Ben Jonson, Epicoene, or the silent woman

Epicena o la mujer silenciosa.





Texto utilizado para esta edición digital:
Jonson, Ben. Epicene, o la mujer silenciosa. Editada por Victoria Soler. Traducida por Victoria Soler. Para esta colección EMOTHE.
Marcación digital para Artelope:
  • Soler Sánchez, Victoria (Artelope)

AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR, POR TODOS LOS TÍTULOS,

Sir Francis Stuart :
Sir,
Mi esperanza no se nutre del ejemplo, pues de ser así concluiría que esta pieza muda debería agradaros, dado que ya ha gustado a otros antes; pero gracias a vuestra confianza, cuando la hayáis leído, encontraréis provechoso no haber desagradado a nadie . Esta es la razón por la cual hoy os cuento no solo entre aquellos de los que espero favor, sino también en nombre de la justicia a la que al escribir aspiro; os llamo en este momento a que hagáis gala de la más noble y masculina virtud, y que antes ansiéis liberarme de mi fama con la autoridad de un juez que con el crédito de un mecenas. Leed, os lo ruego, y juzgad. Ni una línea ni una sílaba difieren de la simplicidad de la primera copia. Y, cuando hayáis estimado, a pesar del odio evidente de algunos, de qué forma la inocencia de un hombre puede ser puesta en peligro por una falsa acusación, empezaréis, no lo dudo, a odiar la maldad de tales naturas y yo a amar el desprecio con que se me ha tratado por haber llegado a fin tan honroso como el ser purgado por una frase vuestra.
Vuestro infructífero pero fiel servidor,
BEN JONSON

«Sir Francis Stuart»: Hermano pequeño del tercer Conde de Moray, y primo segundo del rey Jacobo. Era capitán de navío y de él se decía que era un hombre muy leído. Cuando Jonson escribió esta dedicatoria en 1616 su influencia en la corte iba en aumento. Para saber más sobre la relación entre Jonson y Sir Francis, léase Martin Butter (1995), «Sir Francis Stewart: Jonson’s overlooked patron» , en« Ben Jonson’s Journal», 2, 101-127)


Las personas de la obra

CEÑUDO, un caballero que no soporta el ruido.
SIR DELFÍN EUGENIO, un caballero, su sobrino.
NED CLERIMÓN, un caballero, su amigo.
AGUDO, otro amigo.
EPICENA, un joven caballero que se supone que es la mujer silenciosa.
SIR JOHN GRAJO, un caballero, su siervo.
SIR AMOROSO DE LILA, también un caballero.
PELABARBAS, un barbero.
MUDO, uno de los sirvientes de Moroso.
MUCHACHO
TOMÁS MUSTELO, capitán de mar y de tierra
LADY FATUA, Colegiada
LADY CENTAURO, Colegiada
SEÑORA DOL ZORZAL, Colegiada
SEÑORA FRANCA, Muchacha de Lady Fatua
SEÑORA MUSTELO, Esposa del capitán
CURA
SIRVIENTES



Acto I

Acto 1 Escena 1

[Entra] CLERIMÓN. Sale preparándose, [seguido por] MUCHACHO.

CLERIMÓN
Muchacho, ¿habéis memorizado ya la canción que os di?

MUCHACHO
Sí, señor.

CLERIMÓN
Dejadme oírla.

MUCHACHO
Como queráis, señor, pero a fe mía que no debe oírla nadie más.

CLERIMÓN
¿Y eso por qué?

MUCHACHO
Os granjeará el peligroso nombre de poeta en la ciudad, señor, y a mí el de mensajero de mal agüero en la mansión que vos sabéis, de cuya señora trata el tema de esta canción y donde soy la criatura mejor recibida por debajo de la categoría de hombre.

CLERIMÓN
También diríais «por encima de la categoría del hombre» si tuvieran que arrancaros la verdad a golpes.

MUCHACHO
No, señor, confesaré mucho antes: sus damas juegan conmigo y me lanzan en la cama, y me llevan hasta mi señora, y ella me besa con su cara aceitosa y me pone pelucas en la cabeza y me pregunta si me pondría su vestido. Entonces, cuando le digo que no, me sopla al oído, me llama “¡pánfilo!” y me deja ir.

CLERIMÓN
No es de extrañar que la puerta se encuentre cerrada para tu señor cuando la entrada os resulta tan sencilla a vos. Bien, muchacho, no volváis a ese lugar. No vaya a tener que ir a buscaros entre los faldones[N]
X
Nota del traductor

"faldones"

«En inglés, «rushes» significa «junco», los cuales eran utilizados como alfombra, para cubrir el suelo y evitar el contacto con el frío suelo.»

de mi señora de aquí a dos semanas. Venga, cantad, señor.

MUCHACHO canta.
[Entra AGUDO]

AGUDO
¡Vaya! ¡Aquí está el hombre que puede derretir el tiempo sin lamentarlo! Quien entre su amante fuera y su amiguito en casa, el buen comer, el cómodo alojamiento, las ropas finas y su violín, piensa que las horas no tienen alas ni el día caballos de posta. Pues bien, Sir Galante, si fuerais golpeado por la peste en este instante o condenado a pena capital mañana, empezaríais entonces a considerar y a valorar cada segundo de vuestro tiempo, a estimarlo en su justa proporción y a darlo todo por él.

CLERIMÓN
¿Y qué puede hacer un hombre al respecto?

AGUDO
Pues nada, o aquello que una vez hecho es inútil. Interesarse por la próxima carrera de caballos o por la próxima cacería; hacer apuestas, alabar a caballos como Puppy, a Grano de Pimienta, a Pies Blancos o a Franklin; maldecir al equipo de Crin Blanca; ladrar bien alto para que te oigan los lores; visitar a las damas por la noche y ser capaz de ofrecerles caricaturas de todo aquel que lance o apueste. Estas son las cosas en las que tus hombres de moda se ejercitan, y yo con ellos.

CLERIMÓN
Si cuento con vuestro permiso, no abandonaré todavía. Vamos, esas ocupaciones se toman en consideración cuando se tiene el cabello blanco y las nalgas débiles, los ojos llorosos y los miembros atrofiados. Ya pensaremos en eso cuando llegue el momento; entonces ya rezaremos y ayunaremos.

AGUDO
Claro, ¿y consagrar solo esa etapa de la vida a hacer el bien simplemente porque nuestra falta de recursos ya no nos permita emplearnos en el mal?

CLERIMÓN
Bueno, con este tiempo será suficiente.

AGUDO
Claro, como si un hombre pudiera dormirse en todas las sesiones y luego creer que puede efectuar todos sus negocios el último día. Oh, Clerimón, de este tiempo nuestro, como es algo incorpóreo y no asunto de los sentidos, nos mofamos con elegancia, vanidad y amargura de nosotros mismos. No buscamos el final de nuestras pillerías, sino que simplemente cambiamos las circunstancias.

CLERIMÓN
¡Pero no podéis dejarlo ahora!

AGUDO
¡Pero atiende a nuestra dolencia común! ¿Con qué justicia podemos quejarnos de que los hombres elevados no nos hagan ningún caso o de que estén tan poco ociosos como para prestar a nuestras aventuras la atención que esperamos, cuando nosotros nunca nos lo haríamos ni nos escucharíamos ni nos tendríamos en consideración a nosotros mismos?

CLERIMÓN
¡Uf! ¡Habéis estado leyendo la Moral de Plutarco[N]
X
Nota del editor digital

"Plutarco"

En realidad, y tal como apunta Richard Dutton (2003), Agudo está citando a Séneca y, concretamente, su obra De la brevedad de la vida, incluida en sus Diálogos. El uso irónico de la doctrina de filósofos como Séneca y Plutarco es una constante a lo largo de la obra.

, o de algún otro tedioso amigo suyo y por Dios que no os sienta nada bien! ¡Echa a perder vuestro encanto por completo! Habladme de alfileres, de plumas, de mujeres, de baratijas y de ese tipo de cosas, y dejad ese estoicismo en paz hasta que os dediquéis a hacer sermones.

AGUDO
Pues bien, señor, si no me vais a escuchar, he aprendido a malgastar mi buena voluntad lo menos posible. No haré el bien en contra de los deseos de nadie, ciertamente. ¿Cuándo habéis ido a la academia?

CLERIMÓN
¿A qué academia?

AGUDO
¡Como si no lo supierais!

CLERIMÓN
A fe que no. Llegué ayer de la corte.

AGUDO
¿Entonces todavía no han llegado allí las noticias? Una nueva fundación, señor, aquí en la ciudad, de damas que se hacen llamar académicas. Se trata de una orden a medio camino entre damas de Corte y figurines pisaverde, que no viven con sus maridos y dan entretenimiento a todos los ingenios del momento, como ellas les llaman. Proclaman a los cuatro vientos lo que les gusta y lo que no les gusta de un talento o de una moda con una autoridad casi masculina, o, mejor dicho, hermafrodita, y todos los días ganan para su academia algún nuevo aspirante.

CLERIMÓN
¿Quién es la presidenta?

AGUDO
La grave y joven matrona, Lady Fatua.

CLERIMÓN
¡Que la viruela le coma la cara y, con ella, su belleza! Ningún hombre es admitido en su casa hasta que está lista. Tiene que haberse pintado, perfumado, lavado y limpiado. Nadie salvo el muchacho aquí presente, que absorbe de sus labios aceitosos como una esponja. He escrito una canción que te ruego que escuches sobre el asunto.

[MUCHACHO canta.]

MUCHACHO
Vos siempre arreglada y siempre compuesta
como si fuerais a ir de fiesta.
Vos siempre empolvada y tan perfumada;
señora, ello induce a pensar
5
que aunque con trucos las máculas cubras
no todo es dulce ni suave cadencia.
Brindadme un gesto, brindadme un leve aire
que con su donaire alumbre el candor;
las galas ligeras y sueltas melenas.
10
Pues tan dulce descuido a mí me embriaga más.
Pues todos los engaños del artificio
deslumbran mis ojos, pero no mi corazón.

AGUDO
Pues yo opino todo lo contrario: prefiero un buen vestido a cualquier belleza de este mundo. Oh, una mujer es entonces como un jardín delicado, pero cambiante: puede variar a cada hora, tomar consejo de su espejo y elegir lo mejor. Si tiene las orejas bonitas, puede enseñarlas; si el cabello sedoso, llevarlo suelto con frecuencia; si bellas las piernas, puede vestir ropas cortas; si una hermosa mano, descubrirla a menudo. Es su obligación practicar cualquier arte para remendar su aliento, lavarse los dientes, arreglarse las cejas, pintarse y además de todo ello, hacerlo saber.

CLERIMÓN
¿Cómo? ¿Públicamente?

AGUDO
El hecho de hacerlo, no la manera: eso debe ser privado. Muchas cosas que al hacerse parecen fruslerías, placen una vez están hechas. Una dama debería, de hecho, estudiar su cara incluso cuando creemos que duerme; no cuando las puertas están cerradas (entonces ningún hombre debería indagar): todo es sagrado en ese momento. ¿Debemos nosotros ver sus pelucas, sus dientes falsos, su tez, sus cejas, sus uñas? Ya veis que los doradores no trabajan sino encerrados. No deben revelar lo poco que hace falta para adornar mucho con un poco de arte. ¿Cuánto tiempo colgaron las telas en la puerta de Aldgate? ¿Se permitió a la gente ver las estatuas a la Caridad y al Amor de la ciudad mientras eran piedra ruda, antes de que fueran pintadas y bruñidas[N]
X
Nota del traductor

"bruñidas"

La puerta de Aldgate era la entrada principal de la muralla este de la ciudad de Londres y fue derribada y vuelta a levantar en 1606. En la nueva puerta, que fue terminada en 1609, se colocaron dos estatuas alegóricas con forma de mujer: la Paz, con una paloma, y la Caridad, con un niño mamando. Ambas estatuas eran policromadas y, a juzgar por las noticias que nos llegan, los colores debían ser muy vivos. No en vano, pues, Agudo compara a las mujeres que abusan del maquillaje con estas suntuosas estatuas.

? No. Pues por lo mismo no deberían los admiradores acercarse a sus señoras hasta que ellas estuvieran completas y acabadas.

CLERIMÓN
¡Bien dicho, Agudo!

AGUDO
Y una dama inteligente pondrá siempre a alguien haciendo guardia en la puerta para hacer las cosas con seguridad. Una vez seguí a un tipo muy descortés hasta una habitación en la que una pobre dama, con apuro y aprieto, se abalanzó sobre su peluca para esconder su calvicie y se la puso del revés.

CLERIMÓN
¡Oh, prodigio!

AGUDO
Y el desvergonzado bribón se pasó una hora regalándole cumplidos a aquella cara revirada, mientras yo buscaba a cada instante su cara en el lado equivocado.

CLERIMÓN
Deberíais haberla salvado del aprieto.

AGUDO
No, a fe. La dejé tranquila, del mismo modo que dejaré este tema, si os parece, y pasaré a otro. ¿Habéis visto a Delfín Eugenio?

CLERIMÓN
No, en los tres días que llevo aquí. ¿Vamos a verle esta mañana? Por lo que he oído, anda muy melancólico.

AGUDO
Harto de su tío[N]
X
Nota del traductor

"tío"

«Sick o’ the uncle»: Con la traducción se pierde la referencia a la histeria que se desprende del inglés («sick of the mother»).

, ¿no? Conocí a ese tieso pedazo de seriedad, a su tío[N]
X
Nota del traductor

"tío"

«Sick o’ the uncle»: Con la traducción se pierde la referencia a la histeria que se desprende del inglés («sick of the mother»).

, ayer. Llevaba un enorme turbante hecho con gorros de dormir en la cabeza, bien enrollado sobre las orejas.

CLERIMÓN
Oh, ese es su uniforme cuando sale de casa. Ya sabéis que no soporta el ruido.

AGUDO
Eso he oído. Pero, ¿es su dolencia tan ridícula como se dice? Cuentan que ha llegado a hacer todo tipo de pactos con las pescaderas y las vendedoras de naranjas y con toda clase de vendedores callejeros. Por la Virgen que ni los deshollinadores quieren hacer trato alguno con él.

CLERIMÓN
Ni a los barrenderos: a estos los hace esperar fuera. Tampoco puede soportar a los que venden manzanas: se desmaya si oye a uno.

AGUDO
Pues, desde luego, un herrero debe ser para él algo terrorífico.

CLERIMÓN
Cualquiera que use un martillo. Nadie que trabaje los metales puede vivir en su barrio, y mucho menos un armero. Sería capaz de colgar a un aprendiz de hojalatero durante el alboroto del Martes de Carnaval, por pertenecer a tal oficio habiendo otros vacantes.

AGUDO
Una trompeta debe aterrarle sobremanera, y también los oboes.

CLERIMÓN
Le ponen fuera de sus casillas. Los músicos callejeros reciben de él una paga para que no se acerquen al barrio. Este joven se entretuvo una noche haciendo de pregonero, y no paró hasta que aquel apareció en la puerta con una larguísima espada y allí le dejó, blandiéndola en el aire.

MUCHACHO
Sí, señor, ha elegido residir en una calle tan estrecha en ambas direcciones que no le llega ningún sonido de carrozas ni de coches ni de ninguno de los ruidos comunes. Y, por lo tanto, nosotros, que le queremos, hacemos cuanto podemos por llevárselos de tanto en tanto, para que se ejercite y oxigene. Se volvería perezoso con tanto silencio. Su virtud se oxidaría por la falta de acción. Una vez convencí a un domador de osos[N]
X
Nota del traductor

"domador de osos"

Un entretenimiento muy habitual en Inglaterra fue el hostigamiento de osos: una pelea entre un oso encadenado y unos perros. Los osos eran especialmente criados para participar en tal espectáculo, de modo que aquel que se ocupaba de ellos era el mismo que adiestraba a los perros para la pelea. En vistas a una representación, tal vez sea más sencillo para el público sustituir «domador de osos» por «perrero» o algo similar. Sin embargo, en la traducción preferimos mantener la referencia.

para que pasara con los perros a unas calles de distancia y, siempre le agradeceré por lo que hizo, anunció todos sus juegos bajo la ventana del Señor Ceñudo hasta que éste le mandó callar a gritos, con la cabeza tan roja que fue todo un espectáculo para la multitud. Y otra vez un esgrimidor[N]
X
Nota del editor digital

"esgrimidor"

Los esgrimidores solían acudir a los torneos seguidos de tambores para anunciarse por las calles de la ciudad.

, marchando hacia la competición con un tambor para anunciar su paso, salió con su instrumento trágicamente atravesado por pasar por su calle, a sugerencia mía.

AGUDO
Una buena broma. ¿Y cómo lleva lo de las campanas?

CLERIMÓN
Oh, en tiempos de la Reina acostumbraba a salir de la ciudad a las diez en punto cada sábado y las vísperas de fiesta. Pero ahora, debido al continuo tañido de las campanas mientras ha durado la epidemia[N]
X
Nota del editor digital

"epidemia"

Clerimón se está refiriendo a la peste que golpeó Londres en 1608-1609 y que forzó al cierre de los teatros durante al menos dieciocho meses, hasta que fueron reabierto el 8 de diciembre de 1609. Por esta referencia suele identificarse la fecha de estreno de esta obra en diciembre de 1609 o enero de 1610. Este brote de peste fue especialmente virulento.

, le ha llevado a construirse una habitación de doble muro y triple techo, con las ventanas bien cerradas y tapiadas, y allí es donde vive a la luz de las velas. Despidió a un hombre la semana pasada por llevar un par de zapatos nuevos que crujían. Y a su sustituto le obliga a calzar calcetines o zapatillas con suelas de lana y a hablarle a través un canutillo. ¡Mirad quién viene por ahí!

ACTO 1 ESCENA 2

[Entra] DELFÍN.

DELFÍN
¿Qué ocurre? ¿Qué os aflige, señores? ¿Estáis mudos?

AGUDO
Casi como estrellado contra una piedra estoy, tras escuchar las historias de vuestro tío. ¡Nunca se ha oído hablar de semejante prodigio!

DELFÍN
Os suplico que dejéis ese tema, señores. Por comentarios como esos me he ganado la mala fama en la que me tiene.

AGUDO
¿Por qué decís eso?

DELFÍN
¡Por la Virgen! ¡Me quiere desheredar, nada más y nada menos! Cree que mis amigos y yo somos los autores de todos esos Actos y Monumentos"Actos y Monumentos"Dutton (2003; 129) explica que la primera edición de« The book of the Martyrs» (1563), de John Foxe, se tituló precisamente «Acts and Monuments». que se cuentan sobre él.

AGUDO
¡Gustoso sería yo el autor con tal de importunarle! Os da toda la razón para que ahora le fastidiéis. Escuchad lo que yo haría: haría imprimir un falso almanaque, y lo pregonaría el día de la Coronación desde la Torre del Muelle, para matarle con todo el estruendo de la artillería. ¡Desheredaros a vos! No puede, hombre. ¿No sois, acaso, de su sangre y el hijo de su hermana?

DELFÍN
Ya, pero me apartará del testamento, dice, y se casará.

AGUDO
¿Cómo? Eso es aún más asombroso. No puede soportar ruido alguno, ¿y se atreverá con una esposa?

CLERIMÓN
Sí. No estáis al tanto, por lo que parece, de cuál está siendo su última treta. Desde hace medio año tiene contratado a un tipo para que busque por toda Inglaterra una mujer muda, no importa cómo sea ni de qué condición, siempre y cuando pueda tener hijos. Su silencio, dice, es dote suficiente.

AGUDO
Pues apuesto mi vida a que no habrá encontrado a ninguna…

CLERIMÓN
No, pero ha oído hablar de una que precisamente vive a una calle de aquí. Se dice que tiene una voz extraordinariamente suave, y que es tan parca en palabras que no pronuncia más de seis al día. Es ésta la que pretende tener a toda costa.

AGUDO
¡Imposible! ¿Y quién negocia por él en este asunto?

CLERIMÓN
Pues un barbero, un tal Pelabarbas; un tipo cabal que se lo cuenta todo a Delfín, aquí presente.

AGUDO
¿Cómo? ¿Os burláis de mí? ¿Una mujer y un barbero? ¿Y dice que no soporta el ruido?

CLERIMÓN
Así es. Al parecer, el tal barbero le recorta la barba silenciosamente y sin hacer ningún ruido con las navajas ni con las manos. Tal recato en un barbero es virtud tan admirable, en su opinión, que lo ha convertido en su consejero mayor.

AGUDO
¿Y es posible conocer al barbero, o a la mujer?

CLERIMÓN
Claro.

AGUDO
Os lo suplico, Delfín, vayamos.

DELFÍN
Tengo cosas que hacer. Lo siento, pero no puedo.

AGUDO
¡Ningún asunto puede ser tan importante como este! La haremos hablar, ya lo veréis. Y si no habla, haremos correr todo tipo de rumores hasta impedir el trato. Lo romperemos. Ya que sospecha de vos sin razón, tenéis la obligación de atormentarle.

DELFÍN
No, no lo haré. Y no permitiré que lo hagáis vos. Nunca le daré razones para decir que alguna vez me opuse a su voluntad. Si mi destino es ser considerado culpable, aun así seré inocente.

AGUDO
Y también pobre y mendigo. Hacedlo así si quieres, pollino. Hasta que cualquier mozo o su barbero mismo le den un heredero, si él no puede. ¡Pánfilo! Te lo suplico, Ned, dime tú dónde vive ella y dejemos que él siga siendo tan ingenuo.

CLERIMÓN
Justo enfrente de donde vive el barbero, en la casa en la que se aloja Sir John Grajo.

AGUDO
Me tomáis el pelo.

CLERIMÓN
¿Por qué?

AGUDO
¿Y eso lo sabe quien pretende casarse con ella?

CLERIMÓN
No sabría deciros.

AGUDO
¡Pero eso es bastante como para acusarla!

CLERIMÓN
¿Por qué?

AGUDO
¡Pero si es no se habla más que de él en toda la ciudad! ¡Jack Grajo! De modo que es él el que le enseña a estar tan calladita… Hasta pronto, señores. Yo también tengo cosas que hacer.

CLERIMÓN
¿No iréis, entonces?

AGUDO
No, si corro el peligro de encontrarme con Grajo. Por el bien de mis oídos.

CLERIMÓN
¿Y eso? Pensaba que os llevabais bien.

AGUDO
Fantásticamente, desde la distancia.

CLERIMÓN
Dicen que es todo un letrado.

AGUDO
Él es el primero que lo dice. ¡Maldito sea! Es un tipo que finge saber, se memoriza los títulos pero no ha abierto un libro en su vida.

CLERIMÓN
La gente dice de él que es muy leído.

AGUDO
Lamento mucho que el mundo contribuya de ese modo a no sacarle de su error.

CLERIMÓN
¡Por el amor de Dios! Le he oído decir cosas muy buenas.

AGUDO
Seguro que sí. No hay nadie tan tremendamente ignorante como para negar eso. Si al menos alguna de esas frases fuera suya… En fin, caballeros, hasta pronto.

[Sale.]

CLERIMÓN
Eso ha sido un poco brusco.

ACTO 1 ESCENA 3

DELFÍN
Vaya, es sin duda un hombre muy extraño para poder decirlo todo de esa manera tan franca.

CLERIMÓN
Venga, confiad en él, Delfín: Agudo es un tipo muy cabal.

DELFÍN
No lo dudo, pero esa franca naturaleza suya no está hecha para guardar secretos.

CLERIMÓN
Os equivocáis, Delfín. Sé que cuantas veces ha sido considerado de confianza, él ha correspondido con lealtad y buen corazón.

DELFÍN
Estoy seguro, Ned, pero cuantos menos seamos los que tomemos parte en este asunto, más fácil será no comprometerlo. Ahora que estamos solos: si seguís pensando en ir hacia allá, os acompaño.

CLERIMÓN
¿Vos ya habéis ido?

DELFÍN
Anoche. Y se armó tal Decamerón que ni Boccaccio lo habría imaginado. Grajo no hace más que cortejarla, pero siempre lo hace mal. Le gustaría yacer con ella y se dedica a alabar su recato; desea que hable libremente y enaltece su silencio en versos que lee y que proclama como los mejores que jamás se han escrito. Luego clama contra su fortuna, patalea y se queja de no haber sido nombrado consejero de Asuntos de Estado.

CLERIMÓN
Vayamos con presteza, os lo suplico. Estoy impaciente por tomar parte en la empresa. Tráeme agua, chico.

[Sale MUCHACHO.]

DELFÍN
Ambos, Grajo y yo, hemos sido invitados a cenar por un tipo que ha venido con él a la ciudad: Sir De Lila.

CLERIMÓN
¡Oh, ese encantador maniquí!

DELFÍN
¿Le conocéis?

CLERIMÓN
Ay, y él os conocerá a vos aunque solo os haya visto una vez en su vida, y aunque haya sido en una iglesia, rodeados de feligreses. Es uno de esos figurines maquillados, aunque no es, eso desde luego, de los más sagaces e ingeniosos. Saludaría a un juez en pleno tribunal y a un obispo en el púlpito, a un abogado prestando declaración en el juzgado y a una dama bailando enmascarada, aunque así la descubriera. Organiza constantemente comedias y cenas a las que convida a los invitados a voces desde la ventana, según van pasando los carruajes. Tiene un alojamiento en la calle Strand[N]
X
Nota del editor digital

"calle Strand"

Una de las calles principales que atraviesa el centro de Londres. En ella se concentraban numerosos palacios pertenecientes a nobles y a eclesiásticos de primer orden. Que De Lila se aloje en esta calle puede darnos una idea del nivel sociocultural que, al menos teóricamente, ocupa este personaje en relación con los demás.

solo con ese fin. También lo tiene para observar a las damas cuando van a las tiendas de porcelana o al Exchange[N]
X
Nota del editor digital

"Exchange"

En 1609, al sur de la calle Strand, Robert Cecil, conde de Salisbury, organizó un espacio restringido en el que concentró todo tipo de tiendas de productos exóticos y de lujo. Precisamente, Jonson escribió una masque para la ceremonia de inauguración, «The Entertainment at Britain's Burse». Hoy en día podríamos entenderlo como una especie de centro comercial.

. Así, de paso, se hace el encontradizo y aprovecha para hacerles regalos, algunas baratijas de hasta doscientas o trescientas libras. Cosa de risa. Siempre lleva encima alguna chuchería, y guarda dulces en su habitación como anzuelo, para las mujeres que se dejan caer por sus dominios.

DELFÍN
Excelente. Anoche me pareció un joven refinado, ¡pero ahora me lo parece mucho más! ¿Cuál era su nombre de pila? Lo he olvidado.

[Entra MUCHACHO.]

CLERIMÓN
Sir Amoroso de Lila.

MUCHACHO
Abajo espera un caballero con el mismo nombre.

CLERIMÓN
¡Apuesto a que viene a invitarme a cenar, me juego la vida!

DELFÍN
Es muy posible. Os lo ruego, hacedle subir.

CLERIMÓN
Muchacho, conducidle hasta aquí.

MUCHACHO
¿Con una porra, señor?

CLERIMÓN
¡Fuera, id de una vez! [Sale MUCHACHO.] Haré que nos hable de su linaje, y que nos cuente lo que tiene preparado para cenar, y también el relato entero de sus fortunas, sin darle un respiro.

ACTO 1 ESCENA 4

[Entra] DE LILA.

DE LILA
Dios os salve, querido Sir Delfín, honorable señor Clerimón.

CLERIMÓN
¡Sir Amoroso! Honráis mis aposentos con vuestra presencia.

DE LILA
Ciertamente, tenéis unos bellos aposentos. Son casi tan delicados como los míos.

CLERIMÓN
No tanto, señor.

DE LILA
Disculpad, señor, lo sería si estuviera en el Strand, os lo aseguro. He venido, señor Clerimón, para rogaros que me hagáis el favor de servir a dos o tres damas invitadas a mi mesa esta noche.

CLERIMÓN
¡Cómo, señor! ¿Servirlas? ¿Me habéis visto alguna vez cargando platos?

DE LILA
No, señor, disculpadme si no me he explicado con claridad; me refiero a que las sirváis acompañándolas.

CLERIMÓN
¡Oh, eso sí que lo haré, señor! El carácter ambiguo de vuestra frase os podría causar problemas con muchachos indeseables, si es que tratáis con ellos algún día. Tened cuidado, señor.

DE LILA
Sería absolutamente en contra de mi voluntad, señor, entrar en contienda con hombre alguno.

CLERIMÓN
Estoy seguro, señor. Y, decidme, ¿dónde celebráis vuestra fiesta?

DE LILA
En casa de Tom Mustelo, señor.

DELFÍN
¿Tom Mustelo? ¿Quién es?

DE LILA
El capitán Mustelo, señor. Es un tanto aficionado a apostar, pero ha ostentado el mando tanto en mar como en tierra.

DELFÍN
¿Es, acaso, un anfibio?

DE LILA
Eso es, sir. Su esposa es propietaria de numerosas tiendas de porcelana que los cortesanos visitan con asiduidad, pues dicen que les proporciona un fino entretenimiento. Es ella la que manda en casa.

CLERIMÓN
Entonces ella es la capitana Mustelo.

DE LILA
Decís bien, señor. También es mi pariente, una De Lila por parte de madre, e invitará a todas las grandes damas que yo quiera.

DELFÍN
No será, por fortuna, de los De Lila de Essex…

DE LILA
No, señor, de los De Lila de Londres.

CLERIMÓN
[A Delfín.] Allá va.

DE LILA
Todos los De Lila provenimos de la misma casa: los De Lila del Norte, los De Lila de Oeste, los De Lila del Este y los del Sur. Somos una de las familias más antiguas de Europa. No obstante, yo desciendo directamente de los De Lila franceses. Portamos en nuestro blasón el amarillo u oro, cuadros azules y encarnados, y otros tres o cuatro colores más. Todo ello lo convierte en un blasón muy notable y en ocasiones solemnes ha sido ostentado por diversos nobles de nuestra familia. Pero, dejemos este tema, la antigüedad no es respetada hoy en día. Para la cena de esta noche, me han enviado un par de corzos, caballeros, y media docena de faisanes, y una docena de agujas colinegras y otras aves, que me placerá comer siempre que sean buenas y estando en agradable compañía. Asistirá alguna gran dama, o quizás dos: Lady Fatua, Lady Centauro, la señora Dol Zorzal… y todas ellas vienen a propósito para conocer a la silenciosa dama, la señorita Epicena, que el honesto Sir John Grajo ha prometido traer esta noche. También acudirá la señora Franca, la dama de compañía de Milady, y este honorable caballero, Sir Delfín, además de vos, señor Clerimón. Y todos estaremos muy felices, tendremos violinistas y bailaremos… Yo fui un locuelo juerguista en mis tiempos y gasté algunas coronas siendo paje en la corte de Lord Augusto. También las gasté siendo el asistente personal de Milady. Fue ella quien me armó caballero en Irlanda cuando a mi hermano mayor le plugo morirse. Llevaba yo ese día tan majestuoso jubón dorado como nadie lo llevó desde las Azores hasta Cádiz, sin ánimo de menospreciar a nadie. Cuando volví a Londres, fui de inmediato a mostrárselo a mis amigos de la corte y después fui a ver a mis arrendatarios en el campo e inspeccioné mis tierras, firmé nuevos contratos de arrendamiento, tomé su dinero, lo gasté en el centro de la ciudad, con muchas damas… y ahora tomo cuanto me place.

DELFÍN
Y, ¿os place tomar damas, sir?

CLERIMÓN
Oh, dejadle respirar un instante; aún no ha recuperado el aliento.

DELFÍN
Me conformaría con poder tomar solo a la mitad que tomáis vos.

DE LILA
No, señor, disculpadme. Me refería al dinero, con él se puede conseguir todo. Tengo todavía a otro invitado o dos a los que avisar, caballeros. Abandonaré la sala abruptamente, pero con la esperanza de que no faltéis esta noche. A vuestros pies.

[Sale.]

DELFÍN
No os fallaremos, Sir Precioso De Lila; pero lo hará aquella a la que las damas vienen a ver, si doy algún crédito a Sir Grajo.

CLERIMÓN
¿Habíais escuchado alguna vez a un cernícalo semejante?

DELFÍN
O a un grajo como el otro, que va a traicionar a su señora con tal de ser visto. Venga, esta vez adelantémonos.

CLERIMÓN
Vayamos.

[Salen.]

Acto II

ACTO 2

Acto 2 Escena 1

[Entran] CEÑUDO [y] MUDO.

CEÑUDO
¿Es que no es posible que me contestaras por señas y que yo te comprendiera, muchacho? No hables, aunque te haya preguntado. ¿Has quitado el aldabón de la puerta de la calle, como te dije? No me contestes con palabras, sino con silencio, a no ser que sea de otro modo. Enfadado, hasta que el muchacho haga una reverencia o señas. Muy bien. ¿Y has colocado una manta gruesa o un colchón en la puerta para que si alguien llama con su daga o con un ladrillo no pueda hacer ruido? Pero responde con una reverencia, a no ser que sea necesario otro modo… Muy bien. Esto no es solo muestra del apropiado pudor de un sirviente; lo es también de la dignidad y discreción de su señor. ¿Y has estado con Pelabarbas, el barbero, para decirle que venga a verme? Bien. ¿Y va a venir inmediatamente? No me contestes más que con una reverencia, a no ser que sea de otro modo: en ese caso, agita la cabeza o encoge los hombros. Eso es. Los italianos y españoles demuestran en esto su sabiduría; una gravedad sobria y gentil. ¿Cuánto tardará Pelabarbas en venir? Espera: si una hora, levanta toda la mano; si media, dos dedos; si un cuarto de hora, solo uno. [MUDO levanta un dedo doblado.] ¿La mitad de un cuarto de hora? Eso está muy bien. ¿Y le has entregado la llave, para que pueda entrar sin llamar?− Bien. ¿Y has engrasado hoy la cerradura y las bisagras? −Y la alfombra de las escaleras, ¿no está gastada ni pelada por ningún sitio?− Muy bien. Veo que con mucha instrucción y disciplina las cosas surten efecto. Levántate. La divina disciplina del Turco es admirable, excede a todos los soberanos de la Tierra. Siempre atendido por mudos y todas sus órdenes perfectamente ejecutadas. Sí, incluso en la guerra (por lo que he oído) y en los desfiles, la mayoría de sus mandatos y disposiciones son dados por señas y en silencio: un arte exquisito. ¡Me avergüenza y enfada profundamente ver que un bárbaro supere en tan alto punto de felicidad a los príncipes de la Cristiandad! Pero, de ahora en adelante, yo le imitaré. Alguien hace sonar fuera un cuerno. ¿Qué ocurre? ¡Oh! ¡Oh! ¿Qué infame prodigio de la humanidad es este? Ve a ver. [Sale MUDO. El cuerno suena] otra vez. ¡Oh! ¡Oh! ¡Rebánale la garganta, rebánasela! ¿Qué asesino, sabueso del infierno o demonio puede ser?

[Vuelve a entrar MUDO.]

MUDO
Es un mensajero de la corte.

CEÑUDO
¡Arg! ¡Granuja! ¿Y tienes tú por ello que soplar también tu cuerno?

MUDO
Es un mensajero de la corte, señor, que dice que debe hablar con vos, bajo pena de muerte…

CEÑUDO
¡Bajo pena de vida, cállate!

ACTO 2 ESCENA 2

[Entra] AGUDO [con una soga y un cuerno en la mano.]

AGUDO
Con vuestro permiso, señor, soy un extraño aquí: ¿es vuestro nombre Ceñudo? [A Mudo.] ¿Es Ceñudo vuestro nombre? ¡Son pitagóricos[N]
X
Nota del traductor

"pitagóricos"

Los aspirantes a la sociedad teóricamente fundada por Pitágoras en Egipto debían permanecer, superada la etapa de selección, en silencio durante cinco años antes de entrar en contacto con el maestro. La finalidad era alcanzar a conocerse a sí mismo mejor, algo que nada tiene que ver con Ceñudo.

! ¡Mudos como peces! ¿No decís nada, señor? ¿Ha estado acaso Harpócrates[N]
X
Nota del traductor

"Harpócrates"

Dios griego del silencio. En un principio se trataba de una divinidad egipcia y fue luego adoptada por los griegos y romanos. Es una variación del dios Horus niño, a quien se le representaba, desnudo, chupándose un dedo. Los griegos, que no entendieron este gesto propio de los niños pequeños, hicieron a Harpócrates dios del silencio.

por aquí amenazando con su maza? Bien, señor, daré por supuesto que sois vos el hombre al que busco y me aventuraré a hablaros. Vuestros amigos de la corte os envían sus saludos…

CEÑUDO
[Aparte.] ¡Oh, hombres! ¡Oh, costumbres[N]
X
Nota del traductor

"costumbres"

En esta exclamación de Ceñudo pueden percibirse resonancias del famoso «O tempora, o mores» con que Marco Tulio Cicerón en su primera Catalinaria.

! ¿Se vio jamás semejante insolencia?

AGUDO
Y se muestran extremadamente atentos con vos, señor.

CEÑUDO
¿De quién eres tú sirviente?

AGUDO
Soy mi propio sirviente y vuestro igual, señor.

CEÑUDO
¡Tráeme mi espada!

AGUDO
Probarás medio filo de mi daga si lo haces, mozo, y vos el otro medio, señor. Sed paciente. Os hablo en nombre del Rey y debéis escuchadme sumiso. Dicen que pensáis casaros. ¡Casaros! ¿Es eso cierto?

CEÑUDO
¿Y eso en qué os afecta a vos, mi desagradable compañero?

AGUDO
¡Cielos! Vuestros amigos se maravillan, señor, de que teniendo el Támesis tan cerca donde ahogaros, o el Puente de Londres desde el cual saltar elegantemente cuando haya marea baja para después dejaros llevar por la corriente; o disponiendo de tan delicado chapitel en la ciudad como el de Saint Mary-le-Bow[N]
X
Nota del traductor

"Saint Mary-le-Bow"

Iglesia londinense muy famosa aún hoy en día. Como curiosidad, suele decirse que solo es un verdadero «cockney» aquel que ha nacido al alcance del sonido de las campanas de esta iglesia. El chapitel de la iglesia al que Agudo hace referencia se quemó en el Gran Incendio que asoló la ciudad inglesa en 1666.

, desde el cual lanzaros; o, si preferís hacerlo desde mayor altura, desde el de la Catedral de San Pablo. Tal vez prefiráis hacerlo más rápido y cerca de casa: saltad, en ese caso, desde la ventana más alta que da a la calle; o colgaros de una viga de esa misma ventana con este soga (Le enseña la soga) que vuestros amigos os envían, deseosos de que comprometáis antes vuestra grave cabeza con este nudo que con el lazo del matrimonio. Tomad, si queréis, un poco de veneno y salid del mundo como una rata, o como una mosca (como alguien sugirió) con una pajita en el trasero: cualquier cosa es preferible a que sigáis con ese maldito matrimonio. ¡Por Dios, señor! ¿De verdad creéis que podéis encontrar una esposa casta en los tiempos que corren? ¿Ahora, cuando hay tantas fiestas, máscaras, comedias, sermones, puritanos, locos y tantas cosas extrañas como se ven todos los días? Si hubierais vivido en tiempos del Rey Etereldo, o de Eduardo el Confesor[N]
X
Nota del traductor

"Eduardo el Confesor"

Etereldo II, conocido como« El indeciso» por su debilidad de carácter, reinó en Inglaterra desde 978 hasta 1016. Su hijo, Eduardo el Confesor, que reinó desde 1043 hasta 1066, sería proclamado santo. Agudo sugiere que en aquellos tiempos aún podía encontrarse inocencia y castidad en el mundo

, tal vez podríais haber encontrado en alguna fría y apartada aldea a una moza aburrida e insulsa que se contentara con un solo hombre: hoy les basta con un solo ojo o una sola pierna. Os estoy advirtiendo, señor, de los monstruosos peligros que supondría una esposa.

CEÑUDO
¡Buen señor! ¿Es que he estafado a alguno de vuestros amigos? ¿He comprado sus posesiones? ¿He sacado provecho de su hipoteca o exigido algo de ellos? ¿He deslegitimizado, acaso, a sus herederos? ¿Qué he hecho para merecerme esto?

AGUDO
Nada, señor, que yo sepa, a excepción de vuestra repentina inclinación al matrimonio.

CEÑUDO
¡Ay! Si yo hubiera asesinado a vuestro padre, deshonrado a vuestra madre o violado a vuestras hermanas…

AGUDO
Os habría matado, señor. Os habría matado si lo hubierais hecho.

CEÑUDO
Oh, sois mucho más cruel haciendo esto, señor. Es una venganza cien veces mayor, por todos los actos repugnantes que pudieran nombrarse, hacer lo que estáis haciendo.

AGUDO
Por favor, señor, yo no soy más que un mensajero; solo os digo lo que debéis oír. Parece que vuestros amigos se preocupan por la salud de vuestra alma, señor, y quieren que conozcáis el peligro que conlleva el matrimonio, aunque luego podéis hacer lo que os plazca. No es mi intención persuadiros. No obstante, si después de casados, vuestra esposa se fugara con un acróbata, o con ese tipo francés que camina sobre una cuerda, o con aquel que baila la giga, o con un esgrimista por las sublimes habilidades con su arma, la culpa no sería de vuestros amigos. Ellos no tendrían ninguna culpa ahora que estáis avisado de lo que os puede pasar. Venga, aguantad con valor, señor, mientras os revelo los peligros a los que os exponéis: si ella, por ejemplo, fuera bella, joven y vigorosa, no hubo jamás confite que atrajera a tantos moscones. Todos los jubones dorados y las cintas encarnadas de la ciudad acudirían a la puerta de vuestra casa. Si, además, fuera tonta y poco honrada, se marcharía con ellos y les compraría ella misma los jubones y las cintas, señor. Si fuera rica y os casarais por la dote, y no por ella, reinaría en vuestra casa tan altanera como una viuda. Si noble, todos sus parientes serían vuestros tiranos. Si fecunda, tan soberbia como mayo y caprichosa como abril. Exigirá sus propios doctores, doncellas, enfermeras, todo tipo de caprichos a cada hora; cualquier cosa, incluso por el más preciado miembro del hombre. Si fuera bachillera, jamás habría existido semejante loro: todo vuestro patrimonio no será suficiente para atender a todos los invitados que ella meterá en casa para que le escuchen hablar en latín y en griego. Y también vos deberíais fingir con ella en esos idiomas si queréis complacerla. Si, por el contrario, fuera puritana, deberéis encomiar la actitud de los pobres clérigos silenciados[N]
X
Nota del traductor

"clérigos silenciados"

En enero de 1604, se celebró en Hampton Court un encuentro entre el rey Jacobo y grandes personalidades de la iglesia anglicana para discutir algunas reformas que éstos habían redactado el año anterior en la conocida como «Millenary Petition». En este documento (que recibió tal nombre porque fueron mil las firmas que lo respaldaban) los clérigos puritanos se quejaban de que la iglesia anglicana estaba poco a poco acercándose de nuevo a la iglesia católica. El rey Jacobo discutió las peticiones con los representantes puritanos, pero lo cierto es que la mayoría de las demandas fueron rechazadas. A algunos de ellos, que se negaron a acatar la decisión del rey, se les retiró la licencia.

una vez cada tres días; saludar a las monjitas, entretenerlas a todas y escuchar interminables ejercicios, cantos y catecismos a los que no estáis inclinado y por los que, encima, tendréis que pagar para agradar a vuestra entusiasta esposa, quien por la santa causa os engañará una y otra vez. ¿Estáis sudando, señor? ¡Pero si no os he dicho ni la mitad! En cualquier caso, vos debéis hacer lo que mejor os parezca, como antes dije. Yo no he venido aquí a persuadiros de nada. MUDO intenta escabullirse. A fe mía, sirviente, que si dais un paso más os sacudo.

CEÑUDO
¡Oh! ¿Cuál ha sido mi pecado? ¿Cuál ha sido mi pecado? ¿Cuál?

AGUDO
Y si amáis a vuestra esposa, o incluso si la adoráis, ¡oh, de qué manera os torturará y disfrutará con vuestros tormentos! Solo podréis yacer con ella cuando a ella le plazca y nunca hará nada que pueda perjudicar a su belleza o estropear su maquillaje. Y si alguna vez lo hiciera, sería a cambio de cierta joya o perla. Cada media hora de placer os supondrá el mismo trabajo y gasto que la primera vez. También deberéis mantener a los sirvientes que a ella le agraden y a las visitas que desee. Vuestros amigos no podrán visitaros sin su licencia y a aquel al que ella más ame parecerá que es al que más odia, para evitar de ese modo vuestros celos. O fingirá sentirlos antes por vos para, con esa excusa, marcharse a vivir a casa de una amiga o prima, la cual le instruirá en el arte de escribir cartas, corromper sirvientes, domesticar espías, llevar ese rico vestido en tal día señalado, otro nuevo para el día siguiente y otro aún más rico para el tercero. No permitirá que le sirvan sino en vajilla de plata y tendrá la estancia llena de mozos, lacayos, ujieres y demás mensajeros, además de decoradores, joyeros, costureras, sastres, abaniqueros y perfumeros. Mientras, ella no sentirá cómo se agota la hacienda, cómo los acres menguan. No preverá el momento en que el mercero se cobre los terciopelos con vuestros bosques. Nunca calculará cuál es el precio de su orgullo, señor, y besará al primer paje con la mejilla suave al que todavía no le haya salido la barba. Le interesará, además, la política y estará al tanto de todas las noticias: qué ha ocurrido en Salisbury[N]
X
Nota del traductor

"Salisbury"

Importante ciudad en el sur de Inglaterra, famosa por sus carreras de caballos. Richard Dutton insiste en que no es baladí que se haga referencia a Salisbury, teniendo en cuenta el tremendo poder que el heraldo de Salisbury, Robert Cecil, tuvo durante los primeros nueve años de reinado de Jacobo, esto es, desde 1603 hasta 1612.

, qué en Bath[N]
X
Nota del traductor

"Bath"

Ciudad famosa por sus manantiales de aguas termales, las cuales atrajeron desde un principio a los romanos y les animaron a construir sus termas.

, qué en la Corte y también lo que no ha ocurrido; o tal vez le guste criticar a poetas, autores o estilos y los compare entre ellos: a Daniel[N]
X
Nota del traductor

"Daniel"

Samuel Daniel (1562-1619) fue un laureado poeta que cultivó también el género dramático aunque lo hiciera principalmente en ámbitos cortesanos y universitarios. De él opinaba Jonson contundentemente, como nos cuenta Drummond en sus Conversations with Ben Jonson, que «Samuel Daniel was a good honest man, had no children; but no poet» (página 3) y que «Daniel was at jelousies with him» (página 14).

con Spenser[N]
X
Nota del traductor

"Spenser"

Edmund Spenser (1552-1599) fue un poeta inglés conocido en su época como El príncipe de los poetas. Su obra más importante fue La reina de las hadas.

, a Jonson con aquel otro más joven[N]
X
Nota del traductor

"con aquel otro más joven"

Esta turbia referencia, que es de presumir que no resultaría tan turbia para el público de la época, ha traído de cabeza a un buen número de críticos quienes se esfuerzan por dilucidar a quién se refiere Agudo con «aquel otro más joven». Parece, no obstante, que la opinión predominante es que aquel cuyo nombre Agudo es incapaz de recordar sería, precisamente, William Shakespeare. Opina, por ejemplo, Holdsworth que a aquellas alturas ya debía ser tan común como lo sería más tarde (y aún hoy) comparar a Ben Jonson con Shakespeare –además de la mofa evidente que supone que Jonson haga olvidar el nombre de su competidor directo, como si careciera de importancia.

… y así con todos. O se creerá muy ingeniosa al opinar sobre asuntos de teología y tendrá muy a menudo en la boca el «estado de la cuestión» para después pasar a las matemáticas y a otros ejemplos, y contestar así de religión a uno, de política a otro y de obscenidades a un tercero.

CEÑUDO
¡Oh, oh!

AGUDO
Todo esto es muy cierto, señor. Y después se irá disfrazada a ver a algún prestidigitador o adivina para preguntarle, en primer lugar, si moriréis pronto; luego, si debería tener un nuevo pretendiente o si varios, cuál de sus parientes es el mejor alcahuete y hasta por quién debería apostar en la próxima carrera. Y pondrá las respuestas por escrito y creerá estas cosas por encima de las Sagradas Escrituras. Quizá también se ejercite en este arte.

CEÑUDO
Gentil señor, ¿habéis terminado ya? ¿Estáis ya satisfecho? Pensaré en todo lo que me habéis dicho.

AGUDO
Sí, señor. Y luego volverá a casa apestando a vapor y a sudor por haber ido a pie, y se echará en la cama, mareada e indispuesta, durante un mes entero, con la cara cubierta de aceites y excrementos de pájaro[N]
X
Nota del traductor

"excrementos de pájaro"

Además de hacer referencia a la procedencia dudosa de los ungüentos y cosméticos, la palabra birdlime significa, también, «liga», y era usada en la época isabelina, aplicada a esta materia, con ambos sentidos: por un lado, por la consistencia y naturaleza misma de los productos; por otro lado, porque se entendía como una artimaña para engañar a los hombres y echarles el lazo sin que ellos conocieran verdaderamente el rostro de la dama. Así, por ejemplo, dice John Donne en uno de sus sermones: «our women are not so careful, but they expose nakedness professedly, and paint it, to cast birdlime for the passenger’s eyes.

para embellecer su cara. Se bañará en leche de burra y se lavará constantemente con todo tipo de cosméticos. Que Dios os guarde, señor. Una cosa más (casi lo olvido): es también posible que aquella con quien habéis de casaros haya hecho antes un escamoteo de su virginidad, como hacen las viudas inteligentes con sus propiedades en favor de algún amigo antes de casarse. ¿Cómo podéis saberlo? O si a estas alturas no lo ha hecho todavía, puede que lo haga antes de la boda o incluso la noche anterior, y adelantar de este modo vuestros cuernos. Cosas más raras se han oído. No hay nada imposible, señor. Que Dios os ampare. Permitidme la audacia de dejaros esta soga de recuerdo. Hasta pronto, Mudo.

[Sale.]

CEÑUDO
Venga, llévame a mi aposento. Pero antes cierra la puerta. El cuerno suena otra vez. ¡Cierra la puerta! ¡Cierra la puerta! ¿Es que viene otra vez?

[Entra PELABARBAS.]

PELABARBAS
Soy yo, señor, vuestro barbero.

CEÑUDO
Oh, Pelabarbas, Pelabarbas, Pelabarbas, ha estado aquí conmigo un demonio sanguinario. Ayúdame a llegar a la cama y cúrame con tu consejo.

[Salen.]

ACTO 2 ESCENA 3

[Entran] GRAJO, CLERIMÓN, DELFÍN, EPICENA.

GRAJO
Si ese es su deseo, dejad que rechace la invitación. No es asunto nuestro, caballeros. Aunque no sea invitada a fiestas como estas todos los días.

CLERIMÓN
Oh, de ninguna manera, no puede negarse… La disuaden en privado. Quedaos en casa si es que en algo estimáis vuestra reputación, señora. Por el amor de Dios, os han invitado a propósito para que os vean y se rían de vos la gran dama de la academia y su ejército de sombras. Este trompetero[N]
X
Nota del traductor

"trompetero"

Se refiere a Grajo

ya os ha pregonado.

DELFÍN
No deberíais ir. Dejad que se rían de él por no haber logrado traeros en lugar de que se rían de vos. Ponedle en la tesitura de tener que bromear y hablar alto durante toda la noche para satisfacer a la concurrencia.

CLERIMÓN
Va a sospechar: hablad más alto. Os lo ruego, señorita Epicena, dejadnos leer vuestros versos. Tenemos el permiso de Sir John Grajo. No os reservéis los méritos de vuestro servidor y vuestras propias glorias.

EPICENA
Se os mostrarán las glorias de mi servidor si él os da su permiso.

DELFÍN
Sus vanaglorias, mi señora.

GRAJO
Enseñádselas, señora, y veréis cómo todos coinciden al juzgarlas como buenas.

EPICENA
Juzgad vosotros las glorias.

GRAJO
No, las leeré yo mismo: un autor debe recitar su propia obra. Este primero es un madrigal a la modestia:
Bien cierto es que son modestia y belleza
parientes muy afines;

DELFÍN
Muy bueno.

CLERIMÓN
Sí, ¿verdad?

GRAJO
15
que ninguna virtud estuvo sin compañía
pues siempre hubo dos que en una existían.

DELFÍN
¡Excelente!

CLERIMÓN
Otra vez, os lo ruego, Sir John.

DELFÍN
Hay algo en su extraña gracia y sentido.

CLERIMÓN
Paz, esa es la palabra.

GRAJO
Ninguna virtud estuvo sin compañía
pues siempre hubo dos que en una existían.
Si yo alabo en vos vuestra compostura, alabo
20
los rayos brillantes de vuestra belleza.
Y habiendo ensalzado belleza y modestia,
sabed que os honro a vos.

DELFÍN
¡Admirable!

CLERIMÓN
¡De qué manera repiquetea y divinamente tintinea en el cierre!

DELFÍN
Sí, es puramente Séneca.

CLERIMÓN
No, yo creo que es más bien Plutarco[N]
X
Nota del traductor

"Plutarco"

Las referencias a Séneca y a Plutarco en relación al madrigal de Grajo son evidentemente irónicas. No obstante, la filosofía clásica y, especialmente, la de ambos autores, tiene una influencia fundamental en esta obra. Ya comentamos en el acto anterior hasta qué punto podían rastrearse las enseñanzas de Séneca en esa escena en concreto, pero también en otros muchos lugares de la obra. Por su parte, la influencia que ejerce Plutarco no es menos evidente. Por poner un solo ejemplo, en uno de los ensayos que componen la «Moralia» , Plutarco clama contra la incontinencia verbal de los barberos y contra los grandes señores que prohíben despegar los labios a los miembros de su servidumbre. Todo ello, como el lector habrá detectado, ocupa un lugar importante en la configuración de esta obra.

.

GRAJO
Al diablo con Plutarco y Séneca, los odio: los versos son de mi propia invención, inspirados por la luz divina. Me pregunto por qué esos tipos tienen tanto crédito entre los caballeros.

CLERIMÓN
Son autores muy graves.

GRAJO
¡Valientes burros! ¡No saben hacer más que burdos retruécanos! Unas cuantas frases sentenciosas, eso es todo. Cualquier hombre podría estar hablando así toda una era. A cada hora pronuncio yo cosas igual de buenas, como se demostraría si alguien se tomara la molestia de recogerlas y analizarlas, como hicieron con ellos.

DELFÍN
¡Desde luego, sir John!

CLERIMÓN
Por supuesto, viviendo como vive entre ingeniosos y valientes galanes.

DELFÍN
Claro, y más siendo el presidente de todos ellos, como es su caso.

GRAJO
Ahí tenéis a Aristóteles, un tipo de lo más común; Platón, un charlatán; Tucídices y Livio, tediosos y áridos; Tácito, un completo lío, aunque algunas veces – muy pocas- puede merecer la pena el trabajo de desentrañarlo[N]
X
Nota del traductor

"desentrañarlo"

Edward Partridge, quien llevara a cabo una edición esta misma obra en 1972, apunta agudamente hasta qué punto Grajo menciona a estos autores sin conocerlos. Califica a Aristóteles de «tipo de lo más común» precisamente por ser habitualmente considerado como el gran filósofo del locus communis, de la verdad universal. A Platón un charlatán por la forma dialogada de sus discursos; a Tucídides le llama «tedioso», seguramente por cercanía fonética, y a Tácito como muy lioso debido a que tacitus, en latín, significa “secreto”, “escondido”, “callado”.

.

CLERIMÓN
¿Y qué opináis de los poetas, Sir John?

GRAJO
No son lo suficientemente buenos como para ser llamados autores. Homero, un viejo, tedioso y prolijo asno que habla de cepillar caballos y de espinazos de buey; Virgilio, de arar la tierra y de abejas. Horacio, de no-sé-qué[N]
X
Nota del editor digital

"no-sé-qué"

Los caballos tienen una importancia capital en la Iliada de Homero y, además, Agamenón agasaja a Ajax en un momento determinado cediéndole el espinazo del buey. Virgilio, en el libro IV de las Geórgicas, trata largo y tendido el tema de las abejas y la apicultura.

.

CLERIMÓN
Eso me lo creo.

GRAJO
Y lo mismo Píndaro, Licofronte, Anacreonte Cátulo, Séneca el Trágico, Lucano, Propercio, Tíbulo, Marcial, Juvenal, Ausonio, Estacio, Poliziano, Valerio Flaco y el resto.

CLERIMÓN
¡Menudo saco lleno de nombres tiene!

DELFÍN
¡Y los suelta como un torrente! ¡Policiano y Valerio Flaco!

CLERIMÓN
¿No te lo había caracterizado a la perfección?

DELFÍN
Mejor, imposible, desde luego.

GRAJO
Y Persio, un hosco y un simplón que no hay quién le pueda soportar.

DELFÍN
Entonces, ¿quiénes son, según vos, buenos autores, Sir John Daw?

GRAJO
Syntagma juris civil, Corpus juris civilis, Corpus juris canonici, la Biblia del Rey del España.

DELFÍN
¿Es la Biblia del Rey de España un autor?

CLERIMÓN
Sí, y también Syntagma.

DELFÍN
¿Qué es eso de Syntagma, señor?

GRAJO
Un abogado civil, un español.

DELFÍN
Claro, y Corpus era alemán.

CLERIMÓN
Sí, los dos Corpus, a esos los conozco; fueron unos autores muy corpulentos.

GRAJO
Y después están Vatablo, Pomponacio y Symanca; los demás no son dignos de ocupar el pensamiento de un letrado.

DELFÍN
[Aparte] No puede negarse que tenéis un servidor muy entendido, señora, en títulos.

CLERIMÓN
Me pregunto por qué no le han llamado ya al timón y le han hecho consejero.

DELFÍN
Es un hombre extraordinario.

CLERIMÓN
Al contrario, es un juez ordinario: justo lo que necesita el Estado.

DELFÍN
Ya llegará.

CLERIMÓN
Me fascina que una mujer pueda permanecer tan silenciosa ante la admiración que causa un servidor como vos.

GRAJO
Es por su virtud, señor. También he escrito algo ensalzando su silencio.

DELFÍN
¿En verso, Sir John?

CLERIMÓN
¿Cómo si no?

DELFÍN
Bueno, ¿por qué justificáis el proclamaros poeta cuando tenéis en tan baja consideración a los poetas clásicos?

GRAJO
¿Por qué? Señor, todos los hombres que escriben en verso no son poetas; ahí tenéis a todos esos ingenios que se dedican a escribir versos y no por ello deben ser llamados poetas. No son más que pobres hombres que viven de sus versos, los muy desgraciados.

DELFÍN
¿Vos no viviríais de vuestros versos, Sir John?

CLERIMÓN
No, sería una pena que lo hiciera. ¿Debe un caballero vivir de sus versos? No los escribe con ese fin, espero.

DELFÍN
Pues el noble Sidney[N]
X
Nota del traductor

"Sidney"

Sir Philip Sidney fue considerado como un ejemplo perfecto del ideal de caballero humanista, pues era cortesano, político, soldado y poeta. Murió, por cierto, en 1586, muchos años antes de que se estrenara Epicena.

vive de ellos, y su noble familia no está avergonzada.

CLERIMÓN
Sí, él mismo lo proclama. Pero Sir John Grajo es más cuidadoso: no quiere dificultar su propio ascenso en el estado. ¿Creéis, acaso, que podría? Vuestros versos, buen Sir John, que no poemas.

GRAJO
El silencio en la mujer es lo que al hombre
la elocuencia. Que discrepe quien ose.

DELFÍN
No seré yo. Tenéis mucha razón, señor.

GRAJO
25
No es un cuento
que de ella los excesos son en él cualidades,
y el defecto del hombre es virtud en la mujer:
no hay más que atender
al hecho abultado,
30
de que yo sé hablar, y ella mantener la paz.
¿Me han comprendido, caballeros?

DELFÍN
Pues no, señor. ¿A qué os referís con «abultado el hecho», Sir John?

GRAJO
Pues, «abultado» es cuando yo la cortejo siguiendo los impulsos comunes a la humanidad y ella no dice nada más que consentire videtur, hasta que, al final, está gravida.

DELFÍN
¿De modo que es una balada a la procreación?

CLERIMÓN
Te equivocas, es un madrigal a la procreación.

EPICENA
Te ruego que me devuelvas los versos, servidor.

GRAJO
Aquí los tenéis, si los demandáis con tal vehemencia.

[Se retira con EPICENA.]

CLERIMÓN
¡Mirad, aquí viene Agudo de nuevo!

ACTO 2 ESCENA 4

[Entra] AGUDO [con su cuerno.]

CLERIMÓN
¿Puede saberse, en nombre de la locura, dónde habéis estado adornado con ese cuerno?

AGUDO
Allí donde su sonido podría haber agujereado vuestros sentidos con su alegría si hubiera estado vuestra oreja al alcance. Delfín, arrodillaos y adoradme: os prohíbo cualquier amonestación, amigo. He estado con vuestro virtuoso tío y he roto el matrimonio.

DELFÍN
No, espero que no.

AGUDO
Así es, aunque no lo creáis. Este cuerno me facilitó la entrada, besadlo. Como no tenía modo de entrar, fingí ser un mensajero, pero una vez dentro me revelé como todo lo contrario. Lo dejé como un poste o una piedra o algo aún más rígido, atormentándole con las incomodidades de una esposa y las miserias del matrimonio. Si alguna vez Gorgona[N]
X
Nota del traductor

"Gorgona"

Las gorgonas son tres monstruos mitológicos, Euríala, Esteno y Medusa. Se les representaba con alas de bronce, colmillos semejantes a los de un jabalí y serpientes en lugar de cabellos. Supuestamente, vivían relegadas en los confines del mundo occidental. De las tres, la única mortal era Medusa, la cual petrificaba a los mortales con la mirada. A ésta es a la que está haciendo referencia Agudo.

fue vista en forma de mujer, él la vio en mi persona. Le he disuadido de seguir ese perfume para siempre. ¿Por qué no me aplaudís y adoráis, señores? ¿Por qué os quedáis tan callados? No os dais cuenta del beneficio.

DELFÍN
¿No os lo dije? ¡Maldición!

CLERIMÓN
Ojalá hubieras aplazado ese beneficio para mejor ocasión.

AGUDO
¿Por qué?

CLERIMÓN
¡Pardiez! Habéis cometido la cosa más desconsiderada, torpe y ruin que nunca un hombre hizo a su amigo.

DELFÍN
¡Amigo! Si mi peor enemigo hubiera estudiado cómo ocasionarme algún daño, no lo habría hecho mejor.

AGUDO
¿Qué decís, por el amor de Dios? ¡Caballeros, sed razonables!

DELFÍN
Os avisé de todo esto mucho antes de que ocurriera.

CLERIMÓN
Ojalá mis labios hubieran estado mejor soldados cuando os lo conté todo. Pero, ¿qué os ha llevado a ser tan inoportuno?

AGUDO
Mis señores, no paguéis con esas caras tan largas mi cortesía: quitaos las caretas. Haz buenos actos y que te sean agradecidos de este modo.

DELFÍN
Por Dios, me habéis destrozado. Todo lo que he estado urdiendo y madurando desde hace cuatro meses, lo habéis arruinado en un minuto. Y ahora que estoy perdido, hablaré. A esta dama la he alojado aquí a propósito: para llamar la atención de mi tío, ha profesado este obstinado silencio. Por mí, siendo mi fiel amiga, y tomando en compensación la gran fortuna de haberse casado con él, habría logrado cambiar por completo mi situación. Pero ahora todas mis esperanzas han sido malogradas por completo debido a este desafortunado suceso.

CLERIMÓN
Esto es lo que ocurre cuando un hombre ignorante y ocioso presta sus servicios sin saber el por qué. Me pregunto qué oportuno picazón os ha poseído. Jamás hicisteis cosa más absurda ni mayor pecado contra la amistad o contra la humanidad.

DELFÍN
Tal vez le perdonéis vos antes, ya que ha sido culpa vuestra, principalmente.

CLERIMÓN
Lo sé; ojalá no lo hubiera sido.

[Entra PELABARBAS.]

DELFÍN
Aquí estás, Pelabarbas, ¿traes noticias?

PELABARBAS
La mejor, la más feliz que traer pudiera, señor. Ha estado un caballero loco con vuestro tío esta mañana [Viendo a Agudo] (Me parece que era éste caballero) que cerca ha estado de quitarle la idea de la cabeza lanzando improperios contra el matrimonio…

DELFÍN
¡Oh, os lo ruego!

PELABARBAS
Y vuestro tío ha creído, señor, que todo había sido idea vuestra, de modo que quiere conocer a la dama que vos sabéis inmediatamente. Dice que si ella es de su agrado y tan inclinada a la mudez como le he contado, jura que se casará con ella hoy mismo, al instante, sin perder ni un minuto.

DELFÍN
¡Excelente! ¡Mejor de lo que esperábamos!

AGUDO
¿Mejor de lo que esperabais? Por el cielo, estaba muy claro que ocurriría de esta manera.

DELFÍN
Ahora, dulce Agudo, perdonadme.

AGUDO
No, siendo tan “ignorante ocioso, impertinente”; éste ha sido mi “absurdo y vil papel”…

CLERIMÓN
¿Vais a adjudicaros ahora el mérito, siendo todo mera fortuna?

AGUDO
¿Fortuna? Mera providencia. La fortuna no ha tenido nada que ver. Vi que era necesario que todo sucediera naturalmente; mi intuición nunca me ha fallado en estas cosas. Decidme cómo podría haber sido de otra manera.

DELFÍN
Venga, caballeros, no discutáis. Todo está solucionado.

AGUDO
No, dejad que siga llamándome “desconsiderado” y “ruin” y lo que quiera.

CLERIMÓN
¡Vos os justificáis haciéndoos pasar por más sabio de lo que fuisteis por puro azar!

AGUDO
¡Azar! Por el amor de Dios, no lograrás convencerme de que entonces no lo veía todo tan claro como las estrellas en el cielo.

DELFÍN
Venga, caballeros, todo está solucionado ahora; id a entretener a Sir John Grajo con palabrería mientras a ella le doy instrucciones.

AGUDO
Primero me gustaría ser presentado la dama, con vuestro favor.

[Se acercan Epicena y Grajo.]

CLERIMÓN
El señor Agudo, señora, nuestro amigo.

AGUDO
Lamento no haberos conocido antes, señora, para celebrar esa rara virtud de vuestro silencio.

CLERIMÓN
Y si hubierais llegado antes la hubierais visto y oído bien loada en los madrigales de Sir John Grajo.

[Salen DELFÍN, EPICENA y PELABARBAS.]

AGUDO
Jack Grajo, Dios os salve. ¿Habéis visto a De Lila?

GRAJO
No desde ayer, señor Agudo.

AGUDO
Qué curioso. Pensaba que erais inseparables.

GRAJO
Ha ido a avisar a sus invitados.

AGUDO
¡Es cierto! ¡Qué poca mala memoria tengo para todo lo concerniente a ese hombre! Yo soy uno de los invitados: me lo encontré montado en eso que él llama su delicado corcel negro, cubierto de espuma a fuerza de correr de un lugar a otro, de una persona a otra para darles la invitación…

CLERIMÓN
Espero que no se hayan olvidado.

AGUDO
Sí, nunca hubo un pobre capitán que se tomara más molestias al pasar revista a los reclutas que él con sus comidas a los amigos.

GRAJO
Es su fiesta para celebrar el pago de las rentas trimestrales, señor.

CLERIMÓN
¿Es eso cierto, Sir John?

AGUDO
Jack Grajo no se perdería la fiesta de su mejor amigo y nos deleitará con su talento. ¿Dónde está vuestra señora para que os escuche y aplauda? ¿Se ha marchado?

GRAJO
¿Se ha marchado la señora Epicena?

CLERIMÓN
Se marchó antes con Sir Delfín al lugar de la recepción.

AGUDO
¡Se marchó antes! Eso ha sido una injuria manifiesta, un desplante muy poco considerado: rechazarle en una fiesta como ésta, siendo como es tan valiente e ingenioso.

CLERIMÓN
Se lo tragará como si fuera nata: antes sería capaz de leer a Jure civil"Jure civil"Recordemos que Jure civil es uno de los “autores” antes mencionados por Grajo. que admitir que ha sufrido alguna injuria de una dama.

GRAJO
No, dejadla ir: luego pasará toda una semana encerrada en su habitación, sentada y en silencio. Os lo garantizo; como que me llamo John Grajo. ¿De veras me ha rechazado?

CLERIMÓN
No, señor, no os lo toméis tan a pecho. No os ha rechazado; simplemente os ha ignorado un poquito. ¡Por Dios, Agudo! ¡Vos tenéis la culpa de meterle en la cabeza la idea de que le ha rechazado!

AGUDO
Porque le ha rechazado, señor, descaradamente, por mucho que lo suavicéis. Y si yo fuera él, no volvería a dirigirle la palabra en todo el día.

GRAJO
Por el cielo, que no se la dirigiré.

AGUDO
Ni a ella ni a nadie, señor.

GRAJO
No diría yo tanto, caballero.

CLERIMÓN
Habría sido todo un feliz logro para la concurrencia si lo hubierais conseguido.

GRAJO
Pero estaré muy melancólico, eso seguro.

CLERIMÓN
Como un perro, si yo fuera vos, Sir John.

AGUDO
O como un caracol o como un piojo de agua. Me haría un ovillo durante todo el día y no dejaría que nadie lograra desenrollarme.

GRAJO
Por este palillo, juro que lo haré.

CLERIMÓN
Bien hecho, y ahora la toma con sus dientes.

GRAJO
¿Vamos, caballeros?

CLERIMÓN
No, debéis andar vos solo, si queréis parecer verdaderamente melancólico, Sir John.

AGUDO
Sí, señor, nosotros os seguiremos a unos pasos de distancia.

[Sale GRAJO.]

CLERIMÓN
¿Existieron jamás dos yardas de caballería que indujeran de tal modo a la risa?

AGUDO
¡Es un tumor parlante! Ningún champiñón hubo nunca tan fresco. Es tan evidente que el tipo no es nadie, que ni él mismo sabe lo querría ser.

CLERIMÓN
Sigámosle, pero antes vayamos a buscar a Delfín; está rondando la casa en espera de noticias.

AGUDO
Será un placer.

[Salen.]

ACTO 2 ESCENA 5

[Entran] CEÑUDO, EPICENA, PELABARBAS, MUDO.

CEÑUDO
Bienvenido, Pelabarbas; acércate con tu bello encargo e indícale suavemente al oído que se descubra. [PELABARBAS susurra a EPICENA, quien se quita la máscara.] Bien. ¿Está cerrada la puerta? [MUDO hace una reverencia.] Suficiente. Ahora, Pelabarbas, con la misma disciplina de la que hago gala en mi casa, te haré unas preguntas. ¿Tal y como presupongo, Pelabarbas, es esta gentil dama aquella que habéis buscado y traído con la esperanza de que se ajuste al papel de esposa mía? Respóndeme solo con una reverencia, a no ser que sea de otro modo. [PELABARBAS hace una reverencia.] Bien hecho, Pelabarbas. Y también doy por supuesto, Pelabarbas, que ya os habéis informado de su nacimiento, educación, cualidades o de cualquier otra cosa que pudiera hacer que yo prefiriera no aceptarla, considerando las severas consecuencias de un casamiento.− Eso es lo que imagino, Pelabarbas. Respóndeme con una reverencia a no ser que sea de otro modo. − Muy bien hecho, Pelabarbas. Ahora hazte a un lado y permite que examine su condición y aptitudes para mis afectos. Se acerca a ella y la mira. Es extremadamente bella, su aspecto es inusualmente bueno; una dulce composición y armonía en los miembros. El temple de su belleza tiene la cualidad de hacerme bullir la sangre. El bribón ha logrado complacerme extremadamente bien con el exterior. Probaré ahora con el interior… Acercaos, bella dama; no permitáis que mi actitud os haga juzgarme grosero; aunque para vos conducta tan extraña tal vez os resulte algo insólito. (Ella hace una reverencia.) No, señora, vos podéis hablar, aunque Pelabarbas y mi sirviente no puedan, pues de todos los sonidos solo la dulce voz de una bella dama tiene los calibres justos para agradar a mis oídos. Os suplico que habléis, señora; dicen que desde el primer destello que brilla en los ojos de aquellos que acaban de conocerse, prende el amor; ¿sentís vos alguna inclinación semejante brotar en algún lugar de vuestro ser al verme? ¿Lo sentís, señora? (Hace una reverencia.) Ay, señora, estas respuestas por silenciosas reverencias son demasiado corteses y simples. Me he criado en la Corte y aquella que se convierta en mi esposa de estar provista de cortesanas y audaces lindezas. ¿Podéis hablar, señora?

EPICENA
Habla muy suavemente. Juzgadlo vos mismo, señor

CEÑUDO
¿Qué habéis dicho, señora? Hablad más alto, os lo suplico.

EPICENA
Juzgadlo vos mismo, señor.

CEÑUDO
¡Por mi vida, qué divina suavidad! Pero, ¿podríais vos naturalmente, señora, tal y como les exijo a estos por doctrina e industria, rendíos a mi juicio y, sin tomar placer por vuestra lengua (el cual es el mayor de los placeres para una mujer) considerar si es plausible contestarme mediante silenciosos ademanes, siempre que mis palabras vayan de acuerdo con vuestro juicio? (Hace una reverencia.) Excelente! ¡Divino! Si fuera posible que se mantuviera de este modo… Pelabarbas, has hecho eterna tu dicha, así como la mía, si es que esta felicidad puede durar para siempre; pero aún la pondré más a prueba. Mi querida señora, soy hombre delicado, os lo aseguro, y debo tener mis orejas bien servidas con gratas y agudas pláticas, graciosas chanzas, burlas y galantear con aquella que será mi compañera de cama. Las damas de la corte piensan que es una terrible ofensa a la agudeza de su virtud y buen porte si no dan ocasión a un hombre a cortejarlas, y cuando un discurso amoroso es llevado a cabo, atienden a la tarea para continuarla con tanto ahínco como él. ¿Y vais vos a diferir de lo que a todas ellas conmueve y en lo que con tanto esfuerzo se afanan por parecer letradas, por parecer juiciosas y por parecer agudas y vanidosas? ¿Podéis enterrar en vos todo ello con vuestro silencio y confiar vuestras gracias más a la justa conciencia de la virtud que a la del mundo o de vuestra propia proclamación?

EPICENA
Lamentaría que fuera de otro modo.

CEÑUDO
¿Qué habéis dicho, señora? Mi buena señora, hablad más alto.

EPICENA
Lamentaría que fuera de otro modo.

CEÑUDO
¡Vuestro pesar me llena de alegría! ¡Oh, Ceñudo, eres el hombre más feliz de la humanidad! ¡Reza por que puedas contenerte! Tan solo le preguntaré una cosa más y lo deberé hacer con sumo tacto y deferencia a su sexo. Pero escuchadme, dulce dama, también me gustaría que aquélla llamada a ser mi ternera sea la primera y principal en todas las modas, que preceda a todas las damas de la corte por una quincena, que tome consejo de sus sastres, calceteros, encajeras, bordadores, y que en ocasiones se siente con ellos hasta dos veces al día para examinar las últimas noticias de moda francesa, y que luego aparezca tan cambiada como la Naturaleza, y aún más a menudo que ella, con ayuda del Arte, su emulador sirviente. Así es como pienso. ¿Y cómo seríais vos capaz, señora, con tamaña frugalidad de palabra, de dar las diversas (pero necesarias) instrucciones para este canesú, aquellas mangas, tales faldas, cierto corte, tal puntada, este bordado, ese lazo, tales hilos, aquel nudo, cierta gorguera, cordones, esa faja, este abanico, aquella otra bufandas, esos guantes? ¿Qué decís, señora?

EPICENA
Os lo dejaría a vos, señor.

CEÑUDO
¿Cómo decís, señora? Os lo ruego, subid una nota.

EPICENA
Lo dejaría a vuestra sabiduría y a vos, señor.

CEÑUDO
¡Admirable criatura! No os importunaré más; no pecaré en contra de tan dulce simplicidad. Permitidme ahora la audacia de imprimir en esos labios divinos el sello de que sois mía. [La besa.] Pelabarbas, te doy el arrendamiento de tu casa gratis; no me lo agradezcas más que con una reverencia− Sé que ahora dirás que ella es pobre y que han muerto todos los parientes que las protejan, pero ella ha aportado una incalculable dote con su silencio, Pelabarbas, y en respeto a su pobreza debo mantenerla aún más amante y obediente, Pelabarbas. Ve y tráeme de inmediato un pastor de suave y queda voz para que nos case y suplícale que no sea impertinente, que sea lo más breve posible. Venga, en silencio, Pelabarbas. [Sale PELABARBAS.] Tú, conduce a la señora, que ahora es tu señora, al comedor. [Salen MUDO y EPICENA.] ¡Oh, felicidad! ¡Cómo voy a vengarme de mi insolente sobrino y de sus esfuerzos para evitar mi casamiento! Esta noche engendraré un heredero y a él lo expulsaré de mi sangre como a un extraño. Pretenderá ser armado caballero, sin duda, y pensará que de ese modo conseguirá reinar sobre mí, por su título. Pues no, sobrino, aunque me traigas diez cartas de un Lord o dieciséis de una dama, sobrino, no te servirá de nada. Tu hidalguía tendrá que hincarse de rodillas y aun así será rechazada; te reclamarán el pago de los derechos de ejecución, y no podrás hacerlos frente; no tendrás entonces más remedio que engañar a algún hostelero de una asquerosa taberna para conseguir tu dieta cada día, y tendrás que contarle cuentos sobre algún juicio para justificarte. O es posible que te vayan aún peor las cosas y tengas que correr a refugiarte a Coleharbour[N]
X
Nota del traductor

"Coleharbour"

El heraldo de Shrewbury hizo construir en la calle Upper Thames un buen número de viviendas que alquilaba a gente de todo tipo por un precio ínfimo. Solían frecuentarlo vagabundos.

. Aterrorizarás a todos sus amigos pidiendo cartas de recomendación y cuando uno de los ochenta te compre el título por diez peniques, tu hidalguía tendrá que ir a la taberna de la Grulla, a la del Oso o a la de Pie del Puente[N]
X
Nota del traductor

"taberna de la Grulla, a la del Oso o a la de Pie del Puente"

Todas estas tabernas son reales (Cranes, the Bear y Bridge-foot) y eran muy conocidas en la época. Se encuentran muy cerca de las viviendas a las que nos referíamos en la nota anterior.

, y beber como un cosaco. No tendrás dinero para saldar la cuenta de la taberna, ni para invitar a viejos ni a nuevo acreedores con el fin mantener tu hidalguía. Serás el décimo nombre en la lista en la casa de caridad, para poder adquirir la mísera ollita o cuenco de piedra. Y por lo mismo no podrás recurrir a tu hidalguía para intentar seducir a la viuda de un panadero, a la viuda de un panadero de pan negro. Ofrecerás tu título de caballero como semental a las esposas libidinosas de la ciudad, y ellas te rechazarán mientras tengan profesor de baile o (¿cómo se les llama?) al más grande calavera de la ciudad a su disposición. Carecerás de ropa y, por lo mismo, también de la posibilidad de embaucar a abogados. No tendrás ni la perspectiva de ir a dar con tus huesos a Constantinopla, Irlanda o Virginia[N]
X
Nota del traductor

"Constantinopla, Irlanda o Virginia"

Partridge y Dutton nos informan de que estos eran lugares a los que se marchaba la gente a hacer fortuna. Entre ellos iban muchos delincuentes y prófugos de la ley.

. Pero la mejor y última fortuna para tu hidalguía será intentar hacer de una señorita Doll Desgarrasábanas o de Kate la Rabisalsera, y así es posible que logres comer.

[Sale.]

ACTO 2 ESCENA 6

[Entran] AGUDO, DELFÍN, CLERIMÓN.

AGUDO
¿Estáis seguros de que aún no se ha dejado ver?

DELFÍN
No, he estado esperando en la barbería desde que se marcharon.

CLERIMÓN
Pero tal vez tome la otra entrada del callejón.

DELFÍN
No, le dije que le esperaría en esta entrada. Quedé así con él antes.

AGUDO
¡Pues menudo bribón está hecho este barbero al retrasarse de este modo!

[Entra PELABARBAS.]

DELFÍN
Por allá viene.

CLERIMÓN
Y sin su encargo, lo cual es muy buena señal, Delfín.

DELFÍN
¿Y bien, Pelabarbas? ¿Habéis triunfado o no?

PELABARBAS
Más de lo que pudierais imaginar, señor, omnia secunda. No podríais haber rezado para que saliera mejor: Saltat senex"Saltat senex"Refrán que se dice cuando una cosa se ha solucionado felizmente, contra todo pronóstico. Gerónimo Claro y Cejudo (1792) explica el origen de este proverbio durante la celebración de unos juegos olímpicos en homenaje a Apolo que fueron interrumpidos por el ataque repentino de las tropas de Aníbal. Repelido el ataque, y antes de seguir con los juegos, se planteó la necesidad de purificarse y, mientras llevaban a cabo el rito de purificación, un anciano se puso a dar brincos. No sé hasta qué punto podemos tomar en consideración tal explicación, aunque resulte a todas luces encantadora., como dice el proverbio: ha triunfado la felicidad. ¡Admira a la dama! ¡También me ha dado el arrendamiento de mi casa! ¡Y ahora voy en busca de un pastor silencioso para que los case, y listo!

AGUDO
Pues ve a buscar a un pastor al que hayan silenciado[N]
X
Nota del traductor

"silenciado"

Ya hicimos referencia a los curas puritanos a los que se les retiró el permiso para seguir ejerciendo después de que se negaran a acatar las resoluciones que el rey Jacobo determinó en el encuentro en 1604 en Hampton Court.

últimamente: un hermano con ganas de hablar le atormentaría muy santamente.

PELABARBAS
Cum privilegio"Cum privilegio"Con licencia, con autoridad, que se supone que se debe solicitar., señor.

DELFÍN
Oh, de ninguna manera, no hagamos nada que pueda fastidiarlo todo. Cuando todo esté hecho y terminado, me uniré a vosotros en cualquier estratagema para mofarnos de él.

PELABARBAS
Lo cual podrá ser en media hora, gracias a mi habilidad, caballeros. Idead lo que gustéis mientras tanto. Bonis avibus"Bonis avibus"Que las profecías sean favorables..

[Sale.]

CLERIMÓN
¡Qué manera de dominar el latín el muy granuja!

AGUDO
Si queremos, las bromas de este día serán recordadas como gestas por la posteridad.

CLERIMÓN
¡Y maldito del que no cumpla su parte!

DELFÍN
¿Y cuál es mi parte?

AGUDO
Trasladar la fiesta y a todos los invitados del señor De Lila hasta aquí para celebrar el casamiento.

DELFÍN
Muy bien, pero, ¿cómo haremos eso?

AGUDO
Yo asumiré la dirección de todas las invitadas hasta este lugar y después deberán seguirnos las viandas.

CLERIMÓN
Por el amor de Dios, ¡hagámoslo! Resultará una excelente comedia de infortunios, con tantos y tantos ruidos.

DELFÍN
Pero, ¿creéis que no están ya en el otro lugar?

AGUDO
Os lo aseguro por el honor de las colegiadas: una no se habrá puesto todavía el maquillaje, la otra no habrá almidonado todavía su combinación…

CLERIMÓN
Oh, pero empiezan a prepararse antes cuando se trata de una fiesta...

AGUDO
Mejor vayamos y asegurémonos.

CLERIMÓN
¿Alguien conoce el lugar?

AGUDO
Yo os guío. ¿No habéis estado nunca?

DELFÍN
Yo no.

CLERIMÓN
Yo tampoco.

AGUDO
¿Y dónde habéis estado todo este tiempo? ¡Es posible no conocer a Tom Mustelo!

CLERIMÓN
No, por el amor de Dios. ¿Quién es?

AGUDO
Un magnífico animal, idéntico a Grajo y a De Lila, aunque no tan filosófico. Domina el latín con la misma soltura que vuestro barbero. Además, es el pelele de su esposa: él la llama princesa y cosas similares todo el tiempo. La sigue arriba y abajo por la casa como un paje, con la cabeza descubierta en parte por calor y en parte por respeto. En este instante, estará preparando a su toro, a su oso y a su caballo.

DELFÍN
¿Y para qué, en el nombre de la esfinge?

AGUDO
Pues, señores, porque fue uno de los grandes de Bear Garden[N]
X
Nota del traductor

"Bear Garden"

Un parque londinense en el que se celebraban peleas de osos y toros, algo tremendamente popular en la época.

en su momento y de ese sutil deporte ha sacado la ingeniosa denominación de las tres grandes copas con las que se emborracha: a una la llama su toro, a otra su oso y a la última su caballo. Y luego tiene otros vasos más pequeños a los que llama su ciervo y su simio, además de otros muchos grados. Para él nunca se puede hablar de entretenimiento perfecto hasta que las saca del aparador.

CLERIMÓN
¡Por el amor de Dios! ¡Nos lo perderemos si no vamos ya!

AGUDO
Bah, se delatará diciendo miles de cosas igual de buenas a lo largo del día. Clamará contra su esposa a espaldas de ella, pero luego, a la cara…

DELFÍN
No digas más. Vayamos ya a verlo, te lo suplico.

[Salen.]

Acto III

ACTO 3

ACTO 3 ESCENA I

[Entra] MUSTELO [con sus copas], SEÑORA MUSTELO. AGUDO, CLERIMÓN, DELFÍN [les siguen, sin ser vistos.]

MUSTELO
Pero, buena princesa, escuchadme unas palabras.

SEÑORA MUSTELO
Juro por esta luz que te haré encadenar junto a tus perros si no te comportas como corresponde. Te enviaré a la perrera, lo juro. Siempre me tienes que atormentar con tu toro, tu oso y tu caballo. ¡Y precisamente cuando los cortesanos o las académicas vienen a casa! Pero tú todo lo conviertes en un martes de Carnaval. ¡En ese caso, ponte tu sombrero de Pentecostés y ve con esas cosas en la mano para entretenerlos! ¡Juro que te haré hacerlo!

MUSTELO
Pero, dulce princesa —a no ser que tengáis algo que objetar–, dejadme llevar esas… cosas por las que soy conocido entre los cortesanos. Esta es mi forma de demostrarles mi forma de ser, y ellos así lo entienden y, además, cuentan con ello. El toro, el oso y el caballo de Tom Mustelo son conocidos en toda Inglaterra, in rerum natura"in rerum natura"Significa «en todo el mundo»..

SEÑORA MUSTELO
Naturalmente que los conduciré a todos a bastonazos hasta el Paris Garden[N]
X
Nota del traductor

"Paris Garden"

Se trata de un parque londinense famoso porque allí se celebraban «hostigamientos de osos», una pelea entre un oso, encadenado, y una jauría de perros. Pese a lo que pueda parecer, era un ejercicio bastante popular desde que Enrique VIII expresara su afición, y la misma reina Isabel I decía disfrutar con estos espectáculos. La principal oposición a esta práctica fue por parte de los puritanos debido no tanto a la crueldad del hecho en sí como a que los hostigamientos se celebraban en domingo.

, y a ti también, si vuelves a mencionar el asunto. ¿Es un oso, o un toro, una bestia apropiada para juntarla en sociedad con grandes damas? Piénsalo tú mismo: ¿es apropiado?

MUSTELO
El caballo entonces, buena princesa.

SEÑORA MUSTELO
Bien, me contentaré con el caballo. A ellas les encanta ser montadas, lo sé. Y a mí también.

MUSTELO
Y es este un caballo muy fino y delicado. Un Poetarum Pegasus. Y, corregidme si me equivoco, princesa, pero Júpiter se convirtió a sí mismo en un taurus, o toro, si no me equivoco, buena princesa.

SEÑORA MUSTELO
Juro por mi vida que te mandaré directo a Bankside[N]
X
Nota del traductor

"Bankside"

Es la zona de Londres, al sur del río Támesis, donde se encuentra el antes referido Paris Garden. También es el barrio en el que se concentraron la mayoría de teatros en la época isabelina.

y te encomendaré al domador de osos del parque si escucho una sola sílaba más. ¿Debe mi casa y mi techo contaminarse con el hedor de los osos y de los toros cuando está perfumada con la esencia de grandes damas? ¿Decía algo semejante en nuestro contrato matrimonial? ¿O más bien decía que yo sería tu princesa, y que reinaría en mi propia casa mientras que tú serías mi súbdito, y me obedecerías? ¿Qué me has dado tú a mí para que te muestres tan autoritario? ¿No te permito acaso gastar media corona al día con los truhanes de tus amigos, para que vengas y me irrites y me atormentes en momentos como este? ¿Quién te proporciona el sustento? ¡Contesta! ¿Quién la comida para el caballo y la tuya misma? ¿Y los tres trajes todos los años, y tus cuatro pares de medias, uno de seda y tres de diario? ¿Y tus cintas, collares y puños cuando los consigo? ¿Y esta maravilla que vistes ahora mismo? ¿Y quién te honra trayendo a tu propia casa a cortesanos y a grandes personajes que se dignan a bajar de sus carrozas para hablar contigo? ¿Fuiste jamás tan considerado por un lord o por una dama antes de casarte conmigo, a no ser durante las vacaciones de Pascua o Pentecostés, o cuando, desde la ventana del Palacio de Banquetes[N]
X
Nota del traductor

"Palacio de Banquetes"

En los jardines de este palacio se organizaban, entre otros espectáculos, los mencionados hostigamientos de osos para que los presenciaran los reyes y cortesanos.

, apostabas por los osos Ned Whiting o George Stone[N]
X
Nota del traductor

"George Stone"

Algunos de los osos que competían en los hostigamientos se hicieron tristemente famosos, pues gozaron de una carrera larga y sangrienta. El segundo de ellos, concretamente, gozó de una fama especial y murió en 1606 en un espectáculo celebrado para agasajar al hermano de la reina Ana, el rey de Dinamarca.

?

AGUDO
[Aparte a Clerimón y a Delfín] ¡Por el amor de Dios, deberíamos quitársela de encima!

SEÑORA MUSTELO
Respondedme también a esto: cuando yo os recogí de aquel estercolero, ¿no llevabais un mugriento jubón de ante con puntos y parches de terciopelo en los codos? ¿O es que lo habéis olvidado?

AGUDO
[Aparte a Clerimón y a Delfín.] Se lo merendará si no le ayudamos.

[Se acercan]

SEÑORA MUSTELO
¡Oh, aquí vienen algunos galanes! Id, comportaos distinguidamente y con moralidad u os retiraré la asignación, os lo aseguro.

ACTO 3 ESCENA 2

AGUDO
Con vuestro permiso, estimada Señora Mustelo, permitidme la osadía de presentaros a estos caballeros.

SEÑORA MUSTELO
No hay nada ofensivo en ello, sir.

AGUDO
¿Cómo está mi noble capitán? ¿Siguen el toro, el oso y el caballo in rerum natura?

MUSTELO
Sir, sic visum superis"sic visum superis"Podríamos traducirlo por «si Dios quiere»..

SEÑORA MUSTELO
Id a coquetear con ellos, venga. Id y pedid que preparen pan tostado con mantequilla para las perdices. Esa es una tarea adecuada para vos.

[Sale MUSTELO.]

CLERIMÓN
[A Agudo y a Delfín.] ¡Con vaya una tirana está casado este pobre hombre!

AGUDO
¡Oh, cómo nos divertiremos luego, cuando le liberemos!

DELFÍN
¿Se atreverá siquiera a hablar?

AGUDO
Ningún puritano se rebeló jamás contra la autoridad sin ser hostigado. Pero, prestad atención al lenguaje de su señora mientras tanto, os lo ruego.

SEÑORA MUSTELO
Caballeros, vuestra presencia aquí es más que acertada. Mi primo, Sir Amoroso, hará su aparición en unos instantes.

AGUDO
A buena hora, señora. Por casualidad, ¿no habrá pasado por aquí Sir John Grajo preguntando por él o por el resto de invitados?

SEÑORA MUSTELO
No os lo puedo asegurar, señor Agudo. Pasó por aquí un caballero muy melancólico con gorguera que preguntó a mi esposo por alguien; por otro caballero, según creo.

CLERIMÓN
Sí, era él, señora.

SEÑORA MUSTELO
Pues el caballero partió de estampía, de eso sí puedo informaros.

DELFÍN
¡Qué forma tan maravillosa de expresarse tiene esta dama!

AGUDO
Oh, sir, ella es la única cortesana auténtica no descendiente de familia noble de toda la ciudad.

SEÑORA MUSTELO
Eso lo habéis inventado vos, caballero.

AGUDO
No, os lo aseguro. Es lo que los cortesanos dicen de vos.

SEÑORA MUSTELO
Soy servidora de la corte y de todos sus cortesanos, sir.

AGUDO
También ellos son vuestros devotos.

SEÑORA MUSTELO
No es para tanto, señor.

[Entra PELABARBAS. DELFÍN, AGUDO y CLERIMÓN hablan aparte con él.]

DELFÍN
¿Qué ocurre, Pelabarbas? ¿Algún contratiempo?

PELABARBAS
Oh, no, señor. Omnia bene"Omnia bene"«Todo bien».. Todo va como un reloj. Vengo de complacer a vuestro tío llevándole al vicario del que espera hacer muy pronto uso de sus servicios.

DELFÍN
¿Y qué tiene de especial el tal vicario?

PELABARBAS
Principalmente, un resfriado, sir. Difícilmente se le oye a más de seis pulgadas. Es como si hablara a través de una tela de enea o con la garganta cubierta de cortezas: es un buen tipo, muy rápido y un excelente remendón de rezos. Tan solo he venido a deciros que tal vez ya sea de hora de que omnem movere lapidem"omnem movere lapidem"«No dejar piedra sin mover», «hacer las diligencias posibles para alguna cosa», según el «Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana», de Esteban Terreros (1788)., como suele decirse, y que os preparéis para vuestra venganza.

DELFÍN
Muchas gracias, cabal Pelabarbas. Estate preparado con la llave para dejarnos pasar.

PELABARBAS
Perded cuidado, señor. Ad manum"Ad manum"«[Estaré] a mano», a vuestro servicio..

[Sale.]

AGUDO
Bueno, voy a echar un vistazo a las carrozas.

CLERIMÓN
Hazlo, y te enviaremos a Grajo si no te lo encuentras tú antes.

[Sale AGUDO.]

SEÑORA MUSTELO
¿Se ha marchado ya el señor Agudo?

DELFÍN
Sí, señora. Un desafortunado asunto se le ha complicado.

SEÑORA MUSTELO
Eso me pareció, a juzgar por la expresión de la cara del hombre que hace un momento pasó por aquí. Precisamente esta noche soñé yo con el nuevo espectáculo de Lady Mayoress[N]
X
Nota del traductor

"Lady Mayoress"

Se trata de un espectáculo que se celebraba anualmente en la calle con motivo de la toma de posesión del nuevo Lord Mayor. Solía tener lugar el 29 de octubre.

, lo cual siempre me parece de mal agüero. Se lo dije el otro día a mi Lady Fatua, cuando vino a ver algo de porcelana, y me estuvo hablando largo y tendido de Artemidoro[N]
X
Nota del traductor

"Artemidoro"

Artemidoro de Éfeso (siglo II d. J.C) fue el autor de un tratado sobre La interpretación de los sueños.

. Desde entonces me parece que tiene razón. Me ha causado numerosos quebraderos.

CLERIMÓN
¿Vuestro sueño, señora?

SEÑORA MUSTELO
Sí, señor. Siempre que sueño con la ciudad me ocurre algún contratiempo. En una ocasión, se me manchó un mantel de damasco que en su día me costó dieciocho libras. En otra, se me quemó un vestido de satén negro mientras descansaba yo junto al fuego en el aposento que Lady Centauro tiene en la academia. Una tercera vez, durante la mascarada del Lord, goteó cera en mi gorguera, de modo que no pude asistir al banquete. Una cuarta vez, estaba yo tomando un carruaje para ir a Ware[N]
X
Nota del traductor

"Ware"

Ciudad a unos 30 kilómetros al norte de Londres, famosa porque allí se encontraba (y se encuentra) una tremenda cama de 3,38 m. de largo y 3,26 m. de ancho. Fue obra del carpintero Jonas Forsbrook. Cualquier espectador de la época interpretaría malintencionadamente los viajes de la señora Mustelo a Wire.

a visitar a un amigo cuando un caballo percherón me tiró cuan larga era con mi vestido nuevo (un jubón de satén carmesí y una falda negra de terciopelo), así que no tuve más remedio que volver por donde había venido y cambiarme. Permanecí tres días encerrada a causa de la ansiedad.

DELFÍN
Son contratiempos muy desagradables, señora.

CLERIMÓN
Por eso no yo nunca residiría en la ciudad. Es un lugar lleno de peligros.

SEÑORA MUSTELO
Sí, señor. Pero yo sigo cuidadosamente los consejos de mi médico y procuro soñar con ella lo menos posible.

DELFÍN
Hacéis bien, señora Mustelo.

[Entra GRAJO; CLERIMÓN lo lleva aparte.]

SEÑORA MUSTELO
¿Vamos entrando en casa, caballeros?

DELFÍN
Os agradecemos el ofrecimiento, señora; pero, con vuestro permiso, preferiríamos quedarnos a hablar con un caballero, Sir John Grajo, que acaba de llegar. Al punto os seguiremos.

SEÑORA MUSTELO
Cuando gustéis, caballeros. Es la fiesta de mi primo Sir Amoroso…

DELFÍN
Lo sé, señora.

SEÑORA MUSTELO
Y mía también. Pero, dado que es un su honor, no reclamaré para mí ningún mérito, más allá del hecho de que se está celebrando en mi casa.

DELFÍN
Sois una pariente extremadamente generosa.

SEÑORA MUSTELO
A vuestros pies, sir.

[Sale.]

ACTO 3 ESCENA 3

[CLERIMÓN se adelanta con GRAJO.]

CLERIMÓN
¿No os habéis enterado, Sir John Grajo?

GRAJO
No, señor. Que me convierta en grajo ahora mismo si miento.

CLERIMÓN
Os lo contaré yo, entonces: ¡vuestra dama se ha casado! Y si se os está pasando por la cabeza que se ha ido con Sir Delfín, os aseguro que él ha sido el más noble y honesto amigo que nunca un caballero de vuestra calidad podría desear. Él es quien ha descubierto todo el embrollo, y ha hecho entender a vuestra dama de qué manera os ha ultrajado, de modo que ahora ella desea que la perdonéis y que honréis su boda con vuestra presencia. Se va a casar con un hombre de gran fortuna, dice, con el tío de Delfín, el viejo Ceñudo; y me ha pedido en privado que os diga que, en adelante, seguirá aceptando vuestros favores, y con más seguridad ahora que antes.

GRAJO
¿Ha dicho ella eso?

CLERIMÓN
¿Es que no me creéis, Sir John? Preguntadle a Delfín.

GRAJO
No, os creo. Buen sir Delfín, ¿de veras ella desea que la perdone?

DELFÍN
Os lo aseguro, Sir John, eso dijo.

GRAJO
Entonces, la perdono de todo corazón. Desde este momento, volveré a ser jovial.

CLERIMÓN
Muy Bien. Pero atended a cuál ha sido la verdadera afrenta hacia vos. De Lila organizó esta fiesta para agasajarla el día de su boda, y os utilizó para que invitarais a las damas de la academia y os comprometierais a traerla a ella con vos. Así, cuando vuestra dama se encontrara aquí con su amigo, os daría con la puerta. Sin embargo, ahora Sir Delfín ha logrado que ella recapacite y que os satisfaga, para lo cual deberéis llevar a todas las damas al lugar en el que ella está, y mostraros muy jovial. Allí celebrará ella una cena en vuestro honor, y así defraudará a De Lila, devolviéndoos, como corresponde, todo el honor de la humanidad.

GRAJO
Por mi honor de caballero que la honraré y la perdonaré de corazón.

CLERIMÓN
Y de inmediato. Agudo se ha adelantado para interceptar los carruajes y para informaros de todo si os encontraba. Id con él, es lo mejor. [Entra DE LILA.] Mirad, aquí viene vuestro adversario, pero fingid que no sabéis nada, sed muy jovial.

DE LILA
¿Han venido ya las damas, Sir John Grajo? ¿Y vuestra señora? [Sale GRAJO.] ¡Sir Delfín! Sed encomiablemente bienvenido, y también el honorable señor Clerimón. ¿Dónde está mi prima? ¿Habéis visto a las académicas, caballeros?

DELFÍN
¡Académicas! ¿Es que no estáis enterado, Sir Amoroso, de qué modo os han la han jugado?

DE LILA
¿Cómo, sir?

CLERIMÓN
¿Os dirigís tan amablemente a Sir John Grajo, después de que os haya hecho semejante afrenta?

DE LILA
¿Dónde, caballeros? Contadme sin demora y así sabré a qué os referís, os lo suplico.

CLERIMÓN
Pues, sir, su dama se casa hoy con el tío de Sir Delfín, el vecino de vuestra prima, y se ha llevado a todas vuestras damas y demás invitados allí para frustrar vuestra fiesta y hacer que la desgracia caiga sobre vos. Estaba aquí hace un instante para convencernos a nosotros también de que os dejemos en la estacada, pero hemos sido muy claros con él, me parece.

DE LILA
¿Tan inhumanamente me ha tratado Sir John Grajo?

DELFÍN
Así es, Sir Amoroso, de la manera más maliciosa y traicionera. Pero, si os dejáis llevar por nosotros, sin duda le haréis frente.

DE LILA
¡Buenos caballeros, estoy a vuestro servicio, creedlo! Pero, ¿cómo lo haremos?

DELFÍN
Bien, señor, traed vuestros faisanes, vuestras limosas y vuestra mejor carne, servidlo enseguida en los platos de plata de vuestra prima y no digáis nada más. Solo colgaros una servilleta, como si fuerais el mayordomo, y marchad hacia allá con seguridad (eso podéis hacerlo solo cuando estemos llegando). Nosotros os seguiremos y daremos la bienvenida a todos, lo que demostrará que a vos su perjuicio no os ha afectado en nada. Y vuestra prima, en lugar de ser molestada en su propia casa haciéndose cargo de todo el trabajo, será una principal invitada y se sentará entre las damas de la academia; será honrada, comerá y beberá como los demás, tan despreocupada y ruidosa como la que más.

DE LILA
Iré a decírselo enseguida. Estará todo hecho de inmediato.

[Sale.]

CLERIMÓN
Creí que no escucharía, pero al final lo hemos convencido.

DELFÍN
Bien, ya tenemos invitados y viandas. ¿Cómo conseguimos la música?

CLERIMÓN
El olor de la carne que flota por la calle invitará a acercarse a una u otra banda de violinistas.

DELFÍN
Ojalá atraiga también hasta aquí a algún trompetista.

CLERIMÓN
Tened fe, siempre hay esperanza: tienen instinto para detectar las fiestas. Hay una extraña conexión entre ellos y los cocineros londinenses. La relación es de veinte a uno, pero los tendremos.

DELFÍN
Este será el día más solemne para mi tío y, para nosotros, una excelente ocasión para reírnos.

CLERIMÓN
Sí, eso si logramos mantener la rivalidad entre De Lila y Grajo. No podemos permitir que hablen entre ellos.

DELFÍN
Bah, doradles la píldora a ambos, como diría Agudo, y tendréis su voluntad en la palma de la mano. Se creerán tal y como les hagamos creer, ni más ni menos. Ni el uso de los sentidos tienen apto, a no ser que antes se les haya dicho qué han de sentir.

[DE LILA] entra de mayordomo.

CLERIMÓN
¡Mirad! Sir Amoroso ya se ha colocado la servilleta. ¿Habéis convencido a vuestra prima?

DE LILA
Sí, ha sido muy razonable: hará cualquier cosa, dice, para evitar que sea mancillado el honor de los De Lila.

DELFÍN
Es una honrosa pariente. ¡Será una estratagema apabullante, Sir Amoroso! Aplastará todas las tretas de vuestro enemigo hasta hacerlas polvo y las hará estallar con sus propias minas.

DE LILA
Responderemos abriendo fuego, os lo garantizo.

CLERIMÓN
Pero debéis guardarlo todo en secreto. No digáis ni una palabra ni deis cuentas a nadie bajo ningún concepto…

[Entra MUSTELO.]

MUSTELO
Caballeros, mi princesa dice que debéis recoger sus platos de plata inmediatamente, y que ella va ahora a recomponerse el tocado un poco y que pronto os seguirá…

CLERIMÓN
Y vos también, Capitán Mustelo.

DELFÍN
Por supuesto, sir.

MUSTELO
Sí, señor, iré también; pero antes debo ayudar a mi primo Sir Amoroso. Mientras, vosotros, caballeros, para ser serviciales con mi princesa, podríais ir llevando mi toro, mi oso y mi caballo.

CLERIMÓN
Lo haré encantado, Capitán Mustelo.

DE LILA
Mi prima jamás lo consentiría, caballeros.

DELFÍN
Lo hará, Sir Amoroso. Es una mujer muy razonable.

DE LILA
¿Por qué creéis que lo hará? Ella considera que no son decorosos entre damas.

MUSTELO
Pero son decorativos, lo cual es preferible, sir.

CLERIMÓN
Ella debería escuchar tal argumento. ¿Acaso Pasifae, que era reina, no amó a un toro? ¿Y no fue Calisto, madre de Arcas, quien fue convertida en oso y luego en estrella, la Osa Mayor, en los cielos?

MUSTELO
¡Dios, eso mismo podría haberlo dicho yo! Esas historias deberían estar pintadas en el Jardín de Oso, ex Ovidii Metamorphosi.

DELFÍN
¿Dónde está vuestra princesa, Capitán? Debería ser nuestro guía.

MUSTELO
Lo haré yo, sir.

CLERIMÓN
Apuraos, buen Sir Amoroso.

[Salen.]

ACTO 3 ESCENA 4

[Entran] CEÑUDO, EPICENA, CURA, PELABARBAS.

CEÑUDO
Señor, os hago entrega de estos diez chelines[N]
X
Nota del traductor

"chelines"

En el original pone «angel» , moneda inglesa que vale diez chelines.

y os doy dos más por vuestro resfriado. No os asombréis de mi generosidad. Es de biennacidos agradecer a la fortuna por cualquier beneficio que nos concede con el doble de lo que ella nos da. Lo que para vos es un inconveniente, es para mí un consuelo.

CURA
El CURA habla como si tuviera un resfriado. Gracias a vuestra señoría, también lo es ahora para mí.

CEÑUDO
¿Qué dice, Pelabarbas?

PELABARBAS
Dice que praesto"praesto"A vuestros pies, a vuestro servicio., sir: cuando sea que vuestra señoría necesite de él, estará preparado para serviros. Tiene este resfriado por estar sentado hasta tarde, cantando letanías con los sastres[N]
X
Nota del traductor

"sastres"

Los sastres solían cantar mientras trabajaban. Además, tenían fama de ser muy puritanos.

.

CEÑUDO
Está bien. Se lo agradezco.

CURA
Tose. Que Dios proteja a vuestra señoría y os dé alegría con vuestra bella esposa. Uhm, uhm.

CEÑUDO
¡Oh, oh! ¡Espera, Pelabarbas! Que me devuelva cinco chelines de cuanto le he dado. Así como es necesaria la generosidad para recompensar los actos de amabilidad, también lo es la justicia para multar las injurias. Que me lo devuelva. ¿Qué es lo que dice?

PELABARBAS
Que no tiene cambio, sir.

CEÑUDO
Entonces, que cambie.

PELABARBAS
[Al cura] Tosed otra vez.

CEÑUDO
¿Qué es lo que dice?

PELABARBAS
Solo tose, sir.

CURA
[Tose] otra vez. Uhm, uhm, uhm.

CEÑUDO
Fuera, fuera con él, que cierre la boca; fuera, está perdonado…

[Sale PELABARBAS, con el CURA.]

EPICENA
¡Cielos, señor Ceñudo, jamás pensé que pudierais usar tal violencia contra un hombre de la iglesia!

CEÑUDO
¿Cómo?

EPICENA
No es propio de vuestra gravedad y educación (como decís en la Corte) ultrajar de tal manera a un barquero[N]
X
Nota del traductor

"barquero"

Los barqueros del Támesis eran famosos por sus estridentes gritos para atraer pasajeros.

, o a cualquier otra bulliciosa criatura, y mucho menos a un hombre con sotana.

CEÑUDO
Entonces, ¡podéis hablar!

EPICENA
Sí, señor.

CEÑUDO
Podéis dar vuestra opinión, me refiero.

EPICENA
Pues, señor, ¿os pensabais acaso que os habíais casado con una estatua? ¿O con una marioneta? ¿Con una de esas marionetas francesas que mueven los ojos con un alambre? ¿O con alguna idiota huída del hospital que se plantara ante vos con las manos juntas y la boquita cerrada, mirándoos?

CEÑUDO
¡Oh, impudicia! ¡Es toda una mujer! ¿Cómo, Pelabarbas?

EPICENA
No discutáis con Pelabarbas, sir; ahora es demasiado tarde. Confieso que he rebajado un tanto la modestia que antes mostré, cuando era simplemente una doncella; pero espero tener todavía la suficiente para la posición y dignidad requeridas para ser vuestra esposa.

CEÑUDO
¡Puede hablar!

EPICENA
Sí, desde luego, sir.

CEÑUDO
¡Oh, señor! ¿Ninguno de mis muchachos anda por aquí? [Entra MUDO.] ¿Dónde está ese impostor de Pelabarbas?

[MUDO hace señas.]

EPICENA
Háblale, muchacho, háblale. No permitiré esta forzosa y antinatural mudez en mi casa, en una familia por mí gobernada.

[Sale MUDO.]

CEÑUDO
¡Ya es mi reina consorte! ¡Me he casado con una Pentesilea[N]
X
Nota del traductor

"Pentesilea"

Reina de las amazonas que luchó contra griegos y troyanos.

, una Semíramis[N]
X
Nota del editor digital

"Semíramis"

Reina de Asiria que, tras la muerte de su marido, se disfrazó de hombre para poder seguir gobernando.

! ¡He vendido mi libertad a una veleta femenina!

ACTO 3 ESCENA 5

[Entra] AGUDO.

AGUDO
¿Dónde se encuentra el señor Ceñudo?

CEÑUDO
¿Otra vez aquí? Dios, ten piedad de mí.

AGUDO
Os deseo toda la felicidad, señora Epicena, con vuestro digno y honorable partido.

EPICENA
Os doy las gracias, señor Agudo, por tan amables deseos.

CEÑUDO
¡Tiene también amigos!

AGUDO
Dios os salve, sir, y os dé todo el contento en vuestra grata elección. Antes fui para vos pájaro de mal agüero, un búho, pero ahora me presento ante vos como un mensajero de paz, como una paloma, y os traslado los buenos deseos de muchos amigos, en la celebración de esta buena hora.

CEÑUDO
¿Qué hora, sir?

AGUDO
La hora de vuestra boda, sir. Elogio vuestra resolución, la cual ha permanecido firme, a pesar de todos los peligros de los que os advertí antes, en la voz del cuervo negro. Ello demuestra que sois un hombre constante a la hora de perseguir vuestros fines y recto en vuestros propósitos; un hombre que no se apeará por mucho que vengan a atormentarle con cánticos siniestros.

CEÑUDO
¿Cómo podéis estar al tanto de todo eso?

AGUDO
¡Ay! ¿Alguna vez esperasteis, sir, tras confiarle un secreto a un barbero, que no se enteraría por lo menos toda la ciudad? ¡Mejor habríais hecho en contarlo en la fuente, en la panadería o en el cuartel de la guardia de la Corte! Habría sido mucho más seguro. ¿Tan pronto ha olvidado vuestra dignidad la antigua y notable cita de lippis et tonsoribus notum"lippis et tonsoribus notum"“Lo sabe todo el mundo’’. Lippo significa «mendigo, vagabundo» y tonsores ,«peluquero».? En fin, sir, perdonaos inmediatamente la falta y mostraos comunicativo con vuestros amigos. Vendrán tres o cuatro damas elegantes de la academia a visitaros en breve, con su comitiva de secuaces y seguidores.

CEÑUDO
¡Atrancad las puertas! ¡Atrancad las puertas! ¿Dónde están mis lacayos? [Entran los SIRVIENTES.] ¡Atrancad las puertas, sirvientes!

EPICENA
Que ningún sirviente haga semejante cosa. Dejadlas abiertas. Me las veré con cualquiera que ose siquiera volver los ojos hacia ellas. ¿Voy acaso a montar barricadas contra mis amigos, a atrincherarme ante cualquier ocasión de placer que me traigan con su honorable visita?

[Salen los SIRVIENTES.]

CEÑUDO
¡Oh, descaro amazónico!

AGUDO
Tened fe, señor; tiene razón en lo que dice y me parece que ella es capaz de contener su deseo con mucha más eficacia que vos. ¿Tan temprano y queréis ir ya a la cama, sir? ¿Antes de que se haga de noche? Un hombre con vuestras canas y alcurnia debería mostrarse más respetuoso con esta reverenda ceremonia y no montar en el lecho nupcial como un toro o un macho cabrío. Resistid tal y como manda la razón y ascended a él con devoción y piedad. Esas delicias deben llevarse a cabo en la humedad y silencio de la noche, y reservar el día para otros placeres y regocijos como fiestas, música, jolgorios, discursos: podemos tenerlo todo, sir, para hacer de vuestro himeneo una celebración alegre y feliz.

CEÑUDO
¡Oh, mi tormento, mi tormento!

AGUDO
Nada, señor. Si ya en la primera media hora os mostráis tan irritado y con semejante berrinche, ¿qué consuelo o esperanza cabe a esta bella dama, cuando considere todos los años que le quedan por delante?

CEÑUDO
El consuelo de mi aflicción. Buen señor, marchad y dejad que ella sola se encargue de proporcionármela.

AGUDO
Ya he acabado, sir.

CEÑUDO
¡Ese maldito barbero!

AGUDO
(Sí, todo un miserable, desde luego, sir.)

CEÑUDO
Me he casado con su cítara, que va pasando de mano en mano. ¡Es la plaga de las plagas!

AGUDO
(De las diez plagas de Egipto).

CEÑUDO
¡Me vengaré de él!

AGUDO
Eso está muy bien, sir. Si proferís una o dos maldiciones más, sin duda que tendrá que hacer frente a vuestra ira. Podéis desearle, por ejemplo, que contraiga la viruela cuando intente curarla. O que mientras esté rizando el pelo de un hombre, se le caiga el suyo propio. O que, por quemar un mechón de pelo a algún rufián, éste le golpee la cabeza con el rizador.

CEÑUDO
No, dejad mejor que el miserable viva miserablemente. Bastaría con que contrajera la sarna, y que su tienda pareciera tan piojosa que ningún hombre se atreviera a entrar, ni él a acudir a ver a ningún hombre.

AGUDO
Eso es, que se trague las pastillas de jabón como píldoras y que no pueda nunca purgarse.

CEÑUDO
Que su brasero se mantenga siempre frío.

AGUDO
(Que caiga una helada perpetua sobre él, sir.)

CEÑUDO
Que nunca espere volver a ver el fuego.

AGUDO
(Salvo en el infierno.)

CEÑUDO
Que sus sillas siempre estén vacías, sus tijeras, oxidadas y sus peines abandonados en sus estuches.

AGUDO
¡Todo eso es terrible! (Y que también pierda la inventiva, sir, para tallar linternas de papel.)

CEÑUDO
Que no haya ni un rufián condenado a muerte ese año de modo que nadie alquile una bacina[N]
X
Nota del traductor

"bacina"

Cuando un hombre era condenado a muerte por delitos sexuales, la gente acudía a la ejecución con bacinas metálicas alquiladas a los barberos para hacer ruido y proclamar a los cuatro vientos el delito del reo.

suya. Que se vea obligado a comerse sus esponjas, como si fueran pan.

AGUDO
Y a beberse su loción, que le hará bien.

CEÑUDO
O que cuando quiera pan…

AGUDO
Coma cera de las orejas, sir. Os ayudaré. O que se saque sus propios dientes y los añada a la cuerda de laúd[N]
X
Nota del traductor

"laúd"

Los barberos colgaban de una cuerda los dientes que sacaban, para hacer publicidad.

.

CEÑUDO
No, que machaque los que ya tenga hasta reducirlos a polvo y haga pan con ellos.

AGUDO
¡Eso! ¡Que haga de las muelas su sustento!

CEÑUDO
Ojalá que todos los diviesos y quemazones que ha curado a otros le salgan a él.

AGUDO
Y que entonces olvide la cura de ellos, sir. Y, si la recordase, dejemos que convierta todo su lino en pelusa y que no le quede ni un trapo con el que cubrirse.

CEÑUDO
Que nunca pueda volver a empezar, y que la gota destroce sus manos para siempre. Ahora, ya basta, sir.

AGUDO
¡Oh, esa última apuesta fue demasiado alta! Con una mucho más baja, espero, os daríais por vengado; como que nunca pueda volver a pintar su poste de barbero….

CEÑUDO
Buen señor, ya está bien. Me he excedido.

AGUDO
O que no le alcance el crédito para poder pagar al fabricante de peines.

CEÑUDO
Ya basta, sir.

AGUDO
O que, habiendo roto su espejo en un ataque de desesperación, caiga en otro problema mucho peor, de incluso…

CEÑUDO
Os lo suplico, ya está bien.

AGUDO
O que pierda a toda su clientela salvo, tal vez, los deshollinadores.

CEÑUDO
Señor…

AGUDO
O que rebane la cabeza de un minero[N]
X
Nota del traductor

"minero"

Como los deshollinadores, comúnmente presentaban un aspecto muy desaliñado por su oficio. A éstos se reduciría, quiere decir Agudo, la clientela de Pelabarbas.

con su cuchilla involuntariamente y que sea colgado por ello.

CEÑUDO
¡Estoy dispuesto a perdonárselo todo con tal de no escuchar una palabra más! Os lo suplico, señor.

ACTO 3 ESCENA 6

[Entran] GRAJO, FATUA, CENTAURO, ZORZAL, FRANCA.

GRAJO
Por aquí, señoras.

CEÑUDO
¡Oh, el mar rompe sobre mí! ¡Otro diluvio! ¡Otra inundación! ¡Seré arrollado por su sonido! ¡Ya está llegando a mis orillas! ¡Siento como un terremoto en mi interior!

GRAJO
[Besando a Epicena.] Os deseo felicidad, señora.

CEÑUDO
¿Tiene también pretendientes?

GRAJO
He traído conmigo algunas damas para que os conozcan y os admiren. Ella las besa una por una mientras él las presenta. Mi Lady Fatua; esta es mi Lady Centauro; la señora Dol Zorzal; la señora Franca, la muchacha de mi Lady Fatua. ¿Dónde está vuestro esposo? Dejadnos verle: ¿no puede aguantar el ruido? Dejad que vaya a buscarle.

CEÑUDO
¿Qué clase de nomenclator"nomenclator"Que va anunciando los nombres. En latín, hacía referencia a un esclavo de prodigiosa memoria que acompañaba a aquellos hombres con cargos políticos para recordarle los nombres de aquellos con los que se encontraba, para así causar impresión de simpatía y cercanía. es éste?

AGUDO
Sir John Grajo, señor, el pretendiente de vuestra esposa.

CEÑUDO
¡Un Grajo, su pretendiente! ¡Oh, estoy condenado, estoy condenado! ¿Cómo puede tener tantísimos pretendientes?

[Intenta irse.]

AGUDO
De ninguna manera, señor; debéis besar a las damas. No os podéis marchar. Ahora mismo se acercan para saludaros.

FATUA
¿De verdad pretendíais, Señor Ceñudo, celebrar un matrimonio secreto, entre tantos amigos, y no querer siquiera saludarnos? Bueno, os besaré, no obstante la justicia de mis palabras. Os pido permiso, señora, para dirigirme con esta familiaridad a vuestro esposo.

EPICENA
Vuestra señoría me honra con ello, demostrándome que él es merecedor de vuestro favor. También nos habéis hecho un inmenso honor tanto a él como a mí al visitarnos tan inesperadamente con el fin de felicitarnos.

CEÑUDO
¡Cortesías, cortesías!

EPICENA
Pero debo hacer recaer todas las culpas sobre mi siervo aquí presente.

FATUA
No será necesario, Señora Ceñudo; lo haremos entre todos, y así no será uno solo el responsable.

CEÑUDO
Ya veo, y ahora vos la instruiréis en vuestro arte, si es que lo necesita.

[Las académicas hablan aparte con Agudo.]

FATUA
¿Es esta la mujer silenciosa?

CENTAURO
Vaya, pues por lo que dice el señor Agudo, ha encontrado la lengua tan pronto como se ha desposado.

FATUA
¡Oh, señor Agudo! A vuestros pies. ¿Qué clase de criatura es la novia aquí presente? ¡Habla, por lo que parece!

AGUDO
Sí, señora, creedlo. Es toda una dama tanto en el comportamiento como en el parentesco.

FATUA
Pero Jack Grajo nos dijo que no hablaba en absoluto.

AGUDO
Así es como estaba planeado por Sir Delfín, su sobrino y uno o dos más de nosotros, para encandilar a este pobre hombre. Pero es ella una dama de absoluto aplomo, extraordinariamente alegre y habladora. Ya la veréis esta noche lidiar con Grajo.

FATUA
¡Si él nos ha traído para que nos riamos de ella!

AGUDO
Suele ocurrir, señora, que él se considere un completo ingenio cuando en realidad es un completo idiota. Os aseguro, señora, que no podréis reíros de ella.

FATUA
No, la reclutaremos para la academia: si es verdad que tiene tanta gracia, ¡tiene que ser una de nosotras! ¿Verdad que sí, Centauro? Haremos de ella una académica.

CENTAURO
Sí, desde luego, señora, y Zorzal y ella se acompañarán mutuamente.

AGUDO
Creedlo, señora, y también vos, señora Zorzal: ella cumplirá su parte.

ZORZAL
Os lo diré cuando haya hablado con ella y la haya probado.

FATUA
Hacedlo cortésmente, Zorzal.

ZORZAL
Eso haré, señora.

[ZORZAL marcha aparte con EPICENA.]

CEÑUDO
Bendito sea este minuto, en el que susurran.

AGUDO
Mientras tanto, señora, podríais ayudarme un poco a sacar de quicio al marido: ya sabéis cuál es su dolencia, así que habladle de bodas y ceremonias, o habladle de guantes, o…

FATUA
Dejadme sola. Centauro, ayudadme. Señor novio, ¿dónde estáis?

CEÑUDO
¡Oh, había ido todo milagrosamente bien hasta ahora!

FATUA
No vemos señas de que se haya celebrado una boda aquí, ni un indicio de celebración. ¿Dónde están nuestros pañuelos y nuestros guantes? Os suplico que nos los hagáis traer. Dejadnos saber cuál ha sido el color de la novia y el vuestro por lo menos.[N]
X
Nota del editor digital

"s."

Todo esto son tradiciones de la celebración de una boda. Se regalaba guantes y pañuelos a los invitados y los padrinos otorgaban un color a la novia y al novio.

CENTAURO
Señora, creo que no lo tiene.

CEÑUDO
Me gustaría conocer a vuestro maquillador, señora.

FATUA
Bien me parece, Centauro, que os ha devuelto la réplica. Pero escuchad, señor Ceñudo, una bromita no os librará de nosotras. Vos, que habéis bebido la leche de la corte y que desde allí habéis sido criado entre los mejores manjares y vinos; vos, que sois un cortesano del gorro de dormir a los pies (como podríamos decir), descuidáis una ceremonia tan importante como ésta y despojáis a vuestras nupcias de todos los rasgos solemnes. ¡Cuánta vajilla habéis dejado de ganar en este día (si es que lamentáis tal pérdida)! ¡Cuántos reglaos, cuántos amigos, por comportaros de manera tan rústica!

CEÑUDO
Señora…

FATUA
Disculpadme, señor, pero debo deciros cuáles son vuestros errores. ¿Nada de guantes? ¿Nada de ligas? ¿De pañuelos? ¿Sin epithalamium"epithalamium"O epitalamio: «Composición poética del género lírico, en celebración de una boda». «(DRAE)»? ¿Nada de máscaras?

GRAJO
Sí, señora, yo haré el epithalamium. Se lo prometí a mi señora y ya lo he empezado. ¿Querrá vuestra señoría escucharlo?

FATUA
¡Sí, mi buen Jack Grajo!

CEÑUDO
¿Placería a vuestra señoría disponer de una habitación y hablar en privado con este caballero amigo vuestro? Podéis elegir la que más os guste para retiraros más tarde: toda mi casa es vuestra. Sé que ha sido vuestra tentativa otras veces que habéis venido a la ciudad, y hoy finalmente vuestros desafortunados pasos os han traído hasta aquí. Pero nada más lejos de mi intención que romper ninguna honorable costumbre de vuestra señoría. Por lo tanto, buena señora…

EPICENA
Venid, sois un novio de lo más grosero al entretener a damas de honor de tal manera.

CENTAURO
En verdad que es un novio grosero.

AGUDO
Por esta luz, que merecéis ser engañado y que vuestros cuernos atraviesen de parte a parte esta isla… [A CEÑUDO] No me malinterpretéis, sir. Digo estas cosas para volver a animar el corazón de las damas, no por malicia hacia vos.

CEÑUDO
¿Es este vuestro matón a sueldo, señoras?

AGUDO
Juro por Dios que me llevaré dentro a la señora novia y beberemos a vuestra salud en una copa bien amarga si pronunciáis una palabra más, ¿me entendéis? Venga, sabed de una vez quiénes son vuestros amigos y cómo os quieren bien.

ACTO 3 ESCENA 7

[Entra] CLERIMÓN [con MÚSICOS.]

CLERIMÓN
Con vuestro permiso, señoras. ¿A alguien le apetece algo de música? Aquí traigo conmigo toda clase de ruidos. Tocad, señores.

Música de toda clase.

CEÑUDO
¡Oh! ¡Una conspiración, una conspiración, una conspiración! ¡Una conspiración contra mí! Parece que hoy voy a ser el yunque al que van a dar todos los martillazos; ¡me golpearán hasta hacerme pedazos! ¡Suena peor que el chirrido de una sierra!

CLERIMÓN
No, señor; están hechos de pelo, colofonia y cuerdas de tripa. Puedo referiros el procedimiento.[N]
X
Nota del traductor

"o."

Clerimón finge haber entendido a Ceñudo decir que el arco curvo usado en la época para tocar el violín es, en realidad, una sierra (pueden parecerse bastante).

AGUDO
Más bajo, muchachos.

CLERIMÓN
Que toquéis, he dicho.

AGUDO
Más bajo, granujas. [A Ceñudo.] ¿Veis ahora quiénes son vuestros amigos, señor? Tened coraje, mostrad la determinación de un mártir. No es más que un día, pero lo sufriréis heroicamente. ¿Acaso será un burro más paciente que vos? No. Traicionad vuestra dolencia haciendo oídos sordos y contestad así con desdén: aguantad valientemente y con constancia. Ved, señor, qué honor... DE LILA pasa por delante organizando el banquete [con SIRVIENTES, seguido por la SEÑORA MUSTELO] os hace vuestro sobrino de forma tan inesperada: os trae hasta aquí el banquete de vuestra boda encabezado por un caballero que es a la vez maestro de ceremonias y con la refinada señora Mustelo, vuestra vecina, cerrando la comitiva.

CEÑUDO
¿Es esa una Gorgona? ¿Es Medusa esa que viene? ¡Escondedme, escondedme!

AGUDO
Os garantizo, señor, que no os petrificará. Miradla directamente y con coraje. Os suplico que os hagáis cargo de ella y que conduzcáis a vuestros invitados al interior. ¿No? Señora novia, ¿os haréis vos cargo de las damas? Vuestro marido es tan vergonzoso…

EPICENA
¿Os placería acompañarme, señora?

FATUA
Solo si cuento con el placer de vuestra compañía.

EPICENA
Servidor, os ruego que comencéis a ejercer vuestras funciones.

GRAJO
Encantado de que me lo pidáis, señora.

CENTAURO
¿Qué opináis de la dama, Zorzal?

ZORZAL
Encantadora y absolutamente bien.

SEÑORA MUSTELO
[Intentando encabezar la comitiva.] Este es mi sitio.

ZORZAL
Os ruego que me perdonéis, Señora Mustelo.

SEÑORA MUSTELO
¡Pero si soy colegiada!

ZORZAL
No de ordinario, querida.

SEÑORA MUSTELO
¡Lo soy de todos modos!

ZORZAL
Ya lo discutiremos dentro.

[Salen GRAJO y las damas.]

CLERIMÓN
Podríamos haberlo alargado un poco más.

AGUDO
Y que hubieran mandado buscar a los heraldos. [Entra MUSTELO.] Capitán Mustelo, ¿traéis noticias?

MUSTELO
He traído a mi toro, a mi oso y a mi caballo a escondidas, y allá se encuentran los trompetistas y tambores, caballeros.

Los tambores y trompetas suenan.

CEÑUDO
¡Oh, oh, oh!

MUSTELO
En breves comenzará una verdadera juerga, propia de los británicos más audaces; ya lo veréis.

[Suenan otra vez.]

CEÑUDO
¡Oh, oh, oh!

[Sale CEÑUDO.]

TODOS
¡A por él, a por él!

[Salen.]

Acto IV

ACTO 4

ACTO 4 ESCENA 1

[Entran] AGUDO, CLERIMÓN.

AGUDO
¿Se vio jamás un novio, o simplemente un hombre, más atormentado?

CLERIMÓN
Jamás leí nada parecido en las crónicas del país.

AGUDO
Desde luego, después de este mal rato en el purgatorio, no merece otra cosa que retirarse a un lugar de descanso lo que le queda de vida.

CLERIMÓN
Pues puede esperar sentado, me parece.

AGUDO
Los salivazos, las toses, las risas, los estornudos, los pedos, los bailes, el ruido de la música y su masculina y ruidosa señora exhortando a toda la familia. Todo ello le hace que se ha casado con una furia.

CLERIMÓN
La verdad es que ella actúa maravillosamente como tal.

AGUDO
Sí, y lo mejor es que no desaprovecha la ocasión para hablar.

CLERIMÓN
¡Y con qué ahínco se esmera Delfín en convencerle de que esto no es invención suya!

AGUDO
Y ya casi lo ha convencido por completo. [Entra DELFÍN.] Aquí viene… ¿Dónde está ahora? ¿Qué ha sido de él, Delfín?

DELFÍN
¡Oh, sostenedme un poco, que me muero de risa! Se ha calzado su nido de gorros de dormir y se ha encerrado en lo alto de la casa, tan alto como ha podido, para escapar del ruido. Eché un vistazo a través de una rendija y le vi sentado en un travesaño del tejado, como el caballo del talabartero de la calle Fleet[N]
X
Nota del editor digital

"caballo del talabartero de la calle Fleet"

Referencia concreta a un hecho de la época: en el establecimiento del talabartero de la calle Fleet debía haber una figura de un caballo y su jinete para atraer a los clientes. Sin duda alguna, el público de la época debió identificar sin problemas la alusión

, arriba; y allí dormirá.

CLERIMÓN
¿Pero dónde están vuestras colegiadas?

DELFÍN
Se han retirado en privado con la novia.

AGUDO
Oh, la están instruyendo en la gramática de la academia. Si les cae en gracia, sabrá al punto todos sus secretos.

CLERIMÓN
Me parece que Lady Fatua está radiante hoy, a pesar de todas mis críticas de esta mañana. Creo que comparto tu punto de vista, Agudo.

AGUDO
¿Veis? Ya os lo dije. Las mujeres deben reparar los estragos que el tiempo y los años acusan en sus rostros con adornos. Y una mujer inteligente, si sabe cuáles son sus defectos, se esmerará más en ocultarlos, lo cual siempre la favorecerá. Si es bajita, dejad que permanezca sentada, por si cuando se levanta seguimos pensando que sigue en la silla. Si tiene un pie horroroso, que lleve un vestido lo más largo largo posible y un zapato pequeño. Si tiene las manos gruesas y las uñas feas, nunca dejéis que trinche la carne y animadla a llevar guantes. Si tiene mal aliento, que nunca hable en ayunas, y habladle siempre desde la distancia. Si tiene los dientes negros y estropeados, no la hagáis reír, especialmente si ríe con la boca abierta.

CLERIMÓN
Oh, hay algunas mujeres que cuando ríen parece que rebuznan. Es tan desagradable y…

AGUDO
Desde luego, y otras cuyos andares parecen de avestruz, dando tan largas zancadas. No puedo soportarlo. Adoro la mesura en los pasos y la cadencia en la voz. Estas delicadezas, a menudo, no atraen menos que una cara bonita.

DELFÍN
¿Cómo podéis estudiar a esas criaturas con tanta exactitud? Os ruego que me ayudéis a ser más diestro.

AGUDO
Oh, pero para ello deberéis renunciar a vivir enclaustrado en vuestra habitación leyendo Amadís de Gaula y El Quijote"El Quijote"Esta es una de las referencias más tempranas que se encuentran en un texto inglés a propósito de Don Quijote. De hecho, en Inglaterra no se publicó una traducción de la obra de Cervantes hasta 1612 (tres años después de la representación de esta comedia), lo cual puede darnos una idea de hasta qué punto precedió la fama del hidalgo de la Mancha. Sin embargo, nada indica que Jonson establezca ningún tipo de diferencia entre el Quijote y las novelas que Cervantes parodia, como el Amadís., como acostumbráis, y acudir a donde el motivo es más frecuente: a casas de campo, concursos, espectáculos públicos y fiestas, a teatros y, en ocasiones, a la iglesia. A esos lugares siempre van ellas a mostrar sus nuevos vestidos, a ver y a ser vistas. En esos lugares un hombre encuentra a quién amar, con quién jugar, a quién tocar una vez y con quién quedarse para siempre. La variedad cautiva su juicio. Una muchacha que pueda complacer a un hombre no cae del cielo, mientras él yace fumando su pipa. Es él quien debe ir a donde ella se encuentre.

DELFÍN
Sí, pero tampoco acercarse demasiado...

AGUDO
Calla, hereje. Esa inseguridad hace que pese a toda tu valía no se te acerquen.

CLERIMÓN
Lo que dice es cierto, Delfín.

DELFÍN
¿Por qué?

AGUDO
Un hombre no debe dudar de su triunfo ante una mujer. Debe estar convencido de que puede derrotarlas, y solo entonces lo conseguirá. Aunque lo nieguen, su deseo es ser tentadas. Ni la mismísima Penélope[N]
X
Nota del editor digital

"Penélope"

Esposa de Ulises en la Odisea, despachó durante veinte años a los pretendientes que acudían a pedirle la mano, convencida de que finalmente volvería su marido.

podría resistirse eternamente. Ostende[N]
X
Nota del editor digital

"Ostende"

Durante la Guerra de Flandes, los tercios españoles sitiaron la ciudad de Ostende durante tres años (desde 1601 hasta 1604) hasta que finalmente fue rendida.

, ya lo sabéis, fue tomada finalmente. Debéis perseverar y nunca cejar en vuestro empeño. Ellas nos solicitarían, pero no se atreven. Sin embargo, desean con todo su corazón que lo hagamos nosotros. Elogiadlas, aduladlas y jamás necesitaréis más elocuencia o confianza; incluso a las más castas les gusta sentirse un poco presionadas. Con alabanzas debes mezclar algunos besos, también. Si los aceptan, aceptarán todo lo demás. Aunque se esfuercen, siempre acaban por sucumbir.

CLERIMÓN
Oh, pero un hombre debe tener cuidado a la hora de usar la fuerza.

AGUDO
Hay un grado de violencia que podría considerarse aceptable y que en ocasiones sustituye a la más alta cortesía. Si la forzáis un poco, y luego la dejáis ir sin haberla tocado, aunque os dé las gracias por haberla liberado, no podrá odiaros más por ello. Y alegría en la cara es tristeza asegurada en el corazón.

CLERIMÓN
Pero no todas las mujeres pueden ser tratadas de la misma manera.

AGUDO
Eso es cierto. No más, al menos, que los pájaros y los peces. Si pareces docto ante una muchacha ignorante, o jocoso ante una triste, o ingenioso ante una simple, ella pierde inmediatamente la confianza en sí misma. Debes acercarte a ellas a su misma altura, en su misma línea pues, de lo contrario, muchas que temen confiar en hombres nobles y de valía terminan corriendo a los brazos de un pillo. Si le gustan los juegos de ingenio, obséquiale con versos, aunque los tomes de un amigo o los compres para que sean buenos. Si admira el valor, habla de tu espada, y menciona con frecuencia los duelos, aunque nunca hayas tomado parte en ninguno. Si prefiere la acción, hazte ver a menudo en tu caballo, o saltando bancos para hacer alarde de tu fuerza. Si le gustan las buenas ropas y vestidos, pide consejo todas las mañanas a tu sastre francés, al barbero, a tu camisero, etcétera. Que tus polvos, tu espejo y tu peine sean lo más preciado. Preocúpate más por el adorno de tu cabeza que por tu seguridad, y estate más dispuesto a arriesgar el bien general antes que un pelo tuyo. Eso la rendirá. Y si ella fuera avariciosa y caprichosa, prométeselo todo pero actúa parcamente: de este modo mantendrás vivo su apetito. Aparenta que vas a hacerle un regalo pero sé luego como un campo baldío que cosecha poco, como los dados para los jugadores ilusos y poco afortunados. Que tus regalos sean escasos y delicados pero no caros. Que el ingenio sobrepase el coste. Regala cerezas o albaricoques en temporada y afirma que te los han traído de fuera, aunque los hayas comprado en Cheapside[N]
X
Nota del editor digital

"Cheapside"

Centro financiero londinense donde se instalaba un extenso mercado (Cheap significa, además de «barato», mercado en inglés medieval).

. Admira su vestimenta, haz que te guste sin importar cómo va vestida, compárala en todos las casos con alguna divinidad, inventa sueños maravillosos y adivinanzas para adularla. Si, por el contrario, ella fuese ingeniosa, actúa siempre como un eco de ella: que te guste lo que a ella guste, alaba a quien ella alabe y no olvides hacer de su familia y sirvientes tus servidores. En efecto, métete en el bolsillo a toda su familia, y salúdalos por sus nombres (lo cual cuesta poco si tienes a los sirvientes comprados). Compra, principalmente, a su médico y a su doncella. No estaría de más hacerle el amor a ésta, también, para que así siga, y no preceda, el placer de su señora. La doncella no hablará si es parte de la trama.

DELFÍN
¿Sobre el regazo de qué cortesana habéis yacido vos últimamente, para haber llegado a ser tan repentino y perfecto cortesano?

AGUDO
Dios mío, lo mismo debería preguntaros yo a vos, que tan interesado os mostráis en tales secretos. Empiezo a sospechar de vuestra solicitud, Delfín. Hablad, ¿estáis verdaderamente enamorado?

DELFÍN
Sí, por mi vida que lo estoy; fui un tonto al creer que podría ocultároslo.

AGUDO
¿De quién, amigo?

DELFÍN
De todas las colegiadas.

CLERIMÓN
¡Por Dios! ¡Menudo semental! Antes deberíamos alojaros en un establo que en una casa.

AGUDO
No, me gusta. Un hombre debe amar sabiamente, y a todas las mujeres: a una por el rostro, y dejar que nos deleite la vista; a otra por la piel, y dejar que nos deleite el tacto; a una tercera por la voz, y dejar que nos deleite el oído; y cuando esté todo mezclado, dejar libres los sentidos. ¿Pensaríais que estoy loco si os dijera que voy a hacer que se enamoren todas de vos antes de que acabe la noche?

DELFÍN
Pensaría que guardáis la mejor pócima del mundo, y que sois más capaz que Medea[N]
X
Nota del editor digital

"Medea"

Hechicera de la mitología griega que ayudó a Jasón a conseguir el Vellocino de Oro proporcionándole unas pócimas para ser invulnerable al fuego.

o el doctor Forman[N]
X
Nota del editor digital

"doctor Forman"

Doctor Simon Forman (1552-1611) fue un famosísimo médico que se servía de la astrología para realizar sus diagnósticos y curar a los enfermos. Era conocido por sus pociones amorosas, que llegó a elaborar incluso para la Corte.

.

AGUDO
Si no lo logro, que tenga que actuar de bufón el resto de mi vida para ganar mi sustento y de alcahueta para ganar la bebida.

DELFÍN
Que así sea.

ACTO 4 ESCENA 2

[Entran] MUSTELO [con sus copas], GRAJO, DE LILA.

MUSTELO
¡Oh, señores, cuánto os hemos echado de menos mis caballeros y yo!

CLERIMÓN
¿Por qué capitán? Decidnos, ¿cómo podemos serviros?

MUSTELO
Presenciando la batalla entre mi toro, mi oso y mi caballo.

GRAJO
Lo que el capitán quiere es que seamos sus perros y le animemos.

DELFÍN
Muy apropiado.

AGUDO
Venga, veamos en ese caso una demostración.

DE LILA
Me temo que mi prima se enfadará si nos descubre.

MUSTELO
No temáis nada. Caballeros, he dejado apostados algunos tambores y trompetas y también a un tipo que dará la señal cuando estéis preparados. [Saca sus copas.] Aquí está mi toro, que será para mí, mi oso, que será para Sir John Grajo, y mi caballo, para Sir Amoroso. Ahora, juntad vuestro pie con el mío y el vuestro con el suyo, y…

DE LILA
Rezo por que no venga mi prima.

MUSTELO
¡Por San Jorge y San Andrés, no temáis prima alguna! Venid, que suenen, que suenen. Et rauco strepeurunt cornua cantu"Et rauco strepeurunt cornua cantu"«Y retumbaron con ronco estruendo los cuernos bélicos», de Virgilio en «la Eneida», libro VIII, 2. La traducción que ofrezco es de Alfonso Cuatrecasas, de la edición de 2006 para Austral..

[Los tambores y las trompetas suenan. Ellos beben.]

AGUDO
Bien hecho, capitán. A fe mía, bien luchado por el toro.

CLERIMÓN
Ha aguantado admirablemente las embestidas del oso.

AGUDO
Despacio, despacio, capitán.

DELFÍN
Oh, el caballo ya ha coceado a su perro.

DE LILA
¡Por mi título de caballero! No puedo beber más.

AGUDO
Dios mío, que alguien lo espolee.

DE LILA
Va contra mi conciencia. Mi prima se enfadaría.

GRAJO
Yo ya he terminado.

AGUDO
Habéis luchado bien y justamente, Sir John.

CLERIMÓN
De frente.

DELFÍN
Como un excelente oso-perro.

CLERIMÓN
[A Grajo.] No hagáis caso de nuestras chanzas. Espero que no os hayan molestado.

GRAJO
[A Clerimón.] En absoluto, señor, estamos divirtiéndonos.

MUSTELO
Sir Amoroso, no os hagáis de rogar. Debéis beber hasta que caigáis, y basta de primas.

CLERIMÓN
[A De Lila.] Señor, si no apuráis vuestra copa, pensarán que estáis disgustado por algo: arruinaréis toda la diversión.

DE LILA
[A Clerimón.] Eso nunca. En ese caso, beberé y charlaré de lo lindo.

MUSTELO
Debéis beber hasta el final, Sir Amoroso: no temáis a ninguna prima. Jacta est alea[N]
X
Nota del editor digital

"Jacta est alea"

«La suerte está echada». Frase atribuida a César cuando se disponía a cruzar el río Rubicón, rebelándose así contra la autoridad del Senado.

.

AGUDO
[A Delfín y Clerimón.] Ahora está en su punto, y dirá cualquier cosa. La menor insinuación a su mujer hará que despotrique contra ella imprudentemente.

CLERIMÓN
Habladle de ella.

AGUDO
Hacedlo vos, y yo iré a buscarla a ella para que lo escuche.

[Sale.]

DELFÍN
Capitán Mustelo, su capitana Mustelo, su esposa, viene hacia aquí.

MUSTELO
¡Esposa! ¡Uf! ¡Titivilitium! No hay cosa igual en la naturaleza. Lo confieso, caballeros, tengo una cocinera, una lavandera y una limpiadora que responde a ese nombre, pero es un burro aquel que sea tan calzonazos como para limitar a ella sus afectos. El mismo nombre me quita el apetito. Aquí, rellenarla otra vez: otro asalto. Las esposas son unos animales asquerosos y marranos.

[Llena las copas otra vez.]

DELFÍN
Oh, capitán.

MUSTELO
Como que la Tierra es árida, tribus verbi"tribus verbi"En tres palabras.. ¿Dónde está el señor Agudo?

GRAJO
Se ha marchado, sir.

CLERIMÓN
Pero debéis beber y estar alegre.

GRAJO
Sí, ponedme una copa.

DE LILA
Y a mí también.

GRAJO
Sigamos joviales.

DE LILA
Tan joviales como queráis.

MUSTELO
Hecho. Ahora vos deberíais tener el oso, primo, y Sir John Grajo el caballo, y yo seguiré con el toro. ¡Que suenen los tritones del Támesis! Nunc est bibendum, nunc pede libero.

[Beben.] CEÑUDO habla desde arriba, mientras las trompetas suenan.

CEÑUDO
Villanos, asesinos, bastardos, traidores: ¿qué hacéis ahí?

CLERIMÓN
Oh, ahora que las trompetas le han despertado deberíamos acompañarle.

MUSTELO
Una esposa es un escorbuto zapaperro"zapaperro"Es una palabra inventada., algo detestable, un osezno desgraciado sin ningún tipo de estilo ni de educación: mala bestia.

[AGUDO] trae a la esposa para que le escuche.

DELFÍN
¿Entonces por qué os casasteis, capitán?

MUSTELO
¡Una plaga! Pues me casé por seiscientas libras. De eso estaba enamorado. No he besado a mi Furia en estas cuarenta semanas.

CLERIMÓN
Aún más que reprocharos, capitán.

AGUDO
No, señora Mustelo, escuchadle un poco antes.

MUSTELO
Tiene un aliento más nauseabundo que mi abuela, profecto"profecto"“En serio”, “de verdad”..

SEÑORA MUSTELO
Oh, mentiroso traicionero. Besadme, dulce señor Agudo, y veréis cómo son falsas todas las calumnias de ese bribón.

AGUDO
Os creo, señora.

MUSTELO
Y lleva una peluca que es como una libra de cáñamo hecha con cordones para los zapatos.

SEÑORA MUSTELO
¡Oh, víbora, mandrágora!

MUSTELO
¡Y una cara tan repugnante! Gasta cuarenta libras al año en mercurio y en huesos de cerdo[N]
X
Nota del editor digital

"mercurio y en huesos de cerdo"

Son ingredientes para fabricar cosméticos.

. Todos sus dientes fueron hechos en Blackfriars, sus cejas en el Strand y su pelo en la calle Silver. Cada parte de la ciudad le debe un pedazo de su cuerpo.

SEÑORA MUSTELO
No aguanto más.

MUSTELO
Se desmonta cuando se va a la cama, guarda los pedazos en veinte cajas y a la mañana siguiente se vuelve a montar, como un reloj alemán. Entonces viene y toca una tediosa campana que se oye por toda la casa. No se la vuelve a oír en toda la hora siguiente, excepto cuando suenan los cuartos. ¿Me habéis rellenado la copa, caballeros?

SEÑORA MUSTELO
¡No, señor, ya os daré yo con los cuartos! ¡Ya os daré yo cuartos!

Cae sobre él y le golpea.

MUSTELO
Oh, esperad, princesa.

AGUDO
¡Música, música!

[Suenan los tambores y trompetas.]

CLERIMÓN
¡Una pelea, una pelea!

SEÑORA MUSTELO
¡Tú, repugnante criador de osos, repite ahora eso de que me huele el aliento!

MUSTELO
A no ser que me corrijáis, querida princesa: vigilen mi oso y mi caballo, caballeros.

SEÑORA MUSTELO
¿Llevo yo dientes y cejas postizas, perro sarnoso?

AGUDO
¡Música! ¡Que siga sonando!

[Tocan otra vez.]

MUSTELO
No, protesto, a no ser que me corrijáis.

SEÑORA MUSTELO
Sí, ahora sí que te corrijo. ¡Dice que protesta! ¡Pues no protestabas antes de que te corrigiera, señor! ¡Judas, que habéis traicionado a vuestra princesa! ¡Os daré un castigo ejemplar!

CEÑUDO aparece con una larga espada.

CEÑUDO
No permitiré castigo alguno en mi casa, Señora Mustelo.

SEÑORA MUSTELO
¡Oh!

[Ella huye, con GRAJO y con DE LILA.]

CEÑUDO
Mistress Mary Ambree[N]
X
Nota del editor digital

"Mistress Mary Ambree"

Capitana inglesa protagonista de varias baladas que ayudó a liberar la ciudad de Ghent en 1584 en una guerra entre españoles e ingleses. Véase Dianne Dugaw (1996); «Warrior women and popular balladry. 1650-1850», Chicago, University of Chicago Press.

, vuestros ejemplos son peligrosos. La agitación, los perros del infierno, los clamores a las puertas de mi casa de los hijos del ruido y del tumulto, engendrados en un protervo día de mayo, o cuando la gran galera[N]
X
Nota del editor digital

"gran galera"

Esta galera («galley-foist», en inglés) a la que se refiere Ceñudo es aquélla en la que, en una procesión anual, el Lord Mayor cruzaba el Támesis ante la presencia de toda la ciudad, que se volcaba en los márgenes del río para presenciar el espectáculo. A este respecto, aconsejo el interesante artículo de CARNEGIE, David (2004) , “Galley-foists, Lord Mayor’s shows, and Early Modern English Drama”, en «Early Theatre, A journal Associated with the Records of Early English Drama», vol. 7, págs. 49-79.

surca hacia Westminster. ¡Un trompetista no ha podido ser engendrado sino entonces!

[Echa a los MÚSICOS.]

DELFÍN
¿Qué os aflige, señor?

CEÑUDO
Han tomado mi tejado y mis muros, han hecho pedazos todas mis ventanas con sus descarnadas gargantas de latón.

[Sale.]

AGUDO
Mejor acompañadle, Delfín.

DELFÍN
Eso haré.

[Sale.]

CLERIMÓN
¿Dónde están Grajo y De Lila?

MUSTELO
Ambos han huido, señor. Buenos caballeros, ayudadme a apaciguar a mi princesa y a hablar a las damas de mi caso. Esta noche dormiré con los osos y me mantendré al margen hasta que logre recobrar la paz tras este escándalo. ¿No habéis visto la cabeza de mi toro, caballeros?

CLERIMÓN
¿No la lleváis encima, capitán?

AGUDO
No… [A Clerimón.] pero tal vez la tenga pronto, si esto sigue así.

MUSTELO
Oh, aquí está. Y si volvéis a cruzar a este lado del Támesis, caballeros, preguntad por Tom Mustelo, y nos iremos hasta Ratcliff[N]
X
Nota del editor digital

"Ratcliff"

Aldea a la orilla norte del Támesis.

para escapar de todo este desastre. Allí todavía queda bona spes[N]
X
Nota del editor digital

"bona spes"

“La buena esperanza puede con la desesperación”. De Cicerón en las «Catilinarias», 2.25

.

AGUDO
Capitán, huid ahora que estáis a tiempo.

[Sale MUSTELO.]

CLERIMÓN
Qué alivio que nos hayamos deshecho de él.

AGUDO
Jamás lo habríamos hecho si no hubiéramos hostigado a su esposa contra él. Su humor es tan tedioso al final como ridículo era al principio.

ACTO 4 ESCENA 3

[Entran] FATUA, LA SEÑORA MUSTELO, ZORZAL, GRAJO, DE LILA, CENTAURO, EPICENA. [AGUDO y CLERIMÓN los observan.]

FATUA
Veníamos a comprobar por qué chillabais de tal modo, señora Mustelo.

SEÑORA MUSTELO
¡Oh, Dios, señora, bajó con un enorme, larguísima y desnuda espada en ambas manos, y tenía un aspecto tan terrible! Os aseguro que estaba fuera de sí.

ZORZAL
Pero, ¿qué habéis hecho para que irritarle de tal modo, señora Mustelo?

SEÑORA MUSTELO
Ay, señora Zorzal, estaba regañando a mi esposo y no se me ocurrió pensar en él.

GRAJO
[A Epicena.] Escuchad, señora, pues vos lo deberéis hacer pronto: aprender a regañar. La señora Mustelo reprende a su marido de manera que él no se atreve a hablar sin su permiso.

DE LILA
Y se descubre siempre la cabeza ante ella. Os haría bien presenciarlo.

FATUA
Por triste que sea, tomad este buen y maduro consejo. Hacedlo, Ceñudo. Os llamaré Ceñudo de ahora en adelante, del mismo modo en que me dirijo a Centauro y a Zorzal. Desde este instante, las cuatro seremos una sola.

CENTAURO
¿Y vendréis a la academia y viviréis con nosotras?

FATUA
Lograd que él os dé tan solo leche y miel.

ZORZAL
Mirad cómo lo manejáis al principio: determinará la disposición en lo que le encontréis en adelante.

CENTAURO
Dejad que os provenga de coche y cuatro caballos, de vuestra dama, vuestra camarera, vuestro paje, vuestro asistente, cocinera francesa y cuatro pajes.

FATUA
Y venid con nosotras a Bedlam[N]
X
Nota del editor digital

"Bedlam"

El «Beldam Royal Hospital» fue el primer asilo para enfermos mentales de Inglaterra y se encontraba justo al exterior de las murallas de Londres. Visitar las instalaciones y contemplar a los enfermos era un entretenimiento habitual entre las clases pudientes a cambio de muy poco dinero.

, a las casas de porcelana y al Exchange.

CENTAURO
Os abrirá las puertas de la fama.

FATUA
Centauro aquí presente pasará a la historia por haber domesticado a su hombre salvaje.

ZORZAL
Sí, el mayor milagro del reino.

EPICENA
Pero, señoras, ¿creéis que está justificado tener tal número y variedad de servidores y tratarles a todos con amabilidad?

FATUA
¿Por qué no? ¿Por qué las mujeres deberíamos rechazar los favores de los hombres? ¿Son acaso peores que nosotras?

GRAJO
¿Es peor el agua del Támesis que la usada por los tintoreros, señora?

DE LILA
¿O una antorcha por encender muchas antorchas?

AGUDO
[Aparte.] Bien dicho[N]
X
Nota del editor digital

"Bien dicho"

Las comparaciones hechas por De Lila y Grajo se basan en clichés de la época. De ahí la ironía de Agudo.

, De Lila. Menuda idea más novedosa que ha tenido…

CENTAURO
Son las mujeres vacías y derrotadas las que los temen así.

FATUA
Además, las mujeres debemos ser conscientes de cómo se aproxima la edad, y no dejar que la edad cobre su deuda antes de tiempo. Nuestros mejores días son los primeros en pasar.

ZORZAL
Somos ríos que no pueden ir marcha atrás, señora: aquella que hoy rechace a sus amantes tal vez viva para yacer vieja y olvidada en una fría cama.

CENTAURO
Eso es cierto, Zorzal. ¿Y quién nos esperará entonces para subir al carruaje? ¿O quién nos escribirá, o nos contará las últimas noticias cuando eso ocurra? ¿Quién hará anagramas con nuestros nombres y nos invitará a su cabina, nos besará las manos todo el tiempo y desenvainará sus armas por nuestro honor?

FATUA
Nadie.

GRAJO
Mi señora está bien al tanto de esas cosas; hay gente aquí presente que ha bebido de sus favores.

CLERIMÓN
[Aparte] ¡Menuda manera de relinchar tiene el caballito de batalla!

EPICENA
Pero no tengo intención de aceptarlos otra vez, sirviente. ¿Y tenéis esos extraordinarios remedios, señora, para evitar concebir hijos?

FATUA
Oh, sí, Ceñudo. ¿Cómo podríamos mantener nuestra juventud y belleza de otro modo? Muchos partos envejecen a la mujer, de igual modo que muchas cosechas vuelven la tierra estéril.

ACTO 4 ESCENA 4

[Entran] CEÑUDO, DELFÍN [hablando entre ellos.]

CEÑUDO
Oh, ángel maldito que me has guiado a este destino.

DELFÍN
¿Por qué decís eso, señor?

CEÑUDO
¡Que yo me haya dejado seducir tan tontamente por un demonio con traza de barbero!

DELFÍN
Yo podría haberos ayudado, señor, si hubierais tenido en cuenta mi consejo. ¡Jamás debisteis confiar en tal mensajero!

CEÑUDO
¿Podría yo redimirme sacrificando un ojo, sobrino? ¿O una mano, o cualquier otro miembro?

DELFÍN
¡Jesús! Dios prohíbe que os mutiléis con el fin de enfadar a vuestra esposa.

CEÑUDO
¡Así podría librarme de ella! También podría cometer desmedida penitencia en lo alto de un campanario, o yendo al Westminster Hall, a una pelea de gallos, a una cacería, soportando los gritos de los ordenanzas del muelle... ¿Qué más sitios? Yendo al Puente de Londres, al jardín de París, a la lonja de Billingsgate, cuando los ruidos son más fuertes… Es más, estaría dispuesto a soportar toda una comedia en la que no hubiera más que batallas navales, tambores, trompetas y estallidos.

DELFÍN
Espero que no sea necesario llegar a tal extremo, señor. Tened paciencia, buen tío. Hoy no es más que un día, y está próximo a acabar.

CEÑUDO
Oh, durará para siempre, sobrino; lo auguro, para siempre. Las riñas y el alboroto son la dote que viene con una esposa.

AGUDO
Os lo dije, señor, y no me creísteis.

CEÑUDO
Ay, no echéis sal en la herida, señor Agudo, para que ésta vuelva a sangrar. Ha sido culpa mía. No añadáis más aflicción a mi tristeza. Me he dado cuenta de las consecuencias de todo ello al ver a la señora Mustelo, pero ha sido demasiado tarde.

EPICENA
[Avanzando.] ¿Cómo estáis, señor?

CEÑUDO
¿Habrase formulado nunca pregunta más innecesaria? ¡Cómo si no lo viera! Pues… estoy como veis… emperatriz, emperatriz.

EPICENA
¡Vos no estáis bien, señor! ¡Parecéis muy enfermo! Algo os ha indispuesto.

CEÑUDO
¡Oh, terribles, monstruosas impertinencias! ¿No habría bastado con una sola? ¿Qué decís, señor, señor, no habría bastado?

AGUDO
Sí, señor, pero éstas son las señas de la amabilidad femenina. Ciertas pruebas de que tiene voz.

CEÑUDO
Ah, si es eso... Con tal de que no sea otra cosa... Venid, ¿qué decíais?

EPICENA
¿Cómo os sentís, señor?

CEÑUDO
¡Y vuelta a empezar!

AGUDO
No, señor, mirad: seréis amigos vuestra esposa y vos con una firme condición: su silencio.

EPICENA
Dicen que os habéis vuelto loco, señor.

CEÑUDO
No por amor, eso os lo aseguro. ¿Veis?

EPICENA
¡Oh, señor! Caballeros, sostenedle, por el amor de Dios: ¿Qué puedo hacer? Que alguien me diga quién es el médico que suele tratarlo. Buen señor, hablad. Enviaré a buscar a alguno de mis doctores.

CEÑUDO
¿Para qué? ¿Para envenenarme y que muera sin testamento dejándoos todas mis posesiones?

EPICENA
¡Dios mío, con cuánto esfuerzo logra hablar, y cómo le centellean los ojos! ¡Y está verdoso por las sienes! ¿Veis esas pústulas azules?

CLERIMÓN
Sí, son por la melancolía.

EPICENA
Caballeros, por el amor del cielo, aconsejadme. ¡Señoras! Servidor mío, tú has leído a Plinio y a Paracelso[N]
X
Nota del editor digital

"Plinio y a Paracelso"

Plinio el Viejo (23-79 d.C) elaboró la enciclopedia de «Historia Naturalis». Paracelso (1493-1541) fue un famoso médico suizo.

. ¿No tienes ni una palabra para consolar a una pobre dama? ¡Ay de mí! ¿Qué mala fortuna me ha llevado a casarme con un hombre perturbado?

GRAJO
Yo os lo diré, señora.

AGUDO
[A Clerimón.] ¡Qué manera tiene de aguantar!

[TRUEWIT y CLERIMÓN impiden que CEÑUDO escape.]

CEÑUDO
¿Qué queréis decir, caballero?

EPICENA
¿Qué me diréis, siervo?

GRAJO
La enfermedad en Grecia era llamada mania, en latín insania, furor, vel ecstasis melancholica; es decir, egressio, cuando un hombre ex melancholico evadit fanaticus.

CEÑUDO
¿Es que se va a dar una lección magistral sobre mí estando aún de cuerpo presente?

GRAJO
Pero puede que solo esté phreneticus, señora, y phrenetis es solo delirium o algo parecido.

EPICENA
Sí, servidor mío, pero esto es solo el diagnóstico. ¿Cuál es la cura? Estamos bastante seguros de la dolencia.

CEÑUDO
Dejadme ir.

AGUDO
Venga, señor, haremos que vuestra esposa mantenga la calma.

CEÑUDO
Oh, no. No os esforcéis en detenerla. Es como una tubería que, cuanto más la abramos, con mayor fuerza mana.

FATUA
Os diré, Ceñudo, que de más os valdría hablarle de cuestiones divinas o de filosofía moral.

DE LILA
Sí, y existe un libro excelente sobre filosofía moral Reynard el zorro y demás bestias, llamado Filosofía de Doni"Filosofía de Doni"Recopilación de fábulas orientales protagonizadas por animales que fue traducida al italiano por Doni. La fábula de Reynard el Zorro no se encuentra, sin embargo, en dicha recopilación. La confusión puede tal vez achacarse a la ignorancia de De Lila o simplemente a un descuido de Jonson (lo cual resulta más plausible, pues poca gente podría ser capaz de saber que una fábula en concreto no pertenece a esta recopilación)..

CENTAURO
En verdad que lo es, Sir Amoroso de Lila.

CEÑUDO
¡Oh, miseria!

DE LILA
Se lo he leído, milady Centauro, a mi prima aquí presente.

SEÑORA MUSTELO
Sí, y es un libro de los mejores, entre los modernos.

GRAJO
Pues mejor debería leer a Séneca, a Plutarco o a cualquiera de los clásicos. Los modernos no entienden de estos males.

CLERIMÓN
Vaya, si hoy mismo los menospreciasteis, sir John.

GRAJO
Bueno, en algunas materias. Pero en esta son los mejores, junto a la Ética de Aristóteles.

ZORZAL
¿Eso creéis, sir John? Yo creo que estáis equivocado y que habláis sin saber.

FATUA
¿Dónde está Franca, mi criada? Acabaré con esta disputa. Os suplico, Mustelo, que la llaméis. Su padre y madre estuvieron ambos locos cuando entró a trabajar para mí.

[Sale la SEÑORA MUSTELO.]

CEÑUDO
Lo creo… Venga, caballeros, estoy ya sosegado. Esto no es más que una prueba, lo sé; una ceremonia matrimonial por la que debo pasar.

FATUA
Y uno de ellos (no sé cuál) fue curado con El bálsamo del hombre angustiado"El bálsamo del hombre angustiado"En inglés, «The sick man’s salve», escrito por Thomas Bacon en 1561, este libro religioso explica cómo sobrellevar con paciencia y devoción una enfermedad así como el modo de enfrentarse, llegado el caso, a la muerte., y el otro con Cuatro peniques de cordura"Cuatro peniques de cordura"En inglés, «Groat’s-worth of wit». Se trata de una fábula moralista escrita por el dramaturgo Robert Greene en su lecho de muerte, fue publicado en 1592., de Green.

AGUDO
Un remedio muy barato, señora.

FATUA
Sí, es muy efectivo.

[Entra LA SEÑORA MUSTELO con FRANCA.]

SEÑORA MUSTELO
Milady os mandó buscar, señorita Franca: debéis terciar en una polémica.

FATUA
Oh, Franca, ¿qué fue aquello que dijiste, sobre tu padre o madre, que fue curado con El bálsamo del hombre angustiado?

FRANCA
Fue mi madre, señora, con El bálsamo.

AGUDO
Entonces sería El bálsamo de la mujer angustiada.

FRANCA
Y mi padre con Cuatro peniques de cordura. Pero también se utilizaron otros métodos: tuvimos un pastor que les predicaba incluso cuando dormían; y una anciana mujer, que era su médico, les recetó ir a la iglesia tres veces por semana.

EPICENA
¿A dormir?

FRANCA
Sí, por supuesto: y cada noche leían los libros antes de dormir.

EPICENA
Gracias a Dios, parece un método cabal. Me informaré de dónde conseguir esos libros.

CEÑUDO
¡Oh!

DE LILA
Puedo ayudaros con uno de ellos, señora Ceñudo; con Cuatro peniques de cordura.

EPICENA
Pues vais a tener que desprenderos unos días de él, Sir Amoroso. ¿Podréis vivir sin el libro?

DE LILA
Oh, sí, durante una semana o así. Se lo leeré yo mismo.

EPICENA
No, eso lo haré yo, sir; es mi deber.

CEÑUDO
¡Oh, oh!

EPICENA
Seguro que le haría bien dormir.

CEÑUDO
Imposible, debería encontrarme mucho mejor para poder dormir. ¿Es que no tengo un solo amigo en el mundo que pueda hacerle beber hasta emborracharse, o darle un poco de láudano u opio?

AGUDO
Señor, pero si es todavía peor cuando está dormida.

CEÑUDO
¡Cómo!

CLERIMÓN
¿No lo sabíais, sir? No calla en toda la noche.

AGUDO
Y ronca como una morsa.

CEÑUDO
¡Oh, libérame, destino! ¡Líbrame! ¿Por qué motivos puede un hombre divorciarse, sobrino?

DELFÍN
No lo sé con seguridad, sir.

AGUDO
Podéis pedir consejo a un eclesiástico, sir, o a un letrado.

CEÑUDO
No descansaré ni pensaré en otro consuelo hasta que me informe.

[Salen CEÑUDO y DELFÍN]

CLERIMÓN
Vaya, pobre hombre.

AGUDO
Le volveréis loco de veras si seguís con esto, señoras.

FATUA
No, le dejaremos respirar un poco durante un cuarto de hora o así.

CLERIMÓN
A fe mía, una larga tregua.

FATUA
¿Es su criado el que se ha ido con él?

GRAJO
Es su sobrino, señora.

DE LILA
Sir Delfín Eugenio.

CENTAURO
Parece un caballero muy lastimero…

GRAJO
Y con razón. Este matrimonio le ha dejado sin nada.

DE LILA
No tiene ni un penique en el bolsillo, señora.

GRAJO
Ha estado al borde de las lágrimas durante todo el día.

DE LILA
Un auténtico tiburón, me desplumó la otra noche jugando al “primero”[N]
X
Nota del editor digital

"“primero”"

Al parecer, es un juego de cartas de origen español que se puso de moda en Inglaterra, pues se decía que gustaba mucho a la dinastía Tudor. Es una especie de póker.

.

AGUDO
[A Clerimón.] ¡Cómo hablan estos desgraciados!

CLERIMÓN
[A Agudo.] Sí, el vino de Mustelo les ha despertado el ingenio como a marea viva.

FATUA
Buena Ceñudo, entremos otra vez. Adoro vuestros divanes: vayamos a tumbarnos y hablemos allí.

EPICENA
Ahora os seguiré, señora.

[Salen FATUA, CENTAURO, ZORZAL, FRANCA, GRAJO y DE LILA.]

AGUDO
¡Dios, los haré callar como a muertos, a todos ellos! ¿Habéis oído, señora novia? Os suplico, como mujer noble que sois, que continuéis dentro la conversación sobre Delfín, pero elogiadle inmensamente. Magnificadle con todo el afecto del que seáis capaz y deshaceos de esos dos cuervos, de Jack Grajo y su amigo, solo por darles un disgustillo. Tengo razones para pediros esto y si lo hacéis, os honraré toda la vida.

EPICENA
Estaba a punto de hacerlo por mi propia cuenta. Me ha enfadado hasta las entrañas escucharles hablar de manera tan insolente.

AGUDO
Hacedlo y os habréis ganado un eterno devoto.

EPICENA
¿Vendréis conmigo a ver cómo lo hago?

AGUDO
No, me quedaré aquí. Alejadles de vuestra compañía, es todo lo que pido, y no hay mejor manera para ello que ensalzar a Delfín a quien tanto han desairado.

EPICENA
Os lo garantizo; esperad aquí y en breve saldrá uno de ellos.

[Sale]

CLERIMÓN
Vaya par de mochuelos, siempre revoloteando alrededor de las mujeres, ¿verdad?

AGUDO
Sí, y picoteando a un águila como Delfín.

CLERIMÓN
Se volverá loco cuando se lo digamos. Aquí viene.

ACTO 4 ESCENA 5

[Entra] DELFÍN.

CLERIMÓN
¡Bienvenido!

AGUDO
¿Dónde está vuestro tío?

DELFÍN
Corrió a encerrarse envuelto en sus gorros de dormir para hablarle a un casuista a propósito de su divorcio. Todo marcha admirablemente.

AGUDO
No habríais dicho lo mismo si os hubierais quedado aquí. Las damas se han estado riendo de vos de lo lindo desde que os marchasteis, Delfín.

CLERIMÓN
Y preguntaron si erais el criado de vuestro tío.

AGUDO
Y la pareja de mandriles ha respondido que sí, que sois un pobre hombre desgraciado que no tenéis dónde caeros muerto, y que no tenéis más que tres trajes que poneros, además de ciertas dádivas que os donan los lores para que les divirtáis y os pavoneéis.

DELFÍN
¡Que me muera si no los destruyo! ¡Los ataré a ambos al cabezal de la cama de Milady y les echaré encima un atajo de monos!

AGUDO
Nada de eso será necesario, pues tenéis quién los destruya por vos, Delfín. Tengo un plan que os garantizo que funcionará: confiad en mí.

DELFÍN
¡Ay, vos tenéis muchos planes! Podríais tener alguno para hacer que todas las damas se enamorasen de mí.

AGUDO
Bueno, si no logro antes de esta noche, y ya queda poco para que llegue, que todas os inviten y estén dispuestas a sacar las uñas por vos, tomad mi buen juicio en prenda.

CLERIMÓN
Por Dios, yo seré su testigo. Aceptad, Delfín. Seríais un bufón si no lo hicierais.

AGUDO
Estoy de acuerdo. Tal vez lo de bufón no sea tan malo después de todo. ¿Veis ahí esa galería o, mejor dicho, ese zaguán? Ya que tenemos una pareja de eruditos, fingiré una tragicomedia solo comparable a la de los güelfos y gibelinos[N]
X
Nota del editor digital

"güelfos y gibelinos"

En la Edad Media italiana, los güelfos eran los partidarios de los papas contra los gibelinos, defensores de los emperadores de Alemania.

: la de Grajo y De Lila. Al primero que aparezca, lo cazaré en pleno vuelo. Vosotros seréis el coro desde detrás del tapiz, y deberéis salir rápidamente en los entreactos para hablar. Si no los aplaco para lo que queda de día, o lo que queda de año, habré fracasado… Oigo a Grajo: esconderos y, por lo que más queráis, ni se os ocurra reíros.

[ DELFÍN y CLERIMÓN se esconden.]
[Entra GRAJO.]

GRAJO
¿Por dónde se sale al jardín? ¿Lo sabéis?

AGUDO
¡Oh, Jack Grajo! Me alegro de veros. Voto a tal que debo tomar parte en este asunto que os traéis entre manos para que no vaya más lejos. Debo pararlo.

GRAJO
¿Qué asunto, sir? ¿Entre quiénes?

AGUDO
Ahora no disimuléis: entre Sir Amoroso y vos. Si en algo me estimáis, Jack, haced uso de esa filosofía vuestra, aunque sea por esta vez, y entregadme vuestra espada. Esta no es la boda a la que asistieron los centauros[N]
X
Nota del editor digital

"la boda a la que asistieron los centauros"

El día de su boda con Hipodamia, Piritoo, rey de los lapitas, invitó a su fastuoso banquete a sus hermanastros los centauros. Éstos, tras emborracharse, intentaron violar a la novia y raptar a las invitadas. En las Metamorfosis de Ovidio, libro XII, versos 210-458.

, aunque tengamos aquí una invitada que lleva tal nombre. La novia me ha suplicado que no se derrame sangre en su boda. Vos mismo acabáis de ver cómo me hablaba al oído hace un momento.

[Le quita la espada.]

GRAJO
Pensaba terminar de leer a Tácito. No iba a cometer asesinato alguno.

AGUDO
¿No estáis esperando a Sir Amoroso?

GRAJO
En absoluto. Lo juro por mi honor.

AGUDO
¿Y por vuestra erudición?

GRAJO
Y por mi erudición.

AGUDO
Tomad, pues; os devuelvo vuestra espada y os pido perdón; pero no la enfundéis, por si os asaltan. [Le devuelve la espada.] Pensaba que estabais al tanto de la situación y que habíais venido con la intención de desafiarle, juzgando despreciable vuestra vida en comparación con vuestro honor.

GRAJO
No, no, en absoluto, os lo aseguro. Él y yo nos separamos hace un momento tan amigos como es posible serlo.

AGUDO
No confiéis en esa máscara. Le he visto con otra cara desde la cena. En mis tiempos he conocido a numerosos hombres furiosos tras las derrotas, las muertes y los abusos, pero criatura tan ofendida como Sir Amoroso, jamás la vi ni leí sobre ella. Y la causa es que le hayáis arrebatado a los invitados ¡Y lo proclama a vuestras espaldas con amenazas y un desdén tremendos! Le dijo a Delfín que vos sois un completo asno…

GRAJO
Que diga lo que le plazca.

AGUDO
Y jura que sois tan manifiestamente cobarde que está seguro de que jamás le reclamaréis como un hombre ni le retaréis en combate singular y que, por lo tanto, hará lo que le venga en gana.

GRAJO
Le daré todas las satisfacciones, sir… pero no me batiré.

AGUDO
Bien, señor, pero, ¿quién sabe qué satisfacciones tomará él? Está sediento de sangre, y sangre es lo que tendrá. Y de qué parte de vos la tomará, ¿quién puede saberlo salvo él?

GRAJO
Os suplico, señor Agudo, sed mi mediador.

AGUDO
Bien, señor, ocultaos en este gabinete hasta que regrese. Le empuja dentro. No, debéis sentiros afortunado por estar encerrado; por mi propia reputación que no recibiréis pública afrenta mientras me ocupe yo del asunto. ¡Dios mío! Aquí viene. Estad en silencio, que no os oiga siquiera respirar... Por mi honor, Sir Amoroso, os juro que no está por aquí. Os suplico que seáis clemente; no le matéis. Es tan buen cristiano como vos; vais armado como si os fuerais a cobrar venganza sobre toda su raza… Buen Delfín, alejadle de este lugar. Jamás vi tal cólera en un hombre, pero aún hablará a sus amigos y escuchará vuestras razones… ¡Jack Grajo! ¡Jack Grajo! ¿Os habéis dormido?

GRAJO
[Desde dentro] ¿Se ha ido, señor Agudo?

AGUDO
Ay, ¿le escuchasteis?

GRAJO
Oh, Dios, sí.

AGUDO
[Aparte] ¡Qué oído más fino tiene!

GRAJO
[Saliendo del gabinete] ¿Pero va tan armado como decís?

AGUDO
¿Armado? ¡Parecía preparado para entrar en combate!

GRAJO
Sí, señor.

AGUDO
Eso quizás os dé luz para juzgarlo, aunque ya le conocéis bien. Algún falso amigo de la casa le habrá provisto de las armas. Y si no fue nadie de la casa, habrá sido Tom Mustelo.

GRAJO
Seguramente: es capitán y su esposa es pariente de De Lila.

AGUDO
Tiene un viejo mandoble que alguien le habrá prestado para cortaros por las rodillas. Y esa espada ha engendrado una daga. Pero además viene tan cargado con picas, alabardas, garrochas, arcabuces y mosquetes que parece salido de la sala del Juzgado. Un hombre que no alcanza las dos mil libras al año y tiene tal colección de armas. Jamás se vio a un esgrimidor ducho en tan diversas armas. Se diría que pretende asesinar a toda la Parroquia del Santo Sepulcro[N]
X
Nota del editor digital

"Parroquia del Santo Sepulcro"

Parroquia notable por su elevado número de feligreses situada en el noroeste de Londres y que incluía la prisión de Newgate.

. Si pudiera abastecerse de la mitad de calzones, estaría suficientemente armado como para invadir un país.

GRAJO
Buen señor, ¿qué es lo que pretende? Os suplico, señor Agudo, que seáis mi mediador.

AGUDO
Bueno, intentaré que se conforme con una pierna o un brazo. Si no, deberéis morir.

GRAJO
Me resistiría a perder mi brazo derecho. Es el de escribir madrigales.

AGUDO
Bueno, si se contenta con un pulgar o con un dedo meñique, por mí no hay problema. Tened en cuenta que hago cuanto está en mi mano.

GRAJO
Buen señor, id.

Le empuja otra vez y después [DELFÍN y CLERIMÓN] se adelantan.

CLERIMÓN
¿Qué habéis hecho?

AGUDO
No me deja hacer nada, hombre. Lo hace todo antes de que lo diga yo: le ha ofrecido su brazo izquierdo.

CLERIMÓN
Su ala izquierda, si es de Jack Grajo.

DELFÍN
Tómala, sin dudarlo.

AGUDO
¿Cómo vamos a mutilar a un hombre para siempre por una simple broma? ¿Qué clase de conciencia tenéis vos?

DELFÍN
Para él no es ninguna pérdida: no utiliza los brazos salvo para comer papilla. Además, mejor mutilar su cuerpo que su reputación.

AGUDO
Pese a ser un erudito y un ingenio, no opina como vos. Además, no va a perder su reputación por nuestra causa, porque ya le juzgamos un asno. A vuestros puestos otra vez.

CLERIMÓN
Os lo suplico, dejad que me quede con el otro un poco.

AGUDO
Lo echaríais todo a perder: ya conozco vuestros trucos.

CLERIMÓN
No, y además podría haceros alguna aportación útil que de buena gana admitiréis como buena.

AGUDO
Os digo que de otro modo no sigo adelante. Tened paciencia.

DELFÍN
Venid, Clerimón.

[Se esconden otra vez.]
[Entra DE LILA.]

AGUDO
¡Sir Amoroso!

DE LILA
Señor Amoroso.

AGUDO
¿A dónde vais?

DE LILA
Bajo al patio descargar aguas.

AGUDO
No puedo consentirlo, sir: os arriesgáis a que se os mojen los calzones.

DE LILA
¿Por qué, señor?

AGUDO
[Abriendo la puerta del otro gabinete.] Entrad aquí si en algo estimáis vuestra vida.

DE LILA
¿Por qué? ¿Por qué?

AGUDO
Preguntad hasta que os rebanen la garganta, venga. Entreteneos hasta que el alma enfurecida os encuentre.

DE LILA
¿Quién?

AGUDO
Grajo, por supuesto. ¿Vais a entrar?

DE LILA
Sí, sí, entraré. Pero, ¿qué pasa?

AGUDO
Ay, si hubiese tenido la calma suficiente como para contárnoslo, aún cabría alguna esperanza de reconciliación. Pero está tan implacablemente furioso…

DE LILA
Pues ya veis, dejadle rabiar. Mientras me esconderé.

AGUDO
Hacedlo, buen señor. Pero, ¿qué habéis hecho para provocarle de esta manera? ¿Es que os habéis burlado de él delante de las damas?

DE LILA
No, en mi vida me he mofado de ningún hombre. La novia estaba alabando a Sir Delfín cuando él se fue enfurruñado y yo le seguí. A no ser que se ofendiera mientras bebíamos, cuando no quise apostarlo todo a su caballo...

AGUDO
Por mi fe, puede ser eso, decís bien. Pero va de arriba a abajo atravesando todas las habitaciones de la casa, con un paño en la mano gritando “¿dónde está De Lila?, ¿quién le ha visto?”. Y cuando Delfín y yo le preguntamos que para qué os buscaba, no logramos sacarle otra respuesta que “¡oh, venganza, qué dulce eres! ¡Le estrangularé con este paño!”- lo cual nos lleva a deducir que la principal causa de su furia se debe a la carne que habéis traído hoy, con aquella toalla sobre el hombro, para su descrédito.

DE LILA
Es probable. Pues si está enfadado por eso, me quedaré aquí hasta que su ira remita.

AGUDO
Una resolución acertada, señor, si la adoptáis inmediatamente.

DE LILA
Sí, puedo hacerlo. O también puedo partir al campo de inmediato.

AGUDO
¿Cómo saldríais de la casa, señor? Él sabe que estáis aquí y vigilará toda la semana hasta que os encuentre. Peor que si fuera un sargento.

DE LILA
Bueno, entonces esperaré aquí.

AGUDO
Debéis pensar en cómo abasteceros mientras tanto.

DE LILA
Oh, dulce señor Agudo: ¿podríais rogar a mi prima Mustelo que me envíe pastel de carne fría, una botella o dos de vino y un orinal?

AGUDO
Un taburete estaría mejor, señor, de esos inventados por Sir Ajax[N]
X
Nota del editor digital

"Ajax"

Agudo está haciendo referencia a un tratado escrito por Sir John Harington titulado «La metamorfosis de Ajax» (1596) sobre el inodoro.

.

DE LILA
Sí, eso sería mejor, y un camastro en el que echarme.

AGUDO
Oh, no podéis dormiros bajo ningún concepto.

DE LILA
¿Eso creéis, señor? Entonces no me dormiré.

AGUDO
Pero todavía hay peligro…

DE LILA
¿Lo hay, señor? ¿Qué peligro?

AGUDO
Bueno, no creo que pueda abrir la puerta de una patada…

DE LILA
Apoyaré la espalda para impedirlo, señor. Tengo una buena espalda.

AGUDO
Pero él puede llegar a derribarla.

DE LILA
¡Mejor! Si se atreve, le daré unos buenos porrazos.

AGUDO
Esperaos lo peor. Ya ha mandado a buscar pólvora, y lo que pretenda hacer con ella no lo sabe nadie: volar quizás el rincón de la casa donde sospeche que os encontráis. ¡Aquí viene!; ¡dentro, rápido! Finge como si hubiera alguien presente, para asustar al otro, que ha corrido a esconderse. Protesto, Sir John Grajo, no se encuentra por aquí. ¿Qué vais a hacer? No dejaré que pongáis petardo alguno por aquí. Antes moriré. ¿No confiáis en mi palabra? Nunca supe de nadie que no lo hiciera… Sir Amoroso, se ha ido. Ha hecho un petardo con un bote de latón para forzar vuestra puerta. Pensad en ofrecerle alguna compensación o condiciones.

DE LILA
[Desde dentro.] Señor, le daré la compensación que pida, no importan las condiciones.

AGUDO
¿Me dejáis hacer a mí, entonces?

DE LILA
Sí, señor. Aceptaré lo que sea.

[AGUDO] llama a CLERIMÓN y DELFÍN.

AGUDO
¿Qué pensáis ahora, señores? ¿Verdad que sería difícil decidir cuál de los dos es más cobarde?

CLERIMÓN
Sí, pero éste es un cobarde más valiente; ¡Jack Grajo es un cobarde llorón! Pero De Lila es un heroico y valiente cobarde que teme bien plantado y de forma muy masculina. Me agrada extremadamente.

AGUDO
¿No habría sido una pena que estos dos no hubieran sido desenmascarados?

CLERIMÓN
¿Puedo proponer algo?

AGUDO
Pero rápido; debo seguir golpeando mientras el hierro esté aún caliente.

CLERIMÓN
¿Puedo ir a buscar a las damas para que vean el desenlace?

AGUDO
Umh... Desde luego. ¡Buena idea!

DELFÍN
De ninguna manera. Dejémoslas que sigan sumidas en la ignorancia y en su error: que crean como hasta ahora en el talento y en lo buenos muchachos que son. Sería un pecado sacarlas de su error.

AGUDO
Que vengan igualmente, ahora que lo pienso, por un motivo personal. Ve, Clerimón, búscalas, cuéntales lo que ha ocurrido y tráelas a la galería.

DELFÍN
Esto es ya excederse en lo vanidoso; pensáis que nada está acabado si no hacéis pública cada una de vuestras travesuras.

AGUDO
¡Enseguida veréis lo injusto que estáis siendo! Clerimont, decid que todo ha sido cosa de Delfín. [Sale CLERIMÓN.] No volváis a confiar en mí si toda esta treta no redunda en vuestro provecho. Hay un mantel en la habitación contigua; echáoslo por encima, cubríos la cara con esta bufanda y poneos este cojín sobre la cabeza. Salid cuando llame a Amoroso. Venga, ve. [Sale DELFÍN] ¡John Grajo!

[Saca a GRAJO de su gabinete.]

GRAJO
¿Buenas noticias, señor?

AGUDO
A fe mía que he regañado mucho con él por vuestra causa. Le dije que vos erais caballero y erudito, que sabíais que la fortaleza consiste en magis patiendo quam faciendo, magis ferendo quam feriendo"magis patiendo quam faciendo, magis ferendo quam feriendo"Aguantar antes que hacer, resistir antes que herir. No se conoce la fuente..

GRAJO
Así lo creo, señor.

AGUDO
Y que sufriríais, le dije. Empezó pidiendo demasiado, según mi parecer.

GRAJO
¿Qué pidió, señor?

AGUDO
Vuestro labio superior y seis de vuestros dientes delanteros.

GRAJO
¡Inadmisible!

AGUDO
No, así que le dije sencillamente que no podíais prescindir de tanto. Así que tras una larga discusión (pro et con, como sabéis) he logrado que acepte dos muelas, y las exige a toda costa.

GRAJO
Oh, ¿eso hicisteis? En ese caso las tendrá.

[Entran arriba FATUA, CENTAURO, ZORZAL, SEÑORA MUSTELO, EPICENA, FRANCA y CLERIMÓN.]

AGUDO
No será necesario, señor. La conclusión es la siguiente: deberéis ser buenos amigos de aquí en adelante y nunca se recordará ni criticará el incidente. Además, para que nunca pueda jactarse de haberos humillado personalmente, vendrá aquí disfrazado, os dará cinco puntapiés en privado, se llevará vuestra espada y os encerrará en un gabinete el tiempo que él considere. No tardará, así que el asunto estará solucionado en breves.

GRAJO
¿Cinco puntapiés? Debería darme seis para quedar como amigos.

AGUDO
Creedme, no es necesario que os excedáis haciéndome enviar ese mensaje.

GRAJO
Enviadlo, señor. Deberá darme seis para quedar como amigos.

AGUDO
¿Amigos? Si no sois amigos después de que hayáis aceptado tales condiciones, juro de corazón que me tendrá de enemigo mientras viva. Venid, señor, afrontadlo con coraje.

GRAJO
Dios, señor, eso no es nada.

AGUDO
Cierto. ¿Qué son seis puntapiés para un hombre que lee a Séneca?

GRAJO
Me han dado cientos, señor.

AGUDO
¡Sir Amoroso! No os habléis el uno al otro, ni rememoréis viejas cuitas.

DELFÍN, [enmascarado y con bufanda,] se adelanta y le da puntapiés.

GRAJO
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Protesto, Sir Amoroso, deberíais darme seis.

AGUDO
No, ya os he dicho que no habléis. Venid, dadle seis como demanda. [DELFÍN le golpea otra vez.] Vuestra espada. [GRAJO entrega a AGUDO su espada.] Ahora volved a vuestro escondite: pronto os encontraréis con las damas, y deberéis ser de nuevo los más queridos amigos... [GRAJO entra en su gabinete.] Dadme ahora la bufanda. Debéis golpear al otro con la cara descubierta. Quedaos por aquí. ¡Sir Amoroso!

[Sale DELFÍN; AGUDO saca a DE LILA.]

DE LILA
¿Qué es esto, señor? ¡Una espada!

AGUDO
Debía traérosla, si no quería que la querella recayera sobre mí; aquí os envía su espada…

DE LILA
No la aceptaré.

AGUDO
...para que la colguéis de un muro y os hiráis la cabeza con la empuñadura

DE LILA
No lo haré, me niego rotundamente. No puedo soportar ver mi propia sangre.

AGUDO
¿No lo haréis?

DE LILA
No. Me golpearé contra un muro plano, si le satisface. Si no, que venga él mismo a golpear a sir Amoroso.

AGUDO
¿Cómo? ¡Curiosa manera rehusar cuando un hombre os reclama! Le he ofrecido otra condición. ¿La aceptaréis?

DE LILA
Desde luego. ¿Cuál es?

AGUDO
Os golpeará en privado.

DE LILA
Estoy conforme en ese punto.

AGUDO
Entonces, debéis entregaros cubierto con esta bufanda y dejar que os lleve hasta donde él está. Allí os quitará vuestra espada y os golpeará con ella en la boca, en la gueule"gueule"Garganta, en francés. y os retorcerá la nariz, sans nombre"sans nombre"innumerables veces..

DE LILA
Estoy de acuerdo. Pero, ¿por qué debo ir con los ojos vendados?

AGUDO
Eso es bueno para vos, señor; porque si luego se comportara como un fanfarrón y lo divulgara para difamaros (cosa que espero que no haga) podréis jurar sin peligro que nunca os golpeó, que vos sepáis.

DE LILA
Oh, ya entiendo.

AGUDO
Estoy seguro de que en adelante seréis unos perfectos buenos amigos y de que no os atreveréis a difamaros el uno al otro en el futuro.

DE LILA
Sabe Dios que nunca lo haré.

AGUDO
Ni él tampoco, señor. Y si lo hiciera… Venid, señor. [Le cubre los ojos.] ¡Estamos preparados, Sir John!

DELFÍN entra a retorcerle la nariz.

DE LILA
[DELFÍN le arrebata la espada.] ¡Oh, Sir John! ¡Sir John! Oh, oh, oh, oh, oh, oh. Oh…

AGUDO
Buen Sir John, dejad de golpearle o le saltaréis la nariz. [Sale DELFÍN con las dos espadas.] Es deseo de Sir John que volváis a retiraros al estudio. [Le quita la venda a DE LILA y le empuja dentro.] ¡Ya sois amigos! Todo el rencor que hubiera entre vosotros, espero, está enterrado; ahora seguid adelante como Damón y Pitias[N]
X
Nota del editor digital

"Damón y Pitias"

Ejemplo de amistad por excelencia. Pitias fue sentenciado a muerte por Dionisio, rey de Siracusa. Su amigo Damón pidió al rey la merced de que dejara ir a su amigo a dejar bien situadas a su madre y a su hermana antes de morir, y juró él mismo se quedaría encerrado en lugar de Pitias hasta el día de la ejecución. Si Pitias no volvía, podían ejecutarle a él mismo. Pese a todo pronóstico y tras sufrir todo tipo de contratiempos, Pitias logró volver a tiempo y así liberar a su amigo. Por este gesto Dionisio perdonó a ambos la vida.

y abrazaros con toda la exuberancia de la amistad. [Entra DELFÍN.] Creo que ya los tenemos domados. Delfín, os alabo. ¡Dios mío! ¡Las damas nos han descubierto!

ACTO 4 ESCENA 6

[Entran] FATUA, CENTAURO, ZORZAL, LA SEÑORA MUSTELO, EPICENA, FRANCA[y CLERIMÓN], habiendo descubierto parte de la pasada escena desde arriba.

FATUA
Centauro, ¡cuán erróneos eran nuestros juicios a propósito de esos caballeros azucarados!

CENTAURO
Ay, señora, Zorzal estaba más equivocada que nosotras, pues fue ella quien los recomendó para academia.

ZORZAL
Yo los recomendé por su ingenio y gentileza; no por su valor.

FATUA
Sir Delfín es valiente y también ingenioso, por lo que parece.

ZORZAL
Y todo un galán.

FATUA
¿Todo esto fue idea suya?

SEÑORA MUSTELO
Eso dice el señor Clerimón, señora.

FATUA
Estimada Ceñudo, cuando vengáis a la academia, ¿lo traeréis con vos? Parece un perfecto caballero.

EPICENA
Lo es, señora, doy fe.

CENTAURO
Pero, ¿vendréis, Ceñudo?

EPICENA
En tres o cuatro días, señora, tan pronto como disponga de carroza y caballos.

FATUA
No, mañana, estimada Ceñudo. Centauro os enviará una carroza.

ZORZAL
Sí, hacedlo, y traed a Sir Delfín con vos.

FATUA
Eso ya lo ha prometido, Zorzal.

ZORZAL
Por su aspecto parece un nobilísimo caballero, señora.

FATUA
Sí, y demuestra tener buen juicio en el vestir.

CENTAURO
Y no de esa manera excesiva de otros, señora, que llevan la cara que parece un estoque.

FATUA
Y que llevan cada pelo en su sitio.

ZORZAL
Y visten un lino más puro que nosotras mismas, y profesan una pulcritud que ni un hermafrodita francés.

EPICENA
Sí, señoras, lo que esos caballeros nos dicen a una de nosotras se lo han dicho antes a cientos. Son los ladrones de nuestra reputación, que quieren tentarnos con perfumes y lazos y luego se ríen desmesuradamente cuando lo han logrado.

FATUA
Pero el descuido de Sir Delfín es muy favorecedor.

CENTAURO
¡Podría amar a un hombre solo por una nariz como la suya!

ZORZAL
¡O por esas piernas!

CENTAURO
¡Tiene unos ojos maravillosos, señora!

ZORZAL
¡Y unos rizos preciosos!

CENTAURO
Estimada Ceñudo, traedle primero a mi estancia.

SEÑORA MUSTELO
¿Querrán vuestras mercedes reunirse en mi casa?

AGUDO
[A Delfín] ¡Mirad cómo os observan, señor! Están cazadas, os lo garantizo.

FATUA
[Acercándose a Agudo y a Delfín.] Habéis dejado al descubierto a nuestros dos caballeros, señor Agudo.

AGUDO
No he sido yo, señora. Todo fue maquinación de Sir Delfín, quien, si antes hubiera ofendido a vuestra academia de alguna manera, ahora está dispuesto a hacerse un hueco en ella de nuevo.

FATUA
No hay duda de eso, señor.

CENTAURO
Dios mío, Zorzal, Fatua le está besando.

ZORZAL
Vayamos nosotras también y tomemos lo que nos corresponde.

FATUA
Me alegra la fortuna (sin contar con el desenmascaramiento de ese par de cabezas huecas) de haber descubierto una mina tal de virtudes como Sir Delfín.

CENTAURO
Sería fantástico tenerle como amigo y verlo por la academia.

ZORZAL
No puede mezclarse con la alta sociedad, y espero que él piense lo mismo.

DELFÍN
Sería grosero por mi parte pensar de otra manera, señora.

AGUDO
[A Delfín] ¿No os lo dije, Delfín? Todas sus acciones están gobernadas por la opinión popular, sin causa ni razón. No saben por qué hacen nada y tan pronto como llega algo a sus oídos, creen, juzgan, alaban, condenan, aman, odian… y por imitación de unas a otras, lo hacen todo de la misma manera. Tienen una inclinación natural a dejarse influenciar, generalmente por lo peor, cuando se las deja. Pero si las persigues, las tienes.

FATUA
¿Deberíamos entrar, Ceñudo?

EPICENA
Sí, señora.

CENTAURO
Sir Delfín nos entretendrá con su compañía.

AGUDO
Quedaros, señora, a presenciar el reencuentro entre los dos grandes amigos, Pílades y Orestes. Iré a buscarlos de inmediato.

FATUA
¿Lo haréis, maestro Agudo?

DELFÍN
Sí, nobles damas, que vuestra expresión o apariencia hacia ellos no delate el descubrimiento de sus disparates. Tal vez veamos cómo se resisten aún, con aplomo y seguridad.

FATUA
Así lo haremos, Sir Delfín.

CENTAURO y MAVIS
Por nuestro honor, Sir Delfín.

AGUDO
Sir Amoroso, Sir Amoroso. Las damas están aquí.

DE LILA
[Desde dentro] ¿Lo están?

AGUDO
Sí, pero podéis deslizaros ahora que nos están dando la espalda y encontraros con Sir John aquí, como por azar, cuando os llame. ¡Jack Grajo!

GRAJO
[Desde dentro.] ¿Qué decís, señor?

AGUDO
Venid tras de mí y no os excitéis cuando veáis a vuestro adversario. Ahora, ahora.

[DE LILA y GRAJO salen de sus escondites y se saludan el uno al otro.]

DE LILA
¡Noble Sir John Grajo! ¿Dónde habéis estado?

GRAJO
Buscándoos, Sir Amoroso.

DE LILA
¿A mí? ¡Qué honor!

GRAJO
El honor es mío.

CLERIMÓN
¡Han olvidado sus floretes!

AGUDO
Oh, es que van en son de paz, señor.

DELFÍN
¿Dónde está vuestra espada, Sir John?

CLERIMÓN
¿Y la vuestra, Sir Amoroso?

GRAJO
La mía la tiene mi muchacho para arreglar la empuñadura.

DE LILA
Mi empuñadura de oro se rompió también, y la tiene mi muchacho.

DELFÍN
¿De verdad, señor? ¡Qué coincidencia!

CLERIMÓN
Cuánto consenso en lo de las empuñaduras.

AGUDO
Son igual de inofensivos, os lo aseguro.

SEÑORA MUSTELO
¡Oh, señoras! ¡Aquí viene de nuevo ese loco! ¡Huyamos!

[Salen apresuradamente FATUA, CENTAURO, EPICENA, ZORZAL, LA SEÑORA MUSTELO, FRANCA, GRAJO y DE LILA.]

ACTO 4 ESCENA 7

[Entra] CEÑUDO [con una espada en cada mano;] ha encontrado las dos espadas abandonadas dentro.

CEÑUDO
¿Qué hacen aquí estas dos armas desnudas, caballeros?

AGUDO
¡Oh, señor! ¡Por poco no se ha cometido un asesinato desde que os fuisteis! Un par de caballeros pelearon por los favores de la novia y nos vimos obligados a arrebatarles las armas. Vuestra casa ha sido incautada por las autoridades.

CEÑUDO
¿Por qué?

CLERIMÓN
Por homicidio, señor. Como accesoria.

CEÑUDO
¿Y por sus favores?

AGUDO
Sí, sir, antes de la boda, no ahora. Clerimón, llevaos las espadas. Ya han hecho más daño del necesario.

[Sale CLERIMÓN con las dos espadas.]

DELFÍN
¿Habéis hablado ya con el abogado, señor?

CEÑUDO
¡Oh, no! ¡Había tanto ruido en el juzgado que me he salido de allí con tanta prisa como fui! ¡Tanta cháchara y cotorreo de ventanilla, todas aquellas citaciones, apelaciones, alegaciones, medidas, interrogatorios, referencias, convicciones y aflicciones de los doctores y supervisores que, comparado, el ruido de aquí es silencio! ¡Como la calma a medianoche!

AGUDO
Bueno, señor, si aún estáis interesado, puedo traeros aquí a un abogado y a un clérigo muy competentes, que responderán a todos y cada uno de vuestros recelos.

CEÑUDO
¿Haríais eso, señor Agudo?

AGUDO
Sí, y son personas muy graves y sobrias, que lo despacharán todo en un cuarto de hora con uno o dos susurros.

CEÑUDO
Buen señor, ¿podré esperar ese favor de vos, y ponerme en vuestras manos?

AGUDO
¡Ay, señor! Vuestro sobrino y yo nos hemos avergonzado y hasta enojado desde que os fuisteis, pensando en cómo han abusado de vos. Id, buen señor, a encerraros hasta que os llamemos. Pronto os diremos más, señor.

CEÑUDO
Haced lo que tengáis que hacer, caballeros; confío en vosotros y esto no merece más engaños.

AGUDO
No los habrá, señor… [Sale CEÑUDO] salvo los necesarios para colmaros de irritación.

DELFÍN
¿Qué haréis ahora, genio?

AGUDO
Traedme aquí a Mustelo y al barbero, si podéis, con cualquier excusa e inmediatamente.

DELFÍN
¿Por qué? ¿Con qué propósito?

AGUDO
Oh, haré de ellos dos el más grave clérigo y el más serio abogado que jamás se han visto.

DELFÍN
No podéis hacer eso, hombre. No son más que dos de enajenados.

AGUDO
No dudéis de mí; ponle simplemente una toga con sus bandas de piel a uno, un vestido de canónigo con mangas al otro y ponedles en la boca unos cuantos términos jurídicos y, si no pasan por un muy capaz doctor y un completo clérigo, dejad de confiar en mi criterio. Y espero, sin menospreciar la dignidad de ambas profesiones, que con esos disfraces tengamos suficiente como para sacarle de sus casillas. El barbero chapurrea latín, creo recordar.

DELFÍN
Sí, y Mustelo también.

AGUDO
Perfecto, entonces. Si no consigo que discutan el caso para su mayor disgusto, consideradme un Jack Grajo, un De Lila o algo peor. Id ahora con vuestras damas, pero primero mandad a buscarles.

DELFÍN
Lo haré.

[Salen.]

Acto V

ACTO 5

ACTO 5 ESCENA 1

[Entran] DE LILA, CLERIMÓN, GRAJO.

DE LILA
¿De dónde habéis sacado nuestras espadas, Señor Clerimón?

CLERIMÓN
Delfín se las arrebató a cierto lunático.

DE LILA
Se las quitó a nuestros pajes, os lo aseguro.

CLERIMÓN
Es probable, señor.

DE LILA
Gracias, mi buen Señor Clerimón. Sir John Grajo y yo estamos en deuda con vos.

CLERIMÓN
No sabría qué hacer con tal deuda, caballeros.

GRAJO
Sir Amoroso y yo estamos a vuestro servicio, señor.

[Entra ZORZAL.]

ZORZAL
Caballeros, ¿dispone alguno de pluma y tinta? Me gustaría escribir un acertijo en italiano para que Sir Delfín lo traduzca.

CLERIMÓN
A fe que yo no, señora. No soy ningún escribano.

GRAJO
Creo que yo os lo podría proporcionar, señora.

[Salen GRAJO y ZORZAL.]

CLERIMÓN
¡Debe guardarlo en el puño de un cuchillo!

DE LILA
No, tiene su caja de instrumentos.

CLERIMÓN
¡Como un cirujano!

DE LILA
Para las matemáticas: su escuadra, compás, plumas de latón y sus lápices, para dibujar mapas de cada lugar o persona que conoce.

CLERIMÓN
¡Cómo! ¿Mapas de personas?

DE LILA
Sí, señor, hizo uno de Nomentack[N]
X
Nota del editor digital

"Nomentack"

Nomentack fue un nativo americano que viajó a Inglaterra en 1608, donde permaneció un año. Fue enviado por el jefe indio, tal y como lo califica Alden T. Vaughan, Powhatan, quien ayudó a los colonos ingleses a moverse por las tierras de Virginia.

, cuando éste estuvo aquí, y del príncipe de Moldavia, y de su señora Epicena.[N]
X
Nota del editor digital

"del príncipe de Moldavia, y de su señora Epicena."

Estas palabras de De Lila valieron más de un quebradero de cabeza a Ben Jonson. Había habido numerosos rumores en la corte que insinuaban el compromiso de Lady Arabella Stuart, prima del rey Jacobo, con el aventurero Stefano Janiculo, quien se hacía pasar por el príncipe de Moldovia. Contaba el pintoresco aventurero cómo unos años antes había logrado escapar de una prisión turca disfrazándose de mujer. Por todo ello, Lady Arabella entiende en las palabras de De Lila («el príncipe de Moldavia y su señora Epicena» todo tipo de referencias a su persona y no podemos saber hasta qué punto la ambigüedad de Jonson («su señora Epicena» puede referirse tanto a la de Grajo como a la del príncipe de Moldavia) fue intencionada. Para saber más, léase la introducción de Richard Dutton a «Epicene or the silent woman» (Manchester University Press, 2003).

CLERIMÓN
¡Esperad! Espero que no haya llegado a inspeccionar la latitud de la dama.

DE LILA
Sois un caballero muy gracioso, señor.

[Vuelve a entrar GRAJO.]

CLERIMÓN
Bien, ahora que estamos solos, bravuconeemos un poco y hablemos sin reservas. Sir John, le decía a Sir Amoroso aquí presente que entre los dos gobernáis a las señoras; adondequiera que vayáis, lleváis al género femenino detrás.

GRAJO
Más bien son ellas las que nos llevan delante, señor.

CLERIMÓN
Oh, eso también. Pero, en cualquier caso, vosotros sois los primeros hombres en merecer sus afectos y dirigir todos sus actos…

GRAJO
No seré yo. Es Sir Amoroso.

DE LILA
Protesto, es Sir John.

GRAJO
Como que es mi deseo ascender en el Estado, Sir Amoroso, que sois vos el que tenéis el don.

DE LILA
Sois vos el que tenéis el donaire, y también la elocuencia.

GRAJO
De ninguna manera, señor. No tengo elocuencia… y además vos sois el más ágil de los dos.

DE LILA
Protesto, Sir John. Vos sois tan bueno como yo haciendo cualquier ejercicio, y levantaríais tantos escabeles y saltaríais por encima de ellos con tanta facilidad como yo, si os pusierais a ello.

CLERIMÓN
Bueno, estamos todos de acuerdo, caballeros, en que entre los dos se divide el reino o república de los afectos de las damas: lo veo y puedo percibir cómo os observan, os temen incluso. Podríais contar las más extrañas historias si quisierais, mis señores, eso no me lo negaréis.

GRAJO
Lo cierto es que hemos visto un poco, señor.

DE LILA
Desde luego: enaguas de terciopelo, batas delicadas y cosas así.

GRAJO
Sí, y…

CLERIMÓN
Venga, contad, Sir John. No tengáis envidia de vuestro amigo por el deleite de oírlo,que vos ya habéis tenido el placer de probarlo..

GRAJO
Pues… a…. contad vos, Sir Amoroso.

DE LILA
No, hacedlo vos, Sir John Grajo.

GRAJO
Insisto, contadlo vos.

DE LILA
Insisto, vos.

GRAJO
Pues, hemos estado…

DE LILA
En la magnífica cama de Ware juntos en nuestro tiempo. Seguid, Sir John.

GRAJO
No, seguid vos, Sir Amoroso.

CLERIMÓN
¿Y quiénes eran las damas que os acompañaban, caballeros?

DE LILA
Eso no, señor. Disculpadnos.

GRAJO
No podemos mancillar su reputación.

DE LILA
No importa, ésta o aquella. Quince libras nos costaron los baños y el tratamiento[N]
X
Nota del editor digital

"tratamiento"

Se insinúa que las mujeres eran prostitutas, y que necesitaron tratamiento para algún tipo de enfermedad venérea.

, cuando volvimos a casa.

CLERIMÓN
Escuchadme, Sir John, si en algo me estimáis, quiero que me contéis la verdad de un único asunto.

GRAJO
Si puedo, lo haré, señor.

CLERIMÓN
¿Habéis dormido en la misma casa que la novia que hoy se casa?

GRAJO
Sí, y conversé con ella durante horas, señor.

CLERIMÓN
¿Y cuál es su humor? ¿Se muestra relajada afable, libre?

GRAJO
Oh, tremendamente afable, señor. Yo era su siervo, y Sir Amoroso lo iba a ser.

CLERIMÓN
Venga, ¿ambos habéis gozado de sus favores? He oído mucho sobre el asunto.

GRAJO
Oh, no, señor.

DE LILA
Debéis perdonarnos, señor: no podemos mancillar su reputación.

CLERIMÓN
Bueno, ella está casada ahora y no podéis mancillarla con nada que digáis, de modo que hablad sin miedo: ¿cuántas veces? ¿Quién fue primero? ¿Eh?

DE LILA
Sir John le robó la virginidad.

GRAJO
Oh, le gusta decir eso, señor, pero Sir Amoroso sabe bien que no es cierto.

CLERIMÓN
¿Fuisteis vos entonces, Sir Amoroso?

DE LILA
En cierto modo, señor.

CLERIMÓN
Pues bien, os felicito, muchachos. Poco sabe el señor Don Novio de esto. Y seguirá siendo así.

GRAJO
Se colgaría el pobre cornúpeta.

CLERIMÓN
Hablad más bajo: aquí viene su sobrino con Lady Fatua. Os arrebatará a las damas, señores, si os descuidáis.

DE LILA
Si lo hace, iremos a buscarlas a casa, os lo garantizo.

[Salen.]

ACTO 5 ESCENA 2

[Entran] FATUA, DELFÍN.

FATUA
Os aseguro, Sir Delfín, que solamente la valía y estimación a la que vuestra virtud inclina me han decidido a embarcarme en semejante aventura, y no podía menos que hacéroslo saber. No diré que me arrepiento, pues siempre ha sido señal de que poseemos ciertas virtudes el que podamos estimarlas en los demás.

DELFÍN
Su señoría tasa muy alto el precio de mi debilidad.

FATUA
Señor, sé distinguir bien las gemas de los guijarros.

DELFÍN
[Aparte.] ¿De modo que sois diestra en cosas duras como piedras?

FATUA
Y sin embargo debo admitir que sufriría si vos llegarais a aseverar que existe igualdad de rango o clase entre Centauro o Zorzaly yo…

DELFÍN
En modo alguno, señora. Bien me doy cuenta de que no son más que engarces vuestros.

FATUA
Sois, en ese caso, amigo de la verdad, señor. Eso me hace estimaros más si cabe. No es el exterior, sino el interior del hombre lo que yo amo. Ellas no son capaces de apreciar la eminente perfección y solo pueden amar torpe y burdamente.

CENTAURO
[Desde dentro.] ¿Dónde estáis, Lady Fatua?

FATUA
Voy en un momento, Centauro… En mi alcoba, señor. Mi paje os indicará. Y Franca, mi muchacha, estará siempre despierta para vos. No temáis en confiarle nada, pues ya veis que es una Fidelia. Os suplico que portéis esta joya, Sir Delfín. Hacedlo por mí. [Entra CENTAURO.] ¿Dónde está Zorzal, Centauro?

CENTAURO
Dentro, señora, escribiendo. Os sigo en un instante. Quiero hablar unas palabras con Sir Delfín.

[Sale FATUA.]

DELFÍN
¿Conmigo, señora?

CENTAURO
Buen Sir Delfín, no deis ningún crédito ni creáis palabra que diga Fatua, hagáis lo que hagáis después. Sir Delfín, os hago la siguiente advertencia: ella es una perfecta cortesana: no ama sin sacar algún provecho y por sacar provecho ama a todos los hombres. Además, según sus médicos, por mucho que les pague, está muy lejos de contarse entre las más limpias… Y tiene más de cincuenta, y siempre va enyesada. ¡Deberíais verla antes del mediodía! Aquí viene Zorzal, que es todavía más fea. No os agradaría ni a la luz de las velas. Si quisierais venir a mi alcoba una de estas mañanas temprano, o cuando ya caiga la tarde, os contaré más. [Entra ZORZAL.] ¿Dónde está Fatua, Zorzal?

ZORZAL
Dentro, Centauro.

CENTAURO
¿Qué tenéis ahí?

ZORZAL
Un acertijo en italiano para Sir Delfín. A buen seguro que no lo veréis, Centauro. Buen Sir Delfín, resolvedlo para mí. Volveré a por la respuesta en un momento.

[Salen ZORZAL y CENTAURO.] [Entra CLERIMÓN.]

CLERIMÓN
¿Cómo va, Delfín? ¿Cómo os manejáis con esas mujeres?

DELFÍN
¡Dios! ¡Revolotean a mi alrededor como si fueran hadas! ¡Me regalan joyas! ¡No puedo quitármelas de encima!

CLERIMÓN
Oh, no digáis eso muy alto.

DELFÍN
Tenéis razón. Creo que nunca había sido tan asediado. Una dice que ama la virtud, y me soborna con esto[N]
X
Nota del editor digital

"esto"

Se refiere a la sortija que le ha entregado Fatua.

. Otra dice que adora la prudencia y prudentemente persigue poseerme. La tercera me entrega este acertijo. Y mientras tanto, todas están celosas y hablan mal las unas de las otras.

CLERIMÓN
¿Un acertijo? ¿Me dejaríais leerlo? Lee el papel. Sir Delfín, escojo este método para insinuarme por discreción. Las otras dos damas, bien lo sé, tienen la esperanza y el propósito de hacer de vos un colegiado y su siervo. Si yo fuera tan honorada como para aparecer como la autora de tan insigne obra, lanzaría el rumor de que debo acudir al médico mañana, y lo mantendría durante cuatro o cinco días, o incluso más, esperando vuestra visita. Mavis. ¡A fe mía que es muy sutil! ¿A esto llamáis un acertijo? ¿Qué pretenderán con todo esto?

DELFÍN
Nos falta Agudo para aclarárnoslo.

CLERIMÓN
También le necesitamos para otra cosa: hemos dado tanta cuerda a sus caballeros reformados que están más altaneros e insolentes que nunca.

DELFÍN
Bromeáis.

CLERIMÓN
Jamás ningún borracho, ya sea de vino o vanidad, confesó semejantes barbaridades sobre sí mismo. No apostaría ni la pata de una mosca por la reputación de ninguna de las mujeres aquí presentes de creer cierto lo que cuentan. Y, con respecto a la novia, han jurado directamente que es suya…

DELFÍN
¿Qué han dicho? ¿Que han gozado de ella?

CLERIMÓN
Sí, y dicen cuándo y cómo, por qué y el lugar donde ocurrió. Casi les hago confesar que lo han hecho hoy mismo.

DELFÍN
No los dos, supongo.

CLERIMÓN
Sí, ambos. De haberlos animado un poco más lo habrían afirmado. Lo habrían escrito y firmado de su puño y letra.

DELFÍN
Bueno, veo que todavía son nuestros juguetes, lo queramos o no.

ACTO 5 ESCENA 3

[Entra] AGUDO.

AGUDO
Oh, estabais aquí. Venid, Delfín. Id y llamad a vuestro tío inmediatamente. Ya tengo listos a mi teólogo y a mi letrado, con las barbas teñidas y todo. Los muy bribones no se reconocen a sí mismos, tan exaltados y alterados como están. Ascender trastorna a los hombres. Vos deberíais guardar una puerta mientras yo guardo la otra. Mientras, Clerimón se quedará en el centro, de modo que el novio no tendrá escapatoria cuando estos aparezcan con sus «peros» y objeciones. Y ya he dado instrucciones precisas a la novia para que traiga a las damas, que le asediarán hacia el final de l’envoy. Oh, ¡será algo estrepitoso e impresionante! Venga, id a buscarle. [Sale DELFÍN.] [Entran PELABARBAS, vestido de abogado canónico, y MUSTELO, de teólogo.] Venid, señor doctor y señor pastor, adoptad vuestros papeles y defendedlos con valentía. Estáis listos para ello. Demostrad que es así. Si por casualidad olvidarais vuestrotexto, no os delatéis quedándoos tiesos, tartamudeando o mirándoos con la boca abierta eluno al otro, sino continuad hablando alto y con entusiasmo, tal y como hacen los letrados. Sedvehementes en vuestros gestos, recordad los términos jurídicos, y no habrá ningún problema. Dejad que el asunto se desenvuelva solo. Tenéis talento para eso y más. Al principio, sed tan graves y solemnes como vuestra indumentaria, pero id soltándoos poco a poco hasta que os sintáis como un par de malabaristas en medio del escenario. ¡Aquí viene! Componed vuestras caras y mirad con desdén mientras os presento.

[Entran DELFÍN y CEÑUDO.]

CEÑUDO
¿Son estos los letrados de los que me hablasteis?

AGUDO
Sí, señor. ¿Haríais el favor de saludarles?

CEÑUDO
¿Saludarles? Preferiría hacer cualquier cosa antes que perder mi tiempo de forma tan infructuosa, señor. No me explico cómo han llegado a convertirse en hábito fórmulas tales como “Dios os salve”, “sed bienvenido” o “me alegro de veros”. No veo qué provecho puede sacarse de tales palabras que no ayudarán ni un ápice a aquel cuyos asuntos sean tristes y penosos.

AGUDO
Muy cierto, señor. Entremos en materia directamente, pues. Caballeros, señor doctor y señor pastor, os he informado suficientemente del asunto que aquí os trae. No necesitáis más para conocer el estado de la cuestión. Este es el caballero que espera vuestra resolución de modo que, cuando os plazca, comenzad.

MUSTELO
Por favor, adelante, señor doctor.

PELABARBAS
Empezad vos, por favor, buen señor pastor.

MUSTELO
Es mejor escuchar antes lo que dicen las leyes canónicas.

PELABARBAS
Se debe empezar siempre por las cuestiones divinas, señor.

CEÑUDO
Por favor, caballeros, no me importunéis con nimiedades como estas. Quiero disfrutar de vuestros consuelos cuanto antes, sean cuales sean. Sed raudos en procurarme la paz, si es que puedo esperar tal cosa. No quiero disputas ni que arméis alboroto, lo cual no debería costaros trabajo. Mi padre, cuando me educaba, acostumbraba a aconsejarme que siempre debía contener mi mente y no dejarla fluir libremente. Me decía que debía atender solo a lo imprescindible para cargar con ello en mi vida y renunciar a lo que no lo era. En resumen, que debía evocar mi ser al descanso y evitar siempre el desorden. Todo ello ha llegado a convertirse en algo natural para mí. De modo que no voy nunca a escuchar vuestros alegatos públicos y vuestros ruidosos pleitos, y no porque no me importe todo aquello que tiene que ver con el bien común, sino por evitar los clamores e impertinencias de los oradores que no saben estarse callados. Y hoy, precisamente a causa del ruido, soy yo el demandante. ¡No podéis imaginar en qué tremenda miseria me veo sumido en el día de hoy! ¡En qué torrente de maldad! ¡Mi pobre casa está patas arribas, presa del tumulto! ¡Es como vivir en un molino! ¡El movimiento perpetuo está aquí y no, como dicen, en el palacio de Eltham[N]
X
Nota del editor digital

"el palacio de Eltham"

Una de las primeras máquinas de movimiento perpetuo fue inventada por el científico Cornelius Drebbel. La máquina se encontraba en el palacio de Eltham, lugar en el que Drebbel se hospedaba desde que mereciera el patronazgo de Enrique, príncipe de Gales.

!

AGUDO
Bien, señor doctor, ¿seréis vos quien rompa el hielo? El señor pastor os seguirá presto.

PELABARBAS
Señor, aunque el más indigno y el más débil, me arriesgaré.

MUSTELO
No existe riesgo alguno, dómine doctor.

CEÑUDO
¡Ya empiezan otra vez!

PELABARBAS
Vuestra merced pregunta por cuántas causas puede un hombre obtener un divortium legitimum, esto es, un divorcio legítimo. Para empezar, debéis entender la naturaleza de la palabra «divorcio», a divertendo[N]
X
Nota del editor digital

"a divertendo"

“La cual se deriva...”

CEÑUDO
Nada de excursiones por el mundo de las palabras, buen doctor. Id directamente a la cuestión que nos atañe.

PELABARBAS
Os diré entonces que las leyes canónicas contemplan el divorcio solo en un número muy reducido de casos, siendo el principal y más común el adulterio. Hay, además, duodecim impedimenta, comúnmente llamados «doce impedimentos», los cuales no dirimere contractum sino que irritum reddere matrimonium, como decimos los letrados: no destruyen el vínculo, pero lo anulan.

CEÑUDO
Ya os había entendido. Buen señor, absteneos de hacer esas impertinentes traducciones.

MUSTELO
Oh, debe explicarse lo más claramente posible, señor. Por vuestro interés...

CEÑUDO
¡Otra vez!

AGUDO
Oh, dejad hablar a estos hombres cultivados, señor. Seguid con vuestros impedimentos, señor doctor.

PELABARBAS
El primero es el impedimentum erroris.

MUSTELO
Del cual existen numerosas especies.

PELABARBAS
Como el error personae.

MUSTELO
Si hubierais contraído matrimonio con una persona pensando que era otra.

PELABARBAS
El error fortunae.

MUSTELO
Si ella fuera mendiga cuando vos pensabais que era rica.

PELABARBAS
También error qualitatis.

MUSTELO
Si se demostrara que ella fuera terca o testaruda cuando vos pensabais que era obediente.

CEÑUDO
¡Cómo! ¿Es ese, señor, un impedimento legal? ¡De uno en uno, caballeros!

MUSTELO
Pues ante copulam, sí, señor; pero no post copulam.

PELABARBAS
El reverendo cura tiene razón. Nec post nuptiarum benedictionem[N]
X
Nota del editor digital

"Nec post nuptiarum benedictionem"

«No tras la bendición del matrimonio»

. Lo único que se puede hacer es irritia reddere sponsalia, anular el contrato. Después de celebrado el matrimonio no es válido.

AGUDO
Alas, señor, esto parece un rayo de esperanza.

PELABARBAS
La siguiente es conditio: si pensarais que fue nacida libre y se probara que en realidad era esclava, estaríamos hablando de un impedimento de estado y condición.

MUSTELO
Pero, señor doctor, la esclavitud está sublatae[N]
X
Nota del editor digital

"sublatae"

abolida

entre nosotros, los cristianos.

PELABARBAS
Con vuestro permiso, señor cura…

MUSTELO
Sois vos el que debería darme a mí el permiso, señor doctor.

CEÑUDO
Ay, caballeros, no peleéis por esto, pues nada tiene que ver con mi caso. Pasad al tercero.

PELABARBAS
Bien, el tercero es votum: si cualquiera de las partes hubiera hecho voto de castidad. Pero esta práctica, tal y como comentó el señor cura de la anterior, ya no tiene razón de ser…[N]
X
Nota del editor digital

"ya no tiene razón de ser…"

Recordemos que, a diferencia de la iglesia católica, la protestante no obliga al voto de castidad al ingresar en una orden religiosa.

La cuarta es cognatio: si los esposos fueran parientes cercanos.

MUSTELO
Eso es. ¿Sabéis cuántos son los grados de cercanía que os unen, señor?

CEÑUDO
No, y no me importa, señor. No me soluciona en nada el problema, os lo aseguro.

PELABARBAS
Pero hay una rama de este impedimento que tal vez os sirva: cognatio spiritualis. Si vos fuerais su padrino, señor, el matrimonio sería considerado incestuoso.

MUSTELO
¡Ese comentario es absurdo y retrógrado, señor doctor! No puedo dejarlo pasar. ¿Es que no somos todos hermanos y hermanas, lo cual es mucho más cercano que padrinos y ahijadas?

CEÑUDO
¡Oh, Dios! Para acabar con la controversia os diré que jamás fui padrino de nadie, en toda mi vida, señores. Pasad al siguiente.

PELABARBAS
El quinto es el crimen adulterii, el más conocido. El sexto, cultus disparitas, disparidad de religiones. ¿Habéis indagado alguna vez en la religión que ella profesa?

CEÑUDO
No, y preferiría que no profesara ninguna antes que me enredaran en ello.

MUSTELO
Lo podrían averiguar por vos.

CEÑUDO
En modo alguno, señor. Venga, decid el resto. ¿Acabaréis algún día?

AGUDO
Sí, ya han referido la mitad, señor. Venga, decid las que faltan. Sed paciente.

PELABARBAS
La siguiente es vis: si el matrimonio se hubiera celebrado bajo coacción o por la fuerza.

CEÑUDO
¡Oh, no! De hecho, fue demasiado voluntario por mi parte.

PELABARBAS
El octavo es ordo: si en alguna ocasión ella hubiera tomado los votos sagrados.

MUSTELO
Eso también es retrógrado.

CEÑUDO
No importa, señor cura. Ojalá todavía estuviera a tiempo de meterse a monja.

PELABARBAS
La novena es ligamen: si vos estuvierais atado, señor, a otra antes que a ella.

CEÑUDO
Me he puesto los grilletes demasiado a la ligera.

PELABARBAS
La décima es publica honestas, si se diera el caso de inchoata quaedam affinitas.[N]
X
Nota del editor digital

"inchoata quaedam affinitas."

«una relación anterior que no llegó a matrimonio».

MUSTELO
O affinitas orta ex sponsalibus[N]
X
Nota del editor digital

"affinitas orta ex sponsalibus"

«una relación anterior con una mujer casada».

, lo cual supone tan solo un leve impedimentum.

CEÑUDO
No veo que lleguen aires de consuelo de todo esto.

PELABARBAS
El undécimo es affinitas ex fornicatione.

MUSTELO
La cual no es mayor vera affinitas que la anterior, señor doctor.

PELABARBAS
Cierto, quae oritur ex legitimo matrimonio.[N]
X
Nota del editor digital

"quae oritur ex legitimo matrimonio."

«no más que la que nace del legítimo matrimonio».

MUSTELO
Decía bien, venerable doctor. Y nascitur ex eo, quod per conjugium duae personae efficiuntur una caro[N]
X
Nota del editor digital

"Y nascitur ex eo, quod per conjugium duae personae efficiuntur una caro"

«De lo cual se desprende que de la unión carnal de dos personas se forma una sola».

CEÑUDO
¡Por Dios! ¡Ahí van otra vez!

PELABARBAS
Estoy por completo de acuerdo con vos, señor pastor: Ita per fornicationem aeque est verus pater, qui sic generetar…[N]
X
Nota del editor digital

"Ita per fornicationem aeque est verus pater, qui sic generetar…"

«El padre legítimo engendra fornicando».

MUSTELO
Et vere filius qui sic generatur.[N]
X
Nota del editor digital

"Et vere filius qui sic generatur."

«Y un hijo legítimo es por él engendrado».

CEÑUDO
¿Y se puede saber qué tiene eso que ver conmigo?

CLERIMÓN
[Aparte.] Ved cómo empiezan a animarse.

PELABARBAS
El duodécimo y último punto es si forte coire nequibus[N]
X
Nota del editor digital

"si forte coire nequibus"

«si se es incapaz de copular».

.

MUSTELO
Sí, ese es impedimentun gravissimum. Lo anula y aniquila por completo. Si padecéis de una manifestam frigiditatem, podéis daros por salvado.

AGUDO
Bien, la solución llega al final, señor. Confesaos incapaz y ella misma presentará la demanda de divorcio.

MUSTELO
Sí, y ahí se incluyen otras disyuntivas de morbus perpetuus et insanabilis, como parálisis, elefantiasis y similares.

DELFÍN
Oh, pero la frigiditas es con mucho la solución más limpia, caballeros.

MUSTELO
Decís bien, señor, y además se recoge en las leyes, señor doctor.

PELABARBAS
Os entiendo, señor.

CLERIMÓN
[Aparte.] Y todo esto antes de decir nada…

MUSTELO
Pues un muchacho, o un niño de poca edad, no está capacitado para el matrimonio precisamente por su incapacidad de reddere debitum.[N]
X
Nota del editor digital

"reddere debitum."

«Rendir la cuenta». En este caso, de culminar el contrato matrimonial mediante la realización del acto sexual.

De modo que si os confesais omnipotente…

AGUDO
[A Mustelo.] Impotente, merluzo carajote.

MUSTELO
Si os confesáis impotente, quiero decir, se os declarará minimi apti ad contrahenda matrimonium.[N]
X
Nota del editor digital

"minimi apti ad contrahenda matrimonium."

«Poco apto para contraer matrimonio».

AGUDO
[A Mustelo.] ¿Matrimonium? Deberíamos divorciaros a vos del latín y colgaros: ¡matrimonia!

DELFÍN
[A Agudo.] Le estáis poniendo nervioso, hombre.

PELABARBAS
Pero en nuestro caso post matrimonium podría surgir una duda, señor pastor: si la frigiditate praeditus… ¿me seguís, señor?

MUSTELO
Perfectamente, señor.

PELABARBAS
Porque, quien no puede uti uxore pro uxore siempre puede habere eam pro sorore…[N]
X
Nota del editor digital

"quien no puede uti uxore pro uxore siempre puede habere eam pro sorore…"

«Quien no puede usar a una esposa como esposa siempre puede tenerla como hermana».

MUSTELO
Absurdo, absurdo, absurdo y absolutamente herético.

PELABARBAS
Ruego que me disculpéis, señor doctor, podría probar…

MUSTELO
Podríais probar una declaración, señor doctor, pero nada más. ¿No dice un verso de vuestras propias leyes que haec socianda vetant conubia, facta retractant[N]
X
Nota del editor digital

"haec socianda vetant conubia, facta retractant"

«Estas cosas impiden unir en matrimonio, y tras el matrimonio permiten la anulación».

…?

PELABARBAS
Eso os lo reconozco, pero, ¿de qué modo podrían retractarse en ese caso, señor pastor?

CEÑUDO
¡Oh, eso es precisamente lo que me temía!

MUSTELO
In aeternum, señor.

PELABARBAS
Con vuestro permiso, es falso desde el punto de vista divino.

MUSTELO
Lo que es falso es decirlo desde el humano. ¿No es, acaso, prosus inutilis ad thorum[N]
X
Nota del editor digital

"prosus inutilis ad thorum"

«Totalmente inútil en el toro». Lo que Mustelo quiere decir es «totalmente inútil en la cama», pero ha confundido las palabras thorum («toro») y torum («cama»).

? ¿Puede, acaso, praestare fidem data[N]
X
Nota del editor digital

"praestare fidem data"

«cumplir con la promesa dada».

? Eso es lo que a mí me gustaría saber.

PELABARBAS
Muy bien. ¿Y qué ocurriría si él, después, convalere?

MUSTELO
No puede convalere, señor. Es sencillamente imposible.

AGUDO
[A Ceñudo.] Señor, atended a estos hombres doctos. Pensarán que no los escucháis.

PELABARBAS
¿Y si se dedicara a simulare su frigidum por odio uxore o por cualquier otra razón?

MUSTELO
Entonces yo consideraría que es un adulter manifestus.

DELFÍN
Discuten muy doctamente, de eso no hay duda.

MUSTELO
Y un prostitutor uxoris, lo cual es menos malo.

CEÑUDO
Buen señor, dejadme marchar.

AGUDO
No me hagáis eso, señor.

MUSTELO
Por lo tanto, todo esto solo tendría validez si él fuera manifeste frigidus…

PELABARBAS
Si efectivamente fuera manifeste frigidus.

MUSTELO
Bueno, esa es mi conclusión.

PELABARBAS
También la mía.

AGUDO
Atended a la conclusión, señor.

MUSTELO
A partir de la frigiditatis causa…

PELABARBAS
O causa frigiditatis.

CEÑUDO
¡Oh, mis oídos!

MUSTELO
… ella podría obtener el libellum divortii contra vos…

PELABARBAS
El divortii libellum lo tendría sin duda.

CEÑUDO
¡Por favor, que cesen los ecos!

MUSTELO
… si vos lo confesarais.

PELABARBAS
Lo cual yo haría sin pensarlo, señor.

CEÑUDO
Haré lo que sea.

MUSTELO
Y debéis además permitidme in foro conscientiae[N]
X
Nota del editor digital

"in foro conscientiae"

Término legal. «Siendo dueño de vuestra consciencia».

...

PELABARBAS
Si es que, efectivamente, lo quereis…

CEÑUDO
Pero, ¿qué más?

MUSTELO
Exercendi potestae.[N]
X
Nota del editor digital

"Exercendi potestae."

«El poder de llevarlo a efecto».

ACTO 5 ESCENA 4

[Entran] EPICENA, FATUA, CENTAURO, ZORZAL, SEÑORA MUSTELO, GRAJO, DE LILA.

EPICENA
¡No lo soporto ni un minuto más! Señoras, suplico vuestra ayuda. Es lo más espantoso que jamás le ocurrió a una novia el día de su boda: ¡que su marido conspire contra ella con una pareja de mercenarios hasta aquí traídos para inclinarle al divorcio! Caballeros, si tenéis sangre y virtud en vuestros corazones no permitiréis que este par de gusarajos influyan sobre mi marido, ni que, como escorpiones, se deslicen entre un hombre y su mujer.

CEÑUDO
¡Oh, aquí llega la causa de mis tormentos!

FATUA
¡Que nuestros criados los expulsen a garrotazos fuera de esta casa!

CENTAURO
Os presto a mi lacayo.

ZORZAL
¡Que nuestros criados los manteen en la puerta!

SEÑORA MUSTELO
Como hicimos con uno en nuestra casa, por tratar de espiar desde fuera...

GRAJO
Y con toda la razón.

AGUDO
Esperad, damas y caballeros. ¿Me escucharéis antes de hacer nada?

ZORZAL
Yo, de paso, también sacudiría al novio.

CENTAURO
Sí, empecemos por él.

FATUA
¡Eso, eso!

CEÑUDO
¡Oh, qué terrible y hombruna generación de féminas!

DELFÍN
Señoras, os lo suplico, no hagáis tal cosa.

FATUA
De acuerdo, pues es Delfín quien lo demanda.

CENTAURO
Él será nuestro comandante.

DE LILA
Es tan noble caballero como el que más en esta ciudad, y luce en su blasón tan bellos colores como le place.

AGUDO
[A Ceñudo.] Sed breve, señor, y confesad vuestra dolencia con presteza. Tan pronto como lo hagáis ella deseará ardientemente abandonaros. Solo tiene que oíroslo decir una vez y no tendréis que añadir más para que se marche. Volará de vuestro lado con la misma celeridad con la que huiría de un leproso.

CEÑUDO
Señoras, os imploro a todas perdón…

AGUDO
¡Silencio, señoras!

CEÑUDO
Por el daño que he provocado a todo vuestro sexo casándome con esta hermosa y virtuosa dama...

CLERIMÓN
Escuchadle, señoras.

CEÑUDO
Pues soy culpable de padecer cierta enfermedad, la cual, antes de que se la refiriera a estos doctores, creía que podría ocultar…

AGUDO
Pero ahora que está mejor informado, la declara públicamente y os compensa pidiéndoos disculpas.

CEÑUDO
No soy hombre, señoras.

TODOS
¡¿Qué?!

CEÑUDO
Soy totalmente incapaz por naturaleza, a causa de la frigidez, de llevar a cabo las tareas que son obligadas a un marido.

ZORZAL
¡Qué vergüenza! ¡Prodigiosa criatura!

CENTAURO
¡Menudo novio desbravado!

FATUA
¿Habríais hecho tal cosa a una joven dama?

SEÑORA MUSTELO
A una dama, que tiene sus necesidades…

EPICENA
¡Es una artimaña, una artimaña! Esto, señoras, me huele muy raro: se lo ha inventado.

AGUDO
Bueno, si eso es lo que sospecháis, estáis en vuestro derecho de examinarle, señoras.

GRAJO
Lo debe hacer un jurado de médicos, tal y como manda la costumbre.

DE LILA
¡Oh, eso sería magnífico!

CEÑUDO
¡Oh! ¿De verdad me haréis pasar por eso?

SEÑORA MUSTELO
No, dejad que las mujeres lo examinemos. Podemos hacerlo nosotras mismas.

CEÑUDO
¡Alejaos de mí! ¡Eso es aún peor!

EPICENA
No, señoras, no será necesario, pues lo aceptaré con todos sus defectos.

CEÑUDO
¡Mucho peor!

CLERIMÓN
Pero, si ella no consiente no puede haber divorcio, ¿no, doctor?

PELABARBAS
No, señor. Si es el hombre el que es frigidus, depende de la parte uxoris que pueda llevarse a cabo de forma legal el libellum divortii.

MUSTELO
Sí, lo mismo dice la teología.

CEÑUDO
¡Peor, peor que peor!

AGUDO
No, señor, no desesperéis. Nos queda aún un ápice de esperanza, ahora que tenemos que renunciar a este consuelo. [A Clerimón.] Clerimón, llamad a vuestra pareja de caballeros… ¿Qué era aquello, señor cura, que dijisteis del errore qualitatis? [A Delfín.] Delfín, susurrad a la novia que se finja la culpable y avergonzada.

MUSTELO
Pues, señor, el errore qualitatis (que el señor doctor se abstuvo de recomendar) contempla la situación en que ella resultara ser corrupta, esto es, desflorada, que es lo mismo que decir que fue pro virgine desponsa, desposada sin ser doncella.

CEÑUDO
¿Qué ocurriría en ese caso, señor?

MUSTELO
Que sería posible dirimere el contractum[N]
X
Nota del editor digital

"dirimere el contractum"

Disolver el contrato.

y, además, se irritum reddere[N]
X
Nota del editor digital

"se irritum reddere"

Declarar nulo el contrato, invalidarlo.

.

AGUDO
Si eso es cierto, volvemos todos a ser felices. Aquí presentes se encuentran un par de caballeros que darán de fe de que tal es el caso.

GRAJO
Disculpadnos, buen señor Clerimón.

DE LILA
Debe perdonarnos, señor Clerimón.

CLERIMÓN
De ninguna manera. Es ahora cuando debéis contarlo, caballeros, no tenéis más remedio. No me tragaré mis palabras ante vosotros ni ante nadie. ¿Admitiréis lo que me habéis contado?

GRAJO
¿Sería poco caballeroso si lo hiciéramos, señor?

AGUDO
[A Grajo.] Jack Grajo, este hombre es muchísimo peor que Sir Amoroso, infinitamente más fiero. [A De Lila.] Sir Amoroso, tened cuidado, pues hay diez Grajos en este Clerimón.

DE LILA
Lo confesaré todo, señor.

GRAJO
¿Lo haréis, Sir Amoroso? ¿Mancillaréis una reputación?

DE LILA
Estoy decidido a ello.

AGUDO
Lo mismo deberíais hacer vos, Jack Grajo. ¿Qué os lo impide? Ella no es más que una mujer y, además, caída en desgracia. Le daríais una alegría si lo hicierais.[N]
X
Nota del traductor

"Le daríais una alegría si lo hicierais."

Resulta ambigua esta oración de Agudo en la que no queda claro si se refiere a Ceñudo o a Clerimón.

GRAJO
¿De verdad? Creí que se enfadaría.

CLERIMÓN
Terminad lo que empezasteis, caballeros. Debéis hacerlo.

AGUDO
Efectivamente, son ellos quienes deben contarlo y no podrán nunca echarse atrás. [A Grajo y a De Lila.] No pongáis a prueba su paciencia…

GRAJO
Es todo cierto.

DE LILA
Sí, os lo aseguro, señor.

CEÑUDO
¿Qué es lo que es cierto, caballeros? ¿Qué es lo que me aseguráis?

GRAJO
Que hemos “conocido” a vuestra novia, señor…

DE LILA
A fondo. Era nuestra amante, o algo parecido…

CLERIMÓN
No, debéis ser claros, caballeros. Tanto como lo fuisteis conmigo.

MUSTELO
Aquí lo importante es si habéis llegado a conocerla carnilater o no.

DE LILA
¿Carnilater? ¿Cómo, si no?

MUSTELO
Es suficiente: una completa anulación.

EPICENA
¡Estoy perdida! ¡Estoy perdida!

CEÑUDO
¡Oh, dejad que os venere y que os idolatre, caballeros!

EPICENA
¡Estoy perdida!

CEÑUDO
[Da dinero a Mustelo.] Estoy agradecido de todo corazón a estos caballeros. Señor pastor, dejad que os agradezca a vos de especial manera.

CENTAURO
¿Han confesado, entonces?

ZORZAL
¡Vayamos sobre ellos! ¡Soplones!

AGUDO
¿Veis ahora a qué criaturas ofrecéis vuestros favores, señoras?

FATUA
Yo no los consideraría a ellos aptos ante la ley, moza, siendo los caballeros deshonrados[N]
X
Nota del editor digital

"caballeros deshonrados"

Hasta mitad del siglo XVI, un caballero que demostrar cobardía en combate o durante un duelo perdía el derecho de ser testigo en un juicio. (Dutton, 2003; 267)

y putañeros que son.

SEÑORA MUSTELO
¡Pobre dama! ¡Qué mal se lo ha tomado!

FATUA
Consolaos, Ceñudo, pues aún os aprecio más tras lo ocurrido.

CENTAURO
También yo.

PELABARBAS
Pero, caballeros, ¿no ha tenido lugar algún encuentro con la novia después de celebrado el matrimonio?

GRAJO
Hoy no, señor doctor.

DE LILA
No, señor, hoy no.

PELABARBAS
Entonces debo decir que, pese a todo lo dicho anteriormente, el matrimonio sigue siendo perfectamente válido, a no ser que el excelentísimo novio demandara precisamente y ante testigos que ella fuera virgo ante nuptias.

EPICENA
No lo hizo, os lo aseguro, doctor.

PELABARBAS
Si él no pudiera probarlo, sigue tratándose de un ratum conjuguium[N]
X
Nota del editor digital

"ratum conjuguium"

matrimonio válido.

, a pesar de las premisas. Y no hay forma de impedirlo. Esta es mi sentencia.

MUSTELO
El señor doctor tiene razón, sir. Si no hicisteis demanda alguna ante nuptias…

CEÑUDO
¡Oh, mi corazón! ¿Te romperás? ¿Te romperás? ¡Esto es lo peor de todos los peores que en el infierno se pudieron idear! ¡Casarme con una puta! ¡Y que haya tantísimo ruido!

DELFÍN
Venid, es más que evidente el complot que este doctor y este clérigo han urdido para abusar de un caballero. Estáis aprovechándoos de su congoja, compañeros. Os ruego que os marchéis. Y, caballeros, empiezo a sospechar que vosotros también habéis tomado parte en este ardid. Señor, ¿seréis tan amable de escucharme?

CEÑUDO
¡Oh, no me habléis, no me despojéis del consuelo de morir en silencio, sobrino!

DELFÍN
Señor, debo hablaros. Durante largo tiempo he sido vuestro pobre y despreciado pariente y son muchos los que han contribuido a reforzar la mala opinión que tenéis de mí. Pero ahora veréis que os amo, que no deseo otra cosa que vuestra paz y que la prefiero a todas las demás cosas del mundo. No me extenderé ni os seré doloroso, señor. Si os libero de este desgraciado partido e instantáneamente cuando ya casi estáis desesperado…

CEÑUDO
No puede ser.

DELFÍN
Señor, si con ello lograra que os vierais libre para siempre de toda murmuración, ¿qué me cabría esperar de vos?

CEÑUDO
¡Oh, todo lo que quisierais, sobrino! ¡Todo lo mereceríais de mí y todo lo tendríais!

DELFÍN
¿Gozaría en adelante de vuestro favor y de vuestro amor?

CEÑUDO
De eso y de todo lo demás. Poned vuestras condiciones. Todas mis propiedades son vuestras si las queréis. Administradlo todo vos, y yo me convertiré en vuestro guardián.

DELFÍN
No, señor, jamás sería tan poco razonable.

EPICENA
¿Será también Sir Delfín mi enemigo?

DELFÍN
Sabéis que durante mucho tiempo, como heredero vuestro, os he solicitado que de vuestro estado, que asciende a mil quinientas libras al año, me permitierais ver solo quinientas mientras vivierais para asegurarme el resto más tarde. Muchas veces, tanto yo como mis amigos os hemos presentado un escrito para que lo firmarais, a lo cual nunca os habéis decidido. Si hicierais el favor de firmarlo ahora…

CEÑUDO
Lo tendréis, sobrino. Haré eso y mucho más.

DELFÍN
Si no os despojo ahora y para siempre de esta carga, tendréis instantáneamente el poder para revocar vuestro acto y me convertiré en esclavo de quien vos mandéis para siempre.

CEÑUDO
¿Dónde está ese escrito? Lo sellaré. Eso, o dadme una hoja en blanco para que la firme, y después escribiréis vos vuestras condiciones.

EPICENA
¡Ay de mí, la más desdichada y miserable mujer!

FATUA
¿Será capaz Sir Delfín de hacer tal cosa?

EPICENA
[Solloza.] Buen señor, tened compasión de mí.

CEÑUDO
¡Oh, mi sobrino os conoce bien! ¡Atrás, cocodrilo!

CENTAURO
No lo haría sin tener un buen motivo, estoy segura.

DELFÍN
Aquí, señor.

[Le entrega un papel.]

CEÑUDO
Sobrino, traedme una pluma. Suscribiré cualquier cosa y sellaré cuanto me pidáis por mi liberación. Sois mi salvación. Tomad, aquí tenéis el documento. Si faltara alguna palabra o hubiera algún error ortográfico, lo suscribo de antemano. No me beneficiaré de ello.

[Devuelve el papel.]

DELFÍN
En ese caso, aquí tenéis vuestra liberación. Le quita la peluca a Epicena. Os habéis casado con un muchacho. Concretamente, os habéis casado con el hijo de un caballero que hace año y medio traje bajo mi cargo para conseguir este contrato que ahora mismo habéis firmado. ¿Qué opináis, señor doctor? ¿Es este un justum impedimentum? ¿Un error personae?

MUSTELO
Sí, señor. Y en primo gradu.

PELABARBAS
En primo gradu.

DELFÍN
Muchas gracias, buen doctor Pelabarbas. A vuestros pies, pastor Mustelo Les quita las barbas y los disfraces. Estáis en deuda con ellos, señor, pues os han librado de vuestro mal tomándose muchas molestias; y también con mi amigo el señor Agudo, que los preparó para el negocio. Ahora ya podéis retiraros a descansar tan en privado como gustéis. No os importunaré más hasta que vos me importunéis a mí con vuestro funeral, el cual no me importa lo pronto que llegue. [Sale CEÑUDO.] Ahora, Pelabarbas, saldaré tu arrendamiento[N]
X
Nota del editor digital

"arrendamiento"

Delfín cumple el pago del alquiler de la casa de Pelabarbas, tal y como Ceñudo le había prometido en el acto II.v.

[N]
X
Nota del editor digital

"arrendamiento"arrendamiento"Delfín cumple el pago del alquiler de la casa de Pelabarbas, tal y como Ceñudo le había prometido en el acto II.v."

Delfín cumple el pago del alquiler de la casa de Pelabarbas, tal y como Ceñudo le había prometido en el acto II.i.

. No lo agradezcas sino con una reverencia, Pelabarbas. Y, Tom Mustelo, vuestra princesa se reconciliará con vos. Bueno, caballeros. ¿Por qué mi miráis de ese modo?

CLERIMÓN
Un muchacho.

DELFÍN
Efectivamente: la señorita Epicena.

AGUDO
Bien, Delfín: ¡os habéis burlado de todos vuestros y os habéis hecho con la mayor parte de los laureles al guardaros para vos esa parte de la trama! Pero que os haga bien, os lo merecéis, amigo. Y, Clerimón, por lograr la inesperada confesión de estos dos fantoches, podéis llevar con libertad mi parte[N]
X
Nota del editor digital

"podéis llevar con libertad mi parte"

Se entiende que Agudo “cede su parte de los laureles” a Clerimón.

. Ay, Sir Grajo y Sir De Lila, ya veis cómo es la dama a la que tantos favores habéis rendido. Os estamos tremendamente agradecidos, o por lo menos deberían estarlo las damas aquí presentes, por mentir sobre ella en lugar de acostaros con ell[N]
X
Nota del traductor

"en lugar de acostaros con ell"

Hay aquí un chiste intraducible basado en el doble sentido de lie, que significa al mismo tiempo «mentir» y «yacer, acostarse».

a . ¿O lo decíais en serio? Si no fuera porque hoy hemos hecho pública la mentira relativa a vuestras imaginarias personas, esta amazona, la más victoriosa de su sexo, debería golpearos vigorosamente por las constantes difamaciones que las mujeres sufren por memos como vosotros. Sois de esos que, cuando el mérito y la fortuna no alcanzan para soñar siquiera con gozar de sus cuerpos, inventáis mentiras sobre ellas, mancillando así su reputación. Largo de aquí, indeseables polillas del honor de éstas y todas las mujeres. Id, esforzaos por mejorar vuestras reverencias y vuestros gestos y volved cuando tengáis algún nuevo motivo por el que podamos reírnos: merecéis respirar un aire tan corrompido como ese que apestáis con vuestros rumores. [Salen GRAJO y DE LILA.] ¡Señoras, os habéis quedado mudas tras esta última metamorfosis! Pero aquí está la mujer que ha reivindicado vuestra fama. Poned atención a esta “insecta” en adelante, y que no os acomode haber descubierto el secreto de este joven caballero. Casi es mayor de edad y será un fantástico pretendiente dentro de doce meses. Mientras tanto, todos guardaremos su secreto, que tan bien habla de su silencio. [Avanzando] Espectadores, si os ha gustado la comedia, levantaos con alegría y, ahora que Ceñudo se ha marchado, aplaudid: tal vez un tremendo estrepito acabe curándole o, por lo menos, agradándole.

[Salen.]

Licencia

Esta comedia se estrenó el año 1609 por los Children of her Majesty’s Revels.


Los cómicos principales fueron

Nathan Field
Giles Carey
Hugh Attawell
John Smith
William Barksted
William Penn
Richard Allin
John Blaney


Con el permiso del Maestro de Ceremonias

Maestro de Ceremonias: («Master of revels») Cargo oficial de la corte inglesa que, desde la dinastía de los Tudor hasta 1737, se ocupaba de supervisar y financiar los elaborados espectáculos cortesanos. Era también aquél que proporcionaba las licencias tanto a los teatros como a las compañías teatrales. (Master of the Revels." Encyclopaedia Britannica. Encyclopaedia Britannica Online Academic Edition. Encyclopædia Britannica Inc., 2014. Web. 02 Oct. 2014. <http://www.britannica.com/EBchecked/topic/500351/Master-of-the-Revels>>).

En el caso concreto de Epicene, fue Edmund Tilney quien ostentaba el cargo desde 1581 y era el responsable de dar las licencias necesarias para que las obras pudieran ser representadas en los teatros públicos. Sin embargo, la licencia de impresión de la obra la otorgó el sucesor de Tilney, Sir George Buc, quien hasta 1610 (cuando muere Tilney) se ocupaba de revisar y aprobar las obras, no para el teatro, sino solamente para su impresión. (Dutton, 2003; 273)