Christopher Marlowe, The Tragical History of Doctor Faustus

La trágica historia del Doctor Fausto




Edición filológica utilizada:
Cristóbal Marlowe, La trágica historia del Doctor Fausto, José Alcalá-Galiano (trad.), Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1911
Procedencia:
Biblioteca Nacional
Edición digital a cargo de:
  • Bautista Boned, Luis (Artelope)

DRAMATIS PERSONAE

FAUSTO
MEFISTÓFILIS
WAGNER, (Criado de Fausto)
ÁNGEL BUENO
ÁNGEL MALO
VALDÉS, Amigo de Fausto
CORNELIO, Amigo de Fausto
CORO
LUCIFER
EL PAPA
EL CARDENAL DE LORENA
UN TRAFICANTE DE CABALLOS
DUQUESA DE VANHOLT
DUQUE DE VANHOLT
RODOLFO
ROBÍN
EL EMPERADOR DE ALEMANIA
UN CABALLERO
TABERNERO
UN ANCIANO
BELZEBÚ
DIABLOS
LOS SIETE PECADOS MORTALES
FRAILES
ESTUDIANTES
CRIADOS
PAYASO
Espíritus, (con las formas de Alejandro Magno, de su amada y de Elena)

Acto I

(Entra el CORO)

CORO
No marchando á través de los famosos
Campos de Trasimeno, donde Marte
Rindió al Cartaginés; ni celebrando
En las soberbias Cortes de los reyes
5
Regocijos y fiestas amorosas,
En las que el rango y majestad se olvida;
Ni la pompa de heroïcas hazañas
Ensalzando, pretende nuestra musa
Alarde hacer de su divino canto.
10
Trátase de esto sólo, caballeros:
Representar debemos las escenas
De la suerte de Fausto, buena ó mala.
A vuestro recto juicio encomendamos
Nuestro aplauso, y de Fausto os hablaremos
15
Desde su infancia. De plebeyos padres
Nace en Germánia, dentro de una villa
Rodas llamada; en más floridos años
Va á Wertemberg, donde su parentela
Educación le da. Con tal premura
20
En las Sagradas Ciencias aprovecha
El fecundo caudal de la doctrina,
Que pronto es agraciado con el sumo
Título de doctor, sobrepujando
A cuantos se complacen en disputas
25
Sobre las hondas místicas materias
De la Teología; al fin hinchado,
Con la soberbia de su propio ingenio,
Más allá de su alcance se aventura
Con sus alas de cera, y, derretidas,
30
A su ruina conspira el mismo cielo,
Pues, dándose á diabólicos conjuros
Y ya saciado con lo áureos dones
De la sabiduría, se sumerge
En la maldita, oscura nigromancia.
35
Nada para su espíritu es tan grato
Como la negra magia, y la prefiere
A la dicha mayor. Tal es el hombre
Que en su laboratorio está sentado.

(Vase).

ESCENA I

(Aparece FAUSTO en su laboratorio).

FAUSTO
Deja ya, deja tus estudios, Fausto,
40
Y empieza á sondear el vasto fondo
De lo que vas á profesar; habiendo
Comenzado por serlo, la apariencia
De teólogo ten, mas atrevido
De cada ciencia elévate á la cumbre
45
Y vive y muere consultando siempre
Las obras de Aristóteles. ¡Oh hermosa
Análica, tú me has fascinado!
Bene disserere est finis logices.
De la Lógica sabia el fin supremo
50
Será disputar bien? ¿Mayor milagro
Tal arte no consiente? Pues entonces
No leas más; tal fin ya has conseguido.
Al ingenio de Fausto sólo cuadra
Propósito mayor, más alto asunto.
55
Adiós, Economía. Ven, Galeno,
Puesto que ubi desinit philosophus,
ibi incipit medicus,
Hazte médico, Fausto; oro amontona
Y eterniza tu nombre por alguna
60
Cura maravillosa, sin ejemplo.
Summun bonim medicinæ sanitas.
El fin de la insegura medicina
Es sólo la salud de nuestro cuerpo.
¿Porqué, Fausto, tal fin no conseguiste?
65
¿No son los poderosos aforismos
Tu lenguaje común? Y tus recetas,
¿Conservadas no están cual monumentos?
Y no escaparon las ciudades todas
Por ellas de la peste y se aliviaron
70
Enfermedades mil desesperadas?
Y sin embargo, ¿qué eres todavía?
Eres tan solo Fausto; sólo un hombre.
Si pudieras hacer eternamente
A los hombres vivir ó habiendo muerto
75
Otra vez á la vida despertarlos,
Tu profesión entonces digna fuera
De estimación. ¡Adiós, pues, medicina!
¿Dónde está Justiniano? A ver;
(Lee).
Si una
Eademque res legatur duobus, alter rem
80
Alter valorem rei, etc.
Lindo caso de herencias miserables.
(Lee).
Exhereditare filium non potest pater, nisi, etc.
Tal es el solo fin de la Instituta
Y el cuerpo universal de la ley toda.
85
Este mezquino estudio sólo es propio
De un ganapán hambriento y mercenario
Que sólo aspira á externas bojarascas;
Mas para mi razón es harto innoble
Y harto servil. Cuando se apura todo,
90
Lo mejor es la gran Teología.
La Biblia de Gerónimo, famosa,
Toma, Fausto, y estúdiala despacio.
(Lee).
Stipendium peccati mors est: ¡Ah! Stipendium.
Que la muerte es el premio del pecado.
95
Es bien dura, en verdad, esta sentencia.
(Lee)
Si peccasse negamus, fallimur, et
mulla est in nobis veritas;
Nosotros al decir que no pecamos
Nos engañamos á nosotros mismos
100
Faltando á la verdad, ergo parece
Que incurrimos entonces en pecado
Y habremos de morir por consecuencia.
Sí, debemos morir de eterna muerte.
Lo che será, será; ¡doctrina extraña!
105
¿Qué nombre darla? ¡Adiós, Teología!
Aquestas metafísicas de magos
Y libros nigrománticos, profundas
Y celestiales son: líneas extrañas,
Círculos, cifras, caracteres, cuadros.
110
Estos son los que Fausto más ansía.
¡Qué mundo de riquezas y placeres
De poder y de honor y omnipotencia
Prometen al artífice estudioso!
Cuantas cosas se mueven entre el radio
115
De los callados polos, sometidas
A mi voz estarán: emperadores
Y reyes solamente obedecidos
En sus provincias son; lanzar no pueden
El raudo viento ni rasgar las nubes,
120
Mas del mago el dominio á aquel supera,
Se extiende hasta do alcanza el poderoso
Espíritu del hombre; un diestro mago
Es un potente dios: por tanto ahora,
Fausto, fatiga tu portal cerebro
125
Para lograr de un dios la prepotencia.

(Entra WAGNER).

FAUSTO
Wagner, ve á saludar y encomendarme
A mis dos queridísimos amigos
El germano Valdés y el buen Cornelio;
Ruégales, con fervor, que me visiten.

WAG.
130
Así lo haré, señor.

(Vase).

FAUSTO
Su provechosa
Plática, me será de más ayuda
Que todos mis trabajos, y con tanta
Prontitud nunca investigar podría.

(Entran el ANGEL BUENO y el ANGEL MALO).

ANGEL BUENO.
¡Oh, Fausto, deja ese maldito libro
135
Y no le mires; tentará tu alma
Y habrá de amontonar sobre tu frente
La cólera de Dios abrumadora!
Lee, lee las Santas Escrituras;
Eso que estás leyendo son blasfemias.

ANGEL MALO.
140
Sigue, Fausto, adelante en el estudio
De aquel arte famoso, que contiene
De la Naturaleza los tesoros;
Lo que en el cielo es Júpiter augusto
En la tierra sé tú; señor potente
145
Y árbitro de los vastos elementos.

(Vanse los Angeles).

FAUSTO
¡Cuán orgulloso esto con esta idea!
Hacer que los espíritus me traigan
Todo cuanto me plazga; que mis dudas
Todas resuelvan y ejecuten todas
150
Cuantas locas empresas se me antojen!
Yo los haré volar hasta las Indias
En busca de oro, al Oceano inmenso
Despojar de sus perlas orientales,
Y del recién hallado nuevo mundo
155
Mirar cada confín para traerme
Regios manjares y sabrosas frutas;
Y los haré leerme los escritos
De extraña y sin igual filosofía;
Y de todos los reyes extranjeros
160
Los íntimos secretos revelarme;
De duro bronce la Germánia toda
Les haré amurallar, y haré en seguida
Que á la risueña Wertemberg circunde
Del Rhin impetuoso la corriente;
165
Y les haré las públicas escuelas
Llenar de seda, así los estudiantes
Irán soberbiamente engalanados;
Reclutaré soldados con dinero
Que me traerán, y al príncipe de Parma
170
De nuestra tierra expulsaré; reinando
Yo cual único rey de nuestro reinos.
Sí, máquinas de guerra más extrañas
Que la encendida destructora nave
En el puente de Amberes, ingeniosos
175
Haré que mis espíritus inventen.
(Entran VALDÉS y CORNELIO).
Ven, germano Valdés, y tú Cornelio,
Venid aquí y hacedme venturoso
Con vuestra grata plática sapiente.
Valdés, dulce Valdés y tú Cornelio
180
Sabed que vuestras íntimas palabras
Me han persuadido al fin, me han decidido
A practicar la magia portentosa
Y las ocultas artes; sin embargo,
No me movió vuestra palabra sólo
185
Sino también mi propia fantasía
Que ya distinto objeto con concibe,
Pues mi mente medita y se devana
Sobre los nigrománticos secretos.
Es la filosofía odiosa, obscura;
190
Son la Jurisprudencia y Medicina
Para ingenios mezquinos sólo propias;
De las tres la más baja es la insufrible,
Ingrata, dura y vil Teología.
Es la magia, la magia tentadora
195
La que me fascinó. Por eso, amables
Amigos, ayudadme en este empeño.
Y yo con concisos silogismos
He puesto en duro aprieto á los pastores
De la germana iglesia; yo, que hiciera
200
La flor y prez de Wertemberg á enjambres
Acudir á mis temas, cual los tristes
Infernales espíritus venían
A la voz melodiosa de Museo
Cuando al infierno fué, seré sin duda
205
Tan sabio como Agripa, cuya sombra
Hace que toda Europa le venere.

VAL.
Fausto, estos libros, el ingenio tuyo
Y la experiencia nuestra harán que todas
Las naciones del mundo nos adoren.
210
Como los Indios moros obedecen
A su hispano señor, así de todos
Los elementos deberán las fuerzas
Servirnos á los tres; como los leones
Nos deberán guardar cuando nos plazca,
215
Cual germanos jinetes ó gigantes
De Laponia trotando á nuestro lado.
O de mujeres ó de doncellas castas
La forma tomarán, de sus mejillas,
De sus etéreas frentes irradiando
220
Más hermosura que los albos senos
De la Reina de Amor; amplios bajeles
Nos traerán de la plácida Venecia
Y de América el áureo vellocino.
Como el sapiente Fausto decida.

FAUSTO
225
A ello, Valdés, estoy tan decidido
Cual tú á vivir; deja, pues, objeciones.

CORN.
Los milagros que pronto hará la Magia
Harán que con empeño te consagres
A su estudio no más. Quien ya versado
230
Está en Astrología, rico en lenguas
Y buen conocedor en minerales,
Es ya dueño de todos los principio
Que la Mágia requiere; así, no dudes,
Fausto y tendrás renombre y consultado
235
Serás por tal misterio, más que fuera
El oráculo Délfico otros días.
Dícenme los espíritus, que pueden
Dejar enjuto el mar, de allí traernos
De todos los naufragios el tesoro
240
Y toda la riqueza que ocultaron
Nuestros antepasados en las duras
Y macizas entrañas de la tierra.
Así, pues, dime, Fausto, ¿qué nos puede
Hacer falta á los tres?

FAUSTO
Nada, Cornelio;
245
¡Oh, tal idea mi alma regocija!
Ven, pues, y muéstrame mágicas pruebas
De que yo puedo pronunciar conjuros
En selva abrupta y conseguir el pleno
Placer y posesión de estos deleites.

VAL.
250
Vuelta entonces á selva solitaria,
Lleva del sabio Bacon y de Alberto
Las grandes obras y el saltério hebráico.
El Nuevo Testamento; y cuantas cosas
Se requieran te habremos enseñado
255
Al terminar nuestra conferencia.

CORN.
Valdés: primero, que conozca todas
Las palabras del arte, y en seguida
Cuando las otras ceremonias sepa,
Su habilidad y fuerza por sí mismo
260
Podrá Fausto probar.

VAL.
Primeramente
Los rudimentos lograré enseñarte
Y después más que yo serás perfecto.

FAUSTO
Entonces á comer quedad conmigo
Y después de yantar ensayaremos
265
Nuestras habilidades y destreza.
Pues antes de dormir probar deseo
Lo que yo puedo hacer, y en esta noche
Haré conjuros aunque en ello muera.

(Vanse).

ESCENA II

(Entran dos ESTUDIANTES).

1.er EST.
Yo me pregunto qué habrá sido de Fausto
que solía atronar nuestras escuelas con el
sic probo.

2.º EST.
Pronto lo sabremos, porque, mira, ahí viene
su criado.

(Entra WAGNER).

1.er EST.
¡Eh, galopín! ¿dónde está tu amo?

WAG.
Dios del cielo lo sabe.

2.º EST.
¿Y tú no lo sabes?

WAG.
Sí lo sé, mas de aquí no se sigue.....

1.er EST.
¡Ea! basta de broma y dinos dónde está.

WAG.
De aquí no se sigue necesariamente por la
fuerza del argumento, que vosotros siendo
licenciados debáis sostenerlo.
Por lo tanto reconoced vuestro error y estad
atentos.

2.º EST.
¿Pero no dijiste que lo sabías?

WAG.
¿Tenéis algún testigo de ello?

1.er EST.
Sí, bribón, yo te oí.

WAG.
Pregunta á mi compañero si soy un ladrón.

2.º EST.
Bien, ¿no nos lo dirás?

WAG.
Sí, señor, os lo diré; pero si no fuéseis unos
mentecatos, nunca me harías semejante pregunta; porque
¿no es él corpus naturate? ¿y no es éste mobile? luego,
entonces ¿á qué venirme con tal pregunta? Si no fuera porque
soy de un natural cachazudo, tardo en enfadarme y propenso
á la lujuria (al amor quise decir), no os aprovechara el venir á
cuarenta pies á la redonda del campo de ajusticiados, aunque
no dudo que os he de ver ahorcados á los dos en las próximas
vistas. Así, pues, habiendo triunfado sobre vosotros, pondré
cara de preceptista y empiezo á hablar como sigue: En
verdad, caros hermanos míos, mi amo y señor está allá dentro
comiendo con Valdés y Cornelio, de lo que este vino, si
pudiera hablar, daría fe á sus señorías. Así, pues, el Señor os
bendiga, os guarde y os conserve, mis queridos hermanos!

(Vase).

1.er EST.
Entonces me tema que haya caído en aquel arte
diabólico, por el que los dos son infamados por todo el mundo.

2.º EST.
Aunque fuese un extraño y no un amigo mío, me
dolería por él. Pero, ven, vamos á enterar al Rector, á ver si él
con su sano consejo puede arrancarle.

1.er EST.
¡Oh!, pero me temo que nada puede ya arrancarle.

2.º EST.
Sin embargo, tratemos de hacer lo que podamos.

(Vanse).

ESCENA III

(Entra FAUSTO para conjurar).

FAUSTO
Ahora que triste profunda sombra
270
De la tierra, anhelante de la vista
Del húmedo Orión desde la yerta
Antártica región, salta en el cielo
Y de la esfera el ámbito obscurece
Con su hálito, Fausto, tú principia
275
A disponer tus mágicos conjuros,
Y prueba si los diablos tu mandato
Habrán de obedecer, viendo que ardientes
Ruegos y sacrificios les hiciste.
En media de este círculo divino
280
Está de Jehová trazado el nombre;
Hácia atrás y adelante, en anagramas,
De santos hay los nombres abreviados;
Formas de cuanto pertenece al cielo,
Caracteres y signos, y figuras
285
De erráticas estrellas, con las cuales
Se fuerza á los espíritus ocultos
A aparecer. No temas nada, Fausto,
Y con resolución tienta la suma
De cuanto pueda ejecutar la mágia.
¡Sint mihi dei Acherontis propitii! ¡Valeat numen triplex Jehovae! ¡Ignei, aerii, aquatani spiritus, salvete! ¡Orientis princeps Belzebub, inferni ardentis
monarcha, et Demogorgon, propitiamus vos, ut appareat et surgat
Mephistophilis. Quid tu moraris? per Jehovam, Gehennam et consecratum
aquam quam nunc spargo, signumque crucis quod nunc facio, et per vota
nostra, ipse nunc surgat nobis dicatus Mephistophilis.

(Aquí pide á los poderes altos y bajos que hagan aparecer á Mefistófilis ante él).
(Entra MEFISTÓFILIS).

FAUSTO
290
Te mando que te vuelvas y en seguida
Cambies tu forma; demasiado feo
Eres para servirme: vete y ponte
Traje de viejo fraile franciscano.
Pues tan santo disfraz es el que sienta
295
Entre todos mejor al diablo mismo.
(Vase MEFISTÓFILIS)
Veo que mis palabras celestiales
Tiene rara virtud. ¿Quién no querría
En tal arte lograr la prepotencia?
¡Cuán sumiso y humilde y obediente
300
Es este Mefistófilis!; tan grande
Y tan viva es la fuerza de la magia
Y mis hechizos. Ya eres laureado
Conjurar, ¡oh, Fausto! pues que puedes
Mandar á Mefistófilis el grande:
305
Quin regis Mephistophilis fratis imagine.

(Entra Mefistófilis vestido de fraile franciscano).

MEF.
Y bien, Fausto, de mí ¿qué es lo que quieres?

FAUSTO
Yo te mando servirme mientras viva,
Y ejecutar cuanto te ordene Fausto
Así te pida que hagas á la Luna,
310
Rodar precipitada de su esfera,
O al Oceano sumergir al mundo.

MEF.
Soy servidor de Lucifer el grande,
Y no puedo seguirte, sin primero
Su permiso obtener: podemos sólo
315
Ejecutar aquello que él ordena.

FAUSTO
¿No te mandó que á mí te aparecieses?

MEF.
No, de allí vine por mi propio gusto.

FAUSTO
¿No te evocaron mis conjuros? Habla.

MEF.
Causa fueron, mas sólo por accidens;
320
Porque cuando nosotros escuchamos
A alguien de Dios escarnecer el nombre,
Abjurar de las Santas Escrituras
Y de su Salvador, Cristo, volamos,
Esperando coger su alma gloriosa.
325
Ni nosotros vendríamos, al menos
Que usare ya de tales procederes,
Que en peligro esté ya de condenarse.
Así pues, la más rápida manera
De conjurar, es abjurar osado
330
La Trinidad y dirigir las plegarias
Con devoción al rey de los infiernos.

FAUSTO
Así Fausto hizo ya; y este principio
Proclama; sólo es rey el prepotente
Belbezú, á quien Fausto se consagra.
335
La voz «condenación» no le da espanto,
Pues confunde el Elíseo y el infierno:
¡Vaya con los filósofos antiguos
Su sombra! Mas dejando fruslerías
Vanas sobre las almas de los hombres,
340
Ahora dime quién es ese escondido
Lucifer, su señor.

MEF.
Archiregente
De todos los espíritus y dueño.

FAUSTO
¿No fué este Lucifer ángel un día?

MEF.
Sí, Fausto, y de su Dios el más amado.

FAUSTO
345
¿Y cómo entonces vino á ser é solo
Príncipe de los diablos?

MEF.
¡Oh!, por alta,
Aspiración de orgullo y de insolencia,
Por las que Dios con irritada mano
Precipitóle de la faz del cielo.

FAUSTO
350
¿Y quiénes sois vosotros que por siempre
Vivís con Lucifer?

MEF.
Nosotros somos
Infelices espíritus, caídos
Con Lucifer, que conspiramos contra
Nuestro Dios, con el mismo ya rebelde
355
Lucifer, y por siempre condenados
Con Lucifer estamos.

FAUSTO
¿Y en qué sitio
Condenados estáis?

MEF.
En el infierno.

FAUSTO
¿Y cómo entonces de ese infierno, fuera
Te encuentras tú?

MEF.
Porque el infierno es éste.
360
Ni estoy yo fuera de él. ¿Te se figura
Que yo que vi de Dios la faz hermosa
Y gocé las eternas alegrías
Del cielo, no me siento atormentado
Cual por diez mil infiernos, al mirarme
365
Privado de la eterna venturanza?
¡Deja, Fausto, esas frívolas preguntas
Que llenan de terror, mi alma abatida!

FAUSTO
¡Cómo! ¿Tan afligido se lamenta
El grande Mefistófolis por verse
370
Privado de los goces celestiales?
De Fausto aprende la viril firmeza,
Y desprecia los goces y alegrías
Que nunca lograrás. Ve presuroso
Y lleva á Lucifer este mensaje:
375
Considerando Fausto que ha incurrido
En una eterna muerte, por audaces
Juicios contra el poder del mismo Jove,
Dile que le hace entrega de su alma;
Mas él ha de otorgarle veinticuatro
380
Años, y consentirle que los viva
En el seno de todos los placeres;
Siempre teniéndote para servirme
Y procurarme todo cuanto pida,
Decirme todo aquello que pregunte,
385
Matar á mis rivales y enemigos,
A mis amigos ayudar, y siempre
Obediente mostrarse á mi deseo.
Vuelve con Lucifer, y á media noche
A mi laboratorio ve á buscarme,
390
Y me dirás la decisión suprema
De tu señor.

MEF.
Así he de hacerlo, Fausto.

(Vase).

FAUSTO
Aunque yo poseyera tantas almas
Como luceros hay, diéralas todas
Por este Mefistófilis. Del mundo,
395
Por él, emperador seré, y un puente
Fabricaré á través del vago viento
Para cruzar el férvido Oceano,
Con una hueste del hombres; las montañas
Que las playas del Africa limitan
400
Las habré de juntar, haciendo aquellas
Regiones con la España un continente,
Y ambas de mi corona tributarias;
El mismo emperador, por mi permiso
Tan sólo, vivirá, como igualmente
405
Los primeros magnates de Germánia.
Ahora, ya que logré lo que deseo,
Viviré meditando en estas artes
Hasta que Mefistófilis retorne.

(Vase).

Acto II

ESCENA I

(FAUSTO en su laboratorio)

FAUSTO.
¿Estás forzosamente condenado,
410
Fausto, y tu salvación ya no es posible?
¿Entonces de qué sirve el ocuparse
De los cielos y Dios? Quimeras tales
Aparta de tu mente y ya no esperes.
Desespera de Dios, tu confianza
415
Poniendo en Belzebú: no retrocedas;
No, Fausto, firme sé. ¿Porqué vacilas?
¡Oh! siento que algo grita en mis oídos:
«¡La magia abjura y vuelve a Dios!» Sí,Fausto
Volverá á Dios. ¿A Dios.....? Ya no te ama;
420
El Dios á quien adoras, á quien sirves,
Es tu propio apetito, que es lo mismo
Que amar a Belzebú: á el solamente
Un templo y un altar he de erigirle,
Ofreciéndole allí la tibia sangra
425
De niños á la luz recién nacidos.

(Entran el ÁNGEL BUENO y el ÁNGEL MALO).

ÁNGEL BUENO.
Fausto, deja esas artes execrables.

FAUSTO.
Plegaria, contrición y los gemidos
Del arrepentimiento, ¿de qué sirven?

ÁNGEL BUENO.
¡Oh! medios son para llevarte al cielo.

ÁNGEL MALO.
430
Más bien son ilusiones engañosas,
Frutos de la locura, que embrutecen
A los hombres que en ellos más confían.

ÁNGEL BUENO.
Amable Fausto, pon tu pensamiento
En el cielo y las cosas celestiales.

ÁNGEL MALO.
435
No, Fausto, piensa en honras y riquezas.

(Vanse los ángeles).

FAUSTO.
¡En la riqueza! Sí, la señoría
De Embden, mía será, cuando conmigo
Mefistófilis vaya. ¿Qué Dios puede
A Fausto lastimar? Estás en salvo:
440
No abrigue ya tu corazón más dudas.
Mefistófilis, ven; gratas noticias
Trae del gran Lucifer. ¿No es media noche?
Llega, pues, Mefistófilis al punto.
¡Veni veni Mephistophile!

(Entra MEFISTÓFILIS).

FAUSTO.
445
Ahora ven á decirme lo que dice
Lucifer, tu señor.

MEF.
Que mientras viva
Fausto le servirá; mas mi servicio
Le ha de comprar al precio de su alma.

FAUSTO.
Ya Fausto contra tú se la ha jugado.

MEF.
450
Sí, Fausto, pero tienes que legarla
Con gran solemnidad y acta de entrega,
Has de escribirme con tu propia sangre;
Tal garantía con empeño exige
El grande Lucifer, y si te niegas,
455
Sin dilación me volveré al infierno.

FAUSTO.
Quédate, Mefistófilis, y dime:
¿Qué bien puede traerle el alma mía
A tu señor?

MEF.
El dilatar su reino.

FAUSTO.
¿Y esa es la razón por que nos tienta?

MEF.
460
Solamen miseris socios habuisse doloris.

FAUSTO.
¡Cómo! ¿sentís vosotros los dolores
Que á otros seres afligen y atormentan?

MEF.
Tan grande como aquellos que trituran
Las terrenales almas de los hombres.
465
Mas dime,Fausto, ¿me darás tu alma?
Si lo hicieres así, seré tu esclavo
Para servirte, dándote más cosas
Que ingenio tienes tú para pedirlas.

FAUSTO.
Mefistófilis, sí, yo te la entrego.

MEF.
470
Entonces,Fausto, valerosamente
Hiere tu brazo, empeña el alma tuya,
A fin de que en su día reclamarla
Pueda el gran Lucifer: tan grande entonces
Serás cual Lucifer.

FAUSTO.
475
(Hiriéndose el brazo).
Por tu amor, mira,
Corto mi brazo, y con mi propia sangre
El alma mía cedo y aseguro
Al grande Lucifer, señor supremo
Y alto regente de la noche eterna.
480
Aquí la tienes, mírala, mi sangre
Gota á gota salir del brazo mío:
Pueda propicia ser á mi deseo.

MEF.
Pero, Fausto, es preciso que lo escribas
De acta donación en tu propia forma.

FAUSTO.
485
Sí lo haré,
(escribe)
Mefistófilis al punto.
Y no puedo escribir.

MEF.
Te traeré fuego
Para que se disuelva en el instante.

FAUSTO.
¿Qué importa que mi sangre se detenga?
490
¿Acaso escribiría este contrato
Contra mi voluntad? ¿Porqué no brota,
Y así con ella seguiré escribiendo?

FAUSTO
Fausto te da su alma..... ¡Oh, se detuvo
De nuevo! ¿Y porqué no? ¿No es tuya tu alma?
(Vuelve á escribir).
495
Fausto te da su alma.

(Vuelve Mefistófilis con un braserillo con ascuas).

MEF.
Aquí tenemos fuego. Vamos,Fausto
Aplícale.

FAUSTO.
Mi sangre ya principia
A aclararse; concluyo sin demora.

(Escribe).

MEF.
(Aparte).
¡Ah! ¿qué no haría por lograr su alma?

FAUSTO.
500
Ya consummatum est, ya he terminado
Este escrito; por él ya Fausto lega
Su alma á Lucifer. ¿Pero qué es esta
Inscripción que en mi brazo ha aparecido?
Homo fuge, y ¿á dónde huir, á dónde?
505
Si huyo hacia Dios me arrojará al infierno.
Mis sentidos se engañan; aquí nada
Hay escrito; y no obstante en este sitio
Escrito está, bien claro: Homo fuge.
Y sin embargo, no,Fausto no huye.

MEF.
510
(Aparte).
Algo traeré para embriagar su mente.

(Yéndose).
(Vuelve Mefistófilis con diablos, que ofrecen coronas y ricas vestiduras á Fausto; danzan y después se marchan).

FAUSTO.
Mefistófilis, dime, este aparato
¿Qué significa?

MEF.
Nada, Fausto, sólo
Sirve para embriagar con su deleito
Tu espíritu y mostrarte lo que logra
515
La Magia realizar.

FAUSTO.
¿Y evocar puedo
Espíritus también cuando me plazca?

MEF.
Sí, Fausto, y realizar cosas más grandes
Que éstas.

FAUSTO.
Entonces hay lo suficiente
Para mil almas. Ven, toma este rollo,
520
Acta de donación de cuerpo y alma;
Mas bajo condición de que tú cumplas
Las cláusulas entre ambos convenidas.

MEF.
Fausto, te juro aquí, por el infierno
Y Lucifer, cumplir debidamente
525
Todas cuantas promesas nos hicimos.

FAUSTO.
Entonces óyeme, voy á leerlas:
(Lee).
En las condiciones siguientes: Primero que Fausto sea
un espíritu en forma y en substancia. Segundo, que
Mefistófilis será su servidor y obedecerá su mandato.
Tercero, que Mefistófilis hará por él y le traerá cuanto desee.
Cuarto, que en su habitación ó casa se hallará invisible.
Ultimo, que se aparecerá al susodicho Juan Fausto en todo
tiempo y en cualquiera forma que le pluguiere. Yo Juan
Fausto de Wertemberg, Doctor, por las presentes doy ambos
cuerpo y alma á Lucifer, príncipe de Oriente y á su ministro
Mefistófilis; y al propio tiempo les concedo que al expirar el
plaza de veinticuatro años, sin violación de las supraescritas
cláusulas, tengan pleno poder de apropiarse ó llevarse al
dicho JuanFausto, en cuerpo y alma, carne, sangre ó bienes á
sus moradas donde quiera que sean. Firmado por mí. Juan
Fausto.

MEF.
¿Dime,Fausto, este escrito es tu contrato?

FAUSTO.
Sí, tómale, y el diablo buen provecho
Te conceda por él.

MEF.
Entonces pide,
530
Fausto, lo que tú quieras.

FAUSTO.
Ante todo,
Sobre el infierno quiero interrogarte.
Dime, ¿dónde se encuentran las regiones
A que los hombres llaman infierno?

MEF.
Bajo los cielos.

FAUSTO.
Sí, ¿pero hácia dónde?

MEF.
535
Dentro de las entrañas misteriosas
De aquellos elementos, donde estamos
Atormentados y habitamos siempre.
El infierno, ni límites conoce
Ni á concreto lugar se circunscribe.
540
Donde estamos nosotros, es infierno,
Y donde está el infierno, allí nosotros.
Hemos de estar por siempre; y, en resumen,
Cuando por fin el mundo se disuelva,
Cuando por fin estén purificadas
545
Las criaturas, los lugares todos
Que cielo no serán, serán infierno.

FAUSTO.
¡Bah! yo creo el infierno una irrisoria
Fábula, nada más.

MEF.
Sí, todavía
Piénsalo si te place, hasta que cambie
550
Tu parecer, la luz de la experiencia.

FAUSTO.
¿Luego tú estás seguro de que Fausto
Se habrá de condenar?

MEF.
Forzosamente.
Pues aquí tengo el pergamino escrito
Por el que á Lucifer cedes tu alma.

FAUSTO.
555
Sí, y el cuerpo también: pero ¿qué importa?
¿Crees tan necio á Fausto, que imagine
Que existe algún dolor tras esta vida?
¡Bah! son sólo bobadas estas cosas
Y cuentos de comadres.

MEF.
Pero, Fausto,
560
De lo contrario yo soy clara prueba,
Pues estoy condenado, y ahora mismo
Estoy en el infierno.

FAUSTO.
¡Cómo! ¿ahora
En el infierno estás? Pues si el infierno
Es esto, aquí deseo condenarme.
565
¡Cómo!.... Andar, disputar....... Pero, dejando
Esta vana cuestión, tráeme una esposa:
La más hermosa joven de Germánia;
Porque yo soy lascivo y disoluto,
Y sin una mujer vivir no puedo.

MEF.
570
¡Cómo, mujer! te lo suplico,Fausto,
No hables de una mujer.

FAUSTO.
Sí, tráeme una,
Amable Mefistófilis; la quiero.

MEF.
Está bien; la tendrás. Espera entonces
Aquí sentado, hasta que vuelva, y una
575
En el nombre del diablo te la traiga.

(Vase).
(Vuelve Mefistófilis con un diablo vestido de mujer y arrojando llamas).

MEF.
Aquí te la presento. Dime,Fausto,
¿Te gusta tu mujer?

FAUSTO.
¡La peste en ella!........

MEF.
¡Quita allá! Fausto, el matrimonio es sólo
Ceremoniosa farsa: si me quieres
580
No pienses más en él. La que te agrade,
La que con más placer miren tus ojos,
Tu corazón la logrará en seguida.
Así sea tan casta y pudibunda
Como lo fué Penélope, tan sabia
585
Cual la reina de Saba, tan hermosa
Como lo fuera Lucifer radiente
Antes de su caída. Ten, recibe
Este libro: la múltiple lectura
(Le da el libro)
De estos renglones nos aporta el oro.
590
Dibujar este círculo en el suelo
Desata el desbocado torbellino,
El relámpago, el trueno y la tormenta;
Pronuncia esto tres veces, fervoroso,
Y te aparecerán hombres armados,
595
Prontos á ejecutar cuanto quisieres.

FAUSTO.
Gracias, Mefistófilis; aunque lo que yo desearía es un libro en
el que pudiera hallar todos los hechizos y encantamientos
para evocar espíritus cuando me plazca.

MEF.
Aquí están, en este libro.

(Indicándolos).

FAUSTO.
También quisiera un libro donde pueda ver todos los signos
y planetas del cielo y conocer su posición y movimientos.

MEF.
Aquí están, también.

(Indicándolos).

FAUSTO.
¡Ah! quiero otro libro más (y con este basta), en el que
pueda ver todas las plantas, yerbas y árboles que crecen sobre
la tierra.

MEF.
Aquí están

(Indicándolos).

FAUSTO.
¡Oh! tu estás engañado.

MEF.
¡Bah! te lo garantizo

(Indicándolos).

ESCENA II

(Entran FAUSTO y MEFISTÓFILIS).

FAUSTO.
Cuando contemplo el ámbito del cielo,
Entonces me arrepiento y te maldigo
Pérfido Mefistófilis, pues sólo,
Sólo tú, me has privado de sus goces.

MEF.
600
¡Cómo! Fausto, ¿tú piensas que es el cielo
Tan hermosa región? Pues yo te digo
Que no es el cielo la mitad hermoso
De lo que eres tú mismo ó cualquier hombre
De los que respiráis sobre la tierra.

FAUSTO.
605
¿Y cómo pruebas eso que asegurar?

MEF.
Hecho fué para el hombre, luego el hombre
Por fuerza debe ser más excelente.

FAUSTO.
Luego si para el hombre fué creado,
Hecho fué para mí; por consecuencia
610
A esta magia renuncio, y me arrepiento.

(Entran el ÁNGEL BUENO y el ÁNGEL MALO)

ÁNGEL BUENO.
Arrepiéntete, Fausto, y todavía
Benigno podrá Dios de tí apiadarse.

ÁNGEL MALO.
Eres sólo un espíritu; no puede
Dios tenerte piedad.

FAUSTO.
¿Quién á mi oído
615
Murmura que un espíritu soy sólo?
Aunque yo fuese un diablo, Dios podría
Apiadarse de mí. Sí, Dios, de fijo
Se apiadará de mí si me arrepiento.

ÁNGEL MALO.
Mas nunca habrá de arrepentirse Fausto.

(Vanse los Angeles).

FAUSTO.
620
Está mi corazón empedernido,
A punto que ni puedo arrepentirme.
Cielo, fe, salvación, apenas puedo
Nombrarlos sin que atruenen en mis oídos
Estos horribles ecos pavorosos:
625
«Fausto, estas condenado», y en seguida
Espadas y puñales y venenos,
Armas de fuego, corredizas sogas
Y emponzoñando acero me parecen
Para, con propia mano, despacharme.
630
Y ha largo tiempo, antes de tal deseo,
Por propia mano hubiérame matado
Si ante el dulce placer no se rindiese
La desesperación. Al ciego Homero
No le he obligado á que su voz me cante
635
De Alejandro el amor, de Œnón la muerte?
Y el que los muros levantó de Tebas
Con el sin par fascinador acorde
Del harpa melodiosa, no me vino
Dulce música á dar, en compañía
640
De mi buen Mefistófilis? Entonces
¿Porqué desesperar cobardemente
O para qué morir? Estoy resuelto.
Fausto jamás habrá de arrepentirse.
Mefistófilis, ven, y discutamos
645
Otra vez la divina Astrología.
Dime primero, ¿existen muchos cielos
Por cima de la esfera de la luna?
¿Son todos esos cuerpos celestiales
Un globo nada más, de igual substancia
650
Que esta céntrica tierra que habitamos?

MEF.
Como son los terrestres elementos,
Así son las esferas, mutuamente
Cada cual en el radio de las otras
Comprendida; mas, Fausto, todas juntas
655
Se mueven sobre un eje, cuyo extremo
Se llama el ancho polo de los mundos.
Ni son los nombres de Saturno, Marte
Y Júpiter tan sólo imaginarios,
Sino errantes estrellas.

FAUSTO.
Dime, ¿y tienen
660
A su vez todos ellos movimiento
Situ et tempore?

MEF.
Todos conjuntamente se mueven de Este á Oeste en
veinticuatro horas sobre los polos del mundo; pero difieren
en su movimiento sobre los polos del Zodíaco.

FAUSTO.
¡Bah! todas esas nimias bagatelas
Wagner las puede resolver: ¿no tiene
Más genio Mefistófilis? La doble
665
Moción de los planetas, ¿quién la ignora?
La primera termina en el transcurso
De un día natural, y la segunda
De ese modo: Saturno en treinta años, Júpiter en doce,
Marte en cuatro; el Sol, Venus y Mercurio en un año; la
Luna en veintiocho días. ¡Bah! esas son nociones de
principiante. Pero, dime, ¿tiene cada esfera un dominio ó
intelligentia?

MEF.
Sí.

FAUSTO.
¿Cuántos cielos ó esferas hay?

MEF.
Nueve: los siete planetas, el firmamento y el
empíreo cielo.

FAUSTO.
Bueno, resuélveme esta pregunta: ¿porqué
no tenemos conjunciones, aposiciones, fases,
eclipses, todo á un tiempo, sino unos años
más y otros menos?

MEF.
Per inaequalem motum respectu totius.

FAUSTO.
Bien, estoy respondido. Dime ahora. ¿Quién
hizo el mundo?

MEF.
No te lo digo.

FAUSTO.
Mi buen Mefistófilis, dímelo.

MEF.
No insistas, porque no he de decírtelo.

FAUSTO.
¡Bribón!; ¿no te has obligado á decirme todo?

MEF.
Sí, todo lo que no es contra nuestro reino;
pero esto lo es. Piensa en el infierno, Fausto,
porque estás condenado.

FAUSTO.
Fausto, piensa en el Dios que creó el mundo.

MEF.
Pues de eso acuérdate.

(Vase).

FAUSTO.
Sí, ¡vete, vete
Al negro infierno, espíritu maldito!
670
¡Tú condenaste, tú, del pobre Fausto
El alma! ¿No es muy tarde?

(Vuelven el ÁNGEL BUENO y el ÁNGEL MALO).

ÁNGEL MALO.
Sí, muy tarde.

ÁNGEL BUENO.
Nunca es tarde, si Fausto se arrepiente.

ÁNGEL MALO.
Si te arrepientes de los demonios fieros
675
Te harán pedazos.

ÁNGEL BUENO.
No: ni tu epidermis
Osarían tocar si te arrepientes.

(Vanse los Angeles).

FAUSTO.
Cristo, Salvador mío, ven procura
Salvar de Fausto el alma dolorida.

(Entran LUCIFER, BELZEBÚ y MEFISTÓFILIS).

LUCIFER.
Cristo, salvar no puede el alma tuya,
680
Pues es justo; por ella nadie tiene
Interés sino yo.

FAUSTO.
¿Quién eres, dime,
¡Oh, tú! que aspecto tienes tan horrible?

LUC.
Soy lucifer, y éste es mi compañero,
Príncipe del infierno.

FAUSTO.
¡Oh! Fausto, Fausto,
685
Vienen aquí para llevar tu alma.

LUC.
Venimos á decir que nos ofendes,
Pues contra tu promesa hablas de Cristo.
Tú nunca deberías ni siquiera
Pensar en Dios; piensa en el diablo sólo
690
Y en su condenación.

FAUSTO.
En adelante
No lo haré más; perdóname por todo,
Y Fausto jura no mirar al cielo,
Nunca nombrar á Dios, nunca rezarle;
En el fuego quemar sus Escrituras,
695
Feroz asesinar á sus ministros,
Y hacer que mis espíritus, airados
Las bóvedas derrumben de sus templos.

LUC.
Hazlo así y te recompensaremos con largueza. Fausto,
hemos venido del infierno para mostrarte algún pasatiempo.
Siéntate y verás los Siete Pecados Mortales aparecer en su
propia forma.

FAUSTO.
Espectáculo tal, me será grato;
Como le fuera á Adán el Paraíso
700
En el día primero de acabada
Su creación.....

LUC.
No hables de la Creación ni del Paraíso; mira este
espectáculo. Habla del diablo y nada más. Ven.
(Entran los SIETE PECADOS MORTALES).
Ahora,Fausto, examínalos en sus diversos nombres y
condiciones.

FAUSTO.
¿Quién eres tú?, el primero.

SOBERB.
Soy la Soberbia: Desdeño todo parentesco. Soy como la
mosca de Ovidio. A veces como un rizo me planto en la frente
de una muchacha, ó como una peluca me planto en sus sienes,
ó como un abanico de plumas beso sus labios. Por supuesto,
hago..... ¿qué es lo que yo no hago? No diré una palabra más á
menos que el suelo esté perfumado y cubierto con tapices de
Flandes.

FAUSTO.
¿Quién eres tú?, el segundo.

AVARIC.
Soy la Avaricia, engendrada por un tacaño en una vieja bolsa
de cuero, y, á poder satisfacer mi deseo, pediría que esta casa
y toda la gente que hay en ella, se convirtiesen en oro para
poder encerraros en mi buen arca. ¡Oh, mi oro queridísimo!

FAUSTO.
¿Quién eres tú?, el tercero.

IRA.
Soy la Ira: no tengo padre ni madre. Salí de la boca de un
león, cuando apenas tenía media hora de edad, y desde
entonces he corrido arriba y abajo por el mundo, con este
estuche de dagas, hiriéndome á mí propia, cuando no tenía
con quién pelear. Nací en el infierno y espero en él, pues
alguno de vosotros será mi padre.

FAUSTO.
Tú, el cuarto, ¿quién eres?

ENVIDIA.
Soy la Envidia, engendrada por un deshollinador y una
ostra hembra. No sé leer, y sin embargo quisiera ver
quemados todos los libros. Me enflaquece el ver comer á los
demás. ¡Oh, si sobreviniese un hambre sobre todo el mundo
para que todos muriesen y viviese yo sola! ¡Entonces veríais
qué gorda me pondría! Pero qué, ¿tú has de estar sentado y yo
en pie?....

FAUSTO.
¡Quita allá, bribona envidiosa! ¿Quién eres tú?, el quinto.

GULA.
¿Quién, yo, señor? Soy la Gula. Todos mis parientes han
muerto, y maldito el ochavo que me dejaron, fuera de una
miserable pensión de treinta comidas al día y diez meriendas,
una friolerilla para satisfacer el apetito. ¡Oh, yo desciendo de
regia estirpe! Mi abuelo fué un Pernil de Tocino, mi abuela
una Bota de Vino tinto; mis padrinos fueron Pedro Sardina
escabechada y Martina Buey Gordo. Oh, pero mi madrina, esa
sí que era una señora alegre y bienquista en toda buena
ciudad y villa. Su nombre era: la señora Margarita Cerveza de
Marzo. Ahora,Fausto, que conoces toda mi progenie, ¿quieres
convidarme á cenar?

FAUSTO.
No, antes quiero verte ahorcada. Te engullirías todos mis
comestibles.

GULA.
¡Entonces, el diablo te estrangule!

FAUSTO.
Estrangúlate tú, ¡glotona! Y tú, el sexto, ¿quién eres?

PEREZA.
Soy la Pereza. Fuí engendrada con una loma soleada, donde
he estado tumbada desde entonces, y me habéis fastidiado en
grande, trayéndome de allí. Dejad que me lleven allá otra vez
la Gula y la Lujuria. No he de hablar una palabra más, por
todos los tesoros de un rey.

FAUSTO.
¿Quién sois, señora Desparpajo. La séptima y última?

LUJURIA.
¿Quién, yo, señor? La primer letra de mi nombre es L.

LUCIFER.
Largo de aquí, al infierno, al infierno.

(Vanse los Pecados).

LUC.
Fausto, ¿qué tal? ¿te agradan estas cosas?

FAUSTO.
¡Oh, sí, sustento dan al alma mía!

LUC.
705
¡Es claro! toda clase de placeres
En los infiernos hay.

FAUSTO.
¡Oh, si pudiera
Ver el infierno, mas después volverme;
Cuán feliz fuera yo!

LUC.
Pues vas á serlo;
Espera, y al sonar la media noche,
710
Yo mandaré por ti; mas entretanto
Ten este libro, estúdiale en seguida
Desde el principio al fin, y convertirte
Podrás, en la figura que te plazca.

FAUSTO.
Mil y mil gracias, Lucifer potente!
715
Este precioso don he de guardarle
Con más esmero que mi propia vida.

LUC.
Pues, adiós,Fausto, y en el diablo piensa.

FAUSTO.
Adiós gran Lucifer.
(Vanse Lucifer y Belzebú).
Ven Mefistófilis.

(Vanse).

Acto III

(Entra el CORO).

CORO.
El docto Fausto, á fin de los arcanos
720
Penetrar de la eterna Astronomía,
Grabados en el libro del excelso
Firmamento de Jove, levantóse
A escalar del Olimpo la alta cumbre,
En refulgente carro, por la fuerza
725
De dragones uncidos, arrastrado.
Ahora fue de la gran Cosmografía
El estudio á probar; según infiere,
Habrá primero de arribar á Roma
A ver al Papa y de su regia corte
730
El esplendor, tomando alguna parte
Del Santo Pedro en la pomposa fiesta
Con gran solemnidad hoy celebrada.

(Vase).

ESCENA I

(Entran FAUSTO y MEFISTÓFILIS).

FAUSTO.
Después, buen Mefistófilis, de raudos,
De Tréveris cruzar con gran deleite
735
La soberbia ciudad, de aéreas cumbres,
Murallas de granito y hondos lagos
Cercada, y de cualquiera poderoso
Príncipe á la conquista inexpugnable;
Desde París, de Francia costeando
740
El vasto reino, vimos sumergirse
El río Maine en veloz corriente
Del Rhin, cuyas orillas se coronan
De arboledas y fértiles viñedos.
Después fuímos á Nápoles, risueña,
745
En la rica Campania, con sus bellos,
Con sus deslumbradores edificios,
Y cuyas rectas calles empedradas
Del más fino ladrillo en cuatro partes
Equivalentes, la ciudad dividen.
750
En ella contemplamos la áurea tumba
Del sapiente Marrón, y aquel camino
Del largo de una milla, que cortara
A través de una dura, viva roca
En el transcurso breve de una noche.
755
De allí á Venecia, Padua y otras villas,
En una de las cuales suntuoso
Levántase un gran templo que amenaza
Con su cúpula altiva á las estrellas.
Así Fausto su tiempo ha disfrutado;
760
Mas di, ¿qué sitio de descanso es este?
¿Cual antes te mandé, me has conducido
De la Roma imperial entre los muros?

MEF.
Fausto, así lo he hecho, y para que no nos halle
desprovistos, he tomado para nuestro uso las habitaciones
privadas de Su Santidad.

FAUSTO.
Espero que Su Santidad nos dará la bienvenida.

MEF.
¡Bah! hombre, eso no importa. Aprovechemos
y démonos buen trato.
Y ahora, para que puedas, Fausto mío,
Conocer lo que Roma en sí contiene
765
Que pueda convenirte y deleitarte,
Sabe que esta ciudad está asentada
Sobre siete colinas que soportan
Su sólido cimiento; en medio de ella,
Del caudaloso Tíber, la corriente,
770
Rueda entre sus orillas tortuosas,
Que en dos partes iguales la dividen;
Y sobre ellas apoyan sus estribos
Cuatro soberbios puentes, que seguro
Hacen el paso entre las dos mitades
775
De Roma. Sobre el puente titulado
Ponte Angelo, un castillo se levanta,
Formidable en extremo; en el recinto
De sus espesos muros se almacena
Tal provisión de gruesa artillería
780
Y de dobles cañones, fabricados
De refulgente y esculpido bronce,
Que iguala con su número á los días
De un año entero. Hay además, las puertas
Y las altas pirámides que trajo
785
Julio César, del Africa vencida.

FAUSTO.
Pues por los reinos de infernal gobierno,
La Stigia, el Acheron y el ígneo lago
Del siempre ardiente Flageton, te juro
Que ansío ver los nobles monumentos
790
Y situación de la esplendente Roma.
Ven, pues, vamos allá.

MEF.
No, Fausto, espera;
Sé que tienes afán de ver al Papa
Y de tomar alguna activa parte
Del Santo Pedro en la pomposa fiesta
795
Donde verás una apiñada turba
De tonsurados frailes, cuyo solo
Y summum bonum es la comilona.

FAUSTO.
Bueno, me gustará conseguir de ellos
Alguna fiesta, y con sus desatinos
800
Un rato nos diviertan. Por lo tanto,
Encántame para que yo invisible
Me pueda hacer; logrando, sin ser visto,
Mientras en Roma esté, cuanto me plazca.

(MEFISTÓFILIS le encanta).

MEF.
Fausto, ya estás; haz ahora cuanto quieras
805
Y no serás por nadie conocido.

(Suena un toque. Entran el Papa y el Cardenal de Lorena al banquete, acompañados de frailes).

PAPA.
¿Monseñor de Lorena, queréis acercaros?

FAUSTO.
Así te caigas y el diablo te estrangule sin matarte.

PAPA.
¿Qué es eso? ¿Quién es ese que habla? Hermanos, buscad
quién es.

1.er FRAI.
Aquí no hay nadie, con permiso de Vuestra Santidad.

PAPA.
Monseñor, aquí tenéis un suculento plato que me ha
enviado el obispo de Milán.

FAUSTO.
Gracias, señor

(arrebata el plato).

PAPA.
¿Qué es esto? ¿quién se me ha llevado la carne? ¿quiere
alguien mirar? Monseñor, este plato me lo envió el Cardenal
de Florencia.

FAUSTO.
Es verdad. Venga acá

(arrebata el plato).

PAPA.
¡Cómo, otra vez! Monseñor, bebo á salud de Vuestra
Eminencia.

FAUSTO.
Brindo por Vuestra Eminencia.

(Arrebata la copa).

C. DE L.
Señor, debe ser alguna ánima recién escapada del
Purgatorio y que viene á impetrar el perdón de Vuestra
Santidad.

PAPA.
Eso debe ser. Hermanos, preparad una responso para
aplacar la furia de esta ánima. Y otra vez, Monseñor, sigamos
comiendo.

(El Papa se santigua).

FAUSTO.
¿Qué es eso? ¿os santiguáis? Con esa farsa
Aquí no me vengáis, os lo aconsejo.
(El Papa se vuelve á santiguar).
Segunda vez. Cuidado á la tercera;
Pues oportunamente os lo prevengo.
(El Papa se vuelve á santiguar y Fausto le da un bofetón y todos huyen).
810
Mefistófilis, ven, ¿qué hacemos ahora?

MEF.
No lo sé; pero van á maldecirnos
Con campanas y cirios y misales.

FAUSTO.
Misal, campana, cirio chispeante,
Cirios, campanas y misales, cuerno,
815
Usados hacia atrás y hacia adelante
Para meter á Fausto en el infierno.
Pronto oirás de un cerdo los gruñidos,
De un asno al rebuznar la sinfonía,
De un choto, los bramidos,
820
Pues hoy es de San Pedro el Santo día.

(Vuelven los Frailes á cantar un responso).

1.er FRAI.
Venid, hermanos, y despachemos nuestro negocio con toda
devoción.
(Cantan).
Maldito sea el que se robó de la mesa la carne de Su Santidad ¡maledicat Dominus!
Maldito sea el que pegó a Su Santidad un bofetón en el rostro ¡maledicat Dominus!
Maldito sea el que dió á Fray Sandelo un coscorrón en la mollera ¡maledicat Dominus!
Maldito sea el que turba a nuestro Santo responso ¡maledicat Dominus!
Maldito sea el que se llevó el vino de Su Santidad ¡maledicat Dominus!
Et omnes Santi ¡Amén!

(MEFISTÓFILIS y FAUSTO apalean á los Frailes y disparan cohetes entre ellos. Vanse).

Acto IV

(Entra el CORO).

CORO.
Luego que fausto disfrutó la vista
De las más raras cosas y las Cortes
De reyes vió, detuvo su carrera
Y volvió á sus hogares, donde aquellos
825
Que con dolor su ausencia deploraron,
Es decir, sus amigos más cordiales,
Íntimos compañeros, con palabras
Cariñosas su vuelta saludaron,
Y al platicar de cuanto le ocurriera
830
Durante su fantástica jornada
Por el mundo y el aire, mil preguntas
Sobre la misteriosa astrología
Le hicieron, á que Fausto dió respuesta
Con tan sabia agudeza, que admiraron
835
Y se maravillaron de su ingenio.
Ya su nombre y su fama se divulgan
Por todas las naciones, una de ellas
La del Emperador, de Carlos V,
En cuyo regio alcázar, hoy á Fausto,
840
Y en medio de sus nobles, le festejan.
Lo que hizo allí por prueba de sus artes
Lo dejo sin decir, pues vuestros ojos
Lo van á presenciar ejecutado.

ESCENA I

(Entra ROBÍN, mozo de cuadra, con un libro en la mano)

ROBÍN.
¡Oh, esto es admirable! Aquí he robado uno de los libros de
conjuros del Doctor Fausto, y á fe mía que he de buscar
algunos círculos para mi uso particular. Haré que todas las
chicas de mi barrio bailen ante mí á mi antojo.

(Entra RODOLFO llamando á ROBÍN).

RODOLFO.
Robín, haz el favor de venir; aquí hay un caballero
esperando su caballo y quiere que le frieguen y limpien todas
sus cosas, y sobre esto le está dando tal matraca á la patrona,
que ésta me envía á buscarte. Anda, ven, por favor.

ROB.
No vengas, no vengas ó vas á volar descuartizado, Rodolfo;
vete, pues voy á emprender un trabajo estupendo.

ROD.
Ven, ¿qué haces ahí con ese libro? ¿Sabes acaso leer?

ROB.
Sí, ya verán el amo y el ama cómo sé leer.

ROD.
Pero, Robín, ¿qué libro es ese?

ROB.
¡Qué libro! El más irresistible libro de conjuros que jamás
inventó un diablo sulfurado!

ROD.
¿Y tú puedes conjurar con él?

ROB.
Con él puedo hacer fácilmente todas estas cosas: primero,
puedo de balde emborracharte con hipocras en cualquier
taberna de Europa. Este es uno de mis conjuros.

ROD.
Nuestro señor párroco, dice que eso no vale nada.

ROB.
Es verdad, Rodolfo. Pero, mira, Rodolfo, si te se antoja, por
ejemplo, Ana Espetera, la fregona, la tendrás en seguida.

ROD.
¡Oh, bravo, Robín! ¿Podré conseguir á Ana Espetera? Con
esa condición me comprometo á mantener á paja y cebada á
tu diablo, gratis y mientras viva.

ROB.
Basta, amigo Rodolfo; vamos ahora á limpiarnos las botas
que están sucias y después conjuraremos en nombre del
diablo.

(Vanse).

ESCENA II

(Entran ROBÍN y RODOLFO con una copa de plata).

ROBÍN.
¡Ven, Rodolfo! ¿No te dije que habíamos hecho ya nuestro
negocio con este libro del Doctor Fausto? ¡Ecce signum! Esta
es una verdadera ganga para los mozos de caballos; los
nuestros no necesitarán comer cebada mientras esto dure.

RODOLFO.
Calla, Robín, ahí viene el tabernero.

ROB.
¡Chitón! Voy á pegársela de un modo sobrenatural.
(Entra el TABERNERO)
Señor tabernero, creo que todo está pagado. ¡Quedad con
Dios! Vente, Rodolfo.

TAB.
Poco á poco, amiguito, tengo una palabra que decirte. Antes
de irte tienes que pagarme una copa.

ROB.
¡Yo una copa, Rodolfo, yo una copa! Os desprecio:
sois un......, etc. ¡Yo una copa! Registradme.

TAB.
Eso mismísimo voy á hacer con tu permiso.

(Registra á Robín).

ROB.
¡Vamos! ¿Qué decís ahora?

TAB.
Pues digo, que tengo algo que decir á tu compañero. ¡Eh,
amigo!

ROD.
¡A mí, compadre, a mí! Bueno, hartaros de registrar.
(El tabernero le registra).
Ahora, señor mío, se os debía caer la
cara de vergüenza de cargar á hombres honrados con una
duda sobre su veracidad.

TAB.
Bien, pues alguno de vosotros tiene dentro la copa.

ROB.
(Aparte). Mientes, tabernero, que la tengo delante.
(Alto).
¡So bribón! Ya te enseñaré yo á acusar á hombres de bien ¡Quita allá! Ya te refregaré yo con la copa. Apártate, te lo mando en nombre de Belzebú.
(Aparte á Rodolfo). Ojo á la copa ¡Rodolfo!

TAB.
¿Qué intentas, bribón?

ROB.
Ahora te diré lo que intento. (Lee en un libro). Sanctobulorum Periphrasticon. Ya verás qué cosquillas, tabernero.
(Aparte á Rodolfo). Ojo á la copa.
(Lee).
Polypragmos Belseborams framantopacostiphos tostu Mephistophilis, etc.

(Entra MEFISTÓFILIS, les aplica cohetes á las espaldas y se va. Ellos se echan á correr).

TAB.
¡O, nomine Domini! ¿Qué haces, Robín? Tú no tienes la copa.

ROD.
¡Peccatum peccatorum! Aquí está tu copa, buen tabernero.

(Da la copa al tabernero, que se va).

ROB.
Misericordia pro nobis. ¿Qué haré? Buen diablo, perdóname
por esta vez y no volveré á robar tu librería.

(Vuelve MEFISTÓFILIS).

MEF.
Monarca poderoso del infierno,
845
Ante cuya mirada, temblorosos
Los grandes potentados se arrodillan,
Ante cuyos altares se prosternan
Las almas á millares: los hechizos
Me habrán de fastidiar, de estos villanos.
850
Desde Constantinopla presuroso
Vine hasta aquí, tan sólo por capricho
De estos malditos rústicos esclavos.

ROB.
¡Cómo, desde Constantinopla! es un bonito viaje; ¿queréis
seis peniques para el bolsillo, con que pagar la cena y la
vuelta?

MEF.
Está bien, canallas, por vuestra insolencia os transformo, á
ti en mico y á ti en perro, y ahora largo de aquí.

(Vase).

ROB.
¡Cómo, en mico! ¡Bravo! Me voy a divertir de lo lindo con
los muchachos. Me darán muchas nueces y manzanas.

ROD.
Y yo tengo que ser perro.

ROB.
Apuesto á que nunca sacarás el hocico de la cazuela.

(Vanse).

ESCENA III

(Entran el EMPERADOR, FAUSTO y un CABALLERO, con servidumbre).

EMP.
Maese Doctor Fausto, he oído extraños rumores acerca de
tu saber en las negras artes, y como ni en mi imperio, ni en
todo el mundo hay nadie que pueda comparársete en los raros
efectos de la magia. Dicen que tienes un espíritu familiar, con
cuyo auxilio puedes ejecutar cuanto quieras. Así, pues, te pido
que me hagas ver alguna prueba de tu habilidad, que mis ojos
sean testigos que confirmen cuanto mis oídos oyeron referir;
y aquí te juro, por el honor de mi imperial corona, que, hagas
lo que hicieres, no serás en modo alguna perjudicado ni
molestado.

CAB.
(Aparte). En verdad que tiene toda la taza de un brujo.

FAUSTO.
Gracioso soberano mío: aunque debo confesarme harto
inferior al rumor que los hombres han divulgado, y no
merezco el honor que vuestra imperial majestad me dispensa,
por el amor y el deber que á ello me obligan, haré gustoso
cuanto vuestra majestad me ordene.

EMP.
Entonces, Doctor Fausto, atento escucha
Lo que voy á decir. Mientras me hallaba
855
Cierta vez solitario y caviloso,
Sentado en mi tranquilo gabinete,
Diversos pensamientos me asaltaron
Acerca del honor y la grandeza
De mis antecesores; cómo habían
860
Heróicos cumplido hazañas tales,
Ganado tan espléndidas riquezas,
Tantos y tantos reinos sometido,
Que nosotros sus nobles herederos,
O los que habrán de ser nuestros sólios
865
Posesores después, temo que nunca
Alcanzarán aquel supremo grado
De gran autoridad y alto renombre.
Es el Magno Alejandro, entre esos reyes
De toda mundanal supremacía,
870
El ejemplo mayor; de sus gloriosas
Hazañas, la aureola refulgente
Alumbra al mundo con tan vivos rayos,
Que sólo al mencionarle, sufre el alma
De no poder jamás ver aquel hombre.
875
Si tú por los manejos de tu artes
Evocases tal hombre desde el fondo
De las cóncavas bóvedas en donde
El gran conquistador yace enterrado,
Y si viene con él su amada hermosa,
880
Ambos bajo la forma verdadera:
El traje, la expresión que por los días
De su vida mostraron, mi deseo
Satisfarás, al par que gran motivo
Me darás de alabarte mientras viva.

FAUSTO.
Mi gracioso señor, pronto estoy á cumplir vuestra demanda
hasta donde me lo consientan el arte y el poder de mi espíritu.

CAB.
¡Bah! pues eso no vale nada.

FAUSTO.
Mas, con permiso de Vuestra Gracia, no está en mi mano el
presentar ante vuestra vista los verdaderos y substanciales
cuerpos de aquellos dos muertos príncipes, que desde hace
tanto tiempo se convirtieron en polvo.

CAB.
(Aparte). Hola, hola, Maese Doctor: ya es un indicio de la gracia en vos, el confesar la verdad.

FAUSTO.
Pero espíritus tales que sean la viva imagen de Alejandro y
su amada, aparecerán ante Vuestra Gracia en el modo y forma
en que ambos vivieron, en su más hermoso aspecto; lo que
dudo baste al contentamiento de Vuestra imperial majestad.

EMP.
885
Manos á la obra, Maese Doctor.
Hacédmelos ver ahora mismo.

CAB.
¿Lo oís, Maese Dcotor? ¡Haced comparecer á Alejandro y su
amada ante el emperador!

FAUSTO.
¿Y qué, señor?

CAB.
¡Ya, ya! tan cierto es eso como que Diana va á volverme
ciervo.

FAUSTO.
No, señor; pero cuando Acteón murió dejó para vos sus
cuernos. Mefistófilis. Vamos.

(Vase Mefistófilis).

CAB.
Si váis á conjurar, yo me marcho.

(Vase).

FAUSTO.
Después me entenderé con vos, por haberme interrumpido.
Aquí están, Gracioso Señor.

(Vuelve Mefistófilis con ESPÍRITUS, en forma de ALEJANDRO y su AMADA).

EMP.
Maese Fausto, oí decir que esta señora, mientras vivió,
tenía una verruga ó lunar en el cuello. ¿Cómo podría saber si
era ó no cierto?

FAUSTO.
Vuestra Alteza puede sin temor acercarse y verlo.

EMP.
En verdad, estos no son espíritus, sino los verdaderos y
substanciales cuerpos de aquellos dos muertos príncipes.

(Vanse los Espíritus).

FAUSTO.
¿Se dignará ahora Vuestra Alteza mandar llamar al
caballero que hace poco fué aquí tan amable conmigo?

EMP.
Uno de vosotros id á llamarle.
(Vase un servidor).
¿Qué es eso, señor caballero? Yo creí que eras soltero, pero
ahora veo que tienes mujer, que no sólo te da cuernos, sino
que te adorna con ellos. ¡Tiéntate la cabeza!

CAB.
Vil, condenado y execrable perro,
Engendrado de alguna impura roca
En la concavidad; ¿cómo te atreves
890
A ultrajar de este modo á un caballero?
Lo que has hecho, deshaz, pronto, ¡villano!

FAUSTO.
¡Oh, no tan pronto, señor mío! no corre prisa. ¿Os acordáis
de cómo me interrumpísteis en mi plática con el emperador?
Me parece que ahora debemos ajustar cuentas.

EMP.
Buen Maesse Doctor, á ruego mío, libradle, está bastante
escarmentado.

FAUSTO.
Gracioso señor, no tanto por la ofensa que me hizo en
vuestra presencia, como por divertirnos con algún
pasatiempo, se ha vengado Fausto dignamente de este
insolente caballero; y siendo éste mi único propósito, le
liberto gustoso de sus cuernos; mas de hoy en adelante, señor
caballero, hablad bien de los sabios. Mefistófilis, transfórmale
al punto. (Mefistófilis, le quita los cuernos). Y ahora, bondadoso señor, cumplido mi deber, humildemente me retiro.

EMP.
Id con Dios, Maese Doctor, pero antes de marcharos
esperad mi bondadosa recompensa.

(Vanse el emperador, el caballero y la servidumbre).

ESCENA IV

(FAUSTO y MEFISTÓFILIS).

FAUSTO.
Ya el incesante curso que recorre
Con pie tranquilo y silencioso el tiempo,
Acortando mis días y la trama
895
Vital de mi existencia, el pago exige
De mis últimos años; por lo tanto,
Mefistófilis caro, sin tardanza
A Wertemberg el paso apresuremos.

MEF.
Bien, ¿á caballo? ¿á pie?

FAUSTO.
Hasta que cruce
900
Esta verde pradera, andar prefiero.

(Entrar un tratante en caballos).

CHALÁN.
Todo el día ando buscando á cierto Maese Fustan. ¡Calle,
miren donde está! ¡Dios os guarde, Maese Doctor!

FAUSTO.
¡Qué hay, señor chalán! Bien venido seáis.

TRAT.
¿Lo oísteis, señor? Aquí os traigo cuarenta pesos
por vuestro caballo.

FAUSTO.
No puedo vendértele en ese precio; si le quieres por
cincuenta, tómale.

TRAT.
¡Ay, señor, no tengo más! (A Mefistófilis). Hablad en mi
favor, os lo pido.

MEF.
Os lo pido, dejádsele: es un buen muchacho y tiene mucha
carga á cuestas; ni mujer, ni chiquillos.

FAUSTO.
Bueno, venga, tu dinero.
(El chalán da el dinero á Fausto).
Mi mozo te lo entregará. Pero debo prevenirte una cosa
antes de dártele. No le lleves al pilón por nada.

TRAT.
Pues ¿qué, señor, no bebe toda clase de aguas?

FAUSTO.
Oh, sí beberá todas; pero no le lleves al agua: llévale por
zanjas y breñas ó por donde quieras, pero no al agua.

TRAT.
Está bien, señor. De esta hecha me hago hombre para
siempre. No soltaré mi caballo por cuarenta pesos. Bueno,
quedad con Dios, señor. Vuestro mozo me le entregará. Oh,
pero oíd, señor, ¿si mi caballo se pone malo ó
descompuesto me diréis lo que tiene?

FAUSTO.
¡Largo de aquí, canalla! ¿Piensas que soy veterinario?

(Vase el tratante).

FAUSTO.
¿Quién eres, Fausto? ¿Qué eres más que un hombre
Condenador á morir? A su fin toca
Ya tu plaza fatal. Llévate, arranca
Tu, desesperación, la triste duda
905
Del pensamiento mío; ven y extingue
Mis temores en mi tranquilo sueño.
¡Mas qué! ¿Cristo al ladrón no ha perdonado
Desde la cruz? Entonces nada temas
Cálmate, Fausto, en reflexión tranquila.

(Se duerme sobre un sillón).
(Vuelve el chalán todo mojado y gritando).

TRAT.
Ay, ay, Doctor Fustan. Diantre con el Doctor Lopus, nunca
hubo un doctor como él; me ha dado una purga que me ha
purgado de cuarenta pesos que nunca volveré a ver. Pero,
burro de mí, no quise hacer lo que me mandó, cuando me
encargo que no le llevase al agua, y yo pensando que mi
caballo tendría alguna rara cualidad que él no quería
decirme, como un chico atrevido, lo llevé al hondo
estanque que hay al extremo de la ciudad. No bien me hallo
en medio del estanque, cátate que mi caballo desaparece y
me encuentro montado sobre un haz de heno, y en mi vida
me he visto más cerca de ahogarme. ¡Pero ya buscaré yo á
mi doctor y tendré mis cuarenta pesos ó le ha de salir el
más caro de los caballos! Oh, allí veo a su esquilador. Eh,
oye tú, danzante, ¿dónde está tu amo?

MEF.
¿Qué quieres con él? No puedes hablarle.

TRAT.
Pues yo le he de hablar.

MEF.
Pues está durmiendo, ven otro día.

TRAT.
Le he de hablar ahora mismo ó le he de romper los vidrios en las narices.

MEF.
Te digo que hace ocho noches que no duerme.

TRAT.
Pues aunque no haya dormido en ocho semanas, yo le he de hablar.

MEF.
Mira donde está dormido como una piedra.

TRAT.
Sí, es él. ¡Dios os guarde, Maese Doctor, Maese Doctor,
Maese Doctor Fustan! Cuarenta pesos, cuarenta pesos por
una gavilla de heno.

MEF.
Ya ves cómo no te oye.

TRAT.
¡Eh!, ¡eh! (Ahuecando la voz á su oído) ¿No querrás
despertar? Pronto te haré yo despertar.
(Tira á Fausto de una pierna y se la arranca)
¡Ay!, ¡estoy perdido! ¿Qué haré?

FAUSTO.
¡Ay, mi pierna!, ¡mi pierna! ¡Socorro, Mefistófilis! Llama á
los guardias. ¡Mi pierna, mi pierna!

MEF.
Ven, canalla, que te lleve al Comisario.

TRAT.
¡Oh, por Dios, señor, dejadme marchar y os daré cuarenta
pesos más!

MEF.
Vengan, ¿dónde están?

TRAT.
No traigo ninguno, pero venid á mi posada y allí os los daré.

MEF.
Ya estás largándote á escape.

(El tratante se va corriendo).

FAUSTO.
¿Qué, se fué ya? ¡Vaya con Dios! Fausto ya tiene otra vez su
pierna y el tratante, de seguro, una gavilla de heno por su
trabajo. Está bien, la broma le costará cuarenta pesos más.
(Entra WAGNER).
¡Hola Wagner! ¿Qué nuevas traes?

WAG.
Señor: el Duque de Vanholt, con empeño solicita vuestra
presencia.

FAUSTO.
¡El Duque de Vanholt! Un cumplido caballero, para el cual
no debo escatimar mi ingenio. Ven, Mefistófilis, vamos á
verle.

(Vanse).

ESCENA V

(Entran el DUQUE DE VANHOLT, la DUQUESA y FAUSTO).

DUQUE.
Creedme, Maese Fausto, este jolgorio me ha divertido mucho.

FAUSTO.
Pláceme, amable señor, que tanto os satisfaga. En cuanto á vos, señora,
quizás esto no os entretenga. He oído que á veces á las mujeres preñadas se les
antoja tal ó cual golosina. ¿Cuál deseáis, señora? Decídmelo y lo tendréis en
seguida.

DUQ.ª
Gracias, buen Maese Doctor; y pues que veo vuestro galante afán de
complacerme, no os ocultaré lo que mi corazón apetece, y si ahora en vez de ser
Enero y la muerta estación del invierno, fuese verano, no desearía mejor manjar
que un plato de uvas maduras.

FAUSTO.
¡Ah, señora, eso no es nada! ¡Mefistófilis, corre! (Vase Mefistófilis). Aunque fuese cosa mayor que ésta, con tal que os plugiese la tendríais.
(Vuelve Mefistófilis con las uvas)
Aquí las tenéis, señora. ¿Os dignaréis probarlas?

DUQUE.
Creedme, Maese Doctor, esto me maravilla más que todo, pues siendo la
muerta estación del invierno y el mes de Enero, ¿cómo podéis procurarnos estas
uvas?

FAUSTO.
Con permiso de Vuestra Excelencia: el año está dividido en dos círculos
sobre el mundo entero, de modo que cuando aquí para nosotros es invierno, en el
opuesto círculo es verano para aquellos otros, como son la India, Saba y las
remotas comarcas del Oriente; y por medio de un rápido espíritu que me obecede,
me las han traído de allí, como véis. ¿Os gustan, señora? ¿Son buenas?

DUQ.ª
Os asegura, Maese Doctor, que son las mejores uvas que he probado en toda
mi vida.

FAUSTO.
Mucho me place, señora, que así sea.

DUQUE.
Venid, señora, vamos donde podáis recompensar dignamente á este
hombre sabio por la extrema amabilidad que no ha mostrado.

DUQ.ª
Así lo haré, señor, y mientras viva le quedaré obligada por su cortesía.

FAUSTO.
Humildemente doy gracias á Vuestra Excelencia.

DUQUE.
Venid, Maese Doctor, seguidnos y recibiréis vuestra recompensa.

(Vanse).

Acto V

ESCENA I

(Entra WAGNER).

WAGNER.
910
Creo que mi señor en breve plazo
Piensa morir, pues de sus bienes todos
Hízome donación. No obstante, creo
Que si estuviera próxima esa muerte
Ni banquetes, jarana y borracheras
915
Entre estudiantes celebrar querría
Como en este momento en que cenando
Están en tan alegre comilona
Que Wagner otra tal no vió en su vida.
Hélos allí, ya vienen, pues sin duda,
920
Debe el festín haberse terminado.

(Vase).
(Entra FAUSTO con dos ó tres ESTUDIANTES y MEFISTÓFILIS).

1.er EST.
Maese Doctor Fausto, apropósito de vuestra discusión sobre mujeres
hermosas y sobre quién fué la más bella en todo el mundo, hemos convenido en
que Elena de Grecia fué la más admirable dama que en todo tiempo vivió. Por lo
tanto, Maese Doctor, si queréis concedernos el favor de hacernos ver aquella griega
dama sin par, cuya majestad admira el mundo entero, os quedaríamos en extremo
agradecidos.

FAUSTO.
Señores, como sé que no es fingida
Vuestra amistad y como no acostumbra
Fausto á negar las justas peticiones
De los que el bien, propicios, le desean,
925
Contemplaréis aquella portentosa
Dama sin par de Grecia, no distinta,
En pompa y majestad, que cuando Paris
Cruzó con ella el mar y los despojos
De la rica Dardania condujera.
930
Pero callad, que hablar es peligroso.

(Suena música y ELENA pasa á través del escenario).

2.º EST.
Harto mezquino es el ingenio mío
Para osar celebrar á la que el mundo
Por su soberbia majestad admira.

3.er EST.
No es maravilla que el airado Griego
935
Con diez años de guerra castigase
El rapto de esa reina, cuya gracia,
Cuya hermosura celestial, excede
A cuanto puedan comparar con ella.

1.er EST.
Ya que el portento vimos de las obras
940
De la Naturaleza y el modelo
Único de excelencia y perfecciones,
Vámonos y por acto tan glorioso
Sea feliz y bienaventurado
Fausto por siempre. Adiós, señores míos.

FAUSTO.
945
Igual es mi deseo hacia vosotros.

(Vanse los estudiantes).

ANCIANO
¡Ah, Doctor Fausto, como yo pudiera
Prevalecer para guiar sus pasos
A través del camino de la vida,
Por cuán florida y apacible senda
950
Llegar podrías á la meta oculta
Que ha de llevarte al celestial reposo!
Rompe tu corazón, vierte tu sangre
Y mézclala con lágrimas acerbas,
Lágrimas, ay, de la aflicción causada
955
Por arrepentimiento de tus viles,
Y de tus asquerosas impurezas,
Cuyo fétido hedor corrompe el alma
Con tan nefandos crímenes, nacidos
Del horrendo pecado, que á limpiarla
960
No alcanza, Fausto, compasión alguna
Sino la celestial misericordia
De tu piadoso Salvador, quien sólo
Con su sangre lavar puede tu culpa.

FAUSTO.
¿Dónde estás, Fausto? Criminal ¿qué has hecho?
965
¡Condenado estás, Fausto, condenado!
¡Ah, desespera y muere! ya te llama
Con razón el infierno, y con rugiente
Y formidable voz te está gritando:
«Ven, Fausto, ven, casi llegó tu hora»,
970
Y allí Fausto se irá, cual te es debido.

(Mefistófilis le da un puñal).

ANC.
¡Ah, detente, detén buen Fausto el golpe
Desesperado! En torno á tu cabeza
Miro un ángel volar, y con un cáliz
Lleno del puro néctar de la gracia,
975
Sobre tu alma derramarle ofrece!
Así, pues, pide ya misericordia,
La desesperación cruel, evita.

FAUSTO.
Oh, tú, mi dulce amigo, tus palabras,
Del alma dolorida son consuelo,
980
Permíteme un instante medir todo
El peso abrumador de mis pecados.

ANC.
Me voy, buen Fausto, con pesar, temiendo
De tu infeliz espíritu la ruina.

(Vase).

FAUSTO.
Maldito Fausto, ¿dónde hallar ahora,
985
Dónde, misericordia? Me arrepiento,
Y sufro y desespero; sin embargo,
El infierno pelea con las Gracias
Por conquistar mi conturbado pecho.
¿Qué hacer para escapar de las terribles
990
Y negras asechanzas de la muerte?

MEF.
Fausto, traidor, arresto el alma tuya
Por tu desobediencia á mi potente
Soberano señor; álzate el punto
En fiera rebelión, ó en mil pedazos,
995
Sin compasión desgarraré tus carnes.....

FAUSTO.
Amable Mefistófilis, impetra
El perdón de mi injusto atrevimiento,
De tu señor, y con mi propia sangre
Confirmaré de nuevo la primera
1000
Promesa que hice á Lucifer potente.

MEF.
Pues hazlo sin tardar y con sincero
Y leal corazón, si es que más grande
Peligro tu designio no entorpece.

FAUSTO.
Castiga, dulce amigo, y atormenta
1005
Con las mayores penas del infierno
A ese ruin y encorvado vejestorio
Que de tu Lucifer osa apartarme.

MEF.
Grande es su fe, tentar no puedo su alma
Mas cuanto pueda atormentar su cuerpo
1010
He de intentar, por más que valga poco.

FAUSTO.
Una cosa tan solo te suplico
Oh mi buen servidor, para el deseo
Saciar del corazón enamorado,
Y es el lograr tener de amante mía
1015
A aquella hermosa celestial Elena
Que últimamente vi; sólo sus dulces
Abrazos pueden extinguir del todo
Los pensamientos mil que me disuaden
De cumplir mi promesa y sostenerme
1020
En el irrevocable juramento
Que presté á Lucifer.

MEF.
Eso que pides
O cualquier otra cosa que apetezcas
Será cumplido en un guiñar de ojos.

(Vuelve ELENA).

FAUSTO.
¿Es esa hermosa faz la que mil naves
1025
Lanzó á la mar, la que abrasó las torres
Altísimas de Ilión? Elena, hermosa
Hazme inmortal con un divino beso.
(La besa).
El alma mía sorbe con sus labios.
¡Miradla adonde vuela! Ven, Elena,
1030
Ven y devuélveme ya el alma mía,
Aquí quiero vivir, que en esos labios
Entero el cielo está y es miserable
Y vil escoria, cuanto no es Elena.
Yo para ti he de ser un nuevo Páris,
1035
Y por tu dulce amor en vez de Troya
A Wertemberg saquearé, y al débil
Menelao retaré, con tus colores,
Ornando mi plumífera cimera.
Sí, yo heriré el talón al propio Aquiles,
1040
Volviendo por un beso de mi Elena.
¡Oh, tú eres más etérea, más hermosa,
Que el aire vespertino, engalanado
Con la remota luz de mil estrellas;
Más radiante eres tú que la aureola
1045
Del flamígero Júpiter, el día
Que á la infeliz Semele aparecióse;
Más bella que el monarca de los cielos
En los lascivos y verúleos brazos
De la ninfa Aretusa, y nadie, nadie,
1050
Más que tú habrá de ser amante mía!

(Vanse).

ESCENA II

(Entra el ANCIANO).

ANCIANO
¡Hombre maldito, miserable Fausto,
Que el alma condenada has excluído
De la gracia del cielo y te alejaste
Del trono en que se asienta su justicia.

(Entran diablos)

FAUSTO.
1055
Satanás ya comienza con su orgullo
A tentarme; mas como en este horno
Dios probará mi fe, mi fe sin duda,
Triunfará sobre ti, maldito infierno.
Ambiciosos demonios, ves cuán dulce
1060
Sonríe el cielo á la amenaza vuestra.
¡Cómo ríe y desprecia vuestras iras!
¡Atrás, infierno, ¡atrás! Desde aquí mismo
Hasta mi Dios levantaré mi vuelo.

(Vanse por un lado el anciano y por el otro los diablos).

ESCENA III

(Entra FAUSTO con ESTUDIANTES)

FAUSTO.
¡Ah, señores!

1.er EST.
¿Qué tiene Fausto?

FAUSTO.
¡Ah, mi querido compañero, si hubiese vivido contigo, viviría todavía!
¡Mientras que ahora muero eternamente! ¡Mira! ¿no viene? ¿no viene?

2.º EST.
¿Qué quiere decir Fausto?

3.er EST.
Probablemente es algún trastorno, hijo de su extrema soledad.

1.er EST.
Entonces busquemos médicos que le curen. Será sólo un empacho; no
temas, hombre.

FAUSTO.
Un empacho de pecado mortal que ha condenado mi cuerpo y mi alma
juntos.

2.º EST.
Entonces, Fausto, alza los ojos al cielo; no olvides que la clemencia de
Dios es infinita.

FAUSTO.
Mas la culpa de Fausto nunca podrá ser perdonada. La serpiente que
tentó á Eva podrá salvarse, pero no Fausto. Ah, señores, oidme con paciencia y no
tembléis escuchando mis palabras. Aunque mi corazón palpita y se estremece al
recordar que he sido aquí estudiante durante treinta años, ¡ah, ojalá nunca hubiere
visto Wertemberg, ni jamás leído un libro! De los prodigios que he hecho, toda la
Germánia, sí, y el mundo entero, pueden dar testimonio; más por ellos Fausto ha
perdido á la vez la Germánia y el mundo, sí, y hasta el mismo cielo; el cielo, el
asiento de Dios, el trono de los bienaventurados, el reino de la alegría, y debe
habitar por siempre en el infierno, el infierno, ¡ah, el infierno por siempre! Caros
amigos, ¿qué será de Fausto en el infierno para siempre?

3.er EST.
Entonces, Fausto, invocad á Dios.

FAUSTO.
¡A Dios de quien Fausto ha abjurado! ¡Dios, de quien Fausto ha
blasfemado! ¡Ah, Dios mío, quisiera llorar!, ¡pero el diablo retiene mis lágrima!
¡Brota sangre en vez de lágrimas! ¡Sí, vida y alma! ¡Oh, él paraliza mi lengua!
¡Quisiera elevar mis manos; pero mirad, me las sujetan, me las sujetan!

TODOS.
¿Quién, Fausto?

FAUSTO.
Lucifer y Mefistófilis. ¡Ah, señores, les di mi alma á cambio de mis artes!

TODOS.
¡Dios lo veda!

FAUSTO.
Dios lo veda, sí, pero Fausto lo ha hecho; por el vano placer de
veinticuatro años, Fausto ha perdido la eterna dicha y alegría. Le escribí un
contrato con mi propia sangre; el plazo expira, el momento llegará y él me llevará.

1.er EST.
¿Porqué Fausto no nos dijo eso antes, y entonces hubieran podido rezar
por ti sacerdotes?

FAUSTO.
Muchas veces pensé hacerlo, pero el diablo me amenazaba con hacerme
trizas, si nombraba á Dios, y con llevarse mi cuerpo y mi alma, si siquiera daba
oídos á sacerdotes, y ahora es demasiado tarde. Señores, apartad ó pereceréis
conmigo.

2.º EST.
¡Oh! ¿qué haremos para salvar á Fausto?

FAUSTO.
No os ocupéis de mí; poneos en salvo, y marchaos.

3.er EST.
Dios me dará fortaleza; yo me quedo con Fausto.

1.er EST.
No tientes á Dios, caro amigo; pero vamos á la inmediata estancia, y allí
roguemos por él.

FAUSTO.
Sí, rogad por mí, rogad por mí; y por más ruido que oigáis, no acudáis á
mí, pues nada puede rescatarme.

2.º EST.
Ruega tú, y nosotros rogaremos para que Dios tenga misericordia de ti.

FAUSTO.
Señores, adiós: si vivo hasta mañana, os visitaré; si no, Fausto estará en
el infierno.

TODOS.
Fausto, adiós.

(Vanse los estudiantes. El reloj da las once).

FAUSTO.
¡Ah, Fausto, Fausto sólo ya una hora
1065
Te queda por vivir, y en cuanto expire
Condenado serás eternamente!
Siempre móviles astros celestiales,
Quietos quedad para que cese el tiempo,
Y no llegue jamás la media noche.
1070
Y tú, del universo ojo radiante,
Surge, surge de nuevo y haz que dure
Perpetuo el día, ó deja que esta hora
Un año sea, un mes, una semana,
Un día natural, para que Fausto
1075
Se pueda arrepentir y el alma salve.
¡O lente, lente currite noctis equi!
Mas las estrellas giran, vuela el tiempo
Y el reloj va á sonar, y vendrá el diablo,
Y el triste Fausto condenarse debe.
1080
¡Volaré hacia mi Dios! ¿Quién de mí tira?
¡Mira, mira en el alto firmamento
Brotar de Cristo la divina sangre!
Una gota mi alma salvaría,
Media gota, no más: ¡ah Cristo mío!
1085
¡Ah, no así el corazón me despedaces
Por nombrar á mi Cristo!, todavía
Le volveré a invocar. ¡Oh, de mis ansias
Ten piedad, Lucifer! ¿Dónde está ahora?
¡Ah, se ha marchado!; pero mira adonde
1090
Extiende Dios su vengativo brazo,
Inclinando hacia ti su frente airada.
Venid, venid montañas y colinas
Y caed sobre mí para esconderme
De ese Dios á la cólera implacable.
1095
No, no; más bien precipitarme quiero
Cabeza abajo al fondo de la tierra.
¡Ábrete, tierra! ¡Oh, no, no has de albergarme!
Y vosotras, estrellas refulgentes,
Que presidís mi triste natalicio;
1100
Cuyo influjo la muerte y el infierno
Adjudicóme; arrebatad á Fausto
Cual brumosa neblina á las entrañas
De la remota fecundante nube,
Para que luego al vomitar, abiertas,
1105
En el aire sus bocas humeantes
Surjan de allí mis miembros, y mi alma
Logre libre ascender hasta los cielos.
(El reloj da una media hora).
¡Ah, ya la media hora ha transcurrido!
Y en un instante todo habrá pasado.
1110
¡Oh Dios! si compasión del alma mía
No has de tener, por el amor siquiera
Del bondadoso Cristo, cuya sangre
Me rescató, por fin, á mi terrible
Incesante dolor; que por mil años,
1115
Por cien mil viva Fausto en el infierno,
¡Mas que se salve al fin! Oh, fin no tiene
El dolor de las almas condenadas.
Ah, ¿porqué fatalismo no naciste
Criatura de un alma desprovista?
1120
¿O porqué es inmortal ésta que tienes?
¡Ah! Si del gran Pitágoras al extraña
Metempsícosis fuese verdadera,
Mil alma huyera de mí, y en bestia bruta
Me convirtiera yo; todos los brutos
1125
Felices son, pues al morir, sus almas
Entre los elementos se disuelven,
Mientras por siempre vivirá la mía
¡Para ser torturada en el infierno!
Malditos padres, ¡ay! que me engendraron.
1130
No, no, Fausto, maldícete á ti mismo,
Maldice á Lucifer, que para siempre
De los goces del cielo te ha privado.
(El reloj da las doce).
¡Oh, ya suena, ya suena! ¡cuerpo mío
Vuélvete al aire, ó Lucifer sañudo
1135
Sin dilación te llevará al infierno!
(Truenos y relámpagos).
Alma mía, transfórmate en menudas
Gotas de agua; cayendo al proceloso
Océano, do nunca habrán de hallarte.
(Entran diablos).
¡Oh, Dios mío, Dios mío! ¡no me mires
1140
Con esa airada faz!, sierpes, culebras,
¡Dejadme respirar por un instante!
¡Hórrido, negro infierno, no bosteces!
¡No vengas, Lucifer! ¡Todos mis libros
Quemaré! ¡Mefistófilis! ¡Socorro!

(Vanse diablos con Fausto).
(Entran ESTUDIANTES).

1.er EST.
1145
Venid, y á Fausto á visitar corramos,
Pues más terrible y espantosa noche
Jamás se vió; desde que en un principio
La creación del mundo comenzara,
Tan espantosos gritos y lamentos
1150
Se escucharon jamás; rogad al cielo
Que el doctor del peligro haya escapado.

2.º EST.
¡Oh cielo, ampáranos! Mirad, amigos,
Aquí de Fausto están los rotos miembros
Destrozados por mano de la muerte.

3.er EST.
1155
Los diablos á que Fausto obedecía
Le han puesto así, pues entre doce y una
De la noche, yo creo haberle oído
Gritar, y á voces implorar socorro,
Mientras toda la casa parecía
1160
Arder en llamas, con horror tremendo
De aquellos condenados enemigos.

2.º EST.
Bien, señores, entonces aunque Fausto
Tuvo tal fin, que toda alma cristiana
Sólo al pensar en ello se conduele,
1165
En vista de que fué docto estudiante.
En germanas escuelas admirado
Por su saber profundo y portentoso,
A sus despedazados miembros demos
Debida sepultura, y concurramos
1170
Todos los estudiantes revestidos
De negro luto á su penoso entierro.

(Entra el CORO).

CORO.
Cortada está la rama que pudiera
Derecha haber crecido, y abrasado
Está ya el ramo del laurel de Apolo,
1175
Que algún día brotó sobre la frente
De este sabio mortal. Marchóse Fausto;
Ved su infernal caída; su terrible,
Su diabólica suerte, al sabio debe
Exhortarle á admirar sólo el arcano
1180
De las cosas vedadas, cuya obscura
Profundidad á tan audaces genios
Tiéntalos á probar aún más de aquello
Que el poder celestial permite al hombre.
(Vase).
Terminat hora diem; terminat auctor opus.