Pagaba el sol la posada
1145
con el oro que se viste
al signo sexto, que es Virgo,
si en el sexto hay signo virgen,
y el antípoda de enero
a Ceres y a Baco pide
1150
parias con cuyos esquilmos
techos cuelga y trojes hinche...
quiero decir que era agosto,
que no puedo persuadirme
a que den gusto romances
1155
con máscara de latines,
cuando el ilustre Fajardo,
faja o zona con que ciñen
los cielos sus diez esferas
porque su nombre sublimen,
1160
gozoso de que hayan puesto
las banderas de Filipe,
la cruz de España en Larache,
cueva de piratas viles,
y deseoso de ver
1165
por los africanos lindes
que el padre Océano goce
sus costas y puertos libres,
quiso desembarazar
un rincón de infames tigres,
1170
que asaltan los vellocinos
que en oro a España el Sur rinde,
y labrando en la Mamora
un fuerte casi invencible,
cortar esperanza y pasos
1175
a moros y pichelingües.
Juntó para aquesta empresa
en las columnas de Alcides
cien velas entre navíos,
galeras y bergantines,
1180
y con siete mil soldados,
dignos que el sol los envidie,
sin la chusma y gastadores,
izaron velas sutiles.
Gallardetes y banderas
1185
verdes, rojas y turquíes,
retozando con los aires
dieron al viento tapices,
y porque no se escuchase
si el mar con los remos gime,
1190
sus peces sordos oyeron
la salva de los clarines.
Vio el espumoso elemento
en sus ondas mil pensiles,
juzgando galas y plumas
1195
por cármenes y jardines,
y dando vista a Larache,
de cuyas murallas rinden
salva en partos monstruosos
culebrinas y esmeriles,
1200
llegaron de la Mamora
una legua; y porque impide
tomar tierra el agua escasa
del mar soberbio, allí humilde,
dieron fondo en aquel puesto,
1205
y luego en él los reciben
dos navíos holandeses
que el mar enfrenan con diques.
Dellos supo el general
que en el puerto estaban quince
1210
naves que, a herejes cosarios
ayudando, al moro sirven;
y el vitorioso Fajardo,
a pesar de los Caribdis
con que arte y naturaleza
1215
hacen el paso imposible,
tomó tierra, siendo en ella,
porque seguro la pise,
los primeros que saltaron
cuatro navarros que rigen
1220
otras tantas compañías,
y de quien la fama escribe
hazañas que en bronce y jaspe
la memoria inmortalice.
Salió Agar a la defensa,
1225
y al son de sus añafiles
cubrió los montes y prados
de bonetes carmesíes,
y impidiendo al sol la luz
las saetas que despiden
1230
los arcos que dio la guerra,
si el cielo a la paz dio el iris,
estorban que desembarquen
los argonautas insignes
que el non plus ultra extendieron
1235
desde Cádiz hasta Chile.
Mas viendo la multitud
de bárbaros que resiste
con voces y con saetas
que España al África pise,
1240
el de Fernandina y Elda
Héctor este, aquel Aquiles,
y los dos dignos que canten
sus hechos hispanos cisnes,
puestas en tierra las proas
1245
de las galeras, que humildes
al hipócrita retratan,
escupen plomo y salitre.
No aguardaron el refresco
que se conserva en barriles,
1250
los idólatras de Meca,
ni osaron hacer al brindis
de los tiros la razón,
porque confusos y tristes
huyen, dejando en la playa
1255
mil moros muertos que sirven
a las pelotas de chazas,
que con su vil sangre tiñen,
y entrando sin resistencia
los españoles felices
1260
en el fuerte, entonces flaco,
temerosos aperciben
sus moradores piratas
las heréticas cervices,
porque en su sangre blasfema
1265
las espadas se maticen;
y dando principio al fuerte
porque eterno se edifique,
los que ayer Hércules eran
hoy se vuelven albañires.
1270
Ducientos mil y más moros
los nuestros pocos resisten,
que no asombran tantos donde
españolas fuerzas viven.
Pelean mientras trabajan,
1275
y al mismo punto que esgrimen
con las diestras las espadas,
las izquierdas, porque admire
su valor, la cal y arena
aplican, y hazañas miden
1280
con tareas, siendo a un tiempo
capitanes y alarifes.
Llueven las nubes de Agar
alarbes que al cerco asisten,
creyendo ganar por hambre
1285
lo que las fuerzas resisten,
y el valeroso Fajardo
a España y su rey escribe
el suceso, y pide gente
que sus vitorias anime.
1290
Ofreció al momento el Betis
hijos valientes que piden
al mar, mientras les dan naves,
que los pasen sus delfines.
Al fin la Bética toda
1295
hasta los hijos de Ulises,
al socorro van ligeros,
como a la presa los tigres.
Llegó la nueva a la corte,
y para que no peligren
1300
principios tan venturosos
parando en trágicos fines,
dio nuestro monarca muestras
de que desea y se sirve
que la Mamora socorran
1305
sus cortesanos insignes,
y apenas mudas señales
concetos del alma exprimen,
cuando antes que por palabras
su gusto el rey signifique,
1310
dejan ánimos gallardos
regalos del dios de Chipre
que con llamas criminales
abrasa pechos civiles.
Mil títulos y encomiendas
1315
truecan arpas por clarines
y cajas, porque a su son
sus hipogrifos relinchen.
Mil soldados pretendientes
cuyos hechos invencibles
1320
quiere la paz que en papeles
mal despachados se cifren,
despiertan al son de Marte,
y los aceros que ciñen
se desenvainan sin manos
1325
de la cárcel en que viven.
Llevolos el de Maqueda,
mar que da sangre Manrique,
saliendo por él de madre
a los Cárdenas su estirpe,
1330
y partiéndose con ellos
tuve por honra el seguirle,
que es justo que tal cabeza
nobles intentos obligue.
Llegamos a la Mamora
1335
brevemente, y nos reciben
sus soldados tan alegres
como sus contrarios tristes.
En varias escaramuzas
dio España muestra infalible
1340
de la ventaja que hace
al africano su origen,
hasta que un lunes dichoso,
cuando el alba llora y ríe
porque la marchita el sol
1345
sus claveles y jazmines,
impaciente un moro alcaide
de que España se gloríe
que contra el África toda
cruces alce y lunas pise,
1350
después que a todos los moros,
entre otras afrentas, dice
que cuelguen en vez de alfanjes
ruecas de los tahelíes,
en una yegua alazana
1355
que el viento a carreras mide,
y una lanza de dos hierros
que en temblar al aire es mimbre,
manda tocar al asalto,
siendo el primero que embiste
1360
a los no acabados muros,
más defendidos que firmes;
apeose, y por la lanza
trepó hasta llegar a asirse
a los bordes de la cerca,
1365
y por más que todos griten
«Muera el temerario alarbe»,
del brazo izquierdo desciñe
una bandera celeste
con tres lunas donde pinten
1370
su amor menguante los celos,
y con presteza increíble,
derribando la cruz roja
que el valor español rige
el muro abajo, en su asta
1375
fijando las lunas viles,
enarboló su estandarte,
y volviendo a abajar, dice:
«El que quisiere vengar
aquesta afrenta y ver libre
1380
la cruz que a pesar de España
Alá a mis plantas permite,
baje, que buena escalera
le dejo, porque eternice
en campaña y no entre muros
1385
la fama su nombre insigne».
Oyó entre otros la arrogancia,
que el moro a voces repite,
un Osorio, peón dos veces,
pues labrando el muro riñe,
1390
y tirándole una piedra,
el golpe fue tan felice,
que sembrándole los sesos
el mundo vio dos Davides.
Bajó luego por la lanza,
1395
y porque en todo le imite,
con su alfanje de los hombros
la infiel cabeza divide,
y alzando la cruz del suelo
por más flechas que le tiren
1400
con su tafetán sagrado
los valientes hombros viste.
Cercole la multitud,
y mientras él los resiste,
redondillas de repente
1405
los versos de bronce miden,
y desbaratados todos,
las espaldas femeniles
vuelven al cristiano campo,
que vitorioso los sigue.
1410
Quedó libre la campaña,
y trocando en menestriles
el ronco son de los parches
para que se regocijen,
vuelven al fuerte triunfando,
1415
y el gran Fajardo divide
los despojos que a sus plantas
el moro blasfemo rinde.
Fortificose la fuerza,
y yo, viendo despedirse
1420
los nobles aventureros,
quise con ellos partirme,
y alcanzando del despojo
dos mil moriscos cequíes,
a daros desta vitoria
1425
la nueva, y los brazos, vine.