Texto utilizado para esta edición digital:
Hardy, Alexandre. Felismena. Traducida y anotada por Miguel Ángel García Peinado y Ángeles García Calderón, para la colección EMOTHE. Valencia: ARTELOPE Universitat de València, 2017.
- López Martínez, José Enrique (Artelope)
ACTORES
DON ANTONIO |
DON SANCHO |
DON FELIS |
FELISMENA |
CELIA |
NODRIZA |
ADOLFO |
LEOPOLDO |
FERNANDO |
PAJE |
SIRENO |
DUARDA |
DANTEO |
DIANA |
PASTORES |
ARGUMENTO
Don Felis,* joven caballero que proviene de una de las familias más nobles y ricas
de Toledo estrecha una amistad mutua y clandestina con Felismena, tan llena de virtudes
como rara en belleza pero desigual a este gentilhombre en cuanto a bienes de fortuna.
El padre de Don Felis, vagamente advertido de sus amores, envía a su hijo a la Corte
del Emperador para procurarle durante su ausencia un partido más ventajoso y digno
de él; Don Felis, ante esta marcha consuela a su amante con la esperanza de un pronto
regreso que consumaría su matrimonio, pero al llegar a la Corte, Celia pariente del
Emperador y agraciada en perfecciones le hace olvidar a su primera amada, la cual
disfrazada de varón va a encontrarlo con fundadas sospechas de su inconstancia e ingresa
sin ser conocida a su servicio, y se esfuerza, aunque a su pesar, en facilitarle el
gozo de Celia, quien se enamora de ella: al ser rechazada por aquella cuya igualdad
de sexo la hacía incapaz de contentarla, se enrabia y desespera de tal modo que muere
súbitamente. En esa tesitura un señor alemán, rival de Don Felis y mortal enemigo
suyo, le imputa la muerte de esta joven princesa debido a algún tipo de veneno, lo
persigue como aquel a quien el terror había puesto en fuga y lo vuelve a llevar al
mismo lugar en que Felismena, en ese momento fuera de su trabajo y convertida en pastora,
lo socorre contra sus enemigos a los que con la ayuda de esta amazona derrota; ello
ocasiona que se reconozcan, a lo que sigue un feliz matrimonio. Este tema, sacado
de la Diana de Montemayor para la escena francesa, no tiene nada que envidiar a los mejores.
* La explicación al nombre de "Felis" viene dada por Avalle-Arce en el estudio preliminar
de la edición de la Diana: "La elección onomástica está realizada con un claro designio de similitud con Felismena.
No resulta casual, en efecto, que Felismena comunique su nombre a las ninfas justo
cuando acaba de pronunciar el de don Felis: es una manera más de señalar la atracción
—casi predestinación onomástica— que siente por el caballero. Pudiera ser, además,
que la alusión que ambos nombres hacen, por vía etimológica, a 'felicidad', sea augurio
y garantía de la feliz resolución de la historia. (Jorge de Montemayor: La Diana, edición de Juan Montero, estudio preliminar de Juan Bautista de Avalle-Arce, Barcelona:
Editorial Crítica, 1996, p. 104, nota 185.)
ACTO I
ESCENA I
Es decir, bajo la bóveda celeste que delimita el océano. Plinio ya consideraba que el océano circundaba la Tierra.
Invocación a Dios.
Alusión a Don Felis y Felismena, a quienes Don Sancho ha visto intercambiar caricias.
Naucher: Del italiano nocchiero, proveniente del latín nauclerus ("patrón de barco"), proveniente a su vez del griego antiguo ναύκληρος, naúklêros; emparentado con el catalán nauxer, naucher en español.
Hardy cita una serie de adunata o adínaton de la poesía amorosa latina: los adynata o impossibilia encierran en sí una paradoja y podrían incluirse también dentro de la hipérbole;
se trata de la mención de cosas imposibles, casi siempre en enumeraciones, que Tirso
de Molina expresa a la perfección en el siguiente cuarteto:
Quien promete no amar toda la vida
y en la ocasión la voluntad enfrena,
saque el agua del mar, sume su arena,
los vientos pare, lo infinito mida.
La "enumeración de imposibles" o impossibilia, es de origen antiguo: se trata del conocido tópico denominado "el mundo al revés"
que ya describiera Ernst Robert Curtius: "El motivo parece encontrarse por primera
vez en Arquíloco: el eclipse solar del 6 de abril de 648 le hace pensar que nada en
adelante será imposible, puesto que Zeus ha oscurecido al sol. Nadie se asombre, dice,
si los animales del campo cambian su alimento por el de los delfines. En la Edad Media
eran bien conocidos los adynata virgilianos. Un pastor abandonado por su amada dice que no se asombraría ya de contemplar
un trastorno completo del orden natural…" (Literatura europea y Edad Media Latina (1), México: Fondo de Cultura Económica, 1999, 6ª reimpresión, traducción de Margit
Frenk Alatorre y Antonio Alatorre).
Así, el águila huye de la paloma (y no a la inversa); al piloto del navío no pueden
gustarle los peligros del Estrecho de Mesina, ya que en él están los monstruos Escila
y Caribdis; los abejorros son avispas enemigas de las abejas; las flores no aguantan
el siroco, viento proveniente de Fenicia, comarca del litoral de Siria.
El original neveux, está utilizado en el sentido de "enfant des parents".
Es decir, el pueblo no tiene buenas costumbres, sino malas (cambiantes o volubles), igual que la fortuna.
El verso: "Tiens plus fermes ces mots que quelque mur d'airain" alude al proverbio francés C'est un mur d'airain: Cela se dit également d'un homme inflexible, et d'un obstacle insurmontable. Jamais cette expression proverbiale n'a été plus employée que pendant la révolution et que par les matadors de ces temps de sinistre mémoire. C'est un singulier rapprochement à faire, que le langage participe de la bizarrerie et de la férocité des mœurs. Le mur d'airain a donc été une expression favorite de nos modernes Dracons. Il n'y a pas un de leurs discours patriotiques où il n'y ait un mur d'airain. (Histoire générale des proverbes, adages, sentences, apophtegmes, dérivés des mœurs, des usages, de l'esprit et de la morale des peuples anciens et modernes; accompagnés de remarques critiques, d'anecdotes, par M. C. De Méry, tome I, Paris: Delongchamps Libraire-Éditeur, 1828).
Don Antonio interrumpe su discurso sirviéndose de la figura retórica de la aposiopesis o reticencia, utilizada generalmente cuando el hablante queda embargado por la duda o la emoción.
ESCENA II
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana: "El Argo [Argos] de más celebridad -designado a veces por la forma latinizada Argus- es el biznieto del anterior [Argo hijo de Zeus y de Níobe]. Según unos, sólo tenía un ojo; según otros, poseía cuatro, dos que miraban hacia delante y dos hacia atrás. Finalmente, otras versiones le atribuyen una infinidad de órganos visuales distribuidos por todo el cuerpo" (p. 46).
Junto a las almas que se agitan como sombras, sin destino, Odiseo, en el Hades, encuentra
a personajes castigados por los dioses eternamente como: Sísifo, Ticio y Tántalo.
Sísifo es condenado a subir una roca hasta la cima y dejarla caer (el ensayo de Camus
es una reafirmación de la rebeldía del hombre para poder elegir el mismo su destino);
Ticio es culpable de haber violado a Leto, la compañera de Zeus; Tántalo es condenado
a hambre y sed eternas.
Hardy repite un lugar común en la poesía de su tiempo, como podemos ver en el poema
de Jean Auvray (1590-1630) titulado "La jalousie", en el que aparece la misma imagen
en la segunda de las siete estrofas:
L'aigle de Prométhée, les fouets des Euménides,
Les vaisseaux défoncés des folles Danaïdes,
D'Ixion abusé les roues et les clous,
Les peines de Tantal, de Sisyph, de Phlégie
Ne sont que jeux au prix de l'âpre jalousie,
Il n'est enfer semblable à celui des jaloux.
Felismena anticipa lo que ocurrirá por medio de una prolepsis.
ACTO II
ESCENA I
Alusión basada en los Adagios de Erasmo: "Gigantum arrogantia" (III, X, 93).
Adolfo compara la insolencia amorosa de Felis con el de los Centauros, los cuales provienen de la unión de Ixión y Néfele: en la mitología griega Néfele (Νεφέλη / Nephélê, de νέφος / néphos, "nube", en latín Nebula o Nubes) es una nube a la que Zeus dio la apariencia de su mujer, Héra. Zeus, para engañar a Ixión quien había tratado de abusar de ella, dio a una nube su apariencia: de la unión de Ixión y la falsa Hera (Néfele), nació el niño Centauro, que cuando llegó a adulto engendró con yeguas de Magnesia la raza de los hombres-caballo.
ESCENA II
Hardy, como otros escritores de su tiempo, considera al artista como un artesano, un obrero.
Cipris: apelativo dado a Venus, adorada en Pafos (Chipre) y en Citera (isla griega en las Islas Jónicas).
Enone sería Felismena, y Elena sería Celia.
Mielgos: Del lat. vulg. gemellĭcus, de gemellus 'gemelo'. Los astres bessons suelen designar a los gemelos Cástor y Pólux, de la constelación de Géminis. La alusión es una preciosa metáfora de los ojos de Celia.
Hardy cambia la imagen de las flechas de Apolo matando a la serpiente por la de rayos.
La persona que en las galeras vigilaba y dirigía la boga y otras maniobras, y que se encargaba de hacer remar a los galeotes.
Es decir: Celia es merecedora únicamente del servicio de los dioses, y no de un simple mortal.
Los puntos suspensivos indican la interrupción del parlamento de Celia.
Cupido.
Alusión al comentario de Montaigne (Libro I, cap. 5) al citar el pasaje de Plutarco sobre el general espartano Lisandro respecto de la oposición entre la astucia y la fuerza: "donde la piel del león no basta, es preciso añadirle un trozo de la del zorro".
Ante la tajante conclusión de Celia, Adolfo se enzarza en un monólogo sobre la inconstancia de las mujeres.
Vialleton aclara que, según una leyenda medieval, los cocodrilos del Rio Nilo atraían a su presa simulando llorar. La realidad es que el llanto del cocodrilo responde a una necesidad fisiológica del animal, que deben tener lubricados los ojos fuera del agua; el hecho, estimulado por sus glándulas lacrimales suele ocurrirles cuando están devorando alguna presa. Parece ser que, al masticar y apretar las mandíbulas éstas activan el lacrimal. Dado que las notas de Vialleton se hayan entre las páginas 404-479, en adelante omitiremos el número de página, fácilmente localizable por la numeración de los versos.
ESCENA III
Neologismo para designar al que porta la aljaba, es decir a Apolo.
El laurel obtenido por Apolo debido al enamoramiento de Felismena.
Alusión a los amores de Júpiter con Europa, Sémele y Dánae, la hija de Acrisio.
Felismena está disfrazada de hombre y nadie la acompaña.
Las Cárites -en latín las Gracias- son divinidades de la belleza, y tal vez, en su origen, potencias de la vegetación [...] Se representan generalmente como tres hermanas, llamadas Eufrósine, Talía y Áglae, tres jóvenes desnudas cogidas por los hombros; dos de ellas miran en una dirección, y la del medio, en la dirección opuesta. Su padre es Zeus; su madre, Eurínome, hija del Océano. A veces, su madre es Hera en vez de Eurínome. (Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana, p. 87).
Desde este verso Felismena se dirige al paje.
“Servir à la chambre”, estructura que se repite en el verso 625, es servir como ayuda de cámara. La labor que tenía que desarrollar la explica Furetière en la entrada “Chambre”:
s’emploie aussi en parlant des valets qui rendent service à la chambre, et des quelques ustensiles qui y servent aux nécessités. Un valet de chambre, une
fille de chambre, une robe de chambre, qu’on met quand on garde la chambre, un bassin,
un pot de chambre, vaisseaux où on se déchargé le ventre et la vessie (Dictionnaire universel).
La Enciclopedia española de derecho y administración de Lorenzo Arrazola dice lo siguiente sobre el equivalente español: “CAMARA (ayuda
De). Según el Diccionario de la Academia, ayuda de cámara del rey, es ‘el criado que sirve en la cámara de S. M. para ayudar
a vestirle y otros usos.’ Según Covarrubias en su Tesoro de la lengua son ‘los gentiles-hombres que se dan por ayudas a los caballeros de la llave dorada,
que son de la cámara de S. M. para que acudan á los ministerios ordinarios en que
no se han de ocupar los señores.’” (Madrid: Imprenta de Díaz y Compañía, 1853, tomo
7, p. 174).
El verso no completa el anterior de Felismena, sino que es la continuación del parlamento anterior del paje.
El paje empieza a inventarse una hipotética razón, cuando es interrumpido por su amo.
Definido por la RAE como 1. "oficina del sumiller", 2. “Ejercicio y cargo de sumiller”; proveniente del francés "sommelier", mantenemos el término a efectos de rima, ya que lo usual en español es utilizar el vocablo "bodega", cuya 1ª acepción de la RAE es: "Lugar donde se guarda y cría el vino".
ACTO III
ESCENA ÚNICAN
XNota del traductor
Ni el texto original, ni la copia de Stengel numeran la escena, sí numerada con toda
lógica por Vialleton.
Ni el texto original, ni la copia de Stengel numeran la escena, sí numerada con toda lógica por Vialleton.
Felismena habla consigo misma, rabiosa por la traición amorosa de Don Felis.
Felismena recurre a la figura literaria de la antonomasia con el nombre de Proteo, para designar al amante inconstante.
El término se utilizaba como insulto en los siglos XVI y XVII en Francia, aunque parece que en este contexto lo más probable es que haga referencia al que traiciona a su amada.
Gariée: "Guerie". Participio pasado del verbo garir, forma antigua del verbo cuyas significaciones son más amplias que la forma moderna guérir: proteger, conservar, curar.
"Después de su helenización se le representa como mensajero de Júpiter e incluso, en broma, como servidor suyo en sus aventuras amorosas" (Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana, p. 353).
Prolepsis o adelanto de acontecimientos: el comportamiento de Felismena (disfrazado ahora en paje) con Don Felis la llevará a ser feliz con él.
Don Felis exhorta a Felismena para que no escatime esfuerzos por “amaestrarle” a Celia.
Parlamento de Felismena interrumpido por Don Felis.
Fedra, de Gnosos, hija de Minos rey de Creta.
Sofonisba, reina de Numidia Massilia (conocida en bereber como Sofines) por su casamiento con el rey bereber Syphax. Las dos mujeres, Fedra y Sofonisba, son personajes trágicos.
Desde este verso Felismena se dirige a Celia.
Adón en lengua semítica, Adonis en la tradición griega. Como bien nota Vialleton, se trata de una construcción en quiasmo: Citerea (Venus) enamorada de Adón; Rea (Cibeles), enamorada de Atis.
Es decir, respondiendo a su amor.
Algunos versos son de una interpretación excesivamente sutil y alambicada; tal es así que un estudioso y especialista de la época como Jean-Yves Vialleton, en ocasiones (como en este parlamento de Felismena) avance, sin total convencimiento, posibles interpretaciones.
Dado uno de los sentidos de la palabra "campagne": acción, el verso indica que Celia ruega incluso con los ojos.
Desde los dos puntos la reflexión tiene como sujeto a Don Felis.
Los dos últimos versos Felismena vuelve a cambiar su reflexión y se dirige a sí misma.
Alusión a la Sibila de Cumas o Sibila Cumana, la más importante de las diez sibilas conocidas.
Argumento interrumpido por Celia.
Es decir, sirviéndola a ella (Celia) en vez de a Felis.
El segundo verso es una reflexión de Celia sobre la situación.
ACTO IV
ESCENA I
Como bien aclara Vialleton, Don Felis asimila a Felismena con Mercurio como dios mensajero ("qui portes"), dios de la elocuencia ("charmeuse faconde") y dios psicopompo o conductor de almas al cielo o al infierno ("Avernales portes"): Hermes es hijo de Maya, y ésta de Atlas. Mercurio es denominado en ocasiones "le courrier Atlantide" en la poesía de Pierre de Ronsard.
Los Dioscuros era Cástor y Pólux, protectores de los marinos.
El Anciano es Titono, el consorte más fiel de Eos la diosa titánide de la Aurora, identificada con ella por los romanos y denominada por Homero: "la diosa de los dedos de rosa" (Rhododaclylos). Eos le pidió a Zeus que hiciese inmortal a Titono, pero se olvidó de pedirle la eterna juventud; así pues, Titono vivió para siempre pero se hizo cada vez más anciano. Desde el final de la noche, la Aurora se levantaba de su lecho para subirse a su carro tirado por los veloces caballos Lampo y Faetón. Desde el río Océano subía hasta el cielo para anunciar a dioses y mortales la llegada de la luz dorada del Sol.
La imagen del "tertre jumeau" la encontramos ya en el poeta occitano Jacques de Romieu (1540-1600) de noble familia y hermano de una de las mujeres más cultas de su tiempo, Marie de Romieu. Entre sus poesías, publicadas en Lyon en 1584, encontramos el siguiente soneto incluido en las recopilaciones poéticas más importantes del siglo XVIII y XIX, como Annales Poétiques, ou Almanach des Muses (Tome VII, Paris: Delalain, 1778), y Bibliothèque choisie des poètes français jusqu’à Malherbe (Tome IV, Paris: Renouard- Treuttel et Würtzen-Lefèvre, 1824):
Sonnet
Un mieux appris en l'art de l'aonide bande,
Qui aura vu les Sœurs et le dieu Délien,
Sur le tertre jumeau du mont Pégasien,
S'ombragera le front de la verte guirlande.
Moi, à qui seulement une dame commande,
Indigne de toucher un rameau cynthien,
Je me contenterai du myrte Paphien,
Craintif à m'approcher d'une gloire si grande.
L'une pourrait tromper mon honnête désir ;
Mais l'autre assurément me vient jeune saisir,
Pour honorer le front de ma tendre jeunesse.
N'allons donc pas chercher l'honneur des monts cornus,
Puisque sommes guidés d'une belle Vénus :
Assez est honoré qui l'est d'une déesse.
Soneto
Alguien diestro en el arte de la banda de Aonia*,
que viera a las Hermanas y al Dios de la Isla Delos,
en las cotas gemelas del monte pegasiano**
se cubrirá la frente con la verde guirlanda.
Yo, a quien solamente gobierna una dama,
indigno de alcanzar una rama cintiana***,
veré de contentarme con el mirto papiniano****
temeroso a acercarme a una gloria tan grande.
Podría una confundir mi honesto deseo;
mas la otra, sin duda, me llega aún muy joven,
para honrar la frente de mi mocedad tierna.
El honor no busquemos en los montes cornudos,
ya que somos guiados por una hermosa Venus:
bastante honrado es quien lo es por una Diosa.
*Aonia se cree que era un barrio de la antigua Beocia, región de Grecia que contenía
las montañas de Helicón y Citerón, consagrado a las Musas.
** El monte Helicón.
*** Cinthya o Cynthia: nombre femenino que proviene del griego Kynthia, gentilicio de Kynthos, nombre de un monte en Delos. El poeta romano Sextus Propertius,
en un poema llama Cintia a su amante.
**** Aemilius Papinianus, conocido por el nombre de Papiniano, (142-202), jurisconsulto romano.
ESCENA II
Vialleton aclara que hôte Caspien designa al pueblo de los partos, y que el adjetivo caspien significa "próximo al Mar Caspio".
Los tres pueblos que menciona Celia son famosos por su carácter inhumano: los partos, los árabes, los escitas (los escitas son mencionados por Plinio el Viejo en su Naturalis historia como el sitio por donde sopla Aquilón al comienzo del verano).
Alusión al Edipo que descifra el enigma de la Esfinge.
Venganza, satisfacción del daño recibido.
El caballo de Troya.
Se hallan testimonios de la implantación de los dardos en historiadores griegos y romanos como Heródoto, Megástenes, Plinio el Viejo o Ptolomeo quienes parecen situarlos en la región de Gandhara, al noroeste del actual Pakistán; parece ser que fueron productores de oro.
Lábdaco es un personaje de la mitología griega: rey de Tebas, padre de Layo y abuelo de Edipo. Es decir, le gusta más que si procediera de un linaje de reyes míticos.
Es decir, a Don Felis.
Es decir: si nada le prometí a Don Felis, no lo ofendo con no concederle nada.
Alusión a Sirio o Sirius (en latín), nombre propio de la estrella Alfa Canis Maioris, la más brillante de todo el cielo nocturno vista desde la Tierra.
Alecto era una de las tres Erinias o Euménides, junto con Megera y Tisífone: Alecto era implacable en el castigo de los delitos morales.
ESCENA III
Se trata del motivo poético en el arte y las letras de Europa de la atracción que siente la mariposa por la llama, puesto de relieve en varios poemas de Petrarca ("Come talara al caldo tempo sóle /semplicetta farfalla al lume awezza..."), Diego Hurtado de Mendoza ("Qual simple maripossa buelbo al fuego / De buestra hermosura do me abrasso..."), Herrera ("La incauta y descuidada mariposa, / de la belleza de la luz rendida, / en torno della buela y, encendida, pierde en ella la vida presurosa..."), Lope de Vega ("Cándida, y no pintada mariposa, / al fuego se acercó, sin ver el fuego; / pero sin ser su centro, él mismo luego / quiso templarse en nieve tan hermosa..."), Góngora ("Mariposa, no sólo no cobarde, / mas temeraria, fatalmente ciega, / lo que la llama al Fénix aun le niega, / quiere obstinada que a sus alas guarde, / pues en su daño arrepentida tarde, / del esplendor solicitada, llega / a lo que luce, y ambiciosa entrega / su mal vestida pluma a lo que arde), Quevedo y otros poetas del Siglo de Oro. Para este tema remitimos al trabajo de Alan S. Trueblood: "La mariposa y la llama: motivo poético del Siglo de Oro", en: Actas del V Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (1974b), Publicadas bajo la dirección de Maxime Chevalier, François López, Joseph Pérez y Noel Salomón.
En la Diana de Montemayor, todo lo que concierne a la muerte de Celia queda en un segundo plano, como bien se deduce en la edición moderna de la obra: "Todo lo que concierne a la presunta muerte de Celia queda envuelto en una bruma de misterio. Ella misma declara su intención de suicidarse, pero luego se dice que ha sido víctima de un desmayo. La única afirmación explícita de que Celia murió (había dado el alma) no es en realidad más que un rumor extendido por la ciudad. Ciertamente el rumor y el convencimiento de la muerte persisten por algún tiempo: don Felis, que se marcha el mismo día de la noticia por la noche, y Felismena, que tarda algo más en irse, parten convencidos de que Celia ha muerto. Pero, en última instancia, el pasaje es lo suficientemente ambiguo como para que pueda entenderse tanto que la dama murió (sea por suicidio o por muerte natural) como que, tras recuperarse de su desmayo, no murió en realidad. Esta segunda solución es la más lógica, primero porque la contraria supone hacer a Felismena responsable última de esa muerte, y segundo porque el seguimiento de los modelos que Montemayor está imitando pide que Celia viva." (Jorge de Montemayor: La Diana. Edición de Juan Montero. Estudio preliminar de Juan Bautista Avalle Arce, p. 127, nota 308, Barcelona: Crítica, 1996).
La aparente réplica de Felismena no es sino una reflexión que se hace a sí misma, debatiéndose entre decirle a Don Felis la verdad o no.
Es decir, la fuerza del deseo mueve a la acción, y Felismena cree que la fuerza del amor de la propia Felismena se le comunicará a él.
El final de la exclamación señala el cambio de pensamiento de Felismena en su reflexión: tras pensar revelarle su verdadera identidad a Don Felis, parece cambiar de opinión.
Don Felis, que creerá que Felismena ha envenenado a Celia, movida por los celos.
Alusión a la Filis de la segunda heroída de Ovidio, hija de Licurgo y Crustumena, quien casada con Demofonte creyó que este la engañaba ante la tardanza de éste en volver.
ACTO V
Acto basado en el Libro Séptimo de la Diana.
ESCENA I
Los frutos del arbusto, en forma de bayas, son de color azul oscuro o negro azulado.
Aqueloo, además de otras atribuciones mitológicas; como describe Grimal: "Está relacionado con el ciclo de los trabajos de Heracles (Alcides): vecino de Eneo, rey de Calidón, en Etolia, le pidió la mano de su hija Deyanira. Por su condición de dios fluvial, Aqueloo poseía el don de la metamorfosis y podía adoptar la forma que le pluguiera: de toro, de dragón, etc. Esta facultad asustó a Deyanira, que no deseaba tener un marido tan incómodo. Cuando Heracles se presentó en la corte de Eneo y le pidió su mano, ella aceptó inmediatamente. No obstante, Heracles hubo de disputársela a Aqueloo..." (Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana, p. 38). Así, la intención de Leopoldo es la de combatir con Don Felis y matarlo, imitando a Hércules que venció a Aqueloo.
La nación de Don Felis, es decir, odiar a los españoles.
Los Manes vinculados con los Genios o espíritus protectores, los Lares o dioses familiares y los Penates o dioses de la despensa, eran en la religión romana los que mejor expresaban la fe en la inmortalidad del alma, tras la disolución del cuerpo.
Febo, el Dios Sol; así pues: desde donde nace el Sol hasta el ocaso.
Escena II
Hija de Zeus y Temis (la Justicia), y hermana del Pudor, difundió entre los hombres los sentimientos de justicia y virtud. Fue la última diosa que vivió entre los hombres en los tiempos de la Edad de Oro.
El grupo de pastores.
La "santa banda", el grupo de pastores.
Alusión a Apolo, quien durante un tiempo guardó los rebaños reales en el Monte Ida de la Tróade.
Palas Atenea y Pales, a veces confundida con Ceres o incluso con Cibeles, era la diosa de los pastores en los romanos; protegía los rebaños.
Parlamento interrumpido por Diana, que no quiere que Sireno cuente su historia.
En francés moderno la expresión “couver sous la cendre” denota être caché sous la cendre, être en fin d'activité.
Nótese el recurso a la ironía.
Se trata en realidad de un virote (saeta) de ballesta, más largo que el común y con una virola de hierro en la cabeza.
El parlamento de Adolfo se ve interrumpido por Felismena.
Caronte, el barquero del Hades.
El Río Aqueronte.
Los versos 1554-55 aluden al último de los doce trabajos de Hércules: la captura del perro Cerbero para sacarlo de los Infiernos. Se trata de la empresa más difícil que le encarga el rey Euristeo (primo de Hércules y enemigo implacable del titán): Cerbero era un perro con tres cabezas y cola de serpiente que guardaba la entrada del Hades; Hércules debía capturarlo, sacarlo de allí y llevarlo a Micenas. En el Hades se topó con Teseo. el héroe ateniense por antonomasia, al que liberó; Teseo es "el cecropiano", "el ateniano" (de Cecropia, cuyo rey Cécrope fundaría Atenas).
El padre de Hércules, Zeus.
En la mitología romana Diana fue originalmente diosa de la caza; más tarde pasó a ser Diosa de la Luna, a la vez que emblema de la castidad.
Cloto era una de las tres Moiras griegas, junto con Láquesis y Átropos; presidían la vida de los hombres, cuya trama hilaban sin cesar, de ahí que Felismena utilice el verbo "filer", en el sentido de estirar, alargar la vida.
Apolo, para redimirse del asesinato de los nióbidas (los hijos de Anfión y de Níobe, masacrados por Apolo y Artemisa) le concedió vivir durante más de tres generaciones.
Don Felis continúa con su anterior parlamento, en lugar de responder a Felismena.
Del mismo modo que Don Felis continuaba con su reflexión, Felismena sigue con la suya; así, al ver la expresión de él, ella piensa que está reconociendo a su Felismena.
El parlamento de Don Felis es interrumpido por Felismena.
Motivo poético que inmortalizaría La Fontaine en su fábula “Le Chène et le Roseau”:
Le Chêne et le Roseau
Le Chêne un jour dit au Roseau :
« Vous avez bien sujet d’accuser la Nature ;
Un Roitelet pour vous est un pesant fardeau.
Le moindre vent, qui d’aventure
Fait rider la face de l’eau,
Vous oblige à baisser la tête :
Cependant que mon front, au Caucase pareil,
Non content d’arrêter les rayons du soleil,
Brave l’effort de la tempête.
Tout vous est Aquilon, tout me semble Zéphyr.
Encor si vous naissiez à l’abri du feuillage
Dont je couvre le voisinage,
Vous n’auriez pas tant à souffrir :
Je vous défendrais de l’orage ;
Mais vous naissez le plus souvent
Sur les humides bords des Royaumes du vent.
La Nature envers vous me semble bien injuste ».
« Votre compassion, lui répondit l’Arbuste,
Part d’un bon naturel ; mais quittez ce souci.
Les vents me sont moins qu’à vous redoutables.
Je plie, et ne romps pas. Vous avez jusqu’ici
Contre leurs coups épouvantables
Résisté sans courber le dos ;
Mais attendons la fin ». Comme il disait ces mots,
Du bout de l’horizon accourt avec furie
Le plus terrible des enfants Que le Nord eût portés jusque-là dans ses flancs.
L’Arbre tient bon ; le Roseau plie.
Le vent redouble ses efforts,
Et fait si bien qu’il déracine
Celui de qui la tête au Ciel était voisine
Et dont les pieds touchaient à l’Empire des Morts.
El roble y la caña
Dijo un día el roble a la caña:
”Tenéis buenos motivos de acusar a Natura,
para vos hasta un pájaro es un pesado fardo;
la brisa que, por suerte
la faz del agua ondula,
os fuerza a inclinaros:
sin embargo mi frente, semejante al Cáucaso,
con detener los rayos del sol no se contenta,
reta al brío del ciclón.
A vos todo aquilón, para mí todo es céfiro.
Si al menos nacierais por la fronda arropado
cuya vecindad cubro,
no sufriríais tanto,
cuidándoos del tifón;
mas nacéis casi siempre
en los húmedos bordes de los reinos del viento.
La Natura con vos injusta me parece”.
-“El que seáis compasivo, respondióle el arbusto,”
demuestra un buen talante; pero no os inquietéis:
son para mí los vientos menos que a vos temibles;
me doblo, y no me parto. Hasta ahora resististeis
sus golpes espantosos
sin inclinar el dorso;
mas veamos al final.” Diciendo estas palabras,
desde el fin, a lo lejos, se presentó con furia
el más terrible vástago
que el Norte transportara hasta allí en sus costados.
Aguanta bien el árbol, y la caña se dobla.
Sus bríos redobla el viento,
y arranca de raíz
a aquel cuya cabeza vecina era del Cielo,
y cuyos pies tocaban el reino de los muertos.