Félix Lope de Vega y Carpio

El anzuelo de Fenisa





Texto utilizado para esta edición digital:
Texto incluido en la base Canon 60 - TC/12. Digitalización a cargo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra, 2014.
Edición digital para CANON 60:
  • Gómez Canseco, Luis
Adaptación digital para EMOTHE:
  • Ros Ferrer, Violeta (Artelope)

Elenco

Camilo
Albano
Fenisa
Celia
Lucindo
Tristán
Dos Criados
Dinarda
Bernardo
Fabio
Osorio, capitán
Campuzano
Trebiño y Orozco
Don Félix
Donato

Acto I

Salen CAMILO y ALBANO, galanes.

CAMILO
«...que estoy celoso y voy leyendo en ellas»,
acaba aquel soneto castellano.

ALBANO
¿Dónde vais a matarme, plantas bellas?

CAMILO
¿En la arena del mar miras, Albano,
5
las estampas que deja tu Fenisa?

ALBANO
Por ellas sigo su desdén en vano.
Por besar el arena donde pisa,
temo que el mar deshaga las señales,
excediendo sus márgenes aprisa.

CAMILO
10
¿Letras escribe con los pies?

ALBANO
Y tales,
que, leyendo la historia de mis celos,
aprendo penas a la causa iguales.
No han hecho furia ni rigor los cielos,
para castigo de la humana vida,
15
que sufran compararse a sus desvelos.

CAMILO
Que tenga celos y que celos pida
un hombre que se emplea en gran sujeto,
disculpa me parece conocida,
porque quien ama, teme; y, en efeto,
20
el temor de quien ama es una cosa
que engendra en lo más firme mal conceto;
pero querer una mujer famosa
en engañar y en no querer ninguno
-supuesto que confieso que es hermosa-,
25
no tiene igual con desatino alguno:
que no se llaman celos las traiciones.
Uno ha de amar y tener celos de uno;
mas donde una mujer forma escuadrones
de tantos hombres, que con menos gente
30
Alejandro venció dos mil naciones,
donde hay un galán dentro y otro enfrente,
doce de a pie, cuarenta de a caballo,
tal en la posesión, tal pretendiente,
vergüenza es esta; y más que no lo hallo
35
aun en los animales, pues sabemos
que viven cien gallinas con un gallo,
que glorioso levanta los estremos,
el pardo gamo entre cincuenta gamas,
de las puntas que nunca ofender vemos.
40
Albano, deste género de damas
huye la bolsa, pon en salvo el oro;
que es lo demás andarte por las ramas.

ALBANO
¡Qué manso que parece siempre el toro
al que está en la ventana! Y al letrado,
45
¡qué cobarde el flamenco y tibio el moro!
El escribir un libro concertado,
¡qué fácil le parece al ignorante,
y el llevar una cátreda al soldado!
¡Qué fácil le parece al estudiante
50
el conducir la nave al Ocidente,
la religión al mercader tratante!
¡Qué fácil el hablar un presidente,
un rey, un duque a un labrador grosero!
¡Y el olvidar a quien de amor no siente!
55
Amor no es calidad, ni gusto fiero;
amor no es honra ni es mercadería;
amor no es regidor ni caballero.
Amor es consonancia y armonía
que hacen el deseo y la hermosura,
60
con que se aumenta cuanto el cielo cría.
Si yo quisiera un bronce, una pintura,
un ave, un árbol, cosa diferente
de mi naturaleza, era locura,
pero que amar una mujer intente,
65
¿juzgas a desatino?

CAMILO
¡Qué respuesta
tan hija de tu amor impertinente!

ALBANO
Mas ¿qué me dices tú? ¿Que fuera honesta,
dándome con Platón, cuyo aforismo
ya me fastidia y con razón molesta?
70
Los que, siendo de amor único abismo,
dicen que se ha de amar el alma sola
y que es amor pagalle con él mismo,
un casto fuego dicen que acrisola
sus sentidos amando y, en secreto,
75
hacen su media noche a la española.
Nerón no confesaba hombre perfeto,
pero decía que en gozar su gusto,
cual era descompuesto y cual discreto.
Si amor es gusto, el que yo tengo es justo.
80
Ama tú por allá dificultades,
que no quiero su bien por su disgusto.

CAMILO
Las virtudes, Albano, y calidades
de una mujer son justo fundamento
de amor, que no las locas liviandades.
85
No hay en toda Sicilia -estáme atento-,
cuanto más en Palermo, donde estamos,
mujer de más humilde pensamiento.
Al puerto, a la ciudad, al monte vamos;
allí hallaremos quien sus tretas diga,
90
más que arenas el mar y el bosque ramos.

ALBANO
Lo mismo que te cansa a mí me obliga.
Aquella libertad me rinde y mata,
y el ver que deje amor y interés siga.
Una mujer que quiere y se recata
95
de ofender el galán con pensamientos,
aunque la den un Potosí de plata,
allá puede tratar de casamientos;
que amor ha de ser fina picardía,
poca seguridad, menos contentos.
100
No ha de estar el amor sin compañía:
digo sin competencia y sin disgusto;
que por la noche es tan hermoso el día.

CAMILO
A fe que habéis hallado vuestro gusto.
Si esto es amor, Fenisa es alto objeto.
105
Digo que améis y que el amor es justo.

ALBANO
Esotro es amor bobo, este discreto.

(Entra FENISA y CELIA con mantos.)

CELIA
Admirada, y con razón,
Fenisa, de tu venida,
muestro tanta confusión.

FENISA
110
Sospecho que se te olvida,
Celia...

CELIA
¿Qué?

FENISA
Mi condición.

CELIA
No sé qué tenga que ver
con venir a la aduana,
no siendo tú mercader,
115
pues no eres tú muy liviana,
aunque eres libre mujer.

FENISA
Eso te ha de dar aviso
de que sin causa no vengo.

CELIA
¿Es amor?

FENISA
¡Tan de improviso...!
120
Pero yo, ¿cuándo le tengo?
Si me adorase Narciso...
Desde el primero que amé
y que a olvidar me enseñó,
tan diestra en no amar quedé,
125
que, de uno que me burló,
en los demás me vengué.
Notablemente se arroja
una mujer a querer
cuando un gusto se le antoja,
130
pero más aborrecer,
cuando se cansa y se enoja.
Según corre entre los hombres
esto de amar con engaño,
de mi desdén no te asombres.
135
Basta al cuerdo un desengaño,
que es amor. No me lo nombres.
No porque yo no perciba
sus regalos y su bien,
pero no es razón que viva
140
quien nació libre también
de un hombre libre cautiva.
Yo he dado en esta flaqueza
de burlar cuantos engaña
esto que llaman belleza.

CAMILO
145
(Celia sola la acompaña.)

ALBANO
(¿Celia?)

CAMILO
(No más.)

ALBANO
(¡Linda pieza!
¡Estraña imaginación
es venir a la aduana
deste puerto!)

CAMILO
(Cosas son
150
de su condición liviana.)

ALBANO
(Conozco su condición.
Palermo es famoso puerto
de estranjeros y de trato.
Algún lance ha descubierto.)

CAMILO
155
(Ella es de Circe un retrato.
De que te ha visto, te advierto.)

ALBANO
(Hablalla será mejor.)
¿Dónde bueno?

FENISA
A ver el mar,
que me agrada su furor.

ALBANO
160
Todo te suele agradar
cuanto carece de amor.
¿Este desdén de las ondas,
esta perpetua contienda
te agrada...? Mas no respondas;
165
por lo que tiene de hacienda
pienso que su margen rondas.
¿En qué rico forastero,
en qué mercader famoso,
en qué estraño marinero,
170
echas el anzuelo hermoso
para buscar su dinero?
¿Qué es lo que buscas aquí,
en el puerto deste mar?

FENISA
Seguro estarás de mí
175
que no te vengo a buscar.

ALBANO
Yo vengo a buscarte a ti.

FENISA
¿Qué me quieres?

ALBANO
Solo verte,
para alivio de una vida
que has condenado a la muerte.

FENISA
180
¿Llamábasme tú homicida?

ALBANO
No es poco bien conocerte.

FENISA
Albano, si no has sabido
esta condición que el cielo
me ha dado, que oigas te pido,
185
porque cese tu desvelo
de competir con mi olvido.
Yo tuve en mi nacimiento
una estrella que me obliga
a que en este mar violento
190
peces busque, peces siga,
como otros aves del viento.
¿No has visto que un gran señor
va por los valles y cerros,
despeñado cazador,
195
ya con aves, ya con perros,
sin temer nieve o calor?
Pues eso mismo hay en mí,
pero apliqueme a pescar;
y a eso vengo por aquí.
200
Tiendo la red en el mar,
que es la estrella en que nací.
Ojos y lengua son cebo
del anzuelo deste amor;
si pica y es bobo y nuevo,
205
doyle cuerda, y del favor
asido un año le llevo.
Si es inútil y está diestro,
aunque caiga, vuelve al mar,
porque ofendida me muestro
210
que, si no ha de aprovechar,
ocupe el anzuelo nuestro.
Si yo viese la hermosura
mayor que naturaleza
ha dado a mortal criatura;
215
si viese más gentileza,
más tierno amor, más blandura;
si viese por mí llorar;
si me viese eternizar
más que Laura y que Beatriz;
220
si viese un mozo infeliz
de mis balcones colgar;
si viese que por Fenisa
Píramo se pasa el pecho,
y a Leandro ya en camisa,
225
mientras no viese provecho,
todo era cosa de risa.

CAMILO
¿Oístelo?

ALBANO
Ya lo oí.
Escucha, Fenisa.

FENISA
Di.

ALBANO
Si hubiese quien llorase,
230
te amase y te regalase,
¿tendríasle amor?

FENISA
Eso sí.

ALBANO
¿Con qué te contentarás
para prueba deste amor?

FENISA
Necio por estremo estás.
235
¿Quiéresme entender mejor?

ALBANO
Sí.

FENISA
Pues declárome más.
Quien tiene un jardín, ¿qué hace?
Riega, regala, cultiva
la yerba o árbol que nace,
240
para que después reciba
el fruto que satisface.
Quien tiene un caballo hermoso
asiste a verle comer,
de su estancia cuidadoso;
245
hasta el herrar quiere ver,
de sus estampas curioso.
Mira el freno y el bocado
que lengua y boca no ofenda,
tráele bien enjaezado
250
y por puntos le encomienda
al solícito criado.
Bozales le manda hacer
y rizar y componer
de bandas de bizarría;
255
y todo esto para un día
en que le quiere correr.
¿Hasme entendido?

ALBANO
Bien creo
que te entiendo.

FENISA
Pues ¿qué aguardas
a conocer mi deseo?

(Sale LUCINDO, TRISTÁN, hombre de mar, uno mercader y otro criado.)

LUCINDO
260
¿Has contentado las guardas?

TRISTÁN
Que quedan contentas creo.
Toda la ropa está fuera,
no queda cosa en la nave.

LUCINDO
¡Oh, Sicilia!

TRISTÁN
¿Qué te altera?

LUCINDO
265
¡Qué bien, tras tanto mar, sabe,
Tristán, la verde ribera!

TRISTÁN
Diraslo por las mujeres
que pasean por la playa.

LUCINDO
¡Qué mal conocerme quieres!
270
No hayas miedo tú que vaya
por el mar de sus placeres
esta nave de mi edad,
aunque bonanza prometa,
porque no hay seguridad,
275
en la mujer más perfeta,
de mudanza o libertad.
Advierte que no te digo
perfeta en virtud.

TRISTÁN
Pues ¿qué?

LUCINDO
En amar.

TRISTÁN
Amor bendigo.
280
¡Plega a Dios que no te dé
de esa libertad castigo!

LUCINDO
Si mi padre aquí me envía
desde Valencia, Tristán,
con esta mercadería,
285
y mis deudos, que allá están,
con hacienda suya o mía;
si de lo que he de vender
tengo de cargar de trigo,
¿por qué me nombras mujer,
290
que es el mayor enemigo
del trato del mercader?
Ni el fiar ni el porfiar,
ni el alzarse, ni el quebrar,
ni el no pagar los señores,
295
ni el morirse los deudores,
ni la inclemencia del mar,
igualan a que se arroje
un mercader a querer,
ni hay pirata que despoje
300
como una hermosa mujer
que entre los brazos le coge.

TRISTÁN
¡Plega al cielo que te dure
tan alto conocimiento!

ALBANO
En fin, ¿dices que procure
305
regalarte?

FENISA
Ese es mi intento,
porque el amor se asegure;
que no puede amor durar
sin fundamento y estribo.

ALBANO
Y ¿qué es el estribo?

FENISA
El dar,
310
porque es, no habiendo dativo,
cantar mal y porfiar.

ALBANO
Voy a tratar de tu gusto;
dame esta noche licencia.

FENISA
Si me regalas, ¿no es justo?

ALBANO
315
(Perdiendo voy la paciencia.)

CAMILO
(Yo siento vuestro disgusto.
¿Pensáis regalarla?)

ALBANO
(Sí,
que estoy muriendo por ella.)

CAMILO
(¿No os desapasiona aquí
320
verla interesable?)

ALBANO
(Es bella,
y más me amartela ansí.
Este interés y desdén
me obliga a ver si la venzo.)

(Vanse CAMILO y ALBANO.)

FENISA
(El hombre parece bien.)

CELIA
325
(Pues llega a hablarle.)

FENISA
(Comienzo.
¿Fuéronse?)

CELIA
(Ya no se ven.)

FENISA
(¿Parécete pez el hombre
que me será de provecho?)

CELIA
(Llega y pregunta su nombre.)

FENISA
330
(¡Por mi vida, que es bien hecho!)
Dios os guarde, gentilhombre.

LUCINDO
Y a vos os dé un rico esposo,
si sois libre; y si tenéis
marido -pues fue dichoso
335
en ser vuestro-, le gocéis
sin pensamiento celoso.
¿Qué es lo que queréis de mí?

FENISA
¿Cuándo llegastes aquí?

LUCINDO
Hoy vi la tierra y la aurora
340
juntas, pero el sol agora,
que hasta veros no le vi.

FENISA
Con poética licencia
me habéis hecho vuestro sol.

LUCINDO
Diomela vuestra presencia.

FENISA
345
¿Qué nación?

LUCINDO
Soy español.

FENISA
¿De qué parte?

LUCINDO
De Valencia.

FENISA
Si fuérades de Toledo,
tenía qué preguntaros.

LUCINDO
Solo de Valencia puedo...

TRISTÁN
350
¿Puedo yo también hablaros?

CELIA
Bien puede, estandose quedo.

TRISTÁN
Va de quedo, y digo ansí:
¿quién es aquesta su ama?

CELIA
Una dama.

TRISTÁN
¿Dama?

CELIA
Sí.

TRISTÁN
355
Y ¿de qué manera es dama?

CELIA
¿Eso me pregunta a mí?

TRISTÁN
Pues ¿está mal preguntado?

CELIA
¿Cómo es él hombre?

TRISTÁN
Formado
de cuatro elementos soy,
360
tengo alma y cuerpo, y estoy
de potencias adornado;
diferénciome a mujer
en las barbas y el valor.
No me mande proceder,
365
sino advierta que, en rigor,
dama es oficio, y no es ser.
Doncellas suelen decir
a muchas, sin advertir
que se han de diferenciar:
370
que hay doncellas de casar
y doncellas de servir;
y así dama ha de tener
su diferencia forzosa.

CELIA
Por lo menos es mujer
375
discreta, gallarda, hermosa
y de honrado proceder.

TRISTÁN
Y ¿qué busca por aquí?

CELIA
Nuevas de un perdido hermano.

TRISTÁN
Peligro corréis ansí.

CELIA
380
¿Peligro?

TRISTÁN
Luego ¿no es llano?

CELIA
¿No es tierra segura?

TRISTÁN
Sí,
pero el mar estos altivos
peñascos quiere exceder
y sus límites nativos;
385
sin duda os quiere prender
por pescados fugitivos.

CELIA
¡Lindo bellaco!

TRISTÁN
¿Yo lindo?

CELIA
¿Tu conmigo españolizas?

FENISA
Digo, mi bien, que me rindo.

LUCINDO
390
Esta humildad solenizas.

FENISA
Dime tu nombre.

LUCINDO
Lucindo.

FENISA
Si nombre de luz tenías,
¿qué mucho que me encendieses?

LUCINDO
Las desconfianzas mías
395
querría que conocieses.

FENISA
Español, ¿tú desconfías?

LUCINDO
Pues ¿no ha de desconfiar
un forastero?

FENISA
No sé...
¡Nunca yo viniera al mar,
400
pues otro en su playa hallé,
donde me pienso anegar!

LUCINDO
¿Que te he parecido bien?

FENISA
No sé cómo te encarezcan
estos mis ojos tan bien
405
ese talle, sin que crezcan
las aguas del mar que ven.
Pero ¿qué digo? No más.
Loca estoy. Hombre, ¿qué es esto?
¡Jesús! ¿Qué hechizos me das?

LUCINDO
410
¡Tan presto!

FENISA
¡Ay, Dios! Vete presto;
mas, espera, ¿adónde vas?

LUCINDO
A la posada; es forzoso.

FENISA
Si por mis deudos no fuera,
dulce español generoso,
415
en mi casa te la diera,
como en el alma es forzoso;
pero bien podrás entrar
con decir que de mi hermano
sabes nuevas.

LUCINDO
¿Que hay lugar?

FENISA
420
Sígueme.

LUCINDO
Dame esa mano,
que te la quiero besar.

FENISA
Espera, a Celia hablaré,
para que avisada esté.

LUCINDO
Y yo a este criado mío.

FENISA
425
Celia...

CELIA
Señora...

FENISA
(Confío
que lo que buscaba hallé.
No ha venido forastero
a Sicilia en muchos años,
mercader o caballero,
430
donde puedan mis engaños
pescar tan lindo dinero.
Una nave trae cargada
de paños, medias y rasos.)

CELIA
(¿Hate dicho la posada?)

FENISA
435
(Ya la sé.)

CELIA
(¡Dichosos pasos
y tarde bien empleada!
Y ¿qué modo de hombre es él?
¿Es negocio moscatel
o discreto vergonzoso?
440
¿Procede a lo generoso?)

FENISA
(Cayó como mosca en miel;
díjele cuatro dulzuras,
encarecile su talle
y está mortal.)

CELIA
(¿Qué procuras?)

FENISA
445
(El cuerpo en cueros dejalle
y el alma con mataduras.
Tápate y vamos de aquí,
porque nos venga siguiendo.)

(Vanse las dos.)

TRISTÁN
¿Eso te ha pasado?

LUCINDO
Sí.

TRISTÁN
450
¿Qué mujer es?

LUCINDO
No lo entiendo.

TRISTÁN
Mas que se burla de ti.

LUCINDO
¿De mí? Pues, ¿qué me ha tomado?

TRISTÁN
¿Qué piensas tú que es mirar
y hablar tierno y regalado?
455
Escrituras de pagar
lo que se hubiere gozado.
Y para que no te asombre
esta mi nueva opinión,
advierte que, hablando un hombre
460
con las mujeres que son
deste trato y deste nombre,
los ojos están diciendo:
«Sepan cuantos esta vieren
que nos estamos rindiendo
465
a pagar cuanto quisieren
los que nos están vendiendo.
Y renunciamos las leyes
que al discreto dan los reyes,
y al galán por su decoro,
470
mas no sé si las de Toro,
que donde hay labranza, hay bueyes».
Solamente mientras trata,
la de la non numerata
pecunia queda en su fuerza.

LUCINDO
475
Aquí, Tristán, ¿quién me fuerza,
quién me obliga, quién me mata?
Si dije que iría tras ella,
fue porque la vi tan bella.
Pero también puede ser
480
una principal mujer
y alguna ilustre doncella.

TRISTÁN
¿Doncella y ilustre? No;
que mujer que tiene lustre,
con alguno se le dio.

LUCINDO
485
Pues siendo una dama ilustre,
¿qué pierdo en servirla yo?

TRISTÁN
¡Dama ilustre junto al mar!

LUCINDO
¿No pudo salir a ver?

TRISTÁN
Pudo salir a pescar.
490
Buscona debe de ser.
Mas, ¿qué te ha de rebuscar?

LUCINDO
Ahora bien, ¿qué puede hacer
esta mujer, si es mujer
que busca?

TRISTÁN
Notable daño,
495
porque de su falso engaño
todo se puede creer.

LUCINDO
¿Es tomarme mi dinero?

TRISTÁN
Y eso, ¿es poco?

LUCINDO
No he vendido,
puesto que vender espero
500
lo que a Sicilia he traído.

TRISTÁN
Tú eres lindo majadero.
¿No se lo darás después?

LUCINDO
No la veré después.

TRISTÁN
Vamos,
que apenas mueve los pies
505
para que no la perdamos...
Pero temo que le des
el dinerillo que llevas.

LUCINDO
Guarda tú la bolsa allá.

TRISTÁN
Muestra, pero no te atrevas
510
a dar la cadena.

LUCINDO
Está
con llave y con guardas nuevas.

TRISTÁN
¡Quítatela, por mi vida!

LUCINDO
Toma, guárdala también.

TRISTÁN
No te enfades que te pida
515
esas dos sortijas.

LUCINDO
Bien.

TRISTÁN
Es esa piedra escogida;
que el decir que los amantes
tiran por las calles piedras,
es por piedras semejantes;
520
que, a una piedra, tales yedras
son a consumir bastantes.

LUCINDO
Eso se suele entender,
porque locos suelen ser.

TRISTÁN
Otro sentido has de dalle:
525
diamantes echa en la calle
quien sirve una vil mujer.

LUCINDO
Sin diamantes y dinero
y sin cadena voy.

TRISTÁN
Vamos,
que si mar la considero,
530
con causa nos desnudamos
para pasarla primero.

(Vanse. Sale DINARDA, en hábito de hombre de camino, y dos pajes, BERNARDO y FABIO.)

DINARDA
Parece que escupe el mar
muchachos a la ribera.

BERNARDO
La tierra sé que me espera,
535
la tierra quiero besar.

FABIO
Es madre la tierra, en fin,
y como madre sustenta.

DINARDA
¡Qué temeraria tormenta!

BERNARDO
No te faltara un delfín,
540
en quien hallaras ventura,
que te sacara del mar,
como al otro por cantar,
a ti por tanta hermosura.

DINARDA
¿Qué habemos de hacer los tres,
545
ya que a Sicilia llegamos,
sin dineros y sin amos?

BERNARDO
Servir.

DINARDA
¿Servir?

BERNARDO
Servir, pues.

DINARDA
Yo pienso hacerme soldado,
y sueldo del Rey tirar.

FABIO
550
Yo no me pienso soldar
porque nunca fui quebrado,
pero si hay un capitán,
le llevaré la jineta.

BERNARDO
¡Por Dios, que es cosa sujeta!

FABIO
555
Cuantos nacieron lo están.

BERNARDO
¿Cuantos nacieron?

FABIO
Sí.

BERNARDO
¿Cómo?

FABIO
El rey sirve de ser rey,
de hacer justicia, dar ley;
el señor, de mayordomo,
560
de camarero, de ser
gentilhombre o de la boca,
o el oficio que le toca
a su pesar o placer;
el prelado, de acudir
565
a su iglesia diligente;
al gobierno, el presidente;
el oidor también a oír;
el alguacil, a prender;
el alcalde, a castigar;
570
el que es letrado, a abogar,
a defender o ofender;
al proceso, el escribano;
al enfermo, el que es doctor;
el oficial, al señor;
575
y al hidalgo, el que es villano;
la casada, a su marido;
a su padre, la doncella,
y el padre la sirve a ella
en la comida y vestido...
580
Mas ¿de qué sirve alargarse?
¿Quién hay que no sirva aquí
en darse a comer a sí,
en vestirse y desnudarse?
Diógenes con ventaja
585
solamente no sirvió,
pero dicen que vivió
metido en una tinaja.

BERNARDO
Verdad es que, a sí o alguno,
todos sirven, mas quisiera
590
que entre los tres no sirviera
ninguno, Fabio, a ninguno.
Los tres somos españoles,
que, en saliendo de su tierra,
o sea en paz o sea en guerra,
595
se hacen príncipes y soles.
Hagamos lo mismo acá
y, pues de España venimos,
parezcamos lo que fuimos.

DINARDA
Bien dice.

FABIO
Bien dicho está.
600
Oíd: echemos los tres
suertes quién será el señor,
y al que saliere, en rigor,
sirvan los dos.

DINARDA
Justo es.

BERNARDO
Añadirémosle un don,
605
diremos que es caballero,
y aunque con poco dinero,
tendrá mucha presumpción.
Acudirá a los soldados,
acompañará al Virrey,
610
darále ventaja el Rey
y las pagas de criados,
con que alguna principal
mujer de Sicilia venga
donde, por ventura, tenga
615
ventura a español igual.
¿Qué os parece?

DINARDA
Que pareces
hombre de Toledo, en fin.

BERNARDO
¿No es mejor que un amo ruin?

DINARDA
Digo que sí treinta veces;
620
porque, en efeto, es servir
a un bellaco mentecato,
que a tres holas tire un plato.

FABIO
Sí, pero habéis de advertir
que, en entrando en la posada,
625
juntos hemos de comer,
porque señor no ha de haber,
si está la puerta cerrada.

DINARDA
Bien ha dicho.

BERNARDO
Va de suerte.
Tres reales tengo aquí.

FABIO
630
¿Son de España todos?

BERNARDO
Sí.

DINARDA
Pues bien, ¿de qué nos advierte?

BERNARDO
Ponlos en este sombrero.
El uno es real castellano,
el segundo valenciano
635
y de Navarra el tercero;
quien sacare el de Castilla,
ese es rey.

FABIO
Meto la mano.
Yo he sacado el valenciano.

BERNARDO
Perdiste.

FABIO
No es maravilla.

BERNARDO
640
Saca tú.

DINARDA
Saco.

FABIO
El que queda
me toca.

DINARDA
Y ser dueño a mí.

FABIO
¿Es el de Castilla?

DINARDA
Sí.

FABIO
El premio se te conceda.

BERNARDO
Sea en buen hora el señor.

FABIO
645
Bien está empleado en ti,
que aunque me cayera a mí,
no fuera el gusto mayor.

BERNARDO
Por muchos años y buenos
seas dueño de los dos.

DINARDA
650
Para serviros, ¡por Dios!,
puedo decir a lo menos.

FABIO
Con mil razones la suerte
cayó en tu gentil persona.

DINARDA
Quita el gentil y perdona.

BERNARDO
655
Va de nombre.

DINARDA
Venga.

BERNARDO
Advierte:
haste de llamar don Juan.

DINARDA
¿De qué?

BERNARDO
Escoge.

DINARDA
Escoger quiero,
que no seré yo el primero.

FABIO
Famoso nombre es Guzmán.

DINARDA
660
Tómasele ya quienquiera.

FABIO
Será Mendoza.

DINARDA
Peor,
que no hay morisco aguador
que no se enmendoce.

BERNARDO
Espera.
¿Quieres Sandoval o Rojas,
665
Manrique, Zúñiga, Lara,
Cárdenas, Enríquez?

DINARDA
Para;
todo el calendario arrojas.
El Lara escojo no más:
don Juan de Lara es mi nombre.

BERNARDO
670
¡Por Dios, que vas gentilhombre!

DINARDA
¿Habéis de venir detrás?

BERNARDO
Pues, ¿eso dudas?

DINARDA
Aquí
se ve la industria española.
¡Hola, pajes!

BERNARDO
¡Señor!

DINARDA
¡Hola!

FABIO
675
¡Señor!

DINARDA
Venid por aquí.

(Vanse, y salen FENISA y CELIA, y LUCINDO y TRISTÁN.)

FENISA
Siéntate, por vida mía.

LUCINDO
¿No ves que es tarde, mi bien?

FENISA
Lo que en mí es amor, también
en ti ha de ser cortesía.

LUCINDO
680
Alégrame tanto el ver
tu casa tan bien compuesta,
que esto tengo por más fiesta
que sentarme.

FENISA
Hazme un placer:
que lo que te diere gusto
685
lo lleves a tu posada.

LUCINDO
No me dará gusto nada
con partido tan injusto.
¡Qué bella Cleopatra!

FENISA
Bella,
porque amando se mató;
690
que ya por ti hiciera yo
lo que por Antonio ella.

LUCINDO
¡Qué bello Narciso!

FENISA
¡Ay, Dios!
No te mires como él;
y si has de ser tan crüel,
695
parezcámonos los dos:
tú en decir amores tales
y yo en ser Eco a tu llanto.
¿Ríeste?

LUCINDO
De oír me espanto
que con Narciso me iguales.
700
No soy, Fenisa, más hombre
que lindo, robusto y fuerte.
¡Oh, qué Porcia!

FENISA
De su muerte
no quiere amor que me asombre;
que las brasas, los enojos
705
con que muere, de amor loca,
si le entraron por la boca,
me entran a mí por los ojos.

LUCINDO
¿Es este Adonis?

FENISA
Ansí
te imagino yo, viniendo
710
de caza... ¿Qué estás diciendo?

LUCINDO
Que parezco al jabalí.
Y lo que aquí cierto es,
es que eres Venus hermosa,
por cuya sangre la rosa
715
nació de tus blancos pies.
Aquí está la griega Elena.

FENISA
Y el mismo Paris en ti.

LUCINDO
¡Buena cama!

FENISA
Limpia sí,
y por tu esperanza buena.
720
Mas ¿cómo se me olvidó
regalarte?...

LUCINDO
Deja agora
regalos.

FENISA
Celia...

CELIA
Señora...

FENISA
(Este ¿es mentecato?)

CELIA
(No.)

FENISA
(Pues, ¿qué sientes?)

CELIA
(Que es discreto.)

FENISA
725
(¿En qué lo has visto?)

CELIA
(En que ya
viene sin cadena acá.)

FENISA
(No lo advertí, te prometo.
Quedo, sin cadena viene.
Él es bellaco.)

CELIA
(Y ¡qué tal!
730
Lo que intentas saldrá mal.)

FENISA
(¿Por qué?)

CELIA
(Gran defensa tiene.)

FENISA
(Engañar, Celia, un cuitado
barbitonto, boquinecio,
no fuera hazaña de precio
735
ni digna de humor taimado;
pasmar un ingenio agudo
es lo que se ha de estimar.
¿Cadena sabéis guardar?)

CELIA
(Y que se la pesques dudo.)

FENISA
740
(Estudiar con más cuidado;
que engañar a un cauteloso
es pleito dificultoso
que hace estudiar al letrado.
Ábreme esa librería
745
de engaños, trazas y enredos.)

LUCINDO
(Aparte.)
¿Qué temes?

TRISTÁN
Tengo mil miedos
a tu humor y cortesía.
¡Guarda que te ha de engañar!

LUCINDO
¿En qué, pues tienes el oro?

FENISA
750
(Circe, tu deidad imploro.)

CELIA
(¿El cebo quieres gastar?)

FENISA
(Ve por el primer anzuelo.)
Traigan aquí colación.
Siéntate, amores.

LUCINDO
(Que son
755
términos nobles, recelo.
¿Qué he de perder en sentarme?)

(Siéntase en dos sillas.)

TRISTÁN
(¿Ya te asientas?)

LUCINDO
(Calla, loco.)

FENISA
Háblame, mi vida, un poco;
que está en tu mano alegrarme.

LUCINDO
760
¿Qué te diré?

FENISA
Que me quieres,
aunque mientas.

LUCINDO
No estoy muerto;
mas bien te quiero por cierto.

FENISA
¿Por cierto? ¡Oh, qué lindo eres!
¿Qué es por cierto? ¿Tú eres, di,
765
español?

LUCINDO
Pues, ¿no lo ves?

FENISA
El por cierto no lo es,
el talle y la lengua sí.
Yo aseguro que en mil años
no ha pasado otro por cierto
770
a Italia.

LUCINDO
Que soy, te advierto,
nuevo por reinos estraños.

FENISA
Bien pareces de Valencia.

LUCINDO
Somos muy tiernos allá.

FENISA
El por cierto lo dirá.
775
Jura luego en mi conciencia;
y queriendo encarecer
lo que a darte gusto cuadre,
di por vida de mi madre,
que bien será menester.
780
Vesme estar desatinada
y, cuando desto te advierto,
me respondes un por cierto
envuelto en agua rosada.
No, español, yo no te agrado,
785
o tú quieres bien allá,
que ausencia pena te da.
Oye: ¿estás enamorado?
Por mis ojos, por los tuyos,
por los de amor, aun cïegos,
790
que te muevas a mis ruegos
y me encarezcas los suyos.
¿Son negros, garzos o azules?
¿Qué pelo, qué humor, qué talle?
¿Pensaste agora en su calle?
795
Ea, no lo disimules;
en Valencia estás agora.
¿Qué hay nuevo en Valencia? Diga.

TRISTÁN
(¡Oh, socarrona!)

LUCINDO
Mi amiga,
toda Valencia os adora:
800
esto hay de nuevo. Y si allá
algún gusto me entretuvo,
hasta veros vida tuvo
y, porque os vi, muerto está.
Una mujer me quería
805
dar a su madre por suegra,
entre blanca y pelinegra,
y el ingenio argentería.
Enviámonos las almas
en papeles cuatro meses,
810
con requiebros portugueses,
trayendo este amor en palmas.
Vila en una huerta un día,
más cerca, menos hermosa;
hablela, hallela enfadosa,
815
tocábala, estaba fría.
Salí con menos pasión,
y ofreciéndose esta ausencia,
no dejé cosa en Valencia,
fuera de la obligación.

FENISA
820
¡Ay de mí! ¡Cómo era cierto!
¿Que hombre que a mí me agradase
otra amase y me tratase
con traición?

LUCINDO
Oye.

FENISA
Hasme muerto.

LUCINDO
¿Lloras? El lienzo desvía.

TRISTÁN
825
(¿Hay semejante bellaca?)

LUCINDO
El sol de esas nieblas saca,
regalada prenda mía.
No me des esos enojos.

FENISA
A fe que tiene él acá
830
prendas que trujo de allá.

LUCINDO
Tormento me dan tus ojos,
verdades me hacen decir,
mil jarros de agua me dan.

FENISA
¿Dónde las prendas están?

TRISTÁN
835
(¿Hay tan notable fingir?)

FENISA
A fe que era la cadena,
por eso se la quitó.
No lloro sin causa yo.

LUCINDO
¿La cadena te dio pena?

TRISTÁN
840
(Él se ablanda. ¡Vive Dios,
que la cadena se anega!)

LUCINDO
Oye, mi vida, y sosiega.

TRISTÁN
(Cadena, volved por vos.)

LUCINDO
Como no traigo dinero,
845
hasta venderla envié
con Tristán...

TRISTÁN
Yo la llevé
en casa de un caballero.

FENISA
Y ¿qué dinero te dio?

TRISTÁN
No estaba en casa, y dejela.

FENISA
850
(El picarón me desvela,
pero destos pesco yo.)
¿El dinero te ha faltado?
Celia...

CELIA
Señora...

FENISA
¿No vienes?

CELIA
Aquí la conserva tienes.

(Entra CELIA con dos criados y un escudero con una conserva, paño al hombro, taza y salva.)

FENISA
855
Come, mi vida, un bocado.
Ve, Celia, y sácame aquí
el escritorio pequeño.
Melindres come, mi dueño,
del alma que vive en ti;
860
come, que ya eres señor
desta casa.

TRISTÁN
(¡Qué criados
tan bien puestos, tan honrados!)

LUCINDO
(Tristán...)

TRISTÁN
(Señor...)

LUCINDO
(Grande error
es no creer que esta dama
865
es persona principal.)

TRISTÁN
(Hasta agora pensé mal
de sus obras y su fama;
digo que pido perdón.)

FENISA
¿No bebes?

LUCINDO
Denme a beber.

TRISTÁN
870
(Necio has estado en comer.)

LUCINDO
(Calla, que ha sido invención;
que el bocado que cogí
le guardé en el lienzo.)

TRISTÁN
(Bien.)

LUCINDO
(Y luego fingí también
875
que le comí.)

TRISTÁN
(¿Bebes?)

LUCINDO
(Sí.)

TRISTÁN
(No bebas.)

LUCINDO
(¿Qué puede haber
en el vino?)

TRISTÁN
(Mucho mal.)

FENISA
(No ha comido. ¿Hay cosa igual?
Demonio debe de ser.)

LUCINDO
880
Agua bebo.

FENISA
Agua le den.

LUCINDO
(En agua no habrá sospecha.)

FENISA
(Este mi engaño sospecha,
y hele de engañar más bien.)

(Sale CELIA con un escritorio pequeño.)

CELIA
Ya el escritorio está aquí.

FENISA
885
Llégamele luego acá.

CELIA
¿Tienes la llave?

FENISA
Aquí está,
que en la manga la metí.

LUCINDO
¿Qué tienes ahí?

FENISA
Estos días
muy desproveído está;
890
bagatelas son, que allá
soléis llamar niñerías.
Estos son guantes, bien puedes
tomar estos cuatro pares.

LUCINDO
¿Son de ámbar?

FENISA
Sí, no repares.

LUCINDO
895
Hácesme dos mil mercedes.

FENISA
Pastillas has menester;
no son limpias las posadas.
Seis docenas estremadas
me envió una monja ayer.
900
Toma, en ese papel van.
¿Qué tengo yo más que darte?

LUCINDO
¿Con qué puedo yo pagarte?
(Perdidos vamos, Tristán.)

TRISTÁN
(En estraña confusión
905
te ha puesto aquesta mujer.)

FENISA
Medias solía tener
de Nápoles.

LUCINDO
Buenas son.

FENISA
Tristán...

TRISTÁN
Señora...

FENISA
Aquí van
dos pares.

TRISTÁN
Guárdete Dios.

FENISA
910
También las hay para vos;
tomad.

LUCINDO
(¿Qué es esto, Tristán?)

TRISTÁN
(¿Qué ha de ser? Indias cifradas
en escritorios de amor.)

LUCINDO
(Hácenos tanto favor,
915
que están las manos turbadas.)

FENISA
Toma este bolsillo.

LUCINDO
Beso
tus manos. Escucha.

FENISA
Di.

LUCINDO
Dineros suenan aquí,
y lo mismo dice el peso.

FENISA
920
Cien escudos hallarás,
mientras no tienes dinero;
y por lo que yo te quiero,
que vayas pidiendo más;
que cuando muchos te sobren,
925
me lo pagarás, si quieres.

LUCINDO
Hija de Alejandro eres.
(Yo te juro que se cobren.)

ESCUDERO
(¿Qué pez es este?)

LISEO
(No sé.)

ESTACIO
(Un mercader valenciano.)

LISEO
930
(Ganando va por la mano.)

CELIA
(Perderáse por el pie.)

ESTACIO
(Pues que Fenisa le fía,
hipotecado tendrá.)

LUCINDO
Mi señora, tarde es ya,
935
y también la hacienda mía
quiere un poco de cuidado.

FENISA
El cielo vaya contigo.
¿Haste de acordar, amigo,
del alma que me has llevado?

LUCINDO
940
Cadenas de obligaciones
me acordarán mi ventura,
pues, sin las de tu hermosura,
en las que llevo me pones.
Pienso que sabré pagarte,
945
aunque si esta nave fuera
de oro puro, no pudiera
deste bien mínima parte.
¡Ojalá fueran sus jarcias
cuerdas de perlas de Oriente,
950
el corredor de su popa
fuera de diamantes hecho,
de historias varias el techo,
del pincel mejor de Europa;
y para arrastrar en faldas
955
de tu ropa ricas telas,
fueran brocado sus velas,
sus árboles de esmeraldas,
la jareta de cadenas,
los trinquetes y mesanas
960
de rubíes como granas
y de coral las entenas!
Esta te diera en presente
y, en la mitad del fogón,
pusiera mi corazón,
965
porque ardiera eternamente.

FENISA
Guárdeteme Dios mil años.
¡Hola! Acompañalde todos.

LUCINDO
(¿Qué es esto?)

TRISTÁN
(Notables modos...)

LUCINDO
(¿De qué?)

TRISTÁN
(De amor o de engaños.)

LUCINDO
970
(Yo presumo que es amor;
que amor en obras se ve.)

TRISTÁN
(En el fin te lo diré,
que allá se sabrá mejor.)

(Vanse LUCINDO, TRISTÁN y criados.)

CELIA
A mucho te has atrevido.

FENISA
975
Esta es ganancia segura.

CELIA
Así Dios me dé ventura,
que pienso que te ha entendido.

FENISA
Pues ¿qué gusto puede haber
como avisar y engañar?

(Entra el capitán OSORIO, DINARDA en hábito de caballero, BERNARDO y FABIO, pajes.)

OSORIO
980
¿Puedo entrar?

FENISA
Puedes entrar.

OSORIO
Un huésped traigo a comer.

DINARDA
Vuesa merced, mi señora,
me tenga por su criado.

FENISA
Seáis, señor, bien llegado.
985
¿Es de España?

OSORIO
Y llega agora.

FENISA
¿Caballero?

OSORIO
¿No lo ves?

FENISA
¿El nombre?

OSORIO
Don Juan de Lara.

FENISA
Buena cara.

OSORIO
Linda cara.

DINARDA
Partí de España habrá un mes,
990
llegué a Sicilia en el día
de mi vida más dichoso,
pues veo ese rostro hermoso.

FENISA
Estimo la cortesía.
¿A qué venís?

DINARDA
A servir
995
al Rey con los alimentos
de padre y madre avarientos,
hasta quererse morir.

FENISA
Dios los despache a su cielo.

DINARDA
Pajes...

BERNARDO
Señor...

DINARDA
Responded.

FABIO
1000
Amén.

DINARDA
Notable merced
me hiciera.

FENISA
(¡Gentil mozuelo!)

DINARDA
Llegué a un corro de soldados,
hallé al señor capitán,
que es de mi tierra y que están
1005
deudos con deudas casados;
ofreciome su posada,
y, para mayor favor,
me trujo aquí.

FENISA
Obliga amor
ver vuestra persona honrada;
1010
no hay cartas más efectivas,
para que el favor se halle,
que la buena cara y talle.

OSORIO
Comamos, Celia, ansí vivas.

CELIA
Ya está todo prevenido.

BERNARDO
1015
(Fabio...)

FABIO
(¿Qué?)

BERNARDO
(Ya la picaña
se inclina al humor de España.)

FABIO
(Hablándose están de oído.)

BERNARDO
(En entrándose, me llego.)

FABIO
(¿A quién?)

BERNARDO
(A la francisquina.)

FABIO
1020
(Mas ¿qué? ¿Tenemos mohína?)

BERNARDO
(Aqueso niego y reniego,
que está la mujer por mía
desde que el umbral pisé.)

OSORIO
¿Ya me dais celos?

FENISA
¿De qué?
1025
Vos me enseñáis cortesía.

OSORIO
Vamos, que yo gusto mucho
que honréis al señor don Juan.

DINARDA
(Tiernas las hembras están.)

FENISA
(Escucha, Celia.)

CELIA
(Ya escucho.)

FENISA
1030
(¡Notable español!)

CELIA
(Gallardo.)

FENISA
(En mi vida tuve amor,
pero ya fuera mejor
no haberle visto.)

CELIA
(Eso aguardo.)

FENISA
(De Sevilla dice que es.)

CELIA
1035
(Es gente en estremo airosa.)

FENISA
(Fuera de la cara hermosa,
me matan piernas y pies.)

CELIA
(Tienes lindo gusto.)

FENISA
(El mío
este despejo procura,
1040
que del hombre la hermosura
consiste en piernas y brío.)

OSORIO
Venid, don Juan, a comer.

DINARDA
Pajes...

BERNARDO
Señor...

DINARDA
(¡Bueno va!)

BERNARDO
(¿Pica?)

DINARDA
(Picada está ya,
1045
aunque fue sin alfiler.)


Acto II

Salen LUCINDO y TRISTÁN.

LUCINDO
No te congoje, Tristán,
que entre y salga quien quisiere;
parientes suyos serán.

TRISTÁN
Por mí, sea lo que fuere
1050
este español capitán.
Bien sé que en un mes y más
que ninguna cosa das
y mil regalos recibes.
Seguro de engaños vives,
1055
pero de amor no lo estás.
Quien no da no tiene acción
a pedir celos, ni hacer
de agravios demostración.
Solo el dar en la mujer
1060
alcanza juridicción;
ese, al injusto adulterio
del trato noble y sencillo,
puede llamar vituperio,
porque tiene horca y cuchillo
1065
con su mero y mixto imperio.
Mas has de advertir también
que la vas queriendo bien;
y aunque no te cuesta nada,
¡bueno quedas, si se enfada
1070
y te trata con desdén!
Que por ver que la desvía
de tu gusto otro interés
que enriquecerla porfía,
lo que no has dado en un mes
1075
vendrás a darle en un día.

LUCINDO
No pienso yo que Fenisa,
Tristán, por otro me deje,
que eso de interés es risa.

TRISTÁN
Amor, ostinado hereje,
1080
las mismas verdades pisa.
El que en mujer se confía
lejos está de discreto.

LUCINDO
No ha sido la culpa mía;
es la hermosura, en efeto,
1085
una breve tiranía.
Todos los sabios de Grecia,
que vieran que una mujer
cuanto es interés desprecia
con hidalgo proceder,
1090
y que no es fea ni es necia,
Diógenes o Timón,
que jamás trató con gente,
que vieran tanta afición,
se rindieran tiernamente
1095
por amor u obligación.
Yo me resistí unos días,
mas, viendo tantas verdades,
rendí mis vanas porfías.

TRISTÁN
Con razón me persüades.

LUCINDO
1100
Venció las sospechas mías.

TRISTÁN
Al principio fue el error.

LUCINDO
No le pude hacer mayor
que no retirarme luego.

TRISTÁN
Estando cerca del fuego,
1105
era forzoso el calor.

LUCINDO
Si con la razón se mide,
no lo será que te asombre
que ¿cómo, hasta que le olvide,
ha de retirarse un hombre
1110
de una mujer que no pide?
Digo que, si a mí me hicieren
regalos, mientras me dieren
y de pedirme se estrañen,
doy licencia que me engañen
1115
cuantas mujeres quisieren.

TRISTÁN
No reprehendo el entrar
en su casa, pues no hay dar
el valor de un alfiler...

LUCINDO
Pues ¿qué dices?

TRISTÁN
El querer.

LUCINDO
1120
No lo he podido escusar.
Es bellísima, Tristán,
y es justo que consideres
partes que en el alma están.
La hermosura en las mujeres
1125
es gracia que a todos dan.
El villano y el señor
ven la hermosura exterior;
la más cuerda o la más loca
para cualquiera se toca,
1130
pues ha de verla en rigor.
Sola una vez la hermosura
goza el que llevó la palma;
lo que es nuevo poco dura,
lo que es secreto es el alma;
1135
esta el amor asegura,
esta se muestra en el trato,
desta nace mi afición.
Ya no hay amar con recato,
que, tras tanta obligación,
1140
fuera bajeza de ingrato.
Yo la adoro, porque sé
que es verdadero su amor.
Ya por esta puerta entré,
de interés competidor:
1145
no es bien que celoso esté.
Este español capitán
y otros que entran en su casa,
ninguna pena me dan,
porque es cosa que no pasa
1150
de conversación, Tristán;
fuera de que yo he venido
y me iré cuando quisiere,
gustoso y entretenido,
a donde verla no espere
1155
y el ausencia cause olvido.
Contaré en Valencia el cuento
a los amigos y damas
con grande gusto y contento...

TRISTÁN
Con razón cuento le llamas.

LUCINDO
1160
¿Llamaron?

TRISTÁN
Sí.

LUCINDO
Gente siento.

(Sale CELIA, con manto, y el escudero con un tabaque con un tafetán encima cubierto.)

CELIA
¡Qué descuidado estarás
desta visita!

LUCINDO
Jamás,
Celia, lo estoy de tu dueño.

CELIA
Allá nos quitas el sueño
1165
y acá sin memoria estás.
Más qué, ¿agora te levantas?

LUCINDO
No duermen los mercaderes
tanto, y más con penas tantas.

CELIA
¿Penas, si adorado eres?

LUCINDO
1170
¿De que las tenga te espantas?

CELIA
Quisiera, para un presente
que traigo, hallarte acostado,
y este viejo impertinente
tan tarde se ha levantado
1175
-como ya ni ve ni siente-
que a mediodía he venido.

ESCUDERO
Siempre me culpas a mí
de tu descuido y olvido.
¿Qué traes, mi Celia, aquí?

CELIA
1180
Seis camisas he traído.
Mira ¡qué flamenca holanda!,
pues no pienses que esto es randa.
Todo es fina cadeneta
de la aguja más perfeta
1185
y de la mano más blanda.

LUCINDO
De la limpieza lo arguyo.

CELIA
Este es corazón.

LUCINDO
Y ¿cúyo?

CELIA
De quien te le tiene dado;
que más puntas que ha labrado
1190
le quedan pasando el suyo.
Mandome que te vistiese
la mejor y te dijese
que ojalá que ella pudiera
servirte de camarera,
1195
y que un abrazo te diese.

LUCINDO
Ese te daré yo agora,
y a aquella tan gran señora
iré a llevarle después
mil besos para los pies
1200
de donde nace el aurora.
Trae, Tristán, esa pieza
de tela, que Celia lleve
a su celestial belleza;
que es encarnada, y su nieve
1205
tendrá mayor sutileza.

TRISTÁN
Yo voy.

CELIA
Deténte, Tristán,
que sé que me matarán
si la llevo.

LUCINDO
¡Cosa estraña!
Mucho Fenisa se engaña,
1210
porque cuantos aman dan;
y esto no fuera interés,
que fuera señal de amor.

CELIA
Este es su gusto; después
podrás reñirla mejor,
1215
cuando en su brazos estés.

LUCINDO
Ya que ella es de condición
tan esquiva, tú bien puedes
tomar en esta ocasión
estos escudos.

CELIA
Mercedes...
1220
Como de tus manos son,
no los he de recebir.

LUCINDO
Pues aquí no lo verán.

ESCUDERO
Las paredes lo dirán,
que todas saben oír.

LUCINDO
1225
(¡Notable mujer, Tristán!)

TRISTÁN
(Pintar en el viento quiero
y un monte soberbio entero
de átomos del sol hacer,
pues he visto una mujer
1230
enemiga de dinero.
Antes pensé que la mano
un letrado, un alguacil,
un médico y un escribano,
un barbero, un cirujano,
1235
huyera al darle dinero,
que una dueña quintañona
y un reverendo escudero.)

LUCINDO
(Todo Fenisa lo abona;
con justa causa la quiero.)
1240
Dile, Celia, que esta tarde
la iré a ver, y que me aguarde
con el deseo que estoy.

CELIA
A pedir albricias voy.

LUCINDO
El cielo, Celia, te guarde.
1245
Pero ¿qué miras?

CELIA
Tu cama
me mandó mirar mi ama,
si señal se puede ver
de haber dormido mujer.

LUCINDO
¿Celos?

CELIA
Tienes mala fama.
1250
También para que mirase
las sábanas y almohadas,
porque de allá te enviase
unas de aljófar labradas.

LUCINDO
¡Grande amor!

CELIA
Por celos pase,
1255
que está ya que es compasión
con tanta cara la triste.

LUCINDO
Conozco mi obligación.
Adiós.

CELIA
Adiós.

TRISTÁN
Tú naciste
de pies.

LUCINDO
Mis venturas son.

(Vanse todos, y salen ALBANO y CAMILO.)

CAMILO
1260
¿De qué os hacéis tantas cruces?

ALBANO
¿No me tengo de espantar?
¿A qué más pueden llegar
unos bríos andaluces?

CAMILO
Luego ¿dais en que es mujer?

ALBANO
1265
Si no es mujer, estoy loco.

CAMILO
No será mucho.

ALBANO
No es poco,
si ya no hay más que perder.

CAMILO
¿Vos no veis que es desatino
ver un mancebo y decir
1270
que es mujer?

ALBANO
¿Quién puede ver
la fuerza de su destino?
En la más bella ciudad
que mira el sol en Europa,
pues todo el oro que cría
1275
es para hacerle corona;
en la gran puerta de España,
pues, abriéndola a dos flotas,
entra por ello el gobierno
universal para todas;
1280
en Sevilla, y en la calle
Baños de la Reina Mora,
nació Dinarda, Camilo,
tú juzgarás si es hermosa,
que yo desde que la vi
1285
juzgaba que della sola
hiciera Zeusis de Elena
la estampa maravillosa.
Servila, y después de un año
de paseos y de rondas,
1290
papeles y diligencias
de terceras cautelosas,
rindiose a solo escribirme,
que, si dijera otra cosa,
a mi verdad y a su sangre
1295
haría ofensa notoria.
Todo aqueste amor fue en letras,
que a letra vista se cobran,
mas no se pagó ninguna,
aunque se acetaron todas.
1300
No hay estilo tan dichoso
que no corte y interrompa
el acelerado rayo
de una estrella rigurosa.
Tiene el duque de Medina
1305
-ya entenderás que es Sidonia-
junto a su casa en Sevilla
un corredor de pelota.
Como era todo en un barrio,
frecuentaba a todas horas
1310
su juego, o viendo o jugando,
que va esta edad por la posta.
Tiene aqueste corredor,
no enfrente, sino en la popa,
las armas de los Guzmanes,
1315
y, sobre el timbre y las hojas,
que con diversos penachos
cercan el escudo y orlas,
al gran don Alfonso Pérez
de Guzmán -y el Bueno nombran-
1320
sobre el muro de Tarifa,
que al moro la daga arroja
para que mate a su hijo
-¡divina hazaña española!-,
y, debajo de las armas,
1325
aquella sierpe espantosa
que mató en África, haciendo
la hazaña de Heracles corta.
Entra por la boca el asta,
sale por las duras conchas
1330
el hierro bañado en sangre,
ciñe el escudo la cola.
Estas armas, timbre y sierpe,
que aquesta pared adornan,
un día estaba mirando
1335
grande juventud ociosa,
porque, acabado un partido
y desde una parte a otra,
peloteándose andaban,
por ser la tarde lluviosa.
1340
Dio un caballero a la sierpe
un pelotazo en la boca,
y dijo: «En África había
una contienda dudosa
sobre quién mató esta sierpe,
1345
pero sepan desde agora
que yo la he muerto, pues hay
testigos desta pelota».
Respondí, aunque era de burlas,
por la afición que me toca
1350
a la casa de Medina:
«Cuando el moro hurtó la honra
en África a don Alonso
desta sierpe venenosa
la boca le mandó abrir,
1355
faltó la lengua, mas diola
don Alonso; y así el moro
perdió el crédito y la joya».
«Miraré yo si la tiene»,
me replicó. Yo, la cólera
1360
revuelta, asile del brazo
y dije: «Lo dicho sobra;
que el Guzmán que tiene allí
daga, si cortáis su gloria,
os la tirará a los pechos».
1365
¡Mira qué ocasión tan loca!
Era su mayor amigo
un hermano de la diosa
que idolatraban mis ojos,
pues fui de los suyos Troya.
1370
Llegó y dijo: «Si esta sierpe
saliera echando ponzoña
de donde la veis pintada,
alguno que aquí blasona
huyera, mientras mi primo
1375
la despedazaba y, rota,
honraba también sus armas,
como el Guzmán de Sidonia».
Respondí, sin reparar
en amor ni en otra cosa:
1380
«Pues veamos quién la mata,
quién huye o quién se alborota,
que yo quiero ser la sierpe
de Guzmán, aunque Mendoza».
Dije y, alzando la pala,
1385
antes de sacar la hoja,
le di con ella en los pechos;
y como si la persona
del propio Guzmán saliera
a la defensa forzosa,
1390
despejan el corredor,
donde tras esta deshonra
salieron heridos tres
y yo con justa vitoria.
Mis padres, deudos y amigos,
1395
por escusar la discordia
que ya en todos se engendraba,
por discreto acuerdo toman
que me pasase a Sicilia,
y por cartas me acomodan
1400
con el de Feria, virrey
de aquestas islas famosas,
donde el ausencia y el tiempo,
que cuanto quieren transforman,
mudándome de Dinarda,
1405
de Fenisa me enamoran,
en cuya casa hoy he visto
este español, esta sombra,
que si no es ella, una estampa
las hizo. Esta fue mi historia.

CAMILO
1410
Oíd, que salen los dos.
No paséis más adelante.

(Entran FENISA, DINARDA, BERNARDO y FABIO.)

FENISA
¿No quieres tú que me espante
de tu desdén?

DINARDA
No, ¡por Dios!,
sino estar agradecida
1415
a la lealtad que he mostrado
al capitán.

FENISA
Tú has vengado
muchos de quien fui homicida.
Mas mira que pensaré
que es miedo, y que no es lealtad.

DINARDA
1420
Sabe amor que esto es verdad.
Con él en tu casa entré,
él me trujo, él te ha servido.
¿No ves tú que no es razón
que haga tan vil traición
1425
a un hombre tan bien nacido?
Si solo y por mí te viera,
¡ay, Dios, cuán bien me empleara!
¡Qué de veces te abrazara!
¡Qué de amores te dijera!
1430
Mi ventura no lo quiso,
sino que en este acidente
fuesen tus ojos la fuente,
y yo su loco Narciso.
Tántalo soy: ya me toca
1435
el morir y enloquecer,
pues no te puedo beber
tiniendo el agua a la boca.

FENISA
Bien puedes tú con secreto
ser dueño de quien te adora.

DINARDA
1440
No me lo mandes, señora;
que soy noble te prometo.
Osorio me trujo aquí;
débole amor y dinero.

FENISA
Pagarte esas deudas quiero.

CAMILO
1445
(¿Es ella, en efeto?)

ALBANO
(Sí.)

CAMILO
(Pues, ¿cómo tratan de amor
dos mujeres? ¡Loco estáis!
Mas, ¿por qué no os informáis
destos dos pajes mejor?)

ALBANO
1450
Aguardad, por vida mía.
¡Ah, hidalgo!

FABIO
¿Dechite a me?

ALBANO
A vos digo, si podré
hablaros en cortesía.

FABIO
Di gracia, patrón, ¿que cosa
1455
me volite?

ALBANO
(Estoy sin seso.)

FABIO
Parlati, siniore, adesso.

ALBANO
(¡Ay, bella Dinarda hermosa!)
¿Quién es este caballero?

FABIO
¿Questo gentilhomo?

ALBANO
Sí.

FABIO
1460
El sinior Rugero.

ALBANO
Ansí
su nombre propio es Rugero.
Pues ¿de dónde es?

FABIO
Veneciano,
aunque venuto de Roma.

ALBANO
¿No es español?

CAMILO
(¡Qué ira toma!)

FABIO
1465
¡Guarda, españolo marrano!
¡Cancaro che venga a tuti
li traditori españoli,
furfanti, ladri, marioli,
assasini per tre escuti!

ALBANO
1470
Camilo, ¡cosa inhumana!
¡Por Dios, que me vuelvo loco!

FABIO
Expecta, di gracia, un poco
la cancione chichiliana:
Se tuta la Chichilia
1475
fose macarrone,
el faro di Micina
vino moscatelo,
el monte Mongibelo
formacho gratato,
1480
e tutto lo españolo
fossino amazato,
¡como triunfaria
lo chichiliano!

CAMILO
Basta, que ya el pajecillo
1485
os da la vaya.

ALBANO
Aguardad,
que él me dirá la verdad.

FABIO
(Apenas puedo sufrillo.)

BERNARDO
(Disimula, Fabio, un poco;
no conozcan a Dinardo.)

FABIO
1490
(Muero de risa, Bernardo.
¿Hablo bien?)

BERNARDO
(Vuélvesle loco.)

ALBANO
Pilla este escudo, fanchiulo,
y dime...

FABIO
¿Que voi di me?

ALBANO
Esta, ¿es mujer?

FABIO
¿Como? ¿Que?
1495
¿Volite pillar trastulo?
¿Donna lo siniore mio?
¡Ohimè! ¿Que diavolo è questo?

ALBANO
Yo sé que de hombre se ha puesto.

FABIO
No me fastidiar, ¡per Dio!,
1500
ne mi facha intrar in colera.
¡Femina far lo siniore!

BERNARDO
¿Femina?

FABIO
Si.

BERNARDO
¡Hu, traditore!
Tache per tua vita e tolera.

CAMILO
(Necio andáis.)

ALBANO
(¡Cómo?)

CAMILO
(¡Por Dios...!)

ALBANO
1505
(En vuestra malicia he dado.)

CAMILO
(¡Que pienso que han sospechado
alguna fealdad de vos!)

ALBANO
(Pues, ¿preguntar si es mujer
os parece sospechoso?)

CAMILO
1510
(Que nos vamos es forzoso.)

ALBANO
(Y forzoso enloquecer.)

CAMILO
(Hablad después a Fenisa;
que nadie os dirá mejor
si es hombre o mujer.)

ALBANO
(¡Oh, amor!...)

(Vanse ALBANO y CAMILO.)

FABIO
1515
Muriéndome estoy de risa

BERNARDO
¿Fuéronse?

FABIO
Los dos se van.

BERNARDO
Pues yo sé, Fabio, que quedo
con más malicia que miedo.

FABIO
¿Qué sospechas te le dan?

BERNARDO
1520
De que Dinardo es mujer.

FABIO
Eso me parece a mí,
aunque nunca me atreví
a procurallo saber;
fuera de que está Fenisa
1525
loca por él.

BERNARDO
Es verdad,
aunque la dificultad
con que la trata me avisa.

FABIO
Luego el respeto que tiene
al capitán, ¿es fingido?

BERNARDO
1530
Pienso que todo lo ha sido
y que de otra causa viene.

FABIO
Desde hoy emprendo saber
si es mujer.

BERNARDO
Y yo, ¡por Dios!

FABIO
Pues comencemos los dos
1535
desde agora a pretender.

FENISA
En fin, don Juan, ¿te resuelves
a no pagar este amor?

DINARDA
Conociendo mi valor,
Fenisa, ¿a probarme vuelves?
1540
Haz una cosa: da traza
que este capitán se ausente,
pues tú podrás fácilmente
esto o mudarle la plaza;
y en su ausencia te prometo
1545
corresponder a tu amor.

FENISA
Pues, mi bien, de tu valor
fío, y la palabra aceto.

(Entra CELIA.)

CELIA
Aquí está Lucindo.

FENISA
¿Quién?

CELIA
El mercader de Valencia.

FENISA
1550
Dame, mis ojos, licencia.

DINARDA
Licencia tienes, mi bien.

(Vanse FENISA y CELIA.)

DINARDA
Siguiendo un loco pensamiento vine
desde Sevilla hasta Sicilia, cielos;
de vergüenza y honor rompí los velos,
1555
que no hay cosa que amor no desatine.
Mas ¿qué le sirve al alma que camine
entre tantas congojas y desvelos,
si sacándome amor, me vuelven celos,
y no sé de los dos a cuál me incline?
1560
Aquí le hallé con nuevo pensamiento
el alma, el gusto en otro amor estraño,
con que mudó mi desatino intento.
No más perjura fe, no más engaño,
que es para heridas de un amor violento
1565
divina contrayerba el desengaño.

(Salen LUCINDO y TRISTÁN.)

LUCINDO
¿No le dio Celia mi recado?

TRISTÁN
Pienso
que tiene algunos huéspedes Fenisa.

LUCINDO
¿Es caballo de Troya aquesta casa,
que siempre está preñada de armas y hombres?

TRISTÁN
1570
Pues ¿cuál audiencia pública, Lucindo,
iguala al patio de una cortesana?
Aquí tiene sus horas y aquí juzga.
Verás los abogados y terceros,
los solicitadores y escribanos,
1575
procesos de papeles que le envían
sobornos de regalos y presentes,
pleitos en vista, pleitos en revista...
A unos despacha y a otros entretiene,
como tienen favor o traen dineros.

LUCINDO
1580
¿Quién es este español que tan solícito
frecuenta aquesta casa?

TRISTÁN
Este es... Sospecho
que es el del alma.

LUCINDO
Y yo ¿qué soy?

TRISTÁN
Del cuerpo.

LUCINDO
Donaire tienes. Si Fenisa vive
en el cuidado que la ves conmigo,
1585
si le cuesto regalos y dineros,
¿cuál otro puede haber que sea del alma?

TRISTÁN
¡Qué chapetón estás en estas Indias!
¿No sabes tú que hay almas en que caben
más de dos y de tres y de trecientos?
1590
Cuando ves escribir treinta papeles
una buena señora a treinta amantes,
cuando ves que otros tantos la visitan,
cuando ves que a uno pide el coche, a otro
la basquiña, a cual tiene dentro en casa,
1595
a cual habla en la reja, a cual de noche,
¿has de pensar que es alma edificada
a la traza de un grande monesterio,
en que hay su dormitorio con sus celdas,
que de una puerta adentro caben todas?

LUCINDO
1600
Hablaros, caballero, he deseado.

DINARDA
No menos yo, que os soy aficionado.
Mas si es de celos de Fenisa, os pido
no los tengáis de mí, porque a su casa
me ha traído cuidado diferente.
1605
¿Cuándo os volvéis a España?

LUCINDO
Yo he pensado
que por todo este mes, porque a mi gusto
he despachado cuanto della truje,
mas tiéneme cautivo el desta dama.

DINARDA
Con vos me pienso ir hasta Valencia,
1610
aunque soy de Sevilla, porque quiero
ir a la corte y pretender en ella
la remuneración de mis servicios,
primero que a mi patria vuelva.

BERNARDO
Diga,
señor lacayo, ¿es español acaso?

TRISTÁN
1615
Y ellos, ¿qué son? ¿Señores pajarotes?

FABIO
Noi altri semo certi gentilhomini,
venuti adesso, adesso de Venecia.
Diga, di gracia, e non montar in colera,
como se chiama in España quella lira
1620
con que fanno ai caballi chiquichiqui.

TRISTÁN
Llámase el diablo que te lleve.

BERNARDO
¿Deso
no más se corre un hombre tan discreto?

TRISTÁN
¿No saben qué han de hacer, señores pajes?
Tener respeto a un hombre de mi término.

FABIO
1625
Sopra la mia parola, estate sano.

TRISTÁN
No entiendo de parola; háganse afuera,
que les daré, en mi lengua, cuatro coces.

FABIO
Bene dice, ¡per Dio!, l'è una bestia.

LUCINDO
Pues tendré a gran merced que nos hablemos.

DINARDA
1630
A donde digo estoy.

LUCINDO
Iré a buscaros.

BERNARDO
Fabio, don Juan se va.

FABIO
Señor lacayo,
a revederce al altro mondo.

TRISTÁN
¡Pícaro!
Caballero soy yo.

FABIO
Me recomendo.

DINARDA
¿Pajes?

BERNARDO
Señor...

DINARDA
Hacia palacio vamos.

BERNARDO
1635
¿Qué hay de Fenisa?

DINARDA
Amores y promesas.

FABIO
¿No te da nada?

DINARDA
Ya se va trazando.

BERNARDO
(¿Parécete mujer?)

FABIO
(Probarlo puedo;
mas es probar cuchillo con el dedo.)

(Vanse DINARDA, BERNARDO y FABIO, y entra CELIA.)

CELIA
Mi señora te suplica,
1640
Lucindo, que la perdones;
que por ciertas ocasiones
que aquí no te significa,
no puede salir a verte.

LUCINDO
Ya, Celia, me dio a entender
1645
que no es posible querer
la mujer que se divierte.
Está muy entretenida;
es lindo don Juan de Lara.
Habrá picado en la cara;
1650
ahí, Celia, estará perdida.
Conozco su condición;
toda mujer que profesa
esta cólera francesa
no es firme de corazón.
1655
¡Bueno quedaré yo agora,
que su amor loco en exceso
me ha puesto!

CELIA
No digas eso,
Lucindo, de mi señora,
que eres la vida por quien
1660
recibe aliento vital,
y aunque el verte le esté mal,
ella lo dirá más bien.

(Vase.)

LUCINDO
Escucha.

TRISTÁN
Enojada fue.

LUCINDO
¿Qué le dije?

TRISTÁN
Ha sido error
1665
llamar fingido su amor.

LUCINDO
¿Qué es esto, Tristán?

TRISTÁN
No sé.

(Sale FENISA, de luto, con una carta en la mano, y CELIA.)

LUCINDO
¡Luto vos, señora mía!
¿Qué toca es esa y qué llanto?

FENISA
Para no afligiros tanto.
1670
no veros, mi bien, quería;
mas como allá dentro oí
ofender mi justo amor,
estimo tanto mi honor,
que a defenderle salí.
1675
Vos sois la vida que vivo,
vos los ojos con que veo,
el gusto con que deseo
el que de veros recibo.
Sois el aire que alimenta
1680
las alas del corazón,
vos sois la respiración
que para vivir me alienta.
Sois el nervimiento mío,
sois la fe de mi verdad,
1685
la ley de mi voluntad,
el alma de mi albedrío.
Y pues en tanto dolor
os hablo tan tiernamente,
creed que no es acidente,
1690
sino verdadero amor.

LUCINDO
Fenisa y fénix, en quien
se abrasa el alma que os di
para renovarse en mí,
¿qué es lo que tenéis, mi bien?
1695
¿Qué os puede haber sucedido,
dulce prenda destos ojos,
que en nubes de agua y de enojos
vuestro sol tiene escondido?
¿Qué luto es este que enluta
1700
tu resplandeciente esfera?
¿Qué ocasión en ti tan fiera
su sentimiento ejecuta?
¡Vos eclipsada, mi sol!
¿Vos con cercos de agua y llanto?
1705
¡Que dure mi vida tanto!

FENISA
¡Ay, mi adorado español!
Si queja podéis tener,
es que estando vos presente
me pueda ajeno acidente
1710
afligir y entristecer.
Mas si sabéis la ocasión,
pienso que disculparéis
estas lágrimas que veis
porque, en fin, de sangre son.

LUCINDO
1715
¿Cómo de sangre?

FENISA
Pues ya
todo saberlo queréis,
en esta carta veréis
la causa y quién me la da.

(Lee LUCINDO la carta.)

LUCINDO
«Hermana mía, y la postrera vez que podré llamaros hermana: A mí me han sentenciado a muerte en vista y revista. La parte, por ruegos del príncipe de Butera, perdona por dos mil ducados. No tengo humano remedio de pagarlos; si allá hubiere alguno, vuestra sangre soy; y que anduve en las entrañas mismas donde anduvistes. De Mecina, etc. Camilo Fénix».
ErrorMetrica
¡Estraña carta!

CELIA
¡Ay de mí,
1720
que se cayó desmayada!

TRISTÁN
La carta es tierna.

LUCINDO
¡Mi amada
Fenisa!

TRISTÁN
¿No hay agua?

CELIA
Sí.

LUCINDO
Pero no vayas por ella,
que están mis ojos presentes,
1725
que es vergüenza de otras fuentes
que de las suyas traella.
Coge aquí, Celia, aunque tanto
dolor tiene el pecho lleno,
que podrá darle veneno
1730
una drama de mi llanto.
¡Ah, mi bien! ¿Vivís? Mas ¿quién
preguntara tal error?
Vivir ya es señal mayor,
porque vos viváis también.
1735
Volved en vos, que habrá medio
para ese mal.

FENISA
¡Ay, mi hermano!

LUCINDO
¿Habla?

TRISTÁN
Sí.

LUCINDO
Amor soberano
de tu piedad fue remedio.
León fue mi sentimiento,
1740
que la muerta gloria mía
volvió a la vida que había
llegado al último aliento.
¿Qué puedo yo hacer por vos
y ese desdichado hermano?

FENISA
1745
Todo remedio es en vano.

LUCINDO
Pues busquémoslo los dos.

FENISA
El que en esto puede haber
es que, pues habéis vendido
la hacienda que habéis traído,
1750
según dijisteis ayer,
sobre mis joyas y hacienda
me prestéis dos mil ducados;
que estos rigores pasados...

LUCINDO
No tratéis, mi bien, de prenda,
1755
que no es pequeña el amor
y obligación que yo os debo.

FENISA
Herrarme queréis de nuevo.
Tenéis español valor.

LUCINDO
Pero advertid, gloria mía,
1760
que un mercader sin dinero
es como amor sin tercero,
es como sin luz el día.
Habéisme de prometer
pagar en breve, que ya
1765
mi partida cerca está,
y será echarme a perder.

FENISA
Luego que salga mi hermano,
unas casas venderemos
que cerca de aquí tenemos,
1770
y os pagaré de mi mano.
Pero tomad, por mi vida,
mis joyas: yo gusto desto.

LUCINDO
Tristán, parte a casa presto,
y en el arca guarnecida
1775
un gato hallarás que tiene
en oro dos mil ducados.
Esta es la llave.

CELIA
¡Qué honrados
pensamientos!

FENISA
Al fin viene
de tierra ejemplo en el mundo
1780
en hacer bien y amistad.

LUCINDO
Más debo a tu voluntad.

FENISA
Débesme un amor profundo.

LUCINDO
¿No vas, Tristán?

TRISTÁN
Sí, señor.

LUCINDO
Pues ¿qué miras?

TRISTÁN
(¿Estás loco?)

LUCINDO
1785
(Déjame ser noble un poco
y no ingrato a tanto amor.
Yo conozco esta mujer
y yo lo sabré cobrar.)

TRISTÁN
(Las joyas puedes tomar.)

LUCINDO
1790
(Cuando fuere menester.)

(Vase.)

FENISA
¿Qué os dice Tristán?

LUCINDO
Querría
que vuestras joyas tomara.
Es mercader, y repara
en prendas.

FENISA
¡Por vida mía...!

LUCINDO
1795
Por vida vuestra, mi bien,
que basta un cabello en prenda
de más oro; y nadie entienda
que otra quiero que me den.
Las almas, ¿tienen valor?

FENISA
1800
¿Qué mayor?

LUCINDO
Si se celebra
que de cada sutil hebra
cuelga mil almas amor,
¿qué más prenda que un cabello
donde mil almas están?
1805
Mas voy a ver si Tristán
yerra o acierta con ello,
para que lo traiga al punto.

FENISA
Vente hoy a comer conmigo,
bizarro español.

LUCINDO
Yo digo
1810
que vendré.

FENISA
Y contigo junto
vendrá todo el bien que tengo.
Ven, mi señor, y encamina
este dinero a Micina.

LUCINDO
Espérame, que ya vengo.

(Vase.)

FENISA
1815
¿Fuese?

CELIA
La escalera abajo.

FENISA
Mamola su señoría.

CELIA
Mientras vemos luz, es día.
No hagas fiestas y habla bajo,
que se puede arrepentir
1820
de aquí a la posada el hombre.
Mas, ¿a quién hay que no asombre
tu artificioso vivir?

FENISA
Calla, que es cosa de risa
cómo eso pescar verás.
1825
No se ha de olvidar jamás
el anzuelo de Fenisa.
Quedo, que llaman.

CELIA
¿Quién sube?

FENISA
Mira si maula aquel gato.

(Sale TRISTÁN.)

TRISTÁN
Para no mostrarme ingrato,
1830
ni un instante me detuve.
Aquí viene aquel dinero.

FENISA
Muestra a ver. Escudos son.
Tristán, pilla este doblón
y dile a aquel caballero
1835
que venga luego a comer,
que le aguardo agradecida,
y vuélvete, por mi vida,
que tengo un poco que hacer.

TRISTÁN
(De lo prestado barato...
1840
¡oh, qué mal indicio es!
Este ratón al revés
nos ha cogido este gato.)

(Vase.)

FENISA
¿Bajose?

CELIA
Iba murmurando.

FENISA
También murmuran los ríos,
1845
y de oír y ver sus bríos
se están los peces holgando.
¿Será gran descompostura
besar este gato?

CELIA
No,
que es de algalia, y pienso yo
1850
que de su aliento asegura.

FENISA
Ves aquí, Celia, a Lucindo
besado en forma de gato.

CELIA
¿No hay mujer que sin recato
quiere y besa a un perro lindo?
1855
Pues, ¿por qué no besarás
un gato que es como un oro?

FENISA
Yo lo diera a quien adoro.

CELIA
No lo digas. Loca estás.

FENISA
Quiero a don Juan que me pierdo.

CELIA
1860
Llama a ese gato don Juan.

FENISA
¿Llaman?

CELIA
Sí, llamando están.

FENISA
Pues con dinero me acuerdo
de amor, gran mal me apercibo.
Guarda este Lucindo en pelo.

CELIA
1865
Voy.

FENISA
Cierra bien, que recelo
del alma de oro que es vivo.

(Vase CELIA y sale el capitán OSORIO.)

OSORIO
Después que vives ya tan recogida,
Fenisa, que a tu puerta y tu ventana
apenas hay un hombre que resida
1870
un hora de la tarde o la mañana;
después que has dado en reducir tu vida
al estilo y manera valenciana,
ni admites juego ni conversa quieres,
que bien medran con esto las mujeres.
1875
Solía yo ser tu galán de esquina,
el bravo de tu puerta y el matante,
el que echaba los hombres en cecina,
y de tu encantamento era el gigante.
Ya duermes, como tímida gallina,
1880
debajo de las alas de tu amante,
y antes que el sol acabe su carrera,
no hay una mosca de tu puerta afuera.
Estás enamorada, que parece
cosa imposible en condición tan loca.
1885
¿Qué luto es este y qué desdén que ofrece
tu vista y el silencio de tu boca?
¿Es don Juan, por ventura, el que merece
volver en agua tu cristal de roca?
Dame parte de todo como amigo.

FENISA
1890
Bien tengo, capitán, que hablar contigo.
Siempre al favor de tu española espada
en Sicilia viví, gallardo Osorio,
siempre, con libertad o enamorada,
mi pecho te mostré claro y notorio.

OSORIO
1895
Mira que traigo una camarada,
no para alfeñicarse en locutorio,
sino para provecho de tu casa.

FENISA
Pues suban todos, y hasta el dueño abrasa.

OSORIO
¡Oh, soldados! ¿Que digo? Ya hay licencia.

(Salen muy gallardos CAMPUZANO, TRIBIÑO y OROZCO.)

CAMPUZANO
1900
Beso a vuesa merced las manos.
Todos
nos remitimos ya a su elocuencia.

FENISA
¿Españoles? Haránse de los godos.
¿Hay sillas?

FENISA
Celia...

CELIA
Bueno en mi conciencia.

FENISA
(¿Guardaste aquello?)

CELIA
(Está cuarenta codos
1905
debajo de la tierra.)

FENISA
(Bien has hecho.)

CELIA
(¿Qué chusma es esta? ¿Es gente de provecho?)

FENISA
(Soldados y españoles, plumas, galas,
palabras, remoquetes, bernardinas,
arrogancias, bravatas y obras malas.)

TRIBIÑO
1910
Siempre me agradan estas francisquinas.

OROZCO
¡Que siempre en agua de fregar resbalas!

TRIBIÑO
Vos sois poeta, allá cosas divinas...

OROZCO
No sé, a fe de soldado, desta seta.
Verdad es que en España fui poeta.

CAMPUZANO
1915
Y ¿érades vos de aquellos impecables,
cuyos versos distila en alambique
la culta musa?

OROZCO
Fui de los palpables,
imitador de Laso y de Manrique.

OSORIO
Juguemos.

TRIBIÑO
Vengan dados.

OSORIO
Como entables
1920
juego en tu casa y español se pique,
habrá día que valga cien ducados,
y docientos es poco.

CAMPUZANO
Traigan dados.

(Van llegando un bufete, mete un escudero en una salvilla los dados; comiencen a echar, y entra TRISTÁN.)

TRISTÁN
¿Puédote hablar?

FENISA
¿Qué me quieres?

TRISTÁN
Mi señor queda a la puerta.

FENISA
1925
¿Qué quiere?

TRISTÁN
Comer, si acierta.
¡Graciosas sois las mujeres!
¿No le convidaste?

FENISA
¿Yo?

TRISTÁN
¿Luego olvidaste, señora,
el concierto?

FENISA
Pues ¿ya es hora?

TRISTÁN
1930
¿Cómo es hora? La una dio.

FENISA
¿La una?

TRISTÁN
¡Bien, por mi vida!
Tras el gato, falsos tratos;
pues cuando bajan los gatos,
suelen sacar la comida.

CAMPUZANO
1935
Más a trece.

TRIBIÑO
Digo aquí.

CAMPUZANO
Aquesto más.

TRIBIÑO
Topo y tengo.

TRISTÁN
Yo no topo a lo que vengo.
No lo habrá dicho por mí.

TRIBIÑO
Nueve, y diez, y trece.

CAMPUZANO
Bien.

OROZCO
1940
Esto le corre detrás.

TRISTÁN
Si corriera el gato más,
no le alcanzaran tan bien.

FENISA
Dile, Tristán, a tu dueño
que han venido estos soldados,
1945
todos hidalgos honrados,
con mi enojo, y no pequeño,
que me perdone y me vea
a la tarde.

TRISTÁN
No hay en casa
cosa que comer, y pasa
1950
la hora.

FENISA
Dios le provea.

TRISTÁN
¿Dios le provea? Pues ¿llega
a puerta de algún convento?

FENISA
Vete, Tristán.

CAMPUZANO
Más.

TRISTÁN
Reviento.
¡Ah, juventud loca y ciega!

FENISA
1955
¿Oyes?

TRISTÁN
¿Qué?

FENISA
Di que se venga
esta tarde a merendar,
que le quiero regalar.

TRISTÁN
Para purgar se prevenga,
que a fe que en esta respuesta
1960
no llevo mal testimonio.

FENISA
Mira que hay aquí un demonio.

OROZCO
La mitad me debéis desta.

TRISTÁN
(Yo le llevo gentil lazo.
Aunque discreto, cayó.
1965
Él lindo gato le dio,
mas ella lindo gatazo.)

(Vase.)

CAMPUZANO
No juego más.

FENISA
¿Quién ganó,
para darle el parabién?

OROZCO
Para que barato os den
1970
mis manos y os sirva, yo.

OSORIO
¿Tienes qué comer?

FENISA
No falta.

OROZCO
Celia, tomad esto vos.

OSORIO
¿Hay criados?

FENISA
Aquí hay dos.

OSORIO
Vayan Cosmillo y Peralta
1975
y traigan cuatro capones,
seis perdices, tres conejos.

TRIBIÑO
¿Y vino?

OSORIO
Cuatro pellejos.

CAMPUZANO
¿Fruta?

OSORIO
Peras y melones.

FENISA
Echa una pastilla aquí.

OSORIO
1980
No habéis visto la limpieza
de Fenisa.

OROZCO
Desta pieza,
ya lo demás presumí.

OSORIO
Venid, y veréis su aseo,
su pintura, estrado y cama.

TRIBIÑO
1985
¡Por Dios, que es bizarra dama!

OROZCO
Días ha que la deseo
hablalla.

OSORIO
Tened paciencia.

OROZCO
No es posible que repose.

CELIA
(¿Qué hay de Lucindo?)

FENISA
(Quedose
1990
a la luna de Valencia.)

(Vanse. Entran LUCINDO y TRISTÁN.)

LUCINDO
Pasaré con esta daga
tu pecho.

TRISTÁN
Pues yo, señor,
¿qué culpa tengo, en rigor?
¿Qué quieres tú que le haga?
1995
¿Qué tengo de responder,
si estaban cuatro soldados
coseletes?

LUCINDO
¿Cómo? ¿Armados?

TRISTÁN
Yo los vi resplandecer.
Antes dije mil lisonjas,
2000
viendo en dagas y en lanzones
más hierro por guarniciones
que a un locutorio de monjas.
Llega tú, llama y pregunta;
quizá el gato te dirá:
2005
«Hacia aquel desván está».

LUCINDO
Llevo la color difunta.
¡Ah, mujer! Sospechas llevo
que me has engañado.

TRISTÁN
Pasa
de engaño. Es rabia.

LUCINDO
¡Ah de casa!

(A la ventana, CELIA.)

CELIA
2010
Pues, ¿qué tenemos de nuevo?

LUCINDO
Celia o infierno, ¿qué es esto
que hace tu ama conmigo?

CELIA
Pues, ¿de qué se queja, amigo,
que viene tan descompuesto?
2015
¡Jesús! ¿Infierno soy yo?

LUCINDO
Llámame, Celia, ese cielo.
Quizá me engaña el recelo
que otras veces me engañó.

CELIA
Está comiendo, no creo
2020
que podrá salirte a hablar.

LUCINDO
¡Es buen modo de burlar
esto que a mis ojos veo!
¿No era el convidado yo?

(Pónese FENISA.)

FENISA
¿Con quién habla? ¿Qué es aquesto?

LUCINDO
2025
¡Mi vida!

FENISA
¿Quién es?

LUCINDO
¿Tan presto
de quién soy se te olvidó?

FENISA
Soy algo corta de vista.

LUCINDO
Pues no se te echa de ver.
Más que lince sueles ser
2030
sin que un muro te resista.
¿Por qué tu vista condenas
más que a tus ojos ingratos,
pues es tal, que hasta los gatos
ves en las arcas ajenas?
2035
Y cuando fueras tan corta
de vista, ¿no ha conocido
mi voz, Fenisa, tu oído?

FENISA
Esa, Lucindo, reporta,
y ven esta noche acá,
2040
que agora fue un acidente
el estar aquí esta gente.
Y no te espantes si está,
porque, como te pedí
el dinero que ya sabes
2045
para ocasiones tan graves,
y me dijiste que sí,
y Tristán no le ha traído,
válgome de lo que puedo.

LUCINDO
Agora me deja el miedo
2050
desocupado el sentido.
Tristán, ¿que no se lo diste?

TRISTÁN
¿Cómo no? ¡Qué lindo cuento!
Y lo metió en su aposento
Celia.

LUCINDO
Pues, ¿qué es esto? ¡Ay, triste!

FENISA
2055
¿Mandas otra cosa?

LUCINDO
Escucha:
quede difinido aquí
cómo el dinero te di.

FENISA
Tuvieras razón, y mucha,
si tú me le hubieras dado.

(Vanse las dos.)

LUCINDO
2060
Tristán, habla.

TRISTÁN
Fuese ya.

LUCINDO
¿Qué he de hacer?

TRISTÁN
Que entres allá,
que yo me pondré a tu lado.
Todos españoles son,
y todos te han de ayudar.

LUCINDO
2065
Las puertas quiero quebrar.

TRISTÁN
Tienes enojo y razón.

(Llaman recio, y salen OROZCO, OSORIO, CAMPUZANO y TRIBIÑO, las espadas desnudas.)

OSORIO
¿Quién es el descomedido
que, estando aquí honrada gente,
llama temerariamente?

LUCINDO
2070
Yo, caballeros, no he sido.

OSORIO
Pues ¿quién?

LUCINDO
Un paje, sospecho,
que cuatro platos traía.

OSORIO
¿Platos?

LUCINDO
Sí.

CAMPUZANO
¿De quién sería?

OSORIO
De algún galán de provecho,
2075
y como sintió el ruido
se volvió.

CAMPUZANO
Discreto fue.

OROZCO
Vamos a comer, que, a fe,
que fuera bien recebido.

(Éntranse todos los soldados.)

LUCINDO
Con lindo anzuelo, con famoso estilo,
2080
con ser un pez tan diestro, me ha burlado.
¡Qué bien que vuelvo a España despachado!
¡Qué bien me ha herido por el mismo filo!
A llanto del famoso cocodrilo
mi oído blandamente regalado,
2085
a tus manos llegué, como engañado
peregrino de amor que pasa al Nilo.
Dadme, cielos, venganza del anzuelo;
desta mujer crüel quebrad la caña,
que es su artificio destruición del suelo.
2090
Mirad que con sus lágrimas engaña,
mirad que vuelvo, en tanto desconsuelo,
lleno de amor y sin dinero a España.

(Vase.)

TRISTÁN
Adiós, Sicilia; adiós, enredo isleño;
adiós, Palermo, puerto y franca puerta
2095
a las naciones deste mundo abierta,
en quien tanta codicia rompe el sueño.
Adiós, famoso gato, aunque pequeño,
vivo os quedáis: nuestra esperanza es muerta,
pues no volvéis a España. Cosa es cierta
2100
que no se muda el gato con el dueño.
Adiós, Fenisa; adiós, gato del gato;
adiós, cabo de gato, cuyo espejo
puede servir de ejemplo y de recato.
Pero permita Dios que tu pellejo
2105
antes de un mes, por tu bellaco trato,
sirva de gato a un avariento viejo.


Acto III

Sale DINARDA, en hábito de hombre, y BERNARDO.

DINARDA
Pues, ¿cómo vienes así?

BERNARDO
Estoy malo.

DINARDA
¿Tú? ¿De qué?

BERNARDO
No sé.

DINARDA
¿Cómo que no sé?

BERNARDO
2110
Ni sé el mal, ni sé de mí.

DINARDA
¿Hate probado la tierra?

BERNARDO
Más, el cielo me ha probado.
¡Ay, qué dolor que me ha dado!
¡Qué fuego mi pecho encierra!
2115
¡Ay, ay! ¡Jesús, qué acidente!
Tócame este pulso.

DINARDA
Muestra.

BERNARDO
Si es tanta la amistad nuestra,
ponme la mano en la frente.

DINARDA
Ni el pulso, Bernardo, tiene
2120
movimiento estraordinario,
ni más de aquel necesario
calor a la frente viene.

BERNARDO
Tócame el rostro.

DINARDA
Ni en él
tienes muestras de calor.

BERNARDO
2125
¡Ay, qué terrible dolor!
¡Ay, que dolor tan crüel!

DINARDA
¿Dónde?

BERNARDO
Al pecho se ha abajado.
Saltos me da el corazón.

DINARDA
Estraños dolores son.

BERNARDO
2130
De estraña causa me han dado.
Ponme la mano, así vivas,
sobre el corazón.

DINARDA
Sí haré.
Mas di al dolor que se esté
quedo.

BERNARDO
Su acidente avivas.
2135
¿No sientes que el corazón
te dice la causa dél?

DINARDA
Yo no siento nada dél.
Estos sus efetos son.

BERNARDO
¿No te dice nada?

DINARDA
Nada.

BERNARDO
2140
¿Ni que eres tú quien le mueve?

DINARDA
¿Yo?

BERNARDO
Tú, pues.

DINARDA
¿Cosa que lleve...?

BERNARDO
Quedo, quedo. ¿Esto te enfada?

DINARDA
Luego ¿no me ha de enfadar
que me tengas por mujer?

(Sale FABIO.)

FABIO
2145
¿Soy por acá menester?

BERNARDO
Sí, porque quiere negar.

FABIO
¿Por qué niegas lo que ya
sabemos los dos?

DINARDA
¡Por Dios,
que es concierto de los dos!

FABIO
2150
Así concertado está;
que solo esperando estaba
que te defendieses dél.

DINARDA
¡Infames!

FABIO
No seas crüel,
deja invenciones, acaba.

BERNARDO
2155
Desde que entraste en la nave,
echamos todos de ver
que eres mujer.

DINARDA
¿Yo, mujer?

BERNARDO
Tú, pues.

DINARDA
¿Yo?

BERNARDO
Fabio lo sabe.

DINARDA
Fabio, ¿qué has visto de mí?

FABIO
2160
Lo que no he visto.

DINARDA
¡Villano!
Si pongo a la espada mano...

BERNARDO
Deténte.

DINARDA
¿Forzáisme aquí?

BERNARDO
Somos muy mozos los dos
para viejos de Susana.

DINARDA
2165
¿Yo, Susana?

FABIO
Cosa es llana
en cuanto a mujer, ¡por Dios!,
que de lo que es la inocencia
era testimonio en ti.

BERNARDO
¿Llaman?

FABIO
Sospecho que sí.

BERNARDO
2170
Perdí la ocasión.

FABIO
Paciencia.

(Sale FENISA y CELIA.)

FENISA
¿Nunca he de ver yo tu casa?

DINARDA
¡Oh, Fenisa! ¡Oh, mi señora!
¡Oh, amiga Celia! ¡Oh, aurora
del sol que el alma me abrasa!
2175
¿En esta humilde posada
tanto bien?

FENISA
¿Adónde está
el capitán?

DINARDA
Salió ya.

FENISA
Vengo, mi español, cansada
de comprar cosas que son
2180
forzosas a las mujeres.

DINARDA
¿Quieres descansar y quieres,
por mi vida, colación?

FENISA
La que tomara de ti
en la caja de esa boca
2185
la estoy mirando.

DINARDA
Era poca
para servirte de mí;
que el azúcar de Canaria,
ni cuanto labran Valencia
y Lisboa...

BERNARDO
(Una advertencia
2190
nos ha de ser necesaria.
Esta, ¿no ha venido aquí?
Pues calla y deja hacer.)

FENISA
Deja, don Juan, de ofrecer,
pues es al revés en ti;
2195
que lo ordinario es besar
y no ofrecer, y tú ofreces
y no besas.

DINARDA
Cuantas veces,
Fenisa, voy a intentar
besar la imagen que amor
2200
en su demanda me enseña,
luego me aparta y despeña
este siempre necio honor.
Pero, ¿quieres, por mi vida,
ver mi aposento y estancia,
2205
donde no hay paños de Francia,
ni cama de oro vestida,
escritorios alemanes
ni portugueses olores,
sino los deseos mayores
2210
y los gustos más galanes?

FENISA
Recíbolo a más amor
que si viera de Venecia
el tesoro, o el que precia
Florencia de su señor.
2215
Ni el Aranjüez de España
viera con más alegría.

DINARDA
Entra, dulce prenda mía.

BERNARDO
(¿Van juntos?)

FABIO
(Sí.)

BERNARDO
(¡Cosa estraña!
Ello es engaño sin duda.
2220
pues requebrándose van.)

FABIO
(Por los indicios que dan,
Bernardo, de intento muda.)

BERNARDO
(Mudarele donde sé
de cierta ciencia, que quiero
2225
una mujer y, primero,
de esperiencia lo sabré.)

FABIO
(Mas, ¿que me quieres hurtar
el pensamiento y que quieres
a Celia?)

BERNARDO
(Mi amigo eres
2230
y, aunque me puedo enojar,
soy, Fabio, de parecer
que los dos la conquistemos,
que yo sé que no seremos
muchos para una mujer.)

(Cógenla en medio.)

FABIO
2235
Celia...

BERNARDO
Celia...

CELIA
¿Qué queréis?

FABIO
Yo te quiero.

BERNARDO
Yo te adoro.

FABIO
Yo me derrito.

BERNARDO
Yo lloro.

CELIA
¿Por tan libre me tenéis?

BERNARDO
Antes honrarte queremos.

CELIA
2240
Los medios son bien honrosos.

BERNARDO
Somos estremos viciosos,
y nuestra virtud te hacemos.

(Sale ALBANO y CAMILO.)

ALBANO
Aquí Fenisa entró.

CAMILO
Pues aquí vive
el capitán Osorio, camarada
2245
de ese don Juan.

ALBANO
Sus pajes son aquestos.

CAMILO
Y Celia aquella.

ALBANO
¡Oh, Celia! ¿En esta casa?

CELIA
¿Parécete milagro?

ALBANO
Dejo a Osorio
cuatro calles de aquesta, y no fue mucho
tener a novedad que estéis en ella.

CELIA
2250
Eso del capitán es cosa antigua.
Las mujeres, Albano, y deste gusto,
pican en novedades por momentos.

ALBANO
Pues, ¿qué soldado vive aquí?

CELIA
¡Oh, qué gracia!
Vive la gentileza, la hermosura,
2255
la perla más preciosa que ha pasado
de España a Italia, vive el mismo Adonis,
de quien agora mi señora es Venus.
Vive don Juan de Lara.

CAMILO
(¿Qué os parece?
¿Será agora mujer don Juan de Lara?)

ALBANO
2260
Celia, espera por Dios; escucha, Celia.
¿Fenisa con don Juan?

CELIA
Deja los celos
del capitán, que nunca amó Fenisa,
y cree que don Juan la tiene loca.

ALBANO
¡Fenisa y don Juan dices que se hablan!
2265
¿Y los has visto juntos?

CELIA
Yo lo digo,
y aun tú lo puedes ver.

ALBANO
¡Válgame el cielo!

CAMILO
Albano, si en las cosas que se dudan
no habemos de dar crédito a los ojos,
¿qué probanza nos queda más segura?
2270
Dejad aqueste loco pensamiento;
que don Juan no es Dinarda, vuestra dama,
ni así ha de ser por fuerza.

ALBANO
Agora digo
que no es milagro en la naturaleza
la estraña diferencia de los rostros.
2275
Yo estoy desengañado.

CELIA
Mira, Albano,
si mandas otra cosa.

ALBANO
Dios te guarde.

CELIA
Mi señora me llama.

BERNARDO
Y a nosotros
don Juan.

FABIO
(Hoy, Celia, has de quedar por mía.)

BERNARDO
(Y de los dos.)

CELIA
(¡Qué tierna me han hallado!)

BERNARDO
2280
(Bien caben muchas bestias en un prado.)

(Vanse CELIA y BERNARDO, quedan ALBANO y CAMILO.)

CAMILO
¿Y está de averiguar alguna cosa
en razón de que aqueste caballero
es hombre, y hombre que a Fenisa ha dado?

ALBANO
A lo menos, Camilo, me ha servido
2285
este retrato de Dinarda bella
de alborotarme el alma de tal modo,
que ha borrado la estampa de Fenisa.

CAMILO
No de otra suerte que la sombra huye
al resplandor de sol o la mentira
2290
cuando se prueba la verdad gloriosa,
huyó Fenisa, que era amor fingido
a la luz del retrato de Dinarda,
y quedastes, Albano, de su engaño
libre; piedad que le debéis al cielo,
2295
porque desde el primero movimiento
de sus divinos tornos hasta el último
que han dado sus esferas celestiales,
no se ha visto mujer tan engañosa.

ALBANO
Forasteros son estos.

CAMILO
Y españoles.

ALBANO
2300
A la cuenta, no ha mucho que salieron
del mar.

CAMILO
De almacenar su hacienda vienen.

ALBANO
Vamos de aquí.

CAMILO
¡Qué buenos talles tienen!

(Vanse. Entran LUCINDO, TRISTÁN, DON FÉLIX y DONATO, criado.)

DON FÉLIX
El amistad de un camino
tan largo, y haber hallado
2305
en vos pecho tan honrado
y entendimiento divino,
Lucindo, no me permite
ni dejaros, ni dejar
de daros parte y lugar
2310
a donde a nadie se admite,
que es lo que un alma atesora.
Lo que en la nave encubrí
desde Vinarós aquí
quiero que sepáis ahora...
2315
Retírate allá, Donato.

LUCINDO
Desvíate allá, Tristán.

DON FÉLIX
Leyes del mundo, que van
donde quiere el tiempo ingrato,
Lucindo, mi edad mejor
2320
en su sazón han cortado,
como suele el tosco arado
llevar de paso la flor.
Yo vengo a matar un hombre
a Sicilia.

LUCINDO
Habéisme honrado
2325
en no haberme despreciado
por la humildad de mi nombre;
que siendo don Félix vos,
caballero sevillano,
yo mercader valenciano,
2330
tan desiguales los dos,
debo estimar con razón
que me tratéis como amigo.

DON FÉLIX
Bien veréis en lo que os digo
si os he dado el corazón.

LUCINDO
2335
Para que no presumáis
que no estimo esa merced,
que os quiero pagar creed,
aunque de mi amor lo estáis.
¿Vos a Sicilia venís
2340
a matar un hombre?

DON FÉLIX
Vengo
a matar un hombre, y tengo
razón.

LUCINDO
Muy bien advertís.
Yo vengo a tomar venganza
de una mujer y también
2345
tengo razón.

DON FÉLIX
Si de quien
hizo de vos confianza,
Lucindo, tenerse puede,
mirad si puedo ayudaros.

LUCINDO
Querría el caso contaros,
2350
si el tiempo lugar concede.
Yo vine a Palermo habrá
dos meses y una mujer
fingió quererme.

DON FÉLIX
¿Querer
saben?

LUCINDO
Olvídanlo ya.
2355
Regalome, fingió estar
enamorada de mí;
que el anzuelo en que caí
pudiera entonces pescar
al más severo Catón,
2360
al más recatado estilo,
porque es aquí un cocodrilo
que llora y mata a traición.
Es entre dama y señora,
entre cortesana y grave,
2365
que sabe engañar y sabe
ser firme hasta que enamora.
De allí abajo no hay amor,
porque a quien ha de querer
o ha de ser otra mujer,
2370
o tratalla con rigor.
El anzuelo con que pesca
es regalar al que coge,
para que después se arroje.

DON FÉLIX
¡Linda treta!

LUCINDO
Linda y fresca.
2375
Hallela en su casa un día
con más luto que una mula
canóniga...

DON FÉLIX
¡Cuánto adula
una falsa cortesía!

LUCINDO
Diome una carta, de suerte
2380
que vi en ella que quedaba
preso su hermano y que estaba,
Félix, sentenciado a muerte,
mas que por dos mil ducados
la parte perdonaría.
2385
Esto fue porque sabía,
o de mí o de mis criados,
que yo tenía el dinero
de lo que había vendido.
No vi este gato fingido
2390
y disele verdadero,
porque con joyas y prendas
me quería asegurar,
mas no las quise tomar.

DON FÉLIX
Necedad.

LUCINDO
Muy bien enmiendas.
2395
De allí adelante se fue
secándose poco a poco;
yo a su reja y puerta loco
algunas noches pasé.
Negó el dinero; entendí
2400
cobrarlo, y era sacar
una sortija del mar.
Cuando el imposible vi,
volvime a Valencia, donde
no fui muy bien recebido,
2405
de donde agora he venido
para ver si corresponde
la venganza al pensamiento,
que esta hacienda que registro
no es más de porque al registro
2410
acuda este lobo hambriento.
Cuanto saqué de la nave
y metí en el aduana
fue ostentación tan liviana,
que apenas en ella cabe
2415
y no vale cien escudos.

DON FÉLIX
Así mi desdicha fuera,
que, como hacienda perdiera,
ella y yo fuéramos mudos.

LUCINDO
¿Es honra?

DON FÉLIX
No es menos prenda.

LUCINDO
2420
Sí, pero habéis de saber
que en cualquiera mercader
es honra también la hacienda.
Tras el caudal, si se pierde,
va el crédito, pues, perdido.

(Sale CELIA, y FENISA.)

CELIA
2425
Pues ¿no me dirás qué ha sido?

FENISA
Nadie, Celia, me lo acuerde.
Nadie me nombre a don Juan.
El que le abriere mi puerta
no la verá más abierta.

CELIA
2430
¡Jesús! ¿Lucindo y Tristán?

FENISA
¡Válame Dios! ¿No era ido?

CELIA
Fuese y ha vuelto.

FENISA
¿A qué viene?

CELIA
Viene a ese trato que tiene.
¿Si te habrá puesto en olvido?

FENISA
2435
Los hombres, Celia, no olvidan
a donde los tratan mal,
que es condición natural
porfiar donde les pidan.
Si de don Juan no viniera
2440
tan mohína, aquí le hablara.

CELIA
Pues ¿qué fue aquesto?

FENISA
«Repara,
mira, advierte considera,
lo que dirá el capitán».
Y tras esto, me ha rogado
2445
que diga que me ha gozado.

CELIA
Los dos mirándote están.

LUCINDO
¡Ay, don Félix! Esta es
la causa de mis enojos.

FENISA
¿Sabes algo destos ojos?
2450
¿Qué es lo que en sus niñas ves?

LUCINDO
Sé que esas niñas lo son
de manera, en la mudanza,
que dan menos esperanza
después de la posesión.

FENISA
2455
Suelen los recién venidos
abrazar los bien hallados.

LUCINDO
Bien venidos tan cansados
siempre son mal recibidos.
Pagástete de tu mano,
2460
no fiando de la mía
en la mayor niñería
que pudo un pecho liviano.
Sabe Dios que no sentí
perder, Fenisa, el dinero,
2465
mas ver mi amor verdadero,
y haberle fingido en ti;
que con dar vuelta a Valencia,
adonde hay padres honrados,
traigo treinta mil ducados.

FENISA
2470
Tienes tú poca paciencia.
Yo solo quise probarte.
Confieso que recibí
el dinero y me escondí
en la mira de adorarte.
2475
Gusté de escuchar tus quejas,
porque, oyendo sus estremos,
porque no nos arrojemos
tienen las ventanas rejas.
El día que te partiste
2480
con Celia envié a llamarte.
Acababas de embarcarte.
¡Qué buena noche me diste!
¡Qué lágrimas me costó
haber querido y querer
2485
probarte!

DON FÉLIX
(¡Astuta mujer!)

LUCINDO
(Desta suerte me engañó.)

FENISA
No sé cómo te refiero
aquel dolor desigual.
Solamente en tanto mal
2490
me consoló tu dinero.
Aquella prenda tomaba
en las manos y decía
cosas que quien las oía
enternecida quedaba.

LUCINDO
2495
¿Es posible, mi señora,
que merecí con mi ausencia
lágrimas tuyas? Paciencia.
Necio fui; súpelo agora.
¡Vive Dios, que si en la mar
2500
esa nueva me llegara,
que a las aguas me arrojara
y te volviera a buscar!
En la calle estás, mi bien;
no es justo tenerte aquí.
2505
Si tú me quieres así,
yo te quiero así también.
Patria y padres, perdonad:
no ha de volver del dinero
a Valencia escudo entero.
2510
¿Entero? Ni la mitad.
Ve, Fenisa, a la aduana,
infórmate si he traído
hacienda y, por Dios te pido,
de esa beldad soberana,
2515
que en vendiéndola te entregues
en la plata y en el oro,
pues me basta por tesoro
que mirarte no me niegues.
¿Podrete agora abrazar?

FENISA
2520
Agora y siempre, mi bien.

LUCINDO
Vete con Dios, y prevén
para esta noche lugar,
que voy con aqueste hidalgo
en casa de un mercader,
2525
que merced me quiere hacer,
por él, no por lo que valgo,
de que a cambio se me den
tres mil ducados en tanto
que vendo.

FENISA
De ti me espanto.
2530
¿No era yo buena, mi bien,
para negociar las cosas
de tu gusto?

LUCINDO
Pues ¿tendrías
quien me lo diese?

FENISA
Estos días
ciertas doncellas hermosas
2535
a un capitán han hablado
que tienen ciertos escudos,
que están suspensos y mudos
sin provecho y con cuidado.
A cambio te los darán.
2540
¿Para qué son?

LUCINDO
Para trigo,
que hay falta allá.

FENISA
Espera, amigo,
que estas te acomodarán.

LUCINDO
De aquesta mercadería
que traigo hay agora acá
2545
y, si la vendo, será
con poca ganancia mía.
Si aguardo un mes, ganaré
la mitad por medio, y quiero,
tomando aqueste dinero,
2550
aunque pierda, pues podré
esquitallo en la ganancia,
fletar la nave...

FENISA
Harás bien
y yo haré que te le den.
Pero, ¿será de importancia
2555
el resguardo de tu hacienda?

LUCINDO
Del almacén en que está
daré las llaves.

FENISA
Será,
Lucindo, bastante prenda.

LUCINDO
Para tener más lugar
2560
de estar contigo, no quiero
vender tan presto, y espero
que te sabré regalar.

FENISA
Harto regalo me ofreces
con verte, dulce bien mío.
2565
¿Pagarasme?

LUCINDO
Yo confío
pagarte como mereces.

FENISA
Advierte que han de querer
treinta por ciento.

LUCINDO
Eso es cosa
crüel.

FENISA
Pues será forzosa.

LUCINDO
2570
No es razón.

FENISA
Esto ha de ser.

LUCINDO
Tú negocia que sean veinte,
por vida de aquesos ojos.
Mas no quiero darte enojos,
mi alma, que pasa gente.
2575
Yo te iré a ver esta tarde.
Habla a Fenisa, Tristán.

FENISA
¡Tristán, qué bueno y galán!

TRISTÁN
Señora, el cielo te guarde.

FENISA
Ya, como ricos venís,
2580
hablaréis por petición.

TRISTÁN
Otra ha sido la ocasión.

FENISA
Ya sé lo que presumís.

TRISTÁN
¡Ojalá presunción fuera!
No es sino pura verdad.
2585
¡Mal haya la voluntad
que en querer se persevera!
Habiéndole tú engañado,
viene este tonto a querer
a la más falsa mujer.

FENISA
2590
¡Tristán!

TRISTÁN
Estoy enojado.
¡Si vieras al moscatel
en la mar, lleno de fuego,
por hallar algún sosiego
querer arrojarse en él!
2595
¡Si le vieras en Valencia
llorar hasta que juntó
tanta hacienda y se embarcó!
Pensé perder la paciencia.

FENISA
¿Trae mucha?

TRISTÁN
No, casi nada:
2600
treinta mil ducados son.

FENISA
Probar quise su afición.
Su hacienda tengo guardada.

TRISTÁN
Ahora bien, gaste su hacienda,
vaya a tu casa esta vez,
2605
dé a sus padres tal vejez,
cumpla bien con su encomienda,
que con no volver a España
con él, habré yo cumplido.

FENISA
Tristán, no me has conocido.

TRISTÁN
2610
Conozco quién es la caña
adonde prendió el anzuelo
que aquel gato nos pescó.

FENISA
¡Qué vestido te hice yo
de un famoso terciopelo,
2615
con mil pasamanos de oro,
que por irte le perdiste!

TRISTÁN
¿Vestido, por Dios, me hiciste?

FENISA
¡Qué linda cosa!

TRISTÁN
Eso ignoro,
pues tentado de galán,
2620
yo te llevaré este loco,
que no ha de valerte poco.

FENISA
Si me le llevas, Tristán,
el vestido y cien ducados
son tuyos.

TRISTÁN
Beso tus pies.

FENISA
2625
Adiós.

CELIA
Adiós.

LUCINDO
Esta es
la ocasión de mis cuidados.

FENISA
Mira, mi bien, que te espero.

LUCINDO
Haz el dinero traer.

FENISA
Pues advierte que ha de ser
2630
treinta por ciento el dinero.

LUCINDO
Como quisieres.

CELIA
(¿A quién
lo piensas pedir?)

FENISA
(A mí,
que los dos mil tengo allí;
los mil haré que me den
2635
sobre joyas y vestidos.
Treinta por ciento, ¿es ganancia,
dime, de poca importancia?
Y este pierde los sentidos
por mí y, si vende, es muy llano
2640
que me ha de dar cuanto tenga.)

CELIA
(Guarda, señora, no venga
con intento más villano;
que los hombres suelen ser
astutos en la venganza.)

FENISA
2645
(Al que dellos más alcanza
le engaña cualquier mujer.
Vamos por el aduana
y en el registro veré
su hacienda, para que esté
2650
segura.)

CELIA
(Esa prenda es llana,
porque del libro sabrás,
y el registro, lo que trae.)

(Vanse las dos.)

DON FÉLIX
Si en el engaño no cae,
lindo gatazo le das.

LUCINDO
2655
Que ella me le diese a mí
es lo que agora deseo.

DON FÉLIX
Que se va trazando creo
para que suceda así.

(Sale el capitán OSORIO y DINARDA.)

OSORIO
No hay para qué satisfacerme en nada:
2660
yo sé que sois honrado caballero.

LUCINDO
Gente es esta. Volved a la posada
mientras que solicito este dinero.
Y si habéis de matar por propia espada
ese que os ofendió, deciros quiero
2665
más seguro camino.

DON FÉLIX
Yo quisiera
que con secreto mi venganza fuera.

(Vanse FÉLIX y LUCINDO.)

DINARDA
Que estuviese Fenisa en mi aposento
no niego, capitán, pero es muy llano
que os vino a ver.

OSORIO
Yo sé su pensamiento
2670
y sé también su proceder liviano.
Encarcelar el sol, prender el viento,
me pareció más fácil que el tirano
pecho desta mujer rendirse a un hombre,
si es cosa justa que mujer la nombre.
2675
Con esto ha conservado el artificio
de pescar las haciendas estranjeras,
porque ese amor en gente de ese oficio
derriba por el suelo sus quimeras;
mas como el más espléndido edificio,
2680
que inmortal a los tiempos consideras,
está sujeto al rayo, tú lo fuiste,
que con su libertad en tierra diste.
Ella te adora, yo lo sé ¿Qué dudas?

DINARDA
Y ¿oféndote, por dicha, en que me adore?

OSORIO
2685
Están las piedras, del milagro, mudas,
que lo es muy grande que te busque y llore;
mas, si a quien tantos desnudó desnudas,
no dudes que tu ingenio se mejore
por haber engañado al mismo engaño,
2690
al mismo enredo, astucia, traza y daño.
Corrido de las burlas que me ha hecho
y tantos, al fin, hombres y estranjeros,
quiero que pruebes a vengar mi pecho,
solamente en materia de dineros.

DINARDA
2695
Si para alguna cosa de provecho
fuere don Juan, su vida y sus aceros
ordena, manda, corta, pon y quita,
que tú me obligas y un agravio incita.

OSORIO
¿Agravio a ti?

DINARDA
Después sabrás el cuento.

OSORIO
2700
Mira; ninguna cosa estas mujeres
buscan ni intentan más que el casamiento.
Toca esta tecla, si engañarlas quieres.
Debe de ser la causa el escarmiento
de sus livianos gustos y placeres;
2705
y cuando aquesto no les dé codicia,
el librarse también de la justicia.
Fuera desto, el temor que al tiempo tienen,
viendo que ya se acaba la hermosura
y que, si a verse con arrugas vienen,
2710
no tienen cama o posesión segura.
Muchos verás que así las entretienen
diciendo que hoy, mañana, y por ventura
en algunos es flor. ¿Hasme entendido?

DINARDA
¿Tú quieres que me finja su marido?

OSORIO
2715
Déjame hacer, verás el fin que llevo.

DINARDA
Poco a poco a su casa hemos llegado.

OSORIO
Tú serás de su Troya Sinón nuevo.

(Salen FENISA y CELIA.)

FENISA
Todo el dinero tengo ya contado.

CELIA
Paréceme, Fenisa, estraño cebo
2720
del anzuelo de amor tanto ducado.

FENISA
¿No ves que me informé de los que tiene?
Llámame al capitán.

CELIA
Él mismo viene.

FENISA
A buscarte enviaba.

OSORIO
¿En qué te sirvo?

FENISA
Cierto dinero doy a cambio a un hombre,
2725
codiciosa de ver tanta ganancia,
y, porque espero otra mayor, querría
que dijeses que es tuyo y que es hacienda
de unas doncellas.

OSORIO
¿No te dan resguardo?

FENISA
Danme cincuenta cajas, por lo menos,
2730
de paños y de sedas de Valencia
y cien pipas de aceite registradas.
Desto tendré las llaves y el seguro
de las guardas del Rey, que, sin mi orden,
no se dará a su dueño ni a otro alguno.

OSORIO
2735
Paréceme muy bien.

FENISA
¿Cómo no llega
don Juan?

OSORIO
Porque está agora vergonzoso
de cierta pretensión.

FENISA
Malicias tuyas.

OSORIO
¿Cómo malicias? ¡Vive Dios, que quise,
sabiendo que has estado en su aposento,
2740
pasarle el pecho con aquesta daga
y que me dijo que le perdonase,
porque si alguna cosa te había dicho,
era con solo intento de casarse!
Yo, viendo la ocasión de tu remedio,
2745
y que con él casada, si te lleva
a España, allá serás lo que quisieres,
quiero perder de mi derecho y gusto,
porque te ganes tú, que, por ventura,
si voy a pretender como sospecho,
2750
te acordarás que tu remedio he hecho.

FENISA
¡Ay, capitán! ¿Engáñasme?

OSORIO
No creas
que en mi vida engañé mujer ninguna.

FENISA
¡Ay, español, cómo conozco agora
la verdad española y el buen trato!
2755
Si se efetúa, os doy el mismo día
dos cadenas que valgan mil ducados.

OSORIO
Yo le he dicho a don Juan que estás muy rica.

FENISA
No engañas a don Juan, porque, si digo
verdad, puedo esta noche darle en dote
2760
catorce mil ducados como uno.

(Entra TRISTÁN.)

TRISTÁN
Lucindo, mi señor, queda esperando
con los de la aduana.

FENISA
Osorio, vamos.
Tú, Celia, dile a Estacio y a Fabricio
carguen ese dinero y que me sigan.

OSORIO
2765
Despedireme de don Juan.

FENISA
Pues dile
que es alma desta vida.

DINARDA
¿Qué se ha hecho?

OSORIO
A un negocio forzoso los dos vamos.
Está loca Fenisa y me promete
mil ducados, don Juan, en dos cadenas.
2770
Quédate por aquí.

DINARDA
Guárdete el cielo.

TRISTÁN
(¡Oh, qué bien se concierta! Agora es tiempo,
fortuna, de tu paso diligente.
¡Por Dios, que va a mamarla dulcemente!)

(Vanse, y queda DINARDA sola.)

DINARDA
Perdidos pasos doy, gastando al viento
2775
suspiros, llantos, locas diligencias.
Ya no me queda en qué probar paciencias,
que todo lo venció mi sufrimiento.
Si amor es un continuo pensamiento,
¡qué mucho que le rompan mil ausencias!;
2780
pues querer que me quieran por violencias
ni es ley de amor ni generoso intento.
Mudose Albano, ¡Oh, tiempos miserables!
¡Y blasonan los hombres que adoramos
que sus firmezas son incontrastables!
2785
Mujeres sin disculpa nos mudamos.
Los hombres no, porque, si son mudables,
dicen que es por la causa que les damos.

(Entra ALBANO.)

ALBANO
Mucho me huelgo de hallaros,
don Juan, solo en este puesto.

DINARDA
2790
Y yo de veros y hablaros,
que también vengo dispuesto
a informarme y a informaros.

ALBANO
(¡Válame Dios! ¿Que este sea
don Juan y que no es Dinarda,
2795
quién ha de haber que lo crea?)

DINARDA
(Mucho el temor me acobarda,
que conocerme desea.
Pues téngolo de negar,
si aquí supiese morir.)
2800
Ya que me venís a hablar
o comenzad a decir,
o comenzad a escuchar.

ALBANO
Cuando en esta casa entrastes,
sabíades mi intención,
2805
¿por qué vos después llegastes?

DINARDA
Eso está en el corazón,
que vos siempre me negastes.
Y solo Dios lo sabría,
porque un hombre, al fin mudable,
2810
tendrá dos mil cada día.

ALBANO
(¡Jesús! Que mire, que hable,
es la misma prenda mía.
Pero Celia me ha contado
que de Fenisa ha gozado,
2815
y esto no pudiera ser
siendo este don Juan mujer,
como lo tengo sonado.
Quiérome disimular.)
Vuestros criados hablé,
2820
cuando me quise informar.

DINARDA
Pues bien, ¿a qué efeto fue?

ALBANO
A efeto de preguntar
vuestra patria y vuestro nombre;
y burláronse de mí.

DINARDA
2825
Son pajes.

ALBANO
No porque asombre
el veros venir aquí
tan gallardo y gentilhombre,
que deso no estoy celoso,
mas para solo saber
2830
si sois hombre generoso,
porque con esta mujer
procedáis más cauteloso.

DINARDA
¡Qué gracia en eso tenéis!
¿De cautelas me advertís?
2835
Sin duda que las sabéis.

ALBANO
Vos, ¿para qué la servís?

DINARDA
Vos, ¿para qué la queréis?

ALBANO
Yo por solo entretener
la ausencia de una mujer
2840
de quien desdichas me apartan,
que eternamente se hartan
de verme morir y arder.

DINARDA
¿Vos queréis mujer ausente?

ALBANO
Quiero una mujer que adoro,
2845
tan bella, que no consiente
que se le compare el oro,
ni el mismo sol en Oriente.
Como a imagen la tenía
en el altar del respeto,
2850
donde el alma le ofrecía;
cuyo retrato os prometo
hace en vos la ausencia mía;
y de colores de amor
en la tabla del deseo
2855
os hizo con tal primor,
que parece que la veo,
aunque la cubre el temor.

DINARDA
Quisiera saber quién era
para escribirle ese engaño
2860
que vuestra fe vitupera,
porque, viendo el desengaño,
ausente os aborreciera;
que a una piedra mueve a risa
que aquí finjáis adorar
2865
a quien vuestro olvido pisa,
y me vengáis a matar
por los celos de Fenisa.
Pues, Albano, estad atento
a lo que os voy a decir
2870
de ese antiguo pensamiento:
ni tengo que competir,
ni vuestros engaños siento.
Deste que agora tenéis,
os digo que no intentéis
2875
entrar desde hoy en su casa,
porque Fenisa se casa.

ALBANO
¿Con quién?

DINARDA
Allá lo sabréis.
Y ¿qué sirve preguntar
con quién se casa esta dama,
2880
amando en otro lugar?
¿No veis que en eso se infama
la que estaba en el altar?

ALBANO
Oíd.

DINARDA
¿Yo, cuentos ajenos?

ALBANO
(¡Ay, ojos de engaños llenos!)
2885
¿Con quién se casa?

DINARDA
Conmigo.

ALBANO
¿Con vos?

DINARDA
Sí, conmigo digo.

(Vase.)

ALBANO
Por muchos años y buenos.
Acabose. Yo, ¿qué intento?
¡Por Dios, que me vuelve loco
2890
tan estraño pensamiento!
Ya mi desengaño toco,
ya con la verdad consiento,
ya me parece que es ella,
ya me parece que no,
2895
mas lo que saco de vella
es que en mí resucitó
cuanto he pasado por ella.

(Entra CAMILO.)

CAMILO
En vuestra busca he venido
por la ciudad descompuesto
2900
y a gran ventura he tenido
hallaros en este puesto.

ALBANO
Quedo, Camilo. ¿Qué ha sido?

CAMILO
Un hombre medio embozado
y español recién llegado,
2905
solícito preguntaba
adónde Albano posaba
entre uno y otro soldado.
Llegué y díjeselo, y luego
le pregunté qué os quería.
2910
Mostró algún desasosiego
y dijo que volvería
sin que bastase mi ruego.
Seguile y en su posada
pregunté quién era.

ALBANO
¿Y bien?

CAMILO
2915
Ninguno me dijo nada.
Fui a la mar, que fue también
una advertencia estremada,
y una nave valenciana
hallé que había surgido,
2920
pienso que ayer de mañana,
y que aquesta había traído
cierta gente sevillana.

ALBANO
¿Sevillana dijo?

CAMILO
Sí.
Pues don Félix está aquí,
2925
el hermano de Dinarda,
de alguna traición te guarda.

(Salen LUCINDO y TRISTÁN.)

LUCINDO
Altamente la cogí.

TRISTÁN
Divinamente cayó.

LUCINDO
¿Está en la nave el dinero?

TRISTÁN
2930
Nuestra gente le embarcó.

LUCINDO
Pues, si hace viento, ¿qué espero?

TRISTÁN
Lo mismo te digo yo.
Esta tiene mil valientes;
que, descubierto el engaño,
2935
importa hallarnos ausentes.

LUCINDO
¡Quién se hallara al desengaño!

TRISTÁN
Ni lo digas ni lo intentes.
Conozco que fuera justo
alquilar una ventana
2940
para mirar con tal gusto
esta Circe cortesana
rabiar de puro disgusto,
pero, el peligro advertido,
cojamos en alta mar,
2945
Lucindo, aqueste rüido.

LUCINDO
Tristán, ¡cuál ha de quedar!

TRISTÁN
Notable gatazo ha sido.
Todos tenemos anzuelo.
¡Hola, pícara gallarda,
2950
quédate a Dios!

LUCINDO
¡Qué recelo
me ha dado esta gente!

TRISTÁN
Aguarda.
No es nada.

LUCINDO
Dad viento, cielo,
a la nave con que trato,
que de fama y tiempo ingrato
2955
mayor opinión espero
que Jasón por su cordero,
por este dorado gato.
Cese la famosa historia
del vellocino, que frisa
2960
con la más alta memoria,
que el anzuelo de Fenisa
me ha dado mayor vitoria.

(Vase.)

TRISTÁN
¡Cielos, dad viento a la nave
en que me vuelvo a Valencia,
2965
para que en ella me alabe
que pude vencer la ciencia
de la mujer que más sabe!
Cien ducados y un vestido
hoy a Fenisa he cogido;
2970
mi amo, tres mil ducados,
que, los dos mil rescatados,
mil por la ganancia han sido.
Quédate en paz, pescadora
de bolsas, anzuelo estraño
2975
de gatos, áspid que llora.
Mamaste tu mismo engaño,
Circe de enredos autora.
Ya no será de importancia
poner cebo a la ganancia,
2980
llorar, mover y fingir,
que ojos que nos vieren ir
no nos verán más en Francia.

(Vase.)

CAMILO
Bien me parece y sería
cuerda cosa ir a la mar.

ALBANO
2985
De esa nave en que venía
me quiero luego informar,
antes que se cierre el día;
que no faltará algún hombre
que sepa también el nombre,
2990
y las señas me dirán.

CAMILO
Agravios, ¿qué no podrán?
Lo que intenta no te asombre,
porque escribe el ofendido
en mármol y el que ofendió
2995
en agua.

ALBANO
Pues he sabido
que viene, no seré yo
quien viva con tanto olvido.

CAMILO
Bien haces, porque, en efeto,
el que agravia no de un muro
3000
ni del lugar más secreto,
aun no ha de vivir seguro
de sí mismo, si es discreto.

(Vanse. Salen FENISA y CELIA.)

CELIA
Contenta vienes.

FENISA
No estuve
en mi vida más contenta.
3005
La suerte, a mi bien atenta,
sobre su rueda me sube.
He vuelto un hombre a mi casa
que la puede enriquecer,
y seré de otro mujer,
3010
que por lo menos me abrasa.

CELIA
Seguro queda el dinero
que a Lucindo agora has dado.

FENISA
¡Con qué astucia le he engañado!
Él es lindo majadero.
3015
¿Hay hombre tan mentecato?
¿Estas bestias cría España?

CELIA
Es toda España montaña
bárbara en ingenio y trato.
¡Mira tú qué policía,
3020
pues, de plata que le ofrece
la India, a Italia enriquece,
a Francia y a Berbería!
¿Qué nación sustenta el mundo
donde no corra por ley
3025
plata y armas de su rey?

FENISA
¡Qué bien mis negocios fundo!
Treinta por ciento y, tras esto,
lo que queda que pescar.
Destos querría yo hallar.

CELIA
3030
Pocos hallarás tan presto.

FENISA
Las llaves del almacén
he puesto en el escritorio.
¿Adónde, Celia, fue Osorio?

CELIA
Fue por don Juan.

FENISA
¡Ay, mi bien!

(Entra BERNARDO.)

BERNARDO
3035
Deme vuestra señoría,
como a su paje, la mano.

FENISA
¡Amigo Bernardo, hermano!

BERNARDO
Goces de tal compañía
más de mil años. Amén.

FENISA
3040
Toma este anillo, Bernardo,
por el español gallardo
que es dueño tuyo y mi bien.
Mira que el diamante vale
cuarenta escudos y más.

BERNARDO
3045
Cuando me mandes, verás
que hay quien su firmeza iguale.

(Entra FABIO.)

FABIO
De la vostra señoria
beso le mani e li piedi,
e vollo chieder mercedi.

FENISA
3050
¡Oh, Fabio!

FABIO
¡Oh, patrona mia!
Un seculo e più, segnora,
godiate il vostro consorte,
contenta fin a la morte,
e dapoi de morta anchora.
3055
Mai abiate gelosia,
e Dio vi done filloli
maschi, beli e españoli.

FENISA
El cielo hacerlo podría.
Toma esta joya, mi Fabio,
3060
que esa lengua me consuela.

FABIO
¡Oh, patronchina mia bela!

FENISA
¡Oh, paje discreto y sabio!

(Entra OSORIO.)

OSORIO
A decirte que le espere
me envía el señor don Juan.

FENISA
3065
¡Oh, famoso capitán,
que mi padre y dueño eres!
Esta vuelta de cadena
en mi nombre has de traer.

OSORIO
No era menester prender
3070
a quien tu amor encadena,
mas ya que tan liberal
el cielo te fabricó,
traerela en tu nombre yo,
a un esclavo tuyo igual.
3075
Esto es gran favor, es mucho.

FABIO
Vedite che ca me doglio!
No lo voglio, no lo voglio;
y intratemelo en capucho.

(Entra DINARDA.)

DINARDA
Perdona si me he tardado.

FENISA
3080
Seas, mi bien, bien venido.

DINARDA
Quien viene a ser tu marido
al mayor bien ha llegado.

FENISA
¿Qué te podría yo dar
por esa palabra, amores?

DINARDA
3085
Muchas perlas, muchas flores,
desa boca y dese azar.

FENISA
Toma este rico diamante
para señal de mi fe.

DINARDA
Pues señal de prisión fue,
3090
sea él grillo y yo el amante.

FENISA
En cambio de un gran palacio
hoy te da el alma Fenisa.

FABIO
(¡Por Dios, que reparte aprisa
lo que ha pescado de espacio!)

(Sale ALBANO y CAMILO.)

ALBANO
3095
Después de que por mil años
goces, hermosa Fenisa,
al señor don Juan de Lara,
honra y valor de Sevilla,
sabe que llegando al mar
3100
para saber si venía
cierto don Félix, por quien
traigo en peligro la vida,
vi una nave valenciana
que con su caloma y grita
3105
izaba las blancas velas,
que ya el manso viento hería,
y que un hombre en una barca,
abordándola, decía:
«Albano, Albano, esa carta
3110
daréis mañana a Fenisa».
En esto, un hombre en la playa,
que a mi lado la tenía,
me la dio y, volviendo el rostro
a la nave que se iba,
3115
dije: «Yo se la daré».
Y entonces, con mucha risa,
él y un amigo o criado
suben por el borde arriba.
La nave, izando el trinquete,
3120
se alejó de las orillas,
porque el viento refrescaba,
hasta perderse de vista.
Yo no aguardé, cuidadoso
de saber lo que sería,
3125
a mañana. Esta es la carta.

FENISA
La color tengo perdida.
Abre, Osorio.

OSORIO
Dice ansí:
(Lee.)
«Si bien te acuerdas, arpía,
con artificioso anzuelo,
3130
luto y lágrimas fingidas,
dos mil ducados pescaste,...»

FENISA
¡Ah, Lucindo!

DINARDA
¿Qué suspiras?

FENISA
¡Válgame Dios! ¿Qué es aquesto?

OSORIO
(Lee.)
«...mas la industria vengativa
3135
supo cobrar su dinero».

FENISA
¿Cómo?

OSORIO
(Lee.)
«Una caja tenía,
para poder engañarte,
seis varas de paño encima.
Las pipas todas son agua,
3140
porque la primera pipa
tiene diez libras de aceite,
no harás poco si te libras.
Tres mil ducados me diste;
pues dos mil te di, enemiga,
3145
no es mucho que mil que quedan
por este cambio me sirvan,
que, si tú a treinta por ciento
de tu ganancia querías,
de mentiras cobrarás,
3150
pues has vendido mentiras».

FENISA
No leas, que si supiera
volar o hubiera en Sicilia
encantadores...

ALBANO
Detente.

FENISA
Déjame.

CAMILO
En vano porfías.
3155
Ya la nave en alta mar,
todas las velas tendidas,
camina con viento en popa.

FENISA
¡Santo Dios!

CAMILO
¿Qué te santiguas?

FENISA
Soy mujer, no os espantéis
3160
que esto piense y que esto diga.
Perdona, amado don Juan,
que para la hacienda mía
no importan tres mil ducados.

DINARDA
Mi bien, como no te aflijas,
3165
yo no tengo mucha pena.

(Entran DON FÉLIX, DONATO y dos soldados.)

DON FÉLIX
Siguiendo a los dos venía,
y en esta casa se entraron.

SOLDADO 1.º
Aquí hay gente.

DON FÉLIX
Aquí te arrima.

CELIA
En la boda hay embozados.

DON FÉLIX
3170
Vuesas mercedes prosigan,
que toda es gente de paz.

ALBANO
Antes parece enemiga.
¡Desembócense o, por Dios,
que los eche con más prisa
3175
que entraron!

DON FÉLIX
(Desembózase.)
Un hombre soy
que he venido hasta Sicilia
en busca vuestra...

ALBANO
¿Es don Félix?

DON FÉLIX
...y sin traición os querría
hablar en el campo a solas.

CAMILO
3180
Este es campo.

OSORIO
Ya me obligan...

DINARDA
Ténganse, que estoy en medio.
Díganme la causa y, dicha,
yo los pondré en la campaña.

ALBANO
Don Félix tuvo en Sevilla
3185
una cuistión, de la cual
sacó dos o tres heridas.

OSORIO
¿No es más?

ALBANO
Si es más, no lo sé:
él, que lo sabe, él lo diga.

DON FÉLIX
Aunque es verdad que en los pechos
3190
me pusistes aquel día
la pala, que no es agravio
tengo por cuarenta firmas.
No vengo por esa parte,
más pesa la ofensa mía:
3195
que con la espada en la mano
no hay hombre que agravios pida.
Yo le cobré con reñir;
si me hirieron, fue desdicha,
porque llegó vuestra espada
3200
como pudiera la mía.

ALBANO
Pues, ¿qué pedís?

DON FÉLIX
A mi hermana;
y sin ella, o sin la vida
de quien me la trujo aquí,
no he de volver a Sevilla.

ALBANO
3205
Yo no tengo vuestra hermana.

DINARDA
Si la enemistad antigua
cesa y las manos os dais,
y por esposa la estima
Albano como es razón,
3210
yo haré que venga ella misma
a confirmar estas paces.

DON FÉLIX
Esta es mi mano.

ALBANO
Y la mía.

DINARDA
Pues sabed que soy Dinarda.

FENISA
¡Don Juan! ¡Mi esposo!

ALBANO
Desvía,
3215
que mi mujer no es tu esposo.

FENISA
¡Don Juan!

DINARDA
¿Qué don Juan, Fenisa?
Mujer soy.

FENISA
Pues, capitán,
será razón y justicia
que me vuelvan lo que he dado.
3220
Dame mi cadena.

OSORIO
Mira
si hay algún bravo que venga
y en el campo me la pida.

FENISA
Bernardo, dame el diamante.

BERNARDO
¿Qué diamante?

FENISA
Tú, enemiga,
3225
dame el que te di.

DINARDA
No creas
que tú tengas cosa fina.

FENISA
Fabio, vuélveme la joya.

FABIO
Vate a la forca e te impica.

CAMILO
Aquí se acaba, senado,
3230
El anzuelo de Fenisa.

FIN DE LA COMEDIA DEL ANZUELO DE FENISA