ESCENA PRIMERA
El campamento británico, cerca de Dóver.
Entran, con tambores y banderas, EDMUNDO, REGANIA, Caballeros y Soldados.
EDMUNDO
1
(A un Caballero)Averiguad del Duque si mantiene su último plan, o si posteriormente hubo algo que le hiciera cambiar de intento. Todo es en él irresolución y él mismo se contradice a cada paso. Comunicadnos su intención definitiva.
Vase el Caballero.
REGANIA
2Algo debe de haberle ocurrido al mensajero de mi hermana.
EDMUNDO
3Hay motivo para sospecharlo, señora.
REGANIA
4Ahora, mi dulce dueño, pues que sabéis todo el bien que os quiero, decidme, pero en verdad, pero con toda verdad: ¿No amáis a mi hermana?
EDMUNDO
5Con amor honesto.
REGANIA
6Y ¿nunca seguisteis la senda de mi hermano hasta el lugar prohibido?
EDMUNDO
7Con este pensamiento os engañáis.
REGANIA
8Sospecho que vuestros seres intimaron tanto que pudisteis creer el suyo vuestro.
EDMUNDO
9Nunca, señora, por mi honor.
REGANIA
10¡Nunca jamás podría soportarlo! No tengas, dueño mío, intimidad con ella.
EDMUNDO
11No temáis. ¡Ella y el Duque, su esposo!
Entran, con tambores y banderas, el DUQUE DE ALBANIA, GONERILA y Soldados.
GONERILA
12(Aparte)Antes quisiera perder la batalla que, por esta mi hermana, perderle a él y perderme.
DUQUE DE ALBANIA
13Nuestra amabilísima hermana, bien hallada seas.
(A EDMUNDO)Oigo, señor, que el Rey se ha reunido con su hija, y con ellos otros muchos que se sienten justamente ofendidos por nuestra crueldad. Nunca pude ser valiente, cuando no pude ser leal; en cuanto a nuestro caso, es nuestra sola razón para pelear, el haber el de Francia invadido nuestras tierras, no el que ella ampare al Rey, con tantos otros, según temo, cuya grave y justa causa les obliga a hacernos frente.
EDMUNDO
14Señor, habláis con nobleza.
REGANIA
15Pero ¿a qué vienen esos razonamientos?
GONERILA
16Luchar todos juntos contra el enemigo, que no son de este lugar tales querellas domésticas.
DUQUE DE ALBANIA
17Vamos, pues, a resolver, oyendo el consejo de los expertos en la guerra.
EDMUNDO
18Voy al punto con vosotros en vuestra tienda.
REGANIA
19¿No venís con nosotros, hermana?
REGANIA
21Sería muy conveniente; venid con nosotros, os lo ruego.
GONERILA
22(Aparte)¡Oh, oh! Entiendo el acertijo...
(Alto)Voy, pues.
Mientras se están marchando, entra EDGARDO disfrazado.
EDGARDO
23
(A ALBANIA)Si vuestra merced se digna hablar con un mendigo, oídme una palabra.
DUQUE DE ALBANIA
24
(A los que salen)Ya os alcanzaré.
(Vanse todos menos el DUQUE DE ALBANIA y EDGARDO.)
(A EDGARDO)Habla.
EDGARDO
25Antes de dar la batalla abrid esta carta. Si vencéis, haced resonar vuestro clarín para aquel que os la trajo. Aunque mi aspecto sea tan miserable, puedo presentar campeón que mantendrá cuanto ahí se afirma. Si fracasáis, se acabó para vos todo interés en este mundo, y cesa de por sí toda conjura. ¡Que os sea propicia la fortuna!
DUQUE DE ALBANIA
26Esperad a que lea esta carta.
EDGARDO
27Me fue prohibido. Cuando llegue el momento, haced que el heraldo toque la llamada, y compareceré.
DUQUE DE ALBANIA
28Adiós, entonces. Veré qué dice tu carta.
Vase EDGARDO.
Vuelve a entrar EDMUNDO.
EDMUNDO
29El enemigo está a la vista. Poned en línea vuestro ejército. Ved aquí el cómputo de su fuerza y armas, según diligente examen. Pero ahora importa que os deis prisa.
DUQUE DE ALBANIA
30Bien llegado será el tiempo.
Vase.
EDMUNDO
31A las dos hermanas he jurado amor, y las dos sientes celos una de otra, y se odian cual odia al áspid quien fue picado. ¿Por cuál debo decidirme? ¿Por las dos? ¿Por una? ¿Por ninguna? Ni a una ni a otra podré gozar si las dos vive... Si tomo a la viuda, Gonerila enloquece de furor, y mal podré lograr mi empeño, mientras viva su esposo. Lo que ahora importa es valerme de su autoridad en la batalla; y una vez terminada... si tanto pretende ella deshacerse de él, que lo intente como pueda. En cuanto a la piedad que el Duque siente por Lear y Cordelia, ganada la batalla y ellos en mi poder, no habrá perdón, pues mi oficio es solo combatir, no negociar.
Vase.
ESCENA III
El campamento británico, cerca de Dóver.
Entran en triunfo, con tambores y banderas, EDMUNDO, con el REY LEAR y CORDELIA como prisioneros, un Capitán, Oficiales, Soldados, etc.
EDMUNDO
1Que algunos oficiales se los lleven y los tengan bajo buena guarda hasta que sea conocida la más alta decisión que ha de juzgarlos.
CORDELIA
2No somos los primeros que, con la mejor intención, han caído en la peor desgracia. Solo por ti, desventurado Rey, es mi aflicción; por mí... sé desdeñar los desdenes de la fortuna. ¿No veremos a esas hijas, a esas hermanas?
REY LEAR
3¡No, no, no, no! Vámonos a nuestra cárcel. Allí solos los dos, cantaremos cual pájaros en la jaula. Si me pides que te bendiga, seré yo quien me arrodille y te pida perdón. Así pasaremos nuestra vida rezando y cantando y narrando cuentos viejos, y riendo al ver las doradas mariposas y al oír las charlas cortesanas de esos pobres diablos... Y nosotros también charlaremos con ellos, de quién pierde y quién gana, quién entra, quién sale... Y sondearemos el misterio de las cosas, como si fuéramos espías de Dios, y entre los muros de nuestra prisión, nos tendrán sin cuidado las disensiones y las alianzas de los grandes, que ora crecen, ora menguan, según la fase de la luna.
REY LEAR
5Ante tales sacrificios, Cordelia mía, los dioses mismos queman incienso. ¿No te he encontrado? Quien pretenda separarnos, habrá de tomar una antorcha del cielo y cazarnos a fogaradas como a los zorros. Sécate los ojos. ¡La mala landre los devorará en cuerpo y alma antes que nos vean llorar! ¡Mas pronto les veremos morir de hambre! Vamos.
Vanse el REY LEAR y CORDELIA custodiados por una escolta.
EDMUNDO
6Oye aquí, Capitán, mira esta orden.
(Entregándole un papel)Acompáñales a la prisión. Un ascenso me debes. Si obras como aquí se ordena, te encaminas a la mejor fortuna. Ya sabes que es la ocasión lo que hace al hombre. La blandura de corazón no dice con la espada. Tu misión es importante y no admite discusiones. Di si la cumples, o ve de prosperar por otros medios.
CAPITÁN
7La cumpliré, señor.
EDMUNDO
8A la obra, pues, y ten por cierta tu ventura cuando esté cumplida. Atención, digo, y al momento. Ejecútalo tal como lo he escrito.
CAPITÁN
9Yo no podría tirar de un carro ni comer cebada, mas si es obra de hombre, la cumpliré.
Vase. Música festiva. Entran el DUQUE DE ALBANIA, GONERILA, REGANIA, otro CAPITÁN, Oficiales y Soldados.
DUQUE DE ALBANIA
10
(A EDMUNDO)Señor, bien habéis mostrado en este día cuál es vuestro denuedo, y bien os ha guiado la fortuna. Tenéis prisioneros a los que fueron nuestros adversarios en esta contienda; os pedimos que nos los entreguéis para decidir su suerte, según sea su merecido, y según igualmente convenga a nuestra seguridad.
EDMUNDO
11Señor, me pareció oportuno encerrar al viejo y miserable Rey en segura prisión, y bajo fiel vigilancia, pues su ancianidad, con el prestigio de la realeza, pudiera mover al pueblo en su favor, volviendo las lanzas de nuestras levas contra los mismos que las mandamos. Con él envié a la Reina, y por las mismas razones. Prontos están para comparecer mañana o más tarde ante vuestro Consejo. Ahora, vednos cubiertos de sudor y sangre; el amigo llora la pérdida del amigo; y aun en las luchas más afortunadas hay siempre en su calor quien siente y maldice sus estragos. La cuestión de Cordelia y de su padre requiere lugar más oportuno.
DUQUE DE ALBANIA
12Permitidme, señor, que os tenga como a simple vasallo en esta guerra, no como a hermano.
REGANIA
13Esto será según mi beneplácito, y pienso que debisteis consultarme antes de proferir tal arrogancia. Él manda mi ejército; representa mi autoridad y mi persona; bien puede, por tanto, tal poder darle tesón para llamarse vuestro hermano.
CORDELIA
14Modera tus ardores. Sus propios méritos pueden ensalzarle mucho más que tu favor.
REGANIA
15Al ostentar mis títulos con mi investidura, puede él ponerse al lado del más alto.
GONERILA
16Sobre todo su fuera él tu esposo.
REGANIA
17Las burlas a menudo resultan profecías.
GONERILA
18¿De esas tenemos? Bizcarían los ojos que tal creyeron ver.
REGANIA
19Señora, no estoy buena, de otro modo, daría suelta a mi corazón en mi respuesta. General, vuestros son mis soldados, mis prisioneros, mi patrimonio; disponed de ello y de mí misma. Vuestras son estas murallas. Testigo el mundo entero que yo te nombro aquí mi dueño y mi señor.
GONERILA
20¿Pretendes tú gozarle?
DUQUE DE ALBANIA
21
(A GONERILA)Esto es lo que no depende de tu voluntad.
EDMUNDO
22Ni de la vuestra, señor.
DUQUE DE ALBANIA
23De la mía, ¡bastardo!
REGANIA
24
(A EDMUNDO)Redoblen los tambores en prueba de que es tuya mi corona.
DUQUE DE ALBANIA
25Esperad aún y atended a razones. Edmundo, yo te arresto por alta traición, y, contigo, a esa dorada serpiente.
(Señalando a GONERILA.)
(A REGANIA)Respecto a tu pretensión, mi bella hermana, he de oponerme en interés de mi esposa. Ella es la que secretamente se ha concertado con este noble señor, y yo, su esposo, he de alzarme contra vuestro desposorio. Si deseáis casaros, más os valdría hacerme el amor a mí; mi esposa está apalabrada.
GONERILA
26¡Vaya una farsa!
DUQUE DE ALBANIA
27Armado estás, tú, Glocester; suene el clarín, y si nadie comparece a sostener tus odiosas, manifiestas y múltiples traiciones, ahí está mi guante.
(Lo arroja.)Y no comeré un bocado hasta proclamar sobre tu corazón lo que aquí declaro.
REGANIA
28¡Me siento mal; desfallezco!
GONERILA
29(Aparte)Si así no fuera, perdería yo toda mi confianza en la medicina.
EDMUNDO
30Esa es mi respuesta.
(Arroja su guante.)Y quienquiera que en el mundo me llame traidor, miente como un villano. Suene tu clarín; contra aquel que se atreva, contra él, contra vos, contra cualquiera, yo mantendré firmemente mi honor y mi lealtad.
DUQUE DE ALBANIA
31¡Hola, heraldo!
EDMUNDO
32¡Heraldo, pronto, heraldo!
DUQUE DE ALBANIA
33Cuenta solo contigo, pues tus tropas fueron alistadas en mi nombre, y en mi nombre han sido licenciadas.
REGANIA
34Me invade la congoja.
DUQUE DE ALBANIA
35Se siente enferma; llevadla a mi tienda.
(Vase REGANIA, sostenida por algunos.)
(Entra un HERALDO.)
Venid acá, heraldo. Suene el clarín, y pregonadme esto.
Le da un cartel.
CAPITÁN
36Suene el clarín.
Suena el clarín.
HERALDO
37
(Lee:)“Si hay en las listas del ejército algún hombre de rango o calidad que se halle dispuesto a mantener contra Edmundo, supuesto conde de Glocester, que es un traidor consumado, comparezca al tercer llamamiento. Edmundo está pronto al combate.”
Primera llamada.
Segunda llamada.
Tercera llamada. Los clarines responden a lo lejos. A la tercera llamada entra EDGARDO, armado de punta en blanco y precedido de un clarín.
DUQUE DE ALBANIA
41Preguntadle su intención y por qué acude al llamamiento.
HERALDO
42¿Quién sois? ¿Vuestro nombre? ¿Vuestra calidad? ¿Qué es lo que os mueve a responder al reto?
EDGARDO
43Sabed que he perdido mi nombre; el diente ponzoñoso de la traición lo ha desgarrado. Y sin embargo, soy tan noble como el adversario con quien vengo a competir.
DUQUE DE ALBANIA
44¿Sabéis quién es vuestro adversario?
EDGARDO
45¿Quién responde aquí por Edmundo, Conde de Glocester?
EDMUNDO
46Él mismo. ¿Qué le quieres?
EDGARDO
47Saca la espada, y ella te haga justicia si con mis palabras ofendo a un noble corazón. Mira, esta es la mía, este es el privilegio de mi honor, por mi juramento y mi profesión. Pues bien, sobre mi espada yo protesto, mal pese a tu poder, a tu juventud y a tu lugar eminente, a despecho de tu espada victoriosa y del nuevo sol de tu fortuna, de tu valor y de tu corazón, que eres traidor y perjuro contra los dioses, contra tu hermano y contra tu padre, alevoso contra este ilustres príncipe, y que, desde lo más alto de tu frente hasta el polvo bajo de tus pies, no eres sino un vil sapo traidor. Niégalo, y con esta espada, con este brazo, con mi alma entera, he de probarte sobre tu corazón, al cual yo me dirijo, que has mentido.
EDMUNDO
48En rigor debiera yo saber tu nombre; mas ya que tan gentil y aguerrida es tu apostura, y que tu lengua tal aliento de nobleza exhala, doy al olvido las reglas de caballería que para rehusarte me apoyaran, y a tu rostro devuelvo el baldón de traidor con que me afrentas. Ahogaré tu corazón con la infernal mentira que profieres, y aunque carezca ella de ardor en medio de su falso brillo, yo le abriré camino con mi espada hasta enterrarla en tu pecho para siempre. ¡Hablen los clarines!
Alarma. Combaten y cae EDMUNDO.
DUQUE DE ALBANIA
49
(A EDGARDO)¡Perdonadle, perdonadle la vida!
GONERILA
50
(A EDMUNDO)¡Fue una felonía, Glocester! Por ley de caballero no debías aceptar el combate con un desconocido. No fuiste vencido; fuiste atropellado con en engaño.
DUQUE DE ALBANIA
51Punto en boca, señora, si no queréis que con esta carta os la cierre.
(A EDMUNDO, dándole un pliego)Tened, señor.
(A GONERILA, que pretende arrancárselo de las manos)Y tú, monstruo, peor que cualquier nombre decir pueda, lee aquí tu propia infamia... ¡No lo rasguéis, señora! Bien se ve que sabéis su contenido...
Da la carta a EDMUNDO.
GONERILA
52¡Y aunque lo supiera! Las leyes yo las hago, no tú. ¿Quién se atreverá a juzgarme?
DUQUE DE ALBANIA
53¡Oh, colmo de monstruosidad! ¿Conoces tú este papel?
GONERILA
54No me preguntes lo que sé.
Vase.
DUQUE DE ALBANIA
55Seguidla; va desesperada. Contenedla.
EDMUNDO
56
(A EDGARDO)Cuanto me has imputado fue obra mía, y más aún, mucho más. Con el tiempo se sabrá. Ya pasó él, y yo también. Pero ¿quién eres tú que así hubiste contra mi fortuna? Si eres noble, te perdono.
EDGARDO
57Hagamos cambio de perdón. Mi sangre no es menos noble que la tuya, Edmundo, y si es más noble, tanto más me has ofendido. Mi nombre es Edgardo; hijo soy de tu mismo padre. Los dioses son justicieros y hacen de nuestros gratos vicios el fiel instrumento de su justicia. El viejo y las tinieblas en que te engendrara le costó los ojos a nuestro padre.
EDMUNDO
58Bien dices; verdad es. La rueda de la fortuna dio la vuelta completa, y heme aquí.
DUQUE DE ALBANIA
59(A EDGARDO) Ya noté yo que tu mismo porte pronosticaba una real prosapia. Deja que te abrace. ¡Que el remordimiento destroce mi corazón, si jamás abrigué odio contra ti ni contra tu padre!
EDGARDO
60Bien lo sé, noble príncipe.
DUQUE DE ALBANIA
61¿Dónde te ocultaste? ¿Cómo supiste la desgracia de tu padre?
EDGARDO
62Velando por él, señor. Escuchad una breve historia, y cuando os la haya contado, ¡ojalá se rompiera mi corazón! Para escapar a la cruel proclama que tan de cerca me perseguía (¡oh, dulzura de la vida, que antes que morir de una vez, nos lleva a preferir la angustia de la muerte de hora en hora!), se me ocurrió disfrazarme con harapos como un loco, y era tal el parecido, que hasta los perros me desdeñaban. Bajo tal disfraz vine a dar con mi padre. Sangrientas sus órbitas como anillos que perdieras sus piedras preciosas, le serví de guía, conduciéndole por los poblados mendigando por él y salvándole de una muerte desesperada. Nunca, ¡oh, culpa mía!, quise descubrirme a él, hasta que poco ha, ya para este lance armado, dudoso, aunque esperanzado de mi éxito, fui a pedirle su bendición, y, punto por punto, le referí mis andanzas, pero, ¡ay de mí, que su carcomido corazón era harto débil para resistir el conflicto!, y entre los opuestos transportes de alegría y dolor, estalló sonriendo.
EDMUNDO
63Tu relato me ha conmovido, y será acaso por mi bien. Prosigue, que algo más, según parece, te queda por decir.
DUQUE DE ALBANIA
64Si ha de ser algo más doloroso, calla, que al escuchar lo que has dicho ya casi me sentí desfallecer.
EDGARDO
65Lo dije en forma ex profeso para los que no aman el dolor, pues con poca mayor ponderación, hasta el colmo os hubiera horrorizado. Cuando más fuertemente me exclamaba, llegose a mí un hombre, que antes, al verme en mi miserable estado, procuró evitar mi odiosa compañía, más ahora, viendo ya quién era el que tanto había padecido, con sus fuertes brazos enlazome el cuello, y rugiente, como si quisiera rasgar el cielo, dejose caer sobre el cuerpo de mi padre... Después me dijo del Rey Lear y de sí mismo la más triste historia que jamás hombre oyera; y, al repetirla, su dolor tanto acrecía, que las fibras de su corazón parecían romperse. Por dos veces sonó entonces el clarín, y allí tuve que dejarle en su desmayo.
DUQUE DE ALBANIA
66Pero ¿quién era ese?
EDGARDO
67El Conde de Kent, señor; Kent, el proscrito, que, disfrazado siguió a su adverso Rey, y le prestó servicios impropios de un esclavo.
Entra un CABALLERO con un puñal ensangrentado.
CABALLERO
68¡Favor, favor, favor!
EDGARDO
69¿Qué pretendéis?
DUQUE DE ALBANIA
70¡Hablad, hombre!
EDGARDO
71¿Qué significa ese puñal ensangrentado?
CABALLERO
72Caliente está, ved cómo humea. Sale del corazón de... ¡Oh, muerta está!
DUQUE DE ALBANIA
73¿Quién ha muerto? ¡Habla, hombre!
CABALLERO
74Vuestra esposa, señor, vuestra esposa, que antes envenenó a su hermana. Así lo ha confesado.
EDMUNDO
75Concertado yo estaba con las dos; y los tres vamos a casarnos al instante.
EDGARDO
76Aquí llega el Conde de Kent.
DUQUE DE ALBANIA
77Traedlas aquí vivas o muertas. Este juicio del cielo que nos hace temblar, no por eso nos mueve a compasión.
(Vase el CABALLERO.)
(Entra el CONDE DE KENT.)
(Reconociéndole)¿Oh, es él? No es esta ocasión de cumplimientos, cual reclama la simple cortesía.
KENT
78Vengo a despedirme para siempre de mi señor, el Rey. ¿No está aquí?
DUQUE DE ALBANIA
79De lo que más importa nos olvidamos. decid, Edmundo, ¿dónde está el Rey? ¿Dónde Cordelia?
(Entran algunos llevando a CORDELIA y REGANIA muertas.)
¿Veis esto, Kent?
KENT
80¡Horror! ¿Cómo fue?
EDMUNDO
81Edmundo era amado, sin embargo. La una envenenó a la otra por mi amor, y luego se dio muerte.
DUQUE DE ALBANIA
82Tal como dice; cubrid el rostro.
EDMUNDO
83Estoy agonizando. Algo bueno quisiera hacer, a pesar de mi maldad. Pronto, a toda prisa, enviad al castillo. Yo di orden para que quitaran la vida a Lear y a Cordelia. Enviad pronto, ¡por Dios!
DUQUE DE ALBANIA
84¡Oh, corred, corred, corred!
EDGARDO
85
(A ALBANIA)¿A quién, señor?
(A EDMUNDO)¿Quién tiene la orden? Dadme alguna prenda como contraseña.
EDMUNDO
86Bien dices. Toma mi espada; dala al capitán.
DUQUE DE ALBANIA
87¡Date prisa, por tu vida!
Vase EDGARDO.
EDMUNDO
88Orden tiene de vuestra esposa y mía para ahorcar a Cordelia en su prisión, y propalar después que en su desesperación se dio la muerte.
DUQUE DE ALBANIA
89¡Los dioses la protejan! Llevadle de aquí.
Llévanse a EDMUNDO.
Entra el REY LEAR, llevando en brazos a CORDELIA muerta, y siguiéndole EDGARDO, un CAPITÁN y otros.
REY LEAR
90¡Aullad, aullad, aullad! ¿Seréis de piedra? ¡Si yo tuviera vuestra lengua y vuestros ojos, me serviría de ellos hasta derrumbar la bóveda del cielo! ¡Se fue para siempre! Bien sé cuándo uno muere y cuándo vive. Muerta está, como la tierra. Traed un espejo, si su aliento empaña el cristal, es que aún vive.
KENT
91¿Será esto el fin del mundo?
EDGARDO
92¿O una imagen de su horror?
DUQUE DE ALBANIA
93¡Húndase, pues, y cese todo!
REY LEAR
94Esta pluma se mueve... ¡Vive! Si así fuera, asaz compensaría todas las penas que he sufrido.
KENT
95
(Arrodillándose)¡Oh, bondadoso señor...!
REY LEAR
96Aparta, te lo ruego.
EDGARDO
97Es el noble Kent, vuestro amigo.
REY LEAR
98¡Mala peste sobre vosotros! ¡Asesinos, traidores todos! Yo hubiera podido salvarla; ahora, muerta es por siempre. ¡Cordelia, Cordelia, aguarda un poco! ¿Eh? ¿Qué decías? Su voz era siempre dulce, afable y queda, preciosa cualidad en la mujer... Maté al miserable que te estaba ahorcando.
CAPITÁN
99Cierto es, señores; esto hizo.
REY LEAR
100¿No es así, amigo? Un tiempo fue en que mi mordiente cimitarra les hiciera brincar a todos. Soy viejo ahora, y estas desdichas me arruinaron.
( A KENT)¿Quién sois? Mis ojos dejan mucho que desear. Os lo diré en seguida.
KENT
101Si la fortuna puede jactarse de dos hombres a los que aborreció después de amarlos, los dos aquí se miran.
REY LEAR
102¡Triste espectáculo! ¿No sois Kent?
KENT
103El mismo, vuestro servidor. ¿Dónde está vuestro criado, Cayo?
REY LEAR
104Era un buen hombre, te lo aseguro. Andaba listo para pegar; murió, y ya pudre.
KENT
105No, mi buen señor. Aquel soy yo.
REY LEAR
106Luego lo veremos.
KENT
107El mismo que, desde el principio de vuestras desventuras, ha seguido vuestros tristes pasos.
REY LEAR
108Seáis bienvenido en este lugar.
KENT
109No, ni yo ni nadie. Todo es desolación, muerte y negrura. Vuestras hijas mayores anticipáronse a su fin, desesperadas.
REY LEAR
110Sí, así lo creo.
DUQUE DE ALBANIA
111No sabe lo que dice; en vano es pretender que nos conozca.
Entra un CAPITÁN.
CAPITÁN
113Señor, Edmundo ha muerto.
DUQUE DE ALBANIA
114Tal noticia es aquí una bagatela. Señores y nobles amigos, sabed nuestra intención.
(Señalando a LEAR)Le ofrecemos cuanto pueda servirle de consuelo en su desgracia. Por nuestra parte, mientras viva su anciana majestad, en ella todo nuestro poder resignaremos.
(A EDGARDO y al CONDE DE KENT)Recobrad vosotros vuestros derechos, con cuantas creces por demás como vuestros servicios lo reclaman. Los leales amigos gustarán la merecida copa de sus penas. –¡Ah, ved, ved!
REY LEAR
115
(En el delirio de la agonía)¡Y mi pobre loquilla murió ahorcada! ¡No, no, no vive! ¿Por qué un perro, un caballo, un ratón han de vivir, y a ti te falta aliento? ¡No volverás nunca...! ¡Nunca, nunca, nunca, nunca...! Por favor, soltadme este botón. –Gracias, señor– ¿Veis esto? ¡Miradla, mirad... Sus labios, mirad, mirad!
Muere.
EDGARDO
116Desfallece. ¡Señor! ¡Señor!
KENT
117¡Rómpete, corazón; rómpete, por piedad!
EDGARDO
118¡Alzad la vista, señor!
KENT
119No inquietéis su espíritu. ¡Dejadle partir! Mucho le odia el que pretenda tenerle por más tiempo tendido sobre el potro de esta áspera existencia.
EDGARDO
120Ha muerto ya... Ved.
KENT
121El prodigio es que haya soportado tanto. No hacía más que usurpar su vida.
DUQUE DE ALBANIA
122Llevadle de aquí. No nos cabe ahora otra cosa que llorar.
(A KENT y a EDGARDO)Amigos del alma, gobernad los dos conjuntamente, y sed el sostén del reino desangrado.
KENT
123He de emprender la gran jornada en breve, señor; mi amo junto a él me llama, y a su voz no puedo yo negarme.
DUQUE DE ALBANIA
124Rindámonos a la pesadumbre de tiempos tan aciagos. Digamos lo que sentimos, no lo que decir debiéramos. El más anciano fue quien padeció más. No veremos los jóvenes tanto como él vio, ni viviremos tanto.
Vanse al son de una marcha fúnebre.