1895
Hay muchas cosas que sepas,
y es forzoso que al decirlas
tu valor te irrite y quieras
vengarlas antes de oírlas.
Estaba anoche gozando
1900
la seguridad tranquila
que al abrigo de tus canas
mis años me prometían,
cuando aquellos embozados
traidores (que determinan
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que lo que el honor defiende
el atrevimiento rinda)
me robaron, bien así
como de los pechos quita
carnicero hambriento lobo
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a la simple corderilla.
Aquel capitán, aquel
huésped ingrato, que el día
primero introdujo en casa
tan nunca esperada cisma
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de traiciones y cautelas,
de pendencias y rencillas,
fue el primero que en sus brazos
me cogió, mientras le hacían,
espaldas otros traidores
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que en su bandera militan.
Aquese intrincado o oculto
monte que está a la salida
del lugar, fue su sagrado;
¿cuándo de la tiranía
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no son sagrados los montes?
Aquí ajena de mí misma
dos veces me miré, cuando
aún tu voz, que me seguía,
me dejó, porque ya el viento,
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a quien tus acentos fías,
con la distancia por puntos
adelgazándose iba,
de suerte que las que eran
antes razones distintas,
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no eran voces sino ruido;
luego, en el viento esparcidas,
no eran voces sino ecos
de unas confusas noticias,
como aquel que oye un clarín,
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que, cuando dél se retira,
le queda por mucho rato,
si no el ruido, la noticia.
El traidor, pues, en mirando
que ya nadie hay quien le siga,
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que ya nadie hay que me ampare,
porque hasta la luna misma
ocultó entre pardas sombras,
o cruel o vengativa,
aquella, ¡ay de mí!, prestada
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luz que del sol participa,
pretendió, ¡ay de mí otra vez
y otras mil!, con fementidas
palabras buscar disculpa
a su amor. ¿A quién no admira
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querer de un instante a otro
hacer la ofensa caricia?
¡Mal haya el hombre, mal haya
el hombre que solicita
por fuerza ganar un alma,
1960
pues no advierte, pues no mira
que las vitorias de amor
no hay trofeo en que consistan
sino en granjear el cariño
de la hermosura que estiman!,
1965
porque querer sin el alma
una hermosura ofendida
es querer una belleza
hermosa, pero no viva.
¡Qué ruegos, qué sentimientos
1970
ya de humilde, ya de altiva,
no le dije! Pero en vano,
pues (calle aquí la voz mía),
soberbio (enmudezca el llanto),
atrevido (el pecho gima),
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descortés (lloren los ojos),
fiero (ensordezca la envidia),
tirano (falte el aliento),
osado (luto me vista)...
y si lo que la voz yerra,
1980
tal vez el acción explica,
de vergüenza cubro el rostro,
de empacho lloro ofendida,
de rabia tuerzo las manos,
el pecho rompo de ira...
1985
Entiende tú las acciones,
pues no hay voces que lo digan;
baste decir que a las quejas
de los vientos repetidas
en que ya no pedía al cielo
1990
socorro, sino justicia,
salió el alba y con el alba,
trayendo a la luz por guía,
sentí ruido entre unas ramas.
Vuelvo a mirar quién sería
1995
y veo a mi hermano. ¡Ay, cielos!
¿Cuándo, cuándo, ¡ah suerte impía!,
llegaron a un desdichado
los favores con más prisa?
Él, a la dudosa luz,
2000
que, si no alumbra, ilumina,
reconoce el daño antes
que ninguno se le diga,
que son linces los pesares
que penetran con la vista.
2005
Sin hablar palabra, saca
el acero que aquel día
le ceñiste; el capitán
que el tardo socorro mira
en mi favor, contra el suyo
2010
saca la blanca cuchilla.
Cierra el uno con el otro;
este repara, aquel tira,
y yo, en tanto que los dos
generosamente lidian,
2015
viendo temerosa y triste
que mi hermano no sabía
si tenía culpa o no,
por no aventurar mi vida
en la disculpa, la espalda
2020
vuelvo y por la entretejida
maleza del monte huyo,
pero no con tanta prisa
que no hiciese de unas ramas
intricadas celosías,
2025
porque deseaba, señor,
saber lo mismo que huía.
A poco rato, mi hermano
dio al capitán una herida;
cayó, quiso asegurarle,
2030
cuando los que ya venían
buscando a su capitán
en su venganza se irritan.
Quiere defenderse, pero
viendo que era una cuadrilla,
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corre veloz; no le siguen,
porque todos determinan
más acudir al remedio
que a la venganza que incitan.
En brazos al capitán
2040
volvieron hacia la villa
sin mirar en su delito,
que en las penas sucedidas
acudir determinaron
primero a la más precisa.
2045
Yo, pues, que atenta miraba
eslabonadas y asidas
unas ansias de otras ansias,
ciega, confusa y corrida,
discurrí, bajé, corrí,
2050
sin luz, sin norte, sin guía,
monte, llano y espesura,
hasta que a tus pies rendida,
antes que me des la muerte
te he contado mis desdichas.
2055
Agora que ya las sabes,
generosamente anima
contra mi vida el acero,
el valor contra mi vida,
que ya para que me mates
2060
aquestos lazos te quitan
mis manos; alguno dellos
mi cuello infeliz oprima.
Tu hija soy, sin honra estoy,
y tú, libre; solicita
2065
con mi muerte tu alabanza
para que de ti se diga
que por dar vida a tu honor
diste la muerte a tu hija.