INTRODUCCIÓN A EL MALCONTENTO
Y adiciones representadas por The King’s Majesty’s Servants.
De John Webster
Entra Will Sly, seguido de un Utilero que lleva un taburete.
UTILERO
1Señor, los caballeros se enfadarán si se sienta usted aquí.
SLY
2¿Por qué? En la sala cerrada podemos sentarnos en el escenario.
3No me tomarás por un cualquiera, ¿verdad?
4¿Te crees que me asusta un abucheo? Por mi vida que me tomas
5por uno de los actores.
SLY
7Por Dios que si lo llegas a hacer no te hubiera dado más
8de seis peniques por la banqueta. Que se sienten en la galería
9aquellos de traje rancio. ¡Silbidos a mí! Aquél de quien se burlan
10en la puerta de una taberna rara vez comerá bien o beberá
11hasta hartarse en buena compañía. ¿Dónde están Harry Condell,
12Dick Burbage y Will Sly? Déjame hablar con alguno.
UTILERO
13Si os place entrar, señor, podéis hacerlo.
SLY
14Pues mira, no. Que yo he visto esta obra varias veces, y
15podría explicarles cómo interpretarla. Tengo casi todos
16los chistes aquí en mi cuadernillo.
Entra Sinklo.
SLY
18Ah, venid, amigo, sentaos aquí entre mis piernas.
SINKLO
19No, hombre, o el público me tomará por una
20viola da gamba y pensará que me tocáis.
SLY
21No, más bien que os trabajo, amigo.
SINKLO
22Anoche os esperábamos en casa de mi primo
23Honeymoon, el tratante de lanas. Tras la cena echamos pajas
24por veinte albaricoques, la paja más larga se saca un albaricoque.
25Por mi vida que fue Doña Frank Honeymoon quien tuvo la suerte
26de sacar la paja más larga: que medí yo las de las señoras.
27¿Qué hay, amigo?
Entran Dick Burbage, Harry Condell, John Lowin.
SLY
28Los actores, ¡salud!
BURBAGE
29Sed bienvenidos.
SLY
30Dejadme que os presente a este caballero, mi primo. El hijo
31del señor Doomsday, el usurero.
CONDELL
32Os lo ruego, señor, cubríos.
SLY
33No, por ventura, estoy cómodo así. Fijaos, mi sombrero
34es el asa de este abanico. Carajo, qué bestia soy, no haberme
35dejado la pluma en casa. Bueno, pues ya me encargaré de vos.
Se guarda la pluma en el bolsillo.
BURBAGE
36¿Por qué os escondéis la pluma, señor?
SLY
37¿Por qué? ¿Pensáis que quiero ser el hazmerreír de la obra,
38objeto de toda burla? Esta obra ha sacudido las plumas de
39cuantos gallardos hubo: Blackfriars ha sido la ruina de las plumas
40de Blackfriars.
SINKLO
41Caray, ya decía yo que por algo las señoras de mi casa
42me aconsejaron llevar la pluma al teatro. Aún así me sabe mal
43arruinarla.
SINKLO
45Porque la encontré en el campo de justas. Casi me parte
46la mollera un heraldo por cogerla, pero la he paseado por todo el
47Strand y cuarenta veces me lo he cruzado, y aún así no se atreve a
48retarme.
SLY
49¿Lo oís, señor? Obra amarga es esta obra.
CONDELL
50Sabed, señor, que ni es sátira ni moraleja, sino un mero pasaje
51de una historia. Mas hay una suerte de criaturas descontentas
52y obtusa envidia hacia los más grandes, capaces de retorcer
53la labor de cualquier hombre de la forma más vil y maliciosa
54para ajustarla a su lectura. Mas puesta su interpretación a prueba,
55como el mico tití se clavan los dientes en su propia cola.
SLY
56No iré con vos tan lejos, pero os digo: cualquiera con
57algo de ingenio que pague los doce peniques del palco
58la puede juzgar. Y lo digo otra vez: es una obra amarga.
BURBAGE
59Caballero, sois como el patrón que al conceder un favor al
60estudiante pobre le ordena no criticar nada que caiga dentro
61del confín de su sinrazón. ¿Por qué no disfrutar de la antigua
62libertad que da la poesía? ¿Debemos acaso quejarnos a las damas
63por sus afeites, que hacen ángeles de ellas? ¿O al joven cortés
64de que su gasto en el burdel le hace ganarse una reputación? No, esos
65vicios que la ley no castiga han de curarse como se cura un sarpullido:
66echándoles tinta. ¿Algo más que os contente, señor?
SLY
67Pues sí, me contenta saber cómo os hicisteis con esta obra.
CONDELL
68Cierto, caballero, el texto se ha perdido. Y puesto que era
69una pena que tan buena pieza se perdiera, la encontramos
70y la representamos.
SLY
71Me sorprende, pues hay otra compañía que ha puesto
72interés en ella.
CONDELL
73¿Y por qué no Malévole en folio con nos, como Jerónimo en
74décimo-sexto con otros? El nombre de nuestra pieza nos lo han
75enseñado ellos. La llamamos Una por otra.
SLY
76¿Qué habéis añadido?
BURBAGE
77En verdad, nada que fuera necesario. Cual ensalada
78al festín, por entretener un rato más y abreviar
79la rara costumbre de la música en nuestro teatro. Debo
80dejaros.
Sale.
SINKLO
81¿Interpreta él al Malcontento?
SINKLO
83Apostaría mis cuatro orejas a que no es tan buena como
84cuando otros actuaban en ella.
CONDELL
85Oh, no, hombre, nada, ad Parmenonis suem.p
LOWIN
86¿Habéis perdido las orejas, que sois tan pródigo en
87apostarlas?
SINKLO
88¿Por qué preguntáis, amigo?
LOWIN
89Veréis, señor, porque he oído hablar de un tipo que apostaba
90más de cien libras cuando su apuesta no valía ni cinco céntimos.
91Y de este modo podéis arriesgar cuatro de vuestros codos,
92¡mas Dios no quiera que haya tantos en vuestro abrigo!
SINKLO
93No, cierto que no soy yo buen juez, y eso que en una ocasión
94pude haber sido del Colegio de Críticos. Aquí mi primo
95tiene una memoria excelente, señor.
SLY
96¿Quién? ¿Yo? He aquí algo extraño de mí mismo. Y he de
97deciros que, para no haber estudiado jamás el arte de la memoria,
98es más que extraño.
CONDELL
99¿El qué, señor?
SLY
100Pues que apuesto cien libras a que voy una sola vez a Cheapside
101por la calle de los joyeros, echo un ojo a los carteles,
102y os lo cuento todo en un suspiro.
LOWIN
103Sí que es extraño.
SLY
104Empiezan como lo hizo el mundo, con Eva y Adán. Hay en
105total cincuenta y cinco. Normalmente también medito mucho
106cuando vengo al teatro. ¿Qué creéis que puede venirle a uno
107a la cabeza, con toda esta compañía?
CONDELL
108Lo desconozco, señor.
SLY
109He aquí una idea excelente: si cincuenta de los griegos
110apiñados en la panza del caballo hubieran comido ajo,
111¿no creéis que los troyanos se habrían olido la villanía?
CONDELL
112Muy probablemente.
SLY
113Por Dios, ojalá lo hubieran hecho, pues adoro a Héctor
114horriblemente.
SINKLO
115¡Ah, mas… primo, primo!
116“Alejandro Magno, cuando llegó a la tumba de Aquiles,
117dijo con voz poderosa: ‘¡Oh tú, tres veces bendito y
118feliz!’”
SLY
119Alejandro era un burro por hablar tan bien de tan sucio truhan.
LOWIN
120Caballero, ¿podéis salir del escenario? Os acompaño
121a un palco privado.
SLY
122Vamos, primo, por un poco de tabaco. ¿No tienen nunca
123un prólogo?
SLY
125Déjeme ver, que improvisaré uno. Acercaos a ellos y,
126esgrimiendo una reverencia con brazos y piernas, sed claros
127con todos:
128"Caballeros, por el bien de las damas les deseo tengan todos
129muy rechonchas almohadillas. Y señoras, por el bien de los caballeros
130les deseo tengan todas sitio firme donde apoyarse.
131¿Y qué otra cosa iban a querer ahora, más que la obra?"
132Y eso, inmediatamente, es lo que habrán de tener.
Salen.
[II.i]
Entra Mendoza, trae una luz para observar la entrada de Ferneze, que llega durante
el interludio con el jubón desabrochado. Dos pajes ante él con luces. Maquerelle sale
a su encuentro y les hace pasar. Se despide a los pajes.
MENDOZA
1
Atrapado; he ahí un pájaro con el lazo al cuello.
2
Peligrosa senda de lujuria pisa ahora Ferneze
3
mientras jura que su razón está por completo endiosada.
4
El tonto abraza a una nube y engendrará centauros;
5
Y ahora, con el vigor de los jadeos y la debilidad del placer
6
ordena el sátiro que el cielo sienta envidia. Pobre ganso,
7
no puedo concederte más que el consuelo de la desgracia, lástima.
8
La lujuria es cual la pesa que cuelga del reloj,
9
No termina su trabajo hasta que todo se desploma.
10
Tal es el camino enfermo de la lujuria salaz,
11
ése que tú debes probar. Me vengaré. Duque, tu sospecha;
12
duquesa, tu deshonra; Ferneze, mi rival:
13
todo hallará pronta venganza. Nada hay tan sagrado,
14
ni hay lazo tan fuerte y natural,
15
ni sacrosanta ley de amistad,
16
que no pueda yo violar, romper, profanar,
17
antes que sufrir deshonra, desdén y pobreza.
18
¿Acaso debiera yo, que solo con toser he desvestido cabezas,
19
con mi rostro hecho el silencio, con el crujir de mi zapato
20
abierto de par en par los pasadizos más secretos,
21
rascar la puerta que me cierran como a un perro servil?
22
¿Doblar ahora la rodilla? Decir: “os ruego,
23
os lo suplico, ¿se encuentra ahí tal señor?” ¿Dejarme intimidar
24
por las fingidas formas de una criada cualquiera?
25
¡Que me arda el cerebro! “Unde cadis, non quo, refert.”
26
Mi corazón grita: “¡Mueran todos!” ¡Cómo! ¡Cómo! ¿Qué sino
27
puede evitar la venganza si es ésta desesperada?
28
Voy a ver al duque. Si se descubre todo… ¿Si? ¡Ja!
29
La fortuna es amable con quien no tiene vergüenza.
Sale.
[II.ii]
Entra Malévole por una de las puertas; Bianca, Emilia y Maquerelle por la otra.
MALÉVOLE
1¡Dios os bendiga, copla de damas! ¡Ajá, Dipsas! ¿Cómo va,
2viejo tizón?
MAQUERELLE
3¡Viejo tizón!
MALÉVOLE
4Tizón viejo, sí, que te escondes como hierro de marcar bajo un haz
5de leña verde. Quien quiera encender la llama en el corazón de una moza,
6habrá de dejar cerca un viejo tizón que primero haya ardido,
7alcahueta, mi yesca medio quemada, que aunque ya no puedas arder,
8aún eres muy capaz de encender la vela de un millar de
9vírgenes.
(A Bianca.) ¿Y cómo está Janivere tu marido, pequeña
10vincapervinca? ¿Aún afectado por la tos a todas horas? ¿Aún se pasa
11las noches tratando de quitarse el gargajo de encima? Es poco mordedor.
BIANCA
12No, a fe mía que lo acepté sin un solo diente
13en la boca.
MALÉVOLE
14Y él te acepto a ti con algún hueso de más en el vientre. El golpe
15de su enemigo es el que le ha dejado huella.
BIANCA
16Y a mí el golpe de mi amigo.
MALÉVOLE
17¡La estocada queda cerca! ¡Ah, joven doncella! Señora, ¿algún
18reconstituyente para Jasones decaídos? Digo, entresijos de cangrejo
19al horno, meollo de buey destilado, cabellos pulverizados del morro
20alto de un león, jalea de gorrionzuelo, tuétano de mono macho o
21cáscara molida de huevos de zorro? ¿Y a dónde vais ahora,
22de paseo?
BIANCA
23Cómo, al lecho, al lecho.
MALÉVOLE
24¿Duermen con vos vuestros maridos?
BIANCA
25Eso serían modales de campo.
MALÉVOLE
26¿Y no va con vos nadie que os abra las puertas? Vamos,
27decidme de una vez a dónde vais.
BIANCA
28De una vez os decimos que nos vamos a comer un possetpossetVéase nota en I.iv.
29hecho admirablemente, un milagro de lo más pasmosamente
30compuesto, con tres cuajos y sin líquido alguno. ¿Me ayudáis
31con lo del zorro? Aquí llega el duque.
Salen las mujeres.
MALÉVOLE
32
(A Bianca.)
Las ranas fritas también son muy buenas, ¡y muy francesas!
[II.iii]
Entran el Duque Pietro, el Conde Celso, el Conde Equato, Bilioso, Ferrardo y Mendoza.
PIETRO
1Honda y funesta se hace la noche. ¿Qué hora es?
CELSO
2Las doce en punto.
PIETRO
4¡De ti! ¡Márchate, no te tengo estima alguna! Que no te vuelva
5a ver; grande es nuestro enojo.
MALÉVOLE
6¡Pues que Dios sea contigo! Que el cielo oiga esta maldición:
7¡que tu esposa y tú viváis juntos mucho tiempo!
PIETRO
8¡Marcháos, patán!
MALÉVOLE
9“Cuando Arturo entró en la corte…”
10Agamenón… Menelao… ¿hubo alguna vez un cornuto que fuera duque?
PIETRO
11¡Marcháos de aquí!
MALÉVOLE
12¿A qué santo te encomendarás ahora?
MALÉVOLE
14
Con la más servil paciencia el momento llegará
15
en que el asombro de tu error hará enmudecer de un golpe
16
a tu ebria razón.
17
¡Tiene el favor el canalla, ja! ¿Le irá bien?
18
¡Dios! ¡Cuán sutilmente adula al vicio el infierno,
19
lo eleva por los aires y le hace creer que vuela,
20
como la rapaz que engañó a la tortuga,
21
crustáceo ambicioso al que llevó al cielo
22
con el solo fin de hacerle caer muerto desde lo alto!
BILIOSO
23¿Qué, cuándo? ¡Fuera, bellaco! ¡Márchate ganapán!
MALÉVOLE
24“Ahora debo dejaros, con mis mejores deseos.”
BILIOSO
25¡Fuera, perro sarnoso!
MALÉVOLE
26“Mantengamos entre nosotros una correspondencia firme.”
MALÉVOLE
28“Una mutua reciprocidad amistosa, una especie de estable
29y unánime cordialmente asociada…”
BILIOSO
30Fuera de aquí, avinagrado, baja ralea, ¡vete!
MALÉVOLE
31Adieu, palomar. Cardo, que te enganchas solo a hirsutas
32fortunas. ¡Que el serpigo, la estranguria y un eterno
33priapismo impotente te lleven!
BILIOSO
34¡Fuera, canalla!
MALÉVOLE
35Así seas el cuclillo más notorio, alcahuete de tu señora,
36y no saques nunca provecho; mas vivas para ser lo más abyecto
37del género humano: ¡un cornudo pordiosero!
Sale.
MENDOZA
39
Así ha de ser, pues cuando el grande ha de vengarse
40
es menester que a las partes que a la piedad
41
y el respeto renuncian se las vigile de cerca.
42
Poned en su pecho a uno que duerma con él,
43
que coma en su mismo plato, luche en su mismo bando,
44
que pueda descubrir cualquier indicio de peligro;
45
pues una vez deshonrado, expuesta su ofensa,
46
pierde el hombre la vergüenza. Y el hombre (todo sea dicho)
47
es más dado a la venganza que a la gratitud.
48
Con polvo se escriben los favores; mas el azote que nos dan
49
queda grabado en el eterno acero de nuestra vil naturaleza.
PIETRO
50
Debéis uniros a la duquesa.
MENDOZA
52
Debéis matarlo ambos y que parezca que salváis el cuerpo.
FERRARDO
53Finísimo golpe de ingenio.
CELSO
54(Aparte.) De un truhan muy agudo.
PIETRO
55
Señores, la grave acción que pretendemos
56
implica humillación y muerte. Dos de las sombras
57
más feas que confundir el alma puedan. Pensadlo, pensad.
58
Soy yo quien asesta el golpe, mas como aquél que dispara
59
contra un muro de piedra y ve su flecha rebotar.
60
Mía es la deshonra de mi dama, ¡oh, Dios, es mía!
61
Por tanto os conjuro, mantened el secreto.
62
Que sea la menor que sea posible,
63
os lo ruego, que sea posible.
64
Entrad sin que se asuste, saludadla con dulzura,
65
no manchéis nada de sangre. Solo muere Ferneze,
66
mas no ante su mirada. ¡Oh, caballeros,
67
sabe Dios que la amo! Nada más, solo esto:
68
no me hallo bien. Si el dolor, que seca las venas,
69
aja la piel, torna en ceniza el rostro de los hombres,
70
nubla la mirada y la sangre debilita,
71
acaso se me llevara al otro mundo,
72
pues cierto es que he de morir un día, que sea él quien me suceda.
73
No tengo descendencia; el fruto de mi juventud
74
es vuestro afecto, que es quien tendrá mi herencia.
75
Si ese fuera el porvenir, conjuro ahora:
76
el sucesor es Mendoza. Noble de cuna,
77
y muy digno de mi merced.
CELSO
78(Aparte.) ¡Mucho!
PIETRO
79
Vuestro silencio responde un “sí”.
80
Gracias. Vamos. ¡Ah, que la muerte me llegue
81
antes que se descubra su deshonra! ¡Más quisiera
82
ser forzado a prender fuego a la tumba de mi padre,
83
sacar sus huesos y echarlos al barro, antes a que esto!
84
Esto es afrenta al vivo y al muerto:
85
acerada cirugía cuando solo la muerte puede dar satisfacción.
Salen todos.
[II.iv]
Entran Maquerelle, Emilia y Bianca con la sopa cuajada.
MAQUERELLE
1Aquí está: tres cuajos en tres regiones individualmente
2distintas, compuesto según el método y las reglas del arte,
3sin bebida alguna.
BIANCA
4¿Sin bebida alguna?
MAQUERELLE
5Por mi honra. ¿Queréis sentaros a comer?
EMILIA
6¡Bueno! La composición, la receta, ¿qué tiene?
MAQUERELLE
7Pero qué perla más linda; por esta perla (¿qué tal me queda?)
8que lleva: treinta y siete yemas de huevos de gallina bereber,
9dieciocho cucharadas y media de jugo de huesos de gorrión macho,
10una onza, tres adarmes, cuatro escrúpulos y un cuarto de sirope
11de dátiles de Etiopía, endulzado con tres cuartos de una libra de
12cardo marino de las Indias, confitado y espolvoreado con polvo de perla
13de América, ámbar de Catania y testículo seco de cordero de Moscovia.
BIANCA
14A fe mía que son ingredientes de lo más cordial, sin duda buenos
15y con gran poder de restauración.
MAQUERELLE
16No sé qué queréis decir con restauración, pero todo esto hace:
17purifica la sangre, suaviza la piel, aviva el ojo,
18confiere fuerza a las venas, depura los dientes, conforta
19el estómago, fortalece la espalda y agudiza el ingenio:
20eso es todo.
EMILIA
21En verdad que solo he comido dos cucharadas y me parece
22que ya puedo conversar con más ingenio y soltura.
MAQUERELLE
23¿Tenéis arte para parecer honesta?
BIANCA
24Agradezco consejo y práctica.
MAQUERELLE
25Pues entonces comed esta sopa de cuajo, avivad vuestra sangre
26y conservad vuestra belleza. ¿Conocéis al Doctor Don Emplaste?
27Por este cuajo que es el más exquisito a la hora de pintar venas,
28dar alegría a los ojos, teñir el pelo, alisar la piel,
29dar color a las mejillas, maquillar los pechos, aclarar y
30emblanquecer los dientes, que jamás volviera hermosa a una vieja
31a la luz de la candela. ¡Por este cuajo!
BIANCA
32Pues estamos decididas: lo que Dios nos ha dado, lo cuidaremos.
MAQUERELLE
33Cuidadlo todo a excepción de vuestro marido. No lo tengáis mucho
34en las alturas, no sea que salte el cercado. Mas vuestra belleza,
35dejad que sea vuestra santa: dedicadle dos horas cada mañana
36en vuestro aposento. Yo he sido joven, y aún en mi conciencia que
37no tengo más de veinticinco años. Pero creedme: preservad y
38usad vuestra belleza, pues una vez perdidas belleza y juventud,
39somos como un panal sin miel; un traje pasado de moda que no quiere
40llevar hombre alguno. Por tanto, sacad provecho de vuestra belleza.
EMILIA
41Sí, pero los hombres dicen…
MAQUERELLE
42¡Los hombres dicen! Que digan lo que quieran. ¡Mujer!
43Ellos ignoran vuestras necesidades. Cuantos más años cumplen,
44más perfectos se vuelven: si pierden belleza y juventud,
45ganan saber y discreción. Pero cuando nuestra belleza se
46desvanece, ¡a las buenas noches! ¡No puede haber cosa más fea
47que ver a una mujer vieja de la que (¡oh, atusar, pellizcar y pintar!)
48ceden todos los encantos!
Se oye música dentro.
MAQUERELLE
50Silencio, es en la alcoba de la duquesa. Que descanséis,
51mis florecientes damas de alta gracia.
EMILIA
52Buenas noches, centinela.
BIANCA
53Buenas noches, querida Maquerelle.
Salen, excepto Maquerelle.
MAQUERELLE
54Que el efecto de mi sopa de cuajo os proporcione mi ingenio y honradez;
55y a mí, vuestra belleza y juventud. ¡El más plácido descanso!
Sale Maquerelle.
[II.v]
Canción (dentro).
Mientras dura el canto, entra Mendoza con la espada desenvainada, presto a asesinar
a Ferneze cuando salga huyendo del aposento de la duquesa. (Tumulto en el interior).
TODOS
1
(Dentro.) ¡Atacad, atacad!
AURELIA
2
(Dentro.) ¡Salvad a mi Ferneze! Oh, salvad a mi Ferneze.
Entra Ferneze en mangas de camisa y va derecho contra la espada de Mendoza.
TODOS
3
(Dentro.) ¡Tras él, perseguidle!
AURELIA
4
(Dentro.) ¡Salvad a Ferneze!
MENDOZA
5
¡Atraviesa, atraviesa!
(Le clava la espada.)
—Pobre idiota, ¡cae!
6
Aquél que de una princesa aspira al amor clandestino
7
ha de ser de mano abierta, callado corazón, sus ojos los de Argos,
8
hercúleas sus espaldas; si no, muere.
Entran Aurelia, el duque Pietro, Ferrardo, Bilioso, Celso y Equato.
TODOS
9¡Seguidle, seguidle!
(Mendoza se coloca a horcajadas sobre cuerpo herido de Ferneze y simula protegerlo.)
MENDOZA
10
¡Apartaos, deteneos, insolentes caballeros!
MENDOZA
12
No lo hagáis; no tentéis a un hombre decidido.
13
¿No os basta, crueles asesinos, con la muerte?
MENDOZA
15
¡Ay, tarde es ya para defensa alguna!
PIETRO
16
Lamento nuestra deshonra. Id a acostaros;
17
no lloréis demasiado: dejad algunas lágrimas que derramar
18
cuando yo muera.
AURELIA
19
¿Llorar por ti? Mi alma no hallará lágrima alguna.
PIETRO
20
¡Ay de mí, ciega es el alma de una mujer!
MENDOZA
21
¡Traición a tal belleza!
22
¡Muerte a tal juventud! ¡Desprecio a las formas!
23
En nada le estima quien airado no esté con él.
PIETRO
24
No podéis enojarme: ya ha habido sangre suficiente.
25
Que os plazca saber, señora, que hemos olvidado
26
todas vuestras faltas. Si no, entonces…
PIETRO
27
¡No! Que tengáis buen reposo, buenas noches.
Sale Pietro con otros Cortesanos.
MENDOZA
29
Madam, me habéis deshonrado vilmente.
30
Habéis sido muy injusta con quien tantísimo os ama.
31
Vamos, vuestra alma sabe que así ha sido.
MENDOZA
33
¿Tan solo os lo parece?
AURELIA
34No, seguro que así ha sido. Son mis ojos testigos de tu amor; firme
35te has mantenido por mí.
MENDOZA
36
Decidme entonces, mujer de hermosa tez, cuyas lágrimas
37
vuelven poderosamente bella, ¿qué súbita pasión
38
os arrojó con tan violenta furia en mi contra?
39
Hablad, ¿de qué maldad somos víctimas, qué demonio nos ha herido?
40
Hablad.
AURELIA
41
Ese ser, indigno de llamarse hombre, Ferneze.
42
Ferneze, quien juró que amabas a Emilia;
43
y que para conseguir su favor con aliento de reproche
44
el amor que te di mancillaste ante todos.
MENDOZA
45
Innoble villano, ¿por esto he defendido yo
46
tu cuerpo herido? ¿Por esto me he enfrentado
47
incluso a mi soberano? Por esto, ¡oh Dios!, por esto
48
he arruinado mis esperanzas, y con ellas mi vida?
49
¿He desnudado mi garganta bajo el hacha del verdugo?
50
¡Tú, cuerpo inánime y falto de honor! ¡Emilia!
51
Por mi vida que no la conozco, ¡Emilia!
52
¿Le creísteis?
MENDOZA
53
¿Y por eso le otorgasteis vuestra gracia?
MENDOZA
55
¿Le disteis vuestro favor, incluso vuestros abrazos?
MENDOZA
57
¿Y entrelazados en la lujuria os ha encontrado el duque?
AURELIA
58
Esa es la triste verdad.
MENDOZA
59
¡Oh, Dios, oh Dios! Así al pobre espíritu honrado,
60
al circunspecto, nos engulle el cenagal
61
en un fondo de engaños, mientras que sangre más ágil,
62
de miembros aligerados, si atrapada, ¡degüella al hombre bueno
63
y escapa! ¡Ay, demasiado honrado soy para estos tiempos!
64
Flemático en demasía y de constancia severa;
65
me quedé impávido mientras el desgraciado me ataba la soga.
66
Bien, pues protegía yo el honor de aquél y aquélla
67
por quien mi corazón se había partido.
AURELIA
Vamos, me equivoqué,
68
y tanto me duele haberme equivocado.
MENDOZA
69
Vos y yo ya estamos muertos: el duque nos odia.
70
Aquellos que con razón sufran el odio de un príncipe,
71
que estén prestos a morir, tan cierto como el destino.
72
La prevención es el alma de la política.
AURELIA
75
Enseguida, antes que trame algún plan,
76
o exponga aún más la notoria mancha de mi honor,
77
matémosle.
MENDOZA
78
Haría cualquier cosa por vos, ¿seréis mi esposa?
AURELIA
79
Te haré duque. Soy una Médici;
80
Florencia es nuestra aliada; en la corte, mi familia
81
no carece de fuerza; el duque muerto entonces;
82
nos dispuestos para el cambio; la multitud
83
vacilante y perpleja; nuestro el poder;
84
nuestra parte en favor; pasmado el reino;
85
éxito inmediato sin duda alguna: todo habrá gracia.
MENDOZA
86
Vos me dais fuerza; decidido está,
87
mañana esperad un cambio; estad tranquila.
88
Estamos casi en la procaz cintura de la noche,
89
la madre del rocío baña con pálida luz
90
la tierra entumecida y se extienden sombras de plomo.
91
Dormid, dormid, mientras concebimos el delito.
92
Haré que entierren a este hombre. Adiós, id al lecho.
93
Besad la almohada: soñad que el duque ha muerto.
94
Id, id, buenas noches.
Sale Aurelia.
¡Cuánto adora Fortuna a la impudicia!
95
En secreto soy el hijo adoptivo de aquel buen príncipe.
96
He de ser duque. ¡Si he de serlo, he de serlo!
97
Duque más que idiota, ¡nómbrame! ¡Por el cielo!
98
Dios creó honrados necios para alimentar bribones taimados.
99
Mía es también la duquesa: hay que matar al marido
100
para borrar su afrenta. ¡Bueno! ¡Y desposarla luego! ¡Yo!
101
¡Oh, cuando la traición prospera, qué orgullo!
102
Cual ciñe al otro quien pelea, yo os abrazo:
103
no para ayudar, sino para haceros caer.
Entra Malévole.
MALÉVOLE
104¡Dios te guarde!
MENDOZA
105¿Quién lo ordena?
MALÉVOLE
106Lo ordena el diablo. ¡Vos, monstruo traidor, maldito!
107¿Cómo va? ¿Cómo va, canalla traicionero? ¡Ah, so
108bellaco! Me han echado de la corte, don menda.
MENDOZA
109Te lo ruego, conozcámonos mejor. Te quiero bien, a fe mía.
MALÉVOLE
110¡A vuestro servicio, por Dios! ¿Cenamos?
111Bebamos juntos hasta hartarnos y forjemos una amistad
112virtuosamente sólida. ¿Vamos, hugonote? ¿Vamos?
MENDOZA
113Déjate caer por mis aposentos mañana temprano.
MALÉVOLE
114Como un cuervo sobre una pila de estiércol. Dicen que hay uno muerto aquí,
115trinchado por la soberbia de la carne.
MENDOZA
116Ferneze. Ahí está. Te ruego que lo entierres.
MALÉVOLE
117Oh, será un placer, pretendo convertirme en puro clérigo
118de La Rochelle, yo.
MENDOZA
119¡Clérigo, tú! ¿Por qué, por qué?
MALÉVOLE
120Para vivir como un vago, quejarme de la autoridad, negar
121la supremacía del rey en cosas vanas, y ser el papa de mi propia
122parroquia.
MENDOZA
123¿Con qué fin crees que se hicieron las iglesias?
MALÉVOLE
124Para afilar rejas de arado; he visto bueyes arando altares,
125“et nunc seges ubi Sion fuit.”
MALÉVOLE
127Peor, ¡monstruoso! He visto una suntuosa torre de aguja convertida
128en fétida letrina; aún más bestial, el sitio más sagrado transformado
129en perrera; más inhumano, los pétreos sarcófagos de cristianos tiempo ha
130muertos, usados como abrevadero para los cerdos: “hic finis
131Priami.” ¿Habrá algo de vino y queso en tu aposento?
132Buenas noches, buen demonio travieso encarnado; buenas noches,
133Mendoza. ¡Ah, bestia desalmada, buenas noches! Adiós, impostor.
MENDOZA
134Buenas noches. Mañana temprano.
Sale Mendoza.
MALÉVOLE
135Sí, ahí estaré, maldición con cara de amigo, ahí estaré.
136Bien veo el truco; honestidad y cortesanía van tan separadas
137como las piernas de un bailarín francés.
MALÉVOLE
139¡Proclamas! ¡Más proclamas!
FERNEZE
140¡Oh! ¡Un médico!
MALÉVOLE
141¡Oíd! La lujuria pide un médico. ¿Traes noticias del limbo?
142¿Qué tal anda el gran cornudo, Lucifer?
FERNEZE
143¡Ayuda! ¡Ayuda! Disimulad y ayudadme.
Ferneze se mueve, y Malévole le ayuda a levantarse y le lleva fuera.
MALÉVOLE
144
Tu deshonra me aflige más que tus heridas.
145
Pues sólo una cicatriz deja la herida sobre la piel,
146
mas la fama no se cura, se emponzoña cuanto más.
147
Tal es la maldición de la lujuria desbocada.
148
Piensa en lo que es el yacer en sábanas prohibidas,
149
mas, ¡oh, Ferneze, morir en plena lujuria!
150
Por tanto, si respetas la deshonra, ¡huye y no converses
151
con ojos de mujer y melindres lascivas!
152
Acerca una vela al dorso blanco de un muro virginal:
153
si no se quema, al menos ennegrecerá.
154
Ven, te llevaré a un refugio secreto
155
donde podrás vivir, feliz, alejado de la corte.
156
Comienza a levantarse lo más bello del día,
157
de su talle deslumbrante huyen las sombras de la noche.
158
Secretas intrigas inician su marcha. La escena se completa,
159
y quien ha buena calavera, guarda sus ojos con recelo.
Salen.
[V.i]
Entran Bilioso y Passarello.
BILIOSO
1Bufón, ¿qué te parece mi pantorrilla con esta media tan larga?
PASSARELLO
2Excelente pantorrilla, señor.
BILIOSO
3Esta pantorrilla ha visto muchas juergas en estos veinte años.
4Cuando Monsieur Gundy era embajador aquí, yo, con mis brazos,
5era capaz de llevar a una dama de acá para allá montada en una bandeja.
6Y te digo, hubo entonces unas cuantas que, por probar la fuerza
7de la espalda y el brazo de un hombre, montaron. He comparado
8mis pantorrillas a las del resto del palacio, y no hay ni una que
9se les parezca. Además, no creo que haya armadura
10en el arsenal que me quepa, especialmente el casco.
11Te digo…
PASSARELLO
12¿El qué, señor?
BILIOSO
13Me puedo comer un caldo guisado hirviendo como lo sacan del fuego,
14o unas natillas ardiendo tal cual salen del horno; y no creo que
15haya muchos caballeros que puedan hacerlo.
(Mostrando la poma.)
16Buena poma, la esencia un poco podrida, pero nada que
17seis granos de almizcle molidos con agua de rosas y atemperados
18con un poco de algalia no puedan arreglar inmediatamente.
PASSARELLO
19Uy claro, como una alcahueta con aqua vitae.
BILIOSO
20Y, qué, ¿ya estás despotricando de las señoras
21como es tu costumbre?
PASSARELLO
22Antes asaría vivo a un gato, y estaría más seguro al
23hacerlo. Guardo tantos secretos a esas ladronas como sus pinturas.
24Ahí tiene a Maquerelle, mendigante perpetua y la alcahueta más vieja.
25¿Sabe cuál es su truco para darse a conocer en la ciudad?
PASSARELLO
27Pues hace que todo aquel que pinta le haga un retrato;
28cuando lo han acabado, cortésmente les encuentra algún fallo,
29a uno detrás de otro, y nunca manda a recogerlos. Ellos, como
30venganza, ejecutan su retrato, como hacen en Germania,
31y la cuelgan en sus tiendas. Y de este modo es más conocida entre
32la chusma que si la hubieran sacado en carreta cinco veces.
BILIOSO
33Válgame dios, una estrategia excelente.
PASSARELLO
34¿Alguna fiesta esta noche, señor?
PASSARELLO
36Bien; señor, dadme permiso para partirle la crisma
37a un tipo que se ha faltado conmigo.
BILIOSO
38¿La crisma de quién?
PASSARELLO
39Del joven Ferrardo, señor.
BILIOSO
40Presta atención: es muy valiente. Le he visto afrontar ocho
41disputas en cinco días, créetelo.
PASSARELLO
42Oh, ¿tan buen combatiente es? Pues bien, es un cobarde
43absoluto.
BILIOSO
44¿Cómo lo demuestras?
PASSARELLO
45Pues así: quien se pelea busca luchar; quien busca luchar,
46busca morir; quien busca morir, busca no tener que luchar
47nunca más; y quien se pelea y busca la forma de no tener que
48responder a un hombre nunca más, opino que es un cobarde.
BILIOSO
49Eres capaz de probar cualquier cosa.
PASSARELLO
50Excepto ser un granuja con dinero, pues no hay hombre al que pueda adular.
BILIOSO
51Bien, no bebas mucho, bufoncillo. Te veré dentro de un rato en la
52recepción.
Salen.
[V.ii]
Entran Malévole y Maquerelle por puertas opuestas, cantando.
MALÉVOLE
1“Por borracho al holandés…”
MAQUERELLE
2“Del danés, tirabuzones…”
MALÉVOLE
3“Por el whisky al irlandés…”
MAQUERELLE
4“Y del francés los ( ).”
MALÉVOLE
5¡Oh, bendita criatura! Tuviera yo una dama modesta
6a la que esconder, la pondría bajo tu custodia; pues no hay
7criatura razonable que sospechara jamás que la hallaría contigo.
8¡Ja, Macarela melodiosa, tú, retrato de mujer
9y esencia de animal!
Entra Passarello.
MAQUERELLE
10Ah, bufón, ¿estás preparado ya para venir conmigo al bureo?
11El salón debe de estar ya apestadito.
PASSARELLO
12Ya, como el país con tanto abogado.
MALÉVOLE
13Bufón, ¿qué llevas ahí?
PASSARELLO
14Vino. He aprendido a beber desde que me fui con mi señoría
15el embajador. Voy a beber a la salud de Madam Maquerelle.
MALÉVOLE
16Pero si se te conoce por hablar mal de ella.
PASSARELLO
17Ya, pero como le pedí dinero prestado, voy a beber a
18su salud, como el caballero que visita al prestamista o aquél que
19manda venado a la ciudad: para pedir más dinero o procurar
20que tarden más en cobrárselo.
MALÉVOLE
21Dame la copa. Bebo a la salud de Altofronto, nuestro
22depuesto duque.
Bebe.
PASSARELLO
23Yo también.
(Bebe.) ¡Vale! Pues ahora brindaremos a la salud de Madam
MALÉVOLE
25¡Puaj! Por ella no brindo.
PASSARELLO
26Eh, yo he brindado por vuestro señor.
PASSARELLO
28¡Que no brindáis por Madam Maquerelle! ¡Ah, pues entonces os devuelvo
29a vuestro señor con este dedo de bufón!
MALÉVOLE
30Aguanta; brindo.
Bebe.
MAQUERELLE
31Ahora que has bebido a mi salud, bufón, ya soy
32tu amiga.
PASSARELLO
33¿Lo eres? ¿Lo eres?
34
Viendo Grifón a la moza piadosa
35
que echábase a su cuello y lo abrazaba,
36
dejó la espada y la furia sañosa
37
y, echándose a sus pies, la apretujaba.
38Adieu, Madam Maquerelle.
Sale Passarello.
MALÉVOLE
39¿Y qué te parece la presente transformación del gobierno?
MAQUERELLE
40Pues ciertamente, muy bien. Pues bien sabemos nosotras que cuando
41uno cae hay otro que se levanta; unos tienen que ser gordos, otros
42delgados; los hay que han de ser bufones, y otros, patrones; canallas
43algunos, guardias otros; los hay que han de ser mendigos, y quienes
44se arman caballeros; unos han de ser cornudos, y otros
45tener un oficio. Pues por ejemplo, tengo yo dos perros en la corte,
46dos chuchos muy serviles; uno se llama Escucha y el otro
47Desembucha. Yo, cual Fortuna, mimo a veces a un perro,
48otras ensalzo al otro, a Escucha lo favorezco, pero el que más
49me gusta es Desembucha. Al perro que favorezco lo alimento;
50y se pone tan contento que nunca mastica lo que le doy,
51se lo traga enterito, sin entusiasmo alguno por lo que tiene,
52sino ávida expectación de lo que puede tener. Ahora bien,
53el otro perro…
MALÉVOLE
54Ya está bien de perros, dulce Maquerelle. ¿Y qué esperanzas
55tienes para la duquesa María? ¿La ves capaz de descender
56a la llamada del duque? ¿Te parece que vendrá?
MAQUERELLE
57Pues a ver, ¿en qué signo estamos? ¿Tienes
58un calendario? ¿En qué signo estamos, dirías tú?
MALÉVOLE
59¡Signo! ¿Por qué, qué circunstancia hay en eso?
MAQUERELLE
60Uy, de verdad, una fuerza secretísima. Mira, un caldeo
61o un asirio, recuerdo seguro que era un judío muy dulce, me dijo
62que si se hace la corte a una mujer bajo el signo correcto, no se
63puede errar. Pero has de pillarla en la vena correcta: cuando el
64signo está en Piscis, la mujer de un pescadero es muy sociable; en
65Cáncer, la mujer de un puritano es muy flexible; en Capricornio,
66la mujer de un mercader no se resiste a nada; en Libra, la mujer
67de un abogado es muy tratable, especialmente si su esposo está en
68sesión; sólo en Escorpio es peligroso entrometerse. ¿Manda
69el duque alguna joya, alguna piedra preciosa?
Entra el Capitán.
MALÉVOLE
70Sí, creo que ése es el mejor signo para pescar a una dama.
71Con la venia, señor, he de hablar con Lady María, la duquesa
72de Altofronto. Debo entrar en nombre del duque.
CAPITÁN
73Aquí habrá de concederos entrevista. Recibí la custodia de
74la ciudadela de manos del buen Altofrono, y para él la
75guardaré hasta que yo mismo no tenga otro uso.
MALÉVOLE
76¿De verdad? ¡Oh, cielos, que se pueda encontrar un cristiano
77en un jubón de gamuza! Capitán Conciencia, te quiero, capitán.
78Esperamos.
(Sale el Capitán.) ¿Y crees que la duquesa lo
79pondrá fácil?
MAQUERELLE
80Va a ser duro. Siempre ha sido una criatura de lo más fría: odiaba
81en extremo los monos, los bufones, los juglares y los ujieres. Tenía
82la mala costumbre no sólo de ser honesta, modesta y honrada en la
83propia conciencia, sino de impedir cualquier comportamiento disoluto
84que pudiera incurrir sospecha; casi, dios bendiga, hace que pase
85de moda aplanar el lecho. A duras penas me sacaba una propina
86por el alquiler de los favores de alguna dama una vez cada
87quince días.
MALÉVOLE
88Pero en nombre de la inmodestia, ¿a cuántos virgos has
89llevado al patíbulo?
MAQUERELLE
90A ver que vea. ¡Qué el cielo perdone nuestras faltas! Aquí llega
91la duquesa.
[V.iii]
Entran María y el Capitán.
MALÉVOLE
1¡Dios te bendiga, milady!
MARÍA
2¡Bien lejos de ti!
MALÉVOLE
3Te traemos la proposición de un marido.
MARÍA
4Confío en que ya tengo uno.
MAQUERELLE
5Ah, por mi honor, madam, no habrá nunca mejor marido
6que un marido en el exilio: ahora está en otro mundo. Te digo,
7mujer, que me han dicho que hay una secta que asegura que
8al dormirse el esposo, la esposa puede recibir
9legítimamente a otro hombre, pues está el marido igual que
10muerto. ¡Más aún en el exilio!
MARÍA
11¡Deshonra de criatura!
MAQUERELLE
12Ja, la honradez es sólo el arte de parecerlo. Di, ¿qué es la honradez,
13qué es la constancia, sino fábulas fingidas, cháchara de vejestorios,
14que algún idiota se ha inventado para coartar nuestra libertad?
MALÉVOLE
15Molly, el que te quiere es un duque, Mendoza. Promete
16cuidar de ti regiamente, amarte ardientemente, defenderte
17poderosamente, desposarte suntuosamente, y guardarte a pesar
18de Rosicler o Doncel del Febo. Toma joyas.
(Le da joyas.)
19Si quieres, bien; si no, también.
MARÍA
20
¡Capitán, por el amor de dios, salvad a la pobre desdicha
21
de la tiranía de la insolencia lasciva!
22
Forzadme a vivir en la mazmorra más profunda,
23
antes que aquí: aquí el mismo infierno nos rodea.
24
¡Oh, amado Altofronto, doquiera que tu aliento esté,
25
haz que se hunda mi alma en las sombras del abismo
26
si llego a mancillar tu honor! He aquí tu respuesta,
27
y, que mientras pueda morir, he de vivir casta.
MALÉVOLE
28
Contra aquél que puede forzar, ¡vana es la lucha!
MARÍA
29
Aquella a quien se fuerza no tiene cerca un puñal.
30
Quien a la fuerza se abraza con lujuria
31
merece el áspid de Cleopatra y las brasas de Porcia.
32
¡Dios os guarde!
Sale con el Capitán.
MALÉVOLE
33¡Y que el temor del demonio sea siempre contigo! Te digo,
34Maquerelle, que ahí hay una dama honesta. A fe mía que tengo
35la sensación de que, después de todo, mujeres, como otras cosas,
36hay algunas que son buenas, la mayoría malas; algunas santas, otras
37pecadoras. Pues hoy en día no hay cortesano sin querida, capitán
38sin meretriz, cornudo sin cuernos, ni tonto que no tenga pluma;
39como no hay mujer que no tenga alguna debilidad y alguna
40pluma también, no hay sexo que no la tenga… y hasta aquí
41llegó el discurso. (Aparte.) ¡Oh, dios, cuán odiosa me resulta
42
esta farsa! ¡Que un duque tenga por fuerza que ser bufón!
43
Bueno, "Stultorum plena sunt omnia": mejor hacerse
44
el tonto, que serlo. ¿Dónde están ahora tus artimañas, Madam
45Maquerelle?
MAQUERELLE
46¿Qué? ¿Acaso ignoras lo que se dice, que un remilgo afectado,
47un recato es natural en la mujer, y que la excusa para
48entregarse es, en verdad, que con dificultad se la obtuvo?
49Has de ponerla a prueba. Como yesca es la mujer, y en
50un momento, empieza a arder.
MALÉVOLE
51¿Y qué, tenías la boca llena de yesca y es así que…
52que la has hecho arder, ha prendido la llama?
MAQUERELLE
53Mira, te tengo que decir, que ibas muy acalorado.
MALÉVOLE
54Tanto mejor para encender la llama en la mujer de yesca.
MAQUERELLE
55Demasiado embravecido, muy airado, pues de hecho…
MALÉVOLE
56
Va, va, alcahueta de medio pelo; ya lo veo.
57
Antes consumirá el cielo el fuego terrenal
58
que todo el fervor del mundo ablande una razón casta.
59¡Largo, cimbel roído del duque! Ya haré yo que el duque te deje
60sin trabajo. ¡Ni un atisbo de esperanza, y habiéndola tenido
61al alcance y con ventaja!
MAQUERELLE
62Mas, en conciencia, yo creo que en mi opinión, no la hemos
63cogido en el signo adecuado; la sangre no le corría en la
64vena correcta, seguro.
Sale.
Entra Bilioso.
BILIOSO
65¡Abrid paso! El duque vuelve de la coronación.
66Malévole…
MALÉVOLE
67¡Fuera, canalla!
MALÉVOLE
69“Fuera de aquí, avinagrado, baja ralea, ¡vete!”
BILIOSO
70Dulce Malévole, desde mi retorno, me dicen que os habéis
71tornado en aquello que siempre profeticé: una
72virtud de primera, una fidelidad bien empleada, un hombre
73de gracia, amigo querido. Venid; ¡qué! "Si quoties peccant
74homines"… si el hombre honrado se enfadase tan a menudo
75como el cortesano se comporta como un canalla… mira, hemos de
76confabular juntos alguna vez, jurar en falso alguna vez.
MALÉVOLE
77Al diablo alguna vez.
BILIOSO
78¡Exacto! "Nemo omnibus horis sapit": No hay hombre
79honrado a todas horas. La necesidad a menudo pervierte a la virtud.
MALÉVOLE
80Te encomendaré al duque.
BILIOSO
81Seamos amigos, hombre.
MALÉVOLE
82Y canallas, hombre.
BILIOSO
83¡Exacto! Nosotros prosperemos y adquiramos; nuestros patrones
84que vivan, y nuestras canalladas que se olviden.
MALÉVOLE
85Quien se hace rico a costa de lo que sea, nunca se avergüenza
86de sus métodos.
MALÉVOLE
88Pues la indecencia y la falta de fe son los mayores apoyos
89de la grandeza.
BILIOSO
90Cielo santo, qué muchacho más profundo.
MALÉVOLE
91Cielo santo, qué canalla más perfecto. ¡Fuera, maldición
92vetusta!
BILIOSO
93¡Calma, calma! Si tú no has de ser mi amigo porque sea yo
94un canalla, no seas canalla conmigo porque sea yo tu amigo
95y me descubras. ¡Calma! ¡Cornetas!
[V.iv]
Entran Prepasso y Ferrardo, dos Pajes con luces, Celso y Equato, Mendoza con atuendo
de duque, y Guerrino.
MENDOZA
1Seguid, seguid; dejadnos, dejadnos.
Salen todos excepto Malévole (y Mendoza).
2Espera, ¿dónde está el ermitaño?
MALÉVOLE
3Con el duque Pietro, con el duque Pietro.
MENDOZA
4¿Está muerto? ¿Envenenado?
MALÉVOLE
5Muerto, igual que el duque.
MENDOZA
6Bien, excelente. No hablará. La seguridad reside
7en la discreción. Acércate, acércate.
MALÉVOLE
8Tienes un cierto aroma intenso a villano que por naturaleza
9no puedo aguantar.
MENDOZA
10¿Aroma, hombre? ¿Qué nuevas hay de María, qué responde a
11nuestra petición?
MALÉVOLE
12Frialdad, un témpano; es obstinada.
MENDOZA
13
Entonces está bien muerta. Decidido, ha de morir.
14
Un acto oscuro sólo se desvanece en un acto oscuro.
MALÉVOLE
15¡Puf! "Per scelera semper sceleribus tutum est iter."
MENDOZA
16¿Qué, un erudito? ¿Un político? Seguro, eres un perfecto
17canalla.
MALÉVOLE
18¿Quién, yo? Yo he sido dos veces sustituto del alguacil, hombre.
19Bueno, me voy a despotricar contra algún gran hombre, a ver si
20me dan un buen garrote, o si no me iré a casarme con alguna
21genovesa con dinero, y a viajar de inmediato.
MENDOZA
22¿Viajar, cuando te hayas casado?
MALÉVOLE
23Sí, a la moda de cualquier joven señor, aunque haya sido tan
24vago de soltero como para no ir nunca más allá de la
25universidad. Aún así, cuando va y se casa, rabo entre las piernas
26y, ¡catzo, a Inglaterra!
MENDOZA
27¿Y por qué a Inglaterra?
MALÉVOLE
28Porque allí no hay burdeles.
MENDOZA
29¿Ni cortesanas?
MALÉVOLE
30Tampoco. Las putas cayeron con los prostíbulos,
31y las golfas se levantaron con los Puritanos.
MENDOZA
32¿Sabes cómo envenenar? ¿Sabes cómo envenenar?
MALÉVOLE
33Excelentemente. No hay judío, apotecario, o político que lo haga mejor.
34Observa esta cajita. ¿A quién quieres envenenar?
35Toma esta cajita,
(se la da) que una vez abierta y si se inhalan sus efluvios
36a través de los conductos por que el cerebro mismo se purga,
37condena instantáneamente cualquier señal de vida a un sueño
38profundísimo durante doce horas. Aquí hay otra
(se la da) que
39si se abre y se da a oler al que duerme, asfixia cualquier
40fuerza vital, lo mata súbitamente.
MENDOZA
41Voy a hacer un experimento; que no es bueno que a uno lo engañen.
42Así, así: ¡catzo!
Malévole finge haber sido envenenado y cae.
43
¿Quién iba a temer, pudiendo destruir?
44
La muerte no tiene ni dientes, ni lengua;
45
y esclavos del poderoso son
46
la afrenta, el crimen, la fama y el delito.
47¡Celso!
Entra Celso.
CELSO
48¿Honorable señor?
MENDOZA
49El buen Malévole, hombre de lengua llana, ay de mí, ha muerto
50de repente, ¡qué extraño portento! En nuestra estima
51ocupaba un buen lugar. Celso, que lo entierren, que lo entierren.
CELSO
52Lo pongo en observancia.
MENDOZA
53
Y, Celso, te lo ruego, ocúpate esta noche
54
de que haya algún festejo, algo que solemnice
55
nuestra coronación: algo de música, una mascarada.
56
Ofreceremos un buen entretenimiento a María,
57
la duquesa del desterrado Altofronto.
58
Deberás traerla a palacio
59
desde la ciudadela. Organiza una mascarada.
MENDOZA.
61
¿Clase? Pues, cualquier ficción rapidita,
62
los bravos espíritus de los duques genoveses
63
que llegan desde el Elíseo, ciertamente,
64
precedidos por Mercurio, para congratularnos
65
por nuestra buena fortuna; alguna cosa de ese estilo,
66
algún truquito rebuscado, apto para señoras, un juguetito obsoleto
67
u otro, no importa, que sea un invento nuestro.
68
Prepáralo tú, es solo por seguir la usanza.
69
No temas, será bien recibido, hombre, saldrá muy bien.
MENDOZA
71
Agradecido; nuestra mano estará bien llena para ti. Adiós.
72
(Aparte.)
Ahora mi traición está segura, ya no caeremos.
73
Delito que prospera, lo llaman los hombres virtud.
74
En nadie he de confiar: quien con ardides logra su corona,
75
con acero la conserva; en un rango inmerecido
76
nadie respira seguro; ¡necio!, irá el rumor del gentío:
77
quien no aguanta el rencor ajeno, no sabe gobernar.
78
El secreto mejor del hombre de Estado
79
es mostrarse insensible ante el odio endeble.
Sale Mendoza.
MALÉVOLE
80
(Se levanta y habla.) ¡Muerte al condenado ladrón! Ya te daré yo mascarada,
81¡ya te daré yo espíritus bravos de antiguos duques!
CELSO
82Mi señor, ¿qué extraña ilusión es ésta?
MALÉVOLE
83La más feliz, Celso querido, ¡envenenado con una caja vacía!
84En seguida te lo cuento. Mi esposa viene a la corte; una ráfaga
85del destino se acerca fulminante: el capitán del castillo
86está de mi parte, el pueblo ruega por mí, y el Príncipe de los
87justos me favorece. ¡Valor, Celso!
88Pues no hay desastre azaroso que pueda turbar
89a quien sólo deja un dios sobre sí mismo.
Sale.
[V.v]
Entran Prepasso y Bilioso, dos Pajes ante ellos; Maquerelle, Bianca y Emilia.
BILIOSO
1¡Abran paso por aquí, paso para las damas! ¿Pero caballeros,
2acaso no van a dejar que las damas entren en el gran
3salón? ¡Vaya galantería! Y vos, caballero, que os chorree
4la antorcha donde ha de sentarse también la hermosura.
PREPASSO
5Y allí hay uno grandote que es un canalla, ¿por qué no
6le arreáis?
BILIOSO
7Déjale hacer el canalla por Dios, ¿te crees que no tengo
8juicio alguno, que voy a arrearle a uno tan grande? ¡La
9música! ¡Más luces! ¡Las plataformas de los invitados! ¿Me oís?
10Que haya en la puerta juramentos a mansalva, que se harte el
11mismo demonio de tanto jurar. Dejemos aquí a las señoras
12y vayamos a ver si los hombres están listos para ellas.
Salen todos menos las mujeres.
MAQUERELLE
13Por mi vida, bonitas, ¿por qué no lleváis esto más a la
14moda? Este corte ya está pasado, hay que ir más a la moda. Mirad,
15tenéis que ir todas a pelo, a pelo y a pluma, una pluma en
16el cabello y nada más. Ved que estos tocados ya por suerte no los
17lleva nadie. Y debéis llevar la lechuguilla bien abierta por delante,
18seguid la moda de abrirla muy bien; hay quien tiene la manía
19de ponerle alfileres a estos collares, cuando sólo con abrirlos bien
20ya es suficiente. Y lo repito, si por un casual tenéis que echaros
21la siesta después de comer, la lechuguilla abierta no requiere
22vara alguna para recuperar la forma. Os lo digo, la moda es la lechuguilla abierta.
BIANCA
23¿Y no es el señor St. Andrew Jaques un caballero de lo más gallardo?
MAQUERELLE
24Válgame el virgo, le sienta tan bien el honor como un traje de satén
25y unas medias de lana.
EMILIA
26¿Y no es don Mariscal Abran-paso, mi segundo sirviente, un
27apuesto caballero?
MAQUERELLE
28Sí, de segunda opción, como entró en su oficio; a fe mía
29que lo tiene todo de segunda: la querida de segunda, el atuendo
30de segunda, la inteligencia de segunda y, de hecho, es un buen
31candidato para mi perro en segunda opción. Mas en verdad,
32es tan buen caballero de segunda como…y, bueno, tan gentil
33como pueda serlo un hombre, con esa barba encarnada y esas
34piernas tan retorcidas.
BIANCA
35En verdad que estoy monstruosamente enamorada del conde
36Quidlibet-in-Quodlibet. ¿No es acaso un hermoso galán, refinado
37e inquieto?
MAQUERELLE
38Y uno de los hombres con las manos más largas: capaz de
39poner a una dama a gritar horriblemente.
Bilioso vuelve.
BILIOSO
40¡Paso! ¡Abran vía por aquí! Va a entrar el duque. Erguíos con
41elegancia, por el amor de la hermosura; ¡poned a las damas ahí!
42¡Cornetas, cornetas!
[V.vi]
Entra Prepasso, se coloca junto a Bilioso. Dos Pajes con luces, Ferrardo, Mendoza.
Por la otra puerta, dos Pajes con luces y el Capitán que conduce a María. El duque
sale al encuentro de María y se le acerca; los demás quedan atrás.
MENDOZA
1
Madam, recibid mi petición con amable oído.
2
La salvedad de un reino ha de pesar más que un rito sin importancia:
3
el matrimonio es mera estrategia natural.
4
Por tanto, mientras nuestro lecho real no sea uno,
5
peligra el estado bajo amenaza de una revuelta civil.
6
Sed tan sabia como sois bella, aceptad vuestro destino.
MARÍA
7
¿O qué harás tú, desgracia de nuestra estirpe?
8
Demonio encarnado, fuiste tú quien desterró
9
a mi noble y único señor.
MARÍA
11
Sí, con tus ardides y oscuras tretas.
12
Doce lunas se han marchado desde que vi
13
por última vez la cara figura de mi amado esposo.
14
¡Más perverso que la Muerte eres tú! Ella sólo separa al alma
15
de un cuerpo frágil; más alejas tú a un alma de otra,
16
aquellas que dios con su propia mano había unido,
17
¡tú falto de honor, tú lleno de astucia del demonio!
MENDOZA
18
Tendremos que controlar ese derroche desmedido.
19
¡Puedo y quiero!
MENDOZA
21
Ya está; tu esposo morirá en el exilio.
MARÍA
22
Aquél que es sabio nunca abandona el hogar.
MENDOZA
23
No volveréis a encontraros. La razón debe controlar al amor.
MARÍA
24
¡No lo creo!
25
La mujer enamorada lleva a su amor en el alma.
MENDOZA
26
Señora, sois tan solo una mujer: debéis ceder.
MARÍA
27
¡Oh, sálvame, pudor innato,
28
único ornamento de la modestia de mujer!
MENDOZA
29
¡Modestia! Muerte, te torturaré.
MARÍA
30
Atrévete, tortúrame cuanto quieras, prueba cualquier dolor;
31
mientras pueda morir, moriré siendo de mi esposo.
MENDOZA
32
Obstinada, vas a morir. Capitán, la vida de esta dama queda
33
a merced de la justicia. Después de examinarla,
34
hemos descubierto que ha envenenado
35
al reverendo ermitaño. Por tanto, ordenamos
36
custodia severa. Si no nos vas a hacer bien,
37
tampoco has de hacernos mal. La paz del tirano es sangre.
MARÍA
38
¡Oh, misericordioso! ¡Oh demonio lleno de gracia!
39
¡Antes sea yo condenada
40
por parecer la asesina que maldita por tu causa!
41
Se acabaron mis lamentos; venid, traed mi guirnalda de flores,
42
danza y sé feliz, alma mía, ya tienes tu deseo.
43
Cual novia muere; casto has de morir, corazón.
Entra Aurelia con atuendo de luto.
AURELIA
44
“La vida es escarcha de felicidad helada,
45
y la muerte el deshielo de nuestra vanidad.”
46
¿No fue un sacerdote honrado quien lo escribió?
MENDOZA
47
¿Quién la ha dejado entrar?
AURELIA
48
Ay de mí, la calamidad está en todas partes.
49
La triste miseria entrará incluso en la corte
50
por más puertas dobles que pongáis.
AURELIA
52
Es todo. Una cosa más: ¡prestad atención! Es todo.
Entra Mercurio con música atronadora.
MERCURIO
53
Mercurio Cilenio, de los espíritus el dios,
54
desde las sombras nocturnas de la profunda región,
55
requiere la presencia de cuatro altos duques de Génova
56
y los invita a que acudan y hagan de éste su Elíseo;
57
celebren aquí esta noche triunfal
58
con cantos y bailes, placer grato de la corte.
AURELIA
59¿Sois vos el dios de los espíritus? Tengo una demanda pendiente
60en el infierno entre mi conciencia y yo. Os agradecería que me
61ayudarais a encontrar un abogado.
BILIOSO
62Mercurio puede ser vuestro abogado, señora.
AURELIA
63No, pues a fe mía que Mercurio tiene un rostro demasiado dulce
64para ser buen abogado.
PREPASSO
65¡Silencio, callad! Mercurio presenta la mascarada.
Cornetas. Los actores de la mascarada entran al son de las cornetas: Malévole, Pietro,
Ferneze y Celso con túnicas blancas y coronas de duque sobre guirnaldas de laurel.
Bajo las túnicas llevan pistolas y espadas cortas.
MENDOZA
66
Celso, Celso, cortejad a María en nuestro nombre.
67
Señora, sed bondadosa, pero con gracia.
Malévole saca a bailar a su esposa María.
MALÉVOLE
Sí, a vos a quien amo más que a mi vida,
69
sólo con vos he de bailar.
MARÍA
Entonces bailaréis con la muerte.
70
Mas, venid, señor, nunca la alegría me fue más propia.
71
La muerte a la eternidad da la gloria de la vida,
72
oh, muriendo honrada, ¿quién teme morir?
MALÉVOLE
73
Quien vive en la maldad, muere con temor.
MENDOZA
74
Así es, creedle, señora, y hacedle caso.
Pietro saca a bailar a su esposa Aurelia.
AURELIA
77
¡Oh, soltad mi mano! ¡Fuera, dejadme!
78
¡Oh, no busquéis a quien sólo busca la muerte!
AURELIA
¿Queréis cortejar a la tristeza?
AURELIA
Llegará demasiado pronto. ¡Oh, mi corazón abatido!
PIETRO
81
Mi señora, ya está, ya está.
82
Venid, bailemos; dejad a un lado vuestro pesar.
AURELIA
83
¿Sois hombre apesadumbrado?
AURELIA
Entonces, vayamos al son.
Ferneze toma a Maquerelle, Celso a Bianca; las cornetas señalan el fin de un compás,
un cambio y descanso.
FERNEZE.
84
(A Bianca.) Creedme, mi señora, ¿queréis que lo jure? Dejadme gozar de vos
85en privado y me caso con vos, por mi alma.
BIANCA
86Preferiría que lo juraseis por vuestro cuerpo; me parece que
87en vuestro caso el juramento tendría mejor consideración.
FERNEZE
88Por complaceros, lo juro por ambos.
BIANCA
89¡Oh, no los maldigáis a ambos por complacerme, por amor de dios!
FERNEZE
90En verdad, dulce criatura, ¡dejad que os posea esta noche,
91y me caso con vos en dos semanas, por mi fe!
MAQUERELLE
92¡Por su fe! No os lo creáis, esas trampas para conejos son
93más viejas que el jubón perfumado de Sir Oliverio de Anchoa.
94La promesa de matrimonio de un galán jovencito que quiere llevar
95a una virgen al paraíso de los enamorados, hacer de ella una gran dama,
96y luego abandonarla es tan común, tan natural al cortesano como los
97celos al plebeyo, la gula al puritano, la sabiduría al edil,
98el orgullo al sastre o la cesta vacía de una de esas malditas
99de a seis peniques. ¡Por su fe, ja! No le creáis nada,
100¡trampas para coger zorras!
MALÉVOLE
101
(A María.)
Mantened la expresión serena: no dejéis que la pasión
102
súbita se revele en vuestra mirada.
Se descubre.
PIETRO
(A Aurelia.)
Los celos del tirano
103
se mueven prestos; te haces cargo de ello.
Se descubre.
AURELIA
104
(A Pietro.)
Mi corazón, que no mi rodilla, se postra en tierra
105
humildemente ante ti.
PIETRO
106
¡Calma! Otro cambio, no hablemos.
MARÍA
107
Hablar a persona tal, ¡oh, lo que permita la voluntad!
Las cornetas marcan el último compás. Una vez acaba, se quitan las máscaras.
Rodean a Malévole apuntándole con pistolas.
MENDOZA
110
¡Altofronto! ¡Duque Pietro! ¡Ferneze! ¡Ah!
TODOS
111
¡Duque Altofronto! ¡Duque Altofronto!
Cornetas, fanfarria.
MENDOZA
112
¿Es una trampa? ¿Qué engaño misterioso se burla
113
de nuestros sentidos? ¿Estoy soñando? ¿O lo he estado
114
estos dos días? ¿Dónde estoy?
Sujetan a Mendoza a la fuerza.
MALÉVOLE
115
Donde está un infame truhan.
MENDOZA
116
¡Oh, dejadme aliento hasta que pueda morir!
117
Haced las paces con el cielo, por el amor de vuestra alma,
118
¡concededme la vida!
PIETRO
119
Villano innoble a quien ni el cielo ni el infierno,
120
ni la bondad de dios ni del hombre ¡pudieron tornar honesto!
MALÉVOLE
121
Malnacido, traidor miserable, ¿qué gracia esperas,
122
tú que te has vuelto insolente y desgraciado?
MALÉVOLE
124
Toma tu vida, infame.
125
Si con sangre y heridas te defendieras,
126
con el horror más cruel de una lucha civil
127
acabaría contigo. Mas postrado aquí a mis pies,
128
herirte rehúso mas con desdén. Sólo el corazón indigno
129
se atreve a triunfar sobre las tumbas de los vasallos.
130
Pues eso eres tú, dado que no es la cuna, sino un
131
espíritu glorioso, quien hace de un hombre un monarca.
132
¡Oh, he visto toda suerte de infortunios para el estado!
133
El que adula, como la hiedra, se abraza al roble
134
y lo corroe hasta llegar al corazón; la lujuria es tan común
135
que el acto oscuro del pecado ni siquiera se avergüenza
136
y cortejo se hace llamar.
137
A aquellos que son tan grandes como sus pecados,
138
recordadles que el pueblo veleidoso
139
a muchos príncipes estima por su belleza
140
y sus apariencias. Y éstas anhela más
141
contemplar que sus virtudes.
142
Mas dejad que aun esto aquél que es grande conciba:
143
cuando no observa del cielo la exigida condición,
144
no es rey, pues abandona su cometido.
MAQUERELLE
145Mi buen señor, llevo veinte años viviendo en la corte;
146a quienes han sido largo tiempo cortesanos y ahora viven en la ciudad,
147el pueblo les escupe y como albaricoques, los empuja contra la pared,
148buen señor.
BILIOSO
149Mi señor, yo sabía que vuestra señoría estaba bajo este disfraz; bien
150me oísteis decir que si Altofronto retornaba, me pondría de su parte.
151Además, vuestra señoría tuvo a bien el llamarme cornudo y consentido;
152no iréis a pensar que lo habría soportado con tanta paciencia si no
153hubiera sabido que erais vos.
MALÉVOLE
154
(A Pietro y Aurelia.)
Almas llenas de dicha, secad vuestros ojos tristes.
155
¡Llevaos a este hombre!
(Da una patada a Mendoza.)
Una mosca no es presa para un águila.
156
(A Pietro y Aurelia.)
Vosotros, a vuestros votos.
(A Maquerelle.)
Y tú, a los suburbios.
157
(A Bilioso.)
A vos no os regalaría ni a mi peor amigo:
158
sois un canalla de lo más rancio.
(A Celso y al Capitán.)
Buena ventura vivid.
159
Vosotros dos, en mi pecho.
(A María.)
Tú en mi corazón.
160
El resto de actores ociosos, ociosamente partid.
161
En cuanto a mí, asumo aquí mi derecho,
162
que espero contente a todos. Y a todos, buenas noches.
Cornetas, fanfarria. Salen todos.
FIN