[ACTO III]
(Una habitación en la casa de LADY DESEOSA.)
(LADY DESEOSA en su vestidor, asistida por CLAVIJA.)
LADY DESEOSA
¡Dios misericordioso! ¿No hay noticias de Flacucha todavía?
LADY DESEOSA
No puedo esperar más. Si no me que he quedado blanca como el papel de tanto nervio,
que venga Dios y lo vea. Cógeme el tinte. ¡El tinte, me oyes, querida! Color ceniza
fuerte, como que me llamo Doña Deseosa. ¡Mira cómo se mueve esta moza! ¿Por qué no
me traes un poco de tinte? ¿No me oyes, tonta?
CLAVIJA
¿No preferiría vuestra señoría licor de naranja o brandy de cereza?
LADY DESEOSA
5
¡Tinte, tonta! ¡No tinto, tonta! ¡Dios, dame paciencia! ¡Quiero colorete, idiota!
Maquillaje, cariño. ¡Pintura, pintura, pintura! ¿Lo has entendido, suplicio mío? ¡Te
retuerces las manos como bobinas! ¿Por qué no te mueves, muñeca? ¡Trozo de madera
con hilos!
CLAVIJA
¡Señor! Señora, vuestra señoría es muy impaciente. No puedo traer las pinturas, señora.
La señora Flacucha las tiene guardadas bajo llave, y la llave se la ha llevado.
LADY DESEOSA
¡Mala enfermedad pilléis las dos! Tráeme el brandy de cereza entonces.
(Sale Clavija.)
Estoy tan pálida que me voy a desmayar. Parezco Doña Náuseas, la mujer del párroco,
que siempre está preñada. ¡Moza, ven para acá! ¿Qué haces pegando sorbos? ¿Lo pruebas?
¿Es que no sabes qué botella es?
(Entra CLAVIJA con una botella y una taza.)
CLAVIJA
Señora, estaba buscando una taza.
LADY DESEOSA
10
¿Una taza? ¡Dios mío! ¡Y vaya tacita te has traído! ¿Me tomas por un hada, que bebe
de una bellota? ¿Por qué no me traes tu dedal? ¿No tienes un dedal de latón tintineando
en el bolsillo con una nuez? Seguro que sí. Vamos, llena, llena. Así. Otra vez.
(Alguien llama.) Mira quién es. Suelta la botella primero. ¡Aquí, aquí, debajo de la mesa! ¿Quieres
ir con la botella en la mano como una camarera? Como que me llamo Doña Deseosa, esta
moza debe de haber vivido en una posada de por ahí arriba antes de venirse conmigo,
como Maritornes, la asturiana del
Quijote. ¿No ha venido Flacucha todavía?
CLAVIJA
No, señora. Es Doña Malmirada.
LADY DESEOSA
¡Ay, Malmirada! ¡Que pase! Pasa, querida Malmirada.
(Entra DOÑA MALMIRADA.)
DOÑA MALMIRADA
Me sorprende encontrar a vuestra señoría en desabillé a esta hora del día.
LADY DESEOSA
Se ha perdido Flacucha. Lleva fuera desde esta mañana y no sé nada de ella.
DOÑA MALMIRADA
15
La acabo de ver ahora. Pasaba yo por el parque con la cara cubierta y estaba hablando
con Mirabellas.
LADY DESEOSA
¡Con Mirabellas! Se me sube la sangre a la cabeza con solo mencionar a ese traidor.
No debe tomarse esas confianzas. La envié para negociar un asunto en el que, si me
descubren, estoy perdida. Si ese villano engatusador le ha sonsacado algo a Flacucha
para pillarme, me arruina. Mi querida amiga, seré la más desgraciada de las desgraciadas
si me descubren.
DOÑA MALMIRADA
Señora, no podéis dudar de la integridad de Flacucha.
LADY DESEOSA
Él tiene suficiente veneno en la lengua para corromper a la mismísima integridad.
Si ella le ha dado una oportunidad, le habrá dejado su integridad en las manos. ¡Ay,
Malmirada! ¿Qué es la integridad si se le da oportunidad? ¡Eh! La oigo. Vete y hazla
entrar.
(Sale Clavija.)
Querida amiga, retírate a mis aposentos para que pueda interrogarla con mayor libertad.
Me disculparás el atrevimiento con que te lo pido, querida amiga. Hay unos libros
sobre la chimenea, de Quarles y de Prynne, y
Lo inmoral y lo profano en el teatro inglés, y unas obras de Bunyan que te pueden entretener.
(Sale Doña Malmirada.)
(Entra FLACUCHA.)
20
¡Eh, Flacucha! ¿Dónde has estado? ¿Qué has estado haciendo?
FLACUCHA
Señora, ya veo el banquete de bodas.
LADY DESEOSA
¿Pero qué has hecho?
FLACUCHA
No, qué ha hecho vuestra señoría, y qué va a hacer; yo solo lo he prometido. ¡Pero
un hombre tan enamorado, tan poseído! Bueno, aquí está, lo que queda de él
(enseñándole un retrato), el resto se lo ha comido a besos. Bueno, como adorar retratos sea pecado, pobre don
Rolando, es lo que digo yo.
LADY DESEOSA
25
La verdad es que este tan pequeño me retrata bien. ¿Pero no me habrás traicionado,
Flacucha? ¿No me habrás dejado en evidencia ante el infiel de Mirabellas? ¿Qué tenías
que hacer con él en el parque? Contéstame. ¿Te ha sonsacado algo?
FLACUCHA
[Aparte] Así que el diablo se me ha adelantado. ¿Qué puedo decir?
[A Lady Deseosa] ¡Ay, señora! ¿Podía yo evitar encontrarme con ese creído? ¿Fue mi culpa? Si hubierais
oído como me trató, y todo por vuestra señoría, estoy segura de que no sospecharíais
de mi fidelidad. ¡Vaya! Si eso hubiera sido lo peor, lo habría soportado, pero también
lanzó un dardo contra vuestra señoría, y ya no me pude aguantar. ¡Le di de su propia
medicina!
LADY DESEOSA
¿Contra mí? ¿Qué dijo ese asqueroso?
FLACUCHA
¡Ay, señora! Me da vergüenza decir lo que dijo, con sus burlas y sarcasmos, estirando
la nariz. "Ejem", dice, “qué, tramando algo”, dice, “tan temprano por ahí, ofreciendo
tus servicios”, dice, “para cazarle algún soldado fuera de servicio, seguro. Media
paga es poca subsistencia”, dice, “¿Qué pensión les ofrece tu señora? A ver”, dice,
“qué, ha caído muy bajo, ya chochea”, dice, y…
LADY DESEOSA
30
¡Por mi vida que haré que le asesinen! ¡Que le envenenen! ¿Dónde come? Me casaré con
un tabernero para que le eche veneno al vino. Ahora mismo mando a por Petirrojo, el
de la taberna de
El relicario.
FLACUCHA
¿Envenenarle? Eso es poco. Que se muera de hambre, señora, de hambre. ¡Casaos con
don Rolando y él será desheredado! ¡Ay, os santiguaríais si escucharais lo que dijo!
LADY DESEOSA
¡Será villano! ¡Que chocheo!
FLACUCHA
"Ejem", dice, “tengo noticias de que tramáis algo contra mí también”, dice, “y doña
Milamantes se va a casar con mi tío”, no sospecha nada de vuestra señoría, pero, dice,
“ya ajustaré cuentas con vosotras por eso, os lo aseguro”, dice, “me vengaré”, dice,
“de ti y de tu vieja emperifollada también”, dice, “¡me las pagaréis!”
LADY DESEOSA
¡Será descarado el villano! ¡Se las pagaré! ¡Que se atreva! ¡Emperifollada! ¡Vieja
emperifollada! ¿Se habrá visto jamás un tipo tan malhablado? ¡Mañana me caso, y me
comprometo esta noche!
FLACUCHA
35
Cuanto antes, mejor, señora.
LADY DESEOSA
¿Viene aquí don Rolando, dices? ¿Cuándo, Flacucha?
FLACUCHA
En seguida, señora. Ni la esposa de un alguacil espera el regreso de su marido después
de que le hayan hecho caballero con la impaciencia con la que don Rolando arde en
deseos de que llegue la bendita hora de besar las manos de vuestra señoría después
de la cena.
LADY DESEOSA
¡Emperifollada! ¡Chocha emperifollada! Yo sí que voy a emperifollar al villano. ¡No
va a quedar de él más que perifollos y harapos! El andrajoso ese, ojalá le vea hecho
trizas, colgado en un puesto del mercado, o ahorcado como un ladrón. ¡Bufón mentiroso!
Seguro que ese pródigo derrochador debe más dinero que una administración de lotería,
o que la corte entera tras un nacimiento real. ¡Haré que su sastre ya no le fíe más!
¡Sí, se va a quedar con mi sobrina y su fortuna, seguro que sí!
FLACUCHA
¡Él! Antes le veré en la cárcel echando una caña de pescar con una manopla por la
ventana para que le den alguna monedita.
LADY DESEOSA
40
¡Ay, querida Flacucha, cuanto te lo agradezco, querida Flacucha! Me saca de quicio.
No voy a poder recomponer mis facciones para recibir a don Rolando con una cara apropiada.
Ese desgraciado me descompone tanto que estoy totalmente de capa caída. Mira, Flacucha.
FLACUCHA
Vuestra señoría ha fruncido el ceño un poco demasiado profundamente, señora. Se aprecian
algunas grietas en vuestra blanca frente.
LADY DESEOSA
Déjame ver el espejo. ¿Grietas, dices? Estoy totalmente desconchada. ¡Parezco una
vieja pared pelada! Debes restaurarme, Flacucha, antes de que venga don Rolando, o
no estaré a la altura de mi retrato.
FLACUCHA
Os lo garantizo, señora. Un poco de arte una vez consiguió que vuestro retrato se
os pareciera, y ahora un poco de arte conseguirá que os parezcáis a vuestro retrato.
Vuestro retrato posará por vos.
LADY DESEOSA
¿Pero estás segura de que don Rolando no dejará de venir? ¿O de que no me dejará cuando
venga? ¿Será insistente, Flacucha, y se pondrá impertinente? Porque si no se muestra
insistente, yo no puedo perder las formas, me moriré de incertidumbre si me veo forzada
a insinuarme, ¡oh, no, yo no puedo insinuarme!, me desmayaré si él espera insinuaciones,
no, don Rolando será lo bastante educado como para no poner a una dama en el brete
de perder las formas. Tampoco seré demasiado pudorosa, no le haré desesperar, pero
un cierto desdén no viene mal, un cierto desprecio incita.
FLACUCHA
45
Un cierto desprecio le sienta bien a vuestra señoría.
LADY DESEOSA
Sí, pero la ternura me sienta mejor, una especie de mortandad, ¿ves que el retrato
tiene una especie de…, Flacucha? Un lagrimeo en los ojos, sí, eso aparento. Mi sobrina
lo finge, pero le faltan facciones. ¿Es guapo don Rolando? Que se lleven mis pinturas,
me arreglaré arriba. ¿Es guapo? No me respondas, no quiero saberlo. Quiero una sorpresa.
Que me coja por sorpresa.
FLACUCHA
Os agarrará por sorpresa, señora. Don Rolando es un hombre muy enérgico.
LADY DESEOSA
¡Lo es! Entonces insistirá, si es así de enérgico. Mantendré el decoro si don Rolando
se muestra insistente. Le tengo un pánico mortal a perder el decoro. Solo la insistencia
puede sobreponerse al decoro. Ay, me alegro de que sea enérgico. Que se lleven mis
cosas, gentil Flacucha.
(Sale.)
(Entra DOÑA TODOENGAÑO.)
DOÑA TODOENGAÑO
¡Ay, Flacucha! Tenía miedo de llegar demasiado tarde. Esa endemoniada Malmirada te
vio en el parque con Mirabellas y temía que se lo contara a mi señora.
DOÑA TODOENGAÑO
Vaya, no me pongas mala cara. Estoy al tanto de todo el plan, y sé que Bienespera,
con quien te casaste esta mañana, se va a hacer pasar por el tío de Mirabellas para
conquistar a mi señora e involucrarla en todos esos problemas que solo Mirabellas
podrá solucionarle, bajo la condición de que mi prima y su fortuna queden a su disposición.
FLACUCHA
¡Oh, querida señora, os ruego que me disculpéis! No era mi confianza en vuestra señoría
la que faltaba, pero pensé que la buena relación anterior entre vuestra señoría y
el señor Mirabellas podría haber impedido que él os revelara este secreto.
DOÑA TODOENGAÑO
Querida Flacucha, olvida eso.
FLACUCHA
¡Oh, querida señora, el señor Mirabellas es un caballero tan cariñoso y triunfador,
pero vuestra señoría es un dechado de generosidad! ¡Dulce señora, sois tan buena!
El señor Mirabellas no puede más que estar agradecido. Yo creo que vuestra señoría
todavía es dueña de su corazón. Ahora, señora, os puedo hablar de nuestro éxito. Doña
Malmirada se lo había contado a mi señora, pero os aseguro que me las he arreglado.
Le he dado la vuelta a todo a mejor. Le he contado a mi señora que el señor Mirabellas
la insultó. Os juro que he puesto cosas horribles en su boca, y mi señora está tan
enfadada que se va a comprometer con don Rolando esta noche, dice ella. Os aseguro
que la he irritado tanto que la va a tener a pedir de boca, como dicen de las virginidades
galesas.
DOÑA TODOENGAÑO
55
¡Excepcional, Flacucha!
FLACUCHA
Señora, os ruego que informéis al señor Mirabellas del éxito. Prefiero que me vean
hablar con él lo menos posible. Además, creo que doña Malmirada me vigila. A ella
le gusta el señor Mirabellas, pero sé que él no la soporta.
(Entra CRIADO.)
Juan, llévate las pinturas de mi señora. Señora, a vuestro servicio. Mi señora está
tan impaciente que temo que vendrá a por mí si sigo aquí.
DOÑA TODOENGAÑO
Subiré contigo por las escaleras de atrás, no sea que me la encuentre.
(Salen.)
(Entra DOÑA MALMIRADA.)
DOÑA MALMIRADA
La verdad, doña Truculenta, ¿qué pasa contigo? ¿Te has convertido en una correveidile
de tanta importancia? Sí, te vigilaré. Vaya, esta moza es la passe-partout, la llave maestra de todas las cajas fuertes. Mi amiga Todoengaño, ¿lo llevas a las
mil maravillas? Pensé que había algo raro, pero todo parece haber terminado para ti.
Tu odio no es por falta de apetito, sino por empacho, o no podrías mostrar tanta indiferencia
al pasar de personaje principal a asistenta, ¡para servirle a él! Todo un modelo de
generosidad, he de admitirlo. Bien, don Todoengaño, has encontrado la horma de tu
zapato. ¡Señor, señor! ¡Señora, señora! El diablo es un asno. Si yo fuera pintora,
lo dibujaría como un idiota, un baboso, con un biberón y un sonajero. Los hombres
se quedarían con la cabeza y los cuernos, y las mujeres con el resto. ¡Pobre demonio
simplón! Doña Malmirada tiene una misa de réquiem, pero él no puede esperarla. Le
habría ido mejor a él si no hubieras sido su confesora, sin ti podría haber tenido
a su confidente más cerca. Yo no voy a ser otro modelo de generosidad ni iré tras
él hasta que dé el gran paso para que se le ponga a tiro una fortuna. Como no me ha
incitado a ello, con esos excesos suyos, no quiero saber nada de él. Aquí viene la
buena señora, toda ella un suspiro, con el corazón repleto de esperanzas y la cabeza
de preocupaciones, como un alquimista dando el último paso para convertir un metal
vulgar en oro.
(Entra LADY DESEOSA.)
LADY DESEOSA
60
¡Oh, querida Malmirada! ¿Qué puedo decir de este grosero olvido? Pero mi querida amiga
es toda bondad.
DOÑA MALMIRADA
Sin disculpas, querida señora. Me han entretenido muy bien.
LADY DESEOSA
Como que me llamo Deseosa que ni me habría imaginado que se me podría olvidar, pero
tengo encima tal batiburrillo de asuntos que no sé lo que hacer.
(Llama.) ¡Flacucha! Espero que llegue mi sobrino don Vil en cualquier momento. ¿Flacucha? Quiere
viajar para instruirse.
DOÑA MALMIRADA
Yo creo que a su edad mejor haría en casarse que en viajar. He oído que ya ha cumplido
los cuarenta.
LADY DESEOSA
No hay peligro de que sus viajes le puedan perjudicar; yo estoy en contra de que mis
sobrinos se casen muy jóvenes. Ya tendrá tiempo cuando regrese y haya adquirido la
suficiente discreción para elegir por sí mismo.
DOÑA MALMIRADA
65
Yo creo que haría buena pareja con doña Mila Mantes. Ya podrá viajar después. Eso
es cosa de caballeros jóvenes.
LADY DESEOSA
Os prometo que lo he pensado, y ya que esa es vuestra opinión, me lo volveré a pensar.
Os aseguro que sí, valoro mucho vuestra opinión. Doy mi palabra de que lo propondré.
(Entra FLACUCHA.)
Vamos, vamos, Flacucha. Se me había olvidado de que mi sobrino estará aquí antes de
la cena. Debo darme prisa.
FLACUCHA
Don Polvorín y don Petulante han venido a cenar con vuestra señoría.
LADY DESEOSA
¡Dios mío! No puedo aparecer hasta que me haya arreglado. Querida Malmirada, ¿puedo
tomarme la libertad de pediros que les entretengáis? Me daré toda la prisa imaginable;
querida amiga, excusadme.
(Salen Lady Deseosa y Flacucha.)
(Entran DOÑA MILA MANTES y PICADILLO.)
MILA MANTES
70
Seguro que jamás hubo nadie tan maleducado como ese odioso criado tuyo, Malmirada.
DOÑA MALMIRADA
Se te han subido los colores. ¿Qué sucede?
MILA MANTES
Ese horrible Petulante me hace perder los estribos. ¡He roto un abanico! Picadillo,
déjame el tuyo. ¿Se me ha quitado el tinte del pelo?
DOÑA MALMIRADA
No. ¿Qué ha hecho?
MILA MANTES
No, si no ha hecho nada, solo hablar. No, no ha dicho nada, solo llevar la contraria
a todo lo que se ha dicho. Por mi parte, me ha parecido que Polvorín y él se iban
a poner a discutir.
PICADILLO
75
Os lo juro, señora, que pensé que en un momento se iban a currar.
MILA MANTES
Bueno, me parece lamentable que una no tenga la libertad de elegir sus compañías de
la misma manera que elige su ropa.
DOÑA MALMIRADA
Si tuviéramos esa libertad, acabaríamos hartándonos tanto de las compañías, por muy
buenas que fueran, como del vestido, por muy bonito que sea. Tanto un tonto como una
lana barata pueden tener su día de gracia y poderse lucir, para variar.
MILA MANTES
Aceptaría gastarlos si se gastaran igual; pero los tontos nunca se desgastan, son
de tan alta costura que no se les puede regalar a la criada después de usarlos un
par de días.
DOÑA MALMIRADA
Ya lo creo que sería mejor así. ¿Y qué dices del teatro? Se podría dejar allí a un
tonto alegre y lustroso, como si fuera una máscara nueva, una vez acabada la mascarada
cuando ya no nos haga falta el disfraz. La visita de un tonto siempre es como un disfraz,
que una mujer ingeniosa nunca reconocerá para disimular el romance que mantiene con
un amante sensato. Si te presentaras a cara descubierta ahora, y te hicieras con Mirabellas,
te quitarías de encima a Petulante y Polvorín como quien se quita el sombrero y la
bufanda. Y ya es hora, pues se ha enterado toda la ciudad, el secreto es demasiado
evidente para ocultarlo. Es como el barrigón de embarazo de doña Recatada, que se
puede apretar por delante pero se sale por las caderas. La verdad, Mila Mantes, ya
no podéis esconderlo más, como una fea tampoco puede esconder la cara, esa cara bondadosa
que, desafiando al vino blanco del Rin, no hay máscara alguna que la pueda albergar.
MILA MANTES
80
¡Me quiero morir, Malmirada! Sois más criticona que una belleza en declive por quien
ya nadie brinda. Picadillo, dile a los hombres que pueden subir. Mi tía no se está
arreglando aquí. Su estupidez es menos provocadora que vuestra maldad.
(Sale Picadillo.)
¡Se ha enterado toda la ciudad! ¿De qué se ha enterado? Que Mirabellas me ama no es
más secreto que lo es el que se lo contarais a mi tío, o la razón por la que se lo
contasteis.
DOÑA MALMIRADA
Estáis enfadada.
MILA MANTES
Os equivocáis. ¡Ridículo!
DOÑA MALMIRADA
La verdad, querida, es que vais a estropear otro abanico como no pongáis freno a esos
aires tan violentos.
MILA MANTES
85
¡Qué tonta! ¡Ja, ja, ja! Podría reírme a carcajadas. ¡Pobre Mirabellas! Su constancia
conmigo destruida por su complacencia con el mundo que le rodea. Juro que nunca le
obligué a que fuera tan pudoroso. Si yo tuviera vanidad suficiente para creer que
me obedecería, le ordenaría que fuera más galante. No es de buena educación ser tan
particular por una parte y tan insensible por otra. Pero como no espero ejercer ninguna
influencia sobre él, que siga su camino. ¡Ja, ja, ja! Disculpadme, querida criatura,
tengo que reírme. ¡Ja, ja, ja! Acepto que queda algo desmesurado. ¡Ja, ja, ja!
DOÑA MALMIRADA
¡Qué pena que tan elaborado desdén, enunciado con gesto tan significativo, deba estar
tan tristemente condenado al fracaso!
MILA MANTES
¿Cómo? Querida criatura, os ruego que me disculpéis, os juro que no pretendía molestaros.
DOÑA MALMIRADA
Don Mirabellas y vos puede que lo creáis imposible, cuando se lo diga, al deciros…
MILA MANTES
¡Ay, Dios! ¿El qué? Da igual si yo lo escucho. ¡Ja, ja, ja!
DOÑA MALMIRADA
90
Que le detesto, le odio, señora.
MILA MANTES
¡Ay, señora! Y yo, pero el pobre hombre me ama. ¡Ja, ja, ja! ¿Cómo puede una no parar
de reírse al pensarlo? Sería yo una pitonisa si no me asombrara pensar que verá él
en mí. Que me maten si lo entiendo. Vos sois más guapa, y un año o dos más joven.
Si pudierais poneros en mi lugar, yo os adelantaría, pero eso no puede ser. Bueno,
ese pensamiento me pone melancólica, ahora estoy triste.
DOÑA MALMIRADA
Vuestro humor alegre puede cambiar más pronto de lo que creéis.
MILA MANTES
Eso decís. Pues estoy decidida a que una canción me ayude a no perder el ánimo.
(Entra PICADILLO.)
PICADILLO
Los caballeros se quedarán peinándose las pelucas mientras os esperan.
MILA MANTES
95
Ojalá alguien de la habitación de al lado cantara la canción que quise aprender ayer.
La vais a oír, señora; no es gran cosa, pero me pone de buen humor.
CANCIÓN compuesta por John Eccles y cantada por la señora Hodgson
I
ErrorMetrica
Amor es fragilidad de la mente
si con la ambición no es convergente.
La débil llama que, si no se aviva, se apaga,
y avivada, en un fuego inmolador divaga.
II
100
No es por afligir a un chico vicioso,
o a un enamorado, que da gozo.
Es por la gloria de clavarse en un amante ufano
por quien mujeres menos bellas suspiran en vano.
III
Así que sola soy quien el premio conquista
105
cuando ofendo al rival que me tiene a su vista.
Si hay deleite en el amor, es cuando advierto,
que el corazón por el que otras mueren, por mí ha muerto.
(Entran PETULANTE y POLVORÍN.)
MILA MANTES
¿Se ha calmado vuestra animadversión, señores?
POLVORÍN
Desprecio, desprecio, señora, no animadversión. De vez en cuando damos rienda suelta
a un poco de ingenio, pero nunca animadversión. Las riñas entre ingenios son como
las riñas entre amantes, estamos de acuerdo en lo general, como el sobreagudo y el
bajo.
PETULANTE
110
Sí, en lo general, salvo cuando estoy de humor para contradecirle.
POLVORÍN
Sí, cuando está de humor para contradecirme, yo estoy de humor para contradecirle
también. Sé entrar al pie. Y nos contradecimos como dos raquetas de bádminton, ya
que las contradicciones se engendran unas a otras, como los judíos.
PETULANTE
Si él dice que negro es negro, si yo estoy de humor para decir que es azul, pasa,
así tiene que ser. Si estoy de humor para demostrarlo, se me debe permitir.
POLVORÍN
Tampoco debe, pero puede, puede.
PETULANTE
Debe, y con pruebas.
POLVORÍN
115
Si es con pruebas, debe, pero con supuestas pruebas puede. Esa es una distinción lógica,
señora.
DOÑA MALMIRADA
Me doy cuenta de que vuestros debates son de gran importancia y muy cultos.
PETULANTE
Importante es una cosa, y culto es otra. Pero un debate es un debate, os lo aseguro.
POLVORÍN
Petulante es enemigo de lo culto. Siempre se fía de sus impresiones.
PETULANTE
No, yo no soy enemigo de lo culto. No me hace daño.
DOÑA MALMIRADA
120
Eso es señal inequívoca de que es vuestro enemigo.
PETULANTE
No, no es enemigo de nadie salvo de quien lo es.
MILA MANTES
Pues yo le tengo aversión a los analfabetos. Me sorprende el descaro de un analfabeto
que se atreve a cortejar.
POLVORÍN
Confieso que me sorprende a mí también.
MILA MANTES
¡Ay! ¡Casarse con un ignorante, que apenas sabe leer o escribir!
PETULANTE
125
¿Por qué debe un hombre alejarse más del matrimonio que de la horca por no saber leer?
Al capellán de la prisión se le paga por decir el salmo del condenado a muerte, y
al párroco por leer la ceremonia de boda. Y a lo que sigue en ambos casos, puede hacerse
sin libro, así que ahí queda eso.
MILA MANTES
¿Escucháis al pobre? Señor, vaya compañía. Me voy.
(Salen Mila Mantes y Picadillo.)
POLVORÍN
Por San Bartolomé y su feria, ¿qué tenemos aquí?
DOÑA MALMIRADA
Es tu hermano, me parece. ¿No le conoces?
POLVORÍN
Yo no. Sí, creo que es él. Se me había olvidado su cara, no le he visto desde los
tiempos de la revolución.
(Entran DON VIL POLVORÍN con ropa de jinete y un CRIADO de Lady Deseosa.)
CRIADO
130
Señor, mi señora se está arreglando. Aquí tenéis compañía, si queréis pasar mientras
tanto.
DON VIL
¿Arreglando? Parece que sea por la mañana para vosotros aquí en la capital. Para nosotros
ya sería por la tarde en el pueblo. Así que parece que mi tía no ha comido aún, ¿verdad,
amigo?
DON VIL
Mi tía, señor, sí, mi tía, señor, y tu señora. ¡Tu señora es mi tía, señor! ¿No me
conoces, amigo? Pues envíame a alguien que sí. ¿Cuánto tiempo has trabajado para tu
señora, amigo?
CRIADO
Una semana, señor, el que más tiempo lleva aquí salvo su asistenta.
DON VIL
135
¿Y no reconocerías a tu señora si la vieras?
CRIADO
Pues la verdad, señor, no podría jurarlo si le viera la cara por la mañana antes de
arreglarse. Lo intentaría adivinar a esas horas.
DON VIL
Bien, a ver lo que puedes hacer. Si no puedes adivinarlo, pregúntale, me oyes, amigo,
y dile que su sobrino, don Vil Polvorín, está en la casa.
DON VIL
Espera, escucha, amigo, lo que te digo al oído. ¿Quiénes son estos galanes?
CRIADO
140
La verdad, señor, es que no lo sé. Aquí vienen tantos, que es difícil conocerlos a
todos.
(Sale el Criado.)
DON VIL
Este tipo sabe menos que un estornino, me parece que no sabe ni su nombre.
DOÑA MALMIRADA
Don Polvorín, tu hermano no te anda a la zaga en olvidos. Me parece que se ha olvidado
de ti también.
POLVORÍN
Eso espero. Que el diablo se lleve al que recuerde primero.
DON VIL
Dios os guarde, dama y caballeros.
DOÑA MALMIRADA
145
¡Qué vergüenza, don Polvorín! ¿Por qué no le hablas? ¿Y tú?
POLVORÍN
Petulante, habla.
DON VIL
Espero no haberos ofendido.
(Saluda a doña Malmirada.)
DOÑA MALMIRADA
Tened por seguro que no.
POLVORÍN
150
Este es un vil perro, eso ya lo veo. ¡No haberos ofendido! ¡Ja, ja, ja! ¡A por él,
a por él! ¡Petulante! ¡Mófate de él!
PETULANTE
Parece que habéis llegado de viaje, señor, ejem, ejem.
(Le mira de arriba abajo.)
DON VIL
Muy probable que lo parezca.
PETULANTE
Espero no haberos ofendido.
POLVORÍN
¡Mófate de las botas, las botas! ¡Petulante, las botas! ¡Ja, ja, ja!
DON VIL
155
Quizás no, señor. Más adelante, ya se verá, señor.
PETULANTE
Quisiera recabar información sobre vuestras botas.
DON VIL
Si así lo queréis, señor. Y si no os satisface la información sobre mis botas, señor,
podéis ir al establo a preguntar sobre mi caballo, señor.
PETULANTE
¡Vuestro caballo, señor! ¡Vuestro caballo es un burro, señor!
DON VIL
¿Queréis ofenderme, señor?
DOÑA MALMIRADA
160
El caballero está de buen humor, eso es todo, señor.
(Aparte) Por Dios, vamos a tener una discusión entre un caballo y un asno antes de que sepan
quién es quién.
[en voz alta] No os toméis nada a mal de vuestros amigos, señor. Porque estáis entre amigos aquí,
aunque no lo sepáis. Si no me equivoco, sois don Vil Polvorín.
DON VIL
Correcto, señora. Soy don Vil Polvorín, así firmo. Espero no ofender a nadie. Y sobrino
de Lady Deseosa, de esta casa.
DOÑA MALMIRADA
¿No conocéis a este caballero, señor?
DON VIL
¡Ejem! ¿Cómo? Seguro que no es…sí, por la virgen, pero es, ¡Dios!, no sé si es o no,
sí, pero… ¡por la colina del valle! ¡Hermano Antonio! ¡Cómo! ¿No me reconoces? Por
la virgen, ni yo a ti. ¡Estás tan engorguerado y empelucado! ¡Por Dios! ¿Por qué no
hablas, estás emocionado?
POLVORÍN
¡Vaya! Hermano, ¿eres tú? A tu servicio, hermano.
DON VIL
165
¿Servicio? ¡Al vuestro, señor! A vuestro servicio otra vez, por Dios, soy vuestro
amigo y servidor, y … ¡y una ciruela por tu servicio! ¡Y una pata de liebre, y una
cola de liebre por tu servicio, si sigues así de frío y cortés!
POLVORÍN
Espero no haberos ofendido, hermano.
DON VIL
¡Por Dios, señor, sí lo hacéis, y mucho! ¡Mala enfermedad pilles! ¿Es esta tu educación
cortesana, no reconocer a los amigos y parientes, tus mayores y superiores?
POLVORÍN
Pues, hermano, podéis mostraros tan seco como un mantecado si queréis, pero os digo
que no está de moda reconocer a los parientes en esta ciudad. Os creéis que estáis
en el campo, donde hermanos torpones se babean y besan cuando se juntan como si fueran
una bandada de picapleitos. Aquí eso no se lleva, querido hermano.
DON VIL
Las modas son una estupidez, y tú eres un petimetre, querido hermano. Por Dios, lo
sospechaba. Por la virgen que deduje que eras un petimetre desde que empezaste a cambiar
el estilo de tus cartas y escribir en un trozo de papel con los bordes dorados, no
más grande que una citación judicial. Me lo podía esperar, cuando dejaste de poner
“Honorable hermano” y “espero que goces de buena salud”, y cosas así, para empezar
con “¡Que me aspen, caballero, estoy muy enfermo tras la bacanal de anoche!”, por
Dios, y pasabas a contarme una historia inventada sobre una puta y una botella para
terminar. Sabías escribir antes, cuando eras aprendiz de un abogado, del honesto Narizota,
que estaba en el juzgado de Furnival. Entonces eras recordado por tus amigos del valle.
Entonces leíamos las gacetas y revistas que nos iban llegando.
PETULANTE
170
¡Por Dios, Polvorín! ¿Has sido pasante de un abogado? ¿De la tropa de Furnival? ¡Ja,
ja, ja!
POLVORÍN
Sí, sí, pero fue por poco tiempo. No mucho, no mucho. Entonces no tenía autonomía,
yo era huérfano, y él era mi tutor. Sí, sí, me alegro de haberlo aceptado para venir
a Londres. Él me tenía a su disposición. Si no hubiera estado de acuerdo, podrían
haberme obligado a ser aprendiz de un fabricante de fieltro en mi pueblo, este señor
me habría obligado a fabricar fieltro.
DON VIL
Por Dios, mejor que obligarle a ser aprendiz de petimetre, que será como ha pasado
el tiempo hasta que ya se ha establecido por su cuenta
DOÑA MALMIRADA
Os planteáis viajar, según tengo entendido.
DON VIL
Puede ser, señora. Puede que tenga la oportunidad de navegar sobre la mar salada,
si me decido finalmente a ello.
PETULANTE
175
Y el viento os acompaña.
DON VIL
Me acompañe o no me acompañe, no os pediré permiso, señor, ni al veleta de vuestro
compañero. Dirijo mi discurso a la señora, señor. Mi tía os lo habrá dicho, señora.
Sí, he arreglado unos asuntos que tenía pendientes, ya lo puedo decir, y estoy decidido
a ver el extranjero, si la paz es duradera, y, por tanto, bajan los impuestos.
DOÑA MALMIRADA
Creía que os dirigiríais a Francia como fuera.
DON VIL
No lo puedo decir. Puede que sí, y puede que no. Soy muy cauto para tomar decisiones,
porque cuando la tomo, la mantengo. No estoy que si sí, que si no: si lo digo, lo
hago. Pero pienso quedarme un tiempo en la ciudad para aprender vuestra jerga primero,
antes de cruzar los mares. Me encantaría adquirir una pizca de vuestro francés, como
dicen, para conversar en países extranjeros.
DOÑA MALMIRADA
Hay una academia que se dedica a eso en la ciudad.
DON VIL
180
¿Sí? Supongo que la habrá.
DOÑA MALMIRADA
Sin duda regresaréis muy mejorado.
POLVORÍN
Sí, tan refinado como el capitán de un ballenero holandés.
(Entran LADY DESEOSA y TODOENGAÑO.)
LADY DESEOSA
Sobrino, bienvenido.
DON VIL
Tía, a vuestro servicio.
TODOENGAÑO
185
Don Vil, a vuestro humilde servicio.
DON VIL
Primo Todoengaño, dame la mano.
LADY DESEOSA
Sobrino Polvorín, a vuestro servicio. Don Petulante, a vuestro servicio. Sobrino,
os doy de nuevo la bienvenida. ¿Queréis beber algo después de vuestro viaje, sobrino,
antes de comer? La cena está casi lista.
DON VIL
Estoy muy bien y os lo agradezco, tía. Sin embargo, os agradezco vuestro cortés ofrecimiento.
Por Dios, temía que siguierais la moda también y os acordarais de olvidaros de vuestros
familiares. Aquí tenéis a vuestro sobrino Antonio, al que no me atrevo a llamar hermano,
no se vaya a ofender.
LADY DESEOSA
Ay, siempre está de broma, sobrino, es muy ingenioso, y utiliza su gran ingenio para
burlarse de sus mejores amigos. Cuando viajéis al extranjero, sobrino, entenderéis
mejor las burlas.
(Todoengaño y Doña Malmirada hablan aparte.)
DON VIL
190
Pues hasta entonces que se muerda la lengua, y que no se burle hasta que llegue ese
día.
(Entra PICADILLO.)
PICADILLO
Señora, vengo a informar a vuestra señoría de que la cena os aguarda.
DON VIL
¿Nos aguarda? ¿No nos esperará hasta que me quite las botas? Querida, ¿puedes conseguirme
un par de zapatillas? Seguro que mi criado está con sus caballos.
LADY DESEOSA
¡Sobrino, no te irás a quitar las botas aquí! Vete al pasillo, la cena te esperará.
Mi sobrino es un poco maleducado, disculpadle, señora. Caballeros, venid por aquí.
Malmirada…
DOÑA MALMIRADA
Os seguiré, señora, cuando don Vil esté listo.
(Salen todos excepto Todoengaño y Doña Malmirada.)
TODOENGAÑO
195
Pues Flacucha es toda una alcahueta, y yo soy, parece ser, un marido, todo un marido,
y mi esposa toda una esposa, totalmente, y así va el mundo. ¡Vaya, ser un cornudo
por adelantado, un cornudo en estado embrionario! Seguro que nací con una cornamenta
incipiente, como un joven sátiro o el hijo de un capitalino. ¡Vaya, para ser engatusado,
engañado y encabronado! Si al menos hubiera seguido siendo tan rápido como un ciervo,
habría estado bien, pero arrastrarme con mis cuernos como un caracol, y que mi esposa
me deje atrás, ¡qué porquería de matrimonio!
DOÑA MALMIRADA
Pues quítatelo de encima. A menudo has deseado tener una oportunidad para dejarla,
y ahora la tienes. Pero primero, estropéales el plan. La mitad de la fortuna de Mila
Mantes es demasiado considerable para dejarla y dejársela a un enemigo como Mirabellas.
TODOENGAÑO
¡Maldito, tendría que haber sido mía! ¡Y de no ser por tu descubrimiento, se habría
perdido si se hubieran casado! Mi esposa le habría dado lustre a mis cuernos con ese
aumento de fortuna. Los habría llevado con la punta dorada, así, con la frente adornada
como el salón de un teniente de alcalde.
DOÑA MALMIRADA
Todavía te pueden servir como casaca heráldica si puedes aguantar a tu esposa, que
no es peor de lo que era cuando te casaste con ella. Me atrevo a jurar que ya sabía
qué cartas se jugaría antes de la boda.
TODOENGAÑO
Puede ser que las tuviera todas sobre la mesa, pero estoy seguro de que se guardó
un as en la manga.
DOÑA MALMIRADA
200
Te casaste con ella para que te mantuviera, y si ahora puedes conseguir que te mantenga
mejor de lo que esperabas, ¿por qué no la mantienes ahí más tiempo de lo que pretendías?
DOÑA MALMIRADA
Revélale a mi señora la conducta de tu esposa, amenaza con abandonarla. Mi señora
la quiere mucho, y llegará a cualquier acuerdo para proteger su reputación. Aprovecha
la oportunidad para darle la vuelta a todo con la revelación de su fechoría. Mi señora
se enrabietará descontroladamente y sacrificará sobrina, fortuna y lo que sea ante
tal coyuntura. Y déjame a mí que la caliente. Si aflojara en su empeño, yo me encargo
de motivarla.
TODOENGAÑO
Esto tiene buena pinta.
DOÑA MALMIRADA
Lamento haberle sugerido a mi señora que concertara un compromiso entre Mila Mantes
y don Vil. Eso puede ser un obstáculo.
TODOENGAÑO
205
Ah, déjame que me las arregle con él, le desarmaré. Beberá como un cosaco y, después
de la cena, le haré poner manos a la obra.
DOÑA MALMIRADA
¿Y cómo te sientes con respecto a tu esposa?
TODOENGAÑO
Me lo estoy pensando. A ver. Ya estoy casado, así que ahí no hay nada que hacer. Mi
esposa me la ha jugado, tampoco hay nada que hacer. Nunca la quise, y aún si la hubiese
querido, a estas alturas tampoco habría nada que hacer. Celoso de ella no puedo estar,
de eso estoy seguro, así que de celos, nada de nada. Harto de ella estoy y estaré,
así que de eso nada no, sería demasiado pedir. Eso en cuanto a mi tranquilidad, y
ahora a por mi reputación. En lo que concierne a la mía, no me casé por eso, así que
no me lo planteo. Y en lo que concierne a mi influencia en la suya, a ella no le concernía
la suya de antemano, así que si no aportaba nada a la mía, no me la puede quitar.
Según las reglas del juego, yo no puedo perder contra alguien que no se juega nada.
DOÑA MALMIRADA
Que no se os olvide que el matrimonio es honorable.
TODOENGAÑO
¡Ejem! Bien pensado. El matrimonio es honorable, según dices. Y si es así, ¿por qué
deben ser los cuernos un desprestigio, si proceden de unas raíces tan honorables?
DOÑA MALMIRADA
210
No lo sé. Si las raíces son honorables, ¿por qué no las ramas?
TODOENGAÑO
Pues esto queda claro. Bueno, ¿cuál será nuestro proceder?
DOÑA MALMIRADA
Prepararé una carta que se entregará a mi señora cuando ese truhán que se hace pasar
por don Rolando esté con ella. Procederá de una mano anónima, ya que cuanto menos
parezca saber yo la verdad, mejor me podré hacer la incendiaria. Además, si puedo
evitarlo no me gustaría provocar a Flacucha, porque sabes que ella sabe algunas cosas.
No espero que salgan a la luz, o en todo caso que las mías estallen primero, y después
ya no me importa si me descubren.
TODOENGAÑO
En el peor de los casos, dejaré a mi esposa a los pies de los caballos. Ya tengo una
escritura de buena parte de sus posesiones, que le saqué a base de halagos, y de eso,
por lo menos, sacaréis tajada.
DOÑA MALMIRADA
Espero que tengas claro que odio a Mirabellas. Ya no tendrás más celos.
TODOENGAÑO
215
Celos, no, por este beso, que tengan celos los maridos, pero que el amante aún crea.
O, si duda, que sea solo para buscar aún más su placer y prepararse para la alegría
que le seguirá cuando se demuestre que su amada le es fiel. Pero que las dudas de
los maridos se conviertan en celos interminables o, si se creen algo, que se distorsione
en superstición y ciega credulidad. Estoy solo, y ya no me junto con su rebaño. Es
cierto, llevo el emblema, pero me desentiendo de la orden, y ya que me he tomado su
dispensa, no me importa dejarles un lema vulgar para su escudo vulgar:
ErrorMetrica
Todos los maridos sufren vergüenza o tormento.
Los listos tienen celos, los tontos, convencimiento.
(Salen.)