que madura en otoño lo haga en primavera.

    Lencanta
    373¡Monstruoso principio!

    Dorimante
    374La juventud tiene un largo viaje por delante, señora. De haberme detenido en la primera venta en la que paré, nunca habría llegado a la felicidad que ahora disfruto.

    Lencanta
    375¡Hipócrita, maldito hipócrita!

    Dorimante
    376Lo soy, lo confieso; la buena naturaleza y los buenos modales me corrompen. Soy honesto en mis inclinaciones y no querría, salvo para evitar una ofensa, hacer que una dama algo entrada en años crea que la tengo por joven, equivocar a propósito arte por natura y parecer tan aficionado a una cosa como que estoy hastiado della cuando la adoraba en serio.

    Lencanta
    377¡Hombre falso!

    Dorimante
    378¡Mujer verdadera!

    Lencanta
    379¡Ahora empezáis a mostraros de verdad!

    Dorimante
    380El amor nos dora por encima y, por un tiempo, nos hace mostrar cosas hermosas el uno al otro; pero pronto el oro se desgasta y vuelve a verse el latón nativo.

    Lencanta
    381Pensad en vuestros juramentos, en vuestros votos y protestas, perjuro.

    Dorimante
    382Los hice cuando estaba enamorado.

    Lencanta
    383¿Y por tanto no deben ligaros? ¡Oh, impío!

    Dorimante
    384Lo que juramos en momentos así puede, hasta cierto punto, ser prueba de una pasión presente, pero, a decir verdad, en el amor no hay seguridad alguna a futuros.

    Lencanta
    385¡Horrendo y desagradecido! Marchaos y no volváis a verme.

    Dorimante
    386Yo no soy uno de esos currutacos molestos que, porque fueron bien recibidos una vez, se arrogan el privilegio de agobiar a una mujer con su amor desde ese instante. Os obedeceré, señora, aunque me inflija algo de violencia.

    [Hace ademán de irse y LENCANTA lo retiene de un tirón.

    Lencanta
    387Volved, no os marcharéis. ¿Podréis tener la mala natura de intentarlo?

    Dorimante
    388Cuando el amor enferma, lo mejor que podemos hacer es darle muerte violenta; yo no puedo soportar la tortura de una pasión prolongada y consuntiva.

    Lencanta
    389¿Podéis pensar que el mío es enfermizo?

    Dorimante
    390¡Oh, desesperadamente enfermo! ¿Qué peores síntomas puede haber sino que estéis siempre desasosegada cuando os visito, que busquéis reñir conmigo por las ocasiones más nimias y que, en mi ausencia, estéis amablemente escuchando las impertinencias de todo necio de moda que habla con vos?

    Lencanta
    391¿Qué necio de moda podéis apuntar en mi cargo?

    Dorimante
    392Vaya, pues el gallo-necio de todos los necios, Don Lindín Aleada.

    Lencanta
    393En mi vida lo he visto sino una vez.

    Dorimante
    394Peor mujer sois, entonces, que la primera vez que lo veis os adornáis de todos vuestros encantos para entretenerlo con esa suavidad de vuestra voz y toda esa descocada amabilidad de vuestros ojos, que es notorio que afectáis cuando planeáis una conquista.

    Lencanta
    395La malicia nunca inventó una mentira tan condenada. ¿Quién os lo dijo?

    Dorimante
    396No importa. ¡Que alguna vez haya podido amar a una mujer que es capaz de adorar una cabriola insensata, una chabacana cinta francesa y una corbata formal!

    Lencanta
    397Me volvéis loca.

    Dorimante
    398Una conciencia culpable puede hacer mucho; adelante, sed la maestra de juegos de la Villa y dad entrada a todos nuestros jóvenes pisaverdes tan pronto lleguen de viaje.

    Lencanta
    399¡Vil e insidioso!

    Dorimante
    400¡Una hermosa reputación mortificante habrá de ser para una mujer de vuestro orgullo, ingenio y calidad!

    Lencanta
    401Estos celos son mero pretexto, un maldito ardid inventado por vos, os conozco.

    Dorimante
    402Creedlo y todo lo malo que podáis de mí: no querría que una mujer pensara bien de mí lo más mínimo, si puede pensar bien de Lindín. Adiós; adelante y que os aproveche con vuestro currutaco.

    Lencanta
    403Quedaos, ¡oh! quedaos y os lo diré todo.

    Dorimante
    404Ya se me ha dicho demasiado.

    [Sale DORIMANTE.

    Lencanta
    405Llamadle, que vuelva.

    Soleta
    406Dejad que se vaya: de buena os libráis.

    Lencanta
    407Corred, digo. Quiero que se le llame.

    Soleta
    408El Diablo habría de llevárselo primero por lo que a mí me afecta.

    [Sale SOLETA.

    Belinda
    409Él me ha asustado de la mera idea de amar a los hombres. Por el amor del Cielo, querida, no le descubráis lo que os he dicho; temo su lengua tanto como vos deberíais haber temido su amistad.

    Entra SOLETA.

    Soleta
    410Se ha ido, señora.

    Lencanta
    411¡Que un rayo lo parta!

    Soleta
    412Cuando le dije que deseabais que volviera, se sonrió, me hizo una mueca, se metió de golpe en su coche y dijo—

    Lencanta
    413¿Qué dijo?

    Soleta
    414“En marcha, cochero” y entonces repitió unos versos.

    Lencanta
    415Así hubiera hecho contrato con una bruja la primera vez que recibí a este demonio mayor, monstruo, bárbaro. ¡Podría desgarrarme a tiras! La venganza, nada sino la venganza podrá aliviarme. La peste, la guerra, el hambre, el fuego, todo lo que pueda acarrear la ruina universal y la miseria sobre la especie humana, con gusto perecería si os tuviera en mi poder en este momento.

    [Sale LENCANTA.

    Soleta
    416Seguidla, señora; no la abandonéis en esta pasión desaforada.

    [SOLETA recoge las cosas.

    Belinda
    417
    Me ha dado las pruebas que deseaba de su amor.
    Pero prueba también es de su mala naturaleza;
    Quisiera no haberle visto usarla con tal rudeza.
    Suspiro al pensar Dorimante pueda, sí,
    volverse tan pérfido y cruel para mí.

    [Salen.

    ACTO III

    ESCENA I

    Los aposentos de Madama Vilasilva.
    Entran ENRIQUETA y AFANOSA, su criada.

    Afanosa
    418¡Querida señora! Dejadme que ordene ese rizo.

    Enriqueta
    419¡Déjame! ¡Los voy a desordenar todos a base de agitarlos!

    Afanosa
    420¿Nunca habréis de abandonar este salvajismo?

    Enriqueta
    421No me atormentes.

    Afanosa
    422¡Mirad! He aquí un nudo que cae.

    Enriqueta
    423Déjalo caer.

    Afanosa
    424Sólo un alfiler, querida señora.

    Enriqueta
    425¡Cómo sufro día tras día bajo tus oficiosos dedos!

    Afanosa
    426¡Ah, la diferencia que hay entre vos y Madama Lozana! ¡Que desasosiego le entra si lo más mínimo está fuera de sitio!

    Enriqueta
    427Es en verdad muy exigente; nunca carece del menor ápice para resaltar su fealdad

    Afanosa
    428Así dicen los burlones.

    Enriqueta
    429Sus afeites, pinturas y lunares nunca dejan de atraer en público las lenguas y las miradas de todos los hombres.

    Afanosa
    430Cierto que es algo demasiado pretenciosa.

    Enriqueta
    431¡Que la mujeres sean tan valoradas por la belleza a pesar de la natura como algunos hombres lo han sido por la agudeza!

    Afanosa
    432Espero, si no es ofensa, que una pueda intentar hacerse agradable.

    Enriqueta
    433No cuando es imposible. Pues las mujeres no deberían tener entonces mayor inclinación por el vestirse que los necios por el hablar. Cintas y modestia, máscaras y silencio, cosas que ensombrecen y ocultan: no deberían pensar en nada más.

    Afanosa
    434¡Jesús! Señora, ¿qué habrá de pensar vuestra madre, en lo que os habéis vuelto? Por el amor del Cielo, volved adentro.

    Enriqueta
    435No lo haré.

    Afanosa
    436Esto es lo más extravagante que habéis hecho en vuestra vida: abandonarla a ella y a un hidalgo que ha de ser vuestro marido.

    Enriqueta
    437¡Mi marido! ¿Tan poco seso tienes como para pensar que yo decía lo que pensaba cuando la volví loca de alegría en el campo con una reverencia grave y “Lo que os plazca, señora, siempre seré obediente”?

    Afanosa
    438Vamos, os desconozco, tenéis tantas tretas.

    Enriqueta
    439Y esta fue una para conseguir que viniera a Londres y no otra cosa, te lo aseguro.

    Afanosa
    440¡Bueno! Pues el hombre, según yo lo veo, es un hombre apuesto.

    Enriqueta
    441Cierto que el hombre viste sus ropas a la moda y le adorna una linda negligencia, es muy cortés y muy afectado, hace reverencias y habla y sonríe tan agradablemente como piensa.

    Afanosa
    442Nunca vi nada tan gentil.

    Enriqueta
    443Bien barnizado de buena crianza, más de un lerdo ofrece un espectáculo tolerable.

    Afanosa
    444Me espanta que no os guste.

    Enriqueta
    445Creo que podría llegar a soportarlo; y eso es todo lo que una mujer razonable debe esperar de un marido; pero hay una obligación en el caso y, como la altiva Merab,
    Encuentro gran aversión en mi mente y ceño,
    criada con lo que ha de prometido y diseño.

    Afanosa
    446¡Desearía que no diseñarais vuestra propia ruina! En parte adivino vuestras inclinaciones, señora —que Maese Dorimante—

    Enriqueta
    447Dejad de parlotear, y cantad alguna boba canción que otra.

    Afanosa
    448Así lo haré; la canción que tanto amáis desde que visteis a Maese Dorimante.
    (Canción)
    Cuando Amintas cautivó mi corazón en primacía
    mis ovejas insensatas se dispersaron.
    Pronto los lobos robaron la mayoría
    y así todas ellas presas acabaron.
    Ah, que el amor no os domine ahora:
    eso es fatal para toda pastora.
    A la pasión peligrosa dad huida
    o, como yo, estaréis perdida.

    Enriqueta
    449¿Seré yo el pago de una compra por un pariente ambicioso? Yo no he necesidad de tierras. No, yo me entregaré de lleno al amor. Se decreta—

    Entra el JOVEN BELLAIR.

    Joven Bellair
    450¿Qué generosa resolución estáis tomando señora?

    Enriqueta
    451Sólo la de ser desobediente, señor.

    Joven Bellair
    452Dejadme que junte mis manos con las vuestras en ello.

    Enriqueta
    453Con todo mi corazón; nunca pensé entregaros las mías de tal grado. Aquí, yo, Enriqueta—

    Joven Bellair
    454Y yo, Enrique—

    Enriqueta
    455solemnemente protesto—

    Joven Bellair
    456y juro—

    Enriqueta
    457que yo con vos—

    Joven Bellair
    458y yo con vos—

    Ambos
    459jamás me casaré.

    Enriqueta
    460¡Trato!

    Joven Bellair
    461¡Y no trato! ¿Qué tal os place esta indiferencia ahora?

    Enriqueta
    462Esperáis que me lo tome a mal, según veo.

    Joven Bellair
    463No es antinatural que las mujeres estéis algo airadas si os falla una conquista; aunque despreciaríais al pobre hombre si estuviera en vuestro poder.

    Enriqueta
    464Algunos puede que tengan un ojo como San Bartolomé, lo suficientemente grande como para toda la Feria; pero yo no me cuento entre su número y vos podéis guardaros vuestro pan de jengibre: será más aceptable para la dama cuya querida imagen lleva, señor.

    Joven Bellair
    465He de confesar, señora, que llegasteis con retraso.

    Enriqueta
    466Admitís, pues, que estáis enamorado.

    Joven Bellair
    467Lo admito.

    Enriqueta
    468La confidencia es generosa y, a cambio, casi hallaría el corazón para contaros mis propias inclinaciones.

    Joven Bellair
    469¿Estáis enamorada?

    Enriqueta
    470Sí, con esta querida Villa, hasta tal grado de que apenas puedo soportar el campo en paisajes o en tapices.

    Joven Bellair
    471¿ Sería horrendo tener que volver a toda prisa a Hampshire?

    Enriqueta
    472¡Ah! ¡No lo nombréis!

    Joven Bellair
    473¡En lo que a nosotros toca, creo que llegaremos fácilmente a un acuerdo! ¡Así pudiéramos hacer algo para burlar a las personas graves!

    Enriqueta
    474Si pudiéramos diferir su proceso sumario, estaría bien; una suspensión temporal de sentencia es un buen paso hacia la obtención de un perdón.

    Joven Bellair
    475Si nos rendimos en el juego, estamos perdidos. ¿Qué os parece jugar a botín?

    Enriqueta
    476¿Qué queréis decir?

    Joven Bellair
    477Pretender estar enamorados el uno del otro; servirá para ciertas excusas dilatorias que podemos fingir mejor.

    Enriqueta
    478Hagámoslo, aunque solamente sea por el caro deleite del engaño.

    Joven Bellair
    479¿Podéis hacer vuestra parte?

    Enriqueta
    480Yo no sé qué es amar, pero he hecho lindas observaciones estando, de tanto en tanto, donde se encuentran los amantes. ¿Dónde dejasteis a Sus Gravedades?

    Joven Bellair
    481En la pieza contigua; vuestra madre estaba censurando a nuestro galán moderno.

    Entran el VIEJO BELLAIR y MADAMA VILASILVA.

    Enriqueta
    482¡Silencio! Aquí llegan. Yo me reclinaré contra esta pared y miraré, tímida, con ojos gachos, mi abanico, mientras vos, como un barbilindo amoroso, me dais conversación según la moda.

    Madama Vilasilva
    483No los excuséis nunca. Vamos, vamos, no era así cuando yo era una mujer joven.

    Viejo Bellair
    484Por Dios, que algo irrespetuosos son.

    Madama Vilasilva
    485Entonces había consideración por la calidad y no se hacía befa de ello por cualquier individuo burlón.

    Viejo Bellair
    486La juventud ha de burlar, por Dios que sí.

    Madama Vilasilva
    487Es ahora de buena crianza no ser civil sino con actrices y mujeres de la Lonja; las tratan tan por encima de su condición, como otras están por debajo de la suya.

    Viejo Bellair
    488¡Malhaya! No sigáis hablando: los bribones tienen el mal hábito de preferir la belleza, la encuentren donde la encuentren.

    Madama Vilasilva
    489Ved a vuestro hijo y a mi hija; han mejorado su conocimiento mutuo desde que entraron en casa.

    Viejo Bellair
    490Por Dios, creo que sí; quedémonos atrás y observemos.

    Joven Bellair
    491Ahora una mirada y unos gestos que puedan persuadirles de que estoy diciendo todas las cosas apasionadas imaginables.

    Enriqueta
    492Vuestra cabeza algo más a un lado; descansad sobre la pierna izquierda y jugad con vuestra mano derecha.

    Joven Bellair
    493¿Así, no?

    Enriqueta
    494Ahora colocad vuestra pierna derecha firme contra el suelo, ajustad vuestro cinto y, luego, mirad en derredor.

    Joven Bellair
    495Algo de ejercicio me hará perfecto.

    Enriqueta
    496Sonreíd y giraos de nuevo hacía mí, muy barbilindo.

    Joven Bellair
    497¿Tomaréis vuestro turno para ser instruida?

    Enriqueta
    498Con todo mi corazón.

    Joven Bellair
    499En un solo movimiento: jugad con vuestro abanico, girad los ojos y luego posad la mirada sobre mí con agrado.

    Enriqueta
    500Así.

    Joven Bellair
    501Ahora abrid el abanico, miradlo y contad las varillas con los dedos.

    Enriqueta
    502¡Muy a la moda!

    Joven Bellair
    503Fijad vuestra mano al seno, sujetad vuestra bata hacia abajo, agitaos un poco, alzad los pechos y dejadlos caer de nuevo, suavemente y con un suspiro o dos, etc.

    Enriqueta
    504Por las buenas instrucciones que dais, sospecho que sois unos de esos observadores maliciosos que vigilan los ojos de la personas y, a partir de miradas inocentes, sacan conclusiones escandalosas.

    Joven Bellair
    505A fe que conozco a algunos que, por puro amor a la picardía, son tan vigilantes como los propios celos y os ofrecerán una relación minuciosa de cada mirada intercambiada en una comedia y en el Círculo.

    Enriqueta
    506No estará de más, ahora, parecer algo cariñosos.

    Joven Bellair
    507Cerrad el abanico, pues, con ambas manos, lleváoslo a la boca, sonreíd y, con un movimiento vivaz, inclinad vuestro cuerpo un poco hacia adelante. Así —abridlo ahora; echaos hacia atrás de repente, cubríos el rostro con él y echaos a reír en voz alta. — ¡Alto! Aspecto grave y empezad a abanicaros — admirablemente bien actuado.

    Enriqueta
    508Creo que soy bastante apta para estas cosas.

    Viejo Bellair
    509Por Dios, que me place.

    Madama Vilasilva
    510Algo promete esto.

    Viejo Bellair
    511¡Vamos! Hay amor en el caso, por Dios que lo hay o va a haberlo. ¿Qué decís, joven señora?

    Enriqueta
    512Todo en buena hora, señor. ¿Esperáis que nos enamoremos de golpe, como los gallos que pelean en cuanto se les coloca juntos? ¡Por Dios, no sois razonable!

    Viejo Bellair
    513Por Dios, bribona, me gusta tu ingenio.

    Entra un Criado.

    Criado
    514El coche está a la puerta, señora.

    Viejo Bellair
    515Id, salid y tomad el aire juntos.

    Madama Vilasilva
    516¿No venís con nosotros?

    Viejo Bellair
    517¡Pese a tal! Por Dios, tengo negocios y no puedo. Nos encontraremos esta noche en casa de mi hermana Villavega.

    Joven Bellair
    518[aparte] Va a casa de Emilia. Le oí hablar de una colación.

    [Salen.

    ESCENA II

    Entran MADAMA VILLAVEGA, EMILIA y MAESE MISTURA.

    Madama Villavega
    519Me compadezco de los jóvenes amantes de los que hablamos hace poco; aunque, a decir verdad, su comportamiento ha sido tan indiscreto que merecen ser desdichados.

    Mistura
    520Habéis recibido una relación exacta, desde la gran dama de la cazuela hasta la pequeña vendedora de naranjas.

    Emilia
    521Sois un libelo vivo, una diatriba animada; me espanta que no os hagan trizas.

    Mistura
    522¿Qué os parece establecer una oficina de inteligencia para estos asuntos? El proyecto puede traer dineros.

    Madama Villavega
    523Haríais grandes tratos con la damas del campo.

    Mistura
    524Más de los que Muddiman tiene con sus maridos.

    Entra BELINDA.

    Madama Villavega
    525Belinda, ¿qué ha sido de vos? No os hemos visto últimamente con vuestra amiga Doña Lencanta.

    Belinda
    526Querida criatura; la dejé, pero no tan tristemente afligida.

    Madama Villavega
    527¿Con su antigua destemplanza, los celos?

    Mistura
    528Dorimante le ha gastado alguna burla nueva.

    Belinda
    529¡Vaya! Ese Dorimante es el peor hombre vivo.

    Emilia
    530Una vez pensé lo mismo.

    Belinda
    531¿Y no seguís pensándolo?

    Emilia
    532¡Cierto que no!

    Belinda
    533¡Oh, Jesús!

    Emilia
    534La Villa le hace gran injusticia y, gracias a él, no volveré a creer lo que diga de un hombre a quien no conozco.

    Belinda
    535¡Me espantáis!

    Madama Villavega
    536Es un hombre de muy buena crianza.

    Belinda
    537Pero de natura extrañamente malvada.

    Emilia
    538Luego es un hombre de mucho ingenio.

    Belinda
    539Pero un hombre sin principios.

    Mistura
    540¡Espléndida cosa, a fe, vuestro hombre de principios!

    Belinda
    541Preferible a los hombres de partes por las mujeres que se preocupan por su reputación y sosiego. Bueno, si tuviera en mente hacer el bobo, él sería el último hombre en el que pensaría.

    Mistura
    542Él ha sido el primero en los favores de muchas damas, aunque seáis tan severa, señora.

    Madama Villavega
    543Cómo haya podido ser como amante lo desconozco, pero es un conocimiento muy agradable, estoy segura.

    Belinda
    544Si hubierais visto, como yo, cómo trató a Doña Lencanta, no lo soportaríais más.

    Emilia
    545¿Cómo? ¿Ha vuelto a reñir con ella?

    Belinda
    546Por la ocasión más nimia; tiene celos de Don Lindín.

    Madama Villavega
    547No lo vio en toda su vida; salvo ayer y yo estaba allí.

    Emilia
    548Por mi conciencia, él es el único hombre de la Villa por quien tiene aversión. ¡Cuan extraordinariamente malhumorada estuvo mientras él le hablaba!

    Belinda
    549Y alguien, con malicia, se lo ha contado.

    Emilia
    550Aquí viene.

    Entra DORIMANTE.

    Mistura
    551¡Dorimante! La suerte os traído hasta aquí para justificaros —aquí una dama—

    Belinda
    552Tiene una palabra o dos que deciros, de parte de una persona desconsolada.

    Dorimante
    553Sé, señora, que cuidáis demasiado vuestra reputación como para susurrar conmigo ante esta buena compañía.

    Belinda
    554Por servir a Doña Lencanta, me aventuraré.

    Dorimante
    555Aquí está Mistura, el espíritu mismo del escándalo.

    Belinda
    556¡Mismo da!

    Emilia
    557Es algo que no estáis dispuesto a escuchar, Maese Dorimante.

    Madama Villavega
    558Decídselo, Belinda, lo quiera o no.

    Belinda
    559 [en voz alta] Doña Lencanta—

    Dorimante
    560Más bajo: son gentes de risas, no los conocéis.

    Belinda
    561[a DORIMANTE, aparte] En una sola palabra, habéis hecho que yo os odiase, cosa de la que nunca os habría creído capaz.

    Dorimante
    562Obedeciendo vuestras órdenes.

    Belinda
    563¡Fue una parte muy cruel la vuestra! ¿Cómo pudisteis representarla?

    Dorimante
    564Nada hay de cruel para un hombre que podría matarse para complaceros. Recordad, a las cinco, mañana por la mañana.

    Belinda
    565Tiemblo cuando lo decís.

    Dorimante
    566No dejéis de acudir.

    Belinda
    567No lo haré.

    Dorimante
    568Jurad que lo haréis.

    Belinda
    569No me atrevo.

    Dorimante
    570Jurad, digo.

    Belinda
    571¡Por mi vida! Por toda la felicidad que espero —

    Dorimante
    572Lo haréis.

    Belinda
    573Lo haré.

    Dorimante
    574Amable.

    Belinda
    575Me alegra haber jurado, ¡voto a que os habría fallado si no!

    Dorimante
    576¡Sorprendentemente amable! ¿En qué temple dejasteis a Lencanta?

    Belinda
    577Su ira se había casi disipado y estaba emprendiendo un bravo camino de desafiaros a vos y a todas vuestras obras. ¿Donde habéis estado desde que os fuisteis de allí?

    Dorimante
    578Me dejé caer por una partida de naipes.

    Belinda
    579Lo he prometido y debo volver con ella.

    Dorimante
    580Persuadidla para que salga a pasear en el prado del Mall, esta noche.

    Belinda
    581Odia el lugar y no acudirá.

    Dorimante
    582Haced todo lo posible por imponeros.

    Belinda
    583¿Con qué fin?

    Dorimante
    584Don Lindín estará aquí al punto; lo prepararé para que la aborde, allí y delante de mí.

    Belinda
    585La perseguís en exceso; pero haré cuanto me pidáis.

    Dorimante
    586 [en voz alta] Decidle claramente: el negocio se ha vuelto tan soso que no lo aguanto más.

    Emilia
    587Hay aflicciones en el amor, Maese Dorimante.

    Dorimante
    588Sois las mujeres quienes las provocáis; generalmente sois, en ello, tan irracionales como en el juego; sin que la ventaja esté de vuestra parte: un hombre no puede nunca salirse tranquilamente cuando está harto.

    Mistura
    589Si actuáis sin tener obligación de complacer, Dorimante, deberíais actuar en lugares públicos.

    Dorimante
    590Las alojerías era buen lugar para ello, pero los hidalgos no las suelen frecuentar últimamente; la comedia profunda se encuentra ahora en las casas privadas.

    [BELINDA hace por escabullirse.

    Madama Villavega
    591Belinda, ¿nos dejáis tan pronto?

    Belinda
    592He de ir al Parque con Doña Lencanta, señora.

    [Sale BELINDA.

    Madama Villavega
    593Esta confidence va camino de arruinar a esta joven criatura.

    Mistura
    594Le hará bien, señora. Los jóvenes que son educados por abogados en ejercicio resultan ser mejores letrados cuando tienen que comparecer, por su cuenta, en las audiencias.

    Dorimante
    595La Villa os ha sido muy favorable esta tarde, Madama Villavega; soléis tener un embarrass de sillas y de coches a vuestra puerta, un tumulto de lacayos en vuestra sala y un ruido de necios aquí arriba.

    Madama Villavega
    596Cierto es que mi casa es el rendezvous general y, junto con el corral de comedias, el refugio común de todos los jóvenes ociosos.

    Emilia
    597La compañía es algo muy bueno, señora; pero me espanta que no la queráis algo más selecta.

    Madama Villavega
    598Es bueno tener un gusto universal; deberíamos amar el ingenio, pero, por amor a la variedad, ser capaces de divertirnos con las extravagancias de los que carecen de él.

    Mistura
    599Los necios os harán reír.

    Emilia
    600Una o dos veces; pero la repetición de sus necedades, tras una visita o dos, se vuelve tediosa e insufrible.

    Madama Villavega
    601Sois algo demasiado delicada, Emilia.

    Entra un Paje.

    Paje
    602Don Lindín Aleada, señora, desea saber si recibís.

    Madama Villavega
    603He aquí el necio más fresco de la Villa, uno que todavía no os ha saciado. ¡Paje!

    Paje
    604¡Señora!

    Madama Villavega
    605Decidle que nos haga la merced de subir.

    [Sale Paje.

    Dorimante
    606No caigáis sobre él, Mistura, y lo desdeñéis. Apaciguadlo en su extravagancia y así se mostrará mejor.

    Mistura
    607Sabéis que tengo una indulgencia natural por los necios y no necesito esta caución, señor.

    Entra DON LINDÍN ALEADA, con su Paje tras él.

    Don Lindín
    608Paje, espera afuera. Señora, [a MADAMA VILLAVEGA] os beso las manos. Veo que lo de ayer no tuvo nada de casualidad: las belles assemblées se forman aquí todos los días. [a EMILIA] Señora, servidor vuestro. Dorimante, déjame que te abrace. No miento: no he topado con ninguno de mis conocidos que conserven tanto de París como tú —el mismo aire que tenías cuando el marqués te confundió en la Tullerías y exclamó “¡Eh, Chevalier!” y luego te pidió perdón.

    Dorimante
    609Quisiera irme desgastando a la moda todo el tiempo que pueda, señor; es algo a valorar en los hombres, igual que las baratijas.

    Don Lindín
    610Eres hombre de ingenio y entiendes la Villa. Te ruego que seamos íntimos; no hay vida si no hacemos a un buen hombre confidente de nuestros placeres.

    Dorimante
    611¡Es cierto! Pero nadie hay mas inapropiado para tal negocio que yo.

    Don Lindín
    612¿Y, por qué, te lo ruego, tienes una opinión tan modesta de ti mismo?

    Dorimante
    613Pues, primero, porque nunca pude guardar un secreto en toda mi vida; y, luego: no hay hechizo mayor para hacerme caer enamorado de una mujer que saber que un amigo está enamorado della. Os hablo honradamente.

    Don Lindín
    614Tu humor es muy galante, así me muera. Yo conocí a un conde francés muy parecido a ti.

    Madama Villavega
    615La agudeza, según veo, ejerce más poder sobre vos que la belleza, Don Lindín; de lo contrario no habríais permitido que esta dama estuviera tanto tiempo desatendida.

    Don Lindín
    616 [a EMILIA] Mil perdones, señora; algunas civilidades, debidas, por supuesto, al reencuentro con un amigo largo tiempo ausente. El éclat de tanta belleza, lo confieso, debería haberme cautivado antes.

    Emilia
    617Lo brilliant de tan buen hablar, señor, tiene mucho más poder que la poca belleza de la que me pueda ufanar.

    Don Lindín
    618Nunca vi nada más lindo que esta labor exquisita en vuestro point d’Espagne.

    Emilia
    619No es tan rico como el point de Venise.

    Don Lindín
    620No del todo, pero parece más fresco y más apropiado para la estación. Dorimante, ¿no es ese Mistura?

    Dorimante
    621El mismo, señor.

    Don Lindín
    622Perdonadme, señor; en este embarrass de civilidades, no he podido teneros entre mis brazos antes. Vos sois el mejor de la Villa en entender el equipaje, según he oído.

    Mistura
    623A juzgar por el mío propio, no lo adivinaríais.

    Don Lindín
    624Hay críticos que no escriben, señor.

    Mistura
    625Nuestros displicentes poetas apenas lo toleran.

    Don Lindín
    626Malditos sean. ¡No toleran a ningún hombre de ingenio que no haga el bobo como ellos y lo demuestran! ¿Os habéis fijado en la calèche que he traído?

    Mistura
    627¡Sí, claro! Tiene un aire muy distinto de las hechas por ingleses.

    Don Lindín
    628Se distingue con igual facilidad de un chirrión inglés como un abogado de la Chancillería de uno de nosotros.

    Dorimante
    629Cierto, hay un bel-air en calèches al igual que en hombres.

    Mistura
    630Pero pocos son tan delicados como para notarlo.

    Don Lindín
    631Ciertamente, aquí el mundo es, por lo general, muy grossier.

    Madama Villavega
    632Es muy apuesto.

    Emilia
    633Extremadamente propio.

    Don Lindín
    634Un traje ligero, hecho para presentarse, no merece vuestra consideración señoras.

    Dorimante
    635El pantalón está muy bien henchido.

    Don Lindín
    636Las borlas son nuevas y lindas.

    Mistura
    637Nunca vi casaca de mejor corte.

    Don Lindín
    638Me hace de cintura larga y, según creo, delgado.

    Dorimante
    639La forma que nuestras damas adoran.

    Mistura
    640Vuestro calzón, en tanto, un palmo demasiado alto, según yo lo veo, Don Lindín.

    Don Lindín
    641¡Callad, Mistura! Mil veces he deseado que colgara más bajo pero ¡la peste se lo lleve!, no puede ser.

    Madama Villavega
    642Sus guantes están bien ornamentados de flecos, grandes y graciosos.

    Don Lindín
    643Siempre fui eminente por estar bien-gante.

    Emilia
    644Sólo viste los originales de las manos más famosas de París.

    Don Lindín
    645Tenéis razón, señora.

    Madama Villavega
    646¿El traje?

    Don Lindín
    647Barroy.

    Emilia
    648¿La guarnición?

    Don Lindín
    649Le Gras.

    Mistura
    650¿El calzado?

    Don Lindín
    651Piccat.

    Dorimante
    652¿La peluca?

    Don Lindín
    653Chedreux.

    Madama Villavega y Emilia
    654¿Los guantes?

    Don Lindín
    655Azahar. Conocéis el olor, señoras. Dorimante, podría encontrar el ánimo, por diversión, de tener una galantería con alguna de nuestras damas inglesas.

    Dorimante
    656Eso es algo no menos necesario para confirmar la reputación de vuestro ingenio que un duelo para satisfacer a la Villa de vuestra valentía.

    Don Lindín
    657Hubo aquí una mujer, ayer—

    Dorimante
    658Doña Lencanta.

    Don Lindín
    659Vos la habéis nombrado.

    Dorimante
    660No podéis elegir una mejor para vuestro propósito.

    Don Lindín
    661Te lo ruego, ¿qué es ella?

    Dorimante
    662Una persona de calidad y que tiene un resto de reputación suficiente como para hacer la conquista considerable. Además, he oído que le gustáis también a ella.

    Don Lindín
    663Se me antojó que parecía, en tanto, muy reservada e inquieta todo el rato que estuve conversando con ella.

    Dorimante
    664Gestos y afectación. La veréis esta noche en el prado del Mall.

    Don Lindín
    665Te lo ruego: vamos a tomar el aire juntos.

    Dorimante
    666He quedado con Mistura, pero me encontraré con vos en el palacio de Saint James y os daré algo de información sobre la cual poder regular vuestro proceder.

    Don Lindín
    667Todo el mundo estará en el Parque esta noche, señoras. Sería una lástima seguir guardando tanta belleza dentro de casa y robarle al Círculo todos los encantos que deberían adornarlo. —¡Eh, paje! Entra Paje y vuelve a salir. Cerciórate de que toda mi gente esté lista. Dorimante, a revoir!

    [Sale DON LINDÍN.

    Mistura
    668Un currutaco de temple.

    Dorimante
    669Brusco e insípido.

    Mistura
    670Descarado y soso.

    Emilia
    671Por mucho que lo despreciéis, hidalgos, apostaría mi vida a que pasa por agudo con muchos.

    Dorimante
    672Eso bien puede ser. Natura tiene sus engaños: enmosta el cerebro y, a menudo, ofrece a la multitud sin gustos una torpeza compleja en vez de la verdadera agudeza y buen humor. Mistura, vamos.

    Mistura
    673Debo ir aquí cerca, me encontraré con vos en el prado del Mall.

    Dorimante
    674Iré hasta allí atravesando el jardín. [A las mujeres] Nos encontraremos al punto y nos haremos una reverencia.

    Madama Villavega
    675No esta noche. Estamos comprometidas con un negocio, cuyo conocimiento hará que riais después.

    Mistura
    676Servidor de vuestras mercedes, señoras.

    Dorimante
    677A revoir! como dice Don Lindín.

    [Salen MISTURA y DORIMANTE.

    Madama Villavega
    678El viejo llegará aquí al punto.

    Emilia
    679Esperémoslo en el jardín.

    Madama Villavega
    680Vamos, sois una bribona.

    Emilia
    681No os soporto.

    [Salen.

    ESCENA III

    El prado del Mall
    Entran ENRIQUETA y el JOVEN BELLAIR, ella tirando de él.

    Enriqueta
    682Venid.

    Joven Bellair
    683¿Y abandonar a vuestra madre?

    Enriqueta
    684Afanosa será enviada a rebato tras nosotros; pero eso no importa.

    Joven Bellair
    685Parecerá extraño en mí.

    Enriqueta
    686Lo creerá una rareza mía y nunca reprobará vuestros modales.

    Joven Bellair
    687 [indicando] ¿Con qué reverenda conocida se ha encontrado?

    Enriqueta
    688Un compañera en belleza de la época del último rey; aunque, por las ruinas, apenas podríais adivinarlo.

    [Salen.
    Entra DORIMANTE y atraviesa el escenario.
    Entra el JOVEN BELLAIR y ENRIQUETA.

    Joven Bellair
    689A esta hora vuestra madre va a estar de cuidado.

    Enriqueta
    690¡Si tan solo vuestro amigo Maese Dorimante estuviera aquí ahora, para que me pudiera encontrar hablando con él!

    Joven Bellair
    691Ella no le conoce, pero le teme, según he oído, más que nadie en toda la raza humana.

    Enriqueta
    692Su conclusión es que, con tan solo que le hable a una mujer, ya está deshonrada y todos los días le pide de rodillas al Cielo que me proteja de él.

    Joven Bellair
    693No tenéis tanta aprehensión de él como ella.

    Enriqueta
    694Nunca vi nada temible en él.

    Joven Bellair
    695Por el contrario, ¿no habéis observado algo extremadamente deleitable en su ingenio y su persona?

    Enriqueta
    696Debo admitir que es agradable y placentero, pero lo muestra con tanta afectación que me desagrada.

    Joven Bellair
    697¡Por Dios, señora! Todo lo que hace y dice es tan fácil y natural.

    Enriqueta
    698Los versos de algunos hombres así se les antojan a los indoctos, pero la obra en el uno y la afectación en el otro aparecen claramente a los ojos del juicioso.

    Joven Bellair
    699Nunca antes había oído que se le acusara de afectación.

    Entra DORIMANTE y fija su mirada en ella.

    Enriqueta
    700Eso pasa en la fácil Villa: él le place hasta el punto de llamarlo humor.

    [Salen el JOVEN BELLAIR y ENRIQUETA.

    Dorimante
    701¡Ella es! Debe ser ella, ese cabello precioso, esa fácil forma, esos descocados ojos y todos esos encantos en torno a su boca que derriten y de los que habló Mistura. Seguiré la lotería y apostaré a un premio con mi amigo Bellair.
    [Sale DORIMANTE repitiendo:
    En el amor, los vencedores de los vencidos huyen:
    huyen los que hieren y persiguen los que mueren.

    Entra el JOVEN BELLAIR y ENRIQUETA y, tras ellos DORIMANTE, situándose a cierta distancia.

    Joven Bellair
    702La mayoría de la gente prefiere High Park a este lugar.

    Enriqueta
    703Tiene mejor reputación, lo confieso; pero abomino de las sosas diversiones de allí, las aburridas reverencias, la sonrisas afectadas, las necias frases hechas y las miradas amorosas al soslayo. Aquí una topa con alguna conversacioncilla de vez en cuando.

    Joven Bellair
    704Esas conversaciones han resultado fatales para algunas de vuestro sexo, señora.

    Enriqueta
    705Puede que así sea. ¿Porque algunas carecen de temple y han sido deshonradas por jugar, las que sí lo tienen han de negarse a si mismas y en redondo el placer del juego?

    Dorimante
    706Hacedme caso, no sería razonable, señora.

    [Acercándose con gentileza y haciéndole una reverencia.

    Enriqueta
    707¡Señor! ¿Quién es éste?

    [Se sobresalta y se muestra grave.

    Joven Bellair
    708Dorimante.

    Dorimante
    709¿Es esta la mujer que vuestro padre quiere que desposéis?

    Joven Bellair
    710Así es.

    Dorimante
    711¿Su nombre?

    Joven Bellair
    712Enriqueta.

    Dorimante
    713No me he equivocado, es hermosa.

    Joven Bellair
    714Hablad con ella, su ingenio supera su rostro. Hace un momento, deseábamos que vinierais.

    Dorimante
    715 [a ENRIQUETA] ¡Nublada con seriedad, de repente! Mil sonrisas relucían en ese rostro; pero, ahora … nunca vi un cambio tan repentino de tiempo.

    Enriqueta
    716[aparte] Siento un cambio igual de grande dentro de mí; pero él nunca lo sabrá.

    Dorimante
    717Hablabais de jugar, señora; decidme, os lo ruego, ¿cual sería vuestro límite?

    Enriqueta
    718Una inocua conversacioncilla en los paseos públicos o, como mucho, una cita en una cazuela, a cara descubierta, en un corral de comedias. Vos preferís las máscaras y las reuniones privadas, donde las mujeres se empeñan a fondo, según he oído.

    Dorimante
    719He estado acostumbrado al juego profundo, pero puedo probar mano en el juego pequeño si la jugadora me gusta lo suficiente.

    Enriqueta
    720Y estar tan despreocupado que no habréis placer en ello.

    Dorimante
    721Donde hay una suma considerable por ganar, la esperanza de atraer a gente hace de cualquier fruslería algo a considerar.

    Enriqueta
    722La sordidez de la natura de los hombres, lo sé, hace que se presten a adular y complacer a los ricos, aunque están seguros de que nunca serán mejores para ellos.

    Dorimante
    723Está en su poder hacernos el bien y no desesperamos de que, en algún momento u otro, tengan la voluntad de hacerlo.

    Enriqueta
    724Para hombres que han prosperado en esta Villa como vos, sería una gran mortificación vivir de la esperanza. ¿Podríais guardar una Cuaresma por una amante?

    Dorimante
    725En la expectación de unas felices Pascuas y, aunque el tiempo sea muy precioso, creo que cuarenta días bien vale perderlos para ganar vuestro favor.

    Enriqueta
    726Maese Bellair, caminemos, es hora de dejarle; los hombres se vuelven sosos cuando empiezan a ser particulares.

    Dorimante
    727Os equivocáis: no le seguirá la adulación, aunque sé que estáis ávida de las loas de todo el prado del Mall.

    Enriqueta
    728Me ofendéis.

    Dorimante
    729No tal; según os seguía he observado cuanto os agradaba que los pisaverdes gritaran: “Es hermosa, muy hermosa, por Dios que lo es” y susurraban en voz alta vuestro nombre, las mil formas diversas que hacéis adoptar a vuestro rostro. Luego, para haceros más agradable, cómo, descocadamente, jugabais con vuestra cabeza, tirabais atrás vuestros rizos y les sonreíais por encima del hombro.

    Enriqueta
    730Yo no voy por ahí impetrando el favor de los hombres como hacéis con las mujeres, con una astuta suavidad en la mirada y una suave lentitud en vuestra reverencias de soslayo —tal que así señor— [Actúa como él.] ¿No sois vos así?

    Entran MADAMA VILASILVA y AFANOSA.

    Joven Bellair
    731Vuestra madre, señora.

    [Tira de ENRIQUETA. Ella se recompone.

    Madama Vilasilva
    732¡Ah, mi querida niña Enriqueta!

    Afanosa
    733Ahora está tan contenta de haberla encontrado de nuevo que no puede reprenderla.

    Madama Vilasilva
    734¡Vámonos!

    Dorimante
    735Ahora mismo es el Mall alto, señora, el tiempo más entretenido de toda la noche.

    Enriqueta
    736Quisiera ver a ese Dorimante, madre, a quien proclamáis un monstruo; está en el prado del Mall, según dicen.

    Madama Vilasilva
    737¡Vámonos, pues! La peste está aquí y vos deberíais temer la infición.

    Joven Bellair
    738Puede que estéis mal informada acerca del hidalgo.

    Madama Vilasilva
    739¡No tal! ¡Espero que no lo conozcáis! Él es el príncipe de todos los demonios de la Villa y solamente se deleita en raptos y algaradas.

    Dorimante
    740¡Con sólo que le oyerais hablar, señora!

    Madama Vilasilva
    741¡Oh! Según dicen tiene una lengua que tentaría a los ángeles a una segunda caída.

    Entran DON LINDÍN con su equipaje, seis lacayos y un paje.

    Don Lindín
    742¡Eh, Champagne, Norman, La Rose, La Fleur, La Tour, La Verdure. Dorimante!—

    Madama Vilasilva
    743Aquí, aquí está entre esta banda, él lo nombra; vámonos, Enriqueta, vámonos.

    [Salen MADAMA VILASILVA, ENRIQUETA, AFANOSA y el JOVEN BELLAIR.

    Dorimante
    744La llegada de este necio lo ha echado todo a perder. Ella se ha marchado; pero ha dejado, tras de sí, una imagen placentera que vaga por mi alma. No debe aposentarse en ella.

    Don Lindín
    745¿Qué ensoñación es esta? Habla, hombre.

    Dorimante
    746
    Arrancado de mi mismo, que lejos dejo atrás,
    la costa ya atisbo.

    Entra MISTURA.

    Mistura
    747¡Dorimante, un descubrimiento! Me topé con Bellair.

    Dorimante
    748No podéis darme nuevas, señor. Lo sé todo.

    Mistura
    749¿Qué os parece la hija?

    Dorimante
    750En toda vuestra vida no os acercasteis tanto a la verdad como con vuestra descripción della.

    Mistura
    751¿Qué os parece la madre?

    Dorimante
    752Piense lo que piense della, veo que piensa muy bien de mí.

    Mistura
    753¿Os conoció?

    Dorimante
    754No; ahora, ya no lo sé. Aquí tenía lugar una escena que prometía cuando entró Don Lindín, revistando a su equipaje y, al cabo, me nombró y la puso en fuga.

    Mistura
    755Lencanta y Belinda no están lejos: las vi bajar del coche en el Palacio de Saint James.

    Dorimante
    756 [susurra] Don Lindín, escuchadme una palabra o dos. Mirad, vos no habéis necesidad de garantías.

    Don Lindín
    757Nunca en estas ocasiones.

    Dorimante
    758Seguid caminando, no deben vernos juntos, aprovechaos de lo que os he dicho. En la próxima vuelta os toparéis con la dama.

    Don Lindín
    759¡Eh! — Seguidme todos.

    [Salen DON LINDÍN y su equipaje.

    Dorimante
    760Mistura, enseguida vais a ver una buena diversión entre Lencanta y este Lindín.

    Mistura
    761Pensé que había algo en ciernes con ese susurro.

    Dorimante
    762¿Conocéis un digno principio de ella?

    Mistura
    763No ser nada más que civil con el hombre que le habla en presencia del que ella declara amar.

    Dorimante
    764He animado a Lindín a hablar con ella esta noche.

    Mistura
    765Ahora que vos estáis aquí, ella estará al borde de pegarle.

    Dorimante
    766En el humor en el que está, su amor le hará hacer algo muy extravagante, sin duda.

    Mistura
    767¿Qué negocio tenía Belinda con vos en casa de Madama Villavega?

    Dorimante
    768Conseguir que me encontrara con Lencanta aquí para lograr un éclaircissement. Yo me mostré renuente y he preparado esterencontre para probar a mis celos.

    Mistura
    769¡Aquí llegan!

    Entran LENCANTA, BELINDA y SOLETA.

    Dorimante
    770Me encontraré con ella y la provocaré con mucha muda civilidad al soslayo y luego me volveré rápidamente y quedaré detrás della cuando Don Lindín la confronte.
    Ved que poco considerada
    pasa esa pieza de hermosura.

    [Salen DORIMANTE y MISTURA.

    Belinda
    771¡Con qué maravilloso respeto hizo la reverencia!

    Soleta
    772Siempre es exageradamente galante cuando ha cometido una picardía.

    Belinda
    773Cierto es que, al tiempo, pensé que tenía un extraño aire de desprecio.

    Soleta
    774Se me antoja que el aspecto desdichado le sienta bien.

    Belinda
    775Temía que hubierais hablado con él, querida mía.

    Lencanta
    776Antes habría muerto; no volverá a hallar en mí la necia amorosa de antes.

    Belinda
    777¡Le amáis aún!

    Lencanta
    778No.

    Soleta
    779Desearía que no lo hicierais.

    Lencanta
    780No lo haré, y no permitiré que lo creáis así. ¿Qué os hizo arrastrarme hasta este odioso lugar, Belinda?

    Belinda
    781Detesto ir encajada en un coche; es mucho mejor caminar.

    Lencanta
    782¡Ojalá pudiéramos encontrarnos con Don Lindín ahora!

    Belinda
    783¡Señor! ¿No podríais rehuirlo?

    Lencanta
    784Yo le haría todas las insinuaciones posibles.

    Belinda
    785Eso confirmaría las sospechas de Dorimante, querida mía.

    Lencanta
    786Él no es celoso, pero yo haré que lo sea y me tomaré venganza de él de un modo que apenas puede ocurrírsele.

    Belinda
    787[aparte] Si ella lo vuelve celoso, puede que haga que le tenga cariño otra vez. He de disuadirla de ello. ¡Ay, Señor!, querida, esto ciertamente hará que él os odie.

    Lencanta
    788Lo dejará desasosegado, aunque él no se cura de mí. Conozco los efectos de los celos en hombres de su temperamento altivo.

    Belinda
    789Es un remedio fantasioso: sus operaciones son peligrosas e inciertas.

    Lencanta
    790Es el cordial más fuerte que le podemos ofrecer a un amor moribundo; a menudo lo hace volver cuando ya no hay señales de vida. Pero lo que planeo no es tanto su resurrección sino mi venganza.

    Entra DON LINDÍN y su equipaje.

    Don Lindín
    791¡Eh! Decidle al cochero que envíe de vuelta a cuatro de sus caballos y que traiga el coche al Palacio de Whitehall. Yo caminaré por el Parque. — Señora, el honor de besar vuestra blancas manos es una dicha que eché de menos esta tarde en casa de Madama Villavega.

    Lencanta
    792Muy obligada quedé con vos, Don Lindín, la última vez que os vi allí.

    Don Lindín
    793La preferencia se debía a vuestro ingenio y belleza. Señora, servidor de vuesa merced; nunca hubo una noche más dulce.

    Belinda
    794Ha atraído hasta aquí a toda la chusma de la Villa.

    Don Lindín
    795Lástima que no haya una orden para que solamente el beau monde pueda pasear por aquí.

    Lencanta
    796Añadiría mucho a la belleza del lugar. ¡Fijaos que especie de individuos desagradables se acercan!

    Entran tres individuos, de aspecto desaliñado, cantando “No es solamente por besos”, etc.

    Lencanta
    797¡Puah! Sus pelucas están perfumadas con un tabaco tan fuerte—

    Don Lindín
    798Huele más que nuestros polvillos. Se me antoja que huelo el mesón de café de donde vienen.

    1.º Hombre
    799De Dorimante la amante: Señora Lencanta.

    2.º Hombre
    800Me gusta la nalga grasa con ella.

    3.º Hombre
    801¿Que atildado pisaverde es ese?

    1.º Hombre
    802Una caravana recién llegada de París.

    2.º Hombre
    803¡Silencio, sospechan! “Hay algo más que hacer”, etc.

    [Todos ellos tosiendo, salen cantando.
    Entran DORIMANTE y MISTURA.

    Dorimante
    804Han contactado.

    Mistura
    805Ella le da conversación como si él le gustara.

    Dorimante
    806Avancemos, parezcamos enfrascados en conversación y mostrémonos. Veréis entonces como le trata ella.

    Belinda
    807Allá está Dorimante, querida.

    Lencanta
    808[aparte] Lo veo. Arrogante viene, pero le defraudaré en sus expectativas. [a DON LINDÍN] Me gusta este lindo y delicado humor vuestro, Don Lindín. ¡Con qué desprecio miró a esos individuos!

    Don Lindín
    809Estaba sentado junto a uno de ellos hoy en una comedia y casi me enveneno con un par de guantes de cordobán que lleva.

    Lencanta
    810¡Oh! ¡Sucio cordobán, cómo detesto el olor!

    [Ríe a carcajadas de manera afectada.

    Don Lindín
    811¿Observasteis, señora, cómo les colgaban sueltas las corbatas a una pulgada del cuello y qué aire más espantoso les daba?

    Lencanta
    812¡Oh! Me fijé en particular en uno que siempre va atildado con un montón de cintas sucias, de color cielo.

    Belinda
    813Ese es uno de los flageolets andantes que deambulan, de noche, como fantasmas por el prado del Mall.

    Lencanta
    814¡Oh! Lo recuerdo: tiene un diente hueco capaz de echar a perder la dulzura de una noche.

    Don Lindín
    815Yo he visto al más alto caminar por las calles con un par de primorosos chanclos limpiamente abrochados.

    Lencanta
    816Y un pajecillo a sus talones, que no le llega sino a la altura de los bolsillos, con una gorra plana de aprendiz— una cara sucia.

    Don Lindín
    817Y una nariz mocosa.

    Lencanta
    818¡Oh, qué odioso! Hay muchas de mi propio sexo con tales asistentes de clase media que van a buen paso a los Paseos de Gray’s Inn y, de vez en cuando, viajan hasta allí en domingo.

    Mistura
    819No se fija en absoluto en vos.

    Dorimante
    820¡Maldita sea! ¡Tengo celos de una contratrama!

    Lencanta
    821Vuestras libreas son las más elegantes, Don Lindín.— Oh, ese paje! Ese paje lleva un traje lindísimo— ¿Son todos franceses?

    Don Lindín
    822Hay un maldito torpe inglés entre ellos, puede que lo reconozcáis por su aspecto.

    Lencanta
    823¡Oh! ¡Ese es, es ese! ¿como le llamáis?

    Don Lindín
    824¡Eh! —No sé como llamarle.—

    Lencanta
    825¿Como os llamáis?

    Lacayo
    826Juan Trott, señora.

    Don Lindín
    827¡Oh, insufrible! Trott, Trott, Trott! Nada hay más bárbaro que los nombres de nuestros criados ingleses. ¿De qué parte sois, bribón?

    Lacayo
    828De Hampshire, señor.

    Don Lindín
    829Hampshire os llamaréis entonces. ¡Eh, Hampshire!

    Lencanta
    830¡Oh, ese sonido! ¡Ese sonido le cumple a la boca de un hombre de calidad!

    Mistura
    831Dorimante, parecéis algo tímido en este asunto.

    Dorimante
    832Disimula mejor de lo que la habría pensado capaz.

    Mistura
    833La habéis tentado con un cebo demasiado suculento: muerde el currutaco.

    Dorimante
    834¡No puede caer de amarme a mí a eso!

    Mistura
    835Comenzáis a estar celoso de verdad.

    Dorimante
    836¿De una a la que no amo?

    Mistura
    837Que sí amasteis.

    Dorimante
    838El ataque se pasó hace tiempo.

    Mistura
    839Pero he descubierto graves recaídas en hombres cuando han encontrado a la mujer inclinándose por otro.

    Dorimante
    840 [a sí mismo] ¡Adivina el secreto de mi corazón! Estoy preocupado: pero no me atrevo a mostrarlo, a menos de que Belinda desconfíe de todo cuanto he hecho para ganarla.

    Belinda
    841[aparte] He observado su aspecto y no encuentro en él alteración; de amarla habría aparecido alguna señal de celos.

    Dorimante
    842Espero que esta feliz noche, señora, os haya reconciliado con el escandaloso prado del Mall; volveremos a veros anhelar el sitio.

    Lencanta
    843Don Lindín, ¿os apetece un paseo?

    Don Lindín
    844Os obedezco en todo, señora.

    Lencanta
    845Venid, pues, y acordemos ser maliciosos con todas las cosas que nos encontremos que no vayan a la moda.

    Don Lindín
    846Haremos una critique del todo el prado del Mall, señora.

    Lencanta
    847Belinda, participaréis—

    Belinda
    848Salvo con nuestros amigos, querida.

    Lencanta
    849No, sin excepciones—

    Don Lindín
    850¡Lo sacrificaremos todo a nuestra diversión!

    Lencanta
    851Todo —todo—

    Don Lindín
    852Todo.

    Belinda
    853¿Todo? Sea, pues.

    [Salen DON LINDÍN, LENCANTA, BELINDA y SOLETA, riendo.

    Mistura
    854Así hubierais traído a algunos más de vuestros amigos, Dorimante, para haber sido testigos de la caída en desgracia de Don Lindín y de vuestro triunfo.

    Dorimante
    855No sería razonable desear que no os rierais de mí; pero os ruego que no lo delatéis a la Villa durante un día o dos.

    Mistura
    856¿Para entonces esperáis haber recuperado vuestro crédito?

    Dorimante
    857Sé que detesta a Lindín y que solamente lo usa con la esperanza de volver conmigo. De no haber sido por unas poderosas consideraciones que serán desechadas mañana por la mañana, le habría obligado a arrancarse esta máscara y mostrar la pasión que jadea debajo.

    Entra un Lacayo.

    Mistura
    858Aquí viene un criado de Bellair, con nuevas de vuestra última aventura.

    Dorimante
    859Me alegra que lo haya enviado. Deseo conocer la consecuencia de nuestra partida.

    Lacayo
    860Señor, mi amo desea que vayáis al punto a casa de Madama Villavega y que traigáis a Maese Mistura con vos. Madama Vilasilva y su hija están allí.

    Mistura
    861Entonces todo está bien, Dorimante.

    Lacayo
    862¡Han encargado violines y piensan bailar! Me ha dicho que os diga, señor, que la vieja dama no os conoce, y que desearía que dijerais ser Maese Corretaje. Están todos preparados para recibiros bajo ese nombre.

    Dorimante
    863Ese pisaverde admirador de la calidad, que requiebra a la comida misma en las mesas honorables y que nunca se ofrece a amar a una mujer por debajo de una señora ya abuela.

    Mistura
    864Conocéis el personaje que tenéis que representar, según veo.

    Dorimante
    865Esto es un ardid de Enriqueta —salvaje, ingeniosa, amorosa, bella y joven. Vamos, Mistura.

    Mistura
    866Esta nueva mujer suplirá bien la pérdida de Lencanta.

    Dorimante
    867Este negocio no puede terminar así. Antes de que se ponga el sol mañana yo me vengaré y lo aclararé:
    Y vos y Lencanta veréis, a costa della:
    que sondeo toda sima en la doncella.

    [Salen.

    ACTO IV

    ESCENA I

    La escena abre con los violines tocando un baile campestre.
    Entran DORIMANTE, MADAMA VILASILVA, el JOVEN BELLAIR y DOÑA ENRIQUETA; el VIEJO BELLAIR y EMILIA; MAESE MISTURA y MADAMA VILLAVEGA, como quien acaba de terminar de bailar.

    Viejo Bellair
    868Así, así, así: una bella vuelta, una vuelta muy bella, ¡por Dios!

    Madama Villavega
    869¿Qué os parece como baila Emilia, hermano?

    Viejo Bellair
    870No me gusta nada, no me gusta nada.

    Madama Villavega
    871Segura estoy de que no decís lo que pensáis.

    Viejo Bellair
    872Eso no hace al caso. Id, decidle que no baile más, que no le es apropiado, que no le es apropiado, decidle que lo digo yo. [aparte] Por Dios, estoy enamorado della.

    Dorimante
    873 [a MADAMA VILASILVA] Hoy en día, todos se mezclan, señora y, en lugares públicos, a las mujeres de calidad no se les muestra el más mínimo respeto.

    Madama Vilasilva
    874Protesto que decís verdad, Maese Corretaje.

    Dorimante
    875Las formas y las ceremonias, las únicas cosas que sostienen la calidad y la grandeza, se ven ahora vergonzosamente apartadas y desatendidas.

    Madama Vilasilva
    876¡Bueno! Este no es el siglo de las mujeres, piensen lo que quieran. Ahora se trata de lascivia; se trataba de amor en mis tiempos.

    Dorimante
    877A fe que las mujeres no le merecen la atención a los jóvenes del siglo. Generalmente sólo son torpes admiradores de sí mismos y solamente cortejan sus pelucas y sus corbatas y nada más; y les preocuparía más su desorden, aunque fuera por una buena ocasión, que a una joven doncella la caída de su toca o pañuelo.

    Madama Vilasilva
    878Protesto que habéis dado en el clavo.

    Dorimante
    879Son muy asiduos a mostrarse en la Corte bien vestidos ante las mujeres de calidad; pero su negocio es para con las rancias amantes de la Villa, dispuestas a recibir los requiebros perezosos de viejos amantes industriosos que las han abandonado y vuelto fáciles.

    Enriqueta
    880Encaja tan bien con el humor de mi madre que con un poco más habrá de bailar una danza del beso con él.

    Mistura
    881Observación muy apropiada, señora.

    Dorimante
    882Pretenden ser grandes críticos de la belleza. De oírles hablar, pensaríais que no les gusta rostro alguno, pero pueden adorar uno torpe si pertenece a la hija de una lavandera o de un sastre. Vocean que una mujer está pasada con veinte años, deteriorada a los veinticuatro, vieja e insufrible a los treinta.

    Madama Vilasilva
    883¡Insufrible a los treinta! De que ahí están equivocados, Maese Corretaje, de treinta y cinco hay suficientes pruebas vivientes para convencerles.

    Dorimante
    884Sí, señora. Ahí están Doña Pintafija, Doña Belfos y Madama Vocinglera; mostradme, entre los todos los capullos que se están abriendo, un rostro que prometa tanta belleza, como los restos de la dellas.

    Madama Vilasilva
    885El depravado apetito de este siglo vicioso solamente gusta de la fruta verde y la detesta cuando está naturalmente madurada.

    Dorimante
    886De lo contrario, tantas mujeres de mérito no se verían tan prematuramente desatendidas.

    Madama Vilasilva
    887Protesto, Maese Corretaje, que una docena de buenos hombres como vos sería suficiente expiación para ese malvado Dorimante y todos los sota-disolutos de la Villa. [ENRIQUETA, EMILIA, el JOVEN BELLAIR, MISTURA y MADAMA VILLAVEGA rompen a reír. ¿Qué pasa allí?

    Mistura
    888Un placentero error, señora, que ha cometido una dama, ha dado ocasión de alguna risa.

    Viejo Bellair
    889¡Vamos, vamos, las mantenéis ociosas! Están impacientes porque los violines suenen de nuevo.

    Dorimante
    890¿No estaréis cansada, señora?

    Madama Vilasilva
    891Un baile más. No puedo negaros nada, Maese Corretaje.

    [Bailan.

    Emilia
    892Sois muy activo, señor.

    [Tras el baile, el VIEJO BELLAIR cantando y bailando, se llega a EMILIA.

    Viejo Bellair
    893Por Dios, bribona, cuando yo era un individuo joven podría haber saltado de un brinco hasta el griñón de mi pareja.

    Dorimante
    894¿Querréis descansar, señora?

    Madama Villavega
    895Iremos hasta mi cámara y nos sentaremos.

    Mistura
    896Dejadnos a Maese Corretaje: es un bailarín y las jóvenes damas no están cansadas todavía.

    Madama Vilasilva
    897Lo enviaremos de nuevo afuera.

    Enriqueta
    898Si no lo hacéis pronto, yo sé adonde mandar recado por Maese Dorimante.

    Madama Vilasilva
    899La cabeza de esta muchacha, Maese Corretaje, siempre está corriendo tras ese salvaje individuo.

    Dorimante
    900Bueno es que le hayáis conseguido un buen marido, señora. Eso lo solucionará.

    [Salen MADAMA VILLAVEGA, MADAMA VILASILVA y DORIMANTE.

    Viejo Bellair
    901 [a EMILIA] Por Dios, corazón mío, déjate aconsejar y no te entregues a un joven ocioso.

    Emilia
    902No tengo tal propósito, señor.

    Viejo Bellair
    903Ten paciencia, tendrás al hombre de quien te hablé. Por Dios que te ama y será un buen marido, pero nada de palabras.

    Emilia
    904¡Pero, señor!—

    Viejo Bellair
    905¡No contestes —pese a tal! Silencio y piensa en ello.

    Entra DORIMANTE.

    Dorimante
    906Se solicita vuestra compañía dentro, señor.

    Viejo Bellair
    907Voy, voy, buen Maese Corretaje— [a EMILIA] ¡Adiós! Marchaos, no volveré a veros.

    Emilia
    908¿Qué he hecho, señor?

    Viejo Bellair
    909Sois fea, sois fea. ¿No es verdad, Maese Corretaje?

    Emilia
    910Sed mejor hablado o no habré de soportaros.

    Viejo Bellair
    911¡Pese a tal!— Por Dios ¿qué es lo que dice? Dadle una palmada de mi parte.

    [Sale el VIEJO BELLAIR.

    Mistura
    912Tenéis encantos para toda la familia.

    Dorimante
    913Lo echaréis todo a perder con alguna burla a destiempo, Mistura.

    Mistura
    914Veis que confino mi lengua y que me contento con ser un mero espectador, de modo muy contrario a mi natural.

    Emilia
    915Se me antoja, Maese Dorimante, que Madama Vilasilva os tiene cierto cariño.

    Dorimante
    916¡Ojalá me lo tuviera su hija!

    Mistura
    917Puede que así sea; probadla, tenéis una oportunidad.

    Dorimante
    918Y no he de perderla. Bellair, aquí hay una dama que tiene algo que deciros.

    Joven Bellair
    919La atiendo. Maese Mistura, ambos tenemos negocios con vos.

    Dorimante
    920Id todos juntos, pues. [a ENRIQUETA] Esa recatada reverencia no está fuera de lugar en una burla; pero no creáis de veras que os sienta bien.

    Enriqueta
    921La afectación es contagiosa, según veo; de vuestra grave reverencia la he tomado.

    Dorimante
    922¿De dónde habéis todo el desdén y frialdad en vuestra mirada?

    Enriqueta
    923De la natura, señor. Disculpad mi falta de arte: yo no he aprendido esas blanduras y languidecimientos de rostro que están tan de moda ahora.

    Dorimante
    924No os hacen falta. Tenéis una dulzura propia, si dejarais el cejo y que se aposentara.

    Enriqueta
    925Mis ojos son salvajes y vagamundos como mis pasiones y todavía no se pueden sujetar a reglas de encantamiento.

    Dorimante
    926A fe que las mujeres tienen, por lo común, un método para gobernar a esos mensajeros del amor: ahora mirarán como si fueran a matar y al punto lo harán como si estuvieran a punto de morir. Apuntan y rebaten sus miradas para invitarnos mejor.

    Enriqueta
    927Esta variedad me place bastante; pero odio ese rostro fijo que siempre parece estar diciendo “Vamos, amadme”; una mujer que, en las comedias, le pone doux yeux a todo un público y, en casa, no puede dejar de hacérselos a su mono.

    Dorimante
    928Adoptad una sonrisa gentil y dejadme ver lo bien que os sentará.

    Enriqueta
    929Lamento que mi rostro no os plazca como es, pero no he de ser complaciente y cambiarlo.

    Dorimante
    930Mal que seáis obstinada, sé que tiene capacidad de mejora y os hará justicia, señora, si estoy en la Corte cuando los críticos del círculo dicten sentencia; pues allí habéis de llegar.

    Enriqueta
    931Y esperar ser hecha cuartos, tener todos mis rasgos examinados, cada movimiento censurado y, en general, ser condenada a que se me tenga por linda o por belleza de ínfima calidad. ¿Qué os habéis creído?

    Dorimante
    932Las mujeres, ¡vaya!, los amantes mismos de los gabinetes privados os concederán maliciosamente más que eso. Siempre otorgan lo que es aparente para que se les crea con mayor prontitud cuando nombran los defectos ocultos que no son fáciles de refutar.

    Enriqueta
    933La belleza corre un gran riesgo si se expone en la Corte; igual que lo hace el ingenio en las tablas, donde los feos y los necios son libres para censurar.

    Dorimante
    934[aparte] La amo y no me atrevo a dejar que lo sepa; me temo que tiene un ascendiente sobre mí y puede vengar los yerros que he cometido con su sexo. [a ella] Pensad en formar una partida, señora, el amor os saldrá al encuentro.

    Enriqueta
    935¡Me sobresaltáis! No creí haberos oído hablar de amor.

    Dorimante
    936Nunca he sabido hasta ahora qué era una calentura constante; pero, de vez en cuando, he sufrido ataques irregulares.

    Enriqueta
    937¡Cuidado! La enfermedad, tras un largo periodo de salud, suele ser más violenta y peligrosa.

    Dorimante
    938[aparte] He cogido la infición della y, ahora, siento como me invade la enfermedad— [a ella] ¿Es el nombre de amor tan temible que no os atrevéis a hacerle frente?

    Enriqueta
    939De vuestra boca hará pequeña ejecución en mí, estoy segura.

    Dorimante
    940Ha sido fatal—

    Enriqueta
    941Para algunas mujeres fáciles, pero no todas nacemos con un solo destino. Se me informs que solíais reíros del amor y no lo hacíais.

    Dorimante
    942En tiempos, pero ahora he de hablar—

    Enriqueta
    943Si es de un tema ocioso, adoptaré mi aspecto serio, giraré mi cabeza descuidadamente hacia otro lado, aflojaré el labio, dejaré caer mis párpados —así— mientras zumbéis a mi oído vuestro discurso de una hora y no responderé palabra. ¿Por qué no dais comienzo?

    Dorimante
    944Es para que la compañía se dé cuenta de cómo os requiebro apasionadamente de amores y con qué desdén lo recibís.

    Enriqueta
    945Cuando vuestro amor haya crecido lo suficientemente recio como para soportar las risas de los demás, os daré permiso para importunarme con él. Hasta entonces, os ruego que os abstengáis, señor.

    Entra DON LINDÍN y otros portando máscaras.

    Dorimante
    946¿Qué tenemos aquí? ¿Mascaradas?

    Enriqueta
    947Yo creía que el pisaverdismo había sido desechado y que la gente podía estar, en privado, con un violín.

    Dorimante
    948Se intenta mantener en pie por algunos que se encuentran más aceptables cuanto menos se les conoce.

    Joven Bellair
    949Este debe ser Don Lindín.

    Mistura
    950Esa ropa extraordinaria lo demuestra.

    Joven Bellair
    951¿Y quienes son los demás,?

    Mistura
    952Una compañía de pícaros franceses que ha recogido en París y ha traído como grupo de baile para estas ocasiones. Haced que se dé a conocer; un necio da muchos problemas cuando presume ir de incognito.

    Don Lindín
    953 [a ENRIQUETA] ¿Me conocéis?

    Enriqueta
    954Diez a uno que habría de adivinar.

    Don Lindín
    955¿Las mujeres tenéis la misma afición por las máscaras que nosotros los hombres?

    Enriqueta
    956Yo gusto mucho de una máscara que cubre un rostro que me disgusta, señor.

    Joven Bellair
    957Aquí no hay máscaras como veis, señor, aparte de las que han venido con vos. Esto se quería una reunión privada, pero, puesto que tenéis el aspecto de un hidalgo, si os descubrís y os reconocemos por tal, seréis bienvenido.

    Don Lindín
    958 [quitándose la máscara] Querido Bellair.

    Mistura
    959¡Don Lindín! ¿Cómo llegasteis aquí?

    Don Lindín
    960A fe que llegaba tarde del Palacio de Whitehall después de la couchée del Rey y uno de mi gente me dijo que había oído violines en casa de Madama Villavega y—

    Dorimante
    961No necesitáis decir más, señor.

    Don Lindín
    962Dorimante, déjame que te bese.

    Dorimante
    963 [susurra] Escuchad, Don Lindín.

    Don Lindín
    964Basta, basta —Corretaje. Una joven muy bonita es esa, Mistura; la observé en el prado del Mall; más éveillée de lo común entre nuestras inglesas. Te lo ruego, ¿qué es lo que es ella?

    Mistura
    965La coquette de peor fama en toda la Villa; guardaos della.

    Don Lindín
    966Que sea lo que desee; yo sé tomar mis medidas. En París, la mode es adular a la prude, reírse de la faux-prude, hacer el amor en serio con la demi-prude y sólo burlar con la coquette. Mistura, ¿qué pensáis?

    Mistura
    967Que con tantas nociones de matemáticas puede que erréis en vuestro dictamen del tenis.

    Don Lindín
    968¿Qué coq-à-l’âne es este? Yo hablo de mujeres y tú me contestas con tenis.

    Mistura
    969Los errores serán por falta de aprehensión.

    Don Lindín
    970Estoy muy contento con el conocimiento que tengo de esta familia.

    Mistura
    971Madama es, en verdad, una buena mujer

    Don Lindín
    972¡Ah! Dorimante —Corretaje quise decir— así hubieras pasado el último invierno en París, conmigo. Cuando tú estabas allí, La Corneus y Sallyes era los únicos hábitos que teníamos; un cómico habría sido bonne fortune. Ningún forastero jamás se lo pasó tan bien como yo unos meses antes de volver aquí. Fui bien acogido por docenas de familias donde todas las mujeres de calidad recibían; tengo intrigas que contarte más agradables de los que jamás hayas leído en una novela.

    Enriqueta
    973Escribidlas, señor; y nos complaceréis a las mujeres. Nuestro lenguaje echa en falta tales historietas.

    Don Lindín
    974Escribir, señora, es la parte mecánica de la agudeza. Un hidalgo nunca debería ir más allá de una canción o un billete.

    Enriqueta
    975Bussy era un hidalgo.

    Don Lindín
    976¿Quién? ¿d’Ambois?

    Mistura
    977Pero ¿hubo jamás un lerdo tan brioso?

    Enriqueta
    978No d’Ambois, señor, sino Rabutin —el que escribió la Historia amorosa de los galos.

    Don Lindín
    979Eso puede ser, señora; muchos hidalgos hacen cosas que están por debajo dellos. Malditos sean vuestros autores, Corretaje; las mujeres son las cosas más lindas con las que podemos perder el tiempo tonteando.

    Enriqueta
    980Espero que os hayáis hastiado esta noche en la Corte y no estéis pensando en tontear con nadie aquí.

    Don Lindín
    981No puedo quejarme de mi fortuna allí, señora —Dorimante—

    Dorimante
    982¡Otra vez!

    Don Lindín
    983¡Corretaje, pestes! Tengo algo que decirte. Después de haber cortejado dentro, salí afuera y me arrojé sobre la estera bajo el dosel, en la antecámara, en mitad de media docena de bellezas que se habían retirado a hacer mofa entre ellas, como lo llamaban.

    Dorimante
    984¿Las conocíais?

    Don Lindín
    985¡A ninguna dellas, por los Cielos! Yo no. Pero todas eran amigas vuestras.

    Dorimante
    986¿Cómo estáis seguro dello?

    Don Lindín
    987¡Hola! Pues porque nos reímos de toda la Villa y no perdonamos a nadie excepto a vos. Me encontraron un hombre apto para sus fines.

    Dorimante
    988Sé que sois malicioso con vuestro poder.

    Don Lindín
    989Y a fe que tuve ocasión de mostrarlo, pues nunca vi más bobas boquiabiertas en una baile o en un cumpleaños.

    Dorimante
    990¿Supisteis quienes eran las mujeres?

    Don Lindín
    991No importa, frecuentan el gabinete privado.

    Dorimante
    992Y se divierten agradablemente a costa de todos los pisaverdes que allí se llegan.

    Don Lindín
    993Ese es su negocio, a fe. Las calibré y encontré que tienen una especie de ingenio entre ellas —¡Ah! ¡Qué asco!

    [Pellizca una candela de sebo.

    Dorimante
    994Mira, ha estado pellizcando la candela de sebo.

    Don Lindín
    995¿Cómo podéis respirar en una pieza donde se fríe unto? Dorimante, tú que eres íntimo de madama, recomiéndale, por su propio bien y el de la buena compañía que aquí acude, que queme candelas de cera.

    Enriqueta
    996¿Quienes son esas máscaras que están tan obsequiosas al fondo?

    Don Lindín
    997Un grupo de balladins que escogí entre los mejores de Francia y traje aquí con una o dos flutes douces: mis criados, os entretendrán.

    Enriqueta
    998Yo preferiría veros bailar a vos mismo, Don Lindín.

    Don Lindín
    999Y yo preferiría hacerlo —la compañía entera lo sabe— pero, señora—

    Mistura
    1000Vamos, vamos, sin excusas, Don Lindín.

    Don Lindín
    1001¡Por los Cielos, Mistura!

    Mistura
    1002Yo encuentro que, vos, al igual que una mujer, os resistís antes de que se os haga hacer lo que deseáis.

    Enriqueta
    1003[aparte] ¿Sabe bailar?

    Emilia
    1004Y tirar de espada y también cantar, si habéis de creerle.

    Dorimante
    1005No ha mayor excelencia en su talones que en su cabeza. Fue a París como un simple y tímido lerdo inglés y ha regresado como un espléndido y animoso pisaverde francés.

    Mistura
    1006No puedo imponerme.

    Don Lindín
    1007No creáis que es por no complaceros, señora.

    Enriqueta
    1008Vuestra crianza es demasiado buena como para que le falte eso, Don Lindín. Creo que es falta de fuerza.

    Don Lindín
    1009¡Por los Cielos que así es! He estado despierto hasta horas tan tempranas y bebido y maldecido en tal mesura desde que llegué a esta lasciva Villa, que, ahora, solamente valgo para la danza baja: una courante, bourée o un menuet. Pero Saint Yré me dice que, si sigo practicando, en un mes volveré a alzarme. ¡Pestes deste libertinaje!

    [Intenta una cabriola.

    Emilia
    1010Me han alabado mucho vuestro baile.

    Don Lindín
    1011Tuvo la buena fortuna de complacer en París. Se juzgó que salté hasta una pulgada de altura por debajo de la basque en una entrada que bailé allí.

    Enriqueta
    1012Mucho me cautiva este necio, sentémonos. — He aquí un asiento, Don Lindín.

    Don Lindín
    1013A vuestros pies, señora; en ningún otro lugar me encontraré más a gusto. Con la venia, bata.

    Enriqueta y Emilia
    1014¡Ah! Vais a estropearla.

    Don Lindín
    1015No importa, mis ropas son mis hechuras; las hago para hacerle la corte a vosotras las damas. ¡Eh!,— [TROTT baila. qu’on commence! Para un bailarín inglés, movimientos ingleses. Tuve que contratar a este hombre: uno de mi conjunto malpariendo. ¡Oh, qué horroroso! Abandonad vuestro maldito modo de bailar y adoptad el aire francés, ¿no tenéis un patrón ante vos? ¡Bastante bien! La imitación, con el tiempo, puede que le lleve a algo.

    Tras el baile, entran el VIEJO BELLAIR, MADAMA VILASILVA y MADAMA VILLAVEGA.

    Viejo Bellair
    1016¡Eh, por Dios! ¿Qué tenemos aquí? ¿Un mimo?

    Madama Vilasilva
    1017¿Donde está mi hija —Enriqueta?

    Dorimante
    1018Aquí, aquí, señora. Quien sabe si, bajo estos disfraces, puede haber barbilindos peligrosos. Le di aviso a la joven dama.

    Madama Vilasilva
    1019¡Señor! Estoy muy en deuda con vos, Maese Corretaje.

    Enriqueta
    1020¡Señor! Cómo admiráis a este hombre.

    Madama Vilasilva
    1021¿Qué tenéis que objetar en contra suya?

    Enriqueta
    1022Es un pisaverde.

    Madama Vilasilva
    1023Él no es un dorimante, salvaje y extravagante individuo del siglo.

    Enriqueta
    1024Es un hombre hecho de formas y lugares comunes, absorbidos de los posos remanentes de la última época.

    Madama Vilasilva
    1025Es un hombre tan bueno que, de no estar vos prometida en matrimonio—

    Madama Villavega
    1026Poca noche os quedará para dormir.

    Madama Vilasilva
    1027¡Señor! Es perfectamente de día—

    Dorimante
    1028[aparte] Casi ha llegado la hora que acordé con Belinda; y no estoy tan enamorado a lo pisaverde, aquí, como para olvidar que todavía soy de carne y hueso.

    Madama Villavega
    1029Yo soy muy sensible, señora.

    Madama Vilasilva
    1030¡Dios, señora!

    Enriqueta
    1031¡Fijaos! ¿Con qué se debate mi pobre madre allí?

    Joven Bellair
    1032Le cuesta mucho sacar el cumplido.

    Dorimante
    1033Se esfuerza mucho en ello.

    Enriqueta
    1034¡Ved, ved! La cabeza le tambalea, los ojos miran fijamente y su belfo tiembla.

    Dorimante
    1035[aparte] Ahora, ahora le están dando las convulsiones mismas de su civilidad. ¡Muerte de!, perderé a Belinda. He de asustarla para que se vaya, de lo contrario se pasará una hora con estos ataques de buenos modales. [a MADAMA VILASILVA] ¿No conocéis a Don Lindín, señora?

    Madama Vilasilva
    1036He visto ese rostro. ¡Oh, Cielos! Es el mismo que encontramos en el prado del Mall, ¿cómo ha llegado aquí?

    Dorimante
    1037Un violín en esta Villa es una especie de reclamo para pisaverdes. En cuanto suena, la casa se ve sitiada, al punto, por un ejército de máscaras.

    Madama Vilasilva
    1038¡Señor! Yo tiemblo, Maese Corretaje, pues seguro que Dorimante forma parte de la compañía.

    Dorimante
    1039No puedo con certeza decir que no; será mejor que os marchéis. Yo os acompañaré. Vuestra hija está en manos de Maese Bellair.

    Madama Vilasilva
    1040Ella irá delante de mí. ¡Enriqueta, vámonos!

    Joven Bellair
    1041¡Luces! ¡Luces!

    Madama Villavega
    1042Luz allí abajo.

    Viejo Bellair
    1043Por Dios, no hay necesidad—

    Dorimante
    1044Llamad para que el coche de Madama Vilasilva se apresure al portal.

    [Salen DORIMANTE y el JOVEN BELLAIR, con las damas.

    Viejo Bellair
    1045Quedaos, Maese Mistura. Que los jóvenes cumplan ese deber; beberemos un vaso de vino juntos. Es bueno después del baile; ¿qué mimo barbilindo es ese?

    Mistura
    1046No se le puede comprehender en pocas palabras.

    Don Lindín
    1047¡Eh! La Tour.

    Mistura
    1048¿Adonde, Don Lindín?

    Don Lindín
    1049Tengo negocios con Corretaje—

    Mistura
    1050En cuanto meta a las señoras en el coche estará de vuelta aquí arriba.

    Viejo Bellair
    1051Mientras tanto, pediré una botella.

    [Sale el VIEJO BELLAIR.
    Entra el JOVEN BELLAIR.

    Mistura
    1052¿Dónde está Dorimante?

    Joven Bellair
    1053Se ha escurrido a casa. Creo que tenía allí negocios pendientes toda la noche, por la impaciencia que observé en él.

    Mistura
    1054Muy probable. Con disimular la borrachera y vilipendiar a los amigos y el alma amable abrazará la bendición y olvidará la tediosa espera.

    Don Lindín
    1055He de hablar con él antes de irme a dormir.

    Joven Bellair
    1056Emilia y yo estamos resueltos en ese negocio.

    Mistura
    1057Silencio, aquí llega vuestro padre.

    Entra el VIEJO BELLAIR y el mayordomo, con una botella de vino.

    Viejo Bellair
    1058Todas las mujeres se han ido a la cama. Escancia, muchacho. Maese Mistura, dad comienzo a un brindis.

    Mistura
    1059 [Susurra.] Por Emilia.

    Viejo Bellair
    1060¡Pese a tal! Es una bribona y no os apoyaré.

    Mistura
    1061Sé que lo haréis.

    Viejo Bellair
    1062Por Dios, bebamos pues.

    Don Lindín
    1063Tengamos el nuevo bachique.

    Viejo Bellair
    1064¡Arduo vocablo, por Dios! ¿Qué significa, señor?

    Mistura
    1065Una letrilla o canción de brindis.

    Viejo Bellair
    1066Adelante, pues.

    Don Lindín
    1067Llenad los vasos, y juntaos en un solo cuerpo. ¡Eh, música!

    [TODOS]
    1068
    (Cantan.)
    Los placeres del amor y los gozos de un buen vino
    para perfeccionar nuestra dicha, sabiamente nos unimos
    nosotros, a la belleza, el día entero
    cedemos, cual soberana;
    y a sus ninfas favoritas devotos obedecemos.
    En las comedias, cortejamos sin cesar
    y, a su término, seguimos con la diversión,
    vamos al prado del Mall y al Parque,
    donde amamos hasta que es de noche.
    Luego, el champán espumoso
    pone fin a su reino.
    Restaura rápidamente
    a los pobres amantes languidecientes,
    nos hace juguetones, divertidos y ahoga nuestras penas.
    Pero, ¡ay! volvemos a caer por la mañana.
    ¡Todo el mundo en pie
    con su vaso en la mano
    y que descarguen, briosos, a la voz de mando!
    Brindemos por todos
    los que esta noche deponemos.
    El vino y la belleza deberían inspirar por turnos a las grandes almas.
    Todos presentes y, ahora, muchachos, ¡fuego!

    Viejo Bellair
    1069Por Dios, un lindo negocio y muy divertido.

    Don Lindín
    1070Escuchad, Mistura, vos y yo vamos a coger los violines e ir a despertar a Dorimante.

    Mistura
    1071Le haremos un cumplido si es como adivino. Pues, tras toda la fatiga de esta noche, pronto tendrá hartazgo y le alegrará la ocasión de poder gritar “¡Sacad, Mañoso!”

    Joven Bellair
    1072Iré con vuesas mercedes y allí podremos tratar de negocios, Mistura.

    Viejo Bellair
    1073 [Mira a su reloj.] ¡Por Dios, son las seis!

    Don Lindín
    1074Salgamos, pues.

    Viejo Bellair
    1075Maese Mistura, mi hermana me dice que sois un hombre honrado y, por Dios, que os amo. Pocas palabras y con el corazón, ese es el modo con el viejo Quique, viejo Quique.

    Don Lindín
    1076Encended vuestros flambeaux. ¡Eh!

    Viejo Bellair
    1077¿Qué quiere decir el hombre?

    Mistura
    1078Es de día, Don Lindín.

    Don Lindín
    1079No importa. Nuestra serenata parecerá más grande.

    [Salen todos.

    ESCENA II

    Aposentos de DORIMANTE. Una mesa, una vela, un pañito, etc.
    MAÑOSO atando ropa blanca
    Entra DORIMANTE en bata y BELINDA.

    Dorimante
    1080¿Por qué queréis marcharos tan pronto?

    Belinda
    1081¿Por qué os quedasteis hasta tan tarde?

    Dorimante
    1082Llamad a una silla, Mañoso. [Sale MAÑOSO. ¿Qué os hace temblar así?

    Belinda
    1083Mil temores me asedian. ¿Creéis que no he sido vista?

    Dorimante
    1084Por nadie fuera de mí mismo y de Mañoso, que es de mi confianza.

    Belinda
    1085¿Dónde está toda vuestra gente?

    Dorimante
    1086Los he dispersado con recados sin sentido. ¿Qué significa ese suspiro?

    Belinda
    1087¿Tan poco amable sois como para preguntarme? —Bueno— [Suspira.] si se hubiera de hacer de nuevo—

    Dorimante
    1088Habríamos de hacerlo, ¿verdad?

    Belinda
    1089Creo que deberíamos; más malvado sois por hacerme amaros tan bien. ¿Seréis discreto ahora?

    Dorimante
    1090Lo seré.

    Belinda
    1091No podéis.

    Dorimante
    1092Nunca lo dudéis.

    Belinda
    1093No lo espero.

    Dorimante
    1094Me ofendéis.

    Belinda
    1095Vos no tenéis más poder para mantener el secreto del que yo tenía para no confiároslo.

    Dorimante
    1096Por todos los goces que he habido y aquellos que mantenéis almacenados.

    Belinda
    1097Haréis por mí lo que nunca antes hicisteis—

    Dorimante
    1098Por esa verdad que habéis pronunciado, antes se delatará una esposa ante su marido—

    Belinda
    1099Y, en tanto, preferiría que fuerais falso en esto que en otra cosa que me prometisteis.

    Dorimante
    1100¿Qué es eso?

    Belinda
    1101Que no volveríais a ver a Lencanta sino en lugares públicos, en el Parque, la Corte y las comedias.

    Dorimante
    1102No es probable que a un hombre le plazca ver una condenada comedia vieja cuando se representa una nueva.

    Belinda
    1103No me atrevo a confiar en vuestra promesa.

    Dorimante
    1104Podéis.

    Belinda
    1105Eso no me satisface. Juraréis que no la volveréis a ver.

    Dorimante
    1106¡Lo haré! Mil juramentos —Por todo—

    Belinda
    1107Alto —No lo vais a hacer, ahora que lo pienso mejor.

    Dorimante
    1108Juraré.

    Belinda
    1109Me entrarán celos del juramento y creeré que os debo vuestra verdad a ello y no a vuestro amor.

    Dorimante
    1110Entonces, por mi amor, no juraré otro juramento.

    Entra MAÑOSO.

    Mañoso
    1111Ha llegado una silla.

    Belinda
    1112Dejadme ir.

    Dorimante
    1113No puedo.

    Belinda
    1114Con demasiada voluntad, me temo.

    Dorimante
    1115Con muy poca amabilidad teméis. ¿Cuando volveréis a prometerme?

    Belinda
    1116No en quince días.

    Dorimante
    1117Seréis mejor que vuestra palabra.

    Belinda
    1118Así lo creo. ¿Eso no os hará amarme menos? [Sobresaltándose.] ¡Oíd! ¿Qué violines son esos?

    [Violines afuera.

    Dorimante
    1119Asómate, Mañoso.

    [Sale MAÑOSO y vuelve.

    Mañoso
    1120Maese Mistura, Maese Bellair y Don Lindín; están subiendo.

    Dorimante
    1121¿Cómo lograron entrar?

    Mañoso
    1122El portal estaba abierto para la silla.

    Belinda
    1123¡Señor! Dejadme huir—

    Dorimante
    1124¡Aquí, aquí! Por la escalera trasera. Os acompañaré a vuestra silla.

    Belinda
    1125No, no, quedaos y recibidlos; y aseguraos de mantener vuestra palabra y de no volver a ver a Lencanta: que sea la prueba de vuestra bondad.

    Dorimante
    1126Así será. Mañoso, guíala. Que el amor imperecedero te acompañe.

    [Besándole la mano.
    [Salen BELINDA y MAÑOSO.
    Entran el JOVEN BELLAIR, MISTURA y DON LINDÍN.

    Joven Bellair
    1127¡Aún sin acostar!

    Mistura
    1128Habéis tenido un ataque irregular, Dorimante.

    Dorimante
    1129Así es.

    Joven Bellair
    1130¿Y ya se ha pasado?

    Dorimante
    1131La natura ha hecho su parte, hidalgos. Cuando amablemente se pone a obrar, grandes curas se logran en poco tiempo, como sabéis.

    Don Lindín
    1132Pensamos que habría una moza en el caso, por la silla que aguardaba. Te lo ruego, haznos una confidence.

    Dorimante
    1133Excusadme.

    Don Lindín
    1134Le sage Dorimante! ¿Era linda?

    Dorimante
    1135Tan linda que puede venir para conservar su coche y pagar sus diezmos a la parroquia, si el buen humor del siglo continua.

    Mistura
    1136Y contarse entre el número de mujeres mantenidas por hombres de espíritu público por el bien de toda la Villa.

    Don Lindín
    1137Bien dicho, Mistura.

    [Don Lindín bailando para sí.

    Joven Bellair
    1138Ved, Don Lindín bailando.

    Dorimante
    1139Estáis practicando y, según veo, tenéis en mente la recuperación.

    Don Lindín
    1140Por favor, Dorimante, ¿por qué no tienes un espejo colgado ahí? Un cuarto es la cosa más sosa sin él.

    Joven Bellair
    1141Aquí hay compañía para entreteneros.

    Don Lindín
    1142Pero yo quiero decir en el caso de estar solo. En un espejo, un hombre puede entretenerse a sí mismo

    Dorimante
    1143A la sombra de sí mismo, a fe.

    Don Lindín
    1144Corrige los errores de sus movimientos y de su ropa.

    Mistura
    1145Veo, Don Lindín que, en vuestra soledad, recordáis los dichos del sabio y os estudiáis a vos mismo.

    Don Lindín
    1146Es la mejor diversión en nuestros retiros. Dorimante, eres un lindo individuo y vistes tus ropas bien, pero nunca te he visto llevar una apuesta corbata. Si estuvieran hechas como la mía, le darían otro aspecto a tu rostro. Por favor, deja que te envíe a mi criado, aunque solo sea un día, para que te vista. ¡El Cielo me valga! Un inglés no sabe atarse un lazo.

    Dorimante
    1147Son algo torpes de puño.

    Don Lindín
    1148Me he traído a Inglaterra al individuo más lindo que jamás extendió un pañito. Sirvió algún tiempo bajo Merille, el mayor genie del mundo para valet-de-chambre.

    Dorimante
    1149¿Cómo? ¿El que antes perteneciera al duque de Candale?

    Don Lindín
    1150El mismo y el que le consiguió su reputación inmortal.

    Dorimante
    1151Lleváis puesto un espléndido brandenburgh, Don Lindín.

    Don Lindín
    1152Me sirve para arroparme tras las fatigas de un baile.

    Mistura
    1153A menudo os veo con él, con vuestra peluca atada atrás.

    Don Lindín
    1154No siempre deberíamos vestir formalmente; es más en cavalier aparecer, de cuando en cuando, en un déshabillé.

    Mistura
    1155Decidme, ¿qué tal vuestro negocio con Lencanta?

    Don Lindín
    1156¡Podíais haberos respondido anoche en el prado del Mall, Dorimante! ¿No visteis los requiebros que me hizo? He estado probando una canción.

    Dorimante
    1157¡¿Ya?!

    Don Lindín
    1158Es mi coup d’essai en inglés; desearía tener tu opinión della.

    Dorimante
    1159Veámosla.

    Don Lindín
    1160¡Eh, paje! Dame mi canción — Bellair, ven, tienes una linda voz, cántala.

    Joven Bellair
    1161Cantadla vos mismo, Don Lindín.

    Don Lindín
    1162Excusadme.

    Joven Bellair
    1163Aprendisteis a cantar en París.

    Don Lindín
    1164Así fue, con Lambert, el mayor maestro del mundo. Pero yo tengo su mismo fallo, una voz floja; y procuro no cantar fuera de una ruelle.

    Dorimante
    1165Una ruelle es una bonita jaula para un pisaverde cantarín, a fe.

    Joven Bellair
    1166
    (Lee la canción.)
    ¡Qué encantadora Filis es y cuanto bella!
    ¡Ah! ¡Si así quisiera, al menos,
    del corazón la herida aliviar la pena della
    y hacer que sus ojos maten menos!
    Yo suspiro, yo suspiro y, ahora, desfallezco;
    y el amor no me dará resuello.
    Cabalgo por el parque y mudas hago
    reverencias al topar a quien más amo.

    Don Lindín
    1167Cántala, cántala, hombre; va con una linda tonada nueva que tengo para mí que la compuso Baptiste.

    Mistura
    1168Cantadla vos mismo, Don Lindín; él no conoce la tonada.

    Don Lindín
    1169Me aventuraré.

    [Don Lindín canta.

    Dorimante
    1170¡Hola! Algo hay, algo. No os adularé, Don Lindín, no hay mucho pensamiento en ella, pero es apasionada y bien moldeada.

    Mistura
    1171Al modo francés.

    Don Lindín
    1172Es lo que intentaba decir. ¿No ofrece una viva imagen de la cosa? El cristal del coche cae de golpe y así vamos a ella.

    Dorimante
    1173Así es, a fe. Percibo, Don Lindín, que seréis la cabeza misma de los barbilindos que son afortunados en composiciones de esta naturaleza.

    Entra el lacayo de Don Lindín.

    Don Lindín
    1174La Tour, ¿está listo el baño?

    Lacayo
    1175Sí, señor.

    Don Lindín
    1176Adieu donc, mes chers.

    [Sale Don Lindín.

    Mistura
    1177¿Cuando habréis vuestra venganza sobre Lencanta, Dorimante?

    Dorimante
    1178Me cambiaré de camisa y a ello.

    Mistura
    1179¿Las poderosas consideraciones que os estorbaban han sido apartadas, entonces?

    Dorimante
    1180Con gran fortuna, esta mañana. Debéis ir conmigo, mi reputación está, allí, en juego.

    Mistura
    1181He quedado con Bellair.

    Dorimante
    1182¿Qué negocio es el vuestro?

    Mistura
    1183Ma-tri-monio, si os place.

    Dorimante
    1184No me place, señor.

    Joven Bellair
    1185Puede que lo haga con el tiempo, Dorimante; ¿qué pensáis de Doña Enriqueta?

    Dorimante
    1186¿Qué piensa ella de mi?

    Joven Bellair
    1187Tengo por cierto que ella os ama.

    Dorimante
    1188¿Cómo lo parece?

    Joven Bellair
    1189¡Hola! Nunca se encuentra bien salvo cuando habla de vos; pero lo hace encontrando todos los defectos que pueda en vos. Se ríe de cuantos os alaban; pero luego habla mal de cuantos no lo hacen.

    Dorimante
    1190Las mujeres de su temperamento se delatan por un exceso de astucia. Una vez tuve un amor creciente con una dama que siempre reñía conmigo cuando me llegaba a ella y, en tanto, nunca hallaba sosiego si me alejaba un día della.

    Joven Bellair
    1191Mi padre está enamorado de Emilia.

    Dorimante
    1192Buen fiador es para vuestro proceder: seguid y prosperad; he de ir con Lencanta. Mistura, lamento que no podáis ser testigo.

    Mistura
    1193Haced que ella se encuentre con Don Lindín otra vez en el mismo lugar y hablad mal de él en mi presencia.

    Dorimante
    1194Creo que se puede concertar. Yo he de estar pronto donde vuestra tía y os daré el parabién, Maese Bellair.

    Joven Bellair
    1195Y será mejor que no penséis demasiado en Doña Enriqueta; sin un seguro eclesiástico no hay nada que hacer ahí.

    Dorimante
    1196Yo también puedo caer en el lazo. Pero
    el sabio hallará un diferencia en nuestro sino.
    Vos desposáis una mujer; una hacienda yo, con tino.

    [Salen.

    ESCENA III

    Entra la silla con BELINDA; los silleteros la posan en el suelo y abren. BELINDA sobresaltada.

    Belinda
    1197 [sorprendida] ¡Señor! ¿Dónde me encuentro? ¿En el prado del Mall? ¿Dónde me habéis traído?

    1.º Silletero
    1198No nos disteis dirección, señora.

    Belinda
    1199[aparte] El susto que tenía me hizo olvidarlo.

    1.º Silletero
    1200Solemos llevar a una señora aquí desde casa del hidalgo.

    Belinda
    1201[aparte] Lencanta es; será mi ruina si se descubre. ¡Rápido, llevadme de aquí!

    1.º Silletero
    1202¿A dónde, si os place?

    Belinda
    1203No hagáis preguntas.

    Entra el lacayo de LENCANTA.

    Lacayo
    1204¿Habéis visto a mi señora, señora?

    Belinda
    1205Acabo de venir para atenderla.

    Lacayo
    1206Se alegrará de veros, señora. Me envió esta mañana para solicitar vuestra compañía y me dijeron que salisteis sobre las cinco.

    Belinda
    1207[aparte] Más y más desdichada!

    Lacayo
    1208¿Queréis entrar?

    Belinda
    1209Despido mi silla y os sigo. Decidle a vuestra señora que estoy aquí. [Sale el Lacayo. [Da dinero a los Silleteros. Tomad esto y, si alguna vez se os interrogara, aseguraos de decir que me llevasteis desde el Strand frente a la Lonja, como responderéis a Maese Dorimante.

    Silleteros
    1210Así se hará, si os place.

    [Salen los Silleteros.

    Belinda
    1211Ahora para librarme, debo seguir—
    en confianza y mentiras algo de esperanza queda;
    Duro sería, en el primer hurto, ser descubierta.

    [Sale.

    ACTO V

    ESCENA I

    Entran Doña LENCANTA y SOLETA, su criada.

    Soleta
    1212Bueno, a mi ojos, Don Lindín no es persona tan despreciable.

    Lencanta
    1213¡Juez excelente sois!

    Soleta
    1214Es un hombre tan hermoso como Maese Dorimante y un galán igual de grande.

    Lencanta
    1215¡Intolerable! ¿No basta con que me someta a sus impertinencias sino que debe sufrir las vuestras también?

    Soleta
    1216A fe, señora—

    Lencanta
    1217Es malicia falsa y mercenaria—

    Entra su Lacayo.

    Lacayo
    1218Doña Belinda, señora—

    Lencanta
    1219¿Que hay della?

    Lacayo
    1220Se encuentra abajo.

    Lencanta
    1221¿Cómo ha venido?

    Lacayo
    1222En silla. Quique el Andarín la ha traído.

    Lencanta
    1223¡¿Él la ha traído?! Su silla está cerca del portal de Dorimante y siempe me trae a casa desde allí. Corre y pregúntale donde la recogió. ¡Ve! ¡Ya no hay verdad ni tampoco amistad! ¡Mujeres como hombres: todos falsos —o al menos conmigo!

    Soleta
    1224Estáis celosa della también.

    Lencanta
    1225Será mejor que le digáis que lo estoy. Se acomodará con las libertades que os tomáis últimamente. El que este individuo la traiga, que ella salga sobre las cinco —no sé que pensar. Entra BELINDA. Belinda, os habéis vuelto madrugadora, según he oído.

    Belinda
    1226¿No os espanta, querida, que es lo que me hizo salir tan pronto?

    Lencanta
    1227No soléis ser así.

    Belinda
    1228Las hidalgas del campo de las que os hablé (¡Señor, tienen las diversiones más peregrinas!) no me dejaron tranquila hasta que les prometí ir con ellas a los mercados esta mañana para comer fruta y comprar ramilletes.

    Lencanta
    1229¿Tanta estima tienen por un sucio ramillete?

    Belinda
    1230Se quejan de los hedores de la Villa y solamente se encuentran a gusto cuando tienen su narices metidas en uno.

    Lencanta
    1231Son perfumes y agua perfumada.

    Belinda
    1232¡Oh! Claman que los perfumes son insalubres; a una dellas le dio un ataque con el olor de estos narolii.

    Lencanta
    1233Creo que, para complacerlas, también vos deberíais haber tenido un ramillete.

    Belinda
    1234¿Pensáis, querida mía, que yo sería tan detestable como para emperejilarme con claveles y alhelíes? Les pedí que me disculparan y les dije que yo nunca llevaba nada que no fueran azahares y nardos. Lo que me hizo querer ir con ellas fue un extraño deseo de comer peladillos frescos.

    Lencanta
    1235¿Y habéis comido alguno?

    Belinda
    1236Los mejores que jamás he probado.

    Lencanta
    1237¿De dónde venís ahora?

    Belinda
    1238De su alojamiento, de donde me salí, entre el gentío, de un coche y cogí una silla para venir a veros, querida.

    Lencanta
    1239¿Dónde pedisteis la silla?

    Belinda
    1240Pasaba vacía.

    Lencanta
    1241Os lo ruego, ¿dónde se alojan estas hidalgas?

    Belinda
    1242En el Strand, por frente a la Lonja.

    Soleta
    1243En el lugar nunca falta un nido dellas; siempre, según pasas, están haciendo muecas en los balcones o mirando desde las ventanas.

    Entra el Lacayo.

    Lencanta
    1244 [Susurra al Lacayo.] Venid aquí.

    Belinda
    1245[aparte] Este individuo, por orden della, ha estado interrogando a los silleteros. Les amenacé con el nombre de Dorimante. Si le han dicho la verdad, estaré perdida para siempre.

    Lencanta
    1246¿En el Strand, habéis dicho?

    Lacayo
    1247Sí, señora, por frente de la Lonja.

    [Sale el Lacayo.

    Lencanta
    1248Ella es inocente y yo tengo mucho de qué culparme.

    Belinda
    1249[aparte] Estoy tan asustada que mi aspecto me delatará.

    Lencanta
    1250Belinda, ¿por qué estáis tan pálida?

    Belinda
    1251La falta de mi habitual reposo y el ir dando tumbos en un odioso coche a sueldo.

    Entra el Lacayo.

    Lacayo
    1252¡Señora, Maese Dorimante!

    Lencanta
    1253¿Qué es lo que le trae aquí?

    Belinda
    1254[aparte] A fe que he sido traicionada, entonces. Ha roto su palabra y amo a un hombre al que no le importo.

    Lencanta
    1255¡Señor! ¡Desmayáis, Belinda!

    Belinda
    1256Creo que sí: de súbito, me ha venido una opresión aquí.

    Soleta
    1257Ha comido demasiado fruta, estoy segura.

    Lencanta
    1258¡No sería improbable!

    Soleta
    1259Es lo que le pesa en el estómago.

    Lencanta
    1260Llevadla a una pieza, dadle algo de agua digestiva y que repose un poco.

    Soleta
    1261Vamos, señora, yo era una peregrina devoradora de fruta cuando era joven, tan voraz—

    [Sale BELINDA, SOLETA conduciéndole afuera.

    Lencanta
    1262¡Oh, que pudiera calmar mi amor por un rato! ¡Que pudiera recibir a este hombre con todo el desdén e indignación que merece!

    Entra DORIMANTE.

    Dorimante
    1263Ahora, un toque de Don Lindín para comenzar. ¡Eh! —paje— dad una orden clara de que nadie de los míos se mueva — que aguarde la canaille como debe, pues el ruido y la necedad han encantos tan potentes,
    Yo, que pueda con mi éxito probarme:
    en lo que amáis transformarme.

    Lencanta
    1264Si ello fuera suficiente, nos os haría falta trocaros de lo que sois; podéis ser lo suficiente vano y vocinglero.

    Dorimante
    1265Pero no con tan buena gracia como Don Lindín. ¡Eh, Hampshire! — ¡Oh! ¡Ese sonido! Ese sonido le cumple a la boca de un hombre de calidad.

    Lencanta
    1266¿Hay algo tan odioso como un mimo sin sentido?

    Dorimante
    1267Él es un gran agravio, a fe, para todos lo que, como vos, señora, aman hacer el bobo en secreto.

    Lencanta
    1268Un animal ridículo que tiene más de simio que el simio tiene del hombre que lleva dentro.

    Dorimante
    1269Yo tengo la misma baja opinión de un mero mimo que vos. En tanto, si fuera un simio entero, lo preferiría al bobo alegre, veleidoso, brioso, insípido y ruidoso del que estáis prendada.

    Lencanta
    1270Esos bobos ruidosos, por mucho que los despreciéis, tienen buenas cualidades que pesan más (o al menos deberían pesar más) con nosotras, las mujeres, que todo ese ingenio pernicioso del que habéis de vanagloriaros.

    Dorimante
    1271Para que, de aquí en adelante, pueda tener una justa valoración de su mérito, os ruego que me hagáis el favor de nombrarlas.

    Lencanta
    1272Vos las despreciaréis como torpes efectos de la ignorancia y la vanidad, pero a mí no me importa mencionar algunas. Primero, nos admiran de verdad, mientras que vos, como mucho, sólo nos aduláis a fondo.

    Dorimante
    1273¡Cuidado! Los bobos también pueden disimular—

    Lencanta
    1274Pueden, pero no tan artificialmente como vos: no hay temor a que nos engañen. Luego son asiduos, señor; siempre están ofreciéndonos sus servicios y pendientes de nuestros deseos.

    Dorimante
    1275Eso se lo debéis a su exceso de ocio. No saben como entretenerse en casa; y encuentran tan poca bienvenida fuera que están prontos a volar hacia vos, como un refugio frente a la soledad a la que, si no, estarían condenados.

    Lencanta
    1276Su conversación también nos divierte más.

    Dorimante
    1277Jugando con vuestro abanico, oliendo vuestros guantes, alabando vuestro cabello y dándose cuenta de cómo se ha cortado y teñido según el modo nuevo.

    Lencanta
    1278Si fuera más necio de lo que podéis hacerlo, debéis admitir que es más agradable reírse de otras que se reían de nosotras, aunque nunca con tanto ingenio. Luego, aunque carezcan de arte para adularnos, se adulan a sí mismos tan bien que nos ahorran la labor. No necesitamos de la cura y molestias de darles satisfacción de nuestro amor, algo que, tan a menudo, perdemos con vos.

    Dorimante
    1279Por lo general están demasiado creídos de sí mismos y siempre os tienen en mejor estima de lo que merecéis.

    Lencanta
    1280Tenéis razón; tienen una fe implícita en nosotras que les evita tener que indagar a fondo en nuestros secretos; y nos ahorra la molestia vejatoria de aclarar las dudas que suscitan, en cada momento, vuestros celos sutiles e infundados.

    Dorimante
    1281Hay una falsedad innata en las mujeres que les hace inclinarse siempre hacia aquellos a los que pueden engañar más fácilmente.

    Lencanta
    1282El hombre que ama por encima de su calidad no sufre más la insolente impertinencia de su amante que la mujer que ama por encima de su entendimiento las arrogantes presunciones de su amigo.

    Dorimante
    1283Erráis el uso de los bobos: están diseñados como propiedades y no como amigos. A vos aún os queda un almacén indiferente de reputación. Perdedla por entero como un franco jugador en la plaza y, entonces, os sobrará tiempo para volveros fullera y recuperarla con trampas de un buen novato de substancia.

    Lencanta
    1284Los viejos y los desfavorecidos solamente valen como propiedades, es cierto; pero los bobos jóvenes y apuestos se han topado con fortunas más amables.

    Dorimante
    1285Es cierto, dicho sea para vergüenza de vuestro sexo. Fue esto, el pensar en esto, lo que hizo que yo, con los celos a punto, evitara la buena fortuna que le estáis suministrando a Don Lindín — pero, frente a la flaqueza de la mujer, toda nuestra cura es vana.

    Lencanta
    1286De no haber comprado con cara experiencia el conocimiento de vuestra falsedad, podríais haberme burlado todavía. No son los primeros celos que habéis fingido para reñir conmigo y ganar una semana para desperdiciarla con alguna cantonera inconsiderable y desconocida como las que últimamente habéis rondado en las comedias.

    Dorimante
    1287Las mujeres, cuando quieren romper con un hombre, nunca carecen de un destinatario a quien echarle la culpa.

    Lencanta
    1288Os enorgullecéis últimamente de tratarme mal para que la Villa sepa del poder que habéis sobre mí; y que ahora aguarda (de modo tan irracional como vos mismo) que (aunque me agravéis a voluntad) os siga amando.

    Dorimante
    1289Tan lejos estoy de esperar que lo hagáis que empiezo a pensar que nunca me amasteis.

    Lencanta
    1290¡Ojalá la memoria dello se hubiera borrado tan completamente que también lo dudara yo! ¿Qué es lo que os hizo venir a perturbar mi creciente sosiego?

    Dorimante
    1291Daros mis plácemes por vuestra creciente infamia.

    Lencanta
    1292¡Insoportable! ¡Insultante demonio! ¡Esto de vos, el único autor de mi vergüenza! De venir de otro no sería sino justicia, pero de vos es un desafuero infernal e inhumano. ¿Qué he hecho yo?

    Dorimante
    1293Algo que os coloca por debajo de mi desdén y que vuelve mi ira tan ridícula como ridículo habéis vuelto mi amor.

    Lencanta
    1294Paseé anoche con Don Lindín.

    Dorimante
    1295Cierto, señora; y conversasteis y reísteis recio ¡ja, ja, ja! — ¡Oh, esa risa! Esa risa se convierte en la confianza de una mujer de calidad.

    Lencanta
    1296Vos, que halláis mayor placer en la ruina de la reputación de una mujer que en los cariños de su amor, no me reprochéis con lo mismo, y os desafío a que nombréis el hombre que pueda manchar mi fama.

    Dorimante
    1297Ser vista en público tan transportada con las necias locuras de ese notorio pisaverde es para mí una infamia peor que el pecado de la prostitución con otro hombre.

    Lencanta
    1298Seguid vituperando, estoy satisfecha con la justicia de lo que hice; vos me habíais provocado a ello.

    Dorimante
    1299Lo que hice fue el efecto de una pasión cuyas extravagancias habíais estado dispuesta a perdonar.

    Lencanta
    1300Y lo que yo hice fue el efecto de una pasión que podéis perdonar si lo creéis adecuado.

    Dorimante
    1301¿Os habéis vuelto tan indiferente?

    Lencanta
    1302En efecto.

    Dorimante
    1303¡Pues bien! Entonces ha llegado el momento de separarnos. Os devolveré las cartas que tan a menudo me habéis pedido. Tengo dos o tres conmigo.

    Lencanta
    1304Dádmelas.

    Dorimante
    1305Saltáis como si pensarais que no lo fuera a hacer. Ahí están — y que los perjurios que hay en ellas sean los míos si alguna vez os volviera a ver.

    [Hace ademán de irse. Ella lo retiene.

    Lencanta
    1306¡Quedaos!

    Dorimante
    1307No tal.

    Lencanta
    1308Sí tal.

    Dorimante
    1309¿Qué tenéis que decir?

    Lencanta
    1310Todavía no puedo decirlo.

    Dorimante
    1311Algo más en alabanza del bobo. ¡Muerte! Me falta paciencia, dejadme marchar.

    Lencanta
    1312[aparte] No puedo. Antes podría separarme de los miembros que lo sujetan. — Odio a ese nauseabundo bobo, sabéis que es así.

    Dorimante
    1313¿Entonces, apetecíais el escándalo?

    Lencanta
    1314Habíais elevado mi ira a la altura de mi amor, algo que antes nunca lograsteis hacer y, en venganza, hice lo que hice. ¡Ojalá no pensarais más en ello!

    Dorimante
    1315Aun cuando estuviera dispuesto a olvidar todos lo días se me lo recordaría; sería lugar común para que toda la Villa se riera de mí; y Mistura, cuando se encuentre retóricamente borracho, me lo estará declamando al oído sin parar.

    Lencanta
    1316¡Se creerá que es rencor por celos! Vamos, olvidadlo.

    Dorimante
    1317Dejadme consultar mi reputación; vos sois demasiado descuidada con ella. [Hace una pausa.] Os volveréis a encontrar con Don Lindín en el prado del Mall esta noche.

    Lencanta
    1318¿Qué queréis decir?

    Dorimante
    1319Lo he meditado y debéis hacerlo: es necesario para justificar mi amor al mundo; podéis manejar a un currutaco como se merece cuando estáis de humor, señora.

    Lencanta
    1320¡Satisfacción pública por el daño que os he infligido! Nuevo ardid es este para ridiculizarme más todavía.

    Dorimante
    1321Escuchadme.

    Lencanta
    1322No lo haré.

    Dorimante
    1323Seréis persuadida.

    Lencanta
    1324Nunca.

    Dorimante
    1325¿Tan obstinada sois?

    Lencanta
    1326¿Tan vil sois?

    Dorimante
    1327¿No daréis satisfacción a mi amor?

    Lencanta
    1328Moriría por satisfacerlo, pero por librarme de mil potros de tortura no haría algo desvergonzado para complacer vuestra vanidad.

    Dorimante
    1329¡Adiós, falsa mujer!

    Lencanta
    1330¡Va! ¡Marchaos!

    Dorimante
    1331Me volveréis a llamar.

    Lencanta
    1332¡Exquisito demonio! Sabía que sólo vinisteis para atormentarme.

    Entran BELINDA y SOLETA.

    Dorimante
    1333 [sorprendido] ¡Belinda aquí!

    Belinda
    1334[aparte] Se sobresalta y empalidece; el verme ha tocado su alma culpable.

    Soleta
    1335Sólo fue una aprensión, como dije, algo de indigestión; el agua digestiva fue suficiente, señora, mezclada con un poco de mirabilis.

    Dorimante
    1336¡Confundido estoy y no puedo adivinar como ha llegado hasta aquí!

    Lencanta
    1337Es vuestro sino, Belinda, el encontraros aquí siempre que este prodigio desnaturalizado me insulta.

    Belinda
    1338Espantada estoy de encontrarle aquí. ¿Cómo tiene la cara de acercarse a vos?

    Dorimante
    1339[aparte] ¡Buen trabajo me espera! Nunca antes me encontré tan falto de salidas.

    Belinda
    1340Uno que hace profesión pública de perfidia y de ingratitud. Detesto su sola presencia.

    Dorimante
    1341[aparte] No hay remedio, ahora he de someterme a sus lenguas y, en algún otro momento, librarme lo mejor que pueda.

    Belinda
    1342Otros hombres son malvados, pero aún tienen sentimiento de vergüenza. Él solamente se encuentra a gusto si triunfa; es más: se gloria ante una mujer con sus villanías.

    Lencanta
    1343Tenéis razón, Belinda; pero me parece que vuestra bondad os hace preocuparos demasiado por él.

    Belinda
    1344Así es, en efecto, querida. Su bárbara conducta con vos ayer me hizo albergar la esperanza que no volveríais a verlo y el hecho de verlo aquí al día siguiente me provoca de forma peregrina. Pero, porque sé que le amáis, lo he hecho.

    Dorimante
    1345Me habéis reprendido a fondo y lo merezco por venir aquí; mas—

    Soleta
    1346Debéis esperarlo, señor; todas las mujeres os odiarán a causa de mi señora.

    Dorimante
    1347[aparte a BELINDA] ¡Hola! Como ella empiece también, es hora de huir; si no me matarán a regañinas. Se me puede culpar en algunas circunstancias, lo confieso; pero en cuanto a la mayor, no soy tan culpable como os imagináis. Buscaré un momento más conveniente para exonerarme.

    Lencanta
    1348¡Hacedlo ahora! ¿Qué impedimentos hay?

    Dorimante
    1349Me falta tiempo y, a vos, os falta temple.

    Lencanta
    1350¡Flojos pretextos!

    Dorimante
    1351Nunca estuvisteis más equivocada en toda vuestra vida y, por lo tanto, adiós.

    [DORIMANTE se marcha con un revuelo.

    Lencanta
    1352Llama a un lacayo, Soleta, rápido; haré que le sigan de cerca a todas partes.

    Soleta
    1353Desearía que no lo hicierais, por mi sosiego y el vuestro.

    Lencanta
    1354Encontraré a la causa infame de todas nuestras riñas, le arrancaré la máscara y la expondré a cara descubierta al mundo.

    Belinda
    1355[aparte] Dejadme escapar esta vez y nunca más volveré a aventurarme.

    Lencanta
    1356¡Belinda!, vos vendréis conmigo.

    Belinda
    1357Tengo tanta pesadez encima por lo que hice esta mañana; preferiría ir a casa y dormir, querida.

    Lencanta
    1358¡Muerte y obscuridad eterna! Yo no volveré a dormir. ¡Que la fiebres rampantes se apoderen del mundo y vuelvan a la humanidad tan agitada como yo lo estoy ahora!

    [Sale LENCANTA.

    Belinda
    1359Lo sabía pérfido y ayudé a que lo fuera. ¿Acaso la ruina della no fue lo suficiente como para asustarme del peligro? Debería haberlo hecho, pero el amor no sabe de advertencias.

    [Sale BELINDA.

    ESCENA II

    Casa de Madama Villavega
    Entran MISTURA, el JOVEN BELLAIR, MADAMA VILLAVEGA, EMILIA, y un Capellán.

    Mistura
    1360La cabeza alta, Bellair: y no nos dejéis ver, en vuestro rostro, el arrepentimiento que vemos diariamente en los rostros de los casados.

    Madama Villavega
    1361Este matrimonio sorprenderá de modo extraño a mi hermano cuando se entere.

    Mistura
    1362Vuestro sobrino debería ocultarlo durante algún tiempo, señora, ya que el matrimonio ha perdido su buen nombre. Los hombres prudentes rara vez exponen sus propias reputaciones hasta que resulta conveniente justificar a sus esposas.

    Viejo Bellair
    1363 [fuera] ¿Dónde estáis todos? ¡Salid, por Dios! ¿Es que nadie me oye?

    Madama Villavega
    1364¡Mi hermano! Rápido, Maese Risicas, meteos en este retrete; no se os debe ver todavía.

    [Entra en el retrete.
    Entran el VIEJO BELLAIR y el paje de Madama Villavega.

    Viejo Bellair
    1365Pedidle a Maese Truffa que pase a la sala inferior. Estaré con él al punto. [al JOVEN BELLAIR] ¿Dónde habéis estado, señor? ¿No pudisteis atenderme hoy?

    Joven Bellair
    1366Con un negocio.

    Viejo Bellair
    1367¿Tan bueno sois con los negocios? Por Dios, yo también tengo un negocio que despacharéis enseguida, señor. Mandad venir a un párroco, hermana: vienen Madama Vilasilva y su hija.

    Madama Villavega
    1368¿Qué necesidad hay de atropellar las cosas, así?

    Viejo Bellair
    1369¡Pese a tal! La juventud tiende a hacer el bobo y no es bueno que esté en su poder hacerlo.

    Madama Villavega
    1370No tenéis por qué preocuparos por vuestro hijo.

    Viejo Bellair
    1371Ha estado holgazaneando por la mañana, y, por Dios, que no lo quiero. [a EMILIA] ¿Cómo estás, corazón mío?

    Emilia
    1372Sois muy severo, señor, desposarse con tanta premura.

    Viejo Bellair
    1373¡Va! Eres una bribona, hablaré contigo al punto. Aquí llega Madama Vilasilva. Entran MADAMA VILASILVA, ENRIQUETA y AFANOSA. Bienvenida, señora. Maese Truffa está abajo con las escrituras.

    Madama Vilasilva
    1374Bajemos y terminemos con esto, entonces.

    Viejo Bellair
    1375Hermana, mostradnos el camino. [al JOVEN BELLAIR, que está hablando con ENRIQUETA] Quique, vuestro negocio aún no se encuentra ahí.—Excusadle hasta que hayamos terminado, señora, y, luego, por Dios, será todo tuyo.—Maese Mistura, debemos importunaros para que hagáis de testigo.

    Mistura
    1376Afortunadamente vine con ese fin, señor.

    [Salen el VIEJO BELLAIR, MISTURA, el JOVEN BELLAIR, MADAMA VILLAVEGA y MADAMA VILASILVA.

    Afanosa
    1377¿Qué haréis, señora?

    Enriqueta
    1378Seré devuelta y enjaulada en el campo otra vez, saldré huyendo de aquí … cualquier cosa, salvo desposarme con el hombre por el que no siento nada. — Querida Emilia, aconséjame.

    Emilia
    1379Maese Bellair está comprometido, lo sabéis.

    Enriqueta
    1380Lo sé; pero ignoro hasta qué punto puede llevarle el temor a la pérdida de una hacienda.

    Emilia
    1381En la condición desesperada en la que os encontráis, deberíais consultar con algún hombre juicioso. ¿Qué pensáis de Maese Dorimante?

    Enriqueta
    1382No pienso en él en absoluto.

    Afanosa
    1383No piensa en otra cosa, estoy segura.

    Emilia
    1384¡Qué afecto sentía vuestra madre por Maese Corretaje!

    Enriqueta
    1385Porque urdí el error para lograr algo de diversión, creéis que me gusta el hombre.

    Emilia
    1386Maese Bellair cree que le amáis.

    Enriqueta
    1387Los hombres rara vez aciertan cuando tratan de adivinar lo que piensan las mujeres. ¡Ojalá que quien él ama lo amara igual de bien!

    Afanosa
    1388[aparte] Eso está bien, con toda conciencia.

    Emilia
    1389Maese Dorimante tiene mucho ingenio.

    Enriqueta
    1390Y se esfuerza mucho por demostrarlo.

    Emilia
    1391Va muy a la moda.

    Enriqueta
    1392De modo afectadamente grave o ridículamente salvaje y remedador.

    Afanosa
    1393Vos aún lo defendéis frente a vuestra madre.

    Enriqueta
    1394No lo haría si se le injuriara con justicia; pero no puedo sufrir que alguien lo sea sin merecerlo.

    Emilia
    1395¿Ha aprendido vuestra criada la canción de la que os habías prendado?

    Enriqueta
    1396Me había prendado de lo nuevo; la segunda vez que se escucha es sosa.

    Emilia
    1397Maese Dorimante la compuso.

    Afanosa
    1398Lo sabe, señora; y me la ha hecho cantar al menos una docena de veces esta mañana.

    Enriqueta
    1399Tu lengua es tan impertinente como tus dedos.

    Emilia
    1400Vos la habéis provocado.

    Afanosa
    1401Con tan solo cantar la canción se apaciguará.

    Emilia
    1402Hazlo, te lo ruego.

    Enriqueta
    1403Tiene una voz que os chirriará en los oídos peor que un maullido y viste tan mal que apenas sirve para emperejilar a la hija de un rico labrador en día feriado.

    Afanosa
    1404
    [Canta.]
    Estaba Amoreto, con Filis, sentado
    una tarde en la llanura
    y vio al encantador Estrefón a un lado
    para contarle a la ninfa su amargura
    para apartar el peligro inminente
    le susurró ella a las orejas:
    ¡Ah, Filis! Si amar no habéis en mente,
    no escuchéis a este pastor de ovejas.
    Nadie tuvo nunca arte tan infrecuente
    para transmitirle su pasión
    de una virgen al corazón oyente,
    y robarle el corazón.
    Huid, huid a tiempo, que temo deis
    a vuestro sino alarde.
    En vano pugno, ella repuso, en vano ¿veis?
    ¡Ay! que ya es demasiado tarde.

    Entra DORIMANTE.

    Dorimante
    1405
    La música ablanda y desarma tanto la mente—

    Enriqueta
    1406
    que ni una flecha le hará frente.

    Dorimante
    1407Aprovechemos, pues, el minuto de suerte.

    Enriqueta
    1408[aparte, apartándose de DORIMANTE] Mi amor me salta al rostro con mi sangre. No oso mirarle a la cara todavía.

    Dorimante
    1409¿Qué tenemos aquí? ¿La imagen de una celebrada belleza dando audiencia pública a un amante declarado?

    Enriqueta
    1410Haced el papel del pisaverde moribundo y completad la obra, señor.

    Dorimante
    1411¿Qué pensaríais si el momento se aprovechara bien, se diseñara agradablemente todo el misterio de hacer el amor y se forjara en una serie de colgaduras?

    Enriqueta
    1412Sería innecesario ejecutar en efigie a necios que sufren diariamente en sus personas.

    Dorimante
    1413[aparte a EMILIA] Señora Desposada, pues sé que este feliz día así os ha hecho.

    Emilia
    1414Postergad los plácemes formales que debéis darme y atended vuestro negocio con ella. [En voz alta] Aquí están los terribles preparativos, Maese Dorimante: sellado de escrituras y un párroco al que han mandado venir.

    Dorimante
    1415¿Para desposar a esta dama?

    Afanosa
    1416Condenada está; y qué habrá de ser della, no lo sé, a menos de que emprendáis, generosamente, su rescate.

    Dorimante
    1417En esta triste condición, señora, no puedo sino ofreceros mis servicios.

    Enriqueta
    1418La obligación no es grande: vos sois el santuario común de todas las mujeres jóvenes que huyen de su parientes.

    Dorimante
    1419Siempre tengo los brazos abiertos para recibir a los desvalidos. Pero abriré mi corazón y os recibiré donde nadie jamás ha entrado antes. Lo habéis llenado con un secreto; ojalá pudiera dejároslo saber—

    Enriqueta
    1420No lo digáis como si quisierais que lo creyera; vuestra lengua tiene tal fama de falsedad que a la verdad hará agravio.

    [Aparta la cabeza.

    Dorimante
    1421No apartéis la mirada; sino miradme a la cara y adivinadlo.

    Enriqueta
    1422¿No me dijisteis que no se podía otorgar crédito a los rostros? ¿Que las mujeres, hoy en día, tienen sometidas sus pasiones a su arbitrio igual que su complexiones y que adoptan gozo y tristeza, desdén y compasión con la misma facilidad que lo hacen con sus afeites y lunares? ¿Son ellas las únicas falsificaciones?

    Dorimante
    1423Hacéis agravio a las vuestras, al tiempo que sospecháis de mis ojos. Por toda la esperanza que yo tengo en vos, el color inimitable de vuestras mejillas no está más libre del arte que los suspiros que yo ofrezco.

    Enriqueta
    1424De los hombres que se han endurecido durante largo tiempo, en el pecado, tenemos causa para desconfiar de los primeros signos de arrepentimiento.

    Dorimante
    1425El prospecto que tengo de tal cielo me hará perseverar y os dará blancos que son infalibles.

    Enriqueta
    1426¿Y cuales serían?

    Dorimante
    1427Renunciaré a todos los gozos que tengo de amigos y de vino, os sacrificaré a vos todo el interés que tengo por otras mujeres—

    Enriqueta
    1428¡Alto! Aunque deseo que seáis devoto, no querría que os volvierais fanático. ¿Podríáis desatenderlos y hacer un viaje al campo?

    Dorimante
    1429Para estar con vos, podría vivir allí y nunca enviar un solo pensamiento a Londres.

    Enriqueta
    1430Digáis lo que digáis, sé que todo lo que se encuentre allende High Park es un desierto para vos y que no hay galantería que pueda atraeros más allá.

    Dorimante
    1431Ese ha sido el límite extremo de mi amor; pero ahora mi pasión no conoce límites y no hay medida entre lo que habré de hacer por vos y cualquier cosa que haya hecho previamente.

    Enriqueta
    1432Cuando os oiga hablar así en Hampshire, empezaré a pensar que hay algo de verdad en detalle.

    Dorimante
    1433¿Es esto todo? ¿No vais a prometerme?

    Enriqueta
    1434¡Odio prometer! Lo que hacemos después es lo que se espera de nosotras y carece en gran parte de la bienvenida que topamos cuando sorprende.

    Dorimante
    1435¿No habré esperanza?

    Enriqueta
    1436Eso depende de vos y no de mí; y no tiene sentido alguno el prohibirlo.

    [Se gira hacia AFANOSA.

    Afanosa
    1437A fe, señora, ahora percibo que el hidalgo también os ama; dejad que sepa lo que pensáis y dejad de atormentaros el uno al otro.

    Enriqueta
    1438¿Piensas que no tengo sentido de la modestia?

    Afanosa
    1439Pensad que, si perdéis ésta, puede que no volváis a tener otra oportunidad.

    Enriqueta
    1440¡Que me odie —maldición que me asusta cuando la digo— si alguna vez hago algo en contra de las normas de la decencia y de la honra!

    Dorimante
    1441 [a EMILIA] Os estoy reconocido por vuestras buenas intenciones, señora.

    Emilia
    1442Pensé que el ocultarle a ella nuestra boda podría haberos hecho mejor servicio.

    Dorimante
    1443Probadla de nuevo.

    Emilia
    1444¿Qué habéis resuelto, señora? El momento se aproxima.

    Enriqueta
    1445Ser obstinada y protestar en contra deste matrimonio.

    Entra MADAMA VILLAVEGA precipitadamente.

    Madama Villavega
    1446 [a EMILIA] Rápido, rápido, sacad a Maese Risicas del retrete.

    [RISICAS sale del retrete.

    Enriqueta
    1447¡Un párroco! ¿Lo habíais escondido ahí?

    Dorimante
    1448No sabía nada de él.

    Enriqueta
    1449De así parecerlo, vuestra opinión sobre mi facilidad os puede costar cara.

    Entran el VIEJO BELLAIR, JOVEN BELLAIR, MISTURA y MADAMA VILASILVA.

    Viejo Bellair
    1450¡Pese a tal! Ya casi ha pasado la hora canónica. Hermana, ¿ha llegado el hombre de Dios?

    Madama Villavega
    1451Espera vuestras órdenes.

    Viejo Bellair
    1452Con vuestra venia, señor. ¡Por Dios, un individuo lindo y elegante! ¿Cómo habremos de llamarlo?

    Madama Villavega
    1453Maese Risicas, el capellán de Madama Pordioz.

    Viejo Bellair
    1454¡Una sabia mujer! Por Dios, que lo es. El hombre servirá para la carne como para el espíritu. Señor, ¿os place dar licencia a una joven pareja para irse a la cama juntos en el nombre de Dios? ¡Quique!

    Joven Bellair
    1455Aquí, señor.

    Viejo Bellair
    1456¡Pese a tal! ¡Sin vuestra señora de la mano!

    Risicas
    1457¿Es este el hidalgo?

    Viejo Bellair
    1458Sí, señor.

    Risicas
    1459¿No estáis equivocado, señor?

    Viejo Bellair
    1460Por Dios, creo que no, señor.

    Risicas
    1461Seguro que lo estáis, señor.

    Viejo Bellair
    1462Dais la impresión de querer prohibir las amonestaciones, señor. Maese Risicas, espero que no tengáis pretensiones sobre la dama.

    Risicas
    1463¡Dadle albricias, señor! Ya le he cumplido los buenos oficios hoy.

    Viejo Bellair
    1464¡Pese a tal! ¿qué es lo que oigo?

    Madama Villavega
    1465No os emborrasquéis, hermano. La verdad ha salido a la luz.

    Viejo Bellair
    1466¿Cómo decís, señor? ¿Es este el día de vuestra boda?

    Joven Bellair
    1467Lo es, señor.

    Viejo Bellair
    1468Y, por Dios que también habrá de ser el mío. Dame la mano, corazón mío. [a EMILIA] ¿Qué quieres decir? Te digo que me des la mano.

    [EMILIA se arrodilla y el JOVEN BELLAIR.

    Madama Villavega
    1469Vamos, vamos, dadle vuestra bendición, ésta es la mujer a la que vuestro hijo amaba y con la que se ha desposado.

    Viejo Bellair
    1470¡Ja! ¡Engañado! ¡Embaucado! ¡Y por vuestra argucia, hermana!

    Madama Villavega
    1471¿Qué es lo que haríais con ella? Es una bribona y no la soportáis.

    Mistura
    1472¿Le doy una palmada por vos, señor?

    Viejo Bellair
    1473Por Dios, sois todos unos bribones, y nunca os perdonaré.

    Madama Villavega
    1474¡Fuera! ¿Adonde?

    Mistura
    1475Dejad que se marche y se enfríe un poco.

    Madama Vilasilva
    1476 [a DORIMANTE] He aquí un negocio quebrado, ahora. Maese Corretaje, se han burlado bien de mí.

    Dorimante
    1477Veis que el viejo hidalgo no sabía nada de ello.

    Madama Vilasilva
    1478Descubro que no. Seré objeto de alguna burla si permanezco algo más en esta malvada Villa. ¡Enriqueta! ¡Querida niña! ¿Donde estás? Me marcho al campo sin dilación.

    Viejo Bellair
    1479Por Dios, señora, que me escucharéis antes.

    Entra LENCANTA y BELINDA.

    Lencanta
    1480Hasta aquí le ha seguido el rastro mi criado.

    Belinda
    1481Allá está, querida.

    Lencanta
    1482Lo veo. — [aparte] Y, con él, el rostro que me ha perdido! ¡Oh, ojalá estuviera allí donde pudiera expulsar la angustia de mi corazón! Aquí he de rugir y romperlo.

    Madama Villavega
    1483Doña Lencanta, ¿teméis dar un paso adelante?

    Lencanta
    1484Espantada estaba de ver tanta compañía, aquí, de mañana. La ocasión, por cierto, ha de ser extraordinaria.

    Dorimante
    1485[aparte] ¡Lencanta y Belinda! El demonio me debe una vergüenza hoy y creo que nunca terminaré de pagarla

    Lencanta
    1486¡Casada! ¡Querida Emilia! ¡Transportada estoy con estas nuevas!

    Enriqueta
    1487 [a DORIMANTE] No habría pensado que Emilia era la mujer de la que estaba enamorado Maese Bellair. La reprenderé por no confiarme el secreto.

    Dorimante
    1488¿Qué tal os parece Doña Lencanta?

    Enriqueta
    1489Es una afamada amante vuestra, según dicen.

    Dorimante
    1490Lo ha sido en su momento.

    Viejo Bellair
    1491 [a MADAMA VILASILVA] Por Dios, señora, no puedo evitarlo.

    Madama Vilasilva
    1492No hace falta que sigáis disculpándoos, señor.

    Emilia
    1493 [a LENCANTA] El viejo hidalgo está excusándose ante Madama Vilasilva.

    Lencanta
    1494¡Ja, ja, ja! Nunca oí nada más divertido.

    Enriqueta
    1495 [a DORIMANTE] Está extremadamente gozosa por algo.

    Dorimante
    1496Por nada. Es una de esa damas malcriadas que, alegremente, van retozando por ahí y que se fuerzan a reír cuando sus corazones dolidos están llenos de descontento y de malevolencia.

    Lencanta
    1497¡Oh, Cielos! Nunca he estado más cerca de morirme de risa. Maese Dorimante, ¿vos un novio?

    Madama Vilasilva
    1498¡Maese Dorimante! ¿Es este Maese Dorimante, señora?

    Lencanta
    1499Si lo dudáis, vuestra hija puede sacaros de dudas, supongo.

    Madama Vilasilva
    1500También yo he sido engañada, vilmente engañada.

    Viejo Bellair
    1501¡Pese a tal! ¿Qué pasa aquí? ¿Más bellaquerías aún?

    Madama Vilasilva
    1502¡Enriqueta! Si quieres mi bendición, vámonos, te lo ordeno.

    Enriqueta
    1503Querida madre, quedaos y escuchadme.

    Madama Vilasilva
    1504Yo he sido traicionada y tú deshonrada, me temo.

    Enriqueta
    1505No temáis. Nunca he hecho ni haré nada contrario a mi lealtad. Creedme, querida madre, de verdad.

    Dorimante
    1506 [a LENCANTA] Os habría confiado este secreto, de no saber que la violencia de vuestra natura sería la ruina de mi fortuna, como, desdichadamente, así ha sido. Gracias, señora.

    Lencanta
    1507Es una heredera, lo sé; y muy rica.

    Dorimante
    1508Para daros satisfacción, debo abandonar todo mi interés por mi amor; de haber sido una mujer razonable, podría haber asegurado ambos y haber sido feliz.

    Lencanta
    1509Podríais haberme confiado cualquier cosa de esta naturaleza, sabéis que podíais haberlo hecho. ¿Por qué asumisteis un nombre falso?

    Dorimante
    1510La historia es demasiado larga para ser relatada ahora — daos por satisfecha: este es el negocio, esta es la máscara que me ha mantenido alejado de vos.

    Belinda
    1511[aparte] Es tierno con mi honor, aunque cruel con mi amor

    Lencanta
    1512¿No hubo, pues, ociosa amante?

    Dorimante
    1513Creedme: una esposa, para reparar las ruinas de mi hacienda, que lo necesita.

    Lencanta
    1514El conocimiento de esto hace que mi pena cuelgue mas liviana en mi alma; pero nunca más seré feliz.

    Dorimante
    1515¡Belinda!

    Belinda
    1516No penséis quedar limpio, así, conmigo, es imposible. ¿Acaso todos lo hombres rompen su palabra así?

    Dorimante
    1517Las palabras extravagantes que pronuncian en el amor. No es razonable esperar que cumplamos todo lo que entonces prometemos como tampoco todo con lo que amenazamos cuando estamos airados. La próxima vez que os vea—

    Belinda
    1518Ignoradme y no os odiaré.

    Dorimante
    1519¿Cómo llegasteis a casa de Doña Lencanta?

    Belinda
    1520Por una equivocación de lo silleteros, al no haberles dado las señas.

    Dorimante
    1521Placentera equivocación. Debemos encontrarnos de nuevo.

    Belinda
    1522Nunca.

    Dorimante
    1523¿Nunca?

    Belinda
    1524Y cuando lo hagamos que yo sean tan infame como como falso sois vos.

    Madama Villavega
    1525Los hombres del carácter de Maese Dorimante siempre sufren en la opinión general del mundo.

    Mistura
    1526No podéis juzgar al hombre de ingenio a partir de la vulgar fama, considerando la facción prevalente, señora.

    Viejo Bellair
    1527Por Dios que tiene razón.

    Mistura
    1528Además, es un error común entre las mujeres creer demasiado bien de los que conocen y demasiado mal de los que no conocen.

    Viejo Bellair
    1529Por Dios que está bien observado.

    Madama Villavega
    1530Creedme, señora, encontraréis en Maese Dorimante un hidalgo tan civil como creísteis a Maese Corretaje.

    Enriqueta
    1531Si tan sólo lo conocierais mejor—

    Madama Vilasilva
    1532Vos tenéis en mente conocerlo mejor. ¡Vámonos! No volveréis a verlo más.

    Enriqueta
    1533¡Querida madre, quedaos!

    Madama Vilasilva
    1534No habría de consentir vuestra ruina.

    Enriqueta
    1535Si mi fortuna estuviera en vuestro poder—

    Madama Vilasilva
    1536Lo está vuestra persona.

    Enriqueta
    1537Si pudiera ser desobediente, lo sacaría de la vuestra y la pondría en la suya.

    Madama Vilasilva
    1538En ello estaríais. ¿Os desposaríais con este Dorimante?

    Enriqueta
    1539No puedo negarlo, lo haría y nunca desposaré a otro hombre.

    Madama Vilasilva
    1540¿Es esta la lealtad que prometisteis?

    Enriqueta
    1541Pero nunca me desposaré en contra de vuestra voluntad—

    Madama Vilasilva
    1542[aparte] Ella sabe el modo de derretir mi corazón. [a ENRIQUETA] Sobre vos caiga el aliviar vuestra ruina.

    Mistura
    1543 [al VIEJO BELLAIR] Vamos, señor, ya no tenéis el corazón de rehusar vuestra bendición.

    Viejo Bellair
    1544Por Dios, que no. ¡Alzaos y que Dios os bendiga a ambos! Estímala mucho, Quique, ella se merece tu cariño. [a EMILIA] Por Dios, bribona, no lo habría pensado de ti.

    Entran DON LINDÍN y su Paje.

    Don Lindín
    1545¡Maldito día de viento! ¿Eh, paje? ¿Está bien colocada mi peluca?

    Paje
    1546Algo desordenada, señor.

    Don Lindín
    1547¡Que la peste se lleve esta estancia! Necesita una antecámara donde ajustarse uno. [a LENCANTA] Señora, vengo de vuestra casa y vuestros criados me han dirigido aquí.

    Lencanta
    1548Daré órdenes de que, la próxima vez, os dirijan mejor.

    Don Lindín
    1549La gran satisfacción que hube en el prado del Mall anoche, me ha procurado mucho desasosiego desde entonces.

    Lencanta
    1550Es probable que a mí me dé más del que deseo.

    Don Lindín
    1551¿Qué demonios la ha vuelto tan reservada? ¿Soy culpable de una indiscreción, señora?

    Lencanta
    1552Vos seréis culpable de una muy grande, si proseguís en vuestro error, señor.

    Don Lindín
    1553Algo os pone de mal humor.

    Lencanta
    1554La cosa más necia e inconsiderable jamás.

    Don Lindín
    1555¿Está en mi poder?

    Lencanta
    1556Colgarla o ahogarla. Haced una de ambas y no me importunéis más.

    Don Lindín
    1557¿Tan fière? Serviteur, madame. Mistura, ¿donde está Dorimante?

    Mistura
    1558Se me antoja que la dama no os ha hecho hoy los requiebros que os hizo anoche, Don Lindín.

    Don Lindín
    1559Por favor, no habléis della.

    Mistura
    1560Ella sería una bonne fortune.

    Don Lindín
    1561No para mí, ahora.

    Mistura
    1562¿Cómo tal?

    Don Lindín
    1563Una intriga ahora no sería sino una tentación para desperdiciar todo ese vigor en una; pronto pienso cortejar a todo el sexo en un ballet.

    Mistura
    1564Sabiamente considerado, Don Lindín.

    Don Lindín
    1565Ninguna mujer merece perder una zapateta.

    Mistura
    1566No cuando está diseñada de manera tan universal.

    Madama Vilasilva
    1567Maese Dorimante, todo el mundo ha hablado tanto en vuestro favor que ya no puedo dudar de que estaba equivocada.

    Lencanta
    1568No hay sino falsedad e impertinencia en este mundo; todos lo hombres son villanos o necios. Toma ejemplo de mis desdichas, Belinda, si quieres ser feliz, entrégate de lleno a la bondad.

    Enriqueta
    1569 [a LENCANTA] Maese Dorimante ha sido vuestro Dios Omnipotente por tiempo suficiente; es hora de pensar en otro.

    Lencanta
    1570¡Burlada en público por ella! Me encerraré en mi casa y no volveré a ver el mundo jamás.

    Enriqueta
    1571Un convento es un lugar mas a la moda para tal retiro y ha sido la fatal consecuencia de más de una belle passion.

    Lencanta
    1572¡Alto, corazón! Hasta que llegue a casa, contestarle haría su triunfo aún mayor.

    [Saliendo.

    Dorimante
    1573Vuestra mano, Don Lindín.

    Don Lindín
    1574¿Os acompaño, señora?

    Lencanta
    1575¡Legión de necios, que otros tantos demonios se te lleven!

    [Sale LENCANTA.

    Mistura
    1576Dorimante: fallo que tu reputación está limpia y que, de ahora en adelante, cuando quiera saber algo de una mujer, no consultaré a ningún otro oráculo.

    Don Lindín
    1577¡Loco furioso, por todo lo que es hermoso! Dorimante, me has metido en un lindo negocio.

    Dorimante
    1578No me place hablar de ello ahora.

    Viejo Bellair
    1579¡Pese a tal! ¿qué hace este hombre a la moda aquí otra vez?

    Madama Villavega
    1580Será un excelente entretenimiento, dentro, hermano; y, afortunadamente, ha venido para despertar la alegría de la compañía.

    Madama Vilasilva
    1581Señora, me despido de vos.

    Madama Villavega
    1582¿Qué queréis decir, señora?

    Madama Vilasilva
    1583Haré esta tarde parte de mi camino hasta Hartley.

    Viejo Bellair
    1584Por Dios, que os quedaréis a comer primero. ¡Vamos! Todos seremos buenos amigos y vos le daréis a Maese Dorimante licencia para visitar a vuestra hija en el campo.

    Madama Vilasilva
    1585Si sus ocasiones le llevaran por allí; ahora tengo tan buena opinión de él que será bienvenido.

    Enriqueta
    1586A un caserón solitario y destartalado que no parece habitado, de pequeña que es la familia. Allí hallaréis a mi madre, a una vieja tía tullida y a mi misma, señor, encaramadas en sillas, a distancia, en una gran sala y sentadas y abatidas, como tres o cuatro pájaros melancólicos en una gran pajarera. ¿No hace esto que vuestra resolución se tambalee?

    Dorimante
    1587En absoluto, señora. La primera vez que os vi me dejó con las punzadas del amor en mi persona y, en el día de hoy, mi alma ha renunciado totalmente a su libertad.

    Enriqueta
    1588Esto es más desolado que el campo, Emilia; tened pena de mí, que voy a ese triste lugar. Ya creo oír el odioso ruido de los grajos: có, có, có. Hay música en el peor pregón de Londres: “Mi eneldo y pepinos para encurtir”.

    Viejo Bellair
    1589Hermana, sabiendo de este asunto, espero que nos hayáis preparado un buen regocijo.

    Madama Villavega
    1590Lo he hecho, hermano; y violines también.

    Viejo Bellair
    1591Pues, que suenen. La joven dama tendrá un baile antes de partir. [Baile. [Tras el baile] Bien, pues ahora entraremos y haremos, de este día, una boda redomada.
    [Al patio de mosqueteros]
    Y, si estos honrados hidalgos se alegran,
    Por Dios, que el muchacho ha escogido bien.

    [Salen todos.