John Dryden, All for Love

Todo por amor





Texto utilizado para esta edición digital:
Dryden, John. Todo por amor, o el mundo bien perdido. Traducido por Rocío G. Sumillera. Madrid: Publicaciones de la ADE, 2018.
Adaptación digital para EMOTHE:
  • Tronch Pérez, Jesus

La colección EMOTHE agradece la autorización de la Asociación de Directores de Escena de España para reproducir el texto de la traducción de Rocío G. Sumillera. @De la traducción: Rocío G. Sumillera. @De la edición de 2018: ASOCIACIÓN DE DIRECTORES DE ESCENA DE ESPAÑA.

Traducción realizada con el patrocinio de la Generalitat Valenciana, a través del proyecto de investigación “Entorno digital de investigación y tradución del primer teatro moderno inglés” (GVAICO2016-094).


Reparto

Marco Antonio
Ventidio su general
Dolabela su amigo
Alexas eunuco de la reina
Serapión sacerdote de la diosa Isis
Miris otro sacerdote
Criados de Antonio
Cleopatra reina de Egipto
Octavia esposa de Antonio
Carmia dama de Cleopatra
Eiras dama de Cleopatra
Las dos hijas pequeñas de Antonio

Escena —

Alejandría


Prólogo

1
Qué bandadas de críticos nos sobrevuelan hoy:
2
vienen como aves de rapiña tras la batalla,
3
relamiéndose ante el triste cadáver de un drama
4
mientras graznan augurios de futuros funestos
5
y rastrean efluvios de moribundos poetas.
6
El nuestro se piensa entre ellos: podéisle ver ahora
7
luchar desarmado, sin su rima, esgrimiendo
8
tan sólo un cuento que ya ha sido antes contado,
9
igual de trágico que el más antiguo de Dido.
10
Su héroe, para algunos un bravucón pendenciero,
11
aparece aquí con mermadas furia y coraje;
12
es libidinoso, de buenas intenciones y
13
de mejor estirpe. Llora mucho y lucha poco;
14
es, por decirlo rápido, paradigma ideal
15
para todos los mentecatos amancebados.
16
Su esposa y su amante, no obstante, hay que advertirlo,
17
son demasiado excelsas para la mayoría:
18
la una es de sublime naturaleza, la otra, leal.
19
Ahora, poetas, si os reputáis de velar su fama,
20
otorgadle todo el candor que os sea posible:
21
aquel que es valiente desprecia peleas vanas,
22
como un Héctor en cualquiera nimia pendencia.
23
Que encuentren falta aquellos de parvo ingenio
24
que menester han de probar que siquiera rigen.
25
Los errores, como la paja, quedan flotando;
26
para encontrar perlas, hay que zambullirse a lo hondo.
27
El vanidoso tiene licencia para allanar,
28
cual pigmeo que disfruta recortando a un hombre, y
29
los idiotas son pulgas, tan canijos y leves,
30
que si no es porque pican, no sabríamos de ellos.
31
Pero, como el rico que, hastiado de festines,
32
por cambiar se hace huésped de un pobre arrendatario y
33
bebe a grandes tragos cerveza en jarra de barro
34
y de las brasas saca con las manos la carne,
35
así, lector, absteniéndote de un manjar mejor,
36
aventúrate esta vez a hacer penitencia aquí.
37
Y puesto que ha pasado ese abundante otoño
38
cuya dulce cosecha ha mimado tu paladar,
39
de la mesa de nuestro pobre poeta toma
40
con bondad estos frutos robados al invierno.


Acto I

ESCENA I

Templo de Isis

Serapión
41
Portentos y prodigios ahora son tan frecuentes
42
que apenas ya significan algo. Nuestro Nilo
43
desbordado fuera de estación, lleva un torrente
44
tan repentino que maravilla su fiereza.
45
El salvaje diluvio se adelantó a la alarma
46
de los testigos incrédulos, hombres y bestias
47
que nadaban sobre las copas de los árboles,
48
convertidas en nuevo límite de las aguas.
49
Luego, con una rápida marea menguante
50
se retrajo el agua exponiendo bancos de escamas,
51
dejando a monstruosas focas jadeando en la orilla.
52
Malaventurados delfines de cola larga
53
lloran las olas que les abandonan en tierra,
54
caballitos de mar se retuercen embarrados
55
y agitan sus cabezas por zafarse del limo.

[Entra Alexas por detrás de ellos.]

Miris
56
¡Protegednos de estos perversos augurios, cielos!

Serapión
57
Entre las horas de las doce y la una, anoche,
58
andando por un ala solitaria del templo,
59
un remolino de viento airado con violencia
60
sacudió el edificio divino: a mi alrededor
61
portazos, y la verja de hierro que protege
62
la cripta de la larga estirpe de Ptolomeo
63
se desgarró, y abierta reveló los cadáveres
64
de los poderosos. De cada sepulcro, en orden,
65
se levantaban huestes de fantasmas armados,
66
entre ellos el espectro del rey-infante muerto,
67
y tras un repique de llantos se impuso un grito:
68
¡Egipto ya no existe! Se me heló la sangre,
69
del horror me empezaron a chocar las rodillas,
70
quedé sumido en un trance y caí al frío suelo.
71
Inacabado, se esfumó el angustioso cuadro.

Alexas
72
¿Soñaste esta pesadilla o es cuento inventado
[Mostrándose.]
73
solo para asustar a los chiquillos de Egipto
74
y así entrenarles en el miedo a los sacerdotes?

Serapión
75
Señor, no os había visto,
76
no eran mis palabras para vuestros oídos;
77
y, sin embargo, lo que he dicho es del todo verdad.

Alexas
78
Querrás decir un sueño bobo, emanación de
79
los sagrados vapores de indigestos festines.

Serapión
80
Conozco mi deber: esto no llega más lejos.

Alexas
81
No conviene en estos tiempos, aunque fuera cierto.
82
Al sur, allende las colinas, el campamento
83
romano nos acecha amenazante como una
84
tempestad a punto de romper sobre nosotros.

Serapión
85
Nuestro pobre pueblo egipcio reza por Antonio
86
si bien alberga a Octavio en su servil corazón.

Miris
87
¿Por qué malgasta Antonio sus horas soñando?
88
¿Por qué no desafía a la fortuna un mañana
89
noble que redima lo que se perdió en Accio?

Alexas
90
Imagina que no es posible recuperarlo.

Serapión
91
Y aún así el enemigo no se apresura al cerco.

Alexas
92
Sí, he ahí la sorpresa. Mecenas y Agripa,
93
más poderosos con César, son sus enemigos.
94
Su esposa Octavia, ignorada, jura venganza,
95
y Dolabela, el que fuera una vez su amigo,
96
por secretos rencores ahora busca su ruina.
97
Y pese a todo la guerra duerme en ambos bandos.

Serapión
98
Raro es que Antonio desde hace no pocas jornadas
99
no contemple el rostro de Cleopatra; encerrado en el
100
templo de Isis, aquí mismo, vive en reclusión,
101
presa es su corazón de la desesperanza.

Alexas
102
El temor es que pretenda librarse del amor
103
que siente prolongando su ausencia de Cleopatra.

Serapión
104
Tanto si es vencido como si negocia una paz,
105
condena a Egipto a ser una provincia romana,
106
y a nuestras muchas cosechas, socorro de Roma
107
y de su infértil suelo. Cuando Antonio era fuerte
108
Roma tenía buen rival en Alejandría,
109
y las zancadas del coloso de la Fortuna
110
cabían tan bien en nuestro imperio como en Roma.

Alexas
111
Si por mí fuera, desearía que estos tiranos,
112
avasalladores de la humanidad, entraran
113
en lucha mortal entre sí, pero ya que nuestra
114
voluntad palidece ante nuestro poder real
115
dependemos de uno, y con él a triunfar o caer.

Serapión
116
¿Cómo de afectada está su majestad la reina?

Alexas
117
Oh, Serapión, ella adora a este hombre derrotado
118
y se enreda en su maraña de ruina y fracaso.
119
Está presa de las manos de su cazador,
120
y esto cambia mis designios, arruina consejos
121
y me hace inventar maneras de retener aquí
122
a quien desearía apartar de los brazos de ella
123
y enviar lejos, al centro mismo de la Tierra.
124
Estando así las cosas, no más negros augurios,
125
que los malos pronósticos afianzan tragedias.

[Entra Ventidio hablando en un aparte con uno de los criados de Antonio.]

Serapión
126
Estos romanos nos oirán. ¿Quién es ese, aquel
127
desconocido? Su porte guerrero, su fiera
128
conducta, su aire altivo; no parece alguien vulgar.

Alexas
129
Ventidio, el gran lugarteniente imperial del Este.
130
Demostró a Roma que podía conquistar Partia.
131
Cuando Antonio regresó de Siria la última vez
132
dejó a este hombre a cargo de las fronteras romanas.

Serapión
133
Por cómo habláis parece que le conocéis muy bien.

Alexas
134
Oh, demasiado. En Sicilia le vi primero.
135
Esto fue cuando Cleopatra conoció a Antonio,
136
entonces jurado enemigo nuestro y de Egipto.
137
Más valiente romano no empuñó espada jamás,
138
fiel siempre a su rey como amigo, no como esclavo.
139
Nunca le vi rendirse a placeres; presidía
140
de mañana, templado, reuniones y consejos.
141
En breve: la franqueza, fiereza y virtud natas
142
de la mejor estirpe romana viven en él.
143
Su venida presagia infortunios inciertos
144
para nuestros asuntos; sal y vigílale bien.
145
Déjame instruirte en nuestro plan, en tu misión.

[Se retiran a un rincón de la escena, y Ventidio, con el criado, se acerca al frente.]

Ventidio
146
Traigo noticias que darán vida a su espíritu.

Criado
147
No ve a Cleopatra siquiera.

Ventidio
148
¡No la hubiera visto!

Criado
149
Ni come, ni bebe, ni duerme; está abatido.
150
No hace otra cosa que pensar, y si habla es para sí,
151
balbuceando disparates, desafiando al mundo.
152
Se muerde el labio, y a voces maldice a Octavio,
153
transforma su sonrisa en una mueca de desdén,
154
grita: ¡Tómalo todo, ya nada es mi cuidado!

Ventidio
155
Cierto, su naturaleza es así. La virtud es
156
su camino, tan estrecho a veces para su alma
157
que se desvía y va a dar en un vicio lejano a
158
su destino primero y le sumerge en desgracias.
159
Pero cuando el peligro le revela su falta,
160
vuelve en sí pronto, lleno de una culpa punzante,
161
y censura con ansia sus propias fechorías.
162
Juez malicioso de sí mismo, no se perdona,
163
como si no todo en él fuera humano y falible.
164
Ha de impedirse que se pierda de esta manera.

[Alexas y los sacerdotes se acercan.]

Alexas
165
Ahora que estás plenamente instruido, avanza,
166
proclama ante todos bien en alto tus órdenes.

Serapión
167
Oíd, romanos, egipcios, la orden de la reina.
168
Esto Cleopatra manda: que cesen los trabajos,
169
consagrad este feliz día a celebraciones
170
en honor al triunfante amo del mundo, Antonio.
171
¡Larga vida a Antonio! ¡A Cleopatra larga vida!
172
Que estos sean los ecos que alcancen a los cielos,
173
que todo lugar público repita este canto.

Ventidio
174
[Aparte.]
¡Menuda pompa!

Serapión
175
Sacad a la puerta imágenes de antepasados
176
durmientes coronadas de laurel, cubrid calles
177
con flores y que los sacerdotes oficien
178
sacrificios y hagan ofrendas; sacad el vino
179
e invitad a los dioses a unirse a los festejos.

Ventidio
180
¡Maldita la lengua que llama a la algarabía!
181
¿Pueden ser amigos de Antonio quienes festejan
182
cuando Antonio está en peligro? Con vergüenza ocultad,
183
romanos, las imágenes de ancestros célebres
184
por miedo a que sus almas revivan en el mármol
185
y con rubor se espanten de su innoble progenie.

Alexas
186
Un amor a Antonio que no conoce límites
187
con fastos quiere celebrar este día en el que
188
los cielos le trajeron al mundo y cada estrella
189
propicia se mantuvo vigilante en su órbita
190
para regalarle en la hora su mejor influencia.
191
Su propio cumpleaños nuestra reina ignoró como
192
vulgar destino que le resultó indiferente.

Ventidio
193
No hubiese dormido, lejos de aquí, hasta que algún
194
remoto y futuro tiempo lo hubiera llamado
195
para arruinar a cualquier otro príncipe, no a él.

Alexas
196
Vuestro emperador, que ahora es ingrato, bien podría
197
no castigar a mi reina por amarle tanto.

Ventidio
198
¿Castiga acaso el chivo expiatorio al sacerdote?
199
La reina, con su amor, disfraza la ruina de él y
200
le lleva con tropas doradas al matadero,
201
haciéndole placentera la perdición. Ella
202
le ha convertido en una sombra de lo que fue.
203
Tu reina, eunuco, te digo le ha hecho menos hombre.
204
¿Puede un romano verle y reconocerle ahora,
205
de esta forma alterado el amo de medio mundo:
206
pusilánime, hecho el muñequito de una mujer,
207
encogido frente a lo inabarcable de su honor,
208
acurrucado en una esquina de Egipto? ¡Antonio!
209
Oh, mejor amigo y soldado valentísimo,
210
generoso por naturaleza, ¡casi un dios!
211
Conquistabas nuevos mundos para regalarlos.
212
Eras un raro tesoro, duro en la batalla, cual
213
uno de los primeros romanos en la guerra
214
y tras la victoria te mostrabas más piadoso
215
que la más devota de las vírgenes de Roma.

Alexas
216
Podéis añadir a esas virtudes otra mejor:
217
su sincera entrega a la mujer que le ama tanto.

Ventidio
218
¡Querría no poder hacerlo! Ya es suficiente.
219
¿Pero por qué perder preciosas horas contigo?
220
Tú eres su querido cómplice, su confidente,
221
en la desdicha de Antonio. Ve, dile a tu reina,
222
que al fin ha llegado Ventidio, para deshacer
223
sus hechizos. Las afeminadas panderetas
224
de Egipto no tocarán al son con las trompetas
225
de Roma. No osáis luchar por Antonio. Ve a rezar,
226
contén vuestra fiesta de cobardes en los templos.

[Salen Alexas y Serapión.]
[Entra un segundo criado de Antonio.]

Criado 2
227
Se acerca el emperador y ordena, bajo pena
228
de muerte, que ninguno intente, ose, quedarse.

Criado 1
229
Yo no me atrevo a desobedecer su mandato.

Ventidio
230
Yo, en cambio, sí. Primero, no obstante, le observaré,
231
y, oculto, estudiaré qué humor le domina y mueve.

[Se retira.]
[Entra Antonio, que se tambalea al andar.]

Antonio
232
Me dicen que es mi cumpleaños, doblemente triste es
233
este oscuro día que vio mi primer aliento.
234
¿Pero por qué fui elevado a meteoro del mundo
235
a los cielos, deslumbrando conforme pasaba
236
hasta que mi fulgor se extinguió, y entonces caí
237
solamente para ser arrollado por César?

Ventidio
238
[Aparte.]
Por mi vida, qué pena, qué estado lastimoso.

Antonio
239
Haz balance, Antonio. ¿Te compensa haber nacido?
240
Tu juventud insaciable, hambrienta de fortuna,
241
te deja ahora, a tu edad madura, sin qué comer.

Ventidio
242
[Aparte.]
Es sorprendente cómo le abate la tristeza,
243
ver que la tempestad le arranca de sus raíces
244
abandonando en la tierra sus nobles despojos.
[Antonio se tira al suelo.]
245
Quédate ahí tumbado, sombra de un emperador,
246
todo tu imperio es ahora ese pedazo de tierra.
247
Y en algunos días será incluso demasiado
248
cuando sólo te contenga una pequeña urna,
249
reducido a un puñado de gélidas cenizas.
250
Octavia—no vivirá para verlo Cleopatra—
251
te tendrá entonces todo para sí, frente a César
252
te llevará en sus manos viudas, y el cocodrilo
253
llorará entonces al ver a su enconado rival
254
muerto, quieto, y en paz. No he de pensar en esto más.

Antonio
255
Dadme música y aseguraos de que sea triste.
256
Saciaré mi melancolía hasta no poder más,
257
reventaré luego con incesantes suspiros.
[Música suave.]
258
Mi humor me hace verme como un plebeyo, salvaje,
259
por todos abandonado, abandonando todo.
260
Viviendo en un bosque en las sombras, a la intemperie
261
tumbado, extendido bajo un roble maldito,
262
la cabeza apoyada en la musgosa corteza,
263
como si fuera parte del árbol y creciera de él.
264
Mis rizos despeinados del color del muérdago
265
se desparraman por mi canosa cara, mientras
266
un arroyo murmurante serpentea a mis pies.

Ventidio
267
Me imagino la escena y creo estar allí también.

Antonio
268
Animales y bestias se me acercan sin miedo
269
a saciar su sed; sí, me toman por uno de ellos.
270
Más, más de esta imagen que calma mi pensamiento.

[De nuevo, música suave.]

Ventidio
271
No aguanto más: he de sacudirle de este ensueño.

[De pie frente a él.]

Antonio
272
[Levantándose.]
¡Ventidio! ¿Eres tú?

Ventidio
273
¿Eres tú Antonio? Yo soy más yo, que tú, tú, ahora.

Antonio
274
Estoy furioso.

Ventidio
275
También yo.

Antonio
276
Querría estar solo: déjame.

Ventidio
277
Señor, porque os quiero bien, no puedo dejaros.

Antonio
278
¡Que no te irás! ¿Pero qué respuesta es esa? ¿Quién soy?

Ventidio
279
Mi emperador, al que quiero tanto como al cielo.
280
Si dijera más creo que sería pecado.
281
Sois todo lo que es bueno, parecéis una deidad.

Antonio
282
Soy puro infortunio. ¿Dices que no me dejarás?

Ventidio
283
No quiero ni me atrevo; el reprochármelo es cruel
284
cuando de tan lejos he venido para veros.

Antonio
285
Pues ya que me has visto, ¿estás ahora satisfecho?
286
Si amigo, esto basta; si enemigo, es demasiado.

Ventidio
287
[Llorando.]
Mirad, mirad, emperador, que esto no es rocío.
288
En cuarenta años no he llorado, y en cambio ahora
289
me invade la ternura heredada de mi madre.

Antonio
290
¡Por Dios, está llorando! ¡Este buen hombre llora!
291
Ruedan lagrimones por sus mejillas. ¡Páralos,
292
Ventidio, o moriré de rubor! Qué vergüenza
293
me producen, pues delatan la que he causado en ti.

Ventidio
294
Lo intentaré lo mejor que pueda.

Antonio
295
Las lágrimas de los amigos son contagiosas.
296
Ves, me las has pegado. Has de creerme, no es
297
por mis propias penas, sino por la tuya. ¡Padre!

Ventidio
298
¡Emperador!

Antonio
299
¡Emperador! Esa es palabra de victoria,
300
de soldado vencedor que sangrando no siente
301
dolor cuando así saluda a su general. Nunca
302
jamás han de oír esas palabras mis oídos.

Ventidio
303
Os garantizo—

Antonio
304
¡Accio, Accio! ¡Oh!—

Ventidio
305
Aún está reciente.

Antonio
306
Aquí, aquí lo tengo, como un peso de plomo
307
por el día; noto en mis desvaríos nocturnos
308
que se torna en caballo que desboca mis sueños.

Ventidio
309
Deshaceos de él, hablad, decid, sacadlo fuera.

Antonio
310
No me hurgues en mi vergüenza; perdí una batalla.

Ventidio
311
También Julio.

Antonio
312
Pues me quieres, callas la mitad de lo que piensas.
313
Julio peleó y perdió sin humillación; Antonio…

Ventidio
314
No, no paréis.

Antonio
315
Antonio… Ahora lo sabrás: huyó como un cobarde.
316
Huyó el primero, mientras sus soldados luchaban.
317
Deseas maldecirme, Ventidio; lo consiento.
318
Entiendo que has venido dispuesto a criticarme.

Ventidio
319
Así es.

Antonio
320
Déjame ayudarte; he sido un hombre, Ventidio.

Ventidio
321
Sí, y uno valiente, pero…

Antonio
322
Te entiendo, te entiendo.
323
Pero he perdido toda razón, he deshonrado
324
el noble nombre de soldado con gran vileza.
325
Cuando tocaba recolectar mis muchos premios,
326
me senté y vi cómo otros exprimían el vino.
327
De joven me cortejó la fortuna, sonriente,
328
y de grandeza púrpura me vi en mi madurez.
329
Mareas de gente me encumbraban a mis triunfos.
330
Naciones deseosas y el mundo bien dispuesto
331
recibianme cual promesa de paz futura.
332
Tan magnífico, tan feliz, tan querido era yo,
333
que inmune a la ruina era mi dichoso destino
334
hasta que obré en contra de mi fortuna y la ahuyenté,
335
se desprendió de mí, aunque volvía de nuevo.
336
Mis días descuidados y noches lujuriosas
337
agotaron su paciencia; ahora ya se ha ido
338
para no volver jamás. Ayúdame, soldado,
339
a maldecir a este loco, a este pobre bufón
340
que tenaz cosechó su desgracia. Maldíceme.

Ventidio
341
No.

Antonio
342
¿Por qué?

Ventidio
343
No es preciso: muy sensato habláis de vuestros actos,
344
de vuestros fracasos y faltas sois muy consciente,
345
como un escorpión, azuzado por otros antes,
346
os claváis vuestro aguijón en maniaca venganza.
347
Querría calmar vuestras heridas con bálsamos,
348
curar vuestra destemplanza y enmendar vuestro sino.

Antonio
349
Bien sé que querrías hacer todas esas cosas.

Ventidio
350
Las haré.

Antonio
351
¡Ja, ja, ja, ja!

Ventidio
352
Os reís.

Antonio
353
Me río, pues veo cómo un amor diligente
354
se afana por darle medicinas a los muertos.

Ventidio
355
¿Querríais mejor que os diera por perdido, entonces?

Antonio
356
Ya lo estoy.

Ventidio
357
Yo digo que no. Poned vuestra fortuna a prueba.

Antonio
358
Ya la he puesto al límite. ¿Me crees desesperado
359
sin legítima razón? No, cuando perdido vi
360
todo sin posible arreglo, me escondí del mundo
361
y aprendí a despreciarlo, que es lo que hago aquí, ahora,
362
convencido. ¿Merece la pena conservarlo?

Ventidio
363
Así lo cree César. Os agradecerá gozoso
364
este generoso obsequio que no os pudo ganar.
365
Desearíais que os mataran como a Tulio, ¿verdad?
366
Morir dócil, ofreciendo vuestro cuello a César.

Antonio
367
Puedo matarme yo mismo, si lo decido así.

Ventidio
368
También puedo decidir morir yo a vuestro lado,
369
pero ahora hemos de vivir para luchar y vencer.

Antonio
370
Está claro que sueñas, Ventidio.

Ventidio
371
Quien soñáis sois vos, que vivís dormido y se os pasa
372
la vida atrapado en pereza, no en filosofía.
373
Por vuestro honor, ¡arriba! Doce legiones esperan
374
deseosas de veros al frente. Penosas jornadas
375
de hambre y calor han soportado pacientes desde
376
las ciénagas de Partia hasta la orilla del Nilo.
377
Te hará bien ver sus caras abrasadas por el sol,
378
las cicatrices y heridas en manos y rostro.
379
Son virtuosos: venderían sus cuerpos molidos
380
por más de lo que esas bandas de oro puedan comprar.

Antonio
381
¿Dónde los has dejado?

Ventidio
382
En la baja Siria.

Antonio
383
Tráemelos hasta aquí, quizá encuentre vida en esto.

Ventidio
384
No vendrán.

Antonio
385
¿Por qué burlas mis esperanzas con vana ayuda?
386
¿Para aumentar mi desengaño? Son desleales.

Ventidio
387
Los más firmes y leales.

Antonio
388
Eres un cuentista: no vendrán a socorrerme.

Ventidio
389
Ruegan que de inmediato vayas a liderarlos.

Antonio
390
Estoy sitiado.

Ventidio
391
Sólo hay una puerta cerrada: ¿cómo vine aquí?

Antonio
392
No me moveré.

Ventidio
393
Querrán quizá oír una razón más convincente.

Antonio
394
Nunca utilicé a mis soldados para exigir
395
razones para mis acciones. ¿Por qué no vienen?

Ventidio
396
Porque no quieren luchar a favor de Cleopatra.

Antonio
397
¿Fue eso lo que dijeron?

Ventidio
398
Dijeron que no quieren luchar para Cleopatra.
399
¿Para qué luchar, para una victoria para ella?
400
¿Para que os haga más esclavo? ¿Por vuestro imperio,
401
que le regalaríais por un beso en la noche?
402
¿Para que luzca vuestras provincias como joyas?

Antonio
403
Ventidio, otorgo a tu lengua libre licencia
404
sobre todos mis errores, pero por tu vida,
405
ni una palabra sobre Cleopatra: ella merece
406
mil mundos más de los que pueda llegar a perder.

Ventidio
407
¡Mirad, Poderes, a quién le confiáis la humanidad!
408
¡Ved a Europa, a África, a Asia, puestas en jaque
409
y todo por una fresca, vulgar, mujerzuela!
410
Los dioses son como Antonio: pródigos conceden
411
este bajo mundo a quienes lo desperdician.

Antonio
412
Te creces, te vuelves presuntuoso.

Ventidio
413
Hablo desde el privilegio del amor sincero.

Antonio
414
¿Amor sincero? Pura arrogancia, insolencia.
415
Tus hombres son cobardes, tú un envidioso traidor
416
que bajo apariencia de honestidad se ha saltado
417
con descaro las cargas de tu rango inferior.
418
Oh, si fueses mi igual, tan diestro en armas como yo,
419
como el César, te mataría sin manchar mi honor.

Ventidio
420
El llamarme traidor ha sido más que matarme.

Antonio
421
¿Acaso no lo eres?

Ventidio
422
¿Por mostraros a vos mismo, pues nadie se atreve?
423
De haber sido eso que me habéis llamado y no diré,
424
¿por qué iba a exponerme a vuestra abyecta fortuna?
425
¿Por qué compartir vil destino y morir junto a vos?
426
¿Qué me impidió llevar a mis águila triunfales
427
al bando de Octavio? Lo habría sido entonces, sí,
428
un traidor feliz y victorioso de haberlo hecho.
429
Y en cambio nadie me hubiera llamado tal cosa.

Antonio
430
Perdóname, soldado, la pasión me ha podido.

Ventidio
431
Me creísteis falso, un traidor en mi vejez. Matadme.
432
Ruego me matéis, señor, aunque tal descortesía,
433
adelantada, le haya hecho el trabajo a la espada.

Antonio
434
Lo dije airado, sin pensar, ruego me perdones.
435
¿Por qué azuzaste mi ira con lo que no quiero oír?

Ventidio
436
Ningún otro príncipe, salvo vos, merecería
437
tal grado de sinceridad; y ningún otro hombre,
438
salvo yo, se hubiera arriesgado a proporcionarla.
439
Pero vos, antes de que el amor os confundiera,
440
sin duda érais lo mejor de la raza humana,
441
moldeado para orgullo de la naturaleza.
442
Tan perfecto que los dioses se maravillaban
443
de su habilidad; golpe de suerte, os llamaban.
444
Tan sólo su envidia impidió que fuerais inmortal,
445
o que, como un modelo, os copiasen de nuevo
446
por el puro placer de replicar el prodigio.

Antonio
447
Pero Cleopatra… Sigue, puedo ahora soportarlo.

Ventidio
448
Eso es todo.

Antonio
449
No te atreves a tentar mi pasión, pero puedes.
450
Sólo tú me quieres, el resto me han adulado.

Ventidio
451
Que el cielo os bendiga por esa palabra amable.
452
¿Es posible creer que me queréis? Hablad de nuevo.

Antonio
453
Ciertamente es así. Habla, dime, nada calles.
[Le abraza.]
454
Injustas son tus alabanzas, me esforzaré por
455
merecerlas y todo lo enmendaré. Conmigo haz
456
lo que te plazca; condúceme a la victoria.

Ventidio
457
Habréis de dejar esto…

Antonio
458
Te lo ruego: no la maldigas y la dejaré,
459
aunque bien saben los cielos que la amo más que a mí,
460
más que a toda conquista, que al imperio, que a nada.
461
Pero a pesar de todo, sí, la abandonaré.

Ventidio
462
Ese es mi regio señor. Entonces, ¿lucharemos?

Antonio
463
Te aseguro, viejo soldado, que me habrás de ver
464
en hierro una vez más; liderando nuestras tropas.
465
aquellas que vencieron a los partos, gritando
466
fuerte, a pleno pulmón: ‘¡Venid, vamos, seguidme!’.

Ventidio
467
Oh, ¡oigo ahora a mi emperador! En esta palabra
468
está la caída de Octavio. Dejadme verla.
469
Oh, dioses, que el tiempo sea moneda de cambio.

Antonio
470
¡Oh, Cleopatra!

Ventidio
471
¿Otra vez?

Antonio
472
La última. Se marchó en ese postrero suspiro.
473
César sabrá lo que es forzar a un enamorado
474
a despedirse de todo aquello que ha amado.

Ventidio
475
Parece que respiráis otro alma, más divino
476
os veis; habláis como un héroe, como un dios os movéis.

Antonio
477
Oh, me has encendido; todo en mí vuelve a ser hombre.
478
Mi alma está en pie de guerra y ansía la batalla.
479
Es aquel noble impulso de luchar contra Casio;
480
en vano aquella colina empinada en mi contra,
481
en vano las lanzas apuntando a mi cabeza,
482
y seguían mis mejores hombres en el llano
483
cuando yo ganaba posiciones en lo alto.

Ventidio
484
¡Dioses! ¡Dejadme que viva otra hora como esa!

Antonio
485
¡Vamos, soldado! Que nuestros corazones y armas
486
son todavía los mismos; anhelo enfrentarme
487
de nuevo a nuestros enemigos, que tú y que yo,
488
como el tiempo y la muerte, liderando las tropas,
489
les sepamos a destino, y cosechando el campo
490
de batalla, recolectemos sus escuadrones.


Acto II

ESCENA I

[Entran Cleopatra, Eiras y Alexas.]

Cleopatra
491
¿Qué hago? Ventidio le ha convencido y él partirá.

Alexas
492
Partirá a luchar a vuestro favor, para vos.

Cleopatra
493
Pero entonces vendría a verme antes de marchar.
494
No me infundas esperanzas; si se va, lo pierdo, y
495
con él se esfuma toda posible felicidad.

Alexas
496
¿Es propia de tan gran reina esta baja pasión?

Cleopatra
497
No soy yo reina: ¿acaso es propio de una reina
498
estar sitiada por un insultante romano
499
esperando cada hora las cadenas del víctor?
500
Nada son estos reveses si pierdo a Antonio.
501
Mi duelo no puede ser por nada que no sea él.
502
Ven ahora, Octavio, que no tengo ya qué perder.
503
Prepárate para hacerme cautiva, lista estoy,
504
por Antonio conozco la fortuna de esclava.

Eiras
505
Invocad a los dioses, que os asista la razón.

Cleopatra
506
Ni la tengo ni la quiero. Mi amor es locura
507
noble que prueba que la causa la merecía.
508
Una pena moderada es cosa de amor vulgar
509
para un hombre vulgar; yo he amado con pasión
510
trascendental. Vuelo por encima de la razón.
511
Henchida de orgullo pienso que si Antonio ahora
512
me viera suspiraría porque ha de dejarme.
513
Suspiraría porque es noble, de corazón
514
tierno. Le conozco bien, o, más bien, le conocí
515
una vez. Todo eso ahora no es más que pasado.

Eiras
516
Dejadlo pasar, pues; olvidadle, mi señora.

Cleopatra
517
Jamás, jamás, Eiras. Fue mío una vez, pasada,
518
sí, pero que ha dejado un recuerdo de posesión.

Alexas
519
Pensadle inconstante, cruel y desagradecido.

Cleopatra
520
No puedo, e incluso, de poder, sería en vano.
521
Le amaría, ya fuese cruel, ingrato, insincero.
[Entra Carmia.]
522
¿Qué noticias me traes, mi Carmia? ¿Me abandona?
523
¿No ha de dejarme? ¿Me espera la vida o la muerte?
524
Mejor dicho: ¿estoy viviendo o es que ya estoy muerta?
525
Con su respuesta dejó fijado mi destino.

Carmia
526
Le encontré, mi señora,…

Cleopatra
527
¿Preparando un largo discurso? Si buenas nuevas
528
traes, rápido, dímelas, necesito oírlas.

Eiras
529
Sé que os ama.

Cleopatra
530
De haber sido él amable, lo leería en tus ojos,
531
antes de que tu lengua lo confirmase; rumias
532
cómo suavizar sus palabras. Oh, dame muerte,
533
Carmia, no las disfraces, repítelas sin cambios.

Carmia
534
Le encontré rodeado de estatuas de hierro: mudos,
535
inmóviles, estaban sus soldados mientras él
536
revelaba en su mirada esperanzas y miedos
537
de líder. Decidido pero no complacido
538
pareciome. Cuando me vio entre la muchedumbre
539
ruborizose y con un gesto me llamó ante sí.

Alexas
540
Todavía hay esperanza.

Carmia
541
Con mirada fija Ventidio siguió mis pasos,
542
su gesto grave hubiera querido disuadirme.
543
Comuniqué mi mensaje como lo recibí,
544
roto, sin orden. Informé de llantos, suspiros,
545
del penoso ruego de una última despedida.
546
Respondió con un hondo ruido inarticulado;
547
producía un suspiro siempre tras vuestro nombre,
548
como si su corazón estallase en pedazos.
549
Miraba al suelo culpable, evitando mis ojos.
550
Lejos estaba de ese horrible Antonio capaz de
551
atemorizar a una sala de hombres armados.
552
Pero haciendo como que se rascaba los ojos
553
encubrió y enjugó una lágrima que caía.

Cleopatra
554
¿Lloraba entonces? ¿Le he merecido una lágrima?
555
Si lo que sigue no es tan dulce, no me digas más,
556
déjame morir saboreando esta satisfacción.

Carmia
557
Pidiome que dijera que se conoce tan bien
558
que no podría negaros nada si os viera…

Cleopatra
559
¿Quieres entonces decir que no desea verme?

Carmia
560
Y os ruega por tanto que no uséis un poder
561
que nada podría resistir; y en cualquier caso
562
os respetará siempre, como entiende que debe.

Cleopatra
563
¿Qué palabra es esa de Antonio para Cleopatra?
564
Débil, vacía, “respeto”, ¡cómo la desprecio!
565
Me desprecio a mí misma por seguir amándole.
566
Que se guarde el respeto para la insulsa de Octavia:
567
el respeto para la esposa. ¿Soy acaso yo
568
ese aburrido, insípido bulto sin deseos
569
incapaz de provocarlos y de saciarlos?

Alexas
570
Os equivocáis, vuestros ojos enamorados
571
os hacen ver el mundo como a través del agua:
572
lo recto se os presenta torcido. Con mi razón
573
intacta veo en este Antonio, antes tan temido,
574
a un esclavo temeroso, soñando con huir.
575
Doy fe que arrastra una cadena que le ancla al suelo.

Cleopatra
576
¡Si pudiese creerte!

Alexas
577
En todo se ve que os ama. Por interés y honor
578
se ve forzado, pero duda y en sus miradas
579
se leen súplicas de socorro, pidiendo auxilio.

Cleopatra
580
Que teme ver mi rostro, me dice en su mensaje…

Alexas
581
Puedo decir más. Aquel que rechaza combate
582
no hace sino mostrar su debilidad; daos prisa.
583
¿Podría haber hablado más claro? A mis oídos
584
el mensaje suena así: “Rescátame Cleopatra,
585
ven, libérame de Ventidio, de mi tirano,
586
ven a verme, dame una excusa para dejarle.”
587
Ya oigo sus trompetas, ha de pasar por aquí.
588
Si os place, retiraos un momento, hablándole
589
yo primero quizá pueda facilitar todo.

Cleopatra
590
Sea como dices, aunque temo que será en vano.

[Sale con Carmia y Eiras.]

Alexas
591
También yo lo temo, aunque oculte mis pensamientos
592
para animarla. ¡Que el destino nos favorezca!

[Se retira.]
[Entran lictores portando fasces, uno de ellos con el águila. Entonces entra Antonio con Ventidio, seguidos de otros comandantes.]

Antonio
593
Octavio es la marioneta de la casualidad.
594
Apenas posee virtud alguna.

Ventidio
595
Tendrá valor.

Antonio
596
Lo suficiente para salvarle de cobarde.
597
Es el joven más frío con cargo, concienzudo,
598
luchador; si carga es porque no tiene otra opción
599
—como una vez, en Iliria, dicen, arrasó una
600
ciudad. Cuando acapara la atención y todos
601
tienen puestos los ojos en él, vence y pervive.
602
Y luego nunca falla en ocasión de venganza.

Ventidio
603
Oí que le retasteis.

Antonio
604
Así fue, Ventidio.
605
¿Adivinas su respuesta? Fue una excusa absurda.
606
Dijo que él tenía más de una forma de morir.
607
Yo no.

Ventidio
608
¡Pobre!

Antonio
609
Puede morir de más de una manera y elige
610
todas las otras juntas antes que enfrentarse a mí.

Ventidio
611
Elegiría antes una fiebre, una enfermedad.

Antonio
612
No, habría de ser enfermedad y no fiebre:
613
no tiene calor suficiente como para eso.

Ventidio
614
O muchos años encima y una cama.

Antonio
615
Ahí está su elección: preferiría él vivir
616
una larga vida como una lámpara, a explorar
617
los límites mismos de la vida. ¡Oh, Hércules!
618
¿Por qué debiera un hombre como este, temeroso
619
de arriesgar su destino a una gran acción, recibir
620
toda la atención de los cielos? ¿Por qué ponerle
621
al frente de cuatrocientos soldados, cualquiera
622
más valeroso que el hombre que juega a ser líder?

Ventidio
623
Conquistasteis para él; esto Filipos lo sabe.
624
Con él compartisteis vuestro imperio forjado
625
por la fuerza y trabajo de vuestra propia espada.

Antonio
626
Qué tonto fui. En alas de mi águila llevé a este
627
lastre, me dejó agotado y ahora él me monta.
628
Por los cielos, ¿es este el hombre que me reta?
629
¿El que pide que le deje paso por ser joven?
630
¿El que quiere barrerme como si fuera polvo?

Ventidio
631
Señor, perdemos tiempo: las tropas están listas.

Antonio
632
Da la orden de marchar, pues. Deseo abandonar
633
esta ciudad que me enjaula, unirme a las legiones,
634
y una vez más mostrar mi cara en campo abierto.

[Entra Alexas.]

Alexas
635
Grandioso emperador y sobrehumano guerrero,
636
deidad misericordiosa con los oprimidos,
637
una doliente Cleopatra envía este mensaje
638
a su señor que se le marcha.

Ventidio
639
¡Ingenioso adulador!

Alexas
640
Mil deseos, diez mil oraciones, os envía.
641
Millones de bendiciones, de suspiros, lloros,
642
os envía también para hacer frente a las guerras.
643
Igual cantidad de abrazos os habría enviado
644
a vuestros brazos, de besos a vuestros labios,
645
de no haber temido que os pesaran y estorbaran.

Ventidio
646
[Aparte.]
¡Falso cocodrilo!

Alexas
647
Y aun así ahora no os ruega que no la dejéis,
648
sabe que es volar muy alto formular tal deseo,
649
demasiado caro para su baja fortuna y
650
vuestro amor en receso. En días más prósperos,
651
pasados, cuando era más bella, era distinto.

Antonio
652
[Aparte.]
He de armarme de valor. ¿Qué quiere vuestra reina?

Alexas
653
Primero, a estos nobles guerreros que os acompañan
654
en vuestras aventuras en pos de ansiada fama,
655
tan atrevidos, tan valientes, y tan temibles,
656
les encomienda con humildad el cuidado de
657
todo lo que estima precioso: a vuestra merced.

Ventidio
658
Sí, recordad Accio.

Antonio
659
Déjale hablar, Ventidio.

Alexas
660
Y a vos, cuando su incomparable valor le empuje
661
con heroico ardor contra las filas enemigas,
662
caed frente a sus pies, como haría mi señora,
663
parad su marcha por el camino de la muerte,
664
recordádle que esta divinidad no es inmortal:
665
que una Cleopatra ausente sangra en él. Que llevéis
666
estas baratijas como amuletos, os ruega;
667
os librará de ellas a vuestra deseada vuelta.
[Le da las joyas a los comandantes.]
668
Con todas las riquezas de Egipto esto presenta:
669
al gran Ventidio, que jamás será un enemigo
670
porque, junto con ella, aman a un mismo señor.

Ventidio
671
Nada de esto quiero, díselo. No me avergüenza
672
una pobreza honesta; ni todos los diamantes
673
del Este pueden sobornar la fe de Ventidio.
674
Espero ver estas, y el resto de las brillantes
675
fruslerías, donde debieran estar guardadas.

Antonio
676
¿Y quién habría de llevarlas puestas entonces?

Ventidio
677
La ofendida Octavia.

Antonio
678
Mejor hubieras hecho en ahorrarte esa palabra.

Ventidio
679
Y él ese soborno.

Antonio
680
¿Pero no tengo yo recuerdos?

Alexas
681
Sí, el muy querido de vuestra esclava la reina.

Antonio
682
Mi amante.

Alexas
683
Vuestra amante, que dice que habría enviado su alma
684
si no la tuviérais ya. Os ruega aceptéis
685
este humilde brazalete de rubíes rojos,
686
corazones sangrantes en los que ve su emblema.

[Le ofrece el brazalete.]

Ventidio
687
Mi mejor señor, en nombre del honor os ruego
688
por el bien de vuestra hombría y vuestra seguridad
689
no toquéis estos regalos envenenados,
690
infectados por la que os los envía, que plagas
691
negras esconden como acónito envuelto en seda.

Antonio
692
No, Ventidio, ahora pecas de ser un cínico:
693
el favor de una dama ha de llevarse con honor.
694
¡Rechazar su brazalete! Por mi vida, cuando
695
me encuentre en soledad, pensativo en mi tienda,
696
me ayudará a sobrellevar las noches de invierno.
697
El saber que estas bonitas piedras en mi brazo
698
equivalen cada una a un suave abrazo suyo,
699
a un beso apasionado, a la furia de su amor.
700
¿Cuándo hubo algo malo en esto y qué podría ser?

Alexas
701
Nada, mi señor, sobre todo cuando ya pasó
702
y fue para siempre. ¿Qué es para ella esto más?

Antonio
703
[Intentando ponérselo.]
Qué raro es el soldado: ayúdame a atarlo.

Alexas
704
También los cortesanos somos raros, mi señor,
705
en estos asuntos. Todos los hombres lo somos.
706
Incluso yo, que no lo soy del todo. ¿Puedo hablar?

Antonio
707
Sí, libremente.

Alexas
708
Sólo las bellas manos de ella pueden atarlo.

Ventidio
709
¡Oh, diablos! La charlatanería de este eunuco
710
os llevará a la ruina. No la veréis, ¿no es cierto?

[Alexas susurra a un criado, que sale.]

Antonio
711
Tan sólo para despedirme.

Ventidio
712
He lavado al etíope;N
X
Nota del traductor

Referencia a la fábula de Esopo Lavar al etíope hasta que quede blanco.

estáis acabado, sois
713
cautivo. Sus ojos le hacen el trabajo a César.

Antonio
714
No seas agorero; soy constante a mí mismo
715
conozco mi fuerza y ella no me tiene en poco.
716
Nacido en lo profundo de África, soy romano
717
criado según las reglas de la suave humanidad.
718
Un invitado agradecido ha de despedirse.

Ventidio
719
Desconocéis cuál débil sois ante ella; frágil
720
como un niño frente a sus sonrisas y miradas.
721
Un simple suspiro suyo os desarmaría.

Antonio
722
¡Ahí viene! Verás ahora cuánto te equivocas.
723
Me imaginé la amenaza mayor de lo que era,
724
oh dioses, y ahora que está cerca parece menor.

Ventidio
725
Habrá que esperar al final.

[Entra Cleopatra, Carmia y Eiras.]

Antonio
726
Bien, señora, nos encontramos.

Cleopatra
727
¿Es esto un encuentro? ¿Luego hemos de despedirnos?

Antonio
728
Sí, debemos.

Cleopatra
729
¿Y quién lo ordena?

Antonio
730
Nuestros inmisericordes destinos.

Cleopatra
731
Nuestros destinos los hacemos nosotros.

Antonio
732
Sí, nos hemos amado y conducido a la ruina.

Cleopatra
733
Con envidia han visto los dioses mi felicidad.
734
No tengo amigos en los cielos, y el mundo entero
735
hace su negocio el separarnos: todos contra
736
mi amor, incluso tú, armado, junto a los demás.

Antonio
737
Porque estaré justificado en todo lo que haga
738
a los ojos de la posteridad, óyeme bien:
739
si mezclo mentira con verdad, repróchamelo,
740
otórgame el privilegio del silencio si no.

Cleopatra
741
Ante una orden tuya obedezco sin réplica.

Ventidio
742
Esto me complace, está hablando con autoridad.

Antonio
743
Rastreo el inicio de mi ruina y te veo a ti.

Cleopatra
744
¡Oh, cielos! ¡Te he arruinado!

Antonio
745
Promesa de silencio hiciste, pronto la has roto.

Cleopatra
746
Bien, te obedezco.

Antonio
747
En Egipto fue cuando te vi por vez primera,
748
antes de que César viera tus ojos. Tan joven
749
eras que ni te diste cuenta de que a tu padre
750
puse en el trono por tu bien; no revelé el favor,
751
y esperé a que crecieras, a que pasara el tiempo.
752
Con manos avariciosas César se entrometió,
753
cogiendo el verde fruto antes de que madurase.
754
No podía competir con tan grandioso rival,
755
y aunque yo te merecía, fue él quien te disfrutó.
756
Cuando, después, te volví a encontrar en Cilicia,
757
esta vez enemiga de Roma, te perdoné.

Cleopatra
758
Quedé limpia de aquello—

Antonio
759
De nuevo rompes tu promesa. Pues todavía
760
te amaba y aceptaba tus débiles excusas,
761
te dejé entrar en mi pecho, manchada por César,
762
y ni la mitad mía. A Egipto fui contigo,
763
escondiéndome aquí de los asuntos del mundo.
764
Fingía no ver a naciones que preguntaban
765
por mí, mientras te regalaba años de mi vida.

Ventidio
766
[Aparte.]
Sí, reconocerlo habría de darte vergüenza.

Antonio
767
¡Cómo amé! Entregándote mis días y noches,
768
siendo testigo de todas tus horas como si
769
todos tus asuntos acrecentaran mi pasión.
770
Sólo veía amor, día, tras día, tras día.
771
Agotábamos al sol repitiendo lo mismo,
772
y yo, en cambio, nunca me cansaba de amarte.
773
Nos veíamos todos los días y todo el día,
774
y, como el primero, ansioso estaba por verte más.

Ventidio
775
Todo es verdad, me temo.

Antonio
776
Fulvia, mi esposa, volviose celosa con razón.
777
Por verme volver, avivó una guerra en Italia.

Ventidio
778
Y aun así no volviste.

Antonio
779
Mientras yacía en tus brazos, el tiempo huía
780
y el mundo se me escabullía de mis manos sin
781
poder rozarlo siquiera. Gracias todo a tu amor.

Ventidio
782
Muy bien dicho, esto último ha sido un buen remate.

Cleopatra
783
¿Puedo hablar por fin?

Antonio
784
Si he hablado mentira, sí; de otra forma no puedes.
785
Tu silencio otorga. Fulvia murió por mi culpa,
786
y para mantener la paz desposé a Octavia,
787
la hermana de César, en el punto álgido de su
788
juventud, en la flor de su belleza; con rubor
789
la he de ensalzar porque también a ella la abandoné.
790
Fatalmente me llamaste, y mi amor obedeció.
791
Fue por tu causa que levanté armas romanas.
792
Por tierra hubiera luchado, donde era más fuerte;
793
esto impedisteis, y al luchar por mar me olvidasteis.
794
¡Oh, qué mancha para mi honor, qué vergüenza horrible!
795
Sin saber que huía, huía para seguirte.

Ventidio
796
¡Y qué prisa se dio en izar sus velas púrpuras!
797
Formidable huída: dejó a la mitad nuestra fuerza.

Antonio
798
De todo esto fuiste causa. ¿Quieres multiplicar
799
mi ruina? Mi mejor, único amigo, hombre honesto,
800
ha reunido los restos de mi fortuna. Doce
801
legiones me quedan, mis últimas esperanzas.
802
Conoces las noticias porque bien las has visto.
803
Si tienes algo que decir, ahora es el momento.

Alexas
804
[Aparte.]
Está confusa; veo desánimo en sus ojos.

Ventidio
805
Sólo un suspiro puede dar con todo al traste.
806
Prepara una lágrima, ofrecida a las legiones
807
es como si quedasen vendidas de nuevo.

Cleopatra
808
¿Cómo puedo defender mi causa cuando mi juez
809
ya me ha condenado? ¿Puedo traer como abogado
810
al amor que me tuviste y que ahora tengo en contra?
811
En el mejor de los casos, cuando pasa, el amor
812
se olvida; en el peor, se amarga y convierte en odio.
813
Mi amor me destruye, se complacerá mi señor
814
en condenarme a la ruina; seré pues culpable.
815
¿Pude jamás imaginar que os agradaría,
816
inquisitivo, rebuscar entre mis errores,
817
ser propicio a mi caída, tacaño en mi defensa,
818
todo para hacerme una infeliz? Habla, mi señor,
819
pues yo acabo aquí. Aunque mereciera yo este
820
trato, ¿crees que es propio de ti administrármelo?

Antonio
821
Me ofendes si crees que busqué nuestra separación
822
o que pretendía acusarte más que desear
823
justificarme y justificar esta partida.

Cleopatra
824
Te doy, humilde, las gracias. Y pues mi inocencia
825
no puede ofenderte, no me excusaré por ella.

Ventidio
826
Después de esto, ya nada podrá hacer que se excuse.

Cleopatra
827
Que fuese César el que primero disfrutara
828
mi amor pareció dolerte; lo mecerías tú,
829
y esto me duele a mí mucho más que a ti, mi señor.
830
De haber sido tuya primero, me habría ahorrado
831
una segunda elección: nunca habría sido de él,
832
jamás hubiera sido sino tuya. Primero,
833
dices, César poseyó mi amor. Erras en esto,
834
mi señor: sí que poseyó primero mi cuerpo,
835
pero tú mi amor. César me amó: yo amé a Antonio.
836
Si le soporté luego fue porque lo juzgué por
837
el primer nombre de los hombres. Medio obligada
838
le di al tirano lo que me hubiera forzado a dar.

Ventidio
839
¡Oh, sirena! ¿Y aunque todo el amor que presume
840
haberos dado fuera cierto, no os ha arruinado?
841
Todavía aventuro un desenlace trágico.

Cleopatra
842
El desenlace… Te reto, mi peor enemigo,
843
a decir que fue con maldad: es cierto, yo le amé,
844
y le mantuve lejos de una esposa intranquila,
845
como lo fue Fulvia. Además dirás que a Octavia
846
la abandonó por mí. ¿Acaso puedes culparme
847
por desear cambiarle un desierto por mi amor?
848
Cómo he deseado que me cortejara otro César,
849
grande como el primero y joven como Antonio,
850
tan sólo para rechazarle y demostrar mi amor.

Ventidio
851
Pura palabrería. Señor, recordad Accio.

Cleopatra
852
Incluso en eso rebato tu malicia. Verdad
853
es que te aconsejé luchar por mar, pero en cambio
854
no te traicioné. Hui, pero no al enemigo.
855
¡Fue por miedo! Ojalá hubiese sido varón, así
856
no hubiera temido, ni me hubieran envidiado
857
mi amistad contigo los que ahora me envidian tu amor.

Antonio
858
Somos un par de desdichados; nuestras fortunas
859
nos separan. Habla, di. ¿Preferirías verme
860
morir (que sucedería de quedarme) a partir?

Cleopatra
861
Si como amigo me pides consejo: márchate.
862
Como amante, ruego que te quedes. Son palabras
863
duras, lo sé, pero si has de morir que sea aquí.

Ventidio
864
¡Veis, veis los efectos del amor del que presume!
865
Cómo se esfuerza por arrastraros a la ruina.
866
Pero, oh, si pudiera escapar sin vos, qué pronto os
867
soltaría la mano y nadaría a la orilla
868
sin ni por un mísero instante echar la vista atrás.

Cleopatra
869
Juzga entonces mi amor por esto. De haber querido
[Le da a Antonio un papel.]
870
vida o muerte, felicidad o tristeza, sin ti,
871
esto me lo habría permitido fácilmente.

Antonio
872
¡Por Hércules! Pero si es la letra de Octavio,
873
conozco la caligrafía del que me exilia.
874
Joven como era fue la que abrió paso a la mía
875
y me dejó el segundo puesto en asesinato.
876
Ves, lo lees, Ventidio, aquí ofrece todo Egipto
877
y a eso suma Siria, como regalo, a cambio de
878
que abandone mi fortuna y se una en armas con él.

Cleopatra
879
Y con todo me dejas y te me vas, Antonio,
880
y con todo te quiero, desde luego que te amo,
881
he rechazado un reino que es una baratija.
882
De todo podría prescindir a excepción de ti.
883
Tan sólo quiero morir contigo, ¿pido mucho?

Antonio
884
Vivir contigo es todo lo que el cielo puede dar.

Alexas
885
[Aparte.]
Parece que comienza a derretirse; vencemos.

Cleopatra
886
No, has de ir, tu interés te llama a ir con gran fuerza,
887
mis brazos, débiles, no pueden retenerte aquí.
[Toma su mano.]
888
Ve, déjame, soldado, pues ya no eres mi amante.
889
Déjame así, muriendo, pálida y resollante,
890
apártame de tu pecho y al comenzar a marchar
891
deja que alguien te alcance y, sin aliento, gozoso,
892
anuncie: “¡Está muerta!”. Los soldados gritarán, tú,
893
quizá, dejarás escapar un suspiro, y haciendo
894
acopio de toda tu gravedad romana,
895
por tu rostro parecerá que nunca existí.

Antonio
896
Esto es más de lo que puede soportar un hombre.

Cleopatra
897
¿Qué puedo yo esperar, una débil y olvidada
898
mujer, una simple amante? Deja que mi último
899
hálito sea entre tus brazos, sólo un minuto
900
abrázame y me moriré en paz tan rápido como
901
pueda, terminando al fin con todos tus problemas.

Antonio
902
¡Morir tú! ¡Déjame que muera yo! ¡Desbocada
903
naturaleza, revienta tus goznes, que el cielo
904
se hunda y aplaste el mundo! ¡Mis ojos, mi alma, mi todo!

[La abraza.]

Ventidio
905
Pero, ¿qué es este entretenimiento en comparación
906
con la fortuna, el honor, la gloriosa eternidad?

Antonio
907
¿Y qué es, Ventidio? Es más fuerte que todo eso.
908
Mi victoria supera a la de César en mucho,
909
No sólo es mi reina inocente, sino que me ama.
910
¡Y es esta, dices, esta es quien me arrastra a mi ruina!
911
“Pero, si pudiera escapar sin mi, con qué prisa
912
dejaría caer mi mano y correr a la orilla
913
sin mirar atrás siquiera.” Ponte de rodillas
914
como el blasfemo que eres y ruega perdón ante
915
esta pobre inocente a la que has ofendido.

Ventidio
916
Prefiero morir a hacer tal cosa. ¿Te marcharás?

Antonio
917
¿Marcharme? ¿A dónde? ¿Y dejar lo que es excelente?
918
La fe, el honor, la virtud, todo lo bueno impide
919
que deje a quien valora mi amor en más que un reino.
920
Dioses, dadle el mundo a vuestro crío, a vuestro César,
921
como un sonajero para que juegue y divierta.
922
Yo ambiciono más: no quiero menos que Cleopatra.

Cleopatra
923
Es toda tuya. Mi corazón es tan dichoso
924
que por amor haré alguna extraña extravagancia
925
en público y este mundo idiota que no conoce
926
qué es la ternura me tomará por una loca.

Ventidio
927
¡Oh, mujeres! Carecen los dioses de poderes
928
para favorecer a los hombres y premiarles
929
iguales a los que utilizáis para dañarles.

[Sale.]

Antonio
930
Nuestros hombres están armados; abrid las puertas
931
que miran al campamento de César. Vengaré
932
la traición que pretendía infligirme. Anhelo
933
estar de vuelta antes incluso de haber partido.
934
Cada uno de los muchos placeres que he sentido
935
se me presentan nítidos ante mi recuerdo.
936
Deseo la noche, que saboreemos nuestro amor
937
y que triunfemos sobre César antes de morir.

[Salen.]

Acto III

ESCENA I

[Por una puerta entran Cleopatra, Carmia, Eiras, y Alexas y un séquito de egipcios. Por la otra, Antonio y romanos. La entrada la hacen entre música: primero suenan las trompetas del lado de Antonio, y luego responden las panderetas del lado de Cleopatra. Carmia y Eiras sostienen entre las dos una corona de laurel. Baile de egipcios. Después de la ceremonia, Cleopatra corona a Antonio.]

Antonio
938
Pensé en cómo esos brazos blancos me envolverían,
939
me abrazarían con fuerza deshaciéndome en amor.
940
De esa dulce y feliz imagen saqué energías
941
y embestí con todas mis fuerzas en cada golpe.

Cleopatra
942
Acércate, ven a mí, mi soldado, corre a mis brazos,
943
demasiado tiempo has estado sin mis caricias.
944
Pero cuando te tenga cerca y todo para mí,
945
con susurros rotos y suspiros amorosos
946
te regañaré y te castigaré por descortés.
947
Te marcaré en rojo con ávidos besos de amor.

Antonio
948
¡Mi brillante Venus!

Cleopatra
949
¡Mi grandísimo Marte!

Antonio
950
Nos has unido bien, mi amor, imagíname
951
que vengo de los Campos Flégreos, tierra de enormes
952
gigantes a los que me he enfrentado con mi espada.
953
Mi diosa, deja que César extienda sus redes
954
sutiles, como Vulcano. A mí que me contemplen
955
a la vez cielo y tierra, recogido en tus brazos,
956
y que envidien aquello que les iba a entretener.
957
Deja que se ruboricen; seguiré amándote
958
a pesar de su reprobación, como un dios mayor.
959
No me sacio de amarte; te disfruto y me sabes
960
nueva, una perpetua primavera en tus brazos
961
germina: apenas cae la fruta madura ocupan
962
su lugar brotes verdes, renovados, y en flor.

[Entra Ventidio, y se mantiene a un lado.]

Alexas
963
¡Ahora que el peligro ha pasado, vuelve vuestro
964
general! Pero no se os une a la celebración,
965
ni le importan vuestros triunfos. Va frunciendo el ceño,
966
enojado, como si envidiara vuestro éxito.

Antonio
967
No, por mi vida, que me quiere bien. Nunca aplaude
968
mis vicios. Sus virtudes me son apabullantes.
969
Incluso en este momento me parece tener
970
razones para reprenderme. Vamos al templo,
971
evitaré su presencia, que me pesa mucho.

[Salen el resto.]
[Según pasa Antonio, Ventidio le tira de la túnica.]

Ventidio
972
¡Emperador!

Antonio
973
Es la discusión de siempre, ruego me la ahorres.

[Mirando atrás.]

Ventidio
974
Escuchadme esta vez, emperador, os lo ruego.

Antonio
975
Suelta mi túnica o juro por mi padre Hércules…

Ventidio
976
Que sea por el padre de Hércules, que es aún mayor.
977
Traigo ciertas noticias que sé queréis conocer.

Antonio
978
Espera, nos vigilan, quédate aquí y volveré.

[Sale.]

Ventidio
979
Estoy perdiendo su favor, y aun así le quiero.
980
Quiero a este hombre que se apresura a encontrar su ruina.
981
Seguro es que los dioses sienten afecto por él.
982
Se entrelazan tanto sus virtudes con sus vicios
983
que es difícil premiar una sin castigar otro.

[Entra Antonio.]

Antonio
984
Te convences que podemos ganar sin tu ayuda.
985
Hemos forzado a sus tropas a que retrocedan.
986
Como perros que huyendo de las zarpas del león
987
corren lejos a lamerse las heridas y a aullar
988
quedo amenazas de guerra. Cinco mil romanos,
989
cara arriba, inmóviles, yacen sin más aliento.

Ventidio
990
Está bien, pero recordad que quien los perdió
991
podría permitirse perder otros diez mil más.
992
No obstante, si por esta ventaja consiguierais
993
una paz fácil mientras César duda de fuerza…

Antonio
994
Oh, desecha la idea, Ventidio. Ese crío
995
no parará hasta verme derrotado; no habrá paz.
996
Su mayor ventaja reside en su malicia.
997
¡Es el más frío de los asesinos! Firme,
998
seguro, no le tiembla el pulso cuando asesina.

Ventidio
999
¿No tenéis amigos entre sus filas que puedan
1000
hacerle reconsiderar: Mecenas, Agripa?

Antonio
1001
No, están muy implicados en los asuntos de César.
1002
Habrá de resolverse a golpe de espada—o morir.

Ventidio
1003
Quiero pensar que se puede encontrar otra forma.

Antonio
1004
Agradezco tu preocupación, pero con cuatro o
1005
cinco victorias de estas te evitarás esfuerzos.

Ventidio
1006
No tengáis expectativas: César está alerta.
1007
Bien sé que habéis ganado con todo en contra, señor,
1008
pero os proveéis de provisiones de una pobre aldea
1009
y de Egipto; César dispone de todo el mundo.
1010
A su orden, naciones enteras van en su ayuda,
1011
reparando el daño que hagáis. Reconsideradlo.

Antonio
1012
¿Por qué me animas a buscar ayuda de fuera?
1013
¿Por qué rebanarme los sesos buscando amigos
1014
en una tierra baldía? Carecen de amigos
1015
los desgraciados. Yo tuve uno: el más valiente
1016
joven de Roma, a quien César quiere más que a mujer.
1017
Pudo moldear su mente como el fuego la cera,
1018
y de rudo barro le esculpió perfeccionado.

Ventidio
1019
He de verlo, tal es el hombre que precisamos.

Antonio
1020
Él también me quiso, yo era su alma y vivía en mí.
1021
Estábamos tan dentro de nuestros corazones
1022
que los lazos que nos unían no se veían:
1023
como arroyos que confluyen nos confundíamos.
1024
Éramos una misma cosa: él yo, y yo él.

Ventidio
1025
[Aparte.]
Se emociona como preveía que lo hiciese.

Antonio
1026
No es preciso que diga su nombre: Dolabela.

Ventidio
1027
Se encuentra ahora en el campamento de César.

Antonio
1028
Qué importa dónde esté, ya no es mío. Enojóse
1029
cuando le prohibí ver a Cleopatra Me temía
1030
que la amase; confesó un cierto interés que por mí
1031
reprimió. Pero era imposible que amándola uno
1032
no la quisiese el otro. Partió sin despedirse.
1033
Eso me bastó para confirmar mi sospecha.

Ventidio
1034
Esto indica que os quería más a vos que a ella,
1035
de otra forma se hubiera quedado. Sabiéndote
1036
celoso prefirió no preocupar a su amigo.
1037
Me consta que continúa queriéndoos mucho.

Antonio
1038
Pero en ese caso, debería haberle visto.

Ventidio
1039
Quizás haya estado colaborando en vuestra paz.

Antonio
1040
¡Oh, si estuviera aquí!

Ventidio
1041
¿Creeríais que os quiere? Leo en vuestros ojos que sí.
1042
Dejo de ocultarlo: nos ha enviado un mensajero
1043
desde el campamento de César. Trae unas cartas.

Antonio
1044
Hazle pasar.

Ventidio
1045
Vuelvo con él de inmediato.

[Sale Ventidio y al instante regresa con Dolabela.]

Antonio
1046
¡Por la sagrada amistad, pero si es él, él mismo!
[Corre a abrazarlo.]
1047
¿Retornas al fin, mi mejor mitad? Devuélveme,
1048
dame todo a mí mismo, no me hagas vivir así.
1049
Ni siquiera el joven novio en la noche de bodas
1050
está la mitad de ansioso y expectante que yo.

Dolabela
1051
No puedo hablar, mi alma está ocupada en una noble
1052
tarea: acaba de volver al hogar, cual hombre
1053
ausente por largo tiempo se pasea atento
1054
por cada habitación como un extraño en su casa
1055
para cerciorarse de que todo está en orden.

Antonio
1056
Tienes lo que ha quedado de mí: soy riachuelo
1057
de lo que una vez fui, pues llevo un mínimo caudal.
1058
Con las fértiles lluvias crecieron mis fortunas,
1059
mi cauce ahora está seco o toma otro camino.
1060
Lo que me quedan son los restos de mi juventud.
1061
Pero aún tengo un corazón palpitante, altivo,
1062
que hace a mi cauce crecer desdeñando mi sino.

Dolabela
1063
Aun así, a mis ojos sois el dueño del mundo.

Antonio
1064
¿Lo soy todavía? Tú para mí lo eres todo.
1065
Si sentía alguna alegría cuando no estabas,
1066
me la guardaba para mí, pues consideraba
1067
que te la había robado. ¡Oh, mi Dolabela!
1068
Me has visto cuando era otro distinto al de ahora.
1069
Bien viste mis aposentos de mañana llenos
1070
de esclavos esperándome para saludarme
1071
con monarcas del Oriente que olvidaron el sol
1072
para adorar mi despertar. Apresurados, los
1073
reyes iban de un lado a otro del jardín real,
1074
y en silencio, expectantes ante mi presencia,
1075
siguiendo mis ojos, a mi mínima orden, como
1076
en una carrera, con presteza obedecían.

Dolabela
1077
Esclavos de vuestra fortuna.

Antonio
1078
La fortuna favorece ahora a César, ¿quién soy yo?

Ventidio
1079
Lo que habéis hecho de vos mismo. No os adularé.

Antonio
1080
¿Esto lo dices amistosamente?

Dolabela
1081
Sí, y no me lo reprochéis. ¿Sería si no amigo?

Antonio
1082
Presta atención, joven. Cómo censuraste mi amor:
1083
la reina tiene ojos y tú también tienes alma.
1084
¿Recuerdas cuando, henchido de odio, la creíste
1085
primero cómplice de la muerte de tu hermano?

Dolabela
1086
Oh, ahorradme el recuerdo de un día fatídico.
1087
No puedo todavía pensar en él sin rubor.

Antonio
1088
Para expiarse por no enviarle refuerzos, Cleopatra
1089
vino de Egipto en galera por el río Cidno,
1090
envuelta en seda, bordada en oro. Suaves vientos
1091
anidaban en velas púrpura y por sus ninfas,
1092
las Nereidas, su embarcación quedaba flanqueada.
1093
Como otra Venus, nacida del mar, yacía ella allí.

Dolabela
1094
Parad, no quiero oír más.

Antonio
1095
Oh, pero es que has de oírlo.
1096
Reclinada, con la mejilla en sus blancas manos,
1097
su apariencia era de una dulzura tan lánguida,
1098
que hubiera cautivado el corazón de los hombres
1099
que la hubieran visto. Unos niños, cual Cupidos
1100
con alas pintadas, la abanicaban, los vientos
1101
jugaban con su cabello, cuando sonreía
1102
salía una desbordante gloria cegadora
1103
de ella que hipnotizaba a los ojos lujuriosos
1104
de los hombres, que nunca se cansaban de mirar.
1105
Los remos de plata se mecían dulcemente
1106
al ritmo de la música de flautas; el gozo
1107
de oírla aumentaba el deleite de observarla,
1108
y ambos el de pensar en ella. Era el cielo o algo más.
1109
De tal manera robaba ella los corazones
1110
que en las orillas se agolpaba el pueblo arrobado
1111
que nos gritaba bienvenidas a pleno pulmón.
1112
Entonces, Dolabela, ¿dónde andaba tu alma?
1113
¿No desarmó tu furia una maravilla así?
1114
¿No te encogiste, al ver esos ojos, detrás de mí
1115
y me susurraste al oído: “No le digas que
1116
la he acusado de la muerte de mi hermano”?

Dolabela
1117
¿Y debería mi debilidad ser excusa
1118
de la vuestra? A esa edad mi amor sí era excusable:
1119
ese calor de la juventud era natural.

Ventidio
1120
Dilo abiertamente: quiere decir que el vuestro, que es
1121
calor de madurez, no es natural sino esfuerzo:
1122
cuando toda la sabia se precisa en el tronco,
1123
al bajar reduces su curso robándosela
1124
a la naturaleza sólo para abastecer
1125
al deseo. Es pura prueba de senilidad.

Antonio
1126
¡Ja!

Dolabela
1127
La pérdida mía fue privada: yo me perdí.
1128
Pero ni perdí legiones, ni territorios,
1129
ni el amor del pueblo, porque nada tenía yo.

Antonio
1130
¿Y esto viene de un amigo?

Dolabela
1131
Sí, Antonio, y de uno tan auténtico que deciros
1132
todo esto me acuchilla el corazón primero a mí.
1133
No me juzguéis enemigo porque os reprenda.
1134
Ante César sí os excuso, inventando disculpas.

Antonio
1135
¡He vivido para ser disculpado ante César!

Dolabela
1136
Como ante su igual.

Antonio
1137
Bueno, es que es mi igual. Llevando esto no podrá ser más.

Dolabela
1138
Traigo conmigo las condiciones que me ha dado.

Antonio
1139
Si no fueran nobles pienso que no las habrías
1140
de traer; César engaña, desconcierta, no conoce qué es el honor
1141
si no va de la mano de su interés. Juzgole
1142
mal el destino, pues su naturaleza es la de
1143
usurero: es idóneo para comprar, no tanto
1144
para conquistar territorios como soldado.

Ventidio
1145
Si eso es cierto, ¿de quién es el mérito de hacerle
1146
prometer y firmar tan honrosas condiciones?

Antonio
1147
Tuvo que ser bien mi Dolabela, bien algún dios.

Dolabela
1148
No fui yo, que aunque amigo soy débil por ser uno,
1149
ni Mecenas ni Agripa porque son enemigos.

Antonio
1150
Si era romano, dame el nombre de ese hombre noble
1151
que ha conservado mi vida, amor, honor. Le he de ver.

Ventidio
1152
De eso yo me encargo, por el cielo, con gran gusto.
[Sale Ventidio.]
1153
¿Recordarás a quién le has de estar agradecido?

Antonio
1154
Cuando lo olvide, enfádate conmigo, mi mayor
1155
castigo es ése; también mi reina dirá gracias.

Dolabela
1156
Temo que no hará tal cosa.

Antonio
1157
Oh, pero claro que lo hará. La reina, mi Dolabela—
1158
¿No guardarás aún algún rencor de tus fiebres?

Dolabela
1159
No querría verla perdida.

Antonio
1160
Cuando la descuide, abandonadme, estrellas mías.
1161
Pues, más allá de su belleza, posee verdad.
1162
César le tentó con, nada más y nada menos,
1163
darle reinos a cambio de que me traicionase.
1164
Ella lo resistió todo, y aun así objetáis
1165
a que la ame tanto. ¿Cómo no he de quererla así?

Dolabela
1166
Sí, he aquí la razón.

[Vuelve a entrar Ventidio con Octavia y las dos pequeñas hijas de Antonio.]

Antonio
1167
[Sobresaltado.]
¿Cómo? ¿Octavia aquí?

Ventidio
1168
¿Es acaso veneno para vos? ¿Una enfermedad?
1169
Miradla y fijaos bien a quién trae junto a ella.
1170
¿Son extrañas a vuestros ojos? ¿No os susurra la
1171
naturaleza, secretamente, que son vuestras?

Dolabela
1172
Mi señor, si no es por amor, con ojos amables
1173
recibidlas por vergüenza y pudor. Si sois hombre
1174
id a su encuentro, abrazadlas, dadles bienvenida.
1175
Deberíais abrir los brazos sin saber por qué
1176
para rodearlas; vuestros pies mutar en dos alas
1177
para volar a ellas, y vuestros ojos lanzarles
1178
un beso antes de que vuestros labios lo sellaran.

Antonio
1179
Sigo incrédulo; pensar cómo han venido hasta aquí.

Ventidio
1180
Me encargué de traerlas, me aseguré de ocultarlas,
1181
de que no lo supiera la guardia de Cleopatra.

Dolabela
1182
¿Os habéis quedado frío?

Octavia
1183
Tantísimo he esperado para mi bienvenida
1184
que concebía ser recibida como extraña.
1185
¿Quién soy?

Antonio
1186
La hermana de César.

Octavia
1187
Qué desagradable.
1188
Si no hubiera sido más que la hermana de César,
1189
me habría quedado en el campamento de César,
1190
pero tu Octavia, tu dolida, afrentada esposa,
1191
aunque desterrada de tu lecho y de tu casa,
1192
muy a pesar de la hermana de César, es tuya.
1193
Es cierto que mi corazón desdeña tu frialdad
1194
y me empuja a no buscar lo que habrías de ofrecer.
1195
Ay, la virtud de la esposa supera al orgullo.
1196
Vengo a reclamarte como mío, obedeciendo a
1197
mi deber te pido, más bien, te ruego, tu favor:
1198
tu mano, mi señor, es mía, y he de tenerla.

[Tomando su mano.]

Ventidio
1199
Hacedlo, tómala, sois vos la que la merece.

Dolabela
1200
Por mi vida que así es. Ni es sumisa en exceso,
1201
ni demasiado altiva; demuestra moderación
1202
como debe una buena esposa y una romana.

Antonio
1203
Temo, Octavia, que así me exiges mi vida misma.

Octavia
1204
¿Que te la exijo así, mi señor?

Antonio
1205
Sí, exigido, mi embajadora, me la exiges
1206
en nombre de tu hermano, muy torpemente, además.

Octavia
1207
Ni ruego con torpeza, ni mi hermano aprueba esto.

Antonio
1208
Yo, que podría decirle a un esclavo de hinojos
1209
“Levanta y sé rey”, habría de postrarme e implorar:
1210
“¡Perdonadme, César!” ¿Habría yo de poner a un
1211
hombre, a un igual, en el lugar de Júpiter, como
1212
si pudiera darme el ser? No, esa palabra,
1213
“perdonar”, se me atragantaría al pronunciarla.

Dolabela
1214
No la necesitareis.

Antonio
1215
¡No la necesitaré! Todos, mi amigo también,
1216
me habéis traicionado a cambio de sólo unas viles
1217
condiciones. Mi esposa me ha comprado con lloros
1218
y oraciones y ahora he de convertirme en su esclavo.
1219
Cuando su humor sea el de estar molesta conmigo
1220
maldecirá la vida que me dio; una nimiedad
1221
trivial le hará amenazarme con ir a su hermano.

Octavia
1222
Mi mala fortuna me condena a tus errores
1223
y desconfianzas. Pero traigo unas condiciones
1224
tales que no te ruborizarás en tomarlas.
1225
Amo tu honor porque es el mío; nunca se podrá
1226
rumorear que el esposo de Octavia era el esclavo
1227
de su hermano. Señor, eres libre, incluso de mí,
1228
a quien odias. Aunque mi hermano negocie por mí,
1229
y esto me convierta en precio y cemento de la paz,
1230
tengo un alma como la vuestra: no puedo aceptar
1231
vuestro amor como limosna. Pues me lo merezco
1232
no mendigaré por él: a mi hermano le hablaré
1233
de reconciliación y retirará sus tropas.
1234
Marcharás para gobernar el Este. No importa
1235
dónde me dejes, quizá en Atenas. No oirás queja.
1236
Conservaré tan sólo el yermo nombre de esposa
1237
y de esta manera te libraré del problema.

Ventidio
1238
[Aparte.]
¡Se vio nunca una lucha así por honor herido!
1239
Ambos desprecian ser complacidos por el otro.

Dolabela
1240
[Aparte.]
Octavia le ha tocado ahí donde más le duele.
1241
Mira, se le ve ruborizarse por vergüenza y
1242
despecho al verse superado en generosidad.

Ventidio
1243
[Aparte.]
Parpadea, se seca una lágrima apenas cae.

Antonio
1244
Octavia, debo elogiar la grandeza de tu alma
1245
tras oír tus palabras, pero no puedo aceptar
1246
tu propuesta, pues nunca podré ser conquistado
1247
sino por amor, en cambio es por deber lo que haces.
1248
Dices que te quedarías en Atenas, ¿cierto?

Octavia
1249
Así es, mi señor.

Antonio
1250
¿Debo estar agradecido a alguien que no me quiere,
1251
que para sí me llamará desagradecido,
1252
y pensará que no aprecio el gesto? No habrá de ser.

Ventidio
1253
[Aparte.]
Me alegra ver cómo le duele ahí.

Octavia
1254
¿Triunfarás sobre la virtud de la pobre Octavia?
1255
Este orgullo era todo lo que me daba fuerza,
1256
el que pensaras que me debías la vida a mí,
1257
y que se la debías a mi deber, no a mi amor.
1258
Mi alma altiva soportaría la ofensa y el dolor,
1259
pero ay del hombre que ose desairar mi lecho.

Antonio
1260
Por tanto, no me amas.

Octavia
1261
Por tanto, mi señor, yo no debería amarte.

Antonio
1262
Por tanto, querrías dejarme.

Octavia
1263
Y por tanto debería dejarte, de poder.

Dolabela
1264
Su espíritu es demasiado noble como para
1265
decir que le quiere después de tantas injurias,
1266
y aun así lo revela. Su modestia y silencio
1267
defienden con grandeza su causa y argumentos.

Antonio
1268
Oh, Dolabela, ¿qué camino habría de tomar?
1269
Encuentro un secreto anhelo en mi alma. Sin embargo,
1270
¿merece Cleopatra, que moriría conmigo,
1271
que la deje? La piedad se inclina por Octavia,
1272
¿pero es que no se inclina más aún por Cleopatra?

Ventidio
1273
Del lado de Octavia están la justicia y la piedad.
1274
Ninguna del lado de Cleopatra; con vos una
1275
se arruinaría, pero ella antes ya os ha arruinado.
1276
A la otra fuisteis vos quien la arruinaste, y aun así
1277
se quedaría junto a vos. No hay comparación.

Antonio
1278
¡Oh, alma partida!

Octavia
1279
¡Cielos, unidla! Vamos, si puedo perdonarte,
1280
mi señor, creo debieras aceptar mi perdón.
1281
Míralas, ¿no son tuyas? Habrían de tenerme
1282
sólo a mí y quedarse así, olvidadas? Id, id con él,
1283
hijas, arrodilláos ante él, tomadle la mano,
1284
habladle, pues podéis, y quizá os responda también.
1285
Sin sonrojaos, id, id, niñas, os digo, acercadle
1286
a vosotras y a mí, separadlo de esa mujer
1287
mala. Tú, Agripina, cuélgate de sus armas;
1288
y tú, Antonia, abrázate a su cintura. Si quiere
1289
sacudirse de vosotras y lanzaros contra el
1290
suelo, habréis de soportarlo, niñas, pues sois mías
1291
y yo vine a esta vida tan sólo para sufrir.

[Las niñas van a él, etc.]

Ventidio
1292
¿Hubo nunca escena más emotiva? ¡Emperador!

Dolabela
1293
¡Amigo!

Octavia
1294
¡Esposo!

Ambas niñas.
1295
¡Padre!

Antonio
1296
Quedo vencido. Tómame, Octavia; hijas mías,
1297
tomadme, compartidme. En deuda de amor estoy
[Las abraza.]
1298
con vosotras. He vivido apartado de vuestra
1299
compañía, envuelto en luchas; todo esto he de arreglar.

Octavia
1300
¡Hora bendita!

Dolabela
1301
¡Cambio feliz!

Ventidio
1302
Mi alegría se para en mi lengua para brotar
1303
por dos fuentes que ha encontrado un poco más arriba.

Antonio
1304
[A Octavia.]
Este triunfo es tuyo, condúceme a donde quieras,
1305
incluso si es al campamento de tu hermano.

Octavia
1306
Todos los que allí hay son tuyos.

[Entra Alexas apresuradamente.]

Alexas
1307
Señor, la reina, mi señora y vuestra…

Antonio
1308
Eso es el pasado. Te quedarás esta noche,
1309
Octavia, mañana seremos uno con César.

[Sale primero Octavia seguida de Dolabela y las niñas.]

Ventidio
1310
Ahí van noticias para ti, mi afanoso eunuco.
1311
Asegúrate de ser el primer mensajero:
1312
¡Corre, mi querido eunuco, vuela a proclamarlas!

[Sale.]

Alexas
1313
Este bufón de soldado duro de mollera,
1314
este héroe irreflexivo, instrumento de la muerte,
1315
con aburrida virtud ha deshecho mi ingenio.
1316
Carecí de placeres en mi más tierna infancia,
1317
de mi cuna me sacaron para lujo de otros,
1318
privándome de la promesa de ser un hombre.
1319
Desheredado de lo que la naturaleza
1320
ofrece a los más pobres de sus hijos por serlo,
1321
el poder me protegió del desprecio: hasta ahora.
1322
Si hubiera seguido Cleopatra mis consejos,
1323
el que la abandona habría sido traicionado.
1324
Muere de amor, pero ha conocido sus placeres.
1325
Dioses, ¿acaso esto es justo: que haya de morir
1326
yo, que no conozco placeres, porque ella sí ama?
[Entran Cleopatra, Carmia, Eiras y el séquito.]
1327
Mi señora, mis ojos sangran: Octavia está aquí.

Cleopatra
1328
Basta: silencio con ese graznido de cuervo.
1329
También yo lo sé; siento el zarpazo de la muerte.

Alexas
1330
Ya no sois más la reina; Egipto está perdido.

Cleopatra
1331
¿Qué me dices tú de Egipto? ¡Mi vida y mi alma
1332
están perdidas! ¡Le tiene Octavia, fatalidad
1333
del amor de Cleopatra! Mis besos, mis abrazos,
1334
son ahora de ella, mientras yo…¿tú has visto a mi rival?
1335
Habla, dime, ¿se merece este premio divino?
1336
¿Es muy bella? ¿Resplandeciente como una diosa?
1337
¿Reúne y agota toda perfección? Es así.
1338
Yo en cambio fui creada de materia ruda y basta,
1339
de la que los dioses tiraron después de hacerla.

Alexas
1340
Verdaderamente es un auténtico milagro.

Cleopatra
1341
Dices que es un milagro: mueren mis esperanzas.

Alexas
1342
[Haciendo una reverencia.]
Un milagro de bondad; de belleza, señora,
1343
vos sois la que eclipsáis todas las maravillas.

Cleopatra
1344
Me precipité: toma esto como recompensa.
1345
Pero, oh, temo que sólo me estés adulando.

[Le da un anillo.]

Carmia
1346
¡Aquí viene, está aquí!

Eiras
1347
Huid, señora, viene la hermana de César.

Cleopatra
1348
Daría igual si fuera la hermana de Júpiter
1349
y llevara en sus ojos los rayos de su hermano.
1350
Igualmente daría la cara ante mi rival.

[Se encuentra con Octavia y Ventidio. Octavia se le acerca, sus respectivos séquitos también a cada lado.]

Octavia
1351
No he de preguntar si sois Cleopatra, vuestra altivez…

Cleopatra
1352
Indica que soy reina; también vos dejáis claro…

Octavia
1353
Lo que soy: una romana. Este nombre tiene
1354
el poder de coronar y destronar a reinas.

Cleopatra
1355
Vuestro señor, el hombre que me sirve, es romano.

Octavia
1356
Era romano, pero perdió tal nombre cuando
1357
se hizo esclavo en Egipto; yo vengo a liberarle.

Cleopatra
1358
Paz, paz, Juno de mi amante. Eligió unos lazos
1359
menos pesados cuando se hartó de tan gran carga.

Octavia
1360
No es maravilla que vuestros lazos sean fáciles:
1361
tenéis larga práctica en artes de lujuria.
1362
No es vuestra primera presa. César da fe de ello.

Cleopatra
1363
No amé a César: pagué solo con gratitud su amor.
1364
Lo peor que puede decir vuestra malicia de mí
1365
es que el césar de los hombres ha sido mi esclavo.
1366
El siguiente, que es en mi corazón el primero,
1367
es el que la ley llama vuestro, y el amor, mío.

Octavia
1368
[Acercándose a ella.]
Quería ver más de cerca el rostro de aquélla,
1369
quien durante tanto me ha usurpado mi derecho,
1370
para observar esos irresistibles encantos
1371
que han conducido a la ruina a mi querido señor.

Cleopatra
1372
Observadlos con atención, pues de haber tenido
1373
una mitad, no hubierais perdido su corazón.

Octavia
1374
¡Lejos están de los de una señora romana!
1375
¡Lejos de los de una esposa modesta! Vergüenza
1376
de nuestro sexo pues tornan el pecado en placer.

Cleopatra
1377
Más bien puedes tú avergonzarte de no tenerlos:
1378
si la voluptuosa naturaleza, si el cielo
1379
indulgente, me han colmado de encantos que agradan
1380
al más valiente de los hombres, ¿acaso no he de
1381
estar orgullosa y no avergonzada de ellos?
1382
Feliz estoy de que me ame; cuando ya no le ame,
1383
que los cielos me cambien mi cara por la vuestra.

Octavia
1384
No le quieres tan bien.

Cleopatra
1385
Yo le quiero mejor, y le merezco mucho más.

Octavia
1386
Ni lo hacéis, ni podéis, habéis sido su ruina.
1387
¿Quién le hizo barato en Roma sino Cleopatra?
1388
¿Y objeto de burla en el extranjero sino vos?
1389
¿En Accio, quién le traicionó sino vos, Cleopatra?
1390
¿Quién hizo a sus hijas huérfanas y a mí una viuda
1391
desolada? Fue Cleopatra, tan sólo Cleopatra.

Cleopatra
1392
Y aun así, es ella, Cleopatra, quien mejor le ama.
1393
Si habéis sufrido, yo he sufrido mucho más que vos.
1394
Ostentáis el codiciado título de esposa,
1395
que ennoblece vuestra causa y os consigue apoyos
1396
de un mundo que de vos se apena y a mí condena.
1397
Pues yo he perdido mi honor, mi fama, he manchado
1398
la gloria de mi dinastía por el infame
1399
título de amante. Sólo me queda la vida
1400
y también eso perdería por él al que amo.

Octavia
1401
Que sea así, entonces, si es ese tu deseo.

[Sale con su séquito.]

Cleopatra
1402
Y ése es mi deseo, ahora que pierdo al que por quien
1403
sólo he vivido. Mi vista se oscurece y baila
1404
todo a mi alrededor, anticipando la muerte.
1405
Mi espíritu, mientras encontraba resistencia,
1406
se mantenía a flote para no hundirse bajo
1407
el desprecio de un rival. Al irse, se desploma.

Alexas
1408
El mío ha aprovechado para tomar fuerza
1409
y proveeros de consejos sobre cómo arruinar
1410
a quien de otra forma busca la ruina para vos.

Cleopatra
1411
¡Vana promesa! Llévame de la mano, Carmia,
1412
y tú también, Eiras; es tan pesada mi pena
1413
que también es capaz de hundiros a vosotras dos.
1414
Llevadme a algún aposento solitario, oscuro,
1415
dejadme sola para poder llorar mi dolor.
1416
Allí invocaré el lamento amargo de la muerte,
1417
como un niño indefenso sollozando hasta dormir.

[Salen.]

Acto IV

ESCENA I

[Entran Antonio y Dolabela.]

Dolabela
1418
¿Por qué me lo encargáis a mí y no lo hacéis vos mismo?
1419
¿No le podéis comunicar vos que debéis partir?

Antonio
1420
No puedo. En cambio, podría sacarme un ojo
1421
y el otro ni lloraría. Oh, mi Dolabela.
1422
Cuántas muertes caben en esta palabra, “marchar”.
1423
No confío en que mi lengua pueda decírsela:
1424
una mirada suya y me derretiré en llanto,
1425
tan sólo para volver a perderme de nuevo.

Dolabela
1426
Que lo haga pues Ventidio, que es de natural duro.

Antonio
1427
Oh, no, hablaría con demasiada rudeza
1428
la mataría con la noticia; has de ser tú.

Dolabela
1429
La naturaleza me ha hecho en un molde suave,
1430
de modo que con oír una historia fingida
1431
sobre la triste muerte de un amante mis ojos
1432
se humedecen y me privan así de mi hombría.
1433
Hablaría tan quedo, temiendo tanto herirle
1434
el corazón, que no lo creería seriamente.

Antonio
1435
Esto confirma que sólo tú eres apropiado.
1436
Piensa que eres yo; habla largamente y al hacerlo
1437
lima la aspereza de palabras afiladas.
1438
Que nuestra partida transcurra con la suavidad
1439
con la que comienza otro amor. ¿Harás esto por mí?

Dolabela
1440
Lo que has dicho se me clava en el alma, si he de hablar
1441
entonces hablaré así, justo de esa manera.

Antonio
1442
Te dejo con tu triste tarea, pues: adiós.
1443
Le he hecho llegar un mensaje para que te vea.
[Se dirige hacia la puerta pero regresa.]
1444
Lo olvidaba: dile que haré mi paz y la suya.
1445
Su corona y dignidad quedarán preservadas,
1446
si tengo poder con César, puede estar segura.

Dolabela
1447
No has de temer, recordaré bien tus palabras.

[Antonio vuelve a dirigirse a la puerta pero regresa de nuevo.]

Antonio
1448
Ah, y dile también cuánto se me ha presionado.
1449
Hago esto forzado por circunstancias extremas;
1450
ruégale que no odie mi recuerdo, pues yo el suyo
1451
lo conservaré con cariño. Insiste en esto.

Dolabela
1452
Confía en mí, no lo olvidaré.

Antonio
1453
Eso es todo, entonces.
[Sale y vuelve a entrar.]
1454
¿Perdonarás mi afecto por ella una última vez?
1455
Dile que aunque nunca jamás nos volvamos a ver,
1456
si me llegan noticias de que toma a otro amante
1457
se me rompería el corazón. Ahora he de irme,
1458
pues cada vez que he regresado siento mi alma
1459
enternecerse; temo que mi siguiente orden
1460
sea pedirle que se quedara y arruinarnos.

[Sale.]

Dolabela
1461
Los hombres no son sino niños a gran escala:
1462
sujetos igual al cambio nuestros apetitos,
1463
con idénticos antojos y no menos vanos.
1464
Y aun así, el alma, encerrada en un cuarto oscuro,
1465
con claridad ve el mundo mientras que en casa es ciega.
1466
Pero como un topo en la tierra, ocupado, ciego,
1467
sube escarbando en la locura y la saca a la luz
1468
a la vista de todos. Esto he descubierto,
1469
y he culpado al amor de un Antonio arruinado.
1470
Aun así desearía ser él; su ruina, mía.

[Entra Ventidio.]

Ventidio
1471
¿Solo y hablando para sí? ¿Preocupado también?
1472
Quizá mi intuición sea cierta: que la haya amado
1473
en el pasado y que todavía la pretenda.

Dolabela
1474
¡Oh, amistad! ¿Puedes responder a esto y razonar
1475
peor? Por intentarlo, desleal; perspectivas
1476
de ganar nulas, y si gano es sólo mi ruina.
1477
Todo es pura locura. Y aun así es la ocasión
1478
ideal. ¿Qué injuria en llevar la túnica que tira?

Ventidio
1479
Ninguna en absoluto. Ocurre como deseo,
1480
aniquilarla a ella a los ojos de Antonio.

[Entra Cleopatra, hablando con Alexas; Carmia y Eiras al otro lado.]

Dolabela
1481
¡Se acerca! Qué encanto tiene la pena en su cara.
1482
Parece la pena contenta con tal morada
1483
dulce; y de pronto una sonrisa melancólica
1484
estalla como un relámpago en una noche
1485
de invierno que trae por un instante el mediodía.

Ventidio
1486
¡Si le correspondiera ella! ¿Está allí su eunuco?
1487
Ese puercoespín augura tormentas. Ven aquí,
1488
acércate, dulce diablo, que te pueda oír.

Alexas
1489
Creedme, probad a ponerle celoso, los celos
[Dolabela se acerca a Carmia y Eiras, y parece hablar con ellas.]
1490
son como el cristal puesto en los labios como prueba
1491
de aliento y de vida cuando se duda de ésta.

Cleopatra
1492
Te concedo que los celos son prueba de amor,
1493
sí, pero son medicina débil que no sana:
1494
si revelan la enfermedad, no logran curarla.

Alexas
1495
Son el último remedio, y el más fuerte también.
1496
Este Dolabela es el adecuado para ello.
1497
Es apuesto, valiente, joven, un cebo ideal
1498
que llama la atención de las mujeres débiles.
1499
Todos sospechan que os ama: con una palabra
1500
o una mirada incendiareis a este joven
1501
de amor. Como un navío en llamas, a la deriva,
1502
le empujareis, veloz, con el viento a sus espaldas,
1503
para que prenda el corazón del celoso Antonio.

Cleopatra
1504
¿Puedo hacer esto? Mi amor es tan verdadero
1505
que ni puedo ocultarlo de donde está, ni puedo
1506
mostrarlo donde no está. Es mi naturaleza
1507
la de esposa: una tonta, inofensiva paloma
1508
afectuosa sin artificios y sin engaños.
1509
La Fortuna en cambio me ha convertido en amante
1510
empujándome inerme al ancho mundo, carente
1511
de la falsedad necesaria para ser feliz.

Alexas
1512
Obligaos a ello. Veréis que vuestro amante vendrá
1513
doblemente deseoso de poseer aquello
1514
que una vez temió iba a estar a punto de perder.

Cleopatra
1515
He de intentarlo, ¡pero con qué remordimientos!

[Sale Alexas. Se acerca a Dolabela.]

Ventidio
1516
Ahora que la escena se acerca puedo oírles bien.

Cleopatra
1517
[A Dolabela.]
¡Charlando con mis mujeres! ¿No podré unirme yo?

Carmia
1518
Vos erais el objeto de nuestra conversación.

Cleopatra
1519
¿Cómo? ¿Cómo es eso?

Eiras
1520
Alabábamos largamente vuestra belleza.

Cleopatra
1521
Mera poesía. Vuestros ingeniosos romanos
1522
vuestros Galo y Tibulo os han enseñado esto
1523
de Citeris y Delia, y otras mujeres así.

Dolabela
1524
Esos ingeniosos romanos no han puesto un pie en
1525
Egipto, de haberlo hecho habrían cantado a otras.
1526
Si yo fuese poeta, miraría a lo más alto.

Cleopatra
1527
Me halagáis, pero este es el vicio de vuestro pueblo:
1528
todos sois unos halagadores y unos falsos.
1529
Vuestro amigo es igual a vos. ¿Os envió para esto?

Dolabela
1530
No, señora, me envió en cambio—

Cleopatra
1531
Bien, os envió—

Dolabela
1532
Para cumplir un encargo menos placentero.

Cleopatra
1533
Oh, ¿menos placentero para vos o para mí?

Dolabela
1534
Señora, para ambos: peno por causaros duelo.

Cleopatra
1535
Tú, Carmia y tu compañera, alejaos. Resistid,
1536
aguantadme, ánimos.
[Aparte.]
¡A mi triste cometido!
1537
Estoy preparada; quizá pueda adivinarlo.

Dolabela
1538
Agradecería que así fuese, es tarea
1539
ingrata el dar malas noticias, y yo, de todo
1540
los de mi sexo, soy quien más temo disgustaros.

Cleopatra
1541
De todo vuestro sexo. Pronto os perdonaría.

Ventidio
1542
Qué delicados avances: mujeres, mujeres,
1543
muy querido, condenado, inconstante sexo.

Cleopatra
1544
Lo primero, he de ser abandonada, ¿no es así?

Dolabela
1545
Desearía no saber cómo responder a eso.

Cleopatra
1546
Olvidémonos de eso entonces si os atormenta.
1547
Estaría más pesarosa en otro momento.
1548
Lo siguiente, he de perder mi reino: ¡Egipto, adiós!
1549
Y bien, ¿hay entonces alguna otra mala noticia más?

Dolabela
1550
Señora, temo que vuestra pena, una tan honda,
1551
os haya trastornado vuestro entendimiento.

Cleopatra
1552
No me he vuelto loca, soportaré mi fortuna.
1553
Un amor puede ser el antídoto de otro amor
1554
como un veneno puede anular a otro veneno.

Dolabela
1555
Gozoso estoy de oíros, señora, y de veros
1556
llevar un duelo tan moderado. Habéis oído
1557
al peor; todos no somos tan falsos como él.

Cleopatra
1558
No, que los cielos no permitan que lo sean.

Dolabela
1559
Algunos hombres son constantes.

Cleopatra
1560
Y la constancia merece recompensa, claro.

Dolabela
1561
No la merece, pero dadle licencia de espera.

Ventidio
1562
Juro que yo te doy licencia, es suficiente.
1563
¿Cómo gestionar esto? Preciso reflexionar.

[Sale.]

Dolabela
1564
Vine preparado para daros malas nuevas,
1565
noticias que pensé que espantarían la sangre
1566
de vuestras níveas mejillas al recibirlas,
1567
pero las habéis oído con tanta alegría
1568
que me habéis facilitado mi encargo. Mi lengua,
1569
empleada en dar el mensaje de otro, querría hablar.

Cleopatra
1570
Detente, Dolabela. Dime antes si mi señor
1571
te eligió a ti o si te ofreciste para el empleo.

Dolabela
1572
Fue él quien me eligió, por ser yo su amigo del alma
1573
me encomendó transmitiros este mensaje.

Cleopatra
1574
Bien sé que el mensaje era tierno, de suave acento,
1575
para ablandar esa afilada palabra “marchar”.

Dolabela
1576
No, os equivocáis. Eligió términos duros
1577
que dijo con ojos fieros y un ceño fruncido
1578
contrayendo su rostro en la mueca más severa,
1579
como un terremoto la furia agitó sus ropas,
1580
y tomó aire y lo expulsó bramando como el Etna,
1581
en sonidos apenas humanos. “Fuera de aquí
1582
para siempre, que se vaya esta mancha de mi honor,
1583
veneno y azote de todas mis esperanzas!
[En este punto del discurso, Cleopatra parece más y más preocupada, hasta que queda visiblemente abatida.]
1584
Que se la lleven tan lejos como el hombre pueda
1585
para alejarla de su sociedad; es tóxica.”

Cleopatra
1586
¡Oh, no puedo soportarlo más!

Dolabela
1587
¡Socorro! ¡Ayuda! Oh, desdichado, ¿qué has hecho?

Carmia
1588
Ayúdame, ven, Eiras, masajea sus sienes.

Eiras
1589
Reclinadla hacia adelante, rápido.

Carmia
1590
Alabados sean los cielos, está volviendo en sí.

Cleopatra
1591
Oh, impedidle que se acerque a mí. ¿Me devolvéis
1592
a esta existencia miserable, pero para qué?
1593
¿Volver al hogar de la falsedad, de los votos
1594
rotos y del amor injuriado? Dejadme ir,
1595
por piedad, pues si hay un lugar de largo reposo
1596
seguro es que quiero ir. Mi señor desdeñoso
1597
nunca podrá interrumpir tal profundo descanso
1598
ni despertar mi alma dormida aullando en mi tumba
1599
palabras como las que allí la precipitaron.

Dolabela
1600
[De rodillas.]
Habéis de creerme. Hablo en contra de mí mismo.
1601
Esto merece crédito: he injuriado a mi amigo,
1602
que jamás pronunció esas palabras. Oh, habríais
1603
de haber visto las veces que se volvió. Cada vez
1604
con una frase más amable y más complaciente
1605
que añadir a lo que había dicho. Qué entrañables
1606
adioses. Se despidió derrotado por su amor;
1607
era evidente que se iba de mala gana.
1608
El amor que os profeso me ha convertido en traidor.
1609
¿Qué no podréis conseguir, que me habéis hecho un falso?
1610
Inventé esa mentira; de rodillas os ruego
1611
perdón para un criminal que se acusa y castiga.

Cleopatra
1612
¡Con qué facilidad creemos lo que deseamos creer!
1613
Levantaos, Dolabela. Si habéis sido culpable
1614
yo he contribuido a ello: el mucho amor me inculpa.
1615
Mi sugerente amabilidad era fingida;
1616
quise recuperar un amor en retirada
1617
jugando a dar celos. Preferiría perderle
1618
a juguetear innoblemente con su corazón.

Dolabela
1619
Vuestro pecho está fuera de todo alcance humano, es
1620
transparente como una roca de duro cristal
1621
imposible de penetrar. Oh, amigo mío,
1622
qué infinito tesoro has tirado, esparciendo
1623
en el océano, como un niño, vastas sumas
1624
de riquezas de allí imposibles de recuperar.

Cleopatra
1625
¿No podríais conseguir una hora de audiencia
1626
privada con él? Como un caminante cruzando
1627
un vasto páramo sin posada a la vista,
1628
que hambriento se termina todas sus provisiones
1629
antes de reemprender su doloroso camino,
1630
así desearía yo alimentar a mis ojos
1631
hambrientos antes de despedirnos; me voy lejos,
1632
si la muerte es lejana, para nunca más volver.

[Ventidio, con Octavia detrás.]

Ventidio
1633
Desde aquí podréis advertir—oh, es maravilla,
1634
¿Lo podéis creer? Le está tomando su bella mano.

Dolabela
1635
Lo haré, por esta recompensa.
[Le toma la mano.]
No la retiréis.
1636
Nunca jamás os pediré ninguna otra cosa.

Ventidio
1637
Miran hacia nosotros.

Octavia
1638
De ojos rápidos es la culpa.

Ventidio
1639
Fingid no haberles visto; seguid.

[Entran.]

Dolabela
1640
¿Habéis visto al emperador, Ventidio?

Ventidio
1641
No. Le busqué pero oí que deseaba estar solo,
1642
sólo en compañía de Hiparco, su liberto.

Dolabela
1643
¿Sabéis qué le ocupa?

Ventidio
1644
Epístolas e instrucciones a su hermano César.

Dolabela
1645
Bien, he de dar con él.

[Salen Dolabela y Cleopatra.]

Octavia
1646
¡Qué insolencia y qué descaro!

Ventidio
1647
Parecía que fuera a decir: “Tomad al viejo,
1648
Octavia, es vuestro, yo estoy mejor así, gracias.”
1649
Bien, ¿pero qué uso hacer de este descubrimiento?

Octavia
1650
Déjalo morir.

Ventidio
1651
Me da lástima Dolabela; ella es peligrosa.
1652
El poder de sus ojos supera a los encantos
1653
tesalios. Aproxima a la luna de los cielos,
1654
las sirenas le enseñaron a adular con su voz:
1655
elocuente, habla y la noche se torna en día
1656
sin que los que la escuchan sean conscientes de ello.
1657
La vejez florece a su vista y se vuelve juventud.
1658
Los sacerdotes se embelesan cuando sonríe,
1659
y, olvidando la solemnidad, con manos llenas
1660
bendicen sus ojos lujuriosos. Incluso yo,
1661
que la odio, con malicia admiro su belleza,
1662
y mientras la maldigo, la deseo. Antonio
1663
debe conservar algunos restos de pasión
1664
que quizá fermenten en una recaída peor
1665
de no ser por completo curados. Sé que ahora
1666
intenta conseguir con César la paz para ella.

Octavia
1667
Me habéis convencido. Pero para un plan futuro
[Se aleja.]
1668
le mostraré que querrá saber esta noticia.
1669
¡Que le negocie una paz para esta prostituta!
1670
Se me inflama el corazón: no debe ser, no será.

Ventidio
1671
Aquí viene su guardia. Dejadme empezar a mí.

[Entra Antonio.]

Antonio
1672
Octavia, te estaba buscando, mi amor. ¿Dónde están
1673
tus cartas? Ya he dado mis últimas instrucciones.

Octavia
1674
Las mías, mi señor, también están escritas.

Antonio
1675
[Apartándole.]
Ventidio—

Ventidio
1676
¿Mi señor?

Antonio
1677
Sólo entre tú y yo. ¿Cuándo has visto a Dolabela?

Ventidio
1678
Ahora, mi señor, salió de aquí; Cleopatra con él.

Antonio
1679
Habla bajo. Ordené que le llevara mi adiós.

Ventidio
1680
En verdad parecía que era vuestro último adiós.

Antonio
1681
Más bajo. ¿Mi “último adiós”? ¿Qué escondes con esas
1682
palabras “último adiós”? Lo hizo por orden mía.

Ventidio
1683
[En voz alta.]
Entonces no hizo más que obedeceros. Supongo
1684
que le pediríais la máxima amabilidad,
1685
que lo hiciera con gran suavidad, con todo su amor.

Antonio
1686
Cómo sufriría, pobrecilla, abandonada.

Ventidio
1687
Reaccionó como debía, se tomó vuestro adiós
1688
como lo hiciera el de César o lo haría el de otro
1689
cualquiera, en caso de que un amor nuevo surgiera.

Antonio
1690
[En voz alta.]
La estás difamando baja y maliciosamente.

Ventidio
1691
No pensé que os disgustaríais y lo habéis hecho.

Octavia
1692
[Acercándose.]
Pareces molesto, mi señor.

Antonio
1693
No es más que una tontería; retírate, mi amor.

Ventidio
1694
Ciertamente es una tontería. Él envió—

Antonio
1695
[Furioso.]
Es suficiente. Mira no desobedecerme,
1696
que si no me pagarás por ello con tu vida.

Octavia
1697
No se trata de una simple tontería, entonces.

Ventidio
1698
[A Octavia.]
Es menos que eso, no es nada; vos lo visteis tan bien
1699
como yo, y por tanto no es secreto para nadie.

Antonio
1700
¿Ella “lo” vio?

Ventidio
1701
Sí, vio al joven Dolabela.

Antonio
1702
¿Al “joven” Dolabela?

Ventidio
1703
Joven, sí, yo al menos le creo joven y apuesto,
1704
y otros piensan como yo. ¿Pero qué más da eso?
1705
Siguiendo vuestras órdenes, llevando un mensaje,
1706
ella le recibió muy cortésmente, le sonrió,
1707
él tomó entonces con familiaridad su mano,
1708
la apretó y cubrióla de besos apasionados.
1709
Ella se sonrojó y suspiró y sonrió otra vez,
1710
y al final tomó un tiempo para hablar dulcemente,
1711
acercando y apoyando su mejilla en la de él,
1712
a lo que él respondió con besos entre susurros.
1713
“La constancia se recompensa”, dijo ella en alto.

Octavia
1714
Todo esto yo también vi y oí.

Antonio
1715
¿Qué mujer decís haber oído y visto así
1716
de juguetona con mi amigo? ¿No era Cleopatra?

Ventidio
1717
La misma, mi señor.

Antonio
1718
¿Mi Cleopatra?

Ventidio
1719
Cleopatra: que es vuestra, de Dolabela, de todos.

Antonio
1720
Mientes.

Ventidio
1721
No miento, mi señor. ¿Qué habría de extraño en esto?
1722
¿Una amante abandonada no habría de buscar
1723
un reemplazo? No suele pasar las noches sola.

Antonio
1724
No pensaré más en ello porque sé que es falso.
1725
Veo la estrategia que os traéis entre manos.
1726
Pero, ¿para qué seguir ese camino, Octavia?
1727
¿En qué te perjudica que Cleopatra sea justa?
1728
Ya no es mía. Déjalo; te veo y te perdono, amor.

Octavia
1729
¿Te preocupa que se haya visto que es una falsa?

Antonio
1730
Debería, si así fuera, pues aunque es pasado,
1731
no quisiera que el mundo censurase mi elección
1732
de querer a una tan ligera; pero os perdono.

Ventidio
1733
¿Qué os han hecho mis años para que creáis que yo
1734
castigo porque sí a vuestros oídos con mentiras?
1735
Por las verdades de los cielos que ella es falsa.

Antonio
1736
Aunque el cielo y la tierra fuesen testigos de ello,
1737
me sería imposible creerla con mácula.

Ventidio
1738
Os traeré entonces un testigo desde el infierno
1739
para que de fe de esto. Aguardad, no os retiréis.
[Viendo a Alexas que entra y comienza a volverse.]
1740
Puesto que tienes que quedarte así lo harás.

Alexas
1741
¿Qué quiere mi señor?

Ventidio
1742
Forzarte a hacer lo que más detestas; hablar verdad.
1743
Miembro eres del consejo privado de Cleopatra,
1744
del consejo de sus aposentos, de sus horas
1745
lascivas; conoces cada cambio en sus noches
1746
y las vigilas como los caldeos la luna:
1747
puedes decir por qué fases pasa cada día.

Alexas
1748
¡Mi noble señor!

Ventidio
1749
Ilustre proxeneta, no te exijo un discurso
1750
elegante ni una cuidada cadencia, sino
1751
la simple verdad sin adornos. Oí, yo mismo,
1752
a tu reina cortejando a Dolabela. Di, habla,
1753
pues deseo conocer, por tu misma confesión,
1754
qué más ha sucedido entre ellos y cuánto sabes.

Antonio
1755
Responde verdad, Alexas, tanto si le ofende a
1756
Ventidio como si le complace, no te importe.
1757
Defiende a tu reina injuriada de la malicia.

Octavia
1758
[Aparte.]
¡Cómo le inspira ánimos, cómo teme encontrarla
1759
falsa! Ved cómo cierra los ojos a la verdad.
1760
¡Ved cómo de impaciente está por ser engañado!

Alexas
1761
Tanto como el amor defiende la fragilidad
1762
de la mujer, apremiada por el abandono y
1763
la grandeza del amante, divina Octavia,
1764
tanto puede mi reina ser excusada ante vos
1765
por amar a quien es vuestro señor. Ojalá que
1766
Ventidio sea justo al valorar los actos de ella.

Antonio
1767
Está bien dicha esa verdad; nótalo, Ventidio.

Alexas
1768
Su fuerte pasión, excelentísimo emperador,
1769
ante vos no se ha de excusar sino justificar.
1770
Los encantos de su belleza—sin su corona—
1771
atrajeron promesas y votos de lejanos
1772
reyes de India y Meroe, y a sus pies se ofrendaron
1773
los cetros de la tierra, expuestos en montones
1774
para que eligiera dónde prefería reinar.
1775
Pensó que tan sólo un romano la merecía,
1776
y de entre todos los romanos sólo Antonio,
1777
y ya que no podía ser esposa para vos,
1778
decidió desdeñar una pasión legítima.

Antonio
1779
Es todo cierto.

Alexas
1780
Y aun así, a pesar del amor y vuestro sin par
1781
abandono, que la han alejado del respeto
1782
debido al honor, al fin el cielo abrió sus ojos,
1783
y entendió sus ofensas hacia la bella Octavia,
1784
cuyo sagrado lecho mal había usurpado.
1785
Las tristes consecuencias de esta guerra impróspera
1786
fueron a confirmar sus pensamientos piadosos.

Ventidio
1787
[Aparte.]
¿Lo podréis creer? Miradle ahora, comienza a enmendar
1788
su discurso y a hablar razón. No temas, eunuco,
1789
el Emperador te ha otorgado total licencia.

Alexas
1790
De otra forma nunca me hubiera atrevido a ofender
1791
sus oídos con lo que la última necesidad
1792
le ha empujado a hacer a mi señora abandonada,
1793
si bien su corazón no está del todo alterado.

Antonio
1794
Por tu vida, no te atrevas a decir tal cosa.

Octavia
1795
[Aparte.]
¿He de soportar yo esto? Dioses, dadme paciencia.

Ventidio
1796
Sigue, eunuco. Continúa, querido medio-hombre.

Alexas
1797
Dolabela la ha amado durante largo tiempo.
1798
Él, así como vos, mi casi divino señor,
1799
la merece, y siendo ella rechazada por vos,
1800
a quien amaba, puede ahora aceptar su pasión.

Antonio
1801
¡Fuera de mi vista! ¡No puedo soportarlo más!
1802
¡Oh, que las furias te arrastren rápido al infierno,
1803
que los demás condenados descansen mientras que
1804
tú acaparas todas las manos torturadoras,
1805
hasta que Cleopatra se una a ti y tú la tortures!

[Sale Alexas, empujado por Antonio.]

Octavia
1806
No está nada bien, mi señor, y me ofende en mucho
1807
que demuestres esta pasión, esta preocupación
1808
desmedida por quien es una infiel prostituta.

Antonio
1809
Octavia, déjame; estoy muy inquieto. Vete, digo.

Octavia
1810
¡Mi señor!

Antonio
1811
Te ruego que me dejes.

Ventidio
1812
Obedecedle, señora. Mejor retirarse
1813
un tiempo y observar cómo continúa esto.

Octavia
1814
¿En qué te he ofendido, mi señor, para pedirme
1815
que me marche? ¿Soy falsa, infame, una Cleopatra?
1816
Si yo fuera ella, tan baja como ella, ¿habría
1817
de marcharme también? ¿Me lo pedirías?
1818
Cabizbaja inventaría excusas, falsas todas.

Antonio
1819
Todo esto es demasiado, demasiado, Octavia.
1820
Me oprime una pena difícil de sobrellevar,
1821
y a ella le añades tú más. Me voy a retirar,
1822
para reunir los restos de hombre que aún me quedan.

Octavia
1823
En privado harás duelo por un amor infiel
1824
que te ha traicionado: sólo a medias has vuelto a mí.
1825
Tu amabilidad se queda atrás con ella. Señor
1826
mío, me dicen que quieres incluirla en el tratado
1827
y pactar condiciones para ella. ¡Actos de amor son!

Antonio
1828
Ventidio, ¿eres mi amigo o eres otro Dolabela?
1829
Por eso quizá desencadenas a la fiera.

Ventidio
1830
Haced lo que os dice, mi señora, retiráos.

Octavia
1831
Me iré, desde luego, pero para nunca volver.
1832
Jamás te volverá a atormentar esta furia.
1833
Mi señor, el amor no durará para siempre
1834
si es harto sometido a desdeño e ingratitud.
1835
Vuelve con ella engañado, a quien prefieres a mí.
1836
Devuélvele tu corazón en un fingido adiós,
1837
si bien un amor fingido lo tuvo primero.
1838
Aunque mi justa dignidad me prohíbe quedarme
1839
porque me has injuriado, mi deber será tuyo.
1840
Por los queridos votos de un amor anterior,
1841
mi cuidado y ternura quedarán transferidos
1842
y me acompañarán en mis noches de viudedad.
1843
Toma mi último adiós, y con él mis esperanzas
1844
de tenerte entero para mí y no en una mitad.

[Sale.]

Ventidio
1845
Lucharé con los cielos que deshacen mis planes
1846
mejores. Mi último intento ha de ser ganármela
1847
de nuevo. Pero, oh, temo que será en vano.

[Sale.]

Antonio
1848
¿Por qué he de tener un sencillo, honesto corazón
1849
incapaz de disfrazar pena y debilidades,
1850
dejándolas expuestas a los ojos del mundo?
1851
Tendría que haberme tragado mi angustia inmensa,
1852
y sonreír forzado a la falsedad de Cleopatra.
1853
Octavia lo hubiera creído y se habría quedado,
1854
pero no soy más que arroyo de aguas cristalinas,
1855
y con claridad vergonzante expongo mis faltas.
1856
He aquí el profanador del santo nombre de amigo
[Entra Dolabela.]
1857
que ha envilecido hasta la máxima deslealtad.
1858
Con porte y gesto seguros deslumbra el villano
1859
secreto; con rasgos hechos para la honestidad
1860
que el cielo se equivocó al unir con pompa y traición
1861
facilitándole así su trabajo de engaño.

Dolabela
1862
¡Oh, amigo mío!

Antonio
1863
Y bien, Dolabela, ¿transmitiste mi mensaje?

Dolabela
1864
Lo hice, muy a mi pesar.

Antonio
1865
¿Cómo a tu pesar? ¿Fue acaso tan difícil hablar
1866
de nuestra despedida? Estarías deseándolo.

Dolabela
1867
¿Por qué?

Antonio
1868
Porque me quieres. ¿Y recibió ella mi mensaje
1869
con una pena tan sincera como aquella
1870
tan honda que yo sentía cuando lo compuse?

Dolabela
1871
Ella os ama incluso hasta la locura.

Antonio
1872
Oh, ya lo sé. Tú, Dolabela, no sabrás mejor
1873
cuánto me ama. ¿Y debería yo abandonar a esta
1874
criatura casi perfecta de tal hermosura?

Dolabela
1875
Verdad es que yo no podría si fuera mía.

Antonio
1876
Y con todo tú fuiste quien me persuadió de ello.
1877
¿Cómo has cambiado de opinión en tan poco tiempo?

Dolabela
1878
Yo advertí que no estaba preparado para ir.
1879
No pude soportar sus suspiros, ni sus lloros.
1880
Me pudo finalmente la piedad, quizá también
1881
os venza ahora a vos, pues he dado mi palabra
1882
de que dejaría que os diera su último adiós.
1883
Por aquí viene para que cumpla mi promesa.

[Entra Cleopatra.]

Antonio
1884
¡Falso Dolabela!

Dolabela
1885
¿Qué es falso, mi señor?

Antonio
1886
Pues es claro que Dolabela es falso y Cleopatra
1887
es falsa: ambos falsos e infieles. Venid, acercáos
1888
bien. Os une la maldad, serpientes, en mi pecho
1889
os guardaba hasta que me habéis mordido de muerte.

Dolabela
1890
Mi señor, ¿cómo he merecido ser tratado así?

Cleopatra
1891
¿Pueden los cielos inventar un tormento nuevo?
1892
¿Una maldición más allá de la despedida?

Antonio
1893
Sí, si el destino es justo habrá uno mucho mayor.
1894
Para crímenes como estos los cielos tendrían
1895
que idear castigos ingeniosos. La gran piedra
1896
que rueda y la rapaz roedora son antiguas
1897
como Júpiter, y ambas son penas muy leves.
1898
Vosotros en cambio habéis hecho madurar el mal
1899
a un nivel tan monstruoso que exige a los dioses
1900
encontrar una tortura a su altura. ¡Vosotros!
1901
No hay nombre como llamar a dos como vosotros.
1902
Me hacéis esto: a mí, que encerré a mi alma en vuestros pechos,
1903
que no tenía deseos, alegrías, vida,
1904
que no fuerais vosotros. Cuando mío era el mundo,
1905
os lo di en dote con mi corazón. No servía
1906
sino para serviros a vosotros. Amante
1907
y amigo era todo lo que el mundo me ofrecía.
1908
¡Oh, Cleopatra! ¡Oh, Dolabela! ¿Cómo pudisteis
1909
traicionar a este tierno corazón que con amor
1910
infantil arrullabais en vuestro pecho, donde
1911
dormía seguro de toda fe traicionada?

Dolabela
1912
Si ella os ha ofendido, os vengaréis los cielos y vos.

Antonio
1913
¡Si “ella” me ha herido! No quieras evadir tu culpa.
1914
Atrévete a jurar, Dolabela, que no la amas.

Dolabela
1915
No tanto como os quiero a vos.

Antonio
1916
¿No tanto? ¡Júralo, júralo! Di que no la amas.

Dolabela
1917
Nada más de lo que me permite la amistad.

Antonio
1918
¿No más? ¡Si la amistad no te permite a ti nada!
1919
Has mentido, y sigues sin jurar que no la amas.
1920
Oh, “no tanto”, “nunca más”, embustero hipócrita.
1921
Si esto no te atreves a reconocer ante ella,
1922
es que no la amas; si ante mí no lo reconoces,
1923
es que la amas. Ventidio lo oyó, Octavia lo vio.

Cleopatra
1924
Son enemigos.

Antonio
1925
Alexas no lo es, y también él lo ha confesado.
1926
Él que es quien mejor lo sabía dio cuenta de ello.
[A Dolabela.]
1927
¿En quién busco prueba que no seas tú? Te encomendé
1928
a ti que le llevaras mi última despedida,
1929
y vuelves con ella suplicando que se quede.

Dolabela
1930
¿Qué esperáis que responda? Si haber amado es crimen,
1931
entonces he pecado. Pero si me arrepiento
1932
de ese amor, me limpio del delito. Me arrepiento.
1933
En cambio, si mi ofensa va más allá del perdón,
1934
no permitáis que sufra ella: es inocente.

Cleopatra
1935
Ah, ¿qué cosa no hará una mujer enamorada?
1936
¿Qué podrá rechazar para aferrarse al corazón
1937
en el que todas sus alegrías están puestas?
1938
Fui aconsejada que azuzara el fuego de su alma
1939
para ponerte celoso y así recuperarte.
1940
Pero todo fue en vano, no fui capaz de fingir,
1941
y mi amor, desbordado, rompió todos los diques
1942
ahogando de nuevo a mi corazón. El destino
1943
aprovechó un minuto de ficción y se llevó
1944
por delante la verdad de toda una vida.

Antonio
1945
Fina telaraña es el arte de la mentira,
1946
una vez vista, se rompe con gran facilidad.

Dolabela
1947
Perdonad a vuestra amante.

Cleopatra
1948
Perdona a tu amigo.

Antonio
1949
Os habéis aconchabado y acordado defender
1950
la causa del otro. ¿Con qué testigos contáis
1951
de que sólo pretendíais despertar mis celos?

Cleopatra
1952
Nosotros mismos y los cielos.

Antonio
1953
La culpa es testigo de la culpa. Fuera amistad
1954
y amor: ya no tenéis lugar en el pecho humano,
1955
estos dos os han echado. ¡Evitad mi vista!
1956
No mataré al hombre que he querido, ni puedo herir
1957
a la mujer que he amado. Pero evitadme, los dos.
1958
Ignoro cuánto tiempo podré continuar manso,
1959
pues si paso un minuto más pensando en la ofensa
1960
tan alto en mí gritarán la justicia y venganza
1961
que me impedirán poder oír a la clemencia.

Dolabela
1962
Los cielos sienten nuestra pena por nuestras faltas,
1963
y les complace perdonar al hombre que yerra.
1964
Es la misericordia su querido atributo,
1965
que limita la justicia como si existieran
1966
grados en el infinito, y este prefiriera
1967
carecer en perfección a castigar sin freno.

Antonio
1968
Puedo al enemigo perdonar, pero al amigo
1969
y a la amante en cambio no. La forma más horrible
1970
de traición se da allí donde la confianza es mayor,
1971
y al alma resignada la apuñala su guardia.
1972
No os oiré más: ¡marchaos de mi vista para siempre!

Cleopatra
1973
¿Cómo? ¡Para siempre! A duras penas tan sólo un
1974
minuto soporto no verte, ¿y ahora por siempre
1975
he de marcharme? Todas mis alegrías están
1976
reunidas aquí. ¿A dónde puedo ir? ¿A mi reino?
1977
¿Ese que he perdido por ti? ¿Al de los romanos?
1978
¿Qué me odian por tu causa? ¿Quizá pues he de vagar
1979
por el ancho mundo, condenada al destierro,
1980
desterrada porque te amo y desterrada de ti?
1981
¡Y eso último es lo peor! Óyeme con la justicia
1982
más estricta, pues no mendigo favor alguno.
1983
Si te he ofendido, mátame. No me destierres.

Antonio
1984
No debo oírte. Una parte de mí, idiota, toma
1985
partido por ti. Pero el honor tapa mis oídos.

Cleopatra
1986
¡Escúchame, por piedad! ¿Te desharías de una
1987
esclava incondicional, que se humilla ante tanto
1988
desprecio? No tiene ni una pizca de compasión.
1989
No tiene una lágrima para mi despedida,
1990
ni una mirada ni un adiós amable. ¡Corazón
1991
de hierro! Oh, que los dioses nos miren bien y juzguen
1992
nuestra historia, y determinen si alguna vez me amó.

Antonio
1993
Suficiente. ¡Alexas!

Dolabela
1994
¡Villano mentiroso!

Antonio
1995
[A Cleopatra.]
Tu Alexas, el tuyo.

Cleopatra
1996
Pero si fue su idea, su catastrófico plan
1997
el hacer que volvieras a mi amor por los celos.
1998
Óyele, escucha su versión, deja que lo explique.

Antonio
1999
Ya lo he hecho.

Cleopatra
2000
Y si no me exculpa—

Antonio
2001
¡Es tu criatura! ¡La que vela por tus sonrisas,
2002
la que dice o calla, según, para complacerte!
2003
Ni me voy a conmover, ni cambiaré de opinión.

Cleopatra
2004
¿Entonces hemos de despedirnos? Mi cruel señor,
2005
¡adiós! Las apariencias juegan en mi contra.
2006
Parto, sin poder justificarme, para siempre
2007
de tu vista. Sabes cuánto te he amado. Tan sólo
2008
yo sé cuantísimo te sigo amando. Te amo más,
2009
incluso ahora que eres ingrato, de lo que jamás
2010
me has amado tú a mí. Tan de verdad que nunca
2011
me arrepentiré de ello. Pero moriré feliz
2012
con la satisfacción de saber que fuiste mío.

Antonio
2013
¡Lloran en su despedida! ¿He de llorar yo también?
2014
Tal cosa les proclama inocentes. No he de llorar,
2015
y en cambio quiero al pensar que no he de perdonarles.
2016
Vivid, pero vivid miserables, es bien justo
2017
que así sea porque me habéis convertido en eso.
2018
Vivid apartados y que no os encontréis jamás.
2019
Que os separen toda la tierra y todos los mares,
2020
que vuestra única visión compartida sea el cielo
2021
y el sol, que vuestros destinos nunca más se crucen,
2022
y que tristes les deploréis junto con el mío.
2023
Pues me engañasteis ya no podré confiar en nadie.

[Salen por separado.]

Acto V

ESCENA I

[Entran Cleopatra, Carmia y Eiras.]

Carmia
2024
Cielos, sed más justos, castigar así a la virtud
2025
nos incita a creer que el azar lo rige todo
2026
y que reparte una mano de casualidades
2027
a los destinos y las suertes que traza el hombre.

Cleopatra
2028
Podría sacarme estos ojos que conquistaron
2029
su corazón y que no lograron retenerlo.
2030
¡Qué maldición la de adorarle como lo hago!
2031
Sois testigos, dioses, de que me ordenó marcharme.
2032
¡Se burló de vosotros con insultantes votos
2033
de fe prometida! Moriré, no lo soporto.
[Saca su daga y la sujetan.]
2034
Podéis sujetarme pero puedo no respirar,
2035
puedo morir por dentro y estrangular este amor.

[Entra Alexas.]

Eiras
2036
¡Socorro, oh, Alexas, ayuda! Desesperada está
2037
la reina, su alma lucha con toda la agonía
2038
del amor y de la rabia, que está venciendo.

Cleopatra
2039
Suéltame. ¿Estás ahí, traidor? Un poco de aliento
2040
para soltar al viento mi rabia. ¡Que me sueltes!
2041
¡Suéltame, digo! Deseo lanzarme contra él.

Alexas
2042
Sí, lo merezco, mi verdad llegó en mala hora.
2043
¿Tenía que ser yo el que sostuviera las ruinas
2044
de un poder real en declive? ¿Yo el que se tirara
2045
bajo las ruedas para que le hicieran pedazos
2046
con toda la fuerza imperial de su peso? ¡Hay tanta
2047
arrogancia en los súbditos que quieren preservar
2048
un poder tal que anhela su propia destrucción!

Cleopatra
2049
Quisiera razonar con mayor calma contigo.
2050
¿No forzaste a que mi sincero y directo amor
2051
tomara el tortuoso camino de los celos?
2052
¿Qué se ha conseguido? Octavia ha desaparecido,
2053
pero Cleopatra ha sido desterrada. Villano,
2054
tú sólo has empujado mi barca a mar abierto
2055
para probar a mi costa que la puedes virar
2056
y hacerla volver. Pero ya, me temo, no ha de ser.
2057
Estoy perdida demasiado adentro, arruinada.
2058
¡Fuera de aquí, impostor, traidor, monstruo, demonio!
2059
No puedo más: mis penas y tú me habéis hundido
2060
tan al fondo que me falta voz para maldecir.

Alexas
2061
Imaginad unos náufragos en una isla,
2062
agotados por escalar un acantilado.
2063
Si desde arriba alguna mano caritativa,
2064
poniéndose en peligro, les ayudara a subir,
2065
¿le maldecirían por sus esfuerzos? Sucede
2066
aquí lo mismo. En un paso alcanzaréis la cima.

Cleopatra
2067
He tocado fondo y nunca más me levantaré.

Alexas
2068
Octavia se ha ido, y con Dolabela en el destierro,
2069
creedme, señora, Antonio es vuestro. Nunca perdisteis
2070
su corazón, que atraparon los celos, último
2071
retiro y refugio del amor, donde se esconde
2072
entre las sombras y en un silencio vigilante,
2073
atento al sonido que le reclama de vuelta.
2074
Cualquiera podría terminar este trabajo
2075
iniciado por mí, pues casi está concluido.
2076
Así de fácil, triste de mí, se lo he dejado.

Cleopatra
2077
Asegúrate de hacerlo tú, de otra manera—

Alexas
2078
Vuestro silencio es lo que me amenaza.— Antonio
2079
ha subido al monte Faros. Desde su torreta
2080
contempla vigilante las galeras egipcias
2081
mano a mano con la flota de César. ¡Conquistar
2082
o morir!—Sólo la victoria puede absolverme.
2083
Si nosotros vencemos, vuestro es el conquistador.

[Se oye un grito lejano en el interior.]

Carmia
2084
Tened esperanzas, señora, ¿habéis oído el grito?

[Se oye, más cerca, un segundo grito.]

Eiras
2085
¡Escuchad con atención! ¡El segundo es más fuerte!

Alexas
2086
Vienen del puerto, ¡por los dioses, son buenas nuevas!

Cleopatra
2087
¡Que así lo quiera Osiris!

[Entra Serapión.]

Serapión
2088
¿Dónde, dónde está la reina?

Alexas
2089
Con cuánto pavor se queda mirando el cobarde
2090
sagrado, aún sin recuperarse del asalto,
2091
cuando todos sus dioses, y lo que es más para él,
2092
sus ofrendas y oblaciones, corrían peligro.

Serapión
2093
¡Oh, el horror! Es el fin de Egipto; nuestra hora
2094
ha llegado: desde su antiguo trono la reina
2095
de naciones se ha hundido por siempre en el abismo.
2096
El tiempo ha desenrollado hasta su último éxito,
2097
ha agotado el papiro y puesto fin a las glorias.

Cleopatra
2098
Sé más claro: di de dónde vienes, aunque leo
2099
mi destino en tu rostro, y tus ojos temerosos
2100
amenazan con revelarlo antes de que hables.

Serapión
2101
Ay, de Faros, de ver—perdonadme e imaginadlo—
2102
la última esperanza de Egipto: vuestra flota—

Cleopatra
2103
¿Derrotada?

Serapión
2104
No: ni siquiera lucharon.

Cleopatra
2105
Huyeron, entonces.

Serapión
2106
Tampoco eso. Vi, con Antonio, cómo la flota
2107
se marchaba remando: vi que agitó la mano
2108
tres veces, bien alto, y las tres le dijeron adiós.
2109
La falsa fortuna, como una servil meretriz,
2110
que a punto de dejar al pródigo en bancarrota,
2111
disimulando una sonrisa le besa un adiós,
2112
adulándole hasta el último momento; igual,
2113
los remos fueron hasta el enemigo; el encuentro
2114
en cambio fue amistoso. Vimos los gorros de ambos
2115
bailar en el aire al unísono. Las galeras
2116
egipcias, recibidas como amigas de Roma,
2117
se han colocado detrás de las suyas y engrosan
2118
ahora sus filas. Juntas se acercan al puerto.

Cleopatra
2119
Es suficiente, Serapión. Entiendo mi sino.
2120
No era esto preciso, dioses: cuando perdí a Antonio
2121
vuestro trabajo estaba hecho. Esto es pura maldad.
2122
¿Y mi señor? ¿Cómo está llevando el golpe final?

Serapión
2123
No puede expresarse su furia en palabras. En tres
2124
ocasiones buscó el ataque definitivo
2125
contra el enemigo y la galera de César.
2126
Oculto, delira sobre vos, piensa que es traición.
2127
Grita, advirtiendo, que si os encontrara ahora—

Alexas
2128
Olvidaos de él, y procurad vuestra seguridad
2129
hasta el momento en que podáis probar inocencia.

Cleopatra
2130
Me quedaré.

Alexas
2131
No debéis. Apresuraos a vuestro sepulcro
2132
mientras yo me voy corriendo a buscar a César.

Cleopatra
2133
¡A César! No, no tengo negocio alguno con él.

Alexas
2134
Puedo intentar negociar que os perdone la vida.

Cleopatra
2135
¡Rastrero infeliz! ¿También tú le traicionarías?
2136
¡Fuera de mi vista! No oiré a un traidor. Esta ruina
2137
nos la trajo tu plan. Serapión, eres honesto.
2138
Aconséjame pero aprisa, que el tiempo es oro.

Serapión
2139
Retiráos, todavía no habéis de ver a Antonio.
2140
Alexas comenzó este desastre, y es justo que
2141
tentando al peligro, intente exculparos. Ofrece
2142
su lengua servil para conseguiros de César
2143
una pobre vida precaria; mejor que vaya
2144
ante Antonio y exhiba con él esa elocuencia.

Alexas
2145
¡Cielos! No me atrevo, encontraré muerte segura.

Cleopatra
2146
¡Esclavo, la mereces! No le temo a mi señor,
2147
y no le evitaré. Le sé noble; no me quitó
2148
la vida cuando me desterró acusándome de
2149
engaño. Lo entenderá todo y moriré con él.

Alexas
2150
Tened piedad de mí y dejadme que os acompañe—

Cleopatra
2151
A la muerte, como te muevas de aquí. Si puedes,
2152
habla ahora, por tu vida, si es que la quieres salvar,
2153
mientras que la mía vale esto. Ven, buen Serapión.

[Salen Cleopatra, Serapión, Carmia y Eiras.]

Alexas
2154
Oh, si pudiera temer menos perder a este ser
2155
que, como una bola de nieve en mi cobarde
2156
mano, cuanto más la aprieto, más rápidamente
2157
se me derrite. Razón, me eres de poca ayuda,
2158
pues aún, a pesar de ti, estos dos amantes,
2159
alma y cuerpo, temen su separación postrera.
2160
Déjame pensar. Para salvarme de la muerte,
2161
¿qué puedo decir? No importa el sino de Cleopatra.

Antonio
2162
[Dentro.]
¿Por dónde, dónde?

Ventidio
2163
[Dentro.]
Este lleva al sepulcro.

Alexas
2164
¡Ah, ya le oigo! Y todavía no estoy preparado.
2165
El don mío de la mentira me ha abandonado,
2166
y este demonio de la corte que he alimentado
2167
me abandona ante la necesidad. No me atrevo
2168
a quedarme, tampoco puedo marcharme lejos.

[Sale.]
[Entran Antonio y Ventidio.]

Antonio
2169
Afortunado de ti, César, que tienes hombres
2170
a los que liderar; no has vencido tú a Antonio,
2171
no: Roma ha conquistado a Egipto. ¡Me han traicionado!

Ventidio
2172
¡Maldito sea ese séquito traidor! Su tierra
2173
y cielo los infectan de todas las bajezas
2174
y sus nuevas almas llegan al mundo manchadas
2175
desde el momento mismo de su primer aliento.

Antonio
2176
El villano original no fue la creación de Dios,
2177
sino un bastardo del sol por el Nilo ascendido
2178
a hombre, con todo el barro de su madre en su alma.

Ventidio
2179
La nación entera es una traidora, y su reina
2180
el espíritu y la esencia de todos ellos.

Antonio
2181
¿Queda aún alguna posibilidad de ayuda?
2182
¿Por ventura algún dios que no procure mi caída?
2183
¿Una mínima esperanza no comprometida?
2184
Si la hay, no puede pasarme el destino de un niño
2185
como César por encima. Una mitad del mundo
2186
aún es de Antonio. De cada extremidad cortada,
2187
siento que regresan a mí el alma y el coraje.

Ventidio
2188
Aún nos quedan tres legiones. El último asalto
2189
nos quitó el resto. Si es la muerte vuestro designio,
2190
estas nos bastan para amontonar cadáveres
2191
de enemigos en una gran pila para enterrar.

Antonio
2192
Nos bastan. No dividiremos nuestras estrellas,
2193
sino que, juntándolas, lucharemos émulos.
2194
Con ojos maliciosos vigilaremos nuestros
2195
actos; cada muerte que des la tomaré en deuda,
2196
y justo te pagaré de vuelta con otro alma.

Ventidio
2197
Veréis ahora cómo os quiero. Ni una palabra más
2198
de lamento. Por las pocas horas que me quedan
2199
juro estar tan satisfecho con este valiente
2200
destino romano, que no querría ser César
2201
y sobreviviros. Cuando dejemos la carne
2202
y subamos juntos, la muchedumbre etérea
2203
jaleará al verme, pues fui quien murió con Antonio.

Antonio
2204
Quién sabe, quizá acabemos con todas sus tropas
2205
y lleguemos a veteranos. Intentémoslo,
2206
probemos a saltar este golfo del destino.

[Entra Alexas, temblando.]

Ventidio
2207
¡Mirad a ese villano y a Cleopatra en su rostro
2208
con toda su astucia y sus artes para el engaño!
2209
¡Cómo mira a través de esos ojos embusteros!
2210
¡Cómo prepara su semblante para el engaño!
2211
¡Promete una mentira antes de hablar! Dejádmelo.

[Acercándose.]

Alexas
2212
Oh, perdonadme, perdonadme.

Antonio
2213
Para. No es digno de que le mates. Por tu vida,
2214
que puedes conservar porque desprecio tomarla,
2215
ni una sílaba para defender a tu reina.
2216
Puedes ahorrarle ese trabajo a tu vil lengua.

Alexas
2217
Señor, se ha marchado a donde nunca se la pueda
2218
molestar de nuevo, bien por el amor o por vos.

Antonio
2219
¡Ja! ¡Ha huido con su Dolabela! ¡Muere, traidor!
2220
¡Olvida mi promesa, me desdigo! ¡Tú, muere!

[Va a matarle.]

Alexas
2221
¡Esperad! ¡No ha huido!

Antonio
2222
Sí, lo ha hecho. Mis ojos, abiertos, ven su engaño.
2223
Mi vida entera ha sido un sueño dorado de amor
2224
y de amistad; pero ahora, como un marino alerta,
2225
me levanto de un dulce descanso justo cuando
2226
mi barco naufraga y mis tesoros los traga el mar.
2227
¡Mujer desagradecida! Como golondrina
2228
de verano me seguiste, criando a tus polluelos
2229
en mis cálidos rayos, cantándome lisonjas
2230
desde el amanecer; pero con mi invierno encima
2231
emprende el vuelo hacia la primavera de César.

Alexas
2232
No creáis tal cosa. Se han mezclado vuestras fortunas
2233
en todo. De haber traicionado su flota a Roma
2234
segura se hubiera ido a César, con tal soborno.

Ventidio
2235
Lo mandó antes para luego ser más bienvenida.

Antonio
2236
Es evidente, si no habría aparecido
2237
ante nosotros para explicarse y exculparse.

Alexas
2238
Ya lo ha hecho, fatalmente: no pudo soportar
2239
vuestra injusta acusación. Se encerró en el sepulcro,
2240
bajó la mirada, susurró y en silencio
2241
sus lágrimas cayeron de su rostro inmutable
2242
como si salieran sin licencia, escapándose.
2243
Murmuró hacia adentro palabras indistinguibles
2244
y al fin, con mirada de Lucrecia moribunda—

Antonio
2245
Mi corazón tiene un negro presentimiento—

Ventidio
2246
Todo es para mejor, continúa.

Alexas
2247
Agarró su puñal, y antes de que pudiéramos
2248
evitar el golpe mortal, se lo hundió en el pecho.
2249
Girándose a mí, dijo: ‘Llévale mi último adiós
2250
a mi señor y pregúntale si aún sospecha’.
2251
Quiso decir más pero la muerte se entrometió.
2252
Comenzaba a decir vuestro nombre con su último
2253
aliento, quedando el resto enterrado en su boca.

Ventidio
2254
¡Alabado sea el cielo!

Antonio
2255
¿Eres entonces inocente, mi querido amor
2256
y estás pues muerta? ¡Qué palabra! Muerta si falsa,
2257
pero habrías de estar viva si inocente y cierta.
2258
¡Pero inocente y muerta clama al cielo! ¿Qué soy yo
2259
entonces, asesino de verdad, de inocencia?
2260
No pueden mis pensamientos formarse en palabras
2261
capaces de expresar una culpa tan horrible.

Ventidio
2262
¿Ha llegado a esto? Los dioses son muy generosos,
2263
¿y así es como les agradecéis tanta merced?

Antonio
2264
[A Alexas.]
¿Por qué te quedas aquí? ¿Es para espiarme el alma
2265
y ver su duelo interno? ¡Márchate! No mereces
2266
ser testigo de lo que ahora le corresponde
2267
hacer a la dignidad de emperador romano.

Alexas
2268
La ama aún, el dolor le delata. La alegría
2269
de saberla con vida augura reconciliación.
2270
Me he salvado a mí y a ella, pero, oh, estos romanos.
2271
El destino se adelanta a mi ingenio, me alcanza,
2272
me persigue y sorprende en las vueltas de la vida.

[Sale.]

Ventidio
2273
[Aparte.]
Mejor hubiera estado que se hubiera muerto antes.
2274
Antes de que Octavia marchara, se podría haber
2275
intentado negociar. Ahora somos débiles,
2276
no aceptarán un pacto. Vamos, poneos en pie,
2277
preparémonos para morir luchando juntos.

Antonio
2278
No lucharé. Ya no tengo por qué ir a la guerra.
2279
La razón de mi furia y mi rabia ya no existe.

Ventidio
2280
César está a las puertas.

Antonio
2281
Pues que le dejen entrar. Ya sí que es bienvenido.

Ventidio
2282
¿Qué letargo ha invadido y conquistado vuestra alma?

Antonio
2283
No es sino desprecio de la vida y justo anhelo
2284
de liberarme de la atadura que me oprime.

Ventidio
2285
Hacedlo con valor.

Antonio
2286
Lo haré, pero no será luchando. ¡Oh, Ventidio!
2287
¿Por qué causa iba yo a luchar? Mi reina está muerta.
2288
Era un grande para ella: mi poder, mi imperio,
2289
eran la moneda con la que compraba su amor,
2290
y los reyes sometidos mis comisionistas.
2291
Con ella muerta, deja que César tome el mundo,
2292
que está vacío sin su mejor joya. Mi lucha
2293
valía la pena por ella. Siento náuseas,
2294
ninguna recompensa de la vida existe ya.

Ventidio
2295
¿Querríais que os prendieran?

Antonio
2296
Sí, quisiera que me llevaran, como a un romano:
2297
muerto, mi Ventidio. Mi alma fuera del alcance
2298
de César, privado de la vida por mi mano.
2299
Es hora de que el mundo tenga un señor y sepa
2300
a quién obedecer. Nosotros dos en suspense
2301
hemos mantenido su homenaje. Dejémosle
2302
que campe solo por el mundo. Estoy agotado.
2303
Mi antorcha se me ha apagado, y ahora el mundo ante mí
2304
se me antoja un gran desierto negro al anochecer.
2305
Me tumbaré y dejaré de andar sin propósito.

Ventidio
2306
Sentiría gran dolor si os sobreviviera:
2307
elegid vuestra muerte, yo he visto tantas formas
2308
que no me importa cuál tomar. Me preocupa sólo
2309
que mi vida, que de gastada es un trapo roto,
2310
no valga siquiera para ser renunciada.
2311
Quisiera que pudiésemos renunciar a ellas
2312
con mayor dignidad, como dos leones peleando,
2313
pudiendo al menos abalanzarnos y malherir
2314
a zarpazos a los cazadores al acecho.

Antonio
2315
Ya lo he pensado. Ventidio, has de seguir vivo.

Ventidio
2316
No debo, mi señor.

Antonio
2317
¿No querrías vivir para decir algo bueno
2318
de mí? ¿Defendiendo mi justa fama de agravios,
2319
y mis logros de las viles lenguas de los hombres?

Ventidio
2320
Si no sois vos, ¿quién habrá de defender los míos?

Antonio
2321
Pues te lo ordeno.

Ventidio
2322
Si morimos bien, nuestras muertes hablarán mejor
2323
ellas solas; no precisarán testigos vivos.

Antonio
2324
Tú me has querido y quisiera recompensártelo.
2325
Pues debo morir, mátame y llévate el mérito
2326
de mi muerte para congraciarte así con César.

Ventidio
2327
Lo agradezco. Habéis dicho que os quería pero
2328
por recompensa me pedís que me vuelva un traidor.
2329
¿Pensé jamás que me habríais de usar de este modo?
2330
¿Que habría de morir con algo que echaros en cara?

Antonio
2331
Perdóname, romano. Desde que me he enterado
2332
de la muerte de Cleopatra no rige mi razón
2333
sobre mi lengua, y deja escapar mis pensamientos
2334
descontrolados y al azar. Lo he pensado mejor,
2335
pero no me rechaces de nuevo otra propuesta.

Ventidio
2336
No lo haré. Ojalá que no sea sobreviviros.

Antonio
2337
Mátame primero a mí y luego muere tú; justo es
2338
ayudar antes al amigo que a uno mismo.

Ventidio
2339
Dadme la mano. Nos veremos pronto. Ahora, adiós.
[Lo abraza.]
2340
“Emperador”… creo que esa es palabra fría
2341
para ser mi última, y puesto que la muerte acaba
2342
con todas las distinciones, adiós, ¡mi amigo!
2343
Ya está; no haré una montaña de un grano de arena.
2344
No puedo miraros y mataros, volved la cara.

Antonio
2345
Lo haré; asegúrate de apuntar al corazón.

Ventidio
2346
Mi espada lo alcanzará.

[Se mata.]

Antonio
2347
¡Oh, erraste! ¡Esa herida no era para ti, dámela!
2348
Me acabas de robar una muerte que era mía.

Ventidio
2349
Es cierto; pero pensad que esta es la primera vez
2350
que os engaño, si eso me ayuda a que me perdonéis.
2351
Dioses, perdonadme si lo estimáis conveniente.
2352
Antes muero mintiendo que matar a mi amigo.

[Se muere.]

Antonio
2353
¡Adiós! Por siempre mi líder, incluso en la muerte.
2354
Mi reina y tú me habéis adelantado. Me dejáis
2355
atrás, mi honor se demora. La muerte le trató
2356
con una amabilidad familiar. Cuando llamó,
2357
corrió a la puerta y la tomó en sus brazos diciendo
2358
“Sois siempre bienvenida, no has de avisar antes”.
2359
Los libros nos malacostumbran; los hombres sabios
2360
son cobardes de profesión. No hay más que pensar,
2361
pues la muerte, por lo que sé, es no pensar nunca más.
[Se tira encima de su espada.]
2362
No he acertado en el corazón, ¡oh, mano que fallas!
2363
No había peor ocasión para errar. Mi fortuna
2364
me abandona hasta el último momento y la muerte
2365
como un alto mando toma asiento y me hace esperar
2366
antes de hacerme pasar.
[Se escuchan pisadas.]
Es alguien, quizá de César.
2367
¡Oh, si me encuentra con vida y sospecha que juego
2368
a hacerles creer que quiero matarme sin quererlo!
2369
Me remataré antes de que puedan darme alcance.

[Se incorpora y se pone de rodillas.]
[Entra Cleopatra, Carmia y Eiras.]

Cleopatra
2370
¿Dónde está mi señor? ¿Dónde está?

Carmia
2371
Se encuentra aquí; yace Ventidio muerto a su lado.

Cleopatra
2372
Mis temores fueron profetas; llego muy tarde.
2373
¡Oh, ese condenado y maldito Alexas!

[Corre a él.]

Antonio
2374
¿Estás viva o estoy yo muerto antes de saberlo
2375
y tú eres el primer fantasma que me recibe?

Cleopatra
2376
Ayúdame a sentarle. ¡Pide ayuda, rápido!

[Le sientan en una silla.]

Antonio
2377
Tengo mi respuesta: ambos vivimos. Mi Cleopatra,
2378
siéntate. Quiero sacarle provecho a la vida,
2379
poder quedarme un momento más aquí contigo.

Cleopatra
2380
¿Cómo te encuentras?

Antonio
2381
Como un hombre que parte aprisa y que teniendo
2382
todo empaquetado salvo una querida joya
2383
que olvidó, vuelve a por ella, veloz. Vuelvo a por ti.

Cleopatra
2384
Oh, cielos, durante tanto habéis sido tan crueles
2385
conmigo y ahora mostráis vuestra fe enmendada
2386
y me lo devolvéis con una vida que le huye.

Antonio
2387
No ha de ser, mi amor; retendré a mi alma por la fuerza.
2388
Tan sólo asegúrame que no me has engañado.

Cleopatra
2389
Es demasiado tarde para decirte que no.
2390
Te lo probaré muriendo contigo. Alexas,
2391
a mis espaldas, se inventó que yo había muerto.
2392
Cuando me enteré, vine corriendo a impedir esta
2393
fatal consecuencia. Mi flota nos traicionó a ambos.

Antonio
2394
Y Dolabela—

Cleopatra
2395
Si antes apenas le estimaba, ahora le odio.

Antonio
2396
Suficiente. Mi vida no es tan larga para más.
2397
Dices que me seguirás. Te creo. Puedo ahora creer
2398
todo lo que digas. Será así mejor el adiós.

Cleopatra
2399
Me iré contigo, no lo dudes, mi vida. Me iré
2400
pronto. César no triunfará sobre nada tuyo.

Antonio
2401
Pero mientras tanto no llores por mis últimos
2402
días innobles. Piensa que hemos vivido muchos
2403
gloriosos y claros y que el cielo nos retrasó,
2404
amable, la tormenta, justo hasta nuestro ocaso.
2405
Diez años de amor y ni un momento malgastado,
2406
pero todos disfrutados con máximo goce.
2407
Y ahora morir la muerte del otro, de la mano,
2408
caminando, juntos, por jardines subterráneos,
2409
mientras tropas de fantasmas de amantes se acercan
2410
y se nos unen, todos como nuestro cortejo.

Cleopatra
2411
Oh, tus palabras me suenan a canto de cisne,
2412
demasiado dulces para que duren. ¿Sobraban
2413
horas para tu ingratitud, ni una para el amor?

Antonio
2414
No, ni siquiera un minuto. Este beso vale más
2415
que todo lo que jamás le dejaré a César.

Cleopatra
2416
Oh, dime eso una vez más. A cambio toma diez mil
2417
besos por tus palabras. ¡Habla, habla, mi señor!
2418
Si aún queda vida en ti y no puedes hablar, haz señas,
2419
o mírame: haz algo que demuestre que aún vives.

Eiras
2420
Demasiado lejos está para poder oíros.
2421
Lo que véis es tan sólo un montón de barro inerte,
2422
la carcasa y los restos que deja atrás un alma.

Carmia
2423
Recordad, señora, que os encomendó no llorar.

Cleopatra
2424
Y le obedeceré. No he amado a un romano para
2425
no saber lo que ha de ocurrirle a su esposa, Carmia.
2426
Pues es a ese alto título al que aspiro y ahora
2427
no moriré por menos. Que la aburrida Octavia
2428
sobreviva para guardarle luto. Más noble
2429
es mi destino, que a él me ata con una fuerza tal
2430
que no habrá ley romana que rompa nuestro enlace.

Eiras
2431
¿Moriréis entonces?

Cleopatra
2432
¿Por qué crees que has de formularme una pregunta así?

Eiras
2433
César es misericordioso.

Cleopatra
2434
Déjale que lo sea con aquellos que quieren
2435
su misericordia. Mi pobre señor no pactó
2436
acuerdo con él que me librara tras su muerte.
2437
¿Yo? ¿Entregarme al orgullo de César para ser
2438
exhibida por las calles como un trofeo
2439
en un espectáculo para ojos plebeyos
2440
mientras algún rencoroso amigo de Antonio,
2441
en un rincón, mueve la cabeza y entre dientes
2442
masculla una maldición secreta contra aquella
2443
que le arruinó? No quiero pasar por nada de eso.

Carmia
2444
En lo que decidáis os seguiré, hasta la muerte.

Eiras
2445
Sólo temía por vos, pero más temo sin vos.

Cleopatra
2446
Entonces es como debe ser. Rápido, amigas,
2447
con premura, la ciudad está en manos de César.
2448
Mi señor me mira desde arriba preocupado
2449
y teme que sea sorprendida y que me quede.
2450
Que no haya de esperar largo tiempo para su amor.
2451
Carmia, tráeme mi corona y mis mejores joyas.
2452
También la corona de laurel de la victoria
2453
que le hice (¡vano augurio!) para él que ya está muerto.
2454
Tú, Eiras, tráeme la cura de toda enfermedad.

Eiras
2455
¿Las áspides, señora?

Cleopatra
2456
¿He de pedirlas dos veces?
[Salen Carmia y Eiras.]
2457
Dulce es morir cuando quisieran forzarme a vivir,
2458
adentrarme en la morada oscura de la muerte
2459
y tomarla; si es como mi amor, seguro no es
2460
turbadora. Solos ahora, en secreto y silencio,
2461
como amantes, puedo besar estos labios fríos,
2462
pálidos. Octavia no me ve. Es mejor tenerlo
2463
así que verle en los brazos de ella. Oh, bienvenido.

[Entran Carmia y Eiras.]

Carmia
2464
¿Qué ha de hacerse?

Cleopatra
2465
Breve ceremonia, amigas, aun así, decente.
2466
El laurel coronará la cabeza del héroe.
2467
No cayó en bajeza ni abandonó su escudo.
2468
Sólo tú eras capaz de triunfar sobre ti mismo,
2469
y sólo tú eras merecedor de un triunfo así.

Carmia
2470
¿Qué fin tienen las insignias de vuestra realeza?

Cleopatra
2471
¡Qué boba eres! Son para que me encuentre con mi amor
2472
igual que cuando me vio por vez primera en Berdan,
2473
deslumbrante como una diosa. Así adornada
2474
me encontrará de nuevo; mis segundas nupcias
2475
serán tan gloriosas como las primeras. Vestid
2476
a la novia de Antonio; no hay tiempo que perder.

Carmia
2477
Está hecho.

Cleopatra
2478
Sentadme ahora junto a mi señor; mi sitio es este.
2479
Como él, debo también vencer sobre César, ganar
2480
mi porción del mundo— ¡Ave, reliquias queridas
2481
de mi amor inmortal! Que ninguna mano impía
2482
os quite de aquí. ¡Por siempre permaneced aquí!
2483
Que Egipto le otorgue en muerte esa paz que le negó
2484
en vida. Ahora acercadme ese recipiente.

Eiras
2485
Bajo la fruta se encuentra el áspid.

Cleopatra
2486
Bienvenida, benévola saqueadora, excelsa
[Apartando las hojas.]
2487
ladrona que con llave fácil abres la vida,
2488
y desapercibida nos la robas, cumpliendo
2489
así la espantosa tarea de la Muerte,
2490
mejor incluso que ella misma, poniendo a dormir
2491
con tanta dulzura a nuestro cuerpo, que la Muerte
2492
se queda a un lado, engañada por su propia imagen,
2493
llegando incluso a pensarse tan sólo dormida también.

Serapión
2494
[Dentro.]
La reina, ¿dónde está? La ciudad está cercada
2495
y César ya ha llegado a las mismísimas puertas.

Cleopatra
2496
Pero llega demasiado tarde para invadir
2497
los derechos de la muerte. Rápido, desnudad
2498
mi brazo y azuzad la furia de la serpiente.
[Presenta su brazo pero lo retira.]
2499
Carne cobarde, ¿querrías conspirar con César
2500
para traicionarme como si no fueras mía?
2501
Te forzaré a ello y a no obedecerle a él.
2502
Pero llévame, alma mía, al lado de Antonio.
[Se vuelve y luego muestra su brazo ensangrentado.]
2503
Puedes marchar y partir, el trabajo está hecho.

Serapión
2504
[Dentro.]
Rompe la puerta, ábrela y vigila bien al traidor.

Carmia
2505
Es nuestro turno.

Eiras
2506
Hemos de estar a la altura de nuestra gran reina.

[Se aplican el áspid.]

Cleopatra
2507
Muerta estoy, te siento en mis venas, voy deseosa
2508
de encontrar a mi señor y de reunirme con él.
2509
Un pesado entumecimiento invade mi cuerpo
2510
y se instala en mi cabeza; mis párpados caen
2511
y mi querido amor se desvanece en la niebla.
2512
¿Dónde he de encontrarle? ¡Déjame caer en su pecho!
2513
César, sepáranos ahora, si acaso puedes.

[Muere.]
[Eiras cae a los pies de Cleopatra y muere; Carmia está de pie detrás de su silla, como si arreglara su pelo.]
[Entran Serapión, dos sacerdotes, Alexas, atado, y egipcios.]

Sacerdote
2514
Contempla, Serapión, el desastre de la muerte.

Serapión
2515
Era lo que temía—Carmia, ¿está bien esto?

Carmia
2516
Sí, y yo sigo a la última reina de un gran linaje.

[Cae y muere.]

Alexas
2517
Cierto es; está bien hecho. Mejor es morir así
2518
que vivir para que Roma celebre una fiesta.

Serapión
2519
Mirad, ved cómo los amantes están sentados
2520
juntos como si dieran leyes a medio mundo.
2521
Los rastros de una sonrisa imprimida en la cara
2522
de ella revelan que murió contenta con aquél
2523
para el que vivió y que marchó a hechizar al más allá.
2524
César está entrando: no hay fin ahora para el duelo.
2525
Dadles al infame como promesa de nuestra
2526
seguridad para avenirnos con el Imperio.
2527
Dormid, pareja bendita, a salvo de la suerte
2528
por los siglos, mientras las tormentas del destino
2529
sobrevuelan vuestra tumba. A la posteridad
2530
la fama dirá que no hubo amantes con vidas tan
2531
grandiosas, ni con muertes tan honrosas y buenas.

[Salen.]

Epílogo

2532
Tienen los poetas cuando les faltan razones
2533
el último amparo del que litiga: la queja.
2534
‘¡Vanidoso! ¡Fanfarrón! ¡Tonto!’, truena el teatro,
2535
y este es todo el alcance y variedad de su ingenio.
2536
Nos preguntamos en qué demonios se distinguen
2537
nuestros bobos en verso de los vuestros en prosa.
2538
A fe mía que la disputa bien entendida
2539
es guerra civil entre los de su misma sangre.
2540
El autor andrajoso odia atuendos llamativos,
2541
y él, mientras va a pie, maldice al carruaje dorado,
2542
pero, eso sí, todo escritorzuelo se vuelve
2543
un engreído arrogante tan pronto como puede.
2544
Peripuesto, pregunta a su oráculo, el espejo,
2545
si le favorece más el rosa o el morado.
2546
Nuestro desdichado autor ni maldice ni reza,
2547
no teniendo aún tanto en común con el señor Bayes;N
X
Nota del traductor

Mr Bayes es el personaje de un dramaturgo basado en la figura de Dryden, que George Villiers, II duque de Buckingham, satiriza en su obra de teatro The Rehearsal (estrenada en 1671). En un momento determinado de la obra, Mr Bayes comienza a despotricar de un público ingrato.

2548
lo hace lo mejor que puede, y si no puede agradar,
2549
tramitaría tranquilamente el finiquito.
2550
Aun así, si convocar pudiese a su jurado,
2551
querría absolución o condena de las damas:
2552
que el poder del César mueva la ambición del hombre,
2553
a Antonio honradle, pues todo lo perdió por amor.
2554
Y si alguna señora entrada en años dijera
2555
que la época anterior no está copiada en el drama,
2556
que el cielo se apiade del hombre que sea el esclavo
2557
de esa faz que de juez sólo tiene las arrugas.
2558
Oh, que las jóvenes y hermosas no se le unan,
2559
porque, de formarse grandes huestes enemigas,
2560
habrá que pedir ayuda a jóvenes talentos:
2561
no es tarea de uno solo el agradar a todos.