Texto utilizado para esta edición digital:
Texto incluido en la base Canon 60 - TC/12. Digitalización a cargo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra, 2015.
- Teresa Ferrer Valls
- Guinart Palomares, David (Artelope)
Elenco
Hablan en ella las personas siguientes:
Don Beltrán, viejo grave |
Don García, galán |
Tristán, gracioso |
Un letrado |
Jacinta, dama |
Lucrecia, dama |
Isabel, criada |
Don Juan, galán |
Don Sancho, viejo grave |
Don Félix, galán |
Camino, escudero |
Un paje |
Un criado |
Don Juan, viejo grave |
Acto I
[Escena 1]
"LETRADO"
Si en un principio significaba «hombre de letras» con el tiempo se especificó el significado de este vocablo y pasó a ser el hombre de leyes, jurisconsulto.
"de estudiantes"
Con traje de estudiantes. Escribe Millares: «Tanto los licenciados como los estudiantes de cualquier facultad se distinguían de los nobles y seglares porque usaban la toga y el “ferreruelo”, capa corta sin capilla.»
"de camino"
Esta indicación alude tanto al hecho de que don García y el letrado acaban de llegar de viaje, como a una posible especificación de vestuario, que se añadiría a la caracterización como universitarios de los recién llegados, y que les aportaría botas altas de montar y, probablemente, un capote.
"bisoño"
«Es voz tomada del italiano Ho bisogno, que aprendieron los españoles por necessidad en Italia, para pedir lo necesario» (DA). Los soldados recién llegados, no conociendo la lengua, iban diciendo según las ocasiones «visoño pan, visoño carne, etc. Y por esto se quedaron con el nombre de visoños» (Covarrubias). La situación es la misma que en LPO, I, 19, cuando el duque de Urbino se confiesa «bisoño» en la Corte, y pide a don Juan y a don Mendo que le sirvan de guías. Vid. LPO, nota v. 808.
"mas consejero y amigo"
Sobre los criados hidalgos, con estudios universitarios, y función satírica y consejera, que son tan característicos del teatro de Alarcón, vid. nuestra Introducción (III.2.3). El Tristán de LVS es hermano gemelo del Beltrán de LPO. Véase LPO, nota al v. 20. Juliá, por su parte, supone que «influyó en esta concepción de la servidumbre la fidelidad y constancia de Lorenzo Morales, el criado de Alarcón, quien acompaño a su señor a Méjico cuando regresó el poeta a su tierra natal». C. O. Brenes (El sentimiento democrático en el teatro de Juan Ruiz de Alarcón, Valencia, 1960), decidirá todo su capítulo VI al «concepto de criado en Alarcón», y en él basará en buena medida su poco compartible tesis del democratismo alarconiano.
[Escena 2]
"señor licenciado"
El sistema educativo del XVII era considerablemente distinto del actual. La proporción de analfabetos era enorme. En las áreas rurales la inmensa mayoría de la población era iletrada. En las poblaciones de alguna importancia existían escuelas de Gramática, que venían a ser un esbozo de lo que después se llamó Enseñanza Media. Se enseñaba en ellas gramática latina y, a veces, el maestro daba para ello, nociones de retórica, poética, mitología e historia antigua, esto es, humanidades. Los que continuaban estudios en las universidades cubrían una primera etapa en la facultad de artes, donde prolongaban sus estudios de humanidades y recibían el título de bachiller en artes, que era así un título universitario (Alarcón se matriculó en esta facultad en 1592, en la Universidad Real y Pontificia de Méjico y se bachilleró en artes en 1595). Pero los estudios verdaderamente universitarios comenzaban después, en las facultades profesionales, que eran cuatro: dos eclesiásticas (Teología y Cánones) y dos civiles (Leyes y Medicina). El bachiller en artes podía acudir a una de ellas (Alarcón se matriculó en la de Cánones a principios de junio de 1596, y tenía sus estudios realizados ya en 1600, aunque prefirió revalidarlos en Salamanca) para bachillerarse (Alarcón obtuvo el título de bachiller en Cánones el 25 de octubre de 1600, en Salamanca), o bachillerarse en varias carreras sucesivamente (Alarcón se matriculó a continuación en la facultad de Leyes, y obtuvo el título de bachiller en Leyes, en diciembre de 1602). Tras el grado de bachiller se podía aspirar al de licenciado, y así lo hizo Alarcón, dando por terminados sus estudios el 24 de junio de 1605, aunque por motivos económicos esperó a obtener el título de licenciado en utroque jure (esto es, en ambos derechos, el civil y el eclesiástico) a febrero de 1609, en la Universidad de Méjico, para lo cual era necesario la defensa de una tesis y sus conclusiones ante un tribunal. El título de licenciado, que daba opción a opositar a las cátedras, daba a su vez paso al más alto título universitario, tras el examen y los grados correspondientes, el título de doctor (Alarcón no lo alcanzó).
"corregimiento"
Don Beltrán es hombre de influencia, pues en agradecimiento por los servicios prestados, ha conseguido el licenciado nada menos que un cargo de corregidor. «El corregidor era, para hablar en lenguaje actual, una especie de gobernador civil que tuviera además funciones judiciales, desempeñara el cargo de comandante o gobernador militar y presidiera el ayuntamiento cabeza del partido» (Domínguez Ortiz, p. 200). Detenta un enorme poder, muy concentrado. El cargo duraba tres años, en esta época. Los corregidores eran nombrados por el monarca, previa información sobre posibles candidatos a través de la chancillerías, universidades y personas de prestigio, como en nuestro caso (don Beltrán intercede ante el monarca o el Consejo para el nombramiento). En las ciudades muy importantes el corregidor solía ser noble, pues la fuerte nobleza local no hubiera admitido el mando de un plebeyo, por jurista que fuera. En ciudades de menor presión nobiliaria, los corregidores se reclutaban entre los juristas de las universidades.En todo caso, vale la pena observar que si el letrado que ha educado a don García puede llegar a corregidor, y aún aspirar a una plaza en el Consejo (vv. 49-52), y don Beltrán es capaz de hacer valer su influencias ante el monarca, no nos encontramos (como en LPO y en la inmensa mayoría de las comedias de capa y espada del XVII), en un ambiente de nobleza media y caballería urbana, sino en el de la gran nobleza cortesana.
"según mi amor desigual"
Por el afecto que don Beltrán siente hacia el licenciado, le alcanzó un corregimiento aún así eso es poco («desigual») comparado con lo que el licenciado se merecía. Una paráfrasis aproximada podría ser: «lo que consigue el amor es inferior a lo que querría el agradecimiento».
"plaza en Consejo Real"
El Consejo Real de cualquiera de los reinos españoles (en este caso el de Castilla, que se identificó con el Real por antonomasia) era el órgano central del gobierno y de la admisión interna del reino. Estaba presidido por un noble de título o por un obispo y formado por algunos miembros de la nobleza y un número variable de letrados, además de una infraestructura de alcaldes, alguaciles y escribanos. Los secretarios reales aseguraban la conexión entre el rey y el Consejo: preparaban el orden del día de las sesiones, redactaban los documentos a deliberar y estudiaban los asuntos más importantes antes de remitirlos al Consejo. Pasada la época de los Reyes Católicos, los secretarios reales fueron haciéndose con el poder y las atribuciones del Consejo, relegando en parte a éste. Aún así, su prestigio social era enorme, pues en teoría era el supremo órgano colegiado de gobierno del Estado. Se daba el caso de que los grandes nobles, que menospreciaban las poderosas secretarías, aceptaban gustosos el cargo de consejero.
"De vuestro valor lo fío"
«De nuestro valimiento», «protección», «influencia», etc.
"las letras"
El concepto de «letras» es aquí amplio, y significa «estudios». Los hijos de la nobleza podían elegir entre las «armas» (con la administración de sus mayorazgos) y las «letras», o estudios universitarios, que les posibilitaban el acceso a las altas jerarquías de la Iglesia y del Estado. Los segundones, como en este caso, era muy frecuente que fuesen dedicados a las «letras».
"fuese su acrecentamiento"
Al ser segundón, y no poder aspirar a heredar el grueso de los bienes del padre, destinados al primogénito, no tenía más remedio que buscar un medio de promoción que le permitiera estar económicamente a la altura de su linaje. Para ello la carrera eclesiástica era una vía excelente, si se llegaba a detentar un elevado cargo o algunos sustanciosos beneficios.
"mayorazgo"
Posesiones vinculadas a perpetuidad a un linaje y que heredaba el primogénito, que estaba obligado a su vez a transmitirlo a su primogénito, de acuerdo con las reglas impuestas por quien fundó el mayorazgo. El mayorazgo es institución de origen medieval, pero consolidada por los Reyes Católicos en las leyes de Toro, y que supuso un elemento capital en la perpetuación del feudalismo castellano. Para fundar un mayorazgo se necesitaba licencia real, y si bien el mayorazgo no podía venderse podía, en cambio, y también con licencia real, cargarse con deudas, que a menudo el mayorazgo no podía amortizar, por lo que se hacía necesaria, una vez más, la intervención real en su apoyo. Los mayorazgos perduraron en España hasta las desamortizaciones del siglo XIX, y con su abolición se abrió la puerta de la revolución burguesa.
"a su rey sus herederos"
He aquí, formulada por don Beltrán, la teoría política de la nobleza a partir de la crisis del feudalismo medieval, en que la nobleza vive y casi reina en sus propios estados, y el nuevo feudalismo de estado, propio de la monarquía absoluta, en que la nobleza se incorpora a la Corte y ocupa los puestos de mayor relevancia en el aparato del Estado: en el Consejo de Estado, en los Consejos de Castilla, Aragón, Indias, Italia, Flandes, en el ejército, en los virreinatos, etc. No en vano la monarquía absoluta fue un estado al servicio de los intereses de la nobleza, que si renunció al protagonismo político medieval y aceptó la concentración de poderes en el nuevo estado absolutista fue para garantizar, tras las terribles crisis del final de la Edad Media, su propia continuidad como clase dominante. La transformación de un feudalismo a otro se produjo en el reinado de los Reyes Católicos.
"Cosa"
Vid. LPO, v. 1869.
"será dañosa en Madrid?"
Es importante subrayar como ésta es la principal preocupación del padre. No se trata de saber si el hijo es bueno o malo en general, si está bien o mal preparado en abstracto, sino si va a responder adecuadamente a las exigencias de su vida como heredero de una gran familia en la Corte. Véase nuestra Introducción, IV.1.
"hombre de obligación"
Si no fuese hombre de obligación y calidad, ser mentiroso no importaría tanto. Reyes
documenta otro pasaje semejante en Examen de maridos, II, 6:
Y soy (que esto es lo más nuevo
en los de mi calidad)
amigo de verdad
y de pagar lo que debo.
"mala costumbre"
Entiéndese por condición el «Natural o genio de los hombres» (DA), por lo que los
defectos de condición son defectos de naturaleza, mientras que los de «costumbre»
son adquiridos. En Alarcón, si la condición es noble puede vencer a la costumbre,
y toda una obra, Don Domingo de don Blas, es elaborada para demostrarlo (véase Introducción,
III. 2.1). En ella don Domingo dice a don Juan:
...No la Naturaleza
en quien principio halló nuestra nobleza
se rinda en la costumbre advenediza.
Es importante notar, asimismo, cómo Alarcón no se decanta aquí: el vicio puede provenir
de la condición o de la costumbre, por lo que resulta abusivo pensar que la culota
la tienen las costumbres universitarias de Salamanca y que esta comedia es una diatriba
contra ellas, tal como hace J. Brooks en «La verdad sospechosa: The source and purpose»,
Hispania, California, XV, 1932, pp. 243-252 (véase nuestra Introducción, IV.1).
"En Salamanca, señor"
En tiempos de Alarcón, a la Universidad de Salamanca —la más importante del país— acudía una multitud de más de cinco mil estudiantes, muchos de ellos con su séquito de criados, lacayos e instructores. No faltaban los extranjeros, procedentes de Italia, Flandes, Alemania, Inglaterra, Irlanda... y no faltaban por supuesto los indianos, como el propio Alarcón. Es tópico literario de frecuentísimo uso la vida despreocupada, de bromas (a veces muy pesadas), y poco reverente de los estudiantes universitarios. En Alcalá la dejó retratada Quevedo en El buscón. En Salamanca los testimonios comienzan con el Auto del repelón, de Encina, y son abundantísimos, por lo que nos bastará recordar el del propio Alarcón en La cueva de Salamanca.
"mil mentiras de partido"
Encontrará en la corte quien le dé mil mentiras de ventaja, y aún contará más que él. Es un pasaje netamente satírico, de los que gustaba Alarcón intercalar en sus comedias. Véase en LPO I, 18 (sátira sobre los pedigüeños en la Corte), II, 1 (sátira sobre las diversiones nobiliarias, toros, juego de pelota y maledicencia)... En LVS hay asimismo varias sátiras, alguna realmente notable, como la inmediata de I, 3. Lo curioso en este caso es que la sátira no está puesta en boca del gracioso sino en la del viejo grave.
"Como el toro"
Sobre el espectáculo de los toros, tan popular en el XVII, véase LPO nota v.1050.
Alarcón es muy aficionado a utilizar imágenes y comparaciones procedentes de la fiesta,
y ésta en particular debió ser aplaudida por el público, pues la repite en varias
comedias, como advierte Reyes:
Los favores del mundo, III, 6:
Como el toro, a quien tiró
la vara una diestra mano,
arremete al más cercano,
sin buscar a quien le hirió...
Mudarse por mejorarse, II, 2:
Eso sí; imita al toro embravecido:
el que la vara le tiró, se escapa.
Véngate agora en mí, que soy la capa.
En Todo es ventura, en el acto tercero, Leonor, que teme alguna violencia, hace una extensa relación al duque, por ganar tiempo, de una lidia de toros.
"¡Qué opuesta a mi natural!"
Don Beltrán repetirá hasta la saciedad esta idea: la mentira se opone a su condición
personal y, a la vez, a su condición social de noble. La idea de que la mentira neutraliza
la condición de noble estaba bien asentada en Alarcón, pues la repite en La culpa
busca la pena (II, 2):
Porque ni puede quien siente
de amor, mentir, ni quien miente
puede tener calidad.
C.O.Brenes (El sentimiento democrático en el teatro de Juan Ruiz de Alarcón, Valencia, 1960, pp. 104-105 y 12 ss.) inventaría la mentira entre los vicios que conducen a la deshonra del noble: la traición, el engaño, la ingratitud, la avaricia, la vanidad, el interés, la jactancia, la cobardía, el juego o la maledicencia.
"agramente"
«Agriamente.» Comenta Juliá que Alarcón una también «arresgar» y derivados en múltiples obras, y que en América se emplea «resgoso» por «riesgoso».
[Escena 3]
"Salen DON GARCÍA, de galán, y TRISTÁN."
Cuando salen, tras el vacío de escenario, la acción ha cambiado de tiempo, pues nos encontramos al día siguiente (vid. v. 485), y de espacio, pues nos hemos trasladado a la calle de las Platerías.
"¿Díceme bien este traje?"
En este punto comienza Le menteur de Corneille, y Barry comenta que al prescindir de las dos primeras escenas, que en la comedia de Alarcón hacen el papel de introducción, pretendió presentar al héroe directamente. Vid. también muestra nuestra Introducción, IV. 2.
"holandesco follaje"
Cuello de fina tela de Holanda.
"cuello apanalado"
«Que forma celdillas como panal» (DRAE).
"costurones"
«Se llama también la cicatriz o señal que queda en la cara u otra parte del cuerpo, de alguna herida, adonde ha sido preciso dar puntos» (DA).
"lamparones"
«Tumor duro, que se hace en las glándulas conglomeradas del cuello, de las que llaman salibales» (DA).
"Las narices le crecieron"
Las narices le crecieron... Demuestra Alarcón en estas redondillas que dominaba el
arte del retrato caricaturesco, tan usado y abusado en el XVII, del que tantas veces
fue víctima él mismo (véase nuestra Introducción, I), y en el que era maestro indiscutible
don Francisco de Quevedo, de quien es este tremendo soneto a una «vieja verde compuesta
y afeitada»:
Vida fiambre, cuerpo de anascote,
¿cuándo dirás al apetito: «tate»,
si cuando el Parce mihi te da mate,
empiezas a mirar por el virote?
Tú juntas en tu frente y tu cogote
moño, y mortaja sobre el seso orate;
pues siendo ya viviente disparate,
untas la calavera en almodrote.
Vieja roñosa, pues te llevan, vete;
no vistas el gusano de confite,
pues eres ya varilla de cohete.
Y pues hueles a cisco y alcrebite,
y la podre te sirve de pebete,
juega con tu pellejo al escondite.
"premática"
Las premáticas o pragmáticas eran decretos que se promulgaban «para remediar algún excesso, abuso u daño que se experimenta en la República» (DA). En múltiples ocasiones se dictaron premáticas sobre la moda, intentando moderar los excesos suntuarios de la nobleza, pero sobre todo los de otros grupos sociales. Una premática de 1623 ordenó precisamente el uso de las volanas (adornos de cuello) sencillas, de uso muy frecuente en la corte. Véase R. L Kennedy, «Certain phases of the sumptuary decrees of 1623 and their relation to Tirso’s theatre», Hispanic Review, vol. XX núm. 4 (abril de 1942) pp. 91-115. A. Millares se apoya en estos versos para datar la obra en 1619-1620, pues si bien la premática fue de 1623 y la obra no puede ser posterior a 1621, los esfuerzos de la corona para moderar los lujos vestimentarios, en especial de los cuellos, arrancan de tres o cuatro años atrás. El XVII presenció, por otra parte, una extraordinaria proliferación de «premáticas» por libre, proponiendo arbitrios y soluciones a problemas de toda índole, lo cual dio lugar a una celebrada literatura arbitrista y a la pintoresca figura de los arbitristas (véase J. Vilar, Literatura y economía. La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro, Madrid, 1973). Quevedo parodió esta literatura en múltiples premáticas burlescas, como las «Premáticas del desengaño de los poetas güeros», la «Pragmática que han de guardar las hermanitas de pecar, hecha por el Fiel de las Putas». etc.
"cangilones"
Eran «cada uno de los pliegues hechos con molde y forma de cañón en los cuellos apanalados o escarolados» (DRAE).
"Una valoncilla angosta"
Era la valona «adorno, que se ponía al cuello, por lo regular unido al cabezón de la camisa, el qual consistía en una tira angosta de lienzo fino, que caía sobre la espalda, y hombros: y por la parte de adelante era larga hasta la mitad del pecho» (DA). La premática de 1623 restringía su uso a las «valonas llanas y sencillas».
"empalado"
Escribe Zabaleta sobre el tocado de los galanes una deliciosa escena costumbrista en El día de fiesta por la mañana (1654), y dice respecto de uno de los característicos adornos del cuello del XVII, la golilla: «Pónese luego la golilla, que es como meter la cabeza en un cepo.»
"ajar"
Ésta es la lección de la edición de 1630, pero en la de 1634, aparecía «ahujar», lectura que posponemos.
"¿Eres tierno?"
Verso muy parecido al 1607 de LPO:
ANA.¿Tierno sois?
DUQUE.¿Es contra ley?
"magnitud"
«Se entiende por magnitud de las estrellas lo que influyen en los cuerpos inferiores y el dominio que tienen sobre ellos» (Covarrubias).
"dadivosa condición"
El tópico de la mujer pedigüeña, que saquea a quien la corteja, ha aparecido ya en
LPO, v. 743, y reaparece en otros pasajes alarconianos, por ejemplo: El semejante
a sí mismo, I, 1, vv. 16-17, en que se califica como la primera de las «siete maravillas
nuevas», que vale por tres de las antiguas, a «una mujer que no pide». La mujer pedigüeña
fue uno de los motivos más solicitados por la novela picaresca o la prosa costumbrista,
y Quevedo lo frecuentó con sarcasmo en su poesía satírica:
dinero cuesta si comen,
y dinero si se rascan.
Escribe de las damas, y apostilla:
brazos que enlazan el cuello
y en la faltriquera paran.
(Romance titulado
«Quejas del abuso del dar a las mujeres»)
Cuando interviene el marido consentidor el cuadro costumbrista se redondea plenamente,
y Quevedo llega a escribir la teoría del buen marido consentidor:
trueco mi consentimiento
por doblones muy doblados
y se los quito tan cortos [los doblones]
si me los ponen tan largos [los cuernos]
Del que mi casa visita,
murmuradores villanos
dicen que me hace ofensa,
y el pobre me hace el gasto.
Teoría y doctrina que acaban proclamando: «mejor es buey que no asno» (romance titulado
«Doctrina de marido paciente»).
"comisiones"
Documenta Reyes en La prueba de las promesas, III, p. 448b de la edición de Hartzenbusch
en la BAE un pasaje ilustrador:
—¿Qué pide?
—Una comisión.
—¿Qué?
— Comisión.
— Bien está.
— ¿Fuera de aquí?
— En Zaragoza.
— ¿Casado?
— Con mujer moza
y hermosa.
— Negociará.
Millares, por su parte, recuerda un texto bien ilustrativo de Quevedo, en sus Capitulaciones
matrimoniales, epígrafe de los «Sufridos», en el que se lee: «Cásanse con mujeres
traídas de señores y gente poderosa; danles en dote alguna ocupación de ausencia para
que se entretengan el tiempo que están en la corte. Tratan de irse a la comedia o
al juego por desocupar la casa y dar lugar al despacho... Si tienen mujer hermosa
son conocidísimos.»
"o que en las Indias están"
Éste fue el caso de Diego Díaz, marido de Micaela de Luján, la «Camila Lucinda» de Lope de Vega, quien estaba en Perú mientras su mujer iba quedando embarazada y asignándole los hijos de Lope. Un caso parecido fue el de Cristóbal Calderón, marido de Elena Osorio, «Filis», ausente casi siempre mientras los padres de Elena (Jerónimo Velázquez, autor de comedias, era el padre) fomentaban, al parecer, las relaciones de Elena con amantes generosos, como don Francisco Perrenot de Granvela. Al no poder competir, el galán pobre que era el joven Lope de Vega, y enloqueciendo por los celos, tiró de la manta y organizó el gran escándalo que había de costarle la cárcel y ocho años de destierro de Madrid (1588). Irse a las Indias era, en todo caso, prueba muy fuerte para una pareja, y Alarcón debía sentirlo así cuando en El semejante a sí mismo hace que don Juan finja viajar a las Indias para someter a prueba la lealtad de doña Ana.
"suelen fingirse casadas"
Un caso espectacular es el de la Viuda valenciana, de Lope de Vega, que no deseando casarse ni depender de un hombre, pero habiéndose enamorado de Camilo, inventa toda una estratagema para gozarlo y no haber de casarse.
"cautas pasantes"
Posiblemente se refiere a «Madres astutas de ocasión», como apunta Millares, es decir, a madres fingidas, que con su presencia trataban de aparentar la honorabilidad de esas «recientes hijas». Debía ser costumbre harto frecuentada, pues Vélez de Guevara, en El diablo cojuelo, escribe: «Entraron a otra plazuela al modo de la de los Herradores, donde se alquilaban tías, hermanas, primos y maridos, como lacayos y escuderos, para damas de achaque que quieren pasar en la Corte con buen nombre y encarecer su mercadería» (tranco III).
"señoras del Tusón"
Como hay «caballeros del Toisón» (de la Orden del Toisón de Oro), hay «señoras del Tusón o Tusonas», explica Reyes. Y el Diccionario de Autoridades describe así a la Tusona: «Ramera, o dama Cortesana. Pudo decirse assí, porque les cortan el pelo por castigo, o ellas le pierden por el vicio deshonesto.» Lope de Vega dejó escrita una comedia titulada La Tusona sin vieja.
"busconas"
Aunque la buscona está bien descrita en este pasaje, cabría recordar con el DA que
era, fundamentalmente, ladrona, «que hurta rateramente», aunque tenía también condición
de ramera. En Los favores del mundo hay un pasaje muy similar:
En amaneciendo Dios,
ya en chinela, ya en chapín
de los nidos salen bandas
de busconas a embestir.
Todas buscando el dinero...
(vv. 2584 y ss.)
"en cumpliéndose el agüero"
Esto es, el pronóstico, lo que estaba previsto.
"¿Eres astrólogo?"
El lector habrá observado que toda la sátira de Tristán se basa en el símil de Corte
y Firmamento, damas y estrellas, cosa que subraya a cada instante el vocabulario:
«resplandecen» las damas, que son varias por su «influencia / resplandor y magnitud».
Muchas de ellas corruptibles aunque «estrellas». Unas hacen de «planetas», y con la
«conjunción» de sus maridos, «influyen» en los forasteros. Hay estrellas «fijas» y
«errantes», con más brillo y con menos, otras son meras «cometas» o incluso «exalaciones».
Aparecen finalmente algunos signos del Zodíaco, y en general todas las estrellas confluyen
hacia un polo magnético que sostiene su orden. Es un pasaje representativo de la afición
a la astrología y de la común creencia en el influjo de los astros sobre los hombres.
Alarcón había dedicado toda una obra al tema, El dueño de las estrellas, aunque la
astrología se refleja en otras comedias suyas, como la mágica La prueba de las promesas.
Quevedo dejó en magníficos versos un «Himno a las estrellas», que refleja la fascinación
del hombre del XVII por la misteriosa semiología de los astros:
vosotras, cuyas leyes
guarda observante el tiempo en toda parte,
amenazas de príncipes y reyes,
si os aborta Saturno, Jove o Marte;
ya fijas vais, o ya llevéis delante
por lúbricos caminos greña errante.
"Oí"
Significa «oí lo que alguien leyó», esto es, «asistí a clases» sobre astrología, en
la época en que pretendía en la Corte. Parece reflejar una experiencia directa del
propio Alarcón, pues sus conocimientos sobre artes ocultas y astrología, así como
sobre las ideas de la Inquisición al respecto, han sido demostradas por A. Espantoso
Foley en su libro Occult Arts and Doctrine in the Theater of Juan Ruiz de Alarcón,
Ginebra, Droz, 1972. Claro que el pasaje tiene también una clave irónica: «el palacio
fue la universidad donde recibí clases de astrología». En Los favores del mundo, recuerda
Millares, se da un pasaje muy similar:
¡Fuerte caso, dura ley,
que haya de ser el privado
un astrólogo, colgado
de los aspectos del rey!
(vv. 1605-1608)
"pretendiente"
Véase lo ya dicho en Introducción sobre los años de Alarcón como pretendiente en la Corte madrileña.
"¡Qué bien encajaba agora"
La comedia se ríe, una vez más, de sus propios trucos, y un Alarcón que utiliza abundantísimamente la metáfora mítica del Carro del Sol (vid. LPO v. 1248, por ejemplo) ahora la pone en solfa.
"Por puntos"
Recuérdese el v. 555 de LPO: «Por puntos te he de escribir»; significa «frecuentemente».
"antojos"
Juego de palabras que significa, a la vez, miran con «antojos de larga vista», que aumentan los objetos, y con «deseo, apetito y codicia» (DA).
"a César llevas contigo"
Millares, siguiendo a Denis, cree que se trata de una alusión a las palabras que César
al embarcarse en Epiro, dirigió al patrón de la nave, asustado por la tempestad (palabras
recogidas por Lucano en el De bello civili), y que debían ser populares en la época,
pues Lope las recogió en El remedio en la desdicha, v. 2375:
Darte mi ventura espero,
Nuño; César va contigo,
como él lo dijo al barquero.
De todas formas, y dado que se habla de monedas, el verso podía aludir simplemente a las palabras de Cristo: «Dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios.» Llevar a César consigo supone, por tanto, llevar riquezas.
"El coche es arco de amor"
En nuestra nota al v. 711 de LPO hemos documentado ya el papel de los coches en la
vida social de la Corte. Aquí nos limitaremos a recordar cómo Alarcón los retrata
ya en Los favores del mundo, esta vez paseando por el Prado:
Coche y Prado son su gloria
y ésta se reduce al fin
a mirarse unos a otros
y andar de aquí para allí.
(Acto III)
Por el coche se desvivían los cortesanos, dispuestos a cualquier extremo por poder
disfrutar de tal signo externo de riqueza, y el diablo Cojuelo invita a don Cleofás
a burlarse de «aquel marido y mujer, tan amigos de coche, que todo lo que habían de
gastar en vestir, calzar y componer su casa lo han empleado en aquél que está sin
caballos agora, y comen y cenan y duermen dentro dél» (tranco II).
Quevedo, en un romance de «sátira a los coches», finge que les es llegado el juicio
final, y se presenta uno:
... que ha sido
el sujeto a quien más debe
cierta mujer y marido.
Desde el alba hasta la noche
les sirve de albergue y nido.
Y otro se acusa:
de usurpar a las terceras
sus derechos y su oficio.
Que he sido caballo griego,
en cuyo vientre se han visto
diversos hombres armados
contra Elenas, que han rendido.
"Que a la mujer rogando"
Paráfrasis del refrán «A Dios rogando y con el mazo dando». Ya la había intentado,
esta paráfrasis, en La prueba de las promesas, según indica Reyes:
Esto sí es negociar, y esto se llama
a Dios rogando y el dinero dando.
"es cochero"
Poco de fiar serían los cocheros cuando, como ilustra Reyes, en LPO, v. 1899, denuncia
Alarcón:
El primer cochero agora
no será que a su señora
haya servido Judas.
Pero en Los favores del mundo, I, 1, se precisan mejor sus aficiones cantarinas:
— Al descuido has de acercarte...
—El cochero
me dirá cómo se llama.
Y en I, 3:
—... sin duda alguna;
que yo pregunté al cochero
quién es este caballero,
y dijo, «Don Juan de Luna.»
[Escena 4]
"Atlante"
Alusión a la fábula de Atlante, rey de Mauritania, que sustentaba sobre sus hombros el Cielo. Léese en DA: «Voz mui usada de los poetas, y algunas veces en la prosa, para expressar aquello que real o metaphoricamente se dice sustentar un gran peso.»
"sentir me dejad"
«Dejadme lamentar.» He aquí uno de estos discreteos de salón, conversaciones entre galantes y compendiosas, que tanto gustaban a Alarcón y que indujeron a Pedro Henríquez Ureña en su conferencia de 1913 a hablar de ese tono «conversable y discreto» que le caracterizaba. Aquí, junto al puro galanteo, se nota aflorar una dialéctica de conceptos morales: el mérito y la ventura, el pobre valor de la dicha obtenida por azar frente al mucho de la concedida con intención, la voluntad y el favor...
[Escena 5]
"minado Potosí"
Alusión a las minas de Potosí, en Bolivia. La ciudad de Potosí está al pie del Cerro Rico, célebre por sus fabulosas minas de plata y estaño.
"guardoso"
Que guarda sus dineros y no los gasta.
"preciosas ferias espero"
«Se llaman las dádivas o agasajos, que se hacen por el tiempo que hai feria en algún lugar» (DA). Claro que para ciertas mujeres «todo el año son ferias». Sobre esta costumbre de regalar a las mujeres con ferias dejó Lope una divertida e irreverente comedia temprana: Las ferias de Madrid.
"esta tienda"
La calle de las Platerías, tramo que unía la calle Mayor con la Puerta del Sol, estaba incluida en la zona donde el gremio de joyeros de Madrid tenía fijado su territorio. Escribe Mesonero Romanos: «El otro trozo de la calle Mayor, conocido por Las Platerías, estuvo desde un principio formado de casas de comercio de reducidos solares y con tres o cuatro pisos de elevación. Las tiendas (...) eran [ocupadas] en los siglos XVI y XVII por los artífices y mercaderes plateros de Madrid, que ostentaban su floreciente comercio y aventajada industria en ocasiones tales como en las entradas de las reinas doña Margarita, esposa de Felipe III, en 1599, y doña Mariana de Austria, esposa de Felipe IV, en 1649; haciendo alarde, en sendos aparadores colocados al frente de sus comercios, de una cantidad prodigiosa de alhajas de oro y plata» (El antiguo Madrid, I, p. 221). Como apunta Reyes este pasaje recuerda mucho a otro de Ganar amigos, vv. 63-64.
"Estoy perdido, Tristán"
Perdido de amor, aunque no sería lícito negar la posibilidad de una dilogía o doble sentido irónico: perdido de amor y, a la vez, con el bolsillo perdido.
[Escena 6]
"es la que habló"
Se inicia aquí el enredo central de la comedia, al asignar el nombre de Lucrecia no a Lucrecia sino a Jacinta.
"el autor del día"
El Sol.
"la Vitoria"
Iglesia situada en la Puerta del Sol, a la entrada de la carrera de San Jerónimo,
esquina a la actual calle de Espoz y Mina. Al lado mismo está la calle que lleva el
nombre de la Victoria. Era lugar de moda y frecuentado por las señoras nobles en esta
época, como lo indican estos versos de La celosa de sí misma, de Tirso, citados por
Barry:
Qué iglesia es ésta?
—Se llama
la Vitoria, y toda dama,
de villa, coche y estrado
la cursa.
"la esfera venturosa"
Complicadísima perífrasis por la cual el barrio en el cual vive Lucrecia Luna es calificado como la Eclíptica (círculo máximo de la esfera celeste, por el que anda el Sol), a la cual se acerca la luna en los eclipses.
[Escena 7]
"seglar"
El traje de estudiante era traje de tradición clerical, y no secular (seglar) o mundana.
"de asiento"
De modo permanente.
"De cierta música y cena"
Las meriendas, colaciones, y aún cenas que los galanes ofrecen a las damas en los prados urbanos, junto al río, debieron ser frecuentes en el XVII. La célebre comedia de Tárrega, El prado de Valencia, representa con gran espectacularidad y efectos una de estas escenas, en el prado junto al Turia. Del Manzanares dice Luis Vélez de Guevara, en El diablo cojuelo, que era «el más merendado y cenado de cuantos ríos hay en el mundo» (tranco VIII).
"boda"
Aquí, sinónimo de «fiesta», vid. v. 628, casi a continuación.
"el Sotillo"
«¿Y qué es el Sotillo? Un pedazo de tierra que dista de Madrid, por cualquiera de sus salidas, más de un cuarto de legua. A la ida muy cuesta abajo, ¿qué será a la vuelta?» Lo describe Zabaleta («Santiago el verde en Madrid», en El día de fiesta por la tarde) con poca y pobre arboleda, apenas mojado por el escaso Manzanares, con las ruinas de una ermita y con poca cosa más. Pero allí bajan «a verse unos a otros», a desfilar y exhibirse con los coches, especialmente con motivo de la fiesta de Santiago el Verde.
"vuestro contrario los cielos"
La suerte (los cielos) han venido a mostrarle quién era realmente su rival.
"En mil figuras prensados"
A las mil figuras impresas en los manteles y servilletas sólo les faltaba alma, es decir, vida y movimiento, para igualarse a las aves y las fieras (Millares).
"en cuadra"
En cuadro, formando un cuadro.
"en copia disparados"
Abundantemente disparados, los fuegos de artificio son elemento imprescindible de las fiestas en el siglo XVII, tanto interiores (y provocaron no pocos incendios) como al aire libre, tanto religiosas como profanas, y tanto públicas como privadas.
"del cristal"
Se refiere a las bebidas, que están heladas, pues se han mantenido en alguno de los «pozos de nieve» en que se depositaba la de la sierra de Guadarrama. Según el DA un pozo de nieve es «cierta especie de pozo seco, muy ancho y capaz, donde se guarda y conserva la nieve para el verano». Según Barry, el francés Pablo Charquías introdujo en la corte española (1606) el uso de los pozos en cuestión, pero Reyes los encuentra citados en los Diálogos de Pero Mexia, de 1547: «Ya no había los estremos de ahora, ni las invenciones de los salitres, ni nieves, ni los pozos, ni sótanos.»
"espíritus"
Esencias.
"la región sabea"
Por sus perfumes era famosa Saba, ciudad de Arabia.
"En un hombre de diamantes"
Una figurita con forma de hombre y cubierta de diamantes era el soporte de lujosos mondadientes de oro en forma de flechas (Millares). Zabaleta, citado por Barry, escribe que algunas damas llevaban «al lado del corazón colgado un mondadientes de oro». Indudablemente tan lujosos mondadientes habían de quitar toda preeminencia a los pobres y vulgares palillos de sauce, junco o mimbre. A fin de cuentas si los dientes eran perlas, los mondadientes no podían ser pajas.
"en folla"
«Lance de torneo que se executa después de haver torneado cada uno con el mantenedor, dividiéndose en dos quadrillas, y arremetiendo unos contra otros (...) sin orden ni concierto (...). Significa también junta y mezcla de muchas cosas diversas, sin orden ni concierto, sino mezcladas y entretexidas con locura: y ahora se toma por un divertimiento en que se executan varias habilidades» (DA).
"desde conformes distancias"
Desde sus distancias respectivas.
"a suspender las esferas"
«A admirar a los cielos, suspendiéndolos en éxtasis.»
"pusiese fin a la fiesta"
El relato que acaba de hacer don García constituye uno de los momentos más brillantes de la obra, señalado por la crítica unánimemente. Fino comentario es el de Á. Valbuena Prat, para quien «la cena del Sotillo (...) es una maravilla de composición Es curioso que en todos los elementos de la descripción aparece el número cuatro, con sus divisores y múltiplos y una alineación “cuadrada” también, junto a finísimos y cuidados detalles». La mesa es «cuadrada», aparadores hay cuatro puestos en cuadro, cuatro son los coros, veinte y cuatro antorchas alumbran la escena, cuatro voces cantan en la cuarta tienda, se sirven treinta y dos platos. «Merece la pena habernos fijado en esta meditada composición de un detalle como un romance descriptivo, en donde tanto dejaban correr la improvisación Lope y sus discípulos» (Historia de la literatura española, vol. III, Barcelona, G. Gili, 1982, 9ª ed. ampliada y puesta al día por A. Prieto, pp 626-627)
"estribo"
El estribo es, aquí, el asiento del coche junto a la portezuela. Cuando Alarcón iba en él apenas se le veía asomar más que la cabeza, según comentario en befa de Lope. Vid. nota al v. 711 de LPO.
[Escena 8]
"primer móvil"
Vid. v. 470 de LPO y nota correspondiente.
"perulero"
«El que ha venido desde el reino del Perú a España» (DA).
"La fábula"
La comidilla.
"si la flor te entrevan"
Entrevan es término muy usado en el argot de germanía, y venía a significar, en contextos
como éste, «darte cuenta, comprender, descubrir»:
Habla nueva germanía
porque no sea descornado;
que la otra era muy vieja
y la entrevan los villanos.
(Romancero General,
BAE, c. XVI, núm. 1764.)
Rodríguez Marín , en su edición del Rinconcete y Cortadillo (Madrid, 1920, p.381)
comenta «entrevan» se usaba mucho «en la frase entrevarle a uno la flor, que equivale
a conocerse la fullería que hace en los naipes u otro cualquier engaño que usa» (cifr.
Reyes).
En este pasaje tiene el sentido de «si te conocen la maña», muy semejante al de otro
de Guzmán de Alfarache (I, III, V): «y el que nueva flor entrevare, la manifieste
a la pobreza, para que se entienda y sepa, siendo los tales bienes comunes» (cifr.
J. L. Alonso Hérnandez, Léxico del marginalismo del Siglo de Oro, Salamanca, 1977).
"el número aumenta"
Opina Juliá que pudiera ser reminiscencia de Horacio: Nos numerus sumus, et fruges consumere nati (epístola II, lib. I, v. 27), y aporta un pasaje similar de El diablo cojuelo (tranco I): «Nacisteis para número de los demás y para pescador de los estanques de los corrales.»
"uno, por ganar nombre"
Alusión a Eróstrato, pastor de Éfeso que, deseando cobrar fama por algún hecho memorable, incendió el templo de Artemisa en Éfeso, una de las siete maravillas del mundo.
[Escena 9]
"salen JACINTA e ISABEL, con mantos"
De nuevo cambia, tras el vacío de escena, el lugar de la acción, que ahora es una sala en casa de don Sancho. Los mantos indican que las mujeres acaban de llegar de la calle, y todavía no han tenido tiempo de desprenderse de esa ropa de abrigo.
"se viniese a deshacer"
El concierto de las bodas, se sobreentiende.
"licencias de marido"
Un pretendiente con atribuciones de marido. Aporta Reyes un pasaje similar de Los
favores del mundo, I, 17:
A quien nunca fue admitido,
pretendiente ni galán,
decid: ¿qué leyes le dan
las licencias de marido?
[Escena 10]
"hábito"
Como veremos más adelante (v. 2825), don Juan pretende ingresar en la Orden Militar de Calatrava, que junto a las de Santiago y Alcántara componían las grandes órdenes españolas, fundadas en el siglo XII siguiendo el ejemplo de los caballeros templarios, con la misión de ayudar a los reyes cristianos de la península en la cruzada de reconquista. En recompensa por sus éxitos militares recibieron dominios con derechos jurisdiccionales en inmensos territorios, especialmente en Andalucía y Extremadura. Desde la caída de Granada, sin embargo, las Órdenes perdieron su función bélico-religiosa primitiva, y constituyeron además un peligro para la Corona, dados la riqueza y el poder que les conferían sus estados independientes de aquélla. Con los Reyes Católicos las Órdenes pasaron a control real, pero fue la bula de Adriano VI, en 1523, la que ratificó la incorporación perpetua de las órdenes a la Corona.Sufren entonces las órdenes una adaptación a los nuevos tiempos que les permiten continuar siendo un elemento fundamental de la sociedad hispánica, como fuente importantísima de rentas para la Corona (por las tierras y derechos que suponen, además de por la venta de los hábitos), y como institución en que cristalizan los ideales nobiliarios del XVII. Al pasar a la Corona, ésta dispone de la facultad de otorgar encomiendas y hábitos y enriquecer así su capacidad de patronazgo. Las encomiendas, en que se dividían las órdenes, eran señoríos territoriales con importantes rentas (a principios del XVII, la de Calatrava tenía 51 encomiendas, 32 de las cuales rentaban entre 1000 y 3000 ducados anuales, 6 estaban por debajo y 13 por arriba), por lo que resultaban codiciadísimas, y así le desea don Beltrán a don Juan que llegue a gozar «una rica encomienda / de la Cruz de Calatrava» (v. 2825), y cuando se producía una vacante aspiraban a ella los linajes de mayor prestigio, tanto títulos como segundones de los grandes de España o incluso miembros de la familia real, incluido el heredero de la Corona, de manera que las encomiendas parecen claramente reservadas a la alta nobleza, aunque siempre cabía la posibilidad de que un caballero que tuviera concedido el hábito tuviera la suerte de lograr una encomienda, pero era una posibilidad excepcional.Otra cosa eran los hábitos. A principios del XVII los caballeros con alguno de los tres hábitos eran, en toda España, cerca de un millar. El hábito no proporcionaba más ingreso que un irrisorio real al día. Y sin embargo las solicitudes de hábitos —con los costosos procesos de obtención que suponían— proliferaban. La razón es que el hábito garantizaba la pureza de sangre y la nobleza de quien lo obtenía, por lo que suponía una operación de prestigio el obtenerlo, pero a la vez, y en la medida en que la limpieza de sangre era estrictamente exigida para el desempeño de los grandes cargos suponía el hábito un paso importante para aspirar a ellos. Las órdenes cambian así de función, en el XVII: «Su oficio es conservar a España su nobleza; acrisolar la pureza de las familias; calificar legíticamente las personas; distinguir el principal del plebeyo, y el lustroso del mecánico» (introducción de Gerónimo Mascareñas a su edición de los estatutos de la Orden de Calatrava, Madrid, 1661). De ahí la enorme presión de la nobleza media por obtener el hábito con la cruz en el pecho, pues éste ponía automáticamente a su posesor así como a su familia y descendientes fuera de toda sospecha de impureza. En la época de la comedia, esto es, la de Felipe III todavía, las condiciones para obtener un hábito eran muy estrictas: debía demostrarse una ascendencia libre de todo rasgo, por remoto que fuera, de sangre judía o mora, en padres y abuelos; no tener víctimas de la Inquisición entre los ascendentes, ni personas que hubieran ejercido oficios viles (manuales); el propio aspirante debía ser hijo legítimo. Las pruebas eran costosas y largas, con amplios datos documentales, numerosos testigos y gastos substanciosos: de ahí los «impedimentos del hábito» de que habla el texto, que al final de la comedia serán superados. Se atascaban los expedientes en el Consejo de las Órdenes, hasta el punto de que en 1603 había cincuenta y cuatro concesiones detenidas, como ésta de don Juan (v. 982). En el reinado de Felipe IV, y bajo el mandato del conde-duque, las cosas cambiaron radicalmente: se amplió mucho la venta real de hábitos, se relajaron las pruebas, se fomento indirectamente la compra de testigos, se multiplicaron las excepciones por dispensa de determinados requisitos (sobre todo el de la nobleza del aspirante o el del nacimiento legítimo). «Con el paso del tiempo las órdenes se revelaron como una quimera. Se trataba de órganos religiosos que no tenían mayores obligaciones religiosas que cualquier otra institución secular. Profesaban propósitos militares y no querían combatir ni siquiera en defensa de su país en momentos de peligro nacional. Y además se consideraban árbitros de lo socialmente aceptable e ignoraban incluso sus propios criterios para juzgarla» (L. P. Wright, «Las órdenes militares en la sociedad española de los siglos XVI y XVII», en J. H. Elliot (ed.), Poder y Sociedad en la España de los Austrias, Barcelona, Critica, 1982).
"el perro del hortelano"
«Que ni come las berzas ni las deja comer al amo», dice el refrán con el que se reprende al que no aprovecha para sí lo que tampoco deja aprovechar al prójimo. Lope de Vega convirtió el refrán en una pieza maestra de la comedia barroca, El perro del hortelano, de hacia 1613 y, por tanto, anterior a esta comedia.
[Escena 11]
"cuadra"
«La sala o pieza de la casa (...) llámase así por ser regularmente cuadrada» (DA).
Acto II
[Escena 1N
XNota del editor
"Escena 1"
El lugar de la acción: sala en casa de don Beltrán.
]
"Escena 1"
El lugar de la acción: sala en casa de don Beltrán.
"en cuerpo"
Don García sale «en cuerpo», esto es «sin capa ni otra cobertura más que el sayo» (Covarrubias).
"La fuerza de una ocasión me hace exceder del orden de mi estado"
La importancia del caso justifica que abandone la discreción propia de mi condición social.
"su padre es viudo y es viejo"
Curioso mérito éste, en verdad.
"dos mil ducados de renta"
Una tercera parte de la renta de doña Ana, la protagonista de LPO. Véase a estos efectos nuestra nota al V. 147 de LPO. Hay pues una desigualdad económica y social entre don García (véase nota al v. 39) y doña Lucrecia, y probablemente también respecto a doña Jacinta, lo cual explicaría la arrogancia y la seguridad (vv. 897 ss.) con que don Beltrán propone a ésta el trato de bodas (I, 9) y las frases con que ella admite «lo que gano / en la mano que me dais» (vv. 911-912).
"Luna es su padre"
El origen del linaje de los Luna, uno de los más ilustres de Aragón, parece relacionarse con la conquista de Luna (provincia de Zaragoza) en tiempos de Sancho Ramírez (hacia 1094) el cual cedería el señorío de la villa al ricohombre don Bolcallá, quien tomó de ello el apellido para su linaje. De su primogénito Ferrench descienden los señores y condes de Luna. El condado pasó a la Corona de Aragón, que lo cedió a finales del XV a Juan de Aragón, hijo natural del conde de Ribagorça. Del segundo hijo de don Bolcallá, Martín, derivan los Martínez de Luna, familia prestigiada en Aragón y Castilla por varios militares de importante influencia en la historia de estos reinos. A la casa de Luna perteneció el famoso Papa Luna, Benedicto XIII, y el no menos famoso don Álvaro de Luna, privado de Juan II de Castilla, además de otros grandes señores que ejercieron de alféreces mayores de la Corona de Aragón, virreyes de Aragón y Cataluña, comendadores de Montalbán, condes de Morata del Jalón...En tiempos de Felipe III, a la rama castellana se le otorgó el condado de Fuentidueña en la persona de don Álvaro de Luna y Sarmiento. Una rama de los Luna pasó al Nuevo Mundo, donde generaría en Méjico y en el siglo XVIII el título de condes de Ciria.
"y fue Mendoza su madre"
Sobre Alarcón y el apellido Mendoza vid. nota al v. 37 de LPO.
"A la Vitoria"
Vid. n. v. 578.
[Escena 2]
[Escena 3]
La ermita de San Blas, en el alto de Atocha. Era lugar de recreo pero también de desafíos. El del acto II, 2, tiene lugar en la calleja de San Blas (Reyes). Barry recuerda, sobre San Blas, El hechizado por fuerza, de Antonio de Zamora.
[Escena 4]
"los trucos"
Es el precedente del billar. Se jugaba sobre «una mesa grande guarnecida de paño muy tirante, sin ninguna arruga ni tropezón; está cercada de unos listones y de trecho en trecho unas ventanillas por donde pueden caber las bolas y una puente de hierro» (Covarrubias). Había diversas maneras de jugar a los trucos, y el DA detalla dos en concreto.
[Escena 5]
[Escena 6]
[Escena 7]
"Ya los caballos están"
Reyes ha recordado la semejanza de estos versos con aquellos de Los comendadores de
Córdoba (anterior a 1604 y, por tanto, a LVS):
Entrad: veréis cuál están,
de española furia llenos,
un bayo y un alazán
desempedrando el zaguán
y jabonando los frenos.
(Ed. de Menéndez Pelayo, en la RAE, Vol. XI, p. 262a.)
"el overo"
«Lo que es de color de huevo. Aplícase regularmente al caballo» (DA).
"el bayo"
«Color dorado baxo, que tira a blanco, y es mui ordinario en los caballos» (DA).
[Escena 8N
XNota del editor
"Escena 8"
El lugar de la acción se traslada a la casa de don Sancho.
]
"Escena 8"
El lugar de la acción se traslada a la casa de don Sancho.
[Escena 9N
XNota del editor
"Escena 9"
De nuevo vacío escénico y de nuevo cambio de lugar dramático, ahora al paseo de Atocha,
que conducía de la puerta de Atocha hasta el convento de Atocha, continuando extramuros
la que aún hoy es calle de Atocha.
]
"Escena 9"
De nuevo vacío escénico y de nuevo cambio de lugar dramático, ahora al paseo de Atocha, que conducía de la puerta de Atocha hasta el convento de Atocha, continuando extramuros la que aún hoy es calle de Atocha.
"Téngome por hijo vuestro"
Estas preguntas y respuestas recuerdan a las de El tejedor de Segovia (I, 14), obra
en la que el marqués pregunta a su depravado hijo, el conde don Juan:
¿Vos sabéis
que sois señor?
A lo cual contesta el conde:
Sé a lo menos
que vos los sois, y que soy
vuestro hijo y heredero.
Y replica entonces el marqués:
Pues no, no está en heredarlo,
sino en obrar bien, el serlo;
que desto sólo resulta
la estimación o el desprecio.
"¿Quién dio principio a las casas"
Esta idea se repite con igual fuerza en La crueldad por el honor (I, 12):
¿Quién, pues fueron autores
de las casas que hoy mira
el sol en cuanto gira
llenas de resplandores,
sino los claros hechos
de sus primeros valerosos pechos?
"paternas armas"
«Las insignias del linaje y casa, por que se ponían en el escudo del que las ganaba por sus hazañas» (Covarrubias).
"no sirven altos abuelos"
El razonamiento de don Beltrán a su hijo se corresponde bien con la filosofía moral alarconiana, en la que se insiste mucho en que la nobleza heredada debe ser justificada por medio de las obras y los méritos adquiridos, en que los blasones fueron ganados por los primeros antepasados, y en que los actos degradantes deshonran al noble por alto que sea su linaje. Estas ideas aparecen expresadas en diversas obras alarconianas: El tejedor de Segovia (I, 14), La crueldad por el honor (I, 12), La cueva de Salamanca (I, 15), Los empeños de un engaño (III; 3), Los favores del mundo (I, 9)..., de las que C. O. Brenes (op. cit., pp. 117-119) va entresacando oportunas citas, aunque saca de ellas conclusiones unilaterales.
"este es otro mundo"
La Corte es otro mundo, diferente al más licencioso y universitario de Salamanca.
"un rey tan santo y perfeto"
Alusión a Felipe III, a menudo calificado como «el Santo», que sitúa la escritura de la comedia antes del 31 de marzo de 1621 en que murió el rey dado aquí como vivo.
"títulos y caballeros"
Sobre estos tres grados de la nobleza vid. nuestra nota al v. 147 de LPO. Covarrubias los define así: «Grande es título de gran honor que sobrepuja a los demás títulos de condes, duques y marqueses y tiene grandes preminencias, entre otras se cubre delante del rey y se sienta delante dél en el banco que llaman de grandes. Título es renombre que se da a los señores que llamamos titulados o de título como duque, conde, marqués. Caballero no se dirá absolutamente el que anda a caballo, sino por ser escogido para la orden de caballería que consta de hombres escogidos cada uno entre mil.» En la época de la comedia había alrededor de 25 títulos de grandes y 142 de titulados (algunos concentrados en una misma persona), que componían la flor y nata de la nobleza española, frente a la clase media nobiliaria que eran los caballeros e hidalgos.
"sofrenada"
Reprimenda.
"Pacheco"
El ilustre linaje de los Pacheco procedía de Portugal, y se estableció en Castilla tras la victoria de Enrique Trastámara sobre Pedro el Cruel. Entre sus posesiones estaban los señoríos de Béjar y Belmonte, y llegaron a detentar el poderosísimo marquesado de Villena. En la época de Alarcón son varios los personajes de relieve de este linaje, a los que podía interesar homenajear Alarcón. Uno de ellos es don Andrés Pacheco, fue cardenal arzobispo de Toledo en nombre del archiduque Alberto, y Felipe III le ofreció las sedes episcopales de Burgos, Santiago, Sevilla y Toledo, que él rechazó, aceptando en cambio la diócesis de Cuenca y el nombramiento, en 1622, de inquisidor general y patriarca de las Indias occidentales. El otro, don Rodrigo Pacheco y Osorio, fue marqués de Cerralbo y virrey de Nueva España durante once años, entre 1624 y 1635.
"alcuña"
El linaje, la alcurnia.
"mayorazgo"
Vid. nota v. 80.
"Faetón"
Faetón cayó con el carro del sol en el Erídano, o río Po. Vid. LPO, v. 1248.
"Júzguelo un pecho de bronce"
«Considere quienquiera que sea, incluso el corazón más endurecido, si me fue forzoso cegar de amores y seguirla.»
"por negarle el rostro"
«Le abrazó para que no le viera el rostro, todo sofocado, hasta que le volvieran los colores habituales.»
"a dar comenzó las doce"
Juliá recuerda que en Lo cierto por lo dudoso, de Lope, también el reloj denuncia la presencia de don Enrique, oculto entre los árboles. La comedia de Lope es de cronología indefinida, según Morley y Bruerton, y oscila posiblemente entre 1620 y 1624.
"Oyolo don Pedro"
Recuerda Reyes a propósito de esta escena el bello romance del «Adúltero castigado»,
en que los adúlteros son interrumpidos por el marido, quien, ante el intento de disimular
de ella, pregunta:
¿Cúyo es aquel caballo
que allá bajo relinchó?
Y se sigue el siguiente cruce de respuestas y preguntas:
—Señor, era de mi padre,
y enviólo para vos,
—¿Cúya es aquella lanza
que están en el corredor?
—Señor, eran de mi hermano,
y hoy vos las envió.
—¿Cúya es aquella lanza
que desde aquí la veo yo?
—Tomadla, conde, tomadla.
Matadme con ella vos.
Que aquesta suerte, buen conde,
bien os la merezco yo.
(Romancero General, vol. I, núm. 298, p. 161, BAE, X.)
"una pistola"
Según Vallejo (selección hecha para la Biblioteca Literaria del Estudiante, tomo XII, Madrid, 1926) no era esta pistola de faltriquera arma apropiada para un caballero, y menos en ciudad, donde estaba prohibido su uso por una pragmática de 1598. Debe entenderse que si Alarcón hace uso de ella es para aumentar el efecto cómico de todo este improvisado y embustero discurso.
"los breves volantes orbes"
Los perdigones o balines.
"la alcayata de la aldaba"
La alcayata es «clavo de un solo gancho en forma de semicírculo» (DA) del que, probablemente, estaba colgada la aldaba de llamar a la puerta.
"los tiros del estoque"
«Los pendientes de que cuelga la espada, por estar tirantes» (Covarrubias).
"darme a partido"
«Inclinarme de su parte, rendirme.»
[Escena 10]
[Escena 11]
"esposa"
Significa, aquí, prometida.
[Escena 12]
[Escena 13]
"las matadoras"
Según Frenck las dos primas son llamadas «matadoras» por hermosas a la vez que —por medio de una dilogía— como cartas principales (se llaman matadoras) de una quinta del mismo palo.
"el Carmen"
La calle de este nombre existe todavía con tal nombre y comunicaba la Puerta del Sol con la plaza de San Jacinto. En ella estaba situado el convento de los Carmelitas. Claro que también podía referirse a la muy cercana y recoleta plaza del Carmen.
"Alcides"
Es uno de los sobrenombres de Hércules. Millares lo documenta en El tejedor de Segovia (vv. 1928 y 2140), Los pechos privilegiados (v. 1665) y El examen de maridos (v. 2822).
"por herencia el valor"
Recuérdese lo dicho en la Introducción (III, 2, 1) acerca de la dialéctica costumbre-naturaleza
o sangre, a propósito de Don Domingo de don Blas:
...No la naturaleza
en quien principio halló vuestra nobleza
se rinda a la costumbre advenediza.
[Escena 14]
[Escena 15]
[Escena 16]
"Tú eres dueño de la historia"
«A ti te importa este asunto.»
"embarrador"
«El que no procede con lisura en los negocios, y los maneja con doblez y trato engañoso, haciendo, como se suele decir, a dos manos» (DA).
"que sin eclipse sois Luna"
Vid. nota al v. 581.
"sois Mendoza sin Martes"
Así se lee en la edición de 1630; la de 1634, por errata, lee «mundaça». Tras llamar
«luna» a Lucrecia Luna, con lo que suscita en la imaginación el «lunes», día de la
luna, éste arrastra la asociación de los martes, días de mal agüero, y éstos a su
vez arrastran la de Mendoza, linaje tenido por de mal agüero. «Algunas familias están
notadas de tener ciertos agüeros» (Covarrubias). A los Mendoza se les atribuía especialmente
el de la sal. Quevedo, en el Libro de todas las cosas y otras muchas más escribe:
«Si se te derrama el salero y no eres Mendoza, véngate del agüero y cómetelo en los
manjares», y Rojas Zorrilla, en La hermosura y la desdicha:
¿Eres tú Mendoza acaso,
que si la sal se derrama,
se está aquel día en la cama,
sin salir de casa un paso?
Millares aún aduce un testimonio del Quijote en el mismo sentido. En definitiva, una «Mendoza sin martes», era una Mendoza sin el lastre del gafe o mal agüero.
"doblones"
Vid. nota al v. 2609 de LPO.
"seré casado en Turquía"
«Incluso en el sitio más remoto y menos comprobable.» Vid. otra alusión a Turquía como referencia remota en el v. 373 de LPO.
"las fábulas de Ovidio"
Se refiere, sin duda, a los muy divulgados y conocidos relatos de las Metamorfosis, que narran las transformaciones, prodigios y maravillas de la mitología. Recuerda Juliá, a este propósito, que en 1609 se imprimió en Burgos la versión de las Metamorfosis hecha por Antonio Pérez Sigles.
Acto III
[Escena 1N
XNota del editor
"Escena 1"
La acción en casa de don Sancho, al día siguiente, por la mañana.
]
"Escena 1"
La acción en casa de don Sancho, al día siguiente, por la mañana.
"es muy bien nacido"
Vid. nota en los vv. 17-18.
"brujulea"
«Espía, acecha, mira como por brújula.»
"de tu aljaba"
«De tu cosecha, como cosa tuya.»
"la Madalena"
El convento de religiosas agustinas de la Magdalena, de la calle de Atocha, fundado en 1569 y que hoy no existe ya, pues fue demolido en 1836. Estaba en el centro de un Madrid muy literario, el de las calles de Atocha y la Magdalena, muy cerca de los corrales y enfrente de la iglesia de San Sebastián, donde yacen los restos de Alarcón, y donde está registrada —en bautizos, bodas o muertes— buena parte de la nómina de escritores del barroco cortesano.
[Escena 2N
XNota del editor
"Escena 2"
Tras el vacío escénico se reanuda la acción en casa de don Beltrán.
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"Escena 2"
Tras el vacío escénico se reanuda la acción en casa de don Beltrán.
"No es nueva esa condición"
No eran nada infrecuentes este tipo de cláusulas testamentarias, pero se referían siempre al linaje, no al nombre, pues trataban de perpetuar el vínculo de un apellido a un título o a un mayorazgo, el heredero de los cuales había de asumir junto a la herencia el apellido.
[Escena 3]
"Lucrecia"
Alusión a la romana Lucrecia, esposa de Tarquino Colatino, que se suicidó después de sufrir el ultraje del último rey romano, Tarquino el Soberbio (Millares).
"aquel epigrama"
Libro II, epigrama IX, también citado en Don Domingo de don Blas. Otro epigrama de Marcial se cita en LPO, vv. 1314-1316.
"cordel"
«Las cuerdas que aprietan a los que ponen quistión de tormento. Apretar los cordeles es necesitar a uno a que confiese lo que le está bien negar» (Covarrubias).
"Virgilio dice que Dido"
La historia de los amores de Dido y Eneas la canta Virgilio en la Eneida, y el pasaje concreto aludido es I, 5, 659: Donisgue furentem incendant reginam.
"diamantes labran diamantes"
Debieron ser aplaudidos por el público estos versos, pues los encontramos repetidos, como apunta Millares, en La amistad castigada, vv. 1142-1143.
"le quebraron brazo o pierna"
Quebrar brazo o pierna era suplicio aplicado a grandes criminales.
[Escena 4N
XNota del editor
"Escena 4"
La acción se traslada, la tarde del mismo día y tras el vacío escénico, al claustro
del convento de la Magdalena, comunicado por puerta con la iglesia.
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"Escena 4"
La acción se traslada, la tarde del mismo día y tras el vacío escénico, al claustro del convento de la Magdalena, comunicado por puerta con la iglesia.
[Escena 5]
"Mañana os vestís de nuevo"
Alusión a las «albricias» que era costumbre dar por una buena noticia, y que solían consistir en vestidos, cadenas de oro, anillos, etc. (Millares).
[Escena 6]
"en la iglesia hubo de ser"
El delincuente, una vez cometido el asesinato, corría a retraerse (como se dice en seguida) a la iglesia, donde gozaba del derecho de asilo y la justicia no podía detenerlo.
"os trajo a la Madalena"
Ejemplo y patrona de las pecadoras arrepentidas fue María Magdalena, y su invocación regía el convento madrileño.
"si en ella el delito hacéis"
El derecho de asilo no protegía a quien delinquiese dentro de la misma iglesia.
"Por puntos"
«A menudo.»
[Escena 7]